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Opinión
Lic. Silvana ZIVELONGHI Gerente de Operaciones en OCCHIPINTI, Profesora Adjunta de Teoría de la Decisión en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA
¿Serías capaz de asegurar que siempre tomaste y tomas buenas decisiones? ¿Serías capaz de apostar que nunca esperaste demasiado o te anticipaste sin sentido? En la escuela nos enseñan a calcular el volumen de un prisma, pero no a establecer objetivos considerando su conflicto. La velocidad de los cambios que se suceden en el mundo, los elevados niveles de incertidumbre y la aparición de sucesos inesperados, esos cisnes negros que nunca pensamos ver, son una alerta que nos advierte la relevancia que tiene el saber decidir. El hombre, desde su origen hasta hoy, ha construido su historia sobre la base de millones de decisiones, algunas intrascendentes y otras regis-
Somos lo que decidimos tradas en los libros para la eternidad. Muchas exitosas y otras tantas, fracasos gigantescos. En el año 2020, el World Economic Forum publicó las 10 habilidades laborales para 2025. Clasificadas en cuatro categorías: capacidad para resolver problemas, autogestión, trabajo en equipo, uso y desarrollo de tecnología. La mitad de las 10 habilidades se relacionan con la capacidad de decidir, y particularmente el pensamiento crítico y la resolución de problemas, encabezan la lista de las habilidades que los empleadores creen que crecerán en importancia en los próximos cinco años (www.weforum. org). En Argentina, el desafío es grande. Una reciente investigación realizada en la Universidad de Buenos Aires con decisores de nivel directivo y gerencial medio y alto, con un rol activo en estos procesos, calcula que el nivel de aplicación de herramientas de evaluación de alternativas y detección de sesgos tiene una media de 5.41 puntos, en una escala de 1 a 10. Un desempeño pobre que ofrece muchas oportunidades de mejora. Decidir es elegir una alternativa entre
Desafío Exportar | Noviembre 2023
varias para lograr las metas deseadas. Es un proceso deliberado y reflexivo que pretende modificar el devenir de las cosas e intervenir en el universo. Toda decisión implica una elección, pero no toda elección es una decisión. Pienso, decido y luego actúo. Es el orden del proceso. Cuando primero decido, y después busco argumentos que validen mi elección, o le pido una opinión a quien no me va a contradecir, invierto el orden del proceso, y asumo consciente o inconscientemente un riesgo, evitable, inherente al proceso, además del riesgo inevitable asociado al resultado que se producirá en un futuro incierto. El desarrollo de un proceso decisorio racional considera entonces las instancias de reflexión y deliberación que realiza una persona para elegir un curso de acción determinado. Esa es la esencia de la racionalidad, derivada de razón, razonar. Importa el procedimiento que se lleva a cabo para decidir. Luego, la acción es una consecuencia directa de dicho procedimiento. No hay decisión sin acción, y el decisor acepta que toda decisión implica un riesgo por-