Evangelizar 031 - Marzo de 2016

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Revista de Ayudas Pastorales

Diócesis de Sonsón-Rionegro Marzo de 2016 | N°31


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A LOS SACERDOTES

Dolores Aleixandre CONTINUADORES Y DISCÍPULOS DEL MISERICORDIOSO

LITURGIA DEL DOMINGO

Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal IV DOMINGO DE CUARESMA V DOMINGO DE CUARESMA DOMINGO DE RAMOS DOMINGO DE PASCUA

FORMACIÓN DOCTRINAL Pbro. Edwin Yair Hidalgo Giraldo LAS OBRAS DE MISERICORDIA VISITAR A LOS ENFERMOS DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS

Pbro. Oscar Charlarca ¿SERÁ VERDAD QUE, AL ORDENAMIENTO CANÓNICO SOBRE EL MATRIMONIO, NO HACE PARTE ESENCIAL DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS?

CAMBIO DE ACTITUD Pbro. Carlos Mario Gómez Gómez LOS PROCESOS DE NULIDAD MATRIMONIAL

NUESTRA REALIDAD

Mons. Gilberto Muñoz Ospina. LAUDATO SI: EDUCACION Y ESPIRITUALIDAD ECOLOGICA (Cap. VI)

VIDA FAMILIAR

Pbro. Nelson Patiño Villa COMPRENDER EL MATRIMONIO DESDE DIOS

ESPACIOS PARA CRECER

Pbro. Jorge Iván Martínez López EL CARMELO APOSTÓLICO DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros. Diagramación Silvia Giraldo Consejo editorial Delegados de Pastoral Coordinador general Vicaría de Pastoral Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co


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Continuadores y discípulos

DEL MISERICORDIOSO

“Me

alegro de padecer por vosotros, pues así voy completando en mí existencia mortal lo que aún falta a los padecimientos de Cristo...” (Col 1,24). La obra por excelencia de Jesús, nos lo recuerda la bula Misericordiae vultus, no es otra que “revelar el misterio del amor divino en plenitud” (MV8) Y la nuestra no puede ser otra. Es verdad que nos desborda, pero ya se encarga su Espíritu de enseñar y adiestrar a estos pequeños “suplentes” que somos, tan ignorantes y torpes. ¿Cuál será el primer paso de nuestro aprendizaje?. Nos lo señalan las palabras del Papa Francisco: Poner “La mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso” (MV 8), acercarnos a su Evangelio y descubrir cómo “sus relaciones con las personas que se le acercaban, dejan ver algo único e irrepetible”. Descubrir cómo miraba él, qué decía, cómo escuchaba, cuáles eran los gestos de sus manos… El camino que proponen estás páginas va a ser el de acercarnos a seis encuentros de Jesús con personajes del Evangelio (el leproso, la mujer que tenía un flujo de sangre, la cananea, la samaritana, Zaqueo y el paralítico) para buscar qué rostro tomó su misericordia en cada caso y qué actitudes pueden ser las nuestras como continuadores de ese “corazón palpitante del Evangelio “que es la misericordia (MV11). Entrar en contacto Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: -Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: -Quiero: queda limpio. (Mc 1,29-39) Para curar a aquel leproso, a Jesús le hubiera bastado una palabra pronunciada desde lejos. Su decisión de tocarlo es una expresión de su compasión infinita y de una ternura que necesita expresarse también por el contacto. Al hacerlo, estaba quebrantando una prescripción grave: El que tocara a un hombre aquejado de lepra, quedaba impuro. No parece importarle: Las personas están para él por encima de cualquier ley y nada le alejará de nosotros, de nuestras lepras, manchas

