Don Quijote

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4 No nos daremos por vencidos tan rápido, ¡¿verdad, Dulcinea?!

¡PI! ¡¡PIIIIII!!


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Malas noticias, señor Quijano.

Agradézcaselo a la nueva junta directiva. Los muy cerdos amortizan los trayectos lo más que pueden...

No hay que tirar la toalla.

¿Ha visto a mi Dulcinea?

Se han hecho muy suyos. ¡Nos traen locos!

¡PI! ¡PIIIIII! Exacto.

No, pero me encantaría hacerlo alguna vez.

Es el ser más hermoso que se estira bajo el sol divino.

Haría huelga, ¿pero mis compañeros? ¡Son todos unos cobardes!

A partir del próximo día uno vendré una sola vez al mes.

Si nadie hace nada, poco a poco dejaremos de darnos cuenta de que « cambio» no tiene porque suponer « mejora».


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Misi, misi, misi.

ยกร iiic!


7

Molinero... hum... hum...

¡Traidor!

¡¿Qué pone en nuestros estatutos?!

¡¡¡Teníamos un acuerdo!!!

«Y es nuestro cometido y deber...» «procurar que...»

«siga así».

¡Qué pinta aquí un parque eólico!

«Tobosow es bonito». «Tobosow nos pertenece».


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¡Alonso! ¿Cómo tú por aquí?

¿Lo has visto ya, Sancho?

¿Qué?

No lo entiendo. Pero si teníamos un acuerdo...

Que si ya lo has visto, Sancho. ¿Qué?

¡¿Pero sigue viviendo aquí?!

No eres consciente de la gravedad de la situación, Sancho.

Tenemos a un saboteador en nuestras propias filas.

Nuestra timba de cartas no es hasta mañana...

Molinero vende sus tierras.

¿Qué?

Un parque eólico es lo mejor que nos podía pasar. Nosotros también deberíamos vender nuestras tie

¡¿Qué?!


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Un parque eólico es lo mejor que nos podía pasar. Nosotros también deberíamos vender nuestras tierras, eso es al menos lo que dice mi hijo.

«Amor a la Patria, asociación registrada» tiene un cometido... que va a cumplir.

¿También te has vuelto sordo tú ahora, Alonso?

Tu hijo. ¡Bah! ¿Y cómo lo ves tú ? tú?

Velas de oreja: pruébalas ¡Sancho! antes de ir ¿Que cómo al otorrino. ves tú las cosas? A veces no es más que un tapón de cerumen, que...

Tobosow es bonito. Tobosow nos pertenece. Y mi hijo es tonto de remate.

Entonces, ¿puedo contar contigo?

Ja, ja, a lo mejor no me falta más que la cola para ser un burro redomado, pero nada de espárragos eléctricos ante mi puerta. Por encima de mi cadáver...

¡Al enemigo, puente de plata!

¿Acaso te he decepcionado?



Las memorables aventuras del intr茅pido caballero de la triste figura Adaptaci贸n libre de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra

DIBBUKS


Veo, veo… Veo lo que no ves Autor: Frank Schirmmacher1 «Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse». Con este suspiro hondo empieza Miguel de Cervantes su novela sobre el caballero de la triste figura. Se trata de lo que cada autor intuye tarde o temprano: que lo que ha escrito no es más que lo segundo mejor. Como mucho. Nunca llegará a lo que él tenía en mente. A Flix tampoco le es ajena esta intuición. Al contrario, las páginas de esta historia reflejan cómo este hombre grande y delgaducho lleva más de una década dibujando cómics de gran éxito inclinado tras su mesa de trabajo. Cómo desenvaina el portaminas para delinear sobre el papel primero una bicicleta, luego a un anciano, Alonso Quijano de nombre y, finalmente, el paisaje primaveral que le rodea. Trazo a trazo. Cómo Flix enmarca después la escena en una viñeta comenzando al lado con una nueva. Y otra, y otra. Hasta que la página muestra una secuencia finamente compuesta; así va urdiendo su adaptación de Don Quijote. ¡Alto! En vez de «adaptación», Flix prefiere el término «reposición» para definir su modo de revisar la literatura clásica. Las libertades que se toma para acercarse al quid de las obras superan la mera adaptación. Para ello, primero se desvía un poco del asunto principal del original; lo que, sin embargo, cambia la perspectiva por completo, dando un nuevo sentido a historias bien conocidas. Y poniendo en claro por qué no podemos olvidarlas. En el caso de Don Quijote este desvío se produce añadiendo una única letra, la «w», que convierte a la novela de caballerías en un drama de gran actualidad. A través de esta «w» que Flix añade al nombre del pueblo de Dulcinea, la acción se traslada de la península ibérica al lago Müritz. La región española de La Mancha se transforma en la infinita Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Consecuentemente, Don Quijote cambia su famosa lucha contra los molinos de viento por un motín unipersonal contra un parque eólico que amenaza con afear su patria. Frente a estos indicios es más que oportuno que Alonso Quijano esgrima la lanza de punta interminable del ciudadano airoso y comprometido: la carta al director. Créanme, sé de lo que hablo. Mi carrera en el Märkischen Volksfreund comenzó en 1992 procesando las cartas de los lectores. El cartero trae a diario cajas llenas de cartas de Alonsos Quijano. Con ellas se lucha prolija e incansablemente por lo bueno y lo mejor. Variantes, rutas aéreas, redes eléctricas, rotores eólicos: en principio, perfecto. Sí, pero aquí no. Aunque en las últimas dos décadas el número de habitantes de nuestra región descendía continuamente, su edad media aumentaba, las suscripciones a nuestro periódico disminuían, y cada vez nos encargaban menos anuncios; la recepción de cartas al director se mantenía constante. Cuanto más cambian las cosas, parece que más encarnecida es la batalla por que todo quede como estaba. 1

N. de la T.: autor inventado basado en el periodista Frank Schirrmacher, co-editor del periódico alemán Frankfurter Allgemeinen Zeitung, donde se publicó el Don Quijote de Flix por entregas.


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