Evangelizar 034 - Junio de 2016

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Junio

Revista de Ayudas Pastorales Diócesis de Sonsón-Rionegro

2016 N° 34

“El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara”. Gen 2,15


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A LOS SACERDOTES

+Rino Fisichella EL PERDÓN DE LOS PECADOS POR PARTE DE JESÚS PRODUCE ADMIRACIÓN

LITURGIA DEL DOMINGO

Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

FORMACIÓN DOCTRINAL

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros Diagramación Silvia Giraldo Consejo editorial Delegados de Pastoral

Pbro. Edwin Yair Hidalgo Giraldo Enterrar a los muertos

Coordinador general Vicaría de Pastoral

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS

Impresión Periódico El Mundo

CAMBIO DE ACTITUD

Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co

Pbro. Óscar Chalarca ¿SERA VERDAD QUE LAS REDES SOCIALES ESTÁN VOLVIENDO A LAS PERSONAS MÁS NARCISISTAS Y EGÓLATRAS? Pbro. Carlos Mario Gómez Gómez EL PROCESO DE NULIDAD MATRIMONIAL CÓMO BUSQUEDA DE LA VERDAD

NUESTRA REALIDAD

Mons. Gilberto Muñoz Ospina LAUDATO SI: GOZO Y PAZ (Cap. VI 222ss)

VIDA FAMILIAR

Pbro. Nelson Patiño Villa PEREGRINANDO HACIA EL JUBILEO DE LAS FAMILIAS

ESPACIOS PARA CRECER

Pbro. Jorge Iván Martínez López Comunidad Siervas del Plan de Dios

Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co


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El perdón de los pecados por parte de Jesús produce admiración La prodigiosa curación del paralitico suscita en todos los presentes una nueva reacción, esta vez sí manifestada abiertamente. La gente está fuera de si por la admiración y alababa a Dios diciendo: “Nunca hemos visto nada igual”. En las palabras de Jesús sobre el perdón y en la repentina curación del paralítico, la gente reconoce la unicidad de la relación que lo une a Dios. En el obrar de Jesús, curar y perdonar los pecados son dos aspectos que se relacionan estrechamente porque dan testimonio del poder reconciliar con Dios al sanar las relaciones con Él. Por eso, de modo contrario a los escribas, la gente resuelve la polémica con un juicio a favor de Jesús: nunca se había visto una autoridad cuyo poder hiciera caminar a un paralítico postrado en una camilla, así como tampoco se había visto nunca una autoridad tal que tuviera el poder de perdonar los pecados aquí, “sobre la tierra”. También ante la misión evangelizadora de la Iglesia, se manifiestan escándalo y admiración en todo tiempo. De hecho, la Iglesia, por mandato del Señor, no se cansa de anunciar el Evangelio “poder de Dios para la salvación de los que creen” (Rm 1, 16), y constantemente recuerda que en Jesucristo “redimidos por su sangre, hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia” (Ef 1, 7). También hoy las mismas reacciones se provocan en la comunidad de los creyentes e interrogan a toda la sociedad: ¿quién puede perdonar los pecados? Y ante todo, términos como pecado, perdón misericordia y reconciliación,¿ encuentran aún cabida en el mundo que estamos construyendo?¿ tenemos todavía necesidad del perdón? ¿Y del perdón de Dios? ¿Hay todavía lugar para la experiencia de la misericordia?

