Evangelizar Revista de Ayudas Pastorales
Diócesis de Sonsón-Rionegro
Hoy tengo que alojarme en tu casa Domingo XXXI
Para Dios todos están vivos Domingo XXXII
Cuidado con que nadie los engañe Domingo XXXIII
Cristo Rey del universo Domingo XXXIV
Nov. de 2013 | N° 6
SUMARIO A LOS SACERDOTES
Mons. José David Henao Marín
Sacerdotes diocesanos para la misión universal.
LITURGIA DEL DOMINGO Pbro. John Jairo Olaya Ballesteros
Domingo XXXI Domingo XXXII Domingo XXXIII Domingo XXXIV
FORMACIÓN DOCTRINAL
Pbro. Luis Javier Otálvaro Álvarez
Deberes frente al don de la fe. La fe es comienzo de la vida. La fe es un acto eclesial.
NUESTRA REALIDAD
Mons.Gilberto Muñoz Ospina
La locomotora minera y las microcentrales
CONTROVERSIAS RELIGIOSAS Pbro. Oscar Chalarca Giraldo
Pobre Iglesia…¡tan humana!
CAMBIO DE ACTITUD
Pbro. John Jairo Olaya Ballesteros
Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros. Diagramación Silvia Giraldo Consejo editorial Delegados de Pastoral Coordinador general Vicaría de Pastoral Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro
¿Qué clase de cristiano somos?
VIDA FAMILIAR
Psicóloga. Luz Mery Román Buitrago
Sugerencias
Espiritualidad familiar.
vipastoral@diosonrio.org.co
ESPACIOS PARA CRECER Pbro. John Jairo Olaya Ballesteros
El trabajo pastoral.
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A LOS SACERDOTES
El mandato del Señor a los apóstoles, “id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos…” (Mateo 28, 19), sigue resonando hoy con todo su valor y vigor. La Diócesis no puede sustraerse a esta responsabilidad, convencida de que todos los hombres tienen el pleno derecho de encontrar a Cristo. Desde el Vaticano II, con el Decreto Ad Gentes se viene despertando esta conciencia y la diócesis ha respondido con generosidad, pero aún puede dar mucho más y le urge hacerlo para no empobrecerse como cantera de vocaciones que es y para no contraer una deuda histórica con la Iglesia universal. Todos debemos descubrir la dimensión misionera de nuestro ministerio y asumir el compromiso de salir a evangelizar a otras Jurisdicciones. Es necesario abrirnos a la universalidad de la iglesia, evitando cualquier forma de particularismos, exclusivismo o sentimiento de autosuficiencia. “el don espiritual que los presbíteros recibieron en la ordenación nos los prepara a una misión limitada y restringida, sino a una misión universal y amplísima de salvación hasta “hasta los confines de la tierra”, pues cualquier ministerio sacerdotal participa de la misma amplitud universal de la misión confiada por Cristo a los apóstoles.” (RMi 67)
Todos los sacerdotes debemos tener corazón y mentalidad misioneros, estar abiertos a las necesidades de la iglesia y del mundo, atentos a los más alejados y, sobre todo a los grupos no cristianos del propio ambiente. “Es necesario, ciertamente, que el servicio misionero del sacerdote diocesano, responda a algunos criterios y condiciones. Se deben enviar sacerdotes escogidos entre los mejores, idóneos y debidamente preparados para el trabajo peculiar que les espera. Deberán insertarse en el nuevo ambiente de la Iglesia que los recibe con ánimo abierto y fraterno, y constituirán un único presbiterio con sacerdotes del lugar, bajo la autoridad del obispo. (RMi 68) “Además a su retorno definitivo, se les acogerá e integrará adecuadamente en el presbiterio y en la pastoral diocesana. Su experiencia podrá ser valorizada para favorecer la formación misionera de la comunidad eclesial (Juan Pablo II, 1988, Cooperatio Misionalis, 17).