o pecados. Por eso, la gente que le buscaba, no se contentaba con oírle o con verle: Querían rozarle, tocarle, entrar en el ámbito de calidez y de su ternura, sentirse amparados al abrigo de su corporeidad. No pedían señales, ni doctrina, ni enseñanzas: Querían que su contacto les volviera limpios y sanos y acogidos. Somos continuadores y discípulos del Accesible, del Cercano, del próximo y nuestra manera de vivir su misericordia supone saber establecer contacto, mostrarnos disponibles, eliminar distancias, buscar la proximidad, “poner cómoda” a la gente. En un mundo en el que la importancia de alguien está en proporción directa al número de barreras que hay que atravesar para llegar a él, lo nuestro es mostrar que las puertas de la casa de nuestra vida están abiertas y que cualquiera pueda entrar en ella: “Pasa sin llamar”,” Te estoy esperando”, “Es una suerte que vengas”, “Te estoy preparando un café y tiempo para gastarlo contigo”, “La chimenea está encendida y mi corazón también”. Vivir atentos Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se volvió en medio de la gente y preguntó: -“¿Quién me ha tocado?”(Mc 5,21-30) La mujer que tenía un flujo de sangre se había acercado a escondidas a Jesús. Pretendía administrarse ella misma la curación sin que nadie se enterase, incluso Jesús. Su contacto con él se reduce a algo mínimo, como en las fronteras de su persona: Tocar la franja de su manto, evitar un contacto sensible, hacer solo un gesto imperceptible que evite contaminar a Jesús. Pero no había contado con que todo él era conciencia, atención despierta, expectación y disponibilidad y que su capacidad de percepción le permitía captar un roce diferente, aunque fuera en medio de la multitud que le rodeaba apretujándole. Somos continuadores y discípulos del Atento, del despierto, del Centinela, del Sensible, del Conectado y tenemos que educarnos para sentir a los demás con nuestros cinco sentidos. Mirar a sus ojos y adivinar lo que esconden detrás; Para escuchar lo que dicen más allá de las palabras; para captar lo que late por debajo de lo que aparece. Para vibrar como si fuéramos una célula fotoeléctrica que vibra ante cualquier roce.


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IV DOMINGO DE CUARESMA Liturgia de la Palabra: Josué 5, 9a. 10-12; Salmo 33; 2 Corintios 5, 17-21. Evangelio según San Lucas (15, 1-3. 11-32)

“En

aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus criados:

—«Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola:

“Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Y empezaron el banquete.

—«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión La parábola del hijo pródigo nos enseña que la conversión y el perdón se ofrecen a todos. Con una sola condición: que se escuche la Palabra de Dios y se practique.

nos revela el amor sin condiciones del Padre para con el hijo pecador, su alegría al recuperar al que se había perdido; y la invitación constante a estar en la fiesta del banquete para todos.

Podríamos pensar en este año de la Misericordia cómo la parábola del Padre Misericordioso, en la que vemos al Padre en el centro, tiene dos hijos: el menor, perdido y reencontrado; el mayor, resentido y también alejado de la casa, y no se dice nada de un reencuentro. Así se

Es un llamado a la conversión, a descubrir el rostro del Padre Misericordioso revelado por Jesús. Es pasar de la desilusión del propio pecado a la alegría de ser hijos del Padre Misericordioso.


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LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Un programa de vida Cristiana

En

el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016 titulado “Misericordia quiero y no sacrificios” leemos: “la misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia”. Así lo deja entrever el lema que enmarca la celebración jubilar cuando nos invita a ser “misericordiosos como el Padre”; es un llamado a iniciar un camino que nos acerca a Dios y como consecuencia lógica nos conduce al hermano. Seguidamente afirma el Papa: “Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales”. Se trata pues de recuperar un precioso tesoro que en muchos casos se quedó en un simple aprendizaje de la catequesis de iniciación cristiana, y no en un verdadero proyecto de vida cuyo objetivo principal es la santidad.

El llamado del Papa es a que “el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina” (MV. 15). Las obras de Misericordia nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre lo que seremos juzgados al atardecer de nuestras vidas: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. En las catequesis siguientes nos vamos a detener en cada una de estas obras de misericordia, tendremos la oportunidad de reflexionar y sobre todo la posibilidad de emprender acciones concretas para la vivencia tanto a nivel personal como comunitario.

Para compartir En grupo recordemos las obras de Misericordia ¿Qué entendemos por misericordia, por compasión? ¿Cómo podemos practicar la misericordia y ayudar a los más necesitados? Enumeremos acciones concretas.


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V DOMINGO DE CUARESMA Liturgia de la Palabra: Isaías 43, 16-21; Salmo 125; Filipenses 3, 8-14. Evangelio según San Juan (8, 1-11)

“En

aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: —«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les

dijo: - «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: —«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: —«Ninguno, Señor.» Jesús dijo: —«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.».” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Ante un pecador los hombres suelen criticar, acusar, gritar, apasionarse, pedir castigos ejemplares. Jesús, en cambio, permanece en paz, sin sumarse a la agresividad y al fanatismo generalizados. Este domingo el Señor quiere mostrarnos que el hecho importante no es condenar sino que, descubierto el propio pecado, todos tenemos necesidad de Misericordia y de actuar con Misericordia: “El que esté sin pecado…” ¿Al pedir justicia frente a los errores de los demás, estamos pidiendo reconciliación o venganza?

