Prohibido olvidar
Escuadrones ad, id n u p im e d s e n ti o m ti an
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FOLIOS DE IMPUNIDAD FOLIOS DE IMPUNIDAD Caso N°. 5 Caso N°. 3
Eliminando sueños: La justicia como extensión del autoritarismo Señor Comandante: Jhonny Silva Aranguren
¡Sírvase felicitarlos!
FOLIOS DE IMPUNIDAD caso nº 5 Eliminando sueños: La justicia como extensión del autoritarismo Jhonny Silva Aranguren © Red de Defensores de Derechos Humanos de Colombia © Corporación Sembrar © Asociación para la Investigación y Acción Social NOMADESC ISBN: 978-958-98221-5-9 Se permite la copia, ya sea de uno o más artículos completos de esta obra o del conjunto de la edición, en cualquier formato, mecánico, digital, siempre y cuando no se modifique el contenido de los textos, se respete su autoría y esta nota se mantenga. Edición Equipo de investigación dhColombia Asociación Nomadesc Diagramación e impresión Editorial Gente Nueva Financiado por: Fondo Sueco-Noruego de Cooperación con la Sociedad Civil Colombiana FOS-COLOMBIA Los análisis y opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente las opiniones de quienes apoyan esta publicación. Bogotá, Colombia 2014
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La serie Folios de Impunidad reúne un conjunto de publicaciones con las cuales la Corporación SEMBRAR a partir del Grupo de Apoyo Jurídico sobre violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad -dhColombia, busca divulgar los efectos de las decisiones judiciales en varias víctimas que han acudido a la justicia desde su calidad de titulares de derechos para que sus casos no se queden en la impunidad. Se trata de personas, en su mayoría pobres, afectadas por hechos extremos de violencia que han cambiado de manera definitiva su vida y su sensibilidad. La gran mayoría de estas víctimas son el resultado de planes orquestados, y testimonian desde su memoria lo vivido, pero también una lucha por el acceso a la justicia. Sin embargo, en muchos de los folios de estos procesos se quedó guardada la verdad y la justicia, y continúan en la impunidad.
Presentación
JHONNY SILVA ARANGUREN cursaba quinto semestre de química en la Universidad del Valle en el año 2005 y vivía con sus padres, Wilman Silva Betancourt y Eneried Aranguren y con su hermana Jenny Silva Aranguren, con quienes mantenía una estrecha relación afectiva. Sus padres estaban vinculados laboralmente a una pequeña empresa de muebles y trabajan con ahínco para pagar los estudios de sus hijos y ofrecerles el mejor bienestar posible. Eran tiempos de protestas y ellos están imbuidos en sus propias necesidades, ajenos a las reivindicaciones de los movimientos sociales apoyados con mucho empeño por los estudiantes desde los claustros universitarios. La infancia de Jhonny había sido tranquila y cariñosa, se había destacado por ser un niño muy activo e inteligente, desde muy pequeño le gusto el estudio, curso bachillerato en el colegio INEM, donde lo apodaron el “Científico”, lo que quizá le marcó para definir su vida universitaria. Era un joven comprometido con sus estudios y con una enorme facilidad de aprendizaje, algo así como un pequeño genio en potencia. La ilusión de sus padres era verlo estudiando una carrera en la Universidad del Valle y construyendo desde allí su futuro profesional, para ello se preparó con entrega y cumplió este sueño. Sin embargo, cuando estaba casi en la mitad de sus estudios, el 22 de septiembre de 2005, la familia recibió una dolorosa noticia, Jhonny a sus 21 años de edad había muerto a manos de la Policía en el interior de la Universidad del Valle. Este sin duda alguna, se constituyó en un hecho de brutalidad policial1. Como este son “cientos” los casos de efectivos de la Policía y del ESMAD que haciendo uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes indefensos terminan propiciando lesiones personales o, lo que es peor aún, causado la muerte a quienes simplemente levantan sus voces y sus rostros en defensa de sus derechos. 1 Es una grave violación al derecho a la protesta y a la libertad de expresión protegida por la Constitución Política de Colombia en el artículo 38 y siguientes. Así como, en los artículos IV de la Declaración Americana de los Derechos y 13 de la Convención Americana. Al derecho de Asociación contenido en el artículo 22 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el parágrafo 1, el artículo 11 del Convenio Europeo de Derechos Humanos; la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos en su artículo 10 párrafo primero; el artículo 22 de la Declaración Americana y, el artículo 16 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
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La Policía no sólo ha actuado de manera represiva sistemáticamente en contra de los manifestantes, sino que ha agredido a transeúntes, periodistas, adultos mayores, niños, mujeres, entre otros, que encuentre a su paso. La brutalidad policial que ha caracterizado la reacción estatal ante cualquier jornada de protesta ha significado graves violaciones de los derechos a la vida, integridad y libertad, entre otros. Situación preocupante en tanto el Estado colombiano niega la agresión y el uso de armas no permitidas y por el contrario, respalda y premia a sus funcionarios. En Colombia, desde la creación de los Escuadrones Móviles Antidisturbios ESMAD-, Mediante Directiva Transitoria #0205 del 24 de febrero de 1999 de la Policía, se han denunciado los constantes desmanes de la fuerza pública en por lo menos el 80% del territorio nacional. Múltiples registros fílmicos dan cuenta de esta brutalidad permanente. En varios casos han quedado grabadas las amenazas de los uniformados contra la población civil, no sólo se ve la violencia con la que reprimen, sino también el vandalismo que practican utilizando su poder. La identificación de estos cuerpos armados es difícil dado que no portan un número a la vista, no tienen placa y actúan casi que en una pública clandestinidad. Asimismo, se registra en las imágenes el porte de implementos y armas no permitidas para la labor que desarrollan, pese a las restricciones en el uso de ellas y de la fuerza, es comprobado incluso el uso de granadas lacrimógenas con municiones recalzadas (vainillas a las que se les introducen pólvora, canicas, vidrio), armas no convencionales prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario. Bogotá D.C., 16 de junio de 2014
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El crimen del 22 de septiembre
En septiembre del 2005 cientos de estudiantes de las universidades públicas se movilizaron en el marco de actividades promovidas por los movimientos sociales de Derechos Humanos. La comunidad universitaria reivindicaba particularmente el derecho a la educación, la autonomía universitaria y protestaban contra la reforma educativa, contra el tratado de libre Comercio – TLC-. Exigían derechos como estudiantes de la universidad frente al bienestar universitario, el servicio de salud y la calidad educativa. En consonancia la Universidad del Valle había programado varias actividades durante la semana. El jueves 22 de septiembre, varios lugares del campus universitario estaban copados de estudiantes deliberando animadamente en conversatorios y participando en varias actividades culturales, hacia la media tarde varios de ellos se dirigieron a una de las calles que bordean la universidad con el ánimo de explicar a los transeúntes los motivos de sus protestas, su mirada del país y su rechazo a tantas injusticias, especialmente las vividas en la capital del Valle y sus alrededores, tales como el intermitente suministro de agua potable en el Corregimiento de Villa Gorgona (municipio de Candelaria) y las persistentes agresiones de la fuerza pública y muchos otros atropellos.1 La Policía Metropolitana de Cali, traslado2 personal antimotines, vinculado al Escuadrón Móvil Antidisturbios -ESMAD-. Estos llevaron tanquetas y cerraron la vía Pasoancho y allí arremetieron durante toda la tarde contra los estudiantes utilizando bolillos y gases lacrimógenos. Uno de los trabajadores de la Universidad del Valle perteneciente al Comité de Derechos Humanos de Sintraunicol fue amenazado por uno de estos uniformados que estaba a cargo del troflay (arma empleada para el lanzamiento de gases lacrimogenos), y de manera intimidante advirtió “aquí tengo este [mostrandole el troflay] pero también tengo este [exhibiendo un arma de fuego que llevaba en la pretina debajo del uniforme]”, expresando además, “luego nos vemos y de ésta no se salva”. En otro costado de la universidad, los estudiantes que se encontraban en el plantón en la sede Meléndez, fueron sorprendidos por un escuadrón del ESMAD 1 Para el presidente del momento, Álvaro Uribe, la respuesta a toda protesta social debía ser la represión, legitimada en su política de seguridad democrática, la cual incluso- premiaba actuaciones de esta naturaleza. 2 Traslado irregular, ya que no se hizo una previa labor de control por parte de los mandos de dicha unidad operativa, a fin de evitar que llevaran consigo bienes u objetos diferentes a los de dotación oficial.
