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Abril | 1
Revista de Ayudas Pastorales
Diócesis de Sonsón-Rionegro
¡Resucitó Aleluya!
Abril. de 2014 | N°10
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SUMARIO A LOS SACERDOTES Mons. Adolfo Duque Arbeláez PERFIL DE MONSEÑOR ALFONSO URIBE JARAMILLO.
LITURGIA DEL DOMINGO Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. DOMINGO V DE CUARESMA. DOMINGO DE RAMOS. DOMINGO DE PASCUA. II DOMINGO DE PASCUA.
FORMACIÓN DOCTRINAL Pbro. Luis Javier Otálvaro Álvarez CREO EN DIOS PADRE TODOPODEROSO. LA CREACIÓN FRUTO DEL AMOR DE DIOS. EL SER HUMANO Y LA CREACIÓN.
Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros.
NUESTRA REALIDAD
Diagramación Silvia Giraldo
Mons. Ivan Cadavid Ospina Y AHORA LAS PRESIDENCIALES.
Consejo editorial Delegados de Pastoral
CONTROVERSIAS RELIGIOSAS
Coordinador general Vicaría de Pastoral
Pbro. Oscar Charlarca ¿…Y ES QUE COMER CARNE ES PECADO…?
CAMBIO DE ACTITUD Pbro. John Jairo Olaya LA TRANSFORMACIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA.
VIDA FAMILIAR Pbro. Nelson Patiño Villa LLAMADOS AL MISMO TIEMPO AL AMOR.
ESPACIOS PARA CRECER Pbro. Jorge Iván Martínez López MOVIMIENTO CURSILLISTAS DE CRISTIANDAD (M.C.C.)
Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co
Abril | 3
A los sacerdotes
Al celebrar el Centenario de su Nacimiento, queremos honrar su memoria, agradecer su obra, estudiar su doctrina, enaltecer su nombre y reconocer que esta Diócesis está marcada con el sello inolvidable de su pastoreo en este rebaño del Señor. DIMENSION HUMANA: Monseñor Alfonso era un hombre de carácter claro, sin vacilaciones tenía una gran tenacidad para sostener sus puntos de vista, todo él reflejaba una superioridad en su estilo, en sus actitudes y en su testimonio. Lo podemos definir como un hombre de gran fogosidad de espíritu, valiente, impetuoso y de extraordinaria movilidad. Era profundamente ordenado en el régimen de vida y cuidadoso de sus horarios. Tan rápido para la acción que de él se decía, “Alfonso concibe y da luz al mismo tiempo”. Cuando escuchaba algún problema ya tenía a flor de labios la respuesta acertada, por lo tanto los diálogos con él eran muy cortos. Un hombre audaz, acelerado, a veces nervioso, porque quería ser bien y pronto las cosas de la Iglesia. Se notaba en él, que siempre guardaba una cierta distancia, fruto de la formación de su época. Inteligente y eminentemente práctico afrontaba los grandes problemas sin rehuidos. Siempre se le vio en su lugar con dignidad y hasta con majestad. Franco y abierto, no guardaba lo que tenía que manifestar así causara malos entendidos. Definitivamente fue un hombre hecho para mandar. DIMENSIÓN ESPIRITUAL: Fue en la oración personal donde encontró la fortaleza que siempre manifestaba. De una espiritualidad profunda que manifestaba siempre mucha ciencia, mucha experiencia y desde luego una
honda vida de oración. Se le pudo considerar como un gran orientador espiritual y dado su conocimiento y la solidez de su doctrina, era muy solicitado para predicar ejercidos espirituales al clero y así pudo recorrer en esta misión todo el país y aún otros países. Otra peculiaridad de Monseñor fue su encuentro profundo con la palabra de Dios, predicaba con poder y con mucha unción, transmitía mística y amor de Dios. Valoró grandemente el sacerdocio de Cristo y vivió plenamente este misterio al punto de exclamar “no cambiaría una hora del sacerdocio por todas las riquezas de la tierra”. Tuvo una capacidad de discernimiento y consejería pues poseía un gran carisma de sanación interior y física, su perfil espiritual se puede definir en una sola palabra, “era un contemplativo”.
Texto para profundizar •
Personalmente o en grupo leer, socializar y hablar a la comunidad sobre el libro titulado VIDA Y OBRA DE MONSEÑOR ALFONSO URIBE JARAMILLO, escrito por Monseñor Adolfo Duque Arbeláez.
