Evidencia dewey democracia y educación TP

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TEORÍA PEDAGÓGICA. “Democracia y educación (evidencia)” Licenciatura en educación preescolar. Maestra: Aneli Galván Cabral. Alumna: Diana Susana García Ramos. La verdadera naturaleza de la vida consiste en luchar por continuar siendo. Puesto que esta continuación sólo puede asegurarse por renovaciones constantes, la vida es un proceso de autorrenovación. Lo que la nutrición y la reproducción son a la vida fisiológica, es la educación a la vida social. Esta educación consiste primordialmente en la transmisión mediante la comunicación. La comunicación es un proceso a compartir la experiencia hasta que ésta se convierte en una posesión común. Modifica la disposición de las dos partes que participan en ella. Que la significación ulterior de toda forma de asociación humana se halla en la contribución que hace el perfeccionamiento de la cualidad de la experiencia, es un hecho que se reconoce más fácilmente al tratar con los seres inmaduros. Esto equivale a decir, que mientras toda organización social tiene un efecto educativo, este efecto llega a ser una parte importante del propósito de la asociación en conexión con la asociación de los más viejos con los más jóvenes. El desarrollo en el joven de las disposiciones y actitudes necesarias para la vida continua y progresiva de una sociedad no puede tener lugar por la comunicación directa de creencias, emociones y conocimientos. Tiene lugar por medio del ambiente. El ambiente consiste en la suma total de condiciones que intervienen en la ejecución de la actividad característica de un ser vivo. El ambiente social consiste en todas las actividades de todos los seres semejantes que intervienen en el desarrollo de las actividades de todos los seres semejantes que intervienen en el desarrollo de las actividades de todos sus miembros. Aquél es verdaderamente educador en sus efectos en la medida en que un individuo comparte o participa en alguna actividad conjunta. Al realizar su participación en la actividad asociada, el individuo se apropia el propósito que la motiva, se familiariza con sus métodos y materias, adquiere la destreza necesaria y se satura de su espíritu emocional. . Los impulsos naturales o congénitos de los seres jóvenes no concuerdan con las costumbres vitales del grupo en que han nacido. Tienen, por consiguiente, que ser dirigidos o guiados. Este control no es de la misma naturaleza que la acción física; consiste en centrar los impulsos actuando a la vez sobre algún fin específico y en introducir un orden de continuidad en la sucesión de actos. La acción de los demás está siempre influida por la decisión de qué estímulos han de provocar sus acciones. Pero en algunos casos, como en los mandatos, las prohibiciones y las desaprobaciones de estímulos proceden de personas con el fin de influir directamente en sus actos. Como en tales casos tenemos mayor conciencia de controlar la acción de los demás, nos exponemos a exagerar la importancia de esta especie de control a expensas de un método más permanente y eficaz.

El poder crecer depende de la necesidad de los demás y de la plasticidad. Ambas condiciones se dan plenamente en la infancia y en la juventud. La plasticidad o poder de aprender de la experiencia significa la formación de hábitos. El hábito significa el control sobre el ambiente, el poder para utilizarlo


