Evangelizar 015 - Septiembre de 2014

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Septiembre | 1

Revista de Ayudas Pastorales

Di贸cesis de Sons贸n-Rionegro

Septiembre de 2014 | N掳15


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Septiembre | 3

A los sacerdotes

SUMARIO A LOS SACERDOTES Mons. Adolfo Duque Arbeláez EL LEGADO DE UN AUTÉNTICO PASTOR: MONSEÑOR ALFONSO URIBE JARAMILLO

LITURGIA DEL DOMINGO Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal DOMINGO XXIII DOMINGO XXIV DOMINGO XXV DOMINGO XXVI

FORMACIÓN DOCTRINAL Pbro. Luis Javier Otálvaro Álvarez LA REALIDAD DEL PECADO EL PECADO ORIGINAL LA GRACIA PURIFICA DEL PECADO

NUESTRA REALIDAD

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros. Diagramación Silvia Giraldo

Mons. Gilberto Muñoz Ospina. TRÍPODE PROGRAMÁTICO NUEVO GOBIERNO

Consejo editorial Delegados de Pastoral

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS

Coordinador general Vicaría de Pastoral

Pbro. Oscar Charlarca ¿SI DIOS ES EL QUE SALVA, PARA QUÉ LA IGLESIA?

CAMBIO DE ACTITUD Pbro. John Jairo Olaya SEÑOR, QUE YO SEA CAPAZ ORACION

VIDA FAMILIAR Pbro. Nelson Patiño Villa ¿EN QUÉ MANERA AFECTA EL PECADO ORIGINAL AL MATRIMONIO?

ESPACIOS PARA CRECER Pbro. Jorge Iván Martínez López FOCOLARES

Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co

Hay una frase que encierra un valioso contenido y que se le ha atribuido a un destacado teólogo Suizo, del siglo XX, Hans Urs Von Baltasar, quien afirmaba lo siguiente: “el que no escucha primero a Dios no tiene nada que decir al mundo”. Un ejemplo muy diciente para las personas de nuestra época, especialmente para quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, fue Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, quien pasaba durante varias horas ante la presencia de Jesús en la Eucaristía. Él sabía conjugar muy bien la vida mística con su labor apostólica. Por eso, decía “la persona que pasa bastante tiempo orando es la que después hace más”. Monseñor Alfonso no se guardó para sí mismo lo que le escuchaba a Dios, le habló al mundo por medio de sus escritos, también lo hizo por medio de sus profundas reflexiones en las que se destacaban sus frecuentes referencias a la Palabra de Dios, por otra parte, gracias a que fue un instrumento eficaz del Señor, pudo configurar en nuestra apreciada diócesis de Sonsón – Rionegro varias obras dentro de las que vale la pena destacar: el Seminario Cristo Sacerdote, en La Ceja; el Seminario Misionero del Espíritu Santo, en la misma ciudad; el Seminario Nuestra Señora, en Marinilla; el Seminario Cristo Sacerdote, en Yarumal; la Asociación Siervos del Espíritu

Santo y la de San Pablo, ambas en La Ceja; también, algunas comunidades religiosas femeninas; fundó la Universidad Católica de Oriente, en la que se han formado varios profesionales, de los que actualmente, algunos de ellos, prestan un valioso aporte para el desarrollo de nuestra región, en diferentes campos. Le ayudó a descubrir a muchos jóvenes, que se preparaban para el sacerdocio, que lo más importante, en la formación, era aprender a escuchar en primer lugar a Dios para luego poder dar respuesta a tantos interrogantes que plantea el mundo. A los sacerdotes egresados de los seminarios fundados por monseñor Alfonso, se les ha identificado por ser personas de una rica espiritualidad, que han sabido complementar con una buena formación humana e intelectual, aportando a la sociedad una propuesta distinta a lo que puedan ofrecer determinadas ideologías o corrientes, que no colman suficientemente las expectativas de los seres humanos de un mensaje lleno de esperanza, frente a las circunstancias adversas que a diario nos corresponde vivir. Todo lo que le escuchaba a Dios lo aplicaba en su vida, sobre todo, su amor por el Sacerdocio de Cristo, que lo impulsó a mantener

una constante preocupación por las vocaciones sacerdotales, brindándoles a todos los que sentían la llamada del Señor la oportunidad de poder ingresar a una institución para que recibieran allí su respectiva formación a la vida consagrada, sin importarle por ningún motivo si era una persona campesina o una persona de pocos recursos económicos o un profesional ya mayor en su edad; gracias a su visión la diócesis de Sonsón – Rionegro, cuenta en la actualidad con aproximadamente 473 sacerdotes, que prestan sus servicios pastorales también en diferentes jurisdicciones eclesiásticas respondiendo de esta manera a la vocación misionera que nos dejó Jesucristo de “id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28,18-20).


