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Caracas, 3 de febrero de 2016
Cubrir el costo de producción de la gasolina no acabaría a juro con los problemas económicos, como el manejo discrecional de recursos y el contrabando. La oposición podría, además, echar mano de dicho incremento como herramienta política para reclamar a Maduro
El amargo aumento de la gasolina esde hace varios años, Venezuela ha tenido el ahora dudoso honor de tener la gasolina más barata del planeta. Según el portal Global Petrol Prices, el promedio global del precio de dicho combustible es de 0,96 dólares por litro, mientras que en nuestro país, según la tasa de cambio de Bs 6 por cada dólar,
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es de 0,02 dólares. Pero esa cifra pudiera tener sus días contados. El gobierno de Nicolás Maduro ha vuelto a plantar la necesidad de incrementar, luego de 20 años congelado, el precio que pagan los consumidores. Las razones esgrimidas son que Pdvsa no puede seguir produciendo el combustible
a pérdida y que los recursos logrados de un aumento podrían ser usados en más políticas sociales. La preocupación oficial puede parecer un disco rayado, ya que desde hace al menos tres años las autoridades han planteado a la población la necesidad de un incremento. Hasta ahora no lo ha heCont. en la pág. 2
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cho, no necesariamente por temor a un estallido social (el gran miedo histórico de los gobiernos post Carlos Andrés Pérez), sino por el recelo a perder apoyo por el impacto de la medida en el bolsillo del ciudadano. Esta vez el Gobierno podría no tener opción, debido a la fuerte merma de sus ingresos por la caída de los precios del crudo. Por esta misma razón cinco miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ya han subido el precio de la gasolina (Arabia Saudita, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Nigeria). Las posibilidades de que Venezuela se les una son más altas que nunca.
El fantasma del Caracazo Desde hace varios años, mucho antes de que se desatara la fuerte crisis económica actual, diferentes expertos en la materia han urgido a las autoridades para que suban el precio, sus sugerencias fueron inicialmente ignoradas. Con el tiempo, la preocupación alcanzó a algunos ámbitos de la cúpula oficialista. La facción más moderada y pragmática, encabezada por los entonces ministros de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, y de Economía, Finanzas y Banca Pública, Rodolfo Marco Torres, comenzó
Los pasos que faltan ara el economista Ronald Balza, sería recomendable que el Ejecutivo no solamente ordenara aumentar el precio de la gasolina, sino de las demás formas de combustible como el querosén, el diésel y el gas. Todo por la misma razón: los subsidios generan pérdidas insostenibles para las finanzas públicas. Sin embargo, advierte que un aumento por sí solo no podría resolver ningún problema. "A mí me preocupa que el Gobierno ahora suba el precio sin dar los pasos previos para que la medida sea efectiva. Tiene que haber un acuerdo institucional transparente que indique cómo será manejado el ingreso resultante para el Estado, además de cuáles serían las reglas que rijan los siguientes incrementos", dijo. Balza explicó que lo ideal sería que Pdvsa comience a pagar impuestos a partir del aumento del dinero que reciba por el consumo de gasolina, en lugar de enviarlo a los fondos parafiscales que han sido usados anteriormente para canalizar los recursos de la petrolera hacia políticas públicas. Agregó que el Gobierno ha debido considerar en el presupuesto la subida del combustible, de manera que se determine con transparencia los usos del dinero conseguido.
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a manifestar la necesidad de un alza. Poco a poco esa idea fue ganando apoyo en el Gobierno hasta llegar a Miraflores. Nicolás Maduro ha tocado el tema varias veces en sus tres años de mandato. Cada vez que lo hace asegura que lo ha consultado con el "pueblo y los trabajadores" y que la mayoría de la población apoyaría un aumento. La última vez que lo hizo fue el 15 de enero de este año, durante su discurso de memoria y cuenta ante la AN. "Ha llegado el momento", dijo entonces con tono firme. Pero esa determinación y confianza se ha quedado hasta ahora en palabras. El año pasado el Ejecutivo incluso lanzó una campaña propagandística que muchos interpretaron como una forma de preparar a la población para la inminente medida. No vino ningún aumento.