Hoy también en la Iglesia encontramos algunas personas que dicen: Yo me confieso con Dios, yo no tengo porque ir a decirle a otro hombre que también es pecador mis pecados. Todo esto obedece primero que todo a una falta de fe, y de confianza en Dios. Debemos tener muy claro que cuando el sacerdote perdona es Cristo quien perdona, cuando el sacerdote bautiza es Cristo quien bautiza. Ya que nadie puede decir que tiene a Dios como Padre, sino tiene a la Iglesia como madre; es verdad que es Dios el que perdona los pecados, pero Dios quiere perdonar por medio de la Iglesia y para esto, se vale del Sacramento de la Reconciliación que ha querido dejar en manos de sus sacerdotes, ya que ellos representan a Cristo acá en la tierra. Qué interesante es cuando uno se reviste de humildad y reconoce que ha ofendido a Dios, al hermano, a la creación, y que también yo he ofendido a Dios. Lo más hermoso en una persona es reconocer que soy siempre necesitado de la misericordia de Dios. Y algo más tener la intención de no volver a ofender a Dios en la persona de mis hermanos. La conversión implica querer abandonar el pecado, apartarse de las ocasiones, tener serios propósitos de cambio. Es decir, Dios espera la colaboración de cada uno de nosotros. Dios no hace lo que el hombre puede hacer, le proporciona todos los medios y le ofrece siempre su gracia, pero no obliga a nadie, respeta siempre mi libertad. Aprovechemos este año de la misericordia, démonos el regalo de la gracia que él nos ofrece por medio de la iglesia, no importa la falta que hayamos cometido. No nos quedemos postrados en el pecado, seamos valientes, si no nos dio pena ofender a Dios, ahora por qué me va a dar pena dejarme amar de él.


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X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (7, 11-17)

“En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dió lástima y le dijo: —«No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

—«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: —«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera”. Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Jesús en otro momento había dicho “Yo soy la Vida”, en este texto de hoy al devolverle la vida a este muchacho, Jesús ratifica que Él es fuente de vida, que vino no sólo a predicar sobre la vida, sino que vino para traer a la gente toda forma de vida. “Vine para traer vida en abundancia”. Dios es Vida. El destino del hombre es vivir, crecer en la vida verdadera, aún más allá de la muerte. De ahí que “la gloria de Dios es la vida del hombre”, y el pecado es siempre muerte. En un ambiente como el que nos ha tocado, una llamada “cultura anti-vida” el discípulo-misionero debe convertirse en protagonista de la vida, en anunciador del Evangelio de la vida. Hoy debemos ratificar nuestro compromiso en contra de todo aquello que va en contra de la vida: violencia, aborto, eutanasia… Y hacernos defensores de la vida, ratificando que es el valor supremo con el que Dios mismo nos ha bendecido,

de donde se desprende el que no somos dueños, y por lo tanto no podemos disponer de ella a nuestro libre albedrio; por el contrario la vida se nos ha dado para que seamos administradores de ella, de donde se desprende el respeto y cuidado que debemos a la vida en todas sus etapas. En el evangelio vemos cómo Jesús se acerca a la comitiva que va triste, derrotada bajo el peso de la muerte; y ahí aparece Jesús, se hace el encontradizo, se acerca, siente compasión, toca, habla, devuelve la vida, y entrega el muchacho con vida a su madre. Él es la Vida y la devuelve porque tiene el poder para hacerlo. Que nosotros como sus discípulos aprendamos a sentir el dolor de quien sufre, a buscar a quien está necesitado, alentar al que se siente fracasado, llevar esperanza a quien la ha perdido; en último término que seamos el rostro de la Misericordia de Dios para tantos hermanos que necesitan ver al Dios de la Vida.


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Enterrar a los muertos “…lo puso en un sepulcro nuevo que se había excavado en una roca” Para los judíos, ser privado de sepultura era visto como un castigo, como uno de los peores males entre los hombres (cfr. Sal 79,3). Dicha acción formaba parte del castigo con el que se amenazaba a los impíos (cfr. 1Re 14,11s; Is 34,3; Jer 22,18s). Por eso, efectuar la caridad a través del entierro de una persona yacente era una de las obras de piedad más venerables en el judaísmo. De ahí las exhortaciones de Ben Sira: “A los muertos no les niegues tu generosidad” (Sir 7,33); “Hijo, por un muerto derrama lágrimas y, como quien sufre atrozmente, entona un lamento; amortaja el cadáver como es debido, y no descuides su sepultura” (Sir 38,16). El testimonio relevante de esta práctica la ofrece el libro de Tobías: “En tiempos de Salmanasar hice muchas buenas obras a mis hermanos de raza: “Si veía el cadáver de uno de mi raza fuera de las murallas de Nínive, lo enterraba”. (Tob 1,16s). El evangelio nos cuenta que Jesucristo fue enterrado en una tumba que no era propia; José de Arimatea facilitó un sepulcro escavado en una roca, en

