Evangelizar 037 - Septiembre de 2016

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Septiembre

Revista de Ayudas Pastorales Diócesis de Sonsón-Rionegro

Visitar a los encarcelados

2016 N° 37


Septiembre Agosto | 3

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A LOS SACERDOTES

ABRIR LOS OJOS AL SUFRIMIENTO DE LOS POBRES Y ESCUCHAR SU CLAMOR Vicente Altaba Gargallo Delegado Episcopal de Cáritas Española

LITURGIA DEL DOMINGO

Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

ABRIR LOS OJOS AL SUFRIMIENTO DE LOS POBRES Y ESCUCHAR SU CLAMOR

FORMACIÓN DOCTRINAL

Pbro. Edwin Yair Hidalgo Giraldo LA IGLESIA ES TEMPLO, PIEDRA VIVA. LA IGLESIA ES NUESTRA MADRE Y TODOS SOMOS PARTE DE ELLA. LA IGLESIA COMO MADRE (II).

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS

Pbro. Óscar Chalarca ¿SERÁ VERDAD QUE LA IGLESIA PREDICA UNA MORAL PARA BURGUESES ?.

CAMBIO DE ACTITUD Pbro. Carlos Mario Gómez Gómez LAS CAUSALES DE NULIDAD DEL MATRIMONIO CANONICO

NUESTRA REALIDAD

Mons. Gilberto Muñoz Ospina PASTORAL DEL POST CONFLICTO (2)

VIDA FAMILIAR

Pbro. Nelson Patiño Villa ¡QUÉ BELLO ES EL AMOR!

ESPACIOS PARA CRECER Pbro. Jorge Iván Martínez

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros Diagramación Silvia Giraldo Consejo editorial Delegados de Pastoral Coordinador general Vicaría de Pastoral Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co

“Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo”, dice Francisco (MV 15). Como expresión de la Caridad, la misericordia comienza por tener capacidad de ver la situación del otro, descubrir sus necesidades y escuchar su clamor. Es la primera expresión de la apertura y del amor al otro. Así hizo Dios con su pueblo oprimido y explotado: “El clamor de los Israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los oprimen” (Ex 3,9). Dios “ve” y “Escucha”, y a partir de ahí se conmueve ante la opresión y pone en marcha su misericordia, comienza su gesta salvadora. Nuestros últimos papas nos invitan a ver y a escuchar. Benedicto XVI en el mensaje de Cuaresma del año 2012, citando la carta a los Hebreos, nos dice: Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la Caridad” (Heb 10,24).Y Francisco deja claro que para que la Caridad sea verdadera y ejerza la función liberadora que está llamada a desarrollar debe partir de una mirada muy atenta a la realidad de los pobres y de escuchar su clamor.

“Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad: Esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo” (EG 187). Hemos de tener oídos atentos “al clamor de los pobres”, “al clamor por la justicia” (EG 188) y “al clamor de pueblos enteros” (EG 190). También los obispos españoles, en su última instrucción pastoral, comienzan invitándonos a abrir los ojos a los rostros de los pobres y a escuchar el clamor de los que no tienen trabajo, de los niños que viven en la pobreza, de los ancianos, antes olvidados y hoy explotados, las mujeres víctimas de la penuria económica, de la explotación sexual y la violencia doméstica, los hombres y mujeres del campo y del mar, los inmigrantes, las víctimas de la corrupción económica y política, y las víctimas de un empobrecimiento espiritual y moral. La misericordia comienza por fijar la mirada en el otro y estar atentos los unos de los otros. Nos hace fijarnos en los que sufren al lado nuestro, escuchar su clamor, y desde ahí conmovernos, compadecernos como lo hacía Jesús y ponernos al servicio de los que sufren. La misericordia nos hace salir del encierro egoísta en nuestros propios intereses y buscar lo que es bueno no solo para mí, para cada uno aisladamente, sino para los otros, para la comunidad.


