Tzvetan Todorov (1939-2017)

Page 1

FRANCISCO HINOJOSA

CARLOS VELÁZQUEZ

DURA LA LLUVIA QUE CAE

ESGRIMA

NAOMI KLEIN

El Cultural N Ú M . 8 7

S Á B A D O

2 5 . 0 2 . 1 7

[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

TZVETAN TODOROV (1939-2017)

Arte digital > STAFF > La Razón > A partir de un retrato de Carles Domènec

UN AUTORRETRATO INTELECTUAL

LA DOBLE MORAL DEL COMBATE AL VICIO

LOS PUBLICISTAS SON POBRES DIABLOS

J. M. SERVÍN

IDALIA SAUT TO


02

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

Investigador, filólogo, humanista, Tzvetan Todorov (1939-2017) extendió los alcances y la profundidad de sus intereses a disciplinas y registros muy diversos, aunque a final de cuentas —como señala— todo converge a un solo centro, antes llamado “la condición humana”. De los estudios literarios a la lingüística; del “análisis del encuentro entre culturas” a una “antropología histórica”; de la historia y las formas de expresión artística a la filosofía política y la reflexión moral. Un formidable trayecto que el propio Todorov comparte en esta entrevista.

Tz vetan Todorov

U N A U T O R R E T R AT O I N T E L E C T UA L KARINE ZBINDEN TRADUCCIÓN DEL FRANCÉS RAFAEL VARGAS Quisiera que mi manera de escribir no se convierta en una cortina o una pantalla de mi pensamiento, sino en un camino que conduzca a él. TZVETAN TODOROV, 14 de junio del 2002

RETROSPECTIVA Tzvetan Todorov, su carrera intelectual comprende ya cuatro décadas y —lo que es aún más notable— sus actividades abarcan una gran variedad de tópicos. ¿Cómo definiría usted su profesión? Responder lo que me pregunta no es fácil. Podría, por supuesto, enumerar las diversas disciplinas que he cultivado. Mi punto de partida fueron los estudios literarios; mi enfoque hacía hincapié en las propiedades lingüísticas de las obras. Por lo tanto, me interesaban también las teorías del lenguaje y del significado, aunque, estrictamente hablando, jamás he sido lingüista (mi participación en la redacción del Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, en conjunto con Oswald Ducrot, debe haber producido la impresión de que lo era).

Posteriormente me atrajo el análisis del encuentro entre culturas, y en mi libro La conquista de América practico una especie de antropología histórica. Desde esa misma perspectiva estudié también las formas pictóricas en la pintura flamenca del siglo XV, y la pintura holandesa del siglo XVII. A su vez, ese estudio me llevó a la historia del pensamiento, tema en el que trabajé especialmente en Nosotros y los otros y en El jardín imperfecto. Para realizar cabalmente esa investigación, tuve que familiarizarme con la filosofía moral y política. He dedicado varios libros a la historia del siglo XX que tienen su punto de partida en tales materias. ¿Soy un investigador literario, un lingüista, un historiador —de las ideas, del arte, de los acontecimientos políticos—, un antropólogo, un filósofo? En realidad, no me importa cómo se me etiquete. Es cierto que la materia estudiada cambia, pero el objeto de conocimiento elaborado conceptualmente es siempre el mismo: se trata de las actividades específicamente humanas, lingüísticas y culturales, morales y políticas, observadas en su especificidad histórica. Tengo la sensación de seguir la

DIRECTORIO

El Cultural [ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

Twitter:

@ElCulturalRazon

Roberto Diego Ortega Director @sanquintin_plus

Delia Juárez G. CONSEJO EDITORIAL

Editora

Carmen Boullosa • Ana Clavel • Guillermo Fadanelli • Francisco Hinojosa • Fernando Iwasaki • Mónica Lavín • Eduardo Antonio Parra • Bruno H. Piché • Alberto Ruy Sánchez • Carlos Velázquez Director General ›Rubén Cortés Fernández Subdirector General ›Adrian Castillo Coordinador de diseño ›Raymundo Ríos Vázquez Corrección ›Carlos Olivares Baró Contáctenos: Conmutador: 5260-6001. Publicidad: 5250-0078. Suscripciones: 5250-0109. Para llamadas del interior: 01-800-8366-868. Diario La Razón de México. Nueva época, Año de publicación 7

Facebook:

@ElCulturalLaRazon


El Cult ural S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

03

circunferencia de un círculo cuyos rayos conducen todos hacia un mismo centro: la vida social de los seres humanos, lo que los antiguos llamaban la condición humana. En el siglo XVI a una persona que compartiera mis intereses se le habría llamado humanista; hoy separamos las diversas ciencias humanas y sociales, y luego decimos que es necesaria la práctica inter o trans-disciplinaria.

En Crítica de la crítica usted cuenta cómo sus reuniones con Arthur Koestler e Isaiah Berlin jugaron un papel determinante en la revaloración de su concepción del mundo. Y también recuerda que el adquirir la nacionalidad francesa fue particularmente importante en tal sentido. Por mi parte, tengo una hipótesis que me gustaría someter a su consideración. Luego de leer sus conmovedoras evocaciones del nacimiento de la persona y del desarrollo del niño en interacción con sus padres en La vida común, me preguntaba si la paternidad no habría jugado un papel importante en el hecho de que usted dejara de estudiar las formas y empezara a estudiar el sentido; que pasara de la búsqueda de la verdad a la búsqueda de los valores, y que empezara a desarrollar su interés por el otro. Entre los acontecimientos de mi vida que han influido en mi manera de pensar, dos me parecen particularmente importantes: el hecho de haberme convertido en ciudadano francés (en 1973, diez años después de mi llegada a Francia) y el de haberme convertido en padre (en 1974). Adquirir la nacionalidad francesa, convertirme plenamente en miembro de una sociedad democrática y liberal, me permitió reconciliarme con la parte pública de mi ser. En Bulgaria, mi país de origen, donde viví hasta que cumplí 24 años, mi vida se dividía en dos mitades a las que les resultaba difícil comunicarse: una, privada, hecha de amistades, de amores, de libros, de entusiasmo por la pintura o el teatro, una mitad en la que sentía que tenía la libertad de elegir mi camino; la otra, pública, estaba ligada a reuniones oficiales, a organizaciones políticas o para-políticas de las que todo el mundo tenía que ser parte, al mundo del trabajo. Esa mitad estaba completamente sometida a la tutela ideológica, tuvo que desarrollarse de conformidad con la vulgata comunista del día, a menos que uno estuviera dispuesto a perder su trabajo, su vivienda, el derecho a vivir en su ciudad —o a verse recluido en un campo de concentración.

Foto > ESPECIAL

CAMBIO DE ENFOQUE

Tzvetan Todorov.

“ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS DE MI VIDA QUE HAN INFLUIDO EN MI MANERA DE PENSAR, DOS ME PARECEN PARTICULARMENTE IMPORTANTES: EL HECHO DE HABERME CONVERTIDO EN CIUDADANO FRANCÉS Y EL DE HABERME CONVERTIDO EN PADRE.”

El resultado de esta situación esquizofrénica fue que a nuestros ojos la vida pública se devaluó terriblemente: era el reino de la hipocresía, la pretensión, la ilusión. La vida pública en un país como Francia no está exenta de defectos, pero de todas maneras es diferente. Al convertirme en uno de sus ciudadanos pude, al cabo de unos cuantos años, sentir interés por ella. Cuando un niño entra en nuestra vida cotidiana, es difícil ignorarlo: ríe y llora, exige nuestra presencia y nuestra atención. Nos obliga a vivir en el aquí y el ahora, no sólo en el universo de las ideas, como es el caso de tantas personas en mi profesión. A partir de ahí, se presenta una disyuntiva: o bien separas de manera muy sólida tu vida y no permites ningún contacto entre sus diferentes sectores; o bien dejas que el sentido circule libremente entre ellos. Yo prefiero la segunda opción. Tanto porque la ruptura, la división en estancos, me recuerda demasiado los expedientes que teníamos en Bulgaria, como porque he adquirido poco a poco la convicción de que el conocimiento del hombre y de la sociedad no avanzan realmente si uno no se cuestiona a sí mismo y no integra su propia experiencia a su campo de trabajo; de otra manera uno estará condenado a realizar meros ejercicios escolásticos y retóricos. Sin embargo, es necesario subrayar que esa “circulación del sentido” no significa que uno sustituya al otro. No se trata de sustituir el conocimiento del mundo por el de la autobiografía. ¿Considera usted el cambio de su enfoque filosófico como una ruptura o más bien como un punto de inflexión? Lo veo como un punto de inflexión. No se trata de un rechazo sino de un cambio de función: lo que era un objetivo ahora se convierte en un medio. Me explico: en un primer momento, mi interés se centró en el instrumento de análisis, en los conceptos que utilizaba para

interpretar los textos. Un día me dije que era hora de empezar a servirme de este instrumento, en lugar de tratar siempre de perfeccionarlo. De otra manera habría sido como un carpintero que se pasa la vida fabricando una herramienta que jamás utilizará —que pule su martillo en vez de clavar los clavos y construir una casa. Para nosotros, nuestra casa son los textos, y nuestro objetivo, la mejor comprensión de su significado, no un desarrollo de la teoría por la teoría. La reflexión metodológica sólo es útil si se mantiene en su lugar, que es el de ser un medio, no un fin.

