DIALOGUS CIVITATEM No. 2 Sept. 2021
Los Tenangos de la estación Barranca del Muerto
EDITORIAL P EN PORTADA El Tenango es un estilo de bordado proveniente de la Sierra Otomí-Tepehua, específicamente del municipio de Tenango de Doria, en el estado de Hidalgo. Se caracteriza por sus elaborados patrones llenos de color que recrean la flora y la fauna de la región, así como escenas de la vida cotidiana y festiva del lugar. Entre 35 y 40 metros de profundidad, la estación terminal Barranca del Muerto de la línea 7 del Metro, presume en su techo, pasillos y escaleras, las reproducciones de las figuras que tradicionalmente bordan las manos artesanas hidalguenses. Fuente: México a través de una lente
onemos en sus manos el segundo número de la revista Dialogus Civitatem, con ello damos continuidad a este proyecto solidario, en donde queremos mantener un vehículo de reflexión para los amigos y sus familias, en donde todos tengan un espacio para expresar sus ideas, relatos, anécdotas, información relevante o lo que quieran compartir. Invitamos no solo a los que fuimos compañeros, ojalá logremos trascender a nuestras familias, para entusiasmar para que colaboren escribiendo. En este número Martín Reyes comparte sus reflexiones desde la fe, en dónde nos invita a voltear la mirada hacia nuestras creencias, así mismo ya deja ver el inicio de una iniciativa “Manos Solidarias”, que pretende construir acciones en favor de los demás, pero sobretodo de los más necesitados del grupo. Laura Lilia amiga de Silvia Castellanos nos invita en sus reflexiones a partir del texto del Evangelio de San Mateo, sin lugar a dudas ahora se requiere de estas miradas y reflexiones desde la perspectiva de la mujer. Una breve nota sobre el Libro de la ceguera de Saramago nos invita a leerlo nuevamente en estas circunstancias actuales. Amo Xikilkawaka, es el título del artículo que nos comparte Mario Pérez, es la segunda parte de
un texto más extenso sobre la visión de la llegada de los europeos a tierras americanas y sus implicaciones desde la mirada de los maceguales. Algunos aspectos sobre la vida de las mujeres del Tuareg, será otra breve nota. Los años sesenta y más, es el título que Jacobo Jiménez, le pone a sus reflexiones sobre las edades en las que ya estamos varios amigos y compañeros de generación, nos lleva a reflexionar y preguntarnos sobre esta condición y lo que debe significarnos. Del comentario a un libro elegido por Juan Pedro Rojas, nos comparte algunas ideas extraídas de ese autor, las pone a nuestra consideración, sobre un tema siempre vigente que se mueve en nuestras vidas: el perdón. De la pluma de nuestro amigo historiador y cronista Arturo Córdova, recorremos parte del origen del Seminario Palafoxiano, desde su fundación hasta nuestros días, recordando los tiempos que pasamos y vivimos quienes ahí coincidimos en espacio y tiempo, una excelente reseña con todo ese sabor a historia y memoria. Algunas notas sobre el caminar desde hace muchos años por la Sierra Norte de Puebla, son relatos que Enrique Paniagua comparte, desde una visión particular. Nuevamente Juan Pedro nos lleva a la reflexión sobre 1521,
¿Festejo? pregunta o es necesario el reconocimiento de nuestra historia con dignidad. El reconocimiento de nuestro origen como pueblo y nación, es una breve reflexión compartida. Un par de notas culturales sobre el personaje Lou Salomé, para muchos desconocida y su impacto en varios personajes históricos, y por otro lado una nota sobre el concepto del tiempo en San Agustín, ambos con sus respectivos enlaces para su consulta virtual. Nos quedan muchas cosas por escribir, contar, relatar, sobretodo en esta etapa en la que nos encontramos los colegas, amigos y compañeros de la adolescencia y juventud, seguiremos insistiendo en este vehículo, para compartir sueños y esperanzas, por un mundo mejor posible. Al final de la revista viene una sección para poder promocionar lo que hacemos, vendemos, nosotros, nuestras familias y amigos, con la finalidad de ofrecer al servicio de la comunidad, así como de personajes y diferentes profesiones que se recomiendan.