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cuando ingresaron al campus. Los uniformados habían entrado por la vía peatonal del costado noroccidental de la Universidad, rompiendo todo a su paso y sin autorización alguna de las directivas universitarias, violentando así la seguridad interna del claustro. En una reunión extraordinaria del Consejo Superior de la Universidad del Valle, el Gobernador Angelino Garzón, expresó su preocupación “porque no se haya consultado a las autoridades universitarias sobre el ingreso de la fuerza pública lo cual considera violatorio de la autonomía universitaria”.3 Y a la par, inexplicablemente en toda la sede universitaria, es suspendida la luz. Los efectivos del ESMAD con sus vestiduras negras y sus rostros ocultos por los cascos, teniendo pleno conocimiento del espacio donde actuaban y aprovechando la suspensión del fluido eléctrico en la universidad, hacia las 6:45 de la tarde decidieron moverse con rapidez hacia el sector de la biblioteca y la parte administrativa, destruyendo a su paso cuanta carpa y demás objetos encontraban. Los estudiantes al advertir esta presencia arrasadora y en total indefensión, corrieron desesperadamente en medio de la penumbra en búsqueda de salidas y puntos de refugio para librarse de la toxicidad de los gases lacrimógenos que sobre su humanidad habían sido lanzados de forma indiscriminada; en medio del pánico desatado por la fuerza pública los estudiantes Juan Pablo Aponte y Jairo Andrés Velásquez, fueron detenidos y conducidos a una tanqueta parqueada en las afueras de la Universidad, allí fueron amenazados, maltratados y torturados psicológicamente.4 El ESMAD continuó su desproporcional ataque contra los jóvenes estudiantes que sentían una angustia ciega ante la encerrona. El oscuro cuerpo armado se apostó en actitud ofensiva en la esquina ubicada entre la vía peatonal y el edificio de la administración, uno de los uniformados se ubicó con su dotación defensiva y a su lado otro efectivo se agazapó con su arma de fuego dirigida a la multitud. A unos cuantos metros en la biblioteca, nadie sabía con certeza qué estaba sucediendo afuera, el silencio del recinto se había interrumpido con sonido seco de los troflay. Jhonny Silva se levantó de su puesto de lectura, tomó sus libros, cargó su morral a cuestas y salió, el no participaba de la protesta, tenía además problemas de motricidad. A la salida de la biblioteca, se encontró con la universidad tomada por el ESMAD y los estudiantes corriendo despavoridos, intentó afanosamente –desde su limitación física- protegerse tras un árbol pero fue rápidamente alcanzado por un proyectil dirigido con exactitud que lo hirió en la espalda cerca al cráneo; intentó caminar -sin mucho aliento- nuevamente hacia el edificio de la biblioteca pero perdió la estabilidad y cayó al piso, varios estudiantes sorprendidos por los 3 Consejo Superior Universitario Universidad del Valle, Acta No 6, septiembre 23 de 2005. 4 La gorra fue entregada por parte de los estudiantes al Gobernador del Valle en desarrollo de una asamblea triestamentaria, siendo trasladada a la Fiscalía General de la Nación.
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dos disparos de arma de fuego corrieron para auxiliarlo y buscar al cuerpo de vigilancia de la universidad para que llamara una ambulancia, sin embargo esta tardo media hora, en parte porque la Policía le obstaculizó el paso. Entre tanto el ESMAD continuaba disparando gases de forma indiscriminada. La ambulancia se dirigió a la Clínica Valle de Lili, pero Jhonny llego sin vida. La Policía impidió el oportuno ingreso de la ambulancia al campus universitario y el tiempo no le alcanzó a Jhonny. Los estudiantes pedían que no se lanzaran más gases, que no disparan más, pero los uniformados respondían lanzando más gases lacrimógenos contra los jóvenes, un policía le propinó un golpe en el rostro a Germán Perdomo, ocasionándole lesiones graves y una incapacidad dictaminada por el Instituto de Medicina Legal.
Las trabas en el proceso Desde el inicio del proceso fueron constantes los inconvenientes y limitaciones para que avanzara con celeridad, la fiscalía no contribuyó de manera eficiente en la búsqueda de la justicia, por el contrario mantuvo una actitud que facilitaba la impunidad para los victimarios, opto por sesgar las investigaciones a delincuencia común, paramilitarismo, subversión e incluso, acciones de otros estudiantes. Los estudiantes, trabajadores y el personal de seguridad privada de la Universidad del Valle, rindieron declaraciones ante la Fiscalía 41 adscrita a la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario por más de un año, reiterando una y otra vez en sus testimonios la forma arrasadora como ingresaron los efectivos del Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD- a la Universidad del Valle, así como la responsabilidad policial en este crimen.
La arbitrariedad del ESMAD Respecto al ingreso del ESMAD a la Universidad del Valle hay varios testimonios que corroboran la arbitrariedad con que se tomaron las instalaciones del claustro y abrieron fuego. Germán Eduardo Perdomo Abello estudiante de este centro universitario recuerda así lo ocurrido el 22 de septiembre: “Había gente que corría desde el edificio de la administración hacia el lago, ahí escuche explosiones ya no de los gases lacrimógenos, sino disparos de arma de fuego, alcance a escuchar dos disparos y los estudiantes desesperados corrían y gritaban ¡están adentro!. Yo estoy próximo a llegar al kiosco de frutas, cuando veo que hay un grupo de estudiantes que se dirige hacia la administración (al
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lado de la oficina de matricula financiera y la esquina que da a la administración y el pasaje peatonal), también hay varios policías de uniforme negro, uno de ellos tiene un escudo antimotines. Yo corro hacia el sector donde están los árboles y en ese momento veo que en toda la esquina se esta juntando mucha gente y ahí gritan, hay un herido, hay un herido”.
El supervisor de seguridad de la empresa Grancolombiana de Seguridad Valle Ltda., elaboró y dirigió a la Jefa de Seguridad un memorando el 22 de septiembre de 2005 en el que expresó: “El jueves 22 de septiembre de 2005 alrededor de las 18:20 y las 18:48 horas ingresaron al interior del Campus Universitario, dañando el cerco que queda al lado de la peatonal No 2, un grupo numeroso de miembros del SMAD (sic), por la parte trasera del edifico 316 y 317 llegando al edificio 320, parte ingeniería y admón. Central (302) en enfrentamiento con grupo de personas. Durante esta situación se detecto una persona herida en el interior del campus universitario por los lados del edificio 301, lo cual procedí a constatar y observé a un grupo de personas que llevaban a la persona herida y que fue dejado al frente del puesto de frutas donde minutos más tarde fue trasladado a la clínica Valle de Lili en la ambulancia de la universidad y donde según el parte médico ingreso a la clínica sin vida y cuyo nombre es Johny Silva, estudiante química”.
