La perspectiva de los peces

Page 1




La Perspectiva de los Peces



Flor Lรณpez

La Perspectiva de los Peces

diezmil cosas editora


López, Flor La Perspectiva de los Peces, Córdoba: diezmil cosas editora, 201 5. Primera edición, Colección de poesía algún mundo #3 52 pags. 1 4 x 20 cm. Diseño de portada: Diego López Diegoalflopez@gmail.com Ilustraciones: Pamela Torres Facebook: Jenno AMor Diseño de interior y maquetación: Anuar Cichero Flor López, 201 5 Mflorencialopez02@gmail.com http://efeparadise.blogspot.com.ar/ diezmil cosas editora diezmilediciones@gmail.com Córdoba, Argentina.

por Flor López se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional . Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es_AR. la perspectiva de los peces


Un viaje entre las antípodas o la idea del goce corporal en el alma El libro de Flor inicia con dos acápites, uno de Spinoza, en el cual el filósofo nos advierte que el cuerpo no existe para el alma salvo por las ideas de las afecciones del cuerpo. El lenguaje puede instalarse, entonces, como una doble idea en cuerpo y alma, una región comunicante entrambos que se desconocen. Una idea que se procura una inmortalidad desde el pensamiento y el deseo del poeta y desde la tentativa de comunicarse con el alma, inmortal según las religiones. Quizás por ello la primera línea de La perspectiva de los peces nos dice: “Hice un dibujo de mi alma” Rápidamente, Flor nos inicia en la búsqueda. No hay dilaciones, ni vueltas metafóricas, ni complicadas elucubraciones. No. Hice un dibujo de mi alma… mientras bajaba del colectivo, agrega. He ahí la tensión cuerpo – alma que recorrerá el libro durante todos sus poemas y que dará, indefectiblemente, en el viaje pues; aún cuando la poeta se haya lanzado hacia una biografía de la deriva, en este libro hay un viaje. No el de un despreocupado turista que mira con asombro geografías y objetos. Sino, y más, un viaje por las pérdidas, la imaginación atormentada por los borronamientos lineales en la escisión realidad/fantasía, por el deseo sumergido como un bote en el


fondo del río, por ese bote emergiendo como un barco corsario entre las primeras sombras de un otoño a las siete de la tarde para traer (o llevar) al pacífico horario una imagen desconsolante: “El olor a asado del fondo se confunde con el pasado y la / humedad; el ruido a chapa vieja de los autos que mi padre no maneja ni / vende más la redundante sensación de que ese tipo nunca más va a / venir”. En ese poema titulado “Ir y volver y volverse a ir” la poeta va hasta el fondo (o viene desde un fondo) y de un modo inapelable muestra que el viaje es el resultado de la tensión cuerpo – alma, que hay modos de viajar cuyas distancias no son atravesadas por vehículos sino por la tracción a sangre de la experiencia y la permanente fuga en ese “volverse a ir”, pues: “Me veo en los lugares que también fueron mi contorno, mi yo contorno, achino los ojos para pensar el entrecejo se enmaraña con las líneas de la cara y las arrugas / nuevas”. Toda experiencia es en el cuerpo, no tan sólo como el mero suceder de estar vivo y las circunstancias que esto conlleva, sino aquellas donde el sentido de la experiencia no queda atada únicamente al plano concreto de lo visible, como las arrugas mencionadas o las cicatrices, sino, y más aún, en el


plano invisible de la extensión emocional de ese cuerpo: “El cuerpo tiene la longitud del salto sensacional que un día di para dejarme caer”. Es aquí, entonces, que se comienza a definir el espacio donde alma – cuerpo se contornean, tensionan, se sospechan y donde trabaja esta poesía. “Voy hasta el fondo y me empujo, con mis piernas juntas, para darme envión mi cuerpo se traslada en el agua mi cabeza toca el otro lado. . Es tan fácil sentirlo todo desde acá el mundo parece pequeño y abordable”. Los versos anteriores pertenecen a “El corazón de las cosas”, uno de los puntos altos del libro, donde el viaje sucede en el agua, el elemento de los peces; allí, junto a “La identidad con la tierra es otra cosa”, podemos hilvanar algunas respuestas al título del libro, sin dejar de acordar que “La perspectiva de los peces”, además de un bello título, es de una simbología opresiva para quienes caminamos sobre el suelo firme. Cuando las reflexiones, el monólogo (que abundan en estos poemas), se resuelven, hay imágenes de una factura exquisita, de sosiegos o luminosos desasosiegos, si se permite el extraño oxímoron.


