El Kirchnerismo como Hipotesis politica (2003-2012)Ensayos sobre lo Político

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El Kirchnerismo como Hipotesis politica (2003-2012) Ensayos sobre lo PolĂ­tico Diego Burd


Palabras Preliminares La posibilidad de generar mecanismos de participación en la discusión pública, los espacios de expresión aumentó, redes sociales, blogs, revistas virtuales, permiten dar cuenta de la democratización de la palabra, y por supuesto, quienes asumen la posibilidad de poner en las grietas del “consenso neoliberal” a través del disenso. Ampliaciones de los espacios del ágora ciudadano, retorno de la voz de los excluidos, disputas en torno a lo político, al presente, con sus proyecciones hacia el pasado y el futuro, y las preguntas constituyentes de nuevas respuestas, todo contribuyendo a la construcción de una nueva arquitectura discursiva para definir los tiempos que vivimos, tomando la idea de Nicolás Casullo, un proceso de re-interpretación sobre este nuevo “estar en el mundo” de carácter colectivo, a nivel nacional como regional. Este conjunto de pequeños ensayos, son eso, pequeñas prácticas de generar preguntas para buscar posibles soluciones, no construcciones definitivas, intervenciones en el presente, desde un conjunto de tradiciones, que interpelan el presente desde ópticas que aproximen de manera titubeante sobre lo que nos propone estos tiempos kirchneristas. Sobre mi corren las tradiciones que vienen desde John William Cooke, Gramsci, la pregunta sobre la posibilidad del transito a sociedades post-capitalistas dentro de los marcos institucionales que cristalizan la dominación burguesa y oligárquica en nuestro continente planteada por el presidente Allende, así como lecturas de las nuevas tradiciones nacientes entre fines del siglo XX y principios del actual: el chavismo, y para el caso Argentino, el kirchnerismo, hecho maldito del país neoliberal, parafraseando a J.W. Cooke, quien asomo para generar rupturas en el status quo nacido bajo la sangrienta dictadura cívico militar de 1976, y profundizado con el proceso menemista. Son escritos de circunstancias, otros como dije anteriormente, ensayos sobre preguntas que rondan en mi cabeza, pero son parte de discusión y debate. En ellos están las marcas de las personas con quienes intento debatir, quienes también generan nuevas preguntas en las discusiones, y que obligan al intento de respuesta a las preguntas… pero principalmente están los compañeros que conforman ese colectivo interesante que conocí en la esfera del ciberespacio, con quienes debatimos, discutimos, pero sobre todo construimos un espacio de igualdad increíble: Los miembros de la revista Aktívate, a las personas que hacen las voces del muro, gente que son parte de esta gran militancia, luchando por un país mejor, a ellos gracias por estar construyendo estos momentos dignos de ser vividos. Las opiniones como siempre, corren por mi parte… y también mis errores, confortantes de este hermoso proyecto colectivo llamado kirchnerismo. Les dejo el mail por si quieren contactarse, diegoburd@yahoo.com.ar, y un saludo militante… lucha para que el Nunca Menos siga siendo nuestra gran base para seguir armando esta hermosa


patria.


Aproximaciones al Kirchnerismo (2003-2008). Hipótesis políticas y cambios de paradigmas Diego Burd* El kirchnerismo puede ser interpretado como una “anomalía” que irrumpió por las grietas del sistema político argentino el 25 de mayo 2003, que genero una puesta en tensión de los esquemas interpretativos para analizar y repensar el rol de lo político, los sujetos intervinientes, configurando una serie nuevas aproximaciones sobre el campo de los significantes de la teoría política, es decir se produjo una ruptura del paradigma de interpretación por parte de los sujetos políticos que prevalecio durante los años de aplicación de las medidas neoliberales. Rinesi afirma que la noción de anomalía es el nombre: “... de aquellos que no tenemos instrumentos para conceptualizar, de aquello que se hurta a nuestras categorías y a nuestros esquemas de pensamiento y de comprensión del mundo, y que nos resulta, por lo tanto, impensable. La anomalía como lo que no podemos pensar. Las anomalías no se piensan, en efecto: son por definición, lo que no se piensa, lo que no se deja pensar, lo que no tenemos elementos teóricos para conceptualizar y por eso, porque estamos convencidos de que nuestros instrumentos teóricos no pueden estar mal y de que lo tanto el problema sólo puede ser del mundo, nombrados como “anomalía”. Quiero decir: que no hay anomalías “en-si”. Que lo que llamamos anomalías son siempre desafíos intelectuales excesivos.”

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Este desafió intelectual implica búsquedas, sumergirnos en el mar conceptual, anomalía que nos pone en tensión con los paradigmas previos, los cuales nos permiten abrir el camino hacia nuevos momentos de pensamiento político. Pensamos, a través de la categoría de Racine 2, que el kirchnerismo puede ser entendido como un momento políticos, un espacios de rupturas donde los consensos previos son puestos en tensión por la construcción de nuevos, es decir, se produce una impugnación del orden. En el presente trabajo pretendemos realizar una serie de aproximaciones a hipótesis sobre la naturaleza del kirchnerismo, como movimiento político, pensando el concepto populismo como un proceso de transicional dentro del marco republicano, a partir de la aproximación de un nuevo paradigma político. Dentro de este contexto teórico, la crisis del neoliberalismo en el sub-continente a fines del siglo XX y principios del actual, permitió una lenta aparición de un nuevo paradigma ideológico, emergiendo primero desde el Estado hacia la sociedad civil, este nuevo conjunto de ideas pueden caracterizarse por los siguientes tópicos: recuperación del rol del Estado, como diseñador, arbitro e interventor en lo político, económico y social, una mayor presencia de políticas sociales de carácter reparador con una fuerte recuperación de derechos sociales recortados, dejados de lado durante las *

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Profesor en Historia. Especialista en Historia Regional. Docente Universal I y II. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Comahue. CEHEPyC. diegoburd@yahoo.com.ar RINESI, Eduardo, “Notas para una caracterización del kirchnerismo” en Debates y Combates, Noviembre 2011, pp. 145-146. Los resaltados son del autor. RANCIERE, Jaques, Momentos Políticos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2010


décadas neoliberales, autonomía de lo político, y su recuperación en el espacio publico, una redefinición de la idea de democracias liberales y parlamentarias, ampliación de derechos civiles, subordinación de la esfera económica, autonomía de los países del sub-continente frente a los organismos internacionales, una mirada hacia lo latinoamericano y hacia las relaciones sur-sur. Este contexto de modificación del conjunto de ideas que piensan lo político, se producen un conjunto de incorporaciones de sujetos sociales como posibilidad de configurarse como subjetividades emancipadoras, una subjetividad ampliada que incluye a los movimientos sociales, trabajadores formales e informales, excluidos urbanos, campesinos, y actualmente, una emergencia de un sujeto generacional juvenil. La idea de la democracia, como ampliadora de derechos y espacio de construcción de nuevos espacios de horizontes de expectativas, permite pensar una nueva relación entre lo institucional, el poder y la posibilidad de cambio dentro de las estructuras estatales3. Lo político en el kirchnerismo: Estado y Sociedad Cuando el 25 de mayo del 2003 ex-primer presidente Nestor Kirchner en su discurso frente al parlamento nacional realizo un conjunto de afirmaciones que se convirtieron en su programa de gobierno, el mismo puede considerarse como un punto de grietas discursivas que englobaban la discursividad neoliberal, donde los lenguajes utilizados por los sectores dominantes hacían aparecer sin dueño, como afirma Casulllo: “La hegemonía indisputable de lenguajes y tonos codificadores y audibles por las masas pasaron a un plano transmisor virtual “sin dueño” sin cursos visibles. A un gigantismo informativo-informático que regresa lo real empaquetado siempre igual y diariamente, suceda lo que suceda. Información que provee la “totalidad” en tanto ésta se entienda y se viva como lo posible de ser ofertado como género ficcional, sin conflicto ni lucha social que interfiera en la relación entre el que emite y el que recibe. Esta última se transformó en la relación clave para “estar en el mundo”. Las contradicciones, negatividades y miserias de lo real siempre quedan afuera de esta relación -impoluta- que vincula al comunicador con el comunicado. Para la lógica del neoliberalismo globalizado de la sociedad mass mediática, esa información pasó a ser la política, por fin sin políticos. Es la relación mediática la que propone la agenda, los seriales, las secuencias, los lugares de mirar y oír: la que debe hacer visible el rumbo y los calificativos de los eventos”. 4

Esta construcción discursiva predominante durante los años neoliberales, hizo desaparecer la posibilidad de la autonomía de lo político, sumado a una avance de la hegemonía del mercado cuyos criterios desacreditaban el actuar en lo político, como espacio que constitutivo de un conflicto con los poderes económicos, financieros y culturales. Se construyo una cosmovisión anti-política, que fue compartida tanto por el neo-conservador neoliberal como los sectores denominados progresistas.5 De esta manera: 3 4 5

Ver NATANSON, IDEM, p.p. 262-269 CASULLO, Nicolás, Las Cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008, pp. 91-92 Ver CASULLO, idem, pp. 92-93


“La política del mercado preside como fetiche el perpetuo proyecto de una armonización de clases. También un búsqueda de “consensos” con actores desiguales en poderes, y bajo un régimen capitalista incuestionado. Política que concibe a los regímenes institucionales democráticos como meras técnicas catalogadoras de huecas “ciudadanías” y componedoras de decisiones económicas establecidas de antemano por los poderes que finalmente triunfaron. Política del mercado que se postula casi cínicamente como la que abandonó la finalidad de un auténtico y concreto bien material comunitario para todos. Esta idea de una supuesta política democrática, republicana, en realidad inerte o muerta”. 6

De esta manera, podemos entender que al afirmar que no pensaba dejar las convicciones en las puertas de la casa de gobierno, y se pronunciaba como heredero de la generación diezmada, insertaba una brecha en el discurso hegemónico, ubicando coordenadas temporales, que enlazaban el pasado político argentino con un presente que se proyectaba sobre el futuro, al pronunciar esa ubicación discursiva, retomaba el papel de lo político, como espacio de reconstrucción de una autonomía, incorporaba la posibilidad de pensar lo político como espacio donde se inserta el disenso, como fundante de la acción política, es decir producía una tensión sobre la realidad de como se conforma ese “consenso”, frente al mismo, se intentara re-construir un paradigma donde el Estado, como ente regulador, recuperador y reparador de los desastres des-igualitarios sociales del mercado des-regulado. Aquí se produce la recuperación del reclamo silencioso, pero a su vez, acto-presente, del conjunto de reclamos de las clases subalternas y medias urbanas que se pusieron en el centro de escena con los saqueos los días, las jornadas de diciembre del 2001, y los intentos constituyentes de pensar las posibilidades de la democracia. En ese discurso, recupera la ética política, insubordinada a los poderes del poder reales del país, retoma los valores éticos representados por los organizaciones de derechos humanos, solidaridad, como subordinador de la acción individual a la responsabilidad social frente al “otro” excluido por las fracciones hegemonícas de las clases dominantes nacionales, y justicia, como reparador de injusticias previas, presentes y orientadas hacia el futuro. La incorporación de nuevos significantes interpelaban a las palabras que configuraban nuestra cosmovisión del mundo, ofreciendo nuevos campos de reconstrucción de consensos sociales, que devienen, se producen conflictos de interpretaciones, es decir, al realizar ese acto de interpelación vuelve a colocar la dimensión del conflicto en la acción de lo político, de apertura de la historia a un nuevo campo de posibilidades, clausurados por la acción política institucionalizada, principalmente durante la década del '90. Podemos decir pensar que de esta manera se plantea la posibilidad de la constitución de un Estado interventor, que distribuye la riqueza, regulador de las relaciones capital-trabajo, de matriz inclusora, que permite a su vez, la posibilidad de radicalizar los postulados sobre los que se asienta el mismo, es decir, establece la posibilidad de poner en tensión continua los limites de la ideal 6

CASULLO, idem, p.94


democrático. El populismo como forma transicional republicana Esta recuperación de la dimensión conflictiva de la acción política, nos da la posibilidad de intentar unas hipótesis sobre la caracterización del kirchnerismo, como un régimen político populista transicional republicano, aunque la mayoría de las voces que utilizan este concepto no lo refieren a la categoría política sino a un imaginario construido como demagogia, autoritarismo, personalismo presidencial, por lo cual, en ciertas maneras, en cierta manera podríamos caracterizarlo, contrapuesto a la institucionalidad republicana, basada en un marco conceptual liberal clásico de desarrollo de una separación de poderes, sin conflictos internos entre ellos, fuertemente sustentada en la base de una democracia, centralizada en el ejercicio de derechos políticos y civiles, donde la esfera republicana y democrática como regímenes políticos se entremezclan frente a una “impostura” de democracia social de un régimen político, multiinterpelador, creador de múltiple cadenas de equivalencias, destinado a intentar un vacío imposible de llenar, aunque quienes atacan el populismo no realizan el mismo acto sobre los significantes y redes de equivalencias que constituyen la experiencia republicana neoliberal, que configuraron un sentido común en amplios espacios académicos. Rinesi, plantea la existencia de dos momentos constitutivos de la filosofía política moderna, el “momento maquiaveliano”, el cual se asocia a la celebración del conflicto y a la apertura de la historia, y el “momento hobbesiano”, el cual se asocia a la preferencia a la estabilidad y los modos de encuadrar el desorden en las cosas, que la modernidad se desnuda en esa lucha por las interpretaciones, es decir en la lucha política, lo cual le permite, pensar un tercer momento, “momento shakespeareano”, donde se instala es un tipo de pensamiento en el seno de la contradicción entre la relación del orden y su disolución, entre sistema y su elemento de disolución.7 Ese ultimo momento es esencial para pensar la política, ya que como afirma el autor: “.... por la simple razón de que la política no encuentra su lugar sino en el interino, lleno de tensiones, que se entiende entre estas dos figuras (Nota: el autor habla de las metáforas sobre política de Emilio de Ipola, la del sistema y la de revolución). En efecto: no se consigue pensar la política... un pensamiento sobre el orden social que no preste atención al conjunto de prácticas que todo el tiempo lo inquietan o lo desestabilizan, pero tampoco consigue pensar la política un pensamiento sobre la revolución que no considere la forma en la que funciona ese orden que se trata de revolucionar”.8

La tensión trágica del hacer político se encuentra el constante conflicto entre orden y proceso de impugnación, el kirchnerismo, como forma de constitución de un nuevo proyecto político, se construye en el proceso de tensión movilizante, cada hecho constitutivo del kirchnerismo, donde el orden de los conceptos, valga la redundancia, entre orden y proceso de impugnación, se modifican y 7 8

Ver RINESI, Eduardo, Política y tragedia. Hamlet, entre Maquiavelo y Hobbes, Buenos Aires, Colihue, 2011. RINESI, Eduardo, Política y tragedia..., p. 253


dan sentido al kirchnerismo, como practica de lo político, el resultado es generar un proceso de consolidación, que como resultante de las tensiones propias de la razón política como interina, de un instauración de un nuevo régimen político. De esta manera, el populismo, por lo menos para los casos latinoamericanos, puede ser considerado como espacio transicional entre regímenes políticos, nace de la impugnación del orden previo, la posición de no neutralidad del Estado se va re-configurando hacia su interior, a diferencia de pensarlo como un bonapartismo, que emerge en una situación de equilibrio catastrófico entre clases, el populismo, tanto en su variante clásica, como en las variantes neo-populistas, impugna desde el espacio publico la razón de ser del régimen político previo, si bien enmarcados en espacios institucionales, pretende la modificación y la construcción una nueva institucionalidad, un régimen político, republicano de ampliación de derechos sociales y económicos que favorecen a las clases subalternas de la sociedad. Si bien, la impugnación se da desde el adentro, por los mecanismos institucionales, en su devenir va re-configurando la totalidad del régimen previo, modificando las estructuras distributivas, los perfiles macro-económicos, la hegemonía de clases, reconstruyendo un nuevo marco simbólico de la sociedad, el populismo como forma transicional propone desde la relación dual entre Estado y clases subalternas, llena de idas y vueltas, un cambio de época. Realizar una aproximación al populismo como periodo transicional dentro del espacio republicano, implica repensar las posibilidades de una relación, entre la democracia en su marco formal y la democracia en cuanto realización de ampliación de derechos económicos, sociales, políticos y civiles, es pensar la institucionalidad como espacio de posibilidad de realización de probabilidades dentro de un proyecto de Estado interventor. Casullo, plantea que el populismo en los contextos latinoamericanos, refleja la intervención de poderes sociales que deciden una política, donde el Estado democrático toma posición contra los status quos vigentes, canalizando formas de participación política que enriquecen las luchas democratizadoras en términos de representación popular, el populismo, dentro del contexto expuesto con anterioridad, es la representación de correlaciones de fuerzas y formas estatales que reforman el molde una democracia esclerotizada.9 El populismo, según el autor: “A cuestionar la impotencia política de los Estados. A remocionar la profunda dificultad de re-invención de la política desde un poder contrahegemónico actuante realmente existente. A cuestionar el pasaje tanto desde el mundo de las ideas como desde el mundo hechizado por “la fragmentación social”, hacia formas de disputar efectivamente, desde el poder democrático reunificado, repontenciado, el conflicto contra intereses establecidos con sus políticas aliadas.”10

O sea el Estado populista, plantea la idea de un poder político actuante y real, legitimado como re9 10

Ver CASULLO, Nicolás, Las Cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008 pp. 182-183 CASULLLO, Nicolas, idem, p.184, Las itálicas se encuentran en el original.


fundante de las instituciones republicanas que lo estructuran, una re-apertura politizadora de la sociedad frente a la exclusión de una institucionalidad que durante momentos, aparece como limitada y limitante, es decir, no pone la legitimidad de la noción de República, sino la tensiona, le mueve los limites sobre los que actuá como base, es una apertura del horizonte de la experiencia democrática. El populismo, actuá como: “...expositor de la tensión entre la política como modelo de cierre institucional, o de permanente reapertura democrática”.

