En navidad, dejémonos atravesar por este asombro escandaloso.
Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos.
Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado.
La ternura en persona necesita ser mimada.
FOTO: Noticieros TelevisaEn navidad, dejémonos atravesar por este asombro escandaloso.
Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos.
Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado.
La ternura en persona necesita ser mimada.
FOTO: Noticieros TelevisaUna vez más Dios, Señor del tiempo, y la liturgia, maestra de espiritualidad, nos permite iniciar el año litúrgico con el tiempo de adviento, que nos prepa ra para encontrarnos en la cercana navidad con Jesús, la causa de nuestra Salvación.
Por ello, profundicemos en tres palabras durante este mes:
ger los traídos de niño Dios para nuestros familiares y amigos, otros caminamos para conseguir lo nece sario para hacer la cena de navi dad, los que están lejos para encontrarse con sus familias que hace tiempo no ven y dejarse contagiar todos por la alegría de la navidad.
Pero, que no se nos vaya olvidar caminar también hasta los pobres, a los que pasarán solos en estos días, para que no queden al margen de las celebraciones de la navidad, porque en ellos recordamos las palabras del apóstol “Jesús siendo rico se hizo pobre por nosotros” (2 Cor 2, 16).
Pbro.
Delegados
Esperar: Es la experiencia de Simeón y Ana, que esperaban contemplar al niño Jesús para poder ir en paz (Cf Lc 2, 29); esperar fue la actitud de María, como lo canta el Prefacio: “La Virgen esperó con inefa ble amor de madre” (Pref. Adviento II). Saber esperar es recuperar la virtud de la espe ranza, es creer que otro mundo mejor es posible; además, es reconocer que con la llegada del Salvador ya todo no será igual, sino mejor. Al referirse a la esperanza cristiana afirmaba el papa Benedicto XVI: “Una esperan za fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino” (Spe Salvi 1)
Descubrir: En ese pequeño niño, indefenso como todos los niños, necesitado del cariño de la Virgen María, el Emmanuel, el Dios con nosotros, el que por nuestra Salvación se encarnó y se hizo hombre, se puso de nuestra parte, hizo historia con nosotros, nada de lo nuestro le fue indiferente.
Sugerencias diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co
Revista Evangelizar Edición 105 - Diciembre 2022
Curia Episcopal Diócesis de Sonsón Rionegro Calle 51 No. 47 - 31 Tel: 604 531 52 52
Caminar: Es lo que hizo la Virgen María, como nos narra el evangelista Lucas: “Se puso en camino, se fue aprisa por los montes de Judea para visitar a su pariente Isabel” (Lc 1, 39 -40), asimismo fue la actitud de los pastores (Cf Lc 2, 16) y de los magos (Mt 2, 9) que se pusieron en camino para encontrarse y contem plar en ese pequeño infante al salvador del mundo.
En estos días todos emprendemos caminos diferentes: Unos para ir a los centros comerciales para esco-
Aceptemos la invitación que nos hacía el papa Francisco: “Dejémo nos en esta navidad atravesar por este asombro escandaloso. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos. Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado. La ternura en persona necesita ser mimada” (Francisco, Homilía de Navidad 2021)
Si sabemos esperar, caminar y descubrir, realmente será navidad; de lo contrario, nos quedaremos en lo externo de este tiempo tan queri do por los chicos y los grandes y simplemente será diciembre.
de Sonsón
an Pablo, en la última carta considerada de su propia inicia tiva y puño, es decir, Romanos, declara en una corta disertación (Rom 13,8-10) la importancia del amor en la vida cristiana como plenitud de la ley; no existe una ley nueva, sino que se reconoce su plenitud en un solo precepto o, más bien, sentimiento. Esta afirmación de Pablo no es gratui ta, toda vez que, en una carta anterior, primera Corintios, ya ha disertado en profundidad y ha tenido ocasión y necesidad de discurrir sobre este precepto plenificante de la vida cristia
En efecto, en primera Corintios, entre los capítulos 11 y 14, San Pablo reflexiona y amonesta a las asambleas de los hermanos sobre ciertos aspec tos, entre ellos, el uso y consideración adecuada de los diversos carismas, explosivos y notorios en las nuevas comunidades de esta importante capi tal. En sus disertaciones, Pablo llega a un punto relativamente reposado y no duda en jerarquizar los carismas, inclu so, de comprimirlos en un único gran carisma, no asociado esta vez a la ley, sino estrictamente vinculado a la vida concreta de las asambleas. Es así como se llega al sublime himno a la caridad, o al amor, de 1Cor 13,1-13, el cual se puede articular en 3 partes y un final, que de cierta manera dan razón de la comunidad.
Los versículos 1-3 mencionan una serie de proezas, destrezas, habilida des notorias y hasta extravagantes, ninguna de las cuales es nada sin la amalgama del amor. Téngase presente que este himno o poema se afianza con condicionales como aunque, y si… es decir, parece que varias de estas magníficas operaciones fueran aspiraciones de los cristianos de Corinto, las cuales no eran ajenas en aquellos ambientes tan variados de creencias y prácticas esotéricas.
Los versículos 4-7 se centran en la descripción de la caridad desde la perspectiva de lo que no es, a lo mejor, precisamente aquello que se nota en la vida comunitaria, por lo demás, mues tras claras de inmadurez.
Los versículos 8-12 se centran en la perspectiva del tiempo. Los dones exuberantes por lo general apremian, son impacientes y efímeros, fogonazos y hervores pasajeros, que entran en neto contraste con la perennidad del amor. La inclusión del tema del niño hombre está en sintonía con las inma dureces que obstaculizan la plenitud de la vida en Cristo.
Finalmente, Pablo no insiste más en que el amor ha de ser un carisma como los otros, aunque superior; ya una página antes ha dicho que en el Espíritu se aglutinan todos los caris mas (1Cor 12,4-11), en una casi identi ficación que supera aquello en que se cree, la fe, y aquello que se aguarda, la esperanza.