La tensión alma – cuerpo da el viaje lírico de la poesía de Flor; en esta ecuación se resuelve una línea potente: “Todos tenemos en el fondo un río”. y, torsionando esa tensión ya dicha, reduciéndola, la poeta afirma: “Yo no lo dije, pero mi casa podría ser también otra canoa”. Y, para afirmar que todo puede desafirmarse o retorsionarse o distorsionarse, dice en el poema “Al costado del río”: “yo podría haber nadado y todo pero no me dejé caer”. Como quedó dicho anteriormente toda experiencia es en el cuerpo y en la extensión emocional de ese cuerpo; quizás esa extensión es el alma a la que Spinoza pensaba que la idea de goce de los sentidos no llegaba y apostaba sólo a las ideas de padecimiento; quizás en esa extensión que realizan cuerpo – suceso se resuelve mucho más que los modos de ser; quizás allí se resuelve la idea de un tránsito, lo que ha dicho Spinoza, con lo que ha dicho César Vallejo en “El alma que sufrió de ser su cuerpo” donde puede leerse: “Tú das vuelta al sol, agarrándote el alma”, con lo que insinúa Flor López, aún cuando en casi todos los poemas la idea de “afecciones del cuerpo” nocionándose ante el alma sea una constante, en la


enorme excepción que es el ya mencionado “El corazón de las cosas”, donde el goce se instaura en el cuerpo de un modo sublime y “es tan fácil sentirlo todo desde acá/ el mundo parece pequeño y abordable”. “cuerpo-canoa que convive con el cuerpo-pez cómo será posible eso el devenir ha consistido en nombrar la corriente, aprender a pronunciar las palabras sin mirar ni reconocer del / todo”. En ese “el devenir ha consistido en nombrar la corriente” se encuentra toda la fe de ese intento y mucho de la poética de este libro. No he querido en este prólogo establecer la confusión de alma en lugar de mente que se atribuye a las traducciones de Spinoza porque, en el fondo, la poesía de Flor zanja de modo impecable esa diferencia. Si la esencia del pensamiento de Spinoza se resuelve en que “la verdad del pensamiento no radica más que en su capacidad de expresar de modo eficiente el acontecer de las cosas, los seres y los hechos”, la oposición y búsqueda poética de este libro queda justificada en el intento de que el alma tenga también la idea de goce. Y en las imposibilidades y redundancias del yo poético al dibujar, decir, su alma: “saqué un papelito en medio del Bulevar e hice un dibujo abstracto de mi alma pero esa parte no la pude dibujar”. La perspectiva de los peces es un libro donde nada de lo

que se dice está seguro, todo es blando, todo está atravesado


por un velo, por oleadas donde la pregunta se deshace. Pero es un viaje y se parece a la existencia o busca parecerse, que es lo mismo. Un recorrido lírico por la tensión cuerpo – alma en la versión de antinomias y, por ende, un paseo por los lugares donde éstas se tocan. Y nos dicen. Y nos duelen y nos gozan. Jotaele Andrade


Para Diego



Tengo una red, me voy a cazar, como a mariposas el agua del mar, aparto la espuma, quito la sal, queda un agua de alas que ahoga y vuela el mal. Gabo Ferro

receta para el hechizo para la mañana del primer día del tercer año

El alma humana no conoce el cuerpo humano mismo, ni sabe que éste existe, sino por las ideas de las afecciones de que es afectado el cuerpo. Proposición XIX Spinoza, Ética.



Hice un dibujo de mi alma blanca. Mientras bajaba del colectivo saquĂŠ un papelito en medio del Bulevar e hice un dibujo abstracto de mi alma pero esa parte no la pude dibujar.

17


Etiquetas anoche soñé con una caja de madera sin ventanas un cachorro y mi padre. los instrumentos no existían y había mucha comida casera que nadie comió. había una ambulancia y un tipo que moría. la caja sin ventanas no se había agrandado, sólo entraba más y más gente. hoy a la mañana alguien me dio siete fotos y un atrapa-sueños. colgué en mi pared un barco de madera pesado. lo veo colgando y me saca la rabia. hoy a la mañana también era mi cumpleaños. Balsa sin remos flotando en un rio al sur

es una frase que me llevaría lejos.