para los propósitos humanos. Los hábitos adoptan la forma de la habituación o de un equilibrio general y persistente de las actividades orgánicas con un ambiente, y de las capacidades activas para reajustar la actividad a las nuevas condiciones. La primera proporciona el fondo del crecimiento: la última constituye el crecimiento. La educación puede concebirse retrospectiva o prospectivamente. Es decir, puede ser tratada como un proceso de acomodar el futuro al pasado o como una utilización del pasado como un recurso para desarrollar el futuro. Lo primero encuentra sus normas y modelos en lo que ha ocurrido antes. El espíritu puede considerarse entonces como un grupo de contenidos que proceden de haber presentado ciertas cosas. En ese caso, las primeras representaciones constituyen el material al que se han de asimilar las últimas. La acentuación del valor de las primeras experiencias de los seres inmaduros es lo más importante, especialmente a causa de la tendencia a considerarlas como de poco valor. Pero estas experiencias no consisten en el material presentado externamente, sino en la alteración de las tendencias congénitas con el ambiente que progresivamente modifican tanto las actividades como el ambiente mismo. El defecto de la teoría herbatiana de la formación mediante representaciones consiste en menospreciar esta interpretación y cambios constantes. Puesto que la educación es un proceso social, y hay muchas clases de sociedades, un criterio para la crítica y la construcción educativas implica un ideal social particular. Los dos puntos seleccionados por los cuales medir el valor de una forma de vida social son la extensión en que los intereses de un grupo son compartidos por todos sus miembros y la plenitud y libertad con que aquél actúa con los demás grupos. En otras palabras, una sociedad indeseable es aquella que pone barreras interna y externamente al libre intercambio y comunicación de la experiencia. Una sociedad es democrática en la medida que facilita la participación en sus bines de todos sus miembros en condiciones iguales y que asegura el reajuste flexible de sus instituciones mediante la interacción de las diferentes formas de vida asociada. Tal sociedad debe tener un tipo de educación que dé a los individuos un interés personal en las relaciones y el control sociales y los hábitos espirituales que produzcan los cambios sociales sin introducir el desorden. Pero la eficacia social como propósito educativo debe significa el cultivo de los poderes para gozar libre y plenamente en actividades compartidas o comunes. Esto es imposible sin cultura aun cuando aporte una recompensa de cultura, porque no se puede participar en el intercambio con los demás sin aprender, sin obtener un punto de vista más amplio y sin percibir cosas que de otro modo se ignoraría. Y no hay, quizá, mejor definición de la cultura que la de considerarla como la capacidad para ampliar constantemente el radio de acción y la precisión de la propia percepción de significados. El interés y la disciplina son aspectos correlativos de la actividad que tiene un fin. El interés significa que está identificado con los objetos que definen la actividad y que proporcionan los medios y obstáculos para su realización. Toda actividad con un fin implica una distinción entre una fase primera incompleta y una fase ulterior completadora.; implica también etapas intermedias. Tener un interés es tomar las cosas tal como intervienen en semejante situación de desarrollo continuo, en vez de tomarlas aisladamente. El tiempo introduce una diferencia entre el estado de cosas incompleto dado y el esfuerzo exacto deseado para realizar su transformación; exige continuidad de atención y persistencia. Esta actitud es lo que prácticamente se entiende por voluntad. La disciplina o desarrollo del poder de atención continua es su fruto. Revela que la materia del aprender es idéntica a todos los objetos, ideas y principios que intervienen como recursos u obstáculos en la prosecución intencional y continua de un plan de acción. El plan de acción en desarrollo, cuyo fin y condiciones se perciben, es la unidad que mantiene reunido lo que con


frecuencia se divide en un espíritu independiente, de un lado, y un mundo de objetos y hechos independientes, de otro.

Pensar comprende todas estas etapas: el sentido de un problema, la observación de las condiciones, la formación y la elaboración racional de una conclusión sugerida y la comprobación experimental activa. Aun cuando todo pensar acaba en conocimiento, últimamente el valor del conocimiento está subordinado a su uso en el pensar. Pues nosotros no vivimos en un mundo establecido y acabado, sino en un mundo que se está haciendo y donde nuestra tarea principal es previa, y cuando es retrospectiva – y todo conocimiento como distinto del pensamiento es retrospectivo- su valor está en la solidez, la seguridad y la fertilidad que ofrece a nuestra conducta en el futuro.