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XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (14, 25-33)

LA IGLESIA ES TEMPLO, PIEDRA VIVA En esta catequesis el Papa Francisco aborda a otra imagen que nos ayuda a ilustrar el misterio de la Iglesia: el Templo

“En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: —«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar.” ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Aparece en el Evangelio de hoy un tema que es vital en la vida de quien se ha lanzado en la aventura de estar con el Señor, el de la radicalidad en el seguimiento, ser o no ser su discípulo, pues una cosa es llamarse discípulo y otra bien diferente ser de verdad discípulo. En nuestra vida no podemos tener dos horizontes o direcciones: el Evangelio y los criterios del mundo. Jesús no se anda con rodeos, se es su discípulo, o no se es su discípulo; se le sigue o no se le sigue. La decisión está en cada uno, el evangelio es una propuesta y cada uno la asume o no en la libertad. Cuando se opta por seguirlo se llega a descubrir que Jesús es un valor incomparable, único, de modo que todo lo demás que podría parecernos importante y valioso queda en un segundo lugar.

Ser discípulo de Cristo supone subordinar todo a Él, incluso las cosas más queridas y santas. La opción por Cristo no son solamente palabras pronunciadas con mucha emoción y lágrimas. No se trata de lindos sentimientos no más o de un paseo. Las dos parábolas del evangelio de hoy nos invitan por ello a reflexionar, todo aquel que quiere ser discípulo auténtico de Cristo, debe sentarse a reflexionar. ¿Podrá asumir estas exigencias? ¿No claudicará en el momento de la prueba? El Señor no quiere tibios, en el Apocalipsis leemos “los vomita de su boca”. No basta solo con decir que sí, es necesario comprometerse y decidirse radicalmente.

¿A qué pensamiento nos remite la palabra templo? Nos hace pensar en un edificio, en una construcción. De manera particular, la mente de muchos se dirige a la historia del Pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento. En Jerusalén, el gran Templo de Salomón era el lugar del encuentro con Dios en la oración; en el interior del Templo estaba el Arca de la alianza, signo de la presencia de Dios en medio del pueblo; y en el Arca se encontraban las Tablas de la Ley, el maná y la vara de Aarón: un recuerdo del hecho de que Dios había estado siempre dentro de la historia de su pueblo, había acompañado su camino, había guiado sus pasos. Lo que estaba prefigurado en el antiguo Templo, está realizado, por el poder del Espíritu Santo, en la Iglesia: la Iglesia es la «casa de Dios», el lugar de su presencia, donde podemos hallar y encontrar al Señor; la Iglesia es el Templo en el que habita el Espíritu Santo que la anima, la guía y la sostiene. El Antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería «dar una casa» a Dios para tener un signo visible de su presencia en medio del pueblo. Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes «damos una casa a Dios», sino que es Dios mismo quien «construye su casa» para venir a habitar entre nosotros, como escribe

san Juan en su Evangelio (cf. 1, 14). Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su «casa espiritual», la Iglesia, hecha no de piedras materiales, sino de «piedras vivientes», que somos nosotros. El Apóstol Pablo dice a los cristianos de Éfeso: «Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por Él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la Iglesia! Todos somos iguales en la Iglesia La Iglesia no es un entramado de cosas y de intereses, sino que es el Templo del Espíritu Santo, el Templo en el que Dios actúa, el Templo del Espíritu Santo, el Templo en el que cada uno de nosotros, con el don del Bautismo, es piedra viva. Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia, y si alguien dice a veces a otro: «Vete a casa, eres inútil», esto no es verdad, porque nadie es inútil en la Iglesia, ¡todos somos necesarios para construir este Templo! Nadie es secundario. Nadie es el más importante en la Iglesia; todos somos iguales a los ojos de Dios. ¿Cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Habéis visto qué feo es ver a un cristiano cansado, aburrido, indiferente? Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es la Iglesia.

Para compartir en grupo ¿Cómo podemos embellecer el templo del cual todos formamos parte? ¿somos piedras vivas o piedras muertas que no aportan nada al edificio espiritual? En concordancia con lo que nos dice el santo padre, que todos somos hijos de Dios y tenemos el mismo valor ¿Por qué crees que hay desigualdades en la sociedad?