18


Algunas imágenes como estas Algunas imágenes como estas se pueden reconstruir / fácilmente. Desde el fondo de la casa, el viento sacude las hojas de los árboles. Todos los arbustos que pueblen ese patio. Cuando está oscuro no nos miran todos los que habitan estas infinitas gramillas siguen su paso estricto y lento. Programadas como las hormigas tejen en formas impensadas las guardas que configuran un hogar. Atrás de los ligustros se cuela la historia de los perros muchos de ellos pasaron por nuestras manos y se fueron a ser vagabundos en otras tramas. No todo es imaginación ni relato, algunas violencias a la tierra han permanecido sin poder ser / verbalizadas tan pronto. De nuevo, otra historia-shock: fantasía y todo lo que se construye alrededor de las fotos. No mientas princesita de las muñecas, vos sabes que nunca te quise ni te elegí. Te vistieron y te pusieron a decorar todo lo que tenía que ver / conmigo pero yo no te elegí, sabes que no lo hubiera hecho nunca. Hay redes que se destejen con el tiempo otras que permanecen oscurecidas por un par de historias 19


para contar a los demás. Desde el poema no sueño con ello ni con nada. Soy cada día un soplo, un viento ágil del sur.

20


A los títeres Hace unos años tenía la impresión de que el mundo era de una manera. Que después de un tiempo se podía ser grande y elegir algunas cosas: Tener una honda, comprarme, cuando quiera, todo de la vitrina, usar los objetos peligrosos, y poder estar siempre cerca del mar. Viviría con amigos en una casa con un techo de cúpula y vitraux La gente no me conocería tanto pero yo sí, y ya no tendría que fingir. Nadie me dijo que también a esos años se suele sacrificar la magia. Hace unos años tenía la impresión de que el mundo podía ser sólo de esa manera. Todos los árboles serían el árbol y se podrían escalar, ser un chico, una chica un chico-chica salir de compras con un short y medias, y viajar. Hace algunos años la vida tenía un hilo conductor naranja flúor 21


por lo visible a lo lejos, y por la mala combinación. No se hablaba de los traumas ni de los ancestros. La creación era limitada a un par de golpes de un padre loco y frenético. Después dejamos todo eso para dedicarnos a los títeres, no te creas que fue fácil eso de soltar.

22


La seguridad que esos objetos nos confieren Una casa que luego sería la mutación de un deseo. Una casa transitada de lado a lado que quedará siempre como / la primera, adentro todos los muñecos. No te veo, sé que estás ahí pero no te veo. Una percusión me invade y viene con ella la imagen mental / de una carroza hundiéndose en el mar. Mientras tanto, los ojos de los muñecos juegan con los míos, / lloran se mueven en lo que yo considero una imaginación de otro / planeta, puedo mover los ojos con ellos pero no puedo llorar con ellos. Amarrados a la carroza los caballos se sumergen también y yo vuelvo a pensar que el sonido ese que invade es de la / carroza buceando sin voluntad en las profundidades pero me confundo. Tirar cuesta arriba batallar la gravedad. Todo lo que nos separa de esa primera casa donde han estado / siempre los muñecos y la seguridad que esos objetos nos confieren. Entre tanto, lo que me dijiste es verdad, puede que sea verdad, 23


juego en mi mente con lo que me dijiste alguna vez caminando al costado del mar: Mirar el mundo desde infinitas perspectivas como los / muñecos que tienen otro mundo. Los oídos se me tapan por la supresión del oxígeno natural y desde aquí dentro casi no puedo escuchar la percusión. Ahora sí, juro que no te veo, que no te he visto nunca más desde aquella parada de estación / cuando subiste para en realidad volar, no te veo, solamente siento de vez en cuando, que la carroza se detiene pierde presión y empieza a flotar y el zumbido persiste y el corazón late.

24


Ir y volver y volverse a ir En la casa es otoño en la casa de paredes altas y gastadas por el tiempo y sus / historias. En la casa de habitaciones gigantescas con techos / inalcanzables en los oficios exóticos de los veranos. Es otoño y es abril, afuera la luz del sol empieza a caer a eso de las siete, Mirá que rápido le digo, a eso de las siete. Nos vestimos con ropas intermedias nos sacamos, nos ponemos. El olor a asado del fondo se confunde con el pasado y la / humedad; el ruido a chapa vieja de los autos que mi padre no maneja ni / vende más la redundante sensación de que ese tipo nunca más va a venir. Hay cuerpos que han sido siempre extranjeros a los vientos / aledaños y a las canoas designadas. Sin embargo hoy el tiempo parece no sosegarse en sus revoluciones diacrónicas. Me veo en los lugares que también fueron mi contorno, mi yo contorno, achino los ojos para pensar el entrecejo se enmaraña con las líneas de la cara y las arrugas /nuevas, llego a una conclusión provisoria: Las hojas caen acá siempre con el mismo temperamento. Eso, en estos tiempos, funciona como un silbido de continuidad atenuante. 25


Ir y volver y volverse a ir en un juego de divertimentos, en eso aparece tambiĂŠn la frase del primer autor: JotaCĂŠ diciendo que el amor es como un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del / patio.