Para compartir en grupo

un campo de su propiedad para el Señor. Pero no sólo la prestó, sino que con valor se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, con la ayuda de Nicodemo. (Jn. 19, 38-42 Podemos decir que esta obra de misericordia ha derivado en una doble dirección. Humanamente, hacia el acompañamiento de la familia y parientes próximos del difunto, proporcionándoles una compañía y un consuelo. Y desde el punto de vista sobrenatural, ofreciendo sufragios abundantes por su eterno descanso, para que la misericordia de Dios le perdone los residuos de sus pecados. Y un detalle de interés, vinculado a lo anterior. La mayor obra de misericordia con quien fallece no está después, sino antes del fallecimiento: prepararles para el paso crucial al que se enfrentan. La Unción de los enfermos, con la Confesión previa y la Comunión, es la mayor obra de caridad que puede hacérsele. Hay que convencer a parientes y amigos que el sacerdote nunca produce miedo al enfermo, lo que da verdadero miedo es morir sin arrepentimiento.

Buscar en la Sagrada Escritura algunos textos que nos puedan iluminar la reflexión sobre este tema. ¿Cómo podemos practicar esta obra de misericordia? Concretemos una acción que se pueda realizar tanto a nivel personal como a nivel grupal.


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XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (7, 36-50)

“En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: —«Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora». Jesús tomó la palabra y le dijo: —«Simón, tengo algo que decirte». Él respondió: —«Dímelo, maestro». Jesús le dijo: —«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?».

Simón contestó: —«Supongo que aquel a quien le perdonó más». Jesús le dijo: —«Has juzgado rectamente». Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: —«¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama». Y a ella le dijo: —«Tus pecados están perdonados». Los demás convidados empezaron a decir entre sí: —«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: —«Tu fe te ha salvado, vete en paz”. Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Que en este año de la Misericordia al contemplar este trozo del evangelio nos sintamos de verdad animados para participar de la Misericordia de Dios, salir en su búsqueda, gozarnos en ella, dejándonos transformar completamente en el Amor de Dios que todo lo hace nuevo. Dice el evangelio que “un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él”; lo primero que deberíamos pensar es en la intención de este hombre con esta invitación, quería solamente quedar bien pues acoge en su casa a un personaje famoso y que hace milagros; o será que entiende que invitar a Jesús a su casa y a una comida, implicaba asumir su misma vida, vivir como él, hacer lo que él pedía.

Qué sorpresa cuando llega una “mujer pecadora”, como la llaman y empieza, dice el evangelio: “llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.” Es una mujer movida por el amor, y será su amor lo que la llevará a experimentar el derroche de amor de Dios para con ella. Aprendamos que para recibir la Misericordia de Dios, no necesitamos de nuestros méritos personales, sino abrirnos a la gracia de Dios para recibir el perdón misericordioso que transforma completamente nuestra vida.


Mayo | 7

Catequesis 2

Corregir al que está en el error “Si te hace caso, has salvado a un hermano” Esta Obra de Misericordia la encontramos en el evangelio de Mateo, donde trata de los conflictos que se presentan en el interior de la comunidad: “Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a un hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano” (Mt 18,15-17; cfr. Tit 3,10). El tema de la corrección fraternal está presente en el Antiguo y Nuevo Testamento y en su uso se percibe un notable realismo. En este sentido, conviene notar que la corrección debe realizarse no como un juicio, sino como un servicio de verdad y de amor al hermano, ya que hemos de dirigirnos al pecador no como enemigos, sino como hermanos (cfr. 2Tes 3,15; cfr. Sant 5,19s; Sal 51,15). La corrección fraterna debe ejercitarse con firmeza (cfr. Tit 1,13), pero sin asperezas (cfr. Sal 6,2), sin exacerbar o humillar al que es amonestado (cfr. Ef 6,4).

