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ALAN GARCIA PÉREZ ¡PRESENTE!
con las palabras, un hipnotizador. Había nacido para seducir. No había quien se resistiera a sus encantos. Parecía imbatible” (…) “Quedé arrobado por su vasta cultura, (…)” Bayly, reconoce que sus “críticas feroces y bromas desalmadas no socavaron nuestra alianza de mínima cordialidad. No me guardó rencor. Entendía que su oficio era administrar el poder y el mío, criticarlo, burlarme de él” (…) “Alan: fue un honor ser tu enemigo y brevemente tu amigo. Te extrañaré.”
“LA
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RAZON DE MI ACTO”
Luciana García Nores, durante el velorio del expresidente Alan García Pérez, leyó la carta que su padre, antes de terminar con su vida, escribiera:
“La razón de mi acto” Cumplo la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optar por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.
En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades. Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí, y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.
No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y peruano. Por eso repetí: