Boletín de Estudios Económicos
Boletín de Estudios Económicos
Agosto 2012
Editado por la Asociación de Licenciados Universidad Comercial de Deusto
Vol. LXVII Agosto 2012 Núm. 206
Finanzas éticas y alternativas Alternativas de financiación a través de internet en periodos de racionamiento de crédito: ¿desintermediación o reintermediación? Manuel Monjas Barroso Página 247 Fundamentos antropológicos de la ética de las finanzas Raúl González Fabre Página 267 Análisis de los perfiles y desafíos de la banca ética desde la experiencia del proyecto Fiare Pedro M. Sasia y Juan Garibi Página 289 Ética del sistema financiero Jaime Loring Miró Página 311
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Business lumni La Comercial A Deusto
Más allá de la responsabilidad social en los mercados financieros: las finanzas sociales como reflexión ética singular Javier Ibáñez Jiménez, Antonio Partal Ureña y Pilar Gómez Fernández-Aguado Página 349 Finanzas productivas para la inclusión y el desarrollo Manuel Méndez del Río Piovich Página 365 TEMAS LIBRES Fórmulas de colaboración publico-privada: una visión panorámica Gorka López González Página 395
Pruebas de resistencia del sistema financiero europeo: retrospectiva del año 2011 José Ramón Millán de la Lastra Página 409 Bibliografía Página 431
Business lumni La Comercial A Deusto
Consejo de Redacción
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS
Iñaki Arechabaleta Torróntegui Ramón Benguría Inchaurtieta Ricardo Calle Saiz Juan J. Echeberría Monteberría Antonio Freije Uriarte Jesús Lobo Aleu Ricardo López Alvarez Víctor M. Menéndez Millán José Angel Sánchez Asiaín José Luis Sanchís Armelles
Universidad Comercial de Deusto Hnos. Aguirre, 2. Apartado 20044 Teléfonos 94 445 63 45 - 94 445 22 12. Fax: 94 445 72 54 48080 BILBAO (España) E-Mail: boletin.lacomercial@deusto.es
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El Boletín de Estudios Económicos es una publicación de la «Asociación de Licenciados en Ciencias Económicas por la Universidad Comercial de Deusto». Esta Asociación se creó en 1922, y publica el Boletín ininterrumpidamente, desde 1942. Cada volumen anual, de alrededor de 600 páginas, se divide en tres números (abril, agosto y diciembre). Los artículos solicitados se aceptan en español e inglés. Su objetivo es la publicación de trabajos originales de economía teórica y aplicada, especialmente dedicada a los problemas de la Empresa. Al primer autor del artículo se le entregan 50 separatas del mismo y 3 ejemplares de la revista. El indice de la revista y los resúmenes aparecen en Internet: (http://www.lacomercial.deusto.es/). También puede consultarse en: Latindex; AEDEM-Bibliométrica; CSIC-CINDOC; Econlit; DICE, etc. Todos los artículos publicados en el Boletín de Estudios Económicos, han sido escritos expresamente para el mismo, y no pueden ser reproducidos, total ni parcialmente, sin citar su procedencia. Si están interesados en alguna reproducción, dirijanse a la dirección de la revista.
Publicación impresa en papel ecológico. I.S.S.N.: 0006-6249 Dep. Legal: BI 959-1958
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LETRAS DE DEUSTO Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNIVERSIDAD DE DEUSTO Director: José Antonio Ereño Altuna
VOL. 42
NUM. 134
ENERO-MARZO 2012
SUMARIO Págs.
ESTUDIOS R, ARETXAGA-BURGOS, F. DRAKE, J. CHELA FLORES, S. PÉREZ HOYOS, I. LOZADA CHÁVEZ, C. BEORLEGUI RODRÍGUEZ, Astrobiología y Filosofía (IV)...............
9
JAVIER RUIZ ASTIZ, Tomás de Cantimprato y su alegoría sobre las abejas: estudio del códice “Bonum universale de apibus”.............................................
127
PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO, Introducción al estudio de la etapa barcelonesa de Sabino Arana Goiri (1883-1888).............................................................
155
ALBERTO DEL CAMPO ECHEVARRÍA, La personalidad académica del P. Ignacio Errandonea Goicoechea S. I. (1886-1970) y los Estudios Clásicos ............
183
NOTAS JOSÉ ANTONIO ALONSO NAVARRO, La poesía mariana inglesa en la Edad Media
213
BIBLIOGRAFÍA .........................................................................................................
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Boletín de Estudios Económicos Vol. LXVII Agosto 2012 Núm. 206
Finanzas éticas y alternativas Sumario Págs. Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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I. Alternativas de financiación a través de internet en periódos de racionamiento de crédito: ¿desintermediación o reintermediación?- Manuel Monjas Barroso, Universidad Autónoma de Madrid . . .
247
II. Fundamentos antropológicos de la ética de las finanzas.- Raúl González Fabre, ICADE. Universidad Pontificia Comillas . . . . . . . . . . . .
267
III. Análisis de los perfiles y desafíos de la banca ética desde la experiencia del proyecto Fiare.- Pedro M. Sasia, Universidad de Deusto y Juan Garibi, Director de Fiare . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
289
IV. Etica del sistema financiero.- Jaime Loring Miró, Profesor Emérito de ETEA. Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de Córdoba . .
311
V. Más allá de la responsabilidad social en los mercados financieros: las finanzas sociales como reflexión ética singular.- Javier Ibáñez Jiménez, Universidad Pontificia de Comillas; Antonio Partal Ureña y Pilar Gómez Fernández-Aguado, Universidad de Jaén . . . . . . . . . . . . . . . . .
349
VI. Finanzas productivas para la inclusión y el desarrollo.- Manuel Méndez del Río Piovich, Presidente Fundación Microfinanzas BBVA. . .
365
TEMAS LIBRES VII. Fórmulas de colaboración público-privada: una visión panorámica.- Gorka López González, Universidad Carlos III de Madrid . . . . . . . .
395
VIII. Pruebas de resistencia del sistema financiero europeo: retrospectiva del año 2011.- José Ramón Millán de la Lastra, Universidad de Córdoba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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IX. Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Durán Herrera, Juan José (Coordinador): Diccionario de Finanzas, por Mª. Dolores Revuelta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
431
Llop, Rubén; García-Arrizabalaga, Iñaki: Transformando crisis empresariales, por José Manuel Gil Vegas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
432
Mourelle Espasandin, Estefanía: Las importaciones y el ciclo económico en España. Un enfoque no lineal basado en modelos con transición suave, por Carlos Alvarado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 245-246)
PRESENTACIÓN La crisis financiera que padecemos desde 2007 ha producido y seguirá produciendo importantes transformaciones en las instituciones, en los instrumentos o en el comportamiento de los agentes. Un caso claro es la aparición de circuitos paralelos de financiación apoyados en las nuevas tecnologías, ante las dificultades de particulares y empresas para conseguirla. Pero también esta crisis nos ha obligado a todos a pensar con más detenimiento en los temas éticos. No cabe ninguna duda de que en el origen y desarrollo de la crisis ha habido comportamientos inmorales por parte de muchos agentes, dando lugar, en ocasiones, a sonoros escándalos. La difícil situación económica que estamos atravesando tiene un origen complejo, pero la falta de ética ha tenido bastante que ver. Los temas de ética en los negocios se llevaban tratando muchos años, sobre todo desde finales del pasado siglo, pero la crisis los ha puesto más de actualidad. Así, van cogiendo fuerza distintas iniciativas y cada vez se habla más de banca ética, de fondos de inversión éticos, de microcréditos, de la tasa Tobin... No es fácil saber cuál será el impacto real de cada una de estas iniciativas en el futuro, pero al menos los fondos de inversión éticos o los microcréditos han conseguido ya un volumen importante. Parece que hay una tensión en diferentes estamentos de la sociedad que impulsa a buscar instituciones e instrumentos financieros alternativos, a ser más exigentes con los comportamientos de los agentes económicos, a buscar un modelo más sostenible y más justo a nivel global. Y de estos temas trata este número del Boletín. Comenzamos el número con un artículo de Manuel Monjas que trata el novedoso tema de los circuitos alternativos de financiación que están
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PRESENTACIÓN
surgiendo a través de Internet, circuitos paralelos a los tradicionales que están siendo alentados por la crisis. Raúl González Fabre, a continuación, reflexiona sobre los fundamentos antropológicos de la ética de las finanzas. Viene después el trabajo de Pedro Sasia y Juan Garibi que nos explica cuáles son las características y desafíos de la banca ética, prestando especial atención al Proyecto Fiare, que es una experiencia de banca ética que actualmente se está desarrollando en España. Jaime Loring se plantea que la ética del sistema financiero debe ser tal que sea aceptada por las diferentes culturas y religiones, y trata iniciativas como los fondos de inversión éticos, los microcréditos y la tasa Tobin, viendo en este último caso las diferentes posturas que adoptan. A continuación Javier Ibáñez, Antonio Partal y Pilar Gómez reflexionan sobre el paradigma de las finanzas sociales, terminando la parte monográfica de este número con el trabajo de Manuel Méndez del Río donde expone que las Finanzas Productivas son un camino para luchar contra el drama de la pobreza. Se completa este número del Boletín con dos artículos libres: el de Gorka López sobre las fórmulas de colaboración público-privada, que pueden resultar especialmente interesantes en estos tiempos de estrecheces presupuestarias, y el de José Ramón Millán de la Lastra que toca un tema de indudable actualidad como son los tests de estrés aplicados a los bancos. Confiamos en que los lectores de este Boletín encuentren interesantes los artículos que hemos seleccionado, los cuales, con indudable lógica, giran, tanto en su parte monográfica como libre, alrededor de la crisis y las finanzas, aunque con perspectivas, en muchos casos, bastante novedosas. Queremos agradecer a los autores el esfuerzo realizado para preparar sus trabajos, y el de todas las personas que han posibilitado que este número se haya concluido, así como a los lectores por su fidelidad a nuestra revista. EL COMITÉ DE DIRECCIÓN
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 247-266)
ALTERNATIVAS DE FINANCIACIÓN A TRAVÉS DE INTERNET EN PERÍODOS DE RACIONAMIENTO DE CRÉDITO: ¿DESINTERMEDIACIÓN O REINTERMEDIACIÓN Manuel Monjas Barroso Universidad Autónoma de Madrid
1. Introducción La crisis financiera y de liquidez que azota a los mercados financieros, está teniendo repercusiones especialmente graves en la financiación a los agentes económicos que actúan como motores del crecimiento. En los últimos meses, el crédito a las familias y a las pequeñas y medianas empresas (PYMES), se ha resentido notablemente, lo que redunda en una reducción drástica de su aportación al P.I.B como consecuencia de la disminución del consumo privado y la formación bruta de capital. Bajo éste contexto, han surgido fórmulas de financiación alternativas a los circuitos tradicionales de intermediación crediticia, que aunque hoy en día no constituyen una amenaza a la financiación bancaria tradicional, comienzan a abrirse hueco entre consumidores y pequeños empresarios. Estas nuevas fórmulas, a las que nos referiremos como circuitos paralelos de financiación, si bien tienen sus limitaciones, están complementando, cuando no supliendo, a la financiación bancaria en determinados segmentos de clientela. En éste trabajo analizaremos en primer lugar, cómo debe funcionar la financiación bancaria dentro de un sistema financiero eficiente y completo, para posteriormente examinar qué ha fallado y cuáles son las razones del racionamiento de crédito en los meses recientes, así como sus consecuencias más inmediatas. Posteriormente, se describen algunas de las alternativas que han configurado los circuitos paralelos de financiación, de los que examinaremos sus principales ventajas e inconvenientes. Por último, el capítulo se cierra con las pertinentes conclusiones.
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MANUEL MONJAS BARROSO
2. La financiación intermediada en el Sistema Financiero Los sistemas financieros aglutinan al conjunto de instituciones, medios y mercados puestos al servicio de la canalización de los flujos de ahorro hacia la inversión y el gasto (Parejo, Cuervo, Calvo y Rodríguez 2008). En las economías de mercado, son los intermediarios y mercados financieros los que de una forma significativa contribuyen al proceso de intercambio de activos, que genera la actividad financiera a través de dos mecanismos de financiación (Directa e Intermediada). (Figura 1) Figura 1 Funciones de los sistemas financieros FINANCIACIÓN DIRECTA Prestamistas/ahorradores • Hogares • Empresas • Administraciones Públicas • No residentes
Fondos
Mercados financieros • Mercados monetarios • Mercados de capitales
Fondos
Prestatarios/consumidores • Empresas • Administraciones Públicas • Hogares • No residentes
Fondos
Fondos
Intermediarios financieros • Entidades de crédito • Otras IFM • Otros
Fondos
FINANCIACIÓN INDIRECTA
Fuente: Banco de España.
Dentro de los mecanismos de financiación, los intermediarios financieros bancarios han constituido el pilar fundamental sobre el que se asienta el mecanismo de trasvase de fondos entre agentes económicos. La Banca, capta ahorro disperso y atomizado, transformándolo para dotar de recursos a los agentes que requieren de liquidez para sus decisiones de inversión y/o consumo. Para que este mecanismo funcione adecuadamente, debe existir confianza en los intermediarios y obviamente fondos que distribuir. El sistema de distribución de recursos será
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más eficiente cuanto más bajo sea el coste de transformación y mayor el volumen de fondos trasvasados. Como es bien sabido, desde el año 2007 se han desencadenado una serie de acontecimientos (larvados desde años precedentes) que han desembocado en la conocida crisis financiera y de liquidez. La extraordinaria expansión de los productos titulizados y estructurados, con un alto grado de apalancamiento y con un subyacente en muchas ocasiones hipotecario, unido a la degradación de la calidad crediticia de los préstamos subyacentes, generó un “coctel explosivo”, cuya deflagración nos ha llevado a una crisis de confianza y de liquidez en los sistemas crediticios mundiales, con el matiz añadido, en el caso español, de la alta exposición de los intermediarios bancarios al sector inmobiliario. (Lamothe 2009). Una de las consecuencias más dramáticas de esta crisis ha sido la contracción del crédito a los agentes económicos, motivada tanto por la desconfianza del sector bancario ante la elevación del riesgo de las contrapartidas, así como la falta de liquidez derivada de las necesidades de provisión de las entidades de crédito. El gráfico 1 muestra en toda su crudeza el alcance de dicho racionamiento de crédito. Gráfico 1 Crédito concedido al sector privado residente en España 2000-2011 (Tasa de variación interanual) 30 25 20 15 10 5
Fuente: Boletín Estadístico Banco de España.
dic-10
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-5
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0
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Como puede observarse, el crédito concedido al sector privado residente en España muestra un brusco descenso desde diciembre de 2007 hasta junio del 2011. En ese período la tasa interanual pasa del 18 al -2,8%. Si circunscribimos el impacto al sector Hogares e Instituciones sin Fines de lucro a su servicio (Gráfico 2), impresiona analizar la magnitud de la caída de la financiación en el período 2004-2011. Tal y como se aprecia en el gráfico en términos de variación interanual, la financiación al consumo ha experimentado una reducción de la inversión crediticia neta con tasas negativas de variación que se mantienen desde el 2008. Si analizamos los porcentajes de variación del crédito hipotecario a hogares (Gráfico 3), las cifras siguen siendo desalentadoras con caídas sostenidas e incluso con tasas negativas a partir de 2011. Gráfico 2 Financiación a los hogares e isflsh para préstamos al consumo. 2004-2011 (Tasas de variación interanual) 25,00% 20,00% 15,00% 10,00% 5,00% 0,00% -5,00%
2004
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-10,00% -15,00% -20,00%
Fuente: Boletín Estadístico Banco de España.
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Gráfico 3 Financiación a los hogares e isflsh para préstamos hipotecarios. 2004-2011 (Tasas de variación interanual) 40,00% 35,00% 30,00% 25,00% 20,00% 15,00% 10,00% 5,00% 0,00% 2004
2005
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-5,00%
Fuente: Boletín Estadístico Banco de España.
Puede resultar paradójico, que ésta reducción del crédito se produzca paralelamente a una caída en los tipos de interés, consecuencia de las medidas de expansión de liquidez llevadas a cabo por el Banco Central Europeo. Efectivamente, el gráfico 4 muestra cómo desde 2006 a mayo de 2012 los tipos de interés de la zona euro han descendido de forma pronunciada. Reiteramos que la razón del racionamiento de crédito, a pesar de la caída de su coste, hay que buscarla en la combinación de menores recursos disponibles para el préstamo y al aumento paralelo de la morosidad, lo que lleva a ampliar los diferenciales de tipos sobre el Euribor. El cuadro 1 y el gráfico 5, ponen de manifiesto el paulatino incremento de la mora en los últimos años. Mientras que a finales del 2003, los créditos dudosos al sector familias, alcanzaban el 0,95% del total concedido (7.598 millones de euros), ocho años después (septiembre de 2011) el porcentaje se había disparado hasta los 7,16% (128.070 millones de euros). Todo ello en el contexto de restricción crediticia mencionado anteriormente.
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MANUEL MONJAS BARROSO
Gráfico 4 Tipos de interés de la zona euro (2006-Mayo 2012) 6 5 4 3 2 1 0 2006
2007
2008
2009
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2011
2012
Fuente: Boletín Estadístico Banco de España.
Cuadro 1 Créditos dudosos y totales al sector hogares en España (2003-2011). (Datos en millones de euros) AÑO
CRÉDITOS DUDOSOS
CRÉDITOS TOTALES
2003
7.598
802.012
2004
7.587
945.697
2005
9.635
1.202.628
2006
10.860
1.508.626
2007
16.251
1.760.213
2008
63.083
1.869.882
2009
93.329
1.837.038
2010
107.199
1.843.952
3T 2011
128.070
1.788.847
Fuente: Banco de España. Boletín Estadístico.
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Gráfico 5 Evolución de créditos dudosos del sector hogares en España 2003-2011 (Porcentaje sobre el total)
8,00% 6,00% 4,00% 2,0% 0,00% 2003
2004
2005
2006
2007
2008
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3T 2011
Fuente: Banco de España. Boletín Estadístico.
Ante estos datos, cabe preguntarse cómo han reaccionado los agentes económicos, que en un corto espacio de tiempo han experimentado un racionamiento del crédito disponible tan significativo y en un intervalo temporal extremadamente reducido. En las líneas siguientes analizaremos algunas de las alternativas. 3. Alternativas financieras a los circuitos de financiación intermediada El racionamiento de crédito por parte de las entidades bancarias, ha fomentado en algunos agentes económicos con déficit de recursos, la búsqueda de alternativas dentro de un entorno desintermediado, que pivotan en torno a dos características muy marcadas. Por un lado, la sustitución de la Banca como proveedora de recursos, reemplazándola por comunidades de inversores, y por otro lado la utilización de internet como plataforma de intercambio de recursos. En los últimos años, la red ha creado un mecanismo de asignación de recursos financieros entre particulares que ha supuesto una “democratización” de los préstamos, ajustándolos a las necesidades de las partes (Coleman 2007). Por otro lado, el perfil de usuarios de este tipo de alternativas responde sobre todo a dos
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MANUEL MONJAS BARROSO
roles. Por un lado personas con deseos de encontrar una alternativa ética y transparente a los mercados e intermediarios financieros (Hulme et al., 2006) y por otro, individuos buscadores de soluciones innovadoras en materia de financiación a través de plataformas que aglutinen información en lugar de la tradicional segmentación bancaria1. (Kupp et al. 2007; Krumme et al., 2009). Todos estos fenómenos han conducido a una reinterpretación del proceso de intercambio financiero entre agentes. En cierto sentido, hemos pasado de la desintermediación financiera a la “reintermediación” financiera, basada en el papel que juegan las plataformas de internet como puente entre prestamistas y prestatarios (Briceño et al. 2008). Obviamente, este desplazamiento de los intermediarios financieros bancarios por plataformas “on line” se produce únicamente en un segmento muy localizado del crédito (tramos minoristas y pequeñas cuantías), por lo que esta “reintermediación” debe situarse en su justo término. En función del destinatario final de la financiación, podemos distinguir los siguientes mecanismos de financiación alternativa al canal bancario: a) Personas Físicas: Las operaciones se centran en préstamos de carácter personal, pudiendo diferenciarse dos modalidades: – Préstamos apoyados en redes sociales (“Social Lending”). – Préstamos a través de plataformas web (Comunidades Autofinanciadas). b) Empresas: Las operaciones se centran en líneas de descuento y en la subasta de créditos. 3.1. Préstamos apoyados en redes sociales Esta modalidad de financiación, implica que las personas físicas actúan como prestamistas de otras personas físicas. Los préstamos a partir de redes “peer to peer” (P2P) son una vía de obtención de financiación entre particulares. En este caso, se utiliza la red para poner en contacto a dos agentes económicos dispuestos a otorgar o demandar financiación, sin necesidad de acudir a una plataforma organizada. La forma de contactar
1 Para este tipo de agentes se ha acuñado la expresión “free formers” que define a individuos emprendedores, con trabajos a tiempo parcial en forma de autoempleo y con experiencia en el uso de internet.
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entre prestamistas y prestatarios son las redes sociales de internet. A través de estas redes los prestatarios pueden obtener préstamos a tipos de interés más bajos que los bancarios, a la vez que ofrecen al inversor la posibilidad de obtener un rendimiento al margen de la colocación de fondos a través de intermediarios (Chen et al. 2009). Se trata de ofrecer financiación para préstamos de pequeña cuantía (usualmente entre 3.000 y 15.000 euros), utilizando la red para el intercambio de información relevante para la operación. En este sentido, cada potencial prestamista, solicita a través de internet, datos a los potenciales prestatarios, sobre la cantidad que están dispuestos a solicitar, el plazo y el tipo de interés que está dispuesto a pagar por la financiación. Las peticiones se ordenan por tipos, vencimientos y cuantías y se efectúa una subasta en la que se cruza el tipo de interés que oferta el prestamista con el tipo de demanda más conveniente. Dado que, como se ha comentado, el importe de la financiación suele ser reducido, los plazos de devolución tampoco son muy dilatados. Lo habitual es que oscilen entre uno y cinco años. El origen de ésta peculiar forma de financiación se encuentra en el Reino Unido. Ya en el siglo XVII se inician las “friendly societies”, donde colectivos gremiales prestaban apoyo crediticio a sus integrantes. En 1874 llegaron a alcanzar los 4 millones de personas (Beito, 2000). En la actualidad, Gran Bretaña sigue siendo pionera en la adopción de este tipo de iniciativas, en éste caso adaptadas a las nuevas tecnologías. En éste sentido, la red social ZOPA2, ha experimentado un auge extraordinario, paralelo al desarrollo de la crisis financiera. Desde su nacimiento en 2005, la red ZOPA, presente también en Japón e Italia, ha mediado préstamos por valor de más de 40 millones de dólares. Otras redes como Lending Club3, que opera desde julio de 2007 como una aplicación para usuarios de la red social Facebook4, han alcanzado los 550 millones de dólares en los Estados Unidos desde el año de comienzo de sus actividades. Las cifras, modestas si las comparamos con la mediación bancaria tradicional, no dejan de ser no obstante, sumamente significativas. A su vez, comienzan a detectarse comportamientos de concentración en las subastas P2P, de tal forma que los oferentes tienden a ofrecer su financiación en aquellas redes con mayor número de oferentes potenciales (Herzenstein et al. 2010), lo que sin duda aumentará la liquidez de las redes que alcancen preeminencia sobre el resto. http://uk.zopa.com http://www.lendingclub.com 4 No obstante desde septiembre de 2007, está abierta a otros usuarios. 2 3
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MANUEL MONJAS BARROSO
Respecto al riesgo de éstas operaciones, los potenciales prestamistas de las redes, utilizan sistemas de calificación para agrupar las operaciones, así como diversifican su actividad otorgando múltiples créditos de pequeña cuantía a diferentes prestatarios, para de esta forma minimizar el impacto de la posible mora. Uno de los mayores problemas para estudiar este tipo de financiación, es la compilación de estadísticas, dado que éstas se encuentran segmentadas por plataforma. A continuación, y a modo de ejemplo en el cuadro 2 se muestran los principales datos acerca de los préstamos otorgados por Lending Club en el período Enero 2007-marzo de 2012. Cuadro 2 Principales datos sobre la financiación otorgada por la red lending club (2007-2012). (Datos en dólares) Préstamos Concedidos
550.142.175 $
Número de operaciones concedidas
49.196
Intereses Pagados
47.224.340 $
Fuente: Lending Club.
Una prueba del gran desarrollo de éste tipo de plataformas P2P, es la progresiva incorporación a las mismas de grupos que aglutinan información sobre oferentes y demandantes, contribuyendo a incrementar la transparencia y a reducir las asimetrías informativas. Su papel, se asemeja a la del intermediario financiero, con la salvedad de que aglutina únicamente información facilitando el proceso de negociación en la red. (Berger et al. 2009). 3.2. Préstamos apoyados en plataformas web para microcréditos: Las Comunidades Autofinanciadas La financiación a través de plataformas web, consiste en la agrupación de prestamistas en torno a un dominio, al que acuden los prestatarios, con el fin de buscar recursos. La empresa administradora de la web
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califica el riesgo de impago de los potenciales prestatarios utilizando los servicios de diferentes agencias de calificación y registros de morosos, admitiéndose solamente aquellos peticionarios que superen un nivel de riesgo predeterminado en el modelo de“scoring”. Como en el caso anterior, estas operaciones de financiación se realizan para préstamos de pequeña cuantía. En ellas, los peticionarios de crédito, envían la documentación básica requerida en soporte físico (Nóminas, DNI... etc.,), agrupándose las demandas de crédito en función del nivel de riesgo. Los potenciales prestamistas, a la vista de la estructura de la demanda, realizan sus ofertas, intercambiándose la información a través de redes P2P. El demandante elegirá aquella oferta que mejor convenga a sus intereses. La plataforma web suele estar administrada por socios ajenos a las operaciones financieras. Por ello, cobran comisiones de administración del dominio, tanto a prestamistas como a prestatarios. En otras ocasiones, los propios usuarios configuran su dominio, a través de las denominadas Comunidades Autofinanciadas5. En ellas, como si de una cooperativa de crédito se tratase, los propietarios del sitio aportan cuotas que les permiten constituir un fondo, del que se nutren los créditos concedidos, siempre destinados a los socios. Estas operaciones resultan especialmente adecuadas para microcréditos (entre 100 y 500 euros), que en situaciones de crisis financiera como la actual, resultan especialmente adecuados para la cobertura de pequeñas necesidades de pago. El ámbito natural de actuación de estas Comunidades se centra en los países en vías de desarrollo. En España, desde su inicio en 2004, han experimentado un rápido crecimiento desde Cataluña a Madrid, extendiendo sus actividades a Senegal. Como puede apreciarse en el cuadro 3 su crecimiento ha sido exponencial, tanto en número de comunidades, como en capital prestado, ya en los períodos anteriores a la crisis financiera.
5
En España www.comunidadescaf.org es una de las iniciativas pioneras en éste sentido.
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MANUEL MONJAS BARROSO
Cuadro 3 Principales parámetros de las comunidades autofinanciadas en España (2004-2007) 2004 CAFs en funcionamiento Nº de socios Nº de créditos anuales Cantidad promedio (euros) Capital prestado (euros) Capital social (euros) Ganancias (euros) Rentabilidad anual por certificado Servicios ofrecidos a los grupos
1 25 38 237 9.000 1.320 177 13% 2
2005
2006
2007
6 15 23 102 210 431 154 294 305 282 276 433 43.435 81.000 132.000 14.920 27.000 44.000 1.752 3.300 9.428 11,7% 12% 17% 3 4 8
Fuente: Comunidades Autofinanciadas www.comunidadescaf.org
Respecto a la situación de las Comunidades Autofinanciadas una vez se ha producido la crisis financiera, observamos en el cuadro 4 cómo sus magnitudes de negocio no han parado de crecer tanto en número de socios como en cifras de crédito promedio, lo que demuestra la fortaleza de éste tipo de iniciativas. Cuadro 4 Principales parámetros de las comunidades autofinanciadas en España (2011) Número de Socios
1.120
Crédito Promedio
400 €
Rentabilidad de las Acciones de Crédito (% anual)
16%
Morosidad
2%
Fuente: Comunidades Autofinanciadas www.comunidadescaf.org
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En la actualidad, sólo en Europa se han creado 61 Comunidades Autofinanciadas. En España, según cifras proporcionadas por ACAF (Asociación de Comunidades Autofinanciadas), dichas comunidades tienen 1.120 miembros, habiendo tenido un porcentaje medio de incremento del ahorro durante su primer año de funcionamiento del 341,81%. Resulta, a su vez significativo lo reducido de su tasa de morosidad (en torno al 2%). 3.3. Líneas de Descuento El descuento bancario, ha sido una de las fórmulas preferidas por las empresas para financiar sus actividades de circulante. Una de las consecuencias del racionamiento de crédito, es la reducción por parte de la banca de las operaciones de descuento de efectos comerciales. El gráfico 6, ejemplifica la magnitud de dicha contracción. En diciembre de 2007 las operaciones de crédito comercial en España suponían cerca de 90.000 millones de euros, mientras que en el mes de diciembre de 2011 se situaban en 49.937 millones de euros (casi un 50% de descenso). Gráfico 6 Crédito comercial a otros sectores residentes (2006-2009). (Millones de euros) 100.000 90.000 80.000 70.000 60.000 50.000 40.000 30.000 20.000 10.000 0 2006
2007
2008
Fuente: Boletín Estadístico del Banco de España (2012).
2009
2010
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Ante ésta situación, han aparecido empresas que empiezan a sustituir al intermediario bancario, en esta tarea de financiación. La empresa titular de derechos de cobro formalizados a través de Letras, Pagarés o recibos, solicita por medio telemático a una empresa no bancaria, el descuento anticipado de tales efectos. Lo habitual en este tipo de operaciones, es que una vez aceptada la operación, se exija a la empresa que solicita el descuento, aporte documentación relativa a su constitución, así como los originales de los efectos a descontar. No es frecuente la petición de avales. Como contrapartida las cantidades a descontar no son muy elevadas (en torno a 3.000 euros por operación, aunque existen empresas que operan sin límite previo en función del riesgo del deudor) y los intereses son algo mayores que los relativos al descuento bancario. No obstante, este tipo de financiaciones están siendo muy demandadas, como consecuencia de la disponibilidad de fondos y el escaso tiempo de respuesta una vez que se solicita el descuento (como máximo 48 horas). El ámbito de los efectos a descontar se extiende a letras de cambio, pagarés e incluso recibos aceptados y domiciliados. Por otro lado, este tipo de empresas aceptan incluso clientes con inscripciones en el Registro de Aceptaciones Impagadas (R.A.I), lo que en la práctica está derivando hacia este circuito paralelo de financiación, a muchas sociedades con problemas para la financiación bancaria de su circulante como consecuencia de la crisis. 3.4. Subasta de créditos Otra modalidad de financiación que ha experimentado un auge debido a la crisis financiera, es la subasta de créditos contra terceros no cobrados, en poder de empresas. A diferencia de la modalidad anterior, no se trata sólo de descontar efectos comerciales, sino de transmitir un crédito pendiente de pago a otra empresa que actuaría como nuevo acreedor. Normalmente el mercado de intercambio se articula en torno a un sitio web6. También pueden venderse certificados de administraciones públicas, así como certificados de obra privada. El mecanismo de la subasta es relativamente sencillo. El vendedor de un crédito no cobrado, se registra en la plataforma web e inscribe los 6 Aunque existen diferentes plataformas, una de las más utilizadas en España es www.mercadodecreditos.es
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datos del crédito que está dispuesto a vender (Deudor, plazo e importe). Posteriormente, una vez pagada la comisión al sitio web por la utilización de sus servicios, se envía la documentación aportada, publicándose en el panel de subastas la venta. Posteriormente, se reciben las ofertas de los compradores de créditos y en caso de acuerdo, se formaliza la venta del crédito. Por lo que se refiere al comprador, una vez registrado y aceptada la operación de compraventa, tras pagar la comisión de acceso, se formaliza la transmisión, corriendo a cargo de los intervinientes, los gastos derivados de la instrumentación jurídica del contrato (Notaría, notificaciones, etc.). Es usual, que estos portales permitan incluso la comercialización de créditos vencidos con sentencia judicial firme en procedimientos concursales, por lo que pueden resultar muy efectivos para transformar en liquidez posiciones acreedoras de compleja ejecución. 4. Ventajas e Inconvenientes de los circuitos paralelos de financiación A la vista de las características de estos nuevos mecanismos de financiación, podemos señalar una serie de ventajas derivadas de su empleo, entre las que cabe citar las siguientes: – Los sistemas de financiación permiten recuperar para el mercado de crédito, expedientes de riesgo que hoy en día están fuera del circuito de financiación bancaria tradicional, debido al racionamiento de la liquidez. En este sentido, volvemos a recalcar la preocupante situación que atraviesan las PYMES en operaciones de financiación de circulante. – En cuanto al coste financiero, los tipos de interés pueden llegar a ser inferiores al tipo bancario debido a los bajos costes de estructura que soportan estos sistemas de búsqueda directa (Brynjolfsson et al. 2007). Aunque en principio pueda parecer lo contrario, los tipos cruzados en las plataformas se sitúan en muchas ocasiones por debajo de las ofertas bancarias, pero sólo si el nivel de riesgo de crédito es muy bajo. Obviamente, a medida que el riesgo percibido es mayor, se elevan los costes, por encima de operaciones análogas de financiación bancaria. – La morosidad, en muchas de éstas plataformas, es más baja que en la intermediación bancaria tradicional. En éste sentido, aquellas plataformas con buenos sistemas de “scoring” de créditos, están
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consiguiendo en Estados Unidos, tasas de morosidad en torno al 5%.7 – La operativa de solicitud de crédito a través de la red, es más simple y cómoda que la tramitación bancaria. La facilidad de acceso al estado de la petición vía telemática, es una ventaja frente a financiaciones bancarias tradicionales (Berthon et al., 2003). – Otro punto a favor de los circuitos paralelos de financiación es la agilidad en el mecanismo de concesión. En muchas ocasiones el tiempo de respuesta es inferior a las 24 horas. Estamos por tanto, ante un medio de obtención de recursos más rápido en general que la mediación bancaria. – La interacción entre prestamista y prestatario es más transparente y continua que en la intermediación Bancaria. En cualquier momento, tanto prestamista como prestatario, bien a través de plataforma o del intercambio P2P, pueden añadir información a sus solicitudes, modificar sus ofertas, etc., de una forma más flexible que en los préstamos bancarios. – Una ventaja especialmente importante de estas nuevas alternativas de financiación, se centra en las múltiples opciones de las que dispone el prestatario, para conseguir recursos a distintos precios para el importe solicitado. La comparabilidad dentro de la misma plataforma, es una característica de estos sistemas de financiación, que no es tan fácilmente observable en la práctica bancaria habitual, en la que el prestatario debe consultar las ofertas de otros prestamistas. No obstante a lo anteriormente comentado, este tipo de financiación no se encuentra exento de dificultades, pudiendo señalarse una serie de inconvenientes, entre los que destacarían: – En primer lugar, en caso de producirse el impago de los préstamos, el portal, en general, no asume responsabilidades sobre la insolvencia, por lo que el riesgo pasa a asumirlo directamente el prestamista. En este sentido, las plataformas son únicamente un vehículo de acercamiento entre potenciales acreedores y prestatarios, a la vez que un medio de prestación de servicios ligados a la operación (sistemas de evaluación del riesgo, tramitación de documentos etc.). En ningún caso, constituyen un seguro de crédito frente a eventuales fallidos. No obstante, el volumen creciente de información de los 7
La plataforma Prosper (www.prosper.com) se sitúa en el 5,6%.
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prestatarios suministrada por la red, así como la diversificación de operaciones de los prestamistas en numerosos créditos de pequeña cuantía permite reducir significativamente los fallidos y su impacto en el valor de los préstamos concedidos (Meyer 2007). – En segundo lugar, estos sistemas sólo son aptos para préstamos de pequeña cuantía y corto plazo de devolución, lo que deja sin cobertura uno de los segmentos más dañados por la actual crisis, como es la operativa hipotecaria. Este tipo de financiaciones siguen siendo ofrecidas de forma casi exclusiva por la Banca8. – En tercer término, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la operativa de financiación a través de la red, es la dificultad de control fiscal de los contratos privados de préstamo. Los prestamistas están obligados a declarar en el I.R.P.F los intereses obtenidos en concepto de rendimiento de capital mobiliario. No obstante, en la actualidad los portales no están obligados a declarar a la Hacienda Pública las operaciones que se producen en su seno, lo que sin duda constituye una importante laguna desde el punto de vista tributario. – Como cuarto inconveniente, destaca la ausencia de supervisión externa para estos operadores “virtuales”. Al no formar parte sus redes de intermediarios financieros bancarios, quedan fuera del control del Banco de España, lo que puede generar inseguridad jurídica, ante eventuales reclamaciones. – En quinto lugar, existe una barrera de entrada importante para la realización de operaciones de préstamos en la red: el bajo grado de penetración de internet para la realización de operaciones financieras entre un amplio colectivo de potenciales usuarios. A pesar de la rápida extensión de las nuevas tecnologías, aún falta cultura financiera “virtual”. Estas carencias formativas, son especialmente acusadas en el caso de la población de edad avanzada. – Otro posible inconveniente radica en los problemas de seguridad que pueden derivarse del uso de estos sistemas. Los protocolos de acceso a las redes de préstamo suelen ser más vulnerables que sus homólogas en instituciones bancarias.
8 No obstante, la crisis financiera, ha supuesto la expansión de los prestamistas privados con garantía hipotecaria, para aquellos clientes no aptos para la financiación bancaria debido a su riesgo.
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– Finalmente, resulta difícil atraer a este mercado a personas con bajo nivel de riesgo, ya que tienen una mayor facilidad de acceso a los mercados de financiación bancaria a costes competitivos. 5. Conclusiones Ante situaciones de racionamiento de crédito, como las derivadas de la actual crisis financiera, los propios usuarios de servicios financieros, comienzan a organizar redes alternativas de financiación al margen de la banca tradicional. Estas redes, apoyadas en internet, están operando como circuitos paralelos de financiación y, si bien hoy no suponen una amenaza para la banca, constituyen una salida para miles de familias y pequeñas empresas marginadas de los circuitos de financiación bancaria. El término reintermediación financiera comienza a abrirse paso como una fase posterior al proceso de desintermediación bancaria, en la medida en que las plataformas de comunicación actúan como los nuevos intermediarios para este tipo de operaciones de crédito. Obviamente, estas operaciones de financiación sin intermediarios bancarios, presentan todavía algunos inconvenientes, derivados sobre todo de la ausencia de un control riguroso de sus operaciones y de la carencia de una normativa explícita de supervisión. No obstante, su expansión y desarrollo, quizá pone de manifiesto cómo nos encontramos probablemente, ante un cambio de paradigma en el modelo de relaciones banco-cliente, que sin duda, se irá adaptando al nuevo entorno competitivo abierto por el desarrollo de las tecnologías de difusión de la información. Posiblemente, la Banca deba potenciar canales de distribución en los que ya está presente (por ejemplo la banca “on-line” para microcréditos), adaptando sus sistemas de calificación a una estructura de demanda de crédito, que sin duda ha cambiado radicalmente como consecuencia de la crisis. 6. Bibliografía BANCO DE ESPAÑA (2012): Boletín Estadístico, Diciembre. BEITO, D.T. (2000): From Mutual Aid to the Welfare State: Fraternal Societies and Social Services, 1890 – 1967, University of North Carolina Press. BERGER, S. C.; GLEISNER, F. (2009): “Emergence of Financial Intermediaries in Electronic Markets: The Case of Online P2P Lending”, Business Research, Volumen 2, Número 1, Mayo, pp. 39-65.
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RESUMEN La crisis financiera y de liquidez dentro de los mercados financieros, está teniendo repercusiones graves en la financiación a los agentes económicos que actúan como motores del crecimiento. En los últimos meses, el crédito a las familias y a las pequeñas y medianas empresas (PYMES), se ha resentido notablemente. Bajo éste contexto, han surgido fórmulas de financiación alternativas a los circuitos tradicionales de intermediación crediticia, apoyadas en las nuevas tecnologías. Estos “circuitos paralelos de financiación”, a pesar de sus limitaciones, están complementando, cuando no supliendo, a la financiación bancaria en determinados segmentos de clientela. En éste artículo se describen algunas de estas alternativas apoyadas en el desarrollo de internet como difusor de información. Palabras clave: Préstamos sociales, Préstamos P2P, Desintermediación financiera, Reintermediación financiera. SUMMARY The financial and liquidity crisis in financial markets is having a serious impact on the financing of economic agents that act as engines of growth. In recent months, credit to households and small and medium enterprises (SMEs), has suffered greatly. Under this context, there have been forms of financing alternatives to traditional credit intermediation circuits, supported by new technologies. These “parallel circuits of funding,” despite its limitations, are supplementing, if not supplying, to bank financing in selected customer segments. In this paper we describe some of these alternatives supported by the development of Internet as a disseminator of information. Key words: Social Lending, Peer-to-Peer Lending, Financial desintermediation, Financial reintermediation.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 267-288)
FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA ÉTICA DE LAS FINANZAS Raúl González Fabre, S.I. ICADE-Universidad Pontificia Comillas
La ética empresarial puede construirse como un conjunto de prescripciones para ser obedecidas por los agentes, o como una discusión de razones a partir de las cuales los agentes tomarán decisiones bajo su propia responsabilidad moral. En tiempos de crisis como los que corren, las malas experiencias despiertan una urgencia por controlar las conductas. El modelo prescriptivo parece entonces ofrecer la respuesta: los ciudadanos piden leyes más estrictas y las empresas añaden capítulos a sus códigos internos, como si en la raíz moral de la crisis se encontrara una carencia normativa. Sin embargo, esta aproximación se revela, se revelará pronto, insuficiente. Detrás de la crisis no se encuentra la falta de reglas adecuadas, sino deficiencias en la constitución moral de las personas y las organizaciones, a las cuales contribuyó, quizás, la pretensión de que sus conductas podían ser reguladas desde afuera. Las normas que no se sostienen desde las convicciones de quienes deben cumplirlas, simplemente no se sostienen. Las convicciones éticas se alimentan, entre otras cosas, de la intelección de la realidad donde el agente va a actuar. Comprender lo que uno tiene entre manos, apreciar sus dimensiones y su trascendencia, situarlo en perspectiva histórica, ayuda a hacerse cargo de lo que está en juego en las decisiones y de la consecuente responsabilidad moral. En estos tiempos en que cada día nos trae un escándalo nuevo, mayor o menor, en el universo de las finanzas, parece necesario resituar los fundamentos de la actividad financiera en la cooperación humana. Recontando las raíces antropológicas de los problemas éticos que nos aquejan, podremos comprenderlos mejor y buscarles respuestas más convincentes, mejor arraigadas en la naturaleza de las finanzas.
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I. La cooperación humana Proyectos humanos y cooperación La existencia humana transcurre en torno a proyectos: individuales o colectivos, pequeños o grandes, que se agotan en sí mismos o se ordenan a otros posteriores o mayores. Somos capaces de imaginar estados del mundo y de nosotros mismos distintos a los actuales; somos capaces de evaluar la deseabilidad de esos estados posibles; y por ello somos capaces de proyectar la realización individual o colectiva de los que nos parecen mejores. El intento de realizar nuestros proyectos requiere, en la mayor parte de los casos, de la cooperación de otros: personas, grupos, organizaciones. Esa cooperación debe ofrecerse adecuadamente dispuesta en el tiempo, puesto que se trata de hacer real un futuro imaginado. Ello implica que ciertos fines intermedios deben irse alcanzando en el momento oportuno para servir de medios a fines ulteriores, en una cadena temporal y causal que concluye en el estado deseable que habíamos envisionado. Modalidades de cooperación (modelos relacionales) La cooperación de los demás para nuestros proyectos puede obtenerse a través de relaciones recíprocas y no recíprocas. Entre las no recíprocas, las más relevantes son las basadas en la violencia o el engaño puro, que arrebatan al otro sus bienes o su esfuerzo sin compensación, a veces con daño adicional, y las basadas en el altruismo puro, donde se da sin esperar nada a cambio, de manera que la recompensa, si la hay, proviene del mismo sujeto donante. Estas relaciones no recíprocas tienen el inconveniente de que, maligno o benigno, su carácter unilateral las convierte en una carga sin contrapartida para una de las partes, lo que conspira contra su repetibilidad. La mayor parte de las relaciones sociales son, por ello, recíprocas. De una u otra manera, la cooperación que se recibe de la contraparte es equilibrada por una obligación de cooperar con ella. Para las relaciones recíprocas emplearemos la clasificación del antropólogo social Alan P. Fiske (1993), releída para nuestros propósitos en estos términos: – Relaciones comunitarias, como las familiares, las de amistad, las tribales... La reciprocidad en ellas consiste en que cada cual contri-
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buye a la comunidad según capacidad y recibe de ella según su necesidad. No se lleva una cuenta estricta de cuánto aporta o recibe cada uno, y es perfectamente posible que una persona contribuya mucho más de lo que recibe a lo largo de su pertenencia a la comunidad, o al revés. Sin embargo, se espera de quien ahora recibe porque está en la posición más débil que contribuya cuando se encuentre en una posición más fuerte (“hoy por ti, mañana por mí”, el deber filial de mantener a los padres cuando son ancianos...). – Relaciones jerárquicas, como las que ocurren en las cadenas de mando, las organizaciones burocráticas, etc. La reciprocidad en ellas consiste en que los superiores asumen una responsabilidad por el éxito del proyecto conjunto y se comprometen a hacer participar a todos en los beneficios de ese éxito, según un criterio establecido de justicia, mientras que los niveles inferiores se comprometen a prestar obediencia leal a los superiores con vistas a la consecución de esos objetivos. De esa obediencia resulta precisamente el poder de los superiores. – Relaciones igualitarias, como las de ciudadanía o las de vecindad. La reciprocidad en ellas consiste en que todos los participantes son tenidos por iguales a los efectos de la relación, de manera que lo aportado y lo recibido por cada uno (bienes y cargas, derechos y deberes) aunque no sea estrictamente igual, se considera simbólicamente equivalente. La igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, el igual acceso a los servicios públicos, o la reciprocación en las invitaciones entre vecinos, constituyen buenos ejemplos. – Relaciones de mercado. La reciprocidad en ellas consiste en la entrega mutua de bienes o servicios, por una parte, y medios de pago, por otra, de manera que entre lo que cada cual contribuye al otro y lo que recibe de él, puede reconocerse una igualdad cuantitativa medida según un sistema social de precios. A diferencia de los tres modelos anteriores, la entrada en una relación de mercado es característicamente voluntaria, y la relación termina cuando se completan las entregas previstas. Estos cuatro son tipos relacionales que forman las unidades básicas, en expresión de Fiske, de una “gramática generativa” de las relaciones sociales. Los cuatro tipos se combinan de maneras muy diversas para regir las relaciones reales, entretejidos pero gobernando cada uno aspectos bien diferenciados de la relación. Aplicar el criterio de reciprocidad de un modelo a un aspecto regido por otro modelo, daría lugar a la vio-
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lación de la separación entre las ‘esferas de justicia’ de que hablaba Walzer (1983). Fiske hace notar además que las mismas relaciones pueden ser organizadas según uno u otro modelo en diferentes sociedades, o según distintos modelos en la misma sociedad en diferentes momentos. Un ejemplo claro es el matrimonio, del cual se pueden encontrar versiones predominantemente comunitarias, jerárquicas, igualitarias y de mercado. Qué aspectos de cada relación social deban regirse por qué modelos relacionales, constituye una fuente importante de desacuerdos y conflictos morales, tanto éticos (cuando se plantean en torno a una situación concreta) como políticos (cuando se discute algún aspecto del diseño social). En fin, a los efectos de nuestro interés retengamos que para llevar a cabo su proyecto, el agente idea un plan para obtener cooperación de los demás según las relaciones que le cabe entablar, dentro de uno de los tipos o combinando varios de ellos. En todo caso, las diversas relaciones de cooperación deben proporcionarle en el tiempo oportuno los medios con que piensa alcanzar el fin último del proyecto. El agente debe por tanto prever los aportes con que reciprocará cada contribución que reciba, de acuerdo al modelo relacional correspondiente. Diferentes densidades relacionales Que cada aspecto de la vida social se gestione a través de uno u otro de los modelos relacionales que hemos mencionado, o de alguna combinación de ellos, es resultado del proceso histórico de cada cultura. Sin embargo, aunque eventualmente puedan sustituirse entre sí, los modelos relacionales poseen distinta densidad informacional, por tanto requieren saber más o menos de la contraparte; y distinta densidad moral, implican mayor o menor compromiso con el otro. Es fácil distinguir tres niveles a este propósito: Las relaciones comunitarias requieren en general la mayor implicación posible entre las personas, tanto desde el punto de vista del conocimiento (hasta llegar a la comunicación de la intimidad) como del compromiso mutuo (que se sostiene incluso cuando el otro ya no podrá reciprocar). Por ello, las relaciones básicas constitutivas de las personas suelen ser comunitarias; en ellas resulta tanto posible como necesario llegar a la comunicación de la intimidad y mantener compromisos perpetuos con el otro con base en quien él es. Las relaciones comunitarias son, en ese sentido, típicamente interpersonales.