26


Mientras estoy aquí Mientras estoy aquí el mundo sigue su curso en otros lados, parezco eximida de eso y sin embargo aún puedo pensarlo. En esta casa, las cosas tienden a quedarse quietas no siempre pasa pero uno podría seguir el curso progresivo con que avanza la mancha de humedad en la cocina no perderse ni un mínimo detalle aunque también salga de compras y haga cosas Lo que quiero decir es que en esta casa hay otro tiempo y casi siempre todo parece estar como uno lo ha dejado. Mientras estoy aquí el mundo sigue siendo distintas cosas en otros lados pero yo no he podido sacarme de adentro esta parte de mí que parece de otro mundo que se queda quieta con esta casa esa parte del mundo que terroríficamente no avanza que no se exalta por el viento húmedo y templado una parte del mundo que no sale en las noticias pero que / sigue en mí. Mientras estoy aquí puedo sin embargo muchas otras cosas como soñar de nuevo con los caballos sumergiéndose en el / mar profundo , con las canoas y la colina transitada cuesta arriba en busca de / mí, y con vivir cerca del agua y nadar muy lejos. 27


Ese tipo de sueĂąos no se me ocurren en otros lados sĂłlo cuando camino en este patio verde.

28


De vez en cuando De vez en cuando vuelvo a soñar con los perros no ladran porque eran pequeños cuando los conocí entonces así quedaron en mi memoria. Cuando traigo a la realidad a los perros aparecen también las / calles de tierra, el sol radiante en las mañanas de invierno, las mandarinas caídas y reventadas en el suelo de cemento, la cara de mi padre, el miedo, viene con todo ello el sonido del Falcon que se estaciona en la / vereda la chapa mojada la humedad el ahogo del aire que falta en el pecho que no está. sentir que eso nunca se podrá terminar que aún la muerte repentina dejará sus marcas.

29


Sentados en el patio Sentados en el patio mirábamos fijamente la forma que había dejado la parra en la / pared. Era de noche y estaba fresco, comenzaba el invierno en la Argentina, de acá a poco tendríamos un Mundial, y para entonces, el frío habría llegado a todos los lugares de este país. La parra dejaba ver una marca verde, que esa noche se leía / como un pez. Mientras nos acomodábamos los guantes de lana nos mirábamos de vez en cuando de reojo, pensábamos que cualquier momento sería oportuno para / decir algo pero no, preferimos dejar que pasara el tiempo y pensar en la forma del símbolo.

30


Hay un aire familiar que encuentro en el viento La gente aquĂ­ habla del viento norte todo el tiempo Sin embargo yo camino el centro recto y pienso que estamos en el sur que casi nadie repara en ello El viento sur que me entrecorta la respiraciĂłn en invierno el viento cargado de los algarrobos del centro un viento ĂĄgil.

31



Fabricar una canoa con la que pueda nadar sobre el agua y tambiĂŠn sumergirme





Qué iba a saber yo Qué iba a saber yo de tiempos y anacronismos de figuras encerradas en las mismas cosas que se hunden, de realidades que se iban a superponer una y otra vez como pliegues, unas aletas de pez de tamaño mediano. Con qué historias podría identificar aquella gran historia que luego iba a quedar como figura de impresión saturada en las situaciones cotidianas, en los movimientos corpóreos. La visa tatuada en un papel de pasaporte para alguna vez volver. Los campos sin nombres re memorables, los lugares a los que hoy sola no sé llegar. Con qué herramientas iba a moverme de acá para allá con la vista para afuera la mayoría de las veces. Algunas cuentas pendientes y marchar hacia adelante mirando un horizonte lleno de casas y cabezas y estructuras de cemento con las que aplacaría algún día mi falta de deseo o nuestra demencia senil. El principio de la historia, la longitud de la historia. Qué iba a saber yo. Cuando me revolcaba en mis dos plazas pensando en paraísos posibles dentro y fuera de mí, que el orgasmo infantil es una medusa 37


que hay que dejar de mirar. Simplemente, darse una vuelta otra vez hacia el horizonte. Entonces, mi casa sería de techos altos y proporciones gigantescas es como lo hubiera elegido yo de todos modos. El capítulo escoge en el momento examinar dos variantes / mayores. El gran amor es esa otra gran historia. Por lo pronto, la corazonada se queda supeditada a aprender y dejar ir. Todo eso, en lo que consistimos, tiene ahora otro nombre. La representación carcome al sentido, la ocupa y se pone a significar más allá de las fronteras donde también hay casas y cabezas y verificaciones de / exactitud. y todos los seres del mundo alrededor de las aguas de algún / mar.