San Agustín, al comentar este texto, dice que han quedado solas la miseria y la misericordia. La pecadora quedó delante del único que habría tenido el derecho de tirar la primera piedra, por no tener pecado. Pero éste tenía un corazón compasivo con la miseria de ella, y la absolvió de su culpa. Termina con las palabras: “No vuelvas a pecar”, como una invitación y una exigencia a convertirse.


Marzo| 7

Catequesis 2

VISITAR A LOS ENFERMOS

Tocar la carne de Cristo

En

el enfermo se manifiesta con claridad la vulnerabilidad de la existencia humana. Es un necesitado, no sólo de cuidado sanitario, sino de afecto, consuelo, elevación espiritual. La enfermedad produce consecuencias que nos asombran, incluso en personas conocidas. Es el momento en el que nos interrogamos sobre el sentido de la existencia humana, sobre el origen de la enfermedad y del dolor, la muerte y el fin último del ser humano, la posibilidad de otra vida… Visitar a un enfermo debe ser un encuentro de cercanía, de compasión, de verdadera disposición al servicio. Los hermanos enfermos son el mismo cuerpo de Cristo llagado y herido. Cristo mismo estuvo gravemente enfermo. Su tortura por parte de los soldados, y la traición y el abandono de los suyos también vulneraron su cuerpo humano. Y si bien su voluntad permaneció unida a la de su Padre, su cuerpo experimentó el dolor que acompaña a la enfermedad.

El reto es arrodillarnos frente a los enfermos, atrevernos a tocarlos; así lo afirmaba el Papa Francisco en una de sus homilías: “Y esto se llama «tocar la carne de Cristo». Los pobres, los abandonados, los enfermos, los marginados son la carne de Cristo… no avergonzarnos, no tener miedo, no tener repugnancia a tocar la carne de Cristo” (12 mayo de 2013). El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano, que curó al herido y, al no poder continuar ocupándose directamente, confió los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreció pagarle. (ver Lc. 10, 30-37) Recordemos que los enfermos, puntuales y crónicos, no solo se encuentran en los hospitales sino en sus casas y hasta en la calle. Todos seremos enfermos alguna vez. Lo que quieras para ti, hazlo a los demás. No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atención a los enfermos y ancianos, tanto en cuidado físico, como en la compañía. Y la atención más importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atención espiritual.

Para compartir Leer Lucas. 10, 30-37, confrontar con la reflexión anterior. ¿Qué acciones concretas vamos a realizar para apropiarnos de esta obra de misericordia? ¿Qué impresiones nos deja la afirmación del Papa “Tocar la carne de Cristo”?


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DOMINGO DE RAMOS Liturgia de la Palabra: Isaías 50, 4-7; Salmo 21; Filipenses 2, 6-11. Evangelio según San Lucas (19, 28-40)

“En

aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: —«Id a la aldea de enfrente; al entrar, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, contestadle: “El Señor lo necesita”.» Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: —«¿Por qué desatáis el borrico?» Ellos contestaron: — «El Señor lo necesita.»

Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: —«¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.» Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: —«Maestro, reprende a tus discípulos.».” Él replicó: -“Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Dejémonos guiar por las enseñanzas del Papa Francisco: “Jesús entra en Jerusalén. La muchedumbre de los discípulos lo acompaña festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto». Gentío, fiesta, alabanza, bendición, paz. Se respira un clima de alegría. También nosotros revivimos estos sentimientos en nuestra experiencia de ser sus discípulos; emprendemos un camino que nos llevará a vivir la pascua con Jesús, pero vamos a vivirlo no con tristeza, no como una experiencia de velorio, sino con la alegría de quien va con el Señor, “No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús, que está entre nosotros; nace del saber que, con él,

nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles. Sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro. Y, por favor, no os dejéis robar la esperanza, no dejéis robar la esperanza. Esa que nos da Jesús”. Hoy seguimos a Jesús como el rey de nuestra vida, él entra en nosotros y quiere que lo dejemos reinar pero: “el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis de su cruz. Más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo, en el don de sí, en salir de uno mismo, y en que él ha triunfado sobre el mal con el amor de Dios. Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo para llevar a Jesús”.


