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Editorial

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Ubicado en Camaguán, este hospedaje atendido por su propio dueño, ofrece a sus visitantes la oportunidad de conocer la cultura del llano venezolano de primera mano. Al abrir sus puertas, quien lo visita se adentra en la historias de una familia que lleva seis generaciones amando al llano con todo el corazón

Por Elia Moreno Fotos: Cortesía Escondido en el estado Guárico, se encuentra Camaguán, conocido por su extensa ganadería y por la producción de queso llanero; además de ser la cuna de una de las reservas de fauna silvestre más importantes de Venezuela, Los Esteros de Camaguán.

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Es en este lugar donde se ubica una joya del turismo de nuestro país; un lugar hermoso y acogedor que busca preservar la cultura del llano y sus raíces. Se trata del Hato Las Caretas, un hospedaje que ha pertenecido a la familia Freites Fleitas por más de seis generaciones.

Una de las principales características es la atención personalizada ya que es atendido por su propio dueño. Para Ricardo Freites, Las Caretas no es sólo un hospedaje ideal para los turistas que quieren conocer la cultura llanera, sino también es su hogar; algo que no es muy común en este tipo de hospedaje. “Desde que yo decidí abrir las puertas al público, supe que este iba a ser un elemento diferenciador en nuestro servicio”, afirmó.

Esta característica es una forma de honrar las tradiciones ya que esa cálida bienvenida que le da las personas que acuden a este lugar, es la misma que sus abuelos le brindaban a los visitantes que pasaban por la zona. ”Lo viví desde niño; era muy común. Veía como mis abuelos recibían a quienes habían emigrado a Caracas para trabajar o estudiar. Cuando volvíamos, ellos siempre eran muy esmerados en la atención hacia nosotros o hacia los amigos”.

La tradición manda que los nombres de las haciendas estén relacionados con algo que una a los dueños del lugar; Las Caretas debe su nombre a un color. “En nuestro caso, mis padres decidieron que el hato llevara este nombre por el color de los animales. El ganado tiene una mancha en la cara que asemeja una careta y el llanero cuando se va a referir a estos animales, los identifica como ganado careto”.

Por otro lado, Ricardo comenta que, anteriormente, no había muchas ofertas como estas, por lo que ser invitados era la forma más común de conocer el llano. Asegura que esta es la razón por la que él recibe a la gente en su propio hogar para que vivan, de primera mano, la experiencia de conocer lo que denomina “el quehacer del llano”.

Entre la aventura y la cultura

Entre las actividades que se pueden realizar en el Hato Las Caretas se encuentran la pesca deportiva en las lagunas, recorridos a caballos o caminatas para observación de aves y fauna típica del llano. En estos paseos, pueden toparse con animales como pavos o galápagos.

Una de las estrellas del lugar es Heriberto, un pavo real que se ha convertido en el más fotografiado por los visitantes. “Los pavos reales son aves exóticas que se adaptan fácilmente a diferentes lugares. El Llano no podía ser diferente, así que por aquí lo tenemos, dueño y Señor de nuestros jardines, paseándose por los estaderos y aleros de las casas”, afirman en sus redes sociales.

“El llano representa para nosotros nuestro mayor orgullo y nuestro proyecto de vida. Es una actividad que ha pasado de generación en generación y esperamos seguir avanzando”.

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También ofrecen caminatas nocturnas en donde pueden observar venados y osos palmeros. Todas estas actividades se agrupan en la necesidad de mostrar el “quehacer del llano”. Cada visitante podrá vivir la vida del llanero en carne propia: desde el ordeño, la creación de quesos hasta hacer cazabe y realizar cabalgatas por la sábana.

La cultura también está presente en los espacios de Las Caretas gracias al Museo Casa Memoria del Llano. Freites lo califica como un lugar dedicado a enaltecer la cultura llanera,

“Representa uno de nuestros mayores orgullos. Mostramos, a través de piezas prehispánicas, cómo fue ese poblamiento del llano venezolano y cómo esos primeros indígenas se convirtieron en llaneros. Cómo esa llaneridad ha pertenecido por siglos y se ha transformado en lo que es llano hoy en día”, cuenta Ricardo.

Por otro lado, también están involucrados en la conservación de la fauna silvestre de la zona. “Nos interesa mantenernos involucrados en proyectos de conservación de fauna silvestre; como el caimán del orinoco, un animal venezolano en peligro de extinción. A nuestros visitantes los llevamos para que conozcan este proyecto de reinserción de este animal en su hábitat natural”.

Realizan, además, expediciones al río La Portuguesa para monitorear los grupos de toninas o grupos de observación del periquito mastrantero, el más pequeño del mundo.

Gastronomía llanera

Desde su concepción como sitio turístico, un aspecto que estaba claro para sus dueños era el tipo de comida que servirían a sus visitantes: la llanera, aquella que representa la zona más recia del país.

“Quisimos honrar también a nuestros mayores por haber sido grandes anfitriones. Servimos la comida que principalmente se sirve en el llano venezolano y honrando esas recetas familiares para que no se pierdan”, asegura Freites.

Una de las cosas que evitan en Las Caretas es caer en la tentación de servir cosas distintas a la comida que ofrece el

llano venezolano. “Te sirves en platos de peltre, vasijas de barro, desde la misma paila. Gracias a esa aceptación, nació la idea de un emprendimiento que ya tiene más de dos años: Hato Las Caretas delivery. En esta oportunidad, envasamos todos esos sabores y los trasladamos, principalmente, a Caracas”.

La mayoría de los platillos que sirven son platos elaborados en manera tradicional y son producidos en la zona, por lo que productos como la carne, el queso, los huevos, el suero o el picante -que tan pedido es por los visitantes- son producidos por ellos mismos. Una gastronomía abundante que es servida al aire libre.

“Así era como comíamos en los hatos y nos gusta mantener esa tradición. Tenemos unos jardines bien cuidados. Como son espacios grandes y abiertos, lo que hacemos es rotar las mesas, para que la gente pueda disfrutar de los diferentes escenarios que tiene el lugar. Mientras comes puedes escuchar mugir una vaca o el sonido de un gallo. Todos los elementos forman parte de esas grandes comidas en mesones de madera”.

La fuerza del llano

Para Ricardo Freites, el llano es su esencia y su vida. Su adoración es la inmensidad del lugar y esos atardeceres tan fabulosos que tanto llaman la atención de quien lo visita. “El llano representa para nosotros nuestro mayor orgullo. El arraigo de seis generaciones que han vivido de la actividad ganadera. Además, representa nuestro proyecto de vida, es una actividad que ha pasado de generación en generación y esperamos seguir avanzando. Eso es el llano para nosotros, es nuestra vida”.

El llano siempre ha sido una fuerza de atracción para todo aquél que desee visitarlo. Sus historias y costumbres ofrecen una experiencia enriquecedora para los turistas; algo que se ha convertido en un valor intrínseco en la vida de aquellos que trabajan en Las Caretas.

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