COMPROMISO De los escritos que ha publicado a lo largo de la última década surge una descripción del papel que usted le atribuye al intelectual en la sociedad, de sus responsabilidades. (En particular, usted se opone al modelo de Estados Unidos, en el que los intelectuales se agrupan en los campus universitarios, fuera de las ciudades, y se desligan del mundo a su alrededor). ¿Podríamos acabar de dibujarlo? La relación entre una sociedad y sus intelectuales, es decir, aquellos que la interpretan y representan para hacerla inteligible a sus contemporáneos, ha seguido dos modelos principales: la separación-oposición y la interpenetración; como también en este punto estoy a favor de la continuidad, soy partidario del segundo modelo. En la Edad Media, la actividad intelectual se concentraba en los monasterios, cuyos habitantes tenían poco contacto con la población del entorno, pero tenían constantes intercambios con otros monasterios y abadías: en todos se debatían los mismos problemas teológicos. Hoy en día, el campus universitario juega un papel comparable en los Estados Unidos —y a veces también en Europa—; las discusiones sobre el valor comercial de tal o cual maestro, de sus


04

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

posibilidades de obtener la titularidad aquí, o de tener un mejor salario allá, ocupan un lugar importante. El segundo modelo podría adoptar la ciudad como emblema: un lugar donde inevitablemente conviven los restos de diferentes épocas, diferentes clases sociales, y todas las edades de la población. En mi opinión, es preferible que la ciudad no esté separada de su materia gris; pero también es importante para los estudiosos y los pensadores habitar el mundo de sus conciudadanos. En alguna época solía decirse que los intelectuales debían “comprometerse”, enrolarse al servicio de una visión política, por lo general de izquierda. Pero no hay mérito alguno en “comprometerse”; es lo más común en el mundo: todos tenemos preferencias partidistas. Me parece que más bien deberíamos pedir a los intelectuales que sean “responsables”, es decir, que mantengan una coherencia entre sus palabras y sus acciones. Precisamente en la medida en que su trabajo es la interpretación de la sociedad, tenemos derecho a esperar que no prediquen a los demás lo que ellos mismos no están dispuestos a asumir. Por lo demás, esta “responsabilidad” puede entenderse de diversas maneras: como una exigencia de conocimiento profundo de la materia de la que se habla, o como un compromiso de fidelidad. En Francia, Raymond Aron ilustra la primera forma de la responsabilidad; Albert Camus, la segunda. Usted también ha criticado la ceguera que los intelectuales franceses mantuvieron frente al comunismo

desde los años cincuenta, que contribuyó a que siguieran existiendo campos de concentración en la Unión Soviética y en países del Este... ¿De qué manera podrían haber influido esos escritores y filósofos en la política interna de la URSS y sus países hermanos? En los años cincuenta, la existencia de dictaduras sangrientas en Europa del Este ya no era un secreto para quien quisiera saberlo. La única manera de intervenir, salvar vidas y reducir el sufrimiento era denunciarlos públicamente. Esta práctica rindió sus frutos veinte o treinta años más tarde, en la época de los disidentes, y permitió que muchos de ellos fuesen expulsados ​​al extranjero, en lugar de languidecer en campos o en hospitales psiquiátricos. Pero en los años cincuenta las voces de protesta que se manifestaban eran raras, como las de David Rousset o Germaine Tillion, antiguos prisioneros de campos nazis que se movilizaron para combatir los siempre activos campos soviéticos. Ambos se convirtieron en objeto de calumnias y persecuciones. A veces los intelectuales prefirieron ignorar lo que les molestaba (como sucedió con quienes gravitaban en la órbita del Partido Comunista), y a veces admitieron los hechos pero, por cuestión de fines políticos, prefirieron no divulgarlos con tal de no dar, según la fórmula de la época, “armas al enemigo”.

“EN MI OPINIÓN, ES PREFERIBLE QUE LA CIUDAD NO ESTÉ SEPARADA DE SU MATERIA GRIS; PERO TAMBIÉN ES IMPORTANTE PARA LOS ESTUDIOSOS Y LOS PENSADORES HABITAR EL MUNDO DE SUS CONCIUDADANOS.”

Usted ha adoptado una postura en contra del relativismo y del nihilismo de Nietzsche por haber creado un clima propicio a las peores atrocidades que distinguen al siglo

XX de los anteriores. ¿Puede expli-

carnos el vínculo entre filosofía y totalitarismo? Las ideologías no crean regímenes políticos, pero les proporcionan una legitimación que los consolida y fortalece. La ideología que ha contribuido a que los totalitarismos asciendan al poder en el siglo XX es el cientificismo. Tal concepción del mundo postula que las leyes de la evolución y de la historia ya se conocen; que la ciencia no sólo produce conocimientos, sino que también ayuda a fabricar los ideales de la sociedad y, en conclusión, que el conocimiento debe llevar a la acción y que después de analizar la vida social ésta debe orientarse en la dirección deseada. El dominio de las (supuestas) leyes de la historia le sirvió de legitimación a Lenin y a Trotsky para emprender la eliminación de la burguesía “como clase” —o en todo caso para considerar su extinción como una pérdida insignificante. El relativismo y el nihilismo han estado ligados con el individualismo contemporáneo. Si se acepta que cada individuo es el mejor juez del bien y del mal, que toda sujeción a

TZVETAN TODOROV SUS LIBROS EN ESPAÑOL

Son muy pocos los libros de Todorov que no han aparecido aún en español. Los enlistamos enseguida, según el orden de su publicación en francés. (RV). Teoría de la literatura de los formalistas rusos (trad. de Ana María Nethol), Siglo XXI Editores, México, 2016, 320 pp. Literatura y significación (trad. de Gonzalo Suárez Gómez), Planeta, Barcelona, 1971, 242 pp. Gramática del Decamerón (trad. de María Dolores Echeverría), Taller de Ediciones JB, Madrid, 1973, 190 pp. Introducción a la literatura fantástica (trad. de Silvia Delpy), Editorial Coyoacán, 1982, 152 pp. ¿Qué es el estructuralismo? Poética estructuralista (trad. de Ricardo Pochtar Brofman), Losada, Buenos Aires, 2004, 184 pp. Teoría del símbolo (trad. de Francisco Rivera), Monte Ávila, Caracas, 1977, 68 pp. Simbolismo e interpretación (trad. de Claudine Lemoine y Márgara Russoto), Monte Ávila, Caracas, 1991, 188 pp. Los géneros del discurso (trad. de Jorge Romero León), Monte Ávila Editores, Caracas, 1996, 432 pp. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje (con Oswald Ducrot, trad. de Enrique Pezzoni), Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1983, pp. Teoría de los géneros literarios (trad. de Miguel Ángel Garrido Gallardo), Arco libro, Madrid, 1988, 388 pp. Mijaíl Bajtín: el principio dialógico (trad. de Mateo Cardona Vallejo), Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 2013, 330 pp. La conquista de América. El problema del otro (trad. de Flora Botton Burlá), Siglo XXI Editores, 9a. edición, 2016, 420 pp.

Relatos aztecas de la conquista (con Georges Baudot, trad. de Guillermina Cuevas), Grijalbo, México, 1990, 484 pp. Frágil felicidad. Un ensayo sobre Rousseau (trad. de María Renta Segura), Gedisa, 2009, 128 pp. Crítica de la crítica (trad. de Juan Sánchez Lecuna), Paidós, Barcelona, 2005, 544 pp. Nosotros y los otros. Reflexión sobre la diversidad humana (trad. de Martín Mur Ubasart), Siglo XXI Editores, México, 2010, 460 pp. Las morales de la historia (trad. de Marta Bertran Alcázar), Paidós, Barcelona, 2008, 276 pp. Frente al límite (trad. de Federico Álvarez), Siglo XXI Editores, México, 2014, 324 pp.

La vida en común (trad. de Héctor Subirats), Taurus, Madrid, 1995, 232 pp. Los abusos de la memoria (trad. de Miguel Salazar), Paidós, Barcelona, 2008, 64 pp. El hombre desplazado (trad. de Juana Salabert), Taurus, 1997, 296 pp. Elogio de lo cotidiano (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, 2013, 128 pp. El jardín imperfecto: luces y sombras del pensamiento humanista (trad. de Enrique Folch González), Paidós, Barcelona, 2008, 304 pp. Elogio del individuo: Ensayo sobre la pintura flamenca del


El Cult ural S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

las demandas de la sociedad es un vestigio de la esclavitud, se llega a la fragmentación extrema que se observa en algunas partes de nuestra sociedad. Las jerarquías tradicionales se desploman, el lazo social se vuelve polvo. Se reclama, además, un hipertrofiado “derecho a la diferencia”, pero el individualismo contemporáneo conduce al resultado inverso: la uniformización de los individuos.