38


La identidad con la tierra es otra cosa La identidad con la tierra es otra cosa, en la huerta las tardes son húmedas y blancas. Es un lugar simpático para los no aledaños, ahí con Mary jugamos como siempre, Sin embargo, veo resurgir sus células por instantes. Mary nunca es la misma aun siendo Mary. Cuando baja el calor del resplandor nos quedamos mirando / las hojas nuevas que surgen de los márgenes de otras hojas. Por rutina, tal vez, siempre nos evocan la misma frase: Mirálas, parecen más verdes y fuertes.

Es la monotonía del amor, el placer de lo mismo. Mirar crecer la hoja. Con Mary conocí esa capacidad flotante: estar por encima de mi tierra y sentirme parte.

39


El corazón de las cosas El corazón de las cosas nada a veces conmigo nadar sin moverse del todo sumergido en una pileta de lona emparchada. Voy hasta el fondo y me empujo, con mis piernas juntas, para darme envión mi cuerpo se traslada en el agua mi cabeza toca el otro lado. . Es tan fácil sentirlo todo desde acá el mundo parece pequeño y abordable, saco la cabeza y el patio sigue en silencio adentro se preparan para una fiesta a la que voy a asistir aunque no quiera. Mi voluntad se negocia siempre en estos lugares sin embargo puedo darme el lujo de que algunos días sumergido en el agua tibia el corazón de las cosas nade conmigo.

40


Los peces no se agitan porque sí I De pronto la energía baja su dimensión, se reduce a átomos, alaridos, uno que otro espasmo y nada más. En mi cuaderno aparece dibujada con lápiz una canoa. II Una ciudad que tiene en el fondo un río Todos tenemos en el fondo un río. III Las casas de los hombres y de las mujeres son para mí algo / extraordinario yo no sé nada de esas cosas no sé cómo se hacen las casas cómo se ponen los ladrillos ni tampoco qué material es más conveniente. Una vez me subí a una canoa que creía que era mía. Una chica me enseñó a remar y yo creía que era mía. Pero después hubo que devolver la canoa donde yo había navegado era pequeño 41


y daba la impresión de que no existía nada más allá. IV Hubo un tiempo en que la energía del cuerpo se medía según la extensión de las aguas, el radio de las gotas que salpicaban nuestra cara cerca del mar. V Ahora tengo un montón de años y muchas cosas viejas acumuladas muchas cosas de otras casas. VI Los mares que he navegado tienen la misma particularidad: las casas sólo se pueden ver en perspectiva VII En esta ciudad con río viven todos juntos los peces aunque no lo saben pueden respirar aquí un ambiente diverso a su hábitat de mar pero pueden respirar aquí. No me acuerdo cuándo me apropié del todo de mi canoa pero su circulación me hace pensar en esta ciudad con río donde está la casa que aunque no es mía nunca he podido dejar de nombrar como tal. 42


IX Las canoas no navegan en las casas siempre circulan a su alrededor les dibujan el contorno. Yo no lo dije, pero mi casa podría ser también otra canoa. X Por qué no. XI Desde estas canoas el mundo tiene la perspectiva de los peces Los ojos giran, se transforman en tantas vueltas El cuerpo se desploma en el ambiente Desde estas canoas nada parece material ni concreto ni siquiera los elementos con que se conforman las cosas. XII Ahora la energía que sube y baja su dimensión suprime también la idea Sobre esta balsa cóncava veo caer la tarde el día, la noche todas las estaciones que contienen el tiempo. Veo también a hombres boquiabiertos que nunca conocieron / a los peces 43


veo tantas cosas desde esta balsa de madera que naufraga mirando siempre al sol.