¿Por qué entonces el Gobierno ha eludido la medida? En Venezuela hay una tendencia a asociar cualquier alza del combustible con la posibilidad de disturbios sociales, ya que el aumento de la gasolina fue lo que desató el "Caracazo" en febrero 1989. El propio Maduro llegó a admitir que "decidió no tomar la medida el año pasado por la paz y la tranquilidad del país, ya que en caso contrario un grupo hubiera quemado 30 ciudades". Sin embargo, no es cierto que las decisiones gubernamentales de esta naturaleza necesariamente lleven a un malestar social descontrolado. En 1996, uno de los peores años para la economía nacional, el entonces presidente Rafael Caldera ordenó aumentar el precio de la gasolina 500%, como parte del programa de estabilización conocido como Agenda Venezuela, respaldado por el Fondo Monetario Internacional. No hubo por eso ni siquiera algo cercano a un "Caracazo parte 2". La medida igualmente podría ser profundamente impopular, sobre todo entre los sectores menos favorecidos de la población, que históricamente han sido la base de apoyo del chavismo. >> Cont. en la pág. 3
>> Viene de la pág. 2 Esa pudiera ser la verdadera razón por la que el Gobierno no termina de dar el paso decisivo. Aunque no se puede asegurar que esta vez el Ejecutivo hará el aumento, se debe considerar que en ningún momento antes había estado tan desesperado por aumentar sus ingresos no tradicionales, dada la fuerte y prolongada caída de los precios del petróleo. El año pasado hubiera sido especialmente dura para el oficialismo esta situación debido a las elecciones parlamentarias. Este año también hay comicios, pero de autoridades regionales (si no un referendo revocatorio, como piden algunos sectores), aunque sus implicaciones políticas son mucho menos graves que las del 6 de diciembre. Si los venideros comicios son la principal preocupación del oficialismo, el anuncio debería hacerse lo más pronto posible, de manera que los efectos de la primera impresión entre los votantes hayan subsanado para la fecha de los sufragios. De hecho, el diputado a la Asamblea Nacional José Brito (PJ, Anzoátegui), dijo la semana pasada a la agencia Bloomberg que las autoridades harían el anuncio antes de Carnaval. Es decir, esta semana. Además, ahora el Gobierno podría intentar compartir la responsabilidad de los efectos del alza molestos para la población con la mayoría opositora en la nueva Asamblea Nacional. No importa que el Parlamento en realidad no tenga responsabilidades en este ámbito, ya que en el pasado el chavismo no ha dejado de acusar a otros por falta de argumentos.
¿Cuál es el precio justo? El otrora zar del crudo venezolano y principal cerebro detrás de las finanzas nacionales, Rafael Ramírez, fue uno de los primeros en quejarse sobre las pérdidas que para Pdvsa y el Estado venezo-
lano suponía el subsidio de la gasolina. A finales de 2013 dijo que ese monto ascendía a 12.592 millones de dólares al año, cifra que al menos hasta 2015 era usada en las campañas de propaganda oficial. Ramírez calculó la pérdida sobre la base de un costo de producción que oscilaba entre Bs 2,4 y 2,7 por cada litro de combustible. Su sucesor al frente de la estatal, Eulogio del Pino, reportó hace dos semanas un número mucho menor para la gasolina de 95 octanos: Bs 1,87. Sin embargo, sigue siendo 19,28 veces mayor que los Bs 0,097 que paga el consumidor. Del Pino también explicó que ese costo dependía del tipo de sustancia, puesto que la de 95 octanos es más cara de elaborar y requiere de componentes cuya importación implica para la estatal petrolera gastos por 300 millones de dólares. Por eso, dijo que el Gobierno considera aumentar el diferencial entre los octanajes de 91 y 95 para que más personas recurran a la fórmula más barata. El Vicepresidente del Área Económica, Luis Salas, apoyó esta visión y dijo que hay un patrón de consumo por el que la mayoría de los venezolanos usa gasolina de 95 octanos, aunque podrían reemplazarla con la de 95. Añadió que, si logran revertir esta tendencia, el combustible caro no consumido internamente podría exportarse para generar divisas. De todas formas, considerando del dato del presidente de Pdvsa y las sugerencias de la mayoría de los especialistas sobre un precio que al menos cubra los costos de producción, llenar el tanque de un carro mediano de 40 litros, a Bs 1,87 por unidad de medida, costaría al usuario un total de Bs 74,8. Este incremento sería de 1827,84%, quizás el mayor en la historia nacional.
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Contrabando y medidas indetenibles Elevar el precio de la gasolina solamente para cubrir los costos de producirla la dejaría todavía muy por debajo de su valor en casi todos los demás países. Es por eso que aún si se ejecutara lo más probable es que sirva poco para erradicar uno de los dolores de cabeza del Gobierno: el contrabando hacia Colombia. El portal Global Petrol Prices señala que en la hermana República el litro de gasolina cuesta en pesos el equivalente a 0,6 dólares. En Venezuela el precio a tasa del Cencoex (Bs 6,3) es de 0,015 dólares, y a la del Simadi (Bs 199) es de 0,000485. Dependiendo de cuál sea el tipo de cambio utilizado, cada litro comprado en territorio venezolano es al otro lado de la frontera 1.237,11 o 40 veces más alto. Esta desorbitante diferencia genera un enorme incentivo para traficar con la gasolina entre ambos países al margen de la ley. En diciembre de 2014 el diario El Universal publicó un reportaje en el que reveló que quienes practicaban esta actividad podían cobrar en promedio Bs 40 por cada litro comercializado en el lado colombiano de la península de La Guajira, aunque el precio exacto dependía de dónde se realizaba la transacción. Algunos hasta conseguían Bs 50 por litro, es decir, un ingreso 515 veces superior a la inversión hecha en Venezuela por el líquido. Este contrabando ha sido uno de los argumentos usados por el Gobierno venezolano para cerrar y militarizar la frontera con Colombia desde agosto de 2015. Ese mismo año, el gobernador de Carabobo, Francisco Ameliach, aseguró que cada mes llegan al vecino país ilegalmente 39.690.000 litros de gasolina, que suponen una pérdida mensual de Bs 19.753.713.000. Varios expertos han advertido que
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>> Cont. en la pág. 4
4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 "Los bolívares los hacen en Maracay, eso no es problema", acotó.