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Domingo V de Cuaresma
“En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: “Señor, tu amigo está enfermo.” Jesús, al oírlo, dijo: “Esta enfermedad no acabara en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días donde estaba. Solo entonces dice a sus discípulos: “vamos otra vez a Judea.” Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días de enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.” Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará.” Marta le respondió: “sé que resucitará en la resurrección del ultimo día”. Jesús le dice: “yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo creerá en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contesto: “sí, señor: yo creo que tú eres el Mesías, el hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.” Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: “¿Dónde lo habéis enterrado?” Le contestaron: “Señor ven a verlo.” Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: “¡como lo quería!”. Pero algunos dijeron: “y uno que le ha abierto los ojos a un ciego,
Evangelio según san Juan (11, 3-7.17.20-27. 34-45). ¿no podía haber impedido que muriera este?” Jesús sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: “quitad la losa.” Marta, la hermana del muerto le dice: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.” Jesús le dice: “¿no te he dicho que si crees veras la gloria de Dios?”. Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.” Y dicho esto, gritó con voz potente: “Lázaro, ven afuera.” El muerto salió. Los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en sudario. Jesús les dijo: “Desatadlo y dejadlo andar.” Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús creyeron en él”. Palabra del Señor.
PAUTAS DE REFLEXIÓN Estamos frente a una catequesis sobre la vida y la fe en la resurrección. La vida comunicada por Jesús a los suyos vence la muerte y, por tanto, lleva consigo la resurrección. La enfermedad y la muerte no tienen la última palabra; ambas son superadas por el autor de la vida, que es capaz de “curar” al enfermo y de “despertar” al dormido. El Evangelista san Juan relata siete milagros de Jesús, llamándolos “signos” o “señales”. El número “siete” designa en la Biblia siempre la plenitud. La resurrección de Lázaro es el último, el séptimo, el más grande de los “signos” de Jesús. La resurrección de Lázaro fue solamente un signo de la Resurrección que vino a traer Cristo. Lázaro volvió a esta vida terrena, debiendo morir nuevamente. Por eso salió del sepulcro llevando las vendas y el sudario como signo de muerte. No sucedió lo mismo con Jesús. Él dejó las mortajas en el sepulcro. Resucito gloriosamente para no morir nunca más. La unión con Jesús garantiza la Vida. No moriremos jamás, a pesar del trance de la muerte. La muerte ya no es punto final de nuestra vida, sino su transformación gloriosa.
Abril | 5
Catequesis 1
PADRE To dop o deroso
En la Sagrada Escritura Dios se revela y manifiesta como Padre providente, que cuida de sus hijos, acompaña y guía la historia, al cual están sometidas todas las cosas. Podemos leer algunos textos donde se manifiesta y descubre esta paternidad divina: Lv 26,9-13; Sb 19,22; Is 49, 1516; 63,15-16; Ba 2,17; Lm 3,22-26; Sal 27; Jn 3,16; 1Jn 1,3; 4,7-9. Al designar a Dios con el nombre de “Padre”, el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo, autoridad trascendente y que es, al mismo tiempo, bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad (cf. Is 66,13; Sal 131,2) que indica más expresivamente la intimidad entre Dios y su criatura. El lenguaje de la fe se sirve así de la experiencia humana de los padres que son, en cierta manera, los primeros representantes de Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que los padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen de la paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces, que Dios trasciende la distinción humana de los sexos; no es hombre ni mujer, es Dios. Trasciende también la paternidad y la maternidad humanas (cf. Sal 27,10), aunque sea su origen y medida (cf. Ef 3,14; Is 49,15): nadie es padre como lo es Dios.
Creer en Dios Padre todopoderoso es: • •
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Creer que Él nos da y sustenta cada instante de nuestra vida, de una manera providente; Estar del lado de la Vida, estar dispuestos a darla, comunicarla y defenderla con palabras y obras; No conformarse con el mal, sino intervenir para que se cumpla el Plan de Dios; Vivir confiando en aquel Dios que «demuestra su poder en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos» (Ef 3, 20); Aceptar el desafío de asumir la misión que nos da el Señor, aun cuando seamos conscientes de nuestra debilidad, pues sabemos que su gracia «nos basta» (2 Co 12, 9).