44


Me pregunto Me pregunto qué pensarán los peces cuando nos ven a nosotros remando. La cara arrugada en la parte de la frente, la piel toda junta que también hace fuerza. Es cierto que desde esta casa pocas veces fantaseé con la idea de la canoa la propia. eso es algo que aparece de repente como una revelación. Sin embargo siempre tuve presentes a los árboles del patio. Ahora no están todos algunos fueron sacrificados sin que yo tuviera conciencia de / ello. Pienso que sus troncos podrían haber sido aprovechados para algo, pero en realidad no lo sé. En aquel momento jamás hubiera imaginado que ese montón / de madera perforada podría / llevarme a algún lado hoy creo que sí y conservo como un tesoro ese pensamiento.

45


Desde esta canoa Desde esta canoa el mundo parece otra cosa mi casa, mis amigos, los animales con que mis amigos afrontan el mundo todo en este vaivén que instala el río. Ahora, la estructura de madera ya no es dueña de sí yo puedo apenas controlar la canoa que me hace creer por momentos que es dueña de sí. Pero no, es el río o tampoco es el río. A veces pienso que nunca lo sabremos, y que tampoco nunca se me ha ocurrido levantar la mirada al cielo y preguntarle a / mi padre si él ha conseguido averiguar algo más. Siempre me quedo mirando de forma recta el horizonte, sin intentar inclinación alguna para no exaltar a los aledaños Sin embargo agradezco que, incluso con esta perspectiva, en la canoa marrón y un poco amohosada que he elegido todavía se pueda ver de alguna forma el mundo.

46


Después de un esfuerzo Después de un esfuerzo arrastré mis pies por la tierra mojada toqué mis costados para asegurar que tenía todo lo que necesitaba y respiré profundo La canoa que había construido estaba cerca, con convicción de alcanzarla, agarré el remo miré a mi costado, y la vi con el otro remo colgando de un modo novedoso para / mí. Consideré que la próxima podría ensayar esa contorsión /entre la madera y mi cuerpo, que tal vez ya estaría preparada incluso para eso. Todavía había neblina esa madrugada me froté los ojos y pensé cómo sería entonces la canoa ¿Se sentiría igual su ritmo en el agua? ¿Cómo sería descender una cascada con tanto peso? En el camino con la tierra mojada a veces me aterraba simulaba entonces el dolor de una pierna o el cansancio de uno de los brazos por el cargamento entonces paraba y usaba esos momentos para verificar que todo estuviera en el lugar que yo pensaba, incluso ella. Eso me daba confianza para seguir adelante La niebla de a poco fue bajando y la canoa apareció en el horizonte Todavía estaba parada en el mismo lugar de siempre 47


ahí mi corazón se agitó sentí una fuerza interior por regresar al lugar que yo había construido Respiré hondo de nuevo, pero ahora había otro aire. Hacía horas que nadie decía nada el camino era largo y tedioso pero a mí se me había calmado la incertidumbre. Con la canoa de frente, casi por llegar vuelvo a girar a mi contorno puedo observar unas pisadas que habían quedado marcadas en el barro pero ella no estaba por las pisadas podía reconstruir el momento en que había / desertado el viaje en este tiempo me había convertido en una experta en esos / caminos en llegar sola al lugar de origen. Abordé finalmente la canoa, la limpié un poco estuvimos unas horas juntas pero preferí no deslizarla en el agua tenía una sensación helada que esta vez el viaje no me iba a calmar.

48


Al costado del río

yo podría haber nadado y todo pero no me dejé caer. Al costado: un río, la representación de un salto sensacional en el que un día si me lo proponía podría haber nadado y todo pero no me dejé caer. El cuerpo tiene la longitud del salto sensacional que un día dí para dejarme caer al costado del río. Sí.

49


El momento irrenunciable en el corazón de las cosas Hay un momento irrenunciable en el corazón de las cosas los peces pueden verlo simplemente porque han estado desde / el nacimiento de todo esto, cerca del mar o no El vaivén de la arena, la brisa superior todo eso nos da cuenta de que también podríamos ser como / ellos. pero no, Parecen tan pequeños La corteza de la vida se desprende de a poco a medida que avanzamos en el trayecto la canoa madera que al sol interpuesta ha hecho extrañeza en el cuerpo cuerpo-canoa que convive con el cuerpo-pez cómo será posible eso el devenir ha consistido en nombrar la corriente, aprender a pronunciar las palabras sin mirarlas ni reconocerlas del todo.

50



Para los títulos y cuerpo del texto se utilizaron las tipografías Avenir y Garamond, respectivamente. Diseñamos y maquetamos con software libre mientras suena de fondo una canción de Low Roar. Encuadernamos cada ejemplar artesanalmente, en casa y con la mayor prolijidad posible. Si (así) desea, copie, pegue y viralice este libro.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.