Para reflexionar: • •
Marcos 16, 15 -20 La Misión de Cristo redentor número 67
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DOMINGO XXXI
Evangelio según san Lucas (19, 1-10) En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: - «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.» Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.» Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
El Evangelio que la liturgia nos presenta para este domingo, tuvo lugar mientras Jesús atravesaba la ciudad de Jericó. Pero, ¡quién era Zaqueo? El texto nos dice que Zaqueo era no sólo un publicano, sino un jefe de publicanos y un hombre rico. Quería conocer a Jesús Dice el texto que cuando Jesús pasaba cerca de la casa de Zaqueo, éste hizo todo lo posible por conocer a Jesús. Tenía grandes deseos de ver a Jesús. Esta actitud de Zaqueo suscita diversos interrogantes: ¿Quiero yo ver a Jesús? ¿Hago todo lo posible para verlo?, ¿quiero verdaderamente? O, quizá más bien, ¿evito el encuentro con
Él? ¿Prefiero no verlo o prefiero que Él no me vea? Y si ya lo veo de algún modo, ¿prefiero verlo de lejos, no acercándome demasiado, no poniéndome ante sus ojos para no llamar la atención demasiado..., para no tener que aceptar toda la verdad que hay en Él? Las dos revelaciones de Jesús El texto da a entender que Cristo no sólo ha visto a Zaqueo, sino que además quiere hospedarse en su casa. ¿Puede acaso alguien permanecer oculto a los ojos de Dios? Pero no sólo eso, al igual que Jesús con Zaqueo, también Dios desea morar en cada uno de nosotros: Mira que estoy a la puerta y llamo…
El encuentro con Cristo provoca la conversión Una vez que Zaqueo acoge a Jesús en su casa, este hecho marca radicalmente su vida. “Señor doy la mitad de mis bienes a los pobres y, si a alguien he defraudado en algo, le devuelvo el cuádruplo”. En este punto se hace evidente que no sólo Zaqueo “ha visto a Jesús”, sino que, al mismo tiempo, ha tenido una profunda experiencia de Cristo que lo lleva a una conversión sincera y real. Se realiza la obra de la salvación. Y termina el texto con una manifestación extraordinaria: El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.
El cristiano fervoroso hace diariamente muchos actos implícitos de fe: cuando reza, cuando hace la señal de la cruz, cuando por amor de Dios lucha contra las tentaciones. 3. Confesar la fe: Obligación de confesar la fe de palabra y obra, siempre que así lo exige la gloria de Dios y la salvación del prójimo; y nunca, por ningún motivo, es lícito negarla. La fe exige que sea puesta en práctica y que se asuman responsablemente algunos deberes tales como: 1. Deber de estudiarla para conocerla: El conocimiento verdaderamente profundo de la fe es posible viviendo con la Iglesia y “sintiendo con ella” pues sólo así se encuentra el .cristiano en medio de la luz de Cristo, y siente su inteligencia y corazón iluminados por ella. 2. El acto de fe: La obligación de hacer con frecuencia actos de fe urge, sobre todo, cuando se llega a conocer por primera vez la credibilidad de los artículos de la fe. En el bautismo de los adultos se exige a éstos el acto de fe. Los bautizados en la infancia deben hacer el acto de fe cuando se les instruya en las diversas verdades que a ella atañen.
Preguntas para el diálogo 1. ¿Cómo podemos ser propagadores de la fe? 2. ¿Qué ejemplos podemos resaltar en la defensa de la fe?
Para profundizar • Catequesis sobre el credo, Mons. Elkin Fernando Álvarez Botero, pg. 68-69. • http://mercaba.org/ Haring/608-640_fe.htm
4. Propagar la fe: Quien aprecia en su debido valor la dicha de poseer la verdadera fe, tiene que arder en celo por comunicar ‘a otros este don inapreciable. “La fe se fortalece dándola”. 5. Guardar a salvo la fe: Son quebradizos los vasos en que guardamos este tesoro de la fe, tan esencial para salvarnos. En consecuencia, tenemos que pedirle a Dios que nos ayude a guardar la fe, pero tenemos que hacer también todo lo que esté en nuestra mano para preservarla de los peligros y salir siempre victoriosos de las dificultades. 6. Deber de someterse al Magisterio de la Iglesia: La fe nos somete al Magisterio de la Iglesia, porque a ésta ha confiado Cristo su verdad y le ha inspirado su Espíritu.