Marzo| 9

Catequesis 3

DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

…bastaría para quitar el hambre a todos

Al

imentarse es la primera necesidad que los seres humanos hemos de tener cubierta para poder realizar todo lo demás. En una sociedad aparentemente sobrealimentada esta obra de misericordia se presentaba lejana; sin embargo, la actual crisis económica ha traído a nuestras casas noticias de malnutrición infantil – recientemente los medios informaron sobre la muerte de dos niños en la Guajira por desnutrición- constantemente vemos imágenes de personas haciendo filas en comedores sociales, en casa Pan y Vida, oficinas de caridad y organizaciones en las que la distribución de alimentos ha cobrado lamentablemente de nuevo un gran protagonismo. Frente a este panorama no podemos permanecer indiferentes; así lo advierte el Papa Francisco: “Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos, pues son muchas las personas y las familias que sufren hambre y desnutrición” (Mensaje al cuerpo diplomático. 11.01.2016) En otro de sus mensajes anotaba el Papa: “los alimentos que hay a disposición hoy en el mundo bastarían para quitar el hambre a todos. La parábola de la multiplicación de los panes y los peces nos enseña precisamente eso: que cuando hay voluntad, lo que tenemos no se termina, incluso sobra y no se pierde”.

(Mensaje campaña contra el hambre (10.12.2015). En la sagrada Escritura encontramos esta indicación: “Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía” (Is 58,9-10). Sí: la luz resplandece cuando damos de comer al hambriento, cuando vemos su necesidad y le ofrecemos eso que tanto desea. Así penetra, de modo concreto y visible, el amor en nuestra Tierra; y Dios, desde el cielo, sonríe junto al hambriento que recibe no sólo un poco de pan, sino un gesto sincero de amor. Esta obra de misericordia pertenece al núcleo del Evangelio. Es una exigencia para todos los cristianos. Supone que se conozcan mínimamente las necesidades de un pueblo. La comida es esencial para la supervivencia humana. En esta obra, la misericordia se manifiesta en el alimento corporal dado al que lo necesita. Jesús se identifica con aquél que pasa hambre y nos dice que el Reino de su Padre está abierto a aquellos que se conmueven y dan de comer al hambriento. Y es que la misericordia es eso, sentir las miserias del otro y como consecuencia de esa compasión ayudarlo y auxiliarlo. El Señor va más allá y Él mismo se hace pan para darse a una humanidad necesitada de todo tipo de panes.

Para compartir ¿Cómo ejerzo esta obra de misericordia? ¿Doy de lo que me sobra, o en realidad pienso en lo que realmente le hace falta al otro? Hagamos un compromiso concreto para la vivencia de esta obra de misericordia.


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DOMINGO DE PASCUA Liturgia de la Palabra: Hechos 10, 34ª.3-43; Salmo 117; Colosenses 3, 1-4. Evangelio según San Juan (20, 1-9)

“El

primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: —«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Las tradiciones del sepulcro vacío y de las apariciones son las dos formas más antiguas de expresar la fe en la resurrección. En el relato de hoy el evangelista lo hace a través del sepulcro vacío. Con él, aparte de confirmar la resurrección de Jesús, nos está transmitiendo un doble mensaje: a. Al destacar el estado en que se encontraban las vendas y el sudario, excluye el rumor que circuló en torno al robo del cadáver. El sepulcro vacío no se debe a un hurto, ni es invención de mujeres. b. Para el discípulo ideal, representado en aquel que amaba Jesús, ver el sepulcro vacío, las vendas y el sudario son pruebas suficientes de la resurrección. En la ausencia, descubre ya su presencia. Por eso se dice: “Vio y creyó”. Cuando uno es cogido por la fuerza de la resurrección de Jesús comienza a entender a Dios de una manera nueva, como un Padre apasionado por la vida de

las personas; comienza amar la vida de una manera diferente y, donde otros sólo ven ausencia, trivialidad o muerte, él ve una realidad. La razón es bien sencilla. La resurrección de Jesús nos descubre que Dios es alguien que pone vida donde los seres humanos ponemos muerte; alguien que genera vida donde los seres humanos la destruimos. Celebrar hoy la Pascua y creer en la resurrección no significa explorar devotamente el sepulcro vacío, sino leer los signos que tenemos en la vida. Es decir, acoger el testimonio de los pobres, la esperanza de los que luchan por la justicia, el canto de los que aman la vida, la alegría de los que se entregan, el gozo de los que perdonan, la fe de los que no tienen miedo, la ternura de los que ofrecen misericordia, la utopía de los que trabajan por una sociedad más justa… O sea, ponerse tras las huellas del Resucitado, reconocerlo en el que está al lado y… dejarse encontrar por Él.