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Septiembre | 5

Catequesis 1

DOMINGO XXIII Evangelio según San Mateo (18,15-20) “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús sigue formando a los discípulos sobre los valores que deben caracterizarlos como seguidores suyos. Hoy habla de la “corrección fraterna”. Si bien es cierto que la Iglesia está asistida y animada siempre por el Espíritu Santo, quien la encamina hacia la perfección o santidad propia de Dios; pero en ella habitamos seres limitados e imperfectos, en ella crecen juntos el trigo y la cizaña, la gracia y el pecado. ¿Qué hacer cuando el hermano se deja llevar por el pecado? Jesús propone un camino: la corrección fraterna. Además Jesús enseña sobre la importancia de la oración comunitaria. La comunidad que ora es un lugar privilegiado de la presencia de Jesús.

En toda comunidad humana, también en la Iglesia, son inevitables los conflictos interpersonales, por lo cual es necesario que siempre esté preparada para enfrentarlos. Se espera de los discípulos apertura a la acción del Espíritu Santo y por lo tanto capaces de vivir un clima de dialogo, tolerancia, comprensión y escucha. Personas dispuestas siempre a construir una comunidad de hermanos en la que no prevalezcan los intereses personales. Hay que ser conscientes de que son muchos los factores que deterioran constantemente nuestras relaciones con los otros, dentro de la familia, entre vecinos y compañeros de trabajo, dentro de la comunidad o en la convivencia diaria. La comunicación queda fácilmente bloqueada, sobre todo cuando nos damos cuenta que el otro ha actuado de manera injusta o desleal. Hoy Jesús nos propone como camino para sanar las relaciones el de la corrección fraterna, que lleva siempre a

pensar en el bien del hermano y de la comunidad. Corregir a un hermano supone gran delicadeza, gran humildad y mucho amor. El criterio de la corrección fraterna tiene que ser siempre el de la Caridad, ella es la que debe inspirar siempre para realizar la corrección fraterna. Esta semana pidamos al Señor que nos conceda la gracia de hacer la corrección fraterna. Corregir aunque no nos guste, aunque nos parezca duro, aunque nos sintamos criticados, aunque a veces se hagan heridas, aunque el hermano proteste…, corregir es un deber y un derecho, un ejercicio de la fraternidad, un mandato del Padre. Corregir, pero con amor y acompañando; corregir, siendo hermano; corregir, orando juntos… ¡Bendito sea Dios, que nos hace fuertes para salvar y ser salvados, para curar y ser curados, para amar al hermano y ser por él amados!

El pecado es “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna” (San Agustín). Es una ofensa a Dios, a quien desobedecemos en vez de responder a su amor. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Cristo, en su pasión, revela plenamente la gravedad del pecado y lo vence con su misericordia. El pecado es una palabra, un pensamiento, un acto, un deseo o una omisión contrarios al plan de felicidad que Dios tiene para el hombre. “El pecado es un misterio, y tiene un sentido profundamente religioso. Para conocerlo necesitamos la luz de la revelación cristiana. El pecado escapa a la razón. Ni la antropología, ni la historia, ni la psicología, ni la ética, ni las ciencias sociales pueden penetrar su profundidad”. El pecado es una falta contra la razón, la verdad y la conciencia recta. Es una falta al amor verdadero que debemos a Dios, a nosotros mismos y al prójimo,

a causa de un apego perverso a ciertos bienes que aparecen como atractivos por efectos de la tentación, pero que en verdad son dañinos para el hombre. Por eso san Juan Pablo II señala que el pecado, bajo la apariencia de “bueno” o “agradable”, es siempre un acto suicida. Es grande la variedad de pecados que se cometen por egoísmo y por falta de visión sobrenatural. Pero Dios misericordioso quiere perdonar los pecados: “¿Acaso quiero yo la muerte del impío, - dice el Señor Dios -, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?” (Ez 18,23). El Evangelio nos repite este llamado a la conversión, y Jesús durante su vida manifestó el perdón a los pecadores y, además, dio su poder divino a los Apóstoles y a sus sucesores para perdonar los pecados. ¿Qué es un pecado mortal? Un pecado mortal es elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre.