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CATEQUESIS 1
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DOMINGO XXXII Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Estos dos artículos del Credo nos recuerdan que la vida humana no termina en la nada. La fe nos indica, por el contrario, que nuestra existencia va más allá de esta vida terrena. La resurrección de los muertos Ante el misterio de la muerte, hay en la humanidad tres creencias: la aniquilación total de la persona (el ser humano desaparece totalmente), la reencarnación del alma (el alma asume otra forma material) y la resurrección de los muertos. En el pasaje del Evangelio de este domingo algunos saduceos se dirigen a Jesús con una pregunta insidiosa. Ellos niegan la resurrección y quieren que Jesús tome una posición al respecto, pero Él les responde categóricamente afirmando la resurrección de los muertos. La vida eterna
Evangelio según san Lucas (20, 27-38) En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.” No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Pero Jesús no sólo ratifica la resurrección de los muertos, sino que explica también cómo será la vida eterna, partiendo de la pregunta provocadora de los saduceos. A éstos, que con evidente ironía le preguntan de quién será esposa, después de la muerte, una mujer que tuvo durante su vida muchos maridos sucesivos, Jesús responde que los resucitados en el más allá “ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”. Así, Jesús manifiesta que la condición humana después de la muerte será distinta a su condición histórica. Desaparecerá la procreación, necesaria en el tiempo y dado que la vida de los resucitados será semejante a la de los ángeles, nos da a entender que la persona humana estará libre de las necesidades relacionadas con la presente condición mortal. Al respecto decía san Agustín: En el paraíso descansaremos y veremos; veremos y amaremos; amaremos y alabaremos.
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CATEQUESIS 2
La fe nos hace sentir, ya desde este mundo, que caminamos hacia la casa del Padre y que, por la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, también nosotros resucitaremos a la vida que Dios nos tiene preparada. El Catecismo nos dice que, en este sentido, la fe es como un anticipo de lo que obtendremos cuando dejemos este mundo pasajero y vayamos a la casa del Padre. La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo. Entonces veremos a Dios “cara a cara” (1 Cor 13,12), “tal
cual es” (1 Jn 3,2). La fe es pues ya el comienzo de la vida eterna: Mientras que ahora contemplamos las bendiciones de la fe como el reflejo en un espejo, es como si poseyéramos ya las cosas maravillosas de que nuestra fe nos asegura que gozaremos un día (S. Basilio, S. Tomás de A.). La vida eterna, comunión en el ser de Dios, será también «communio sanctorum»; realización de la solidaridad sin fronteras raciales, temporales o espaciales, en cuyo ámbito se experimentará la verdad (ahora sólo perceptible en la oscuridad de la fe) de que todos somos hermanos de todos. La vida eterna confirmará que vivir en plenitud es con-vivir, convivencia, comunión; que el gozo sólo puede ser total cuando abraza a la totalidad de los hermanos. En la vida eterna ningún miembro del cuerpo de Cristo es superfluo; todos son necesarios. Si faltase alguno, faltaría algo imprescindible para la plenitud de todos, porque todos se desvelarán a cada uno como una parte de su yo en la comunión del nosotros. Lejos de diferir pasivamente al final de la historia la reconciliación universal, la fe impulsa a anticiparla activamente en el tiempo; la comunidad cristiana ha de ser signo sacramental de la fraternidad escatológica, que además de esperar lo significado, obra lo que significa.
Preguntas para el diálogo 1. ¿Qué es la vida eterna? 2. ¿Cómo podemos vivir desde aquí una aproximación a la vida eterna? 3. ¿Cómo encaminar a los que no creen hacia la salvación?
Para profundizar •
• Catecismo de la Iglesia Católica, n. 163-165 • http://mercaba.org/DIOS%20CRISTIANO/V/vida_eterna.htm http://www.caminando-con-jesus.org/nuestrafe/QUEESLAVIDAETERNA.htm
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DOMINGO XXXIII Evangelio según san Lucas (21, 5-19)
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “El momento está cerca”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
El secreto para vencer El Evangelio de este domingo nos presenta una visión bíblica de la historia en la que Jesús invita a sus discípulos a no tener miedo ante las dificultades, incomprensiones e persecuciones de este mundo, provenientes incluso, en ocasiones, de la misma familia. Con la fe puesta en Dios, vencerán. Quien se abre a Dios, está equipado para vencer todas las batallas de esta vida.