El silencio es posiblemente lo que más miedo suscita, pues en él la persona se encuentra consigo misma.
El mundo de hoy arrebata esta oportunidad de silenciarnos para encontrarnos. La vida es un correr permanente, vivimos apurados, el tiempo no alcanza, no podemos detenernos a saludar, escuchar, contemplar; porque el reloj, que parece marcar las horas apresura damente, quita esta posibilidad. Además, estamos distraídos: el celular, la música, la reprograma ción de citas, encuentros, reunio nes. Y así, la vida se nos va.
Navidad invita a entrar en otra forma de concebir el misterio, lo sagrado, lo silencioso y hasta oculto: la presencia de todo un Dios que se muestra y se revela en lo pequeño y frágil de la vida misma: un recién nacido.
Y es que Dios trabaja desde el silencio y la discreción; se nos muestra en lo escondido y propio de la vida, para que su infinitud no nos espante; Él se regala en el Don, en que se esconde ¹
Por eso, hay que estar atentos a su paso, para que desde una aten ción amorosa podamos percibir cómo se nos da y se nos deja ver en lo que no hace ruido, en lo cotidiano y rutinario de cada día, sin protagonismos ni algarabías.
Es mirar cómo Dios habita y labora discretamente en las criaturas, en la creación, y en mí mismo; dándo me ser, animándome y haciéndo me entender que Él hace templo en mí.
La encarnación y nacimiento del Hijo de Dios es don, abajamiento, pequeñez, sencillez y fragilidad. El Verbo que se encarna desde un silencio activo y confrontativo, nos revela que Dios mismo se despoja de su condición divina y asume la nuestra.
Este misterio pide que todos nues tros sentidos entren en una armo nía tal, que aprendamos a saber leer de forma distinta su encarna ción; saber ver, oír, estar, sentir, para descubrir que en mí y en todo lo que hago, es la manera como Dios habita y se sigue encarnando en nuestro mundo.
La cuestión es que, vivimos en un mundo donde el silencio parece ser un lujo prohibido, un anhelo de difícil acceso; y Dios que todo lo puede, traspasa el ruido ensorde cedor y se nos da, en medio de la noche y el silencio; en la ternura del recién nacido, en la alegría de una mujer que es madre, en la confianza de quien aprende a ser padre (Lc 2,16).
La liturgia tiene una riqueza y belleza inagotable – de ellas hemos venido tratando en los artículos publicados hasta la fecha –, no solo por sus elementos sobrenaturales, sino también por los elementos naturales que esta integra dentro de sí y que, por cierto, sirven como de bisagra o de puente para transmitir las realida des divinas. En efecto, elementos como la luz, el fuego, el agua, la saliva, el aire, el aceite, el bálsamo, la cera, el pan y el vino, la sal, la ceniza, el incienso, etc., son elementos conocidísimos dentro del ámbito natural como en el ámbito litúrgico. En esta nueva serie de artículos trataremos de exponer el significado de dichos elementos naturales y su uso en la liturgia. Si bien hemos reflexionado sobre un par de ellos en los ante riores artículos, aquí trataremos de exponer y profundizar de un modo diferente sobre estos elementos.
Ya dijimos en otras ocasiones cómo en la sagrada liturgia se opera un encuentro con Cristo vivo y actuante en medio de su pueblo santo. A propósito de esto, el Santo Padre Francisco en su carta apostólica Desiderio desideravi (sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios), nos habla de la eficaz mediación de la liturgia para hacernos entrar en contacto de un modo muy concreto con el Divino Maestro y de este modo obtener su gracia:
Aquí está toda la poderosa belleza de la Liturgia. Si la Resu rrección fuera para nosotros un concepto, una idea, un pensa miento; si el Resucitado fuera para nosotros el recuerdo del recuerdo de otros, tan autoriza dos como los Apóstoles, si no se nos diera también la posibilidad de un verdadero encuentro con Él, sería como declarar concluida la novedad del Verbo hecho carne. […] La fe cristiana, o es un encuentro vivo con Él, o no es.
La Liturgia nos garantiza la posibilidad de tal encuentro. No nos sirve un vago recuerdo de la última Cena, necesitamos estar presentes en aquella Cena, poder escuchar su voz, comer su Cuerpo y beber su Sangre: le necesitamos a Él. En la Eucaris tía y en todos los Sacramentos se nos garantiza la posibilidad de encontrarnos con el Señor Jesús y de ser alcanzados por el poder de su Pascua. El poder salvífico del sacrificio de Jesús, de cada una de sus palabras, de cada uno de sus gestos, mirada, sentimiento, nos alcanza en la celebración de los Sacramentos. Yo soy Nicodemo y la Samarita na, el endemoniado de Cafar naúm y el paralítico en casa de Pedro, la pecadora perdonada y la hemorroisa, la hija de Jairo y el ciego de Jericó, Zaqueo y Lázaro; el ladrón y Pedro, perdonados .
En efecto, como afirma el Papa, la liturgia nos garantiza la posi bilidad de un encuentro con Jesús. Dicho encuentro se reali za también gracias a la utiliza ción de elementos naturales –como los ya mencionados al inicio de este artículo – que nos permiten recordar episodios concretos del evangelio en donde Jesús mismo se sirve de ellos para realizar los signos que suscitaron la fe de sus seguidores.
Estamos llamados, pues, a este encuentro maravilloso, hacien do uso de los elementos natu rales ya mencionados, pues podríamos decir que la liturgia es la transposición de las cosas naturales al ámbito de la fe. Nos aventuramos de este modo en esta serie de artículos que nos ayudarán a conocer más la liturgia y sus elementos, para contemplar y vivir mejor los misterios de nuestra salvación.