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En un segundo nivel podemos situar las relaciones jerárquicas y las igualitarias, que juntas tejen el grueso de la vida de las organizaciones modernas, tanto privadas como públicas, incluyendo a los Estados. Los requisitos de comunicación para que estas relaciones funcionen se limitan al comportamiento en el espacio reglado por la organización, por lo general un espacio público, y el compromiso puede limitarse a lo que las reglas organizacionales correspondientes estipulen para cada uno según lo que él es. Por tanto, estos dos modelos relacionales resultan más adecuados para relaciones impersonales de larga duración, como las políticas o las intra-empresariales. Finalmente, las relaciones de mercado son las más livianas en términos de información sobre el otro y de compromiso con él. Supuesto que se guarden los principios fundamentales de respeto a la propiedad del otro y a su libertad de contratación, pueden entablarse relaciones de mercado sabiendo muy poco de la contraparte (mirando números en una pantalla, por ejemplo) y comprometiéndose con ella únicamente hasta la entrega de lo acordado. El otro es reconocido por lo que tiene para ofrecer a cambio de lo que nosotros ofrecemos, sin necesidad siquiera de saber cuántos son ni dónde están. Impersonalización y desplazamiento de modelo Estas diferencias de densidad informacional y moral entre los diversos modelos relacionales tienen consecuencias históricas importantes: Conforme las interconexiones entre personas definen redes cada vez más amplias, las relaciones comunitarias pierden su predominancia originaria. En efecto, nuestros antepasados hasta hace poco (siglos, décadas incluso) vivían en un mundo hecho fundamentalmente de comunidades de unos cientos de individuos a lo más: la familia extendida, la aldea o el pueblo, la tribu en otros lugares. La cortedad del número permitía conocer a cada cual por quien él era y establecer relaciones interpersonales. La comunidad resultaba a menudo la manera más eficaz de gestionar las precariedades de una vida muy vulnerable a fenómenos naturales (patologías, vaivenes del clima) y sociales (guerras). Comenzando quizás en el siglo XVIII, la urbanización y el incremento de formas de interacción que no incluyen la convivencia física, ha llevado a la mayor parte de la Humanidad a relacionarse cotidianamente con millones de otras personas de quienes no saben ni pueden saber gran cosa. Oímos sus mensajes, les vendemos y compramos productos, nos
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regimos por las mismas normas, elegimos legisladores y gobernantes con ellos…, pero no les conocemos personalmente. Más allá de la primera infancia, la mayor parte de las relaciones importantes en nuestra vida son ahora impersonales. Transcurren a través de la combinación jerarquía-igualdad de las organizaciones a las que pertenecemos, y a través de los mercados en que participamos. Ahora bien, en este proceso de extensión de redes sociales impersonales, la menor densidad relacional de los mercados hace que estos tiendan a adelantarse a las estructuras políticas. Es más fácil entablar una relación de mercado que una relación política u organizacional de alcance más amplio. La historia moderna quizás pueda entenderse a partir de una dinámica en la cual las relaciones económicas se adelantan a las políticas y luego éstas, penosamente, las alcanzan y subordinan dentro de esquemas de mayor densidad relacional que constituyen proyectos civiles de vida en común reflejados en constituciones políticas. Si así fuera, no hay duda de que estamos en una de estas transiciones históricas en que las relaciones de mercado se extienden más deprisa que la capacidad política para subordinarlas a proyectos mayores de civilidad. Primeras determinaciones de la ética de las finanzas El desarrollo anterior permite formular una primera clave de una ética contemporánea de las finanzas. Las finanzas se han globalizado pero no hay verdadera capacidad de ponerlas bajo control político global en sus aspectos más preocupantes o peligrosos. Los esfuerzos esencialmente baldíos del G-20 a lo largo de varios años ya, lo muestran. Por ello, el aseguramiento de la calidad ética de las actividades financieras sólo puede ser ‘externalizado’ hacia el sistema jurídico en una medida limitada, dentro de economías nacionales o regionales en esencia abiertas e insuficientes para autofinanciarse. La ética personal de los operadores y la ética corporativa de las empresas financieras siguen resultando imprescindibles. Esa ética, además, no contará en la mayor parte de los casos con el soporte de una relación interpersonal. En todo caso, no deberá necesitarlo, puesto que buena parte de las transacciones cuya calidad moral debe asegurar ocurren entre agentes distantes que se comunican a través de números conectados por un mínimo inglés, en una dinámica de intercambios que a menudo se completan a gran velocidad, dejando a los agentes desligados entre sí tan pronto como la transacción ha concluido.
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Las correspondientes decisiones se toman a partir de series de cifras, sin mucha otra información adicional. Una ética para las finanzas contemporáneas deberá entonces ser ella misma económica en materia de la información que necesita para identificar la decisión correcta. Aunque toda la información disponible debe ser utilizada por el agente a la hora de la decisión moral (lo contrario resultaría en ignorancia voluntaria y culpable), la ética no debe sobrecargar informacionalmente relaciones cuyo dinamismo deriva precisamente de sus bajos costes informacionales. Por esa razón, la virtud fundamental de la ética de las finanzas habrá de ser la justicia entendida en sentido moral, que nos permite buscar equilibrios impersonales entre los intereses legítimos en juego sin necesidad de conocer al otro ni hacernos cargo de su situación concreta (como sí lo necesitarían la amistad o la caridad, por ejemplo). Realizar lo justo en las relaciones financieras, voluntariamente y no sólo bajo coacción legal, requiere que los agentes entiendan en qué consiste el dinero y se relacionen con él de una manera moralmente sana. La injusticia en el mundo de las finanzas es muy a menudo hija de la codicia. II. La naturaleza del dinero Deuda y origen del dinero1 En las relaciones recíprocas, la colaboración que se recibe del otro genera una obligación hacia él. La naturaleza de la obligación y la oportunidad de su satisfacción pueden resultar muy diferentes, dependiendo del modelo relacional dentro del cual se organice la colaboración. Por ejemplo, los bienes recibidos de los padres durante la crianza generan una obligación de respeto y piedad filiales que, efectivamente, puede resultar en el deber de sostenerlos económicamente en la ancianidad o la enfermedad. La seguridad física que se recibe de la comunidad civil genera el deber de contribuir a ella con impuestos o con el servicio militar obligatorio. Y así en cada relación recíproca. Estas obligaciones se vuelven deudas cuando lo que debe entregarse para satisfacerlas está bien determinado en el tiempo y en el objeto, que ha de ser transable y cuantificable. Tales determinaciones vuelven a las 1
Este subepígrafe depende en buena medida de Graeber (2011).
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deudas transferibles: si A debe a B cien ovejas a entregar dentro de un año, y B contrae dos obligaciones de cincuenta ovejas cada una con C y D en el mismo plazo, puede eventualmente saldar estas deudas transfiriendo a C y D la deuda que A tiene con él. Si C y D aceptan la transferencia, porque consideran a A tan digno de crédito como a B, éste ha saldado una deuda con otra deuda. El desfase temporal entre el momento en que se incurre en una obligación de estas características y el momento en que se ha de satisfacer, introduce un elemento de riesgo. Sobre el futuro nada hay cierto; y cuanto más lejano ese futuro o más volátiles las circunstancias relevantes en el periodo que nos separa de él, menos previsible resulta. Colaborar recíprocamente con otro cuando la contrapartida se recibirá en el futuro, requiere de confianza en él: ha de resultarnos creíble tanto en su voluntad como en su capacidad futuras de satisfacer la obligación en que queda con nosotros. El crédito que el otro haya de merecernos suele evaluarse proyectando hacia el futuro datos del pasado sobre ese sujeto en particular, o sobre los de su clase y circunstancia. Si el crédito así estimado resulta insuficiente por sí mismo, quizás pediremos que le avale alguien que nos lo merezca mayor. Las instituciones públicas pueden proveer tal respaldo de diversas maneras. Así, los antropólogos afirman que hubo registros oficiales de deuda (en los templos sumerios, por ejemplo) antes de que hubiera moneda acuñada. El origen del dinero en el Medio Oriente quizás se encuentre en esos registros públicos de deuda institucionalmente respaldada, cuando tablillas registrando saldos acreedores fueron utilizadas para satisfacer saldos deudores, bajo la garantía del templo o del palacio. Hoy en día, el dinero sigue siendo deuda, esto es, obligación determinada en la cantidad y el tiempo, que alguien mantiene con nosotros dentro de relaciones de reciprocidad. El dinero puede adquirir muchas formas. En el extremo, se realiza en moneda: deuda totalmente inespecífica, que el poseedor puede hacer valer en el lugar y momento de los mercados (o de cualquier otro mecanismo social de colaboración que lo acepte para saldar la reciprocidad debida en él) que convenga a su proyecto. Constituye típicamente un pasivo del conjunto de la sociedad cuyo banco central la emite, y en cuyo ámbito es aceptada. Viene no sólo garantizada, sino también aceptada por el Estado como liberadora de todas las deudas públicas, y forzada por el mismo Estado como liberadora de todas las deudas privadas.
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Esta completa aceptabilidad para saldar deudas, la inespecificidad del tiempo y la contraparte que podemos satisfacer con un cierto activo, es lo que llamamos liquidez. La moneda es el más líquido de los activos. Otros títulos de deuda pública o privada pueden ser utilizados para realizar alguna de las funciones del dinero, y en ese sentido funcionan como cuasi-dinero, pero dependen para su aceptación de la percepción de solvencia del emisor del título, esto es, de la percepción de que satisfará la deuda en dinero líquido en el plazo estipulado en el título. En la medida en que, al aceptar como pago activos menos líquidos que la moneda, se incurre en rigideces de tiempo o en riesgos adicionales, ello se compensa con un descuento sobre el valor facial del activo. Función práctica del dinero En el proceso de organizar la cooperación con los demás dentro de cualquiera de los cuatro modelos relacionales que describimos arriba, el dinero constituye un valioso auxiliar. Gracias a él, la persona dispuesta a prestarnos su colaboración no necesita disponer del objeto requerido para nuestro proyecto, en el momento y el lugar precisos. Si nos da dinero, ya obtendremos nosotros el objeto de algún otro agente en el mercado. La relación entre el dinero y el mercado es más estrecha que respecto a los demás modelos de cooperación. Por una parte, el dinero que se entrega dentro de relaciones distintas a la de mercado, tiende a desembocar en el mercado. Pagamos impuestos para que el Estado pueda adquirir bienes y servicios en el mercado. Con la misma finalidad entregamos dinero movidos por la solidaridad a aquellos con quienes nos sentimos miembros de la misma comunidad. Por otra parte, sólo en las relaciones de mercado se pueden saldar con dinero todas las obligaciones. Las modalidades de cooperación que hemos presentado arriba son todas recíprocas, de manera que quien recibe algo queda obligado con la contraparte, de una u otra manera. En las modalidades distintas al mercado, esa obligación a menudo no puede saldarse con dinero. Por ejemplo, no puede comprarse el amor paternal, la exención de ciertos deberes cívicos, las sentencias de los jueces, etc. Por la naturaleza misma de las relaciones de mercado, menos duraderas, continuas y estables entre agentes concretos que las relaciones jerárquicas, comunitarias o ciudadanas, el mercado funciona más difícilmente sin dinero. Mientras la entrega de bienes en especie o de tiempo
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de trabajo han sido habituales por largos periodos en otros tipos de relaciones (piénsese en la crianza de los hijos, en las medianías feudales, en el servicio militar moderno), ningún mercado dura, ni menos se extiende, sobre la base del trueque. La relación de mercado exige podernos mover con fluidez de una contraparte a otra, por lo que sufre cuanto más complicado sea el proceso de coordinarnos con cada una de ellas. Esencia del dinero2 El dinero es pues un símbolo socialmente convenido cuyo significado consiste en la colaboración voluntaria de otros con nuestros proyectos que es capaz de suscitar dentro de un arreglo social de mercado. Expresa una deuda, inespecífica en cuánto a quién y cuándo ha de satisfacerse, de la sociedad con su tenedor. El dinero no es el único símbolo social de colaboración. Por ejemplo, los galones de un oficial le permiten obtener colaboración inmediata de militares de menor rango; la tarjeta sanitaria permite obtener colaboración del personal hospitalario público; el saludo secreto de la logia permite obtener la colaboración de los hermanos masones. Estos símbolos sociales suscitan colaboración sin intercambio de dinero en el contexto de relaciones jerárquicas, igualitarias y comunitarias, respectivamente. El dinero presenta dos peculiaridades que lo distinguen de otros símbolos sociales de colaboración: – es numérico racional, de manera que sobre él tiene perfecto sentido realizar todas las operaciones aritméticas, como rara vez ocurre con otros símbolos. Ningún número de tenientes puestos de acuerdo mandan más que un coronel, al menos mientras se conserve la jerarquía. Pero tres billetes de 20 compran efectivamente más que un billete de 50. – significa colaboración voluntaria inmediatamente basada en el propio interés, genera un juego gana-gana de corto plazo, en cada transacción. Todas las formas genuinas de colaboración según los modelos mencionados son recíprocas, de manera que resultan en juegos gana-gana en plazos y extensiones sociales mayores. Pero no necesariamente en todas y cada una de las transacciones, como sí ocurre con las de mercado. 2
Este subepígrafe depende en buena medida de Mathieu (1990).
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Cada símbolo social de cooperación necesita un sistema de decodificación que indique de manera lo menos ambigua posible qué es posible obtener de los demás utilizando ese símbolo. En el caso del dinero, tal decodificación ocurre a través del sistema de los precios de bienes y servicios. Lo que ocurra con ese sistema, por intervención pública o privada, o como resultado de la dinámica propia de los mercados, altera la colaboración que se puede obtener de otros con cierta cantidad de dinero, y esta variación, a su vez, altera la previsibilidad necesaria para los proyectos humanos que se gestionan con dinero. Las funciones típicas del dinero (medio de intercambio, unidad de medida de valor y depósito de riqueza) pueden así ser entendidas por relación a su carácter de símbolo dentro de un sistema de deudas a través del cual gestionamos el tiempo y las contrapartes para nuestros proyectos, por referencia al mecanismo de mercado. Los problemas éticos de la relación personal con el dinero Correctamente situado en una antropología de la cooperación humana, el dinero no es más que un instrumento para organizar ciertas relaciones recíprocas con vistas a proyectos personales o colectivos con los que guarda la subordinación de un medio con el fin. Hay otros medios de obtener cooperación de los demás, no mediados por el dinero, más densos desde el punto de vista relacional y por ello con mayor potencial de felicidad (o de infelicidad). Es verdad sin embargo que, al convertirse en impersonales una proporción cada vez mayor de nuestras relaciones, los mercados han venido ganando espacio en la vida de las personas como lugares de obtención de cooperación. El dinero se torna cada más importante como medio para casi cualquier proyecto. Este papel del dinero como medio cuasi-universal para los proyectos humanos en la cultura de nuestros días, puede introducir, de manera más o menos sutil o inadvertida, una inversión de lugar entre el medio y los fines. Tal inversión está en la raíz de una serie de patologías psicosociales cada vez más extendidas, en las cuales se pierde el sentido de la mesura en la cantidad de dinero concretamente necesaria para proyectos encaminados a la felicidad y la plenitud humanas. Nuestra ‘necesidad’ de dinero deja entonces de tener límite. Tres figuras morales pueden servirnos para tipificar y sintetizar esas patologías: a. La avaricia: La inespecificidad en el tiempo y la contraparte que el dinero supone, su carácter simbólico capaz de conectar con cualquier
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proyecto y por tanto con cualquier deseo humano, permiten imaginar que por su posesión pueda uno garantizarse una seguridad existencial y un control sobre la propia vida que están, en realidad, fuera del alcance del ser humano. Quien cae víctima de esta ilusión, acumula dinero sin gastarlo como si efectivamente en ello le fuera la vida. Su proyecto vital se empobrece en una obsesión maligna: proyectos más ricos e interesantes desde el punto de vista relacional son dejados de un lado por ganar más dinero o por no gastarlo. b. El endeudamiento consumista: Bajo la influencia seductora de la industria del marketing y de las dinámicas sociales de emulación, la realización humana se proyecta sobre el consumo hasta el punto de adelantarlo endeudándose más allá de lo prudente. Casi cualquier objetivo de los proyectos personales (la salud, la armonía familiar, el éxito sexual, la autoestima, el aprecio de los demás, la comunión con la naturaleza, la paz interior…) es proyectado por el marketing sobre objetos de consumo que deben ser adquiridos en el mercado. Pero se trata de una proyección engañosa, no sólo porque muchos de esos objetivos no pueden ser alcanzados sólo ni principalmente consumiendo, sino también porque al intentar alcanzarlos a través de objetos de consumo nos introducimos en una dinámica que nos separa de las bases relacionales de la felicidad humana. Endeudados para consumir, debemos trabajar más quitando tiempo a la vida interior y a las relaciones personales y sociales. El consumo que debería calmar nuestras ansiedades se convierte en deuda generadora de nuevas preocupaciones. La satisfacción producida por el consumo se transforma rápidamente, en virtud de las técnicas del marketing, en insatisfacción que nos llama a comprar cuanto antes para calmarla. La vida se focaliza así en torno al dinero, y vamos siendo incapaces de concebir ninguna solución que no termine alimentando el círculo vicioso y profundizando el problema. c. La ambición competitiva: El dinero constituye una forma de poder convertible en otras formas de poder: con dinero se gobiernan las organizaciones y se hace la política. Como la competencia por el poder se autoalimenta –el poder mismo constituye una ventaja competitiva en la lucha por el poder–, quien entra en dinámicas de este tipo puede encontrar que no hay límite absoluto al dinero que pueda desearse para vencer en ellas. Detenerse cuando los adversarios siguen reuniendo recursos económicos, amenaza derrota en la competencia; y lo mismo le ocurre a los adversarios. Como en la Alicia de Carroll, se trata de un país en que quien desea permanecer en el mismo sitio debe correr todo lo que pueda,
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y quien desee avanzar debe correr mucho más3. Pronto el sentido mismo de la carrera (el bien común en el caso de la política, la densificación de la cooperación económica en el caso de la empresa) se pierde en la competencia. Sorprendentemente, la discusión de estas patologías ha desaparecido de los textos de ética de las finanzas en las últimas décadas. Quizás estamos culturalmente tan inmersos en ellas que ni podemos verlas. Sin embargo, las distintas formas de la codicia que alimentan, se encuentran en la raíz motivacional de los problemas éticos de los mercados y el sistema financiero de los que sí se ocupan los libros4. III. Las transacciones financieras Como todas las relaciones de mercado, las transacciones financieras constituyen juegos en que las dos partes entran de manera prima facie voluntaria, porque ambas esperan avanzar sus proyectos simultáneamente organizando los recursos en el tiempo de la manera más adecuada. Son relaciones de cooperación recíproca cuya vocación es resultar en juegos gana-gana, aunque en el caso particular de las apuestas de propósito especulativo al mismo plazo, se conviertan en juegos donde uno gana y otro pierde. Asociación de proyecto La ética de las transacciones financieras deriva de esos rasgos. En cuanto constituye una relación de cooperación en que ambas partes se benefician, supone asociarse al proyecto del otro. Financiar es posibilitar, participando con mayor o menor riesgo en los beneficios; implica por tanto cierta asociación moral con aquello que se financia. Aunque tal asociación sea opacada por la eventual existencia de múltiples capas de intermediación entre el propietario del dinero y el lugar de su colocación, 3 “Well, in our country,” said Alice, still panting a little, “you’d generally get to somewhere else– if you ran very fast for a long time as we’ve been doing.” “A slow sort of country!” said the Queen. “Now, here, you see, it takes all the running you can do, to keep in the same place. If you want to get somewhere else, you must run at least twice as fast as that!”. Carroll (1976:166). 4 Así ocurre incluso en autores como Boatright (2008) y Duska (2011), que otorgan un lugar central a virtudes como la integridad en la ética de las finanzas.
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no por ello resulta menos real. Sobre esa base de realidad se construyen, precisamente, las diversas formas de las llamadas ‘finanzas éticas’. Justicia La virtud reguladora de las relaciones de cooperación recíproca es la justicia. En el caso de las relaciones de mercado, la justicia puede entenderse de dos formas5: a. Intersubjetivamente, como precio justo que refleja el verdadero valor de cambio del objeto en términos del sistema vigente de precios. Ello facilita que el comprador pueda recuperar su dinero vendiendo en el mercado si se arrepiente de su decisión. El precio justo puede relacionarse con lo que Adam Smith llamaba el precio natural6, esto es, el precio que resulta de un mercado perfectamente competitivo; y por tanto, con el coste de producción. Se trata de un precio que ninguna de las dos partes en una transacción puede manipular. Es suficientemente estable y conocido en sus componentes sociales como para que cada una de ellas pueda identificarlo y reconocer qué variaciones suyas tienen fundamento objetivo, distinguiéndolas de las variaciones resultado de la acción arbitraria desde posiciones de poder de mercado. b. Subjetivamente, como libertad perfecta de las partes contratantes. Aunque las transacciones de mercado son prima facie voluntarias, según indicamos arriba, esa voluntariedad puede venir limitada por alguna forma de coacción o amenaza, de ignorancia o engaño, o de necesidad o compulsión. Un viejo aforismo del Derecho Romano reza volenti non fit iniuria: a quien quiere no se le hace injusticia. Si la voluntariedad de todos los participantes es completa, exenta de esos tres factores limitantes, entonces la transacción es justa entre ellos sean cuales sean sus términos objetivos. De estos dos conceptos de justicia, el segundo basado en la libertad de las partes es el más apropiado a las transacciones financieras. El primero, la idea de un precio justo de los productos financieros, puede excluirse de entrada en la mayor parte de los casos por la falta de una referencia estable (los precios en los mercados financieros se basan en expectativas, por 5 Resumimos aquí la comprensión de la justicia en el mercado de los escolásticos, que ya a comienzos del siglo XVI estaba bien desarrollada como instrumento de análisis moral de las transacciones de la época. Hemos estudiado la versión de esta teoría por Francisco de Vitoria en González Fabre (1998). 6 Cfr. Gómez Camacho (1990).
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lo que pueden resultar muy volátiles incluso sin grandes cambios en la economía real) y porque, por su misma naturaleza, las finanzas incluyen series de transacciones en tiempos distintos, donde los mercados enviarán señales diferentes sobre el precio del mismo instrumento. La información Por esa razón, el grueso de la discusión ética sobre las operaciones financieras se dirige al área más vulnerable de la libertad de los contratantes: el acceso a la información necesaria para tomar una decisión enteramente voluntaria. Si el juego, incluso el especulativo, va a ser limpio, será necesario que ambas partes posean o puedan poseer igual información sobre el producto y los hechos pasados que afecten su valor de mercado futuro. La justicia se traduce así concretamente en simetría de información. A partir de la misma información disponible sobre el pasado y el presente, los agentes podrán llegar a distintas conclusiones sobre el futuro, y ello, junto con la diversidad de proyectos y plazos en que cada uno opera, generará legítimamente posiciones vendedoras y compradoras. Cuando la diferencia entre vender y comprar estriba en que una parte conoce información vedada a la otra, falta una condición fundamental para el aseguramiento de la justicia y entramos en las aguas cenagosas del fraude, el engaño y la desinformación. Contables, auditores, comisiones de mercado y, en otro sentido, agencias de calificación, tienen por misión principal garantizar en lo esencial la simetría de información entre los operadores en los mercados financieros. Sobre esa importante función social se construye su ética. El principal y el agente Otro de los grandes temas de la ética de las finanzas deriva también de los peligros de la asimetría de información, no ya en el mercado sino en las relaciones profesionales y organizacionales de quienes participan en ellos. Se trata del problema del principal y el agente. La mayor parte de los operadores en los mercados no trabajan con recursos propios, sino cedidos por algún otro que carece del tiempo o la capacidad profesional para operar directamente. El compromiso profesional del operador consiste en actuar en el mejor interés de la institución o del cliente que pone en sus manos los recursos para que actúe con ellos. La tentación de perseguir su propio interés por encima de ese compromiso profesional se le
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presentará tanto más cuanto mayor sea la asimetría de información entre él y su proveedor de fondos. En un cierto enfoque, el neoclásico, esta tentación no sería considerada tal sino un reflejo de la naturaleza humana. La única solución sería entonces técnica: diseñar esquemas de incentivos y sanciones que alineen el interés del agente con el de su principal, de forma que el agente no tenga más remedio que servir bien a su principal, sea cual sea la calidad de su compromiso profesional. La idea es razonable pero insuficiente. Las circunstancias cambian y con ellas se desalinean los incentivos económicos hasta en el esquema mejor pensado7. La existencia de las otras formas de cooperación recíproca que reseñamos en el primer epígrafe, muestra que las personas son capaces de guardarse lealtad y fidelidad a largo plazo asociándose de maneras en que la maximización del propio beneficio no es inmediata, pero que resultan esenciales para la estabilidad de la vida de la persona y de la empresa. Una buena alineación de incentivos ayuda, pero no puede confiarse a ella lo que sólo la honestidad y la lealtad profesionales pueden asegurar. Más aún, confiar únicamente a los incentivos económicos la buena actuación profesional en el terreno de las finanzas envía una señal equivocada a los operadores con dinero de otros. El mensaje de que deben servir a su cliente o institución por su propio interés, en cierta manera legitima procurar siempre ese interés propio, coincida o no con el del principal. La prudencia En las decisiones financieras es también relevante la cuestión de la prudencia. Al fin, participar en transacciones financieras supone insertarse en una red de deudas dependiente de la habilidad de los participantes para realizar sus proyectos económicos en el futuro. Cuando la red incluye numerosos proyectos inviables salvo en las más favorables circunstancias, es probable un fallo en cadena. Sesgos cognitivos bien conocidos nos inclinan a minusvalorar el riesgo y sobreapreciar la rentabilidad. Esos sesgos se ven objetivamente reforzados cuando la red de deudas incluye esquemas con fuerte riesgo moral, en los cuales quien
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Así lo nota también Gómez-Bezares (1991).
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decide tomar un cierto riesgo se beneficiará con las ganancias pero apenas sufrirá las pérdidas. La prudencia y no la codicia en la toma de riesgos solía ser la virtud por excelencia del oficio del banquero. La idea podría extenderse a cualquier otro operador con dinero ajeno en los mercados financieros. Claro está, la prudencia requiere cierta moderación en el afán de lucro, que nos evite ser cegados por la ambición. Requiere personas capaces de situar al dinero en su lugar como instrumento para proyectos humanos sensatos, y de reconocer a quienes no están sabiendo hacerlo, para no comprometer el dinero que manejan en redes de deudas pobladas por codiciosos imprudentes y destinadas por ello a desplomarse en cadena antes o después. Juegos de poder Las transacciones financieras, en cuanto ocurren en los mercados, están en principio exentas de amenazas o coacciones directas que pudieran afectar la libre voluntariedad de las partes contratantes. Sólo en modelos mafiosos de negocio se recurre al chantaje o a la violencia para forzar la transacción. Sin embargo, las presiones del poder no son totalmente ajenas a las finanzas regulares, por así llamarlas. Por una parte, se las encuentra en la acción de los poderes públicos, que se relacionan con el resto de la sociedad desde una posición de superioridad jerárquica. Los Estados pueden decidir transferencias forzosas de unos grupos sociales a otros, como la que está en curso últimamente de la población a los bancos y cajas fallidos. Los bancos centrales, por su parte, pueden modificar el valor de la moneda, alterando así el símbolo social dinero a favor de unos y en perjuicio de otros. Y ambos pueden establecer reglas para el juego financiero que influyan decisivamente tanto en la competencia como en los términos posibles de transacción. Una ética de estas intervenciones de los poderes públicos en las finanzas privadas debería basarse en la procura del bien común para evitar la sospecha, no siempre excesiva, que retorna una y otra vez desde que Marx y Engels la lanzaran en 1848: “El Poder público del Estado moderno no es más que el Consejo de administración que gestiona los intereses colectivos de la clase burguesa.”8 8
Marx y Engels (2008:36).
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Otro aspecto del ejercicio del poder en las finanzas ocurre dentro de las mismas instituciones financieras privadas, donde también se da una relación jerárquica entre la empresa y sus empleados. Marcándoles objetivos que sólo pueden cumplirse explotando asimetrías de información, dejando implícita o haciendo explícita la amenaza de despido en caso de no alcanzar esos objetivos, se ejerce a veces presión sobre los empleados para que, movidos por el miedo o la conformación institucional, traicionen relaciones fiduciarias con sus clientes u otras contrapartes. Aunque el caso del empleado que defrauda a su institución recibe regularmente mayor publicidad, sin duda más frecuente, y más preocupante desde el punto de vista moral, es el caso del empleado que defrauda para su institución. Cobrar las deudas Por último, y quizás sorprendentemente, la naturaleza de la transacción financiera como relación de cooperación recíproca obliga a plantearse el límite moral de lo que puede hacerse para cobrar las deudas, con independencia de los límites legales. Al financiar el proyecto del otro, decíamos, nos asociamos a él en cierta medida, diferente según la modalidad de financiamiento. Ello ocurre tanto si ese proyecto sale bien como si sale mal. En el segundo caso, la contraparte puede entrar en bancarrota y encontrarse en estado de necesidad –una de las limitantes de la voluntariedad que garantiza la justicia–, desprovista de crédito. A esta desgracia se suma a menudo el acoso de los acreedores. La historia está llena de casos de destrucción de los deudores fallidos por sus acreedores: personas, familias, empresas, países… han sido reducidos a una u otra forma de destitución o esclavitud económica por su incapacidad para pagar las deudas. Pero, ¿cabe moralmente hacer cualquier cosa del otro con el que entrábamos en una relación de cooperación, si no puede cumplir su parte? Este constituía un tema central de la ética de las finanzas en el pensamiento antiguo, que parece haberse perdido en los libros de texto contemporáneos. Los legisladores babilonios e israelitas promulgaron jubileos periódicos de las deudas. Los moralistas medievales condenaron la usura precisamente porque acaba dejando al deudor pobre en manos del acreedor rico. Más recientemente, la crisis de la deuda externa del Tercer Mundo en los años ’80 planteó la cuestión de si debe pagarse con la miseria de los más pobres las deudas contraídas por sus gobernantes, rara
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vez democráticos, a menudo puestos por las mismas potencias neocoloniales acreedoras. E incluso hoy, entre nosotros, nos encontramos con el problema de los desahucios de familias de sus viviendas por decenas de miles9. En muchos de esos casos, el prestamista cuenta con mayor capacidad de evaluar los riesgos que su prestatario. En todos los casos, los riesgos mayores son compensados por tasas mayores de interés. Y sin embargo, parece indiscutible en nuestro modelo económico que el prestamista deba recibir su dinero de vuelta a toda costa, sea cual sea el daño existencial que sufra su contraparte10, incluso si esta no se hallaba en las condiciones de simetría de información y de poder que se hubieran requerido para la justicia del contrato. Una relación de cooperación como la financiera, que se extiende al futuro, no puede ignorar el desafío ético de gestionar el fracaso. Si el futuro no resultó como se esperaba y la relación deja de ser gana-gana, entonces el primer problema que se plantea a sus participantes consiste no tanto en cómo salvar los muebles cada uno, sino en cómo cooperar también en la pérdida, de manera que ambas partes subsistan para la cooperación económica futura. IV. Conclusión: la cuestión sistémica En las últimas décadas hemos visto cómo se expandían y liberalizaban los mercados, volviéndose la clave para la integración social de la mayor parte de la Humanidad, según mencionamos arriba. Ello ha venido acompañado de un agigantamiento de la economía financiera respecto a la economía real. Para notarlo basta con comparar el volumen anual de transacciones sobre divisas y sobre productos derivados, por una parte, y el PIB agregado del mundo, por otra11. Como consecuencia, en la práctica, la ética de los negocios constituye ahora una parte más importante de la ética social; y la ética de las finanzas ha venido a convertirse en la parte más relevante de la ética de los negocios. Hasta tal punto lo que ocurre en el terreno financiero condiciona las posibilidades de entablar relaciones de cooperación recípro-
Hemos tratado este último problema en González Fabre (2011). Este constituye el tema central de Graeber (2011). 11 Cfr Blundell-Wignam & Atkinson (2011:4). 9
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ca en casi todos los ámbitos sociales, no sólo en los mercados sino también a través de los Estados. Se trata nada menos que de una transición histórica que debe ser acompañada por una discusión ética en profundidad, para decidir qué diseño queremos para el mundo por venir. Hasta hace poco parecía que una ética social quedaba cubierta en lo sustancial con una discusión sobre calidades de la relación entre la empresa productiva y sus stakeholders, y otra discusión sobre los significados éticos del poder y las políticas públicas del Estado nacional. Ese ya no es el caso. La crisis nos ha demostrado que tanto la empresa de la economía real como el Estado se encuentran dentro de un sistema mayor cuyas claves son, en último término, financieras. Los problemas de ética de las finanzas que hemos mencionado a lo largo de este ensayo cobran así un nuevo significado. No constituyen meramente los problemas típicos de un sector de la actividad económica, sino que en ellos se reflejan cuestiones cruciales para nuestro tiempo. Las finanzas, con su toma de decisiones a menudo enteramente impersonal, plantean un desafío radical a la ética. ¿Es posible sostener la virtud en relaciones tan ligeras en términos de información y compromiso mutuo, donde el contacto humano se ha reducido al mínimo o incluso ha desaparecido, hasta el punto de que muchas decisiones son tomadas por ordenadores? Según hemos visto, ese desafío comienza en las motivaciones de los agentes, en su relación personal con el dinero. Se extiende por las transacciones entre ellos, que sólo pueden ser reguladas por virtudes aptas para lo impersonal como la justicia y la prudencia. Finalmente, el desafío ético de las finanzas plantea, como las finanzas mismas, riesgos sistémicos. Si no se le sabe dar respuesta, el resultado será la inhibición o la destrucción masiva de relaciones de cooperación recíproca no sólo en los mercados financieros sino también en la economía real, a través de los Estados, y a la larga quién sabe si también en comunidades básicas como la familia. La crisis lo demuestra: ¿qué aspecto de la cooperación humana sería capaz de resistir a la corrupción moral de un aparato tan poderoso como el financiero de nuestros días? Cada transición histórica de esta envergadura (la Humanidad ha conocido varias) ha planteado cuestiones igualmente acuciantes. Después de décadas o siglos de tanteos, hasta ahora ha sido siempre posible encontrar respuestas éticas suficientes para aprovechar las potencialidades humanizadoras de las nuevas formas predominantes de rela-
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ción social, al mismo tiempo que se controlaban sus peligros. Sobre esas respuestas éticas se han levantado aparatos institucionales para concretarlas políticamente e incorporarlas a la cultura. Ninguno de tales procesos ha sido fácil. Grandes conmociones sociales, incluso feroces violencias, los han acompañado. Sin embargo, el resultado puede evaluarse como positivo: una Humanidad en números sin precedentes es capaz hoy de cooperar con mayor intensidad, mayor libertad y mejores resultados que nunca antes. Hay pues esperanza de que, una vez más, empeñándonos en ello, seremos capaces de dar respuesta al desafío ético que se nos presenta en el nuevo poder de las finanzas: ponerlas al servicio de la cooperación humana. Bibliografia BLUNDELL-WIGNALL, A. y P. ATKINSON (2011): “Global SIFs, Derivatives and Financial Stability”. OECD Journal: Financial Market Trends, No. 1, pp. 1-34. BOATRIGHT, J. R. (2008): Ethics in finance. Malden, Mass., Blackwell. CARROLL, L. (1976): The complete works of Lewis Carroll. New York, Vintage Books. DUSKA, R. F.; B. S. DUSKA, et al. (2011): Accounting ethics. Chichester, West Sussex, Malden, MA, Wiley-Blackwell. FISKE, A. P. (1993): Structures of social life: the four elementary forms of human relations. New York, Toronto, Free Press. GÓMEZ-BEZARES, F. (1991): “Ética y objetivo financiero”. Boletín de Estudios Económicos, nº 144, diciembre, págs. 435-463. GÓMEZ CAMACHO, F. (1990): “El triangulo Glasgow, Paris, Salamanca y los orígenes de la ciencia económica”. Separata de Miscelanea Comillas. N1/4. 48. GONZÁLEZ FABRE, R. (1998): Justicia en el mercado: la fundamentación de la ética del mercado según Francisco de Vitoria. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello. —(2011): “Dación en pago: ¿por qué y cómo?” Razón y Fe, nº 1358, pp. 403414. GRAEBER, D. (2011): Debt : the first 5,000 years. Brooklyn, N.Y., Melville House. MARX, K.; F. ENGELS, et al. (2008): The Communist Manifesto. London, Pluto Press. MATHIEU, V. (1990): Filosofía del dinero (tras el ocaso de Keynes). Madrid, Rialp. WALZER, M. (1983): Spheres of justice: a defense of pluralism and equality. New York, Basic Books.
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RESUMEN La ética de las finanzas debe ser construida a partir de una comprensión de las transacciones financieras como relaciones de cooperación a través del mercado, cuyo objeto es la organización de los recursos en el tiempo para los proyectos humanos. Desde esa perspectiva, y a partir de una cierta definición del dinero como símbolo social, caracterizamos algunas problemáticas propias de la ética de las finanzas. Concluimos notando que nos encontramos en una transición histórica en que la ética de las finanzas constituye una clave nuclear de cualquier ética social para el mundo que viene. Palabras clave: Cooperación humana, modelos relacionales, ética de las finanzas, justicia económica. SUMMARY The ethics of finance must be built on an understanding of financial transactions as a modality of human cooperation in the market, whose purpose is the timely organization of resources for human projects. From that perspective, and using a certain definition of money as a social symbol, we derive some typical problems of finance ethics. We conclude by noticing that we are in the midst of a historical transition where finance ethics has become a central key of any social ethics for the coming world. Key words: Human cooperation, relational models, finance ethics, economic justice.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 289-310)
ANALISIS DE LOS PERFILES Y DESAFÍOS DE LA BANCA ÉTICA DESDE LA EXPERIENCIA DEL PROYECTO FIARE Pedro M. Sasia Universidad de Deusto
Juan Garibi Director de Fiare
Introducción La caracterización nítida de espacios organizacionales en nuestras sociedades actuales resulta siempre difícil. Pretender recoger con una determinada etiqueta amplios conjuntos de organizaciones que normalmente incluyen formas jurídicas diversas exige focalizar en elementos como su ámbito de misión o su marco de valores, entre los que inevitablemente se incluyen conceptos que a su vez resultan de difícil concreción. Esta dificultad se refleja con especial nitidez cuando tratamos de caracterizar espacios de actividad económica que incluyen organizaciones cuya aspiración es plantear modelos de actividad significativamente diferentes a los ampliamente generalizados en el sistema económico actual, cuya variedad es asimismo muy amplia. Poder realizar una caracterización que no solo sea reconocible, sino claramente diferenciada, exige de un análisis que preste atención a una serie de elementos de carácter no formal que permita conectar éstos con elementos más formales, mostrando un todo coherente. En este trabajo, se pretende afrontar esa tarea en un ámbito muy concreto (y especialmente significativo) de la actividad económica, como es el de la intermediación financiera. Una pretensión que persigue delinear de la forma más clara posible los contornos de un espacio que últimamente está cada vez más presente en los medios: la Banca Ética. Es importante aclarar desde el primer momento que el objetivo fundamental de este trabajo es precisamente poder reconocer un nuevo espacio organizacional concreto en la línea de lo anteriormente planteado. No se pretende, por lo tanto, ofrecer una reflexión sobre los retos éticos que
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afrontan las entidades financieras tradicionales que, siendo muchos y muy significativos, responden a un objetivo distinto del planteado en este trabajo. Planteado así, podemos decir que la perspectiva elegida cabría situarla en el terreno de las alternativas económicas, de esos espacios de innovación social que persiguen generar gérmenes de transformación de los modos de articular las relaciones económicas en la escala micro y meso, que son los lugares en los que, como iremos viendo, se mueven estas organizaciones. Nos alejamos, por lo tanto, de los análisis de índole macroeconómico, aunque no renunciaremos a ofrecer alguna reflexión relativa a ese nivel que nos permita asentar algunas de las razones que se encuentran detrás de determinadas características del espacio de la Banca Ética. Primeras precisiones Como punto de partida de nuestro análisis ofrecemos una primera delimitación genérica del espacio de la Banca Ética, como aquel que reúne a organizaciones que realizan intermediación financiera con el objetivo de apoyar mediante el crédito a proyectos que sitúan el impacto social y medioambiental de su actividad como objetivo ineludible y prioritario de su misión. Esta primera delimitación nos plantea de forma inmediata dos cuestiones insoslayables, si lo que pretendemos es, como venimos resaltando, avanzar en una caracterización lo más nítida posible de este espacio. Por un lado está la cuestión de lo que podemos entender por impacto social. No podemos olvidar que la introducción del adjetivo “social”, a pesar de estar presente en muchos ámbitos de la actividad económica, no es capaz por si solo de delimitar con suficiente nitidez la calificación que pretende aportar cuando acompaña a conceptos como “innovación”, “responsabilidad”, “emprendimiento”, y tantos otros a los que se recurre con frecuencia, incluido el propio concepto de “economía”. Sin pretender analizar el valor real del adjetivo “social” en todos estos ámbitos, sí merece la pena para las pretensiones de este trabajo, prestar al menos atención a lo que esconde el concepto de “impacto social” en el ámbito de la Banca Ética. Un buen punto de partida puede ser entenderlo como un contenido complementario al “impacto económico”, ya que esta suele ser la formulación que se propone en múltiples ocasiones, presentando el impacto social como una suerte de freno o contrapunto al impacto económico directo, recordando que no puede obtenerse éste a toda costa y sin aten-
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der otro tipo de consideraciones. Esta es precisamente la intención que late bajo la mayoría de las aproximaciones al enfoque de Responsabilidad Social de la empresa que tan extensamente está siendo desarrollado en los últimos tiempos1. Sin embargo, es posible definir otros alcances de mayor recorrido al término “social”. Entre las entidades que se reconocen habitualmente como pertenecientes al ámbito de la Banca Ética, es frecuente encontrar una aspiración de índole regenerativo en el compromiso por atender de forma prioritaria al impacto social de la actividad. Quiere esto decir que las iniciativas que asumen este enfoque, el impacto se valora en la medida en que es capaz de afrontar las “heridas” que la actividad económica va dejando en nuestras sociedades desde la perspectiva de la justicia, muy especialmente los impactos relacionados con la fragilización de los derechos básicos de las personas y las agresiones de índole medioambiental. En el espacio de la Banca Ética, este enfoque condiciona, como veremos con más detalle posteriormente, la política de concesión de crédito, cuya vocación fundamental y, en muchos casos, exclusiva, es el apoyo a proyectos que tratan de atender a esas situaciones de fragilización y vulneración de derechos que la actividad económica actual genera. Hecha esta precisión, la segunda cuestión tiene que ver con el carácter prioritario que hemos reconocido a la atención a este impacto social. Esta supeditación al impacto social de los proyectos hacia los que se orienta la actividad de crédito a cualquier otro objetivo que la organización pueda perseguir, nos coloca inmediatamente ante el dilema de cómo afrontar las consecuencias económicas directas de tal principio de actuación2. La primera reflexión en ese sentido exige separar nítidamente la necesidad de consolidar proyectos sostenibles económicamente, con la necesidad de ofrecer resultados que sean capaces de rentabilizar las inversiones y retribuir de forma atractiva a los aportantes de capital para el proyecto. En la Banca Ética, la sostenibilidad económica es, como en cualquier otra organización de naturaleza económica, no solo una condi1 La Unión Europea publicó en Julio de 2001 el Libro Verde para fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas. En él se propone esta definición: “Se entiende por Responsabilidad Social la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores”. Esta definición aparece así en el punto 20 de la versión española (se puede encontrar, por ejemplo, en: http://www.empresaysociedad.org/premios/libroverde.pdf). 2 Es habitual encontrar entre las definiciones propuestas para la Banca Ética, el necesario equilibrio entre la sostenibilidad económica y “el apoyo mediante el crédito de actividades que tengan un impacto social positivo” (Alsina, 2002:29).
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ción, sino una pre-condición de índole instrumental absolutamente innegable. Se podría decir que es, incluso, una pre-condición ética, en la medida en que supone un ejercicio de responsabilidad imperativo para poder mantener vivos proyectos que aspiran precisamente a generar impactos sociales orientados al bien común. Sin embargo, lo que los proyectos de Banca Ética niegan es la necesidad de diseñar una estructura económico-financiera y unas estrategias de gestión orientadas a satisfacer los intereses económicos, en términos de rentabilidad, de quienes poseen los derechos derivados de haber realizado aportaciones de capital. Esta opción por evitar lo que podríamos llamar el “yugo de la superrentabilidad” (en la medida en que se trata siempre de rentabilidades comparativas con otras posibles opciones de inversión) condiciona, como veremos, la manera en que se construye la estructura de propiedad de las organizaciones de Banca Ética y genera correlativamente una serie de debilidades relacionadas con la capacidad de crecer en fondos propios y desarrollar determinadas estrategias de crecimiento. La atención prioritaria al impacto social y la apuesta por evitar las consecuencias del yugo de la superrentabilidad sitúa a los proyectos de Banca Ética dentro del espacio que comúnmente se conoce como Economía Solidaria, compartiendo con ese espacio de alternativa otros elementos que inciden directamente en el estilo de gestión de la organización, entre los que cabe destacar la cercanía a la comunidad local, la austeridad en el uso de recursos (incluida la política retributiva) o la perspectiva de género (Razzeto, 1999), (Pérez de Mendiguren, 2009). Es interesante resaltar en este punto que, si bien es fácil reconocer en esta delimitación preliminar elementos claramente identificables también con un espacio mucho más institucionalizado como el de la Economía Social, se pueden establecer interesantes puntos de debate con este espacio y, más concretamente, con el cooperativismo de crédito, especialmente en lo que concierne a los criterios para orientar la actividad de crédito, de carácter muy generalizadamente mutual en aquel espacio y alejado, por lo tanto, del enfoque regenerativo de la Banca Ética antes apuntado3. 3 El informe del Comité Económico y Social Europeo en el año 2006 define la Economía Social en la UE como el: “Conjunto de empresas privadas organizadas formalmente, con autonomía de decisión y libertad de adhesión, creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a través del mercado.... La Economía Social también agrupa a aquellas entidades privadas organizadas formalmente... que producen servicios de no mercado a favor de las familias, cuyos excedentes, si los hubiera, no pueden ser apropiados por los agentes económicos que las crean, controlan o financian.” (Monzón, 2006:16).