Preguntas para el diálogo 1. ¿Cuáles son las condiciones para que un pecado sea mortal? 2. ¿Por qué el hombre tiene una tendencia al mal? 3. ¿Cómo puede el hombre recuperar la gracia?

Textos para profundizar • • •

Catecismo de la Iglesia Católica 385 – 390 h t t p : / / w w w. e s. ca t h o l i c. net/conocetufe/364/817/ articulo.php?id=21100 http://www.aciprensa.com/ moral/pecado.htm


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Septiembre | 7

DOMINGO XXIV

Catequesis 2

Evangelio según San Mateo (18,21-35)

“En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.” El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes.” El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.” Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. Palabra del Señor

Pautas de reflexión En el Evangelio del Domingo anterior se nos habló de la corrección fraterna, y en este domingo se nos pone delante una exigencia nueva de la caridad: el perdón de las injurias, indispensable para que la caridad pueda reinar entre los hermanos. Pedro cree que se muestra amplio y generoso, proponiendo cómo perdonar hasta siete veces; de inmediato Jesús rechaza esta limitación poniendo el perdón sin límites. Hay que perdonar, perdonar siempre y perdonar de todo corazón; la caridad no reconoce límites, ni disminuciones o atenuantes: se ama y se ama de veras y, por tanto, se ama siempre. Qué lección tan difícil la de este Evangelio pero tan necesaria en nuestra vida, y quizás hoy lo que más necesita el mundo, y de manera especial nuestra patria, es nuestro testimonio real y verdadero del amor. Perdonar no significa ignorar las injusticias cometidas, ni aceptarlas de manera pasiva o indiferente. Al contrario, si uno perdona es precisamente para destruir, de alguna manera, la espiral del mal, y para ayudar al otro a rehabilitarse y actuar de manera diferente en el futuro. El que se cierra a conceder el perdón se castiga a sí mismo. Se hace daño aunque él no lo quiera. El odio es como un cáncer secreto que corroe a la persona y le quita energías para rehacer de nuevo su vida. Sólo podrá perdonar aquel que se siente de verdad perdonado por Dios, Dios infinitamente misericordioso nos perdona siempre, es necesario vivir esta experiencia de sentirse perdonado por Dios. La experiencia del perdón es una experiencia humana tan fundamental que quien no conoce el gozo de ser perdonado no crece como persona. Quien no se ha sentido nunca comprendido por Dios, no sabe comprender a los demás. Quien no ha gustado su perdón entrañable corre el riesgo de vivir “sin entrañas”. Quien olvida lo mucho que a él le perdonan, se vuelve duro de corazón con los demás. Quien cree que el perdón y la mutua comprensión son algo inútil, propio de personas débiles y resignadas, estrangula no sólo la convivencia, sino también el Evangelio. Que Dios cambie nuestra manera de pensar y nos podamos arriesgar a vivir de verdad desde los criterios mismos del evangelio, así seremos constructores de paz y el mismo Reino de Dios se hará realidad en nuestro mundo.

¿Qué es el pecado original? El pecado original, con el que todos nacemos, es la privación de la santidad y justicia originales. El pecado introduce en el mundo una cuádruple ruptura: la ruptura del hombre con Dios, consigo mismo, con los demás seres humanos y con la creación entera. ¿Qué consecuencias tiene el pecado original para nosotros? Producto de estas rupturas, las consecuencias que tiene el pecado original para nosotros son: el debilitamiento de la naturaleza humana, que ha quedado sometida a la ignorancia, al sufrimiento, a la muerte y a la inclinación al pecado. Efectivamente, una vez cometido el pecado original, a Adán y Eva, “se les abrieron los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron” (Gn 3, 7). Aquella armonía originaria y natural, aquella relación que fluía espontáneamente, ahora