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En esta fase transicional, lo que realiza el populismo, es poner sobre la mesa las tensiones ocultadas en el régimen anterior, por lo cual, asume el momento trágico de lo político, para configurarse como opción de la instalación de un nuevo régimen político, donde las tensiones previas son canalizadas a través de nuevas o definiciones de las formas institucionales, sabiendo que durante el devenir, los conflictos con los antiguos sectores hegemonicos se presentaran como forma destituyente, en un intento de impedir el momento constituyente del nuevo orden, tomemos como ejemplo, el lock out patronal del campo, que ante una medida impositiva, logro conformar un núcleo socio-político conservador anti-gubernamental en el 2008, pero lo interesante de este momento político, es que a la par de constitución de este frente, el kirchnerismo, se transforma, se constituye como movimiento político, el movimiento del otro destituyente conforma un nosotros constituyente, configura un nosotros inclusivo, que supera la matriz central del peronismo, como corpus ideológico, para incorporar nuevos sujetos sociales y generacionales, es el momento transversal por excelencia del kirchnerismo. Es el 18 de junio del 2008, el momento del nacimiento del kirchnerismo, como movimiento político. Veamos algunos ejemplos de ese discurso para marcar los núcleos del populismo, como régimen de transición: “Cuando vine aquí el 1º de abril, a hablar con todos ustedes, yo creía que realmente estaba ante la batalla por la redistribución del ingreso porque, tal vez, quienes tenían que resignar una pequeña parte de su renta extraordinaria disputaban y discutían; creía - les juro sinceramente - que estaba ante esa batalla, la de la redistribución del ingreso, la de la lucha de los intereses naturales en toda democracia donde hay conflicto social. Pero luego, cuando comenzaron a pasar los días y yo veía que desde un sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no, me di cuenta que estaba ante otra situación muy diferente “12

Vemos que la actual mandataria reconoce el conflicto social como constitutivo del proceso democrático, ahora lo interesante de señalar, es que centra el cambio de legitimidades del 11 12

CASULLO; Nicolas, idem, p.205 FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, discurso pronunciado el http://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_Cristina_Fern %C3%A1ndez_en_el_Acto_por_la_Democracia_en_Plaza_de_Mayo el resaltado es nuestro.

día

18-06-2008,


pronunciamiento de la palabra, como señalamos anteriormente, la puesta sobre la mesa del conflicto pone también en juego los procesos de legitimación de donde se interpela a la democracia, frente a la interpelación neoliberal de los sectores agropecuarios, la mandataria coloca la legitimación del voto, que se plantea con esto,algo central: la subordinación de los actores sociales extrainstitucionales a las decisiones de lo político, como ordenador y regulador de la sociedad, en este discurso rompe parte del marco de legitimaciones neoliberales, donde los actores extrainstitucionales que se desenvolvían en el mercado, es poner en tensión la lógica del mercado, y por lo tanto, de sus agentes, como reguladores de la sociedad civil, en este movimiento, ademas coloca que el mercado no aparece como sujeto des-politizado y des-politizador, sino los actores que se desenvuelven en el, articulan intereses políticos y politizador sobre la sociedad. Mas adelante en ese mismo discurso dice: “Me di cuenta, entonces, que estaba ante otro escenario, ante otro cuestionamiento, ya no era retenciones sí o retenciones no, ya no eran intereses, se estaba socavando, se estaba interfiriendo en la misma construcción democrática, esa que nos dice que son los representantes del pueblo, elegidos en elecciones libres, democráticas y sin proscripciones, los que deciden, deliberan y ejecutan. Esa es la Argentina democrática, la de la Constitución, la de las instituciones, la de los poderes del Estado, legal y constitucionalmente establecidos.” 13

Vemos que la centralidad de la oposición es colocar la tensión entre democracia, ya superando el solo momento político y civil, sino recuperando lo social y lo económico, ya que recordemos que la 125 es planteada como medida de distribución del ingreso, frente a las corporaciones no elegidas por los ciudadanos, esta oposición es el conflicto de la relación entre democracia, no ya como solo régimen político, sino también como horizonte de expectativa, y los sectores, no elegidos democraticamente pero con poder de fuego e influencia sobre los poderes elegidos por los ciudadanos, es el nacimiento de la pregunta de cuales son los limites que impone el sistema capitalista en cualquiera de sus fases para el desarrollo de sociedades democráticas. Así al realizar un recorrido histórico de las relaciones entre corporaciones y política, la mandataria reconstruye por vía negativa, es decir sobre quienes son negados por la aplicación de determinadas medidas políticas, quien se constituye como el sujeto político kirchnerista: “Yo empecé muy chica con esas mismas banderas que muchos de ustedes portan con orgullo. Pasaron muchas cosas argentinos, nos dividieron, nos enfrentaron los unos con los otros, civiles y militares, el campo y la industria, y solamente se beneficiaron de esos enfrentamientos muy poquitos. Los que primero cayeron como siempre fueron los pobres, después fueron los trabajadores, después vinieron por la clase media, por esa clase media que muchas veces a partir de prejuicios culturales termina actuando contra sus propios intereses. Los intereses de la clase media son los de los trabajadores, son los de los empresarios comerciantes, son los de los argentinos que tienen sus intereses atados aquí a la tierra, que no pueden girar dólares al exterior, que tienen su casa aquí, sus hijos.”14

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FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, IDEM FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, IDEM


El sujeto político kirchnerista, múltiple, y cuya hegemonía debe ser constituida por los sectores subalternos, veamos el orden de enunciación: pobres, trabajadores, clase media, empresarios y comerciantes, tomando a la clase media, como sujeto ambivalente, con posibilidad de pasaje entre los campos enfrentados. El pueblo, como sujeto de constitución del discurso en el populismo, no es una categoría vacía, tiene un núcleo central; pobres y trabajadores, son ellos quienes impondrán cadenas de significantes y de equivalencias, sin clases subalternas no hay posibilidad del pueblo, ahora este pueblo se constituye como ciudadano, es sostén de la República, como forma de gobierno, pero cuyos contenidos de significación no son eternos, sino son marcos de luchas de interpretación sobre las palabras, como vimos, con Rinesi, es un espacio de lucha política. A modo de cierre... mas preguntas que respuestas

A lo largo del presente trabajo, hemos intentado realizar un conjunto de hipótesis en torno a la naturaleza del kirchnerismo como movimiento político, pensando un conjunto de ideas en torno a lo político, a la concepción del Estado y su rol, una aproximación a una definición del populismo como forma transicional dentro del modelo republicano, ya como plantea Rinesi, el kirchnerismo también tiene de sus tradiciones fundantes una vertiente liberal político y republicana 15,lo cual nos abre un campo de preguntas sobre un movimiento político en devenir, por lo cual el cierre en el periodo 2008, posibilidades que permiten pensar la relación de la historia con el tiempo presente.

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Ver RINESI, Eduardo, “Notas para una caracterización del kirchnerismo” en Debates y Combates, No 1, noviembre 2011


Soy K ¿Nueva identidad político social?16 El kirchnerismo produce una toma de posición frente a los significados de la palabra política, realizando de esta manera un proceso de generación de institución de espacios por el cual se produce una re-significación de los términos, por lo cual, uno de los posibles marcos para interpretar al kirchnerismo, como nuevo espacio ideológico nacional, como un planteo de un entramado de recuperación y re-conceptualizaciones sobre lo propio de lo político, que termina estableciendo una tensión con el paradigma político ordenador de la realidad neoliberal. La noción de Estado, dentro del paradigma neoliberal, se centra sobre la idea de “ausencias”, las mismas marcan un debilitamiento en las mediaciones entre las instituciones estatales y partidarias en su relación con la sociedad civil, de esta manera, lo institucional estatal se transforma en garante de un conjunto de derechos civiles y políticos del ejercicio ciudadano. Este espacio de mediaciones, fue configurado y remplazado por la idea del desarrollo de mediaciones no conflictivas, sino consensuales, lo expresado en esta última idea, se relaciona con la ausencia del Estado en el espacio de regulación en lo económico, y por la colonización de los mecanismos que establecen lecturas sobre la realidad provenientes de la esfera económica, de esta manera el mercado, se transforma en una presencia totalizadora, “todo es mercado”, que traslado a la esferas ciudadanas los mecanismos de “regulación mercantil”, la misma se basa, en la idea de una igualdad formal entre las subjetividades participantes, en la cual un ideal de sujetos de contrato, en el sentido comercial, lleva la primacía, de esta manera los conjuntos de comportamientos propios de la esfera del mercado se configuran como reguladores de la sociedad civil, en síntesis, se puede decir se configura un proceso por el cual se mercantiliza las relaciones políticas de la sociedad civil. Como consecuencia de lo anterior, perdida de la autonomía de lo estatal frente a lo mercantil, produce la aproximación de las concepciones de ciudadano y de consumidor, y esto adquiere un rasgo central, dentro de esta lógica algunos podrán tener los mecanismos necesarios para participar en el consumo, mientras los otros serán dejados en el camino, aunque todos, ganadores y perdedores, son sujetos con posibilidad de participar de la utopía neoliberal. Esto forma parte de la concepción de sociedad por parte del paradigma del Estado neoliberal, una naturalización de la desigualdad de la sociedad, presentado bajo la forma de desigualdad de consumidores. Sin una presencia del Estado como regulador del mercado, la sociedad se escinde en proceso creciente de desigualdades: sociales, económicas, culturales... los derechos sociales se convierten en bienes. 16

Parte de este apartado aparece en el No 2 de la Revista Aktivate y en el articulo “El kirchnerismo como identidad social” en http://diegoburd.blogspot.com/2011/06/el-kirchnerismo-como-identidad-social.html


Partiendo de los párrafos anteriores, consideramos como el núcleo central del kirchnerismo, como pensamiento político, es la recuperación del rol del Estado, dentro de las dos esferas mencionadas, por un lado, como garante de los derechos de ciudadanía, a través de recuperar la constitución de la ciudadanía como espacio de ejercicio y ampliación de derechos, para lo cual era necesario, repolitizar a la sociedad, pensando lo político desde la dimensión de la existencia de conflicto y disenso, frente a la idea del neoliberalismo de “consenso” Por otro lado, se retoma el paradigma del Estado interventor, como regulador de la voracidad de los sujetos creadores del mercado, de esta manera se produce una posición de las instituciones estatales, como mediadoras necesarias entre sociedad civil y mercado, a través de ubicar a las primeras como distribuidora, es decir, se produce una re-definición entre las relaciones entre el mercado, la sociedad y el estado. Kirchner en su discurso de asunción plantea: “(...) Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona. Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales (…) Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores mas vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionarios, los usuarios y los consumidores.” 17

En este párrafo, nos encontramos con otra idea central de la concepción kirchnerista del Estado, la no neutralidad del mismo frente a los conflictos de intereses dentro de la sociedad. El conflicto con los sectores patronales agrarios, y las fuerzas políticas opositoras en el año 2008, pone en tensión la disputas entre dos mecanismos de legitimación, el del mercado y el del Estado, esta lógica es reconocida por la actual mandataria, que trata de pensar la arena democrática, como espacio de conflicto, en lógica agonistica, ya que en ella se encuentran los mecanismos de resolución y de canalización apropiados en la lógica del funcionamiento del marco institucional republicanos, como termino ocurriendo con la conclusión de dicho conflicto, como también el conflicto político que mantiene con el grupo económico Clarín, para dar ejemplo de esto, tomo como ejemplos dos medidas, una que significo una derrota de la gestión (Conflicto del 2008) y otra (Conflicto con el grupo Clarín), que logro una movilización muy importante de amplios sectores de la sociedad, el tratamiento y sanción de la ley de medios audiovisuales en el año 2009, donde los sectores impugnados recurrieron al espacio judicial, para detener vía cautelares, la aplicación de la misma a través de la impugnación del articulo 161. Este rol del Estado como espacio institucional de resolución del conflicto, ha sido uno de los principales mecanismos para desarticular esa oposición corporativa no-institucional, pero altamente condicionante del desempeño de la democracia post-dictadura. 17

KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner (primer parte), Ediciones Punto Crítico, Buenos Aires, 2011, p. 18. El resaltado es propio.


La toma de la palabra política, ha generado una nueva praxis de la acción política, y una lucha por el proceso de construcción e institución de una lucha interpretativa sobre los mecanismos de lectura sobre la realidad, lo cual incluye el inicio si existe o no una novedad kirchnerista. Desde nuestra posición nos acercamos a la posición de que el kirchnerismo, como corpus político nacional es una nueva síntesis, de un conjunto de tradiciones, identidades e imaginarios sociales, que tiene en su seno como parte constitutiva predominante la tradición del peronismo, pero no se constituye como la única desde la cual se establece los mecanismo para interpelar a la sociedad, incorporando las tradiciones emancipadoras desarrolladas en el periodo 1970-2001, socialismo democrático, la defensa de los derechos humanos, las tradiciones de lucha de los movimientos sociales anti-neoliberales. Creo que al kirchnerismo puede ser leído y analizado desde dos puntos centrales: por un lado, la constitución de una nueva identidad social en las clases subalternas argentinas, y, desde la idea de la construcción política de un movimiento político en devenir. El kirchnerismo en este contexto, se transforma en una nueva identidad social que unifica ideales, imágenes, representaciones, proyectos de futuro de construcción de nuevo horizonte de futuro igualitario. Proceso que implica un conjunto de re-lecturas del pasado, interpelaciones al presente y una proyección hacia el futuro en clave de lectura nacional y latinoamericano. Como todo proceso de identificación político, puede ser pensado como un proyecto construido de desde arriba, pero que es apropiado e instituido por las clases subalternas como propio, y sobre esta apropiación, en sus movilizaciones puede correr los limites del nunca menos a ciertos sectores de los sectores dominantes nacionales, aun a las fracciones de la misma incorporadas dentro del horizonte original son parte constituyentes del mismo, ya que aunque la definición de policlasismo no implica que todas las clases y/o fracciones de clases intervinientes entran en igual de condiciones, sino que existen dentro del mismo luchas hegemonícas entre las mismas, y las definiciones internas de las mismas, definirán la dirección de los proyectos políticos Para pensar al kirchnerismo como identidad social, creo conviene ejercer una lectura sobre ciertos conceptos expresados por Raymond Williams en Marxismo y Literatura18, a partir de la misma, consideramos que el kirchnerismo esta en un proceso de construcción de una nueva hegemonía alternativa, como un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida, instituyente de un nuevo significados y valores que son experimentados como prácticas. “Una hegemonía dada es siempre un proceso. Y excepto desde una perspectiva analítica, no es un sistema o una estructura. Es un complejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades que tiene límites y presiones especificas y cambiantes. En la práctica, la hegemonía jamás puede ser individual. Sus estructuras internas son sumamente complejas, como puede observarse fácilmente en cualquier análisis concreto. Por otra parte (y esto es fundamental, ya 18

Utilizaremos los conceptos expresados en WILLIAMS, Raymond, Marxismo y Literatura, Biblos, Barcelona, 1997, pp. 129-158


que nos recuerda la necesaria confiabilidad del concepto) no se da de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente resistida, limitada, alterada, desconfiada por presiones que de ningún modo le son propias. Por lo tanto debemos agregar al concepto de hegemonía los conceptos de contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que son elementos reales y persistentes en la practica”.

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Frente a la anterior hegemonía del neoliberalismo, el kirchnerismo, se convierte en espacio de hegemonía alternativa, al acentuar políticas que interpelan los núcleos ideológicos, económicos y sociales del pensamiento del neoliberalismo como cosmovisión de la sociedad. ¿Sobre que se construye esta hegemonía alternativa kirchnerista? Por un lado realizando, como mencionamos con anterioridad, recuperaciones de tradiciones, re-significaciones selectivas del pasado constitutivo. Como sabemos toda acción de interpretación del pasado es un proceso selectivo, cuyo núcleo de interrogación va estar establecido desde un presente pre-configurado, a través de este núcleo interrogativo se va constituyendo un proceso de definición e identificación cultural y social, a su vez, espacio que implica conflictos de interpretación sobre las luchas simbólicas que son deben ser leídas en clave de luchas entre tradiciones circulantes en el entramado ideológico y de imaginarios sociales que circulan en una sociedad, las mismas siempre adquieren carácter político, ya que son luchas que ponen en tensión las conexiones con el pasado desde el presente, como afirma el teórico británico: “Es que en los puntos vitales de conexión en que se utiliza una versión del pasado con el objeto de ratificar el presente y de indicar las direcciones del futuro.” 20

Estas nuevas conexiones construyen nuevas sociabilidades en la sociedad argentina, estamos ante la presencia de la emergencia de nuevos elementos culturales que van re-significando las practicas políticas, estamos asistiendo a la conformación de una estructura de sentir nueva, asumidas, como cambios de presencias, sin esperar mecanismos de definición y racionalización previa, es una estructura de una experiencia que modifico las cadenas de significantes respecto a practicas previas, es un proceso en definición y re-definición, acompaña a formaciones emergentes donde las estructuras de sentir se relacionan como una solución. Por lo tanto una estructura de sentimiento: “... es una estructura especifica de eslabonamientos particulares, acentuamientos y supresiones particulares y, en lo que son a menudo sus formas más reconocibles, profundos puntos de partida y conclusiones particulares.”

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Como identidad socio-político el kirchnerismo ha logrado la construcción de una hegemonía alternativa, que dio vida a una serie de tradiciones estancas, al poner en tensión los eslabonamientos que constituían las conexiones previas entre pasado selectivo y un presente que pre-configura un 19 20 21

WILLIAMS, Raymond, op, cit, p. 134 WILLIAMS, Raymond, op, cit, p. 139. Las itálicas son del autor. Las negritas son propias. WILLIAMS, Raymond, op, cit, p, 157


horizonte de futuro nuevo, esta tensión es la que genera una estructura de sentir, en proceso de consolidación política en las nuevas generaciones, que se apropian de la tradición, resignificando lo que se entiende por peronismo, nacionalismo, popular, pero centralmente tomando como emergente central del pensamiento político la idea de democracia.


Kirchnerismo, Intelectuales e Izquierda. Caminos de confluencias extraños 22 Hoederer: ¿Lo ves? ¡Bien lo ves! Tú no quieres a los hombres, Hugo. Tú sólo amas a los principios Hugo: ¿A los hombres? ¿Y por qué había de quererlos? ¿Acaso me quieren Hoederer: Entonces, ¿por qué viniste con nosotros? El que no quiere a los hombres, no puede luchar por ellos. Hugo: Entré en el Partido porque su causa es justa y saldré cuando cese de serlo. En cuanto a los hombres, lo que me interesa no es lo que son, sino lo que podrán llegar a ser. Hoederer: Y yo los quiero por lo que son. Con todas sus porquerías y sus vicios. Quiero sus voces y sus manos calientes que se agarran, y su piel, la más desnuda de todas las pieles, y a su mirada inquieta y la lucha desesperada que cada uno libra contra la muerte y la angustia. Para mí, lo que importa es que un hombre más o un hombre menos en el mundo. Es precioso. A ti te conozco bien, chico, eres un destructor. Detestas a los hombres porque te detestas a ti mismo; tu pureza se parece a la muerte, y la Revolución con la que sueñas no es la nuestra; no quieres cambiar al mundo, quieres hacerlo saltar. Sartre, Las manos sucias

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La base del presente capitulo es el ensayo “Kirchnerismo y Culturas de Izquierdas” en Los sueños retornan desde el sur. Ensayos sobre el kirchnerismo, en http://diegoburd.blogspot.com/2011/12/los-suenos-retornan-desde-el-sur.html y el articulo “Sobre el kirchnerismo. Una lectura desde Bobbio” en http://diegoburd.blogspot.com/2011/11/sobre-elkirchnerismo-una-lectura-desde.html


Intelectuales y Kirchnerismo. El retorno a la pregunta sobre el compromiso intelectual un espacio entre Hugo y Hoederer Desde la llegada de Nestor Kirchner al poder en mayo de 2003, se planteo la necesidad de articular una relación de dialogo con el campo intelectual, proceso caracterizado por un conjunto de idas y vueltas, diálogos, rupturas, hasta la aparición de Carta Abierta, que consolido un espacio intelectual propio frente al momento de ruptura histórica que significo la movilización de los sectores patronales del campo en el 2008. Dialogo de tensiones entre la búsqueda de la pregunta de la tarea del intelectual, y la pregunta del político en el devenir de la acción propia, interrogantes sobre las formulaciones entre la formulación de una nueva arquitectura del lenguaje que expresara los conceptos: movimiento, lo político y su nueva relación con lo social, la re-lectura de lo nacional y popular, la conformación de vasos comunicantes con las culturas de izquierda23, cuestionando nuevamente la posición del intelectual en la sociedad, su participación en las mediaciones entre la sociedad política y la sociedad civil, lugares de enunciación discursiva. Dialogo complejo entre los espacios de “autonomía” discursiva consolidados en el entramado de las modificaciones en nuestra sociedad a partir del conjunto de reformas neoliberales, mecanismos de legitimación y de circulación de la palabra, niveles discursivos que conforman nuevos entramados de pasajes. Re-configuración de una política cultural, que pretende poner en tensión la democratización de la palabra, subjetividades con capacidad de dar un sentido y significado a lo real, a la participación y lecturas sobre lo constitutivo de la acción política, ubicando el disenso y la lucha agonistica en la arena política argentina. Espacio heterogéneo, circulando entre un discurso de binaridad constitutiva, en la toma de posición respecto a la aparición del momento kirchnerista en la grietas del acontecimiento político nacional. Frente a ciertos discursos, la toma de posición no implica la perdida de la capacidad de la critica constitutiva, sino que en el momento de la palabra enunciada, la misma se ubica en el espacio de la lucha de interpretaciones, de esa construcción de una nueva arquitectura del lenguaje político, recuperación de tradiciones e imaginarios sociales. Estas luchas interpretativas adquirieron una mayor claridad, en el momento de la ruptura simbólica del rol de neutralidad discursiva de los medios de comunicación, que dejaron de ser presentados como una extensión de la “neutralidad”, y se configuraron como expresión también de los poderes 23

