Evangelizar 011 - Mayo de 2014

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Revista de Ayudas Pastorales

Di贸cesis de Sons贸n-Rionegro

Mayo. de 2014 | N掳11


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SUMARIO A LOS SACERDOTES Mons. Adolfo Duque Arbeláez PERFIL DE MONSEÑOR ALFONSO URIBE JARAMILLO.

LITURGIA DEL DOMINGO Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal 3 DOMINGO DE PASCUA. 4 DOMINGO DE PASCUA. 5 DOMINGO DE PASCUA. 6 DOMINGO DE PASCUA.

FORMACIÓN DOCTRINAL Pbro. Luis Javier Otálvaro Álvarez LA PROVIDENCIA DIVINA. LA PROVIDENCIA DIVINA Y EL SUFRIMIENTO. JESÚS, RESPUESTA AL PROBLEMA DEL MAL.

NUESTRA REALIDAD Mons. Gilberto Muñoz Ospina QUE TENEMOS DERECHO A ESPERAR DE LOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA?

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS Pbro. Oscar Charlarca ¿MATRIMONIO PARA LOS SACERDOTES CATOLICOS?

CAMBIO DE ACTITUD Pbro. John Jairo Olaya TENTACIONES DE LOS AGENTES DE PASTORAL.

VIDA FAMILIAR Pbro. Nelson Patiño Villa NADIE PUEDE VIVIR SIN AMOR.

ESPACIOS PARA CRECER Pbro. Jorge Iván Martínez López LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA RCC

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros. Diagramación Silvia Giraldo Consejo editorial Delegados de Pastoral Coordinador general Vicaría de Pastoral Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co


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A los sacerdotes

CONTINUACIÓN DE LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL: Fue el primer Obispo que dio la cara por el movimiento de renovación carismático así surgieran algunas dificultades causadas por algunos sacerdotes, que no estaban de acuerdo con él. n esta renovación gozo de una influencia definitiva en el pueblo que lo aplaudía, lo seguía, lo escuchaba y fue gran consejero de multitud de fieles. Al iniciar el pastoreo en la Diócesis, creó comisión para promover la perfección sacerdotal que tenía como objeto “estimular en los sacerdotes la búsqueda de la perfección y promoverla por todos los medios a su alcance”. Escribió muchas cartas de espiritualidad dirigidas a las comunidades por él fundadas y que éstas conservan como el mejor legado espiritual. En Sonsón logró tener un programa radial llamado “El Minuto para Dios” programa que también había tenido “La Voz de Antioquía” e la dudad de Medellín que alcanzó a tener gran sintonía tanto en Medellín como en Sonsón. DIMENSIÓN APOSTÓLICA: Presentó a la Conferencia Episcopal un proyecto de pastoral Presbiteral Orgánica que dio muchas luces a los Obispos para trabajar con el clero. Fue generoso en crear Instituciones para que el sacerdocio de Jesucristo se participara grandemente. Las predicaciones de Monseñor eran agradables, convincentes, con gran contenido doctrinal y expresado con una claridad mediana. Lograba siempre superar las dificultades y contratiempos que se le presentaban en la realización de sus proyectos y así pudo llevar a feliz término todo aquello en que se empeñaba. Era un hombre orante, auténtico formador, y amante como el que más de la Iglesia y el sacerdocio. Su vida y su persona son un testimonio que abrió caminos en la Iglesia de Colombia.

CARISMA DE FUNDADOR: Los que conocimos a Monseñor Uribe tenemos que reconocer en él, el carisma fundacional. Desde el comienzo de su ministerio Sacerdotal ya se le veía formar grupos que fueron creciendo y lograron hacer mucho bien en el clero. Cuando fue nombrado Obispo Auxiliar de Cartagena formó un equipo con varios sacerdotes que lo acompañaron y que hicieron mucho bien en esa Arquidiócesis. Es de destacar la fundación que él saco adelante, desde el Seminario Sacerdote en la Ceja, el Seminario Misionero del Espíritu Santo, el Seminario Campesino de Yarumal, la gran obra de la Universidad Católica de Oriente, las Comunidades Religiosas Siervas de la Iglesia, Misiones del Divino Espíritu y el apoyo definitivo a las Siervas de Cristo Sacerdote. Estas obras fueron bien consolidadas por él mismo, con sus respectivos estatutos, y constituciones, con toda la solidez jurídica que requiere dichas obras También le correspondió a Monseñor la apertura de muchas casas de oración, de capillas veredales y centro de culto.