HUMANISMO CRÍTICO Usted describe su posición actual como la de un humanista crítico. ¿En qué se distingue el humanismo crítico del humanismo llano? Quizás deberíamos comenzar por decir en qué consisten los principios humanistas. En El jardín imperfecto, un libro consagrado a sus más importantes representantes en Francia, los reduje a tres: 1) la afirmación según la cual el sujeto humano dispone de un margen de libertad que le permite ejercer su voluntad y elegir; 2) el hecho de considerar al ser humano individual como un fin legítimo de nuestras acciones; y 3) la idea de la unidad del género humano, que implica que todos sus miembros tienen una dignidad igual. O, dicho en síntesis: autonomía del yo, finalidad del tú, universalidad del ellos. El humanismo crítico nos pone en guardia contra una interpretación hiperbólica o ingenua de los principios humanistas. Por ejemplo, la exigencia de universalidad a menudo se ha pervertido: de manera ingenua o solapada, quienes la reclaman confunden lo universal con lo que para ellos ha sido simplemente lo habitual; el

Renacimiento (trad. de Noemí Sobregués), Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2006, 240 pp. Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX (trad. de Manuel Serrat Crespo), Península, Barcelona, 2002, 384 pp. Deberes y delicias. Una vida entre fronteras (Entrevistas con Catherine Portevin, trad. de Marcos Mayer), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2003, 288 pp. El nuevo desorden mundial. Reflexiones de un europeo (trad. de Zoraida de Torres Burgos), Quinteto, Barcelona, 2008, 144 pp. Los aventureros del absoluto (trad. de José María Ridao), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2007, 300 pp.

universalismo no es entonces más que una máscara del etnocentrismo. La afirmación de la autonomía se vuelve insostenible si se le absolutiza y lleva a ignorar todas las determinaciones que padecemos. Estamos condicionados de manera biológica, social, cultural, histórica e incluso individual por nuestra configuración familiar y los acontecimientos de nuestra infancia. El humanismo no-crítico corre el riesgo de ignorar esas determinaciones (como a veces ocurre con Descartes). El humanismo crítico no las pasa por alto sino que persiste en afirmar que, a pesar de ellas, el ser humano dispone también de un margen de libertad —que siempre puede, como lo dijo Rousseau, “aceptar o resistir.” En El jardín imperfecto usted desarrolla un argumento muy interesante: que el humanismo es travestido por sus críticos en etnocentrismo, en cientificismo, en individualismo, etcétera; es decir, en formas pervertidas de humanismo que conservan en parte algunas de las características que sólo tomadas en su conjunto dan forma al humanismo. ¿Fue esa la razón por la que decidió escribir ese libro?

05

Veo dos grandes razones por las que se oponen resistencias contra el humanismo (que, en Francia, no son tan comunes como usted dice). La primera es, en efecto, la identificación de humanismo con una sola de sus variantes —cuando no con una de sus perversiones. El humanismo no se confunde con el etnocentrismo, ni con la política imperialista de las potencias europeas en el siglo XIX, que lo utilizaron como un conveniente camuflaje, así como el cristianismo no se confunde con las guerras de conquista realizadas en su nombre. El humanismo no niega el inconsciente, a pesar de que defiende ciertos derechos de la conciencia; no rechaza las determinaciones sociales, si bien atesora la libertad. El humanismo no se confunde con el racionalismo —una actitud mucho más generalizada—, sino que comparte con él su postulado universalista (también la razón se quiere universal). La segunda causa de la aversión académica hacia el humanismo tiene que ver con la discontinuidad —que he deplorado— entre la teoría y la práctica. Preguntemos a esos mismos estudiosos universitarios quiénes están en contra de los derechos humanos: serán mucho

“SE RECLAMA UN HIPERTROFIADO ‘DERECHO A LA DIFERENCIA’ , PERO EL INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO CONDUCE AL RESULTADO INVERSO: LA UNIFORMIZACIÓN DE LOS INDIVIDUOS.”

La literatura en peligro (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2008, 110 pp. El espíritu de la Ilustración (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2008, 160 pp. El miedo a los bárbaros, más allá del choque de civilizaciones (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2000, 312 pp. ¡El arte o la vida! El caso Rembrandt (trad. de Ramón Dachs), Vaso Roto, México, 2010, 110 pp. La experiencia totalitaria (trad. de Noemí Sobregués), Barcelona, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2010, 320 pp. Muros caídos, muros erigidos (con Juan Goytisolo, trad. de

Zoraida de Torres Burgos), Centro de Cultura Contemporánea, Barcelona, 2011, 24 pp. Goya. A la sombra de las luces (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2011, 256 pp. Vivir solos juntos (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2011, 288 pp. Los enemigos íntimos de la democracia (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2012, 208 pp. La pintura de la Ilustración (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, 160 pp. Insumisos (trad. de Noemí Sobregués), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2016, 240 pp.


06

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

“LA MORAL NOS DICE SI NUESTROS DESEOS SON LEGÍTIMOS O NO; LA CIENCIA O LA TECNOLOGÍA NOS DICEN SI SON REALIZABLES O NO. LO REAL Y LO DESEABLE PERTENECEN A DOS ÓRDENES DIFERENTES. LOS ROBOTS NO CONOCEN LA MORAL, LOS ANIMALES TAMPOCO.” menos numerosos. Pero no se puede abrazar la doctrina de los derechos humanos sin abrazar al mismo tiempo una forma de humanismo. Y diré otro tanto del sistema político democrático, basado también en postulados humanistas: la soberanía del pueblo, la igualdad de los ciudadanos, la libertad de los individuos, la expresión de su voluntad mediante el sufragio universal, etcétera. No creo que la mayor parte de la comunidad académica de los países occidentales prefiera las dictaduras militares, las teocracias o los regímenes totalitarios. Sin duda cuentan con partidarios pero no hay tantos. Así que creo que la comunidad académica se olvida de conciliar sus elecciones prácticas con sus opciones teóricas. En dos de sus libros más recientes (Benjamín Constant y El jardín imperfecto), usted coloca en el centro de la tradición humanista a un escritor al que por lo general se lee poco: Benjamin Constant. El gran pensador humanista de Francia es Rousseau; pero medio siglo más tarde Constant aporta complementos muy valiosos a la doctrina. Entre uno y otro tuvo lugar la Revolución Francesa. Constant desempeñó un papel tardío y modesto en ella, pero pensó mucho en lo que vio y escuchó (he aquí un hermoso ejemplo de la fecunda relación entre la teoría y la práctica). Se dio cuenta de que la transferencia del poder de manos del monarca a las de los representantes del pueblo no estuvo acompañada por un incremento de las libertades; más bien al contrario, ya que la Revolución produjo el terror. Comprendió entonces que, más importante aun que la identidad del soberano, era la forma de la soberanía: ilimitada o circunscrita a ciertos límites. No se debe permitir a ningún poder, dice Constant, por legítimo que sea, invadir ciertos territorios del individuo. Constant también me resulta muy querido por razones que no están relacionadas con la doctrina humanista: su penetrante análisis de las relaciones afectivas, su búsqueda de una religiosidad sin la coerción de las instituciones, la manera en que se cuestionaba a sí mismo. Es uno de los primeros escritores franceses a los que podemos leer como si fuera nuestro contemporáneo. Usted hace una distinción muy clara entre moral y moralismo. También opone los valores heroicos a los valores cotidianos y reprueba su distribución social, que contribuye a devaluar a los segundos.

La reflexión moral ha sufrido, en el curso de los últimos años, los ataques conjuntos tanto de los científicos (desde cuya perspectiva vivimos en un mundo sujeto a la necesidad, determinado y, por lo tanto, sin lugar para la libertad ni para elegir entre el bien y el mal) como de los individualistas (para quienes deberíamos vivir en un mundo sin normas sociales objetivas: es bueno lo que me interesa, lo que me gusta, lo que me da placer). En lo personal, creo tanto en las normas sociales como en la libertad del individuo, lo que me obliga a meditar en cuestiones morales. Pero hay que descartar de entrada el malentendido que nos lleva a confundir la moralidad con el moralismo. El moralismo es sermonear a los demás, fustigarlos por sus faltas y predicarles el bien. Pero enseñar qué es ético no es un acto moral. En cuestión de moral, uno sólo puede exigirse a sí mismo; a los otros, uno sólo puede darles. Tradicionalmente, las virtudes heroicas —valor, fuerza, resistencia— estaban ligadas al mundo masculino; por el contrario, las virtudes cotidianas (que encontramos realzadas, quizás por primera vez, en la llamada pintura de género flamenca y holandesa) con frecuencia eran asociadas con las mujeres: la dulzura, la preocupación por los demás, el amor, la ternura. En mi parecer, no hay que abogar por la desaparición de las primeras y buscar que las segundas las sustituyan, sino destacar también el valor de las virtudes de todos los días, que nos hacen bien tanto en la vida cotidiana como en las circunstancias excepcionales de la guerra o de los campos de concentración. ¿Hasta qué punto puede la moral guiar nuestra vida cotidiana en estos primeros años del siglo XXI, en los que su desaparición en beneficio del progreso tecnológico parece ser aceptada de manera unánime? No estoy seguro de comprender bien en qué sentido podemos decir que el progreso tecnológico elimina la moral. El progreso tecnológico es resultado del conocimiento; la moral no. La moral nos dice si nuestros deseos son legítimos o no; la ciencia o la tecnología nos dicen si son realizables o no. Lo real y lo deseable pertenecen a dos órdenes diferentes. Los robots no conocen la moral, los animales tampoco. Los seres humanos, cuya voluntad puede orientar sus actos, gozan, por tanto, de una cierta libertad, y saben que sus acciones pueden contribuir a la felicidad o infelicidad de quienes los