Marzo| 11

LAUDATO SI: EDUCACION Y ESPIRITUALIDAD ECOLOGICA (Cap. VI) En la reflexión anterior coloqué capítulo IV y es capítulo V. Por eso hoy abordaremos el capítulo VI.

Un nuevo estilo de vida “no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, solo podrá provocar violencia y destrucción recíproca” (204). En un momento como el actual por el fenómeno del niño, no pensamos sino en la crisis ambiental y no en el agravante del consumismo, de una razón instrumental al servicio del dinero y el lucro.

¿Todo está perdido? NO. “Los seres humanos pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse…Un cambio en los estilos de vida no es sólo un acto político y económico…Me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo que despierte +nueva reverencia ante la vida, + firme resolución de alcanzar la sostenibilidad + aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida…Siempre es posible salir de sí hacia el otro” 205-207). Qué inmenso reto a la pastoral y su relación con todas las entidades, instituciones y grupos sociales. Si no hay un nuevo estilo de vida, no habrá una ecología integral.

¿Y en qué consiste el reto educativo? “Superar los mitos modernos basados en el individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas… recuperar los distintos niveles de equilibrio ecológico: + el interno con uno mismo, + el solidario con los demás, + el natural con todos los seres vivos, + el espiritual con Dios…Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico” (210-211). Qué inmenso reto pastoral! Si no basamos la educación ecológica en el logro del recto equilibrio de la cuádruple red de relaciones humanas no habrá una sociedad nueva. Y en la

educación nosotros no podemos insistir sólo en los valores, sino comprometernos con las virtudes que implican el ser dones de Dios. Por eso en el número 211 el Papa señala los diversos comportamientos necesarios para lograr dicho equilibrio; pues “el desarrollo de estos comportamientos nos devuelve el sentimiento de la propia dignidad, nos lleva a una mayor profundidad vital, nos permite experimentar que vale la pena pasar por el mundo” (212). Por eso le pido lean el # 211 para asumir los comportamientos urgentes.

¿Y cuales son los ámbitos educativos fundmentales? “La escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis. + Una buena educación escolar… coloca semillas que pueden producir efectos a largo plazo en toda una vida. + La familia porque es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida… contra la cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida… + Todas las comunidades cristianas tienen un rol importante que cumplir en esta educación… Espero que en los seminarios y casas religiosas de formación se eduque para una austeridad responsable, para la contemplación agradecida del mundo, para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente…Prestar atención a la belleza y amarla, nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista.. + La educación será ineficaz si los medios de comunicación no procuran difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza” (213215). Qué labor pastoral nos espera! Qué reto a las parroquias, comunidades religiosas y a nuestros seminarios! En nuestras emisoras, canales de TV y otros medios de comunicación tenemos que difundir lo que es un nuevo PARADIGMA, como lo plantea el Papa. Les pido mirar detenidamente estos numerales pues el Papa especifica las actividades que debemos desarrollar para lograr hábitos de amor y cuidado de la vida. Espero continuar en el próximo número con este capítulo VI que es fundamental para nuestra tarea pastoral.


12 | Evangelizar

e tiene la percepción de que S casarse o no casarse no es lo más importante para un católico.

muchos católicos les interesa el A bautismo, la primera comunión, • un poco la confirmación, bastante las exequias y muy poco el matrimonio.

N o puede negarse que la afirmación de que “todas las religiones son lo mismo”, ha ayudado a engrosar el número de los indiferentes y agnósticos. l interior del cristianismo, la A declaración sobre la libertad religiosa –“dignitatis humanae”-, tan importante para las iglesias perseguidas por los estados laicos y ateos, ha llevado a perder el fervor religioso entre los católicos tradicionales.

Las formas tradicionales de autoridad y orden se ven por doquier puestas en tela de juicio en las sociedades actuales.

a moral cristiana sobre la L sexualidad y el matrimonio se encuentra en el banquillo; se dice que sus normas son represivas, que coartan a los miembros de la Iglesia en su libertad.