Tanque lleno, precios inflados
Rafael Ramírez, como presidente de Pdvsa, abogó por el aumento mantener la frontera cerrada no eliminará el problema, pues los contrabandistas siempre encontrarán trochas ocultas para hacer pasar la mercancía. El tráfico se mantendrá mientras la diferencia de precios entre ambos países sea tan elevada. El economista y diputado a la Asamblea Nacional José Guerra, señaló este sábado que, según la información que maneja, el Gobierno tomará próximamente dos medidas de gran impacto, una de las cuales es la devaluación del tipo de cambio de 6,30 bolívares por dólar a 30 bolívares, lo que representaría una devaluación de la moneda de 376,19%. La otra medida sería el incremento del precio de la gasolina de 95 octanos desde de 0,097 por litro a dos o tres bolívares (casi 3.000%), lo que implicaría que llenar el tanque de un vehículo estándar costará entre 80 y 120 bolívares. Guerra aseveró al diario El Carabobeño que ambas medidas van generar más ingresos al Estado. "La devaluación le dará mucha más plata que el nuevo precio de la gasolina". Pero la crisis económica del país no es por falta de bolívares, sino de dólares.
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Cualquier aumento de la gasolina tendría un impacto inflacionario. No se trata solamente de que los ciudadanos tengan que pagar más por sus traslados diarios, bien sea por la energía para sus vehículos propios o por la subida de la tarifa del transporte público como resultado de los nuevos costos. También habrá necesariamente un incremento de los fletes de todo tipo. Algunos servicios eléctricos igualmente se verán afectados por los generadores que funcionan con combustible fósil. El economista Ronald Balza reconoce que en 2016, con o sin incremento, es muy probable que el poder adquisitivo de los venezolanos siga reduciéndose. Por eso, plantea la necesidad de que el Gobierno diseñe políticas públicas que minimicen el impacto de la medida en los sectores menos favorecidos de la población. Señala que una buena parte de la población no podrá absorber los efectos de una subida de la gasolina y el gas sin alguna forma de alivio efectivo. "Al final, no sería este aumento el que genere inflación, sino el mal manejo del dinero resultante por parte del Ejecutivo", dice.
Tema espinoso para la MUD Variar el precio de la gasolina es una decisión exclusiva del Ejecutivo. La Asamblea Nacional no tiene competencias legales para revertirla o modificarla. Sin embargo, puede emitir una opinión al respecto. El vicepresidente de la Comisión de Energía y Petróleo, Elías Matta (UNT, Zulia), ha manifestado que están interesados en que la discusión
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sea llevada al Parlamento. Para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sería delicado el manejo de este asunto, ya que es muy importante evitar que la alianza opositora sea vinculada con acciones impopulares para mantener el capital político logrado en los pasados comicios. Esto es fundamental sobre todo si aspira a adelantar constitucionalmente la salida del gobierno de Maduro, ya que todos los mecanismos en la Carta Magna que lo permitirían (revocatorio, reforma o enmienda a la Constitución y Asamblea Constituyente) pasan por un proceso electoral. Lo que la oposición puede hacer en ese sentido, mediante su dominio de la AN, es reconocer como necesario el aumento, pero reclamar al Gobierno el retraso en su realización. También puede sacarle los trapitos de la falta de ingresos que Pdvsa ha tenido por acuerdos internacionales como Petrocaribe. En resumen, se podría dirigir a la población con el mensaje de que las penurias serían menores si todo lo anterior se hubiera evitado. De esa manera no sería un obstáculo para un cambio necesario, sin espantar las más recientes adquisiciones entre su base de apoyo. Matta ya ha emitido un comentario que sugiere esta orientación: "Cuando la gente vea que el Gobierno está dispuesto a ponerse el cinturón, ellos estarán dispuestos a adaptarse a ese cinturón", dijo. La respuesta de la oposición ha de ser uno de los factores que Maduro y su equipo tienen en cuenta para decidir si toma de una vez por todas el trago amargo de subir el combustible. Si se deja llevar por el temor a los costos políticos y deja el vaso en la mesa, las finanzas de Pdvsa pudieran seguir deteriorándose y el daño sería más difícil de reparar. Seguiremos informando...
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