Vivimos en una época donde resurge en la Iglesia una necesidad primordial de vivir en pequeñas comunidades, como lo hacían al inicio de los siglos los primeros cristianos, quienes se reunían en pequeños grupos a escu char las actas de los apóstoles y compartir la fracción del pan, tenien do un solo sentir: la experiencia del resucitado, lo que les permitía encontrar la fuerza para continuar el camino.
Tiempo después, la Iglesia se conso lidó como una religión tolerada y más adelante se convirtió en la religión oficial del imperio Romano, trayendo como consecuencia, la construcción de las grandes basílicas como luga res de reunión, afectando así a las pequeñas comunidades.
Siglos más tarde, la Iglesia ve en esa fuente primera no solo un ideal del cristiano, sino una necesidad para poder ser; esto no es otra cosa, sino la fuerza que imprime el Espíritu Santo en el corazón del hombre para vivir en una pascua constante; esa es la vivencia de una pequeña comuni dad que, a su vez, se convierte en la fuente de una espiritualidad más sólida, porque allí se vive lo que es importante: la Palabra de Dios y la Eucaristía.
Desde hace algunos años nuestra diócesis ha ido entrando poco a poco en esa realidad de conformar comunidades en nuestras parro quias; indudablemente no ha sido una tarea fácil, puesto que es nece saria una conversión pastoral de todos los agentes.
Los itinerarios de evangelización son sólidos y estables cuando se lleva a los fieles a una verdadera evangeliza ción, que no sea asistencial ni depen da de una sola persona, puesto que esta es una de las principales enfer medades de las comunidades, depender de alguien, razón por la cual es importante reconocer que el camino se hace solo con Jesús, los demás solo somos moderadores que pasamos por dicho camino y aporta mos a la vida de las mismas, pero no las amoldamos a nuestros estilos, pues ya ellas tienen un estilo propio.
Durante este año hemos estado conociendo lo que tenemos en la diócesis y ajustando en cada uno de los itinerarios lo que es necesario para seguir potenciando y solidifican do lo que nos lleva a vivir como comunidades evangelizadas y evan gelizadoras. El congreso de nueva evangelización nos demostró que ambos itinerarios pueden trabajar juntos sin confundir la esencia de cada uno; no es mas bueno el uno que el otro, son caminos que nos llevan ambos a la construcción del reino de Dios.
SÁBADO
MIÉRCOLES
Nos empeñamos todos juntos como comunidad diocesana en seguir trabajando y conocer las diferentes experiencias, especialmente las escuelitas de la fe, una oportunidad para vivir en pequeña comunidad desde los primeros años de nuestras vidas.
Finalmente, este camino nos debe llevar a vivir una frustración constan te, ya que lo que hoy funciona, mañana puede que no, pero siempre queda la semilla en aquellos que se han dejado evangelizar, y estos evangelizados toman más fuerza para comenzar comunidades eclesiales como el SINE o las CER.
4 de diciembre
“Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”
Primera Lectura: Del libro de Isaías 11, 1-10 Salmo 71: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente” Segunda Lectura: De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 4-9 Evangelio: Según San Mateo 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: —«Conviértanse, porque está cerca el reino de los Cielos». Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: —«¡Raza de víboras!, ¿quién le ha enseñado a escapar del castigo inminente? Den el fruto que pide la conversión. Y no se hagan ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues les digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su grano, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
El evangelio del segundo Domingo de adviento trae tres expresiones centrales para la vida de los creyentes: la conversión, el reino de los cielos, y el bautismo en agua. Este es el anuncio imperativo de Juan Bautista desde el desierto. Juan Bautista pide un cambio de conducta, una orientación de la existencia preocupada por los otros, por los necesitados, los pobres, en lugar de pensar solo en sí mismo. Esta conversión atrae el Reino de los Cielos, la expresión de Mateo para hablar del Reino de Dios, la realización del proyecto de Dios Padre para la humanidad. Como rey, Jesús asume los sufri mientos y las necesidades de los suyos, y nos revela un Padre que se hace cargo de sus hijos e hijas. El Reino de los Cielos no desciende de lo alto a partir de una interven ción divina, al contrario, es el resul tado de la colaboración entre las personas cuando aceptan las bien aventuranzas propuestas por Jesús (Mt 5,1-12).
El bautismo en agua es un signo del inicio de una nueva vida, nueva experiencia, nueva creación, pero ni el agua ni Juan Bautista tienen la fuerza suficiente para iniciar por sí mismos este proyecto. La fuerza dinámica viene de Jesús y con un nombre propio: El Espíritu Santo dado por Jesús. Bautizar en Espíri tu Santo significa sumergir, impreg nar a la persona de la fuerza y de la misma vida de Dios. Y ese bautis mo sucede con Jesús en la Euca ristía, según los cuatro evangelios.
En la cena con Jesús, los discípu los, para ser fieles, comen el pan, el cuerpo de Jesús y se comprometen a ser pan partido y vida desgastada para los demás, con el horizonte de morir como Jesús -beber el cáliz- y de esa manera, Jesús entra en la vida de los suyos como Espíritu Santo y hace de todos hijas e hijos de Dios. En la Eucaristía, Jesús entrega a todos el don de Espíritu Santo para no poner límites al amor; los discípulos reciben en esta
fuerza dinámica la capacidad de amar al Padre y amar como el Padre. Comer el cuerpo-sangre de Jesús llega en cada ser humano, en su mente en su corazón, la comuni cación del Espíritu, vida y fuerza de amor que transforma personas.
1. ¿Valoro el sentido de bautis mo que me regala Jesús de Nazaret?
2. ¿Qué me dicen las palabras “conversión”, “reino de los cielos”, “bautismo”?
Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”
Primera Lectura: Del libro del Genesis 3, 9-15.20
Salmo 97: “Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”
Segunda Lectura: Del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 11-12
Evangelio: Según San Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entran do en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposi ble.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
En el inicio del evangelio de Lucas (1,5), Gabriel, fuerza y mensaje de Dios, nos confronta. Jerusalén va mal, en particular, por el manejo y la administración del templo. Gabriel trae al templo un anuncio salvador, una estupenda noticia de parte de YHWH, dentro de un ambiente donde están dadas las condiciones favorables para que el anuncio sea acogido.
Gabriel llega a la ciudad santa de Jerusalén, al lugar más santo de la ciudad: el Templo; en el espacio más sagrado: “el santo de los santos”, a un sacerdote considera do fiel observante de la torá y de sus reglamentaciones; elegido por Dios para el momento más solem ne, no solo de la jornada, sino de su vida misma: la ofrenda de incienso a la media tarde. Todas las condiciones necesarias para el éxito de la misión están a punto. Pero… Zacarías, sacerdote irreprensible no le cree a Gabriel, y la respuesta es el silencio, la mudez. No es un castigo, sino la
consecuencia lógica de la terque dad, de la testarudez ante la epifa nía de Dios.
En Lucas 1,26 la realidad es diferente; Gabriel encuentra ahora condiciones desfavorables para su misión. Sale de la región piadosa de Judea para ir a la zona descreí da de Galilea, tierra de bandidos; no está en la ciudad santa de Jeru salén, sino en Nazaret, aldea de mala fama; no en el Templo, sino en un tugurio, quizá una cueva, en la zona marginal de una aldea; no junto a un sacerdote de raza, sino delante de una joven desposada y quizá en estado de impureza legal.
Una ignota joven de Nazaret que nadie, ni siquiera entre los vecinos, era reconocida, será proclamada “bienaventurada por todas las generaciones” (Lc 1,48). La mujer que no puede osar acercarse al Santuario, “contendrá” el Dios que el Santuario pretendía recluir entre sus muros. La mujer que no puede tocar la Biblia, acogerá dentro de si
Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.
del Señorla Palabra de Dios hecha humani dad. La mujer que no puede hablar al sacerdote, y, menos aún, tocarlo, será la madre del Santo de los Santos. El Dios que desde el tiempo de Sara no dirige (según los judíos) su palabra a una mujer, ahora la llamará immá (mamá).
La virgen de Nazaret, en profunda sintonía con Dios que “hace nuevas todas las cosas” (Apc 21,5), responde a la llamada de la vida que quiere florecer y que, para nacer, exige que “no se fije en el pasado, no se detenga en las reali dades antiguas… porque si no será incapaz de acoger “la nueva reali dad que de hecho ahora quiere germinar” (Is 43,18-19).
1. ¿Qué sentido tiene para mí como creyente esta solemni dad de la Inmaculada?
2. ¿Cuáles actitudes de Santa María, en este evangelio, me mueven a compartir y ayudar a los demás?
Diócesis de Sonsón Rionegro
11 de diciembre
“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”
Primera Lectura: Del libro de Isaías 35, 1-6a. 10 Salmo 145: “Ven, Señor, a salvarnos” Segunda Lectura: De la carta del apóstol Santiago 5, 7-10 Evangelio: Según San Mateo 11, 2-11
Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: —«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?» Jesús les respondió: —«Vayan a anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!» Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: —«¿O qué salieron ustedes a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salieron a ver, un hombre vestido con lujo? Miren, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salieron?, ¿a ver a un profeta? Sí, les digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará el camino ante ti”. En verdad les digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más peque ño en el reino de los cielos es más grande que él».
Juan Bautista está en la cárcel. Acusó a Herodes por tomar la esposa de su hermano. Pero un historiador judío de la época, Flavio Josefo, en su libro “Antigüedades judías”, hace una lectura sociopolí tica de la encarcelación y posterior asesinato de Juan Bautista a manos de Herodes Antipas. Según Flavio Josefo, a Herodes le preocu paba el éxito de Juan el Bautista, la gente lo seguía cada vez más entu siasmada y en número creciente: “Entonces, Herodes decidió antici parse a una posible revuelta”. El motivo es político, según Josefo.
Juan Bautista fue arrestado y lleva do a las celdas de una fortaleza construida por Herodes en la rivera oriental del mar Muerto, la fortaleza recibió el nombre de Maqueronte. Allí Juan escucha las obras de Jesús “El Mesías comunica vida a los pecadores, incluso, a los enemigos, injustos y malvados (Lc 6,35) y envía a sus discípulos a preguntar, “¿Eres tú el que debía venir o debemos esperar a otro?”
Jesús habla a la gente de Juan Bautista: ¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña batida por el
viento? La caña se pliega según la orientación del viento, es imagen de la persona oportunista, dobla la espalda para mantener su puesto. O ¿ver a un hombre vestido con ropas lujosas, en el palacio de un rey donde están los cortesanos? Ellos que son obsequiosos con los poderosos de turno, prontos a cambiar de bandera, de vestido, de credo, para mantenerse siempre a flote.
¿Qué salieron a ver? ¿un profeta? Sí. Y más que un profeta, dice Jesús. Juan Bautista fue enviado por Dios a preparar el camino de Jesús. Para ser enviados por Dios, colaboradores de Dios, no se puede ser oportunista, ni cortesa no, es necesario ir por el propio camino. Y Mateo añade una frase del éxodo y del profeta Malaquías: “He aquí, envío a mi mensajero delante de ti para preparar tu camino”. Para el evangelista, Juan Bautista es como Moisés, quien trajo al pueblo de Israel a la tierra de la promesa, pero él no entró. Es Jesús quien lleva al nuevo pueblo a la liberación.
Y termina Jesús: “Entre los nacidos de mujer no hay nadie más grande que Juan Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que Juan”. Para Mateo, el reino de los cielos es su comunidad, una sociedad alternati va, una comunidad a la cual se ingresa con la aceptación y la acogida de la primera bienaventu ranza, la de los pobres, los pobres por el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Todos los miem bros de la comunidad son más grandes o bienaventurados que Juan el Bautista, porque este profe ta no alcanzó a vivir en esta comu nidad, porque en este momento está encarcelado.
