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Entrevista - Rafael Navarro
Rafael Navarro viene del mundo empresarial. Ha sido director de varias compañías y es administrador de profesión, por lo que sabe que el puesto de presidente es como el del capitán de un barco, está para marcar el rumbo y supervisar a una tripulación que debe trabajar en equipo para llegar a puerto seguro. Hace poco de un mes se estrenó como presidente del Valle Arriba Golf Club y desde entonces se ha dedicado a crear lazos con los demás compañeros de la directiva y los empleados de la administración. “Un club es como una empresa también, aunque con diferente finalidad, pero debe ser gerenciada y me interesa crear un buen grupo de trabajo”, asegura.
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Como socio tiene ocho años y asegura que tanto él como su familia siempre han disfrutado de las instalaciones y las identifica como su segunda casa. Su esposa, Claudia y sus hijos Daniela, Sofía, Santiago y Sebastián también visitan el club con frecuencia. Sabe que la responsabilidad de dirigirlo es muy grande pero asegura que lo hace con cariño. Es una palabra que siempre está en su vocabulario pues, aunque asume la dirección del VAGC como un trabajo, es algo que evidentemente lo hace desde el corazón, porque si todo funciona en armonía, los socios pueden disfrutar plenamente, y entre ellos su familia.
Navarro se graduó en Administración, mención Gerencia, en la Universidad José María Vargas. Además, hizo dos posgrados en el Instituto de Estudios Superiores de Administración; el primero, en Gerencia de Proyectos y el segundo en Empresa Familiar. Sus estudios tienen mucho que ver con el mundo en el que creció y lo prepararon para asumir la responsabilidad en una empresa muy cercana a su corazón. Desde 1994 hasta 2015 presidió José Navarro Santamaría S.A. la compañía familiar fundada en 1958 y que es la responsable de la fabricación y comercialización de Calzados Thom Sailor.
Luego, pasó a otras empresas familiares en las que se ha destacado como director, pero siempre con la misma filosofía, la gerencia compartida. “Los planes que tengo para mi gestión de dos años en el Valle Arriba Golf Club es integrar un equipo de trabajo. Quiero evitar a toda costa los personalismos. Cada uno debe aportar a su manera para que las decisiones que tomemos en la directiva sean consensuadas. Esa es la manera más enriquecedora de trabajar, que se integre a las personas y sientan que todos son importantes”, dice con seguridad. De esta manera, explica, la directiva que preside será exitosa y todos lograrán armonizar la vida profesional con la responsabilidad de dirigir el club. “Hay que apoyarse en un equipo, porque nadie puede estar las 24 horas pendiente de todo. Si trabajamos coordinados y cada quien asume su responsabilidad, todo fluye”, insiste.
Considera que el presidente de una junta directiva debe comportarse como el enlace dentro de los diferentes departamentos para que todo fluya sin obstáculos. Está consciente de que debe armonizar su vida profesional con el trabajo que representa guiar el club. “Es una responsabilidad que asumo con cariño y dedicación, como si se tratase de mi casa. Pero precisamente porque debo compartir mi tiempo entre el trabajo, la familia y el club, es que debo apoyarme en un equipo con el que comparta la visión que queremos para el Valle Arriba Golf Club. Si todos trabajamos en armonía, todo fluirá de manera óptima”.
Para Navarro la costumbre de trabajar en equipo no solo le viene de su experiencia en cargos directivos de importantes empresas, sino del mundo del deporte. Desde su juventud se desarrolló como futbolista a nivel amateur, universitario y profesional, lo que lo hace entender aún más la importancia de trabajar de cerca con los compañeros. Pero, además, en la actualidad esta actividad la sigue desarrollando como asesor en el área de la psicología deportiva. Así que cuando dice que quiere formar un equipo de gestión, habla con todas las de la ley.
“Quisiera que el club ampliara sus actividades para que todos los miembros de las familias encuentren algo divertido que hacer. Que haya eventos o deportes para niños, adolescentes y para adultos, por supuesto. Pero que los socios sientan que cada miembro de su núcleo tiene cosas que hacer en nuestras instalaciones”, comenta como uno de sus propósitos.
Tiene planes para renovar el gimnasio, que lo considera una deuda pendiente. Asegura que necesita ser actualizado para que los socios encuentren las últimas tendencias aplicadas al ejercicio físico. Una de las cosas que lo motivan a desarrollar este proyecto en específico es saber que muchos socios han preferido usar instalaciones diferentes a las del club para su rutina diaria. Navarro piensa que si se actualiza y se moderniza en cuanto a equipos y espacio, podría convertirse en un centro concurrido del club.
“También quisiera explorar la posibilidad de agregar a las instalaciones unas canchas de pádel, que entre los adolescentes y jóvenes se está poniendo muy de moda”, explica. Este novedoso deporte que nació en México se juega en una pista similar a las de tenis, con unas paletas y una pelota y se parece al frontón, pues se puede llegar con la pelota hasta las paredes del fondo de la pista. La motivación de Navarro para ofrecer
nuevas alternativas a los muchachos del club son sus propios hijos, pues Daniela y Sofía son adolescentes y los niños, de 10 años, crecen muy rápido.
Navarro reconoce los logros que en el área deportiva ha conseguido el Valle Arriba Golf Club. Él mismo disfruta del campo del golf y de las canchas de tenis. “El hecho de que los tres primeros lugares del Abierto del Sambil hayan sido muchachos nuestros me llena de orgullo, pues significa que nuestro semillero está ya dando frutos”. También las victorias en los interclubes de tenis son indicativo para él de que se están haciendo bien las cosas.
En cuanto al área administrativa, Navarro, junto al equipo de la Junta Directiva, preparan una revisión de los estatutos del club, que datan de 1996. “Son ideas que están tomando forma. Nos hemos propuesto sincerar la situación del club, que ha sabido sortear las dificultades en estos años difíciles. Pero queremos modernizarlo, adaptarlo, porque hay que entender los cambios del país. Sin embargo, como he dicho, todo debe hacerse por consenso, debemos acordar hacia dónde queremos ir como institución”, explica.
Todas las actividades que se desarrollan el Valle Arriba Golf Club sirven para afianzar los valores que orgullosamente promueven desde el momento de su fundación y que Navarro llama como “familiares”. Aunque reconoce que la directiva apenas está calentando motores, hay cosas que se ponen en práctica desde el principio, como la solidaridad con todos y cada uno de los empleados. Está consciente de que la situación general afecta también al Valle Arriba y no pierde de vista que la única manera de seguir creciendo es con la adaptación constante.
“Seguridad, solidaridad, honestidad, compromiso, respeto y responsabilidad. Los valores familiares son los que al fin y al cabo nos hacen ser mejores personas y hay que insistir en ellos. Somos una gran familia entre los socios, el equipo directivo y cada uno de nuestros trabajadores. Insistimos en el trato respetuoso y cálido entre nosotros, la solidaridad con nuestra gente en tiempos tan difíciles porque con el apoyo de todos podemos seguir adelante mejorando cada día”, expresó.