Preguntas para el diálogo 1. Dios es Todopoderoso ¿por qué existe el mal, el sufrimiento, la enfermedad? 2. ¿Cómo se manifiesta el poder de Dios hoy? 3. ¿Cómo explicar a un niño la paternidad bondadosa de Dios cuando no ha conocido su padre o ha sufrido el maltrato del mismo?
Textos para profundizar • • •
Catecismo de la Iglesia Católica 268 - 278 http://www.mercaba.org/FICHAS/almudi.org/ paternidad_de_dios_en_la_sagrada.htm www.mercaba.org/Catecismo/YOCREO/1_yo_ creo_en_dios_padre_todopode.htm
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Domingo de Ramos
Evangelio según San Mateo (21, 1-11)
Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: «¿Quién es éste?» La gente que venía con él decía: «Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea”. Palabra del Señor.
PAUTAS DE REFLEXIÓN La entrada en Jerusalén es claramente una manifestación de Jesús como Mesías. Ya el lugar que se menciona lo indica. Los judíos esperaban que el monte de los Olivos fuera el lugar donde debía aparecer el Mesías, y donde tendría lugar la resurrección de los muertos. Jesús se manifiesta expresamente como el Mesías, la Resurrección y la Vida. “Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.» Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino”.» Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.
Todos los rasgos de Jesús que presenta San Mateo para describir su entrada en Jerusalén, se concentran en la idea del rey de paz. No viene montado en un caballo de guerra sino en una burra. Dispone de todas las cosas con autoridad, sin pedir permiso a nadie, como verdadero rey. Todo sucede como si todo perteneciera a Jesús. Él es el dueño de todo. Solo dice que si alguien pregunta, los discípulos deben decir que “el Señor los necesita”. El gesto humilde de Jesús revela que su Reino se manifiesta en la sencillez y la mansedumbre. Con su actitud, Jesús muestra que Dios se sirve de lo humilde y despreciado. Jesús nos quiere dar ánimo haciendo ver que Dios nos necesita a todos, aunque seamos pequeños y sin poder. Las reacciones a la iniciativa de Jesús de entrar en la ciudad montado sobre una burra, son diversas. La gente lo festeja y lo aclama como Mesías. “Hosanna” significa “Sálvanos por favor”.
Abril | 7
Catequesis 2
fruto del amor de Dios La creación no es fruto del azar, de la casualidad o de un destino ciego. Los cristianos creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría, creemos que el mundo procede de la libre voluntad de un Padre bueno que nos ama. Dios hace todas las cosas como si estuviera preparando una casa para su criatura predilecta que es el ser humano (cfr. Gn 1,1-26). A través de los elementos de la creación, debemos trascender hasta ese amor infinito de Dios que desde el principio de la creación pensó en nosotros. Dios creó el mundo de la nada: los primeros versículos del pasaje del génesis nos hablan del caos y la confusión que había antes de la acción creadora de Dios. Esta es la manera como el escritor sagrado nos enseña una verdad que está en la base de nuestra profesión de fe: Dios creó este mundo de la nada. De hecho, el lenguaje bíblico, nos expresa con las palabras “caos y confusión” la realidad de lo que no es en contraste con el orden y la armonía que permanecerá después de que Dios haya creado (cfr C.E.C. 296-298). El segundo libro de los Macabeos nos dice: “Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia” (2Mac 7,28). Dios crea un mundo ordenado: Todo tiene su tiempo y su momento, se suceden las estaciones y los climas, no falta la luz del sol ni de la luna, los
animales tienen su ambiente propio, cada árbol tiene su semilla… y así podríamos multiplicar los ejemplos. Un pasaje bíblico al respecto se encuentra en el libro de Job (cap. 38-39), en el que aparece una serie de consideraciones sobre la sabiduría con que Dios ha hecho las cosas. Dios crea un mundo bueno: Notamos que la creación es una obra perfecta porque ha sido hecha por Dios que es bueno y porque está ordenada a la felicidad del hombre, pero que también todo tiene una finalidad, que todo es bonito y bello y que con ello Dios ha dejado para nosotros un mundo lleno de detalles para nosotros.
Preguntas para el diálogo 1. Leer Gn 1, 1-31; 2,1-4 y comentar lo hecho en cada uno de los días de la creación. 2. ¿En qué se manifiesta el orden de la creación? 3. ¿Cómo sostener que Dios creó el mundo frente a personas que plantean teorías científicas como la evolución, el Big bang, entre otras?