El señor Silvio Gabriel Guevara, quien para el 22 de septiembre de 2005, se desempeñaba como parte del personal de vigilancia, con precisión relató: “A eso de la seis y veinte cinco de la tarde los estudiantes salen corriendo por la peatonal dos hacia el interior de la universidad gritando, que la policía se había entrado, en esos momentos yo miro hacia la peatonal y los veo adentro de la universidad a los policías, lo que no estoy muy seguro es que como desde el sitio donde yo me encontraba no se observa si ellos ingresaron directamente por la reja de la entrada peatonal dos o ingresaron por la cerca, si observo es que están adentro; entonces los estudiantes salen corriendo hacia el edificio de administración central, también número con el 301, yo me desplazo por la avenida Garcés hacia la caseta de frutas, cuando estoy ahí eran las seis y treinta y cinco o seis y cuarenta de la tarde, en ese momento los estudiantes que están en el edificio 301 corren en grupo hacia la avenida Garcés donde yo me encontraba que es el puesto de frutas, en este instante se escuchan dos explosiones o impactos (…) las dos explosiones que sonaron por el edificio 301 eran muy parecidas a arma de fuego, tengo experiencia porque yo estuve cinco años en el ejército y se diferenciar entre una explosión de una papa y un arma de fuego” (Ver Anexo 7, declaración del señor Silvio Gabriel Guevara).
En el informe rendido por el Supervisor de Seguridad de la sede Meléndez, dirigido a la Jefe (e) de Seguridad de la Universidad del Valle, María Mercedes Gallego, se indica:
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“Los enfrentamientos se prolongaron hasta las 18:45 p.m. donde el grupo ESMAD ingresa por el sector que está ubicado entre el peatonal # 2 y el edificio 316 dañando la cerca de alambre, destrozando el vidrio de la puerta del edificio 317 (cree), golpeando al personal y sus alrededores, llegando hasta el edificio 301. En este momento es donde se presentan los hechos y unos estudiantes me informan que hay un estudiante herido”.
En el informe de vigilancia, del 22 de septiembre de 2005, suscrito por Edinson Suárez, se establece que: “A las 18:20 el grupo ESMAD había tumbado la cerca alambrada hacia el interior de la “U” para ingresar hasta la vía vehicular donde finaliza el edificio Fundación de Apoyo. El grupo de personas junto a unos estudiantes que se encontraban por el edificio Artes Integradas, siguieron corriendo hacia el lago gritando “ojo que la policía viene por ciencias”. En ese momento se escucharon explosiones por el parqueadero de Administración y luego se vio a un grupo de personas cargando a un joven que estaba herido de gravedad”.
El contenido de la “Minuta de Vigilancia”, del 22 de septiembre de 2005, correspondiente al Turno 3, sección 1 y aparece suscrito por el Capitán Gabriel González Bonilla, el Mayor, Meléndez Caicedo y el Sargento Viceprimero Castiblanco, en donde se dejó consignado: “El personal antes de salir al servicio de la universidad del Valle fue revisado que no llevara ni portara armas de fuego, ni elementos no autorizados para el manejo de multitudes como ESMAD y ordenado para el ingreso a la universidad del Valle”.
Es decir, que la orden de ingreso estaba previamente impartida. Varios vigilantes presentaron el Informe de Vigilancia del 22 de septiembre en similares términos: “Siendo las 16 horas aproximadamente, se prende el tropel en portería peatonal # 2 y a eso de las 18:20 horas, un grupo ESMAD hace su ingreso por la peatonal # 2 persiguiendo a los estudiantes, en ese mismo momento, otro grupo de estudiantes corren del edificio de administración hacia la Av Garces llenos de pánico gritando que la Policía había ingresado por la parte del Edificio 320 (ciencias). En ese momento se escuchan dos impactos al parecer de arma de fuego por el edificio 301 (administración central)”.
En el oficio 624 del 23 de septiembre de 2005, suscrito por el Defensor del Pueblo del Valle del Cauca, Hernán Sandoval Quintero, dirigido al Defensor del Pueblo, Wolmar Pérez Ortiz, se reseña lo ocurrido en la Universidad del Valle: “El pasado jueves 22 de septiembre un grupo de estudiantes que hacían parte de la jornada de protesta pacífica contra el TLC y solicitaba recursos para la institución, se enfrentaron a la fuerza pública en una de las entradas del alma
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mater (avenida pasoancho). Siendo aproximadamente las 6 de la tarde el escuadrón antidisturbios al mando del comandante operativo Coronel Mauricio González, ingresó a las instalaciones de la universidad situación que agudizo la confrontación, generando la muerte del estudiante JHONY SILVA ARANGUREN de la Facultad de Química” La defensa de los ESMAD, niegan inicialmente el ingreso de ellos al campus universitario. El Capitán Bonilla vinculado al proceso declara además, que el personal no portaba armas. Y, pretendieron que los trabajadores de la vigilancia firmaran un acta en la que manifiestan encontrar artefactos explosivos.
La versión oficial no es fiel a la verdad Discurso del presidente Álvaro Uribe Vélez5, en el marco de la celebración de los 95 años de la Cámara de Comercio de Cali y la asamblea anual de afiliados, frente a los hechos manifiesta en su discurso: “No quiero terminar sin referirme a los hechos tristes sucedidos ayer en la universidad. Confiamos tener una rápida conclusión investigativa por parte de la Fiscalía. Hablé con las autoridades militares y de Policía hasta la media noche, tengo el informe de que la Policía no ingresó a los predios universitarios y que la Policía no tenía armas de fuego, que simplemente tenía cascos protectores y escudos. Sin embargo, otros testimonios, recibidos por la Gobernación del Valle del Cauca, dijeron lo contrario. Por supuesto, hemos tenido toda la confianza en el comandante de la Policía Metropolitana, en el señor coronel Gómez Méndez, lo seleccionamos con lupa para poder enfrentar el desafío de derrotar el terrorismo acá. Él me ha dado la doble seguridad de que la Policía no entró a la universidad y que la Policía no estaba armada, que tenía simplemente cascos y escudos… …El día que se registren nuevos eventos de violencia en la universidad, creo que es muy importante que rápidamente la Policía coordine con los directivos, 5 http://historico.presidencia.gov.co/discursos/discursos2005/septiembre/camciocali.htm
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con las autoridades de la ciudad y del departamento, y contará con mi autorización inmediata y sin duda, para entrar a la universidad y acabar con los violentos y capturarlos.
Tanto el presidente Álvaro Uribe Vélez como los integrantes del Escuadrón Móvil Antidisturbios –ESMAD- reiteraron en varias oportunidades que en ningún momento la policía entró al campus universitario. Lo cual fue contundentemente desvirtuado en el proceso judicial aportando el material probatorio que corroboraba la versión de los estudiantes y el cuerpo de vigilancia de la universidad, que vieron como ingresaron burlando todos los procedimientos.