Texto para profundizar

Personalmente o en grupo leer y socializar el libro VIDA Y OBRA DE MONSEÑOR ALFONSO URIBE JARAMILLO. M. Adolfo Duque


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3 Domingo de Pascua

Evangelio según san Lucas (24,13-35)

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: “¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?” Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?” Él les preguntó: “¿Qué?” Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?” Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Palabra del Señor

(El texto completo va hasta el versículo 35)

PAUTAS DE REFLEXIÓN No han comprendido Dos discípulos que han perdido la fe por el escándalo de la cruz. Los de Emaús caminan envueltos en tristeza y desaliento. Todas las esperanzas puestas en Jesús se han desvanecido. Ya no hay nada que esperar. Están desilusionados, derrotados, sin esperanza. La cruz es para ellos el fin de toda esperanza. Están enceguecidos. Por eso, no reconocen a Jesús resucitado en el camino. El camino de Jerusalén a Emaús es un camino de huida, de abandono, es el camino de los que tratan de escapar, de los que creen estar ya de vuelta de todo. Es también nuestro camino, el de nuestras huidas de la responsabilidad, el de nuestras dudas en la fe, el de nuestra débil esperanza, el de nuestra cerrazón al plan de Dios, el de nuestra terquedad, el de nuestro orgullo herido.

Se les abrieron los ojos y lo reconocieron… y salieron. Es en la reunión fraterna, en la fracción del pan compartido donde los discípulos descubren una nueva presencia de Jesús en medio de ellos. E inmediatamente Jesús desaparece de su vista. No es necesaria su presencia física, porque ya han recuperado la fe y la esperanza. En la comunidad reunida en el amor, en la escucha y acogida de la Palabra de Dios, en la memoria de la última cena, en la entrega y donación, en el pan compartido, en la acogida del peregrino…. Ahí está Jesús resucitado. Ahí tiene la comunidad el lugar privilegiado de la presencia de Jesús resucitado. Después de encontrarse con el resucitado, los dos discípulos dejan todo como estaba, y apuradamente, en medio de la noche vuelven a Jerusalén, el lugar de la crucifixión. Ya no los espanta la cruz. En Jerusalén está reunido el grupo de los Apóstoles y los que han llegado a creer en el Resucitado. Los discípulos de Emaús han llegado a creer en el Resucitado. Han comprendido que tienen que volver con sus hermanos. Su lugar está en la edificación de la Comunidad de Cristo, aportando su testimonio de vida y de fe.


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Catequesis 1

Dios, como Padre omnipotente y sabio, está presente y actúa en el mundo, en la historia de cada una de sus criaturas, para que cada una de ellas, específicamente el hombre, pueda realizar su vida como un camino guiado por la verdad y el amor hacia la meta de la vida eterna en Él.

Dios, por supuesto, conoce todas nuestras necesidades mejor que nosotros mismos y se ocupará de ellas si se las dejamos a Él (Mt 6, 26.31-32). Tenemos la seguridad de que Él conoce nuestras necesidades y que nos da cada cosa a su tiempo (Sal 104, 27-28).

Esa atención amorosa de Dios, el gobierno y la dirección que Él ejerce en el universo, es lo que se denomina “Divina Providencia”. “Providencia” viene del verbo latino “providére” que significa: “proveer”.

Por el mismo poder de su Voluntad por el cual creó el universo, Dios hace también que continúe en la manera que Él desea y hasta tanto Él lo desea. En su Sabiduría y Bondad infinitas cuida de todas las cosas, las ordena y las dirige hacia el fin para el cual las creó (Sb 6, 7b; Mt 10, 29).