ÍNDICE
REFLEXIONES
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UN EVANGELIO QUE SI LO TOMAMOS LITERAL DARÍA MIEDO
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ENSAYO SOBRE LA CEGUERA
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AMO XIKILKAWAKA
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COSTUMBRES DE LAS MUJERES TUAREG
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SESENTA Y MÁS…
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EL PERDÓN
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ORIGEN PALAFOXIANO
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CAMINANTE SE HACE CAMINO AL ANDAR…
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¿FESTEJOS?, O MEMORIA Y TRIUNFO DE LA DIGNIDAD
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FOTO GALERÍA
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CULTURA
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RECOMENDACIONES
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DIRECTORIO DE SERVICIOS
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REFLEXIONES Martín Reyes Bañuelos 9 de septiembre de 2021
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omparto una experiencia que puede abrir un buen tema de reflexión, de debate, de aporte, de cuestionamiento para nuestra revista. Cuando cumplí 25 años de casado (algunos de ustedes nos acompañaron), el P. Nacho Martínez, de feliz memoria para más de uno y fiel amigo de mi familia hasta el día de hoy, me trajo de regalo un trabajo que nos hizo escribir en el Introductorio sobre la materia que nos daba: Historia de la Salvación. El libro de texto, recordarán, era el del P. Luis Rubio Morán. Impecable redacción la mía; hermosa presentación que nos permitía la Olivetti Lettera 22, excelente resumen sobre las etapas de la Historia de la Salvación. Pero me desconocí al releer el trabajo: lo que escribí, lo escribí sin tener fe. Oficialmente estábamos en el paganismo. Qué bueno que más de uno, entre ellos nues-
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tros hermanos curas, se atrevieron a cruzar el umbral de la fe. Bueno, todos de alguna forma le hemos hecho la lucha y podemos llamarnos así: hombres de fe. En la idea original de este proyecto, “manos solidarias”, prevalece la intención de ofrecernos algún tipo de ayuda más allá de lo meramente asistencial. Y la fe será siempre ese don maravilloso que nos hace ver la vida con una óptica de esperanza, de seguridad, de alegría, de serenidad frente a lo que a ratos nos cuesta comprender. Qué nos impide, por lo tanto, abordar también este tema en este espacio. Es una invitación: para nuestros curas, que nos puedan ofrecer algo, alguna recomendación, alguna lectura, alguna reflexión; la fe se educa y así crece, y es tan rica la nuestra…Invitación para que desde nuestra experiencia personal o familiar compartamos
alguna vivencia o práctica. Que desde la fe y la oración podamos apoyar a alguien que lo necesite en este momento. En fin. Dice el P. Pagola en la introducción de su libro “Es bueno creer en Jesús” que se ha esforzado en “mostrar lo que la fe cristiana puede aportar a quien busca vivir de forma sana…atento, sobre todo, a cuatro experiencias básicas: el deseo de felicidad, la crisis del sufrimiento, la necesidad de esperanza y la preocupación por la salud”. ¿Alguien, queridos colegas, se siente ajeno, en este tiempo y a esta edad que ya tenemos, al menos a alguna de estas preocupaciones? Saludos cordiales a todos.
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UN EVANGELIO QUE SI LO TOMAMOS LITERAL DARÍA MIEDO
ENSAYO SOBRE LA CEGUERA U
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s más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico Entre en el Reino de los cielos........ Aguja se le llama a la forma semi redonda de las entradas a Jerusalén en forma pequeña y ovalada.... Dios no castiga a los ricos ni premia a los pobres, Dios nos invita a quitar-
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nos ese egoísmo terrible de no compartir, no solo economía, compartir con aquellas personas que nos necesitan, puede ser un pobre que extienda sus manos o un rico que necesite oración o una escucha. Rico puede ser un pobre lleno de su tesoro. La envidia el orgullo el odio para
los que tienen lo que el no... La riqueza no solo es moneda. Es amor es compromiso es ayudar al que nos necesita... Vivir sirviendo, acompañando, escuchando, apoyando.... Esa es la riqueza que Dios quiere de nosotros. ¿Difícil verdad? Pero nunca imposible... Re-
cordemos esa bella frase TODO LO PUEDO EN DIOS QUE ME CONFORTE… esa es la riqueza que ama El Señor.... La fe y la confianza.
n país, una ciudad desconocida azotada por un imposible, una ceguera blanca que se contagia y un grupo de enfermos que son recluidos a la fuerza en un manicomio para impedir su contagio. Esta es la trama principal de esta novela que leí no mucho antes de ser Saramago premio Nobel, contagiado por el entusiasmo de una bibliotecaria. Libro duro, Kafkiano en su temática (los personajes no tienen nombre, son llamados por algún detalle, “El médico”, “El primer ciego” y desarrollo, para reflexionar sobre la maldad, el egoísmo y la esperanza de la humanidad... “Si antes de cada acción, pudiésemos prever todas
sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón, hay quien dice que eso es la inmortalidad de la que tanto se habla”
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AMO XIKILKAWAKA
Memoriales masewalme de la ocupación española “en el ombligo de la luna” Pbro. Mario Pérez Pérez Párroco de San Juan Cuautlancingo, Cholula. (Segunda de cuatro partes)
LA MEMORIA DEL MANUSCRITO DE 1528.