El uso oficial de armas no permitidas Todas las versiones de los oficiales y suboficiales de la Policía Nacional, integrantes del ESMAD, encargados del operativo del 22 de septiembre de 2005 en las instalaciones de la Universidad del Valle, negaron de manera contundente el porte y uso de armas de fuego, señalaron además que los miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios pasaron ese día por una minuciosa requisa antes de salir de la estación. Estas manifestaciones claramente desvirtuadas, pretendieron siempre desviar la investigación y encubrir a los responsables del crimen. Las declaraciones de los defensores de derechos humanos de la Universidad del Valle, contradijeron la veracidad de estas versiones oficiales. Incluso algunas versiones del personal de la Policía que participó en el operativo entraban en contradicción. Es así, como el patrullero José Fernando Rey Mogollón en la declaración rendida en el proceso disciplinario adelantado por la Policía Nacional, expresó: “PREGUNTADO: Revisaron antes de salir de la Estación Seres que ningún policial portara armamento de fuego? CONTESTÓ: No”.
Respecto a la supuesta requisa de los miembros del ESMAD antes de salir al operativo que los oficiales intentaron introducir en el proceso, el patrullero Iván Erazo Narváez expresó todo lo contrario en su versión de los hechos: “PREGUNTADO: Sírvase manifestar al terminar el servicio cuando Usted dice haber formado para constatar novedades de personal, fueron requisados por sus superiores, para constatar que no hubieran portado armas de fuego durante el servicio. CONTESTÓ: No a nosotros no nos requisaron”.
El patrullero Juan Vela Correa, en su declaración dentro del proceso disciplinario interno reafirma esta versión, cuando manifiesta:
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“PREGUNTADO: Diga al despacho si por parte de su comandante, se verificó mediante requisa, que el personal que salía al servicio, no portara armamento institucional o de propiedad. CONSTESTÓ: Mediante requisa no se hizo esa actividad, simplemente se formó se dieron las consignas y salimos para el servicio”.
Y va más allá el patrullero César Balante Carabalí cuando responde sobre la ausencia de controles al porte de armas: “PREGUNTADO: Se conoce que antes de salir al servicio ustedes fueron requisados, manifieste si ello es verdad y quién llevo a cabo esa actividad, así como sus resultados. CONTESTÓ: A mi ni a mis compañeros nos requisaron, ya que nosotros pertenecemos a un grupo especializado para afrontar este tipo de disturbios”.
El patrullero Alexis Urán Duván, al ser indagado sobre el tema expresó: “PREGUNTADO: Manifieste al despacho si puntualmente para ese día se efectuó esa requisa y/o revisión y en caso afirmativo quien la hizo. CONTESTÓ: No se si se efectuó por que salimos de momento”.
Es decir, que en efecto, hubo ausencia de controles, permitiendo y posibilitando la presencia armada en las instalaciones de la Universidad del Valle de personal del ESMAD, tal y como pudieron comprobarlo los defensores de Derechos Humanos e integrantes de la Misión de Observación a la situación de Derechos Humanos de las Universidades Públicas. En estos testimonios de varios defensores, se reafirma lo indicado por los patrulleros, en relación con la presencia armada de personal del ESMAD durante el 22 de septiembre de 2005 en la Universidad del Valle. José Ariel Díaz defensor de Derechos Humanos, manifestó: “Hablé con el comandante del operativo, que tenía en su distintivo el apellido GONZALEZ, le manifesté lo sucedido y me dijo que a este joven lo llevarían hasta la estación del Limonar y que según el informe en ese sitio darían respuesta por él, luego me desplace hasta la Universidad de nuevo en medio de los agentes del ESMAD quienes al ver mi chaleco de Derechos Humanos y mis distintivos como también los de mis compañeros GONZALO, SANTAMARIA, nos gritaron varios improperios, en actitudes desafiantes, le pedí el favor al supervisor de vigilancia que cerrara la puerta para evitar que los estudiantes siguieran saliendo por allí y de pronto fueran detenidos. Cuando la puerta estaba cerrada un agente del ESMAD amenazó a GONZALO con golpearlo, portaba un troflay, golpeo la reja intento intimidarlo y le manifestó que además de esa arma, tenía otra que también disparaba, la portaba en el cinto y se la enseñó a mi compañero de manera intimidatoria, inmediatamente anoté el número que es el 006-21 que lo portaba en su casco”
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Así mismo, el defensor de Derechos Humanos Dagoberto Hurtado Arias, indicó: “Ahí en la reja por dentro de la Universidad estaba mi compañero GONZALO SANTARIA y un señor del ESMAD que estaba ahí al pie de la reja por la parte de afuera nos amenaza con el truflay y nos dice, no crean que ustedes con ese chaleco no les entra y nos muestra el truflay y se levanta ese chaleco y muestra a nivel de la cintura un arma de fuego y vuelve a decir, a ustedes les entra de esta y de esta, mostrándonos el truflay y el arma de fuego, yo le contesto, que tristeza que usted una autoridad nos diga una cosa de esas a nosotros”.
Germán Eduardo Perdomo Abello, estudiante impactado por un gas lacrimógeno lanzado por los ESMAD contra su rostro, durante el operativo al interior del campus universitario manifestó que: “En el edificio de idiomas yo me quedo resagado un poco y algo cansado, hay varios jóvenes que avanzan, hay un momento muy tenso, porque cuando llegó a la parte de música, hay varios jóvenes escondiéndose y yo me escondo detrás de un árbol y me tiro al suelo, recuerdo que hay un árbol al lado derecho mío, me cubro y luego me dirijo al edificio “Tulio Ramírez” porque hay un grupo de policías que están abiertos y otros corriendo con los detenidos y otros cubriéndolos, pero hay uno de los policías con una pistola en la mano, no nos apunta directamente, sino que nos la muestra delante de él con la mano inclinada”.
Queda en claro que no existió ninguna requisa previa al personal del ESMAD que participó del operativo desarrollado el pasado 22 de septiembre de 2005 en la Universidad del Valle con los elementos probatorios anteriormente transcritos. Por el contrario se encuentra probatoriamente establecido que los miembros del ESMAD hicieron uso de las mismas en actitud desafiante, las portaron de manera pública al interior de la Universidad del Valle y dispararon en contra del joven Jhonny Silva Aranguren, causándole la muerte.
Los responsables de la muerte de Jhonny Así los hechos construidos con los testimonios, en los que se establece el ingreso a la universidad por parte de los ESMAD y el porte de armas no permitidas, también en relación con la ejecución extrajudicial de Jhony Silva Aranguren, se obtienen declaraciones que esclarecen la responsabilidad. La estudiante, Paola Andrea Méndez Aguilar, narró así lo vivido aquel 22 de septiembre: “Yo creo que eran las seis y media, yo no veía los policías, me quede tranquila en la cancha, cuando veo los del ESMAD en la esquina del túnel de Administración, escucho unos ruidos no se si son disparos o gases, que disparaban
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también en la vehicular, a la gente que intentaba salir por ese lado, yo me sentí encerrada y veo que los dos policías que están en la esquina, están mirando hacia el suelo y están retrocediendo y la gente grita un herido (…) Cuando yo me di cuenta es que gritan lo hirieron, me encuentro en ese momento en la cancha, donde había visto a los dos policías, que se encontraban en la dirección donde estaban recogiendo al herido”
La declaración del vigilante Felipe Soto Portilla, reafirma lo dicho por la estudiante: “Desde el sitio donde yo estaba ubicado en ese momento, en la Avenida Garcés a la altura de la garita del parqueadero número uno, al sitio donde creo y puedo estar seguro que hicieron impacto los tiros en mención hay aproximadamente sesenta a setenta metros y es una distancia prudente para yo poder asegurar lo que estoy diciendo en este momento, o sea, el sitio a saber es al terminar la peatonal dos e inmediatamente empieza el edificio de administración que es donde estamos (…) Cuando escucho los disparos ya los del ESMAD están adentro de la universidad entre la peatonal dos y el edificio de la administración, unos del grupo ESMAD agachados y otros parados, ellos eran entre ocho y diez aproximadamente”.
