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Fresas, la fruta estrella de la primavera

Las fresas son una gran fuente de minerales, ácido fólico, vitaminas E y C y una de las estrellas, hasta julio aproximadamente, de las fruterías. Previenen trastornos vasculares, retrasan el envejecimiento cerebral y son bajas en azúcar.

Las fresas son una de las frutas más esperadas en primavera. Son la primera de las bayas que llega a los mercados. Destacan por su color rojo, su textura, su aroma y su sabor refrescante. Además, son muy versátiles y suelen agradar a todos los miembros de casa, incluido a los/as más pequeños/ as. Pese a que se asocian a los postres de manera natural, pueden ser un ingrediente estrella en gazpachos, batidos y ensaladas.

Y, a su vez, son muy beneficiosas para la salud. Las fresas son ricas en antioxidantes y minerales como el magnesio y el potasio; y aportan una alta cantidad de vitamina C, B y ácido fólico. Las fresas son además ricas en antocianinas, los compuestos químicos que dan color a las fresas y que ayudan a mantener en buen estado las paredes de los vasos sanguíneos. O lo que es lo mismo, los pigmentos que previenen de trastornos vasculares y mejoran la función de las plaquetas.

El 90% de una fresa es, aproximadamente, agua. También es una fruta baja en azúcar. Por lo que, son muy recomendables en dietas para bajar o controlar el peso. Asimismo, previenen la aparición de enfermedades cardiovasculares, mejoran la capacidad antiviral, y retrasan el envejecimiento cerebral. Finalmente, se ha comprobado la presencia de ácido salicílico en estas frutas, el mismo componente de las aspirinas, que tiene una acción antiinflamatoria.

Cómo escoger las fresas

Como todas las frutas y verduras, las fresas tienen su temporada. En España suele ir de febrero a mayo, alargándola de enero a junio si se habla de fresones, una variedad más grande y carnosa. Hay que tener en cuenta a la hora de comprarlas que su tamaño no define su calidad. Por norma general, los fresones más grandes suelen ser más acuosos e insípidos. También hay que fijarse en su maduración: si todavía están verdes, las fresas no serán tan sabrosas. Y, además, comprobar que la parte blanca no sea muy grande.

Una vez en casa, hay que conservar las fresas en el frigorífico, y a ser posible en un recipiente cerrado para evitar que impregnen con su aroma a otros alimentos. Su duración es solamente de unos días y se desaconseja congelarlas.

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