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eamos ahora lo que dice el relato de la conquista de un autor anónimo de Tlatelolco, redactado en 1528. El texto original se encuentra en náhuatl y seguiremos la versión y la traducción propuesta por el
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P. Ángel María Garibay. El manuscrito en el número 82 refiere: “Y todo esto paso con nosotros. Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos: con esta lamentosa suerte nos vimos angustiados”. Y para saber a qué
angustiosa situación se refiere el escribano tlatelolca, el P. Garibay acude al manuscrito “B” del escribano náhuatl, el cual dice, en el número 83: “En los caminos yacen dardos rotos, los cabellos están esparci-
dos. Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros. Gusanos pululan por calles y plazas, y en las paredes están salpicados los sesos. Rojas están las aguas, están como teñidas, y cuando las
bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre”. Sigue la descripción en el número 84: “Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, y eran nuestra herencia una red de agujeros. Con los escudos fue su resguardo, pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad. Hemos comido palos de colorín (eritrina), hemos masticado grama salitrosa, piedras de adobe, lagartijas, ratones tierra en polvo, gusanos”. Continua en el número 86 la descripción de la situación que les tocó padecer a los tenochcas y a los tlatelolcas: “Se nos puso precio. Precio del joven, del sacerdote, del niño y de la doncella. Basta: de un pobre era el precio solo dos puñados de maíz, solo diez tortas de mosco; solo era nuestro precio veinte tortas de grama salitrosa”. Este escribano anónimo nos da cuenta de esos difíciles momentos
vividos en el sitio que padecieron a causa de los españoles y sus aliados. En el número 98 narra el momento de la dispersión de los habitantes nativos: “por fin de cuentas todos nos pusimos en movimiento hacia Amáxac. Hasta allá llegó la batalla. Luego fue la dispersión, no más por las cuestas están colocadas las gentes. El agua está llena de personas; los comienzos de los caminos están llenos de gente. Y en el número 99, el mismo escribano, narra el desgaste que padecieron los ciudadanos originarios del Anáhuac y el acaecimiento del final: “Este fue el modo como feneció el Mexicano, el Tenochca. Dejo abandonada su ciudad. Allí en Amáxac fue donde estuvimos todos. Y ya no teníamos escudos, ya no teníamos macanas, y nada teníamos que comer, ya nada comimos. Y toda la noche llovió sobre nosotros”.
Tal fue el sufrimiento de quienes gobernaban a Tenochtitlan y Tlatelolco que, como consigna el número 106, viendo la terrible situación de las ciudades y sus habitantes que exclamaron: “hemos padecido por segunda vez. También queda en la memoria de los sobrevivientes, como es referido en el número 108 del escrito, la razón que impulso a los españoles a buscar conquistar las ciudades del altiplano mexicano: el oro. Incluso una vez que han caído las ciudades a los sobrevivientes: “… se hace requisa de oro, se investiga a las personas, se les pregunta si acaso un poco de oro tienen, si lo recataron en su escudo, o en sus insignias de guerra, si allí lo tuvieron guardado, o si acaso su bezote, o su luneta de la nariz, su colgajo del labio, o tal vez su dije pendiente, todo cuanto sea, luego ha de juntarse”. También se ha guarda-
do en la memoria el trato despiadado que dieron los militares españoles a los jefes y principales de las ciudades, lo cual es referido en el número 122: “Allá ahorcaron a Macuilxochitl, rey de Huitzilopochco. Y luego al rey de Culhuacan, Pizotzin. A los dos allá los ahorcaron. Y al Tlacatecatl de Cuautitlan y al mayordomo de la Casa Negra los hicieron comer por los perros”.
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COSTUMBRES DE LAS MUJERES TUAREG. L
a cultura de los tuaregs sorprendería e incluso escandalizaría a muchos ciudadanos occidentales. Un reportaje publicado por el medio británico Daily Mail revela las curiosas costumbres de este pueblo, habitante del desierto del Sáhara y cubierto por el misterio. Sus mujeres pueden tener numerosos amantes fuera del matrimonio, a pesar de que su religión es el islam y esa práctica no es aceptada en el resto del mundo musulmán. No es la única costumbre que puede chocar por su particularidad, en la cultura tuareg son los hombres y no las mujeres quienes cubren su rostro. Cuando se les pregunta ¿por qué las mujeres no cubren su rostro? los hombres opinan que las mujeres “son hermosas y nos gusta ver sus caras”. Aunque las curiosidades no quedan ahí. Antes del matrimonio, por ejemplo, las mujeres tienen libertad para tener tantos amantes como deseen. Pero hay normas de protocolo que no pueden romper. «Los tuaregs son completamente discretos. Todo se hace con el máximo cuidado y respeto». Los hombres tuaregs que
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quieren mantener relaciones con una mujer se acercan hasta su tienda y si son aceptados pasan la noche con ella. La familia, que suele habitar en el mismo recinto, pretende ignorar lo que sucede. Si al día siguiente el amante cambia, no hay problema. Pero siempre debe marcharse antes del amanecer. Para cortejar a las mujeres, los hombres suelen invertir parte de su tiempo escribiendo poesía. Las mujeres también lo hacen, enseñadas por su madres y capaces, por tanto, de «elogiar a sus compañeros» mediante las palabras, como señala Butler. Además, las mujeres no pierden nada de su poder después del matrimonio, sino que mantienen unos altos niveles de autonomía. Cuando tienen hijos las familiares de más edad de la madre proponen tres posibles nombres, y a cada uno de ellos le asignan un palito, la madre escoge uno de los tres palitos y, con ello, el nombre del hijo. En caso de divorcio, las mujeres conservan a los hijos, pero también los animales y otras muchas posesiones. Los hombres normalmente se ven obligados
a volver a la casa materna. Las separadas pueden celebrar, por iniciativa de su familia, una fiesta para anunciar que están disponibles de nuevo. No obstante, los hombres siguen siendo los que “se sientan a hablar de política”. Pero incluso en este caso, ellos recurren a menudo a consultar a las mujeres.