ha quedado turbia y tensa: tienen necesidad de esconderse o de defenderse. Nunca habían experimentado vergüenza, en el sentido de que “estaban unidos por la conciencia del don [cada uno era un don para el otro] y tenían recíproca conciencia del significado esponsalicio de sus cuerpos” (AG 20.II.80, 1). En cambio, ahora reaccionan haciendo algo que nunca antes habían hecho: se cubren el uno del otro (como si tuviesen algo que esconder). Cubrirse mutuamente, el uno ante el otro, es tanto como perder la sencillez y comenzar a distanciarse, es decir, “calcular” la donación, esto es, ponen condiciones para la mutua entrega (recordemos que el amor es incondicional; las condiciones son para el comercio). En definitiva, la espontaneidad de su amor queda malparada, abocándose a una relación entorpecida. Si bien, el hombre resultó herido después del “desastre”, con todo,

no quedó imposibilitado para el amor (la naturaleza humana no se corrompió con el pecado original, sino que tan sólo se ha debilitado). El hombre podrá amar, pero no como antes. Además, ya que la bondad y la sabiduría divinas van más allá de lo que podemos imaginar, el Creador -que, sobre todo, es Padre- no se olvida del hombre y le mantiene la llamada a la filiación divina (es decir, al amor de estilo divino). Preguntas para el diálogo 1. Leer y comentar Génesis 3,1-24. 2. ¿Por qué el pecado original es hereditario? 3. ¿Cómo se nos borra la mancha del pecado original? Textos para profundizar • Catecismo de la Iglesia Católica 386 – 409 • http://www.mercaba.org/ FICHAS/PECADO/115-1-2.htm • http://www.es.catholic.net/ conocetufe/364/817/articulo. php?id=6828


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DOMINGO XXV

Septiembre | 9

Catequesis 3

Evangelio según San Mateo (20,1-16)

Pautas de reflexión

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.” Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado.” Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña.” Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.” Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.” Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.» Palabra del Señor

Esta parábola que aparece hoy en el Evangelio tiene un profundo significado: la absoluta gratuidad y libertad de Dios para conferir sus dones a quien quiere y como quiere; Dios es el dueño absoluto de sus dones y los reparte libremente a todos. Es más, Dios concede su Reino a los pecadores convertidos del mismo modo que a los que toda su vida fueron justos. Todos nosotros hemos sido llamados a la viña del Señor, lo que tenemos es que reconocer el llamado de Dios, aceptarlo y cumplirlo. Así mismo es importante recordar que la recompensa que Dios da, será siempre pura gracia, un don, un regalo gratuito. El premio se debe únicamente a la bondad de Dios. La recompensa que Dios nos dará no es fruto de nuestros esfuerzos. Todo lo que somos y tenemos no es resultado de nuestros méritos, sino puro regalo de Dios: la vida, la salud, la fuerza para trabajar, y ante todo, la fe cristiana. Si nos salvamos no es por mérito nuestro, es por misericordia y gracia de Dios. Lo importante no es la cantidad de cosas que hagamos. Lo que importa es obedecer en el momento que el Señor nos llama a trabajar en su viña, es decir: en su Iglesia. Colocarse según las capacidades dadas por el Señor en el servicio de la construcción del Reino. Otra cosa que nos recuerda la parábola de los obreros de la viña a los creyentes es que con un corazón envidioso no se puede entender al Dios bueno que anuncia Jesús. Un Dios que es amor no puede ser descubierto por la mirada interesada de unos hombres y mujeres que sólo piensan en su propio provecho, utilidad o disfrute egoísta. Un Dios que es acogida y ternura gratuita para todos no puede ser captado por unos hombres y mujeres de espíritu calculador, atentos únicamente a su bienestar.

El pecado original se transmite junto con la naturaleza humana. Del mismo modo que se heredan los genes, se hereda el estado de desorden y de pecado en el que los primeros padres introdujeron a la humanidad. Pero el hombre no está absolutamente perdido. Con la ayuda de la gracia el hombre puede hacer el bien y vencer la inclinación al mal que tiene en su interior (la concupiscencia). El Bautismo limpia al hombre del pecado original y le devuelve al estado de unión con Dios, le devuelve la gracia. Es así como la Iglesia concede el sacramento del Bautismo para la remisión de los pecados, incluso a los niños que no han cometido pecado personal. Este sacramento, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman a una lucha espiritual.

¿Qué es la gracia de Dios?