1. ¿Quién es para mí Juan Bautista? ¿Cuál es su impor tancia en el Evangelio?
2. ¿Fomento en mi familia y en mi comunidad la pertenencia al Reino de los Cielos?
Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.
“La virgen está encinta y da a luz un hijo”
Primera Lectura: Del libro de Isaías 7, 10-14
Salmo 23: “Va entrar el Señor, Él es el Rey de la gloria”
Segunda Lectura: De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7 Evangelio: Según San Mateo 1, 18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: —«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatu ra que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Para Mateo, en Jesús, inicia una nueva creación. Así como el Espíritu aleteaba sobre las aguas (Gn 1,1-3), de la misma manera, ahora el Espíritu cubre a santa María y a José, y Jesús nace porque es la voluntad de Dios y con Jesús comienza la nueva época. Este Espíritu Santo es la fuerza crea dora de Dios. A José se le presenta en sueños el Ángel del Señor -es decir, YHWH-, Dios, cuando interac túa con los seres humanos en esta historia. El Ángel del Señor es Dios mismo.
En el sueño a José se le anuncia: “Ella -María de Nazaret- dará a luz un hijo y tú lo llamarás Jesús”. Es otra novedad en el relato. El niño debía llevar el nombre del abuelo (Jacob) o del papá (José), pero aquí Mateo dice que será “Jeshúa”, no sigue la tradición, comienza una era nueva, “salvará al pueblo de sus pecados”. Es decir, se llamará salvador porque salvará. En hebreo salvar es Joshuá, Josué. Hay una diferencia vocal, y el evangelio acentúa que es “Jeshuá” porque será “Joshuá”.
Además, el evangelista nos lleva con estas referencias a Is 7,14 “Una joven (almah, en hebreo) concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará Emmanuel que significa “con nosotros Dios” (en su momento histórico se habla del rey Acaz de quien nace su hijo Ezequías). “Dios con nosotros” es una clave de lectura del evangelio completo de Mateo. La expresión está aquí al inicio del Evangelio en Mt 1, luego la frase asoma en la mitad del evangelio ¿hasta cuándo estaré con ustedes?; Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” (Mt 18,20) y en la conclusión, cuando Jesús envía a los discípulos a los pueblos de la tierra antes de su Ascensión (Mt 28,16-20).
El Dios con nosotros, no es un Dios para buscar, sino para acoger, con él y como él debemos ir y buscar a nuestros hermanos y hermanas. Inicia la época en la cual no se vive para Dios, sino que se vive de Dios y con Dios se sirve a la humanidad.
“Cuando José despertó del sueño, hizo como le había indicado el Ángel del Señor y tomó consigo a su esposa”. Es otra novedad del evan gelio. Con Jesús, nacido de Santa María, Dios se hace humanidad, ser humano, plenamente humano y, en consecuencia, los seres humanos seremos más humanos si descubri mos y manifestamos la divinidad que mora en nosotros.
1. ¿Cuáles actitudes de santa María y de san José resaltan en el relato?
2. ¿Cómo me preparo para el nacimiento de Jesús de Naza ret?
Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.
Diócesis de Sonsón Rionegro
“La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros”
Primera Lectura: Del libro de Isaías 52, 7-10
Salmo 97: “Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios” Segunda Lectura: De la carta a los hebreos 1, 1-6 Evangelio: Según San Juan 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de Él se hizo todo y sin Él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de Él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contem plado su gloria; gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mi se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Para el evangelio de Juan, el relato de la creación del libro del Génesis (Gen 1-3) no es la descripción de un paraíso perdido, sino la profecía del mundo que será, en cuya cons trucción el hombre es llamado a colaborar (Jn 5,17). No hay que lamentar una condición perdida sin remedio, sino trabajar con decisión para realizar aquella plenitud a la cual el ser humano y la creación son llamados juntos, porque “la misma creación espera con impa ciencia la manifestación del verda dero rostro de los hijos de Dios... para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rm 8,19-21).
Jesús será el pleno cumplimiento del proyecto de Dios para la huma nidad: “el Verbo se hizo carne” (Jn 1,14). La condición divina de Cristo Jesús no será su privilegio exclusi vo de él (Fil 2,6), sino, acogiendo a Jesús como testigo (testimonio) de la propia existencia, todo ser humano podrá nacer de Dios por el don del Espíritu y llegar a ser también él su hijo: “A quienes lo acogen, les dará la capacidad de ser hijos de Dios” (Jn 1,12).
Con esta importante afirmación, puesta por Juan en el centro del Prólogo de su evangelio (Jn 1,1-18), el evangelista declara que Dios no aborrece ni está con ira contra la humanidad, sino, por el contrario, plenamente enamorado de ella: “Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que obtenga la vida eterna” (Jn 3,16).
El Prólogo es el himno del amor de Dios por cada ser humano, el canto del optimismo con el cual el Crea dor mira a su criatura y la llama a colaborar en su creación mediante obras que infundan vida en una medida cada vez mayor (Jn 14,12).
En este encuentro con Dios, el hombre no se siente aplastado por su propia pequeñez, sino elevado gracias a la sublimidad del amor que el Padre le muestra.
Con Jesús, Dios habita entre los hombres: “Armó su tienda entre nosotros” (Jn 1,14). La tienda de Dios, el santuario donde el Señor habitaba en medio de los hombres y manifestaba su gloria (Ex 40,
Señor34-35) es ahora un ser humano de carne y hueso, a quien podemos escuchar, ver y tocar (1Jn 1,1). De este modo, el evangelista anuncia la eliminación del Templo y de cual quier otro lugar sagrado (Jn 4,20-24).