rodean: la moral les permite ver con mayor claridad. Junto a ella, también escuchamos otros llamados: de nuestros sentidos, de la alegría interior que nos proporcionan nuestros logros, de la solidaridad dentro de nuestro grupo. Es el equilibrio de estos llamados lo que guía nuestra vida cotidiana mucho más que el progreso tecnológico. Usted también se ha manifestado en contra del derecho de injerencia humanitaria. ¿Significa eso que usted sostiene un principio de “dejar hacer”, lo cual, dicho de otro modo, equivale a aceptar la “ley de la selva” como único principio regulador entre los Estados? Se llama “derecho de injerencia” a la posibilidad de enviar a un ejército a un país extranjero por razones humanitarias. Esta estrategia plantea muchos problemas. Supongamos que estas razones no son puros pretextos —lo que no siempre es el caso (la historia colonial brinda muchos ejemplos al respecto: Leopoldo, rey de Bélgica, invade y somete al Congo “para combatir la esclavitud”). Pero las transgresiones contra los derechos humanos son muy numerosas, ocurren todos los días, en muchos países. Es inconcebible intervenir en todas partes; de manera que es necesario elegir. ¿Con base en qué criterios? De entrada, se descarta a los países demasiado poderosos; más vale no pelear con ellos. Por ejemplo, yo considero que la pena de muerte es una barbaridad; sin embargo, me abstengo de invadir Estados Unidos para suprimirla por la fuerza. Luego, dejo de lado a los países “amigos”, que nos proporcionan bases militares en la región o que defienden nuestros intereses en ella: todavía pueden hacernos nuevos favores en el futuro. Por lo tanto, se busca “corregir” a un culpable entre los que restan pero, en tal caso, ¿aún se puede hablar de un ejercicio de la justicia? Por otro lado, no hay que actuar como si uno estuviese obligado a elegir entre Munich y Dresden; entre la rendición a la arrogancia de los bárbaros y la eliminación de su población o de sus medios de subsistencia con bombas que las almas bellas califican de humanitarias o misericordiosas. También es posible recurrir a otros tipos de intervención: económica, diplomática, o estrictamente política. Las bombas sobre Belgrado sólo sirvieron para reforzar el poder de Milosevic; la ayuda discreta a sus opositores, unos cuantos meses más tarde, permitió derribar su régimen sin derramar una gota de sangre. Sugiero promover, en vez del “derecho de injerencia”, el “deber de auxiliar” que excluye la acción militar. Eso es de hecho lo que ya practican las organizaciones no gubernamentales independientes, que se niegan a ponerse al servicio de un gobierno. Su acción no siempre es espectacular, aunque no por ello es menos eficaz. Fuente: Entrevista realizada en 2002. https://ejournals.library.ualberta.com


El Cult ural S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

07

En el siglo XIX mexicano, la disponibilidad, el comercio de marihuana y fármacos derivados del opio y la cocaína era “legal y común”. La criminalización de su consumo derivó de un reglamento expedido por Plutarco Elías Calles sólo hasta 1925. La película silente El puño de oro, realizada en 1927, adelanta la estigmatización de las drogas como insignia de un mundo proscrito, pero también negocio clandestino determinado por la ausencia de la autoridad.

El puño de hierro

L A DOBLE MOR A L DE L COM B AT E A L V IC IO J. M. SERVÍN

“LA MORFINA SE USABA PARA CURAR DELIRIUM TREMENS E ‘HISTERIA FEMENINA’. PRÁCTICAMENTE NO HABÍA UNA ENFERMEDAD QUE NO PUDIERA SER TRATADA CON EL ALCALOIDE.”

Foto > ESPECIAL

E

n la segunda década del siglo XX las autoridades sanitarias y judiciales mexicanas apenas comenzaban a ponerse de acuerdo en penalizar el consumo de drogas. Su uso era generalizado entre la población como fármacos: mariguana, opio y cocaína principalmente; el opio en forma de láudano y otros compuestos opiáceos como la morfina eran de consumo legal y común. Desde mediados del siglo XIX los vinos (cordiales) con coca y los cigarrillos de mariguana (para combatir el asma, entre otros males) formaban parte de los productos ofrecidos normalmente en las farmacias y hasta en mercados y tlapalerías. Aún a finales de los años veinte del siglo pasado en periódicos y revistas estas drogas eran anunciadas sin connotaciones peyorativas con las propiedades sanadoras que se les atribuían. Para entonces la morfina era considerada una panacea médica que se usaba para curar delirium tremens e “histeria femenina”. Su popularidad era tal que prácticamente no había una enfermedad que no pudiera ser tratada con el alcaloide. Incluso se aconsejaba para mejorar la producción de las gallinas ponedoras. Jarabes, extractos y tinturas con dosis sugeridas para niños y adultos. Si había una preocupación, era sobre el control y sapiencia de los profesionales encargados de suministrar las sustancias, el control de calidad y las dosis justas que evitaran intoxicaciones y adulteraciones. El uso terapéutico no se ponía en duda y los juicios morales estaban todavía muy lejos de la orientación actual, aunque

ya había muestras de un cambio de percepción. Desde aquellos años las drogas se han traficado y consumido ampliamente en este país. Lo que ha cambiado es la valoración a los consumidores.

VISIÓN DE LO PROSCRITO Este es el trasfondo de El puño de hierro, largometraje de 1927, el tercero y último en la filmografía de Gabriel García Moreno. Película silente filmada en Orizaba, Veracruz, es una singular ficción policiaca con una deshilachada trama que para su época e incluso para la actual, con su corrección política y un cine mexicano lacrimógeno de “denuncia” social, resulta irreverente y con todos los elementos del cine de acción. Carlos, un muchacho de clase acomodada, es adicto a las drogas que le ofrece El Buitre, secuaz del traficante El Tieso. Laura, la afligida novia de Carlos, intenta sin éxito ayudarlo a abandonar sus hábitos dañinos. Por su parte,

El Murciélago asuela la región con su banda secuestrando y robando hacendados. Este universo delincuencial ignora la presencia de Juanito, una especie de héroe espontáneo dispuesto a acabar con los criminales de su ciudad, quien hace mancuerna con Perico, un niño humilde que aspira a ser como su héroe de folletín policiaco Nick Carter, a quien imita en los modales portando unos gruesos lentes estilo hipster y una pipa sin prender pegada a la boca. Juanito y Perico, convertidos en detectives “privados” plenos de ingenuidad, buena fe, y carentes de toda técnica de investigación, se involucran a los ojos de todos en los peligrosos bajos fondos de una ciudad provinciana que bien podría ser cualquiera de México. Estos paladines prefiguran a la pareja de Chabelo y Pepito, sólo que contra los monstruos de la delincuencia organizada. Hay un tugurio donde se vende y distribuye la droga, morfina y cocaína principalmente: ahí se envicia y corrompe, es el lugar que cobija la debilidad de espíritu y la prueba máxima de quien intenta redimirse. En ese lugar

En esta y la siguiente página, escenas de la película El puño de hierro, del director Gabriel García Moreno.


Foto > ESPECIAL

08

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 5

los parroquianos buscan “Un anonadamiento del ser, absorción del yo en el infinito y disolución del pensamiento en la nada. Muere la memoria y con ella el tormento del pasado y la ansiedad del futuro y el hastío, la aflicción y la neurosis del presente”.1 El ingreso es mediante un timbre oculto tras el número de la entrada cuya clave de identificación son las huellas de pintura negra de dos manos a un costado del número. La recreación del tugurio bien puede dar una idea de los escenarios patibularios donde se construyó el imaginario social de “lo proscrito”.

