Especiales | La Razón
Inauguran Museo Nacional de Cultura e Historia Afroamericana
“LA HISTORIA DE CÓMO SUFRIMOS,
AFROAMERICANOS
CUENTAN SU HISTORIA
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EL PRESIDENTE BARACK OBAMA habló en la apertura del edificio, construido en Washington, que cuenta a través de 35 mil objetos y fotografías el desarrollo de esa comunidad, sus luchas, trabajo, éxitos y aportaciones a Estados Unidos.
Foto>AP
DE CÓMO TRIUNFAMOS, SE TIENE QUE CONTAR”
ESCULTURA de Tommie Smith durante los Juegos Olímpicos de México, 1968.
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La Razón | Lunes 26.09.2016
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Exhibición permanente
EVIDENCIAN DOLOR Y ESPLENDOR A TRAVÉS DE GRILLETES Y VESTUARIO EL RECINTO se abre un siglo después de que se proyectó; recoge tres mil 500 objetos que van desde látigos hasta fotografías y ropa de artistas y deportistas icónicos de la cultura de Estados Unidos.
Una centuria de trabajo
El museo tiene en su acervo objetos que cuentan el desarrollo de los afroestadounidenses en diversas vertientes de la vida social y cultural de EU.
Por Raquel Vargas >
E
l 1 de diciembre de 1955 en plena segregación racial —cuando Billie Holiday ya había cantado a las ensangrentadas frutas extrañas que colgaban en los árboles del sur de Estados Unidos—Rosa Parks se negó a cederle el asiento a una persona blanca en el camión en que viajaban en Montgomery, Alabama… El simple acto rebelde de una costurera se convertiría en la semilla del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en ese país del norte. El sábado la inercia de acciones como ésa logró que el primer presidente de raza negra en EU, Barack Obama, derramara una lágrima al inaugurar el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense, el cual mira hacia la humillación, la violencia la discriminación, la muerte, pero sobre todo a la lucha y la resistencia de los afrodescendientes norteamericanos.
Foto>Tomadas de la página del museo /AP
raquel@razon.com.mx
Imagen de la policia de Newark, tras al arresto de un taxista de raza negra.
MICHELLE OBAMA proviene de una familia de esclavos, que sufrió abusos en las plantaciones de algodón de Georgia.
13 270
Millones de dólares aportó Oprah Winfrey
Millones invirtió el gobierno de Estados Unidos, la mitad del costo total
100
Mil donantes contribuyeron para la creación del museo
En el corazón político de Estados Unidos, en la Explanada Nacional, que conecta a la Casa Blanca con el Capitolio, se erige un edificio de cinco pisos que recoge 35 mil objetos que cuentan la historia de un pueblo que ha estado en ese suelo desde hace 400 años. Todo está ahí: las casas de esclavos, los grilletes, los látigos, las esposas, evidencias de la barbarie que es capaz de cometer el ser humano; esos artefactos de dolor se mezclan con otros que muestran el esplendor de la cultura negra: instrumentos musicales, vestidos llenos de lentejuelas y brillantes de cristal; ropa deportiva, guantes, fotografías de Bessie Smith, Diana Ross, Michael Jackson, Muhammad Ali, Louise Armstrong; pero también está el féretro de un niño linchado por su color de piel. “La historia de cómo sufrimos, cómo triunfamos, se tiene que contar”, dijo Obama durante el discurso inaugural.
Una plantación, en 1875.
“Bidi” Mason libró una batalla legal para dejar de ser esclavo.
Pero, sobre todo, este recinto es una forma de hacer visible la vida de la segunda minoría de ese país y de todos los afrodescendientes que habitan el mundo. “La historia de los negros es la historia de los esclavos, de la discriminación, de
la explotación, del comercio de personas hecha por portugueses, españoles y británicos en un momento triste de la historia. Pero esa situación, aunque evidente, no es reconocida. A pesar de la gran cantidad de especialistas y estudiosos que existen
Fotografía perteneciente e
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Lunes 26.09.2016 | La Razón
Imagen del minuto previo al ataque de policías en Selma en 1967.
El inmueble en la Explanada Nacional de Washington.
Agner Guerrero Catedrático
La historia de los negros es la historia de los esclavos, de la discriminación, de la explotación, del comercio de personas hecha por portugueses, españoles y británicos en un momento triste de la historia”
La cantante Ella Fitzgerald en una de sus presentaciones en 1947.