Textos para profundizar • • •
Catecismo de la Iglesia Católica 279 - 289 h t t p : / / w w w. m e r ca b a . o r g / F I C H A S / Claretianos/dios_padre_creador.htm Discurso del santo padre Benedicto XVI a la asamblea plenaria de la academia pontificia de ciencias, 31 de octubre de 2008
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Domingo de Pascua
Evangelio según san Juan (20,1-9)
b. Para el discípulo ideal, representado en aquel que amaba Jesús, ver el sepulcro vacío, las vendas y el sudario son pruebas suficientes de la resurrección. En la ausencia, descubre ya su presencia. Por eso se dice: “Vio y creyó”.
“El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”. Palabra del Señor.
PAUTAS DE REFLEXIÓN Las tradiciones del sepulcro vacío y de las apariciones son las dos formas más antiguas de expresar la fe en la resurrección. En el relato de hoy el evangelista lo hace a través del sepulcro vacío. Con él, aparte de confirmar la resurrección de Jesús, nos está transmitiendo un doble mensaje: a. Al destacar el estado en que se encontraban las vendas y el sudario, excluye el rumor que circuló en torno al robo del cadáver. El sepulcro vacío no se debe a un hurto, ni es invención de mujeres.
Cuando uno es cogido por la fuerza de la resurrección de Jesús comienza a entender a Dios de una manera nueva, como un Padre apasionado por la vida de las personas; comienza a amar la vida de una manera diferente y, donde otros sólo ven ausencia, trivialidad o muerte, él ve una realidad. La razón es bien sencilla. La resurrección de Jesús nos descubre que Dios es alguien que pone vida donde los seres humanos ponemos muerte; alguien que genera vida donde los seres humanos la destruimos. Celebrar hoy la Pascua y creer en la resurrección no significa explorar devotamente el sepulcro vacío, sino leer los signos que tenemos en la vida. Es decir, acoger el testimonio de los pobres, la esperanza de los que luchan por la justicia, el canto de los que aman la vida, la alegría de los que se entregan, el gozo de los que perdonan, la fe de los que no tienen miedo, la ternura de los que ofrecen misericordia, la utopía de los que trabajan por una sociedad más justa… O sea, ponerse tras las huellas del Resucitado, reconocerlo en el que está al lado y… dejarse encontrar por Él. En la pascua, Jesús se convierte en el centro de la vida del discípulo. En la mañana del domingo la única preocupación de los tres discípulos – María, Pedro y el discípulo amado- es buscar al Señor, a Jesús muerto sobre la cruz por amor, pero resucitado de entre los muertos para la salvación de la humanidad. El amor los mueve a buscar al resucitado en ese estupor capaz de entrever en los signos, la realización de las promesas de Dios y de las expectativas humanas. La búsqueda amorosa del Señor se convierte luego en impulso misionero. El acto de fe brota de quien se siente amado y ama, como dice San Agustín: “Puede conocer perfectamente sólo quien se siente perfectamente amado”.
Abril | 9
Catequesis 3
Las obras de las manos del ser humano hacen que la creación de Dios se ensanche y se multiplique. En no pocas ocasiones se piensa que el trabajo es un castigo por el pecado o un “mal” al que Dios nos ha sometido. No es así, al contrario, el trabajo es un deber que nos mueve a cumplir la misión que Dios nos ha encomendado en relación con la creación. Esta consideración nos lleva a concluir que el trabajo realmente dignifica a la persona humana y la acerca a Dios y a los hermanos. El trabajo humano procede directamente de personas creadas a imagen de Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra de la creación dominando la tierra. El trabajo es, por tanto, un deber (2Ts 3,10; 1Ts 4,11).
luchamos contra el pecado que también destruye la armonía de la creación. Sin embargo, hemos de recordar que la naturaleza no es Dios. Esta aclaración es importante, porque en el mundo contemporáneo han aparecido muchas corrientes que “divinizan” los animales, las cosas materiales, las plantas, etc. Desde las cosas creadas a Dios: La admiración frente a la grandeza, belleza y armonía de la creación nos ha de mover siempre a Dios que es el origen de todo cuanto existe (cfr. Rom 1,17-23).