Para este ensayo vamos a pensar a las culturas de izquierdas integradas tanto las orgánicas como las otras tradiciones emancipadoras, que pueden rondar el arco que va del marxismo clásico a las diferentes versiones de izquierdas liberales. De esta manera el dialogo interpela a un conjunto amplio de arquitecturas del lenguaje características de cada tradición.


económicos, ubicando su discurso como un espacio de emisión de sentidos sobre la totalidad de lo real, que configuraban lecturas rectoras de la realidad, lecturas no inocentes, la “neutralidad” emitida como posición discursiva implicaba pretender universalizar los significados de lectura sobre la totalidad de la sociedad, a partir de los intereses particulares ocultos en la puesta en escena de una estética de lo político, legitimador de formas de recepción y comprensión de la realidad, hegemonía de un lenguaje que codificaba un extensión de lo real sin vínculos entre el vocero y el dueño de la palabra, lecturas organizadas en torno a la idea de una sociedad sin conflictos, formas de estar y ser en el mundo, donde la contradicción aparecía como elemento de anomía en el cuerpo de la sociedad, contradicción excluida a los margenes de lo real, no constitutivo de una sociedad.24 Donde la idea de una “civilización”, leída en clave de la expansión del mercado como regulador de las relaciones entre los ciudadanos, ahora leídos e entendidos, como “ciudadanos-consumidores”, ubicaba como parte constituyente de su identidad, a un otro, en el margen, excluido del festín neoliberal, esperando el “derrame mágico” de las migajas sobrantes, un otro estigmatizado, ubicado en las lineas de la “Barbarie”, incompresible presencia que emergía en los piquetes, los movimientos de desocupados, en los comedores, voces de los vencidos por el neoliberalismo, que susurraban a los oídos del poder su presencia fantasmal, como diría Benjamín, una “civilización” construida sobre la “barbarie” propia de su devenir, no como un afuera, sino, parte integrante de su devenir, parida desde sus mismas entrañas. Un campo intelectual y político que establecen lecturas, diálogos, idas y vueltas, sobre el transito de lo democrático, su desenvolvimiento en una sociedad que paria exclusión, sobre si solamente las formalidades son suficiente para lograr una definición aproximativa a pensar la democracia como vida de una sociedad, recuperación del dialogo abierto en la primera etapa del alfonsinismo, una expresión que dejaba de ser partidaria para ser instituyente del ser democrático, la relación de la primacía del “mercado” como sujeto regulador del conjunto de la sociedad. El neoliberalismo puso en tensión parte de los supuestos de los campos regulados por el “gran campo” el Estado, ubicando al mercado como un río que inundaba con sus relaciones al conjunto de los campos autónomos. En cierta manera, la construcción del imaginario de una autonomía discursiva, por parte de determinados sujetos sociales, tanto en el campo intelectual como en el ciertas culturas de izquierdas, se desarrollaba frente a las formalidades del andar del neoliberalismo, reflejo, en parte del proceso de des-politización impuesto por las fracciones de las clases dominantes, resultado de la crisis del Alfonsinismo en 1987, y la política de des-politización de la sociedad, y de los ámbitos académicos, durante el menemato, el kirchnerismo, en este sentido, representa un conjunto de realidades que re-politiza los espacios de producción discursiva, tanto académicos cono extra24

El presente párrafo es una lectura de CASULLO, Nicolás, Las cuestiones, Buenos Aires, FCE, 2008


académicos, al interpelar con un conjunto de practicas las posiciones de los sujetos sobre la esfera de lo político. La intervención del campo intelectual en la sociedad civil, principalmente con mayor visibilidad a partir del conflicto del 2008 con las entidades agropecuarias, han puesto en tela de debate el conjunto de estéticas de lo político25 implementadas durante las décadas neoliberales, en las cuales una conjunción de concentración de medios periodísticos, la consagración de la idea de la imposibilidad de encontrar una alternativa a la serie de políticas implementadas, es decir el recorte de las configuraciones de lo posible y la constitución de un cuerpos de experiencias homogéneas, definieron un conjunto de actos sobre lo visible, lo que se puede decir sobre ello y que sujetos podían emitir un juicio sobre lo mismo, los entramados discursivos del espacio económico, despojados de las mediaciones entre espacio de habla y emisor, establecieron una distancia discursiva entre un poseedor de un saber, autónomo de lo político, y conjunto de sujetos sociales, despojados de la posibilidad de acceder al acto de conformación de una subjetividad colectiva, pasividad de la aceptación del hecho neoliberal como única posibilidad de devenir de la reestructuración de la sociedad. La intervención de un conjunto de intelectuales en el momento destituyente del 2008, abrió una fuerte brecha de disenso discursivo sobre la arquitectura del lenguaje neoliberal, que implicó una nueva forma de pensar las posiciones que los cuerpos, los sujetos hablantes colectivos, se reapropian de la capacidad de designar objetos, de organizar la realidad, una organización nueva de lo sensible, siguiendo al filosofo francés Ranciere, que ponen en tensión los regímenes de presentación y de interpretación de lo real, una re-configuración de los regímenes de percepción y significación, es decir: “Reconfigurar el paisaje de lo perceptible y de lo pensable es modificar el territorio de lo posible y la distribución de las capacidades y las incapacidades”.

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Este proceso de pensar las brechas de disenso en torno a los entramados discursivos, se configura como un proceso de subjetivación política, proceso que avanza sobre la capacidad de los sujetos políticos sobre la pregunta del saber que objetos y sujetos están incorporados, y cómo, en el conjunto institucional que conforma un Estado, abrir la brecha sobre como las leyes producen una definición de relaciones que instituyen una comunidad política. Interpelación que rompe con la evidencia sensible de un orden dado por “natural”, que destina a los sujetos a ocupar posiciones de comando o de obediencia, a la participación publica o privada, una asignación de una temporalidad que estructure los mecanismos de la vida, formas de ser, ver y decir, una lógica que ubica cuerpos en lugares previamente distribuidos, que legitima voces que 25

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Tomamos el concepto de Estética de lo político que se encuentra desarrollado en RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 65 RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 52


enuncian determinadas practicas discursivas, interpelación que se hace a través de una invención de una instancia colectiva de enunciación, re-diseñando los espacios comunes 27, actividad que implica recomponer una arquitectura del lenguaje propia de la presencia de lo colectivo, a través de dotar un nuevo conjunto de significados a tradiciones políticas, re-significación conceptual, de pensar la temporalidad y los relatos que se disuelven en la sociedad, de significar una relación pasadopresente que permita una nueva configuración de lo posible. Como mencionamos, al comienzo del presente ensayo, el kirchnerismo, desde su llegada al gobierno, intento establecer puentes con el campo intelectual, una dialogo con un conjunto de intelectuales enrolados en un concepto demasiado poroso y fluctuante, “progresistas”, en el se podían encontrar tradiciones que iban desde diferentes culturas de izquierdas hasta liberales republicanos, con participación en la constitución de grupos que actuaban con diferente niveles de proximidad en experiencias que iban desde el espacio sindical hasta espacios de asesoramiento de partidos políticos, este acto de dialogo intentaba recuperar la pregunta sobre el papel del intelectual en una instancia de la construcción de un modelo político alternativo al neoliberalismo. De esta manera, el kirchnerismo naciente interpelaba a varios de los supuestos “naturalizados” durante el periodo anterior, poniendo en tensión un conjunto de preguntas en torno a la relación intelectual y política, supuestos en torno al rol de la critica, sobre que espacios se ejerce la misma, es decir, sobre que poderes que articulan una sociedad capitalista, pregunta implícita sobre que se entiende por autonomía discursiva del intelectual, sobre la idea de neutralidad del sujeto participante, o sea un conjunto interrogativo sobre los imaginarios sociales sobre quienes conforman el campo, sobre los mecanismos de definición sobre quien esta incorporado, sobre sus limites, parámetros que preguntan sobre lo intelectual.28 Un ejemplo de lo expuesto en los párrafos anteriores, es la situación descripta por el filosofo Jose Pablo Feinmann en su libro El Flaco29 donde ronda en torno a lo largo del mismo una especie de una recreación, principalmente a partir de la decisión del ex-presidente de dejar de lado la idea de de la construcción de un nuevo movimiento transversal para dirimir poder dentro de la estructura partidaria del Partido Justicialista, del dialogo que se realiza en el acto III de Las Manos Sucias30, entre Hugo y Hoederer. En ese acto de la obra teatral se articula en torno a la pregunta sobre la relación entre política e intelectualidad, pensar los grados de la autonomía intelectual y la practica de lo político, entre las 27 28

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Ver RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, pp. 61-62 Dentro de la bibliografía sobre el debate actual sobre el rol del intelectual se recomienda la lectura de SARLO, Beatriz, La audacia y el calculo. Kirchner 2003-2010, Buenos Aires, Sudamericana, 2011, principalmente el capitulo V “Discurso e Ideologia”, GONZALEZ, Horacio, Kirchnerismo: una controversia cultural, Buenos Aires, Colihue, 2011. Para un paranorama de la relación entre los intelectuales y la política desde la llegada de la democracia PAVÓN, Héctor, Los intelectuales y la política en la Argentina. El combate por las ideas 1983-2012, Buenos Aires, Debate, 2012 FEINMANN, José Pablo, El flaco. Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner, Buenos Aires, Planeta, 2011 SARTRE, Jean-Paul, Las manos sucias/Kean, Buenos Aires, Losada, 1997


éticas de la convicción y la ética de la responsabilidad planteada por Weber, un dialogo que marca las tensiones entre el campo político y el campo intelectual, una marca que estará presente en el campo intelectual argentino como tensión interrogativa a partir del periodo post-dictatorial, y que la llegada del kirchnerismo al poder, volvió a colocar en el debate. El dialogo sartreano, puede ser leído sobre como los mecanismos interrogativos de quienes, desde del campo intelectual, se realizan la interrogación sobre lo político, y dentro de esto la pregunta sobre el compromiso político, un espacio que encuentra la tensión constitutiva entre lo teórico y la praxis política, entre el espacio de lo ideal y lo real, tensión que retoma Hoederer, al explicar a Hugo, sobre la imposibilidad de realizar y poseer un compromiso político sin previamente aceptar, y tomar como punto de partida, lo que los hombres son, es decir, actuar, en algunos casos, sobre las circunstancias pre-establecidas que configuran el accionar de los sujetos sociales 31, que configuran el campo de lo posible mediato, sin dejar de ejercer una proyección sobre lo posible en el futuro32. En este sentido, la intervención del sujeto no implica necesariamente dejar de lados los principios rectores, sino reconocer que el campo de lo político, es necesariamente un espacio de conflicto, donde las fuerzas y/o subjetividades intervinientes no participan en igualdad de condiciones, y, su vez plantea como eje para la reflexión la naturaleza de no-autonomía argumentativa del intelectual, sino que la misma es una construcción que proviene de la ruptura significante, para el caso argentino, de la dictadura cívico-militar como acontecimiento, condicionante a su vez de la naciente democracia argentina, que luego de la experiencia del gobierno de Alfonsín, se construyo como un el discurso exiliado y circulante en el espacios académicos, o tal vez, en espacios ubicados en la zonas limites de participación en la sociedad civil, este ultimo actuando como discurso interviniente, pero con escaso grado de recepción en la arena publica. El campo intelectual argentino, empezó a designarse en función del grado de participación en la esfera de la academia como rectora de la pertenencia o no del mismo, modificación que fue acompañado por la serie de reformas neoliberales del gobierno de Carlos Menem, que instituyo un entramado de una nueva legitimación, articulada sobre la conformación de los mecanismos de financiamiento de la investigación, generadora de nuevas practicas y experiencias académicas. En cierta manera, la consolidación de estos mecanismos instituyo un posición de presentación de lo académico como de “neutralidad científica”, respecto a lo conflictivo de la arena política, es decir estableció una fisura entre lo académico y lo político33. 31

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Marx afirmaba: “Los hombres moldean su propia historia, pero no lo hacen libremente, influidos por las condiciones que ellos han elegido, sino bajo las circunstancias con que se tropiezan inexorablemente, que están ahí, trasmitidas por el pasado.” MARX, Karl, 18 brumario, Buenos Aires, Ediciones Libertador, 2007, p. 17 Aunque se puede realizar la pregunta sobre los limites de las alianzas políticas en un contexto de correlación de fuerzas no favorables. Acompañado esta fisura, en el espacio de la construcción relatos sobre lo real, que se basaba en una especie de neutralidad discursiva sobre un conocimiento, era llenado por los “técnicos” que argumentaban sobre lo económico como esfera autónoma.


El hablar, la emisión discursiva, que legitimaba dicha fisura en los últimos tiempos ha sido puesta en tensión. El dialogo sartreano que se establece con mayor fuerza en el acto III de las Manos Sucias, tienen como marco de referencia a las subjetividades pensando e interrogándose sobre político, no es solo un debate entre dos sujetos que separan lo político del rol de intelectual, en ambos casos, tanto Hugo y Hoederer son lo político y lo intelectual, no hay división social del trabajo, en toda la obra no esta establecida dicha separación, sino que esta atravesado por el lugar hegemónico del lugar del habla, es decir, intelectual-político o político-intelectual. De esta manera, la obra teatral presenta el conflicto entre lo político como un conjunto de principios rectores que regulan nuestra presencia en el ámbito de la praxis, y, por otro lado, la política, que incorpora el contexto sobre el cual se ejerce la misma. En este sentido, Hoederer no es representante de lo pragmático hegemonizando lo político, y Hugo, el autónomo intelectual, cuyo objetivo si bien es el de ubicarse como el vigilante de la acción de Hoederer, y que tiene la orden partidaria de asesinarlo si es el caso, interesante metáfora a la que volveremos, sino que es participante de un debate interno sobre el régimen de legitimidades que se dan en el entramado de las relaciones de la acción política sobre lo real, se puede resumir en el siguiente conjunto interrogativo ¿cual principio actuá como central? ¿cual corre el riesgo de inmovilidad?. Es sobre este conjunto interrogativo sobre el que se sustenta lo que podríamos decir la base argumentativa de Hoederer cuando le dice a Hugo, si el principio rector de la acción política se instituye como dogma, y no se toma la humanidad, como algo lo que es, y la convierte en sujeto rector y habitante de un mundo ideal, puede producir un doble movimiento: la inacción, o el riesgo de la destrucción de la sociedad. En este dialogo que se establece, adquiere una centralidad para comprender una parte de la primer relación entre intelectuales y el gobierno de Nestor Kirchner, y sobre el que se sustenta gran parte del libro de Feinmann, Hugo le reprocha a Hoederer, que las relaciones que establece con los otros partidos enfrentados a la ocupación corre el riesgo de generar transformismo que cristalice el pasaje del partido para la revolución a un partido de gobierno, dejando de lado el principio rector del partido revolucionario que es es la toma del poder, y no un conjunto de posibles alianzas que pueden ser cooptadas por el sistema político post-ocupación. En este contexto se produce la pregunta, realizada por Hoederer, que tiene una centralidad para comprender político, en situaciones de desigualdad en la correlación de fuerzas adversa ¿cómo se conserva el mismo?, y ¿desde qué realidad se interpela al mismo?. Hugo al presentar como única variable de intervención el espacio del principio, recorta el espacio sobre la intervención y de la construcción de lo político, no deja la posibilidad de constituir lo


político en una extensión de los riesgos de la praxis como elección sobre las configuración de lo posible implícito en el presente, elección y responsabilidad en una elección entre caminos posibles, pero contenidos como punto de partida en el acontecimiento del presente, acción de elección que adquiere niveles de responsabilidad, porque como plantea Hoederer en el dialogo, la política se hace para los vivos, es decir sobre los sujetos reales, que respiran, aman, es decir, sin amor hacia el hombre real no hay posibilidad del ejercicio de la política como acto de constitución de una alternativa al acontecimiento fundador. En esta lógica del devenir de lo político en el dialogo de Sartre, se produce la intervención de Hoederer sobre la relación entre los medios y los fines, sobre la inocencia del poder: “Exactamente. Hoy es el mejor medio. ¡Cómo te importa tu pureza, chico! ¡Qué miedo tienes de ensuciarse las manos! ¡Bueno, sigue siendo puro! ¿A quién servirá y para qué vienes con nosotros? La pureza es una idea de fakir y de monje. A vosotros los intelectuales, los anarquistas burgueses, os sirve de pretexto para no hacer nada. No hacer nada, permanecer inmóviles, apretar los codos contra el cuerpo, usar guantes. Yo tengo las manos sucias. Hasta los codos. La he metido en excremento y sangre. ¿Y qué? ¿Te imaginas que se puede gobernar inocentemente?” 34

La acción política contiene en si, la negación del acto de inocencia, mas cuando se gobierna sobre sociedades de clase. Son las circunstancias las que determinan el accionar, las medidas a tomar, la correlación de fuerzas en un momento determinado, pero volvemos a la idea, negar que la política no es inocente, no es ubicarse y actuar sobre un paradigma pragmático es pragmatismo actuante, sino pensar que la acción esta condicionada por el contexto de participación, es decir, los hombres actúan no en las situaciones ideales sino sobre el entramado que la historia les construyo como presente. En este sentido, Hoederer se mueve con principios humanistas, el amor al hombre, situado en el contexto es el que lo lleva a la acción, no una subjetividad ideal sino de carne y hueso, principios del humanismo que contiene la posibilidad del acto de violencia, pero que se reconstruye sobre el principio de temor de la muerte del otro: “Prefiero la gente que teme la muerte de los demás: es prueba de que sabe vivir”. Retornando a la idea previa de Hugo enviado a vigilar a Hoederer, se constituye en una interesante metáfora sobre el papel de lo intelectual en lo político, en este sentido lo intelectual, se construye un guía, un emisor de la palabra sobre lo político, lo cual nos lleva a la pregunta sobre la ubicación del mismo ¿por afuera? ¿adentro?, la posición como punto de referencia, en determinados contextos es desnudarse ante el otro, decirle yo hablo, pronuncio la palabra desde un determinado lugar, es decir anulo la idea de espacio indeterminado, la palabra ubicada, expone al sujeto emisor en una situación de vulnerabilidad, ¿hay posibilidad de escapar de la situación de vulnerabilidad?. Solo ocultándose en un espacio de apariencias, donde el discurso tiene múltiples extensiones de 34

SARTRE, Jean-Paul, Las manos sucias/Kean, Buenos Aires, Losada, 1997, p. 84


emisión, aun sabiendo que existe la posibilidad del desnudarse en los mecanismos de la argumentación, los académicos que escriben sus lineas en diarios que son opositores al gobierno, juegan con la idea de autonomía, se presentan, casi con la antigua idea del técnico, es decir, son sociólogos, historiadores, críticos literarios, politólogos, de esta manera se produce un proceso por el cual se oculta, y se presenta ante el lector, la idea de voz autorizada y legitimada por su participación en determinados ámbitos, construyendo un imaginario frente a los lectores, de una separación entre el discurso emitido y lo político. Para terminar, podemos decir, que lo abierto por el momento político del kirchnerismo se caracteriza por la antigua dicótoma que se enfrento el mundo intelectual, en décadas pasadas sobre la posibilidad del compromiso de los mismos en la participación de la construcción de una arena política de debate entre proyectos de nación.