Una descendiente de esclavos acompaña a Obama a dar el campanada inuaugural. Muhammad Alí en una de sus victorias en el boxeo.
ía perteneciente el acervo del museo.
Martin Luther King, en una conferencia de prensa.
en ese país, hay historias que no se conocen o se cuentan sesgadas”, expresó Agner Guerrero, coordinador de la licenciatura de ciencias políticas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.
“Hace poco tiempo viajé a Nueva Orleans, en esa visita quise conocer una de las plantaciones en las que habían trabajado esclavos negros. Llegué a Saint Joseph, a una hora de distancia de la ciudad bajo esa idea, pero resultó que el tour se
Althea Gibson fue la primera en ganar Wimbledon. restringió a una visita a la casa de la familia que era propietaria de los esclavos y toda la historia estaba en torno a la de quienes dominaban en el lugar y de su vida. Esto nos indica, que aun en estos tiempos la vida de los afrodescendientes
es algo que a nivel popular no era conocida”, ejemplificó el especialista. En ese sentido —agregó Guerrero— “el que se habrá un museo después de tantos años de que se abolió la esclavitud, del fin de la segregación racial —que fue el segundo paso de esa lucha— es fundamental para reconocer su aportación en la construcción del país, aunque esté restringido a un recinto”. Esa historia de invisibilidad “es la misma que han afectado a todos los grupos afrodescendientes en todos los países, entre ellos en México, aquí también se desconoce su vida, se habla de dos raíces constitutivas de la nación mexicana: la europea y la indígena, sin embargo existe una tercera raíz que es la de los negros”, comentó Guerrero. Pero la visibilización ya se hizo presente en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense, en medio de una década en la que la ONU trabaja por el reconocimiento y el aporte de todos aquellos que tienen genes surgidos en el continente negro. Un siglo después de que un grupo de veteranos de la Guerra Civil propuso la creación del museo éste se materializó en una construcción inspirada en una escultura tradicional Yoruba que realizan artistas de Nigeria y Benin desde el siglo XIX. Diseñado por el arquitecto David Adjaye, el edificio está recubierto por tres mil 500 paneles de bronce que representan el viaje por agua de los esclavos, la fortaleza de los robles y la esperanza de las magnolias. Durante la presentación estuvieron algunos de los miembros de la comunidad que han sido ejemplo de esa fortaleza templada por cuatro siglos, cuyo trabajo los ha hecho destacar y ser una parte importante de este recinto, pues muchos de ellos aportaron dinero para su edificación. Estuvo Oprah Winfrey quien donó 13 millones y fue una de las protagonistas de El color púrpura, película de Steven Spielberg que en 1985 retrató la vida de Celie una chica de 14 años que sufre las consecuencias de la pobreza, violencia, segregación… y un sinfín de problemas que se replicaron en las comunidades de afroamericanos en el siglo pasado. Los actores Will Smith, Samuel L. Jackson, se unieron a los políticos Eric Holder y Loretta Lynch, los líderes religiosos como el reverendo Jesse Jackson y avalaron el “Yo también soy América”, un poema de Langston Hughes que fue retomado por Obama durante su discurso en el que se por momentos la voz se le quebraba y logró emocionar a su esposa Michele, una descendiente de esclavos de Georgia, que ahora es un modelo a seguir para todas las mujeres del mundo.
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La Razón | Lunes 26.09.2016
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LUZ EN TIEMPOS
DE SOMBRAS
Barack Obama organiza un ejercicio de memoria que hace justicia y visibiliza más de 300 años de historias de desigualdad y sufrimiento, lucha y superación, en un impresionante recinto que el pasado 24 de septiembre abrió sus puertas
Linda Atach Zaga*
N
Pese a que el respeto y la tolerancia son los discursos más actuales, existe hoy en EU un candidato que construye su campaña con un discurso de odio”
EL PRESIDENTE de EU derramó una lágrima al inaugurar el recinto. Foto>AP
i la discriminación, ni las escasas oportunidades para un trabajo digno y una educación igualitaria, ni la creciente brutalidad policial que pone de manifiesto el odio y la violencia de algunos sectores de la comunidad blanca hacia la población negra, han conseguido detener la apertura del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, en el corazón de Washington, en Estados Unidos. Con la misión de “contribuir a que cada estadounidense, todo el mundo, entienda mejor la trayectoria de los afroamericanos y cómo ésta cambió a América”, los más de cuatro mil objetos que conforman la colección del museo recorren el devenir y la cultura afroamericana desde la esclavitud hasta la presidencia de Barack Obama y organizan un ejercicio de memoria, que hace justicia y visibiliza más de 300 años de historias de desigualdad y sufrimiento, lucha y superación, en un impresionante recinto que, desde el pasado 24 de septiembre, abrió sus puertas como el primer museo nacional dedicado a narrar la lucha por la libertad, la trayectoria y los aportes de la comunidad negra en Estados Unidos. La convivencia del violín que el esclavo negro Jesse Burke Freeland ocupaba para entretener a sus dueños, los restos de los cristales de la Iglesia dominical de Birmingham, Alabama —testigos mudos del asesinato de las cuatro niñas afroamericanas en 1963—, el féretro de Emmett Till, el adolescente linchado en el Mississippi de los años 50; un vagón de tren reservado para pasajeros negros, símbolo de la segregación en los transportes en el sur de Estados Unidos hasta el año 1965, una casa de esclavos en una plantación de Carolina del Sur y las esposas empleadas para retener a un niño esclavizado materializan y ponen en evidencia un relato verídico y vergonzante —para mi gusto impropio— del país que después
El edificio se inspira en la escultura negra tradicional, representante de la fe y la esperanza de la comunidad afroamericana” de la Segunda Guerra Mundial se erigía como la primera potencia mundial y emblema de la democracia. Proyectado por el despacho de David Adjaye, el edificio es resultado del análisis y la reinterpretación de los símbolos capitales del pasado afroamericano. De forma escalonada, el edificio se inspira en la escultura negra tradicional, representante de la fe y la esperanza de la comunidad afroamericana a lo largo de los siglos. Con un remate de tres mil 500 paneles de color bronce, la fachada del museo rinde un homenaje a los esclavos negros de Nueva Orleans y recuerda la infinidad
de herrajes por ellos fabricados. En el exterior el agua se convierte en el símbolo universal de las travesías marítimas que transportaron a centenas de miles de negros del continente africano a la costa este de Estados Unidos para convertirlos en esclavos y anularlos como humanos. Vale la pena aclarar que no todo en el museo se refiere a la lamentable historia de la esclavitud; bastan las palabras de su director, Lonnie Bunch, que explican la totalidad del concepto museográfico: “Recordar no es suficiente, debemos usar la historia para enfrentarnos a su pasado racista, la esclavitud, pero también los momentos de alegría, esperanza y resistencia que han definido a esta comunidad”. En este sentido es necesario revisitar la historia reciente de Estados Unidos y recordar el caso de Rosa Parks, que desencadenó la lucha organizada contra la segregación en el transporte público en Montgomery y después en toda la Unión Americana, la urgente reconstrucción de la nación,
solicitada por el Dr. Martin Luther King y su inagotable fuente no violenta que lograría —después de años de lucha, amenazas, desprestigio y la muerte— la votación de las leyes de Derechos Civiles y la ley de derecho al voto negro, en gran medida responsable de la victoria del actual presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama. Entre las voces de Maya Angelou, James Baldwin, Ida B. Wells y el mismo Martin Luther King, el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana habla de los triunfos de los deportistas negros Carl Lewis, Muhammad Ali y John Wesley Carlos, y su célebre saludo del Black Power en el controvertido y represivo ambiente de los Juegos Olímpicos de México 1968. Con el propósito de explicar el racismo para evitarlo, dejar una huella positiva y motivar las acciones comprometidas de los más de 60 mil visitantes semanales que se esperan en el recinto durante los próximos meses, el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, que fue inaugurado el sábado por el primer presidente afroamericano de la historia del país vecino, abre sus puertas en un ambiente de incertidumbre y de más racismo, en el marco de una campaña electoral que demuestra que, a pesar de que el respeto y la tolerancia son los discursos más actuales, existe hoy en Estados Unidos un candidato presidencial que construye su estrategia de campaña con un discurso de odio. Desde México: además de desear todos los parabienes y el éxito, esperamos que este nuevo museo comprometa a su público al respeto de las minorías, la tolerancia y la no discriminación. *Directora de exposiciones temporales del Museo Memoria y Tolerancia.