El CTI de la Fiscalía General de la Nación, hizo trascripción de testimonios que reposan en video, captados en la Asamblea Triestamentaria de la Universidad del Valle, en la que en relación con la ejecución extrajudicial de Jhonny Silva señalan: “JHONNY, es una de esas personas que dentro de su limitación saca esfuerzos por caminar más rápido, muchos lo pasamos, yo personalmente estoy a unos tres o cuatro metros de él y justo cuando Jhonny llega a la esquina donde cayó, aparecen dos policías en el otro lado, por ahí, en dirección donde están las carpas, el uno lo cubre y el otro por la espalda le dispara suenan dos disparos y desde mi ignorancia son disparos de revolver, uno hace impacto justo cuando Jhonny va saliendo y justo lo coge en el lado izquierdo, el otro disparo se pierde, esos dos disparos iban para cualquiera de nosotros y por cierto para eso les pagan para tener una buena puntería (…) cuando hemos recorrido unos diez metros vienen los gritos ¡lo mataron lo mataron¡, muchos nos detenemos y decimos si ese estudiante cae pues entonces que vengan y nos acaben y la valentía de muchos estudiantes nos quedamos ahí”.
El estudiante indígena Marco Albeiro Gutiérrez narra momento a momento de lo ocurrido aquel 22 de septiembre: “Hasta allí estoy parado mirando las escenas que uno pilla en esto, como el estudiantado corre en desbandada, en ese momento es cuando los muchachos que están ubicados en las carpas que hay al lado de la Administración ya prácticamente han sido detenidos, y observo como hay dos policías rápidamente observo que hay dos policías que están justo al lado de una columna esa columna
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queda ubicada donde comienza el Edificio de Administración y pues el comienzo de la Peatonal, hay dos policías uno que lo está escoltando y el otro está digamos como en una actitud que la interpreto como lista para disparar. Yo en ese momento simplemente es un vistazo que yo observo y me devuelvo, cuando me devuelvo y salgo es corriendo buscando la ubicación, por los lados del lago, en ese momento no hay ningún estudiante que esté ubicado en el edificio o alrededores de los edificios de Artes Integradas, entonces yo salgo corriendo y habría corrido unos 10 metros más o menos del lugar donde observe a los dos policías en esa actitud, habría recorrido unos 10 metros más o menos en paso largo cuando escuche los dos disparos e inmediatamente el compañero del cabildo que no me acuerdo el nombre me dijo que habían herido a un estudiante, el lo hace a viva voz, todo el estudiantado que va corriendo en ese momento cuando escucha que el estudiante estaba herido, entonces nos detenemos…”
Los testimonios presentados por los estudiantes y el vigilante de la Universidad del Valle, que evidencian la ubicación de los ESMAD dentro la Universidad, sus posiciones que permiten una cooperación entre ellos y protección para efectuar los disparos, son coincidentes con el dictamen de medicina legal, que afirmó que la trayectoria de ingreso del proyectil fue de abajo a arriba, disparo que solo pudo ser hecho por quienes se encontraban en la posición descrita por los estudiantes. Esto a su vez, es corroborado por técnicos en balística del CTI en el informe FPJ-13 del 1 de noviembre de 2006, donde se especifica: “Las versiones de los señores CARLOS ANDRES MUÑOZ GAVIRIA y PAOLA ANDREA MENDEZ AGUILAR, se analizan de forma separada, en virtud a que corresponde a los únicos testigos que observan tanto la posición de los uniformados al momento del disparo, así como la ubicación de la víctima teniendo en cuenta lo anterior se materializa y reconstruye la posible trayectoria del proyectil. Con base en los resultados del presente estudio balístico y de acuerdo con el análisis comparativos de la materialización de trayectorias en cuerpo humano vs materialización de trayectoria resultante en la reconstrucción de las versiones, se pudo establecer que la trayectoria resultante de las versiones de CARLOS ANDRES MUÑOZ GAVIRIA y PAOLA ANDREA MENDEZ AGUILAR, coincide con las trayectorias descritas en los protocolos de necropsia”.
La Fiscalía 41 Especializada, adscrita a la Unidad de Derechos Humanos, en relación con la responsabilidad del ESMAD en la ejecución del estudiante JHONNY SILVA ARANGUREN, concluyó que: “De todo lo hasta aquí dicho podemos arrimar a la conclusión de que los testimonios que aseguran que el ESMAD ingreso a las instalaciones de la universidad e incluso los que vieron a los dos uniformados apostados detrás de JOHNNY SILVA y que uno de ellos fue quien disparó ocasionándole la muerte, nos merecen mayor credibilidad ante su pluralidad, coherencia, consistencia y
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veracidad, como ya se dejo dicho, contrario al análisis de los que señalan lo contrario, como igualmente se hiciera. Es por eso que dejamos sentado que en efecto se encuentra establecido que la persona que dio muerte a JOHNNY SILVA fue un miembro del ESMAD aún no identificado, que al momento de los hechos participaba en su calidad de tal en el control de los disturbios presentados en la Universidad del Valle”.
Todos los anteriores testimonios, pruebas técnicas y conclusiones de la Fiscalía General de la Nación, permiten afirmar inequívocamente que integrantes del Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD de la Policía Nacional, son los autores materiales y determinadores del homicidio del estudiante JHONNY SILVA ARANGUREN, pues el personal del ESMAD se encontraba armado, en el control de manifestaciones de carácter civil. Los agentes de la Policía, ingresaron a la fuerza y sin permiso alguno a las directivas de la Universidad del Valle, violando la autonomía universitaria y finalmente, los disparos que ocasionaron la muerte de Jhonny provinieron del Personal del ESMAD, autores sin motivación alguna, proporcionalidad o justificación razonable.
Recorrido judicial de la impunidad El cúmulo de pruebas recogidas por la Fiscalía eran lo suficientemente solidas para aportar indicios importantes y concluyentes sobre la responsabilidad de efectivos del Escuadrón Móvil de la Policía Nacional –ESMAD- como autor material del crimen. Personal que debería ser vinculado como responsable y coautor de este homicidio, razón por la cual se le solicitó al fiscal del caso Juan Carlos Oliveros que dispusiera la vinculación del capitán Gabriel Bonilla y algunos de los hombres a su mando. Sin embargo, la petición nunca tuvo eco, el fiscal Oliveros siempre se negó a vincular al ESMAD, pese a que en varias oportunidades se le insistió, con esto la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía le dio la espalda a las víctimas y guardo un silencio que parecía cómplice.
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15 de agosto de 2006
El agente especial del Ministerio Público, solicitó al Fiscal 41 Especializado de la Unidad de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario Cali, se dispusiera la apertura de la investigación, ya que se había adelantado una abundante labor probatoria.
5 de septiembre de 2006
El apoderado de la parte civil, señalando los fundamentos de hecho y derecho, que hacían viable y procedente, se dispusiera a la apertura de la instrucción, coadyuvo la solicitud.