LA AUTORIDAD AUSENTE La trama presenta un enigma y una ambigüedad moral que reflejan las contradicciones de la época y las nacientes políticas de criminalización y estigmatización de los consumidores de drogas; la conciencia pública que desde entonces en todo el mundo se formó mediante la condena al comercio y distribución ilícita de drogas, a su uso cotidiano, terapéutico o ritual y sobre todo recreativo. En aquel entonces la gente ingresaba a las prisiones por ebriedad y riñas, rara vez por consumo de drogas, pero también comenzaban a llamar la atención los suicidios y muertes por sobredosis de morfina o de láudano. Un prestigiado médico distribuye y vende las drogas en el tugurio a través de su esbirro El Buitre. Pero el médico tiene una doble personalidad y acude al tugurio a mercar y vigilar el negocio disfrazado como un viejo barbudo y mañoso, conocido como El Tieso. Debido a su fingida parálisis de medio cuerpo, nadie podría sospechar de él. A través de los remedios que receta a los enfermos en su respetable faceta profesional, se enriquece y controla el comercio ilegal enviciando a sus pacientes. En el tugurio los parroquianos se inyectan morfina, beben vino cordial y se untan cocaína en las encías. Se practica la homosexualidad y la prostitución, y entre una orgía y

otra se convence de inyectarse morfina a espíritus ya de por sí predispuestos al desfogue, que sólo necesitan a El Buitre como intermediario entre ellos y su entrega al infierno de la adicción. El médico representa a un agente social que en medio de la naciente prohibición, satisface y diversifica la demanda de un consumidor al que arbitrariamente se le clasifica como enfermo, traficante o vicioso según el caso. Desde su privilegiada posición el médico crea una necesidad y al mismo tiempo apuntala su prestigio. Mientras tanto, la ciudad es asolada por atracadores vestidos con capuchas y camisolas negras numeradas, tipo Ku Kux Klan. Un copycat de “La banda del automóvil gris” de la década anterior en la capital del país que opera en completa impunidad. En toda la película no aparece un solo policía y todo ocurre en pleno día. La banda comandada por El Murciélago es prácticamente desarticulada por Juanito y Perico a fuerza de ingenio y arrojo; además desenmascaran al doctor, salvan la vida en balaceras sin portar armas de fuego, participan en batallas campales dentro del tugurio, y se esfuerzan por combatir el crimen ahí donde la autoridad nomás no aparece.

LA PROHIBICIÓN EN SUS INICIOS El puño de hierro llegó a manos del investigador Aurelio de los Reyes de parte de la familia Mayer, de Orizaba, Veracruz. Siete rollos en soporte de nitrato que pasaron a formar parte de la Filmoteca de la UNAM. La versión disponible es la tercera y definitiva e inserta fragmentos de dos trabajos anteriores de García Moreno: Misterio y El Buitre. El puño de hierro es entretenimiento trepidante y descocado, vaya logro, además de ser un curioso instrumento moralizante sobre los males que ya para entonces comenzaban a ocupar la atención de los medios y la sociedad mexicana. Refleja el cambio en los criterios y políticas sanitarias

en torno a las drogas basados en criterios eugenésicos para criminalizar a las clases bajas. Vale la pena señalar que hasta finales del siglo XIX, el consumo de morfina sustituye al del opio entre algunos sectores de las clases acomodadas mexicanas como un acto de imitación de sus similares parisinas. Influidas por las nacientes políticas internacionales de control y prohibición, a partir de 1920 las autoridades sanitarias comienzan a controlar rígidamente la importación del opio y sus derivados y a criminalizar el cultivo y consumo de la mariguana. Le llaman “disposiciones sobre el cultivo y comercio de productos que degeneran la raza”. El 8 de enero de 1925 el presidente Plutarco Elías Calles expidió un reglamento donde fijó el control de fármacos y drogas como el opio, la morfina y la cocaína, entre algunos otros. Para 1926 los comerciantes y consumidores se convierten, gracias a este cambio en las políticas sanitarias, en “traficantes, viciosos y criminales”. Quizá el siniestro doctor con doble personalidad protagonista de El puño de hierro, ya preveía la disposición sanitaria de 1929 que obligaba a los propietarios de toda botica o farmacia llevar un “libro de narcóticos” para registrar recetas expedidas que contuvieran drogas heroicas y a proporcionar una copia al interesado para que pudiera mostrarla a su médico en caso necesario. Los farmacéuticos protestaron aduciendo que era más sencillo vigilar los lugares donde se efectuaba el comercio ilícito. Para entonces, las regiones donde se cultivaba mariguana y adormidera iban en incremento así como los tugurios y fumaderos de opio, hasta entonces identificados con los chinos. En El siglo de las drogas de Luis Astorga se hace mención a una obra de Jesús Galindo Villa, publicada en el año de 1927, donde el autor señala que el morfinismo “ataca de preferencia a las clases media y alta de la sociedad, más bien que a las clases populares; a los intelectuales y a los artistas, más bien que a los obreros y campesinos. Es, según se ha dicho, un veneno de los ‘degenerados superiores’.” El puño de hierro tiene un final feliz, que sólo cumple con su mensaje moralizante y prejuicioso que noventa años después ha arrojado a México al abismo. El puño de hierro, Gabriel García Moreno, México, 1927. Guión: Gabriel García Moreno; fotografía: Manuel Carrillo, Juan D. Vasallo. Intérpretes: Carlos Villatoro, Octavio Valencia, Laura Rosario Galaviz. “Los tormentos de la morfina”, El Diario. Suplemento Ilustrado, 22 de noviembre de 1908. Citado por Ricardo Pérez Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 27. 1

FUENTES Luis Astorga, El siglo de las drogas, Grijalbo-Proceso, México, 2012. Magali Delgadillo, “Los drogadictos de los años 30 y los de hoy”, El Universal, 7 de enero de 2017. http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/colaborcion/mochilazo-en-el-tiempo /nacion/sociedad/2017/01/7/los-drogadictos-de

Ricardo Pérez Monfort (coordinador), Alberto del Castillo, Pablo Picatto, Hábitos, normas y escándalo. Prensa, criminalidad y drogas durante el porfiriato, CIESAS, Plaza y Valdés, México, 1997. Ricardo Pérez Monfort, Tolerancia y prohibición. Aproximaciones a la historia social de las drogas en México. 1840-1940, Debate, México, 2016.


El Cult ural S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

09

En la era de internet, la frivolidad es una pauta común que exhibe la denigración o el escarnio a la par del “dinero o el ego”. De los narco juniors en las redes sociales a las oficinas que propician la “creatividad” de los publicistas, este relato sigue las claves donde lo grotesco y la belleza adoptan “formas extrañas” para manifestarse y en ocasiones confundirse.

L O S P U B L I C I S TA S SON POBR ES DI A BLOS IDALIA SAUTTO 1. En su origen las fotografías poseían alma. Se reproducían en postales, revistas y libros a capricho. Entonces las imágenes vivían entre los hombres y el mundo. Internet cortó el alma a las fotografías. Fijó esas imágenes a los humanos. Y el alma sólo se convirtió en un fantasma. A partir de entonces la humanidad se pega a las fotografías, finge ser el alma de esas imágenes. Hace dos años existía en Instagram una cuenta que se llamaba “yocomander007”. La cuenta era de un narco adolescente que sólo subía fajos de billetes, pavorreales en Jardines del Pedregal, paquetes de cocaína, aviones privados, nalgas de mujeres, tatuajes feos y carros opulentos que sólo aparecen en películas. Yo lo seguí por morbosa. La primera foto que vi mostraba un montón de bolsas de compras y un cachorro de león husmeando una de ellas. Luego me di cuenta que no podía perderme cada publicación. Una vez subió una selfie de cuerpo completo. No se lograba ver su rostro pero sí su mal gusto para vestir. Entre dos columnas salomónicas de mármol se adivinaba un espejo del piso al techo. Él, un chico delgado y de lentes oscuros, mocasines verdes de gamuza, shorts deportivos cortos y camisa blanca abierta hasta la mitad, cadenas doradas y reloj de oro. Su teléfono celular, también dorado. Dejaba el flash de la cámara y aparecía un punto de luz justo a un lado de su cara y eso funcionó para dejar su rostro en el anonimato. Como pie de foto decía: “los publicistas son pobres diablos” seguido de hashtags con las marcas que traía puestas. No entendía por qué lo hacía. Tenía más de cien mil seguidores. No sé si son los narcos los peor vestidos del país. No es necesario ir tan lejos. Hay que salir a la calle y ver cómo se viste la gente. Ser un poco serios. Contar cuántos o cuántas visten pants. La ropa deportiva es el disfraz preferido para las personas fodongas. Aunque la globalización ha hecho lo suyo y lo mismo encontramos un Zara en Shibuya que en Isabel la Católica o un H&M en Santa Fe que en la Quinta Avenida, la gente

decide con qué combinar sus básicos con su pantalón verde de temporada primavera-verano. La frivolidad se asocia, al final de cuentas, con la denigración, el dinero o el ego. No me digas que hay algo más triste que lo tuyo, hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor, los caballitos poni. Esa frase la dice un grupo español que canta rock alternativo en la radio. Yo digo que existe algo más frívolo que el Instagram de los narco juniors, una entrevista de trabajo por ejemplo.

2. Ella es guapa, bien vestida y con la seguridad que otorga el liderazgo de una empresa grande en donde la “creatividad” es la moneda de cambio. Una entrevista de trabajo es la expresión de la frivolidad más pura. Debes mostrar interés. Que quizá no tengas talento pero eres echado para delante como dice la cumbia. Tienes que asegurar que tú puedes hacer la diferencia. Fingir que te interesa. Que puedes aprender. Aunque en el fondo sea más interesante empaquetar tarjetas de Amigo Kit en bolsitas de celofán.