Es verdad que “ninguna corrección resulta agradable, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella” (Heb 12,11). Para cumplir esta Obra de Misericordia convenientemente hay que tener en cuenta dos cosas: que pueda preverse un resultado positivo a nuestra corrección y que no nos causemos un perjuicio a nosotros mismos. Debemos corregir a nuestro prójimo con mansedumbre y suma consideración. Una corrección ruda puede tener el efecto contrario No podemos convertirnos en “vigilantes” de la gente; es decir en estar pendientes de todo lo que haga la gente. Sin embargo, corregir al errado en fe y moral es un consejo del Señor. Así termina el Apóstol Santiago su Carta: “Sepan esto: el que endereza a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos pecados”. (St. 5, 20) Para compartir en grupo: Frente a la corrección fraterna, ¿qué elementos debemos considerar para que no sea contraproducente? Hagamos un decálogo que nos pueda ser útil a todos.

Para compartir en grupo Frente a la corrección fraterna, ¿qué elementos debemos considerar para que no sea contraproducente? Hagamos un decálogo que nos pueda ser útil a todos.


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XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (9, 18-24)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:

É1 les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:

—«¿Quién dice la gente que soy yo?».

— «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Ellos contestaron: —«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas». Él les preguntó: —«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro tomó la palabra y dijo: — «El Mesías de Dios».

Y, dirigiéndose a todos, dijo: — «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará”. Palabra del Señor.

Pautas de reflexión “Cuenta la historia que un día Jesús se encontró con un líder y le preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? El líder, queriendo impresionar dijo: “Tú eres la teofanía escatológica que manifiesta antológicamente la intencionalidad de nuestras relaciones subconscientes e interpersonales. Jesús abrió tremendos ojos y exclamó: ¿Qué queeeeeeeeeee? ¿Me lo puedes explicar? Y el líder no pudo responder porque era algo que tenía en la memoria y no en el CORAZÓN”. (Padre Diego Jaramillo). Que fácil para todos tener ideas, conceptos, razonamientos fríos y abstractos sobre la realidad y sobre las personas; constatamos que muchos también frente a su experiencia religiosa viven de la misma manera, para muchos Jesús es sólo una idea, un concepto…

Hoy la pregunta va dirigida a cada uno: ¿Quién es Jesús para mí? La respuesta tendrá que ser del todo personal, no la podemos copiar de nadie, de ningún libro; no podrá ser un mero concepto o idea, no, debe ser de verdad una opción de vida. Jesús tiene que ser el centro en el que gire toda la vida, hacia Él debemos orientar toda nuestra existencia. Nuestra respuesta será coherente sólo en la medida que tengamos la experiencia de estar con Él, compartir su vida, vivir sus enseñanzas, asumir todo lo que es Él; esto será posible solamente si nos colocamos en camino de estar en la intimidad con Él para dejarnos transformar por Él mismo. Esta semana comprometámonos a buscar muchos momentos de soledad para estar solos con él y así poder de verdad responder: ¿Quién soy yo para ti?


Mayo | 9

Catequesis 3

Consolar al triste “La tristeza se convertirá en gozo” Jerusalén, en su historia, hizo la experiencia de total abandono. Cuando fue privada de toda consolación por parte de sus aliados (cfr. Lam 1,19), exclamaba: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado” (Is 49,14; 54,6-10), pero en realidad el Señor era su verdadero consolador al proclamar: “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios” (Is 40,1). Dios, en efecto, consuela a su pueblo con la bondad de un pastor (cfr. Is 40,11; Sal 23,4), con el afecto de un padre, con el ardor de un novio y de un esposo (cfr. Is 54) y con la ternura de una madre (cfr. Is 49,14s; 66,11-13). Y por esto ha legado a su pueblo su promesa (cfr. Sal 119,50), su amor (cfr. Sal 119,76), la Ley, los profetas (cfr. 2Mac 15,9) y las Escrituras (cfr. 1Mac 12,9; Rm 15,4) que le posibilitan superar el desconsuelo y vivir en la esperanza.