Falsos mesianismos En medio de las múltiples batallas que cada persona libra día a día en este mundo, hay que estar en guardia para evitar el peligro de refugiarse en mesianismos que prometen con falsos sofismas la paz, la felicidad y la salvación de la humanidad. Por eso la Iglesia, desde el inicio, recordando la recomendación de Jesús en el Evangelio de este domingo, vive en espera orante del regreso de su Señor, escrutando los signos de los tiempos y poniendo en guardia a los fieles para que reaviven permanentemente la fe en Dios y no pierdan jamás la esperanza. Así, el cristiano no debe tener miedo ante el futuro, aun cuando pueda parecernos oscuro, porque el Dios de Jesucristo, que asumió la historia para abrirla a su meta trascendente, es su alfa y su omega, su principio y su fin. Él nos garantiza que en cada pequeño, pero genuino, acto de amor está todo el sentido del universo, y que quien no duda en perder su vida por él, la encontrará en plenitud.
Aunque la fe es un acto personal, es decir, una respuesta de cada hombre o mujer a la revelación de Dios, también es cierto que la fe no es un acto aislado. Ninguno puede decir que cree solo. El mismo Dios quiso, desde el principio, que viviéramos en comunidad y, del mismo modo, que profesáramos nuestra fe en comunidad. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. Todos los creyentes recibimos la fe de Dios en el Bautismo, la alimentamos y fortalecemos a través del testimonio y del ejemplo de otros y debemos transmitirla a los demás, especialmente a los hijos y a quienes tenemos cerca. El amor a Jesús nos debe mover a hablarle a otras personas de él y a dar testimonio de lo que confesamos. Por eso, cada creyente es como el eslabón de una cadena. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros (cfr. CIC, 166). La Iglesia nos engendra en la fe, por ello nuestra madre; también es maestra, porque nos enseña la fe y hace que maduremos en ella. La Iglesia es nuestro apoyo porque ella nos sostiene en lo que creemos. Los creyentes pertenecemos a esta gran familia, en la que recibimos los sacramentos, somos instruidos y tenemos la oportunidad de proclamar gozosos y juntos la fe que profesamos.
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CATEQUESIS 3
En cada Eucaristía, el sacerdote preside la oración de la comunidad diciendo; “No mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia”. Con esta plegaria, le decimos al Señor que no nos esforzamos por salvarnos solos, sino que, en la Iglesia, caminamos unidos hacia el Reino celestial mientras lo construimos, igualmente juntos en esta tierra (cfr. CIC, 168). La Iglesia, que es “columna y fundamento de la verdad” (1 Tim 3,15), guarda fielmente “la fe transmitida a los santos de una vez para siempre” (Judas 3). Ella es la que guarda la memoria de las Palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los Apóstoles. Como una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello a comprender y a comunicar, la Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe.
Preguntas para el diálogo 1. ¿Qué es la vida eterna? 2. ¿Cómo podemos vivir desde aquí una aproximación a la vida eterna? 3. ¿Cómo encaminar a los que no creen hacia la salvación? Para profundizar • Catecismo de la Iglesia Católica, n. 166-171. • h tt p : / /m e rca b a . o rg / F I C H A S / Re l i g i o n / introduccion_cristianismo_03.htm
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DOMINGO XXXIV Evangelio según san Lucas (23, 35-43)
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.» Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.» La solemnidad de Cristo Rey fue instituida por el Papa Pío XI en 1925 y más tarde, después del concilio Vaticano II, se colocó al final del año litúrgico. Pero si la institución de la fiesta es reciente, no así su contenido y su idea central, que es en cambio antiquísima y nace, se puede decir, con el cristianismo. La frase «Cristo reina» tiene su equivalente en la profesión de fe: «Jesús es el Señor», que ocupa un puesto central en la predicación de los apóstoles.
clavado sobre la cabeza de Jesús, se convierte en una revelación extraordinaria: Jesús el Señor, es el Rey de toda la creación. Y así, aunque los jefes del pueblo y los soldados se burlan de él y lo ponen a prueba para ver si tiene poder para salvarse de la muerte, es ahí, precisamente en la cruz, donde Jesús manifiesta todo su poder y se encuentra a la “altura” de Dios, en un acto extraordinario de amor extremo, a través del cual redime a toda la humanidad.