Ésta enorme verdad de Dios, que con rostro sereno y mano segura guía nuestra historia, paradójicamente encuentra en el corazón del hombre un doble contrastante: por una parte, es llevado a acoger y a confiarse a este Dios Providente, tal como afirma el Salmista: “Acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre” (130, 2); por otra, en cambio, el hombre teme y duda en abandonarse a Dios, como Señor y Salvador de su vida, o porque ofuscado por las cosas, se olvida del Creador, o porque, marcado por el sufrimiento, duda de Él como Padre. En ambos casos la Providencia de Dios es cuestionada por el hombre. Es tal la condición del hombre, que en la misma Escritura divina Job no vacila de lamentarse ante Dios con franca confianza; de este modo, la Palabra de Dios indica que la Providencia se manifiesta dentro del mismo lamento de sus hijos (Jb 23, 3-4).

Preguntas para el diálogo 1. Lee y comenta el siguiente texto bíblico: Mt 6,25-34. 2. ¿Cómo reconocer la acción de la Providencia Divina en nuestras vidas? 3. ¿Cómo hablar y justificar la acción de la Providencia Divina en medio del sufrimiento, la guerra, la pobreza?

Textos para profundizar • • •

Catecismo de la Iglesia Católica 302 - 324 http://es.catholic.net/conocetufe/768/2480/ articulo.php?id=25235 http://www.mercaba.org/TESORO/CIRILO_J/ Cirilo_10.htm


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4 Domingo de Pascua

Evangelio según san Juan (10,1-10)

“En aquel tiempo, dijo Jesús: «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.” Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN En el mundo de la Biblia, entre el pastor y su rebaño se desarrolla una relación casi personal. Día tras día pasan juntos en lugares solitarios mirándose el uno al otro, sin nadie más en el entorno. El pastor termina conociendo todo sobre cada oveja y cada oveja reconoce y distingue, entre todas, la voz de su pastor, pues, “habla” con ella con frecuencia. Dios utiliza esta imagen para expresar su relación con su pueblo elegido y con toda la humanidad. Hoy más que nunca tenemos que reconocer que Jesús es la puerta de las ovejas. No podemos encontrar la salvación si no es siguiendo al único Salvador que es Cristo. No hay revelación, no hay verdad, no hay camino de salvación, no hay redención, no hay libertad, no hay vida Eterna si no en y por Jesús. Cualquier otro que venga a ofrecernos salvación será un mentiroso. El papa Francisco nos recuerda “la puerta es Jesús y quien no entra por esta puerta se equivoca. Y ¿cómo sé que la puerta verdadera es Jesús? ¿Cómo sé que esa puerta es aquella de Jesús? Toma las Bienaventuranzas y haz aquello que dicen. Sé humilde, sé pobre, sé manso, sé justo…”. “Jesús no solo es la puerta: es el camino, es la vía. Existen tantos senderos, quizás más convenientes para llegar”: pero son “engañosos, no son verdaderos: son falsos. El camino es solo Jesús. Jesús ha dicho esto: ‘Yo soy la puerta’, ‘Yo soy el camino’ para darnos la vida. Sencillamente. Es una puerta bella, una puerta de amor, es una puerta que no nos engaña, no es falsa. Siempre dice la verdad. Pero con ternura, con amor. Solo se entra a través de aquella puerta que se llama Jesús. Solo se entra a través de aquella puerta que nos conduce por un camino que es un camino que se llama Jesús y nos conduce a la vida que se llama Jesús. Todos aquellos que hacen otra cosa –dice el Señor– que trepan para entrar por la ventana, son ‘ladrones y asaltantes’. Invitó a pedir “la gracia de tocar siempre aquella puerta”: “A veces está cerrada: estamos tristes, estamos desconsolados, tenemos problemas en tocar, tocar aquella puerta. No vayan a buscar otras puertas que parecen más fáciles, más cómodas, más accesibles. Siempre aquella: Jesús. Y Jesús no desilusiona jamás, Jesús no engaña, Jesús no es un ladrón, no es un asaltante. Ha dado su vida por mí: cada uno de nosotros debe decir esto: ‘Y tú que has dado la vida por mí, por favor, abre, para que pueda entrar”.