El cuidado de la creación: En los últimos tiempos, se ha venido insistiendo en la ecología o en la necesidad de cuidar el ambiente vital donde habitamos todos los seres vivos. Ya esta es una misión que ha quedado consignada en los deberes que, como hijos de Dios, tenemos en relación con la creación. Los seres humanos estamos llamados a “cuidar” lo que Dios nos ha dado. Lo hacemos porque el mundo es la casa que Dios nos ha preparado, porque es el hogar de la humanidad y porque
Preguntas para el diálogo
Textos para profundizar
1. ¿Todo trabajo dignifica al ser humano? ¿Por qué? 2. ¿Cómo podemos contribuir al cuidado de la creación? 3. ¿De qué manera la creación nos acerca al Creador?
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Catecismo de la Iglesia Católica 290 – 301 h t t p : / / e s . c a t h o l i c . n e t / empresarioscatolicos/436/1219/articulo. php?id=21190 http://www.es.catholic.net/ familiayvida/485/2981/articulo. php?id=36276
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II Domingo de Pascua
Evangelio según san Juan (20,19-31)
PAUTAS DE REFLEXIÓN
“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”. Palabra del Señor.
El primer día de la semana, que pronto se llamará “Día del Señor”, o sea, Domingo, Jesús resucitó y, al atardecer de ese mismo día, se hace presente en medio de sus discípulos. Es fácil imaginarse la tristeza, el total desánimo y la tremenda desorientación de los discípulos de Jesús después de la muerte de su Maestro. Tenían cerradas las puertas, “por miedo a los judíos”. Habían sido testigos del juicio en el que Jesús fue condenado a muerte. Ahora tenían miedo a que también a ellos les sucediera lo mismo. Pero no existe nada, tampoco puertas cerradas, que impidan que el Resucitado se encuentre con sus hermanos y amigos. Y cuando Jesús se pone en medio de sus discípulos, cuando Él es el centro, el miedo se transforma en alegría, y la tristeza en paz. Los que nos consideramos creyentes vivimos, a menudo, como los discípulos del Evangelio, “al anochecer”, “con las puertas cerradas”, llenos de “miedo”, “temerosos de las autoridades”. Estamos inmersos en la vieja creación; no hemos visto ni experimentado al resucitado; la humanidad nueva parece ausente de nuestras vidas. Nuestras comunidades están replegadas, ocultas, sin dar testimonio; es como si no tuvieran alegría, perdón y vida que transmitir. Hoy como a los discípulos nos hace falta experimentar los signos de la presencia del resucitado: quedar llenos de la paz del resucitado “paz a vosotros”, “no tengáis miedo”. Es una paz que los libera del miedo y los lanza a salir llenos de la alegría y la paz del resucitado. Luego el soplo del Espíritu como signo de la nueva vida que les comunica el resucitado, nueva creación, el ser humano en la resurrección del Señor es re-creado. Por eso hoy la resurrección se hace presente, se vive y se reconoce donde se lucha por la vida y se combate contra todo lo que deshumaniza y mata. Y finalmente la experiencia del perdón, se sienten perdonados y salvados. Hoy tendríamos que vivir la experiencia del perdón como la virtud de la persona nueva, de la persona resucitada.
Abril | 11
Nuestra realidad
Y ahora las presidenciales Este año electoral va avanzando. Hemos elegido un nuevo Congreso de la República, elección no exenta de denuncias de fraude, de compra de votos, de candidatos con cuentas pendientes con la justicia… Ahora nos aprestamos a elegir el nuevo Presidente que regirá los destinos de la patria entre 2014 y 2018. Ya los candidatos han saltado a la palestra y adelantan sus campañas. Seguramente se forjarán nuevas alianzas con miras a obtener el poder. El actual Presidente busca su reelección ajustándose a la pasada reforma constitucional. Qué papel jugamos ahí los católicos? Uno muy importante, ciertamente. Un discípulo de Jesús no puede desentenderse de la marcha del mundo en el que vive. Las realidades económicas, políticas, culturales etc. reclaman nuestra actuación positiva. La pasividad, la abstención sistemática, la indiferencia por lo que suceda a nivel político no son propias de un cristiano comprometido. La participación en los asuntos públicos nos concierne a todos. El Papa Francisco nos ha dicho: “La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea
principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor” (E.G.183). Por ello, debemos esforzarnos en formar rectamente nuestra conciencia para participar con sentido crítico, con independencia de criterio, no simplemente porque fulano o zutano nos han recomendado el voto por el candidato de sus preferencias. Un trabajo que nos compete a todos es el de purificar las elecciones de los vicios tradicionales que han empañado nuestros procesos “democráticos”. El voto libre, sin presiones, consciente, con conocimiento de las posiciones del candidato frente a los principios cristianos, sobre todo frente a la vida, la paz, la justicia, la equidad, el respeto por los derechos humanos fundamentales, el desarrollo sostenible etc. Preparemos conscientemente nuestra participación en la elección presidencial. Este es un deber cristiano que no podemos eludir.