La realeza de Jesús
Reinado espiritual
El Evangelio de san Lucas presenta la realeza de Jesús en el momento de la crucifixión. La acusación: “Este es el rey de los judíos”, escrita en un letrero
“Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los
abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre”(Fil 2,8-11). De este modo, esta solemnidad nos recuerda que Cristo es el centro, más aún, el vértice del cosmos y de la historia, por lo cual toda criatura, libre ya de la esclavitud del pecado, le sirva y alabe sin fin. Por tanto, el interrogante importante que hay que hacerse en la solemnidad de Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si reina o no dentro de mí; no si su realeza está reconocida por los Estados y por los gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí. ¿Cristo es Rey y Señor de mi vida? ¿Quién reina dentro de mi, quién fija los objetivos y establece las prioridades: Cristo o algún otro?
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NUESTRA REALIDAD
Para el actual gobierno, la minería es fundamental para alcanzar el desarrollo económico sostenido del país. Colombia al igual que toda América, ha tenido en la minería una de sus principales fuentes de desarrollo. Es posible que la mayoría de nosotros no conozcamos casos de minería en el Oriente antioqueño, a excepción de la extracción de caolín en La Unión, las minas de mármol en territorios de Sonsón y San Luis, y las canteras de piedra y arena en muchos municipios.. Pero se sabe que existen betas de oro en varios municipios; betas de materiales utilizados en la más moderna tecnología como el coltán y el tugsteno, detrás de los cuales están empresas trasnacionales y nacionales. Pero lo que nos tiene que poner en guardia tanto a mandatarios locales, finqueros, acciones comunales, es que se han encontrado minas ilegales en Granada, San Luis, san Rafael y sonsón. Como pastores, tenemos que estar vigilantes frente a ésta realidad, pues se sabe que en gran medida los grupos
ilegales (guerrilla, paras, bacrim) están detrás de la explotación minera. Pero sobre todo por la destrucción del medio ambiente, la contaminación de las aguas, la llegada de personal foráneo no siempre de buenas costumbres, la desaparición en dichas regiones de la economía campesina, la exclusión de los gobiernos locales y de las comunidades involucradas, en la toma de decisiones para la formulación de las políticas mineras. Con respecto a la producción energética, teniendo como materia prima el agua, están concedidos o en trámite más de cincuenta permisos. Para centrales hidroeléctricas cinco (Abejorral-Río Aures. CocornáRío Santo Domingo. La Ceja La Unión-Río Buey. San CarlosRío Calderas. San Rafael-Río Guatapé) y para micro centrales treinta y siete (Abejorral (6) San Francisco (1) Cocorná (12) Cocorná San Luis (1) Cocorná Granada (1) El Carmen de Viboral (3) El Retiro (2) La Ceja (1) La Unión (1) Nariño (1) Granada (1) San Carlos (1) San Luis (4) San Rafael (1) San Vicente (2) Sonsón
(8) Argelia (1). Nadie niega la importancia de la producción energética, tanto desde el punto de vista social, como económico. Pero como pastores tenemos que estar vigilantes, para que nuestras gentes no sean engañadas en los precios de sus tierras; para que sepan qué nacimientos de agua, que quebradas, qué ríos van a ser utilizados desapareciendo dichas aguas para uso doméstico y para la normal irrigación de las zonas agrícolas; qué beneficios económicos le traerán a las veredas, qué vías de comunicación va a ser construidas y cuáles vías veredales van a ser afectadas por el paso de maquinarias pesadas; y sobre todo, cómo puede afectar el tejido social por inmigración de foráneos. No se trata de que nos opongamos al desarrollo económico, pero tenemos obligación de velar por nuestras gentes y nuestras comunidades, pues no siempre desarrollo económico es equiparable al desarrollo humano integral.
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CONTROVERSIAS RELIGIOSAS
Estado de la cuestión Son muchos los pecados que se le endosan a la Iglesia en el mundo actual, tales como: • A nivel sacerdotal: La Pederastia, el apego al dinero y los malos manejos de las limosnas que dan los fieles, la doble vida de algunos sacerdotes, el aburguesamiento de algunos obispos. • A nivel social: La supuesta incapacidad de la Iglesia para erradicar el mal (Colombia con el 90% de católicos, es uno de los países más violentos del mundo) • A nivel histórico: el Feudalismo, la Inquisición y el Santo Oficio, los Borgia, el caso Galileo.