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Catequesis 2

Preguntas para el diálogo

El problema del mal y del sufrimiento constituye para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad de la Providencia Divina. En algunos casos, esta dificultad asume una forma radical, cuando incluso se acusa a Dios del mal y del sufrimiento presentes en el mundo llegando hasta rechazar la verdad misma de Dios y de su existencia (llegando a asumir posturas ateístas). De modo menos radical y sin embargo inquietante, esta dificultad se expresa en tantos interrogantes críticos que el hombre plantea a Dios. La duda, la pregunta e incluso la protesta nacen de la dificultad de conciliar entre sí la verdad de la Providencia Divina, de la paterna solicitud de Dios hacia el mundo creado, y la realidad del mal y del sufrimiento experimentado en formas diversas por los hombres. Dos realidades del mal:El mal moral: este comporta culpabilidad, porque depende de la libre voluntad del hombre y es siempre un mal de naturaleza espiritual. El mal físico: este no incluye necesariamente y de modo directo la voluntad del hombre,

si bien esto no significa que no pueda estar causado por el hombre y ser efecto de su culpa. El mal físico causado por el hombre, a veces sólo por ignorancia o falta de cautela, a veces por descuido de las precauciones oportunas o incluso por acciones inoportunas o dañosas, presenta muchas formas. Pero hay que añadir que existen en el mundo muchos casos de mal físico que suceden independientemente del hombre. Baste recordar los desastres o calamidades naturales, al igual que todas las formas de disminución física o de enfermedades somáticas o psicológicas de las que el hombre no es culpable. La visión de la realidad del mal y del sufrimiento está presente con toda su plenitud en las páginas de la Sagrada Escritura. Por eso el único método adecuado para encontrar una respuesta al interrogante sobre el mal y el sufrimiento en el mundo es buscar en el contexto de la revelación que nos ofrece la palabra de Dios. La luz definitiva, sin embargo, sólo puede venir de la cruz victoriosa de Cristo.

1. Unos textos para compartir: Lm 3,19-33; 1Pe 1,3-9. 2. ¿Cómo conciliar el mal y el sufrimiento con la solicitud paterna, llena de amor, que Jesucristo atribuye a Dios en el Evangelio? 3. ¿El sufrimiento verdaderamente acerca a Dios? ¿Por qué?

Textos para profundizar • • •

Catecismo de la Iglesia Católica 309 - 314 http://www.mercaba. org/Cristologia/DdeJ_ caravias_09.htm Carta Apostólica “Salvifici Doloris” del Papa Juan Pablo II, 1984.


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5 Domingo de Pascua

Evangelio según san Juan (14, 1-12)

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.” Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús prepara a sus discípulos para el momento difícil de su separación de ellos. Es perfectamente comprensible el estado de desánimo de los apóstoles. Ante la perspectiva de la muerte violenta de su Maestro están completamente perturbados. A ellos Jesús les dice: “No se inquieten”. “No tengan miedo. No se turbe el corazón de ustedes”. Detrás de nuestro anhelo de poder vivir tranquilos entre las cuatro paredes se esconde el ansia de una vivienda definitiva, de un hogar donde nuestra terrible inquietud nerviosa se transforme en paz profunda. Dice San Agustín: “Nos has creado para ti, o Dios, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. El cristiano conoce su meta. Y conoce el camino para llegar a su destino. Jesús no dice solamente: “Yo conozco un camino”, sino: “Yo soy el Camino”. Él es el único medio para llegar al Padre. Él es el acceso, el único, para llegar a Dios. Él es la puerta abierta por la que nos llega ahora ya la luz del cielo. Jesús no sólo es el Camino. Él es también la meta: la Verdad y la Vida. La Verdad de Dios no es en primer lugar una doctrina. Es la persona de Jesús. Jesús Es Vida. Es la vida en abundancia. El papa Benedicto XVI nos escribió: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Ser cristiano por lo tanto es antes que nada, creer en Jesús. Tener la suerte de habernos encontrado con él. Por encima de toda creencia, fórmula, rito, credo… lo verdaderamente decisivo en la experiencia cristiana es el encuentro con Cristo. Ir descubriendo por experiencia personal, sin que nadie nos lo tenga que decir desde fuera, toda la fuerza, la luz, la alegría, la vida que podemos recibir de él.