Con Jesús, lo divino (Verbo) se hace humano (carne) y llega a su fin la distinción entre sagrado y profa no, entre el espacio reservado a Dios y aquel separado de Él: la plenitud de la gloria de Dios brilla en Jesús, un hombre mortal.
1. ¿Cuál es el significado cristiano que le doy a la Navi dad?
2. ¿Con mis decisiones de cada día, puede ser otro Jesús para mis allegados?
Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.
La Iglesia católica, dentro de toda su labor evangelizadora se rige princi palmente por una triple misión: gobernar, santificar y enseñar. Dentro de estas misiones eclesiales juega un papel de gran importancia la labor docente de la Iglesia, es decir, su labor educativa. Es sabido que desde los inicios mismos del cristianismo la labor de enseñar la Palabra era de radical importancia para la transmi sión de la fe, pero dicha enseñanza, con el paso del tiempo, se fue ampliando hasta llegar a encargarse no solo de cuestiones religiosas, sino a la enseñanza de toda índole. Por tanto, la Iglesia católica se ha mante nido siempre como una garante de la educación, muestra fidedigna de ello es la creación de escuelas, institutos y universidades nacidos en el seno de la Iglesia y la preocupación cons tante de la misma por la formación de los fieles.
Todo esto no ha sido en vano. La Iglesia ha reconocido desde tiempos inmemoriales la importancia vital de la educación, que se acentúa de manera más concreta en 1948 con
fundamental del hombre, derecho que hace crecer no solo a la persona, sino a toda la sociedad. No obstante, la postmodernidad líquida y sus consecuencias, unidas a la situación abrupta de una pandemia, ha llevado a grandes cambios significativos en el ámbito educativo, nuevos retos y situaciones complejas que han obligado a repensar la forma de educar. Ante este nuevo panorama, la Iglesia católica, como institución que educa y promueve el desarrollo humano e integral de las personas, no se ha quedado al margen y por ello, con el direccionamiento de la Conferencia Episcopal de Colombia, ha tratado de dar respuesta a los retos que se presentan en el ambien te educativo con el documento titula do “Estándares para la educación religiosa (ERE 2022)” Esto como muestra que hoy la Iglesia sigue consiente de su misión educadora en el mundo, misión que realiza a imagen de Cristo maestro, con el fin de hacer de las personas y comuni dades agentes evangelizadores de la educación, para así lograr conseguir una educación íntegra que aporte al desarrollo del mundo ¹ .
“hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia”
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¿Cuáles crees que son los retos pastorales que se presentan en el ámbito educativo de nuestra Iglesia?FOTO: Carlos Daniel | Cathopic
Quienes hemos tenido la gracia de recorrer paso a paso la vida de esta Iglesia diocesana, podemos exclamar junto con Antonio Machado la letra de su bella poesía: “se hace camino al andar”. Porque esta Diócesis de Sonsón Rionegro, enclavada en el Oriente antioque ño, entre valles y montañas, con 65 años de camino pastoral, creada mediante la Bula Pontificia In Apostólici Múneris el 18 de marzo de 1957 por el Papa Pío XII, desde sus comienzos ha desarro llado una amplia e incansable actividad apostólica. Ya son seis los obispos que la han pastoreado con prudencia, sabiduría y fideli dad. Son incontables los agentes de pastoral, entre los cuales los sacerdotes ocupan un lugar pree minente por su elevado número, su entrega generosa y su cercanía a los feligreses. También los religio sos y las religiosas, numerosos en carismas y generosos en su testi monio, los laicos, por su parte, –cada día en mayor número– mani fiestan su compromiso y coopera ción para hacer de esta Iglesia una comunidad cristiana viva, organi zada y misionera.
Ante la multiplicación de las parro quias, el crecimiento de nuestras comunidades y el regalo divino de abundantes agentes de pastoral, se hace necesario brindar instru mentos adecuados que nos ayuden a caminar unidos en la misma dirección. Sabemos que lo que pretende un directorio pastoral es mostrar los mejores medios y pautas comunes para una cons-
ciente, digna y provechosa cele bración y vivencia de los Sacra mentos y el cultivo de la religiosi dad popular.
Esa es la razón de ser del DIREC TORIO que presentamos a la comunidad y que es el resultado del esfuerzo de muchas personas conocedoras de la realidad apos tólica. Ha sido cuidadosamente elaborado con base en las magnífi cas aportaciones del Vaticano II en su Constitución Sacrosanctum Concilium, se tomaron en cuenta, además, las indicaciones de los nuevos rituales que tienen vigencia en la Iglesia de hoy y, especialmen te, la Ordenación General del Misal Romano con respecto al sacra mento central: la Eucaristía.
Se espera que el Directorio, aplica do en la celebración de los sacra mentos y en la vida de nuestra Iglesia, unifique los criterios en torno a la debida preparación cate quética y vivencial para su digna y fructuosa celebración. Igualmente, que unifique la forma de celebrar los misterios sacramentales desde la ordenación general que pide la Iglesia. Por último, que sea útil para la adecuación conveniente de
los lugares, los tiempos, los minis tros y los sujetos de cada uno de los ritos sagrados.
El Directorio está en línea con el sentir de la Iglesia universal; recientemente el papa Francisco ha escrito una carta apostólica sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios. En ella dice enfáti camente:
“Necesitamos una formación litúrgica seria y vital” (Dd 31).
El Directorio diocesano se enfoca en dos aspec tos: “La formación para la Liturgia y la formación desde la Liturgia” (Dd 34).
Para muchas personas, la vocación es una palabra carente de sentido, una expresión que es utilizada sola mente en un ambiente eclesial, al fin y al cabo, una palabra de poco valor que no tiene una aplicación objetiva en la realidad. A menudo, se ve esta expresión como algo que hace referencia a una fantasía, el creciente secularismo que envuelve nuestra sociedad ha puesto una pared entre el ser humano y Dios, y es precisa mente esta barrera la que nos presenta la palabra “vocación” como una quimera, como algo simplemen te carente de sentido.