M uchos de nuestros contemporáneos se rebelan contra la defensa tradicional de la institución matrimonial y sus normas.

Estructuras

Matrimoniales Cristianas •

No se puede seguir pretendiendo que las costumbres y leyes paganas de Roma tengan vigencia universal y eterna.

La teología del matrimonio cristiano ha cambiado de acuerdo con las culturas occidentales.

La historia y la antropología nos enseñan que las conclusiones sobre el matrimonio van a seguir cambiando.

No hay, ni ha habido una cultura cristiana universal, pues todo acto • humano viene condicionado por una cultura determinada. Hasta finales del siglo V, los matrimonios de los cristianos se • celebraban de acuerdo con las costumbres paganas. El Papa Nicolás en el siglo IX prescribió el rito nupcial, que era el que se usaba en Roma, sustituyendo el sacrificio pagano por la misa. Los principios fundamentales • del derecho canónico y las obligaciones derivadas del contrato matrimonial parecen muy semejantes, cuando no idénticas, al derecho romano.

La Iglesia Católica, en muchos casos, ha autorizado la disolución del matrimonio considerado válido. Hay que aceptar que el ideal del matrimonio cristiano, como lo propone el Nuevo Testamento, hay que mantenerlo, pero sin restringir la participación en la vida sacramental del Pueblo de Dios. La historia nos narra que la celebración de un matrimonio religioso nunca fue requisito indispensable para seguir a Cristo Así ocurrió en las primeras comunidades cristianas.


Marzo| 13

LOS PROCESOS DE NULIDAD MATRIMONIAL

La

Iglesia Católica, ha sido fiel a la doctrina de Jesucristo, sobre el matrimonio, y ha defendido la indisolubilidad del mismo, contenido en Mt. 19,6 “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. Por lo tanto, la Iglesia no tiene potestad de anular el vínculo matrimonial; ella por medio de los tribunales eclesiásticos, se encarga de hacer un estudio minucioso y serio, mediante un proceso judicial, de los casos de parejas que han fracasado en su relación de esposos, para emitir una sentencia definitiva y declarar su validez o no. Frecuentemente, los términos nulidad y anulación se usan como sinónimos, pero en derecho tienen significados distintos. Por anulación se entiende el hecho de declarar ineficaz un acto válido que ha producido efectos jurídicos. La declaración de nulidad supone la inexistencia del matrimonio, que no ha producido efectos

jurídicos válidos, debido a que el vínculo contraído fue defectuoso al manifestar el consentimiento. Muchos fieles expresan que al casarse, el sacerdote o ministro sagrado, al emitir el consentimiento matrimonial, les dijo: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” Mt. 19,6 y esto es verdad y la Iglesia lo defiende siempre; pero, a veces acontece que al celebrar el matrimonio los esposos o uno de ellos tiene otras intenciones distintas a los fines propios del matrimonio (bien de los cónyuges y de los hijos y de su educación integral) que afectan ostensiblemente su validez. La Iglesia tiene la obligación de defender la dignidad sagrada del matrimonio, para que cuando se realice, conste “que nada se opone a su celebración válida y lícita” (C 1066) y en algunos casos se declare la nulidad, mediante un proceso que se tramita en el tribunal eclesiástico competente.


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El

Dios alfarero se convierte en agricultor y planta un jardín, colocando allí al Adam. Cuatro verbos indican lo que hace con él: “tomó al ser humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara” (v 15). La tierra y el trabajo se convierten en un don (tomó, lo puso) y en una tarea (cultivara, cuidara). Dios, el Señor, que ha modelado el ser humano, y le ha otorgado una dignidad única, le entrega el Edén, le hace partícipe de su realeza sobre el jardín. El trabajo no es servidumbre, sino fuente de realización humana. Dios en medio del jardín ve la soledad del adam, pues no se siente completo, ni feliz e insatisfecho; ningún animal llevaba el soplo de Dios, con ninguno podía hablar ni esperar una respuesta que le sacara de la soledad. Por eso Dios decide proporcionarle una ayuda adecuada, haciendo caer al adam en un hondo sueño (símbolo del misterio profundo que rodeará la relación varón-mujer) y lo divide en dos. Adam es ahora varón (ish) y mujer (isha). Mientras el ser humano no encontraba al compañero adecuado entre los animales, ahora descubre que la mujer es parte de sí mismo, «hueso de mis huesos y carne de mi carne». A partir de ahora, el texto bíblico considera al ser humano en su diferencia como varón (ish) y mujer (istia). Ambos son criaturas de Dios, poseen la misma naturaleza (moldeados de la tierra) e idéntica dignidad y destino. Ambos sexos son iguales. La mujer no fue formada para ser sumisa, ni para quedar anulada por el varón, sino para que caminasen juntos. Diferencia no significa inferioridad, sino complementariedad. Cada uno necesita al otro para alcanzar la más plena humanidad y entregársela al mundo.