IDALIA SAUTTO (Ciudad de México, 1984) es editora, escritora e historiadora del arte. Autora de Una vida tan llena de esdrújulas (Torres Asociados, México, 2007) y de diversos relatos para niños que también ha ilustrado.

“LO FEO Y LO GROTESCO TAMBIÉN TIENEN ALGO DE FASCINANTE, POR ESO ALGUIEN PUEDE QUEDARSE HORAS FRENTE A SATURNO DEVORANDO A SUS HIJOS EN EL PRADO.”

¿Cuál es tu director de cine favorito? me preguntó como si fuera una plática de tinder. ¿Qué capital del mundo crees, a tu parecer, que marca tendencia en el mundo contemporáneo? ¿Qué tipo de obra de arte comprarías para tu hogar? ¿Qué bandera del mundo tiene mejor diseño para ti? ¿Qué evaluación puede tener mi subjetividad si respondo que la bandera de Polonia es la que mejor sintetiza el dogma protestante? Y si acaso me podrían revertir esa respuesta diciendo que nunca hubo protestantes en Varsovia. No lo sé y no me preocupa en este momento. ¿Cómo se evalúa el gusto de una persona? Después tuve que responder una encuesta de diez preguntas en donde se me pedía ordenar de mayor a menor importancia las respuestas. Uno sería la prioridad y cuatro la menos importante. ¿Qué harías si tuvieras mucho dinero? A. Donar el dinero a la iglesia de la colonia. B. Pagar los impuestos de un partido político. C. Colocar flores en todas las jardineras de tu ciudad. D. Prestar el dinero a personas necesitadas y cobrar intereses altos. —¿Cuál piensas que es la peor desventaja de trabajar para el gobierno? —La burocracia. —Mira —dijo mientras daba vuelta a una servilleta como si ponchara un cigarro— me interesa saber si tienes buen ojo, buen gusto, sobre todo porque tenemos que editar videos y fotos. —Sí tengo. Este es mi trabajo —y señalé tres libros que había colocado sobre la mesa.

—Quiero que me prestes estos libros. —Te los regalo. —No, prestados.

3. Él viste mal.

Ella viste bien. A mí sólo me importa el rock & roll. Vestir es nuestra identidad más propia. Cejas depiladas o pintadas. La forma más cercana de decir esta persona soy yo. Uso este anillo porque me identifico con este metal o porque estoy casada o porque quiero colocar una piedra en mi mano. La frivolidad, los lugares comunes, la banalidad están asociados al mal. Y no es tonto pensar que esos narco juniors o gente millonaria como @DanBilzerian son la representación de ese mal. Que muy posiblemente debajo de todas esas fotos hay sangre de gente inocente. Y esa petulancia está inundada de mal gusto. Esa “banalidad del mal” como concepto del que habla Hannah Arendt se representa en estas redes sociales. Hablar de esa frivolidad al fin de cuentas no es tan trivial como se supone. Lo feo y lo grotesco también tienen algo de fascinante, por eso alguien puede quedarse horas frente a Saturno devorando a sus hijos en el Prado. La belleza tiene formas extrañas de presentarse.

4. “En su origen las montañas tenían grandes alas. Volaban por el cielo y se posaban en la tierra, a su capricho. Entonces la tierra temblaba y vacilaba. Indra cortó las alas a las montañas. Fijó las montañas a la tierra para estabilizarla. Las alas se convirtieron en nubes. A partir de entonces las nubes se recogen en torno a las cimas”. La ruina de Kasch de Roberto Calasso comienza con este epígrafe. Trato de entender si en ese origen se cuela algo de nuestra realidad. Intento colocar nuevas palabras a ese párrafo. Quiero desarmar ese mito en el mundo contemporáneo. Yocomander007 tendría entre veinte y veinticinco años. Quizá ya no tenga vida o tenga otra cuenta. La directora de arte y comunicación tiene entre cuarenta y cuarenta y cinco. Es probable que no tenga vida fuera de esa oficina y no tiene Instagram. “Siempre hay que servir a alguien” dice nuestro premio Nobel de Literatura, al diablo o al señor, quizá viviendo en otro país, bajo otro nombre, but you’re gonna have to serve somebody. Qué bueno que ya no me dedico a la publicidad. Los publicistas son pobres diablos.


10 Por

FRANCISCO HINOJOSA

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

LA N OTA NEGRA

@panchohinojosah

G

racias a los celulares, las tabletas y las redes sociales, hoy se lee y se escribe más que antes. Bien o mal, con buena ortografía, puntuación y gramática o sin ellas. Lo cierto es que logran su objetivo: comunicar. Sin duda la expresión más usada, con algunas variantes, es “jajajajá” (el número de “jas” no siempre es traducción de la hilaridad que provoca la reacción). Aun aquellos que en la vida real suelen no reír, en sus mensajes no dudan de jajajajasearse de comentarios sin el menor chiste. Y cuando de plano las palabras ya no salen, llegan como ayuda al whatsappeante, chatista o feisbookero unas caras que expresan felicidad, tristeza o indiferencia: esos son los usuarios de las redes a quienes les gusta emoticonar sus respuestas. Más allá de las caritas, en Whatsapp hay una gran variedad de imágenes que pueden ser utilizadas con distintos fines: unas manos que aplauden, un pastel con velitas, una botella de champaña, un volcán en erupción. Hay otras que no sé qué significado darles: un escusado (¿voy al baño?, ¿ando con diarrea?), una jeringa que gotea sangre (¿hoy me toca hacerme análisis?), un micrófono (¿ayer hablaste demasiado?). Habría que estarlas actualizando: una pipa de gasolina cruzada por una línea roja para protestar contra el gasolinazo o una carita con un peluquín trumpesco para expresar que la prensa es

Las Claves

LAS CARITAS EN WHATSAPP HABRÍA QUE ESTARLAS ACTUALIZANDO: UNA PIPA DE GASOLINA CRUZADA POR UNA LÍNEA ROJA PARA PROTESTAR CONTRA EL GASOLINAZO O UNA CARITA CON UN PELUQUÍN TRUMPESCO PARA EXPRESAR QUE LA PRENSA ES LO MÁS DESHONESTO DEL MUNDO.

lo más deshonesto del mundo, según el honrado magnate que gobierna los Estados Unidos. Hay otra narrativa muy utilizada: el envío de imágenes o videos que muestran un festejo, el platillo que está a punto de ser devorado o la gracia de alguna mascota. Twitter nació para ser utilizado como medio de comunicación por escrito. Hoy son más abundantes las imágenes, quizás porque una de ellas dice más que mil palabras, ya no digamos que 140 caracteres. La condición de brevedad con la que fue concebido también se fracturó desde que empezaron a utilizarse abreviaturas: “¿Tembló x aquí o soñé q temblaba”; “tqm” o “tkm”: te quiero mucho. Según Wikipedia, lo que más abunda en esta red es “la cháchara sin sentido” y las conversaciones. Como decía, bien o mal pero se escribe y se lee más que nunca gracias a estas redes. Y cada mensaje logra su cometido: comunicar. Sin embargo, también tiene el efecto contrario: no es difícil ver una reunión entre amigos o familiares alrededor de una mesa en la que no se habla: cada quien revisa su Facebook, su Twitter, su Instagram o sus mensajes de texto en silencio y está en contacto con muchas personas, menos con sus comensales. Su utilidad es indiscutible: por ejemplo, nos enteramos antes de una noticia de trascendencia por alguna de las redes sociales que por los medios de comunicación. Y

se reproduce de manera exponencial. Pero también puede representar un peligro para algunos usuarios que tan pronto le dan el enter a su mensaje y éste se publica, se arrepienten de haber hecho un comentario impropio ya difícil de borrar. Donald Trump, que ha metido la pata por Twitter cantidad de veces, tan pronto da el click para publicar lo que piensa, sin asesores que lo prevengan acerca de su repercusión, ya lo leyeron sus más de veinticinco millones de seguidores y de inmediato se retuiteó para que lo leyeran muchos más. No hay en las redes muros ni fronteras, salvo los impuestos por algunos países en los que están censuradas y las fijadas por cada usuario: si bien se pueden tener tantos seguidores como se quiera, también es posible seguir solo a unos cuantos. En cambio, en Facebook sí es necesario aceptar a los “amigos”. Twitter, al ser una red abierta, permite que muchos comenten lo escrito por twitstars, desde un funcionario público o un periodista hasta una estrella de rock. Y al sentir que son pares, creen que pueden escribirse de tú a tú. Y muchas veces con insultos, escondidos detrás de una identidad virtual anónima. En este último caso, me quedo con las palabras de Guillermo Sheridan leídas el mismo día en el que escribo esta nota: “Un poco me tranquiliza que él, por ser un anónimo, nunca sabrá tampoco quién es él”.