2 de octubre de 2006
La respuesta del titular de la Fiscalía 41 Especializada de la Unidad de Derechos Humanos y DIH de Cali, expresó que el pronunciamiento en relación a estas solicitudes, se difería, hasta la práctica de varias pruebas, que en dicho momento decreto. Estas fueron evacuadas por parte del Cuerpo Técnico de Investigaciones -CTI- de la Fiscalía General de la Nación, como consta en el expediente y en los respectivos informes por parte de los encargados que se hicieron llegar a la investigación, finalizando en esta fecha.
28 de junio de 2007
Nueve meses después, el representante de las víctimas solicitó ante el Fiscal 41 Especializado de la Unidad de Derechos Humanos y DIH de Cali, se procediera a emitir pronunciamiento de fondo, ya que las pruebas decretadas habían sido evacuadas.
10 de agosto de 2007
El abogado de la parte civil, pidió se ordenara la apertura de instrucción, al Fiscal 41 Especializado de la Unidad de Derechos Humanos y DIH de Cali. Con ocasión de la reiterada negativa del Fiscal 41 Especializado, el apoderado de las víctimas a fin de solicitar la protección de los derechos de las víctimas, el debido proceso, la defensa y acceso a la administración de justicia de Wilman Silva Betancourt y Eneried Aranguren, en calidad de padres de Jhonny Silva Aranguren, acudió con una acción de tutela ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Cali.
30 de agosto de 2007
El Tribunal Superior de Cali, decidió tutelar los derechos al debido proceso, defensa y acceso a la administración de justicia de las víctimas, argumentando que existían dilaciones injustificadas por parte de la Fiscalía 41 Especializada de la Unidad de Derechos Humanos y DIH. En el trámite de la acción de tutela ante el Tribunal de Cali, el Fiscal 41 contradiciendo lo que se encuentra en los cuadernos del proceso, informó que no se había ordenado la apertura de investigación, pues no existían pruebas para ello.
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12 de septiembre de 2007
El Tribunal Superior de Cali, en cumplimiento de lo expuesto en la tutela, ordenó la apertura de investigación, disponiendo escuchar en indagatoria al entonces Capitán Gabriel Bonilla González y los Intendentes Edwin Lugo Escalante y Pedro Cuadros Castañeda. Las indagatorias del personal de la Policía Nacional se prorrogaron una y otra vez, debido a la inasistencia de los mismos, la cual se debía a errores en la notificación, respecto al lugar en el que deberían presentarse.
4 de agosto de 2008
Once meses después de haber sido ordenada la apertura de instrucción y nueve meses después de haber sido recibidas las indagatorias por parte del Fiscal 41 Especializado, adscrito a la Unidad de Derechos Humanos, finalmente resolvió la situación jurídica absteniéndose de ordenar la privación de la libertad del personal del Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD- que había sido vinculado.
Esta última actuación del ente acusador resultó cuestionable, en tanto fue evidente que buscaba favorecer a los victimarios. Ya que argumenta que existía la certeza de la responsabilidad del ESMAD en la ejecución de este crimen, pero ello no significaba que quienes tenían el mando en el lugar de los hechos, tuvieran responsabilidad alguna. Por ello, ordenó mantener la vinculación del Capitán Gabriel Bonilla González y los Intendentes Edwin Lugo Escalante y Pedro Cuadros Castañeda, por el presunto delito de prevaricato por omisión. Con asombro para las víctimas, el fiscal del caso valoró que el delito por el cual se debía vincular a los miembros del ESMAD, era por homicidio culposo como si se tratará de una descuido al momento de actuar, evadiendo la responsabilidad del homicidio claramente intencional, donde hubo un disparo con arma de fuego dirigido de forma intencional contra la espalda, cerca al cerebro, de un joven de 21 años en estado de indefensión. Tres años después, la fiscalía determina que la responsabilidad del asesinato de Jhony Silva es de los ESMAD, sin embargo, no individualiza y se abstiene de dictar medida de aseguramiento contra el ascendido capitán, ahora Mayor Gabriel Bonilla y los dos suboficiales que dirigían el ESMAD en esa operación.
Este caso en sala penal, fue trabajado con el apoyo permanente de los padres de Jhonny quienes guardan la esperanza de tener justicia. Se le aportaron a la Fiscalía más de 20 testimonios; se hicieron 5 inspecciones judiciales en conjunto con la Fiscalía y el cuerpo técnico de investigaciones; se hicieron labores de reconstrucción de los hechos; se hicieron pruebas de balística, planimetría y otras; se participó en los interrogatorios. En cinco años el proceso acumuló por lo
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menos cinco mil folios, 50 personas declararon, la policía judicial del CTI entregó aproximadamente 25 informes. Desde que se ejecutó el homicidio del estudiante Jhonny Silva Aranguren, no existen por parte de las autoridades de Colombia, adopción de medidas serias y eficaces tendientes a sancionar a los responsables y reparar a las víctimas. La Fiscalía decidió dictar una resolución de acusación en contra del Coronel Bonilla y lo acusó por el delito de homicidio culposo. La decisión fue apelada, el fiscal de segunda instancia de la Fiscalía delegada ante el Tribunal Superior de Cali revocó la acusación y absolvió a todos los integrantes del ESMAD. En este fallo, la Fiscalía afirma que no hay certeza de quién pudo causar la muerte a Jhonny Silva, los testimonios son contradictorios para el ente acusador y no son prueba suficiente. Insinúa que se puede tratar de un montaje contra el ESMAD. Prácticamente las víctimas con este fallo terminan siendo señaladas como victimarias, en una actuación absolutamente criminal por parte de la Fiscalía General de la Nación
Reina la impunidad En los hechos de 22 de septiembre de 2005 en la Universidad del Valle, en los que perdio la vida Jhonny Silva y quedo gravemente herido Germán Perdomo, también hubo privaciones de la libertad, es decir, los integrantes del ESMAD detuvieron estudiantes, sin que los mismos se encontraran en situación de flagrancia o existiese en su contra orden escrita de autoridad judicial. El estudiante Diego Fernando Melo, declaró sobre el particular: “desde ese lugar vimos como paulatinamente la policía ingresaba hacia el interior de la universidad mas precisamente hacia el sector de este edificio de administración pasando al lado del campamento de unos estudiantes de los cuales yo no sé por qué protestaban con sus carpas, pero los cuales no tenían nada que ver con el plantón que ese día en horas de la tarde iniciaron pacíficamente otros estudiantes en la avenida pasoancho, en el momento en que la policía pasaba por el lado del campamento agreden y golpean a los estudiantes, patean unas ollas que los estudiantes tiene ahí y dañan sus carpas, llevándose a algunos estudiantes, pasarían unos diez minutos cuando observé de nuevo a los miembros del ESMAD que se devolvían con otros tres estudiantes en sus manos, entre ellos dos hombres y una mujer, en el momento del repliegue vemos como son sacados por la fuerza, después de que se van siguen saliendo por lo menos dos o tres policías más por el edificio de administración”.