Expresados en vista de la actitud del individuo, los rasgos del buen método son el espíritu directo, el interés intelectual flexible o amplitud del espíritu para aprender, la integridad del propósito y la aceptación de responsabilidad por las consecuencias de la actividad propia incluyendo el pensamiento. Especialmente el educador está expuesto a la tentación de concebir su tarea en vista de la capacidad del alumno para apropiarse y reproducir la materia de estudio en fórmulas establecida, independientemente de su organización en actividades como un miembro social en desarrollo. El principio positivo se mantiene cuando el joven comienza con ocupaciones activas que tiene un origen y uso sociales y avanza hasta una visión científica de los materiales y leyes implicadas, mediante la asimilación de su experiencia más directa de las ideas y d hechos comunicados por otros que han tenido una mayor experiencia. Constituye la naturaleza de una experiencia poseer implicaciones que van más allá de lo que al principio se observa conscientemente en ella. Llevando a la conciencia estas conexiones o implicaciones se aumenta el sentido de la experiencia. Toda, experiencia, por trivial que sea en su primera aparición, es capaz de asumir una riqueza infinita de significado al extender su esfera de conexiones percibidas. La comunicación normal con los demás es el modo más rápido de efectuar este desarrollo, porque enlaza los resultados netos de la experiencia del grupo y aun de la raza con la experiencia del individuo. Por comunicación normal se entiende aquélla en que existe un interés conjunto, un interés normal, de modo que uno se halla dispuesto a dar y otro a tomar. Esto contrasta con el contar o firmar cosas simplemente para impresionarlas sobre otro, meramente para comprobar cuánto ha retenido o puede reproducir literalmente. La función que la ciencia ha de realizar en el programa es la que ha realizado para la raza: la emancipación de los incidentes locales y temporales de la experiencia y la apertura de perspectivas intelectuales no obscurecidas por los lógicos de la abstracción, la generalización y la formulación de accidentes del hábito y la predilección personales. Los rasgos lógicos de la abstracción, la generalización y la formulación definidas están asociados con esta función. Al emancipar a una idea del contexto particular en que se ha originado y al darle una referencia más amplia, se ponen a la disposición de todos los hombres los resultados de la experiencia de todo individuo. Así, última y filosóficamente, la ciencia es el órgano del progreso social general. Los elementos comprendidos en una discusión sobre los valores han sido tratados en la exposición anterior de los fines e intereses. Pero como los valores educativos se discuten generalmente en conexión con las aspiraciones de los diversos estudios del programa, la consideración de los fines e intereses se resume aquí desde el punto de vista de los estudios especiales. El término “valor” tiene


dos significaciones muy diferentes. De una parte, denota la aptitud de apreciar una cosa, encontrándola valiosa por ella misma o intrínsecamente. Este es un nombre adecuado para una experiencia plena o completa. Valorar en este caso es apreciar. Pero valorar significa también un acto característicamente intelectual – una operación de comparar y juzgar – para evaluar. Esto ocurre cuando falta la experiencia plena y surge la cuestión de cuál de las varias posibilidades de una situación ha de preferirse con el fin de alcanzar una comprensión plena o una experiencia vital. Sin embargo, no debemos dividir los estudios del programa en apreciativo, o sea los concernientes a los valores intrínsecos, e instrumentales, los que conciernen a aquellos cuyo valor o fines están más allá de ellos mismos. La formación de normas adecuadas en toda materia depende de comprender la contribución que éste haga a la significación inmediata de la experiencia de una apreciación directa. La literatura y las bellas artes son de valor peculiar porque representan la apreciación mediante la selección y la concentración. Pero toda materia debería poseer en alguna fase de su desarrollo una cualidad estética. El problema más importante de la educación moral en la escuela concierne a la relación del conocimiento y de la conducta. Porque a menos que el aprender, que aumenta en el plan regular de estudio, afecte al carácter, es fútil concebir el fin moral como la finalidad unificadora y culminante de la educación. Cuando no existe una conexión orgánica íntima entre los métodos y materiales del conocimiento y el desarrollo moral, hay que recurrir a lecciones y modos de disciplina particulares: el conocimiento no se integra en las fuentes usuales de la acción ni en la visión de la vida, en tanto que la moral llega a hacerse moralista, es decir, un esquema de virtudes separadas.


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