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Así soy yo
NANCY DUARTE
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Dio sus primeros pasos en Ron Santa Teresa hace más de tres décadas y desde sus inicios en esta empresa se sintió fascinada por el proceso de añejamiento. Luego de entrenarse en distintos cargos, hoy es una de las mujeres más influyentes en el mundo de los destilados
Por Yolanda Manrique Fotografía: Cortesía de la marca Nancy Duarte aprendió muy pronto que el ron es sinónimo de paciencia. Una palabra que, también, contiene mucho de su personalidad: “Hay que saber que el tiempo es lo que más influye en el resultado final de un buen ron. Es fundamental ese requisito tan importante que posee la Denominación de Origen: mínimo dos años de añejamiento en barricas. Esa es una de las características más resaltantes de nuestro producto nacional”.
Como técnico superior en alimentos, con especialización en vinos y fermentados, su pasión por esta bebida derivada de la caña de azúcar fue casi instantánea: “Cuando me inicié como pasante, una de mis tareas era servir y atender a los maestros roneros en sus procesos de cata y verificación de las barricas. Escucharlos, verlos realizar sus rutinas, me despertó la curiosidad por conocer todos los secretos que iban descubriendo en cada trago que paladeaban. Con los años, pude entrenar mi olfato y gusto para, como aquellos maestros, también hallar esos aromas y sabores que nos permiten ensamblar un ron de mucha calidad”.
Como la maestra ronera de Ron Santa Teresa, esta venezolana forma parte de la lista de las mujeres latinas más influyentes en su campo, según la revista People en español
Su más reciente responsabilidad en la empresa es la supervisión de todo el proceso de calidad, desarrollo y formulación de los líquidos que forman parte de uno de los portafolios más premiados del país. Aunque sostiene que todos los productos de la marca son óptimos, se inclina por Santa Teresa 1796. Este ron súper Premium se distingue por ser pionero en el uso del método artesanal de Solera, como un segundo proceso de añejamiento, el cual le da las características de ser un ron inesperadamente seco, suave y balanceado. ¿Cuáles son las condiciones para elaborar un buen ron? —Además de la excelente materia prima con la que contamos en la región, sin duda nuestro entorno climático es una gran fortaleza para la elaboración del ron. Estamos ubicados en el centro del país, en uno de los valles más fértiles, con abundantes lluvias, calurosos días y frescas noches, lo que permite que el líquido de nuestros alambiques y barricas adquiera las propiedades que nos caracterizan. Como ves, es un cúmulo de afortunadas circunstancias, que hemos sabido aprovechar. ¿Qué aspectos de su personalidad se reflejan en sus creaciones? —Yo diría que la paciencia. Hay que tener perseverancia y saber esperar los tiempos exactos para revisar el líquido y comprobar los resultados. No hay manera de saltarse un proceso, de acelerar los lapsos. En eso somos muy firmes. Creo que también hay algo de mi natural curiosidad, lo que ha hecho que desee conocer cada vez más sobre los procesos y desee que todo ese cúmulo de experiencias se manifiesten en nuestros rones. ¿Cuáles son sus recomendaciones para combinar el ron? —Es una bebida que da mucha libertad, porque depende de cada quien, de cuáles son las sensaciones que se desean experimentar. El ron se disfruta en buena compañía y en un buen momento, de manera responsable. Aunque yo lo prefiero en las rocas, hay un trago muy especial para mí, que creamos en honor al Dr. Alberto Vollmer, miembro de la cuarta generación, el Cojonudo. Es un coctel sencillo, pero elegante: 2 onz. de Santa Teresa 1796, una onza de agua, una piedra de hielo y un twist de naranja. ¿Cuál considera que es su principal reto en la actualidad? —Como aún me considero una “aprendiz” a pesar de mis 32 años en la empresa, mi objetivo siempre es cultivar y formarme en todo lo que tiene que ver con mi oficio. Si uno tiene las metas claras, lo esencial es proponerse llegar a ese objetivo. Debemos confiar en nosotros mismos. Nada llega solo, las cosas que se desean hay que trabajarlas. Los retos como empresa son permanentes, pues mantener la calidad y el prestigio que hemos alcanzado en nuestra historia es un compromiso que nos motiva a continuar en el camino de la excelencia y en la búsqueda constante de los mejores resultados de nuestras mezclas y productos. ¿Cuáles son sus planes a futuro? —Por supuesto, seguir experimentando con nuestros rones. Pero lo más importante que me estoy planteando en estos momentos es preparar a las generaciones futuras. Colaborar con el crecimiento del oficio, facilitando mi aporte en la formación de los nuevos profesionales. Me entusiasma muchísimo comprobar la pasión que manifiestan los jóvenes que están abordando el arte de la mezcla, la delicada labor de garantizar que cada ron encierre el equilibrio perfecto de sabores y aromas. Transmitir mi propia pasión, mi conocimiento es uno de los proyectos que deseo desarrollar. Nuestro trabajo, el de los maestros roneros, como yo lo veo y siento, es una combinación de ciencia y magia. Como los antiguos alquimistas, buscamos la esencia de esos licores que se van envejeciendo en nuestra bodega. Más allá de probar y evaluar los líquidos de todas nuestras barricas, la magia se revela en la selección y la mezcla de aquellos que servirán para formar parte del ron premium que deseamos presentar. Realmente, es una labor que me fascina. Gracias a su labor, usted está considerada como una de las mujeres más influyentes de Latinoamérica, según la revista People. ¿En qué ha repercutido este reconocimiento? —Es una enorme responsabilidad. Es un gran honor y me siento muy honrada. Ser ejemplo para otras mujeres y demostrar que podemos destacarnos en cualquier actividad que nos propongamos es un compromiso ineludible. Me mueve a aventurarme más en este oficio que ha estado tan ligado a la visión masculina. Desde mi punto de vista, las mujeres tenemos el potencial necesario para cumplir cabalmente con el trabajo de maestro ronero, porque somos muy intuitivas, tenemos una sensibilidad especial para percibir los aromas y los sabores, y esto nos da una gran ventaja a la hora de crear mezclas equilibradas, balanceadas, en donde ningún elemento destaque sobre otro. Que, por ejemplo, puedan percibirse la miel, melaza, madera, vainilla, frutos secos, chocolate amargo en perfecta armonía. Las mujeres podemos ser muy detallistas y especialmente cuidadosas en los procesos, y eso nos permite destacar en lo que yo considero un acto de magia y ciencia: mezclar los mejores rones de nuestra bodega.