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Un plan Kansas City para Argentina?

Alejandro ARROYO WELBERS

CEO SOUTHMARK LOGISTICS S.A.

Director Maestría en Global Supply Chain - ITBA.

Argentina requiere de instancias superadoras de largo plazo, y no recurrir constantemente a tapar baches cortoplacistas de dudosa eficacia. Por ejemplo podríamos mencionar el examen que le van a tomar a 40.000 empleados públicos para ver cuál es su grado de preparación o idoneidad para el cargo que ocupan. ¿O acaso alguien tiene duda del resultado de esa evaluación cuando para entrar al Estado sólo hace falta ser amigo o pariente de alguien? Desde el oficialismo aclaran que serán máquinas las que evalúen los resultados, quedando al margen cualquier tipo de subjetividad o influencia político-partidaria. Pues bien, una máquina lectora de resultados es a base de un sistema de “multiple-choice”, y si algo me queda claro es que cuando el evaluador quiere bajar la vara de la exigencia recurre a un “multiplechoice” en donde el evaluado, ya sea por deducción o por suerte, más o menos va avanzando en su evaluación y así obtener resultados mínimamente decentes.

¿Y qué sería una instancia superadora desde el Estado en este caso? Pues bien, primero habría que pensar en el largo plazo. Para ello podríamos, de repente, pensar en el modelo francés de la “EAN” o Escuela Nacional de Administración, de donde han egresado varios presidentes de la nación gala tales como Emmanuel Macron, Francois Hollande, Jacques Delors (ex Presidente de la Comisión Europea), Michel Rocard, o Dominique de Villepin. ¿O por qué no pensar en un “Institut d’Études Politiques de Paris”, más comúnmente conocida como Sciences Po?, de donde egresaron ni más ni menos que los presidentes Francois Mitterrand y Jacques Chirac. Dicho sea de paso, sus estudiantes de grado y posgrado eligen hoy venir a la Argentina en programas de intercambio. Eso sí sería una instancia superadora para la formación de futuros cuadros de calidad en el Estado a largo plazo, formando profesionales en grado y posgrado y de nivel internacional. A uno le podrá gustar o no las políticas públicas de estas personalidades, pero resulta más que claro que han sido y son gente brillante. Algo como hace hoy el ISEN o Instituto del Servicio Exterior de la Nación, en donde es difícil ingresar y exigente cursar. Si bien sus programas debieran ser aggiornados a las actuales tendencias económicas y comerciales del mundo (es decir menos ciencia política y más ciencias económicas), no hay duda que de allí ha egresado gente muy capaz.

Me consta porque he tratado gente muy bien formada y bien intencionada que, debido a la miopía dirigencial política argentina (léase de un muy mediocre nivel) no han tenido más remedio que permanecer en las sombras por largo tiempo y hacer literalmente la plancha.

No hay otro lugar del Estado que forme gente ni planifique a largo plazo. Usted, mi estimado lector, me podría perfectamente decir que la política exterior argentina ha sido un péndulo permanente entre lo ridículo y lo absurdo, un sinsentido continuo, toda vez que Argentina debiera ser hoy un país comparable con Australia o Canadá, países en los cuales tuve el privilegio de vivir, trabajar y estudiar. Pero es justamente el bajo nivel de formación de la política argentina que ha dominado al Servicio Exterior de la Nación y ha transformado a muchos embajadores y diplomáticos, en expertos en protocolo o en ávidos defensores de causas antioccidentales y contrarias a nuestros valores.

Entonces, ¿por qué no empezar a planificar un futuro a largo plazo con un ENA, un Sciences Po, o un ISEN que exija calidad, compromiso, profesionalismo y ética?

Mientras tanto, tomen todos los multiple-choice que quieran, total nada va a cambiar la mediocridad dirigencial actual. Que cambien a la AFIP por el ARCA en nada va a cambiar la realidad impositiva opresora que sufre la gente y la industria que intenta ganar productividad no para proyectarse al exterior, sino simplemente para mantenerse a flote!

Ahora bien, qué sucedería si llevamos a instancias superadoras otras áreas en donde nuestro país tiene enormes ventajas comparativas pero que, justamente por el bajo nivel dirigencial y su recurrente cortoplacismo, siguen siendo áreas de potencial que nunca terminan realmente de despegar.

Tomemos la minería convencional por ejemplo. El PDAC (Prospectors and Developers Asso- ciation of Canada) que se celebra en Toronto todos los años es una ventana única de oportunidad para mostrar y vender la minería argentina, toda vez que representa posiblemente el evento más importante a nivel global, a donde las grandes empresas presentan sus proyectos en busca de socios estratégicos, inversores, proveedores, y por supuesto, generar valor de marca.

