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Mayo, el mes de las flores…también en la cocina

Caléndulas, jazmín, rosas o crisantemos. Hoy día, las flores abandonan la huerta y son protagonistas de las mesas más innovadoras. Aprende qué beneficios para la salud aportan, además, estas flores comestibles y ¡disfruta de nuevas recetas!

Las flores se usan en gastronomía para acompañar carnes o pescados y, así, aportar un toque disruptivo y original. Pero esta explosión de sabor y fragancias, es también una opción más que saludable. Si se escogen las flores comestibles adecuadas, un extra de vitaminas A y B, minerales, proteínas y aminoácidos muy beneficiosos para la salud.

Esto que parece una nueva moda, en realidad no lo es tanto. Ya culturas como la andalusí o la japonesa usaban flores en sus recetas. Ahora, son los propios chefs los que cultivan en sus cocinas (y huertos), estos pequeños tesoros. Pero, no todo vale. Hay que saber qué flores son comestibles y, sobre todo, qué parte es la que se puede consumir y cómo hacerlo.

Entre las flores más habituales en cocina destacan las rosas, amapolas, violetas, tulipanes, o crisantemos. Cada flor tiene su propio sabor y aporta unos matices distintos a las recetas. Por ejemplo, la flor de Hibiscus. De ésta se utilizan los pétalos que se cortan y se deshidratan para preparar infusiones. La mayoría de flores comestibles se presentan en crudo, pero hay algunas que se pueden cocinar como la flor del calabacín o el tulipán.

Las flores comestibles aportan muchos beneficios para la salud ya que son ricas en vitaminas A y B, minerales y proteínas

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