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SESENTA Y MÁS… Gonzalo Jacobo Jiménez Mendoza
¿Qué significa esto?
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In Memoriam a Don Neto Vega
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is queridos colegas, en el segundo número de nuestra revista he querido compartir con ustedes una breve reflexión, propia de nuestra edad; que no es mérito propio sino producto de la teoría, en particular de Erik Homburger Erikson (1902 – 1994) psicoanalista estadounidense de origen alemán, del cual retomo la siguiente cita:
“Presentaré el desarrollo humano desde el punto de vista de los conflictos, internos o externos, que la personalidad vital sufre, resurgiendo de cada crisis con una sensación acre14
centada de unidad interna, con el buen juicio aumentado y crecida la capacidad “de hacer el bien” de acuerdo con las normas propias y con las de aquellos para quienes tiene importancia la persona”. Erik Homburger Erikson. Identity: Youth and Crisis, págs. 91 – 92.
La teoría psicosocial de este amigo, describe ocho etapas del ciclo vital, destacando que en cada una de ellas ocurren crisis o conflictos a las que nos enfrentamos las personas. Les dejo de tarea las siete primeras etapas y
me centraré en la octava y última, que va de los 60 años en adelante, esa es la razón de peso; ahí estamos la mayoría de nosotros y necesitamos revisar como la estamos pasando. La pregunta apropiada para la gente de nuestra edad es: ¿cómo estamos viviendo esta etapa de nuestra vida? Para responder, es preciso considerar lo que Erikson formula como la crisis propia de la Edad Adulta Última: “Integridad versus desesperación”.
n la delicada adultez tardía, la tarea primordial es lograr una integridad con un mínimo de desesperanza. La Integridad del Yo es resultado de: apreciar el pasado, presente y futuro; de aceptar nuestro ciclo vital y estilo de vida; de aprender a cooperar con las cosas inevitables de la vida; de sentirnos indivisos. La Desesperación del Yo resulta de: no hallar sentido a la existencia; de considerar que el tiempo es muy corto; de perder la fe en nosotros mismo y en los demás; de desear nuevas oportunidades de vida y con más ventajas; de no comprender el orden del mundo y el sentido espiritual; de temer a la muerte. Primero ocurre un distanciamiento social. Desde un sentimiento de inutilidad biológica debido a que el cuerpo ya no responde como antes; y porque junto a las enfermedades aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. La integridad yoica significa
llegar a los términos de la vida y por tanto llegar a los términos del final de tu vida. La tendencia mal adaptativa es llamada presunción; cuando la persona “presume” de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud. En conclusión, completar cualquier etapa no garantiza en automático el éxito, en la vida no hay vacaciones, siempre tendremos una tarea por hacer que nos conduzca hacia la madurez. No omito señalar que la teoría eriksoniana señala que a cada etapa de vida acompañan una serie de virtudes; a la Edad Adulta Última le acompaña la Renunciación y la Sabiduría, como producto de una verdadera integridad del Ego. Entonces, ¿es momento de hacer una autoevaluación sincera para saber qué tan satisfechos estamos con la vida que llevamos?, ¿hasta dónde nos agobian las preocupaciones?, qué frustraciones nos acompañan? o, por el contrario: ¿disfrutamos de la
vida, de la familia y del trabajo o la jubilación?, ¿no tememos a la muerte a pesar del COVID, de la muerte de conocidos, amigos y familiares?, ¿tenemos fe en nosotros mismos y en Dios?, ¿la experiencia nos ha dado la oportunidad de ser sabios?, ¿Cómo te sientes: indiviso o fragmentado?, ¿Hemos resuelto nuestros conflictos internos y externos?, ¿Ha aumentado nuestra capacidad de hacer el bien?.