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Catequesis 3 mismo tiempo que este sufrimiento posee un valor y un poder redentor y salvífico, que en él se prepara esa herencia que no se corrompe (1 Pe 1, 4). La verdad de la Providencia adquiere así mediante “el poder y la sabiduría” de la Cruz de Cristo su sentido definitivo.

En la catequesis anterior afrontamos el interrogante del hombre de todas las épocas sobre la Providencia Divina, ante la realidad del mal y del sufrimiento. La Palabra de Dios afirma de forma clara que “la maldad no triunfa contra la Sabiduría” (Sb 7,30) y que Dios permite el mal en el mundo con fines más elevados, pero no quiere ese mal. Así pues, a la pregunta sobre, cómo conciliar el mal y el sufrimiento con la verdad de la Providencia Divina, no se puede ofrecer una respuesta definitiva sin hacer referencia a Cristo. Efectivamente, por una parte, Cristo -el Verbo encarnado- confirma con su propia vida -en la pobreza, la humillación y la fatiga- y especialmente con su pasión y muerte, que Dios está al lado del hombre en su sufrimiento; más aún, que Él mismo toma sobre Sí el sufrimiento de la existencia terrena del hombre. Jesús revela al

Precisamente de esta sabiduría, rica en amor compasivo hacia el hombre que sufre, tratan los escritos apostólicos para ayudar a los fieles atribulados a reconocer el paso de la gracia de Dios. Así, pues, visto con los ojos de la fe, el sufrimiento, si bien puede presentarse como el aspecto más oscuro del destino del hombre en la tierra, permite transparentar el misterio de la Divina Providencia, contenido en la revelación de Cristo, y de un modo especial en la cruz y en su resurrección. Afirma el Conc. Vaticano II: “Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta obscuridad” (G.S. 22). Si descubrimos mediante la fe éste poder y ésta “sabiduría”, nos encontramos en las sendas salvadoras de la Divina Providencia. Se confirma entonces el sentido de las palabras del Salmista: “El Señor es mi Pastor Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque Tú vas conmigo” (Sal 22, 1.4). La Providencia se revela así como el caminar de Dios junto al hombre.

Textos bíblicos para el diálogo Sb 7,24-30; Eclo 2,5-11; Jn 3,16-17; Rom 8,2225.28.35.38-39; 11,33-36; Hb 12,7-11; St 1,2-4; 1Pe 1,6-9; 4,13; Ap 21,1-5.

Textos para profundizar • Catecismo de la Iglesia Católica 599-623 • http://w w w.mercaba.org/FICHAS/ JESUS/muerte_sentido.htm • http://www.icceciberaula.es/docs/revistas/ El%20misterio%20del%20hombre.pdf


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6 Domingo de Pascua “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.” Palabra del Señor

Evangelio según san Juan (14, 15-21)

PAUTAS DE REFLEXIÓN Los discípulos están tristes porque ellos entienden que Jesús está presente sólo cuando él está físicamente en un lugar y se lo puede ver y tocar. Piensan que cuando Jesús habla de ir al Padre les está diciendo que los abandonará, y solamente les dejará su recuerdo y sus enseñanzas. Como los hijos ante la muerte de su padre, los discípulos se sentirán huérfanos. Jesús aclara que su partida no es motivo de tristeza sino todo lo contrario: es un motivo de inmensa alegría, ya que para Jesús significa su glorificación, la vuelta al Padre, y para los discípulos es el comienzo de una nueva vida que se les dará gracias a su muerte y Resurrección. Jesús se va para estar mucho más presente que antes, pero con una presencia distinta que solamente percibirán aquellos que lo aman sinceramente. El amor verdadero nunca será un mero sentimiento o de puras palabras no más. El cristiano no se quedará en un sentimentalismo estéril. No basta repetir bajo lágrimas de emoción: “¡Jesús, te amo con todo mi corazón!”. Insiste el Señor: “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama”. Por otro lado el evangelio hoy nos recuerda que el cristiano nunca ha de sentirse huérfano. El vacío dejado por Jesús ha sido llenado por la presencia viva del Espíritu Santo que vive con nosotros, está en nosotros y nos enseña el arte de vivir en la verdad. La vida del cristiano esta animada por el Espíritu Santo. El Espíritu es una nueva ayuda para la vida de los discípulos: Él hace posible el seguimiento, él capacita para vivir el difícil mandato del “amor”, él asiste a los discípulos en los momentos duros de la tribulación. La acción del Espíritu Santo se describe con precisión: viene como un nuevo “apoyo” en lugar de Jesús. Ahora Jesús se va, no quedarán solos: el Padre les dará el Espíritu Santo, quien estará siempre con ellos, al lado de ellos y en ellos.