Jesús, a su vez, anunciado como “Consuelo de Israel” (Lc 2,25), y reconocido como “Consolador” (1Jn 2,1), proclama: “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados” (Mt 5,5). Pablo, por su parte, recuerda que Cristo es la fuente de toda consolación (Flp 2,1) y que en la Iglesia la función de “consolar” es esencial, ya que atestigua que Dios consuela permanentemente a los pobres y afligidos (cfr. 1Cor 14,3; Rm 15,5; 2Cor 7,6; cfr. Sir 48,24). De hecho, tal como se presenta en la imagen conmovedora del Apocalipsis, la presencia de Dios es el consuelo máximo de los hombres: “Él nos enjugará toda lágrima” (Ap 7,17), y en su presencia “no habrá muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor...” (Ap 21,4).

Para compartir en grupo ¿Qué elementos debemos tener en cuenta antes de abordar a una persona que atraviesa por este estado de la tristeza? ¿Cómo superar la idea equivocada que muchas personas tienen del sufrimiento y del dolor? ¿Qué proponemos para alegrar la vida de quienes nos rodean? ¿Las lágrimas según san Agustín, son un don, cómo podemos entender el llanto como una forma de reconciliación consigo mismo, con los demás y con Dios?


10 | Evangelizar

XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (9, 51-62)

“Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: —«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: —«Te seguiré adonde vayas». Jesús le respondió:

—«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro le dijo: —«Sígueme». Él respondió: —«Déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: —«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». Otro le dijo: —«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia». Jesús le contestó: — «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Inicia hoy el evangelio diciendo: “Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén.”, es decir hacia la Cruz y hacia la Resurrección. Y por este camino Jesús va enseñando acerca del seguimiento, de colocarse en el camino de estar con él, de seguir sus pasos… Pero es un seguimiento que trae unas condiciones bien claras. Miremos algunas: •

Seguirlo es para cargar la cruz.

No es un seguimiento movido por un entusiasmo fervoroso, momentáneo e inmaduro.

Es un seguimiento para toda la vida, un compromiso para siempre.

Seguirlo no nos ofrece garantías de seguridad, o ventajas materiales; al contrario, se necesita un corazón desapegado.

Es un llamado al seguimiento de manera inmediata, sin condiciones, sin demoras, sin excusas.

“O se sigue a Jesús sin condiciones, o no se es cristiano en serio. No es lícito acomodar el Evangelio hasta que nos guste a nosotros. Tampoco existen exigencias especiales para los especialmente santos. El Evangelio vale por igual para todos los que quieren ser cristianos de verdad. Jesús no se contenta con un lugarcito al margen. El exige ser el centro y el eje de nuestra vida”.


Mayo | 11

LAUDATO SI GOZO Y PAZ (Cap. VI 222ss) Continuamos nuestra reflexión en el último capítulo de la encíclica: “La espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco…La sobriedad que se vive con libertad y conciencia es liberadora…Así somos capaces de disminuir las necesidades insatisfechas y reducir el cansancio y la obsesión… La sobriedad y la humildad no han gozado de una valoración positiva en el último siglo” (222-223). Indudablemente queridos hermanos que uno de los males más grandes de nuestro tiempo es vivir en una sociedad del gusto que se traduce en placer desmedido, muchas veces ajeno a los demás hermanos y que atenta contra la naturaleza. Por eso entre las virtudes que nosotros tenemos que trabajar en la pastoral familiar, educativa, etc. está la humildad, la sobriedad, el compartir con los hermanos más necesitados lo que somos y tenemos. Somos testigos de que hoy se pregunta especialmente a muchos muchachos: ¿usted por qué no hace esto? Y responden: ¡porque no me gusta! El despilfarro el desmedido desecho de bienes, la acumulación, atentan contra la ecología integral. Continúa el Papa: “Ninguna persona puede madurar en una feliz sobriedad, si no está en paz consigo mismo…La paz interior de las personas se refleja en un estilo de vida equilibrado, unido a una capacidad de admiración que lleva a la profundidad de la vida…Una ecología integral implica + dedicar algún tiempo para recuperar la serena armonía de la creación; + reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales; + contemplar al creador que vive entre nosotros y en lo que nos rodea; + detenerse a dar gracias a Dios antes y después de las comidas” (224-228). En nuestra tarea pastoral tenemos que insistir en que no habrá paz social si no hay paz interior, que el mundo no puede dar. Es la paz que viene de Dios que nos lleva a vivir como verdaderos hijos suyos, en verdadera hermandad con todos, en auténtico respeto y amor por la naturaleza. Sin ideales de vida que busquen