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La Banca Ética como herramienta financiera sectorial Una de las cuestiones principales que se plantean al afrontar el análisis de la Banca Ética suele ser por qué crear una entidad financiera para responder a necesidades sociales o, dicho de otro modo, por qué las entidades sociales se plantean que, para poder consolidar el sector social y reforzar las relaciones entre sociedad civil y economía solidaria, hace falta estructurar sus relaciones económicas y, específicamente, las financieras contando con herramientas propias. Dos son las razones fundamentales que explican este proceso que tanta expectación ha despertado en el ámbito de los movimientos sociales en los últimos años. La primera está relacionada con las barreras de entrada para la concesión de crédito por parte de las entidades financieras tradicionales y su influencia en la fragilización o reforzamiento de un determinado sector de actividad. En efecto, la capacidad que tienen las entidades financieras de determinar la realidad es muy alta. No podemos obviar que la dinámica de la concesión de créditos (principal actividad de una entidad financiera) no es nada más (ni nada menos) que una respuesta afirmativa o negativa a un proyecto presentado. Éste puede ser un proyecto de vida, de vivienda, de empresa, de consumo,...En todos los casos, la entidad financiera, con su respuesta, alienta, permite que ese proyecto salga adelante, o lo dificulta o bloquea. Tradicionalmente lo hace en función de criterios “objetivos” como la capacidad de retorno, o la generación de ingresos de forma sostenida en el tiempo, la solidez de las garantías aportadas, etc. Pero no se consideran criterios clave algunos elementos que, como hemos descrito anteriormente, forman parte prioritaria de la política de crédito de las entidades de Banca Ética, como son la propia finalidad y características del proyecto, su impacto en la comunidad, el nivel y calidad del empleo generado o la repercusión ambiental. Por tanto, desde un proyecto de construcción de una sociedad más justa y equilibrada, que las entidades financieras limiten unos tipos de actividades y alienten otras, resulta fundamental. La segunda razón está relacionada con el impacto que aporta una entidad financiera en un sector concreto de actividad. Como muestra, basta con comparar los volúmenes de actividad del comercio justo en España, una de las áreas de la economía solidaria más conocidas y aceptadas, con las tasas de crecimiento más elevadas de este espacio (un 247% en 8 años), que en el año 2007 (último ejercicio antes de la crisis)
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superó los 17 millones de euros en ventas en el estado español, tras años de esfuerzo y trabajo de muchas personas y organizaciones sociales (Setem, 2009). Contrasta con este dato el hecho de que el proyecto Fiare de Banca Ética que describiremos posteriormente, una agencia de una cooperativa italiana, con una oferta limitada de productos y un máximo de 7 personas en plantilla para toda España y sin canales virtuales de distribución, ha alcanzado en 2012 los 30 millones de euros en ahorro del público gestionado procedente, en buena parte, de los mismos colectivos que las ventas de comercio justo. Y esta diferencia de volúmenes a pesar de la desproporción de recursos disponibles se debe a la diferencia de sector de actividad, no especialmente al buen hacer de Fiare ni a eventuales déficits del comercio justo. Todos los recursos de personas y organizaciones atraviesan canales bancarios. Pero sólo una pequeña parte de los mismos se orientan al comercio justo, o a la agroecología, o a la economía solidaria en general. Y sólo la gestión de una entidad financiera puede aportar al movimiento de la economía alternativa la capacidad de incidir de forma significativa en la actividad económica. Tanto determinando positivamente la canalización de recursos en forma de crédito hacia este tipo de organizaciones, como multiplicando importes a través de la agregación de corrientes monetarias de los diversos sectores de actividad que se llevan a cabo de acuerdo con otros valores. Proyectos, no productos A esta necesidad, dijéramos primaria, en el sentido de condición de posibilidad para la consolidación de la economía solidaria, se suman, en ocasiones reforzando, en otras distorsionando, otras demandas en favor de “nuevos aires” en el panorama financiero. Los escándalos de algunas entidades, los malos resultados durante la crisis, la influencia de sus comportamientos en la propia generación y propagación de ésta, así como la propuesta de reforzarlas mediante ayudas públicas para salir de la misma han generado en el conjunto de la ciudadanía una valoración negativa de los “bancos”, caldo de cultivo para la sensibilidad hacia una oferta financiera “diferente”. Como decíamos anteriormente, este caldo de cultivo puede servir para potenciar las necesidades que dan sentido a un proyecto de Banca Ética, pero también pueden distorsionar, convirtiendo la necesidad de
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dar respuesta a un consumidor cansado, “indignado”, en la necesidad fundamental. Y permitir que esa respuesta se pueda dar desde cualquier escala de valores y estrategias empresariales. Ahí podemos ubicar las crecientes referencias a la transparencia o a la responsabilidad en muchas entidades. Sin embargo, esa respuesta, no orientada a permitir que los recursos fluyan hacia proyectos socialmente valiosos, sino a excluir algunos comportamientos escandalizadores como estrategia de diferenciación, no altera el tipo de economía en que nos movemos, ni su financiarización huyendo de la economía real ni la sacralización del lucro individual como eje vertebrador de todo tipo de relaciones económicas. Por eso resulta fundamental la diferenciación entre diferentes categorías que pueden confundirse e incluso emplearse deliberadamente para enfatizar una cierta imagen de marca sobre la base de productos muy concretos y muy habitualmente claramente minoritarios en la oferta global de servicios de una entidad determinada. En efecto, es importante resaltar que la existencia de un producto financiero publicitado como ético (quizá el más conocido por el público en general sean los fondos éticos), al margen de las características que en la práctica justifiquen más o menos dicha caracterización, se dirige directamente a la percepción de persona consumidora. Una percepción que debe superar la evidencia, repetida con frecuencia en informes sobre la naturaleza de este tipo de productos, de que resulta habitualmente difícil diferenciarlos de otros productos de inversión no labelizados. Se ha enfatizado esta falta de diferenciación como una de las razones más importantes que explican que la inversión en estos fondos éticos no acabe de despegar. La notable coincidencia entre las carteras de los fondos ordinarios con las que ofrecen habitualmente los fondos sometidos a un escrutinio ético, genera una razonable falta de confianza en el valor de criba que aporta dicho análisis4.
4 Según el número 7 de Papeles del Observatorio de las Finanzas Éticas titulado “Análisis cualitativo de los Fondos de Inversión Socialmente Responsables comercializados en España”, publicado en diciembre de 2010, si analizamos los 10 valores más representados en este tipo de Fondos, nos encontramos con un peso del 39% del sector financiero, siendo los dos valores más representados en este análisis BBVA y Caja Madrid, e incluyéndose en el puesto 13º la empresa Nestlé, entidad criticada en algunas campañas por las organizaciones de Cooperación al Desarrollo.
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Pero, al margen de ello y, aunque fuera realmente un fondo que invirtiera en valores de empresas reconocidas socialmente por su comportamiento desde una perspectiva ética y supusieran una diferenciación grande con los productos ordinarios, el producto ético sigue partiendo de una orientación al cliente. Es decir, forma parte de una estrategia de marketing, centrada en ofrecer un producto diferenciado a la clientela que exige algo distinto. Lo que en cada momento, en función de su información y exigencia, demande dicha clientela, será lo que se ofrezca para conseguir la venta. Y serán las características de ese producto las que permitan que sea comprado o no. Características como el precio, la facilidad de compra, la información, los costes de salida, rentabilidad, etc. El éxito del producto dependerá de la existencia o no de productos sustitutivos, de la diferenciación respecto de ellos y de mantener a la clientela continuamente informada respecto al mercado ordinario y a la diferenciación. Sin embargo, aunque existiera como hipótesis una entidad que ofreciera solamente este tipo de productos, no dejaría de ser una entidad financiera ordinaria con una segmentación específica. La característica “ético” o “alternativo” asociada al sustantivo “banco” se predica de la entidad, no del producto que se ofrece. Por decirlo gráficamente, la existencia de un producto que permite participar a quien lo adquiere, ni aunque toda la gama de productos lo permita, convierten a esa entidad en “participada”, porque no permite la participación sobre los aspectos de la entidad (organigrama, objetivos, estructura de personal, márgenes, distribución de resultados...) sino sobre aspectos de los productos. Precisamente, en un “banco ético” el adjetivo hace referencia al titular de la entidad, no al producto. Es por ello que no se vincula a una estrategia de marketing, sino de participación. El valor añadido de esa propuesta no depende de las características del producto, sino de la propia utilidad social de la entidad. Por tanto, la información que requiere la persona potencialmente cliente o socia (que aquí resulta fundamental) no es sobre el mercado y la diferenciación con otros productos sustitutivos, sino la verificación del impacto en la sociedad de la propia entidad financiera que se define como “ética” o “alternativa”. No requiere de un cliente informado, sino de un militante implicado en el cambio social y que percibe que por esta vía se puede producir dicho cambio. La oferta concreta de productos y sus características es puramente instrumental. Es útil si sirve para esa transformación, no si es rentable, líquido o seguro.
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El espacio de la Banca Ética como ámbito de consumo responsable de productos financieros5 Hemos realizado hasta este momento un recorrido en el que hemos venido analizando algunos de los elementos que ayudan a configurar el espacio de la Banca Ética. Atendiendo a la preeminencia del impacto social de la actividad y su consecuente enfoque regenerativo del crédito, nos hemos detenido en su naturaleza de proyectos que asumen en su conjunto (y no solo en productos específicos) el reto ético de hacerlo posible. También hemos reflexionado sobre el valor estratégico y las razones de contexto que muestran la oportunidad y necesidad de contar con herramientas financieras sectoriales en el espacio de la economía solidaria. Poco hemos dicho hasta ahora, sin embargo, sobre cómo se presenta la Banca Ética a la ciudadanía en general, a las personas ahorradoras que buscan una entidad que satisfaga sus necesidades de servicios propios de la banca personal. Esta no es una cuestión menor, ni mucho menos, y no lo es desde distintas perspectivas. En primer lugar es importante resaltar que pretender cerrar un circuito sostenible de intermediación sobre la base de una estructura de socios y clientes configurada exclusivamente por organizaciones sociales es, en estos tiempos, extremadamente difícil. Las organizaciones sociales sobre las que se asienta el primer “circulo de construcción” de los proyectos de Banca Ética son de forma muy generalizada demandantes de crédito mucho más que aportantes de ahorro o inversores. Con la excepción de algunas organizaciones sociales de gran tamaño que cuentan con suficiente robustez financiera (y no suelen tener dificultades para acceder al crédito en los circuitos bancarios tradicionales), la inmensa mayoría de las organizaciones sobre las que se construye la Banca Ética cuentan con muy pocos fondos propios y problemas estructurales de tesorería. Vincular a personas que puedan aportar capital y completar el circuito de intermediación, consolidando el balance de un proyecto de Banca Ética resulta imprescindible. Junto a esta razón de índole práctica, existe otra razón de naturaleza mucho más política, que remite al propio concepto de alternativa que
5 Un desarrollo pormenorizado del enfoque ciudadano de la Banca Ética como herramienta de acción colectiva generadora de nuevos circuitos de actividad económica se encuentra en Sasia, P. y De la Cruz, C. (2008).
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caracteriza la Banca Ética. Cuando hablamos de estos proyectos como propuestas de alternativa es importante aclarar que no se trata de iniciativas que pretendan, como indicábamos anteriormente, influir en la escala macroeconómica, sino generar circuitos nuevos de actividad económica. Nuevas dinámicas de producción-distribución-consumo (ahorrointermediación-crédito en este caso) que vinculen de manera estrecha a todos los participantes en esta actividad. Esta vocación no solo condiciona de forma radical el tamaño, implantación y estrategia de desarrollo de estas iniciativas, sino que las compromete con el reto de transformar los criterios puestos en juego por la ciudadanía a la hora de tomar decisiones de consumo e inversión. Esta aspiración de alternativa afronta las dificultades culturales que surgen del concepto de rentabilidad sobre el que basan su vínculo social los proyectos de este tipo y que tiene como primera consecuencia (como hemos venido describiendo) su insistencia en que las razones para atraer capital se asienten sobre la base de expectativas de rentabilidad social y no exclusivamente económica. Su naturaleza de propuestas económicas a contracorriente choca con el nicho cultural neoliberal y hace que sea necesario un compromiso consciente de la persona inversora o ahorradora por participar en este tipo de proyectos al poner en valor el impacto social sobre otro tipo de beneficios económicos, de accesibilidad, tecnológicos, etc. Los proyectos de Banca Ética, por lo tanto, persiguen también plantear a la ciudadanía un tipo de demanda de servicios bancarios alternativa, mostrando que es muy importante asumir la responsabilidad que como consumidores tenemos los ciudadanos. Lo que plantea la Banca Ética, y en general todo el ámbito de la economía solidaria, es la necesidad de rescatar un pensamiento de contenido político que entienda que nuestras decisiones de consumo e inversión tienen una gran influencia en la legitimación de los diferentes actores sociales a los que damos nuestro apoyo con dichas decisiones y, por lo tanto, un gran poder para condicionar sus comportamientos. Afrontar este reto exige prestar especial atención al trabajo cultural, la participación informada y la capacidad de incidencia buscando, en definitiva, consolidar una red densa de capital social (capital humano) que pueda mantenerse impulsada a participar en el desarrollo del proyecto más allá de las motivaciones puramente económicas y que sea capaz de superar la presión que los imponentes mecanismos de la publicidad y el marketing ejercen sobre nosotros.
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Un proyecto de Banca Ética en España: el proyecto Fiare El proyecto Fiare de Banca Ética lleva desarrollándose desde el año 2003. Impulsado inicialmente por la Fundación Fiare desde Euskadi, es hoy una realidad en marcha que, a cierre de 2011, ha sido capaz de reunir ahorro por valor de más de 30 millones de euros, y ha concedido financiación a más de 150 proyectos sociales por un valor superior a los 27 millones de euros. Fiare es una propuesta de agregación ciudadana que se construye sobre la base de una extensa red de personas y organizaciones de la sociedad civil. Hoy son más de seiscientas las organizaciones promotoras que se han vinculado jurídicamente al proyecto, a través de once redes territoriales y una sectorial, extendiéndose prácticamente por todo el territorio del Estado. Es una red de redes que posee su mayor fortaleza en el intercambio de saberes, recursos y capacidades que, en un contexto cooperativo denso, ofrecen todas estas organizaciones promotoras y que ha hecho posible llegar al punto de sostenibilidad económica sin menoscabar su autonomía al no recurrir a inversores empresariales o institucionales. Su base social la completan más de tres mil personas y organizaciones que han suscrito participaciones sociales por valor de más de tres millones de euros en toda España. Fiare es alternativa económica porque es una iniciativa de carácter esencialmente no lucrativo, al no contar en su estructura de propiedad con inversores que acuden al proyecto movidos por el retorno económico en interés propio. Los niveles salariales se encuentran asimismo en los límites habituales de las empresas de la economía solidaria, limitando actualmente el ratio de su escala a 1:2. La operativa financiera muestra asimismo importantes elementos de alternativa, entre los que cabe destacar: – La restricción de los ámbitos de financiación al apoyo mediante el crédito de proyectos de regeneración social. En concreto, proyectos orientados a la lucha contra la exclusión, la cooperación, la protección del medio ambiente y el trabajo cultural por la transformación en valores. – Una información transparente de todo el circuito del dinero, ofreciendo en su web (www.proyectofiare.com) el listado completo de proyectos financiados. – Productos de ahorro que ofrecen la posibilidad de dirigir el interés generado hacia la intermediación financiera de personas y organi-
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zaciones especialmente vulnerables, que no pueden obtener el reconocimiento a su derecho al crédito en la banca tradicional. Más allá de la operativa financiera, la propia estructura social de Fiare busca una participación intensa de la base social, articulándose en grupos locales y redes territoriales que buscan mantener a las personas y organizaciones pegadas al proyecto. Desde el punto de vista formal, Fiare a día de hoy es una empresa mercantil con forma de Sociedad Limitada, participada al 100% por redes de entidades no lucrativas (singularmente la propia Fundación Fiare, inicialmente socio único) que opera en España como agente de Banca Popolare Etica, entidad europea que opera por lo tanto en España sin establecimiento permanente. La propuesta que actualmente está siendo analizada y que detallaremos a continuación, es la integración entre ambas organizaciones bajo el paraguas de la actual cooperativa Banca Popolare Etica, que ya dispone de la autorización bancaria del Banco Central Italiano, lo que permitiría operar en cualquier país de la UE a través de sucursales. El hecho de que estas sucursales no fueran sólo actividad financiera, sino también social, agregando personas y organizaciones socias, voluntariado, comisiones éticas, etc. es la gran novedad del modelo. Un proyecto cooperativo de Banca Ética de implantación europea Esta intuición inicial de que cualquier proceso de evolución de nuestras sociedades hacia marcos de valores que permitan construir comunidades más justas y equilibradas necesitan la existencia de algunos instrumentos financieros “nuevos”, no es sólo teórica. En los últimos tiempos, y muy especialmente a raíz de la crisis financiera y las evidencias de las nefastas consecuencias de una deriva incontrolada de la esfera financiera a nivel mundial, se ha ido produciendo un creciente desarrollo de experiencias concretas de Banca Ética en muchos países europeos (Carboni, 2011). En este proceso de desarrollo e institucionalización, es inevitable fijar la mirada en el proceso de integración que, tras más de diez años de trabajo conjunto desde sus espacios de implantación respectivos en España e Italia, afrontan los proyectos de Fiare y Banca Popolare Etica. Banca Popolare Etica, es una sociedad cooperativa italiana con sede central en Padua, fundadora de la Federación Europea de Bancos Éticos y
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Alternativos6. Con más de diez años de funcionamiento y una estructura muy consolidada, su actividad financiera ha ido creciendo de forma sostenida hasta situarse a finales de 2011 con más de mil millones de euros de recursos directos e indirectos del público y más de 500 millones de crédito utilizado. Cuenta con una base social de más de 37.000 personas y organizaciones socias y 37 millones de euros de capital social7. Como hemos apuntado, en mayo de 2012, las asambleas respectivas de Fiare y Banca Popolare Etica aprobaron la integración de sus bases sociales en un proyecto cooperativo conjunto capaz de operar como cooperativa de crédito en España e Italia de acuerdo a los principios de la Banca Ética que hemos venido delineando y que ambas entidades comparten. Se trata de un proyecto de integración que tiene como objetivo consolidar no solo una cooperativa de crédito de Banca Ética operativa en España e Italia, sino explorar un modelo de desarrollo internacional de este tipo de iniciativas sobre la base de la integración horizontal de bases cooperativas de distintos países. Es necesario resaltar que, junto con los necesarios planes de viabilidad en los que se han analizado las posibilidades reales de afrontar este proceso de integración, éste no hubiera podido ponerse en marcha sin contar con una gran identidad cultural y una visión estratégica común a la hora de afrontar los retos que, como hemos venido resaltando, plantea la Banca Ética tanto a la construcción social del proyecto como al propio estilo y funcionamiento de la actividad financiera propiamente dicha. Entre estos elementos de identidad podemos resaltar: – Participación efectiva y democrática en la toma de decisiones. Elementos básicos del proyecto, que se intentan articular en la práctica a través de herramientas como: • Ambas entidades desarrollan un modelo de estructuración de los socios en el territorio a través de Grupos de Iniciativa Territorial (GIT) que aglutinan a sus bases sociales y les permiten recibir información, realizar propuestas, proponer candidaturas a los diversos órganos de la cooperativa de crédito, etc. • El voto por persona y no por capital. Cada persona y organización tiene un único voto, sea cual sea el capital social adquirido. El
6 La Federación Europea de bancos Éticos y Alternativos (Febea) reúne a 25 entidades de Banca Ética de 13 países europeos, que totalizan activos por valor de más de 21.000 millones de euros y por encima del medio millón de personas y organizaciones socias y/o clientes (www.febea.org). 7 www.bancaetica.com
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mínimo en ambas organizaciones es de aproximadamente 300€ para personas físicas, 600€ para personas jurídicas sin ánimo de lucro y 1.800€ para otro tipo de personas jurídicas. Además, nadie puede ostentar más de 10 votos delegados en las asambleas, por lo que la existencia de grupos de control es prácticamente imposible. – Tratamiento no capitalista del beneficio. El destino de estos beneficios es muy mayoritariamente la reinversión en el proyecto, salvo un máximo de un 10% que puede destinarse a aportaciones sociales en forma de donación aprobadas por la asamblea. En ningún caso se distribuyen beneficios entre los socios en forma de dividendo. En el caso de Banca Popolare Ética, únicamente se ha aprobado en contadas ocasiones en los últimos años el incremento de valor de las acciones, contra resultados del ejercicio, como forma de compensar la pérdida de valor real de las participaciones por la inflación. – Entidad creada desde y para el tercer sector. La existencia de una serie de organizaciones fuertemente implicadas en el nacimiento y desarrollo posterior del proyecto ha permitido definir unos proyectos cuya masa social surge de esos ámbitos y quiere prestar servicio fundamentalmente en ese mismo entorno, generando un circuito “autogestionado” del ahorro de un colectivo en beneficio de los proyectos del propio colectivo, lo que hace especialmente coherente la gestión de esos fondos respecto de sus titulares. En ese sentido, no se ofrecen productos como créditos al consumo, sólo se financia la vivienda si es primera y única, etc. Incluso, a la hora de crear fondos de inversión, se ha creado una sociedad dentro del grupo Banca Etica, que sólo ofrece fondos éticos propios y se cobra a quienes lo suscriben el 0,1% como comisión de apertura, en línea con la denominada “tasa Tobin”. El importe obtenido con esta tasa, se destina a un programa de microcréditos. – Política de crédito. Sólo pueden financiarse proyectos englobados en sectores de actividad que se consideran socialmente valiosos: específicamente la cooperación internacional y el comercio justo, la economía social y solidaria, la agroecología y el medioambiente y la actividad orientada al desarrollo de valores sociales. Además, la garantía de que se cumple con estos criterios y de una forma auténtica (diferenciando si la razón de emprender en un sector es por su rentabilidad o por el impacto social) no la ofrece el personal del
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banco, sino personas elegidas de entre la base social en el territorio, a quienes se capacita como “evaluadores sociales”. Adicionalmente, los créditos concedidos en base a la doble evaluación social recién mencionada y financiera, se publican de forma exhaustiva en la página web de la entidad, de forma que todos los créditos concedidos son públicos. Este aspecto es clave para demostrar que la transparencia no es un fin en si mismo, como parece entenderse en ocasiones en algunas empresas. Es un medio para que quienes tienen que tomar decisiones (las personas socias singularmente) tengan información suficiente para hacerlo adecuadamente. Los retos y debilidades del modelo Evidentemente este proceso no es sencillo. Intentar construir una empresa en un sector en plena transformación es complicado, especialmente tratándose de un ámbito de actividad que depende en gran medida de economías de escala, tecnología y necesidades fuertes de capital. Se podría incluso afirmar que hacerlo desde valores contraculturales como los defendidos en este artículo entra de lleno en el terreno de la utopía. Y no se puede avanzar hacia un sueño de estas características sin ser conscientes, con pleno realismo, de las dificultades que será necesario afrontar. Intentaremos resaltar algunas, sobre las que deberemos prestar especial atención en los próximos años. Tamaño y mantenimiento de valores Uno de los puntos críticos que se plantea desde el primer día es si será posible mantener los valores y principios sobre los que se asienta el proyecto en una entidad de un tamaño mayor o si los sueños sólo están al alcance de proyectos mínimos. Es decir, la necesidad de optar entre ser totalmente contraculturales o ser significativos perdiendo carga valorial. En este punto hay dos elementos a tener en cuenta. El primero es que la actividad financiera no es un fin en si mismo, sino una herramienta. Si llega un momento en que no responde a las necesidades para las que ha sido creado, pero por el camino ha realizado su aportación, en forma directa, y en forma de arrastre de la competencia por contaminación, bienvenido sea. Habrá que ser suficientemente humildes para echarse a un lado y dejar pasar a otros que pueden hacer la aportación que en ese momento sea necesaria. El segundo elemento es la tensión que viene de
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la base social que participa en el proyecto. Precisamente una de sus funciones clave es identificar en todo momento qué es lo que la sociedad necesita y exigir a la entidad una renovación continúa que, en lugar de necesitar dejar paso a otros, sea el propio banco el que se autosustituya a través de una adaptación permanente. En todo caso, lo que un proyecto de Banca Ética como Fiare necesita, y muy especialmente el proyecto conjunto Fiare-Banca Popolare Etica, es hacer todo lo posible por mantener a medida que el proyecto se va desarrollando la capacidad de comprender los retos que se afrontan y la motivación para hacer frente a ellos. Estas dos cuestiones (capacidad y motivación) están estrechamente vinculadas con diversos factores, entre los que cabe destacar la cercanía a las realidades que se pretenden transformar, el equilibrio y comunicación entre la base social y la herramienta financiera o el mantenimiento de estructuras de poder y participación que mantengan a la entidad lo más alejada posible de los condicionantes que impone la necesidad de maximizar los resultados económicos como principal prioridad. Dividendo y necesidad de aumento de capital Otra cuestión clave, también relacionada con el tamaño, es la necesidad de capital para financiar el crédito, especialmente en un contexto de cambio continuo de normativa para una exigencia de mayores coberturas de capital. Este crecimiento podría chocar con la ausencia de retribución al capital. Es decir, en la medida que el capital no es retribuido, es difícil aportar más capital que el mínimo exigido para participar, con lo que no habría motivación para incrementar el volumen de recursos destinados a este producto. Siendo lo anterior cierto, no es menos cierto que la motivación fundamental para participar en un proyecto de banca alternativa no es financiera. El porcentaje actual de clientela que renuncia a percibir intereses por su ahorro en beneficio de proyectos sociales ronda el 25%. Pero además, las limitaciones de capital se producen en contextos que no son reproducibles en una entidad de estas características: grandes crecimientos en poco tiempo que requieren inyecciones de capital, frente a un lento desarrollo constante que permite capitalizarse poco a poco con nuevas entradas de socios y pequeños beneficios anuales o contextos de sectores en dificultades que exigen coberturas adicionales (créditos a promotores inmobiliarios, por ejemplo) cuando un banco ético no invierte en este tipo de sectores.
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En todo caso, una cosa es buscar el beneficio como objetivo principal para pagar dividendos a un accionariado pendiente de la rentabilidad, y otra retribuir los recursos del accionariado con los mismos criterios que el resto de recursos recibidos en gestión (tipo medio del ahorro por ejemplo). Al final las respuestas no son únicas ni inamovibles. Al margen de algunas líneas rojas, se trata de tener criterios claros, compartidos por la base social, y aprobados por la Asamblea. Utilidad social del riesgo Una cuestión muy importante, también relacionada de alguna forma con el capital social es el nivel de riesgo aceptable. En numerosas ocasiones se acercan a nosotros personas u organizaciones interesadas en que se fomenten actividades con una rentabilidad social altísima y poca certeza en cuanto a devolución de los recursos, tales como microcréditos en países lejanos, préstamos a personas en situación de exclusión social extrema, etc. Sin duda, la labor realizada en nuestro entorno durante años por las Cajas de Ahorro ha resultado de suma utilidad y ha creado, para lo bueno y lo no tan bueno, una percepción cultural de la obra social como la clave del comportamiento “responsable” en banca. Desde esta perspectiva se interpreta que los bancos tienen un negocio ordinario, sobre el que no se hacen demasiadas preguntas y, con el beneficio generado en dicho negocio, se pueden realizar proyectos “no bancarizados” como microcréditos. Sin embargo, la perspectiva de un banco alternativo es diferente: se trata de hacerse preguntas sobre la actividad ordinaria y, desde ésta, responder a las necesidades que se consideren prioritarias. Por ello, la participación en iniciativas de alto riesgo bancario deberán identificar previamente los recursos con los que se cuenta para afrontarlo. Este planteamiento nos lleva a dos actuaciones principales. La primera, en la línea que hemos venido diciendo sobre actuar culturalmente respecto al ahorro, es una continua labor de trasparencia y corresponsabilización con la base social, para entender que quien identifica una necesidad y propone cubrirla con riesgo, debe identificar también los recursos con los que afrontarla. En segundo lugar, crear líneas de trabajo que permitan generar esos recursos. En ese sentido, como se ha comentado con anterioridad, Fiare puso en circulación desde el comienzo de su actividad una libreta, denominada “redes”, en la que los intereses generados son donados en beneficio de proyectos especiales gestionados por entidades
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socias. Esos proyectos incluyen microcréditos en países del Sur, fondos de garantía para desarrollar la economía solidaria, comunidades autofinanciadas, microcréditos para emprendedores... Mantener el nivel de participación frente al crecimiento en complejidad de la herramienta Si hemos considerado que la participación es un elemento clave para poder construir una alternativa económica, el nivel de complejidad del debate puede impedir en la práctica la participación de la base social en los procesos de toma de decisiones y trasladar la decisión de hecho a la tecnoestructura, quedando un mero refrendo formal en manos de la Asamblea. La única forma de combatir este riesgo, que partiría el proyecto por su mismo núcleo, es el mantenimiento de un nivel de participación alto y constante, no limitado a la votación en Asamblea, sino dinámico en la propia vida de la organización. Exige plantearse no sólo la formación del personal, sino también la de la base social y los canales de relación entre las estructuras de participación de ésta y los distintos niveles de la herramienta financiera. Otras opciones no necesariamente bancarias Anteriormente mencionábamos la existencia de una libreta específica para dar respuesta a determinadas necesidades con un perfil de riesgo bancario superior demandadas por nuestra base social. Sin embargo, no se trata sólo de eso. No es simplemente cuestión de riesgo, sino de mantener la fidelidad a la convicción de que la banca es una herramienta y no un fin en si misma. Por tanto, si para contribuir a una sociedad más justa son necesarias otras herramientas, habrá que buscar la forma de hacerlas complementarias, no de responder sí o no en función de su encaje en una entidad bancaria. Por poner un ejemplo, en algunos países de nuestro entorno vemos que se han encontrado respuestas a la dificultad de financiación para jóvenes que se establecen en el medio rural a través de la creación de fondos que adquieren la tierra para alquilarla posteriormente. Igualmente la existencia de fondos de capital riesgo para proyectos sociales. El crédito no es la solución a todos los problemas. Puede ayudar, pero necesita ser valorado con humildad para poder complementarlo con otras respuestas, no necesarimente desarrolladas por el mismo grupo empresarial, sino en colaboración.
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Contagio: educación ciudadana y reducción de la diferenciación Es un punto delicado, pero que también se plantea cuando se presenta la iniciativa. Si consigue tener éxito en términos de repercusión (no necesariamente de clientela), de alguna forma, empezará a ser tenido en cuenta por las demás entidades financieras, que incorporarán algunas de nuestras propuestas a su forma de trabajar. Si esto se produce, resultando a priori una señal de éxito de la banca alternativa, se producirán de rebote una reducción de la diferenciación con la competencia y un riesgo de confusión que pudiera generar un menor atractivo. Podemos recurrir de nuevo al argumento de que sería bienvenida esta confusión si ha resultado útil a la sociedad aportar estos elementos en el mercado financiero, pero no podemos olvidar los poderosos mecanismos de modulación de la propia imagen que las herramientas de marketing ofrecen a las organizaciones económicas con poder suficiente y que solo pueden ser respondidas con un trabajo cultural constante y el mantenimiento del espíritu crítico. Costes de certificación frente a autocertificación Una de las cuestiones que más se utiliza en el mundo empresarial actual es la certificación externa, sea de los estados financieros a través de las auditorías, de los procesos a través de la calidad, del cumplimiento de los principios de la economía solidaria a través de la auditoría social o del propio producto o servicio, a través de certificados de comercio justo, agricultura ecológica, etc. Sin embargo, el modelo por el que hemos optado y que, sin pretender negar la utilidad de los certificados, proponemos para nuestra potencial clientela, es la autocertifcación por parte de las personas implicadas. La necesidad de tener una forma fácil de saber lo que se está adquiriendo es muy clara. No podemos convertir el acto de consumo en imposible por el nivel de información que se debe manejar para elegir con criterio. Y de eso se aprovechan en ocasiones algunas entidades que quieren utilizar una supuesta reponsabilidad social como argumento para incrementar las ventas. Incluso provoca la creación de denominaciones confusas que no hacen referencia a ninguna categoría consolidada. Como ejemplo sirva la propia banca: así como existe una Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos (FEBEA) que pudiera servir de alguna forma de criterio para identificar mejor un banco con esas características, no existe ninguna definición o criterio sobre, por ejemplo, un “banco cívico”. En la misma línea, el
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“café responsable”, donde ya existe el de “comercio justo”. Pero además de generar este tipo de confusiones, la certificación es un sistema pretendidamente objetivo en el que la estandarización y los costes de certificación pueden provocar la exclusión de algunos proyectos por debilidad económica y la inclusión de otros de impacto social menor que utilizan un producto certificado para provocar una imagen de responsabilidad social, aunque su desempeño sea contradictorio. En ese sentido creemos que un grupo de consumidores de agricultura ecológica que conoce a su proveedor y su forma de trabajar y visita la finca es el más adecuado para evaluar el producto. Los socios de una entidad financiera con formación, información y participación, son los más adecuados para evaluar socialmente los proyectos que se presentan a financiación, o el tipo de productos que conviene ofrecer. Autoexigencia frente a usos del mercado En resumen, muchos de estos criterios hacen referencia a la contraposición entre los usos acreditados de mercado, que aparentemente permiten competir con éxito, y un nivel de autoexigencia tan alto, que puede hacer el proyecto tan alternativo e interesante como económicamente inviable. Obviamente la clave reside en tener claro cuáles son los puntos clave, los que permiten a la base social sentir que es su proyecto y que responde a sus objetivos, y cuáles son los que pueden variar en el tiempo, en función del momento, del contexto o de las necesidades que se planteen. Y quién decide si varían o no y cómo varían. Y, por supuesto, las matemáticas de una empresa son las que son: sólo si estas características son aceptadas como una ventaja competitiva que permite contratar productos y servicios “porque creo en el proyecto”, éste tendrá sentido. Si se convierte en objeto de observación, de museo, porque es bonito, pero no genera una reacción comercial, significará que la autoexigencia ha cruzado las líneas de lo razonable para convertirse en exótico. En ese equilibrio es donde se juega buena parte del éxito del proyecto. Conclusiones Los proyectos de Banca Ética constituyen un ámbito que ha despertado notable expectación en los últimos tiempos, especialmente a raíz de los acontecimientos que han ido desarrollándose a partir de finales de 2008, tras la caída y los graves problemas de solvencia y viabilidad de
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grandes grupos financieros en todo el mundo y cuyos efectos se han trasladado a toda la esfera económica, mostrando los indiscutibles elementos de fragilidad sobre los que se ha venido asentando el fulgurante crecimiento del espacio financiero. A la creciente proliferación de proyectos de Banca Ética que se diseñan y se desarrollan ofreciendo productos típicos de la actividad bancaria de acuerdo con modos de articularse y operar nítidamente distintos a los que han venido caracterizando la actividad financiera en los últimos años, se ha unido un cierto proceso de institucionalización de dichas iniciativas, no solo en espacios propios, sino también en diálogo con otros espacios ya existentes como la Economía Solidaria o el cooperativismo de crédito. Un proceso que, recientemente, está afrontando asimismo interesantes estrategias innovadoras de desarrollo en cooperación, buscando implantaciones internacionales que permitan reforzar la oferta de productos y la solidez general de los proyectos. En este trabajo, se han mostrado los elementos más genuinos de este espacio, como un conjunto de proyectos que son, en su propia esencia, propuestas de acción colectiva que tratan de rescatar el valor de los circuitos cortos (geográficos o sectoriales) de actividad económica, sobre la base de redes densas de capital social que participa en la creación y consolidación de circuitos de intermediación alternativos, con la mirada puesta en proveer crédito de forma segura, viable y justa. En su desarrollo, los proyectos de Banca Ética convocan a personas y organizaciones que asumen el reto de transformar las maneras de entender el ahorro y el crédito y, por extensión, el valor social de la actividad económica, estrechamente vinculada con un concepto de rentabilidad que no puede responder exclusivamente a indicadores de retorno económico a corto plazo. Una propuesta a contracorriente, que ofrece por su propia naturaleza una serie de retos y debilidades que asimismo hemos intentado delinear en este trabajo desde la persuasión de que, aun siendo estructuras económicas de pequeño tamaño en comparación con las grandes entidades financieras, pueden representar una estrategia de articulación de nuevos circuitos económicos que permitan superar, o al menos contribuir a la superación, de los evidentes síntomas de malfuncionamiento que el sistema económico actual, y muy especialmente su corazón financiero, evidencian en estos tiempos. Bibliografía ALSINA, O. (coord.) (2002): “La Banca Ética: mucho más que dinero”. Icaria, Barcelona.
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CARBONI, V. (2011): “Banking on ethics”. Campagna per la reforma della banca mondiale. Roma. MONZÓN, J. L. (2006): “Economía Social y conceptos afines: fronteras borrosas y ambigüedades conceptuales del Tercer Sector”, CIRIEC-España, revista de economía pública, social y cooperativa, nº 56, pp. 9-24. PEREZ DE MENDIGUREN, J.C. (2009): “Economía Social, Empresa Social y Economía Solidaria: diferentes conceptos para un mismo debate”. Papeles de Economía Solidaria, nº 1. Bilbao. RAZZETO, L. (1999): “La economía solidaria: concepto, realidad y proyecto”. Persona y Sociedad, Vol. XIII, nº 2. Santiago de Chile. SASIA, P. y DE LA CRUZ, C. (2008): Banca Ética y Ciudadanía. Trotta, Madrid. SETEM (2009): “El Comercio Justo en España 2008. Canales de importación y distribución”. Icaria Editorial. Barcelona. RESUMEN Este artículo analiza el ámbito de la Banca Ética, partiendo de una delimitación genérica que lo caracteriza como un espacio que incluye entidades que realizan intermediación financiera orientada a proveer crédito a proyectos sociales del sector no lucrativo. El análisis se realiza atendiendo a los elementos básicos que configuran ese ámbito, prestando especial atención al enfoque del crédito y las consecuencias que este enfoque tiene en las características de la entidad promotora, particularmente su composición societaria y su estrategia de desarrollo. Desde este marco de análisis, se ofrece una breve referencia de los proyectos de Banca Ética más significativos a nivel europeo, prestando especial atención al Proyecto Fiare, una experiencia de Banca Ética construida sobre una extensa red de organizaciones sociales que se está desarrollando actualmente en España. Palabras clave: Banca Ética, Finanzas Éticas, derecho al crédito, Economía Solidaria, Proyecto Fiare. SUMMARY The Ethical Banking is analyzed in this article, as a social space that rejoins projects oriented to offer credit to social initiatives belonging to the non-profit sector. The analysis is developed looking for the basic elements that configure it, paying special attention to the way that these experiences face the question of the right to credit and the consequences of that approach in terms of structure and growth strategy. The article ends with a brief reference to the more significant projects at European level, and describing Fiare Project, an ethical banking experience promoted by a wide network of social organizations that is now being developed in Spain. Key words: Ethical Banking, Ethical Finances, right to credit, Solidarity Economy, Fiare Project.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 311-347)
ÉTICA DEL SISTEMA FINANCIERO Jaime Loring Miró Prof. Emérito de ETEA. Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de Córdoba
Al abordar el tema de la ética en el sistema financiero hemos de definir previamente a qué ética nos estamos refiriendo. Existen desde antiguo formulaciones diversas de la ética asociadas a las distintas religiones, el cristianismo, el islamismo, el budismo, el judaísmo, el hinduismo. Otras formulaciones de la ética están asociadas a distintos universos culturales, el occidental europeo, el de las culturas del centro y este de Asia, del continente negro africano, de la América precolombina. Lo que se considera lícito y recomendable en una cultura con frecuencia está prohibido en otras. La formulación de la ética no es igual en todas ellas. Por no citar nada más que un ejemplo, nos podríamos referir a la igualdad de género. También las diversas ideologías políticas dan lugar a formulaciones éticas diferentes. Lo que es ético partiendo de una ideología socialista, no lo es si se parte de una ideología capitalista, o viceversa. Frente a esta pluralidad de formulaciones éticas, la globalización requiere formular una ética que sea universalmente aceptada, por todas las religiones, por todas las culturas, por todas las ideologías políticas. En el sistema financiero concurren agentes de religiones diferentes, procedentes de culturas diversas, con ideologías políticas enfrentadas. Todos ellos operan en el mismo sistema financiero. Por ello si pensamos que el sistema financiero global ha de regirse por criterios éticos, es preciso formular una ética que tenga carácter universal. Otro aspecto a tener en cuenta es si nos estamos refiriendo a la ética del individuo, o la ética del sistema. En un sistema injusto como el nazismo hitleriano, o el comunismo stalinista, un individuo puede tener un comportamiento ético personal. A su vez en un sistema supuestamente ético, como pudiéramos pensar que es la democracia participativa, un
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individuo puede tener comportamientos de corrupción y estafa. Lo que pretendemos abordar no es la ética de la conducta de los agentes individualmente considerados, sino la ética del sistema financiero como espacio global en el que actúan los agentes individuales. La crisis económico-financiera en la que a partir de 2007 está sumida la globalidad del planeta requiere una reflexión sobre la base subyacente del sistema financiero. El análisis del sistema financiero, origen y causante de la crisis, no debe limitarse al examen de la objetividad de los modelos matemáticos de toma de decisiones, o a la legalidad de los contratos entre las entidades financieras y de éstas con sus clientes. Es el propio sistema financiero internacional el que ha de ser sometido a examen. El dinero digital se mueve a lo largo y ancho del mundo a través de internet, pasando de una mano a otra entre las entidades bancarias, los fondos de pensiones, los fondos de inversión, los Bancos Centrales. Se crea así un tejido invisible que envuelve a la economía real de las empresas de producción de bienes y servicios, al tráfico de mercancías, a los movimientos migratorios de personas, a los servicios sociales del Estado de Bienestar, a las inversiones públicas en infraestructura. Los envuelve y los aprieta provocando una recesión generalizada. La crisis actual no es una crisis cíclica como ha ocurrido en otras ocasiones. Se trata de una crisis sistémica. No es un tipo u otro de operaciones las que están en cuestión, sino toda la estructura del sistema financiero. Procederemos en tres pasos sucesivos. Primero examinaremos la posibilidad de formular una ética universalmente aceptada que defina los objetivos del sistema financiero, y justifique su existencia. En segundo lugar razonaremos los motivos por los que se considera que la estructura del sistema financiero internacional se ha hecho inviable en el espacio histórico de la crisis sistémica. Finalmente expondremos algunas iniciativas éticas todavía emergentes, orientadas sin embargo en esa dirección. 1. Formulación de una ética financiera 1.1. La ética como fenómeno cultural La cultura determina un conjunto estructurado de valores. La apreciación que la mente humana hace de ellos establece la jerarquía. La fuerza física, la pericia guerrera son en ciertas culturas valores superiores a la sabiduría. El orden público es en ciertas culturas un valor supe-
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rior a la justicia y la igualdad social. En la cultura del islam no se ve con buenos ojos que el varón y la mujer tengan los mismos derechos. El nacionalismo es apreciado en ciertas culturas como un valor superior a la solidaridad internacional. Así mismo las culturas determinantes de la ética son diferentes a lo largo del tiempo. Personajes eminentes como Platón o Séneca, no llegaron a ver que la esclavitud fuera inicua. Para un católico romano de los siglos XIII y XIV la agresión armada al Imperio Otomano era una acción merecedora de indulgencias, y tales ataques eran convocados por el Papa de Roma bajo el nombre de cruzadas. El bien y el mal, la verdad y el error lo define en cada sitio y en cada momento la cultura imperante. La globalización ha introducido una nueva cultura. El valor de la independencia absoluta de los Estados Nacionales está siendo modificado por iniciativas políticas como la Unión Europea o el G20. La cooperación internacional al desarrollo, la lucha global contra el cambio climático son nuevos valores emergentes. El siglo XXI se está configurando con una cultura muy diferente a la que durante el siglo XX condujo a dos guerras mundiales. 1.2. La ética universal a partir de una ética comunicativa Una ética universal, asumida por todas las naciones y culturas del mundo solamente tiene sentido en el marco de la globalización en la que ha entrado nuestra generación. Anteriormente cada sociedad tenía su propia ética, generalmente inspirada en sus creencias religiosas. Es a partir del siglo XVIII, con la cultura de la Ilustración, cuando se asume que el hombre, como ser racional, puede darse leyes a sí mismo. Guiados por la razón se puede llegar a conclusiones éticas de validez general. Es así como Kant formula su Crítica de la razón práctica (1788). El racionalismo kantiano es válido como elaboración filosófica, sin embargo fue debilitado por el individualismo que introduce el sistema capitalista. Adam Smith en La riqueza de las Naciones (1766) expone el fundamento de la ética capitalista. El bien de la sociedad, no se consigue mediante una formulación general del “Bien Común” sino a partir de los objetivos de cada individuo por separado. El “Bien Común” no existe, solamente existe el “Bien Individual” que conduce, sin pretenderlo, al bien del conjunto de la sociedad.