Uno de los estudiantes víctimas de detención arbitraria fue Jairo Andrés Velásquez, quién también tuvo que soportar torturas psicológicas infringidas por parte de personal de la Policía, al respecto declaró:
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“Ese día me encontraba en los bajos de Administración parte izquierda, en un camping el cual llevaba 15 o 20 días, cuando a eso de las 6:00 de la tarde ingresaron miembros del ESMAD a la Universidad cogieron a un compañero y a mi persona, llegaron hasta el camping y nos cogieron a JUAN PABLO APONTE y a mi persona, primeramente nos cogieron a bolillo y a golpes, y procedieron a sacarnos de la Universidad, y en el transcurso o en el camino nos golpeaban, es decir cuando nos llevaban hacia fuera, y destruyendo lo que se atravesaba a su paso, es decir las carpas, cosas del camping y algunos vidrios de la Universidad, nos sacan por un hoyo hecho cerca de la universidad en la parte izquierda de la peatonal, proceden a subirnos a una tanqueta en la cual antes de subirme a mi, un miembro del ESMAD me propina un golpe en el ojo derecho, ya después que nos habían subido a la tanqueta miembros del ESMAD empiezan a insultarnos, uno de los cuales empieza a halarnos el cabello y a decirnos improperios, cinco minutos mas tarde sube un miembro de la policía y nos dice que esos son unos hijueputas y los vamos a desaparecer, los vamos a descuartizar y van a regar nuestras partes por todo lado. Después de esto se bajan, se acercan unos miembros del ESMAD a la tanqueta y les solicitan a los que están adentro de la tanqueta que si tienen más papas o gases. A lo cual responden los que están adentro que ya se acabaron, la camioneta arranca a unos cuantos metros y proceden a subirse dos individuos jóvenes identificándose como miembros de la SIJIN (…) nos toman unas fotos e interviene un miembro del ESMAD diciendo que porque no nos toman una foto dándonos un beso entre mi compañero Juan Pablo y yo”.
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Jairo Andrés Velásquez, Juan Pablo Aponte y Germán Eduardo Perdomo Abello estudiantes de la Universidad del Valle, sufrieron lesiones en sus cuerpos y fueron víctimas de tratos crueles, inhumano y degradantes parte de los policías que los detuvieron tal como lo describen en sus declaraciones. Se les amenazó con descuartizarlos y desaparecerlos, un troflay se disparó causando heridas a uno de los estudiantes, con todo esto es evidente el abuso de autoridad y desproporción del uso de la fuerza por parte del cuerpo antidisturbios. Es evidente que los disparos del troflay fueron por fuera de los ángulos permitidos para evitar daños a la vida e integridad de las personas manifestantes.
La reacción armada a la protesta social En este Folio de Impunidad dedicado a la ejecución de Jhonny Silva Aranguren, estudiante de 21 años de la Universidad del Valle, queda en evidencia la desproporcionada, injustificada y arbitraria actuación del personal del ESMAD. Constituyéndose en una privación arbitraria e ilegal del derecho a la vida e integridad personal. Acto deliberado e intencional, generador de terror en la comunidad universitaria. Ante este panorama jurídico nacional, la Asociación NOMADESC y los abogados de las víctimas, presentaron el caso de Jhony Silva y de Germán Perdomo6 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH-, solicitando que se analice la responsabilidad del Estado y se ordene hacer justicia. El Estado colombiano se apartó de sus fines y deberes, en tanto desbordando los parámetros legales desconoció el derecho a la vida e integridad personal del estudiante de la Universidad del Valle Jhonny Silva Aranguren, en razón de la acción directa por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios –ESMAD- de la Policía Nacional. Ante la CIDH se ha presentado el caso, dejando en claro que el Estado de Colombia, es responsable de la violación de los artículos 4 y 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en conexión con el artículo 1.1., de la misma, planteando cinco puntos centrales probados jurídicamente, es así: •
Personal del Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD- de la Policía Nacional, acudió a las instalaciones de la Universidad del Valle, con el propósito de ejercer una labor antidisturbios.
•
Los integrantes del ESMAD, no fueron objeto de una labor previa de control, a efectos de impedir que acudieran portando armas de fuego, a una manifestación civil.
6 Germán Perdomo, también estudiante de la Univalle, quién recibió un impacto de gas lacrimógeno contra su rostro
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Dicho personal de la Policía Nacional, desconociendo la autonomía universitaria, ingresó a la Universidad del Valle, destruyendo a su paso infraestructura de la misma.
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Allí en su interior, procedió a disparar en contra de la humanidad del joven estudiante Jhonny Silva Aranguren, ocasionándole la muerte de manera inmediata. A su vez, estudiantes de este centro universitario, fueron privados ilegalmente de la libertad, sometidos a presión y tortura psicológica y uno más objeto de lesiones personales.
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Esta actuación de la Policía Nacional de Colombia, ha desconocido de manera abierta el Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y los Principios Básicos sobre el empleo de la fuerza y las armas de fuego por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Desafortunadamente los trámites en los estrados internacionales no tienen la agilidad que se desea, en la actualidad se espera que la CIDH se pronuncie sobre la admisión del caso que se llevará hasta el final, en la perspectiva de que la Corte Interamericana pueda fallarlo. “Son varios los sentimientos que concurren, uno es un sentimiento de tristeza y de dolor al ver la descomposición del sistema judicial colombiano, que a pesar de la verdad y las evidencias, resulta ponerse del lado de los victimarios, cuando el ejercicio de uno es el derecho y luchar en el marco de un llamado Estado de Derecho pues esto es como una cerrada de la puerta en la cara, en la que el muro de la impunidad nos recuerda que no es accidental que existe, sino que la impunidad existe por una decisión política institucional. Ver el rostros de los padres de Jhonny a través de los años después del fallo, no es fácil, es ver el dolor de ellos, el sufrimiento, la impotencia y que en este escenario internacional hasta tanto la CIDH no se pronuncie no podemos ofrecer alternativa, es bastante frustrante, es sentir la impotencia de la lucha por la justicia en el marco del terrorismo de Estado. Profundo desconsuelo y desaliento para seguir acudiendo ante la justicia, ante un Estado que delinque y se protege para hacerlo”. (Jorge Molano, Defensor del Caso)
El caso de Jhonny Silva es emblemático en el país, en tanto permite demostrar los niveles de la brutalidad policial. Ya que se consolida como una actuación absolutamente desproporcionada y desmedida de la policía nacional y mucho más grave resulta, cuando los altos mandos en cabeza incluso del primer mandatario pretenden validar y justificar estos hechos.
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Metástasis de impunidad A quienes se les vinculó en el proceso para el momento de los hechos eran capitanes de la Policía y en la actualidad son mayores de la institución, sus actuaciones en la dirección del operativo permanecen en absoluta impunidad. En Colombia, quién viola los Derechos Humanos no recibe sanciones, recibe ascensos, condecoraciones, y es una constante que se ha mantenido en el tiempo. El Estado colombiano favorece a los victimarios. Es una práctica que se ha implementado en el marco de los mal llamados “falsos positivos” y acciones policiales amparadas en la política de la “seguridad democrática”. “La Fiscalía en un acto de grosería, de atrevimiento, de irrespeto hacia su población, hizo cerrar el caso, dónde no paso nada, donde el señor fiscal me dice vaya a instancias internacionales, pues este es un caso político, que en lo jurídico no se puede hacer nada, que me remita a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que sencillamente como hay caso cerrado, que no me vaya a hablar mal de la fuerza pública porque hay si se me aplica la justicia y él mismo me puede sentenciar a una sentencia por seis años por injuria y calumnia. (Wilman Silva, padre de Jhonny Silva)” El proceso en la CIDH lleva más de cinco años, desafortunadamente el nivel de casos que tiene la Comisión es bastante elevado, casos del todo el continente, la morosidad que existe dentro del sistema es alarmante y se ha comprobado que en promedio para que la Comisión resuelva un caso está tardando diez años o más. Teniendo en cuenta la gravedad de los hechos en el caso de Jhonny, que es también una problemática no aislada sino frente a una política nacional, se espera que la Comisión pueda darle prioridad al caso y que puedan existir señales de justicia.