12 | Evangelizar
Controversias religiosas
Comer carne no es pecado. ¿Entonces qué es? • •
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Es alimentar la fiera que todos llevamos. Es estimular los bajos instintos: la agresividad, la sexualidad, el equivocado apego a las cosas de la vida, la fama y el confort. Es estar de acuerdo con el “hombre viejo”, que vive en la injusticia, en el pecado y en la mentira. El cazar animales y comer su carne ha modificado el ADN del hombre, hasta el punto de aumentar su similitud con la “carne” del animal que consume. Las enfermedades vasculares y reumáticas se han aumentado por la ingesta exagerada de carne. La “carne” simboliza la lucha entre la materia y el espíritu en el hombre.
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Orientaciones pastorales •
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Doctrina católica • • •
El hombre no puede vencer sus malas inclinaciones sin entrar por el camino de la renuncia, el sacrificio y el dolor. Si alguno quiere ir en pos de Cristo, debe tomar su cruz y seguirlo (Mt 10, 38). “…la puerta y el camino que llevan a la vida son angostos y difíciles y pocos lo
encuentran” (Mt 7,14). Los enemigos del hombre son el “mundo, el demonio y la carne”. San Juan dice que todo es “orgullo de la vida, soberbia de los ojos y vaciedad del corazón” (1 Jo 2, 16). San Pablo dice: “…vivo de la fe en el Hijo del hombre que me amó y se entregó por mí” (Ga 2, 20). Los que son de Cristo han crucificado en su cruz todas las pasiones y tendencias y ellos ya no viven; es Cristo quien vive en ellos (Ga 5, 24).
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La Iglesia católica pide a los mayores de catorce años la ABSTINENCIA DE CARNE (la vigilia) el miércoles de ceniza y todos los viernes de cuaresma. El AYUNO obliga a todos los mayores de dieciocho años hasta los sesenta comenzados (están exentos los enfermos). El ayuno básicamente es tomar sólo una comida y hacer un desayuno y una cena ligera. El fruto del ayuno y de la abstinencia de carne pueden encauzarse hacia las casas “pan y vida” u otras instituciones de caridad. El ayuno y la abstinencia de carne nos hacen hombres nuevos, capaces de dominar el instinto animal (el inconsciente según Freud) que quiere oscurecer nuestro espíritu.
Abril | 13
Cambio de actitud
En la Exhortación apostólica (Evangelii Gaudium), el papa Francisco, invita a la transformación misionera de la Iglesia, en el primer capítulo propone una reforma de la Iglesia que comporta cinco aspectos: 1. Salir
El tiempo actual exige una Iglesia en salida, que tome la iniciativa (primerear), se involucre, acompañe, fructifique y festeje.
2. Cambiar
Hay que impulsar una pastoral desde una conversión personal, renovación de estructuras y cambio de estilos.
3. Retornar
Es necesario retornar al corazón del Evangelio, a lo esencial. Corremos el riesgo de mutilar el Evangelio y reducirlo a aspectos secundarios.
4. Discernir
Los enormes y veloces cambios culturales requieren que prestemos una constante atención para expresar el Evangelio siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad. Esto implica un permanente discernimiento de las culturas, las costumbres, los lenguajes, los límites humanos.
5. Acoger
La Iglesia debe ser una madre de corazón abierto, que acoge a todos y no excluye a nadie.