¿Cómo actúa la gracia de Dios?

Dios todo lo hizo bien. El hombre estropea la obra de la creación debido al mal uso de su libertad; por la desobediencia de Adán y Eva entró el pecado en el mundo y ese pecado no solo dañó la naturaleza humana sino a la creación entera. Ahora bien, el hombre no está tan malherido que le sea imposible hacer el bien. Necesita la ayuda de Dios, pero con esa ayuda y su esfuerzo puede vencer la inclinación al mal, la concupiscencia. Esa ayuda de Dios se denomina “gracia”. La “gracia” de Dios es lo que hace al hombre capaz de obrar el bien y rechazar el mal”.

La gracia de Dios actúa en el hombre respetando siempre la naturaleza humana, es decir la libertad que el hombre posee por habérsele sido concedida por Dios en el momento de la creación. Por lo tanto, Dios ayuda al hombre a hacer el bien y a evitar el mal, pero no le fuerza a ello. Una vez más, lo mismo que sucedió con la primera tentación, el hombre tiene ante sí la opción de secundar la gracia de Dios y elegir el camino del bien o rechazarla y obrar el mal (cfr. Deuteronomio 30,1520). La gracia de Dios no suplanta la libertad del hombre y, por ello, no le resta responsabilidad. El hombre tiene, ante cada tentación, la última palabra. Sin embargo, siempre la gracia es suficiente; es decir, ante cada momento de elección, el hombre, ayudado por Dios, tiene las fuerzas necesarias y suficientes para elegir el camino del bien.

Preguntas para el diálogo 1. Leer y comentar Romanos 5,12-21 2. ¿Qué es la gracia? 3. ¿Cómo acceder y participar de la gracia de Dios?

Textos para profundizar • • •

Catecismo de la Iglesia Católica 410 - 412 http://www.corazones.org/ diccionario/gracia.htm http://www.es.catholic.net/ abogadoscatolicos/829/2874/ articulo.php?id=25096


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DOMINGO XXVI

Septiembre | 11

Nuestra realidad

Evangelio según San Mateo (21,28-32)

Pautas de reflexión Hoy en el Evangelio Jesús nos habla de dos actitudes bien diferentes ante la invitación de Dios Padre a trabajar en su viña, es decir: en su Reino. Los unos no aceptan la invitación al principio, pero luego se arrepienten y cumplen. Los otros dicen en seguida que sí, pero después no hacen nada. Así que no se trata de una comparación simple entre buenos y malos, sino entre los que dicen que son buenos (pero no lo son), y los que habiendo sido rebeldes, después han cambiado la vida.

“En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.” Él le contestó: “No quiero.” Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor.” Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero.» Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis”. Palabra del Señor

Este Evangelio podríamos decir que nos muestra la contradicción existente en el ser humano en torno a la conversión. Aparecen en primer lugar los publicanos, los pecadores públicos, las hijas del placer, que primeramente habían rechazado el Reino de Dios, pero luego, al oír las palabras salvadoras de Jesús, cambiaron su vida y al adherirse a la Palabra de Jesús, que es palabra de salvación y de santificación, se hicieron dignos de entrar en el Reino. Por otro lado, los jefes de los judíos encerrados en su aparente fidelidad exterior a las prescripciones de la ley, rechazaron las palabras de Jesús, que les exigía una auténtica, verdadera e íntima limpieza de conciencia; y con ese rechazo de la Palabra salvadora, rechazaron la entrada en el cielo. Esta parábola nos enseña que los que piensan ser buenos no tienen comprado ya el cielo, y los que obran mal no están ya encerrados en el infierno. Mientras vivimos en este mundo podemos cambiar, ¡ojalá para mejorar! Así es como el ejemplo del primer hijo, nos debe hacer meditar en cómo debemos tratar de purificar nuestro corazón, cómo reconocer nuestros pecados y corregirlos y cómo poner orden en nuestra vida. También nos invita a cuidar nuestros pensamientos, además de regularlos. Del mismo modo a preguntarnos lo que espera Dios de nosotros. Jesús ha advertido a sus discípulos; “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos” (Mt 7,2 1-23). También nos ha dicho el Señor: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la Practican” (Lc 11, 28). Pero la mayor invitación, es estar dispuestos a aceptar la voluntad del Padre, y al mismo tiempo pedirle fuerzas, para no flaquear en el deseo de cumplir nuestro compromiso con El. Así de esta forma darle valor a nuestro corazón, para que no huya de su deber cristiano, por tanto no dejemos de rezar con el salmo “Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana”.