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Nuestra realidad

Qué tenemos derecho

a esperar de los candidatos

a la presidencia? Muchas son las exigencias que los ciudadanos tenemos derecho de expresar a los candidatos, Pues quien resulte elegido tiene que responder al pueblo que representan y en cuyo nombre, ejercen el poder. Mucha gente cuestiona el que ellos dicen QUÉ VAN A HACER, pero no dicen EL CÓMO. Quiero referirme a las tres dimensiones de la realidad social y a algunos campos que son vitales para que las personas y comunidades crezcan en dignidad y alcancen el desarrollo humano integral y sustentable. DIMENSION SOCIO-ECONÓMICA: Exigir acuerdos internacionales acordes con el potencial nacional. Desarrollo al servicio de la persona, la familia y los cuerpos intermedios. Superación de la extrema pobreza de millones de colombianos; superación de la pauperización de la clase media y cada día mayor enriquecimiento de los poderosos. Cómo? Políticas macroeconómicas de Estado; Empleo, vivienda, seguridad social, impuestos crecientes para los más favorecidos. Cómo nos dice Pablo VI en la Populorum Progressio, que sea “el paso para todos y cada uno, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas” (20’21). DIMENSIÓN SOCIO-POLÍTICA: Paz integral. Como nos dice la Gaudium et Spes “la paz no es la mera ausencia de guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias..”

(78). Cómo? La paz integral implica: Auténticas participación política popular. La búsqueda del BIEN COMUN de todos y cada uno, el libre ejercicio de los derechos ciudadanos, voto obligatorio; seguridad para el ejercicio de la cotidianidad, el ser escuchados y que las demandas ciudadanas sean respondidas, la formación de líderes populares, la autonomía de los departamentos y regiones, una justicia autónoma y ética y moralmente recta. DIMENSIÓN SOCIO-CULTURAL: Que todos los colombianos seamos más. Cómo? Respeto por toda vida humana y constante elevación de la calidad de vida. Respeto por la familia y preservación de los valores y virtudes que la sustentan. Educación de alta calidad para todos, auténtica formación en valores y virtudes, especialmente los que sustentan el ethos nacional. Modernos medios de comunicación al servicio de una vida digna. Preservación del Medio ambiente y educación ecológica obligatoria. Muchas más exigencias deberíamos hacer. Por eso en el tiempo que va hasta las elecciones, formemos conciencia ciudadana, para que la gente sepa por quién votar, que realmente busque el bien de todos y el crecimiento integral del país. Cumplamos con el deber sagrado del voto.


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Controversias religiosas

¿Matrimonio para los

sacerdotes catolicos?

ESTADO DE LA CUESTION Hay consenso muy amplio entre los católicos de hoy en lo referente a que la Iglesia latina (romana) permita a los presbíteros optar al sacramento del matrimonio. Muchos argumentan que un sacerdote casado tendría una sensibilidad mayor frente a las situaciones conflictivas que atraviesan las familias de hoy. En Alemania, en la diócesis de Fulda, los católicos comprometidos le han pedido a los Obispos, con innumerables firmas, que se trabaje para que los sacerdotes de las parroquias se puedan casar y conformar una familia. Ser padre de familia cambia la óptica del hombre y contribuye a humanizar sus sentimientos en su proceso de maduración personal. La convivencia familiar, especialmente la relación “hombre-mujer, es una prueba a la omnímoda libertad que maneja el sacerdote de hoy, preferencialmente el diocesano. El matrimonio de los sacerdotes obligaría a las jerarquías católicas a replantear los sistemas