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Cuestionamiento
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Valdría la pena que nos preguntáramos si es verdad todo lo que dicen algunos acerca de las cruzadas, las leyendas negras del papado, las torturas de la Inquisición, la actitud del papa Pío XII con los judíos, la postura de la Iglesia frente a la ciencia, etc. En muchos casos son verdades a medias, opiniones con doble intención.
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Principios doctrinales Frente a los pecados que se inculpan a la Iglesia debemos decir que:
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La vida cristiana es una lucha permanente contra el mal. Jesús mismo oró para que no desfalleciera la fe de Pedro (Lc. 22, 32). A pesar de las dificultades históricas de la Iglesia, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mt. 16, 18), porque el Espíritu Santo es quien conduce la Iglesia. La indignidad del ministro no impide a Cristo a actuar a través de él (san Agustín). La historia de la Iglesia no es ni será un camino de éxitos. Siempre existirá el pecado en sus miembros; el mismo Papa Francisco manifestó recientemente que también el Papa es pecador. A la Iglesia hay que amarla como es: santa y pecadora. Santa porque es una creación del Espíritu Santo; pecadora porque está constituida por hombres y mujeres frágiles. El trigo y la cizaña siempre crecen juntos hasta el momento de la siega (Mt. 13, 36-43). No se puede juzgar la historia con criterios actuales, tampoco se puede juzgar el interior del hombre, ni siquiera la Iglesia. Hay que orar sin desfallecer para no caer en la tentación.
como los fariseos de la época de Jesús, que basta simplemente con observar meticulosamente los mandamientos de la ley para ser buen cristiano. Terminan siendo rígidos y escrupulosos, sectarios, pietistas y jueces de los demás. Cristianos piadosos También hay cristianos con una gran religiosidad popular; cristianos de muchas oraciones, de muchos rezos, de muchas novenas. Cristianos que rezan por rezar, impulsados más por la fuerza de la costumbre que por la fe. Cristianos Cristianos ideologizados
Cristianos folclóricos
Hay cristianos que han reducido el Evangelio a una ideología de orden epistemológico, es decir, un evangelio reducido a ideas y conceptos. Son apologetas que piensan que ser cristiano consiste en defender una serie de verdades que suscitan acaloradas discusiones y generan fanatismo.
Hay igualmente cristianos que viven y expresan su fe sólo en fechas o circunstancias particulares. Cristianos de semana santa, de navidad, o de matrimonios y funerales. Cristianos anclados a determinados ritos o celebraciones.
Cristianos moralistas Hay también cristianos que han reducido el Evangelio a un sin número de prescripciones y normas moralistas. Cristianos que piensan,
Cristianos discípulos misioneros Existen y sólo deberían existir aquellos cristianos que fundan su fe en una profunda experiencia de Dios; cristianos que buscan intensamente a Dios a través de la oración y los sacramentos; cristianos con un conocimiento claro y profundo de la doctrina cristiana; cristianos que sienten la necesidad de comunicar su experiencia de fe a otros, de transmitir la riqueza del evangelio a los demás. Cristianos que siguen simple y llanamente a Jesús a través de la Iglesia.
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CAMBIO DE ACTITUD
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VIDA FAMILIAR
La familia que vive la fe, el amor y la donación, pueden cumplir su misión y vocación en el plan de Dios; una autentica vida cristiana es lo que podemos llamar espiritualidad familiar, la cual está íntimamente ligada a la oración, el estudio de la Palabra y la celebración de los sacramentos. La Familiaris Consortionos dice: “El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el bautismo y su expresión máxima en la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el matrimonio cristiano.El Concilio Vaticano II ha querido poner de relieve la especial relación existente entre la Eucaristía y el matrimonio, pidiendo que habitualmente éste se celebre «dentro de la Misa»[144]. Volver a encontrar y profundizar tal relación es del todo necesario, si se quiere comprender y
vivir con mayor intensidad la gracia y las responsabilidades del matrimonio y de la familia cristiana” (FC 57). Cuando nos abandonamos en las manos de Dios podemos tener la confianza de estar caminando por fortalecer la unidad entre los miembros de la familia y de estar siendo “sal y fermento en el mundo” para contribuir a una vida social más humana. Orar unidos otorga grandes frutos para la vida familiar, siendo testigos de la promesa de Jesús: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20). Dios debe ser nuestro centro en el hogar y ser invitado en los diferentes momentos de la historia familiar, en acción de gracias por los favores recibidos, en alegrías, tristezas, nacimientos, muerte de seres queridos. Así mismo, realizar la
celebración de los sacramentos como la manifestación del encuentro y la unión con Dios, que nos otorga su gracia y nos llama a una nueva vida. Por tanto, la espiritualidad queda evidenciada en el trato mutuo de los miembros de la familia, transmitiendo el espíritu de Jesús en las relaciones, en el lenguaje, en el amor y la calidez de la convivencia.
