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Templo Mayor

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Cuicuilco

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CENTRO DE LA VIDA POLÍTICA Y RELIGIOSA DE LA SOCIEDAD MEXICA TEMPLO MAYOR

Para los mexicas, el Templo Mayor ocupaba el centro del universo y por esa razón no podía ser cambiado de lugar. A ello se debe que cada vez que querían agrandarlo, se construía un nuevo edificio sobre el anterior conservando las mismas características fundamentales, es decir, dos capillas en la cúspide y escalinata doble en la fachada principal. De esta manera se procedió, al menos en siete ocasiones.

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El recinto del Templo Mayor albergaba no sólo el templo doble dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli, el cual puede ser admirado hoy en día. También estaban ahí la llamada Casa de las Águilas, el Templo de Ehécatl, el Tzompantli, el Juego de Pelota y el Calmecac, entre otras edificaciones.

Una de las piezas más admiradas en esta zona es el relieve de la Diosa Coyolxauhqui, localizada al píe de la escalinata que conducía al adoratorio dedicado a Huitzilopochtli. El monolito representa a un personaje femenino desmembrado, lo que recuerda el mito mexica sobre el nacimiento de su dios titular Huitzilopochtli en el Cerro Coatepec. Según el relato, el embarazo de la diosa Madre Coatlicue enfureció a su hija Coyolxauhqui y a sus cuatrocientos hijos, los Centzonhuitznahua quienes deciden matarla. En ese momento nace Huitzilopochtli, quien defendiendo a su madre decapitó a su hermana y despeñó su cuerpo desde lo alto del cerro, lo que produjo un desmembramiento. Luego persiguió a sus hermanos y los exterminó. Este y otros mitos eran recordados a través de rituales y ofrendas en cada uno de los templos del

recinto sagrado, siendo una fuente importantísima para el conocimiento de la religión y cosmovisión mexicas. Cronología: De 1325 a 1521 d.C. Ubicación cronológica principal: Posclásico Tardío.

La zona arqueológica del Templo Mayor comprende 1.2 hectáreas, predominando sin duda el edificio religioso más importante de Tenochtitlan, dedicado a Huitzilopochtli, dios solar de la guerra, y a Tláloc, el dios de la lluvia. Sin embargo, en sus inmediaciones se rescataron otras construcciones relevantes: hacia el norte tres adoratorios de menor tamaño, entre ellos un Altar Tzompantli y uno de dos templos rojos dedicados al dios Xochipilli, así como la Casa de las Águilas, de mayores proporciones; hacia el poniente, y muy cerca de donde se encuentra el museo, pueden apreciarse los vestigios parciales de la gran plataforma que limitaba al recinto sagrado de México-Tenochtitlan por sus cuatro costados. Finalmente, hacia el sur se halla el segundo de los templos rojos consagrados al dios Xochipilli, los cuales por cierto imitan el estilo arquitectónico teotihuacano.

MONOLITO DE TLALTECUHTLI

“El Señor o Señora de la Tierra”. Se trata de una pieza tallada en andesita de lamprobolita, roca volcánica extrusiva de tonalidades rosáceas y violáceas. Al tratarse de la versión femenina de esta deidad, destaca su posición de parto natural.

Sus grandes dimensiones hacen de Tlaltecuhtli una pieza espectacular, ya que mide 4.17 por 3.62 metros, mientras su espesor es de 0.38 metros y alcanza un peso de 12 toneladas.

El recinto sagrado prehispánico era una gran plaza de forma cuadrada, de aproximadamente 350 x 350 metros, cuyo piso estaba formado por losas de piedra y que alojaba en su interior, de acuerdo con la obra de fray Bernardino de Sahagún, 78 edificios y lugares dedicados al culto religioso, de los cuales unos 36 se han podido detectar arqueológicamente incluyendo altares, el juego de pelota, el templo semicircular dedicado al dios EhécatlQuetzalcóatl, el Calmécac, uno de los edificios llamados Cuauhxicalco y el Templo del Sol, entre otros. Este amplio espacio, como ya se dijo, estaba separado del resto

de la ciudad por una gran plataforma con escalinatas hacia ambos lados y de él partían las tres grandes calzadas que a su vez comunicaban la ciudad con la tierra firme: hacia el sur la de Iztapalapa, hacia el poniente la de Tlacopan (Tacuba) y hacia el norte la de Tepeyac. Los únicos que tenían acceso permanente al recinto sagrado eran los sacerdotes, guerreros, gobernantes y estudiantes del Calmécac; la gente común sólo tenía permitida la entrada durante la celebración de las fiestas cívico-religiosas, convirtiendo al recinto en un verdadero centro de convivencia masiva.