En esta línea de bondad y plenitud humana, el pasaje bíblico sitúa la unión esponsal. Dios ha creado al varón y a la mujer para la entrega, y alcanzan su realización en la donación mutua. Por eso, la atracción de los sexos, el deseo de formar una familia dejando la casa de los padres, incluso la relación matrimonial, son elementos que obedecen al proyecto divino. Si leemos detenidamente estos versículos, llama la atención que en ellos se acentúe más la unión entre esposo y esposa (serán los dos una sola carne) que la procreación, más subrayada en el primer relato de creación (Gn 1,28). También es significativa la libertad que mantienen el varón y la mujer ante la propia sexualidad y la del otro: «estaban desnudos, pero no sentían vergüenza» (v. 25). Las relaciones que viven entre ellos, con la creación y con Dios, son plenas, transparentes, nada tienen que ocultarse. Como diría el primer relato de la creación, «vio Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno», (Gn 1,31). Será el pecado el que rompa esta relación con Dios, consigo mismo, con los otros y con la creación. Sin embargo, los creyentes tenemos la esperanza cierta de que Dios, en Jesucristo, hará nuevas todas las cosas (Ap 21,5). Hacia ese futuro caminamos. Un matrimonio no tiene éxito solo si dura, es importante también la calidad... Y por eso hay que mirar al cielo. En el padrenuestro decimos: «Danos hoy nuestro pan de cada día». El matrimonio puede aprender a rezar así: danos hoy nuestro amor de cada día». Papa Francisco

Para reflexionar en grupo o familia ¿Qué significa la expresión “hueso de mis huesos y carne de mi carne” que el ser humano proclama cuando Dios le presenta a la mujer que había formado? ¿Tiene alguna implicación para la dignidad de la mujer?


Marzo| 15

ORIGEN Las ciudades de Dios son una experiencia que ha surgido dentro de los padres carmelitas descalzos, pensadas como un oasis para quienes viven con ellos y los visitan. Esta obra es liderada por el sacerdote carmelita Arcesio Escobar, quien ha ido vinculando a las hermanas del Carmelo apostólico de nuestra señora de Belén. La congregación de las hermanas fue fundada en el año 1852 en Nantes (Francia) por el carisma del sacerdote Gilbert Bauduz y de la terciaria seglar Marie Guillet. Es una fundación de derecho diocesano que providencialmente llegó a estas tierras por medio de los padres Carmelitas.

CARISMA El servicio a la Iglesia y la gloria de Dios a través de los variados apostolados a los que se dedican como animación religiosa en la obra social y espiritual de los centros o ciudades de Dios, animación a las veredas desprovistas de atención social y religiosa. En síntesis, acción religiosa y de promoción humana, respondiendo a la advertencia del documento de Puebla (1979): “Si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano, se producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismos políticos secularizados, el consumismo que produce hastío y la indiferencia o el pansexualismo pagano...”

PRESENCIA EN NUESTRA DIÓCESIS En el año 2007, la madre María Teresa Morinier, y la superiora general de la Congregación visitaron Sonsón para conocer la labor de la Casa Taller, ellas se impactaron con las condiciones de vida, sobre todo las de los habitantes del barrio Calzada, luego regresan a Francia donde deciden, en asocio con la parroquia Nuestra Señora del Carmen, la Casa Taller y las Hermanas Teresitas de la Ciudad de Dios de Sonsón dar apoyo a las mujeres más necesitadas, a los niños de la zona y en general a los más pobres de Sonsón, durante dos años continuos. Al concluir el proyecto, las hermanas del Carmelo Apostólico, en vez de abandonar la región, decidieron quedarse con una fundación del Carmelo Apostólico Nuestra Señora de Belén en Sonsón y trabajar en comunión con las hermanas Teresitas. Damos gracias a Dios por su presencia y misión entre nosotros.


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