Kirchnerismo e Izquierdas El momento kirchnerista, en la esfera de la discusión política, llevo a cabo un intento de recuperación y resignificación de ciertos los marcos conceptuales que nos llevaron a pensar las formas y los mecanismos discursivos sobre los que se realizan los entramados que nos permiten tener un acceso a las lecturas sobre en la realidad, en este contexto, una serie de conceptos han sido puesto nuevamente en el espacio del debate publico: lo político, el significado de la izquierda, rol del Estado, situación de clases, emancipación social, de esta manera el kirchnerismo, como campo político, se transformo en un fenómeno que interpela a las tradiciones solidas y vuelve nuevamente a configurar un conjunto de tradiciones vivas, deviniendo en proceso de continua transformación y conformación. La crisis del 2001, produjo un doble cuestionamiento al entramado capitalista en su fase neoliberal, por un lado, el conjunto de políticas y lenguajes explicativos nacidos de la esfera económicas, como también, el entramado institucional y juridico sobre el cual se sustentaban las mismas, todo fue atravesado por el concepto vertebrador de “crisis del sistema”: los partidos, la política, las instituciones, la democracia, la república, con ello nació un nuevo espacio interrogativo en busca de instituir una nueva estructura de lectura sobre los significados de cada uno de los marcos conceptuales. Dentro de este periodo de transición, espacios de la izquierda, argumentaban que nos encontramos frente a un acontecimiento de carácter constituyente de formas de alternativas institucionales y sociales, en sus lecturas sobre determinados espacios de practica democrática, aunque con poca capacidad de superación de limites geográficos, es decir sin capacidad de instituirse como fenómeno nacional, eran esferas de la construcción de un nuevo espacio que se presentaba como alternativo al régimen republicano, lugar donde habitaba la democracia radical, como fue el caso de las lecturas sobre el fenómeno asambleísta. El kirchnerismo en su etapa constitutiva, 2003-2008, genera un proceso interpelador hacia las tradiciones emancipadoras, por un lado, incorpora las tradiciones de los movimientos sociales nacidos en la democracia, y como también, aquellos que emergieron en el proceso de luchas sociales contra las políticas del neoliberalismo, volviendo a instituir nuevos canales de diálogos, tomando como eje central de interlocutor al Estado, de esta manera, re-ubicando al mismo, como dador de significantes sociales a un conjunto de conceptos: política, igualdad, justicia, etc. Podemos ubicar como momento fundacional del kirchnerismo, como movimiento político, en el contexto del conflicto con las corporaciones agrarias y mediáticas en el 2008, ya que es acontecimiento que produce el clivaje de la construcción de un nuevo “nosotros” frente a un “otro”, este proceso de constitución se constituirá en marca del futuro desarrollo político nacional, que muchas veces se presenta, en la lógica de kirchnerismo/anti-kirchnerismo.


Es este doble momento fundador, es decir construcción del kirchnerismo, pero también constitución del arco opositor, donde se produce el retorno del uso de mecanismos de interpretación simbólica en el proceso de construcción de una nueva arena de la discusión sobre lo político, marca de nacimiento de Carta Abierta, que genero una incorporación de sectores de las culturas de izquierda, como acompañantes del nuevo movimiento político. De alguna manera, se produce el retorno de la pregunta sobre el compromiso intelectual en los procesos políticos nacionales. De esta manera la nueva dicótoma entre kirchnerismo/anti-kirchnerismo, viene a re-significar el clivaje anterior peronismo/anti-peronismo, y se constituye como una de las posibles dimensiones para intentar dar un marco interpretativo al naciente movimiento político 35, el mismo proceso de interpelación política, complejiza las marcas de lecturas sobre los procesos que ocurren en nuestro sub-continente, ya sea el marco interpretativo clasista por las izquierdas partidarias, y las izquierdas liberales. El presente clivaje no solo atraviesa la interpelación hacia las el espacio de los marcos teóricos de lecturas de lo real, al producir un proceso de ampliación de los marcos referenciales de construcción de un nuevo proyecto ciudadano: la lucha por el matrimonio igualitario, los derechos humanos y juicios contra los militares, la promulgación de la nueva ley de medios de comunicación, ponen en tensión no solo los limites incorporación de derechos civiles, sino que cuestionan a las corporaciones que están instaladas en la sociedad civil, la Iglesia, el ejercito, ciertas empresas monopólicas, es decir, pone en tensión la lógica del poder, no solo en la esfera de lo político sino también en la esfera económica. Un proceso que lentamente va convirtiendo al kirchnerismo en una nueva marca para interpretar las clases y organizaciones sociales en nuestro país, una nueva marca identitaria en construcción, por lo tanto en debate y tensión. Por lo cual, tomando en cuenta lo anterior, en este ensayo intentaremos realizar un rastreo de ciertos núcleos de una estructura de pensamiento de izquierda dentro del kirchnerismo, como así su relación con las demás tradiciones emancipadoras. La caída de los socialismos “realmente existentes” provoco un gran crisis en el espacio de las izquierdas, frente a ese derrumbe teórico-político, se impuso la visión triunfante del neoliberalismo, tanto en el plano político, económico e ideológico, los supuestos teóricos sobre lo que se desarrollo esta cosmovisión del mundo, se articulo sobre dos elementos centrales: por un lado, la idea de final de la historia, y por el otro, la imposibilidad del nacimiento de un modelo alternativo al capitalismo en su fase financiera, esto ultimo implica una doble imposibilidad, el nacimiento de una alternativa post-capitalista, y la segunda, la posibilidad de construcción de una alternativa interna dentro del capitalismo, esta ultima era un avance sobre la idea de la existencia de un Estado de Bienestar. 35

Estas ideas sobre los clivajes de interpelación identitaria la tomo de ALTAMIRANO, Carlos, Peronismo y cultura de izquierda, Siglo XXI, Buenos Aires.


Implícito en la construcción del neoliberalismo, como paradigma triunfante, estaba la idea de la caducidad de la pregunta sobre la existencia de la dualidad en las esferas de la interpretación de lo político de los marcos de existencia de una izquierda y una derecha, presentada como una interrogación no deseable ante la evidente caída a nivel mundial de la arquitectura de lenguaje que podía dar cuenta del conjunto de las relaciones internacionales, implicaba abandonar los marcos de referencia de la constitución de lo político nacidas al calor del conjunto de las revoluciones burguesas, principalmente la francesa, como los procesos revolucionarios del siglo XX, muertas las experiencias del socialismo realmente existente, como la agonizante vida del capitalismo de estado realmente existentes, los sectores conservadores del capitalismo avanzaban sobre la desconstrucción del andamiaje teórico que configuraba sustentando la dicótomica relación de pensar el mundo con las coordenadas de una izquierda y una derecha. En la periferia, como así mismo en centro, el triunfo ideológico de este paradigma posibilito el del desembarco del neoliberalismo puro, a su vez apareció un discurso basado en un conjunto de ideas laxas, el progresismo, que cuestionaban determinadas practicas de la implementación del capitalismo financiero, principalmente en el espacio de las formalidades, en una lectura de orden mas moral que política, en nuestro país es representativo de este proceso la Alianza que se interrogaba sobre lo visible de las practicas neoliberales, pero no avanzaba en su interrogación sobre las reglas de funcionamiento, existencia y reproducción del neoliberalismo. En 1995, el politólogo italiano, Norberto Bobbio, escribe un ensayo sobre la necesidad de recuperar las nociones de izquierda y derechas, y propone para esto, repensar las mismas, y recuperar las tradiciones, poniendo como eje central la idea de igualdad. Para el pensador italiano, para identificar los criterios que conforman los espacios de existencia de una izquierda y una derecha son las respuesta a la pregunta sobre el problema y naturaleza de la desigualdad social: “ (…) una distinta valoración entre la relación entre igualdad-desigualdad natural e igualdad-desigualdad social. Lo igualitario parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que lo indignan, y querría hacer desaparecer, son sociales y, como tales, eliminables; lo no igualitario, en cambio, parte de la convicción opuesta, que son naturales y, como tales, ineliminables”. 36

Es importante pensar en esta distinción para pensar los cambios ocurridos con la irrupción del acontecimiento kirchnerista en la sociedad argentina, para tratar de armar un mapa del sistema político nacional, y la ubicación de las fuerzas partidarias pre-existentes y las nacientes post-2001. En el conjunto de los discursos y medidas tomadas por el ex-presidente Nestor Kirchner y la actual mandataria, la logia de reconstrucción de lo estatal se mantiene en la construcción y consolidación de un modelo de capitalismo nacional, el devenir del mismo, implicó lecturas por parte de las izquierdas de una continuidad del modelo neoliberal, y la estrategia de incorporación de 36

BOBBIO, Norberto, Derecha e Izquierda, Taurus, Madrid, 1995, p.146


los sectores subalternos fue interpretada como parte de un proceso de cooptación, sin incorporar en su marco interrogativo los resultados de la aplicación de las mismas antes la pregunta presente sobre el origen de las desigualdades sociales. La óptica anterior omite que el conjunto de la gestión de lo publico son una respuesta a pensar a las desigualdades sociales, no como naturales, ni forjadas por el desenvolvimiento de los individuos en una supuesta libertad de mercado, sino como resultado de practicas sociales, que beneficiaron a fracciones de la clase dominante nacional, como afirmaría el ex-presidente Kirchner en su discurso de asunción: “En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente. (…) Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política”.

37

Frente a las criticas de que el kirchnerismo clausura la posibilidad de pensar las posibilidades de la real emancipación de las clases subalternas, argumentamos que el la presencia de un Estado que reconstruya el tejido social destruido por la aplicación de medidas neoliberales, la recuperación de los valores de solidaridad y justicia social, abre un conjunto de posibilidades desde el presente sobre la pregunta de la igualdad-desigualdad, apertura de un horizonte de nuevas respuestas, que giran en las posibilidades implicitas del Estado Benefactor o sobre la un proyecto post-capitalista, dentro de este contexto, el acontecimiento kirchnerista no solo implica una reparación histórica, sino también la apertura nuevamente de debates políticos sociales sobre el horizonte de expectativas de las clases subalternas. El Estado, no solo actuá generando políticas desde un arriba, sino, a través del retorno de lo político como paradigma de construcción de los entramados de la sociedad, permite una recuperación de la capacidad de los sujetos subalternos de designar los objetos sobre los que se emite un discurso, es decir, recuperación de la capacidad de designación sobre lo real y sobre el futuro como proyección colectiva, es decir, se produce a través de la incorporación del disenso como estructurante de lo político, una nueva democratización de la sociedad, dentro de esta lógica interpretativa tomamos como ejemplo, la participación de los ciudadanos, en los debates a nivel nacional sobre el debate de la ley de medios de comunicación, como la movilización de amplios sectores sociales apoyando el matrimonio igualitario. Las medidas que se tomaron en su conjunto por las dos gestiones kirchneristas, tienden a pensar a la sociedad como un espacio horizontal, tendiente a reducir las desigualdades sociales, la 37

KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner 2003-2007, Ediciones Punto Crítico, Buenos Aires, 2011, p. 18


recuperación del rol de los trabajadores, las clases subalternas y los jóvenes como agentes políticos. El kirchnerismo, ha movido el eje de la discusión política del centro al espacio de centroizquierda, y es dentro de este contexto que el famoso Nunca Menos, como lo dice Miriam Garcia Merlo, habla e incorpora como parte de lo político el deseo de futuro 38, es decir una apertura de un horizonte de expectativas que la temporalidad neoliberal había cerrado.

38

Ver, GARCIA MERLO, Miriam, http://sumateacristina.net/group/bibliotek-virtual-nacional-y-popular


La política también tiene quien le escriba. Sobre Intelectuales, Compromiso y Cartas Abiertas 2008 será pensado como un acontecimiento medular en la gestión kirchnerista, el conflicto por las retenciones agropecuarias entre las centrales agrarias y el gobierno nacional, superó la lógica de un reclamo sectorial económico para producir una estructuración del campo político argentino, sera en este momento histórico donde el kirchnerismo, comienza el proceso de definición como un nuevo movimiento político. Sera también el momento de una nueva forma de intervención de los Intelectuales 39 en la conformación de un nuevo campo de debate publico sobre lo político, el año donde nace “Carta Abierta”,integrado por un conjunto de mas de 750 intelectuales, que en mayo del 2008 presentan un documento en la librería Gandhi, este documento sera el primero de una serie de intervenciones sobre el devenir de la política nacional. A partir de este momento inicial, se produce un retorno del uso publico de la palabra, que abre nuevos contextos, condiciones y modalidades de intervención de los intelectuales en la sociedad, que como afirma Horacio Gonzalez, se constituyen en la esfera comunicativa, la industria cultural y las empresas de información40. Dentro del contexto del conflicto con las entidades agrarias, como aglutinantes de fuerzas políticas anti-gubernamentales41, el conjunto de intelectuales articula la necesidad de la reconstrucción de la palabra critica, que vuelva articular la relación entre los mundos intelectuales y sociales con la realidad política, es decir: “Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal del país.”42

La intervención pretende recuperar la pregunta sobre el rol de compromiso intelectual y la construcción de una arquitectura del lenguaje que acompañe el proceso político que esta deviniendo. Una arquitectura del lenguaje implica recuperar, re-significar, una trama de conceptos que construyen mecanismos de interpretación e interpelación sobre lo real, es decir, establecer mecanismos y mediaciones para lograr la constitución de nuevas lecturas rectoras de las subjetividades en el proceso social, lecturas de “conflicto” y “disenso”, que den significados y 39

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Para este trabajo utilizaremos el concepto de intelectual como un campo autoreferencial, es decir delimitado por quiene se consideran partes del mismo, a través del reconocimiento de un conjunto de reglas, mecanismos legitimadores del uso discursivo vinculado principalmente a las ciencias humanistas. Ver GONZALEZ, Horacio, “Sobre los usos sociales del lenguaje, de la ética y de las discusiones intelectuales” en Tiempo Argentino, 15-01-2012. Si bien la escritura del texto hace referencia a los debates y sus modalidades entre “Carta Abierta”, “Plataforma 2012” y “Argumento”, creemos que las lineas centrales del mismo sirven para pensar los mecanismos de intervención abiertos desde el 2008 al presente. Los intelectuales de Carta Abierta definen como “Clima destituyente” a los intentos generalizados contra formas legítimas de política gubernamental y contra las envestiduras representativas. Ver La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar “Carta Abierta/1” en Pagina 12, 26-5-2008. Publicada originalmente el 15 de mayo del 2008


construyan nuevas formas de legitimaciones discursiva y de praxis sobre la designación de los objetos, es decir mecanismos de interpelación ideológica de democratización político social de los sujetos subalternos, que a partir de la re-incorporación de experiencias de vida, tradiciones, imaginarios sociales, intervengan en el uso de la palabra pública, confieran una nueva relación entre la teoría y la praxis colectiva. Como afirma Gonzalez: “La democracia no está “antes” del conflicto y le asegura una cobertura expresiva, sino que la democracia es una forma interna de ese conflicto, así como éste es la verificación efectiva de aquella como condición reproductiva de la vida justa en general.”43

El debate intelectual, siguiendo la linea expresada por Horacio Gonzalez, es simultáneamente un debate sobre el conjunto de conceptos, lecturas y significaciones sobre lo que se construye la idea de democracia. El conflicto sobre las retenciones y el entramado de relaciones políticas que se instituyen en el mismo, abre la puerta a la apertura de la “cuestión intelectual”, es decir: “Una cuestión intelectual aparece cuando hay una comprensión de lo colectiva de un problema que afecta los cimientos de la realización social común, o sea de la comunidad entendida no un llenado asociativo completo sino como un registro de las vacilaciones, carencias y ausencias que caracterizan toda situación política y deben ser meditadas y tratadas con la acción pública”.44

En la primer carta, se manifiesta la participación del conjunto de intelectuales como parte de un conjunto de circunstancias, y ausencias, que obligan a la intervención, es una palabra de meditación y de acción sobre los canales abiertos sobre lo político, por lo cual, se alienta a la construcción de un escenario de debates de ideas y confrontación sobre proyectos de país. Esto lleva a explicitar, a los actores intervinientes, las posiciones de enunciación discursiva, de pensar el espacio sobre el cual se construye, se narra un discurso, no es un lugar de neutralidad, es un espacio atravesado por las biografías personales de quienes intervienen, de intereses en conflicto, por lo cual, el acto de explicitar, es el acto de enunciación de un conjunto de significados sobre las palabras usadas, de las relaciones de mediación que es establecen para realizar un acto interpretativo, que genera “consensos” pero también “disensos” sobre el objeto destinatario de la palabra. En este contexto, se pone en tensión los mecanismos de legitimación de la palabra que se convirtieron en central durante el periodo neoliberal, los medios hegemonicos de comunicación, quienes como mediadores sobre lo real: “...estructuran diariamente “la realidad” de los hechos, que generan “el sentido” y las interpretaciones y definen “la verdad” sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda del impacto y 43

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GONZALEZ, Horacio, “Sobre los usos sociales del lenguaje, de la ética y de las discusiones intelectuales” en Tiempo Argentino, 15-01-2012 GONZALEZ, Horacio, Idem.


del rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.” 45

Esta intervención constructora de un sentido común, de lecturas rectoras sobre lo real, donde los medios, dejan de ser lo que la palabra designa, ocultando una relación entre un conjunto de intereses que superaran el solo hecho informativo, ocultando que la intervención es constructora de ideologías de intereses hegemonicos, la prensa, y grandes medios concentrados, actuando como “intelectuales orgánicos” del poder económico concentrado, que durante los 90 construyen un “consenso” de dominación, integrando como parte de su lectura, de su discurso, los intereses de amplios sectores de las clases medias altas urbanas, constitución del concepto de “gente”, expresión de la configuración del ciudadano-consumidor, integrado en el proceso de redistribución negativa de la riqueza, que comparte un conjunto de valores culturales y sociales, enmarcados en la fantasía de pertenecer a un “primer mundo”, frente a un otro, emergencia de la barbarie, cosificado en un sujeto sin proyecto autónomos, excluido, dirigido como “instrumento” electoral, en medio de un entramado de favores y prebendas, subjetividad dispuesta al asalto, estigmatizado, excluidos del espacio social construido para señalar marcas de pertenencia colectiva. Un espacio “público” que se expresaba desde lo privado, legitimante de la acción política, de la política sin sujetos participantes, política de los sets televisivos, donde las reglas son exteriores a la confrontación democrática. Democratizar la palabra interviniente implica democratización de los espacios de enunciación, dar cuenta de la relación entre poder, medios y palabra, poner en tensión la lógica de que los medios de comunicación son los “auténticos representantes del pueblo”, representantes tanto del ciudadano individualizado como remplazo de las estructuras partidarias, suplentes del poder político 46, del hacer política sin políticos.