Reflexión • ¿Cómo estamos viviendo la espiritualidad en nuestra familia? • ¿Qué importancia se da en la familia a la espiritualidad? • ¿Qué relación existe entre espiritualidad y la celebración de los sacramentos?
EL TRABAJO PASTORAL Son múltiples los espacios que la Iglesia ofrece para el crecimiento espiritual, la formación doctrinal y la proyección misionera de los fieles en las parroquias. A continuación presentamos de manera esquemática y organizada el trabajo pastoral que se desarrolla comúnmente en las parroquias.
1. Actividades litúrgicas ordinarias
PROCESOS
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1. Procesos de evangelización: • • • 2. • • • •
ACTIVIDADES ORDINARIAS
Red de Discipulos Misioneros para la misión permanente Comunidades eclesiales por el Reino de Dios (CER) Sistema Integral de Nueva Evangelización (SINE)
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2. Actividades pastorales ordinarias • • •
Procesos pastorales: Seminario Menor San Alberto Magno Casas Pan y Vida Círculos de profesionales Escuelas de Humanismo
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EVENTOS
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1. Eventos litúrgicos
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Semana Santa Fiestas Patronales Navidad
2. Eventos pastorales • • •
Misiones populares Retiros espirituales por sectores poblacionales (señoras, señores, jóvenes) Meses, semanas o jornadas institucionales
Eucaristías (En el templo, sectores y veredas) Celebraciones sacramentales (bautismos, confirmaciones, confesiones, primeras comuniones, matrimonios,) Comunión a los enfermos Actos de piedad popular (Procesiones, rosarios, trisagios, novenas) Exequias
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Convivencias (con estudiantes, profesionales, maestros) Atención caritativa: el cuidado de los pobres y enfermos. Trabajo pastoral con grupos parroquiales (infantiles, juveniles, viudas, etc.) Acompañamiento a movimientos laicales. Catequesis pre sacramental (bautismal, primera comunión, confirmación, cursillos prematrimoniales) Acompañamiento pastoral a veredas, sectores, colegios y escuelas Atención personalizada a los fieles (consejería espiritual) Acompañamiento interinstitucional (administración, hospital, asilos, fuerzas militares) Programas de evangelización a través de los medios de comunicación social. Reuniones con grupos especializados (Consejos de pastoral, económico, comités)
Noviembre, el mes de todos los santos
LA SANTIDAD COTIDIANA
«Veo la santidad en el pueblo de Dios paciente: en la mujer que cría a sus hijos, en el hombre que trabaja cada día para llevar a casa el pan, en los enfermos, en los sacerdotes ancianos tantas veces heridos pero siempre con su sonrisa porque han servido al Señor, en las religiosas que tanto trabajan y que viven una santidad escondida. Esta es, para mí, la santidad común. Yo asocio frecuentemente la santidad a la paciencia: no solo la paciencia como ‘hypomoné’, hacerse cargo de los sucesos y las circunstancias de la
vida, sino también como constancia para seguir hacia delante día a día. Esta es la santidad de la Iglesia militante de la que habla el mismo san Ignacio. Esta era la santidad de mis padres: de mi padre, de mi madre, de mi abuela Rosa, que me ha hecho tanto bien. En el breviario llevo el testamento de mi abuela Rosa, y lo leo a menudo: porque para mí es como una oración. Es una santa que ha sufrido mucho, incluso moralmente, y ha seguido valerosamente siempre hacia delante». Papa Francisco