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EL PERDÓN. Prof. Juan Pedro Rojas Flores Auditor de Calidad e Inocuidad Industrial
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ntes de tocar el tema del perdón, quiero mencionar al autor del libro: Rubén Armendáriz Ramírez, un Psicólogo Clínico de la U.A.S.L.P., con varios años de experiencia aplicando P.N.L., es un Expositor, Conferencista en temas de Superación Personal y Asesor Empresarial en la República Mexicana. Ha escrito varios libros de Programación Neurolingüística (P.N.L.), Hipnoterapia Eriksoniana, Inteligencia Emocional y Psicología Transpersonal y Co-autor de 13 discos musicales. En uno de sus libros (*) presenta un trabajo relacionado con el manejo del Perdón, donde señala ciertas áreas y situaciones que, desde su punto de vista, causan daños emocionales constantes a las personas promedio de nuestros tiempos actuales –lesiones en nuestra autoestima o la falta de un perdón real a alguien que nos afectó en su momento-. Si bien cuando se presenta un desengaño de amistades o familiares, es inevitable un fuerte síntoma emocional que nos lastima en nuestras partes más sensibles, entonces necesitamos de una ayuda; afortunadamente éste trabajo
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“está dirigido a lectores no especializados con la intención de poder llevar una fácil auto-aplicación y bajo la promesa potencial de un enorme beneficio: sanar las heridas emocionales”. El Autor habla del manejo del perdón considera
“que la mayoría de nosotros hemos experimentado en nuestras interacciones humanas, tristeza, lástima, dolor, resentimiento e incluso rabia o ira intensa”, me inclino por la ira o la rabia intensa, “éstas últimas emociones van asociadas a enfermedades como el cáncer y al final nuestros seres queridos serían los principales afectados por una situación personal que no hemos superado”. Es importante tomar en cuenta que para que se dé el perdón, debe haber arrepentimiento, si no se da en el agresor, el ofendido no podría perdonar.
La actitud del perdón
“es una auténtica actitud ante la vida, perdonar supone nuestra capacidad de entender que los errores son más bien fuentes de oportunidad para crecer, tomar amplia conciencia y desarrollar la compasión y comprensión tanto para nosotros mismos como para los demás”. Personalmente el tema del perdón no solo está enfocado únicamente con las relaciones de otras personas, también debemos saber que se necesita el perdón hacia uno mismo, es decir, el perdón está enfocado hacia la autoimagen y el auto concepto. La autoimagen es la representación mental o imagen que se tiene sobre nuestra propia persona; el auto-concepto es la opinión que se tiene de sí mismo… Por ejemplo, la interacción con la sociedad en general puede ayudar a forjar esa opinión. Si sabemos gestionar el perdón exitosamente hacia uno mismo, evitamos quedar invadidos por el malestar que puede producir la culpa.
¿Qué nos impide perdonar? O ¿Por qué nos aferramos a los resentimientos? Nuestro Psicoanalista nos da varias razones que nos atan a un sentimiento de rencor: -Nos da una sensación de poder o de dominio. -Nos sirve como medio para influir sobre los demás. -Nos ayuda a evitar la comunicación y mantener límites con los demás. -Nos ayuda a esquivar los sentimientos que encubre. También uno de los motivos por los que cuesta perdonar es que es visto como un sinónimo de debilidad, entonces adoptamos un mecanismo de defensa que puede ser perjudicial para nuestra correcta socialización.
¿Qué es perdonar? Todas las personas cometemos errores, entonces ¿por qué no estamos de acuerdo en conceder nuestro perdón o en la conveniencia de pedir perdón?
“…el perdón es un cambio de percepción, es decir, una forma nueva de considerar a las personas que nos han causado daño. Perdonar no significa aceptar que otra persona tenga la razón, más bien considerar que hay otras manera de ver al mundo”. De otra forma, perdonar es reconocer el comportamiento falto de sensibilidad de la persona que nos causó daño, eso es perdonar.
¿Existen razones para perdonar? Por supuesto que existen razones ya que cuando nos aferramos al resentimiento y la culpa, nos estancamos emocionalmente, perdemos la oportunidad de disfrutar de la vida y de las relaciones interpersonales. En cambio al perdonar auténticamente nos liberamos de toda esa carga emocional. Estoy convencido de que: “vivir sin perdonar es vivir separado”, por lo tanto, se debe empezar con el proceso de liberar la ira y el odio para no filtrar en nuestra rutina cotidiana, el miedo, el sarcasmo, el aislamiento, la agresividad o los estallidos de cólera
Todos tenemos un pasado, recuerdos que entristecen nuestra existencia y nos dejan heridas que nos hunden emocionalmente, pero este libro tiene como objetivo brindar algunas herramientas que nos puedan ayudar a cerrar nuestras historias abiertas y llenas de odios, de agresividad, de cólera, de rencor, se pudiera decir que, es un antídoto para el dolor del pasado que lastima nuestro presente. He ahí la importancia del Manejo del Perdón, con la idea de liberarnos y hacer las paces con el pasado. En éste capítulo sugiere ejercicios que nos ayudan a tener un reencuentro y sanación en el interior del alma y me queda claro que para lograr una mejora personal debemos practicar el perdón como único medio para sanar nuestras heridas emocionales.
“Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre Celestial les perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre perdonará a ustedes” Mt. 6:14-15
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ORIGEN PALAFOXIANO
Arturo Córdova Durana Historiador y cronista
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l pasado 22 de agosto, nuestra alma mater, el Pontificio Seminario Conciliar Palafoxiano cumplió 377 años de vida activa ininterrumpida, al ser erigido como centro de formación sacerdotal el 22 de agosto de 1644 por el insigne obispo de Puebla Don Juan de Palafox y Mendoza, noveno obispo de la Diócesis Tlaxcalensis con sede en la ciudad de Puebla, la que gobernó de 1640 a 1649, singular personaje que llegó a ostentar los cuatro cargos más importantes de la Nueva España: visitador o inspector general del reino de la Indias, juez de residencia (contralor), virrey interino y arzobispo provisional de México, cuya actuación impactaría fuertemente en la historia del México novohispano y de la Puebla de los Ángeles, como él gustaba de llamar a su ciudad, contribuyendo en gran medida con ello a la creación del legado arquitectónico que hoy conserva Puebla y que la ha hecho merecedora se ser reconocida como Ciudad Patrimonio del Mundo. Con la erección del colegio de San Pedro y el ya existente de San Juan, fundado por el sacerdote Juan Larios en 1596, Palafox consolidó el centro de formación sacerdotal que ordenaba tener el Concilio de Trento, seminario al que le donaría su biblioteca personal, en su momento la más importante de América, base de lo que hoy es la Biblioteca Palafoxiana, reconocida por la
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UNESCO como Memoria del Mundo por lo singular de sus tesoros bibliográficos. La institución fue desde sus inicios de gran trascendencia social y educativa al privilegiar el ingreso de aspirantes del interior de la dilatada diócesis angelopolitana que por entonces comprendía los actuales estado de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, más parte de los de Hidalgo, Oaxaca y Guerrero, que hablaran alguna de las múltiples lenguas indígenas de las diferentes etnias asentadas en ella, para que una vez ordenados sacerdotes regresaran a servir como “curas de almas” a sus pueblos de origen, pues el mismo prelado había dispuesto que para recibir el orden sacro presbiteral deberían cubrir tres requisitos fundamentales: tener los conocimientos formativos necesarios, demostrar una vida virtuosa y dominar una lengua nativa, para poder ordenarse a “título de lengua” como se le decía entonces. El hoy beato Juan de Palafox, nació en Fitero, Provincia de Navarra, España, el 24 de junio de 1600 y murió en el Burgo de Osma, el 1 de octubre de 1659, hombre íntegro que en la Nueva España reformó costumbres e instituciones, dejó como obras trascendentes la casi total construcción de la Catedral de Puebla, la donación de su acervo personal de 5,000 volúmenes, base de la actual Biblioteca Pa-
lafoxiana, los colegios-seminario por él fundados y donde nos formamos nosotros, sobresaliendo dentro de su obra episcopal la terminación de la suntuosa catedral que consagró el 18 de abril de 1649 y la secularización de la Iglesia, con lo que estableció de manera definitiva la supremacía jerárquica de la iglesia diocesana sobre la regular, proceso que tantas amarguras y dolores de cabeza le darían y que a la postre le costaría el tener que dejar a Puebla, su amada Raquel, donde hasta el lugar de sepultura dejó señalado, cenotafio que se localiza al pie del altar del Perdón de la catedral angelopolitana. Es también, gracias al interés del obispo Palafox y Mendoza, que Puebla fue la segunda ciudad en América en contar con una imprenta, saliendo de los talleres de Blanco de Alcázar el primer impreso poblano en el año de 1640, lo que consolidó a Puebla como polo cultural de la Nueva España, dejando así una huella indeleble en la historia poblana. Le bastaron sólo nueve años para dejar su impronta en nuestra ciudad, siendo su vida y obra una referencia obligada en la historia de México, siendo en otra ocasión cuando abordemos otra faceta más de su interesante vida. Enhorabuena compañeros y hermanos palafoxianos por haber pertenecido a tan importante institución educativa.
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CAMINANTE SE HACE CAMINO AL ANDAR… Enrique Paniagua Díaz
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partir de y desde mi primera experiencia en 1973 viajando en las montañas de la sierra norte de Puebla, experimenté esa sensación de mareo, al recorrer aquella carretera sinuosa, llena de curvas que me llevaría de Zacapoaxtla hacia Cuetzalan, era mi primer encuentro con un mundo hasta entonces desconocido, acompañe a mi hermano mayor en su trabajo como agente de ventas en medicina. Es probable que ni siquiera él lo recuerde, pero ese viaje marcó en mí una huella que hasta el día de hoy no puedo borrar. Así se iniciaba una especie de idilio por esos lugares, su gente, las comunidades originarias, los náhuatl, los totonacas, sus vestimentas, aquellos hombres silenciosos, algunos descalzos, otros con sus huaraches una sola correa, pantalón y camisa blancos, sombrero de palma y quizá un paliacate rojo. Las mujeres igual de blanco, con sus tocados, el ceñidor rojo, la mayoría descalzas, humildes, personas sencillas, que no tenían prisa, que caminaban sin resbalar, lentos y si la lluvia les llegaba, sabían hacerlo a su paso, sin un reloj de por medio que les marcara el tiempo de la vida, solo caminaban a su ritmo, al ritmo de las montañas verdes, tropicales.
