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Especial -Julián Fernández
LAGUNITA • ESPECIAL
Julián Fernández Dejó un sólido legado en el golf venezolano
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El incansable profesor que siempre estaba dispuesto a dar un consejo, se marchó tras décadas de incansable trabajo
Por Antonio Castillo Fotografía: Cortesía / Archivo
Hablar de Julián Fernández es hablar de disciplina, perfección, pero también de humildad, caballerosidad, amistad y entrega. Nacido en Cuba en 1936, emigró a Miami a los 19 años, transportando en su maleta su pasión por el golf.
Según le relató a su aventajado alumno Raúl Sanz, hizo clinch con el golf cuando tenía apenas ocho años y estaba en esa fase de discernir entre varios deportes que le atraían. Primero jugó beisbol, como la mayoría de los niños cubanos influenciados por las hazañas de Conrado Marrero, Julio Moreno, Rogelio Martínez, Sandalio Consuegra, Pedro Jiménez, Agapito Mayor, Roberto Ortíz y el conocido Napoleón Reyes, quien llegó a ser manager de Cardenales de Lara.
Pero estaba predestinado. El jovencísimo Julián Fernández se encontró de frente con el golf y más nunca pudo separarse de la disciplina que fue el leit motiv de su vida.
“El golf me atrapó de inmediato. Me pareció
algo fuera de serie y me apasionó de tal manera que jamás pude separarme del deporte que me dio mi vida”, dijo Julián hace diez años.
Es así que en 1959 ingresó al Caracas Country Club como profesor asistente de Teobaldo Pérez. En el CCC estuvo 15 años, compartiendo entre otros con Vicente Amengual y Federico Mayorca, hasta que decidió mudar sus conocimientos y personalidad al Lagunita Country Club.
En Lagunita recién se había realizado la XXII Copa del Mundo de Golf, que ganó en 1974 el binomio sudafricano integrado por Bobby Cole y Dale Hayes, y en ese marco festivo y glamoroso, Julián Fernández se mudó para siempre al club hatillano. “En Lagunita, desde que llegué vi las puertas abiertas, se respiraba progreso en un ambiente de golf sin precedentes”, dijo Julián en su oportunidad.
Alumnos destacados
En esos más de 40 años en Lagunita, fueron muchos los golfistas que disfrutaron de las enseñanzas y consejos de Fernández, entre ellos los hermanos Lavié, el propio Raúl Sanz, Chela Quintana, Gilberto Morales, el mismísimo presidente de la FVG, Rafael Barrios, Jonathan Sauce, Diego Larrazábal y más recientemente, las promesas María Andreína Barreto, Vanessa y Valentina Gilly.
Quizás uno de sus más aventajados discípulos fue Henrique Lavié, quien llegó a ser Director Ejecutivo del PGA Latinoamérica, Presidente de Lagunita CC, aparte de ser un consecuente ganador de torneos locales e internacionales.
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“Julián Fernández fue una figura emblemática del golf en todo sentido, que fue acogido en el Lagunita como un genuino hijo del club. Fue profesor, Superintendente, Presidente del PGA Venezuela y un personaje querido por todos sus alumnos. Yo creo que muy pocas personas en la historia del golf venezolano han tenido tal grado de ascendencia a lo largo de cinco décadas, en las cuales influyó positivamente. Fue un consejero y un punto de equilibrio en la disciplina. En cualquier situación daba el consejo adecuado”, reconoció Lavié.
Entre sus recuerdos más vívidos, Henrique Lavié dio marcha atrás en sus inicios como jugador, en los cuales fue decisiva la palabra, siempre sabia y ponderada de Julián: “Yo comencé a jugar con Noel Machado, quien era el profesional asistente del club. Julián era el profesional jefe, pero siempre estaba pendiente de mi desarrollo desde pequeño. Cuando vio que yo destacaba como golfista, comenzó a dirigirme y se convirtió en mi asesor permanente, al punto que en cada etapa como amateur y profesional era Julián quien me daba el visto bueno en los diferentes torneos en los que jugaba”.
“Se nos fue uno muy grande, mi profe querido, de mis hermanos y de mis hijos, el único, Julián Fernández”. Henrique Lavié
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En este sentido recordó Lavié que era Julián Fernández quien le brindaba consejos sobre su swing y el putt: “Trabajábamos esas cositas de mí, que él las conocía perfectamente. Con el putt decía que yo tenía un estilo que era lo mejor, con la mano izquierda firme, adelante. ¡Si todos tuvieran ese putt, con esa mano que no se mueve, que pareciera que tuvieses un bloque allí, muchos habrían sido mejores jugadores! Siempre repetía esas palabras que me hacían enorgullecer”.
Cientos de anécdotas, que quiebran la voz y humedecen los ojos, vivió Henrique Lavié con su profesor, entre ellas una de hace 39 años que aflora como si hubiese sido ayer: “En la Copa Simón Bolívar que jugué en Barquisimeto al lado de Jonathan Coles en 1983, el primer día me pegó la presión y jugué muy mal. Tenía 17 o 18 años y me retiré al hotel a llorar, totalmente devastado y Julián fue hasta el cuarto y me consoló: Hijo, sigue adelante, que vas a tener muchas oportunidades”.
Explica que, en esos duros momentos, la palabra solidaria y sanadora de Julián logró levantarle el ánimo y le hizo ver esa Copa como una experiencia. “De allí en adelante las cosas cambiaron para bien y obtuve numerosos triunfos, tanto nacionales como internacionales, tras los cuales Julián me decía, ¡viste que lo que venía era grande!
También recuerda Lavié cuando fue elegido como Presidente de Lagunita Country Club y se encontró con su profesor: “Hijo, que belleza, te tocaba, nadie quiere más a este club que tú”.
Invitado especial
Tal era el cariño que le profesaban todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo, que Julián era el invitado especial de todos los matrimonios, cumpleaños, de todas las celebraciones familiares, porque aparte de querido, era la persona que todos buscaban para tener una conversación agradable. “Así fue Julián, querido, valorado y apreciado, fue nuestro profe, de cinco hermanos Lavié, un grande que ganó todos los majors de la decencia, profesionalismo, amistad y de amor por el golf y sus alumnos”.