siempre el bien, no habrá paz, no habrá desarrollo humano integral. Ahora nos habla del AMOR CIVIL Y POLITICO: “El amor fraterno solo puede ser gratuito y por eso es posible amar a los enemigos, amar la naturaleza para poder hablar de una fraternidad universal. Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad con los demás y por el mundo…El amor lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de caridad, que no afecta sólo las relaciones entre los individuos, sino a las macro-relaciones, como la relaciones sociales, económicas, políticas. Por eso la Iglesia propuso al mundo el ideal de la civilización del amor” (228231). Es fundamental en nuestra tarea evangelizadora llevar a todos a la comprensión y vivencia de que la política es la búsqueda del bien común y que debe basarse en el amor universal. La caridad que viene de Dios nos lleva a un amor sin límites que llega hasta DAR LA VIDA como la dio Jesucristo por los hermanos. Por eso comprometámonos con la vida civil, con la actividad política, pero siempre para construir una nueva sociedad. La Civilización del Amor. “Revalorizar el amor en la vida social a nivel político, económico y cultural… alientan una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad… Esto incluye el cultivo de una identidad común, de una historia que se conserva y transmite” (231-232). La social es lo cultural: es el cultivo de una sociedad realmente comunitaria que une no sólo a los seres humanos, sino también a la creación entera. Por tanto como creyentes nos tenemos que comprometer todos, para que en la etapa del postconflicto trabajemos incansablemente por una nueva sociedad, una nueva civilización: LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR.


12 | Evangelizar

¿Será

verdad que las redes sociales están volviendo a las personas más narcisistas y ególatras?

Lo que dice la Palabra de Dios y los Santos “Engañosa es la gracia y vana la hermosura” (Prov. 32,30 ). “De qué le sirve al hombre ganarse todo el mundo si pierde su alma” (Mt . 16, 26).

El hombre de hoy es un hombre completamente pacado de sí mismo. El culto al amor propio está fuera de control.

“Sobre todo, revístanse de amor, que es el perfecto lazo de unión” (Col 3, 14).

El porcentaje de jóvenes con tendencias narcisistas, dice un sicólogo norteamericano, se ha incrementado tanto como la obesidad.

“Nadie es mejor que nadie si Dios no lo ama más” (San Tomás de quino). “No eres más porque te alaben, ni menos porque te vituperen” (La Imitación de Cristo de Tomás de Kempis).

La educación de hoy se ha exagerado en ayudar a la autoestima. Hoy, la gente dice “sentirse mejor consigo misma”. Se nos va “la mano” al exagerar nuestras cualidades. Hoy nadie “se arrepiente” porque no se cree pecador.

“Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5, 3). “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, en donde Cristo está sentado a la derecha de Dios” (Col 3, 1).

Un buen ejemplo del narcisismo de hoy son las selfis, tan populares en el mundo de hoy, que se usan para llamar la atención. Este fenómeno ha ido tan lejos que los selfie sticks (palos para tomar selfis) han sido prohibidos en muchos sitios porque la gente se mata por hacerse fotos extremas.

El narcisismo puede conducir a relaciones fallidas, a la falta de entendimiento y a conductas agresivas. El narcisismo está vinculado a la violencia.

La mitología griega nos cuenta que Narciso se enamoró de su reflejo al contemplar su rostro en el agua. Quiso abrazarse consigo mismo con gran pasión y se ahogó. La autoestima nos lleva a sentirnos tan buenos como los demás; el narcisismo nos hace sentir superiores a los demás. Conduce a relaciones fallidas, a falta de entendimiento y a conductas agresivas. Las redes están facilitando la comparación social, Mucha gente juzga su éxito comparándolo con el de los demás; se vuelven más influenciables, ya que no tienen suficiente experiencia para juzgar la vida.