económicos, tan cerrados, que no permiten la participación de los bienes de la Iglesia sino a unos cuantos, cercanos a los centros de poder. El sacerdote casado, por causa de las circunstancias, estaría más involucrado en la solución real de los problemas de la comunidad a la que preside en la fe, la esperanza y el amor. Algunos católicos, y muchos que no lo son, creen que el matrimonio de los sacerdotes ayudaría a no caer en las situaciones de pederastia y pedofilia.

DISCIPLINA ECLESIASTICA CATOLICA La Iglesia católica, en el código de derecho canónico (C I C 277) exige, como requisito, el celibato, a los que aspiran al presbiterado y al episcopado, abrazado por amor a Jesucristo y por el Reino de los cielos (Mt 19, 12). El celibato, según la doctrina de la iglesia es un signo de la vida nueva a la que es consagrado el ministro de la Iglesia (P O 16). El celibato sacerdotal fue instaurado en la iglesia por el concilio de Elvira en el año 311 y apuntalado, por el edicto

de Milán en el 313, con la llegada de Constantino como primer emperador cristiano, que permitió una marcada institucionalización y favoreció muchas otras, como el celibato presbiteral. El celibato sacerdotal de la iglesia latina es una institución de derecho eclesiástico, no de derecho divino.

ORIENTACION PASTORAL Muchos jóvenes católicos se sentirían con mayor disposición para el sacerdocio si, en su proyecto de vida, a futuro, pudieran incluir la formación de una familia y el legítimo derecho a la procreación. Cómo se alegrarían las familias de saber que el sacerdote es un padre y un esposo como ellos. Ante la situación real del abandono del sacramento del matrimonio por parte de los bautizados, el matrimonio sacramental de los presbíteros, sería una llamada a consagrarse a Cristo en su camino de cruz mediante el amor y la entrega generosa. San Pablo dice: “es mejor casarse que abrasarse” (1Co 9,7)


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Cambio de actitud

Tentaciones

1. Crisis de identidad: Muchos agentes asumen la misión evangelizadora como un apéndice de la vida, y no como algo constitutivo de la propia identidad al tiempo que se puede advertir en muchos evangelizadores, aunque oren, una acentuación del individualismo y una caída del fervor.

2. Acedia pastoral:

En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco expone algunas tentaciones que asedian frecuentemente a los agentes de pastoral, sean obispos, sacerdotes, religiosos o religiosas y laicos:

El problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces enfermen. No se trata de un cansancio feliz, sino tenso, pesado, insatisfecho y, en definitiva, no aceptado.

3. Pesimismo estéril: Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo

4. Aislamiento: Muchos tratan de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o hacia el reducido círculo de los más íntimos.

5. Mundanidad espiritual: Muchos detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, buscan, no la gloria de Dios, sino glorias humanas y bienestar personal.

6. La guerra entre nosotros mismos: Cuántas guerras desencadenadas por el afán de poder, prestigio, placer o seguridad económica que generan odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones.


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Vida familiar

En el plan de Dios que queremos transmitir a nuestras familias, comprobamos que no estamos hechos para la soledad, sino que somos portadores de una vocación a una comunión, que se nos hará viva y comprensible en la propia experiencia del amor, la cual abarca e integra todas las dimensiones de la persona. Partiendo de una antropología adecuada, la persona solo se puede conocer, de modo adecuado a su dignidad, cuando es amada. Este acontecimiento de ser amado es la primera revelación de la propia identidad personal. El ser humano es persona porque es amado - como hijo - de manera irrepetible, por sus padres y por Dios. Para captar la belleza resplandeciente de esta primera manifestación de la persona, como don y llamada al amor, es necesaria una actitud de apertura, de asombro agradecido.