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“Es cierto que, por lo general, nadie se propone fomentar el interés público, ni sabe hasta qué punto lo está fomentando. Al preferir dar apoyo a la industria del país, más bien que a la extrajera, se propone únicamente buscar su propia seguridad; y encaminando esa actividad de manera que sus productos puedan ser del mayor valor, busca únicamente su propia ganancia, y en este como en otros muchos casos, una mano invisible lo lleva a fomentar una finalidad que no entraba en sus propósitos. Buscando su propio interés, fomenta frecuentemente el de la sociedad con mayor eficacia que cuando se lo propone realmente”. La experiencia de la historia no ha confirmado el optimismo de Adam Smith. El individualismo capitalista ha llevado al mundo a una situación de desigualdad jamás conocida entre las poblaciones ricas y las poblaciones pobres. La globalización ha puesto de manifiesto que esa mano invisible en la que confiaba Adam Smith no ha conducido al bienestar general de la población mundial. Es preciso una definición del “Bien Común” que sirva de referencia para diferenciar cuáles son las conductas éticamente correctas de las incorrectas, según se orienten hacia ese “Bien Común” o se alejen de él. El bien y el mal quedarían definidos por la coherencia de las acciones con el “Bien Común”, norma básica de la ética. Solamente una ética comunicativa asegura la universalidad de las normas. Solo son válidas aquellas normas en que todos los interesados se ponen de acuerdo, tras una formación discursiva de la voluntad. La ética comunicativa llama a la participación en el diálogo político para alumbrar un interés común, para concordar una legislación ética de alcance universal. 1.3. Sujeto de la ética La actividad financiera se lleva a cabo en tres niveles. El primer nivel está constituido por las personas individuales que invierten sus ahorros. Un segundo nivel es el de las entidades que captan recursos financieros en el mercado de capitales y los invierten en sus propios negocios o en activos financieros emitidos a su vez por otras entidades. Estas entidades tienen figuras jurídicas de diversos tipos. Pueden ser empresas nacionales o multinacionales, Fundaciones, Fondos de Inversión. Tienen una
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organización estructurada, con un órgano colectivo que toma las decisiones financieras en nombre de la entidad que representa. El tercer nivel es el del sistema financiero. El sistema financiero carece de una organización estructurada. No hay una Junta de Gobierno que tome las decisiones en nombre de todos los agentes que operan en el mercado. Cada agente toma las decisiones por cuenta propia. El resultado combinado de todas las decisiones, tomadas por separado y con independencia unas de otras, dan por resultado lo que se denomina la decisión de “los mercados”. Los tres niveles: el de la persona individual, el de las entidades con órgano de representación colectiva, y el sistema financiero carente de una estructura organizada, son sujetos de la ética financiera. 1.3.1. La ética de la persona individual Viene determinada por sus propias convicciones, derivadas de su concepción de la vida, de sus creencias religiosas, de las influencias recibidas en su educación, del influjo de su entorno social. No mentir no robar. Una tercera vertiente de la ética personal es la elección del destino donde colocar los ahorros. La selección preferente de Fondos de Inversión Éticos y de la Banca Ética, de los que hablaremos más abajo, entraría en este ámbito de la ética personal. 1.3.2. La ética de las entidades con organización estructurada Son muchas las empresas que establecen códigos de conducta con el fin de que sus empleados y directivos se ajusten a estas normas éticas. En España se han elaborado cuatro códigos de conducta de las entidades. 1998, 26 de febrero, el Informe Olivencia, denominado El buen gobierno de las sociedades1, 2003, 8 de enero, el Informe Aldama, denominado Informe de la Comisión Especial para el Fomento de la Transparencia y Seguridad en los Mercados y en las Sociedades Cotizadas2, 2004, junio, el informe del Instituto de Consejeros-Administradores (ICA), con el nombre de Principios de Buen Gobierno Corporativo3
http://www.etnor.org/html/pdf/pub_olivencia.pdf http://www.cnmv.es/Portal_Documentos/Publicaciones/CodigoGov/INFORMEFINAL.PDF 3 http://www.iconsejeros.com/pdfs_publicaciones/principios_esp.pdf 1 2
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2006, 22 de mayo, el informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, con el título de Código unificado de buen gobierno de las sociedades cotizadas4 CÓDIGO OLIVENCIA 1998 El Código formula recomendaciones que pretenden sintetizar medidas o prácticas de buen gobierno en el estado actual de evolución de las sociedades españolas. No trata de proponer normas obligatorias sino ofrecer a la consideración de las sociedades destinatarias un catálogo de medidas que podrán adoptar en sus estatutos o reglas de funcionamiento orgánico, en uso de la libre autonomía de la voluntad y de la facultad de autorregulación que nuestro ordenamiento jurídico les reconoce. Dado el carácter de relatividad y flexibilidad con que se formulan las recomendaciones, las sociedades que opten por aceptarlas podrán, además, adaptarlas a sus propias características y circunstancias. Tiene una clara preferencia por el principio capitalista de que el objetivo financiero de la empresa es maximizar el valor de las acciones. Solo secundariamente se hace cargo de la responsabilidad social de la empresa. En las páginas 20-21 del informe, dice textualmente: “El buen gobierno de las sociedades reclama una clara definición de los fines que debe perseguir la administración de la sociedad. La Comisión ha llegado al convencimiento de que la llamada solución “financiera” es la más adecuada para que haya un ejercicio efectivo y preciso del principio de responsabilidad y la que mejor responde a las expectativas de los inversores, que es a quienes, en definitiva, ha de darse cuenta y razón de la gestión. Por ello, recomendamos establecer como objetivo último de la compañía y, consiguientemente, como criterio que debe presidir la actuación del Consejo, la maximización del valor de la empresa o, para decirlo con una fórmula que ha arraigado en medios financieros, la creación de valor para el accionista. Pero esto no significa que el Consejo y la dirección de la compañía hayan de perseguir los intereses de los accionistas a cualquier precio, desconsiderando o considerando insuficientemente los que atañen a otros grupos implicados en la empresa y a la propia comunidad en que ésta se ubica.” 4
http://www.cnmv.es/DocPortal/Publicaciones/CodigoGov/Codigo_unificado_Esp_04.pdf
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INFORME ALDAMA 2003 El Consejo de Ministros de 19 de julio 2002 acordó constituir una Comisión Especial para estudiar los criterios y pautas a que deben someterse las Sociedades emisoras de títulos cotizados en la Bolsa de Valores en sus relaciones con el mercado financiero. La Comisión emitió el informe solicitado el 8 de enero 2003. Sigue un esquema muy parecido al del Código Olivencia, insistiendo específicamente en la información clara y transparente que deben facilitar las sociedades cotizadas a los accionistas actuales, a posibles inversores futuros, y al mercado financiero en general. Mantiene el carácter voluntario de su aplicación, tal como hizo el Código Olivencia, pues estima que “su función no es la de sustituir al legislador, ni la de recortar la capacidad de autorregulación de las sociedades”. Presta atención a las remuneraciones que por cualquier método puedan recibir los miembros del Consejo de Administración. Presta mayor atención que el Código Olivencia a la Responsabilidad Social de la Empresa, si bien lo subordina a la obtención de beneficio económico. INSTITUTO DE CONSEJEROS-ADMINISTRADORES (ICA) 2004 Defiende la existencia de un equilibrio razonable entre regulación, es decir, normas de obligado cumplimiento y autorregulación, normas a cumplir, de forma voluntaria, por todos aquellos que deseen estar a la vanguardia del buen gobierno corporativo y que, en caso de no cumplimiento, se han de explicar las razones de su no seguimiento. Solicita a la Administración que incluya, también, en el código, las prácticas de buen gobierno, ya existentes y practicadas en otros países de nuestro entorno económico. De esta forma, se evitará que este código único nazca obsoleto desde el principio. Por ello, las recomendaciones que se incluyen en estos Principios de Buen Gobierno del ICA, que tienen en cuenta las prácticas de buen gobierno corporativo observadas en otros países occidentales, líderes en materia de buen gobierno corporativo, podrían servir de referente o patrón a la hora de elaborar un código único, permitiendo incorporar al mismo las mejores prácticas internacionales de gobierno corporativo. En las páginas 5-6 del informe se relacionan códigos de buen gobierno de las empresas elaborados en Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Holanda, OCDE y Comisión Europea,
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COMISIÓN NACIONAL DEL MERCADO DE VALORES 2006 Deja a la libre autonomía de cada sociedad la decisión de seguir o no las recomendaciones de gobierno corporativo, pero les exige que, cuando no lo hagan, revelen los motivos que justifican su proceder al objeto de que los accionistas, los inversores y los mercados en general puedan juzgarlos. A lo largo del documento se hacen recomendaciones sobre la composición, funcionamiento y transparencia del Consejo de Administración de las sociedades. 1.3.3. La ética del sistema financiero: La ética del sistema no tiene un carácter personal, hace referencia a los valores dominantes en los mercados financieros, a las variables incorporadas a los modelos de optimización de las decisiones, a la estructura de las instituciones. Nuestra generación está viviendo un momento de cambio cultural de gran alcance. Fenómenos tales como la globalización, la insuficiencia de los Estados nacionales para resolver problemas globales como el cambio climático, el hambre o la inmigración, están anunciando un mundo desconocido hasta el presente. Hay una nueva cultura emergente, que comienza a configurar las relaciones humanas internacionales, diferente de la que ha estado vigente en los últimos cien años. Esta nueva cultura da lugar a nueva ética. Plantear el tema de la ética en las finanzas nos conduce a cuestionar la estructura del sistema. No basta con formular códigos de conducta que orienten de manera honrada la conducta de las sociedades anónimas. Es llegado el momento de cuestionar el propio sistema financiero dominante. El actual sistema financiero ofrece la posibilidad de acumular importantes ganancias de dinero mediante operaciones especulativas. Sin producir ningún bien ni servicio, solamente comprando activos financieros a un precio y vendiéndolos a un precio superior se obtienen beneficios dinerarios, sin aportar ninguna riqueza a la economía real. A modo de ejemplo de especulación financiera veamos el famoso caso de la operación contra la libra esterlina inglesa de George Soros en septiembre 1992, que le proporcionó en unos dìas un beneficio de 1.100 millones de dólares. El fondo de inversión creado por Soros, el Quantum Fund, consideró que la libra esterlina se depreciaría ya sea por que el Banco de Inglaterra
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devaluaría su moneda o por que el Reino Unido se retiraría del Sistema Monetario Europeo que había entrado en crisis en la segunda mitad de 1992 a partir de que Dinamarca decidió por referendum el 2 de junio de 1992 no ratificar el Tratado de Maastricht5. El 16 de septiembre de 1992 Soros tomó en Inglaterra un préstamo de 5.372 millones de libras esterlinas. A la tasa de cambio vigente en esa fecha de 1.8615 dólares por libra representaba una posición deudora en dólares de 10.000 millones. Ese mismo día convirtió las libras esterlinas en marcos alemanes. A la tasa de cambio vigente ese día de 2.7778 marcos por libra representaron 14.992 millones de marcos. Esta venta masiva de libras esterlinas realizada por Soros, acompañada de operaciones paralelas en el mercado de opciones y futuros, y de otras ventas de libras realizadas por otros operadores que siguieron el ejemplo de Soros, condujo a una depreciación importante de la libra esterlina respecto del marco alemán durante el otoño de 1992. (Véase gráfico 1). Gráfico 1 Tasa de cambio marco alemán por libra esterlina Marcos alemanes por 1 Libra esterlina
3.0 2.9 2.8 2.7 2.6 2.5 2.4 2.3 01-Jul-92
26-Jul-92 20-Ago-92 14-Sep-92 09-Oct-92 03-Nov-92 28-Nov-92 23-Dic-92
El día 22 de octubre de 1992 la tasa de cambio era de 2.455 marcos alemanes por una libra esterlina. Convirtiendo los 14.992 millones de marcos, a libras esterlinas obtuvo 6.078 millones de libras. Con esta cantidad pudo devolver el préstamo contraído en libras de 5.372 millones, 5
http://www.ucm.es/info/audesco/dt/wp0702.pdf
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y obtener una ganancia de 706 millones de libras esterlinas. Estas libras convertidas a dólares a la tasa de cambio vigente el 22 de octubre 1992 de 1.6215 dólares por libra representó una ganancia de 1.145 millones de dólares. Las siguientes declaraciones de Soros ponen de manifiesto la ausencia de criterios éticos en el sistema financiero: “Estoy seguro que las actividades especulativas tienen consecuencias negativas, pero yo nunca pienso en ellas, y no me puedo permitir pensar en ellas. Si yo dejara de hacer algunas cosas por escrúpulos morales, tendría que dejar de ser un especulador. No siento ningún remordimiento por haber ganado dinero cuando la libra esterlina fué devaluada. Yo no especulé contra la libra para ayudar a Gran Bretaña o para perjudicarla. Lo hice solamente para ganar dinero”6. En la misma línea conceptual escribe en su libro “The crisis of global capitalism”: Como un participante anónimo en los mercados financieros, nunca he tenido en cuenta las consecuencias sociales de mis actos. Yo era consciente de que en algunas circunstancias las consecuencias podían ser dañinas, pero me sentía justificado porque estaba actuando dentro de la legalidad. Me daba cuenta de que mis escrúpulos morales no tendrían ninguna influencia en el mundo real, dadas las condiciones de competencia que prevalecen en los mercados financieros, Si yo me abstenía de hacer una operación, otro agente cualquiera lo hubiera hecho en mi lugar7 Hemos expuesto la operación especulativa de Soros en 1992 como un caso paradigmático del mecanismo financiero internacional. Explica la manera cómo la especulación sobre divisas u otros activos financieros permite a los agentes obtener ganancias dinerarias importantes sin crear riqueza real, ni tomar en consideración los efectos sociales colaterales. 1.4. Formulación y verificación de una ética universal Partimos de la hipótesis expresada más arriba de que la formulación de una ética universal debe partir de una ética comunicativa que establezca un catálogo de deberes aceptado por todas las poblaciones del mundo sea cual fuere su religión y su cultura. La declaración de 6 Antoine de Salins, ponencia en el simposio sobre Doctrina social de la Iglesia y enseñanza, Amberes, julio 1997. http://www.stthomas.edu/cathstudies/cst/conferences/antwerp/papers/ De%20Salins.pdf 7 George Soros (1998), pp.195-200.
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Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948 reúne estas condiciones. La declaración estuvo definida como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. Son por tanto principios éticos universalmente aceptados y aplicables a los tres sujetos de la ética mencionados, las personas individuales, las entidades con estructura organizada, y al propio sistema financiero. Análogo carácter de formulación de una ética universalmente aceptada puede atribuirse a los Objetivos del Milenio acordados por la ONU el 8 de septiembre del 2000. Constituyen un firme compromiso de los 191 Estados Miembros de las Naciones Unidas de establecer de manera conjunta el futuro de la humanidad. 1.4.1. Los derechos humanos de la ONU Al final de la segunda guerra mundial, la comunidad de los pueblos asumió la tarea de formular un código de derechos fundamentales humanos que fuesen internacionalmente aceptados. La experiencia de la locura colectiva que representó aquella guerra, y de lo que pudieran representar ulteriores guerras con la tecnología nuclear y el genocidio de los campos de exterminio, llevó a la persuasión de formular unos principios éticos que fueran universalmente aceptados. Así fue como el día 10 de diciembre de 1948 se adoptó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En la medida en que todos los pueblos de la Tierra asumieran tales principios éticos como norma básica de comportamiento y relaciones humanas, se pudiera pensar que la paz y la justicia habrían de desplazar al conflicto y a la opresión. Algunos de estos principios éticos tienen relación con el ámbito de las finanzas. Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Artículo 22. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social.
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Artículo 23. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Artículo 24. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. Artículo 25. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. Artículo 26. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. 1.4.2. Los objetivos del Milenio 1. Erradicar la pobreza 2. Lograr la enseñanza primaria universal 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer 4. Reducir la mortalidad infantil 5. Mejorar la salud materna 6. Combatir el vih/sida, el paludismo, y otras enfermedades 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo Estos objetivos deben orientar las decisiones financieras tomadas en los 191 Estados Miembros de la ONU. Constituyen pues una referencia para evaluar la conducta ética de las empresas y del sistema financiero internacional. 1.4.3. Verificación fracasada Es suficientemente evidente que tanto los Derechos Humanos promulgados por la ONU en 1948, como los Objetivos del Milenio de 2000, no han sido asumidos por el sistema financiero. Solamente se verifican
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en un reducido grupo de la sociedad mundial: apenas la cuarta parte. Tres personas de cuatro están excluidas de esta Declaración Universal de los Derechos Humanos. Además el actual sistema de atribuir al mercado la función de asignar los recursos económicos y financieros no conduce a que tales derechos humanos lleguen un día a ser realidad. Al contrario, la sima que separa a los países pobres de los países ricos se agranda cada año. Es por ello, por lo que insistimos, la reflexión sobre la ética en las finanzas no se agota en formular pautas de comportamiento honradas en el marco del sistema vigente. Requiere una reflexión sobre los principios estructurales del sistema. 2. La estructura del sistema financiero El incumplimiento de los objetivos éticos formulados por la ONU nos conduce a un análisis del mecanismo inversor del sistema financiero internacional y del origen de la actual crisis mundial. 2.1. Financiarización de la economía En su origen, el papel del sistema financiero fue asegurar que los excedentes ahorrados se canalizasen hacia proyectos de inversión. ¿Qué es lo que ha ocurrido en los últimos veinte o treinta años? El tamaño de los depósitos bancarios ha crecido mucho a nivel internacional. La mayor parte de estos depósitos no son invertidos por la Banca en proyectos productores de bienes y servicios, sino en títulos financieros emitidos por otros agentes del mercado con la expectativa de que su precio aumente. Cuando el precio ha crecido son revendidos a otros agentes que los adquieren con la misma expectativa especuladora. Es así como el sistema financiero asume actualmente como finalidad primaria la multiplicación del dinero invertido en el mercado de capitales. En palabras de Jesús Lizcano se puede apreciar que el soufflé de la economía financiera es descomunalmente mayor que el pastel de la economía real; las transacciones financieras a nivel mundial tienen un importe 75 veces superior al de las transacciones reales (bienes y servicios), y dentro de los mercados financieros, el de divisas es, con diferencia, el mayor mercado del mundo, ya que alcanza un volumen de negocio 15 veces superior al PIB mundial y 60 veces superior al comercio mundial, siendo además un mercado esencialmente volátil y especu-
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lativo, basado en las expectativas de ganancias derivadas de los continuamente cambiantes tipos de cambio8. En parecidos términos se expresa Susana Ruiz. Cada día se realizan operaciones cambiarias por valor de cuatro billones de dólares, pero sólo un 2% llevan asociados intercambios comerciales 25.000 a 35.000 millones9. 2.2. Las variables de los modelos matemáticos Las decisiones de inversión que toman los agentes en el sistema financiero se apoyan en modelos matemáticos que toman en consideración dos variables, la rentabilidad y el riesgo. Se mueven en un espacio exclusivamente bidimensional. No asumen los principios éticos universales formulados por la ONU. Variables tales como la justicia, el reparto de la riqueza, la solidaridad, la eliminación de la pobreza a nivel mundial no han sido incorporadas a estos modelos. Se impone la necesidad de construir modelos de toma de decisiones financieras que incluyan variables tales como el efecto social de las inversiones, la equivalencia de los salarios a nivel mundial, la no explotación de la infancia, la igualdad de derechos entre el varón y la mujer. 2.3. La despersonalización de las decisiones financieras Un segundo elemento que impermeabiliza al sector financiero a la influencia de la ética es lo que podríamos llamar la despersonalización de las decisiones que en él se toman. En la economía real de las empresas el interlocutor tiene cara y nombre. Se discute el convenio colectivo con personas visibles e identificables, los proveedores y clientes son personas con quienes se mantiene una conversación. El mercado financiero es impersonal. Se compra y se vende en un mercado ciego. El agente a quien compramos o vendemos no tiene cara, es meramente una pantalla de ordenador donde se incluye la orden. La contraparte de nuestras operaciones es el mercado, no son personas. Aún son más desconocidos y ausentes los terceros a quienes nuestra decisión de comprar o vender les 8 http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/hoja/ruta/tasa/Tobin/elpepueconeg/20100214elpneglse_10/Tes 9 http://www.elpais.com/articulo/opinion/Vuelve/tasa/Tobin/version/elpepiopi/20101021elpepiopi_12/Tes
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afecta en sus condiciones de vida. Personas que generalmente residen en regiones alejadas. El trabajo de niños en China o en África, el desempleo y recortes salariales que puedan ocurrir en Grecia, los ajustes en el presupuesto público de servicios sociales que puedan ocurrir en Irlanda o Portugal, son resultado de decisiones de inversión o desinversión financiera realizadas ante una patalla de ordenador hecha en Tejas, Baviera o Escocia. No existe ninguna relación personal entre el que toma la decisión, y el que experimenta sus efectos. El mercado financiero es un mercado despersonalizado. 2.4. El origen de la crisis financiera actual La carencia de principios éticos en el sistema financiero está en el origen de la actual crisis financiera. Quince ejecutivos de grandes firmas financieras y constructoras se llevaron, cada uno, más de 100 millones de dólares en compensaciones y dividendos de acciones mientras se gestaba la actual crisis de mercados, afirmaba en noviembre 2008 el diario The Wall Street Journal. “Cuatro de esos ejecutivos, incluidos los presidentes de Lehman Brothers y Bear Stearns, estuvieron al frente de compañías que han ido a la bancarrota o han visto una caída del 90% en la cotización de sus acciones”, añadía el diario. El diario examinó las declaraciones financieras de 120 compañías que cotizan en el mercado. “El estudio mostró que los ejecutivos principales y los miembros de directorios de las firmas embolsaron más de 21.000 millones de dólares durante los últimos cinco años”10. Andrew Cuomo, fiscal general de Nueva York, citó el 5 de marzo 2009 a prestar declaración a siete ejecutivos vinculados a Merrill Lynch y Bank of America, según una fuente próxima a la investigación judicial que el fiscal lleva adelante para determinar si los directivos de estas entidades se repartieron alrededor de 2.800 millones de euros en primas mientras Merrill Lynch recibía el auxilio económico del Estado. Los ejecutivos se habrían repartido estas retribuciones antes de septiembre de 2008, cuando Bank of America compró Merrill Lynch para evitar su quiebra11. 11 http://www.elpais.com/articulo/economia/Quince/ejecutivos/Wall/Street/cobraron/millones/plena/ crisis/elpepueco/20081120elpepueco_10/Tes 11 http://www.elpais.com/articulo/economia/fiscal/Nueva/York/cita/ejecutivos/Merrill/Lynch/elpepuint/20090305elpepueco_1/Tes
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2.5. Juicios de autoridad Esta cara negra del desarrollo de la crisis ha sido juzgada severamente por diversas autoridades mundiales. Citamos en primer lugar al Presidente de Estados Unidos Baarak Obama, país donde se originó la crisis, y donde han ocurrido posiblemente los escándalos más significativos. El presidente estadounidense en declaraciones hechas en enero 2009 consideraba que las bonificaciones multimillonarias que habían recibido en 2008 los ejecutivos de Wall Street eran “escandalosas”. Las decisiones tomadas por los ejecutivos financieros no pueden basarse solamente en las expectativas de ganancias especulativas sino incorporar un sentido de responsabilidad social12. En segundo lugar nos referimos a la tercera reunión del G20 celebrada en Pittsburg (Pensilvania, EEUU) durante el mes de septiembre 2009. El preámbulo de las conclusiones finales en los números 1 y 16 hace un juicio severo sobre la irresponsabilidad reinante en el mundo financiero. 1. Nos reunimos en medio de una transición fundamental desde la crisis a la recuperación para pasar la página de una era de irresponsabilidad y adoptar un conjunto de políticas, regulaciones y reformas para satisfacer las necesidades de la economía mundial del siglo XXI. 16. Para asegurarnos de que nuestro sistema regulatorio para bancos y otras firmas financieras controla los excesos que condujeron a la crisis. Ya que la conducta temeraria y una falta de responsabilidad llevaron a la crisis, no vamos a permitir un retorno a lo que la banca venía haciendo. Los números 10 y 13 de las conclusiones se mueven en las mismas consideraciones: 10. Los fallos de regulación y supervisión, además del riesgo imprudente e irresponsable asumido por los bancos y otras instituciones financieras, crearon una peligrosa fragilidad financiera que contribuyó significativamente a la crisis actual. La posibilidad de volver a asumir riesgos excesivos tal y como prevalece en algunos países no es una opción. 12 http://www.elpais.com/articulo/economia/Obama/considera/vergonzosas/bonificaciones/ejecutivos/Wall/Street/elpepueco/20090129elpepueco_11/Tes
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13 - La reforma de las prácticas de retribución para apoyar la estabilidad financiera: la retribución excesiva en el sector financiero ha reflejado y ha alentado la toma de riesgos excesivos. La reforma de las políticas y prácticas de retribución es una parte esencial de nuestro esfuerzo para aumentar la estabilidad financiera. Finalmente aducimos una tercera autoridad mundialmente respetada, el Papa Benedicto XVI en el número 71 de su encíclica Caritas in Veritate hace el sigiente juicio sobre la crisis financiera: 71. El desarrollo de los pueblos es considerado con frecuencia como un problema de ingeniería financiera, de apertura de mercados, de bajadas de impuestos, de inversiones productivas, de reformas institucionales, en definitiva como una cuestión exclusivamente técnica. La causa es mucho más profunda. El desarrollo nunca estará plenamente garantizado por fuerzas que en gran medida son automáticas e impersonales, ya provengan de las leyes de mercado o de políticas de carácter internacional. El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. 3. Iniciativas éticas Aun cuando el sistema financiero ignora los principios de una ética universalmente aceptada, existen sin embargo dentro del propio sistema, iniciativas que incluyen criterios éticos en sus decisiones de inversión. No representan un conjunto cuantitativamente mayoritario, pero indican la ruta que puede conducir a la transformación del sistema. 3.1. Los fondos éticos 3.1.1. Definición Los fondos de inversión éticos son consecuencia de una progresiva evolución de los inversores hacia actitudes inversoras más responsables desde un punto de vista ético. Las inversiones éticas potencian una visión económica que incorpora valores éticos, sociales y medioambientales.
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Estos fondos seleccionan la estructura de su cartera, tanto a través de información pública, como a través de un seguimiento por parte de expertos independientes de las empresas objeto de análisis. Los fondos de inversión éticos constituyen una iniciativa de ahorro ético inscrita dentro del marco del sistema financiero tradicional. Están abiertos a la participación de cualquier ahorrador (tanto personas físicas como jurídicas). La singularidad estriba en que incorpora un conjunto de normas éticas que condicionan la colocación de sus inversiones. Se trata, pues, de fondos de inversión que suman un componente de conciencia al interés económico. 3.1.2. Antecedentes En el siglo XIX, algunas comunidades religiosas de EE UU, como los cuáqueros, decidieron que no invertirían sus ahorros en aquellos proyectos que estuvieran vinculados a la esclavitud y el alcohol. Acababa de nacer lo que hoy se conoce como inversiones socialmente responsables. En los años veinte del siglo XX. La Iglesia metodista, que hasta entonces veía la Bolsa como una oscura casa de apuestas, decidió comenzar a invertir en ella, pero quiso asegurarse de no hacerlo en empresas alcoholeras o implicadas en juego ilegal. En los años setenta. En plena guerra de Viet Nam, grupos de ciudadanos decidieron boicotear a la empresa fabricante del gas nápalm. A partir de entonces, iglesias, fundaciones y universidades comenzaron a preguntarse sobre el destino de sus ahorros. En 1971 nace el primer fondo ético moderno, Pax World Fund13, que excluía de sus operaciones todas aquellas empresas relacionadas con la industria bélica. 3.1.3. Finalidad La finalidad de este tipo de inversiones es convertirse en un instrumento eficaz para mejorar las condiciones de vida de la sociedad, a través de la acción de empresas y organizaciones motivadas a comportarse de manera socialmente responsable, respondiendo así al interés de sus inversores y creando un valor añadido, desde el punto de vista social. La idea subyacente es que la empresa debe tratar de lograr el triple objetivo económico, social y medioambiental para que sea tenida en cuenta por parte de los inversores éticos. Con la inversión ética se intenta alcanzar
13
http://www.paxworld.com/
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lo que Spiller denomina una “triple línea de performance” social, medioambiental y financiera. 3.1.4. Estructura EQUIPOS DE INVESTIGACIÓN ÉTICA Los equipos de investigación ética pueden estar integrados en el propio fondo de inversión o ser externos a él. Hay gabinetes especializados en la investigación de la ética de las compañías presentes en los mercados de valores. Su misión es elaborar informes sobre las empresas que actúan -o dicen actuar- según los criterios establecidos por cada fondo y que son susceptibles de recibir las inversiones. El gabinete de investigación ética más importante de Europa es el Ethical Investment Research and Information Service (EIRIS)14, una organización británica sin ánimo de lucro nacida en 1983 desde algunas iglesias y entidades benéficas. Entre sus clientes podemos encontrar entidades del prestigio de Axa Sun Life, Goldman Sachs, JP Morgan Investment, Merril Lynch, el Ministerio de Finanzas noruego. EIRIS analiza para ello 2.000 empresas de todo el mundo. En sus análisis, EIRIS ha establecido, en 40 áreas de actividad diferentes, un total de 350 indicadores sociales y medioambientales. Abarcan aspectos tan dispares como los salarios de los ejecutivos, la financiación de partidos políticos, el juego, la pornografía, la producción de sustancias contaminantes, el trabajo en favor del Tercer Mundo, la participación sindical... Estos indicadores varían según cambian los contextos. EIRIS dispone de una red internacional de socios investigadores del comportamiento ético de las empresas que abarca Alemania, Francia, España, Israel, Australia, y Corea del Sur. COMISIÓN DE CONTROL O COMISIÓN ÉTICA Los títulos valores que se adapten a los criterios éticos del Fondo son seleccionados por una Comisión de Control, integrada en el propio Fondo de Inversión, denominada habitualmente Comisión Ética, formada por expertos independientes. Sus miembros son habitualmente expertos independientes procedentes del ámbito docente. También represen-
14
http://www.eiris.org/
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tantes de ONG’s. Normalmente no reciben remuneración alguna por su labor. 3.1.5. Criterios negativos que excluyen la selección – Las industrias de armamentos, – Las nucleares, – Las tabaqueras, – Las abortivas, – Las contaminantes, – El comercio directo o indirecto con regímenes represivos en todo el mundo. En este aspecto, los informes emitidos por Amnistía Internacional, son un elemento clave para la exclusión de cualquier posible candidato, – El desarrollo de actividades que conlleven la explotación de los países del Tercer Mundo. 3.1.6. Criterios positivos que aconsejan la selección – La aplicación de criterios de desarrollo sostenible, – La publicitación de sus actividades y el sometimiento a auditorías públicas, – El fomento de la inserción laboral de jóvenes y mujeres, – El fomento de la integración de discapacitados, – El fomento de la formación y promoción de los empleados, – La relación abierta y cooperativa con los consumidores, – La selección de los proveedores en base a criterios éticos y sostenibles. 3.1.7. Gestiones proactivas Una práctica sumamente interesante, nacida en EEUU y en proceso de expansión al resto de los mercados, consiste en el llamado diálogo constructivo. Cuando la directiva de una empresa toma decisiones contrarias a los criterios de un fondo ético, éste no sólo retira la inversión que pudiera tener en esa empresa, sino que abre canales de comunicación entre los accionistas de la compañía para discutir la nueva política empresarial y, en lo posible, corregirla. La opinión de los accionistas -que tienen voz y voto en las juntas generales- adquiere una mayor relevancia y se torna en un aspecto fundamental de la vida societaria.
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3.1.8. Los índices éticos Calvert Social Ivestmen Fund. En 1982 es incorporado al Calvert Investments que existía desde 1976.15 Domini 400 Social Index16. Creado en 1990. Incluye empresas sobresalientes en las relaciones humanas con los empleados, cuidado del medio ambiente. Se excluyen automáticamente las empresas implicadas en el negocio del alcohol, tabaco, armas de fuego, juego. Está gestionado por la firma KLD Research & Analytics. Supervisa el funcionamiento de 400 empresas de Estados Unidos. – 250 compañías incluidas en el Standard & Poor ’s 500 Index, – 100 compañías incluidas en el S&P 500 pero que aportan una diversificación sectorial, – 50 compañías adicionales con características sociales particularmente fuertes17. Dow Jones Sustainnability Indexes18. Lanzado en 1999, los índices de sostenibilidad Dow Jones son los primeros índices globales que siguen la gestión financiera de las empresas gobernadas con criterios de sostenibilidad en todo el mundo. Basado en la cooperación de los índices Dow Jones y SAM proporcionan a los gestores de carteras una referencia confiable y objetiva. En el marco de la eurozona existe el ‘Dow Jones EURO STOXX Sustainability Index’19. FTSE4Good es el índice bursátil de sostenibilidad creado por la bolsa de Londres. Se lanzó en julio de 2001, incluye e incorpora a empresas cotizadas de todo el mundo que cumplan con los requisitos preestablecidos por el índice bursátil: prácticas de RSC (responsabilidad social corporativa) en medio ambiente, relaciones con los accionistas y derechos humanos, basados en los principios de inversión responsable. Los índices englobados en FTSE4Good pretenden “responder al creciente interés que ha suscitado la inversión socialmente responsable en todo el mundo”, tal y como explica la entidad bursátil londinense. Se revisa dos veces al año (en marzo y septiembre) para aceptar nuevas empresas y excluir las que formen parte del índice y ya no cumplan con los requisihttp://www.calvert.com http://www.domini.com/ 17 http://www.investopedia.com/terms/d/domini_400.asp#axzz1s06sb9ZQ 18 http://www.sustainability-index.com/ 19 http://www.investopedia.com/terms/d/djones-eurostoxx-sustain.asp#axzz1s06sb9ZQ http://www.sustainability-index.com/07_htmle/data/djsi_europe.html 15 16
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tos de sostenibilidad demandados. Fue creado con la colaboración de UNICEF, el fondo de la ONU para la infancia, y emplea información que provee EIRIS, el Ethical Investment Research Service (servicio de investigación de inversión ética)20. 3.2. El Microcrédito 3.2.1. Origen Microcrédito, es el nombre concedido a las operaciones financieras que otorgan préstamos de pequeño valor nominal a personas pobres, para proyectos generadores de ingreso y de autoempleo, permitiendo el cuidado y la manutención de ellos y de sus familias. El microcrédito tiene su orígen en 1974, cuando el profesor Muhamed Yunus, catedrático de Economía en la Universidad de Chittagong, la segunda mayor ciudad de Bangladesh, situada en la parte oriental del país, cerca de la frontera con Birmania, prestó entre 30 ya 42 dólares a tejedoras de cestos para comprar bambú. La tasa de interés era más alta que la de los bancos comerciales pero menor que la de los prestamistas personales, que oscilaba entre el 10 y el 20% diario. En contra de la opinión de los Bancos y del Gobierno, el profesor Yunus continuó otorgando microcréditos, y en 1983 creó el Grameen Bank (Banco Rural). En la actualidad tiene 8.3 millones de prestatarios pobres, de los cuales el 96% son mujeres. La cartera de préstamos colocados es 984,34 millones de dólares USA, resultando un nominal promedio de cada préstamo de 117.88 dólares21. 3.2.2 Desarrollo En febrero de 1997 se celebró en Washington la primera Cumbre Mundial del Microcrédito (Microcredit Summit). Asistieron 2.900 personas de 137 países. La reunión contó con el apoyo de Hilary Clinton, la Reina Sofía de España, tres jefes de Estado, dos primeros ministros, la Agency for International Development (AID) de Estados Unidos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el Banco Mundial. En esta cumbre se lanzó una campaña mundial para aumentar el número de personas que, con una renta diaria inferior a 1 dólar diario, 20 21
http://faircompanies.com/news/view/sobre-ftse4good-el-indice-sostenible-la-bolsa-londres/ http://www.grameen.com/
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eran atendidas por el microcrédito. En esa fecha eran 7.6 millones. Se fijó como objetivo llegar a 100 millones en el año 2005. Cien millones de familias con un promedio de 5 personas por familia, representa 500 millones de personas. Desde 1997 hasta la actualidad se han celebrado otras cinco Cumbres mundiales del Microcrédito. (Véase Tabla 1). Tabla 1 Fecha
Ciudad
Asistentes
Países representados
1997 Febrero 2-4
Washigton Estados Unidos
2.900
137
1998 Junio 24-27
Nueva York Estados Unidos
1.000
107
1999 Junio 24-27
Abidjan, Costa de Marfil
600
85
2002 Noviembre 12-13
Nueva York Estados Unidos
2.000
100
2006 Noviembre 12-15
Halifax Canadá
2.000
110
2011 Noviembre 14-17
Valladolid España
2.000
113
A partir de los informes de estas Cumbres Mundiales podemos apreciar el desarrollo del microcrédito a nivel mundial22. (Véase Tabla 2).
22 http://www.microcreditsummit.org/pubs/reports/socr/2012/WEB_SOCR-2012_Spanish.pdf, página 39.
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Tabla 2 Número de clientes
Clientes por debajo de 1 $ diario
Año
Número de instituciones
1997
618
13.478.797
7.600.000
1998
925
20.938.899
12.221.918
1999
1.065
23.555.689
13.779.872
2000
1.587
30.681.107
19.327.451
2001
2.186
54.904.102
26.878.332
2002
2.572
67.606.080
41.594.778
2003
2.931
80.868.343
54.785.433
2004
3.164
92.279.289
66.614.871
2005
3.133
113.261.290
81.949.036
2006
3.316
133.030.913
92.922.574
2007
3.522
154.825.825
105.584.679
2008
Mujeres
%
10.300.000
84.27
45.200.000
82.50
69.001.088
84.20
88.700.000
84.01
No hay datos23
2009
3.589
190.135.080
128.209.195
104.694.115
81.66
2010
3.652
205.314.502
137.547.771
113.138.652
82.25
23 En 2009, por primera vez en una década, la Campaña no recolectó, ni verificó datos. Tampoco publicó un Informe del Estado de la Campaña de la Cumbre de Microcrédito razón por la cual no hay datos correspondientes al 31 de diciembre de 2008. http://www.microcreditsummit.org/ pubs/reports/socr/2012/EMBARGO_SOCR-2012_Spanish.pdf, Pg. 38.
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Gráfico 2 Evolución del mercado de microcrédito 225,000,000 200,000,000 175,000,000 150,000,000 125,000,000 100,000,000 75,000,000 50,000,000 25,000,000 0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Número total de clientes
Clientes pobres menos de 1$ diario
Mujeres pobres menos de 1$ diario
Estas cifras revelan un crecimiento importante del microcrédito. En los trece años desde 1997 a 2010 los clientes totales se han multiplicado por 15, con un crecimiento anual promedio del 21%. (Véase Gráfico 2). La mayor parte de estos clientes reside en Asia, África y América Latina. 3.2.3. Los clientes El cliente de una entidad de microcrédito no es el cliente habitual de la banca convencional. Son microempresarios, más del 80% mujeres, que tienen actividades productivas o comerciables rudimentarias. El microcrédito es una actividad financiera, que no tiene como primer objetivo el mismo que una empresa capitalista por acciones: la maximización del patrimonio de los accionistas. La prosecución de la rentabilidad en una empresa de microcrédito es asumida como una condición de sostenibilidad, para no tener que depender de donaciones o subvenciones. Es la condición necesaria de su autonomía. En cambio su objetivo empresarial fundamental es la transformación de las comunidades marginadas mediante la promoción social y económica de los prestatarios.
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3.2.4. Producto financiero Son préstamos de un nominal pequeño, generalmente menos de 500 dólares, a plazo corto, unos seis meses, sin garantía real, y con un interés superior al de la Banca convencional. Los intereses más altos son debidos a que los costes de intermediación son más altos que en la Banca convencional, y el nominal es menor. Los costos operativos del microcrédito son más elevados que en la Banca convencional por diversos motivos: acción social en los barrios marginales para la difusión del producto, acción educativa y asesoramiento a los clientes, seguimiento del progreso socioeconómico de la familia. Suelen ser alrededor de un 60% superiores. La garantía es solidaria. Los clientes forman grupos de 18 a 20 personas, que se conocen entre ellos, y tienen relaciones de mutua confianza. El grupo se hace responsable solidario de la totalidad de los préstamos recibidos por cada uno de sus miembros. Los índices de morosidad son inferiores a los de la Banca convencional. Generalmente no llegan al 0.5%. Los préstamos no se otorgan para gastos de consumo. Son destinados a la financiación del activo circulante: mercaderías o materias primas en actividades empresariales con alto grado de rotación. A diferencia de la banca convencional es menos frecuente el otorgamiento de préstamos a largo plazo para inversiones en activo inmovilizado. Sin embargo a medida que los prestatarios mejoran sus negocios, se van aumentando los plazos de vencimiento, y el nominal del préstamo. 3.3. La Tasa Tobin Las dos iniciativas éticas que hemos expuesto, los Fondos de Inversión Éticos y el Microcrédito, se desarrollan dentro del espacio del sistema financiero internacional, adoptando criterios de inversión alternativos a los que adoptan la mayoría de los agentes. La especulación con la finalidad de obtener ganancias dinerarias, es sustituida por objetivos de justicia social y de erradicación de la pobreza. Por el contrario, el impuesto sobre las transacciones financieras, conocido como la Tasa Tobin, pretende que sea el propio sistema financiero quien contribuya a estas finalidades humanas de justicia social y erradicación de la pobreza. Mediante una regulación legal se obligaría al sistema financiero a participar en los objetivos de una ética universal, dado que de forma libre y espontánea no lo hace.
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3.3.1. Origen del concepto El origen de la Tasa Tobin se remonta a 1971, cuando el 15 de agosto de 1971, por orden del presidente Richard M. Nixon, el dólar estadounidense dejó de ser convertible en oro, liquidando el sistema de Bretton Woods. Ante el hecho de la adopción de un sistema de tipos de cambio flotantes el economista estadounidense James Tobin sugirió un instrumento en favor de la estabilidad monetaria mundial y propuso que el sistema financiero debería incluir una tasa que gravara las transacciones comerciales internacionales. Esta tasa consistiría en pagar un impuesto cada vez que se produjese una operación de cambio entre divisas. La tasa debería ser baja, entre el 0,10% y el 0.25%, para penalizar solamente las operaciones especulativas de ida y vuelta a corto plazo entre monedas, y no a las inversiones. James Tobin se inspiró en el capìtulo 12 de la TEORIA GENERAL DEL EMPLEO, EL INTERÉS Y EL DINERO de John Maynard Keynes, publicada en febrero de 1936, y que Tobin conoció durante su época de estudiante en la Universidad de Harvard durante los años 1935 a 1939. 3.3.2. Abandono y recuperación de la idea La idea durmió en un cajón durante más de 20 años24. En los años 90 se retomó la idea. Podemos diferenciar dos etapas. De 1994 a 2009 es un debate profesional y académico sobre la viabilidad y oportunidad de la tasa. En los años 2009 a 2012 entra en el ámbito político. En diversas reuniones del G20 y de la Unión Europea se contraponen las posciones políticas acerca de la implantación efectiva de la tasa. 1994. Marzo. En el Informe sobre Desarrollo Humano25 de 1994 en el capítulo 4, “Una nueva fórmula de cooperación para el desarrollo” pg. 78, se hace la propuesta de implantar la Tasa Tobin. Según dicho informe los movimientos especulativos en el mercado de divisas representan 100.000 millones diarios de dólares. Una tasa de 0.5% recaudaría 150.000 millones de dólares anuales destinados a la financiación de proyectos sociales dirigidos a erradicar la pobreza mundial26. http://www.ncrb.unac.org/landmines/UNACinfo/tobin-tax.html El Informe sobre Desarrollo Humano es una publicación independiente encargado por el programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (United Nations Development Programme UNDP). Su autonomía editorial está garantizada por la resolución especial de las Naciones Unidas (A/RES/57/264), que reconoce el Informe como un acto intelectual independiente. 26 http://hdr.undp.org/en/media/hdr_1994_es_cap4.pdf. Capitulo 4, Pg. 78. 24 25
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1995. Marzo. En la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, celebrada en Copenhage los días 11 y 12 de marzo de 1995 los líderes mundiales propusieron la implantación de la Tasa. Junio. En la reunión del G7 en Halifax (Canadá) el 16 de junio 1995 se discutió la posibilidad de aplicar la Tasa Tobin a las transacciones financieras, sin llegar a ninguna conclusión. 1996. Octubre. El economista pakistaní Mahbub ul Haq, que había trabajado en el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y había sido Ministro de Planificación y Finanzas de su país, publicó un libro sobre la Tasa Tobin27. 1997. Diciembre. El 26 de diciembre de 1997, Ignacio Ramonet, con motivo de la crisis Asiática (julio de 1997) provocada por los movimientos especulativos del mercado financiero, publica en Le Monde Diplomatique un editorial proponiendo la implantación de la Tasa Tobin como mecanismo para estabilizar los mercados cambiarios y obtener recursos internacionales para luchar contra la pobreza. Propuso así mismo la creación de una Organización No Gubernamental. La Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) viene desarrollando desde entonces una campaña en defensa de la Tasa Tobin en toda clase de foros, conferencias y reuniones internacionales. 1999. Junio 24-29. Reunión celebrada en París de la Asociación por una Tasa Tobin de Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), que congregó a más de un millar de ciudadanos de 80 países. 2001. Julio. En Italia, un sector de la izquierda convocó con urgencia un debate parlamentario sobre la tasa, en vísperas de la reunión del G-8 en Génova. A favor de aprobar el impuesto se pronunciaron sólo los sectores más radicales de El Olivo. La propuesta del sector favorable a la tasa Tobin fue rechazada con el apoyo masivo de la coalición de centro-derecha que tomó el relevo en el Gobierno italiano, con Silvio Berlusconi a la cabeza. Agosto. La izquierda alemana del SPD se pronunció en contra de la tasa Tobin. ‘Nadie en los países industrializados acepta la tasa Tobin y el Gobierno alemán tampoco’, declaró el secretario de Estado alemán en el Ministerio de Economía, Alfred Tacke, al semanario alemán Der Spiegel.
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MAHUB UL HAQ (1996).
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Septiembre 3. En una entrevista publicada en el semanario aleman Der Spiegel James Tobin se aleja de los planteamientos de ATTAC, calificándolos de los “revoltosos de la antiglobalización”. Se desmarca del objetivo social que se está asignando a la tasa que lleva su nombre. “Lo que les importa a ellos sobre todo, creo yo, son los ingresos procedentes de los impuestos, con los que quieren financiar sus proyectos para mejorar el mundo. Pero, para mí, recaudar dinero no es precisamente lo más importante. Yo quería frenar el tráfico de divisas; los ingresos fiscales son para mí un subproducto”28. Octubre. El 24 de octubre en la comisión de economía del Parlamento de Cataluña se debatió la implantación de un impuesto para gravar las transacciones especulativas en los mercados de divisas y destinar el producto de la recaudación a programas de desarrollo económicos del Tercer Mundo: la denominada tasa Tobin. Los 13 votos a favor del PSC-Ciutadans pel Canvi, Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V) y Esquerra Republicana (ERC) fueron derrotados por los 14 en contra de los diputados de CiU y el PP. 2002. Marzo 18-22. Conferencia Internacional sobre la financiación para el desarrollo de las Naciones Unidas, en Monterrey (Méjico). Alemania presenta un estudio en el que se aboga por una introducción regional de la tasa Tobin sobre los flujos especulativos de capital. Sin embargo la Tasa Tobin quedó relegada a la mención de que se trata de un tema que debería seguir siendo estudiado. 2004. Julio. Después de que lo hubiera hecho Francia en 2002, Bélgica aprobó el 1 de julio 2004 unas variaciones sobre la Tasa Tobin. Así mismo el Parlamento italiano discutió en comisión la posibilidad de aprobar otras variaciones sobre la tasa. Las experiencias francesa, belga e italiana tienen una explicación: fueron las asociaciones las que de manera transversal influyeron sobre la opinión pública. Attac y otras entidades cívicas involucraron a centenares de miles de personas. A partir de julio 2009 y hasta la reciente reunión del Grupo G20 en Cannes el 3 y 4 de noviembre 2011 se generalizan los debates políticos y económicos internacionales sobre la Tasa Tobin.