Empecemos por definir qué es la vocación. Desde un carácter bíblico, esta palabra expresa la inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión ¹ . Son abundantes los textos que ilustran esto que se acaba de decir: La voca ción de Abrahán (Cf. Gn 12, 1-10), la vocación de Moisés (Cf. Ex 3, 1-6) , la vocación de Eliseo (Cf. 1R 19, 19-21)… numerosos llamados que Dios les realiza a sus siervos para que emprendan un camino que los llevará a su plenitud. Ahora bien, una segunda definición de la palabra vocación, que nos aporta la RAE es: “Inclinación a un estado, una profesión o una carrera”.
No podemos enfrascar esta expre sión absolutamente a un plano teoló gico, la vocación no es algo exclusivo de los sacerdotes y los religiosos, la
vocación también se encuentra presente en el ámbito sociológico, podemos afirmar, sin temor a equivo carnos, que todos tenemos vocación. Médicos, abogados, profesores, han sentido el llamado a realizar algo específico, en su interior han tenido el deseo de dedicarse a una profesión particular que, poco a poco, va perfeccionando sus vidas. La voca ción es pues común a todos, es una palabra que no podemos olvidar porque expresa la realidad del estilo de vida que hemos adquirido.
Para nosotros los jóvenes, tal vez resulta extraño aplicar esto que se ha dicho a nuestra propia realidad exis tencial. Vivimos en un mar de som bras en donde parece que no hay ninguna certeza, dudamos de todo y no sabemos qué camino escoger. Sin embargo, vale la pena seguir soñan do, no podemos olvidar que hemos sido llamados a la vida, no por simple casualidad, sino por una causalidad. Dios nos ha puesto en este mundo para que realicemos algo específico, y para descubrir cuál es este camino, necesitamos ponernos en contacto con él y preguntarle:
¿qué
es en este encuentro en donde descubrimos cuál es nuestra voca ción, qué es lo que tengo que hacer. Concluyo afirmando que vale la pena ser sacerdote, ser médico, ser arqui tecto, desde cualquier estilo de vida podemos hacer realidad la palabra vocación.
Es un hermoso ideal, un magno y remarcable trabajo de los hombres y mujeres de Dios, quienes, imitando a su Maes tro, ofrecen sus años y sus esfuer zos en la búsqueda del bien del prójimo.
En estas letras quiero dejar ese ideal en primer lugar; pero, también, considerar el segundo puesto como prioritario, urgente, inexorable y muy justo.
Podemos expresarlo a través de varias frases:
Dios te llama a una relación de intimidad con Él:
Puede sonar muy extraño a los oídos de algún conservador extre mo de la doctrina, pero en realidad el llamado vocacional tiene su fundamento en la relación íntima y profunda que se genera entre dos personas, Dios que llama y el ser humano que le responde. El proce so de conocimiento entre estas dos personas que configuran una relación, siempre será lo definitivo; de allí surge todo, allí llega todo, en como estos dos se encuentran, se comprometen, se aman, se dan la vida. Tal como una relación espon sal, “te tomo y te recibo” “Una sola carne”. “Entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completa mente distinta de nuestra existen cia cotidiana”. (Deus caritas est, #5. 25 de diciembre de 2005)
equilibrarte:
Muchas veces empezamos a com prender el llamado de Dios como un compromiso inundado de responsabilidad, como una entre ga desmedida por el bienestar del necesitado, como una ofrenda radical de la vida propia sin impor tar las consecuencias sobre la propia dignidad. Brotan palabras fuertes y llamativas para muchos: “negación”, “sacrificio”, “abaja miento”, “Kénosis”. Preguntemos, aunque a muchos les asuste: ¿Quiere realmente Dios misioneros cansados y quemados en el activismo de un trabajo cada vez más extrovertido? ¿Quiere Dios sacerdotes agobiados por la nece sidad empresarial de resultados pastorales cuantificables? ¿quiere Dios discípulos decepcionados por no alcanzar el estatus y los están dares de reconocimiento y “santi dad” que exige la nueva cultura de la fe posmoderna? ¿Quiere Dios cristianos frustrados por no alcan zar los ideales perfeccionistas de las comunidades privadas de la fe? Opino que no, ¡Contundentemente NO!
El trabajo pastoral nos desborda, nunca como ahora hemos tenido tanto por hacer. La humanidad sigue necesitando personas que se dediquen con honestidad a la búsqueda del bien común, al apoyo, a la ayuda, a la consejería pastoral y espiritual, a luchar para mejorar y transformar realidades. Pero no podemos pretender reconstruir a otros con la materia prima de nuestra propia destruc ción, construir vidas nuevas con los pedazos de las nuestras.
Al finalizar este año necesitamos seguir reflexionando en las mejores maneras de generar un beneficio pastoral integral, de forma que podamos trabajar por los demás, cuidándonos a nosotros mismos; que crezca la iglesia y que crezca mos nosotros. De nada serviría una iglesia super funcional que no sepa construir estilos de vida saluda bles para sus propios agentes de pastoral.
Terminemos este año con la certeza de que Dios nos llama a seguir construyendo su Reino, para que nosotros también lo disfrutemos.
Llega una época muy anhela da por cada persona, en especial por cada niño, es un tiempo donde estamos acos tumbrados a percibir un ambiente de música, luces, colores y de abundante comida.