Las redes sociales facilitan la comparación social. Los jóvenes de hoy son más influenciables, ya que no tienen suficiente experiencia para juzgar la vida. Cuando nos comparamos con los demás, podemos llegar a creer que nuestra vida no es tan interesante o que no somos lo suficientemente hermosos. La autoestima saludable no se deriva de los cuidados externos, como ocurre con los narcisistas, sino de la riqueza y magnanimidad de nuestra alma. Jesús nos dice: “buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33).


Mayo Abril | 13

El proceso de nulidad matrimonial cómo busqueda de la verdad

En el proceso para la declaración de nulidad del matrimonio es importante que dicho procedimiento esté basado en la verdad. El Tribunal Eclesiástico no tiene poder de disolver un matrimonio válido, pero sí de buscar la verdad acerca de un matrimonio particular y declarar con autoridad o sea que, con certeza moral que ha sido probada (si consta la nulidad del matrimonio) o que dicha certeza moral no ha sido alcanzada (no consta la nulidad del matrimonio) Esta comprensión del proceso de nulidad matrimonial no es una nueva realidad dentro de la vida Jurídica de la Iglesia, pero ha recibido un renovado énfasis durante estos años, desde el Papa Pio XII , Juan XXIII, Juan Pablo II , Benedicto XVI y el actual Papa Francisco, quien ha promulgado una nueva reforma del proceso de Nulidad Matrimonial y que empezó a regir desde el 8 de Diciembre de 2015. El Papa Pio XII nos señala que: “en un proceso matrimonial el fin único es un juicio conforme a la verdad y al derecho, propio al

proceso de nulidad y la verdad de la no existencia del vínculo conyugal”. El Papa Juan Pablo II señala en una alocución dirigida a la Rota Romana (1994): “el fin inmediato de estos procesos es de evidenciar la existencia o al menos de los hechos que por ley natural, divina o eclesiástica, invalidan el matrimonio, con el fin de que se pueda llegar a la emisión de una sentencia verdadera y justa acerca de la cuestión de no existencia del vínculo conyugal”. Finalmente el Papa Francisco considera que es oportuno, que ya no sea requerida una decisión doble a favor de la nulidad matrimonial como estaba previsto, si no que sea suficiente la certeza moral a la que ha llegado el primer juez, según las normas del derecho (Diciembre 8-2015) A menudo se puede caer en la idea errónea de declarar la nulidad matrimonial en una falsa y equivocada pastoral de la Iglesia con la pérdida de la verdad y la justicia.


14 | Evangelizar

Peregrinando

hacia el jubileo de las familias El Año de la Misericordia, en efecto, es una hermosa oportunidad para experimentar la cercanía y el amor de Dios, que se expresa en el Emmanuel, el Rostro misericordioso del Padre. Como bien nos ha dicho el Papa Francisco, a todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas (EG 44). Por lo tanto, la Iglesia parte de las situaciones concretas de las familias de hoy, todas necesitadas de misericordia, comenzando por aquellas más heridas, para acompañarlas con el corazón misericordioso de Jesús. En ese contexto pretendemos que la experiencia de la Misericordia, del perdón recíproco, de la reconciliación y paz, se viva en familia; que todos, en el seno familiar avancemos hacia Jesús en actitud interior de peregrinaje. Así nos lo ha pedido el Papa Francisco: “Que, en este Año de la Misericordia, toda familia cristiana pueda ser un lugar privilegiado de este peregrinaje en el que se experimenta la alegría del perdón. El perdón es la esencia del amor, que sabe comprender el error y poner remedio. En el seno de la familia es donde se nos educa al perdón, porque se tiene la certeza de ser comprendidos y apoyados no obstante los errores que se puedan cometer”. Muchos de los problemas que nos envuelven vienen de nuestra incapacidad de perdonar, que es un hecho hoy comprobado. Cuesta perdonar hoy más que nunca. Primero, porque no amamos, no se nos ha educado para el amor y la reconciliación con