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http://www.eumed.net/cursecon/textos/tobin-antiglob.htm
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2009. Julio 29. La Asamblea General de la ONU, en el informe sobre la marcha de los trabajos en materia de fuentes innovadoras de financiación para el desarrollo, nums. 46 47, considera la Tasa Tobin un mecanismo de financiación económicamente viable y técnicamente posible29. Agosto 27. El 27 de agosto 2009, Adair Turner, presidente de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido (Financial Services Authority FSA) , el máximo órgano regulador del sistema bancario británico, sorprendió a la comunidad financiera mundial, proponiendo en su informe sobre la reglamentación como respuesta a la crisis financiera, un impuesto sobre las transacciones financieras como forma de disuadir actividades “socialmente inútiles”30. Septiembre 24 y 25. Reunión del G20 celebrada en Pittsburg (Estados Unidos). En el número 16 de las conclusiones, acuerda encargar al FMI un informe sobre cómo podría contribuir el sector financiero, de forma justa y sustancial, al pago de cualquier tipo de carga asociada con las intervenciones públicas para restaurar el sistema bancario31. La posición de Estados Unidos fue contraria a la creación de una Tasa Tobin. Noviembre 8. Reunión del G20 en Saint Andrews (Escocia). Gordon Brown, Primer Ministro británico habló de “tasar las transacciones financieras globales”, con el inmediato rechazo de Timothy Geithner, Secretario del Tesoro de Estados Unidos. Diciembre 10 y 11. Reunión del Consejo Europeo en Bruselas. El número 15 de las conclusiones anima al FMI a considerar la posibilidad de una tasa mundial sobre transacciones financieras”32. 2010. Marzo 10. El Parlamento Europeo en su Resolución de 10 de marzo de 2010, sobre el impuesto sobre las transacciones financieras (numero 3, f, g y h) insta a la Comisión a que examine cuidadosamente la medida en que un impuesto sobre las transacciones financieras contribuiría a la estabilización de los mercados financieros mediante su incidencia en las operaciones y especulación excesivas a corto plazo y en la transparencia33.
http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/64/189 http://business.time.com/2009/08/27/the-tobin-tax-is-back-in-fashion-would-it-help/ 31 http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/recuperacion/continua/incompleta/elpepueconeg/20090927elpneglse_5/Tes 32 http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/111882.pdf 33 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP// TEXT+TA+P7-TA-2010-0056+0+DOC+XML+V0//ES 29 30
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Junio 17. Consejo Europeo. La conclusión 17 dice que La UE debe dirigir los esfuerzos encaminados a fijar un planteamiento mundial para la introducción de sistemas de tasas e impuestos sobre las instituciones financieras y defenderá firmemente esta posición con sus socios del G20. En ese contexto, debe explorarse y desarrollarse ulteriormente la introducción de un impuesto mundial sobre las transacciones financieras34. Julio 17. El Comité Económico y Social Europeo aprueba el Dictamen sobre el “Impuesto sobre las transacciones financieras”. La Conclusión 1.3 y 1.4 dice “Un impuesto sobre las transacciones financieras (ITF) podría repercutir decisivamente en el comportamiento de las instituciones financieras con una reducción de las transacciones financieras a muy corto plazo y de mayor riesgo, que plantean frecuentemente riesgos. En este sentido, el CESE apoya la idea de una imposición sobre las transacciones financieras”35. Septiembre 20. En la Reunión Plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU sobre el cumplimiento de los Objetivos del Milenio el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy defendieron la implantación del impuesto a las transacciones financieras36. 2011. Abril 14. Mil economistas de 53 países firman y dirigen una carta a los ministros de Economía del grupo de 20 países más desarrollados (G20) en la que les instan a aplicar la Tasa a las Transacciones Financieras. Septiembre 28. El Consejo Europeo aprueba una directiva relativa a un sistema común del impuesto sobre las transacciones financieras con vistas a garantizar que las entidades financieras contribuyan equitativamente a la financiación de los costes generados por la reciente crisis y desincentivar convenientemente las transacciones que no refuercen la eficiencia de los mercados financieros37. Noviembre 3 y 4. Se celebra la Cumbre del G20 en Cannes. El presidente francés, anfitrión de la cumbre, Nicolas Sarkozy, y otros líderes europeos tenían el propósito de imponer un impuesto a las transacciones
http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/115349.pdf http://periodismohumano.com/files/2011/02/ITF.-Dictamen-CESEU.pdf 36 http://www.efeverde.com/contenidos/noticias/la-cumbre-de-la-onu-reabre-el-debate-sobrela-tasa-a-las-transacciones-financieras 37 http://www.cbe.es/eventos/actualitat/archivos/272/COM594.pdf 34 35
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financieras, dinero que podría ser utilizado para ayudar a las naciones pobres y reducir las deudas. Este objetivo inicial fue desplazado de la agenda por la irrupción imprevista del problema griego y el referendum convocado por Papandreu38. 2012. Enero 12. Declaración de la Comisión de la Conferencia de los Obispos de la Unión Europea (COMECE) con el título de “Una Comunidad Europea de Solidaridd y Responsbilidad”. En el número 9 de la Decaración afirman: “Otra de las propuestas contempla la creación de un impuesto para transacciones financieras que debería ser introducido como paso preliminar por los países de la Eurozona, de no haber otro remedio”39. Enero 25. En el Foro Económico de Dawos el primer ministro británico, David Cameron calificó como “una locura” introducir un impuesto a las transacciones financieras. Podría reducir en 200.000 millones de euros el PIB de la UE y generar el recorte de 500.000 puestos de trabajo40. Enero 30. Sarkozy anuncia la entrada en vigor en Francia el mes de agosto 2012 de una tasa financiera conocida como tasa Tobin41. Febrero 7. Nueve países de la zona euro: Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, España, Italia, Grecia y Portugal piden a la presidencia danesa de la UE que acelere los trabajos del Consejo Europeo para aprobar antes de que acabe el primer semestre de 2012 un proyecto de directiva común sobre la tasa a las transacciones financieras, más conocida como tasa Tobin. Estos países serían suficientes en número para lanzar su propio impuesto a través de un proceso que se conoce como cooperación reforzada42. Marzo 13. En su sesión del 13 de marzo de 2012, el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea tomó nota de los trabajos realizados en relación con la propuesta de Directiva relativa al impuesto sobre las transacciones financieras a escala de la UE. Según http://es.euronews.net/2011/11/04/concluye-la-cumbre-del-g20-sin-grandes-logros http://www.conferenciaepiscopal.es/index.php?option=com_content&view=article&id= 2579:una-comunidad-europea-de-solidaridad-y-responsabilidad&catid=177:comece&Itemid=1109 40 http://www.diariobae.com/diario/2012/01/27/7409-cameron-rechazo-la-propuesta-de-la-uepara-impuesto-financiero.html 41 http://es.euronews.net/2012/01/30/sarkozy-anuncia-la-entrada-en-vigor-en-agosto-de-latasa-financiera-y-sube-el-/ 42 http://www.expansion.com/2012/02/08/economia/1328708805.html?a=fb7a219de97b056 1d1713c6c00df54c3&t=1335245348 38
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fuentes comunitarias, Bruselas mantiene su idea de que el gravamen pueda aplicarse el 1 de enero de 201443. A la vista del desarrollo cronológico anterior hacemos un resumen de los aspectos políticos y jurídicos de una posible implantación de la Tasa Tobin. 3.3.3. Posible recaudación anual Existen varias estimaciones de la recaudación global internacional que la aplicación de la Tasa Tobin podría representar. No disponiendo de datos exactos, se puede estimar que el tráfico diario de divisas oscila entre 1.5 y 2.0 billones de dólares diarios. Aplicando una Tasa del 0.05% la recaudación anual estaría entre 190.000 y 250.000 millones. Aplicando una tasa del 0.10% la recaudación estaría entre 380.000 y 500.000 millones anuales. 3.3.4. Razones a favor REDUCIR LA ESPECULACIÓN FINANCIERA El tamaño y la volatilidad de los mercados financieros han sido el marco y el caldo de cultivo idóneo para el desarrollo rápido y descontrolado de la actual crisis económica. El 80% de las transacciones en los mercados de divisas son a una semana, y el 40% a menos de tres días. Eso indica claramente que se trata de transacciones especulativas, no productivas. La Tasa Tobin conseguiría hacerlas menos atractivas y sería además, un importante instrumento para transferir recursos desde la economía financiera, esencialmente especulativa, hacia la economía real. Dicho impuesto representaría un gasto sin importancia para quienes se dedicasen al comercio internacional o realizasen inversiones a largo plazo; pero supondría una importante traba para quienes intentasen ganar dólares (o euros o yenes) rápidamente prediciendo la evolución de los mercados en unos días o unas semanas. Como decía Tobin, “arrojaría un poco de arena a las ruedas bien engrasadas” de la especulación44. CUESTIÓN DE JUSTICIA La crisis financiera ha absorbido más de seis billones de dólares de dinero público para cubrir las pérdidas sufridas por las instituciones 43 44
http://www.consilium.europa.eu/homepage/showfocus?lang=es&focusID=81256 http://www.attacmadrid.org/d/11/091207132417.php
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financieras -bancos, aseguradoras y fondos de inversión- de todo el mundo. Es razonablemente justo que quienes fueron ayudados con muletas en forma de capital, liquidez, avales o compras de activos, devuelvan parte de ese esfuerzo. ES EL MOMENTO OPORTUNO Aunque hay operadores por todas partes, la mayoría de sus transacciones se realizan en Londres. Esta centralización hace posible que estas transacciones sean relativamente fáciles de identificar y gravar. La implantación de esta tasa sería ahora bastante más sencilla que hace 32 años, cuando la propuso el propio Tobin, tanto por la actual crisis económica y la consiguiente presión social hacia los políticos para un mayor control del sistema financiero, como por los avances tecnológicos y la actual operatoria electrónica de las operaciones de divisas. 3.3.5 Razones en contra INTERNACIONALIZACIÓN La implantación de este tributo tendría que aplicarse a nivel mundial para tener efecto y no incurrir en competencia desleal, por lo que la UE tendrá que trabajar para que “otros centros financieros se adhieran” a la propuesta. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, advirtió el 4 de octubre de 2011 que una tasa a las transacciones financieras como la que ha propuesto el Ejecutivo comunitario debe ser global para tener éxito. De lo contrario fomentaría la deslocalización de capitales hacia los paraísos fiscales, que no aceptaran instaurar esta tasa. Si no se implantara en una gran mayoría de países no serviría para nada porque las transacciones financieras son fáciles de desubicar. Sin embargo este riesgo de deslocalización hacia paraísos fiscales es discutible. Cerca del 83% del tráfico mundial de divisas está concentrado en ocho plazas financieras (Londres, Nueva York, Tokio, Frankfurt, París, Singapur, Hong Kong y Zúrich), lo cual relativiza el problema de la dispersión. En el caso de una implantación legal generalizada de la Tasa, los Bancos Centrales podrían rechazar las operaciones monetarias con los países que no respetasen el pago de esta tasa legal. En todo caso la implantación global de la Tasa está encontrando dificultades importantes. Estados Unidos ya ha rechazado en el seno del G-20 incorporar esta medida en las reformas. El Gobierno británico considera perjudicial la aplicación del impuesto Tobin.
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Dados los tropiezos que se encuentran para una implantación mundial, se debate la implantación en el ámbito de la eurozona. Francia y Alemania están ahora tratando de llegar a un acuerdo para poner fin a más de dos años de debate sobre el tema en Europa45. ORGANISMO GESTOR No existe actualmente un organismo que pueda asumir la gestión de un impuesto internacional. Se barajan dos hipótesis para solucionar esta carencia. Una hipótesis podría ser designar una institución u organismo internacional ya existente como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, o el Banco Internacional de Pagos de Basilea. O bien crear una institución nueva para esta finalidad. Otra hipótesis sería que cada país participante gestionaría el impuesto a través de su propia administración tributaria, sobre la base de unos tipos impositivos acordados a nivel global. Con una planificación fiscal preestablecida a nivel multilateral transferiría una parte predeterminada de la recaudación a una organización internacional que se encargaría de la financiación de programas internacionales de desarrollo o medioambientales. 3.3.6. Problemática técnica DESTINO DE LOS FONDOS Hay dos posibilidades. La primera es que la finalidad del impuesto sea recuperar el coste público de la crisis o, en su caso, el coste de futuras crisis a fin de evitar recurrir al dinero de los contribuyentes. La segunda, que el objetivo sea financiar la lucha contra el cambio climático, la cooperación para el desarrollo, la erradicación del hambre y la pobreza en el Tercer Mundo. Uno de los destinos primeros podría ser aliviar o condonar la deuda externa de los países del Tercer Mundo. Según los datos del Fondo Monetario Internacional de abril 2012, la deuda de los países de África y el Medio Oriente ascendía en 2011 a un billón de dólares USA. Ello significa que aplicando a esta finalidad la recaudación de dos años de la
45 http://eleconomista.com.mx/economia-global/2012/03/13/alemania-defiende-gravar-operaciones-financieras
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Tasa Tobin con un impuesto del 0,1% podría desaparecer la deuda casi en su totalidad. Otra posibilidad sería la de dedicar fondos a la creación de un seguro mundial contra catástrofes naturales. Bibliografía ALBAREDA VIVO, L. (2001): Observatorio de los fondos de inversión éticos, ecológicos y solidarios en España, Esade, Barcelona. BOATRIGHT, J. (1999): Ethics in Finance, Blackwell Publishers, Oxford. CARROLL, A. y BUCHHOLTZ, A. (1999): Business & Society, Ethics and stakeholder management, Slouth-Western College Publishing, Cincinatti. CORTINA, A. (1994): Ética de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial. Editorial Trotta, Madrid. —(2003): Razón pública y éticas aplicadas. Los caminos de la razón práctica en una sociedad pluralista, Tecnos, Madrid. CHAFUEN, A. (1991): Economía y ética. Raíces cristianas de la economía de libre mercado, Ediciones Rialp, Madrid. CHRYSSIDES, G. y KALER, J. (1993): An introduction to business ethics, Chapman & Hall, London. DE LA DEHESA, G. (2009): La primera gran crisis financiera del siglo XXI. Orígenes, detonantes, efectos, respuestas y remedios, Alianza Editorial, Madrid. FEYDER, J. (2010): La faim tue, L’Harmattan, Mayenne. GELINIER, O. (1991): L’ethique des affaires. Halte a la dérive, Editions du Seuil. Paris. GEORGE, S. y OTROS (2003): La globalización de los derechos humanos, Crítica, Barcelona. GOMEZ-BEZARES, F. (2001): Ética, economía y finanzas, Gobierno de la Rioja. MAHUB UL HAQ (1996): The Tobin Tax. Coping with financial volatility, Oxford University Press, New York. SIRUANA APARISI, J. (2003): Una brújula para la vida moral. La idea de sujeto en la ética del discurso de Karl. Otto Apel, Editorial Comares, Granada. SOROS, G. (1998): The crisis of capitalisme, Public Affairs, New York. STIGITZ, J. (2002): El malestar de la globalización, Taurus, Buenos Aires. TAMAMES, R. (2009): “La crisis económica, cómo llegó y cómo salir de ella”, Expansión. Madrid. THUROW, L. (1996): The future of capitalism, How today’s economic forces shape tomorrow’s world, William Morrow and Company Inc., New York. ULRICH, P. y SARASIN, C. (1995): Facing public interest. The ethical challenge to business policy and corporate communications, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht. UTZ, A. (1998): Ética económica, Aedos, Madrid.
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RESUMEN La ética del sistema financiero requiere formular una ética universalmente aceptada desde las diferentes religiones, culturas y posiciones políticas. Los Derechos Humanos de la ONU de 1948 y los Objetivos del Milenio de 2000, siendo declaraciones aprobadas por los miembros de la Asamblea General cumplen estas condiciones. La crisis económico-financiera actual demuestra que estos derechos y objetivos no han sido asumidos por el sistema financiero. Existen sin embargo iniciativas éticas que, siendo todavía minoritarias, marcan un horizonte de introducción de normas éticas en el sistema financiero: los Fondos de Inversión Éticos y el Microcrédito. Finalmente la implantación de la Tasa Tobin a las transacciones financieras a corto plazo, de carácter solamente especulativo, pudiera conseguir que el sistema financiero contribuyera a erradicar la pobreza. El debate político sobre la Tasa Tobin pone de manifiesto las distintas posiciones de Estados Unidos y Gran Bretaña de un lado, y la Unión Europea del otro. Palabras clave: Ética universal, corrupción financiera, fondos de inversión éticos, microcrédito, tasa Tobin. SUMMARY The ethics of the financial system demands to formulate a collection of ethical principles that should be accepted by all religions, cultures and political beliefs. The Human Rights stated by the UNO in 1948 as well as the 2000 Millennium Objectives, both approved by the General Assembly, fulfil that requirement. But the present financial-economic crisis shows clearly that neither the rights nor the objectives have been considered by the financial system. Nevertheless, there are some ethical initiatives that being so far a minority, open up a new horizon for the introduction of ethical norms in the financial system: the Ethical Investment Funds and the Micro-credits. The Tobin tax on short term speculative financial transactions could help to put an end to poverty. The political discussion on the Tobin tax, is showing the different positions of the United States and the United Kingdom on one side, and the European Union on the other. Key words: Universal ethics, financial corruption, ethical investment funds, micro-credits, Tobin tax.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 349-364)
MÁS ALLA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LOS MERCADOS FINANCIEROS: LAS FINANZAS SOCIALES COMO REFLEXIÓN ÉTICA SINGULAR Javier Ibáñez Jiménez Universidad Pontificia de Comillas
Antonio Partal Ureña Pilar Gómez Fernández-Aguado Universidad de Jaén
1. Introducción Persigue este artículo evidenciar que la denominada Responsabilidad Social es en gran medida una entelequia formal, un constructo de geometría variable condicionado en gran medida por modas corporativas y por una concreta coyuntura económica. La crisis en la que estamos inmersos se ha producido en un momento donde los códigos de buen gobierno y la responsabilidad social estaban, y siguen estando, en boga. Siendo en cambio la moral o ética individual la que puede conseguir mayores logros sociales. Se ponen de relieve los casos de productos financieros vendidos por las entidades financieras que, sin embargo, hablan de responsabilidad social de sus entidades, disponiendo de elevados estándares y códigos de buena conducta o éticos para operar en los más variados ámbitos. Ejemplos flagrantes de comercialización de activos en el pasado reciente no faltan. Así, el de los swaps de cobertura de productos hipotecarios con fijación de un tipo efectivo de interés muy por encima del mercado, o el de los estructurados con indexación torticera para generar pérdidas casi seguras al inversor, o el de las participaciones preferentes, productos colocados entre pequeños ahorradores con escasa o nula formación para entender que, a la postre, compraban bonos basura subordinados, sin posibilidad real de recobro en caso de insolvencia y con alto riesgo de crédito. Estos contratos han sido un éxito al basarse los bancos en la confianza que sus clientes venían depositando en los responsables financieros que les ofrecían, como si de depósitos a plazo fijo se tratara, con
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máxima rentabilidad y capital asegurado, productos de alto riesgo y escasa rentabilidad relativa. Todo con la escandalosa connivencia de organismos supervisores que supuestamente velan por la seguridad, sobre todo del pequeño inversor o cliente, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España. Particularmente perniciosa para la confianza en el mercado ha sido la venta masiva de permutas financieras (swaps) de tipos de interés por iniciativa bancaria a miles de empresas y particulares, cuando los tipos de interés estaban más altos, siendo conscientes las entidades financieras de que los tipos a medio plazo disminuirían; no advirtiendo a los clientes en muchos casos de que deberían pagar la diferencia respecto al tipo asegurado si este se mantenía bajo, ni de la probabilidad de ese mantenimiento, ni de que, si deseaban los clientes salir de sus posiciones de pérdida, deberían abonar además todos los beneficios esperados, calculados, para colmo, a capricho del banco. El universo propio de las finanzas modernas se ha estructurado progresivamente alrededor de dos ejes clásicos: el riesgo y el rendimiento. Con la financiarización de la economía –y aun de la vida–, los centros de poder social se han desplazado desde el poder político y la economía real hacia el mundo financiero. De ahí la transcendencia de lograr una genuina responsabilidad en el ámbito financiero. Para ello, proponemos las finanzas sociales como instrumento de sostenibilidad y recuperación económica. Las discusiones preliminares sobre estas cuestiones constituyen el objeto de nuestra contribución a éste número del Boletín de Estudios Económicos de Deusto. Formalmente nuestra reflexión sobre los aspectos de la llamada responsabilidad social en los mercados financieros arriba apuntados se estructura a través de los seis epígrafes cuyo contenido avanzamos a continuación. Luego de esta introducción, centramos nuestro interés en los motivos y costes que la crisis en la que aún estamos inmersos ha supuesto para la economía. En el tercer epígrafe reflejamos cómo las conductas poco éticas ejercen sus efectos sobre los países e individuos más débiles, acrecentados en momentos de debilidad económica. El cuarto epígrafe muestra las posibles consecuencias de actuaciones poco éticas o responsables. En el quinto epígrafe planteamos la necesidad de volver a la raíz social de las finanzas, ante el creciente poder de los mercados financieros. El artículo finaliza con una reflexión final sobre los aspectos abordados.
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2. El coste de la crisis En los años previos a la crisis se produjo un importante cambio en la naturaleza de la actividad bancaria, pasando de un sistema tradicional, donde la entidad prestaba los depósitos recibidos de los clientes manteniendo en balance estas partidas, a un modelo de ingeniería financiera en el cual los préstamos originados eran titulizados y cedidos en cadena a inversores de todo el mundo, transfiriéndoles su riesgo de crédito inherente a cambio de una rentabilidad. Este proceder implicaba un alto grado de apalancamiento, que, unido a la dejación de los intermediarios e inversores en controlar la calidad de las emisiones por la excesiva confianza depositada en unas agencias de rating que las venían calificando positivamente, inoculó en el mercado un riesgo sistémico extraordinario, acrecentado por el excesivo endeudamiento en muchas economías. La heterogeneidad de los instrumentos financieros y una falta de modelo de referencia para la valoración de los mismos desencadenó una incertidumbre en la estimación del precio de estos productos mantenidos por las instituciones financieras, originando una desconfianza masiva hacia el sector bancario, acrecentada por la quiebra en setiembre de 2008 del banco de inversión LEHMAN BROTHERS (Schich, 2009). Esa crisis provocó hasta 2009 que gobiernos de muchos países debiesen intervenir ayudando a numerosas entidades bancarias. Estos estímulos según el FMI fueron equivalentes al 4,8% del PIB en EE.UU, China 4,4%, Alemania 3,4%, Canadá 2,7%, Japón 2,2%, Gran Bretaña 1,5%, Francia 1,3%, India 0,5% e Italia 0,3% (Dickson, 2010). No obstante, las cifras de pérdidas son difíciles de obtener y las estimaciones poco fiables, al no existir en la mayoría de los casos normas contables uniformes: pudiendo los bancos ocultar pérdidas adicionales mediante la concesión de créditos; asignarse las pérdidas a una variedad de grupos; o pagar los gobiernos las pérdidas de diferentes maneras, bien inyectando liquidez directamente a los bancos insolventes o ayudando a los prestatarios (Caprio y Klingebiel, 1997). Es evidente que a lo largo de la historia, y con cierta periodicidad, se han vivido numerosos episodios más o menos intensos de crisis bancarias hasta la actual, considerada como la más grave crisis financiera sistémica global desde la Gran Depresión. Afectando no solo a los países más desarrollados, también a las economías menos avanzadas de forma directa o indirecta.
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Acaso lo más llamativo de la grave situación internacional producida a partir de los impagos de las hipotecas subprime en EEUU hayan sido las advertencias sobre riesgos hechas con suficiente antelación, y obviadas o ninguneadas por los responsables políticos e instituciones y supervisores financieros nacionales e internacionales. El Banco de Pagos Internacional (Bank for International Settlements, BIS) en su 75º Informe Anual, de junio de 2005, señalaba de forma premonitoria varias preocupaciones después realizadas, señalando la desconfianza en los productos estructurados de crédito. Decía el BIS que “está por ver cómo gestionarán los mercados las posiciones altamente apalancadas de los balances de las instituciones financieras, cuando los mercados cambien de rumbo, y el impacto sistémico en la liquidez del mercado”. Reguladores y administraciones ni percibieron ni advirtieron de los riesgos que se creaban en los mercados, cuyas consecuencias, como siempre, soportan sobre todo los países e individuos más débiles. 3. La crisis como cúmulo de conductas antiéticas y sus efectos socioeconómicos y de mercado En los mercados financieros, como en otros ámbitos de la vida, es requerida una mayor corresponsabilidad para mejorar la ética, esto es, las condiciones fácticas de producción de los actos humanos, según una orientación de fines deseada por la comunidad. Independientemente de la dificultad que encierra precisar la noción de bonum commune, parece haber consenso suficiente sobre la idea de que, en el plano de la cooperación internacional, y en especial en la cooperación de carácter financiero, existe una mayor exigencia de comportamientos rectos o éticos, no solo conformes a derecho, sino además homogéneos en unos mínimos globales comunes, que ponen de relieve la existencia de una conciencia universal favorable a la rectificación de las diferencias en el aprovechamiento de los recursos, mercados y productos del sistema financiero. De ahí que de forma creciente, y en particular en nuestros tiempos críticos, cada vez se extiende más el propósito entre agentes de mercado y reguladores de lograr una mayor concienciación social general para ayudar a los países en desarrollo y a las personas desfavorecidas, tanto en países desarrollados como no desarrollados, a través de mecanismos propios del sistema financiero, en la medida en que tales mecanismos son útiles, y a veces imprescindibles, para el desenvolvimiento de su actividad real. Para constatar la certeza de la anterior afirmación no hay
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más que comprobar la multiplicación de problemas de impacto social y ámbitos de actividad relacionada que están concernidos por la ética que están siendo objeto de atención pormenorizada por parte del World Bank (Banco Mundial), y por otras instituciones del sistema financiero internacional como el Banco Interamericano de Desarrollo. Subyace a esa actividad una actitud orientada hacia el progreso de los pueblos, que es la única que podrá conseguir, mitigando las diferencias interpersonales, la sostenibilidad de la economía global. Pese a los esfuerzos realizados en los últimos tiempos, convive esa nueva preocupación por la ética con restricción de la ayuda al desarrollo que ha disminuido en los últimos años en ciertos ámbitos; con las restricciones al comercio de los productos de los países pobres, que no desaparecen; y con determinadas restricciones institucionales de carácter financiero que van en aumento, según muestran concretos contenidos de los Acuerdos de Capital de Basilea (Basle Capital Accord), dependiente del BIS. El proceso de reforma de esos Acuerdos preocupa a casi todos los gobiernos, y de forma particular en los países menos desarrollados y emergentes, en dos aspectos fundamentales; uno de carácter interno, en relación con los cambios que se introducen y su aplicación, que deberán asumir en un plazo relativamente corto de tiempo; y otro de carácter externo, en la medida en que estos países satisfacen gran parte de sus necesidades de financiación con los bancos internacionales, por lo que las normas internacionales de capital pueden frenar de forma determinante su desarrollo. Un aspecto que preocupa de manera particular es la forma de medir los riesgos, por varias razones; porque puede derivar en aumentos considerables en los requerimientos de capital para los préstamos dirigidos a los tomadores de crédito de menor calificación, sean estos países, bancos o corporaciones; también porque puede suponer que estos mayores requerimientos de capital para los bancos internacionales se traduzca en un aumento del coste y una reducción en la cantidad de los préstamos internacionales hacía estos países; y por último, porque la medición de los riesgos se basa en la sensibilidad del mercado. Al tener este un carácter pro-cíclico, hay una tendencia natural de los agentes económicos de subestimar los riesgos durante las etapas de alto crecimiento económico y sobreestimar riesgos en períodos de recesión. Lo que supondrá, trasladado a la regulación del capital, que las exigencias de capital se redoblarán, reduciendo los incentivos a prestar, contrayendo el crédito y prolongando la recesión, sobre todo en el Tercer Mundo.
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4. La responsabilidad social como mecanismo ético: ¿formalismo jurídico o responsabilidad genuina? La responsabilidad social no se entiende desvinculada de una alta exigencia ética, pero tampoco sin coerción –enforcement– social. Si la responsabilidad social está más allá de lo jurídico, si empieza donde termina la coacción del derecho, no es menos cierto que es responsabilidad, y que no hay responsabilidad sin exigencia. Dispensar atención a tal exigencia supone un mecanismo de aprehensión de las actuaciones, de consciencia pública sobre el comportamiento observado por el sujeto responsable. Y, naturalmente ligado a lo anterior, un mecanismo de rendición de cuentas, de respuesta efectiva, para evaluar tomar las medidas oportunas de actuación futura correspondientes por parte de quienes han enjuiciado la conducta por la que se responde. Es clásico el ejemplo de la reacción “votar con los pies” (vote with one’s foot) que corresponde a quienes, como inversores en el mercado de capitales, se encuentran insatisfechos con la conducta de los órganos de administración de las sociedades en que invierten su riqueza. Tal reacción se traduce en la salida de la sociedad, en la separación del negocio, que expresa, en forma de venta de la participación en capital correspondiente a la desinversión decidida libremente, la voluntad de no pertenencia, por la convicción de que el proyecto ha abandonado su compromiso social o de que, por esa u otras razones, ha dejado de ser sostenible. En estos supuestos, la coerción social es doble: por una parte, se traduce en la evidencia del comportamiento vendedor, que emite señales negativas al mercado, al resto de los inversores, indicándoles que existe algún déficit en la entidad, en forma de bajada de la cotización, sin perjuicio de la posibilidad de explicar la razón directa de las desinversiones en foros de accionistas, en la junta general, en prensa o en otros medios sociales de comunicación, sean o no establecidos por la red corporativa interna –sistema de relaciones con inversores, por ejemplo–. Y por otra parte, la coerción se ejerce en forma de coste de reputación corporativa negativa, que compele a cambios en el comportamiento de los administradores y, eventualmente, a la organización por los accionistas permanecientes en la compañía de campañas de sustitución de gestores o administradores –proxy fight– en medida suficiente y eficiente para enderezar el rumbo de la compañía hacia criterios preferidos por la comunidad inversora y, a la postre, por la comunidad social.
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Ahora bien: ante todo, urge lograr la transparencia real requerida por la legislación societaria y del mercado de capitales, consiguiendo de modo efectivo, desde el punto de vista de prevención del riesgo incurrido por el inversor, especialmente minorista, la clara consciencia de todos los riesgos reales que supone negociar a través de empresas de inversión o de banca de inversión, no sólo por razón del valor contratado, de la entidad emisora y del intermediario, sino además por los riesgos generales del mercado, y en particular el riesgo sistémico, el riesgo crediticio general o sectorial, el riesgo de liquidez o mora en la desinversión, y además el riesgo legal o de documentación contractual, especialmente agudizado en el caso de operaciones OTC (Ruiz, et. al. 20002). En el caso de las microfinanzas y de determinadas instituciones microfinancieras o de finanzas sociales, como expondremos, la coerción social sobre los operadores, tanto emisores como inversores e intermediarios, la ejercen institutos, centros u organismos especializados, tanto dentro como fuera del sistema bancario y de la banca de inversión tradicional, que, brindando su reputación corporativa y su expertise al logro de los fines sociales y de bienestar común demandados por una parte creciente de la sociedad, desenmascaran las actitudes de cumplimiento formal adscritas comúnmente al llenado de informes y requisitos legales en materia de responsabilidad social, especialmente por parte de entidades cotizadas, basado en una suerte de persecución legal de un objetivo ético por la vía indirecta del comply or explain –“cumpla con la transparencia sobre los datos exigidos o responda socialmente ante sus inversores”–. Objetivo ético que, como está revelando la crisis, dista de traducirse en un comportamiento genuinamente acorde con un modelo de tutela de intereses comunes o colectivos más allá de la remuneración del capital y del trabajo vinculado al capital –managerial compensation–. Y es que, a la postre, la genuina responsabilidad social queda al cuidado de la conciencia individual y de su expresión en comportamientos solidarios, que incorporen a la idea de crecimiento, sin renunciar a ella, otros objetivos de bienestar social común compatibles –externalidades sociales positivas, recurriendo a la terminología económica clásica–. 5. Las finanzas sociales como finanzas socialmente responsables En las finanzas clásicas, la actuación clásica de los gestores corporativos viene dirigida por la idea rectora o motriz de maximización del beneficio. Y, consecuentemente, por el norte estratégico que direcciona
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la actuación de los gestores hacia el crecimiento empresarial y, por tanto, hacia la consecución de la mayor acumulación posible de riqueza neta patrimonial en cada unidad económica participante1. A este objetivo principal se dirigen todas las actuaciones de mercado, maximización de ganancia, minimización de pérdidas, o, en el largo plazo, adición o acumulación de patrimonio, expresado en términos de variación intertemporal de los recursos como creación de valor. Pese a la proliferación internacional de la idea de economía mixta o social de mercado como óptima o idónea para el desenvolvimiento social sostenible a escala planetaria, el paradigma de la creación de valor entendida como acumulación de riqueza indefinida para los accionistas o capitalistas no ha sido desterrada: constituye, en realidad, la base del mercado financiero a pesar de la magnitud y persistencia de la crisis en Occidente. Enraizada filosóficamente en el epicureísmo grecorromano y en el pragmatismo filosófico moderno de raíz protestante en los Estados angloamericanos, la idea de acumulación del capital como bonum a se no ha sido sino matizada o corregida parcialmente, pero en modo alguno puede entenderse reemplazada por un nuevo paradigma de filosofía económica. A lo sumo, parece periclitada, llegando a su ocaso con motivo de la crisis. De ahí que hablar hoy de una noción como la de “finanzas sociales”, considerando el sistema de funcionamiento real de cualquier sistema financiero avanzado, parece contradictorio, en la medida en que el sustantivo “finanzas” evoca la idea de acumulación monetaria, y se contrapone al calificativo “social”, que sin ambages trae reminiscencias redistributivas y a todas luces entronca con la idea política básica del socialismo. La cual, tal y como viene estructurada constitucionalmente la economía capitalista, no es incompatible del todo con la idea de acumula1 La acumulación de capital, en cuanto manifestación natural de supervivencia, fue defendida por clásicos y neoclásicos (DALTON, Sistemas económicos y sociedad, Madrid 1974, 49-52); darwinismo social sostenido desde el XVIII por el sistema liberal y sus “leyes de hierro sobre las participaciones en la renta y la formación del precio” (ibídem). Desde A. SMITH, el interés personal vino a considerarse como un impulso genético, y los mercados –la propensión al cambio- como algo natural y ético para todos. La filosofía subyacente es el utilitarianism de BENTHAM, donde el interés personal es motor de toda acción. Sin embargo, ya HAWLEY (La estructura de los sistemas sociales, Madrid 1966, 13-14) y HOLLINGSHEAD (An outline of the principles of sociology, New York 1939, citado en HAWLEY, 14) tacharon estas ideas de reduccionismo biológico. Por otra parte, el mismo Adam Smith no identifica la utilidad personal como opuesta a la social, pues “al perseguir su propio interés, realiza (el hombre) el de la sociedad de manera más real que si se propusiera verdaderamente promoverlo”.
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ción en régimen de economía mixta (cf. arts. 22, 128 y 129 de nuestra Constitución de 1978). Sin duda, la despersonalización del mercado financiero, y en particular la del mercado llamado de valores o capitales, inherente a sus modernos sistemas operativos, puede adscribirse a lo financiero, pero difícilmente a lo social. Y sin embargo, el legislador trata, precisamente para introducir lo social en lo más genuinamente financiero, la contratación impersonal sobre instrumentos financieros, temas tan cruciales para la confianza ética en el mercado como la prevención del abuso de mercado, restringiendo el tráfico de valores con abuso de información privilegiada –asimetría informativa prohibida y obligación de transparencia de hechos relevantes– y prohibiendo la manipulación de cotizaciones o precios por fraude –rumores falsos u operaciones ficticias capaces de alterar el cambio o nivel natural de precios de los instrumentos transados–. En cualquier caso, la idea de acumulación permanece inalterada por el régimen legal internacional y nacional del abuso de mercado, que solo prohíbe lo fraudulento, lo distorsionador del libre juego de apuesta sobre los valores mediante abusos antijurídicos. Pero en modo alguno se ocupan los mercados de capitales ni sus agentes, como tampoco los del resto del mercado financiero, como regla general –mercados de crédito y de seguros– del “para quién” de Paul SAMUELSON; en este caso, del para quién operar, de a quién sirven los servicios de crédito e inversión ofertados en los espacios organizados de contratación. Tampoco han contemplado las finanzas tradicionales los efectos socialmente perniciosos derivados de la acumulación de riqueza en el propio mercado: la desigualdad creciente propia de la economía real se hace más patente en el financiero, en la medida en que, usando las reglas de mercado, la evidencia muestra un enriquecimiento creciente de los profesionales, y la existencia de una comunidad inversora minorista perjudicada relativamente, incluso aceptando que se cumplen al menos formalmente las reglas de juego impuestas por el ordenamiento legal. Al agravamiento de la desigualdad coadyuvan en medida no escasa la pasividad de los reguladores globales, de las agencias supervisoras, del legislador financiero en general y de los inversores profesionales en general. Y asimismo, el fortalecimiento de los grupos societarios multinacionales, no solo en el ámbito de las empresas de servicios de inversión y crédito, sino también en los sectores punteros de la economía real. En el presente contexto, ¿qué son y para qué sirven las finanzas sociales? Se trata de un sistema financiero alternativo, responsable social-
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mente, orientado hacia el bien de las comunidades sociales, donde se emplean los recursos materiales y humanos, la ingeniería financiera y el ordenamiento legal desde una perspectiva ética que priorice el acceso universal a la riqueza y no su concentración en minorías. Al menos dos cuestiones clave plantea el desenvolvimiento y adaptación práctica en el mundo económico de tal tipo de finanzas o de sistema financiero, que podemos así enunciar: la relativa a su coexistencia con el sistema financiero tradicional o clásico –más abajo, A.–; y la referente a su viabilidad y sostenibilidad –B–. Para un mejor análisis de esta cuestión nos referiremos a la articulación o estructuración institucional y material del sistema de finanzas sociales. A. Coexistencia Supuesta la delimitación conceptual de las finanzas sociales como un sistema financiero separable o delimitable teoréticamente por sus fines (orientación social esencial o primaria), es legítimo preguntar si pueden coexistir instituciones, agentes y productos financieros con los tradicionales sin merma de las funciones relativas que debe desempeñar cada uno de ellos. A nuestro juicio, la repuesta que debe darse a esta cuestión es afirmativa como sucede en otros órdenes de la vida social. De hecho, el sistema financiero se desenvuelve –unas veces acogiendo, otras veces conviviendo, pero en todo caso respetando en los términos de la ley y sin aparente contradicción de intereses– en régimen de coexistencia con las instituciones microfinancieras. No existe aquí entre ambos tipos de institutos una relación de jerarquía o subordinación, pero tampoco de competencia: cada una desempeña sus cometidos en los ámbitos de actuación respectivos. Ahora bien: las instituciones microfinancieras, y en particular las dedicadas al desarrollo del crédito microfinanciero o microcrédito, precisan de un marco jurídico estable que contribuya a su socialización y a despejar ciertos recelos de los operadores privados que las contemplan como competencia desleal encubierta en la medida en que no se sujetan a las condiciones normales de mercado; cuando, paradójicamente, en tanto en cuanto se produce una distorsión del mercado por intervención pública directa en los precios de equilibrio –tipos de interés subvencionados u otras condiciones que difieren del crédito bancario ordinario menester a ayudas estatales o administrativas–, la propia distorsión del
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mercado conduce a la ineficiencia posterior de las instituciones subvencionadas, limitando su autodesarrollo2. B. Sostenibilidad Repasaremos brevemente las características básicas de las instituciones de mercado (el centro de contratación, sus agentes, los créditos e instrumentos negociados, y los negocios u operaciones que en ellos tienen lugar) al objeto de poner de relieve las especialidades que se dan en el campo de las finanzas sociales, y dilucidar si puede afirmarse, respecto de cada una de las instituciones, la nota de sostenibilidad. 1. Mercados En primer término, y en cuanto al mercado, se predica de él la nota de eficiencia como condición de funcionamiento y, por tanto, de sostenibilidad. Si la eficiencia del mercado se mide por el nivel de eficiencia, esto es, por la medida en que los precios de los instrumentos negociados reflejan la información histórica incorporada al mercado –hipótesis débil de eficiencia–, y en su caso, además, la información pública disponible actualmente –hipótesis media–, y la información privada –hipótesis fuerte–, la literatura especializada afirma que la eficiencia de los mercados financieros es limitada, pues existen datos que no se incorporan al precio o lo hacen de forma parcial, incompleta o distorsionada. El propio legislador lo reconoce al regular figuras como las del abuso de mercado. Si esto sucede en el mercado de capitales, en el de crédito con mayor razón, en la medida en que la información está limitada por el oligopolio de oferta de contratos y servicios que ostenta la banca, que, en tiempos de crisis bancaria intensa como los que padecemos, motiva la reacción de legislador y jueces para tutelar el interés de los clientes. En el caso de las finanzas sociales, puede afirmarse que los espacios de negociación son, para el caso de los servicios bancarios de microcrédito, en parte comunes y en parte distintos. Algunos bancos y entidades de crédito, en especial cajas de ahorro, contratan productos que podemos con2 Si la sostenibilidad financiera autónoma del programa no es prioritaria, en lugar de facilitarse la actividad microcrediticia, se le perjudica; entre otras causas, por la dilución de su “credibilidad” (Françoise CLEMENTI, “El microcrédito en España: diez años del sector”, en DURÁN, J. (coord.): Conclusiones del primer encuentro nacional de microfinanzas y reflexiones sobre los principales elementos de discusión, Foro de Microfinanzas, colección de cuadernos monográficos, nº 15. Madrid, julio de 2011.
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siderar microfinancieros o de finanzas sociales, y lo hacen por los canales habituales de contacto con los clientes comunes, si bien en ocasiones derivan la actividad a departamentos o áreas de negocio especializadas. En estos casos podemos afirmar que no existe un mercado separado o segmentado que quepa calificar como financiero social, y los problemas que aquejan al mercado son comunes con los del sistema bancario general. En otros, en cambio, la existencia de microcrédito extrabancario otorgado por personas físicas o jurídicas que carecen de la condición de entidad financiera o de crédito, hace concebir la existencia de genuinos mercados de productos financieros sociales, donde oferentes y demandantes de crédito comparten una específica ética y valores de responsabilidad social microfinanciera o de finanzas sociales. Por último, en el caso del mercado de capitales, cualquier consideración financiera social que se haga queda en el ámbito OTC, esto es, de la contratación particular o individual no organizada o intervenida administrativamente, como sucede en el caso de los denominados fondos éticos, que constituyen sistemas de selección privada de inversiones conforme a criterios estrictamente privados de responsabilidad de los sujetos invertidos; el criterio de sostenibilidad no es un criterio de mercado, sino que se asocia al del gestor del fondo que opera por cuenta de los inversores éticamente comprometidos o que comparten la idea matriz de las finanzas sociales. A la postre, en cualquier mercado orientado a las finanzas sociales, para su correcto desarrollo, se deben dar unos mínimos de flexibilidad, amplitud y profundidad que faciliten la liquidez3. En esto no difieren las finanzas sociales de las finanzas comunes; tampoco, en la necesidad de disponer de recursos suficientes, y contar con condiciones de transacción ágiles que faciliten en todo momento los intercambios. 2. Productos de finanzas sociales Para el caso de los activos que son transados en los centros de contratación, las características básicas que han de cumplir son: liquidez o contrapartida, rentabilidad, minimización de costes transaccionales. En el caso de la banca social, el activo por excelencia es el microcrédito, crédito de tamaño limitado destinado a la inversión de quien no puede
3 “El microcrédito en África Occidental”, 31 Trabajo. Revista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), septiembre 1999, 2-8, www.ilo.org/public/spanish/bureau/inf/magazine/31/credit.htm, acceso el 3.08.2004.
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acceder al crédito clásico por no contar con respaldo o garantías personales o reales para el reembolso. Para evaluar la sostenibilidad del microcrédito, cuyo mercado es muy líquido en la medida en que hay mucha demanda de crédito por pequeños empresarios excluidos del sistema tradicional, hay que tener en cuenta que es rentable para el prestamista, aunque preste a tipos menores a los de mercado, si está dispuesto se da una cierta combinación donde concurra al menos una de las siguientes condiciones básicas: – Renuncia voluntaria del prestamista o micro-acreedor a priorizar el máximo beneficio; priorización o prevalencia del bienestar social, en concreto del micro-acreditado prestatario. – Aseguramiento suficiente de la solvencia y recursos propios del prestamista, sea por vía bancaria común (Basilea II) o por vías especiales (por ejemplo, en el caso español, microcréditos del ICO). – Sustento o apoyo parcial técnico y/o financiero del sector público, aunque esto no sea un requisito ni figure en muchos programas micro-crediticios. – Especialización en finanzas sociales de los prestamistas y/o de los agentes intermediarios en el microcrédito, que conectan in situ con las necesidades de desarrollo de la inversión real de los prestatarios. La sostenibilidad del sistema microcrediticio ya se manifestó en los años 90 suficientemente en Asia y África; las tasas de amortización microcrediticia superan el 95%, y de ahí que tanto el Banco Mundial como la OIT hayan dispuesto de grupos de trabajo y comités que tratan con agencias internacionales bilaterales y multilaterales comprometidas con los prestatarios y sus instituciones representativas, generalmente personas jurídicas de tipo asociativo o fundacional del tercer sector4. Para los pasivos de finanzas sociales, entre los que destacan los depósitos sociales (así, los de FIARE/Banca Popolare en Italia), la sostenibilidad pasa por la concurrencia de alguna de estas condiciones ajenas a los criterios tradicionales de mercado: – La renuncia parcial a la rentabilidad por parte de los depositantes, impositores o prestamistas de la institución financiera social que reembolsa el depósito. – La ayuda pública o subvención del prestamista. 4 “El microcrédito en África Occidental”, 31 Trabajo. Revista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), septiembre 1999, 2-8, www.ilo.org/public/spanish/bureau/inf/magazine/31/credit.htm, acceso el 3.08.2004.
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– La renuncia parcial del prestamista a maximizar su rentabilidad en función de sus políticas de responsabilidad corporativa o de tutela y fomento del desarrollo y la cooperación social. Es posible que se trate de bancos cuya parcela o departamento especializado en estas operaciones decida implementar políticas de desarrollo social y sostenibilidad en este ámbito; puede tratarse también de un modo específico de cumplimiento de la obra social anudada al objeto social de una caja de ahorros; puede, también, entre otras posibilidades, tratarse de instituciones depositarias ajenas al sistema financiero tradicional, lo que en algunos países como el nuestro está constreñido por la prohibición de captar depósitos reembolsables del público fuera del ámbito de las entidades de crédito supervisadas en los términos previstos por la Ley de Disciplina e Intervención bancaria de 1989. 3. Servicios financieros y operaciones bancarias neutras Si la gama de servicios de inversión y operaciones de banca de tipo neutro o servicios bancarios es hoy prácticamente inagotable, también lo es la de servicios microfinancieros o de finanzas sociales, debido al desarrollo que en los últimos tiempos ha experimentado el microcrédito. En este terreno, la distancia respecto al sistema financiero tradicional es más que considerable, y puede hablarse de toda una red de servicios microfinancieros específicos comandada por ONGs y especialistas en la intermediación social, que ponen en contacto a las personas excluidas del sistema financiero tradicional, en especial empresarios, con las instituciones del sistema financiero, sea en su versión tradicional o en su versión especializada en finanzas sociales, como es el caso del TRIODOS BANK holandés. 4. Sistema de supervisión: el dilema normativo Pese a exceder largamente los límites del trabajo, nos limitaremos a considerar aquí la existencia de un dilema normativo entre un exceso y un defecto de regulación, aplicable también a las finanzas sociales, y que ha de resolverse en la práctica siguiendo el criterio de máxima acomodación a los intereses y necesidades de los reinversores finales prestatarios o microacreditados, pues ellos son los beneficiarios últimos de este subsistema.
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6. Conclusiones Precisamente, en el momento que la denominada responsabilidad Social se encontraba en el punto más álgido, trasmitiendo las entidades financieras al exterior elevados estándares y códigos de buena conducta o éticos, tiene lugar la más grave crisis financiera a nivel global de la historia, provocada curiosamente por comportamientos engañosos o poco éticos de intermediarios financieros y agencias de calificación, entre otros agentes del mercado, y la permisividad a veces escandalosa de los organismos reguladores y supervisores nacionales e internacionales. La necesidad de conseguir comportamientos distintos en el ámbito financiero es cada vez más evidente. La idea de que el capitalismo promueve el bienestar común parece ampliamente extendida; en lo que no parece haber tanto consenso es en los límites de lo que puede llamarse excrecencia o cúmulo excesivo enriquecimiento. Todo outperformer o sujeto más capaz que la media del mercado puede, y debe, servir también al interés general, que, en el paradigma de responsabilidad social, debe cohonestar con el propio. En cualquier caso, dista de ser claro en qué medida el mercado deja de ser tal si se conculcan sus leyes para introducir tal paradigma. Es fundamental para el bienestar de los pueblos y consolidación de los logros alcanzados otra forma de proceder. Desarrollar un sistema financiero alternativo, responsable socialmente, orientado hacia el bien de las comunidades sociales, donde los recursos materiales y humanos, la ingeniería financiera y el ordenamiento legal prioricen el acceso universal a la riqueza y no su concentración en minorías. Bibliografía ARGANDOÑA, A. (2010): “La dimensión ética de la crisis financiera”, Documento de investigación 872, IESE Universidad de Navarra, julio, http://www.iese.edu/research/pdfs/DI-0872.pdf, acceso en abril de 2012. BANCO DE PAGOS INTERNACIONAL (2005): 75º informe Anual, junio. Basilea. BOGLE (2006): “The depth and breadth of the financial scandals”, 49 Challenge, 2332. CAPRIO, G. y KLINGEBIEL, D. (1997): “Bank Insolvency: Bad Luck, Bad Policy, or Bad Banking”, Annual Bank Conference on Development Economics, World Bank Economic Review, 79-114. DICKSON, D.M. (2010): “Debate Rages Over Stimulus Fallout”, The Washington Times, febrero, http://www.washingtontimes.com/news/2010/feb/23/world-ofdebate-rages-over-fallout-from-stimulus/?page=all, acceso en febrero 2010.