He asistido en numerosas ocasiones a este evento que se celebra siempre a principios de marzo, y en donde nuestro país tiene un pabellón, al igual que Chile, Perú (países de clase mundial en minería), Brasil, Colombia etc. Las conferencias que brinda la delegación argentina resultan ser siempre una muestra de lo que es nuestro país: desorganización, improvisación, funcionarios que no hablan una gota de inglés, muchas veces se comienza a destiempo, interlocutores de bajo prestigio, menos sillas de las que se requieren, problemas de sonido, en fin. Si a eso le sumamos que en el pabellón del país asiste realmente poca gente comparado con el de nuestros vecinos – salvo cuando reparten empanadas – habla a las claras de esa falta de instancias superadoras. Si Chile exportó en el 2023 más de USD 50 Billones en cátodos y concentrados de cobre y nosotros no llegamos a los USD 4 Billones con toda la minería junta, hay algo que funciona muy, pero muy mal en Argentina. Todo tiene una historia y un por qué, por supuesto. Sin ánimo de mirar hacia atrás y criticar lo no realizado hasta la fecha, propongo profesionalizar los cuadros de los funcionarios públicos de la minería en Argentina y de esa manera, intentar profesionalizar la gestión integral del sector.

¿Profesionalizarlos en qué? En la necesidad de ser creíbles, en la creación de condiciones necesarias para que fluya la inversión directa extranjera, regional y nacional en minería. Un proyecto minero en el país depende al menos en un 50% de la infraestructura logística, o mejor dicho de la inexistencia de la misma. FFCC, rutas, caminos, puentes, pasos fronterizos, terminales portuarias oceánicas y fluviales, vías navegables, terminales de carga aérea, energía, ductos, etc. En la enorme mayoría de estas variables estamos ya hace rato en caída libre. Ahora se habla de privatizar el

FFCC Belgrano, posiblemente la red de mayor extensión y trazado estratégico del país. Pues bien, de nada sirve hacer anuncios que no se puedan materializar, toda vez que Argentina sigue siendo uno de los países más cerrados del planeta. No hay FFCC en el mundo que genere ganancias o sea atractivo para la inversión transportando el 99% de su carga en granos y materiales de construcción.

Recordarán seguramente los años de “vivir con lo nuestro”, ¿verdad? Por el contrario, existe amplia evidencia internacional de que los FFCC exitosos en el mundo son aquellos que operan en países con un amplio grado de apertura de su economía y que transportan aproximadamente un 60% de cargas unitizadas, léase contenedores, automóviles, bobinas de acero, tubos para la industria del oil & gas, planchas de cobre y acero, neumáticos para vehículos de carga, manufacturas de madera, productos petroquímicos, crudo, naftas, etc. No me malentiendan, el FFCC es clave para las economías regionales, pero no pueden ser su único mercado y mucho menos en un país que reniega desde hace décadas del mercado internacional.

Si Argentina y el MERCOSUR comenzaran a abrirse de manera inteligente al mundo y así generar masa crítica y volumen de negocios, resultaría muy probable que toda el área de infraestructura logística se transforme en un imán para la inversión. ¿Por qué? Muy sencillo, porque la demanda excede ampliamente la oferta y la oferta exportable argentina al igual que el sector importador requiere de una logística mucho más eficiente que el actual modelo camión-dependiente . Dicho esto, ¿por qué no pensar en un Plan Kansas City para realizar presentaciones oficiales sobre el potencial ferroviario nacional en vistas a dicho exceso de demanda y a una potencial apertura de la economía?

CPKC representa al Canadian Pacific Kansas City Railway, extensión de más de 20.000 millas que nace a partir de la alianza de estas dos empresas (KC y CP) que cubren Canadá (2do país más extenso del mudo) de este a oeste y recorre toda una extensión central en los EEUU hasta llegar a varias terminales marítimas en el Golfo de México y adentrarse hasta los puertos de Tampico y Lázaro Cárdenas en México. A lo largo del trayecto uno puede identificar un buen número de Terminales Intermodales que hacen las veces de zonas primarias aduaneras desde donde uno puede planificar la logística de abastecimiento de entrada o salida de EEUU, Canadá y México (USMCA) desde y hacia los mercados globales.

Todo esto genera riqueza, empleo, inversión, innovación, excelencia operacional, y por sobre todas las cosas, una mayor productividad, competitividad e inserción internacional para las industrias de la región.

El Canadian National une Halifax, NS con Vancouver, BC luego de recorrer 6400 km y circula por el centro de los EEUU hasta llegar al puerto de New Orleans y ofrecer gran cantidad de terminales intermodales a lo largo de sus más de 32.000 km de extensión.

Instancia superadora sería entonces, diseñar un Plan Kansas City y Toronto para promocionar un plan de desarrollo de inversiones en el sector ferroviario argentino al igual que un Plan Toronto o Vancouver para la minería en el país.

Vale decir, lo que fuera el Plan Houston en su momento para el oil & gas, pero llevado a las necesidades y potencial de nuestro país. En un próximo artículo expondré otros sectores claves de la economía que requieren instancias superadoras desde el gobierno.

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