mi hermano, y segundo, sólo el que ama de verdad en momentos difíciles, sabe perdonar, y puede acudir a este recurso, que es el único capaz de revertir la situación, que se aprende desde que somos pequeños en familia. Consideramos el Jubileo extraordinario de la Misericordia “como un tiempo adecuado para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes” (Misericordiae Vultus, n. 3). Y la manera de hacer fuerte a la Iglesia es fortaleciendo la familia para que sirva a la misma familia en el crecimiento del amor fraterno y del perdón al que nos llama el Santo Padre, y sea también, un tiempo favorable para que contemplando la Divina Misericordia sobre el núcleo familiar, que supere todo límite humano, resplandezca sobre la oscuridad del pecado, y se pueda llegar en familia, a ser testigos más convencidos y eficaces del amor y misericordia del Padre. Por eso la comunidad cristiana llama a la familia con el apelativo de “iglesia doméstica”, porque en el calor del hogar, es donde la fe empapa cada rincón, ilumina cada espacio, construye comunidad. Es el espacio propicio para vivir las obras de misericordia, empezando por casa, ya que es el lugar donde las personas van aprendiendo a descubrir el amor concreto y el amor operante de Dios. Esta experiencia nos ayudará sensiblemente a generar, no sólo una preocupación mayor por la pastoral familiar, sino también a propiciar el interés por una renovada y auténtica cultura de la familia, tan necesitada en nuestra diócesis y el mundo entero.

Para compartir en familia o en grupo ¿Qué es un Año Santo, lo estamos viviendo en Familia? ¿Qué podemos hacer para prepararlo y celebrarlo en nuestra parroquia y diócesis?


Mayo | 15

COMUNIDAD

SIERVAS DEL PLAN DE DIOS “POR LA FE CON CARIDAD”

Origen

Las Siervas del Plan de Dios son una nueva comunidad religiosa suscitada por el Espíritu Santo como una respuesta para este Tercer Milenio. Son una fundación de mujeres consagradas a Dios mediante la Plena Disponibilidad Apostólica, viven en comunidad y se entregan a Dios a través de un servicio evangelizador y solidario. Fundadas el 15 de agosto de 1998 con la aprobación del entonces Cardenal Augusto Vargas Alzamora S.J. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Forman parte de la Familia Sodálite. Las Siervas sienten vivamente la invitación del Señor Jesús para vivir el apostolado predicando el Evangelio a todos. Buscan vivir intensamente la caridad con todas las personas que se encuentren en necesidad espiritual y material, con especial predilección a todas las personas frágiles, enfermas, pobres y necesitadas, viviendo el espíritu y las obras de misericordia con los que más sufren. Actualmente desarrollan su misión apostólica en países de América, Asia, Europa y África.

Carisma Su espiritualidad es mariana y cristocéntrica. Las Siervas del Plan de Dios están inspiradas por Santa María en los pasajes de la Visitación y Caná. María al ir a servir a su pariente Isabel portando la Palabra en su seno virginal, le lleva la Buena Nueva y al mismo tiempo se pone solidariamente a su servicio para ayudarla en momentos de necesidad. En Caná, Santa María se muestra ejemplar en su actitud de servicio pronto y eficaz al necesitado, manifestando en sus acciones la cercanía con su Hijo siendo modelo de oración y acción para las Siervas.

Presencia diocesana En el año 2002 tuvieron la primera fundación fuera del Perú, concretamente en nuestra diócesis, donde ejercen un hermoso apostolado en la Universidad Católica de Oriente desde la pastoral universitaria. Colaboran también en la pastoral social de la diócesis y en la pastoral de la parroquia La Sagrada Familia, entre otros. A nivel más general, brindan servicios pastorales en parroquias y colegios, realizan jornadas y convivencias espirituales, actividades con niños, jóvenes y familias, así como trabajo solidario y misionero en zonas pobres del Oriente. Agradecemos a Dios su presencia y testimonio entre nosotros.


16 | Evangelizar

“Entonces

hasta la tarde�. Salmo 104


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