Por CARLOS O LI VA R ES B A RÓ

EL INSTANTE PALPITA en los azoros de la embriaguez. Llama en los ojos y decires del cuerpo satisfecho. El vino conduce a descendimientos insospechados. No hay derrotero estable en esas bajamares en que el deseo se empina en la ceniza: caer en laberintos cautelosos. Digresión de presentimientos de múltiples colores: orlas manchadas en sepias, trituradas por congregaciones de corolas moribundas en los concilios: nómada es el hombre habitado por la fragancia de la uva: errante en la sede de la avidez. Disonancias que huyen de la síncopa y se refugian en los enjambres de mariposas mortecinas de alas que se abisman en la invitación del fuego. / La luna deja de proyectar sus modulaciones: entra el ebrio al zaguán y mastica la humedad del limo. / El viento avanza sobre las huellas del abraso. / Un salmo se obstina en el polvo. / El albor sublima la espera. / Atajos que arropan al que emigra. // Desproporciones en la prosodia del delirio. / La noche envuelve: / acaricia a sus hijos turbados. Más rojo bajo el sol. Poemas sobre el vino, antología personal de Elsa Cross (México, 1946): “Quise reunir los poemas que he escrito sobre el vino y la embriaguez.

No me esperaba el centenar de páginas que he compilado aquí”. Folios humedecidos en la apetencia de la vendimia, en la canícula que excita, en la fronda que guarece: piedades que acompañan al ardor del vino, a su cadencia y cabalgadura. Texto de sumas: cifras, coordenadas de un almanaque de tajadas en los espejos: trasposición develada en el sueño. Dioniso y Apolo se miran cómplices. Nietzsche se esconde en la espesura de la noche. Baudelaire dibuja en la tapia a un pez moribundo. Rimbaud proclama la festividad de los gestos sediciosos (“Bah, hagamos todas las muecas posibles”). Estrofas que Elsa Cross seleccionó de sus poemarios publicados a lo largo de treinta años: desde Las edades perdidas (1974-1976) a Escalas (1994-2012). Rastreo que lleva al lector por momentos clave de la obra de la ganadora del Premio Villaurrutia 2007 por Cuaderno de Amorgós. / Irrupciones, cuarteaduras, carcomas en los filos de la vigilia, expediciones por atajos sin señales ni paraderos intermedios. “Fiesta era la lluvia sobre el monte. / ¿Y quién podía predecir si no sería fulminado? / Transgresión abierta.

/ Tanto espanto, / tanta belleza creando en torno un vacío / nos succionaba como ojo de tempestad. / Y te dabas a mi deleite.” Pasaje de fuego (1975-1977): Impura noche en un hambre insaciable en denuedo de osado desvío acompañado por lunares que cubren el hueco del barranco. // Bacante (1981): “Vinos dulcísimos / dejábamos caer por la garganta” / nos íbamos a buscar los límites de la lluvia / era sólo el aroma del licor lo que aliviaba el trastorno. // Jaguar (1985-1994): “Los hombres beben taciturnos bajo el pirul. / La llovizna se enciende entre parcelas nítidas.” / Reverberan los índices / se perpetúan las roturas de los goterones. // El vino de las cosas. Ditirambos (1997-2000): “El vino se atropella / en la boca del cántaro”/ Los revestimientos del alucinado se bifurcan en las pupilas. / “A cántaro / néctar / entre la lengua / y el oro vivo tras los párpados”. // Escala (19942012): “Las palabras se vuelven / oleaje múltiple” / El rumor viene de lejos y tiñe los intervalos / Dios notifica la ruta para llegar a los fondeaderos / ecos de frondas densas martillean el silencio. // Más rojo bajo el sol: salmos abrasantes: oficiante Baco.

MÁS ROJO BAJO EL SOL Poemas sobre el vino Autora: Elsa Cross Género: Poesía Editorial: Vaso Roto, Conaculta, 2014.


El Cult ural S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

DURA LA LLUVIA QUE CAE

Por

CARLOS VELÁZQUEZ

@charfornication

U

n homicidio involuntario: Harmon Wilder arrolló con una motocicleta que había robado de California a un vaquero, quien murió en una hora. No fue a prisión. En cambio se quedó a vivir entonces en el pueblo. Se enredó sentimentalmente con Annemarie Levitt, la embarazó. Annemarie se marchó a Portland para dar a luz y entregar a su hijo en adopción. Luego regresó a Oregon y le estrelló una botella de whiskey en la cara a Harmon. Enloquecida, se fue a vivir con los indios. La cicatriz en el rostro le amargó la vida a Harmon casi tanto como el hecho de no poder descubrir nunca el paradero de su hijo. Lo buscó incansablemente en los orfanatos de Portland hasta su muerte. Es así como arranca Dura la lluvia que cae (Duomo Ediciones) de Don Carpenter, una de las novelas sobre la experiencia carcelaria más portentosas de la literatura. El niño, Jack Levitt, fue carne de cañón de un orfanatorio. Al cumplir la mayoría de edad es depositado en las calles de una ciudad inhóspita. Se trata de Portland (la misma ciudad donde se desarrolla Los viernes en Enrico’s). Un territorio literario fascinante. Hogar de uno de los secretos mejor guardados de la literatura gringa. Del cual sólo se pueden conseguir tres libros traducidos al español: Don Carpenter. Jack malgasta su vida en billares malolientes. En uno de ellos conoce a Billy Lancing, un jugador excepcional. Ambos protagonizarán una historia que atraviesa varias décadas. Como ocurre

11

PORTLAND. HOGAR DE UNO DE LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DE LA LITERATURA GRINGA. DEL CUAL SÓLO SE PUEDEN CONSEGUIR TRES LIBROS TRADUCIDOS AL ESPAÑOL: DON CARPENTER.

El sino del escorpión

en varias obras de Carpenter. La mala fortuna no tarda en aparecer de nuevo en la vida de Jack y cae en prisión. Donde se reencontrará con Billy. Con quien terminará teniendo una aventura amorosa. Un giro inesperado de la trama. Pero que testimonia duramente la soledad que se sufre en la prisión. Más de doscientas páginas de prosa lacerante sobre el encierro. La mano maestra de Carpenter no otorga tregua alguna a sus personajes. Los somete a un tratamiento dostoyevskiano. Dura la lluvia que cae es un nuevo Memorias del subsuelo embarrada de la grasa de las capitales. Con San Quintín como uno de sus principales escenarios, pero sin el aura romántica del forajido presente en las canciones de Johnny Cash, Dura la lluvia que cae destruye el destino de sus personajes con destreza. La novela es un tour de force emocional. La psique de Jack Levitt es puesta a prueba una y otra y otra vez. Pero Jack no se quiebra. Aguanta los embates del sistema penitenciario. Desde niño no ha conocido otra vida. Publicada en 1966, la novela aborda el tema de la homosexualidad cuando era un tema tabú en la literatura. Y sobre todo en esta clase de narraciones, que lindan con la novela negra. De este romance surge la decisión de Jack por nombrar a su hijo Billy. Su amante, se sacrifica en prisión por amor a Jack. Es acuchillado para salvar a su compañero de celda. Quien sale en libertad y se enreda con una mujer adinerada. Con quien tiene un hijo. Al que bautiza

con el nombre de su ex amante. Anécdota que sitúa a Carpenter, sin pretenderlo, en un pionero de la literatura gay escrita por heterosexuales. Un pasaje que seguro causó mucha incomodidad a los lectores de la época. En un giro más de la trama Jack tiene un hijo. Lo que traslada el motivo de la historia de la cárcel a la paternidad. El huérfano por excelencia se convierte en padre. Entonces la novela cobra otro significado. Jack parece seguir el destino de su padre, Harmon. Tratar de mantenerse cerca de su hijo. Su esposa lo abandona por un ricachón que desea mudarse a Europa, llevándose a la mujer y al niño. Y aunque Jack está rehabilitado y desea rehacer su vida, en el fondo es el mismo sujeto que recorría los billares, que asaltaba licorerías: no tiene manera de competir con lo que la vida le pone delante. Al final, Jack acepta la derrota. Y como su padre, quedará incompleto, sin su hijo. Y con una vida difícil de encajar. Es viejo. Volver a las salas de billar se antoja improbable. Y aunque se queda paladeando un trago de whiskey no es difícil adivinar lo que le espera: un mal movimiento que lo devuelva a la cárcel. Carpenter no lo dice, pero para el lector no es tan descabellado suponerlo. Carpenter es un narrador despiadado. Les permite a sus personajes oler la redención para al final negárselas. En Dura la lluvia que cae no deja de llover todo el tiempo, incluso cuando el cielo es azul. O cuando se está en prisión, encerrado sin la posibilidad de ver las nubes.