45 46

“Carta Abierta/1” en Pagina 12, 26-5-2008 Ver “Carta Abierta 2. Por una nueva redistribución del espacio de las comunicaciones”. 7-9-2009 en www.cartaabierta.org.ar


En busca de definir a la derecha En los últimos tiempos estamos asistiendo a la construcción de un nuevo entramado de derechas en la Argentina, entramado complejo, con variantes que van desde la derecha neoliberal hasta posiciones netamente reaccionarias y neo-conservadoras, aglutinadas en torno a una serie de paradigmas: un concepto de Republicanismo laxo, un mecanismo de poner en presencia un conjunto de libertades individuales, pero con diferentes matices sobre la posición del Estado en la relación entre las diferentes esferas constitutivas de lo social, por consiguiente respeto a los rumbos económicos, movilizando imaginarios sociales que van desde el integrismo católico hasta posiciones neoliberales, según el tema que sea agenda en el debate publico. Si los '90 estuvo enmarcado por la presencia del paradigma neoliberal, cubriendo un conjunto de nociones como Estado mínimo, autonomía de la esfera económica de las regulaciones estatales, cuya base de sustentación es la idea del mercado auto-regulador, no solo de la esfera económico, sino también de las esferas social y política, que produjo una colonización del lenguaje político a través de una estructura discursiva de gestión empresarial, técnico, donde el supuesto de partida era la neutralidad enunciativa, que intentaba dar cuenta que la formación de un arco de posiciones ideológicas entre izquierdas y derechas, formaban parte de un conjunto de ideas y lenguajes perimidos, correspondientes al pasado. La presente colonización del lenguaje neoliberal abarco la totalidad de las estructuras con las cuales se intentaba pensar la sociedad, lo político recubierto en un simple pasaje mass-mediatico, regulado por el tiempo televisivo, colonización de la palabra y el tiempo de enunciación. El lenguaje del saber técnico, sumado a la temporalidad del espectáculo como dictante de una noción de temporalidad, sin conexiones ideológicas, abordado desde la idea de neutralidad explicativa, configuro un marco de visiones y afirmaciones basadas en la posibilidad de la independencia del enunciante discursivo, lo mismo abrió la posibilidad de evitar, en la gran mayoría de la sociedad, la pregunta sobre la relación, entre periodismo y grupos mediáticos concentrados. En esa lógica, planteada por los espacios formadores de opinión, se consolido la idea de la antipolítica, que oscilaba entre el que se “vayan todos” hasta la entrada de un gobierno de tecnocratas, cuando el modelo de acumulación financiera neoliberal estallo a fines del 2001, reflejo de una continuidad instrumental de lo económico sobre lo político. Cambios de Paradigmas en América Latina

La caída del muro, siguiendo a Natanson, creo la oportunidad para el acceso al poder de gobiernos que fueron configurando el marco de una “nueva izquierda”, en parte por el vacío de influencia ejercida por los Estados Unidos durante la guerra fría 47, a lo que nosotros agregaríamos, también las presiones ejercidas por el conjunto de movimientos sociales latinoamericanos que ponían en tensión 47

Ver NATANSON, Jose; La nueva Izquierda, Sudamericana, Buenos Aires, 2009, p. 13-14


el paradigma neoliberal, visibilizando los resultados humanos de la aplicación de los modelos neoliberales en el sub-continente. La crisis del neoliberalismo en el sub-continente a fines del siglo XX y principios del actual, permitió una lenta aparición de un nuevo paradigma ideológico, emergiendo primero desde el Estado hacia la sociedad civil, este nuevo conjunto de ideas pueden caracterizarse por los siguientes tópicos: recuperación del rol del Estado, como diseñador, arbitro e interventor en lo político, económico y social, una mayor presencia de políticas sociales de carácter reparador con una fuerte recuperación de derechos sociales recortados, dejados de lado durante las décadas neoliberales, autonomía de lo político, y su recuperación en el espacio publico, una re-definición de la idea de democracias liberales y parlamentarias, ampliación de derechos civiles, subordinación de la esfera económica, autonomía de los países del sub-continente frente a los organismos internacionales, una mirada hacia lo latinoamericano y hacia las relaciones sur-sur. Dentro de este contexto de modificación del conjunto de ideas que piensan lo político, se produce la modificación del tradicional sujeto social emancipador, que incluye ahora a los movimientos sociales, trabajadores formales e informales, excluidos urbanos, campesinos, y actualmente, vemos la re-aparición de un sujeto generacional juvenil. La idea de la democracia, como ampliadora de derechos y espacio de construcción de nuevos espacios de horizontes de expectativas, permite pensar una nueva relación entre lo institucional, el poder y la posibilidad de cambio dentro de las estructuras estatales48. Este cambio de paradigma se conforma paralelamente al ejercicio practico y real del poder, por lo cual se produce una re-valorización de la relación entre la palabra y la acción, cambio de época, cambio de paradigmas, que forma parte, de la “batalla cultural” iniciada por este conjunto de gobiernos de nueva matriz política. La derecha ante el cambio de paradigma

En el 2008, en nuestro país, se produce el intento “destituyente”, por parte de los sectores agropatronales, aliados con los medios concentrados de comunicación y partidos políticos opositores al kirchnerismo, la aplicación de una política de retenciones móviles a los productos de origen rural, la conocida 125, generó la primer reacción coordinada, por parte de las derechas contra la nueva matriz política argentina, durante cuatro meses la derecha pudo poner en tela de juicio la posibilidad de continuidad del kirchnerismo en el poder, sumada a la derrota electoral en las legislativas del 2009, y su consolidación en el famoso grupo A, permitió a amplios sectores de las derechas intentar el ejercicio de pensar un escenario post-kirchnerista, sin darse cuenta, que en el accionar del 2008, lo que marca es la construcción del kirchnerismo, como movimiento político, quien propuso una instrumentación de una serie de políticas, principalmente, sobre procesos de democratización de la 48

Ver NATANSON, IDEM, p.p. 262-269


palabra, ley de medios audiovisuales, ampliación de derechos sociales y civiles, Asignación Universal y Matrimonio Igualitario, de esta manera se establece que la “batalla cultural” acompañaba a la “batalla política”. Son en estos “momentos políticos”, pensados como rupturas de los consensos establecidos, momentos de irrupción del disenso, permiten espacios de aperturas de los posibles presentes en el presente proyectarse hacia la institución de un nuevo horizonte de expectativas, esto es señalado por los intelectuales de Carta Abierta: “Las situaciones criticas obligan a preguntarse qué palabras le corresponden a los nuevos hechos. Entre las batallas pendientes en la cultura y la política argentina, esta la de nombrar lo que ocurre con actos fundados en una lengua critica y sustentable.”49

En esta nueva búsqueda de definir situaciones y actores, de constitución de una nueva arquitectura del lenguaje, desde Carta Abierta se significa como la “nueva derecha”: “(...) a una serie de posiciones que se caracterizan por pensarse contra la política y contra sus derechos de ser otra cosa que gestión y administración de los poderes existentes. Una derecha que reclama eficiencia y no ideología, que alega más gestión que valores- y puede coquetear con todo valor-, que invoca la defensa de las jerarquías existentes aunque se inviste miméticamente de formas y procedimientos asamblearios y voces sacadas de las napas prestigiosas de la militancia de ciclos anteriores.”50

En el lenguaje del presente entramado de derechas, encontramos procesos por los cuales se intenta re-significar actos de protestas de las clases subalternas, y de organismos de derechos humanos, para reconfigurar ciclos de interpelación al gobierno nacional: cortes de ruta, cacerolazos y escraches, podrían ser tomados como ejemplos. Respecto a esto, desde Carta Abierta se afirma “Se considera una redención el uso del lenguaje más incivil del que se tenga memoria en las luchas sociales argentinas. Con impunidad lo han tomado, con rápido gesto de arrebatadores, del desván de los recuerdos y de las historias de gestas desplegadas en nombre de un ideal más igualitario. En un sorprendente movimiento de apropiación para travestirla en su beneficio, han movilizado la memoria de los oprimidos en función de sostener el privilegio de unos pocos, vaciando, hacia atrás, todo sentido genuino, buscando inutilizar una tradición indispensable a la hora de reestablecer el vínculo entre las generaciones pasadas y los nuevos ideales emancipatorios.” 51

Como podemos observar, en todo proceso de reconstrucciones hegemonícas, la lucha simbólica, forma parte de explicitar nuevos consensos entre las subjetividades intervinientes, en este contexto, la discusión planteada por las derechas argentinas tienen como centralidad el poder de intervención de lo político en la trama social, frente a una concepción de lo político, entendida como un proyecto de modificación de las distribución y las disposiciones habituales de la palabra, con el fin de configurar un conjunto nuevo de significaciones a los objetos constitutivos de lo real, rompiendo los horizontes hacia el futuro tomados como predeterminados, la reconstitución de una nueva 49 50 51

La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar Idem. Idem. Las cursivas son propias.


subjetividad política emancipatoria52, la derecha, plantea, siguiendo a Ranciere, el mantenimiento de una división policial de lo sensible, es decir, la existencia de una relación “armoniosa” entre una ocupación y una capacidad, donde los sujetos están determinados a la ocupación de un espacio y tiempo especifico, donde las maneras de ejercer lecturas sobre la realidad estén pre-configuradas y aceptadas, eliminando la capacidad del disenso como constitutivo de lo político.53 Este proceso se produce donde la acción política de un colectivo avanza sobre el monopolio de la palabra legitima, mientras intenta, por su parte, el entramado de derechas intenta, re-construir un nuevo monopolio que las beneficie. La acción colectiva de retomar y cuestionar la palabra legitimada, es un proceso de apertura de un espacio de investigación donde cualquier ciudadano puede intervenir, con la condición de que esa palabra pueda ser verificada y que ponga a prueba su capacidad de hacer resonar el poder de una acción, ampliando el espacio de resonancia. Opinión transformada en un espacio donde se determinan nuevas posibilidades de pensamiento y de proyección de una comunidad. Espacio de una lucha contra el poder de constituirse como la singular maquinaria interpretativa.54 En este conjunto de operaciones, las derechas comienzan a apelar a imaginario social instalados en un amplio sector de las clases medias, como también, como afirmamos anteriormente, buscan un camino de re-significación de acciones colectivas, articulando, una acción con un imaginario social, por ejemplo, las cacerolas, símbolo de la caída de un gobierno en el 2001, es presentado como una acción condicionante hacia los poderes establecidos y elegidos de manera democrática, movilizados en torno a consignas y valores, vacíos, sujetos a ser llenados por un conjunto amplio de individualidades, que pueden ser expresados por como un supuesto colectivo, aunque presentados como a-politicos, que, a su vez, buscan una representación política que permita canalizar por medios institucionales, en las fracciones mayoritarias, de esa expresión. “(...) Lo hace, (la derecha) incluso, cuando trae símbolos de ese pasado sujetándolos a relaciones que lo niegan o vacían. Cita al pasado como una efemérides al paso. (…) Procede por expurgación y despojo: restándole a la realidad algunas de las capas que la constituyen y presentando en una supuesta lisura de la vida en común.” 55

Pero así mismo, en los últimos tiempos estamos presenciando la visibilización de un conjunto de derechas, por el momento minoritarias, anti-republicanas, anti-democráticas, xenofobicas, con una raigambre de un pensamiento anti-igualitario, conservador y reaccionario, un espacio político que no intenta que el conjunto de sus reclamos pueda ser canalizado por alguna representación política democrática. Son los medios monopólicos los encargados de revindicar la honestidad de los ciudadanos52 53 54 55

Ver RUBY, Christian, Ranciere y lo político, Buenos Aires, Prometeo, 2011 Ver RANCIERE; Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 23 Ver RANCIERE, Jacques, Momentos políticos,Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, pp. 12-13 La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar


consumidores, su espontaneidad expresiva. Un lenguaje vaciado de contenido histórico. Mientras que a nosotros, el “ruido de las cacerolas” nos llevan a la recuperación de un anclaje de un contenido en esas voces que nos hablan del pasado reciente, de ese pasado que se recupera en la acción política. Como se afirma en la Carta Abierta citada: “La nueva derecha se inviste con el ropaje de la racionalidad ciudadana, adopta los giros de lenguaje y los deseos más significativos de una opinión colectiva sin la libertad última para ver que encarna los miedos de una época despótica y violenta. Un intenso intercambio simbólico viene a sellar así la alianza entre la nueva derecha, los medios de comunicación hegemónicos y el “sentido común” más ramplón que atraviesa a vas estratos de las capas medias urbanas y rurales del que tampoco es ajeno un mundo popular permanentemente hostigado por esas discursividades dominantes”.56

Ya que son los medios concentrados los que a través de generar mecanismos de presencias y ausencias, intentan configurar un espacio político donde se produzca una especie de recuperación de la fisura abierta entre las esferas políticas y económicas, se autopostulan como los encargados de tratar de re-configurar un espacio político de derechas opositor, cuyo eje gira en torno, al duhaldismo al jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la aparición de nuevos espacios de gobernadores en provincias centrales, una construcción que recupere una capacidad aglutinante a nivel nacional, que pueda canalizar la representación política de las fracciones de ciudadanos que se encuentran en oposición al gobierno nacional, canalizar la pluralidad de demandas emergentes en una posible alternancia política. Dentro del contexto anteriormente descripto, se puede decir, que los medios hegemonicos de comunicación tienen como propósito configurar una arquitectura discursiva que permita establecer canales de comunicación entre fuerzas políticas y estas fracciones de la ciudadanía argentina, cuyo epicentro son los espacios urbanos, esta arquitectura discursiva se caracteriza por instalar un fuerte discursivo republicano, apoyando la idea de una concentración de poder, que desarticula las libertades políticas y civiles, mientras apoyan la idea de una fuerte devaluación, una apertura de la economía nacional y una modificación de las relaciones internacionales, que modifique la centralidad Sur-Sur, por otra, Norte-Sur. La derrota electoral del 2011, impacto en gran parte del arco opositor, visibilizando las fracciones internas dentro de los principales partidos políticos argentinos, el radicalismo, fue uno de los principales afectados, por un lado comenzamos a observar una separación entre una fracción representada por un grupo de senadores, Sanz y Aguad, de una fuerte raigambre conservadora, frente a fracciones mas dispuestas a articularse como oposición menos atadas a los intereses económicos en pugna, principalmente representada en Leopoldo Moreau y la juventud partidaria, el Frente Amplio Progresista (FAP), segunda fuerza electoral se encuentra en el dilema de ampliar el 56

La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar


marco de alianzas partidarias, mientras que otras fuerzas tienden a la desaparición o a ser absorbidas o por el FAP o por el PRO, entre ellas podemos mencionar a la Coalición Cívica y al Peronismo Federal. Pero el resultado electoral también trajo las primeras desavenencias dentro del arco del Frente para la Victoria, ante la imposibilidad de una nueva posibilidad de presentación en una nueva elección de la actual mandataria, sectores conservadores, encabezados principalmente por el actual jefe de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, han generado un fuerte debate hacia dentro del kirchnerismo. Esta nueva coyuntura política post-electoral, permitió al entramado de derechas (políticas y económicas) rearticularse poniendo como primer punto de prueba las elecciones de medio termino del 2013, y la aspiracion de constitución de un frente político al 2015, en las futuras elecciones presidenciales. En este contexto, la construcción de un Macrismo como punta de iceberg de derechas hacia el 2015 ha encontrado limites propios de la ideología macrista, que puede seducir a una franja de las clases medias altas urbanas, pero no pueden superar ciertas lógicas de la nueva matriz del paradigma, que muchos sectores sociales han comenzado a considerar como propio de lo político, principalmente el rol del estado respecto a lo publico, es decir, el mantenimiento de la matriz neoliberal, que esta haciendo agua en la Europa periférica, pero con capacidad de trasladarse hacia la Europa central, es un limite propio de expansión del macrismo a nivel nacional. Por eso, los grupos concentrados del poder, intentan reconfigurar un candidato de derecha que contenga cierto elementos de la nueva matriz, y si es posible, que este dentro del kirchnerismo, es aquí donde las mirada se dirigen sobre gobernador de la provincia de Buenos Aires, aunque también tendría que saldar algunas deudas que le permitan componer un arco político autónomo, y pueda reconfigurar acercamientos a sectores sociales anti-kirchneristas. Por el momento, las derechas argentinas se encuentran enredadas entre mantener una visión del mundo con una visión neoliberal, y/o reconfigurar desde un espacio de derechas una construcción que tome parte del nuevo paradigma, como ocurre en el caso Colombiano, para generar una opción para el 2015, pero igualmente algo esta claro, hoy las preguntas no tienen respuestas.


Palabras disputadas. Apuntes sobre la batalla cultural y la recuperación simbólica Desde los medios hegemónicos se han comenzado a instalar una serie de conceptos tales como “nueva épica”, “nacionalismo berreta”, “patrioterismo” que sirven de articuladores de un entramado unificado en torno a la idea de una construcción y circulación en la sociedad de un “relato kirchnerista”. Los actos en torno al bicentenario, significo un punto de ruptura significativo, en torno a la lucha simbólica, vinculada esencialmente a la idea de la capacidad del gobierno de re-pensar las lecturas sobre el pasado nacional, poner en tension y disputa un conjunto de conceptos claves, que articulan gran parte de una narración de lo nacional, y colocar nuevas coordenadas de lectura, nuevas dimensiones de pensar y ejercer lecturas, retomando tradiciones e imaginarios sociales de los movimientos nacionales y populares, de esta manera la lectura desde el presente que se realiza hacia el pasado, es una articulación con una de las ideas centrales del kirchnerismo en lo político, el funcionamiento del Estado como mediador entre sociedad civil y sociedad política, y la posición de no neutralidad en la logica constitutiva de una sociedad capitalista entre capital y trabajo, es decir, al proceso de recuperaciones materiales es necesario un proceso de reconfiguraciones del mundo simbolico. De esta manera, la idea de batalla cultural, es parte de pensar como una compleja trama de relatos circulan en una sociedad, y como los mismos, se constituyen en mecanismos interpretativos y de interpelaciones, cuya función no solo es crear marcos de solidaridades, sino también instancias de observación de lo real. Es decir, no hay un relato único que circula por la sociedad, sino uno ocupa un lugar hegemónico, mientras observamos como circulan un conjunto de narrativas en busca de reconocimiento, que cuestionan la capacidad del relato hegemónico de convertirse en “verdad”, disputa sobre el sentido común, como mecanismo de interpretación de la realidad, de generar nuevos sentidos sobre la misma, la circulación de narratividades alternativas nos muestran como todo intento de consolidación de una hegemonía es un proceso en continua disputa. La lucha por las palabras, adquiere por lo lo tanto, un carácter de ampliación democratizante, al construir nuevas subjetividades con capacidad de enunciarla, poniendo en tensión, el nivel de los significantes como la disputa interpretativa, es decir, produce rupturas consensuales, al constituir un espacio para la circulación del disenso, como elemento fundamental de lo político, sinteticamente nos encontramos con las posibilidades de la emergencia de discursos contra-hegemónicos, que disputan valores de “verdad sobre la realidad”. En todo proceso de cambio económico, político y social siempre es acompañado por cambios en el nivel ideológico y simbólico, lo cual implica disputas entre clases y sectores que intentan mantener el status quo y quienes pretenden modificar la sociedad, la disputa no solo transcurre en la


esfera de lo pol铆tico, y econ贸mico sino sobre imaginarios, tradiciones, experiencias de las subjetividades sociales. Ya que toda interpretaci贸n de la realidad, no se produce nunca desde un espacio vacio de neutralidad discursiva, sino es interpretaci贸n situada, es un discurso que se emite desde un lugar determinado, por lo cual, afectado por un conjunto de sentidos, disputa que enmarca espacios de ejercicio de lecturas y pronunciamientos sobre lo real, y como lo denominamos, es una disputa, utilizando una metafora, sobre el diccionario que nos sirve para leer lo real.