En su discurso de posesión el Señor Presidente, Juan Manuel Santos C. nos dijo que para éste nuevo período presidencial los tres ejes son: PAZ. EQUIDAD. EDUCACION. Nosotros como ciudadanos católicos, estamos en la obligación de cooperar porque como nos dice la Gaudium et Spes 43 “Están lejos de la verdad quienes, sabiendo que nosotros no tenemos aquí una ciudad permanente sino que buscamos la futura (Hebreos 13,14), piensan que por ello pueden descuidar sus deberes terrenos, no advirtiendo que por esa misma fe están más obligados a cumplirlos, según la vocación a que cada uno ha sido llamado (Efesios 4,28)”. Ahora debemos preguntarnos. cómo? Veamos: TRABAJO POR LA PAZ: como dijimos en el número anterior, “la paz no es la mera ausencia de guerra, sino un conjunto de condiciones, para alcanzar la justicia como fruto de un orden plantado en la sociedad humana por Jesucristo” (Gaudium et Spes 78). El aporte más específico nuestro a la paz, es el de lograr la reconciliación y el perdón. Esta tarea pastoral la tenemos que realizar todos, enseñando que el perdón viene de Dios y por eso es virtud que debemos pedir, practicar, enseñar. Pero todavía más: no basta decir te perdono. Es preciso sanar las heridas interiores de todos, de modo que con un corazón sano podamos acercarnos al otro sin odios, ni rencores, para construir un mundo nuevo por el amor.

LA EQUIDAD: entiendo la igualdad social, como el dar a cada uno y a todos, las mejores oportunidades para ser mas persona, para acrecentar su dignidad con un estilo de vida verdaderamente humano, perfeccionando la creación. Nos enseña el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en el # 325, que “el Reino inaugurado por Cristo, perfecciona la bondad originaria de la creación y de la actividad humana, herida por el pecado. Liberado del mal y reincorporado en la comunión con Dios, todo hombre puede continuar la obra de Jesús con la ayuda del Espíritu: hacer justicia a los pobres, liberar a los oprimidos, consolar a los afligidos, buscar activamente un nuevo orden social...” Ardua pero ineludible tarea. LA EDUCACIÓN: No es posible la paz sin Verdad. Y la verdad es una realidad objetiva. Desafortunadamente hoy se ha impuesto la verdad del “me parece” y cada quien hace su parecer, así sea perverso. Nos dice el Compendio refiriéndose a Gaudium et Spes 60 que “en la raíz de la pobreza de tantos pueblos, se hallan también formas diversas de indigencia cultural y derechos culturales no reconocidos. El compromiso por la educación y la formación de la persona constituye, en todo momento, la primera solicitud de la acción social de los cristianos” (# 557). Por eso no podemos rehuir la tarea de construir una nueva sociedad en la que se viva una cultura verdaderamente humana, y esa cultura exige que lo temporal, lo físico, y lo espiritual, formen una unidad, en la que se viva la objetividad de la verdad. Por tanto, seamos buenos ciudadanos construyendo una ciudad terrena digna, para que seamos de verdad ciudadanos del Reino de los cielos.


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Septiembre | 13

Controversias religiosas

Cambio de actitud

Quieren que la iglesia reduzca su ámbito de influencia a los templos; nada de intervención en los asuntos sociales, educativos y políticos. Es preocupante el éxodo de cristianos católicos hacia iglesias cristianas protestantes y hacia el ateísmo práctico. No niegan a Dios, pero tampoco les importa.

Iluminación doctrinal: •

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Estado de la cuestión: •

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Muchos católicos, habiendo recibido el bautismo, no han hecho la primera comunión, no han recibido la confirmación, no se confiesan ni comulgan y no están casados por la iglesia. Sin embargo, asisten a honras fúnebres y están en celebraciones más o menos de carácter social. No viven ni bien ni mal; la cuestión religiosa no les interesa. Piensan que no hay necesidad de mediación religiosa alguna. Dicen creer en Dios; resumen su vida así: “fe en Dios y ojo al tigre”. Rechazan la jerarquía católica y sus normas morales, pues se imaginan que Dios les ilumina directamente las normas morales, pues se creen “autónomos”.