Por ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza

El leviatán cultural CON ÁNIMO DE PERIODISTA financiero, desde su nido en la grieta del muro, el alacrán fatigó algunas de las 300 páginas del informe rendido por la Auditoría Superior de la Federación sobre el gasto del gobierno federal durante 2015, donde se desglosa una afectación al erario público por 65 mil millones de pesos (33 mil 449 millones en subejercicios y 31 mil 745 en violaciones con daño al erario). El Leviatán de Hobbes se ha convertido, en el caso mexicano, en una ineficiente y monstruosa entidad de mil cabezas capaz de malgastar sin consecuencia esa inconmensurable suma. ¿No estamos en el punto de repensar el funcionamiento de este mítico animal prehistórico? Entre recomendaciones redactadas en un agotador lenguaje burocráticofinanciero, el venenoso busca su tema y descubre los reportes de auditorías

realizados al sector cultural. Por ejemplo, diversas áreas del Instituto Nacional de Antropología e Historia fueron sujetas a 41 auditorías, recibiendo por ello, además de recomendaciones preventivas, cinco promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria y ocho pliegos de observaciones. El Instituto Nacional de Bellas Artes recibió 29 recomendaciones preventivas. La Secretaría de Cultura, dice el documento, aunque fue creada hasta diciembre de 2015, recibió un señalamiento de responsabilidad administrativa y cinco pliegos de observaciones en el área de donativos y apoyos a la cultura. Con ánimo de empeñoso alumno del CIDE, el arácnido ahondó en este álgido terreno, pues donde más problemas encontró la Auditoría fue en un ámbito señalado reiteradamente por el artrópodo

como medular en el manejo de los recursos del sector cultural: las transferencias económicas a las instituciones estatales de cultura, donde se realizaron 45 auditorías para encontrar 20 casos de responsabilidad administrativa y 25 pliegos de observaciones. El uso de los recursos destinados a la cultura en los estados se mantiene, en el dominio exclusivo de los gobernadores y sus caprichos. La Secretaría de Cultura tiene la necesidad de fortalecer a las instituciones públicas del sector para hacer realidad el acceso a la cultura, según lee el rastrero, quien ya sumido en lo hondo de su cavidad en la pared lee el nombre de Francisco Raúl Cornejo Rodríguez, oficial mayor de la institución, como responsable de dar respuesta a los señalamientos de la ASF. ¿Será el Leviatán cultural otra muestra de ineficiencia?

EL USO DE LOS RECURSOS DESTINADOS A LA CULTURA EN LOS ESTADOS SE MANTIENE EN EL DOMINIO EXCLUSIVO DE LOS GOBERNADORES Y SUS CAPRICHOS.


12

E l C u lt u ral S Á B A D O 2 5 . 0 2 . 2 0 1 7

NAOMI KLEIN TRUMP “LO CAMBIA TODO” En un momento tan importante y sin precedentes para América del Norte, la escritora, periodista y activista Naomi Klein (Montreal, Canadá, 1970) visitó nuestro país para participar en el Festival Internacional de Escritores en San Miguel de Allende. Su conferencia magistral, titulada Esto lo cambia todo —como su más reciente libro—, versó sobre la figura de Donald Trump, con sus implicaciones en políticas y ambientales. Klein, presentada como “la Juana

de Arco de nuestros tiempos”, es autora de libros como No Logo, Vallas y ventanas, La doctrina del shock, y Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima. Este año se convirtió en corresponsal senior para The Intercept, y sus artículos más recientes han aparecido en The New York Times, The New Yorker, The Boston Globe y Le Monde, entre otros. Agradezco a la escritora Adriana Grimaldo el apoyo para llevar a cabo esta entrevista.

Por

ESGRIMA

A un mes de la gestión de Trump, ¿qué es lo que debe preocuparnos? No creo que los mexicanos necesiten que les diga de qué preocuparse. Creo que hay mucho caos en la administración de Trump. Muchos intereses en disputa. Es un auténtico campo de batalla. Se ha aliado con estos nacionalistas de extrema derecha, xenófobos. Y también ha llevado al mundo corporativo a la Casa Blanca como nunca antes se había hecho, un gabinete de multimillonarios. Hay tensión porque es un nuevo tipo de coalición política. Por eso ha hecho promesas conflictivas, incluyendo la promesa de cambiar la manufactura, crear todos esos trabajos. Esto es un espejismo: no va a poder hacerlo. Se cree capaz de vender eventos que de una u otra forma habrían sucedido pero con una “nueva” imagen; y luego, como el mercadólogo supremo, se pondrá de pie y dirá: “Yo creé miles y miles de empleos”. La pregunta es: ¿por cuánto tiempo va a funcionar eso? Está atacando a la clase media, la clase trabajadora, a los protectores de muchas cosas; mi preocupación es que el racismo, la xenofobia, la política antiinmigrante que han formado parte de su plataforma se agraven. Así que no creo que ya hayamos visto lo peor de sus ataques contra los mexicanos ni contra los migrantes. Creo que la situación va a empeorar. En tus conferencias afirmas que la gestión de Trump parece un gran paso atrás en materia de políticas ambientales. Es un escándalo que Scott Pruitt haya sido considerado como el representante de la Agencia Federal para el Medio Ambiente (EPA). Su principal interacción con la agencia que ahora preside fue presentar una serie de demandas en su contra, por cumplir por su trabajo. Defiende por completo los intereses de los combustibles fósiles en su estado, los cuales han tenido un auge masivo, incluyendo muchas explosiones literales, incluyendo ante todo la fracturación hidráulica, pero también de petróleo y carbón. Su estado es una zona de desastre. Ha habido un incremento en los terremotos que muchos relacionan con la fracturación hidráulica, ahora, increíblemente, Scott Pruitt ha llegado a

ALICIA QUIÑONES

la administración del país para proteger la salud y el bienestar de la gente. Él no cree en la misión de la EPA, sino que forma parte de un movimiento de republicanos que han buscado destruir desde hace mucho tiempo esa agencia. Es un momento aterrador. ¿Qué opinión tienes sobre las decisiones recientes de Justin Trudeau? El asunto principal con Justin Trudeau es que somos uno de los peligros para Trump. Sabemos que hay peligros obvios en Trump. Pero uno de sus peligros menos obvios es que ha bajado tanto el listón que ahora hace falta muy poco para parecer bueno en comparación con él. Eso es parte del problema que tenemos en Canadá: que nuestro primer ministro recibe tanto amor y adoración sólo por no ser Donald Trump. Recibe tuits donde le dicen que es muy amable por dar la bienvenida a Canadá a los refugiados, pero, de hecho, Canadá ni por asomo hace lo suficiente para darle la bienvenida a los refugiados, ni es un asilo seguro para los refugiados que deben huir de Estados Unidos. Existe un acuerdo que establece que si tú solicitas ir a Estados Unidos y te niegan la entrada, entonces no puedes solicitar tu ingreso a Canadá, lo cual es muy malo, justo ahora. Luego aparece Justin Trudeau —la noche que Trump estableció la prohibición para los viajeros musulmanes— y escribe en un tuit que en Canadá le damos la bienvenida a los refugiados. Pero los hechos no concuerdan con el tuit, así que nuestro trabajo en Canadá es decir que debemos hacer mucho más en la era de Trump. Y eso aplica para los derechos de los refugiados y para las acciones contra el cambio climático. ¿Cómo es esto? Estados Unidos está en este espacio de negligencia criminal, pero eso no quiere decir que el resto del mundo no pueda sentirse bien: al menos nosotros no negamos el cambio climático ni hemos nombrado a quien preside una de

NO CREO QUE YA HAYAMOS VISTO L O PEOR DE SUS ATAQUES CONTRA L OS MEXICANOS NI CONTRA L OS MIGRANTES. CREO QUE L A SITUACIÓN VA A EMPEORAR. ”

Arte digital > STAFF >La Razón

las principales trasnacionales petroleras como Secretario del Exterior. Tenemos que hacer mucho más, si queremos proclamar algún tipo de liderazgo climático como nuestro gobierno lo hace. Justin Trudeau es un mercadólogo supremo pero diferente a Trump. Lamento decirlo, pero prefiero a un mercadólogo como Trudeau porque nos da algo a qué asirnos; en cambio Trump no nos da nada. Justin Trudeau, de hecho, con todas sus declaraciones sobre el cambio climático, liderazgo en cuanto a derechos humanos y feminismo, brinda a los movimientos sociales mucho con qué trabajar. El peligro es el del fenómeno Obama, cuando la gente deja de movilizarse diciendo: “¡Genial! ¡Tenemos al tipo bueno de nuestro lado! ¡Podemos relajarnos!”. Y ha habido un poco de eso en Canadá, aunque la gente se está organizando para impulsar a Trudeau a hacer más. Yo vivo en Canadá, mis padres son estadunidenses y tengo la ciudadanía. Pero la razón por la cual vivo en Canadá es porque una generación anterior a Trudeau (y el predecesor de su padre) dio la bienvenida a los estadunidenses que se negaron a pelear en Vietnam. Mi padre fue una de las muchas personas que llegaron de esta manera a Canadá. Le dieron la bienvenida a cientos de miles de desertores de la guerra, gente que evitó el reclutamiento, y eso estuvo lleno de significado. No fue solamente un tuit, tuvo un significado real. Una muestra de que es posible. Trump y los suyos quieren convencernos de que no hay m u c h o p o r h a c e r p a ra enfrentar a Estados Unidos, que por su gran poder económico todos tenemos que jugar su juego. En el caso de México y Canadá, quizá puedan trabajar juntos para asegurarse de que si el Tratado de Libre Comercio se renegocia sea con un interés auténtico por los trabajadores y el planeta.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.