El ladrillo de la Palabra. Arquitecturas Emancipatorias renaciendo. En su ensayo sobre La Revolución como Pasado57, Casullo recordaba que uno de los logros de la política del neoliberalismo fue la capacidad de vaciar de significados a un conjunto de palabras que circulaban en los lenguajes de izquierda: tales como emancipación social, gobierno de los pueblos, lucha de clases… toda la arquitectura del lenguaje revolucionario parecía que caía con el muro de Berlín. El ensayista argentino describía de manera hermosa como el lenguaje neoliberal nos colonizaba a través de los medios masivos de comunicación, como estos configuraron un lenguaje que nos permitía, según Casullo, “estar en el mundo”, mientras las contradicciones propias de una sociedad de clases eran ocultadas, y se instalaba la idea de la posibilidad del hacer política sin políticos. Casullo dirá, que en este contexto: “La política del mercado preside como fetiche del perpetuo proyecto de una armonización de clases. También una búsqueda de “consensos” con actores desiguales en poderes, y bajo un régimen capitalista incuestionado”.

El conjunto de resistencias políticas y sociales al modelo neoliberal eran tildadas bajo el estigma de un juego de variables de enunciados que transitaban desde lo anti-democrático hasta la idea de movimientos de carácter totalitarios. El vaciamiento de las arquitecturas de lenguajes libertarios, implicó la construcción de un un nuevo sentido común que atravesó a las totalidades de las clases sociales, marcó nuevas formas de mirar la realidad de una manera prefabricada, construyo un lenguaje que dió sentidos al conjunto de relaciones que conformaban la realidad, de esta manera el lenguajaje encontraba nuevas maneras de mirar el mundo. El lenguaje neoliberal fue acompañado por una estética de lo político, lugares de pronunciación de la palabra, neutralización de espacios corporativos, no eran silencios y ruidos, eran virtualidades que se configuraron como “la realidad”, lenguajes y estéticas que recorrieron desde el espectro de la derecha a los espacios de centro-izquierda, el espacio publico, el ágora donde lo político tenia su razón de ser, fue trasladado a un set televisivo, la política sin políticos se revistió con las ropas de la estética de un producto a ser vendido, la totalidad de las mediaciones eran puesta en bajo la óptica de una mercancía a ser ofrecida como sacrificio al dios mercado. Mientras se construía un imaginario sobre la felicidad neoliberal, se producía un ocultamiento de las consecuencias de las practicas del neoliberalismo, invisibilizados por la lógica de exclusión del sistema, el lenguaje construía una mirada sobre un sistema donde se presentaba lo visible y reconfiguraba sentidos de espacios de transito de lo político, la ruta, sobre donde circulaban las mercancías, se convirtieron en el espacio donde se dirimía lo político. Pero las arquitecturas del lenguaje y las estéticas neoliberales, a través de un proceso de 57

CASULLO, Nicolás, Las cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008


descontextualización podían mostrar los efectos del conjunto de políticas económicas, sin mostrar el conjunto de causalidades que derivaban y concluían en ese entramado de protesta social. Había desnutridos, pero no creadores de hambre, había desocupados, no creadores de desocupación… había consecuencias no creadores de efectos. Los derroteros de la historia, o las consecuencias de la aplicación de las medidas neoliberales sobre un tiempo, hicieron que la arquitectura de los lenguajes que sustentaban ese modelo de “estar en el mundo” entraran en crisis, lógicas de un lenguaje que nos cruzaba nuestros días, comenzaron a entrar en un estado de sospecha continuo, “mercado”, “libertades económicas”, “neutralidades”, jergas que eran utilizadas por el gobierno de los técnicos, ocultos detrás de la legitimidad de un titulo de economista de universidad extranjera, lengua que se nos presentaba neutra ante los discursos cruzados por las ideologías de lo político, rápidamente se configuraron como el rey desnudo ante sus súbditos, antiguo ejercicio de la falacia de autoridad quedo en evidencia cuando se produjeron cambios en nuestras regiones. Los nuevos gobiernos nacionales populares se han ido construyendo sobre un marco de legitimidades que rompen parte de las arquitecturas de los lenguajes de las izquierdas que pensaban la institucionalidad republicana democrática como una trampa de las burguesías, pero sin comprender, que esas legitimidades permiten convertirse en espacios de prácticas sobre las posibilidades de modificaciones a futuro que configuren una nueva practica emancipatoria, el camino elegido es poner en tensión los limites del modelo republicano liberal, no solo en sus marcos institucionales, sino el de las practicas de las clases sociales, que desde siempre reclaman “calidad democrática”. Las modificaciones en el proceso de redistribución de la riqueza, de movilidad social ascendente, la vuelta del Estado como soporte de los intereses de los sectores subalternos de la sociedad, la democratización del vivir se para muchos de nuestros hermanos mas necesitados, el visibilizarlos después de décadas de ocultación neoliberal, configuran un nuevo “estar en el mundo”, marcado por mas dignidad, donde pueden romper el esquema de la temporalidad de una condena al presente continuo mortífero a la construcción de un horizonte de expectativas donde proyectar esperanzas, posibilidades de una democracia social. En los sectores subalternos, los procesos latinoamericanos de cambio social, representan una modificación de las subjetividad, se apropian de los proyectos porque en ellos se ven representados, se sienten participes de la construcción de un proyecto abierto. Podemos decir, que los gobiernos nacionales y populares del sub-continente están construyendo una nueva arquitectura de lenguaje político emancipatorio, las palabras vaciadas en las décadas neoliberales, que se vaciaron de contenido, son configuradas con nuevos sentidos, entramados de voces buscando constituir un espacio de disidencia sobre los consensos entre desiguales,


nuevamente la palabra emancipación social vuelve a dar vuelta en el aire, el concepto de democracia vuelve a ser pensado mas allá de las lógicas de las formalidades, conceptos en busca de sustantivos que le den una cadena de significados para conformar una nueva manera de ver el mundo. Reconstrucción del ágora publica, donde las palabras se ponen en tensión, en debate, una arquitectura del lenguaje que acompaña las bases del edificio económico-social sobre lo que se asientan las palabras y sus significados, esas trincheras de ideas que renacen y dan sentido a “nuestro estar en el mundo”.


Escritura, Palabras, Subalternidades, el campo de la Batalla Cultural El escribir como acto, significa una manera pública de intervenir en los espacios de circulación de la palabra, es un acto de elección sobre los lugares desde donde enunciamos un conjunto palabras, intentando construir una arquitectura del lenguaje alternativa a la circulante en los grandes medios de comunicación. Es un acto donde el sujeto de desnudar las posibilidades argumentativas para lograr una intervención en el ágora político, escribir rompiendo un circulo de certezas que son afectadas por las temporalidades de lo político instituyente, es decir, es escapar a las temporalidades de otras practicas de escrituras donde los tiempos permiten realizar un tempo de pulir las ideas a ser expresadas, intervenir en el debate publico es poner lo crudo sobre la mesa, la hoja que se llena con palabras, enuncian un conjunto de posibilidades que esquivan la neutralidad discursiva, escritura que se decide política, agonística, palabra que busca romper los limites del conjunto de reglas que entrenaron el acto. La palabra enunciada, es una escritura que traza biografías, viajes temporales de sobre espacios que articulan la capacidad de otorgar al emisor capacidades legitimantes, una palabra que se referencia en un conjunto de instituciones y espacios de lecturas que otorgan el derecho de la posibilidad de emitir a la misma. Pero hay momentos históricos de las sociedades, donde la palabra sale de esos espacios, donde se plantea la necesidad de intervenir para poner en sospecha los conjuntos argumentativos de los “consensos” que configuran un sentido común sobre las políticas culturales, la cultura política circulante sobre las venas de una sociedad, son momentos de disputas sobre los significados, sobre el destino de los diccionarios que nos permiten pensar nuestro “ser y estar en el mundo”, sobre el conjunto de miradas que interpelan la realidad, una realidad que descubrimos mediada, construida desde espacios de poder, entramados de visiones del mundo constituyentes, los momentos políticos que abren la capacidad de insertar la línea del disenso sobre las tramas argumentativas del discurso dominante, de poner en juego posibilidades y probabilidades de explicación contra-hegemónicas, es el momento donde la palabra adquiere un poder de ser democrática, de circulaciones por nuevos espacios, es el nacimiento, según Nicolás Casullo, de un nuevos periodos interpretativos. Estos momentos ponen bajo la lupa no solo los principios sobre los cuales se construyen parte de nuestras biografías, individuales y colectivas, sino también nos ponen en la obligación de pensar el hombre real, el ser humano y realidad que se convierten en espacio de reflexión y acción sobre la posibilidad de construir un proceso de emancipación social, son momentos donde se ponen los oídos a escuchar sus voces, donde rozamos esas pieles reales, donde la fragilidad de la vida no es una opción dentro de un esquema interpretativo sino realidad que es parte nuestras circunstancias,


ese hombre real, que actúa como mediador entre el acto de la escritura interviniente y la realidad a ser intervenida, son momentos donde el principio de intervención debe constituirse como un espacio que permita entrar al hombre real para reemplazar al hombre ideal, porque el cambio emancipatorio se realiza sobre ese hombre real, desnudo ante nosotros, como nosotros nos encontramos ante el, acto emancipatorio donde el, no solo es sujeto sobre el cual se enuncia la palabra sino también sujeto enunciante. Palabra que reconoce el conflicto, ya que el mismo es constituyente de las sociedades capitalistas, pero que al intervenir se proyecta como posibilidad de construir un espacio de expectativas, palabra y acción, palabra que construye, crea desde el presente, una visión del pasado, no usurpado por las clases dominantes, para constituir una sociedad igualitaria, es adueñarse del pasado, en clave de lectura de Benjamín, como cuestionadota de la tradición sobre los que se construye esa arquitectura de la memoria, es leer la historia, pensando y reflexionando, que los respectivos vencedores en la historia, son quienes son los que se estructuraron como dominantes en el presente, un relato que se posiciona sobre la barbarie de los actos fundadores de quien ejerce el poder real, pensar sobre que bases se construyeron los marcos republicanos liberales que son presentados como “eternos”, como un conjunto de leyes instituidas, pero que no pueden ser puestas en cuestión, re-pensar que en los diferentes momentos de intervención del pueblo, su presencia disruptiva sobre el orden de las sociedades latinoamericanas, pensar que ante el momento popular de la historia como actuaron las clases dominantes, los mecanismos sobre los cuales se pensó volver a espacios históricos previos, es decir, el momento de contra-revolución de las oligarquías nativas son el documento de la barbarie. Esta idea de presentar los subalterno como un corte en la temporalidad de un progreso, que se configura como única temporalidad sobre la que los pueblos deben transitar, como diría Benjamín, esta representación y la temporalidad homogénea, ha de ser puesta bajo la tela de la crítica. Son momentos de recuperación las escrituras de un pasado, de un conjunto simbólico y de imaginarios sociales, mitologías populares como espacio de estructuración de una nueva subjetividad nacional y popular, espacios que movilizan, que interpretan e interpelan el conjunto de relatos de las oligarquías, revisionismo del pasado, en clave de disputas sobre las políticas que estructuran la narración de la historia, narrativa que supera el marco de lo académico, que pone a la sociedad en su conjunto en tensión sobre las narrativas fundacionales que son parte de la identificación, de una construcción de arco de solidaridades subalternas, narrativa del conflicto, del disenso interpretativo, son las clases subalternas reapropiándose de las posibilidades del pasado derrotado, miradas desde este presente instituyente de nuevas aperturas hacia el futuro. Escribir, recuperar la capacidad conflictiva de la palabra enunciada, las voces enunciado significados rompiendo los “consensos societales”, palabra batalla… palabra, que las oligarquías quieren llamar a silencio, palabras militantes en la construcción de un futuro emancipatorio.


Creando la Arquitectura Destituyente. Lecturas sobre algunos hechos latinoamericanos El imperialismo y las oligarquías locales no tienen mucho agrado por el rumbo tomado por los gobiernos en el sub-continente, no es una gran afirmación que destruiría los análisis políticos sobre la región en la ultima década, si hay que intentar buscar comprender los nuevos mecanismos que configuran las nuevas formas de legitimidades sobre los que se recubren los golpes de estados. Uno de los logros de las recuperaciones del retorno de los regimenes democráticos postneoliberales, es la posibilidad de realizar procesos de cambios a nivel socio-económico dentro de las institucionalidades republicanas, ha generado que las oligarquías nacionales deban construir nuevas arquitecturas para dotar de lenguajes legitimantes para respaldar acciones contra los gobiernos populares, practicas golpistas que van desde el mecanismo clásico hasta las formas del uso de las constituciones, los casos de Honduras, Paraguay, y los actuales intentos en El Salvador, configuran un lenguaje golpista vestido detrás de las ropas de la constitucionalidad. Como afirma Benjamín, “en toda forma lingüística reina el conflicto entre lo pronunciado y pronunciable con lo no pronunciado e impronunciable”, los sectores dominantes buscan nuevas estrategias de crear nombres, de repente intentar crear una comunicabilidad sobre hechos que no pueden ser pronunciados, cuando esos hechos comienzan a carecer de contenidos, en tanto de su capacidad de comunicar una realidad, abriendo una brecha entre las palabras, los significados y la realidad. Hoy un golpe de estado se denomina cumplimiento de las legalidades de las constituciones, creando mecanismo de estados de excepción en el desarrollo de los regimenes democráticos. Lo interesante son las nuevas claves de lecturas sobre el hecho del estado de excepción en los regimenes actuales, Schmitt planteaba que el soberano era quien tenia la capacidad de decidir sobre el estado de excepción, en el marco teórico del jurista alemán, nace como una critica abierta la estructura parlamentaria, ahora quien se reclama como soberano, capaz de configurar la instalación del mismo, son los parlamentos, ya que presentan a los representantes del poder ejecutivo como peligros para la existencia y preservación del Estado, estamos frente a un nuevo marco de decisionismo que se dispersa en el los poderes legislativos, en los cuales, los representantes de las oligarquías pueden construir espacios de poder instituyentes sin la legitimidad de sufragio popular. Aunque los legisladores de derecha, como afirma Mouffle: “… el fundamento de la legitimidad de las instituciones democráticas deriva del hecho de quienes alegan poder obligatorio lo hacen bajo la suposición de que sus decisiones representan un punto de vista imparcial que es por igual del interés de todos.”

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De esta manera se oculta que dentro de las sociedades democráticas capitalistas los consensos 58

MOUFFE, Chantal, “Carl Schmitt y la paradoja liberal” en MOUFFE, Chantal (comp.) El desafio de Carl Schimitt, Prometeo, Buenos Aires, 2011, pp. 70-71


políticos es una expresión una hegemonía y una cristalización de relaciones de poder, que los límites que se establecen entre lo que es y no es legítimo es un límite político, por lo cual debería ser seguir siendo puesto en cuestión.59 La violencia del acto destituyente de instaurar un marco de excepcionalidad dentro de las legalidades constitucionales, es el intento de construir una legitimidad excluyente de lo popular como subjetividad que irrumpe como constituyente de una posibilidad de significar las arquitecturas del lenguaje republicano y democrático, desde una perspectiva que desnude las hegemonías construidas desde la década del 70-80 del siglo XX en nuestro sub-continente. Una subjetividad popular que se apropia de los mecanismos de representación tradicionales, pero a su vez, construyen nuevas formas, que tensionan los limites del republicanismo neoliberal, descolonizando las estructuras, lenguajes, simbologías e imaginarios sociales, nuevas formas de comunicar lo pronunciable y lo no pronunciable, batallas culturales sobre las formas y lo institucional, sobre los mecanismos legitimantes de la soberanía popular, a través de una re-lectura de la historia, donde los fantasmas de quienes vencieron son presencias esquivas, pero reales, que intentan mantener un orden de significantes sobre la realidad. Detrás del establecimiento de un estado de excepción, las clases dominantes, intentan mantenerse en el imaginario social que ellos proyectaron durante la hegemonía neoliberal de una democracia, como régimen de gobierno formal, pero excluyente de los sectores subalternos, pero la acción de estos últimos, han re-configurado los significados de las palabras, subalternidades que disputan políticamente, porque se han configurado como portadores de capacidad de nombrar las cosas, de tensionar e insertar la posibilidad del disenso en las grietas del consenso formativo de la hegemonía de las clases dominantes, palabra que adquiere un grado emancipador social, que reconfigura un espacio de creación de posibilidades y probabilidades que superan la noción de presente continuo, y se proyecta al futuro abierto por las nuevas experiencias nacionales y populares. Lo que esta en juego, en definitiva, en Latinoamérica es si ese futuro se mantiene abierto como proyección de lo subalterno hacia una sociedad igualitaria o las clases dominantes lo cierran, y proyectan un espacio de dominación desigual.

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Ver MOUFFE; Chantal, idem, p. 72


Hacia un nuevo horizonte de expectativas. Estado de Bienestar y Sociedad post-Capitalista. Un debate de lo político. Dentro de las grandes recuperaciones del kirchnerismo fue la reubicación de lo político como esfera autónoma respecto a lo económico, así también poniendo en evidencia que la esfera económica no es solo un conjunto de relaciones entre sujetos dedicados al intercambio de productos, sino un espacio de construcción de política, desnudo el rey podemos plantear un conjunto de nuevas preguntas. A partir de la recuperación de la democracia, se planteo hacia los sectores del arco que van desde la centro-izquierda a la izquierda, la pregunta en torno a la relación entre democracia formal y democracia substancial, el régimen neoliberal durante el periodo 1989-2002, colocó un fuerte construcción de un lenguaje de la imposibilidad de pensar un modelo de superación del régimen institucional que permitía el libre desenvolvimiento de los sujetos del mercado, sumado a la destrucción de la arquitectura de sentidos en torno a la posibilidad de constituir una sociedad igualitaria, ese conjunto de conceptos que permitían construir un horizonte de expectativas en las subjetividades anti-capitalistas: igualdad social, revolución, emancipación social, imperialismo, dependencia, colonialismo económico y cultural, obreros, pueblo y un largo etcétera. El neoliberalismo configuro la posibilidad del desenvolvimiento de la institucionalidad republicana, mientras re-constituía un discurso de la construcción de una política sin políticos, un republicanismo donde las instancias mediadoras entre sociedad civil e instituciones eran desacreditadas, o reposicionadas como un espacio de construcción consensual entre sujetos desiguales, detrás de la idea de republicanismo y democracia formal neoliberal se instalaba la idea de una sociedad sin conflictos, de armonía entre las clases sociales, de esta manera la posibilidad de la emergencia de un cuestionamiento era catalogado rememoración de un pasado olvidado, o a través de un proceso de descontextualización era solo una postal de una totalidad excluyente, los marcos de interpretación sobre lo real, signado por el triunfo del mercado sobre opciones de posibilidad. Luego de implosión del modelo neoliberal en la Argentina, y la llegada del kirchnerismo al poder, se produjo una re-aparición de la pregunta sobre lo político, sobre las posibilidades y limites de la construcción del Estado Interventor, así mismo, nuevamente la emergencia de un conjunto de mitologías, símbolos, espacios representancionales de raigambre popular, leídos en clave nacionalpopular. Las mayorías subalternas encontraron en la re-construcción de lo estatal, claves para realizar nuevas lecturas rectoras sobre la realidad, retomando algunos puntos de la perspectiva de Casullo, con las nuevas gramáticas que nacían en ellas, se llenaban con nuevos sentidos, que permitían realizar y sentir, por los sectores subalternos, que el sistema democrático era una empresa popular.