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“La iglesia es, en Cristo, como un sacramento de la íntima unión del hombre con Dios” (L.G. 1). Dios salva al hombre en un pueblo (Israel), en la comunidad, en la asamblea, en la iglesia, La pertenencia a la comunidad es la forma como Dios universaliza la salvación. Dios es el que salva. ¡claro está¡, pero lo hace en la comunidad de fe, esperanza y amor, que es la iglesia. La Iglesia está enriquecida con dones jerárquicos y carismáticos. Una iglesia solamente jerárquica acabaría siendo una dictadura; una iglesia solamente carismática sería una locura, un manicomio.

Orientación pastoral: •

Dirigir la evangelización a la formación de la familia eclesial, del pueblo de Dios, de la asamblea santa. La iglesia no debe recargarse de actividades y pretender resolver todos los problemas de la humanidad. Se necesita crear espacios para que los bautizados vivan su experiencia de fe, haya más experiencia pastoral y compromiso evangelizador. La iglesia es necesaria, no con razón de fin, sino de medio y sacramento.

Señor, que yo sea capaz de vivir con simplicidad, sin arrogancias ni mezquindades. Que yo sea capaz de disfrutar cada momento con intensidad, sin nostalgias ni desesperanzas. Que yo sea capaz de luchar cada día con esperanza y fortaleza, sin miedos ni temores. Que yo sea capaz de afrontar los problemas, sin perder la paz del alma. Que yo sea capaz de vencer el mal con la fuerza del bien. Que yo sea capaz de trabajar con sentido de humanidad, sin tedio ni desgano. Señor, que yo sea capaz de amar siempre, a todos, con espíritu evangélico, sin herir sentimientos ni crear soledades. Que sea capaz de perdonar, sin guardar en mi corazón odios ni resentimientos. Que yo sea capaz de ser solidario, sin pensar sólo en mis intereses personales. Que yo sea capaz de servir con generosidad y alegría, sin pretender vanaglorias ni mezquinas ganancias. Que yo sea capaz descubrir al otro como un hermano y nunca como un extraño, menos como un rival. Que yo sea capaz de tolerar las diferencias, sin despreciar ni excluir. Que sea capaz de romper distancias y fronteras, para estar cerca del otro. Que yo sea capaz de hablar sin herir, de ayudar sin exigir, de acompañar sin maltratar. Que yo sea capaz de ser buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo, buen vecino. Señor, que yo sea capaz… Capaz de acercarme a ti con humildad y confianza; Capaz de celebrar mi fe con gozo y esperanza Capaz de vivir mi fe sin falsedad ni trivialidades. Porque sin ti nunca seré capaz de nada, nada que sea verdaderamente salvífico, ejemplar y humanizante, nada realmente valioso y esperanzador. Porque además sin ti, nunca quiero ser capaz de nada.

Amén.


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Septiembre | 15

Vida familiar

Ya sabemos que el pecado original trae como consecuencia la introducción de un desorden en el orden creacional. El ser humano mismo y todo lo que lo rodea se trastocan, de modo que el hombre y la mujer pierden de vista el sentido originario de la creación. Esta situación afecta también a la realidad matrimonial que, con la caída, ya no es como “al principio”. Ya no fue medio de transmisión de inocencia, de santidad y se oscureció y desfiguró la imagen del amor creador de Dios que se manifestaba en el amor conyugal, manchando la comunión de personas en la que cada uno de los cónyuges era ayuda adecuada para el otro. Algo cambió en la relación mutua de los esposos. El lenguaje bíblico nos dice que, antes de la caída, “estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro” (Gen 2,25), situación que indicaba no sólo un estado sin impulsos sexuales desordenados, sino la confianza y estima entre ellos, y un estado en el que las relaciones intersubjetivas no estaban turbadas por nada. Después del pecado, el hombre y su mujer “se dieron cuenta de que estaban desnudos” (Gn 3,7), lo cual manifiesta el desajuste que el pecado había introducido en la armonía esponsal y en el orden creacional, expresión del estado de miseria y decadencia moral en el que entra la relación matrimonial.