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DURÁN NAVARRO, J. (coord.) (2011): Conclusiones del primer encuentro nacional de microfinanzas y reflexiones sobre los principales elementos de discusión, Foro de Microfinanzas, colección de cuadernos monográficos, nº 15. Madrid, julio. IBÁÑEZ JIMÉNEZ, J.; NAMEY DE GARÁIZAR, E. (2011): “Grabbing v Helping-Banking Supervision Dilemma: A Global Approach to Enhanced Banking-Law Compliance”, 26 (3) Journal of International Banking Law and Regulation, marzo, 119-127, London (UK). RUIZ MARTÍNEZ, R.; IBAÑEZ JIMÉNEZ, J. y PARTAL UREÑA, A. (2002): “Conflictos de intereses entre inversores e intermediarios de valores: Génesis, efectos y vías de solución”. Boletín de Estudios Económicos, Vol. LVII, n. 177, 565-588. SCHICH, S. (2009): “Expanded Government Guarantees for Bank Liabilities: Selected Issues”, Financial Market Trends, OCDE, 89-123. RESUMEN Este artículo pretende reflexionar la necesidad de encontrar y practicar un nuevo paradigma de comportamientos de los agentes presentes en los mercados financieros, más aún en un momento de crisis financiera caracterizado por actitudes poco éticas, cuando no fraudulentas, de impacto social muy negativo. Precisamente, cuando los códigos de buen gobierno y la responsabilidad social de la empresa conocían su punto más álgido. Se plantea un paradigma para la recuperación económica sostenible como el de las finanzas sociales, donde el individuo es fin en sí, y no medio de especulación impersonal como suele ocurrir. Palabras claves: Responsabilidad social, finanzas sociales, ética en los mercados, mercados financieros. SUMMARY This article reflects on the need to find out and practice a new paradigm of behavior of financial-market agents, particularly in a critical time in which non-ethical or even fraudulent attitudes of highly negative social impact are deemed to be normal, just when, as a paradox, best governance codes and corporate social responsibility where at their summit. We pose a paradigm of social finance for sustainable economic recovery, where the individual is itself the aim, not a means of impersonal speculation as is usual in classic finance. Key words: Social responsibility, social finance, market ethics, financial markets.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 365-393)
FINANZAS PRODUCTIVAS PARA LA INCLUSIÓN Y EL DESARROLLO Manuel Méndez del Río Piovich Presidente Fundación Microfinanzas BBVA
Introducción El propósito que me anima a ofrecerles este artículo es el de explicar el papel que juegan las llamadas Microfinanzas en el desarrollo social y económico de los más desfavorecidos. Para ello, comenzaré recordando el triste panorama de pobreza y desigualdad que caracteriza a nuestro mundo. A continuación, trataré acerca del rol de la intermediación financiera en el crecimiento económico. Seguidamente, procederé a analizar el impacto de las microfinanzas en la lucha contra la exclusión y la pobreza, así como a identificar los principales desafíos y obstáculos que enfrentamos. Y, por último, compartiré con ustedes la experiencia de la Fundación Microfinanzas BBVA, en su trabajo contra la pobreza en América Latina. En este punto, me referiré con especial detalle a la operatividad del modelo que la Fundación ha desarrollado para esta lucha: las Finanzas Productivas. 1. Pobreza y desigualdad Debo iniciar las reflexiones aludiendo a una realidad ciertamente dramática y bien conocida por todos, pero que aun así sigue constituyendo el problema que subyace a cualquier otro sobre el cual gire mi análisis: la realidad de la pobreza, la realidad de la inmensa pobreza existente en el mundo en que vivimos. Una realidad tanto más preocupante por cuanto persiste, incluso, después de que hayamos vivido una de las ondas positivas más largas de la
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historia en lo que al crecimiento económico respecta. Jamás alcanzó éste mayor amplitud e intensidad que en el período que justo precede a la crisis actual. Como ejemplo, solo en los años que van de 1975 a 2006, el ingreso medio por persona en el mundo se multiplicó por 1,8. Y bien puede añadirse que la riqueza generada en los últimos cien años ha sido mayor que toda la riqueza generada antes por la humanidad. Por añadidura, en los últimos tiempos, este crecimiento es particularmente intenso en los países emergentes, los cuales, en buena medida y gran número de casos, parecen por fin encarrilados en la senda del desarrollo de forma sólida. Sin embargo, a pesar de todo esto y como veremos, la desigualdad se ha acrecentado y la pobreza alcanza niveles trágicos. En efecto, algunos datos son difícilmente cuestionables por mucho que, acerca de la desigualdad, la comunidad científica aún no haya llegado a un consenso firme. Baste citar el hecho de que –de acuerdo con los Informes de Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano– el cociente entre la renta por persona de la quinta parte más rica de la población mundial y la quinta parte más pobre pasara de ser 30 en 1960 a ser 80 en el 2000. Y los datos son todavía más rotundos si se adopta una perspectiva a largo plazo. Según muestran los trabajos del profesor Maddison, en 1870 la renta por persona de los diez países más ricos del mundo superaba a la de los diez más pobres en seis veces, mientras que en la primera década del siglo XXI había pasado a ser nada menos que 42 veces mayor. Esta desigualdad tiene un comportamiento dispar en su distribución. Medida en términos de coeficiente GINI, la región más desigual del mundo resulta ser América Latina (0,52). Aquí, incluso el país más igualitario está por debajo de la media mundial en desigualdad y bastante próximo a la media de la segunda región más desigual del mundo: el África Subsahariana (0,44). La situación de la pobreza no es mucho más alentadora. Es verdad que se ha reducido en términos proporcionales (con respecto al total de población mundial) y también es cierto que hay países en los que está disminuyendo la pobreza relativa (medida en relación con la renta nacional por habitante). Pero no sucede lo mismo en términos absolutos. La suma de la lentitud con la que el crecimiento económico beneficia a los pobres y el efecto del crecimiento demográfico (mucho mayor entre la población desfavorecida) hacen que cada año aumente sustancialmente el número de pobres.
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El panorama es desolador. Porque, por encima de las considerables dificultades técnicas –ya sean conceptuales o de medición– propias del reto de cuantificar la pobreza, y por encima de las consiguientes diferencias que arrojan las distintas metodologías, las cifras son abrumadoras. Tomando como medida el ingreso diario por persona, de los 6.500 millones de personas que en 2005 constituían la población mundial, 1.100 millones ingresaban menos de 1 dólar (situación de indigencia) y 2.800 menos de dos dólares (nivel que se suele tomar como referente de la pobreza extrema, ya ese ingreso no permite satisfacer las necesidades básicas). Y a estos sumandos habrían de añadírseles los otros 1.200 millones de personas que ingresaban entre 2 y 9 dólares por día, lo cual dependiendo de la zona en la que residieran, se traduciría en niveles de pobreza severa o al menos en muy duras condiciones de vida. En total, nos encontramos con la pavorosa realidad de que no menos de 4.000 millones de personas cuentan con insuficientes recursos para lo que entendemos como una vida digna. A efectos de los parámetros de los países desarrollados, en nuestro mundo prácticamente dos de cada tres personas son pobres. Y aunque es cierto que algunas metodologías esgrimen cifras más reducidas a base de aplicar criterios, llamémosles, “más anestesiantes”, también lo es que, incluso en esos casos, los resultados no dejan de ser terribles; y de una magnitud que desde luego difícilmente aporta paz a nuestras conciencias. Tanto menos por cuanto, al sondear las cifras en su dimensión humana, descubrimos que la pobreza tiene sobre todo cara de niño y de mujer. Por cada adulto pobre hay en el mundo dos niños pobres. Y por cada tres varones pobres, hay cuatro mujeres que los son. 2. Desarrollo del sector financiero y crecimiento económico La relación entre el funcionamiento del sistema financiero y el crecimiento económico ha sido uno de los temas objeto de mayor investigación en los últimos años. Se trataba de determinar el rol del canal financiero en el crecimiento de las economías. Para ello, había que constatar empíricamente los vínculos, identificando direcciones de causalidad e importancia relativa. Hasta entonces la relación no era tan obvia. De hecho, solía pensarse que el sector financiero era un mero seguidor del crecimiento. Es decir,
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que primero se crecía y esto era lo que luego causaba un impacto en el sector financiero (Robinson, 1952). Inclusive, el premio Nobel Robert Lucas afirmó que el rol asignado al sector financiero en el crecimiento estaba sobredimensionado (Lucas, 1998). Pero tales visiones reduccionistas fueron rápidamente superadas por otras, como la del también Nobel Merton Miller, quien vino a sentenciar que “es tan obvio que el sector financiero contribuye al crecimiento que no puede ser tema de discusión seria” (Miller, 1988). En la actualidad, existe un consenso en la literatura especializada sobre el hecho de que la presencia de sistemas financieros eficientes –y que funcionen de modo correcto– constituye un elemento clave para impulsar el crecimiento y desarrollo de las economías (Levine, 2004). Además de reducir los costes transaccionales y las asimetrías de información, el sector financiero realiza muchas funciones que promueven el crecimiento económico. Entre ellas, permite movilizar el ahorro, produce información a priori sobre las posibles inversiones, optimiza la asignación de capital, facilita el seguimiento de las fluctuaciones, induce a mejores gobiernos corporativos, fomenta la diversificación y la gestión de riesgos, y, en suma, potencia el intercambio de bienes y servicios. La prueba más clara de que el rol del sistema financiero es crucial para el crecimiento la tenemos frente a nosotros hoy mismo. Cuando los sistemas financieros dejan de funcionar de forma correcta, como sucedió en Asia en los noventa o ha sucedido en Estados Unidos y Europa más recientemente, se paga un elevado coste, mensurable en términos de interrupción del crecimiento e incremento del desempleo. Con esto se zanja la discusión sobre el vínculo antes aludido. Como hemos visto hasta aquí, el crecimiento económico es un importante canal a través del cual el desarrollo del sector financiero consigue traducirse en reducción de la pobreza. Efecto que se produce de forma notable y, en las distintas fases, por medio de una serie de canales indirectos: El empleo, y su impacto en la población antes ajena al mercado laboral, es el canal más obvio y el primero que aparece. Otra vía es la reducción de las diferencias salariales entre la mano de obra cualificada y la nocualificada, que suele acaecer especialmente en etapas posteriores del desarrollo, cuando el crecimiento se consolida a plazo más largo, como por ejemplo viene ocurriendo en China, donde han operado ambos canales. A su vez, el crecimiento supone mayores ingresos fiscales, lo que permite a los gobiernos asignar más recursos al gasto social –como salud,
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educación o protección– y beneficia a los pobres al ver aumentadas las inversiones en capital humano. Por ende, el crecimiento económico produce un incremento de la acumulación de capital, habiendo más fondos disponibles para cualesquiera inversiones y generándose así oportunidades de ingresos para los pobres (Aghion y Bolton 1997). Sin embargo es probable que –cuando hay restricción financiera vía exclusión de los mercados financieros, a lo cual nos referiremos luegoel crecimiento económico cause un aumento de la desigualdad de ingresos en la etapa temprana del desarrollo, aunque aquélla se reduzca en una etapa posterior. Los sectores que pueden autofinanciarse o tienen fácil acceso a la financiación son los que más se benefician del crecimiento en la primera etapa, y de ahí que en esta fase pueda producirse una mayor desigualdad. Pero en la medida en que los efectos iniciales del crecimiento alcanzan a los pobres, mediante la creación de empleo y la generación de oportunidades económicas, los indicadores de desigualdad presentan una mejora. Crecimiento y distribución se interrelacionan de muchas formas. Pero la eficacia con la que el crecimiento se traduce en reducción de la pobreza depende fundamentalmente de dos factores. En primer lugar, el nivel inicial de desigualdad. Y en segundo, el nivel de acceso financiero. Ambas cosas, por sí solas, podrían explicar en buena medida la velocidad con la que el crecimiento se transforma en reducción de la pobreza. El desarrollo del sector financiero contribuye por sí mismo a la reducción de la pobreza, en tanto en cuanto proporciona o amplía el acceso de los pobres a los servicios financieros. Por el contrario, las restricciones de crédito restringen el acceso de los pobres a las oportunidades de inversión y de este modo ralentizan el crecimiento agregado. Hay evidencias de que un mayor desarrollo financiero hace que los ingresos de los pobres crezcan más rápido que el promedio del PIB per cápita, disminuyendo la desigualdad de los ingresos y las tasas de pobreza. El desarrollo financiero alivia la pobreza más allá de su efecto sobre el crecimiento agregado. (Di Placido, 2011). En virtud de un mejor acceso al crédito, los pobres reciben la oportunidad de participar en emprendimientos más productivos. En este sentido, un canal claro en las economías en desarrollo son las microempresas y el sector informal (basado en el hogar). Las pequeñas empresas son intensivas en empleo. Y la creación de empleo, así como el poner en valor las iniciativas individuales de pequeña escala, son las vías más
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directas para reducir la pobreza en economías que parten con un alto nivel de pobreza. El rol que juega el acceso a los servicios financieros es uno de los menos explorados académicamente. Sin embargo, los modelos de desarrollo más modernos le asignan una importancia crucial en las decisiones relativas a la acumulación de capital (físico y humano) y las opciones laborales. En esta línea, Kirkpatrick y Jalilian (2005) muestran cómo el desarrollo del sector financiero desempeña un importante papel en la reducción de la pobreza. Y consecuentemente, buena parte de la política de desarrollo se ha ido centrando en desarrollar los mercados financieros para los pobres, como forma de mejorar el crecimiento (Demirgüç-Kunt et al., 2008). La exclusión financiera es un obstáculo para el desarrollo. Sus causas se encuentran, principalmente, en fallas de mercado derivadas de información imperfecta y asimetrías de información (Stiglitz y Weiss, 1981; Barham et al., 1996). Sin embargo, esas imperfecciones del mercado financiero determinan la medida en la que los pobres pueden endeudarse para invertir en capital físico o humano. En aquellos entornos donde prima el espíritu emprendedor, las imperfecciones del mercado financiero condicionan cicateramente el hecho de que personas con talento, pero pobres, puedan recaudar fondos externos para iniciar o consolidar cualquier proyecto. Privados de servicios financieros incluyentes, los pobres y las pequeñas empresas han de valerse solo de sus propios recursos para invertir en educación o aprovechar oportunidades prometedoras. En contraste, las políticas financieras que fomentan los incentivos adecuados y ayudan a superar obstáculos en el acceso al financiamiento son fundamentales, no sólo para lograr estabilidad, sino también crecimiento, reducción de la pobreza y una distribución más equitativa de recursos y capacidades. (World Bank Policy Research Report, 2008). Otra posible alternativa se refiere a la construcción de capital social, que no es más que el desarrollo de confianza, normas y redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad (Putnan, 1993), facilitando acciones coordinadas que son particularmente útiles en países de bajos ingresos donde los seguros formales no están disponibles y las instituciones para la aplicación del contrato son débiles. (Besley, T. y S. Coate (1995) y Eigenberg, B.; E. Field y R. Pande (2009)). Pero, incluso sin recurrir al conocimiento académico, está claro que el papel que juega la exclusión financiera en el ámbito del desarrollo
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humano es determinante. Se trata de una realidad de enorme complejidad que tiene hondas e intrincadas raíces, múltiples vertientes y también numerosas y gravísimas implicaciones. Ante todo, por las propias consecuencias que comporta para la calidad de vida de las personas afectadas, pero además en términos éticos, sociales, ambientales y por supuesto económicos. Porque esa terrible pobreza constituye en sí misma un inmenso lastre para la capacidad de crecimiento y desarrollo de todo nuestro mundo. No entra dentro de mis intenciones, ni de mis competencias, ahondar en la explicación de las causas y consecuencias de un hecho tan trascendente. Pero sí querría detenerme en esta restricción –la de la exclusión financiera– que se erige como barrera y dificulta, o aun diría impide, la superación de la pobreza tanto en su dimensión individual como colectiva. Los pobres, que en general subsisten al margen de los circuitos de la economía formal, no sólo carecen de ingresos y recursos, sino que tampoco tienen propiedades ni registro oficial de su actividad ni nadie que les avale. En esas condiciones, les está vedado o le es enormemente difícil el acceso a las entidades financieras convencionales. Por tanto, no pueden conseguir la financiación que necesitan para afrontar sus necesidades y menos aún para poner en marcha u optimizar una modesta actividad económica con la que sobrevivir y mejorar su situación y la de sus familias. Por eso, la exclusión financiera es reflejo pero también causa de una exclusión radical. Condena a los pobres a la perpetuación de su pobreza y, demasiado habitualmente, les obliga a recurrir al infierno de la usura para poder subsistir. Es difícil de creer hasta qué punto este infierno constituye el día a día para muchísimas personas del mundo en desarrollo, pero es así. Es el infierno al que acude el pequeño agricultor para comprar las semillas cualquier mal año de cosecha. Y al que puede acudir el pequeño artesano, reparador o comerciante ambulante que quiere comprar su modestísimo capital circulante en América Latina. Un infierno donde, en situaciones no demasiado extremas, se barajan tipos de interés del 10 o del 20% diario. Estamos hablando de tasas anuales de entre 3.600 y 7.200%. Tasas que, evidentemente, no hacen sino enterrar cada vez más a los pobres en la dependencia estructural y la pobreza. Y, para mayor escarnio, los préstamos pueden incluir el agravante de que el interesado contraiga serios riesgos para su seguridad física y la de su familia, en caso de enfrentar dificultades a la hora del pago.
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3. El impacto de las microfinanzas La superación de la exclusión financiera o, expresado de otra forma, la voluntad de mejorar la calidad del mercado financiero de los pobres, es el objetivo que motiva el surgimiento de lo que se ha dado en llamar Microfinanzas. Un término explícito, en la medida en que hace referencia a la prestación de servicios financieros de importes reducidos a personas de escasos recursos económicos y que habitualmente subsisten fuera de los circuitos de la economía formal. Personas que, por causa de sus carencias, no tienen acceso a los servicios de las entidades financieras convencionales o encuentran muy serias dificultades cuando pretenden tenerlo. Los productos microfinancieros que han experimentado mayor desarrollo y conseguido mayor popularidad son los denominados microcréditos. En su acepción más ortodoxa, son créditos de muy pequeña cuantía que se otorgan a personas normalmente fuera de la economía formal y, en suma, sin empleo ni posibilidad de aportar aval o garantía, para la puesta en marcha de alguna iniciativa económica. Pero la actividad microfinanciera puede incluir todo tipo de productos y servicios financieros: préstamos con distintas finalidades, cuentas corrientes y de ahorro, seguros, remesas, transferencias y un largo etcétera. Se trata siempre de cuantías muy reducidas (aunque éste no sea en verdad el factor determinante) y de personas pobres (lo cual sí lo es). Las microfinanzas tienen precedentes remotos y desde luego consustanciales a la consolidación del capitalismo (no podemos olvidar los montes de piedad y las cajas de ahorros, entre muchos otros ejemplos). Pero en su actual modalidad empiezan a sistematizarse a comienzos de los setenta del siglo XX en diferentes áreas del mundo subdesarrollado. Es obligado recordar a su precursor más ilustre, el profesor Muhammad Yunus de Bangladesh, aunque hay que decir que la actividad microfinanciera moderna surge casi en paralelo en varias regiones del mundo y muy especialmente en el sudeste de Asia y algunas zonas de América Latina. El objetivo es el mismo para todas ellas: facilitar el acceso a los recursos financieros con los que hacer frente a labores agrarias o, sobre todo, proporcionar alternativas ante la falta de empleo y de oportunidades que sufren sectores de población cada día más mayoritarios. Estas iniciativas, además, se gestan en la constatación de un fracaso prácticamente general: el de los programas de crédito subsidiado para impulsar el desarrollo en muchas zonas del mundo pobre. Programas
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puestos en marcha a mediados del siglo pasado y que casi siempre vienen canalizados a través de instituciones públicas nacionales con el apoyo de agencias multilaterales. Su fracaso se deriva en buena medida de la propia concepción subvencionadora que alumbra este tipo de estrategias. Pues, aunque resulten insustituibles bajo determinadas circunstancias, presentan grandes limitaciones para fomentar la capacidad productiva y la vocación emprendedora individuales. Ha de entenderse que, paradójicamente, en ese fracaso germina la idea que da vida a las microfinanzas. Porque, frente a la estrategia de la subvención, surge la necesidad de encontrar una alternativa autosostenible. Ahí se hace patente la urgencia de encontrar una vía comercial, capaz de generar los recursos suficientes como para autofinanciarse y poder proveer de servicios financieros a los pobres continuadamente. La idea, en definitiva, consistía en utilizar los propios instrumentos del mercado para luchar contra la pobreza. Era cuestión de aprovechar toda la potencialidad que el mercado pudiera tener como mecanismo de autoayuda para personas pobres, pero sin embargo capaces de concebir e implementar alguna clase de actividad económica sostenible. Al principio, muchos la juzgaron una idea peregrina (casi siempre, por prejuicios ideológicos). Y, al final, ha revelado ser una idea tan brillante como poderosa. Ha demostrado su viabilidad; está en el fundamento de la denominada Teoría de la Base de la Pirámide y da pie a una verdadera revolución en la filosofía de lucha contra la pobreza: la revolución microfinanciera. Revolución que ha abierto la posibilidad de lo que algunos han llamado –tal vez con excesiva ampulosidad– la democratización financiera. Su influencia va tomando cuerpo con rapidez a lo largo de los años 70 y 80, inicial y principalmente, de la mano de entidades sin ánimo de lucro ni carácter mercantil (ONGs) que ven crecer su actividad por vastas áreas del mundo subdesarrollado e incluso asentarse en el desarrollado (aunque con diferencias sustanciales). A partir de estas bases, una industria incipiente comienza a consolidarse a su alrededor, en lo que algunos autores llaman segunda revolución microfinanciera. Esta última madura en la década de 1990 y se caracteriza por una paulatina profesionalización y complejización de la actividad, así como por la progresiva entrada de nuevos actores. Como resultado de todo esto, hoy estamos ante una industria microfinanciera que ha alcanzado una indudable complejidad y un grado de solidez impensable hace apenas unos años. El sector ha experimentado
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una expansión notable, si bien, desgraciadamente, todavía solo ha podido llegar a una parte muy minoritaria de la población pobre. Es un hecho que 2.700 millones de personas adultas permanecen excluidas por lo que se refiere a los sistemas financieros formales. La mayor parte de ellas, casi 900 millones, viven en Asia Oriental y Pacífico. A continuación, en Asia Meridional y el África Subsahariana nos encontramos con 612 y 326 millones respectivamente. Por su parte, en América Latina, el 65% de los adultos no utiliza servicios financieros, lo que totaliza unos 250 millones de personas. Si tenemos en cuenta que, como hemos apuntado, por cada adulto pobre hay dos niños pobres, y que los informes de la ONU predicen para el año 2050 un aumento demográfico de 2.300 millones de personas, mayoritariamente concentrado en las regiones más pobres del planeta, las proyecciones absolutas para enormes segmentos de la población resultan poco halagüeñas, en tanto que no se produzcan grandes innovaciones en la provisión de servicios financieros y de toda índole. 4. El desafío actual Hemos tildado las proyecciones de futuro de poco halagüeñas, porque sus propias cifras revelan que aún estamos ante un sector muy incipiente, que se halla lejos de su madurez y del éxito. Pues ésta es una palabra difícil de pronunciar o soportar, a la luz del porcentaje de personas atendidas. Si bien es verdad que las cifras de clientes del sector microfinanciero son mucho más que puramente testimoniales, tampoco llegan a ser relevantes. Tanto a escala global, como en cada región del mundo pobre o en desarrollo (y desde luego también en América Latina), el sector cubre una proporción claramente exigua de la población pobre, es decir, de su colectivo de clientela potencial. En este contexto, conocido como la base de la piramide operan unas 3.600 instituciones heterogéneas. Entre todas, apenas atienden a 205 millones de clientes en la citada base. 1.476 de aquellas dan servicio en Asia y Pacifico y tienen unos 115 millones de clientes. Las 1.009 que hay en el África Subsahariana llegan como mucho a 13 millones de personas. Y en América Latina están presentes 647 entidades microfinancieras, con una cobertura de unos 21 millones de clientes atendidos. Visto lo anterior, la demanda insatisfecha es alarmante. A nivel agregado, el 67% de las personas atendidas por estas entidades está en situa-
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ción de pobreza extrema. Aunque conviene recordar que el grado de profundización es dispar, según se mida. En Asia Oriental y Pacifico, los clientes que están en pobreza extrema constituyen hasta un 74% de la clientela total. En América Latina apenas el 21% se encuentra en esta situación. En términos de recursos financieros, el contraste también es desolador. Los 500 millones de personas más ricas del mundo disponen de 80 trillones de dólares en recursos financieros. Los 4.000 millones de personas más pobres apenas alcanzan a disponer del 0,001% de esa cantidad. Esa es la realidad con la que se confronta el sector, y a la que debe mirar antes que a cualquiera de los logros conseguidos. Porque, en presencia de tamañas cifras, sus aportaciones no resultan significativas. Para que sí puedan serlo, el sector ha de crecer radicalmente y ganar en escalabilidad de una forma exponencial. A la vista de la potencialidad que ha demostrado, ésa puede y debe constituir su razón de ser. Ése es su desafío esencial. En este sentido, estoy convencido de que vivimos un momento clave. Y creo firmemente que el sector, hoy, gracias al camino recorrido, la experiencia acumulada, los logros conseguidos y su capacidad patente y latente, está en condiciones de afrontar el desafío. En suma, está en condiciones de dar ese salto cualitativo y cuantitativo que le coloque en situación de cumplir su vocación y su misión de forma efectiva y a gran escala. Es decir, permitiéndole facilitar acceso a los servicios financieros a cifras verdaderamente relevantes de la población desfavorecida. Para ello, es preciso que el sector gane en capacidad y alcance, hasta colocarse en condiciones de afrontar lo que yo me atrevo a llamar ya la tercera revolución microfinanciera. Claro está, esa revolución tendrá que ser capaz de acometer una profunda transformación, tanto en lo que atañe al entorno institucional, como al número y diversidad de agentes o a la dimensión y capacidad de actuación de cada uno de ellos. A mi parecer, la banca convencional puede jugar un importantísimo papel en esa transformación. Primero, por su implicación directa, pero también y sobre todo, por su influencia indirecta en el sector, a través de la tecnología, el conocimiento, el capital y la capacidad de gestión que puede aportar. Esto implica el desarrollo de nuevas formas de actuación que, aunque de modo todavía incipiente, la banca convencional ya está adoptando. En buena parte, ésa es la idea que subyace a la creación de la Fundación Microfinanzas BBVA, a la que dedicaré los últimos apartados.
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¿Qué es lo que hace falta para que el sector microfinanciero pueda acometer esta transformación? Básicamente, superar los obstáculos concretos que lastran su expansión e incluso su óptima función social. Son obstáculos que afectan al conjunto de lo que cabe llamar industria microfinanciera y que, por lo tanto, inciden tanto en la conformación del mercado como en muchos de sus agentes y no sólo en las entidades microfinancieras, EMFs. Quiero referirme con detalle a esta cuestión y hacerlo atendiendo al mercado microfinanciero latinoamericano que es el que mejor conozco. No obstante, por lo general, mis reflexiones pueden resultar válidas para el conjunto del sector en el mundo. En esencia, y amén de las dificultades de primera magnitud que son inherentes a la clientela excluida –se trata de personas pobres, sin avales ni activo colateral, con frecuencia carentes de educación incluso escolar, y generalmente en el sector informal–, los obstáculos que frenan la expansión del sector pueden clasificarse en dos grupos: Por una parte, están los de naturaleza institucional y regulatoria. Por otra, los que se derivan directamente del carácter y la actividad de las entidades operantes en el sector. Los primeros son cruciales para la viabilidad del desarrollo del sector microfinanciero a un ritmo acorde con la dimensión de los problemas que debe afrontar. Entre los obstáculos institucionales figuran gran parte de los que afectan a la totalidad del mercado: ineficiencias burocráticas del sector público, insuficiente protección de los derechos jurídicos y de la propiedad, carencias en las normas de ejecución de garantías, deficiencias en el sistema judicial y muchos más. Incluso cabe mencionar los obstáculos derivados de la falta de disciplina macroeconómica de algunos países, por cuanto comporta una fuerte inestabilidad en variables económicas básicas (inflación, tipos de interés, disponibilidad financiera…) e impide hacer planificaciones correctas o estimaciones de costes y beneficios en el tiempo. Esto frena sobremanera las decisiones económicas de medio y largo plazo, desincentivando la puesta en práctica de nuevos proyectos. Pero además el sector microfinanciero se enfrenta a dificultades específicas, como la que supone la todavía muy insuficiente existencia de registros de créditos, donde se pueda acceder al historial de los clientes potenciales. Una mejora en este aspecto permitiría evaluar con mucha mayor precisión la calidad y el riesgo de cada cliente concreto. Hay que tener en cuenta que, en ausencia de garantías y colaterales, el mayor activo de un emprendedor lo constituye su historial de pago.
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Por otra parte, el sector se enfrenta a problemas especiales en el marco regulatorio y de supervisión. En muchos casos y países, esto ocurre por falta de regulación específica para el sector y suele cubrirse con normativas que lo penalizan. Y en otros, por la existencia de normas distorsionadoras que contemplan, por ejemplo, techos arbitrarios a los tipos de interés, calificaciones de riesgo excesivamente rigurosas para las entidades microcrediticias, exigencias documentales imposibles de cumplir en el mundo microempresarial o requerimientos de provisiones sin concordancia con el riesgo real. Sin embargo, en mi opinión, aun siendo muy importantes los problemas citados anteriormente, tanto o más lo son aquellos que se derivan directamente del carácter y funcionamiento de las propias entidades. Entre estos últimos encontramos, a su vez, dos tipos bien diferenciados: los que afectan a los bancos convencionales que quieren operar en microfinanzas y los que afectan a las entidades propiamente microfinancieras. La banca convencional, al margen de su actividad de financiación y asistencia a las entidades microfinancieras, todavía mantiene una posición muy débil en el mercado microfinanciero. Con frecuencia, sus programas se vinculan más a la política de responsabilidad social corporativa que a la estrategia comercial. Y aunque la banca esté aumentando su posición con cierta intensidad, en general se enfrenta a obstáculos intrínsecos muy serios para desarrollar una actividad microfinanciera en sentido estricto. Es decir, una actividad orientada a satisfacer necesidades básicas de personas muy necesitadas, con el objetivo de ayudarlas a mejorar su situación económica y social. Con respecto a eso –y creo que no se me debe considerar sospechoso de actitudes críticas frente a ella–, diré que la banca convencional puede sin duda desarrollar algún tipo de actividad microfinanciera (básicamente financiación de consumo, medios de pago y captación de ahorro de personas con ingresos reducidos), pero tendrá dificultades severas para poder atender adecuadamente las necesidades esenciales del segmento de clientela potencial con menores recursos. Sobre todo por lo que se refiere a las operaciones de activo y, muy especialmente, al microcrédito puro, dirigido a facilitar el emprendimiento productivo y la consiguiente generación de riqueza de quienes no tienen recursos económicos ni garantías. Porque la banca convencional no dispone de la cultura, la técnica, la organización, y la vocación necesarias para una adecuada ejecución de esta labor. En general, es difícil que su actividad con los colectivos de personas de bajos recursos deje de concentrarse en la financia-
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ción al consumo, más o menos explícita, con una perspectiva predominantemente cortoplacista y en ocasiones causando problemas de sobreendeudamiento. No he de detenerme más en este punto, pues prefiero, si me lo permiten, que centremos nuestra atención en lo que me parece más decisivo para el salto transformador que necesita el sector. En palabras claras, la superación de los obstáculos que derivan del propio carácter y funcionamiento de las entidades microfinancieras. En general suele tratarse de obstáculos que nos remiten, directa o indirectamente, a problemas de eficiencia. Esto es, a la capacidad de ofrecer buenos productos y servicios con costes de transformación cada vez menores y, en virtud de eso, a inferior precio. Todo ello con márgenes y niveles de rentabilidad positivos, de forma que permitan un crecimiento constante y sostenido, sin merma de la solidez financiera. Por eso, creo que la eficiencia es la clave de bóveda de la nueva revolución que tiene que afrontar el sector microfinanciero. Citaré a continuación los obstáculos de este género que considero más relevantes y, por aquello de utilizar un número redondo, los limitaré a diez: 1. Competencia El escaso grado de competencia en el mercado microfinanciero supone un obstáculo básico para su expansión. Por eso, comenzaré refiriéndome a esto. Estamos ante un mercado escasamente competitivo, pese al crecimiento sustancial del número de EMFs operantes en el sector en los últimos años. No hay mejor prueba de la falta de competencia que la combinación de rentabilidades notables y tipos de interés muy elevados en las operaciones de activo en algunos países. Esta tesis se refuerza al observar las diferencias entre los distintos países y comprobar que los tipos bajan tendencialmente en aquellos donde la competencia es mayor. Bolivia y Perú, en el contexto de América Latina son casos característicos. A tenor de las altas rentabilidades de algunas entidades, los tipos elevados que aplican no pueden justificarse solo por el coste indudablemente alto de las operaciones. Estas entidades están beneficiándose de márgenes considerables. Precios altos junto a altos beneficios son siempre indicio inequívoco de escasa competencia. Y a su vez, en condiciones de escasa competencia, es difícil que las entidades acometan los esfuerzos necesarios para incrementar sustancialmente su eficiencia. Por
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eso, la entrada de nuevos actores en el mercado es condición necesaria (aunque no suficiente) para la transformación. Conviene reparar, no obstante, en que, como demuestra la más reciente investigación empírica, no basta con incrementar el grado de competencia para que se reduzcan los tipos de interés en el sector. Es así porque el mercado microfinanciero tiene características diferenciales que pueden generar dos tipos de comportamientos peculiares: – Del lado de la demanda, una elasticidad-precio particularmente reducida por la ausencia de sustitutos (salvo la usura), la escasa formación financiera de los clientes y la importancia de factores adicionales al precio, tales como la facilidad de acceso al producto o la disponibilidad de importes adecuados del producto. – Del lado de la oferta, reacciones no previstas de las entidades, condicionadas por la importancia que desempeñen en cada mercado las entidades sin ánimo de beneficio, que pueden priorizar o dificultar las bajadas de tipos, no por razones económicas o de sostenibilidad, sino en función de cómo entiendan su misión social. Y es así porque además parece probado que, para que el incremento de la competencia se traduzca en reducciones significativas de precios, se necesita también la concurrencia de otros factores: A. Que el mercado haya alcanzado una fase de consolidación. En fases previas, el aumento del número de oferentes se limita a producir aumentos de producción (fase inicial) y mejoras en la calidad y en comercialización de los productos (fase de despegue), pero no mejoras en los precios. B. Que exista un marco institucional y regulatorio adecuado. C. Que los clientes entiendan y valoren los precios, y sepan responder a sus variaciones. D. Que, paradójicamente, exista un cierto grado de concentración, con entidades lo suficientemente grandes y rentables para disfrutar de costes unitarios más bajos y, en función de eso, sentar incentivos que impulsen la competitividad y las bajadas de precios, en base a su capacidad real para hacerlo. Sea como fuere, no puede olvidarse que el incremento de competencia comporta beneficios adicionales tan importantes como los que se reflejan en los precios: mejor calidad de los productos y la comercialización, mayor diversidad de aquéllos, más flexibilidad en cuanto a importes y condiciones. En resumen, una mejor adecuación a las necesidades de los clientes.
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Y tampoco debe olvidarse que, en mercados como el microfinanciero –donde la demanda tiene escasa cultura financiera y, por lo tanto, es débil y fácilmente manipulable–, la competencia puede comportar efectos indeseables. Por ejemplo: excesos de endeudamiento, pérdidas de rigor en la gestión o reducciones peligrosas en la solvencia, los márgenes y la rentabilidad. De hecho, esto está sucediendo en algunos entornos urbanos donde la concentración excesiva de oferta provoca un sobreendeudamiento de los clientes y la insostenibilidad de algunas entidades. Estos efectos contraproducentes solo se pueden evitar o mitigar con marcos de regulación y supervisión eficientes, y con mejoras institucionales complementarias como, muy en especial, bases de datos que permitan la universalización del acceso al historial de los clientes. 2. Sistemas de gobierno corporativo sólidos En segundo lugar, es imprescindible que las entidades se doten de sólidos sistemas de gobierno corporativo. Las mejores ya los tienen o están en el camino de tenerlos, pero la inmensa mayoría de las EMFs (las de menor tamaño y grado de formalidad) presentan notables deficiencias de gobierno. Según un reciente estudio de McKinsey, más del 90% de las entidades microfinancieras carecen de Sistemas de Gobierno Corporativo o aplican sistemas muy rudimentarios. Además, la falta de una estructura de propiedad claramente reconocible, operativa y transparente dificulta el control societario así como la adecuada orientación empresarial, frenando con ello la consolidación de sistemas de gobierno y estructuras organizativas responsables y eficientes. 3. Formalización empresarial Por lo que acabo de señalar, un obstáculo adicional para el incremento de la eficiencia es la naturaleza jurídica de la gran mayoría de las entidades operantes en el sector. Su carácter de organizaciones sin fines lucrativos, que no constituyen entidades mercantiles y no tienen propietarios formales (que puedan intercambiar en el mercado sus participaciones) es algo que produce inevitables debilidades en términos de gobernabilidad y de estabilidad institucional. En este sentido, la transformación que el sector necesita requiere a su vez la transformación de un número sustancial de organizaciones de este tipo hacia entidades mercantiles, reguladas y supervisadas por las autoridades bancarias públicas.
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Pero es importante añadir que lo anterior no obsta para que ciertas entidades no-reguladas, de ejemplar funcionamiento, hayan desempeñado y deban seguir desempeñando un papel esencial en el mercado microfinanciero. En algunos casos, su función ha sido y es insustituible. Por lo tanto, es muy probable que el diseño óptimo del sector deba incluir entidades de los dos tipos. 4. Sistemas de gestión avanzados El salto cualitativo que el sector requiere exige también estructuras organizativas y sistemas de gestión avanzados, capaces de atender adecuadamente las necesidades de la clientela con el mayor nivel posible de eficiencia. Dadas las características del sector, el mayor reto en este ámbito radica en los sistema de análisis y gestión de los riesgos; tanto los idiosincrásicos como los sistémicos y tanto los financieros como los operacionales y estratégicos. A este fin, los márgenes de mejora son enormes, porque también lo son las diferencias entre el sector y las mejores entidades bancarias internacionales. Sin duda, uno de los mayores desafíos del sector consiste en la implantación (que nunca podrá ser mimética) de los sistemas de gestión de la mejor banca convencional. Un desafío complejo, pero no imposible. 5. Profundización social Otro de los retos del sector radica en la profundización social del alcance de su actividad, es decir, en el incremento de su clientela de bajos recursos económicos. Ésa es la vocación esencial de las EMFs y a facilitarla y extenderla debe dedicar sus principales recursos. Como veíamos anteriormente, frente a la media mundial del 67% de clienta atendida en situación de pobreza extrema, en algunas regiones, como en América Latina, solamente el 21% se puede considerar en esta situación. Todo ello exige trabajar en tres líneas paralelas: – Incrementar la gama de productos y servicios ofrecidos, para tratar de atender mejor las necesidades básicas de la clientela. En la medida en que un componente esencial de esta ampliación de la gama de productos radica en los productos de pasivo (captación de ahorro), se encuentra aquí otra razón de peso tradicionalmente esgrimida para argumentar la necesidad de transformación de las EMFs en entidades reguladas (las únicas, en general, autorizadas para captar ahorro).
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– Abaratar los costes de transformación, haciendo posible que los productos y servicios ofrecidos tengan inferiores precios. – Fortalecer los sistemas de comercialización, para llegar a colectivos y zonas desatendidos. Con referencia a este punto y como señalábamos antes, el incremento de la competencia desmedida en algunos entornos de las grandes urbes es extremadamente preocupante. Sin embargo, en las zonas rurales donde se ubica el 70% de la población pobre, la competencia apenas existe. Véase el contraste. 6. Mayor penetración en el mundo rural En efecto, el mundo rural constituye un reto especial para el sector, por cuanto aún no ha conseguido penetrar en él con la misma intensidad que en el urbano. Las razones son obvias. Muchas zonas rurales de la región presentan serios impedimentos a la hora de realizar la actividad: distancia, dificultad de acceso, baja densidad de población y de transacciones, carencia de información y formación, deficiencias institucionales particularmente graves, riesgos sistémicos, etc. Y de estos impedimentos se derivan costes inevitablemente mayores para los productos. 7. Tecnología La superación de los retos de gestión y de alcance mencionados – incluyendo, desde luego, el de la accesibilidad a las zonas rurales– sólo es posible con tecnologías muy superiores a las que en estos momentos se utilizan incluso en las mejores entidades del sector. Como señalaba acerca de los sistemas de gestión, los cambios que el sector requiere exigen la incorporación (que tampoco puede ser mimética) de las tecnologías más avanzadas, como las que incorporan las mejores entidades de la banca internacional, además de otras diferenciales. Y todo ello desde una perspectiva de banca de clientes (no de productos, en la que se basan muchos de los mayores bancos). Este es otro de los grandes desafíos. 8. Escala Muchas de las consideraciones anteriores son simplemente impensables para entidades de ínfimo tamaño. Por eso, la superación de muchos de los obstáculos básicos para incrementar la eficiencia pasa, para empezar, por un rápido aumento de las dimensiones y la concentración de muchas entidades pequeñas. Afirmamos esto, porque el aumento rápido
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de tamaño solo es posible a través de procesos de fusiones o adquisiciones. Al tiempo, aquella superación pasa así mismo por la generación de economías de escala a través de redes que faciliten a las entidades los recursos tecnológicos, económicos y humanos necesarios. 9. Financiación Si el sector microfinanciero aspira a trabajar en dimensiones mucho mayores que las actuales, necesita conseguir mucha mayor capacidad de acceso a fuentes de financiación privada, tanto en captación de ahorro como en la financiación bancaria y en la de los restantes mercados de capital: emisiones de renta fija y variable, fondos de inversión, otros instrumentos especializados, etc. Sólo en estas fuentes se pueden encontrar los recursos financieros necesarios para el salto que necesita dar el sector. Es impensable que puedan lograrse avances significativos contra la pobreza de 4.000 millones de personas, sin facilitar a los 80 trillones de dólares de los 500 millones de personas más ricas del mundo alternativas de inversión en la base de la pirámide, con relaciones riesgo/rendimiento adecuadas. Las mejores entidades del sector ya están consiguiendo parcialmente ese acceso, aunque en buena medida gracias a los inversores “responsables”, que aún desempeñan un papel central en la financiación privada al sector. Pero esto es algo que todavía constituye una excepción minoritaria en el conjunto del sector. Para que deje de serlo, se tienen que cumplir varios requisitos, en algunos casos ya citados antes, a propósito de incrementar la eficiencia: – Avances generalizados en las economías de escala. – Mejora radical de la transparencia y los sistemas de gestión del riesgo no sólo para facilitar el acceso a fuentes de financiación privadas, sino también para evitar los problemas que pueden derivarse de incrementos de la financiación que no descansen en evaluaciones rigurosas del riesgo del inversor. Uno de los mayores peligros que acechan al sector estriba, precisamente, en el aumento de la inversión con riesgos que los inversores no sepan detectar y gestionar. – Tasas de morosidad, solvencia, riesgo y rentabilidad atractivos para los inversores “convencionales”. – Extensión decidida del proceso de transformación a entidades reguladas, lo que posibilitaría avances significativos en la captación de pasivo por parte del sector.
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– Mejoras en el entorno institucional y regulador. – Políticas económicas que garanticen la estabilidad macroeconómica y financiera. – Criterios de actuación más razonables en las instituciones de desarrollo. En el caso de las nacionales, evitando la generalización de las subvenciones (un peligro que vuelve a aparecer en algunos países de la región). Y en el caso de las internacionales, evitando la dispersión de recursos y buscando la efectividad de los apoyos, tanto en el plano individual como en el estructural. 10. Formación La falta de disponibilidad del capital humano adecuado constituye, con gran probabilidad, una limitación todavía más severa que la escasez de capital. Ésta es, sin duda, una de las mayores restricciones para el crecimiento rápido del sector. Por eso, la formación debe ser una prioridad para las entidades microfinancieras. Una prioridad que el sector no puede delegar en el ámbito institucional y que debe extenderse, no sólo a los profesionales actuales o potenciales del sector, sino también (lo que resulta bastante más complejo) a su clientela. Se trata de algo crucial. Por una parte, está en juego el disponer de más y mejores profesionales, extremo que es a todas luces necesario para la expansión del sector. Y por otra, el disponer de más y mejores clientes, los cuales, al recibir nuestro apoyo de forma responsable, a su vez nos ayudan a crecer y a optimizarnos y a hacer extensible a otros seres humanos un apoyo similar, o aun mayor y mejorado, en cumplimiento de nuestra misión como sector. En definitiva, nos enfrentamos a un mercado de enorme potencial, pero que carga sobre sí imponentes lastres derivados tanto del grado de competencia como de factores institucionales, informacionales y dotacionales. Es decir, que atañen a los recursos tecnológicos, de gobierno, de gestión, financieros y humanos). Son fallas que distorsionan y limitan el mercado, dificultando seriamente la previsión, el cálculo preciso del valor presente de beneficios futuros y también la confianza. Todo ello con el efecto de generar incentivos claramente subóptimos y con su consiguiente mella en la estabilidad de la relación cliente-proveedor. Incentivos inadecuados que son letales a la hora de superar las dificultades para una mejor accesibilidad financiera de los sectores de muy bajos ingresos.
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En consecuencia, hablamos de fallas que reflejan graves debilidades en el entorno institucional y en la demanda, pero también en la oferta. Ambas cosas son claras características de un mercado inmaduro y aquejado de carencias múltiples con respecto a factores como el número de oferentes, la ausencia de barreras, la transparencia y asimetría informativas, el marco institucional y legal apropiado o los recursos oportunos. Tales fallas constituyen frenos poderosos en la búsqueda de la eficiencia. Por ello, insisto en que el mercado descrito no es capaz de propiciar los estímulos adecuados, ni para que la oferta crezca en la medida en que las necesidades sociales lo requieren, ni para atender a colectivos de muy bajos ingresos en la medida en que lo necesitan. Vistos en conjunto, son problemas que sitúan al sector microfinanciero ante un reto de enorme magnitud, y que solo pueden superarse si se abordan simultáneamente en todas sus dimensiones. Es cierto que hasta el momento y en alguna medida, numerosas entidades financieras los han sorteado o rehuido con éxito, pero también parece indudable que son problemas que limitan seriamente la capacidad de expansión del sector y pueden elevar gravemente su nivel de riesgo. Para finalizar este apartado, no quiero dejar de recordar que la óptima superación de todos esos obstáculos solo será posible si el sector es capaz de evitar un riesgo adicional que puede acecharle en el curso de la transformación. En realidad, hablo de algo que a estas alturas ya se ha hecho perceptible y que es el riesgo de que el sector se desvíe de su misión esencial. Porque no es improbable que, a medida que las entidades del sector se profesionalicen o aumenten su tamaño y mejoren en gestión y rentabilidad, puedan ir alterando sus objetivos fundacionales y convirtiendo la maximización del beneficio en un fin. Un fin que tampoco puede buscarse en la consecución de situaciones confortables para gerentes y propietarios. Porque todo ello no ha de ser sino el medio que asegure la sostenibilidad de las entidades y les permita desarrollar su misión a lo largo del tiempo. Una misión solo inteligible desde el convencimiento de que el combate contra la pobreza únicamente tiene sentido y alguna esperanza de éxito, si se puede mantener a largo plazo: con perseverancia, paciencia y humildad. La Fundación Microfinanzas BBVA, a la que ahora me voy a referir muy brevemente, surge de esa convicción, con el propósito de dar respuesta a las deficiencias del mercado y a los obstáculos que, como arriba hemos visto, coartan su potencial.
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5. La Fundación Microfinanzas BBVA Ante todo, la Fundación Microfinanzas BBVA es una iniciativa que debe entenderse en el marco de la estrategia de Responsabilidad Corporativa del Grupo BBVA, y más concretamente en el ámbito de su política de Acción Social. Es decir de las actuaciones sin ánimo de beneficio, orientadas a contribuir al desarrollo de las sociedades en las que opera. Es ésta una política entre cuyas prioridades estratégicas figuran la voluntad de vincular al máximo posible las actuaciones de Acción Social con la actividad y naturaleza del sector financiero, una atención creciente a América Latina y una preocupación preferencial por el fomento de la accesibilidad financiera a colectivos muy desfavorecidos. Objetivo, éste último, que entendemos como una dimensión esencial de la responsabilidad social de toda entidad financiera y muy especialmente de las que –como en el caso de BBVA– tienen una gran dimensión, un carácter transnacional y una fuerte presencia en zonas en desarrollo. Son líneas que creo convergen modélicamente, al menos así lo intentamos, en el proyecto de la Fundación Microfinanzas BBVA, y que puede convertirse en una palanca de extraordinario potencial para contribuir a la accesibilidad financiera de una forma mucho más intensa. En concreto, desarrollando una vía nueva, diferencial y claramente innovadora, con foco prioritario en América Latina. A partir de estas premisas, la Fundación nace en el año 2007, con la naturaleza de entidad sin ánimo de beneficio y un carácter totalmente independiente en términos de su gobierno y gestión. Su finalidad básica es promover el desarrollo económico y social sostenible de las personas más desfavorecidas de la sociedad a través de las Finanzas Productivas. Actividad que la Fundación desarrolla por medio de dos grandes líneas de actuación: – Una línea prioritaria de creación de un grupo de entidades microfinancieras conformado por la toma de participaciones mayoritarias en entidades ya existentes o la puesta en marcha de nuevas entidades, sea en solitario o en colaboración con organizaciones que ya operen en el sector. – Una línea complementaria de impulso a las actividades esenciales para el desarrollo del sector, incluyendo formación, innovación tecnológica, promoción de buenas prácticas de gobierno corporativo y de mejoras en los sistemas de información y gestión, fomento del conocimiento, promoción del sector, etc.