Una nueva intervención, que en un primer momento dirá Godio configuraba una revolución desde arriba, que realizara, a partir del 2008, de carácter político instituyente que a través del Estado enfrenta el status quo social construido a partir de la dictadura cívico-militar de 1976, permitiendo, y visibilizando, el avance de nuevas formas de participación de lo popular en la esfera publica, nuevos espacios de mediación política, de generación de representaciones sociales, acompañantes del sistema de partidos, retornos del obrero, retornos de juventudes, entre otros. El estado, dentro del kirchnerismo, se concibe como espacio político de reparación y recuperación social, económica y civil, construyendo una nueva temporalidad que se proyecta hacia el futuro, incorporando en su agenda, y en los usos del lenguaje político, el concepto de igualdad, recuperando significados e incorporando nuevas semánticas, derechos sociales articulados como base necesaria para el ejercicio de los derechos políticos y civiles, subjetividades interviniendo en lo publico, como resonancia de luchas pasadas, presentes y proyectadas al futuro. La irrupción de lo subalterno en la esfera de decisiones, vuelve a poner en el centro de la visión de lo político, su esencia conflictiva, donde los intereses de ese “nosotros”, que configuran una constitución de demandas, se ve enfrentada a un “otro” que intenta reducir el rango de posibilidades de concreción de las mismas. Lo político al reconocer lo conflictivo como constituyente, puede generar dos espacios de resolución e interpretación del mismo, siguiendo a Mouffe, el reconocimiento y la construcción de un “nosotros” y un “otro”, puede ser leído en clave de una lucha entre adversarios, es decir, los sujetos que intervienen en el marco de sus subjetividades contienen visiones diferentes sobre el objeto, y reconstruyen un espacio de disputa agonística dentro del espacio democrático, también, genera una lectura de contendientes, sin espacios posibles de mediaciones, se construye en una relación de antagonismo. Según esta pensadora, lo político, y su desenvolvimiento, ha de entenderse como consenso conflictivo, ya que en las democracias liberales sus límites normativos, expresión de una hegemonía y cristalización de una relación de poder, deben ser puestos, y seguir siendo cuestionables. Los limites propios, pero a su vez la capacidad de posibilidades que posee un Estado en el marco de la nueva etapa, permite generar y pensar preguntas sobre los horizontes de expectativas sobre los proyectos que intervienen, es decir la pregunta sobre la finalidad del mismo, y pensar como resolver lo político. Si pensamos que la finalidad del proyecto político es la construcción de una sociedad más igualitaria, la pregunta que se debe realizar, si la misma se desarrolla como expansión del estado de bienestar o se plantea como horizonte posible la construcción de una posibilidad post-capitalista, una respuesta a cualquiera de las posibilidades implica necesariamente pensar por un lado, la ampliación de los espacios agonísticos, o re-pensar los núcleos de antagonismos sobre los que ha de


constituirse la salida emancipatoria. La pregunta sobre la finalidad del horizonte de expectativas de un proyecto político, implicaría resoluciones y estrategias de relación entre los bloques sociales de diferente grado, ya que si bien, ambos modelos, un Estado de Bienestar fuerte o un modelo Estatal post-capitalista, remiten a un conjunto de encadenados de reflexiones sobre la sociedad, su composición de clases, de las relaciones de poder actuales y a ser constituidas. Una respuesta de lo político hacia un modelo de profundización de un modelo estatal de bienestar, implica reconfigurar un espacio agonístico, donde el espacio de intervención política este regulada por un conjunto de premisas en común, que atraviesen partidos políticos, sectores sociales, vinculantes a dar marcos de previsibilidad, es aceptar el cambio de premisas del paradigma que implica la construcción de profundización teórica sobre el estado de bienestar, una visión agonística de la sociedad no implica el no reconocimiento del conflicto de clase dentro de la misma, sino ubica marcos de resolución conflictivos en espacios de mayor institucionalidad, donde el estado se ubica como mediador no-neutral dentro del mismo. En cambio, pensar la posibilidad de pensar la realización de una sociedad post-capitalista igualitaria, implica el reconocimiento que dentro de la sociedad capitalista hay un conjunto de conflictos irresueltos, y que no pueden ser resueltos, por la lógica propia del desarrollo del capitalismo como formación económica social, espacios que actuaran como espacios bloqueadores de las ampliaciones de un nuevo marco de ampliación democrático, lo cual establece que dentro de una sociedad capitalista existirá un grado de explotación por parte de grupos económicos sobre gran parte de la sociedad. En este marco, tomando como propuesta Cooke, dentro de este contexto de horizonte abierto, se debe determinar el enemigo real, es decir, las oligarquías nativas y los engranajes culturales, económicos y sociales que sirven a la difusión del imperialismo, ya que ninguna clase dominante no abandona sus ventajas, y como lo vemos en la actualidad del subcontinente, aunque tenga que ir sobre el conjunto representacional ideológico sobre lo político que los representa. Como se puede ver ambos modelos de horizontes de expectativas son netamente grados de mayor igualitarismo respecto a la democracia neoliberal, igualmente implica pensarlo dentro de las posibilidades de darle un contenido a un proyecto republicano, nacional, popular y democrático, que signifique ampliaciones del conjunto de derechos sociales, políticos y civiles, que tomen parte de una ampliación de la batalla cultural, para que los dueños de las cosas dejen también de ser los dueños de las palabras, que la lucha por los significados de las palabras: “Igualdad”, “Libertad”, “Democracia” sean pensadas desde un mundo interpretativo nacional y popular, ya que cualquier intento de modificar el sistema económico y político, implica la lucha por las arquitecturas conceptuales que nos definen, nos convierten en una subjetividad nueva.


Soñar con la realidad. Lecturas sobre los procesos actuales “Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad.” Helder Cámara

Con anterioridad, habíamos planteado que los procesos latinoamericanos han generado la posibilidad de la pregunta sobre el horizonte de expectativas, configurado en torno a la construcción de modelos socio-económicos mas igualitarios, tanto en la esfera de profundización de las potencialidades del modelo de Estado de Bienestar, dentro del capitalismo, como el también la emergencia de la capacidad de preguntarse sobre la facultad de superación, y configuración de una sociedad post-capitalista. La pregunta que realizamos hacia el futuro, no implica necesariamente solo una proyección de deseos personales o colectivos, implica también la pregunta sobre las tramas sobre lo que se edifica lo político, una visión sobre relaciones sociales que fundan una formación económica-social, la distribución de la riqueza, y por lo tanto, la idea del conflicto social, y sus posibles resoluciones. Resumiendo la pregunta sobre el futuro es una pregunta sobre lo político y es política. El retorno de lo político como espacio de constituyente de lo común, e instituyente de nuevos mecanismos de participación que recuperan la capacidad de generar diversas lecturas sobre lo real, sobre la temporalidad que confluye sobre el presente y se dispara hacia el futuro, remite desnaturalizar un complejo entramado de nociones construidas desde los espacios hegemónicos como una noción de sentido común para interpretar la realidad, lo político subalterno en los espacios de común instituye una franca re-configuración contra-hegemónicas, tanto en su destino dentro de la esfera del debate del capitalismo deseado como de la probabilidad de lo post-capitalista, ya que retoma la pregunta que se ejerce sobre como se conforma un modelo capitalista, pregunta que puede resumirse en esta otra frase del ex-obispo Cámara: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista.”

La pregunta orientadora esta marcada por las dos visiones posibles en una sociedad capitalista, la de naturalización de las relaciones sociales dentro del capitalismo, y la pregunta, que emerge sobre las causas sobre las consecuencias del mismo, pregunta que no nace de lecturas, sino del enfrentamiento de nuestra subjetividad frente al “otro” explotado, marginado, excluido, ese “otro” se nos presenta como realidad del desarrollo del capitalismo, es una pregunta que nace, y deviene en busca de la respuesta, en su doble efecto: la de desnudar la expansión del capitalismo, y a su vez, la acción para enfrentar la situación. Porque como afirma Cooke: “La opresión no es una fatalidad que nos llega del cielo: la opresión es algo que unos hombres le hacen a otros hombres.”60 60

COOKE, John William; “El retorno de Perón” en COOKE, J.W.; La lucha por la liberación nacional, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007, p. 66


La opresión como situación tiene responsables, girando en torno entre quienes aplican, consienten y se benefician con ella, en nuestros países el principal responsable de la misma, y de sus consecuencias, son el imperialismo y las clases dominantes locales. Los nuevos regimenes latinoamericanos han venido a tensionar el status quo neoliberal, son expresiones de la crisis del mismo como forma de organizar lo económico-político-social y cultural, y a través de los mismos, las clases subalternas encuentran formas de expresión de sus intereses en el régimen institucional, ya que en estos encuentran interlocutores que median a favor de sus intereses. Frente al modelo de participación en lo social configurado por el neoliberalismo, es decir, participación autónoma e individual, la recuperación de lo político como acción de reparación por parte del Estado, de las desigualdades construidas a partir de la dictadura cívico-militar, ha generado nuevamente la posibilidad de soñar con y junto a los otros, de esta manera lo individual se funde, en un espacio colectivo subalterno, para elaborar un proyecto en común. La proyección en común, genera la disputa sobre los intereses rectores de una sociedad, ya que en el conflicto político, tanto en su lógica agonística como en su instancia de adversarios, es poner en tensión como se construyen las instancias de dominación, de distribución de la riqueza, ya que las mismas no son instancias “naturales” de la sociedad humana, sino un pasaje histórico, donde se producen cambios en las fracciones de las clases dominantes, contra-revoluciones, empates hegemónicos, soñar en común es aproximarse a lo real desde el lado izquierdo de lo político, reconociendo la pluralidad de lecturas posibles desde ese intento de acercamiento, lecturas que deben confluir en diálogos, pero tomando punto de partida el momento histórico desde el cual se realiza la lectura-acción. En nuestro país, gran parte del dialogo esta atravesado en la actualidad, por la presencia del fenómeno del Kirchnerismo, como proyecto político, parafraseando a Cooke, como proyecto vivo, por mas que les disguste a quienes sueñan con la revolución perfecta, cualquier proyecto de construcción igualitario, encuentra al kirchnerismo como parte real e indispensable para su establecimiento, ya que continuando con una lectura desde Cooke, el kirchnerismo, expresa las limitaciones de nuestra propia sociedad nacional, pero a su vez, encierra las posibilidades en este periodo de superarlas colectivamente. Proyecto político que contiene lo viejo y lo nuevo, reinterpretando las capacidades de nuestras tradiciones políticas, intelectuales, nutrido por las experiencias del conjunto de resistencias al modelo neoliberal, generando un nuevo entramado subjetivo con sus imaginarios sociales que construyen una nueva idea de colectividad enfrentada a los poderes reales de poder internos y externos. La disputa en torno a la búsqueda de definir que se entiende por proyecto nacional y popular, ha


comenzado a girar nuevamente, dilemas, preguntas, intentos de responderlos, tradiciones para realizar esos giros interpretativos, re-pensar desde puntos de vista disímiles, pensemos en la disputa sindical abierta por el Moyanismo, abertura política, no solo de intentos interpretativos sobre los contenidos que giran en torno a las palabras. Si bien el Moyanismo, en su lógica de plantear un retorno a una especie de “Peronismo Puro”, no representante de los sujetos sociales tradicionales, ya que la clase obrera del peronismo clásico, es la rama industrial, implica pensar un proyecto “conservador”, con capacidad de establecer canales de diálogos con los espacios de la derecha neoliberal y conservadora, un proyecto que articula un conflictivo puente en la palabra “popular”. La construcción burocrática en el espacio sindical y político, siempre dentro de la línea del pensamiento de J.W.Cooke, implica la necesidad de pensar los mecanismos no de cambio de nombres dentro de ese espacio, si implica continuidad de las practicas, reflejadas en estilos de conducción, los sistemas internos de promoción y una visión política sobre los proyectos políticos a ser disputados, sino de pensar nuevos métodos, aparición de nuevas generaciones de “dirigentes”. Pero esta búsqueda de incorporar, y establecer, un sujeto social dentro del kirchnerismo, también se encuentra en proceso de construcción, no una articulación vertical, sino horizontal, con canales de mediación representacional que son disruptivos en lo institucional partidario, una subjetividad kirchnerista que rápidamente establece conexiones entre las subalternidades clásicas (trabajadores, clases medias bajas) con las nacientes durante la hegemonía neoliberal (desocupados, movimientos sociales), donde el papel de la juventud como motora de un proceso de transgeneracional, implica una apertura de nuevos paradigmas de interpelación política. Este nuevo paradigma político, reconfiguro el hacer político, en la relación central de la lógica de una negación estratégica de hacer concesiones a los grupos de poder nacionales e internacionales, al ganar en autonomía la esfera política, las reglas de juego, de relaciones con la esfera económica, implica nuevos mecanismos de dialogo, pero partiendo de la base de una relación estrecha previa de lo político con las convicciones, al conjunto de principios rectores sobre lo cual se interviene en la esfera publica. El proceso abierto, implica una acción enriquecida con el conocimiento, que nace de la compenetración con la realidad, un nuevo espacio ideológico naciente de la relación de dialogo entre los miembros que intervienen del proyecto nacional, popular y democrático, donde las clases subalternas, portadoras de una voz democratizante, puedan dar un nuevo contenido de clase a las instituciones, que antaño eran la cristalización del contenido de la dominación de clase. Como diría Cooke, respecto a la relación intelectuales-peronismo, hoy aplicable también a ciertos sectores del espacio intelectual en relación con el kirchnerismo: “De la misma manera que los intelectuales no tienen derecho de exigirle al peronismo que responda a esa imagen


ideal que ellos crean en el mundo de las abstracciones perfectas. Deben considerar que las limitaciones del peronismo son las limitaciones de una realidad social determinada, que condiciona a quienes la integran. Los deficits del peronismo son deficits de las clases argentinas que han de construir nuestra sociedad del futuro” 61

Lo que implica, es avanzar en la disputa teórico-política sobre los obstáculos del desarrollo, tarea que implica la configuración sobre el horizonte político sobre el futuro del devenir del proyecto, donde están en juego los sentidos sobre la Patria, la posibilidad de construirnos como Nación integrante de esa Patria Grande que es Latinoamérica y el Sur geopolítico, siempre sujeto a las presiones del imperialismo del norte.

61

COOKE, John William; “El retorno de Perón” en COOKE, J.W.; La lucha por la liberación nacional, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007, p. 42


Del Saqueo a la Plaza. Notas sobre los acontecimientos de diciembre del 2001. En otro trabajo tratamos de aproximarnos al kirchnerismo como emergente de un “momento político”, siguiendo la aproximación propuesta por el filosofo Ranciere, es decir, como interrupción del consenso neoliberal, del cual, el kirchnerismo representaba una fuerza, que se convirtió en capaz de realizar una actualización en el imaginario de la sociedad, oponiendo una nueva configuración de lo posible a la misma.62 Igualmente, consideramos que el kirchnerismo es un resultado del proceso de movilizaciones sociales ocurridas en el periodo que transcurre entre fines del 2001 a mediados del 2002, este periodo de análisis podemos considerarlo como una época de “revuelta histórica”, cuya transición devino en la construcción del kirchnerismo como movimiento político en el 2008, cuya consolidación, para tomar un punto de referencia, las elecciones de octubre del 2011. En este trabajo, pretendemos acercarnos a través de la conceptualización propuesta por Badiou, en su trabajo El despertar de la historia, para analizar el acontecimiento del 2001 y principios del 2002, para ello trabajaremos con las categorías de “revuelta inmediata” y “revuelta histórica”63. Para este autor, se entiende por “revuelta inmediata”, como la agitación de una parte de la población, casi siempre después de un episodio violento de la coerción del Estado” 64, una de las constantes de estos procesos se caracterizan por la capacidad para aglutinarse, movilizarse, inventar lenguajes y tácticas, si bien, para este autor tiene como actor principal a la juventud, nosotros pensamos que pueden pensarse para nuestro caso la ampliación a grupos subalternos de la sociedad, la “revuelta inmediata” tiene una localización territorial vinculada a las personas que intervienen en ella, al estar ubicada de esta manera, según el autor, no produce un recorrido de subjetividad fuerte, parte del proceso de localización débil, lo cual, cuando esta se propaga lo hace por imitación, es decir, la instalación se produce en lugares semejantes y hasta explícitamente idénticos al espacio inicial, es decir, tiene una extensión restringida.65 La “revuelta histórica” es el resultado de un desplazamiento, llegada a un lugar nuevo, que generalmente se ubica en el centro de la ciudad, espacio de permanencia y de extensión, se esta ante una revuelta histórica cuando ya no alcanza el proceso de imitación, es un pasaje de ampliación de la revuelta inmediata al ampliar a sectores sociales alejados del núcleo constitutivo, aunque mantiene un carácter pre-político, es decir se produce un pasaje a una extensión cualitativa, es en 62

63 64 65

Ver BURD, Diego, “El Kirchnerismo como “momento político”. Apuntes para una aproximación a la construcción de una teoría política e ideológica del mismo”, nimio, para el concepto de “momento político” ver RANCIERE, Jacques, Momentos políticos, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, p.11 BADIOU; Alain, El despertar de la historia, Buenos Aires, Nueva Visión, 2012 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 28 Ver BADIOU, Alain, Op. Citado, Capitulo II “La revuelta inmediata”, pp. 23-33.


esa nueva localización donde se produciendo la unificación progresiva de los componentes del pueblo. La ampliación espacial de la localización implica la construcción de una nueva temporalidad, es decir, incorpora a la misma, el tiempo largo, así mismo, una unificación de los reclamos dispares en la construcción de una consigna única. “(...) La revuelta se vuelve histórica cuando su localización deja de ser restringida y, en cambio, en el espacio ocupado funda la promesa de una temporalidad nueva y de largo alcance; cuando su composición deja de ser uniforme, y en cambio, esboza poco a poco una representación del mosaico unificado de todo el pueblo, cuando finalmente, las quejas negativas de la revuelta inmediata pura se ven reemplazadas por la afirmación de una demanda común, cuya satisfacción da un primer sentido a la palabra “victoria”.” 66 Las revueltas históricas dan nacimiento a periodos de intermedio en la historia, momentos donde las soluciones a los problemas de la sociedad son puestos al día, actualización de los problemas que quedaron en suspenso en el periodo anterior, proceso donde se construyen las posibilidad de la necesidad de la política, re-fundación de una Idea, que emerge en el periodo abierto por el acontecimiento, en el periodo de intervalo “la revuelta es la guardiana de la historia de la emancipación”67 El acontecimiento de la revuelta al actualizar los problemas irresolutos del periodo anterior, pone en tensión y cuestiona los mecanismos de legitimidad estatal, aunque en ella no necesariamente esta presente la alternativa de poder al mismo, como veremos mas adelante en el caso de las cacerolas del 2001-2002, lo que si logra es volver existente a la subjetividad construida como inexistente, es la aparición en la escena de una “verdad política”. En el proceso de la revuelta, a través de localización el ser inexistente aparece como existente, es decir, vuelve posible que se establezca un nuevo juicio sobre la intensidad de la existencia del serigual, una visibilidad que puede ser representada de manera universal, es en este caso como podemos pensar la lógica de la consigna “piquetes y cacerolas, la lucha es una sola”, la invencion de una temporalidad nueva que permite la posibilidad de “nombrar el fuera del tiempo del Sujeto en tanto que Sujeto de la excepción”.68 Los acontecimientos políticos-sociales inaugurados en diciembre del 2001, se constituyeron como una fuerte actualización de una serie de problemas nacidos en el periodo del “consenso neoliberal”, 66 67 68

BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 43 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 48, las características de la “Revuelta histórica” se analizan en el capitulo IV. BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 76


los saqueos de las noches previas a los “cacerolazos”, se constituyeron en una “revuelta inmediata”, que se venia pre-anunciado en el contexto de movilizaciones previas de los sectores subalternos, localizada en los espacios periféricos de las grandes urbes, que se fue desplazando por un efecto de imitación, constituyeron la presencia de la subjetividad inexistente otorgándole con el acto de entrar a saquear las mercancías de los supermercados, una existencia, visibilizo de esta manera el rostro de los resultados humanos de las practicas económicas que generaron altos grados de exclusión social, desocupación, los saqueos de esta manera producen la impugnación central de la arquitectura ideológica del neoliberalismo, la cual planteaba que se produciría un efecto distributivo en la forma de cascada desde los sectores beneficiados sobre el resto de la sociedad, este conjuntos de ideas vertebradas en torno a la idea del Estado, como actor ausente en la pugna de intereses en el proceso de redistribución de la riqueza, incorporando al mercado como esfera autónoma y regulador de las relaciones sociales. Como medida para frenar los saqueos el gobierno de la Alianza, decreta el estado de sitio, esto produjo la movilización de los sectores medios urbanos, que con su presencia en la Plaza de Mayo, interpelaron las relaciones de los mecanismos institucionales y de mediación política de la democracia formal, deviniendo y construyendo un imaginario de la posibilidad del ejercicio de practicas de democracia directa, frente la crisis de los mecanismos de representación partidaria, de esta manera, la sospecha se instalaba sobre la relación entre la política y la economía, el lugar de subordinación de la primera respecto a la segunda, la colonización de los lenguajes y las formas de ejercer lecturas sobre lo real en clave mercantil, pero también al conjunto discursivo neoliberal del ejercicio de determinados derechos políticos y civiles como garantía de la existencia las estructuras republicanas y democráticas, del ejercicio de lo político sin estructuras políticas, en este contexto interrogativo sobre las estructuras de funcionamiento formales las practicas extra-institucionales como las asambleas, podían ser leídas en clave de un intento de re-definición institucional de los significantes aplicados al republicanismo y la cuestión de las relaciones expresadas en repúblicademocracia-política-mercado. La Plaza de Mayo se convirtió en una nueva territorialidad, donde un conjunto de reclamos fueron unificándose en la consigna “Que se vayan todos”, de esta manera, la revuelta inmediata planteada por los saqueos, al superar los marcos imitativos y lograr una unificación, en una consigna, de un conjunto de subjetividades que interpelaban al neoliberalismo, produce la puesta en escena de un conjunto de reclamos actualizados que estaban latentes durante el periodo neoliberal. La consigna “Que se vayan todos” abría y era receptora de una multiplicidad de significantes, desde la desconfianza al sistema institucional y sus mediadores políticos, como también significaba


el cuestionamiento de carácter social a las políticas económicas implementadas por los diferentes gobiernos en el periodo 1990-2001, expresión que también podemos encontrar en la otra consigna “Piquetes y Cacerolas, la lucha es una sola”, que intentaba aglutinar el conjunto de tradiciones, experiencias, imaginarios sociales y luchas de los diferentes sectores de la sociedad argentina en el periodo. Se ponía en nuevos marcos de visibilidad a los actores in-visibilizados e inexistentes, se les dio una lectura en clave positiva de los mismos, recordemos que para amplios sectores de la sociedad argentina, los cortes de ruta y calles, eran leídos en clave negativa, desde el nos causan problemas al de definir a los sectores excluidos como “vagos que quieren vivir de la ayuda estatal”, la nueva lectura en clave positiva de ese periodo de los actores intervinientes, permitió la apertura del establecimiento de nuevas formas de anudamientos entre practicas de política económica y sus resultados sociales. De esta manera, los hechos de fines del 2001 y los primeros meses del 2002, pueden ser interpretados como un acontecimiento, que contenía en si las probabilidades presentes para constitución de una nueva etapa política en nuestra sociedad. Si bien es cierto, que hay hay acontecimientos, que son asumidos como rupturas en las temporalidades y el devenir de las sociedades, que producen la emergencia de puntos de fugas, hay interpretarlos en el conjunto de procesos latentes existentes que van confluyendo hacia el mismo, esto no implica una visión teológica del devenir de la historia, el ejercicio de la comprensión e interpretación del pasado, contiene la pregunta del presente sobre el hecho acaecido, es decir, la lectura sobre el pasado permite incorporar las tramas pre-anunciadas, es decir, en la misma, podemos asistir a la capacidad de presenciarlos y constituirse como hecho, la probabilidad presente en cada situación y las posibilidades de su devenir, ese resultado que proviene de elecciones de las subjetividades sociales que en el pasado contribuyeron a la producción del acontecimiento. Lo que nos interesa destacar, y poner en tensión, es sobre el hecho que se convirtió en el acto central, el cacerolazo, y sus devenires en la sociedad, sus formas asambleístas, que es una lectura que permite ocultar ciertas tramas para ejercer un acto de lectura sobre los hechos, diciembre del 2001 es presentado como un acontecimiento de la “gente”, que espontáneamente sale a la calle, y logra la renuncia de un ministro de economía, y luego de la salvaje represión, logra la renuncia del presidente, es decir, una lectura donde los saqueos, o son ignorados o son presentados casi en clave de una irrupción movilizada por sectores partidarios, que en ciertos espacios pueden comprobarse, y no como la construcción de un proceso por el cual las clases subalternas, se convierten en existentes, en esa acción colectiva, en esa “revuelta inmediata”, en la territorialidad del saqueo,


pensemos que se saquearon supermercados, ponían ante los ojos del resto de la sociedad, la presencia de la mediación negada, interpelaban el conjunto de naturalizaciones incorporadas durante décadas de neoliberalismo, nos colocaban ante la pregunta inmediata sobre la justicia, lo ético del desarrollo del conjunto de valores encarnados en la filosofía y en los modos de estar en el mundo, promulgados por los poderes concentrados, una presencia no mediada por los recortes de quienes ejercen el poder de narración de lo real, era un cara-cara con el otro, que en ese acto, mostraba su hambre, el estar en la extrema pobreza, que nos interpelaba sobre la responsabilidad de nuestros actos. Es en el acto por el cual el otro me muestra su hambre donde debemos enfocar el conjunto de procesos que desataron el resto de los acontecimientos, el hambre como detonador, la desesperanza encarnada en la rabia colectiva, sin los saqueos, sin la participación de los sectores populares, como actor social, la plaza no hubiera sido acontecimiento. Con esto quiero expresar, que en el momento de la conmemoración, se presenta el acto final, la plaza, como el acto de inicio de un proceso, como creador del momento asambleísta de un sector de las clases medias argentinas, in-visibilizando el movimiento catalizador de los olvidados, de quienes les arrebataron las voces, de los hambrientos, quienes convirtieron en acto y potencia las posibilidades que estaban latentes en la sociedad argentina. El saqueo, como acto de una nueva emergencia de lo subalterno en el proceso histórico, no fueron solo los ruidos de las cacerolas, ni los cánticos anti-institucionales, quienes realmente pusieron el verdadero fin del modelo neoliberal, fueron los derrotados, que se visibilizan, se convierten en existentes, quienes interpelan la matriz de exclusión generada por las políticas aplicadas durante la década neoliberal, la plaza no fue el momento político que impugno el relato dominante, sino la presencia del verdadero subalterno, los que nada tenían que perder, quienes frente a los supermercados, destruyeron, con ese solo acto, al neoliberalismo, sin voz, con dolor en el estomago, sujetos en condiciones que la historia los había colocado, rompiendo las propuestas por los dueños del poder, sin esa impugnación del silenciado, no se produciría la real interpelación los significantes de una democracia vaciada en su devenir formal. Se intenta construir un relato sobre esas jornadas, cuyo eje central es la plaza, que repetimos lo anterior, permitió la constitución de la revuelta histórica, pero también tenemos que interrogarnos sobre los sentidos que generan la circulación de determinados discursos en la sociedad, si aun seguimos sospechando del saqueo como espacio organizado por la acción de lo viejo, vuelvo a mencionar que determinados aspectos de esa clave de lectura pueden ser tomados en cuenta, frente a la plaza, como el retorno de lo político constitutivo de las clases medias urbanas, germen de nuevas posibilidades de practicas políticas. La plaza como eje central del relato, señala un después de la aparición subalterna en el escenario


urbano, pero es en ese antes de la plaza, hubo una subalternidad que se presenta como el limite del neoliberalismo. El kirchnerismo, es el resultado del periodo de intervalo nacido en ese momento histórico, momento del después donde la acción política se ha clarificado como para presentarse de manera explicita como una alternativa del mundo dominante, aunque, a diferencia de la propuesta de Badiou, el kirchnerismo tuvo que instituir mecanismos a través de la acción política para lograr los apoyos por amplios sectores de la sociedad 69, es también respuesta a los interrogantes nacidos en la plaza, pero principalmente es respuesta, en la acción política de gobierno a las preguntas que emergían de la subjetividad subalterna. Como lo expresó el ex-presidente Nestor Kirchner en su discurso de asunción: “Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en reingeniería que nos permita constar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa. Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona. Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno.” 70

El kirchnerismo, es consecuencia y acto de quienes con su sola presencia, interpelaban el proceso de desigualdad del mercado tomado como centro de la acción política, apertura al nuevo paradigma que nace en el sub-continente. Porque hubo plaza, si, pero también antes, hubo estuvo la presencia del saqueo.

69 70

Para la definición de Periodo de Intervalo ver BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 46 KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner (primer parte), Ediciones Punto Crítico, Buenos Aires, 2011, p. 18. El resaltado es propio.


El rompecabezas del Kirchnerismo. Apuntes para la construcción de una teoría política e ideológica de liberación El kirchnerismo emerge en la sociedad nacional como una ruptura histórica, son momentos políticos que rompen con los paradigmas anteriores, e intentan reconstruir, dar sentido, a nuevos marcos de interpretación e interpelación societal. Los sucesos de fines del 2001 y principios del 2002, plantean una serie de cuestionamientos al orden neoliberal, el primero, el marco de inevitabilidad de exclusión social, desocupación, los saqueos en ciertas provincias, impugnan la matriz central del marco ideológico, que planteaba la distribución vía cascada de los sectores mas beneficiados sobre el resto de la sociedad, ese planteo vertebrador, contiene en si mismo una serie de actitudes a ser cuestionadas, por un lado, la no necesidad del Estado, como institución mediadora entre los intereses en pugna, distribuidor de riquezas, suplantado por la lógica falaz del mercado autorregulador de las relaciones sociales, los piquetes, como acción de visualización del proceso de desigualitario instalado, ponían en tela de juicio, la idea del mercado como respuesta a las ideas del contrato social, de conflicto por pujas distributivas, al quitarle la no neutralidad de una especie de sujeto autónomo de los sujetos sociales que intervienen en el, el mercado era la emergencia de la lógica descarnada del Amo y del esclavo. En segundo lugar, las movilizaciones de los sectores medios urbanos, interpelaban la relación institucional de la democracia formal, la política subordinada a la lógica de la economía, el planteo neoliberal del ejercicio de determinados derechos políticos y civiles, frente al retroceso de los derechos sociales, es decir, no importaba el grado de exclusión que genera la aplicación de políticas neoliberales la institucionalidad republicana podía continuar en funcionamiento, la consigna que se vayan todos interpela en cierto sentido la lógica institucional del neoliberalismo, aunque, si bien se observaban practicas extra-institucionales como las asambleas, lo que se planteaba era una redefinición de republicanismo como forma, una modificación de contenido, se ponía en tela de cuestión la relación republicanismo-democracia-política-mercado. Como podrán notar, en el texto coloque cuestionan, ya que la salida del proyecto neoliberal puede darse por una doble vía: por derecha, la salida duhaldista, o por izquierda, la salida kirchnerista, esta doble lógica de proyectos de país fueron las que emergieron en las elecciones del 2003. El kirchnerismo viene a resignificar las relaciones presentadas arriba, la ubicación central del rol del Estado como mediador no neutral entre clases dominantes, tanto de las fracciones nacionales vinculadas a sectores agrarios, industriales como el poder de las fracciones transnacionales, y las clases subalternas, integradas por un complejo y heterodoxo conjunto de sectores sociales: desde clases medias empobrecidas, desocupados, trabajadores. La ubicación del Estado en su grado de centralidad no neutral es el principal postulado sobre el que descansa la ideología kirchnerista, a


partir de esta posición se reubica ideológicamente como recuperador, restaurador y amplificador de derechos políticos, económicos, sociales y civiles. La política, reconocida ya no como un espacio de consensos entre iguales, sino como espacio de conflicto antagónico, donde las luchas entre las clases se dirimen en la persecución de intereses contrarios, retomando la idea de la política como transformadora de la realidad, es un aporte significativo y central dentro del articulado mencionado en el rol del Estado, no hay solución a los conflictos sin política, por lo cual, el mercado, de la ideología neoliberal, aparece ya no solo como un regulador entre sujetos que emiten un contrato entre iguales, sino un espacio donde las clases dominantes ejercen dominación sobre el resto de las clases subalternas, el mercado, en cualquier lógica de interpretación ideológica es por si mismo un espacio de conflicto político, por lo cual, el rol del Estado es establecer marcos regulatorios sobre los efectos de desigualdad que el mismo ejerce sobre las otras esferas de la sociedad, si el Estado, durante el neoliberalismo, aparecía frente a la opinión publica como autónomo, en realidad era un actor no neutral, cuyo aparato institucional beneficiaba a las clases dominantes, el kirchnerismo, vino a dar vuelta la ecuación, ahora la intervención estatal esta vinculada a la defensa de las clases subalternas, frente a la voracidad animal del capital nacional y transnacional. Para ejercer esta política de no neutralidad estatal, el Estado debe lograr espacios de autonomía frente a los intereses foráneos, de esta manera el proceso de desendeudamiento, logro que el FMI y el BM dejaran de ser participes necesarios de cualquier decisión política interna, y de esta manera se logra la autonomía para imponer las reglas sobre las actividades de las clases dominantes, es decir, al ganar autonomía en respecto a los organismos internacionales, se logra subordinar a la economía a la esfera de lo político. Desde el Estado se ejerce una recuperación de los derechos humanos, no solo en la esfera de la reparación hacia el pasado, sino también reparación en el presente y orientada hacia el futuro. La política de derechos humanos hacia el pasado tiene como eje central la recuperación del papel del Estado como espacio donde se resuelven las penalidades basadas en la violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar, vía el enjuiciamiento de la totalidad de quienes fueron participes necesarios y quienes emergieron como espacios de complicidad civil, ya que esos actos del pasado se proyectan sobre el presente, el caso de apropiación de la empresa Papel Prensa, se convierte en paradigmático, ya que la misma construye un condicionamiento al desarrollo de la construcción democrática, tanto a nivel de régimen político como en practica de derechos políticos y civiles, concentración que impide la diversidad del pensamiento, construye agenda política.


La reparación hacia el pasado, es esencial para la construcción del futuro, recuperando las dimensiones temporales del pasado y futuro, el kirchnerismo rompe el esquema de temporalidad neoliberal, donde el presente, como un continum ad-eternus, se configura como el eje temporal central, sin relacionarse con el pasado, ni proyectarse hacia el futuro, el presente se convierte en legitimador del orden establecido, ya que niega posibilidades de proyectos de superación de la realidad, además actúa como una sutura impuesta sobre un pasado, desconectado del presente. El re-inicio de los juicios, las condenas, son recuperaciones de un pasado, de proyectos políticos, reparación del pasado en el presente, también reparación del pasado reciente, la recuperación de los derechos sociales, recuperación del trabajo, son reparaciones que ejerce el Estado sobre quienes fueron excluidos del sistema por el neoliberalismo. El matrimonio igualitario, como el debate presente sobre el proyecto de ley de identidad de genero, son reparaciones hacia sectores marginados por el proyecto burgués de construcción de la ciudadanía. Así también, la ley de migración nacional, reparadora contra las desigualdades generadas, principalmente, hacia los hermanos latinoamericanos, igualdad entre participantes de la comunidad latinoamericana. Así mismo, se produjo una democratización del uso de la palabra, frente a la palabra concentrada, construida sobre la condiciones del proceso militar, y los negociados del neoliberalismo, de esta manera los sujetos recuperan derechos establecidos en la constitución nacional. De la escritura al hecho. La política de derechos humanos tienen como eje la proyección de igualdad política, civil y social, configurándose como piso sobre el cual se movilizaran las futuras ampliaciones de derechos, es una política de reconstrucción de una idea de ciudadanía ampliada, donde sujeto de derechos es ejercicio de lo mismos por los ciudadanos, bajo las condiciones generadas por la participación del ciudadano. Visión ampliada de los derechos humanos significa recuperar la matriz democrática de las corrientes emancipatorias nacionales y latinoamericanas, ya que pone en tensión la pregunta si la democracia solo es un régimen político, basado en un conjunto de reglas institucionales, o la democracia es un ejercicio superador del mero espacio institucional, volviendo a colocar en simetría derechos humanos, entendidos en su complejidad, y democracia. La institucionalización del proyecto político kirchnerista es una redefinición del régimen político nacional, a través de los canales de la democracia burguesa se reconfigura un nuevo parámetro de democracia popular, basada en que democracia se construye con las posibilidades de sujetos sociales incluidos, autonomía del Estado frente a los poderes facticos, unidad latinoamericana, construcción de una nueva hegemonía, donde se construye una serie nueva de consensos, que encarnar los valores de solidaridad, igualdad, fraternidad con los pueblos oprimidos.


El kirchnerismo como proyecto político en continuo devenir, se construye sobre un conjunto heterodoxo de clases sociales, el debate central es plantear si deviene como proyecto hegemonizado por las clases subalternas, o por los aliados circunstanciales de ciertas fracciones de la burguesía nacional, entre quienes la profundización política del kirchnerismo significa la construcción de un proyecto alternativo, o quienes, buscan mantener las conquistas, ya no como piso sino como techo. La recuperación del debate político propiciado, y las series de tradiciones emancipatorias incorporadas al proyecto político, teniendo como eje central, la tradición plebeya del peronismo, que avanza desde los canales institucionales hacia el cambio de la lógica donde las clases subalternas sean la columna vertebral, no ya solo como sujeto de movilización sino como sujetos de ejercicio de poder, la incorporación de diputados nacionales provenientes de las corrientes internas del kirchnerismo (La Campora, Movimiento Evita, Juventud Sindical) muestran que el debate sobre el proyecto a futuro se encuentra hacia dentro, y se trasladan hacia el afuera. Los ataques constantes de los sectores concentrados nacionales, los sectores patronales del campo, ciertos espacios monopólicos, fracción financiera de la burguesía, dan cuenta de lo que se juega en este espacio conflictivo que es la sociedad política nacional, el kirchnerismo como el hecho maldito del país neoliberal, que al entrar por las grietas abiertas en la historia, vino a poner en cuestión las correlaciones de fuerza entre las clases, poniendo en juego las formas de acumulación capitalista, un proyecto que deviene como interpelador del proyecto de dominación nacido bajo las zonas obscuras de la dictadura cívico-militar, y establecido como estructura bajo los gobiernos de Menem y de la Alianza. El kirchnerismo es un proyecto de liberación nacional democrático, participe de un cambio de época continental, que plantea la Unidad Latinoamericana como eje para liberarse de la hegemonía de los países centrales y sus instituciones de subordinación de los pueblos del mundo. Como dijo la actual mandataria, en el discurso de apertura de hangares de la aerolínea de bandera, si el proyecto político del kirchnerismo no se mantiene en el tiempo, si es derrotado por la derecha cipaya, neoliberal, por quienes vendrán, como siempre lo han hecho, por los trabajadores y las clases subalternas. Profundizar el modelo significa generar los cimientos para que un proyecto político de las clases subalternas nacionales, no devenga en otra derrota frente a los proyectos entreguistas de las clases dominantes.


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de

KIRCHNER,

Cristina,

discurso

pronunciado

el

día

18-06-2008,

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