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Té verde infusión de vida

Casi a diario se registran avances en los beneficios brindados por esta bebida, que se ha consumido por milenios en la cultura oriental y que en occidente ha sido acogida como una panacea, en especial por quienes aspiran a prolongar su existencia con menos riesgos para su salud

El té verde es una de las bebidas más sanas y beneficiosas que se hayan descubierto. No solo se trata de que entre sus componentes se encuentren innumerables antioxidantes y nutrientes que previenen enfermedades y mejoran la salud, sino de que sus beneficios comienzan a hacer efecto desde el momento en que se tiene una epifanía que invita a preparar la infusión.

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Sí, puede parecer exageración, pero no importa la variedad de té verde. Al prepararlo se percibe el proceso como una experiencia única. Calentar el agua hasta el punto hirviente, medir las hojitas, vaciarlas en la tetera, aspirar su aroma, dejar que reposen unos minutos para obtener el máximo provecho. Cada paso se adelanta con movimientos calmados, precisos, que influyen en el estado de ánimo como si de mindfulness se tratara.

El protocolo tampoco tiene importancia. Cada país tiene rituales propios para consumir el té. No en balde la ceremonia se ha practicado por miles de años. Después del descubrimiento de la infusión —hecho fortuito del emperador Shen Nong cerca del año 2737 a.C.—, se usó como medicina y luego se popularizó debido a sus efectos positivos. Se dice que durante 3.700 años solo existió en China una variedad de té verde.

¿Ya está listo? Lo ideal es consumir dos a cuatro tazas al día. Hay que tomar en cuenta que el tiempo de infusión y la calidad del té influyen en sus propiedades medicinales. En 8 a 10 minutos se puede obtener el máximo de catequinas (antioxidantes que ayudan a prevenir el daño celular).

La planta con la que se elabora el té (verde, blanco, negro, amarillo, pu-erh y oolong) es la Camellia sinensis. Las características de cada variedad surgen en la preparación de las hojas después de la cosecha. La cepa Camellia sinensis assamica, originaria de la India, se usa para té negro y para té pu-erh en la provincia de Yunnan, China. El té verde se cultiva, aparte de China, la India y Japón, en Sri Lanka, Taiwán,

Bangladesh, Nueva Zelanda, Hawai y Carolina del Sur en Estados Unidos. La producción japonesa, que es de excepcional calidad, no cubre la demanda interna y tienen que importar de China, Vietnam o Indonesia.

Beneficios a granel

Para asimilarlo mejor, el té verde debe tomarse solo con agua, entre comidas y nunca más de cinco vasos diarios. Un informe publicado en el Journal of Nutritional Biochemistry, indica que consumirlo por la tarde regula el azúcar en sangre. Para reducir el estrés, mejor tibio a cualquier hora. Si causa problemas para dormir, se puede tomar descafeinado. Sugieren no tomarlo justo después de comer porque puede interferir con la absorción de hierro.

Esta bebida es fuente de polifenoles, flavonoides con propiedades antioxidantes que neutralizan los efectos de los radicales libres. Sus catequinas han demostrado tener una actividad antiangiogénica, estimuladoras del sistema inmune y antiinflamatorias, responsables de su efecto anticáncer. Al parecer, es mala idea agregar leche al té porque se cree que reduce el efecto de los antioxidantes.

Combate la caries y enfermedades periodontales, protege el corazón, reduce la presión sanguínea, previene la aterosclerosis, reduce los niveles de colesterol malo (LDL) y triglicéridos y aumenta el colesterol bueno (HDL).

También eleva la resistencia física, ayuda a mantener el peso, mejora la circulación periférica, incrementa la inmunidad y sus flavonoides, antioxidantes y la vitamina E previenen el daño celular, promueven la piel sana y protegen la salud de los ojos.

Como si fuera poco, mejora la función cerebral y la inteligencia, protege el cerebro del envejecimiento y disminuye el riesgo de sufrir Alzheimer y Parkinson, las dos enfermedades neurodegenerativas más comunes.

Mesura, por favor

Se ha comprobado la efectividad del té verde en la prevención de muchas enfermedades, sin embargo, está contraindicado si se padece del hígado, ansiedad, anemia o glaucoma. No debe mezclarse con medicamentos o drogas. Lo ideal es consultar al médico en caso de embarazo o si la madre debe amamantar al bebé. También, en caso de sensibilidad a la cafeína o depresión.

Los menores de 12 años no deben tomarlo. Se recomienda un consumo moderado a quienes sufren de presión arterial alta o afecciones cardíacas.

Para Todos Los Gustos

De Faena En Faena

Para elaborar el té negro, se recogen las hojas, se colocan en bandejas y se dejan marchitar al aire, a temperaturas de 25ºC a 30ºC, entre 10 y 16 horas. Después se cortan y enrollan para liberar las enzimas que inician el proceso de oxidación. Luego son fermentadas y secadas u horneadas. En cambio, las hojas cosechadas para el té verde no siempre se dejan marchitar, pero es fundamental la aplicación de calor antes de enrollar y secar u hornear. El método japonés requiere que las hojas se cuezan brevemente al vapor y el método chino consiste en tostarlas en sartenes grandes. Este paso (en ambos procesos) frena la oxidación porque previene la rotura de las venas de las hojas y la liberación de las enzimas, lo que mantiene el color y muchos nutrientes.

Todas las variedades de té verde se fabrican a partir del arbusto Camellia sinesis. El resultado depende de la ubicación geográfica, el clima, los métodos de cultivo y el procesamiento de las hojas.

China produce: Gunpower, Long Jing, Pi Lo Chun, Kai Hua Long Ding, Tian Mu Qing Ding y Xin Yang Mao Jian. Japón elabora: Gyokuro, Sencha, Bancha, Matcha, Houjicha, Kukicha y Genmaicha.

En la India procesan: Darjeeling verde, Assam verde, Kangra verde y Nilgiri verde.

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