“La adornada de cascabeles”. En la mitología nahua, Coyolxauhqui era hija de la diosa madre Coatlicue y hermana y líder de los dioses de estrellas Centzon Huitznáhuac. Cuando Coatlicue quedó embarazada de Huitzilopochtli, Coyolxauhqui y sus hermanos planeaban matar a su madre al considerarlo deshonroso, por lo que Huitzilopochtli la descuartizó y arrojó su cabeza al cielo.

Se trata de un monolito de cantera, de 320 cm de diámetro, con forma de escudo, y se piensa que por la forma redonda de la piedra, similar a la luna llena, ésta encarna a la diosa lunar.

El Templo Mayor o Gran Templo de México (denominación empleada por fray Bernardino de Sahagún) fue el más importante recinto sagrado de México - Tenochtitlan.

El templo comprende una serie de construcciones, edificios, torres piramidales o cúes (adoratorios indígenas) a las que el cronista Toribio de Benavente describe como una gran cepa cuadrada y esquinada coronada por uno o dos altares) y un patio cercado por un muro en el cual se abrían unas puertas que daban acceso a las calzadas principales de la ciudad.

En la actualidad a la principal torre de todas (que tiene dos adoratorios, dos teocalli) se la conoce como Templo Mayor (Huey Teuccalli ‘Templo Principal’ en náhuatl) y al espacio donde se ubicaba, como Recinto del Templo Mayor.

En el Recinto del Templo Mayor confluían los aspectos más importantes de la vida política, religiosa y económica de los mexicas. En él tenían lugar desde las fiestas que el tonalpohualli marcaba hasta la entronización de los tlatoanis y los funerales de los gobernantes. Era el centro simbólico de la gran red tributaria del Imperio Mexica, un lugar en donde se reunían las ofrendas sagradas y depósitos funerarios; un adoratorio a las deidades de la guerra y la lluvia; un símbolo de los logros de los aztecas ante sus enemigos.

Los templos gemelos coronan la base piramidal reflejan la antigua y persistente visión cosmológica de una serie de oposciones

La escultura conocida como el “Guerrero Águila” encontrada en La Casa de las Águilas, edificio religioso ubicado al norte del Templo Mayor. Los estudios del doctor Leonardo López Luján dan otra interpretación a estas figuras, llamándolos Hombre Águila, que representan al sol ascendente, o al Tlatoani que nace después de su elección como gobernante.

coincidentes, entre ellas: cielo / tierra, sequía / lluvia, solsticio de verano / solsticio de invierno y los cultos a los dioses Tláloc – Tlaltecuhtli /Cihuacóatl-Coatlicue Coyolxauhqui.

Cada uno de estos dos altares del Templo Mayor estaba dedicado a un dios (o a varios), a Huitzilopochtli del lado izquierdo (sur), donde se encuentra el monolito de Coyolxauhqui. El otro altar está dedicado a Tláloc y a los Tlaloques, del lado derecho (norte) donde está el Chac Mool. Al lado de éste se encuentra la piedra de los sacrificios.

Y cada una de estas 78 construcciones, sean torres o edificios, que formaban parte del gran templo de México tenía un nombre. En cada ciudad del México prehispánico solía existir un recinto delimitado con este tipo de construcciones y destacaba el templo dedicado al Dios Huitzilochtli denominado «tlacatecco».

SERPIENTE CON EL CUERPO ONDULANTE

Las serpientes que se cierne en el templo mayor en el mero corazón del zócalo de la CDMX, son hermosas y amenazantes esculturas que alguna vez estuvieron al pie de las escaleras de una vasta pirámide dedicada a Huitzilopochtli, el dios de la guerra azteca con un insaciable apetito de sangre. Entre las historias que se cuentan, se dice que los aztecas practicaban el sacrificio humano en una escala épica. Los enemigos capturados en asaltos de guerra y escaramuzas fueron llevados a diario al templo, pintados de azul con un pigmento mineral, y luego conducidos por las serpientes de piedra para subir los escalones. Una vez que los prisioneros llegaban a la cima, el sumo sacerdote arrancaba sus corazones con un cuchillo y se dice, que aún latían cuando eran expuestos para darlo como ofrenda al sol y al cielo.

HUITZILOPOCHTLI O “COLIBRÍ ZURDO”

Es el dios de la guerra, advocación solar y patrono de los mexicas. Bajo su tutela, este pueblo se convirtió en el más poderoso del ámbito mesoamericano durante el periodo Postclásico.

Era hijo de Coatlicue, hermano de Coyolxauhqui, la Luna, y de las estrellas, los Centzonhuitznahua, todos ellos dioses de inspiración mexica. Su sitio tan relevante en el Templo Mayor, da cuenta de la importancia que Huitzilopochtli representaba para los mexicas: la guerra y el tributo como parte del sustento económico.

TEMPLO MAYOR Y MUSEO DE SITIO Seminario Núm. 8, Centro Histórico, CDMX C.P. 06060 (a un costado de la Catedral) Teléfonos: 4040-5600 Ext.412930, 412933 y 412967 www.templomayor.inah.gob.mx

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