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Como quedó señalado, el foco prioritario de la actividad en una primera fase se centra en América Latina, con una atención especial –pero no excluyente– a los países en los que el Grupo BBVA dispone de estructura bancaria. Si bien, en una fase posterior la actividad de la Fundación podrá extenderse –y seguramente lo hará– a otras áreas en desarrollo. Iniciativa que, pese a la juventud de nuestra Fundación, ya está dejando de ser un simple proyecto porque desde su presentación pública en 2007 por su S.M. La Reina Doña Sofía, la Fundación ha creado el Banco de las Microfinanzas-Bancamía en Colombia; la Caja de Ahorro y Crédito Nuestra Gente y Financiera Confianza en Perú (entidades que se encuentran actualmente en proceso de fusión para crear una nueva entidad financiera); la Corporación para las Microfinanzas en Puerto Rico; Emprende Microfinanzas y Fondo Esperanza en Chile; Contigo Microfinanzas en Argentina y Microserfin en Panamá. A través de todas estas entidades, la Fundación atiende actualmente a una cartera vigente de 1 millón de clientes en América Latina –el 60% mujeres– con un impacto social de más de 4 millones de personas beneficiadas. Clientes todos ellos de la base de la pirámide y de los cuales el 43% con ingresos menores a 7 euros al día. La metodología propia de este grupo de entidades son las Finanzas Productivas, concepto que hemos modelado y desarrollado en la Fundación, por considerarlo el camino de intermediación más eficaz y sostenible en la lucha contra la pobreza. Porque, si bien es cierto que sin finanzas volveríamos al mundo del trueque, en el que no habría títulos ni valores ni sociedades anónimas ni mercados de capitales, y también es cierto que las finanzas son absolutamente inseparables del desarrollo, no lo es menos que las finanzas son una condición necesaria pero en ningún caso suficiente para que el desarrollo se produzca. No todas las finanzas producen desarrollo directamente. Esto tiene, como casi todas las cosas, sus condiciones: Las finanzas producen desarrollo cuando se acomete una actividad productiva que genera rendimientos con los que se cubren todos los costes reales en los que se incurre –incluidos los financieros– y además se obtiene un beneficio. La acumulación de excedentes es lo que permite salir de la pobreza, y es el leit-motiv de la Fundación: sembrar riqueza entre la gente más pobre. Una fórmula alejada radicalmente de todo lo que suene a asistencialismo, subsidio, subvención o limosna y que previene el sobreendeudamiento, fomentando el respeto a la dignidad de las personas.
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Por aplicarla, el modelo de la Fundación y de sus entidades, en las que actualmente trabajan más de 5.000 personas, es de las Finanzas Productivas, es decir, el otorgamiento de productos y servicios financieros a personas pobres para la generación o desarrollo de actividades productivas sostenibles. Una especialidad cuyo objetivo final es el éxito del cliente, lo cual se busca, no sólo a través de la oferta de servicios financieros en su visión más amplia (crédito, seguros, ahorro, etc.), respondiendo a las necesidades del emprendedor a lo largo de su ciclo de vida, sino también a través del acompañamiento integral del cliente, desarrollando su cultura financiera y empresarial, mediante asesoría y capacitación. En definitiva podemos decir que es una “banca relacional” muy especial, donde el secreto es tener la capacidad de reconocer la potencialidad de generar riqueza en los emprendedores y sus proyectos. Pues ésta se expresa tanto a través de atributos tangibles como de atributos intangibles, léase: la imaginación, perseverancia, voluntad de pago, compromiso, etc. Sin duda, las entidades microfinancieras de la Fundación realizan su actividad con notable empeño, puesto que, en términos acumulados, desde su creación, la Fundación ha entregado créditos por valor de 2.500 millones de euros (con un importe medio de 1.000 euros) y podemos decir orgullosos que el 97% de nuestros clientes cumplen con el pago de sus créditos. Estos préstamos han permitido que personas que no accedían al sistema financiero convencional y veían cercenadas sus oportunidades de desarrollo hayan podido emprender actividades productivas y mejorar su calidad de vida y la de sus familias, de manera sostenible. El grupo de Finanzas Productivas de la Fundación es con seguridad claramente diferencial respecto de otras iniciativas existentes, por toda una serie de rasgos que podrán apreciarse en los párrafos siguientes. La mezcla de un foco estratégico común a todas las entidades del grupo y del conocimiento y la experiencia bancaria que aportan, así como las economías de escala y alcance que sólo un proyecto de esta naturaleza puede ofrecer, ha posibilitado que esas entidades de la Fundación se consoliden como entidades de referencia para todo el sector, cosechando galardones y reconocimientos. Es el caso de nuestra entidad en Perú, Caja Nuestra Gente, elegida Mejor Entidad Microfinanciera de América Latina y El Caribe 2011 “por su alcance a los más desfavorecidos”, según el ranking elaborado
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por Mix Market, BID y FOMIN. Y también de Bancamía, cuyo Código de Ética ha sido seleccionado por la iniciativa internacional Smart Campaign entre los diez mejores códigos de ética del mundo, y que ha sido galardonada con el Premio como Entidad con Mejor Calidad de Riesgo y Entidad con mayor número de beneficiarios de microcrédito, por el Fondo Nacional de Garantías de Colombia en 2010. Por otra parte, como indicaba anteriormente, además de la consolidación de este grupo de entidades en América Latina, la Fundación desarrolla, de manera filantrópica, iniciativas encaminadas a transformar el sector microfinanciero y superar los obstáculos que lastran su necesaria expansión. Entre estos, como vimos antes, son especialmente importantes los que atañen a la falta de buen gobierno corporativo en las entidades microfinancieras o de capacitación del capital humano. Y, precisamente para dar respuesta, la Fundación ha elaborado un Código Universal de Gobierno Corporativo para Entidades Microfinancieras, así como una Guía de aplicación práctica de principios de buen gobierno en EMFs. Dos documentos de referencia para el sector, en los que se detallan los principios y normas que debería contener cualquier código de buen gobierno de una entidad microfinanciera, de acuerdo con los estándares y las buenas prácticas aceptadas internacionalmente. Asimismo, para la adopción y aplicación de estos principios, la Fundación está llevando a cabo Talleres de Formación en buen gobierno, destinados a los miembros de consejos directivos de entidades microfinancieras. Por otra parte, con relación al capital humano, la Fundación desarrolla Programas de Formación para Oficiales de Crédito Especialistas en Microfinanzas en diversos países de América Latina, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Universidad Española de Educación a Distancia (UNED), y Universidades locales de prestigio como la Universidad del Pacífico (Perú), la Universidad Javeriana (Colombia), la Universidad del Congreso (Argentina), y el Instituto de Estudios Bancarios (Chile). Asimismo, la Fundación mantiene un acuerdo estratégico con el Instituto Tecnológico de Monterrey en México para el desarrollo de actividades de formación. Como ven, se trata de aportaciones que tienen un objetivo común: ayudar a superar los obstáculos al crecimiento y la eficiencia de las entidades microfinancieras, para que cumplan mejor su labor.
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Conclusiones Con esto cierro mis reflexiones sobre el pasado, el presente y el futuro de la actividad microfinanciera, no sin antes intentar comprimir lo más importante en un par de párrafos que llevan implícito, a modo de conclusión, todo lo que pienso y he intentado transmitirles: Queremos contribuir en la construcción de entidades más sólidas y con mayor capacidad de expandirse para, a través de ellas, impulsar esa transformación del sector microfinanciero, esa tercera revolución, que creemos pendiente y digna de nuestro esfuerzo. En la Fundación Microfinanzas BBVA pensamos que es posible. Y confiamos en que la actividad microfinanciera, verdaderamente, puede tener un impacto significativo a escala mundial –amén del inmenso impacto que ya tiene tantas veces cada día a escala de la persona concreta– en la lucha contra la pobreza. O, si lo prefieren, en la generación y más justo reparto de la riqueza. Eso es lo que está en juego. Y sobre eso es sobre lo que me gustaría haber conseguido llamar su atención. Porque a cualquiera que pueda hacer algo en favor de ello por procedimientos rectos, sea un tercero o usted o incluso yo mismo –y ahora sí le quito las restricciones a la palabra que antes dejé vedada–, le deseo el mayor éxito. Bibliografía AGHION, B. y P. BOLTON, (1997): “A Theory of Trickle-Down Growth and Development”, Review of Economic Studies, 64. AGHION, B. and J. MORDUCH (2000): “Microfinance Beyond Group Lending”, The Economics of Transition, 8. —(2005): The Economics of Microfinance, MIT Press. ALEEM, I. (1990): “Imperfect Information, Screening and the Costs of Informal Lending: A Study of a Rural Credit Market in Pakistan,” World Bank Economic Review, 3. ARMENDÁRIZ, B. y J. MORDUCH (2005): The economics of microfinance. MIT Press. AYYAGARI, M.; A. DEMIRGÜC-KUNT and V. MAKSIMOVIC (2006): How Important Are Financing Constraints? The Role of Finance in the Business Environment. World Bank Policy Research Working Paper No. 3820. World Bank, Washington, DC. BANERJEE, A. y E. DULFO (2008): Do firms want to borrow more? Testing credit constraints using a directed lending program. MIT Working paper. —(2011): Poor Economics. Public Affairs.
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Palabras clave: Pobreza, desigualdad, acceso financiero, microfinanzas, Finanzas Productivas. SUMMARY Poverty and inequality persist even though the last century has seen bigger improvements in human conditions than the whole of previous history. Nevertheless, financial intermediation still hasn’t reached the poorest, and they remain excluded from the traditional financial system. Attempting to tackle this shortage, Microfinance were created. Yet, despite their 30 years of existence, 95% of the poor population in our world remains unattended to. The microfinance sector must overcome serious obstacles, and face new challenges, in order to have a real and global impact. In this sense, Productive Finances are a proven and efficient tool in the struggle against poverty. They are the specific model of the BBVA Microfinance Foundation, an entity seeking the social and economic development of the less favored people. Through these Productive Finances, poor persons may sustainably generate richness for themselves and for the society in which they live. Key words: poverty, inequality, financial access, microfinance, Productive Finances
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 395-408)
FÓRMULAS DE COLABORACIÓN PÚBLICO-PRIVADA: UNA VISIÓN PANORÁMICA Gorka López González Universidad Carlos III de Madrid
1. Introducción El gran esfuerzo de consolidación fiscal que los Estados Miembros de la Unión Europea deben realizar en los próximos años para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas, ha intensificado el debate ya existente desde hace varios años en la UE acerca de la búsqueda de nuevas fórmulas de gestión pública que permita un uso más eficiente de los escasos recursos públicos disponibles. En ese debate, el desarrollo y aplicación de mecanismos de colaboración público-privada (en adelante, CPP) en el ámbito de las infraestructuras y de los servicios públicos ocupa, sin duda, un papel destacado. Este artículo pretende efectuar un repaso panorámico a esta cuestión comenzando con una aproximación al concepto de CPP. Para ello, se señalan las notas características de estas operaciones y se describen las principales fórmulas a las que se refieren, comparándolas con las formas tradicionales de gestión pública. El apartado tercero de este trabajo, por su parte, estudia someramente el reflejo que las fórmulas de CPP han tenido en el Real Decreto Legislativo 3/2011 por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público (en adelante TRLCSP), haciendo especial referencia al contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado regulado en el mismo. Por último, el artículo concluye con unas reflexiones finales relativas a las condiciones que, en principio, deben tenerse en cuenta en el diseño y ejecución de estas operaciones para facilitar su éxito y viabilidad.
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2. Concepto de CPP: una aproximación Definir con rigor y precisión qué es una CPP no es una labor sencilla debido a la complejidad y heterogeneidad de las operaciones que habitualmente se encuadran bajo esta amplia denominación. No obstante, como primera aproximación, se puede afirmar que una CPP es una herramienta de gestión pública de la que destacan, al menos, las siguientes notas características: – Una finalidad: la construcción, explotación, mantenimiento, renovación y/o financiación de una infraestructura o equipamiento público o de un servicio público. – La participación en la operación de un socio privado (o, con mayor precisión, de un socio de derecho privado) que mantiene con el sector público (en sentido estricto) una relación a largo plazo en torno a un conjunto complejo de prestaciones, derechos y obligaciones. – Un reparto efectivo de los distintos riesgos de la operación entre el sector público y el operador del sector privado, a lo largo de toda la vida de la misma. El concepto puede comprenderse mejor si se comparan diversas fórmulas de CPP con las formas más tradicionales de gestión pública. A continuación se efectúa precisamente este análisis comparativo referido a la construcción y explotación de una infraestructura de transporte, si bien el esquema podría aplicarse en términos equivalentes para actuaciones relativas a otros equipamientos o servicios públicos. Herramientas tradicionales de gestión pública La que se podría denominar “forma tradicional” de gestionar proyectos de infraestructuras de transporte incluye dos grandes alternativas: 1) la actuación de la Administración por sus propios medios y 2) la actuación de la Administración por medio de terceros a través del contrato de obras. La actuación directa de la Administración, a su vez, puede realizarse directamente por un órgano de la misma mediante la utilización de sus recursos humanos, materiales y técnicos o mediante la creación de entes instrumentales a su servicio, particularmente, mediante aquellos entes que tengan legal o estatutariamente reconocida la condición de medio propio o servicio técnico del poder adjudicador para el que realizan la parte esencial de su actividad (doctrina del in-house providing).
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La calificación de una entidad como “medio propio” de la Administración no es una cuestión sencilla. El ordenamiento jurídico español establece, a tal respecto, que los poderes adjudicadores deberán ostentar sobre tal entidad un control análogo al que pueden ejercer sobre sus propios servicios, considerando que se da este supuesto si el poder adjudicador puede conferirle encomiendas de gestión que sean de ejecución obligatoria para la entidad de acuerdo con instrucciones fijadas unilateralmente por el encomendante y cuya retribución se fija por referencia a tarifas aprobadas por la entidad pública de la que dependan. Para acometer proyectos de infraestructuras de transporte, la Administración tradicionalmente ha recurrido también a terceros mediante el contrato de obras. De vieja tradición en el derecho español, se trata de una modalidad contractual de cuya regulación, que ha sido recientemente adaptada a las disposiciones de la Directiva europea 2004/18/CE, interesa ahora destacar lo siguiente: – El objeto del contrato no incluye prestaciones múltiples sino que es simple: la realización de una obra (entendida como el resultado de un conjunto de trabajos de construcción o de ingeniería civil, destinado a cumplir por sí mismo una función económica o técnica, que tenga por objeto un bien inmueble) o la ejecución de alguno de los trabajos enumerados en el Anexo I de la TRLCSP, sin perjuicio de que el contrato pueda comprender además la redacción del correspondiente proyecto. – La relación entre la Administración y el contratista nacida con la adjudicación del contrato durará hasta la extinción del mismo mediante la realización a satisfacción de aquélla de la totalidad de la prestación en que consista la obra (que conllevará el correspondiente acto formal y positivo de recepción o conformidad por parte de la Administración), sin perjuicio de los efectos jurídicos que pudieran originarse por incurrir el contrato en causa de resolución o los que pudieran derivarse del período de garantía establecido en la normativa o en el pliego de cláusulas administrativas particulares del mismo. – La ejecución del contrato se efectúa bajo el principio de riesgo y ventura del contratista, con la excepción de determinados supuestos tasados de fuerza mayor. Sin perjuicio de lo estipulado para el período de garantía y de la responsabilidad por vicios ocultos de la construcción, la transferencia de riesgos a la Administración se efectuará con la transmisión de la titularidad de la obra, mediante la recepción de la misma por parte de ésta.
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La gestión económico-financiera del contrato de obras sigue un esquema general fácil de comprender: el contrato se licita por un presupuesto, se adjudica por un precio y, a medida que se realizan los trabajos, la Administración expide las certificaciones de obra mensuales correspondientes a la obra ejecutada en dicho periodo, sin que ello suponga aprobación y recepción de las obras que comprenden. Desde el punto de vista presupuestario, con la expedición de la certificación de obra se produce un acto de reconocimiento de obligaciones. Es entonces cuando procede la imputación del gasto al presupuesto público y, por tanto, cuando la operación tiene reflejo en el gasto público y en el saldo presupuestario. Tras el reconocimiento de la obligación, se emite la orden de pago que será dictada por el órgano competente de la Administración Territorial (en el ámbito de la Administración General del Estado, la Secretaría General del Tesoro) o del Organismo con tesorería propia que corresponda en función de quién haya realizado la contratación. Dicha orden de pago se ejecutará en el marco de la política de cash-management establecida para cada ordenador de pagos. En cualquier caso, los abonos de las certificaciones de obra tendrán la consideración de pagos a cuenta sujetos a las rectificaciones y variaciones que se produzcan en la medición final de la obra. Al finalizar el contrato, se opera de la misma manera: tras la recepción por parte de la Administración, el órgano de contratación debe aprobar la certificación final de las obras ejecutadas, que será abonada al contratista a cuenta de la liquidación del contrato. Ésta se producirá a la finalización del plazo de garantía y dará lugar, en su caso, al pago de las obligaciones pendientes. Nuevas herramientas de gestión pública Las CPP representan nuevas herramientas de gestión pública que suponen una mayor implicación del operador privado en las operaciones, asumiendo mayores riesgos y responsabilidades en las mismas que el derivado de un esquema tradicional como el descrito anteriormente. El 30 de abril de 2004, la Comisión Europea aprobó el “Libro Verde sobre colaboración público-privada y el Derecho comunitario en materia de contratación pública y concesiones” distinguiendo entre la “CPP institucionalizada (CPPI)”, basada en la creación de personificaciones o entes nuevos coparticipados por ambos tipos de agentes y “CPP no instituciona-
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lizada”, basado en vínculos de naturaleza contractual. A continuación se hace referencia a algunas de las fórmulas más relevantes que pueden incluirse en esta segunda categoría, sin agotar todas las posibilidades: Contrato de obras con abono total del precio. Es el denominado “método alemán” de financiación de la obra pública. En este caso, el operador privado no solamente asume el riesgo de construcción de la infraestructura (principio de riesgo y ventura hasta la recepción de la misma) sino que también asume la financiación de la misma durante su ejecución, dado que la Administración no emite certificaciones de obra mensuales sino solamente una única certificación final comprensiva del importe total de la obra y, en algunos casos, una compensación por la carga financiera soportada durante su realización. Por tanto, este sistema permite un diferimiento de la imputación presupuestaria del gasto público derivado de la operación hasta el ejercicio en el que se produce la completa finalización y recepción de la obra por parte de la Administración. No obstante, en la actualidad, este efecto tiene únicamente reflejo en contabilidad presupuestaria dado que, desde 2004, las normas de aplicación del SEC-95 fijan el registro de este tipo de operaciones conforme al ritmo de ejecución de las obras. Lo anterior da lugar a un ajuste entre contabilidad presupuestaria y contabilidad nacional que, cada año, podrá ser globalmente positivo o negativo en función de cómo sea la distribución temporal del conjunto de flujos financieros de este tipo de operaciones. Contrato de concesión con abono mediante tarifa. En este caso, el contratista efectúa a su riesgo y ventura la ejecución de los trabajos de la obra pública y obtiene una contraprestación que consiste en el derecho a explotar la misma mediante el cobro de una tarifa o precio a sus usuarios durante todo el periodo de duración de la concesión que, en principio, se habrá fijado estimando el tiempo necesario para la amortización de las inversiones efectuadas. Adicionalmente, puede percibir el derecho a la explotación de áreas o zonas complementarias a la obra pública susceptibles de aprovechamiento económico diferenciado (zonas de ocio, estacionamientos, locales comerciales, etc.) En este esquema, la operación no tiene incidencia sobre la capacidad o necesidad de financiación de la Administración dado que contablemente la operación se registrará en las cuentas de la entidad concesionaria, siempre y cuando ésta tenga una orientación de mercado y se cumplan de manera efectiva las condiciones de transferencia de riesgos indicadas más adelante.
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La Administración conserva habitualmente algunas facultades relevantes en la gestión de la infraestructura como el derecho a establecer, en su caso, las tarifas máximas por el uso de la obra pública o las funciones de policía en el uso y explotación de la misma. Asimismo, finalizado el período de la concesión, la titularidad de los activos objeto de la misma debe revertir a favor de la Administración concedente. Contrato de concesión mediante peaje sombra (shadow toll). Igual que en el caso anterior, el contratista efectúa a su riesgo y ventura la operación de construcción de la obra si bien, en este caso, en lugar de recibir una contraprestación de los usuarios de la misma recibe una retribución periódica de la Administración a partir de su puesta en funcionamiento y durante todo el periodo de la concesión. Dicha retribución será variable en función de una serie de parámetros estipulados en el contrato, generalmente, vinculados al nivel de utilización de la infraestructura y otros vinculados a la calidad, seguridad o disponibilidad de la misma. Asimismo, debe señalarse que las dos fórmulas anteriores pueden presentarse conjuntamente, es decir, que pueden existir concesiones de obras públicas en las que el concesionario cobre una tarifa de los usuarios y que dichos ingresos sean complementados con pagos efectuados por las Administraciones públicas. En todo caso, para que estas operaciones de concesión– y, en general, las diversas fórmulas de CPP – no computen en contabilidad nacional como gasto público y, por tanto, puedan ser herramientas efectivas en un proceso de consolidación fiscal, deben cumplirse las condiciones establecidas por la Decisión de Eurostat de 11 de febrero de 2004. De acuerdo con ésta, la desconsolidación fiscal de la CPP exige que se transfiera al operador privado, mayoritariamente y de manera efectiva, en todo caso, el riesgo de construcción de la infraestructura o puesta en marcha del servicio y uno de los dos (o ambos) de los riesgos siguientes: el riesgo de demanda y/o el riesgo de disponibilidad. En este sentido, se denomina riesgo de demanda a la variabilidad que puede sufrir el concesionario en sus ingresos como consecuencia de que el nivel de demanda o número de usuarios de la infraestructura o del servicio sea inferior al previsto, debido a factores ajenos a su propia actuación y distintos de modificaciones políticas o normativas. El riesgo de disponibilidad, por su parte, hace referencia al perjuicio económico que sufriría el concesionario como consecuencia de no cumplir los requerimientos de cantidad y calidad estipulados y que, conforme con el contrato, deben traducirse en una minoración de los pagos
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efectuados por la Administración o el pago de penalidades compensatorias por este motivo. Contratos patrimoniales complejos. Bajo esta rúbrica se pueden incluir diversas fórmulas contractuales (derecho de superficie, arrendamiento operativo, censo enfitéutico…) articuladas jurídicamente al amparo de la legislación patrimonial de las distintas Administraciones Públicas. En el caso del derecho de superficie, por ejemplo, la Administración cede este derecho real sobre un terreno de su titularidad a un sujeto de derecho privado durante un determinado número de años, bien de manera gratuita o a cambio de una remuneración. En cualquier caso, el operador privado debe proceder después a la construcción de un edificio con una finalidad y características determinadas que posteriormente arrendará a la Administración durante el periodo de duración del derecho de superficie; generalmente, el arrendador presta adicionalmente otros servicios complementarios durante el arrendamiento (como el mantenimiento del mismo). Finalizado el periodo de duración del derecho de superficie, el edificio revierte a la Administración. 3. Las CPP en el ordenamiento jurídico español: especial referencia a la Ley de Contratos del Sector Público En el derecho español, la regulación esencial de las fórmulas de CPP se encuentra actualmente en la TRLCSP y se articula en torno a tres tipos de contratos: el contrato de concesión de obras públicas (art. 7), el contrato de gestión de servicios públicos (art. 8) –que puede adoptar cuatro modalidades: concesión, gestión interesada, concierto y sociedad de economía mixta– y el novedoso contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado (art. 11). Dado que, en los dos primeros casos, las disposiciones contenidas en la TRLCSP son básicamente continuistas con respecto a la normativa anterior, se desarrollan a continuación únicamente las características básicas del contrato definido en el artículo 11 (en adelante CCPP-11). La regulación del CCPP-11 en la TRLCSP es escueta: apenas doce artículos diseminados a lo largo del articulado de la ley conforme al esquema de la misma. Esta brevedad se puede comprender por dos motivos: 1) la necesidad de dotar a esta fórmula contractual de un marco legal dotado de flexibilidad para que pueda acoger una heterogeneidad amplia de situaciones y operaciones, y 2) la cláusula de remisión recogida en el
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artículo 313 de la TRLCSP por el que los CCPP-11 “se regirán por las normas generales […] y por las especiales correspondientes al contrato típico cuyo objeto se corresponda con la prestación principal de aquél […], en lo que no se opongan a su naturaleza, funcionalidad y contenido peculiar […]”. Teniendo en cuenta lo anterior, los aspectos que más pueden destacarse de la regulación de este tipo de contrato son cuatro: su definición, su duración, las particularidades del procedimiento de contratación y el tratamiento del riesgo de la operación. La definición del CCPP-11 El artículo 11 define el contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado como aquel en el que “una Administración Pública encarga a una entidad de derecho privado, por un período determinado en función de la duración de la amortización de las inversiones o de las fórmulas de financiación que se prevean, la realización de una actuación global e integrada que, además de la financiación de inversiones inmateriales, de obras o de suministros necesarios para el cumplimiento de determinados objetivos de servicio público o relacionados con actuaciones de interés general, comprenda alguna de las siguientes prestaciones: a) La construcción, instalación o transformación de obras, equipos, sistemas, y productos o bienes complejos, así como su mantenimiento, actualización o renovación, su explotación o su gestión. b) La gestión integral del mantenimiento de instalaciones complejas. c) La fabricación de bienes y la prestación de servicios que incorporen tecnología específicamente desarrollada con el propósito de aportar soluciones más avanzadas y económicamente más ventajosas que las existentes en el mercado. d) Otras prestaciones de servicios ligadas al desarrollo por la Administración del servicio público o actuación de interés general que le haya sido encomendado.” Con la actual normativa, el CCPP-11 es un contrato administrativo típico que, en todo caso y con independencia de su cuantía, está sometido a regulación armonizada (art. 13). Por otra parte, el legislador ha sido prudente y ha establecido que sólo podrán celebrarse contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado cuando previamente se haya puesto de manifiesto, mediante una evaluación previa, que otras
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fórmulas alternativas de contratación no permiten la satisfacción de las finalidades públicas (art. 11.2). Duración del contrato La duración del contrato deberá determinarse dentro de los límites establecidos en la TRLCSP. Por un lado, con carácter general, éste no podrá exceder de 20 años (art. 314), excepto que, por aplicación de la técnica de remisión del artículo 313 de la ley, el régimen aplicable (y, por tanto, también su duración máxima) sea el propio de los contratos de concesión de obra pública. Por otra parte, el artículo 11, al definir el CCPP-11, hace una referencia a “un período determinado en función de la duración de la amortización de las inversiones o de las fórmulas de financiación que se prevean”, inciso que deberá ser tenido en cuenta para fijar la duración del contrato. Asimismo, se establece que la contraprestación a percibir por el contratista colaborador consistirá en un precio que “se satisfará durante toda la duración del contrato”, y que podrá estar vinculado al cumplimiento de determinados objetivos de rendimiento. Particularidades del procedimiento de contratación Las particularidades más destacadas del procedimiento de contratación del CCPP-11 forman un triángulo con los siguientes vértices: la evaluación previa, el programa funcional y el diálogo competitivo. A continuación, se analizan estos tres aspectos: La evaluación previa. Con la característica de ser un documento obligatorio y, en todo caso, de elaboración previa a la iniciación del expediente de contratación, la evaluación previa tiene como finalidad justificar la existencia o no de motivos de carácter jurídico, económico, administrativo y financiero que recomiendan la utilización del CCPP-11 frente a otras alternativas contractuales. Sin una evaluación previa positiva no podrá utilizarse este tipo de contrato. Este documento debe ser elaborado por la mesa especial de diálogo competitivo, (configurado como órgano colegiado con incorporación de personas de especial cualificación en la materia) y su contenido debe: – Poner de manifiesto que la Administración, habida cuenta de la complejidad del contrato, no está en condiciones de definir, con carácter previo a la licitación, los medios técnicos necesarios para
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alcanzar los objetivos proyectados o de establecer los mecanismos jurídicos y financieros para llevar a cabo el contrato y, – Efectuar un análisis comparativo con otras formulas contractuales viables en términos de obtención de mayor value for money, de coste global, de eficacia o de imputación de riesgos. El programa funcional. Una vez evaluada positivamente la conveniencia de realizar el contrato, el órgano de contratación debe recoger en el documento descriptivo el programa funcional que detallará la naturaleza y dimensión de las necesidades a satisfacer, los elementos jurídicos, técnicos o económicos mínimos que deben incluir necesariamente las ofertas para ser admitidas al diálogo competitivo y los criterios de adjudicación del contrato. Se trata, por tanto, de un documento equivalente a los pliegos de condiciones administrativas particulares de otros tipos contractuales si bien, en este caso, dada la propia naturaleza del CCPP-11, su contenido se articula en torno a la “necesidad a satisfacer” en lugar de hacerlo en torno a soluciones definidas de manera concreta por la propia Administración. El diálogo competitivo. Transponiendo la Directiva Europea 2004/18, la TRLCSP ha introducido en la contratación pública española el diálogo competitivo como forma de adjudicación. Aunque está previsto también para otros tipos de contratos, será de aplicación obligatoria, con carácter general, a los CCPP-11. El desarrollo del diálogo competitivo se articula en tres fases: – Apertura de procedimiento y solicitudes de participación. En sus aspectos fundamentales esta fase es equivalente a la primera fase del procedimiento restringido de contratación, de mayor arraigo en la práctica administrativa española. El órgano de contratación pública hace un anuncio de licitación dando a conocer sus necesidades y requisitos de participación. A partir de ahí, los posibles contratistas interesados pueden enviar su solicitud para formar parte del procedimiento. Y, entre éstas, la Administración selecciona a aquéllas que pasarán a la siguiente fase del diálogo competitivo, siendo formalmente invitados a ello. – Diálogo con los candidatos strictu sensu. Con los candidatos invitados en la fase anterior, la Administración lleva a cabo un diálogo cuyo fin es determinar y definir los medios adecuados para satisfacer sus necesidades. En él podrán debatirse todos los aspectos del contrato y concluirá con una declaración formal de cierre del diálogo por parte del órgano de contratación, una vez que éste se encuen-
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tre en condiciones de determinar las soluciones que puedan responder a sus necesidades. – Presentación de ofertas y adjudicación del contrato. Declarado el cierre del diálogo, el órgano de contratación invita a los participantes a presentar su oferta final basada en las soluciones especificadas durante la fase anterior. Dichas ofertas serán valoradas según los criterios de adjudicación establecidos en el anuncio de licitación o documento descriptivo. La adjudicación corresponderá, entonces, a aquella oferta económicamente más ventajosa, teniendo que tomarse en consideración, necesariamente, varios criterios, sin que sea posible adjudicar el contrato únicamente basándose en el precio ofertado. Tratamiento del riesgo de la operación Constituye un elemento esencial de este tipo de contrato la traslación del riesgo desde la Administración al operador de derecho privado. Esto se traduce en la excepción a la aplicación del principio de riesgo y ventura del contratista. En efecto, el artículo 215 de la TRLCSP establece que “la ejecución del contrato se realizará a riesgo y ventura del contratista sin perjuicio de […] lo pactado en las cláusulas de reparto de riesgo que se incluyan en los contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado”. 4. Consideraciones finales El éxito y viabilidad de las operaciones CPP dependerá, en un grado importante, de que su diseño y aplicación se realice teniendo en cuenta los intereses legítimos de todos los agentes implicados en las mismas: usuarios, administraciones públicas y operadores privados. Los intereses de los usuarios giran esencialmente en torno a dos principios –mayor calidad y menor coste de los servicios públicos– cuya consideración en el proceso decisor requiere, en todo caso, de la aplicación de criterios políticos y de criterios técnicos. Los criterios políticos deben referirse a aquellos componentes de la decisión que, de manera ineludible, deben incorporar juicios subjetivos de valor ante opciones definitivamente contrapuestas. En el caso que nos ocupa, este ámbito se despliega ante tres cuestiones: 1) el trade-off que, a partir de cierto desarrollo del análisis de los aspectos técnicos del pro-
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blema, surge inevitablemente entre calidad del servicio (en sentido amplio) y su coste, 2) las funciones que se estima deben quedar por consideraciones de diverso orden, en todo caso, en el ámbito de decisión y gestión pública y 3) los criterios de equidad en el reparto de la carga de la financiación del coste global de la actuación. La discusión debería ir en este plano, por tanto, orientada a lograr la definición de la “carta de servicios” y el “esquema distributivo” de la operación, referido este último a la determinación del máximo coste total asumible, el margen esperado del operador privado aceptable, el porcentaje del coste total asumido por los usuarios y el porcentaje del coste asumido por el conjunto de la sociedad a través del sistema fiscal o de ingresos públicos. Los criterios técnicos, por su parte, deben referirse a las cuestiones de eficiencia, es decir, a la determinación de la organización de medios y la distribución de responsabilidades y riesgos entre los distintos agentes públicos y privados, teniendo en cuenta la capacidad de gestión efectiva de cada uno de ellos en cada momento con la finalidad de optimizar el uso de los recursos disponibles en el largo plazo. En este sentido, probablemente no puedan efectuarse, con carácter general, afirmaciones o consideraciones globales sino que, por el contrario deben proponerse análisis individualizados y particulares de cada caso y de cada operación planteada mediante técnicas tales como el Value For Money (VFM) o el Public Sector Comparator (PSC). Las Administraciones públicas, por su parte, deben responder a los intereses de los usuarios si bien su actuación debe quedar enmarcada en unas condiciones de ejecución que garanticen su viabilidad, tanto desde el punto de vista de su sostenibilidad financiera a corto y largo plazo como de la denominada “organizational feasibility”. En este sentido, uno de los riesgos que pueden plantearse es que los instrumentos de CPP sean utilizados por la Administración con una motivación prioritariamente contable o presupuestaria en relación con un objetivo de consolidación fiscal fijado para un ejercicio determinado. Dado que, como se ha señalado anteriormente, la justificación principal de acometer este tipo de operaciones debe ser una mejora de la eficiencia global en la asignación de recursos y riesgos, en un horizonte de largo plazo, resulta relevante tanto la existencia de normas contables neutrales como la introducción de adecuados mecanismos institucionales y de control que permitan evitar tales posibles sesgos en las valoraciones intertemporales de las operaciones.
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Finalmente, la decisión de participación del operador privado en una operación CPP responderá a una lógica de toma de decisiones basada en criterios de mercado y, por tanto, el diseño de la misma debe abordar adecuadamente, al menos, tres aspectos importantes desde esta perspectiva: 1) seguridad jurídica, 2) unas expectativas razonables de rentabilidad económico-financiera ajustada al riesgo de las inversiones acometidas y 3) acceso a financiación suficiente y adecuada a las necesidades de los proyectos, acompañada de una buena regulación de los instrumentos, que permitan una mejor gestión del apalancamiento y del riesgo financiero que la propia naturaleza de las CPP hace recaer sobre el sector privado (project finance, titulización de derechos de crédito, mercados secundarios específicos, garantías públicas, etc.) Bibliografia BRUNETE DE LA LLAVE, M.T. (2009): Los contratos de colaboración público-privada en la Ley de Contratos del Sector Público. La Ley. Madrid. CUBILLO RODRIGUEZ, C. y RAMOS RODRIGUEZ-CASTAÑO, A. (Coordinadores) (2009): La contratación en el sector público tras la ley 30/2007, de 30 de octubre. Editorial Comares. Granada. OCDE (2010): Panorama de las Administraciones Públicas 2009. Instituto Nacional de Administración Pública. Madrid. PASCUAL GARCÍA, J. (2006): Régimen jurídico del gasto público. Presupuestación, ejecución y control. BOE. Madrid. PINA, V.; TORRES, L. y ACRETE, B. (2003): La iniciativa privada en el nuevo sector público: externalización de servicios y financiación de infraestructuras. Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA). Madrid. PUERTA SEGUIDO, F. (Director) (2009): El Contrato de concesión de obra pública en la Ley de Contratos del Sector Público. La Ley. Madrid. RAMOS LLANOS, A.J. (2009): “Medidas fiscales en España en el periodo de crisis económica internacional”. Boletín de Estudios Económicos, Núm. 198, Bilbao. WILSON, J.R. (2010): “Gobernanza y desarrollo socio-económico: hacia nuevas políticas de competitividad”. Boletín de Estudios Económicos, Núm 200, Bilbao. RESUMEN Este artículo analiza diversas fórmulas de colaboración público-privada (CPP) que pueden ser herramientas útiles en los procesos de consolidación fiscal a los que se enfrentan los Estados Miembros de la UE en la actualidad. Asimismo, se estudia someramente el reflejo que estas fórmulas tienen en la legislación española en materia de contratación pública, con especial referencia al nuevo contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado. Finalmente, se sugieren
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algunos aspectos que deben tenerse en cuenta para llevar a cabo un adecuado diseño y aplicación de estas operaciones considerando los legítimos intereses de todos los agentes implicados en las mismas. Palabras Clave: Nueva gestión pública; contratación pública; colaboración pública-privada; estabilidad presupuestaria. SUMMARY This paper provides an overview of the different available instruments for the Public Private Partnership (PPP), and their role in the public management for the development of new infrastructures or services. Their importance has been enhanced due to the fiscal consolidation process that UE members have to achieve to meet the growth and stability agreements. It will go through the different formulas adopted in the Spanish legal framework¸ with a special mention of the new collaboration contract between the State and privately owned corporations. The requirements that these operations have to consider in order to be successful and viable will be explained to complete the statement. Key Words: New Public Managemente; procurement; public-private partnership; budget stability.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 409-429)
PRUEBAS DE RESISTENCIA DEL SISTEMA FINANCIERO EUROPEO: RETROSPECTIVA DEL AÑO 2011 José Ramón Millán de la Lastra Universidad de Córdoba
1. Introducción La última edición de los test de estrés, se publicó el 15 de julio del año 2011 (artículo 35(2) (b) del Reglamento (UE) del Parlamento Europeo y Consejo nº 1093/2010 de 24 de noviembre de 2010). Estas pruebas de resistencia se diseñan y elaboran por la EBA1, junto con los supervisores bancarios nacionales (Banco de España en nuestro caso), la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Se trata de valorar la capacidad del sistema bancario europeo para resistir escenarios adversos y ofrecer transparencia al mercado, así como establecer el capital adicional requerido con objeto de asegurar la solvencia del sector bancario y sus componentes en escenarios estresados. Como novedades, en referencia a lo analizado en el año 2010, se puede destacar el fortalecimiento de la metodología del ejercicio, incluyendo los supuestos macroeconómicos, definiciones de Core Tier 1 Capital, umbral de dicho ratio (5% frente al mismo ratio de solvencia del 6% en 2010).
1 La Autoridad Bancaria Europea (EBA), está compuesta por representantes de alto nivel de las autoridades de supervisión bancaria y los bancos centrales de la Unión Europea. Entre sus funciones se destaca: asesoramiento a la Comisión europea, a petición de ésta, o dentro de un plazo que la Comisión podrá fijar según la urgencia del asunto, o por iniciativa propia del Comité, en particular en lo que respecta a la preparación de proyectos de medidas en el ámbito de actividades crediticias. También tiene como cometido facilitar una aplicación coherente de las directivas comunitarias y la convergencia de las prácticas de supervisión financiera en todos los estados miembros de toda la Comunidad Europea. El EBA, entró oficialmente en funcionamiento con fecha 1 de enero del año 2011 tras la desaparición del CEBS asumiendo desde entonces sus funciones y responsabilidades.
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Se tuvieron en cuenta importantes escenarios de tensión en la evolución de las cuentas de resultados del sistema bancario por el efecto de un significativo incremento de la prima de riesgo a los costes individuales de financiación de cada entidad. La Comisión Europea diseñó en el año 2010, un cuadro macroeconómico para calibrar la capacidad del sistema bancario español a resistir escenarios adversos: – Retroceso de la actividad económica medida a través de un decremento del PIB del 1% para el año 2011 y un 1,1% para este año 2012 (2,1% en términos acumulados). – Previsión de evolución negativa del precio de los inmuebles en el escenario diciembre de 2010 a diciembre de 2012 de: + Vivienda: - 21,9%. + Comercial (incluido suelo): - 46,7%. – Caída repentina del índice de la bolsa de 20,7%2. – Desempleo con una tasa del 21,50%. – Encarecimiento del coste de la deuda pública a largo plazo de 165 puntos básicos (es decir, las pruebas de resistencia se han realizado suponiendo en escenario en que los tipos a largo plazo en España se situarían en torno al 6,5%). En todo caso, estas pruebas de resistencia son previsiones de base teórica sobre simulaciones estadísticas, por lo que no deben de ser considerados como previsiones evolutivas de la economía. A este punto, por tanto, habría que tener muy presente que los Test de Estrés no son aplicaciones de predicción. Sustentando esta aseveración, estos modelos se acercan a la antítesis de la inestabilidad financiera (Borio y Drehmann, 2011) pues se han diseñado sobre bases que no contemplan shocks macroeconómicos severos. Los Test de Estrés de esta edición, se ejecutaron teniendo en cuenta los balances estáticos e inamovibles en el periodo analizado por lo que los datos de inicio sobre los que operan las estimaciones, son los de los balances cerrados a 31 de diciembre de 2010. 2. Puntos de referencia de la EBA para la ejecución de los test de estrés Previo al desarrollo específico de este punto, habría que tener en cuenta una idea básica sobre las posibilidades que surgen en el procesa2 En el periodo 1 a 10 de agosto del año 2011, el ibex-35 perdió los 8.000 puntos lo que supuso para dicho periodo un descenso del 17,2%.
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miento de información en cuanto al software utilizado para el análisis empírico y que son usuales en las ciencias de la información, pero también como es este el caso, en las ciencias sociales y exactas. Los modelos de mapas de escenarios son procesos en los que se utilizan una gran variedad de herramientas y etapas. En los procesos de este tipo de modelos, básicamente se contemplan dos posibilidades, “bottom-up3” y “top-down”. En esta segunda categoría, el supervisor considera los modelos internos de cada banco para procesar la información. Habría que destacar que la combinación de ambas posibilidades fue la utilizada en esta edición de los Test de Estrés por la EBA al igual en el caso de otras iniciativas (Supervisory Capital Assessment Program (SCAP) y Board of Governors of the Federal Reserve System (2009)). 2.1. Deuda soberana y financiación institucional en la cartera de inversión En lo referente al análisis fundamental del crédito, se consideró la evaluación de este riesgo aplicando una de estas dos posibilidades: – Metodología IRB, (Basilea) adaptada a lo establecido por la EBA, en el cual, cada entidad bancaria debía de valorar este tipo de escenarios basándose en la evolución de la probabilidad de impago (PD) por su pérdida en caso de impago (LGD) y lo hicieron bajo el prisma de dos posibles planteamientos, pérdidas inesperadas (UL) y esperadas (EL). – Método Estándar: al igual que lo establecido por Basilea, los bancos sustentaron su análisis y valoración en lo establecido por las calificaciones de las ECAI4. Dependiendo de sobre qué nivel de calificación se partía, podían ser adoptadas las siguientes posibilidades para la evaluación de la calificación: * AAA / Aaa: no se alteraría la calificación. * AA / Aa2 a A- / A3: se bajaría la calificación dos categorías. * BBB+ / Baa1 o menos: bajada de calificación de cuatro categorías con suelo (CCC o bono basura). Particularmente, para España, la calificación de la deuda soberana según las diferentes agencias, era en aquel momento5:
3 La autoridad supervisora suministra a las entidades financieras un escenario común y estas instituciones utilizan sus modelos para la estimación de los impactos. 4 Instituciones o agencias externas de evaluación o calificación del crédito. 5 http://www.bloomberg.com/Bloomberg, (1 Junio de 2011).
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* Moody’s: Aa2 con perspectiva negativa. * Standard & Poors: AA con perspectiva negativa. * Fitch: AA+: con perspectiva negativa. Una guía facilitada por el supervisor europeo EBA (2011), cuantificó la repercusión de la deuda soberana en la cartera de inversión en la que para el escenario más adverso, la más baja calificación, CCC, o equivalente, implicaría significativas asunciones basadas en los estándares corporativos con una probabilidad de mora en torno a 36,15%. 2.2. Incrementos de exposición de deuda soberana en la cartera de negociación De la lectura de lo analizado por la EBA, lo más impactante fueron los casos Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre (este último en menor medida). Particularmente, para España, la EBA, no modificó lo inicialmente establecido, lo cual bajo el particular punto de vista del que suscribe, fue un error, pues sólo unos meses después los mercados alteraron lo diseñado en este planteamiento. A continuación, en la figura 1, se pueden apreciar los principales puntos de referencia de la EBA para la ejecución de los Test de Estrés y su incidencia: Figura 1 Puntos de referencia de la EBA para ejecutar los Test de Estrés Impacto en el Core Tier 1
Activos MORA REESTRUCTURACIÓN Macro-scenario Evolución del tipo de interés Riesgos de liquidez en el sector de valores
Pasivos y patrimonio
Cartera de inversión Préstamos y saldos pendientes Títulos de deuda Bonos, pagarés y títulos valores
Fondos mercado mayorista Fondos del mercado interbancario Fondos del mercado minorista
Cartera de negociación Patrimonio Bienes inmuebles residenciales y comerciales
Riesgo de mercado Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA.
Incrementos de costes de financiación de fondos
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Hay que tener muy presente que los modelos no lineales son el referente de los Test de Estrés (Drehmann, Patton y Sorensen (2007), Juselius y Kim (2011)) y que su sustento econométrico es pobre. La razón de esta aseveración descansa en que este tipo de modelos no capturan de manera adecuada los efectos de los episodios de estrés. Precisamente los modelos lineales tienden a mostrar respuestas a este tipo de eventualidades (Alfaro y Drehmann, 2009) pero el grado de confianza es sumamente limitado: los episodios relevantes (en el caso que nos ocupa cuadro macroeconómico diseñado por la EBA), raramente se cumplen en su integridad por lo que son inconsistentes. Es por ello que los modelos tienden a errar precisamente en episodios de estrés. 3. Análisis estadístico para el sistema bancario español de las principales magnitudes de los test de resistencia 3.1. Notas previas sobre la situación de solvencia y gestión financiera del sistema financiero español Antes de proceder a desarrollar el análisis estadístico de los resultados de los Test de Estrés, se analizan ratios habituales en la industria bancaria. Se toman como referencia dos escenarios diferentes del Balance Consolidado de las Entidades de Crédito de España; (Memorias de supervisión bancaria del Banco de España (2007 a 2010), Calvo (2010), Tamames (1996)). Para dicho análisis, ver cuadro 1, comparativo de los años 2000 a 2010: Cuadro 1 Ratios de solvencia y gestión financiera de crédito Español 31/12/00
31/5/06
31/3/08
31/12/10
7,59%
8,03%
7,94%
5,95%
13,18
12,46
12,59
16,79
7,05%
7,43%
7,36%
5,62%
RATIO DE SOLVENCIA Patrimonio Neto Pasivo APLANCAMIENTO Pasivo Patrimonio Neto RAZÓN DEL PATRIMONIO NETO Patrimonio Neto Activo total
Fuente: Elaboración propia a partir de las Memorias de Supervisión Bancaria del Banco de España y del Manual del Sistema Financiero Español, CALVO, J. 2010.
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Del cuadro anterior se pueden deducir entre otros razonamientos: – El apalancamiento del Sistema Financiero Español ganó en eficiencia desde el año 2000 el cual era de 13,18 mejorando este registro en los periodos intermedios, sin embargo, en el año 2010, sube hasta 16,79 lo cual nos muestra que la financiación vía deuda se ha incrementado frente a los recursos propios. – En cuanto la razón del patrimonio neto, este ratio nos muestra que los fondos propios financiaban en el año 2000 las inversiones totales a razón de 7,05 € de cada 100 € de total estructura financiera y 10 años después, lo hacían a razón de 5,62 € de cada 100. 3.2. Fuente de datos para el análisis estadístico de los resultados de los test de estrés En la web del Supervisor Europeo, se pueden consultar los resultados de las pruebas de resistencia a la muestra de las entidades bancarias española EBA (2011 a). De la citada información, se procede a realizar un análisis estadístico teniendo en cuenta los ratios de solvencia con diferentes elementos de absorción de pérdidas. 3.3. Conciliación del capital regulatorio y obtención del Core Tier 1 Hay que destacar que estas pruebas de resistencia se ejecutaron sobre la base de que los bancos, cajas de ahorros y SIPs6 pudieron fortalecer sus balances durante los primeros cuatro meses del año 2011 vía incremento de su capital y planes obligatorios de reestructuración. El sistema bancario español efectuó relevantes incrementos de recursos propios antes de finales de abril de 2011 para asegurar la capacidad de resistencia en los test de estrés de la EBA de ese mismo año. En la muestra del sistema bancario español analizado, el patrimonio neto fue ampliado en 41.208.000.000 €. Esto se realizó mediante diferentes vías: incrementos de Capital Ordinario (Common Equity) derivados del RDl 2/2011, financiación en el mercado privado, provisiones genéricas, obligaciones convertibles, desinversiones o plusvalías, siendo el detalle agrupado el siguiente:
6
Fórmula de integración de entidades de crédito sin pérdida de personalidad jurídica.