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XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Catequesis 2

Evangelio según San Lucas (15, 1-10)

LA IGLESIA ES NUESTRA MADRE Y TODOS SOMOS PARTE DE ELLA

“En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: —«Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: —«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: “¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.” Os digo que así también habrá más alegría en el

cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: “¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido.” Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Nos encontramos ante uno de los capítulos más bellos del Evangelio, conocido como las parábolas de la Misericordia, teniendo como telón de fondo la compasión de Jesús por los pecadores. En este año de la Misericordia de manera muy insistente hemos sido invitados a volver la mirada sobre la Misericordia de Dios, nos ha dicho el Papa Francisco, el nombre de Dios es Misericordia. Aparece una acusación contra Jesús: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos», es como si dijéramos hoy “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Por la

brevedad solo te coloco unos puntos para ayudar a tu reflexión: • Mi actitud frente a los pecadores es de juicio o de Misericordia? • Tengo conciencia de mis propias miserias y por lo tanto de la gran necesidad de misericordia? • Ayudo para que otros puedan experimentar y acercarse a la Misericordia de Dios o por el contario soy tropiezo para ellos? • En mi vida de verdad soy “misericordioso como el Padre es Misericordioso”?

Para esta catequesis el Papa Francisco toma la figura de la de “madre”: la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural. 1. En primer lugar una madre genera la vida Lleva en su vientre durante nueve meses al propio hijo y después lo abre a la vida, generándolo. Así es la Iglesia: nos genera en la fe, por obra del Espíritu Santo que la hace fecunda, como la Virgen María. La Iglesia y la Virgen María son madres, ambas; ¡lo que se dice de la Iglesia se puede decir también de la Virgen y lo que se dice de la Virgen se puede decir también de la Iglesia! Cierto la fe es un acto personal: “yo creo”, yo personalmente respondo a Dios que se hace conocer y quiere entrar en amistad. Pero la fe yo la recibo de otros, en una familia, en una comunidad que me enseña a decir “yo creo”, “nosotros creemos”. ¡Un cristiano no es una isla! Nosotros no nos hacemos cristianos en laboratorio, solos y con nuestras fuerzas, sino que la fe es un don de Dios que nos viene dado por la Iglesia a través de la Iglesia. Y la Iglesia nos da la vida de fe en el bautismo: ese es el momento en que nos hace nacer como hijos de Dios, el momento en el que nos dona la vida de Dios, nos genera como madre. ¿Cuántos de ustedes recuerdan la fecha de su bautizo? La fecha del bautizo es la fecha de nuestro nacimiento a la Iglesia, ¡la fecha en la que nuestra madre Iglesia nos ha dado a luz! ¿Amamos la Iglesia como se ama a la propia madre, sabiendo también comprender sus defectos? Todas las madres tienen defectos, todos tenemos defectos, pero cuando se habla de los defectos de la madre nosotros los cubrimos, los amamos así. Y

la Iglesia tiene también sus defectos: ¿la amamos así como a la madre, la ayudamos a ser más bella, más auténtica, más según el Señor? 2. Una madre no se limita a dar la vida, sino que con gran cuidado ayuda a sus hijos: Los ayuda a crecer, les da la leche, les alimenta, enseña el camino de la vida, les acompaña siempre con sus atenciones, con su afecto, con su amor, también cuando son mayores. Y en esto sabe también corregir, perdonar, comprender, saber estar cerca en la enfermedad, en el sufrimiento. En una palabra, una buena madre ayuda a los hijos a salir de sí mismos, a no quedarse cómodamente bajo las alas maternas, como una cría de pollo que está bajo las alas de la gallina. La Iglesia como buena madre hace lo mismo: acompaña nuestro crecimiento transmitiendo la Palabra de Dios, que es una luz que nos indica el camino de la vida cristiana; administrando los sacramentos. Nos alimenta con la eucaristía, nos lleva el perdón de Dios a través del sacramento de la reconciliación, nos sostiene en el momento de la enfermedad con la unción de enfermos. 3. La Iglesia, mientras es madre de los cristianos, mientras “hace” los cristianos, está también “hecha” de ellos. La Iglesia no es algo distinto de nosotros mismos, pero vista como la totalidad de los creyentes, como el “nosotros” de los cristianos: yo, tú, nosotros somos parte de la Iglesia. San Jerónimo escribía: “La Iglesia de Cristo no es otra cosa si no las almas de los que creen en Cristo” Por tanto, la maternidad de la Iglesia la vivimos todos, pastores y fieles.