Reflexiones Son cientos los casos de violaciones a los Derechos Humanos por parte del Estado, casos como el de Jhonny Silva o como las ejecuciones extrajudiciales en el país corroboran que Colombia tiene un exceso de poder policial y poder militar, hay momentos y situaciones que afirman que después de los hechos del Palacio de Justicia, el poder civil quedo sometido y sigue sometido, que las entidades civiles permanecen bajo una actitud de arrodillamiento del poder policial y el poder militar. Resulta preocupante que contando la Fiscalía con pruebas contundentes del caso, que incluyen testimonios de primera mano sobre los hechos, informes
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de balística, investigaciones especializadas de necropsia del Cuerpo Técnico de Investigaciones –CTI-, el ente acusador afirme que no existe suficiente evidencia para responsabilizar a los victimarios. La negación de la justicia a la contundencia de las pruebas, su ánimo inoperante, su desprotección a las víctimas, generan una enorme incredulidad en el sistema de justicia y el conjunto del Estado encubridor y cómplice, dando paso a que impere la ley y el código de procedimiento de la impunidad, facilitando así que muchos crímenes como el de Jhonny se sigan repitiendo en el país. La brutalidad en el uso desproporcionado de la fuerza por parte la Policía tiene que ver con la formación o instrucción recibida para controlar disturbios o manifestaciones. Desde la dirección de la Policía, se ha posibilitado y permitido que los uniformados que envían a las manifestaciones tengan un nivel de anonimato y casi que de clandestinidad, al portar uniformes sin identificación ni distintivo alguno, lo cual facilita su acción brutal. Existe una instrucción en la Policía antimotines según la cual, en el marco de las manifestaciones, los gases lacrimógenos se dirigen hacia la humanidad de los manifestantes y no en forma perpendicular como debería hacerse. Se disparan de manera directa hacia el cuerpo o la cabeza de las personas con la intensión de generar daño. En Colombia no hay un respeto por las normas internacionales sobre el uso proporcional de la fuerza en el control de disturbios. La institución policial en el mundo se entiende como una institución civil, que además depende de instancias y estructuras civiles, pero en el país no es un cuerpo civil como se reclama en el derecho internacional, es un cuerpo militar cuya actuación queda muy entre dicho en un escenario de postconflicto. Tendría que reestructurarse a fondo, pero también tendría que establecerse la responsabilidad de los mandos que han permitido y posibilitado eso.
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Testimonio del estudiante Germán Eduardo Perdomo Abello, sobre los hechos ocurridos contra su integridad personal “Cuando estoy ya regresando y a la altura del edificio de idiomas me encuentro con uno de los estudiantes de los que hacía parte del campamento que se desarrollaba al lado del edificio de administración, el estudiante me dice que necesita saber él y sus compañeros, el número de la tanqueta donde subieron a los detenidos, me pregunta si yo lo se, yo le digo que no, pero que la tanqueta esta donde yo se la puedo señalar, entonces el siguen en dirección donde yo le señalo esta la tanqueta, le pregunto, ¿con quién va?, él me dice que solo y entonces yo procedo a acompañarlo, llegamos a la avenida interna de la universidad, nos detenemos y vemos que hay una gran cantidad de policías en la puerta peatonal que da derechito a unicentro, entonces nos vamos caminando, entonces nos vamos caminando por la zona verde que divide el edificio “Tulio Ramírez” con la avenida pasoancho y cuando estamos a unos quince metros de la tanqueta, yo me adelanto un poco cuando la tanqueta se mueve unos diez metros en dirección norte y cuando hace eso quedamos en todo el frente de un piquete de policías que estaban sentados en el parque que separa unicentro de multicentro, los vemos y ellos también nos ven y varios de ellos corren hasta la cerca de la universidad, el primero que llega viene con un fusil lanza gases y nos apunta, mientras los otros avanzan dirección norte hacia el hueco por donde habían salido de la universidad, el que nos esta apuntando nos dice, que nos quedemos quietos, nosotros estamos a una distancia de diez a quince metros del policía y la cerca y nos dice que nos arrodillemos, yo le contesto, tranquilo que ya vamos a salir y él coloca el cañón hacia mi rostro y dice arriba las manos y entonces yo levanto las manos y le digo, deja de ser estúpido y apunta hacia otro lado, yo alzo las manos y volteo a mirar a otro compañero que está a mi lado y le digo, que corramos hacia adentro, en ese momento yo estoy con las manos arriba y girando mi cabeza a la izquierda cuando siento un golpe que me tira al suelo, ese golpe lo siento en mi cabeza, yo caigo y veo oscuro, inmediatamente me toco con mi mano derecha el sitio donde he sido golpeado y grito, este hijueputa me mato, ya que sentía muy deformada la parte de la cabeza, ya me incorporo un poco le agarro un brazo y le digo al compañero, que me ayude, él se devuelve un poco le agarro un brazo y le digo, que estoy muy mariado y que corramos, sentía un zumbido en los oídos, pero sin embargo, escuchaba a los policías que decían cogelo, cogelo, agarralo”.
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Memoria contra el olvido
Memoria contra el olvido Este álbum de imágenes fue elaborado por su familia, recordando al niño, al joven que soñaba y que creía. Cada una de las imágenes fue escogida por sus padres, dando cuenta de toda una vida, de sueños, alegrías e ilusiones que se suspendieron el 22 de septiembre de 2005.
Este caso ha sido acompañado por la Asociación Nomadesc, por Sintraunicol - Valle, las organizaciones de estudiantes de la Universidad del Valle y los abogados defensores. Siempre sus padres Wilman y Eneried
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Aferrados a resistir, a unos resultados de justicia, no queda mรกs. Por: Wilman Silva
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Prohibido olvidar
Escuadrones ad, id n u p im e d s e n ti o m ti an
eliminando sueños n Jhonny Silva Arangure
y los MAD caS E l i por e ón fís mada u limitaci gido o t d i rsida sde s il dir unive ente –de proyect in mucho a l n n m ó -s por u tró co anosa y cay inar encon intentó af lcanzado tentó cam tabilidad rriee s , a a o , es ente eo; in ego c liotec ridos ra ió la la bib o despavo e rápidam ca al crán ero perd rma de fu que llama e d a p r u a d f d e a i a de ar al ro ien ec ac A la s ntes corr árbol pe la espald la bibliot disparos ersidad p Policía le ni s n a v e i n i o u l e d d n d s u s ió io ue a rma estu erse tra lo hir a el edific dos por lo ncia de la arte porq ases de fo ego sin e g u e t q y ll pro actitud ndi np gila haci do g de vi honn ario orpre ente ora, e x aran con e - nuevam diantes s al cuerpo o media h aba disp ili, pero J universit u s u L t r d to alien , varios es lo y busca o esta tar AD contin a Valle de al campu g c o r ia i r M s c a i i n a S n l í p i l b a al ul el E em aC aux b l o n a t m i a r s n a a ó , a i ron p bulancia o. Entre t a se dirig reso de la i s m c ng a a i n p a a o l l n u bu tun zó e r i m l o a u p c a o obsta inada. L pidió el ny. im Jhon im r a a c í s c ó i i l z d o alcan La P vida. mpo no le ie y el t