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Ahí encontré otro México, diferente al que me mostraban los libros en la escuela, del que poco se hablaba, sólo nos referíamos a ese mundo, cómo el de los “pobrecitos inditos de la sierra”, siempre en tono despectivo, cómo no queriendo reconocer su existencia. Desde este primer evento empecé a comprender un poco este otro mundo que tanto despreciábamos en la ciudad, por desconocimiento, y aunque tenía compañeros en el colegio que venían de estos lugares, a leguas se les notaba, y poco les entendíamos. Luego fueron otros viajes, ya cómo seminarista, en aquellas semanas santas, éramos enviados a colaborar con algún párroco relegado a esas tierras, por algún castigo, o por no tener mayores cualidades, pero que en el fondo entendían y vivían el evangelio, mejor que muchos instalados en grandes parroquias en la ciudad. Con estos curas, pobres, con pocos recursos, pero con un corazón enorme, aprendí a mirar de otra manera a las comunidades originarias, a tratar de entender, de conocerlas, de respetar y acercarme a su sabiduría ancestral, a esos conocimientos que les transmitían sus padres, abuelos en su verdadera tradición oral.
Muchas historias se relataban, fueron muchos encuentros, en diferentes pueblos, rancherías, parajes, caminos de lodo y piedra, arrieros, mulas, sudor de muchas horas de camino, entre Xochitlán y Olintla, Xilocoyotl, Huehuetla, la Ceiba, Cuetzalan, Zacapoaxtla, entre otros. Encuentros que siempre eran diferentes, personas que lo entregaban todo, absolutamente todo lo que tenían lo ofrecían al visitante, su casa, su alimentos, casi siempre tortilla hecha a mano, fríjoles y de vez en cuando huevo revuelto en salsa, café de olla, y si había alguna pieza de pan o galletas de animales, cómo se les conocía. Todo tenía un sabor diferente, siempre en torno al fogón, en una piedra o si se podría algún mueble, te ofrecían la silla de madera. Casas sencillas de madera y lámina, sin luz, sin agua corriente, entre el humo que se mezclaba con algún olor agradable, nos disponíamos a comer. Nunca fue fácil, para los que veníamos de la ciudad entender, se requiere de un traductor, un intérprete, que amablemente nos asignaba el párroco, para no andar más perdidos y poder comunicarnos con las comunidades. Todos esos viajes dejaban más preguntas que respuestas, movían el corazón, nos hacía más
sensibles, curiosos, pero sobretodo aprendí a respetar, a reconocer la grandeza de los pueblos, siempre nos enseñaban desde su condición de pobreza y abandono grandes lecciones de servicio, amor a la madre tierra. A partir de y desde mi primera Recuerdo que nadie corría, no había más tiempo que el de su propio ritmo de vida, que nadie gritaba, mucho menos se levantaba el tono de voz, no había personas enojadas, siempre había caras de sorpresa, intrigados nos miraban, asombro, respeto, alegría en sus ojos, pero sobre todo había agradecimiento por acompañarles esos días. Siempre éramos sorprendidos por tanta hospitalidad desde su sencillez, un mundo raro, desconocido, pero generoso y con su
propia cosmovisión de las cosas, los mitos, leyendas, saberes ancestrales, narraciones que poco a poco se develada frente a nuestras miradas de sorpresa y admiración. Este relato es un homenaje a Juan Gabriel, con el que pude caminar algunos pasos en esas montañas de nuestra sierra norte de Puebla.
“Además, en estos senderos y caminos reales es posible encontrarse con niños y niñas, mujeres y hombres vistiendo sus atuendos y hablando en la lengua nahua o maseualkopa, realizando sus labores cotidianas. El territorio Cuetzalteco tiene más de 1,000 años de historia y
es una bella expresión de la fusión de diversidad cultural y naturaleza expresada en arquitectura vernácula, paisajes moldeados por la pluricultura, sus rituales, su pintoresco tianguis siempre acompañados por lluvia y neblina que da cobijo a toda esta riqueza”.
MXCity.
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¿FESTEJOS?
O MEMORIA Y TRIUNFO DE LA DIGNIDAD rescatar los valores relegados de las cosmovisiones indígenas; rescatar los aportes que engrandecen nuestro mestizaje, así como recuperar lo olvidado: una resistencia continua de muchos pueblos que siguen dejados al margen del bienestar y del desarrollo integral de la sociedad.
Juan Pedro Rojas Flores
1521, 1821, 2021 ¿conmemoración o cambio?