De pequeños guardamos la ilusión de la época navideña, de fiesta en familia y amigos, de esperar el encendido de los alumbrados, las novenas, la noche buena, el traído del Niño Dios y el Feliz Año. Se comparte en nuestros hogares y lugares de trabajo un ambiente diferente, sintiéndose en sí la alegría, la emoción, el gozo de celebrar y rezar las novenas cada día junto al pesebre, los barrios y los templos; escuchar sonar las maracas, los villancicos y los cantos navideños. También, es el afán por decorar las casas, armar el árbol, empacar los aguinaldos, llamar a los demás, preparar los buñuelos, la natilla, las empanadas y la cena de estas fiestas que, por nuestras tradiciones familiares, acostumbramos hacer. Las famo sas fiestas decembrinas llegan, pero ¿qué nos deja esta celebra ción?
La invitación es para que nos preguntemos cómo queremos festejar este mes de diciembre, pues es un tiempo propicio para abrir nuestro corazón al verdadero sentido de la Navidad: “Dios se hace hombre para habitar en medio de nosotros” (Jn 1,14). Que en nuestros hogares y lugares de trabajo se sienta, se perciba ese gran acontecimiento de La Nativi dad de Jesús, más allá de la música, los regalos y las compras; es de centrar la mirada en este hermoso nacimiento, no solo quedarme a admirar miles de bom billas y brillos que decoran nues tras casas, calles, parques.
Y, ¿si en esta Navidad me permito abrir el corazón para que allí pueda ver y compartir algo de lo que no he dado, no solo material, sino una sonrisa, un mensaje de generosi dad, una palabra de aliento, de ánimo, de gratitud, de tolerancia y cercanía? Por qué no salir de sí mismo y a través del hermano preguntarme ¿qué le puedo dar al Niño Jesús? pues nos han enseña do desde pequeños a pedirle y recibir con interés material el agui naldo.
Que esta Navidad sea un encuen tro con Dios, consigo mismo, con tu familia, con tus compañeros, donde te permitas dar lo mejor de ti: saca tiempo para visitar a alguien distante, toma un segundo para dar una pequeña limosna e ir más allá y cruzar una palabra con el hermano. Visita a aquel abuelo olvidado en un asilo, a alguien que está en la cárcel o en un hospital. Busca a ese niño que no solo necesita un fascinante carro o muñeco con dulces. Indaga sobre esa familia que no solo necesita un mercado; sino que pide compañía, un abrazo e incluso una palabra de esperanza ante la soledad y la pobreza. Descubre en la mirada del humilde y sencillo la verdadera luz de la Navidad y no dejes que el inmediatismo, las Redes Sociales, la radio, la televisión e incluso los grandes almacenes y tiendas de consumo te quiten la esencia que tiene esta celebración.
Es emotivo y lindo celebrar Navi dad de esta manera, permitirle al niño de Belén que continúe reali zando las maravillas durante el nuevo año y en medio de nosotros.
Por esta época casi todos hacen balance de sus cose chas personales, sus logros y sus faltantes, en todos los aspec tos, personal, laboral, académico, social, entre otros. Con este ánimo y en perspectiva de futuro, enten diendo la importancia de las evaluaciones para proyectar las acciones de un nuevo año, realicé con los estudiantes de la UCO la pregunta por las contribuciones como profesionales sociales al territorio y me encontré con sueños maravillosos, dignos de compartir, de publicar en estos espacios, comprendiendo los anhelos de los jóvenes en forma ción, con la firme convicción que su pasión transformará nuestra región. Comparto aquí algunas de sus reflexiones.
“La localización privilegiada, infraestructura, conectividad, potencial energético y económico hacen del Oriente Antioqueño uno de los focos de desarrollo más grandes a nivel nacional y uno de los atractivos de inversión más posicionado en esta parte del continente; sin embargo, la visión de desarrollo y progreso generali zado es uno de los asuntos de mayor preocupación para quienes sienten y aman el que siempre ha
sido su hogar. La conectividad con centros políticos regionales y nacionales hacen que cada vez el territorio goce de menos niveles de autonomía, pues los grandes centros destinan los rubros de inversión más representativos para beneficio de los distintos actores que confluyen en esta área de privilegios para los más privilegia dos. La gran despensa agrícola para otras regiones; el oriente parece cargar con responsabilida des del mal ordenamiento territorial y los distintos usos de suelos que ponen en riesgo la seguridad alimentaria en los distintos niveles territoriales. La apertura a nuevas economías; la transición económi ca puede generar impactos no deseados para las diferentes cultu ras e identidades del territorio. Por la vía de la urbanización, existe la necesidad de salvaguardar la rura lidad con programas de verdadera incidencia y no con incentivos que no corresponden a las necesida des de los campesinos. La ambi güedad entre la cercanía a Medellín y su desarrollo propio, los grandes proyectos urbanísticos son diseña dos desde la capital. Y las diver gencias entre desarrollo industrial y urbano y el modo de vida rural, son unas de las líneas de análisis más urgentes para el territorio”.
“¿Qué se entiende por Oriente Antioqueño, acaso un portal de bienes y servicios? o ¿un con cepto agrupado por 23 defini ciones distintas? Es por eso que, se hace necesaria la visibiliza ción de las diferentes lógicas territoriales, la defensa y protección de los habitantes, para que sean ellos quienes respondan a ese sueño de trans formación, de avance y de progreso a través de la colecti vidad. La proyección es ser un trabajador social desde la locali dad, con un enfoque ascenden te, reconociendo el territorio como base de sus propias rutas y con un nivel de conciencia tal, que permita conservar las lógi cas propias de cada sector y hacer frente a los elementos exógenos que generen riesgos para la ciudadanía. Las deudas sociales e históricas no pueden seguir ensanchando sus brechas, el trabajo social tiene una responsabilidad grande con el reconocimiento y la preven ción de hechos arbitrarios que jugaron y siguen jugando a la mano invisible que acomoda montañas, ríos y personas como más conviene”.
Felices pascuas de navidad y que las bendiciones del Dios que acampa a nuestro lado se continúen actualizando durante todo el año que vamos a iniciar
"Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cual quiera?» El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre»" (Mt 19, 3-6)