PRUEBAS DE RESISTENCIA DEL SISTEMA FINANCIERO EUROPEO: RETROSPECTIVA ...
415
– Incrementos de Capital Ordinario (Common Equity) derivados del RDl 2/2011por 14.472.000.000 €. – Dotaciones de provisiones genéricas a 31 de diciembre de 2010 de 17.752.000.000 €. – Obligaciones convertibles y otros instrumentos por valor de 9.164.000.000 € Se presentan en valores relativos las cifras anteriormente expuestas, mediante el gráfico 1 que se acompaña: Gráfico 1 Incrementos de Patrimonio del Sistema Bancario español (enero-abril 2011)
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA. (*) Real Decreto-ley 2/2011, de 18 de febrero, para el reforzamiento del sistema financiero.
Los recursos propios medidos a través del Capital Regulatorio estimado de acuerdo con la definición de la EBA a diciembre de 2010 para la muestra analizada, eran en el escenario base 139.863.000.000 € (Core Tier 1 del 7,4% de la suma ponderada de activos de riesgo en base a balance estático en escenario no estresado cifrados en 1.900.519.000.000 €). Tras el descuento de los deterioros o los superávits netos y los efectos de los Dividendos y otras partidas se obtiene el Capital Regulatorio neto que en términos absolutos ascendería a 130.064.000.000 €. Si se añade a la cifra anterior los 14.472.000.000 € de capital del RDl 2/2011 o de las ampliaciones de capital, los recursos propios para la
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muestra analizada en el escenario estresado, sería 144.536.000.000 € (Core Tier 1 del 7,3% sobre 1.991.274.000.000 €). A modo ilustrativo se presenta el cuadro 2 que recoge las cifras anteriormente analizadas: Cuadro 2 Conciliación del Capital Regulatorio en escenarios base y estresado (En millones de euros) I. Capital regulatorio (escenario no estresado: 31-12-2010) II. Deterioro neto III. Dividendos y otros IV. Capital Regulatorio sin RDL 2/2011 y sin ampliaciones de capital * (I+II+III) V. Incrementos de capital derivados del RDl 2/2011 + emisiones privadas VI. Capital regulatorio en escenario estresado sin RDL 2/2011 ni ampliaciones de capital (IV+V)
139.863 -13.598 3.799 130.064 14.472 144.536
* Incluye emisiones de capital y obligaciones convertidas durante el ejercicio de stres cuya decisión se ha tomado entre 01.01.2011 y 30.04.2011. Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA.
El agregado de la muestra considerada evolucionaría del siguiente modo: partiendo de una solvencia medida a través del Core Tier 1 del escenario inicial del cierre del año 2010 del 7,4% pasaría al 7,3% en el escenario estresado dos años después, (descenso del 0,1%). El volumen de Capital Regulatorio final de acuerdo con la definición de la EBA sería 171.271.000.000 € cifra esta que supone un Core Tier 1 de 8,6% de los 1.991.274.000.000 € de activos ponderados por riesgo citados anteriormente. El cuadro 3 que se presenta a continuación, ilustra las diferentes partidas que intervienen en la obtención del Capital Regulatorio final. En lo relativo a los activos de riesgo (denominador del Core Tier 1) pasarían de 1.900.519.000.000 € en el escenario base no estresado a 1.991.274.000.000 € en el escenario adverso, (incremento de 4,8%). Este incremento tiene una particular importancia a la luz del criterio seguido por la EBA en cuanto a la consideración del balance en términos estáticos, lo cual supone un crecimiento nulo en términos nominales. Por otra parte, comentar así mismo que el mencionado incremento del RWA7, 7 Activos ponderados por riesgo o Risk-Weighted Assets: equivalen a la suma de los activos ponderados por riesgo de crédito, más el producto de 12,5 por los requerimientos por riesgo de mercado y riesgo operacional.
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es básicamente debido al cambio de valoración de los activos de riesgo crediticio (metodología IRB) y de manera particular para los activos considerados fallidos. Cuadro 3 Obtención del Capital Regulatorio Final (En millones de euros) I. Capital regulatorio sin RDL 2/2011 ni ampliaciones de Capital II. Provisiones genéricas *
144.536 17.572
III. Capital regulatorio con provisiones genéricas (I+II) IV. Desinversiones y otras decisiones de negocio hasta 30.04.2011 V. Otros bonos obligatoriamente convertibles VI. Otros
162.108 2.483 5.417 1.264
VII. Capital regulatorio dic 2012 con otros elementos que absorben pérdidas (III+IV+V+VI)
171.272
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA.
En este escenario adverso, habría 7 entidades financieras con un Core Tier 1 en el rango 5-6%. El detalle por entidades y rangos se muestran en el gráfico 2 que se acompaña a continuación: Gráfico 2 Número de entidades bancarias españolas, clasificadas por rango de Core Tier 1
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA.
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Mientras que el agregado muestra un promedio de capital muy por encima del umbral de 5% incluso en el escenario estresado, la dispersión en el caso de las entidades financieras de la muestra analizada presenta resultados ciertamente diferentes con un considerable grado de dispersión. Si establecemos el diferencial del Core Tier 1 en ambos escenarios (base y estresado), se pueden establecer las siguientes concusiones: – El mayor diferencial negativo sería el del B.B.V.A. y la Banca March, que acumularían unos -1,3 puntos porcentuales de diferencia, lo cual indicaría que a pesar de la incidencia del cuadro macroeconómico diseñado por la EBA, mejorarían su solvencia medida a través del Core Tier 1. – En el extremo opuesto, se encontraría Colonya-Caixa Poyença: llama la atención el escenario de partida con un Core Tier 1 de 11,2% pasando a 6,2% en el escenario tensionado, lo que supondría una perdida de solvencia de 500 puntos básicos. Otra entidad que muestra retroceso de la solvencia en estas circunstancias sería el Banco Pastor por 4,3% (recordamos ya absorbido por el Banco Popular). Se ilustra la dispersión de toda la muestra del Sistema Bancario español analizado por la EBA, para ello se presenta el gráfico 3, en el cual se representa el diferencial de Corre Tire 1 (eje de ordenadas) de cada entidad y las 25 entidades de la muestra analizadas (eje de abscisas): Gráfico 3 Dispersión de Corre Tire 1 en escenarios base y estresado
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la EBA.
4. Banca Europea, un caso a analizar: Dexia En el año 2011, tuvo una especial repercusión lo ocurrido con el banco franco-belga Dexia. Se procede a analizar su estructura de capital, su riesgo así como y su solvencia.
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En primer lugar, se procede al análisis de solvencia a través del Corre Tire 1 (expresado en millones de euros) en los escenarios base y estresado EBA (2011 d): 17.002 Corre Tier 1(diciembre de 2010) = - - - - - - - - - x 100 140.835
12,1 %
15.204 Corre Tier 1(diciembre de 2012) = - - - - - - - - - x 100 146.439
10,4 %
No obstante y con objeto de analizar su situación más profusamente, ver el cuadro 4 en el que se tienen en cuenta los diferentes componentes del capital de esta entidad financiera del acumulado a 30 de junio del año 2010 al mismo periodo del año 2011, por trimestres acumulados (último dato a 30/06/2011) Dexia y CreditSights (2011): Cuadro 4 Conciliación del Capital de Dexia (Millones de euros) 30/06/11 31/03/11 31/12/10 30/09/10 30/6/10 I CAPITAL BASE II Participaciones minoritarias III Deducción de fondo de comercio y otros intangibles IV V VI VII VIII IX
Ajustes regulatorios CORE TIER 1 (I+II+III+IV) Instrumentos híbridos de deuda/capital TIER 1 CAPITAL (V+VI) Capital suplementario Ajustes regulatorios
X CAPITAL REGULATORIO TOTAL (VII+VIII+IX)
14.426 679
18.635 663
18.743 660
18.903 645
18.852 644
-1.941
-2.169
-2.262
-2.422
-2.492
-139 13.025 1.423 14.448 3.215 -1.191
-139 16.990 1.452 18.442 3.063 -1.250
-139 17.002 1.423 18.425 3.417 -1.206
-139 16.987 1.431 18.418 3.198 -955
-139 16.865 1.351 18.216 3.617 -1.125
16.472
20.255
20.636
20.661
20.708
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Dexia y de CreditSights.
De lo anterior, se deduce: – A 30/06/11, el Core Tier 1 descendió respecto al trimestre anterior en 3.965.000.000 € (descenso del 23,33%). – La misma comparativa temporal pero en este caso sobre el Capital Regulatorio Total, bajó por valor de 3.783.000.000 €, (decremento del 18,67%).
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A continuación, en el cuadro 5, se analizan los Activos Ponderados por Riesgo del mismo periodo contemplado (30/06/2010 a 30/06/2011), Dexia (2011) y CreditSights (2011), que relacionándolos con las cifras de capital del cuadro anterior, obtenemos los coeficientes de solvencia que así mismo se presentan relacionados: Cuadro 5 Activos ponderados por riesgo y ratios de solvencia de Dexia (millones de euros) 30/06/11 Riesgo de crédito
110.169
31/03/11 125.499
31/12/10 128.240
30/09/10 130.292
30/6/10 135.537
Riesgo de mercado
7.183
2.983
2.945
3.251
3.298
Riesgo operativo
9.650
9.650
9.650
10.419
10.419
127.002
138.132
140.835
143.962
149.254
TOTAL RWA
Ratios de Capital 30/06/11
31/03/11
31/12/10
30/09/10
30/6/10
Core Tier 1 capital ratio
10,3%
12,3%
12,1%
11,8%
11,3%
Tier 1 capital ratio
11,4%
13,4%
13,1%
12,8%
12,2%
Total capital ratio
13,0%
14,7%
14,7%
14,4%
13,9%
Fuente: Elaboración propia a partir de información de CreditSights y Dexia.
Por tanto, se puede afirmar que la solvencia de Dexia se resintió básicamente debido a que el efecto del deterioro de los diferentes componentes del Capital superó la reducción de los activos ponderados por riesgo. Llamó la atención, lo ocurrido el pasado mes de agosto, cuando esta entidad, publicó pérdidas trimestrales, como consecuencia del deterioro de su cartera de deuda griega. Se analiza ahora su riesgo de crédito: esta entidad tenía a 31-12-2010 posición directa de exposición bruta a deuda soberana por importe de 56.245.000.000 € EBA (2011 c). De dicha cifra, 3.462.000.000 € (es decir, 6,15%) era deuda griega, 1.927.000.000 € (3,42%) portuguesa, y 15.009.000.000 € (26,68%) italiana y 1.443.000.000 € (2,56%) española. Sorprendió aún más lo establecido por el supervisor Europeo EBA (2011 b): la calificación de la deuda soberana según las diferentes agencias (se adjunta la posibilidad de impago PD de cada escalón en la cali-
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ficación de las ECAI, que se le asignó por parte de la EBA, en aquel momento)8 era: • Grecia: – Moody’s: B1. – Standard & Poors: B. – Fitch: B+ Este escalón en la calificación de las ECAI, se le asignó por parte de la EBA una (PD) de 5,78%. • Italia: – Moody’s: Aa2, perspectiva estable. – Standard & Poors: A+, perspectiva negativa. – Fitch: AA-, perspectiva negativa. Este escalón en la calificación de las ECAI, se le asignó por parte de la EBA una (PD) de 0,18%. • Portugal: – Moody’s: Baa1, perspectiva estable. – Standard & Poors: BBB-, perspectiva negativa. – Fitch: BBB-. Este escalón en la calificación de las ECAI, se le asignó por parte de la EBA una (PD) de 1,17%. Abundando en el papel desempeñado por las agencias de calificación, con respecto a la metodología de cálculo de las pérdidas esperadas, en las que se basan los ratings, se ha apoyado en modelos no demasiado eficientes ante los últimos eventos de carácter sistémico. En particular, en los productos titulizados, las correlaciones de los activos subyacentes han estado claramente infravaloradas. Y no puede olvidarse que, en situaciones de mercados bajistas, las correlaciones se estresan y aumentan notablemente (Martín y Téllez, 2009). Analizando ahora los acontecimientos con perspectiva (fecha de publicación de los Test de Estrés, 11 de Julio y fecha de publicación de las pérdidas por la entidad, el 15 de Agosto del año 2011), indudablemente el supervisor, erró considerablemente. Para mayor abundamiento, así mismo fue un error el criterio seguido por la EBA de considerar este activo por su valor razonable y no haberlo contabilizado a su valor de mercado. Las anteriores afirmaciones se respaldan tomando como base los siguientes factores:
8
http://www.bloomberg.com/Bloomberg, (1 Junio de 2011).
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a) Este banco afloró tras los test de estrés 10.000.000.000 € de pérdidas no materializadas hasta la fecha en su cartera de negociación, de las cuales, 7.000.000.000 € eran de deuda soberana. Ello, se debió básicamente a una reclasificación efectuada por este banco en sus estados financieros. Hay que tener en cuenta que los activos que cualquier banco tenga en su cartera de negociación pueden dar lugar a pérdidas en periodos recesivos como consecuencia del ajuste a su valor razonable. Las entidades bancarias tienen la posibilidad de transferir dichos activos a su cartera de inversión y evitar futuras pérdidas, en base a lo establecido en una enmienda de la La Junta de Normas Internacionales de Contabilidad (International Accounting Standards Board9) a la Norma Internacional de Contabilidad nº 39: Recognition and Measurement and IFRS 7 Financial Instruments: Disclosures (IASB 2008). La anterior normativa, establece que las citadas transferencias entre las carteras de negociación y de inversión como consecuencia de las pérdidas no materializadas (como podría ser el caso del diferencial del valor del mercado y el valor razonable), deben de ser deducidas del Patrimonio Neto total de la entidad que se trate (no sobre el Core Tier 1). Y es en este punto donde se encuentra uno de los detonantes de la situación actual de Dexia, toda vez que esta hizo uso ampliamente y de manera continuada de esta posibilidad, dando lugar a que su Core Tier 1 aparentara la robustez analizada por la EBA en los Test de Estrés. b) Así mismo, se puede afirmar que la ponderación del riesgo pudo ser el detonante: la deuda gubernamental no siempre está exenta de riesgo y aún menos la griega, posibilidad de impago del 5,78%. c) Habría que añadir que no se tuvo en cuenta el impacto en el capital tangible de esta entidad: el mismo, se basa en el total de activos tangibles, no así los ajustados, cual es el caso de Basilea II. Se entiende por capital ordinario tangible de una entidad bancaria, la suma del total del capital contable y la participación sin derecho a control en las subsidiarias, menos el crédito mercantil y los activos intangibles no amortizados. 9 Se trata de un organismo independiente del sector privado que desarrolla y aprueba las Normas Internacionales de Información Financiera. El IASB funciona bajo la supervisión de la Fundación del Comité de Normas Internacionales de Contabilidad (IASCF). El IASB se constituyó en el año 2001 para sustituir al Comité de Normas Internacionales de Contabilidad (International Accounting Standards Committee).
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El capital tangible se obtiene dividiendo el capital ordinario tangible entre los activos por riesgos ponderados. En el sector financiero, esta diferencia de concepto y criterio puede ser significativa. Se adjunta el cuadro 6 que muestra los datos de esta entidad del periodo 30/06/2010 a 30/06/2011 por trimestres acumulados Dexia (2011) y CreditSights (2011): Cuadro 6 Ratio de Capital tangible de Dexia (millones de euros) 30/06/11 31/3/11 31/12/10 30/09/10 30/6/10 Activos totales consolidados (millones de euros)
517.747 526.636 566.735 588.054 608.510
RWA/Activos totales consolidados
24,5%
26,2%
24,9%
24,5%
24,5%
Patrimonio consolidado incluidos minoritarios (millones de euros)
8.761
11.453
10.728
10.830
9.331
Ratio de Capital Tangible
1,7%
2,2%
1,9%
1,8%
1,5%
Core Tier 1 / activos tangibles
2,5%
3,2%
3,0%
2,9%
2,8%
Ratio de Capital Tangible / Core Tier 1 capital ratio
16,5%
17,7%
15,7%
15,6%
13,6%
Fuente: Elaboración propia a partir de información de CreditSights.
De lo anterior, se deduce: en lo relativo al Ratio de Capital Tangible, de 100 € de activos totales con riesgos ponderados Dexia disponía de 1,9 € de Capital Ordinario Tangible a 31-12-2010 (1,7% seis meses después). Lo impactante no es la evolución de este coeficiente, sino su cuantía, pues era a todas luces reducido en referencia a la media del sector europeo (4% de media) o americano (en una franja de 6% a 7% de media). También es fundamental, analizar la relación Ratio de Capital Tangible / Core Tier 1 Capital Ratio puesto que a 30/06/2011, representaba un 16,5%, lo cual se traducía en un escaso nivel de capital de máxima calidad en la totalidad de sus recursos propios considerados por la EBA para la ejecución de los Test de Estrés. Por último, a 30 de septiembre de 2011 cabe mencionar otros datos que ponen de relevancia la debilidad de la entidad financiera analizada y la insuficiencia de los ratios de solvencia usados Dexia (2011 a). A esa fecha, el balance de la entidad, de 412.000.000.000 €, sólo estaba respaldado por un patrimonio neto de 1.100.000.000 €. Sin embargo el cálculo de Core Tier 1 a la misma fecha mostraba un resultado de 7.800.000.000 €, esto es un 9,9%.
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5. Nuevos requerimientos de capital del sistema bancario español Con fecha 26 de octubre del año 2011, la EBA, siguiendo el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo sobre el plan de recapitalización de la banca europea publicó las cifras de Core Tier 1 necesarias para que el sector bancario español afectado alcance el 9% de umbral fijado por aquel organismo. El sector tiene como fecha límite para obtener las cifras fijadas el 30 de junio del año 2012. La cifra total ascendió a 26.162.000.000 €. No obstante, hay que tener muy presente que la anterior cifra tuvo un carácter provisional puesto que el cálculo final se matizó con fecha 8 de diciembre, ascendiendo el cálculo definitivo, para el conjunto de las cinco entidades españolas afectadas a 26.171.000.000 €, cifra esta que recoge la, exposición a la deuda soberana de las entidades incluidas en el ejercicio a fecha 30 de septiembre de 2011. 6. Consecuencias macroeconómicas de los nuevos requeriminentos de capital La decisión de la EBA de anticipar lo establecido por las recomendaciones de Basilea III y aplicarlo antes de junio del año 2012, tiene serios visos de dar como resultado escenarios adversos para las economías europeas. Para cubrir las necesidades estimadas por el supervisor europeo, para el caso particular de España, tal y como se ha desarrollado en el punto anterior, la recapitalización cifrada por aquel organismo, era inicialmente de en 26.162.000.000 millones de € para los cinco bancos afectados. Según un estudio de Barclays Capital, esta cifra supondría una trasposición del Core Tier 1 a los activos ponderados por riesgo de mas de 290.000.000.000 €. Se adjunta el cuadro 7 que ilustra dicho estudio. El mismo estudio cifra en 727.000.000.000 € los activos totales afectados por la conversión citada en el párrafo anterior. En todo caso, según las propias entidades bancarias afectadas, habría que considerar que las necesidades netas de capital, ascenderían a 15.871.000.000 € tras computar la deuda convertible, lo cual supondría según el estudio citado, unos 433.000.000.000 € los activos que las entidades españolas tendrían que enajenar en el hipotético caso que no generaran capital suficiente. Esta última cifra supondría en torno a un 40 % del PIB de España y un 12 % de los activos del sistema financiero español en su conjunto.
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Cuatro 7 Incidencia macroeconómica de los requerimientos de capital de la EBA País Chipre Grecia Portugal España Bélgica Austria Italia Eslovenia Francia Norruega Suecia Alemania Dinamarca Totales
Esimación de Trasposición del Estimación de recapitalización Core Tier 1 a Riesgo de la EBA RWA Ponderado (*) 3.587 30.000 7.804 26.162 4.143 2.938 14.771 297 8.844 1.312 1.358 5.184 47 106.447
39.856 333.333 86.711 290.678 46.033 32.644 164.122 3.300 98.267 14.578 15.100 57.600 522 1.182.744
99.639 833.333 216.778 726.694 115.083 81.611 410.306 8.250 245.667 36.444 37.750 144.000 1.306 2.956.861
% PIB 571% 362% 126% 68% 33% 29% 26% 23% 13% 11% 10% 6% 1% 33%
% de activos del sistema financiero 73% 170% 38% 20% 10% 8% 10% 16% 3% 5% 3% 2% 0% 10%
Cifras absolutas en millones de euros. (*) En torno al 40% de los activos. Fuente: Elaboración propia a partir de información de Barclays Capital.
7. Conclusiones Del estudio de la normativa y de los datos económicos analizados, se puede concluir que la normalización y supervisión europea busca el fortalecimiento de las bases del sistema europeo y trata de implementar una mejora en la estabilidad financiera regional. Así mismo, persigue la incentivación de la puesta en marcha de nuevos estándares de liquidez y trata de evitar incrementos así como acumulación de apalancamiento de los bancos. Lo anterior no quita que la aplicación de las pruebas de resistencia ha podido haber adolecido de cierta laxitud en las siguientes cuestiones: – Algunos grupos de presión del sector han argumentado que dada la diversidad del sector, el Coeficiente Mínimo de Capital Total no es aplicable homogéneamente a todas ellas. – Se puede afirmar que existen ciertas lagunas en cuanto a la consideración elementos tales como los activos diferidos así como el descuento sobre las participaciones financieras en aseguradoras.
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– Es un hecho que por la diversidad de las normativas y supervisiones de los sistemas bancarios domésticos de cada país, existen ciertas divergencias en cuanto a áreas tales como acciones preferentes o provisiones anticíclicas. – Preponderancia de la EBA del Core Tier 1 sin considerar otros coeficientes de solvencia muy habituales en este sector, como el capital tangible. – Criterio de valoración seguido por la EBA de la deuda soberana en los balances de las entidades bancarias, tomando como base su valor razonable y no haberlo actualizado a su valor de mercado en el momento de las estimaciones iniciales. Desde la puesta en marcha de la supervisión bancaria a nivel internacional con el nacimiento del Comité de Supervisión de Basilea en febrero de 1974 hasta la fecha, se puede observar (punto 3.1 del presente estudio) una disminución importante del % del Patrimonio Neto del sistema financiero español, tomando como referencia los datos de 2000 era del 7,05%, a 5,62% en el año 2010 (6,40% con la ampliación de capital inicial proyectada). Considerando que el Patrimonio Neto configura o debe de configurar una franja de seguridad para los acreedores en general, se puede afirmar que este criterio básico de solvencia se ha deteriorado. Por tanto, toda ingeniería financiera que la EBA proponga, lo hace sobre un Patrimonio Neto que evidentemente es insuficiente. A pesar de lo analizado por la EBA en lo concerniente a la deuda soberana y su incidencia en la solvencia de las entidades financieras, considero que las autoridades supervisoras no han abordado suficientemente la interrelación existente entre la capacidad del sector bancario para financiarse y el riesgo asociado a la deuda pública. Esta cuestión, sin duda alguna, ha sido un factor detonante del estado en que se encuentra en la actualidad parte del sistema crediticio español. En este sentido, los siguientes canales de transmisión de la crisis de la deuda soberana han impactado en la capacidad de obtener financiación por parte de las entidades financieras: – Financiación mediante colateral de efectivo. – Ratings de la deuda soberana y de los bancos. – Efecto de la deuda soberana garantizada en la financiación bancaria. – Canales internacionales de transmisión. – Incremento de la aversión al riesgo. – Impacto de los ingresos no intereses.
PRUEBAS DE RESISTENCIA DEL SISTEMA FINANCIERO EUROPEO: RETROSPECTIVA ...
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– Efecto expulsión en el sector bancario por emisión de deuda soberana. – Riesgo de crédito: estrategia hedging de exposición de la deuda soberana con el índice iTraxx. Con respecto a lo anterior, esta interconexión afecta la situación macroeconómica a nivel internacional, la cual, se situará en un entorno de alto endeudamiento de los tesoros públicos que sin duda alguna presionará al alza a los tipos de interés. Los déficits elevados derivados de los planes anticrisis hay que financiarlos y la demanda de recursos a los mercados de capitales para financiar deuda pública será muy relevante en los años venideros. No es un escenario fácil y las entidades que no sepan responder a estos retos desaparecerán o serán absorbidas por instituciones más eficientes (Lamothe, 2009). Para concluir, los riesgos asociados al elevado endeudamiento público de las economías desarrolladas no son nuevos. Según estudios de la Comisión Europea10, la Deuda puede llegar en 2020 al 200% en Irlanda, 180% en UK, 120% en UE (61% en el año 2009), al 115% en España. Con este panorama, cabe preguntarse: ¿Tendremos que rebajar el Estado de bienestar para enfrentarnos al envejecimiento, desempleo, sanidad, pensiones, …, que viene? ¿Tendremos que aceptar como inevitable la transformación del Estado social en un Estado asistencial? (Fernández, 2009). Bibliografía citada ALFARO, R. y DREHMANN, M. (2009): “Macro stress tests and crises: What can we learn?”, BIS Quarterly Review, December, pp. 29-41. BORIO, C. y DREHMANN, M. (2011): “Towards an operational framework for financial stability: ‘Fuzzy’ measurement and its consequences”, in Financial stability, monetary policy and central banking, Central Bank of Chile. CALVO, J. (2010): Manual del Sistema Financiero Español. Editorial Ariel Economía. 22ª Edición, Madrid, pp. 255-256. DREHMANN, M.; PATTON, A. y SORENSEN, S. (2007): “Non-linearities and stress testing”, in Risk measurement and systemic risk, Proceedings of the fourth joint central bank research conference, ECB, pp. 281-308. FERNÁNDEZ, M. (2009): “La crisis y el Sistema Financiero”. Boletín de Estudios Económicos, Vol. LXIV - N.º 198 - Diciembre, pp. 419-440.
10 Comisión Europea, Sustainability Report 2009, Septiembre 09 http://ec.europa.eu/economy_finance/publications/publication15998_en.pdf
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JOSÉ RAMÓN MILLÁN DE LA LASTRA
JUSELIUS, M. y KIM, M. (2011): “Sustainable financial obligations and crisis cycles”, Helsinki Economic Centre of Research Discussion Papers, 313, pp. 14-20. LAMOTHE, P. (2009): “Las consecuencias de la crisis en el Sector Financiero español. Especial referencia a las Cajas de Ahorro”. Boletín de Estudios Económicos, Vol. LXIV - N.º 198 - Diciembre, pp. 399-418. MARTÍN, J.L. y TÉLLEZ, C. (2009): “La regulación y supervisión del Sistema Financiero ante la crisis económica”, Boletín de Estudios Económicos, Vol. LXIV - N.º 198 - Diciembre, pp. 441-468. TAMAMES, R. (1996): Estructura Económica de España. (23ª. Edición) Alianza Universal, Madrid, pp. 246. Websites consultadas: COMISION EUROPEA (2009): Sustainability Report 2009, Septiembre 09. http://ec.europa.eu/economy_finance/publications/publication15998_en.pdf CREDITSIGHTS (2011): Euro Bank Capital Model: Recapitalisation Recap. https://www.creditsights.com/csnext/_hpc/_190/119845.htm. DEXIA (2011): Shareholder/Investor. http://www.dexia.com/EN/shareholder_investor/Pages/default.aspx EBA (2011): Additional guidance to the methodological note.pdf; http://stresstest.eba.europa.eu/pdf/Additional+guidance+to+the+methodological+note.pdf; pp. 7. EBA (2011 a): 2011 EU-wide stress test results. http://www.eba.europa.eu/EU-wide-stress-testing/2011/2011-EU-wide-stresstest-results.aspx; EBA (2011 b): Additional guidance to the methodological note.pdf; http://stresstest.eba.europa.eu/pdf/Additional+guidance+to+the+methodological+note.pdf; pp. 6 y 7. EBA (2011 c): Stress Test Summary_Report. http://stress-test.eba.europa.eu/pdf/EBA_ST_2011_Summary_Report_v6.pdf; pp. 39. EBA (2011 d): Stress Test Summary_Report. http://stress-test.eba.europa.eu/pdf/bank/BE004.pdf; pp. 39. IASB (2008): Financial Instruments. Recognition and Measurement and IFRS 7 Financial Instruments: Disclosures. http://www.iasb.org/NR/rdonlyres/BE8B72FB-B7B8-49D9-95A3CE2BDCFB915F/0/AmdmentsIAS39andIFRS7.pdf MEMORIAS DE SUPERVISIÓN BANCARIA DEL BANCO DE ESPAÑA (2007 a 2010): Memoria de la Supervisión Bancaria en España 2010. http://www.bde.es/webbde/Secciones/Publicaciones/PublicacionesAnuales/Me moriaSupervisionBancaria/10/MSB2010_completa_Internet.pdf. pp. 114.
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RESUMEN Los Test de Estrés son realizados por los supervisores nacionales, el Banco de España en el caso español, y hasta el 31 de diciembre del año 2010 también por el Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS). Estas iniciativas no son más que simulaciones hechas sobre el papel acerca de la capacidad de los bancos y cajas para enfrentarse a un deterioro general de la economía y algunas de sus secuelas como un aumento del desempleo, el impago de créditos y la devaluación de sus inversiones. Palabras clave: Banca, Autoridad Bancaria Europea, capital, solvencia. SUMMARY The Stress Tests are conducted by national supervisors - in Spain’s case, the Bank of Spain and up to 31st December 2010 were also carried out by the Committee of European Banking Supervisors (CEBS). These initiatives amount to mere simulations on paper about the capacity of banks and savings banks to deal with a generalised slump in the economy and some of its consequences, such as increased unemployment, credit default and devaluation of their investments. Keywords: Banking, European Banking Authority, capital, solvency.
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Vol. LXVII - N.º 206 - Agosto 2012 (Páginas 431-435)
BIBLIOGRAFIA RESEÑAS DE LIBROS Durán Herrera, Juan José (coordinador): Diccionario de Finanzas. Ecobook-Editorial del Economista, c/Cristo, 3. 28015-Madrid. 2011. 309 págs. El Diccionario de Finanzas que nos ocupa, forma parte de una obra más general: “Diccionario de Economía y Empresa”, dirigida por el profesor Miguel Ángel Galindo Martín. Esta obra esta compuesta por 9 volúmenes referidos a los campos más importantes de la economía y de la administración de empresas. Cada volumen cuenta con un profesor coordinador. En el caso del Diccionario de Finanzas, la experta mano coordinadora del profesor Juan José Durán, ha conseguido llevar a buen término la colaboración de los diferentes profesores que en esta obra han participado. El que todos ellos sean muy buenos profesionales y que además pertenezcan al campo de la docencia, se pone de manifiesto en su capacidad de resumen, y hace que nos encontremos ante una obra de gran claridad y sumamente práctica. El lector se puede acercar a ella con la casi seguridad de que su duda será resuelta. Cada término lleva las siglas del autor que lo ha realizado, y al comienzo de la obra aparece un listado con los diferentes colaboradores, la universidad a la que pertenecen y su sigla correspondiente. El alcance y contenido de las “entradas”, voces o términos, incluidos en este Diccionario, configuran un texto que agrupa conceptos vinculados a lo que hoy entendemos por “Finanzas” en la doble vertiente acuñada en la literatura: de Empresa y de Mercados. Dado que la valoración de activos representa uno de los ejes principales de las Finanzas, tanto de empresa como de mercado, el concepto de valor, su dimensión temporal y fundamentos para la generación de resultados completan las ideas en que se basan los términos definidos en este Diccionario. Es de agradecer el que, a lo largo de las diferentes páginas, se hacen referencias a los términos que tratan sobre un mismo tema, lo que facilita al lector el sacar una idea bastante completa sobre el contenido del término que se ha acercado a consultar. En resumen, nos encontramos ante una obra de interés no sólo para los financieros, o para los entendidos del mundo de las finanzas, sino también, y muy principalmente, para el lector que quiera aclarar conceptos en un campo que cada día todos manejamos más y en el que conviene tener las nociones claras. Muy buena obra de consulta. Mª Dolores Revuelta
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BIBLIOGRAFIA
Llop, Rubén; García-Arrizabalaga, Iñaki: Transformando crisis empresariales. Kit-Book, Servicios Editoriales. C/Mallorca, 144-1º-2ª. 08036-Barcelona. 2011. 213 págs. En este trabajo se presenta cómo las situaciones de cambios profundos y/o crisis empresariales pueden convertirse en una oportunidad para hacer crecer las organizaciones y crear una cultura empresarial que permita adaptarse a las nuevas situaciones de una manera eficiente y competitiva. Si se crea un clima interno en el que se pueda conjugar el conocimiento existente en la organización con nuevas prácticas de gestión por procesos, de trabajo en equipo y de dirección por valores, el colectivo humano que conforma la organización puede generar nuevo conocimiento y nuevos hábitos que se constituyan en una ventaja competitiva frente a un entorno cambiante y exigente. Desde el punto de vista conceptual en el libro se propone un modelo que rompe de algún modo los principios básicos de la formulación estratégica. Habitualmente, al hablar de planificación o dirección estratégica, se plantean escenarios estables y períodos largos, se recurre a un gran elenco de criterios y técnicas de gestión y se define un futuro y unos planes de ejecución para alcanzarlo. Por el contrario, los ejecutivos se encuentran sometidos a cambios cada vez mayores, más bruscos y que aparecen en plazos de tiempo cada vez más cortos. No disponen de plazos largos ni de escenarios estables y la inmediatez en la toma de decisiones resulta clave. En estas situaciones de gestión de cambio y/o crisis (las más habituales hoy en día) se ignora, habitualmente, la idea de la ventaja competitiva (posiblemente dando por supuesto que es inexistente), se asume que lo importante (y necesario) es sobrevivir y que sólo tras la implantación de cambios drásticos se generarán las condiciones para tratar de crear dicha ventaja competitiva. Sin embargo, en el trabajo que se presenta en este libro, la creación de una ventaja competitiva consiste en el aprendizaje permanente, la gestión por proyectos, el trabajo en equipos multidisciplinares, la adaptación a nuevas circunstancias y, todo ello, basado en una dirección por valores. Esta propuesta de gestión y liderazgo es un elemento central de la gestión del cambio y de la crisis, integrando la perspectiva a largo plazo sin, por ello, renunciar a los plazos de tiempo breves que exigen las crisis. La principal conclusión de este trabajo es que las empresas, sometidas de manera cíclica a crisis y cambios cada vez más profundos y en períodos cada vez más cortos de tiempo, tienen, en estos procesos, una oportunidad única de modificar la cultura de la compañía mediante una dirección por valores que se aplique al conocimiento existente y a la generación de nuevo conocimiento, mediante el trabajo en equipos multidisciplinares y la aplicación de la gestión lean a los procesos clave que afectan a sus grupos de interés. Con ello, podría crearse una ventaja competitiva sostenible que, aunque no siempre se demostrará suficiente para la supervivencia de las empresas estudiadas, sí se ha demostrado necesaria y conveniente en los casos estudiados que han alcanzado el éxito. José Manuel Gil Vegas Mourelle Espasandín, Estefanía: Las importaciones y el ciclo económico en España. Un enfoque no lineal basado en modelos con transición suave. Consejo Económico y Social. Huertas, 73. 28014-Madrid. 2010. 247 págs.
BIBLIOGRAFIA
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Un doble objetivo preside esta investigación. Primero, verificar si las importaciones de bienes en España siguen un comportamiento cíclico asimétrico, y si tal asimetría induce un comportamiento no lineal. En segundo término, se trata de investigar la forma funcional de la especificación no lineal. La relevancia de la investigación deriva de: 1) La creciente importancia del comercio exterior como papel de desarrollo de la economía global y de la actividad económica de la mayor parte de los países. En el caso de España, el peso de las importaciones de bienes y servicios ha sido progresivo a lo largo del periodo de estudio, tanto por la creciente apertura externa de nuestra economía, como por el peso también creciente del comercio intraindustrial; 2) Las investigaciones aplicadas realizadas sobre la relación entre comercio exterior y crecimiento económico, se han volcado en el estudio de las exportaciones y su impacto sobre el crecimiento, y generalmente con un enfoque lineal. Sólo recientemente se han llevado a cabo investigaciones del comportamiento no lineal de distintas variables económicas, de cuya relación es patente la ausencia del estudio de las importaciones. Esta ausencia es la motivación del trabajo, cuyo propósito es llenar el referido vacío existente en la literatura sobre la relación entre comercio exterior y crecimiento económico. El alcance de la investigación se ciñe a las importaciones españolas de bienes (exclusión hecha de los servicios) del periodo final de los años 1980 hasta la actualidad. El estudio permite concluir que las importaciones españolas de bienes adoptan un comportamiento no lineal asociado a las asimetrías cíclicas de la actividad económica. Ello constituye una singular contribución al conocimiento de las importaciones como motor de crecimiento y gestión del sector exterior, al tiempo que ha permitido utilizar un novedoso y complejo tratamiento econométrico exigido por la modelización no lineal. Carlos Alvarado
OTRAS PUBLICACIONES RECIBIDAS Calvo Gallego, Francisco Javier; Rodríguez-Piñero Royo, Miguel: Colocación y Servicios de empleo. Consejo Económico y Social. Huertas, 73. 28014-Madrid. 2011. 510 págs. Carrasco, Raquel; Jimeno, Juan F.; Ortega, A. Carolina: Accounting for changes in the spanish wage distribution: the role of employment composition effects. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 32 págs. Catalán, Jordi; Miranda, José Antonio; Ramón-Muñoz, Ramón: Distritos y clusters en la Europa del Sur. LID Editorial, S.L. Sopelana, 22. 28023-Madrid. 2011. 488 págs. Cleghorn, Patricia: Cómo creer en uno mismo (de una vez por todas). Ediciones RobinBook, S.L. Industria, 11. (Pol. Ind. Buvisa). 08329-Teià (Barcelona). 2012. 192 págs. Gómez Gras, José María; Fuentes Fuentes, María del Mar; Batista Canino, Rosa María; Hernández Mogollón, Ricardo: Manual de Casos sobre creación de empresas en
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BIBLIOGRAFIA
España. McGraw-Hill/Interamericana de España, S.L. Edificio Valrealty, 1ª planta. Basauri, 17. 28023-Aravaca (Madrid). 2011. 270 págs. Hernández de Cos, Pablo; Moral-Benito, Enrique: Eficiencia y regulación en el gasto sanitario en los países de la OCDE. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 38 págs. Hernández de Cos, Pablo; Izquierdo, Mario; Urtasun, Alberto: Una estimación del crecimiento potencial de la economía española. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 42 págs. Hospido, Laura: Estimating non-linear models with multiple fixed effects: a computational note. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 26 págs. Hurtado, Samuel; Fernández, Elena; Ortega, Eva; Urtasun, Alberto: Nueva actualización del modelo trimestral del Banco de España. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 40 págs. Jimeno, Juan F.; Thomas, Carlos: Collective bargaining, firm heterogeneity and unemployment. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 38 págs. Maravall Herrero, Agustín; Pérez Cañete, Domingo: Applying and interpreting modelbased seasonal adjustment. The euro-area industrial production series. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 46 págs. Moral-Benito, Enrique: Model averaging in economics. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 50 págs. Moral-Benito, Enrique; Bartolucci, Cristian: Income and democracy: revisiting the evidence. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 28 págs. Moro, Alessio; Nuño, Galo: Does TFP dive housing prices? A growth accounting exercise for four countries. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 18 págs. Nakov, Antón; Nuño, Galo: A general equilibrium model of the oil market. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 38 págs. Nakov, Antón; Nuño, Galo: Learning from experience in the stock market. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 44 págs. Nakov, Antón; Thomas, Carlos: Optimal monetary policy with state-dependent pricing. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 36 págs. Nuño, Galo; Tedde, Pedro; Moro, Alessio: Money dynamics with multiple banks of issue: evidence from Spain 1856-1874. Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 42 págs.
BIBLIOGRAFIA
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Pérez, Daniel; Salas-Fumás, Vicente; Saurina, Jesús: Do dynamic provisions reduce income smoothing using loan loss provisions? Banco de España. Unidad de Publicaciones. Alcalá, 522. 28027-Madrid. 2011. 32 págs. Revista del Instituto de Estudios Económicos, No. 2. Marco institucional y crecimiento económico. Instituto de Estudios Económicos. Castelló, 128-6ª planta. 28006Madrid. 2011.
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ESTUDIOS DE DEUSTO Revista de la Universidad de Deusto Director: Ignacio M.ª Beobide
VOL. 59/2
JULIO-DICIEMBRE
2011
SUMARIO ESTUDIOS
Págs.
José Andrés Álvarez Patallo, El origen y desarrollo de la Seguridad Social: una perspectiva materialista.........................................................................
13
José Antonio Estrada Marún, El retraso en la designación parlamentaria de magistrados constitucionales. Esbozo de una propuesta de solución..........
63
Mercedes Iglesias Bárez, La participación política de los extranjeros en las Elecciones Locales del 22 de mayo de 2011. Una reflexión crítica sobre un intento fallido de democracia inclusiva ..................................................
95
Pedro J. Tenorio Sánchez, El tribunal constitucional, la cláusula del Estado social, los derechos sociales y el derecho a un mínimo vital digno en la República Federal Alemana .........................................................................
127
Manuel Terol Becerra, Aproximación al contenido de un derecho constitucional al medio ambiente...................................................................................
169
Manuel María Zorrilla Ruiz, Difusión extrajudicial del Derecho justo frente al reto del achicamiento del mundo .............................................................
209
NOTAS Mosiés Barrio Andrés, La necesaria puesta al día del régimen de la modificiación de la obligación en el Código civil español ....................................
239
Manuel Díaz Martínez, La dudosa constitucionalidad de la regulación legal de las medidas limitativas de derechos fundamentales del deudor en el proceso concursal .........................................................................................
259
JURISPRUDENCIA Aranzazu Pérez Moriones, Junta universal y orden público (a propósito de la Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de abril de 2010) ............................
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RECENSIÓN Alberto Oehling De Los Reyes, La dignidad de la persona, por José Mª Coello de Portugal ........................................................................................
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Relación de títulos publicados en el
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Nuevas tendencias en Marketing (N.º 171, Diciembre 2000). Gestionar Recursos y Capacidades (N.º 172, Abril 2001). Nueva Economia (N.º 173, Agosto 2001). Personas y empresa (N.º 174, Diciembre 2001). Panorama de la Macroeconomía (N.º 175, Abril 2002). Reflexiones para la gestión empresarial (N.º 176, Agosto 2002). Empresa Familiar (N.º 177, Diciembre 2002). Información Contable y Globalización: la respuesta de la Unión Europea (N.º 178, Abril 2003). Logística (N.º 179, Agosto 2003). Conocimiento e intangibles en un entorno global (N.º 180, Diciembre 2003). Ampliación de la Unión Europea (N.º 181, Abril 2004). El gobierno de la empresa (Nº. 182, Agosto 2004). Dirección de personas en las organizaciones (N.º 183, Diciembre 2004). Orientación al mercado y orientación al cliente (N.º 184, Abril 2005). Apuntes sobre Internacionalización (N.º 185, Agosto 2005). Innovación y nuevas oportunidades de negocio (N.º 186, Diciembre 2005). El futuro de las pensiones (N.º 187, Abril 2006). Consideraciones sobre el fenómeno migratorio (N.º 188, Agosto 2006). Emprendedores (N.º 189, Diciembre 2006). América Latina. Reflexiones sobre su realidad y retos de futuro (N.º 190, Abril 2007). Economía industrial (N.º 191, Agosto 2007). El reto de la globalización y su impacto en la econmía vasca (N.º 192, Diciembre 2007). La internacionalización de la empresa (N.º 193, Abril 2008). Algunas reflexiones sobre recientes normativas y su impacto en la actividad empresarial (N.º 194, Agosto 2008). Compromiso empresarial con el desarrollo sostenible (N.º 195, Diciembre 2008). Relaciones Laborales (N.º 196, Abril 2009). Comunicación y transparencia: algunas posibilidades (N.º 197, Agosto 2009). Reflexiones tras dos años de crísis económica y financiera (N.º 198, Diciembre 2009). Algunas novedades en finanzas (N.º 199, Abril 2010). Economía sostenible (N.º 200, Agosto 2010). Política fiscal y concierto económico frente a la crisis (N.º 201, Diciembre 2010). Gestión del riesgo (N.º 202, Abril 2011). La gestión de personas (N.º 203, Agosto 2011). Diferentes economías, diferentes problemas (N.º 204, Diciembre 2011). Emprender (N.º 205, Abril 2012) Precios de suscripción: España: 39,50 €. Extranjero: 45 €. Números sueltos y atrasados: 1.ª serie: Números 1 al 45: 17 €. 2.ª serie: Números 46 en adelante: 20,50 €. Tarifa de estudiante: 25% de descuento. Dirija la correspondencia al: BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS Universidad Comercial de Deusto Teléfono 94 445 63 45 - 94 445 22 12 - Fax 94 445 72 54 Apartado 20044 - 48080 BILBAO (España) E-mail: boletin.lacomercial@deusto.es
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Consejo de Redacción
BOLETIN DE ESTUDIOS ECONOMICOS
Iñaki Arechabaleta Torróntegui Ramón Benguría Inchaurtieta Ricardo Calle Saiz Juan J. Echeberría Monteberría Antonio Freije Uriarte Jesús Lobo Aleu Ricardo López Alvarez Víctor M. Menéndez Millán José Angel Sánchez Asiaín José Luis Sanchís Armelles
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Comité de Dirección Fernando Gómez-Bezares Susana Rodríguez Vidarte
Secretaria Gabriela Mateos Varas
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El Boletín de Estudios Económicos es una publicación de la «Asociación de Licenciados en Ciencias Económicas por la Universidad Comercial de Deusto». Esta Asociación se creó en 1922, y publica el Boletín ininterrumpidamente, desde 1942. Cada volumen anual, de alrededor de 600 páginas, se divide en tres números (abril, agosto y diciembre). Los artículos solicitados se aceptan en español e inglés. Su objetivo es la publicación de trabajos originales de economía teórica y aplicada, especialmente dedicada a los problemas de la Empresa. Al primer autor del artículo se le entregan 50 separatas del mismo y 3 ejemplares de la revista. El indice de la revista y los resúmenes aparecen en Internet: (http://www.lacomercial.deusto.es/). También puede consultarse en: Latindex; AEDEM-Bibliométrica; CSIC-CINDOC; Econlit; DICE, etc. Todos los artículos publicados en el Boletín de Estudios Económicos, han sido escritos expresamente para el mismo, y no pueden ser reproducidos, total ni parcialmente, sin citar su procedencia. Si están interesados en alguna reproducción, dirijanse a la dirección de la revista.
Publicación impresa en papel ecológico. I.S.S.N.: 0006-6249 Dep. Legal: BI 959-1958
Boletín de Estudios Económicos
Boletín de Estudios Económicos
Agosto 2012
Editado por la Asociación de Licenciados Universidad Comercial de Deusto
Vol. LXVII Agosto 2012 Núm. 206
Finanzas éticas y alternativas Alternativas de financiación a través de internet en periodos de racionamiento de crédito: ¿desintermediación o reintermediación? Manuel Monjas Barroso Página 247 Fundamentos antropológicos de la ética de las finanzas Raúl González Fabre Página 267 Análisis de los perfiles y desafíos de la banca ética desde la experiencia del proyecto Fiare Pedro M. Sasia y Juan Garibi Página 289 Ética del sistema financiero Jaime Loring Miró Página 311
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Más allá de la responsabilidad social en los mercados financieros: las finanzas sociales como reflexión ética singular Javier Ibáñez Jiménez, Antonio Partal Ureña y Pilar Gómez Fernández-Aguado Página 349 Finanzas productivas para la inclusión y el desarrollo Manuel Méndez del Río Piovich Página 365 TEMAS LIBRES Fórmulas de colaboración publico-privada: una visión panorámica Gorka López González Página 395
Pruebas de resistencia del sistema financiero europeo: retrospectiva del año 2011 José Ramón Millán de la Lastra Página 409 Bibliografía Página 431