T
enochtitlán se había fundado dos siglos antes de la llegada de los españoles, gracias a las alianzas con otros pueblos y su sistema tributario que, en poco tiempo, logró extender su poder con mano dura a otras etnias. Así, hay estudiosos que sostienen que no hubo conquista española, sino una guerra de independencia (la primera) contra los mismos mexicas de cerca de 400 pueblos sojuzgados.
“Dejar de pagar tributos humanos (sacrificios) fue la razón por la que diversos 22
reinos se unieron a Cortés contra los mexicas, y escapar así de su régimen de terror”,
sostuvo en una entrevista para la Deutsche Welle, Alberto Pérez Amador Adán, especialista en cultura virreinal e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM). A partir del 13 de agosto de 1521 el fin de una batalla por la toma de esa capital transformó para siempre la cultura e idiosincrasia de muchos pueblos originarios en este territorio. La “conquista” provocó que “otro”
pueblo se hiciera con el poder para prevalecer sobre las culturas indígenas. Hubo exterminio, pero también mestizaje, intercambio, aprendizajes… Contrastes que dieron paso a una nueva identidad nacional, no sin sufrir estragos en el ámbito de la vida indígena: cultural, ideológica espiritual, ambiental, etc. Así, “conquista” o “resistencia” se “oficializaron” con criterios ideológicos en ciertos momentos, pero con un ejercicio histórico sano sería ver más allá de mitos, tergiversaciones o romanticismos de las crónicas, sería tratar de
No se trata de engrandecer el pasado con efemérides, sino de un ejercicio cívico que nos recuerde quiénes somos para no olvidar que la sombra de la opresión a través de nuevas esclavitudes continúa hasta 2021. Es necesario retomar la visión de no dejarnos vencer por los idearios colectivos que mantienen el clasismo, el racismo, el autoritarismo, el machismo…No se trata de empatar todo con una fecha, sino del momento histórico justo para repensar nuestro futuro y no repetir errores del pasado. Ya sean los casi siete siglos de una ciudad bien organizada que queda en la lejanía, la independencia de otros indígenas hace 500 años o la consumación independentista de hace 200, la
idea es de tener un cambio en las relaciones de la sociedad, para que sea consiente, emancipada, liberada, autónoma y en continua defensa contra las opresiones de cualquier tipo. Sobre todo, se necesita reivindicar a los pueblos originarios, no en letra muerta o leyes que se incumplan, sino con el respeto a su cosmovisión, en donde se vive con dignidad, respeto mutuo, diálogo, solidaridad y amor por la tierra madre. Debajo del suelo y de nuestra piel hay grandes valores del indigenismo, por lo tanto, debemos empatizar con sus demandad, sus gritos de auxilio para no ser aniquilados por completo por un sistema opresor. En su artículo de nuestro compañero Enrique Paniagua “Caminante se hace camino al andar” nos comparte sus vivencias, los paisajes de la sierra norte, Zacapoaxtla, Cuetzalan y otros pueblos con su sencillez, su humildad, con sus costumbres y tradiciones, es decir, con su cosmovisión de vida. Claramente nos confiesa:
mundo como el de los pobrecitos inditos de la sierra…Sobre todo aprendí a respetar, a reconocer la grandeza de los pueblos, siempre nos enseñaban desde su condición de pobreza y abandono grandes lecciones de servicio, amor a la madre tierra”. Más allá de conmemoraciones o debates polémicos por visiones u omisiones, es bueno abordar la “conquista” como una oportunidad para meditar sobre algunas pautas de nuestra historia que dan luz a una identidad a la vida humana. Rescatar el valor indigenista y ponerlo “a flor de piel” implica un espíritu humano para dar forma a una nueva cosmovisión de mexicano, de ser humano.
“ahí encontré otro México, diferente al que me mostraban los libros en la escuela, del que poco se hablaba, solo nos referíamos a ese
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FOTO GALERÍA
Encuentro en San Francisco Totimehuacan Fotografía Enrique Paniagua Huehuetla, 1992
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CULTURA
2.¿Sabes quién fue Lou Andreas-Salomé?
1. El tiempo en San Agustín Uno de los temas que más ha intrigado al hombre, sin lugar a dudas, es el tiempo. Por lo mismo ha sido objeto de pensamiento de muchos filósofos.
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El Pepe, una vida suprema
Hongos fantásticos
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El documental examina qué hace a José "Pepe" Mujica diferente: un hombre humilde que se convirtió en presidente manteniéndose firme con sus ideales y a su vez aceptando el cambio. Es la historia de un activista político y ex militante de la guerrilla de la izquierda latinoamericana. Orgulloso de su pasado, pero lejano a dormirse en los laureles, es un hombre que se atreve a soñar con un mundo mejor.
Expertos en la materia dan a conocer el mundo mágico de los hongos y su poder para curar, mantener y contribuir a la regeneración de la vida en la Tierra.
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