14 | Evangelizar
Vida familiar
Y no a un amor cualquiera, sino a un amor verdadero. La verdad del amor no está puesta al arbitrio humano, cualquier amor que viva el hombre no tiene por qué ser un amor verdadero. Por ello, hoy resulta crucial presentar y educar a nuestros jóvenes y a nuestras familias sobre la conexión que existe entre verdad y amor (cf. 2 Jn 4ss). Sin la verdad, no hay felicidad ni amor que dure. Si no se toma la decisión de vivir en la verdad del amor será imposible esta comunión, convirtiéndose en una relación de dominio. Por tanto, somos llamados a un amor que respeta la persona en su verdad y así puede construir; un amor que es capaz de crear el bien de las personas y de las comunidades y, además, es capaz de darlo a los demás. De este modo, amor y verdad serán los que expresen la verdad completa del hombre, esto es, cómo está llamado a la plenitud, que es una vida en comunión.
Esta vocación al amor tiene como fin el don sincero de sí por el que el hombre encuentra su propia identidad. Resulta paradójico que lleguemos a encontrarnos al darnos completamente. Igual de paradójico que cuanto más nos demos más llenos estamos. Una buena luz para su interpretación nos la ofrecen las densas palabras que nos regala la Gaudium et Spes 24: “El hombre que es la única criatura en la tierra que Dios ha querido por sí misma, no puede encontrarse plenamente a sí mismo, sino en el sincero don de sí”. En resumen, se trata de la libre entrega a otra persona para formar con ella una autentica comunión de personas. En el seno de cada familia, cada uno buscará de modo especifico su plenitud de vida en la propia entrega, esa vida en abundancia que se les ofrece, y a la que se nos exhorta como padres y educadores en su acompañamiento.
En grupo o familia
reflexionemos
las siguientes afirmaciones a. El hombre “es amado por sí mismo”. b. “No puede encontrarse a sí mismo”. c. “Por el don sincero de sí”.
Abril | 15
Espacios para crecer
¿Qué es el cursillo de cristiandad? El Cursillo de cristiandad es un Movimiento de Iglesia que se preocupa, mediante un método propio, de posibilitar la vivencia y convivencia en lo fundamental cristiano, para ayudar a descubrir y a realizar la vocación personal y propiciar núcleos cristianos.
¿Dónde y cuándo nació? El Movimiento nació en España, concretamente en la isla de Mallorca, entre los años 1940 y 1949. Numerosos laicos y algunos sacerdotes, iluminados por el Espíritu Santo, descubrieron muy claramente el hecho de que también los laicos, en virtud de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, desempeñan un papel activo en la evangelización. El Cursillo se difundió por toda España y desde ahí a los países americanos y después a los cinco continentes. Los estatutos fueron aprobados por Pablo VI en 1963, quien les designó a San Pablo como su patrono.
Objetivos y metodología El primer objetivo del MCC es hacer posible que el sujeto conozca y viva “lo fundamental cristiano” mediante el anuncio kerygmático del acontecimiento de Cristo, “por la vía de la amistad” y del encuentro comunitario. Pero no se
trata sólo de que el creyente conozca y viva su fe privadamente o en un grupo cerrado, sino que, además -segundo objetivo- ha de ser “fermento en los ambientes”, difundiendo su fe vivida e invitando al encuentro con Cristo. Para alcanzar estos objetivos el MCC utiliza una metodología clasificada en tres etapas: pre-Cursillo, Cursillo, y post-Cursillo El pre-Cursillo es la búsqueda y preparación de los candidatos a participar en el Cursillo, para que éste tenga más eficacia. El Cursillo es un encuentro puntual, de tres días de duración, en el cual se expone lo básico de la fe cristiana por medio de enseñanzas, testimonios, oración y puestas en común. El post-Cursillo o cuarto día, es el modo de asegurar la conversión y los frutos del Cursillo, procurar la inserción en una comunidad eclesial y la colaboración en evangelizar la sociedad. Esto se consigue a través de dos instrumentos: la Reunión de Grupo y la Ultreya. La Reunión de Grupo es un pequeño grupo de personas que, a través de la amistad y la ayuda mutua, procuran crecer en su vida cristiana. Y la Ultreya es una gran comunidad en la que se reúnen las Reuniones de Grupo, y donde se celebra, vive y forma la fe. En nuestra diócesis hacen presencia en un gran número de parroquias, allí puedes conocerlos y unirte a ellos si te sientes llamado.
16 | Evangelizar
SECUENCIA DE DOMINGO DE PASCUA Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza, a gloria de la víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado que a las ovejas salva; a Dios y a los culpables unió con Nueva Alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta. “¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?” “A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!