Nuestros niños y jóvenes solo llegarán a comprender lo que son y a descubrir un sentido para su vida cuando se les revele el amor, cuando se encuentren con él, lo experimenten y lo hagan propio, participen en él vivamente. De este modo, hombre y mujer no están hechos para sí mismos, sino que viven en la búsqueda de algo más. No hemos recibido el don de la vida para sobrevivir, sino para amar y ser amados, para crecer en ese amor, para ser transformados por ese amor, para ser liberados y encontrar la felicidad. Sin embargo, esta comunión a la que somos portadores se nos da en promesa, por lo que hemos de creer en ella, esperar poder alcanzarla y poner el amor necesario para el camino, es decir, se hace necesario disponer de las tres virtudes teologales:

La fe: El mismo amor nos pide fe, necesaria

para construir una historia de la que seamos verdaderos protagonistas. La fe que procede del hecho de que el amor es creíble.

La esperanza: Es ese hilo invisible que

engancha el futuro prometido con el presente, como podremos esperar en nuestro amor. Lo que puede generar esperanza en nosotros es la existencia de un amor más grande que nuestro corazón (cf. 1 Jn 3,20).

El amor: Necesario para llegar a la madurez de la libertad del don de sí y a la capacidad para descubrir la verdad de este amor hermoso.

Dialoguemos en grupo o en familia: Convencidos de que nuestra familia es el lugar para la formación, escuela de humanidad y de amor, que en casa cada uno es querido por sí mismo, de modo incondicional, preguntémonos: ¿Cómo mostrarles a los miembros de la familia el camino para que puedan aprender a amar? No debemos correr el riesgo de tener una teoría del amor y no poseer suficientemente su arte.


Mayo | 15

Espacios para crecer

Qué es?

Un mejor conocimiento de la Persona y de la Obra del Espíritu Santo.

pentecostalismo, el movimiento carismático católico no busca romper con la tradición, dogmas y estructuras organizativas del catolicismo sino que, al contrario, intenta contribuir a revitalizarlos. Por ello, si el carismatismo es dinámico e innovador en su concepción de la práctica religiosa, es por otra parte conservador en el plano dogmático.

Una experiencia profunda de su presencia en nosotros y de acción en nuestras vidas.

¿cómo se estructura?

Una entrega sin limitaciones a la conducción del Espíritu Santo y una constante docilidad para seguir sus inspiraciones.

Es la renovación del amor en todas sus proyecciones (Del libro: “Conozca la Renovación Carismática”).

Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, la definió cómo:

Y el cardenal Leon Joseph Suenens, la definió no como un movimiento, sino como el moverse del Espíritu Santo.

¿Cómo surgió? Proviene históricamente del movimiento neopentecostal protestante, en el marco del clima de apertura del Concilio Vaticano II; así, fue acogido en el catolicismo por ser una experiencia original y esencialmente católica. Las experiencias pentecostales llegaron primero a las Iglesias protestantes históricas (como la anglicana o luterana). La expresión renovación carismática proviene del ministro luterano Harald Bredesen quien, en 1962, comenzó a emplear el término «carismático» para describir lo que estaba pasando en las Iglesias protestantes históricas, las más tradicionales. Aunque inspirado en la experiencia del

En la renovación carismática se encuentran dos grandes modelos de organización: El primero, adoptado especialmente en América Latina, se centra en grupos de oración parroquial, independientes entre sí, generalmente sin estatutos ni superiores, sino solamente dirigentes, llamados también servidores, sin autoridad jurídica, pero siempre sujetos a la autoridad eclesiástica. El otro gran modelo de organización, es el de las comunidades de alianza, que se dan cuando un grupo de carismáticos se compromete con estatutos, votos, diezmos y otras estructuras. En nuestra diócesis contamos con una asociación clerical especialmente organizada y dedicada a la formación y orientación de la RCC, “Siervos del Espíritu Santo” (SES). Además en Colombia la comunidad de los padres Eudistas, también ha sido abanderada en la propagación de este movimiento. Se calcula que alrededor del 12 por ciento de los católicos son carismáticos, de los cuales la mayor parte son latinoamericanos.


16 | Evangelizar

MAGNIFICAT (Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


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