Espacios para crecer

Sin embargo, es importante señalar que el pecado original no anuló el designio de Dios sobre el matrimonio. Esa realidad dañada tenía que ser sanada por la gracia vivificadora del Creador. El que la realidad matrimonial sea símbolo empleado para representar la Alianza de Yavé con su pueblo es ya un primer paso que hace que esta realidad se reintroduzca en los planes de salvación de Dios. Y el hecho de que Jesús devuelva la relación matrimonial a la situación que tuvo “al principio”, dotándola de su gracia liberadora del pecado, hace que, definitivamente, la unión esponsal pueda seguir desarrollándose como fue planificada por Dios al comienzo de los tiempos. El sacramento del matrimonio es el medio por el que la realidad matrimonial queda sanada y recibe la gracia que la introduce en el orden de la salvación.

Dialoguemos en familia o en grupo: • •

¿Qué es la gracia sacramental del matrimonio? La gracia del sacramento del matrimonio, ¿se concede a los esposos únicamente durante la ceremonia? ¿Deben los esposos ayudarse a vivir cristianamente?

ORIGEN: Trento, 1944, fiesta de Cristo Rey. Al terminar la Misa, Chiara Lubich y sus primeras compañeras se reúnen alrededor del altar, casi sin darse cuenta del calibre de su solicitud, piden a Dios que realice, también a través de ellas, una frase escuchada durante el curso de la liturgia: “Pídeme y te daré en herencia todas las gentes y en dominio hasta los últimos confines de la Tierra” (Sal 2,8). «Tú sabes cómo se puede realizar la unidad – dicen-. Aquí estamos, úsanos, si quieres”. El horizonte no podía ser otro que el mundo, el anhelo del corazón miraba lejos ante un ideal vasto como la unidad y esa petición de Jesús al Padre “que todos sean uno” (Jn. 17, 21). El movimiento es una corriente de espiritualidad centrada en el amor evangélico, que procura suscitar “la espiritualidad de la unidad” en toda “la familia humana”. “Focolar” es una palabra italiana que significa “hogar”. Privilegia el diálogo como método, y el compromiso constante de construir puentes y relaciones de fraternidad entre individuos, pueblos

y ámbitos culturales. A los Focolares pertenecen personas de todas las edades, vocaciones, religiones, convicciones y culturas. ORGANIZACIÓN: El Movimiento de los Focolares comprende distintos ámbitos y “ramas”: jóvenes, niños, adultos, sacerdotes, consagrados, matrimonios. “Movimiento Políticos por la Unidad”, al que pertenecen personas de distintos partidos políticos e ideologías en el que predomina el espíritu de “unidad en la diversidad”. “Economía de comunión” en la que están comprometidas más de 700 empresas, donde el principio rector es: “la necesidad del prójimo hipoteca mi superfluo”. Se van creado paulatinamente nuevas y diversas “ciudadelas”: mini-ciudades en las que se practica vivir según este “estilo” de vida, “haz a los demás lo que te gustaría que a ti te hicieran”. Al Centro de la Obra está la Presidenta, el Copresidente y los consejeros elegidos por la Asamblea general. Tiene además 140 mil animadores de las distintas ramificaciones.

La presidenta, como está determinado en los Estatutos del Movimiento tiene que ser siempre una mujer. Esto para subrayar su perfil mariano y su connotación predominantemente laical, de este modo “conservar el designio que Dios tuvo sobre él, por haber confiado su inicio y su desarrollo a una mujer”. Dicha espiritualidad se desarrolla en doce puntos, entrelazados uno en el otro: Dios Amor; la Voluntad de Dios; la Palabra; el hermano; el amor recíproco; Jesús Eucaristía; la unidad; Jesús abandonado; María; la Iglesia; el Espíritu Santo; Jesús en medio. PRESENCIA: Hoy en día el Movimiento de los Focolares está presente en 182 países, cuenta con alrededor de dos millones de adherentes y simpatizantes, en su mayoría católicos, pero también miles de cristianos de 350 Iglesias y comunidades eclesiales; además de varias religiones, entre los cuales hebreos, musulmanes, budistas, hindúes y personas de convicciones no religiosas.


16 | Evangelizar

Un amigo fiel es un refugio seguro; el que lo halla ha encontrado un tesoro. ¿Qué no daría uno por un amigo fiel? ¡No tiene precio! (Eclo. 6,14)


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