Para compartir en grupo ¿Cómo vemos a la Iglesia? ¿Agradezco también a mis padres porque me han dado la vida, agradezco a la Iglesia porque me ha generado en la fe a través del bautismo? ¿Cuántos de nosotros recordamos la fecha de nuestro bautismo?


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XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Catequesis 3

Evangelio según San Lucas (16, 10-13)

LA IGLESIA COMO MADRE (II)

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: — «El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Hoy el Evangelio tiene una enseñanza clara para nuestro ser discipular: el uso de los bienes materiales, somos administradores no dueños, el corazón es para Dios no para el dinero o los bienes materiales. El único dueño de todo es Dios y él confiando en nosotros nos hace administradores, ha colocado todo en nuestras manos. Esto nos lleva a pensar que si Dios nos ha confiado las cosas, podemos y debemos usarlas porque esa es su voluntad, las cosas no son malas sino que el mal está en el uso que les demos. No olvidemos que todo está subordinado al Señor, él es el primero y lo demás será siempre segundo. Sea también la oportunidad para mirar cómo podemos aprovechar de todos los medios para construir

el Reino de Dios de justicia, solidaridad, fraternidad y paz. A diferencia de los potentados de este mundo Dios quiere que los bienes sean distribuidos generosamente entre todos sus hijos. Si alguien acumula bienes sólo para sí mismo y no las coloca al servicio de los demás, entonces esos bienes se convierten en injustos. “No podéis servir a Dios y al dinero”, frase con la que termina el evangelio y que debemos entender así: Servir a Dios es una dependencia que nos hace libres para servir a los más necesitados. Pero servir al dinero es una esclavitud que aplasta a la persona y pervierte nuestras relaciones con Dios y con los demás. El Señor espera que con todo lo que él nos ha confiado, construyamos su Reino de Amor en este mundo.

De nuevo el Papa Francisco reflexiona sobre la imagen de la Iglesia como madre. Una madre ante todo enseña a caminar en la vida, enseña a andar bien en la vida, sabe cómo orientar a los hijos, busca siempre indicar el camino justo en la vida para crecer y convertirse en adultos. Y lo hace con ternura, con afecto, con amor, siempre también cuando busca enderezar nuestro camino porque bandeamos un poco en la vida o tomamos vías que conducen a un precipicio. Una mamá sabe qué es importante para que un hijo camine bien en la vida y no lo ha aprendido en los libros, sino que lo ha aprendido del propio corazón. ¡La universidad de las mamás es su corazón! Ahí aprenden cómo llevar adelante a sus hijos. La Iglesia es madre y educadora La Iglesia hace lo mismo: orienta nuestra vida, nos da las enseñanzas para caminar bien. Una mamá no enseña nunca lo que está mal, quiere sólo el bien de los hijos, y así hace la Iglesia. Cuando un hijo crece, se hace adulto, toma su camino, asume sus responsabilidades, va por su propio pie, hace lo que quiere, y a veces ocurre también que se sale del camino, ocurre algún accidente. La mamá siempre, en toda situación, tiene la paciencia de continuar acompañando a los hijos. Lo que le impulsa es la fuerza del amor; una mamá sabe seguir con discreción, con ternura el camino de los hijos y también cuando se equivocan encuentra siempre

el modo de comprender, de estar cerca, de ayudar. Pienso en las mamás que sufren por los hijos en la cárcel o en situaciones difíciles: no se preguntan si son culpables o no, siguen amándolos y a menudo sufren humillaciones, pero no tienen miedo, no dejan de donarse. Dios nos ofrece su perdón a través de la iglesia que es misericordiosa. La Iglesia es así, es una mamá misericordiosa, que comprende, que busca siempre ayudar, alentar también ante sus hijos que se han equivocado y que se equivocan, no cierra jamás las puertas de la Casa; no juzga, sino que ofrece el perdón de Dios, ofrece su amor que invita a retomar el camino también a aquellos de sus hijos que han caído en un abismo profundo; la Iglesia no tiene miedo de entrar en sus noches para dar esperanza; la Iglesia no tiene miedo de entrar en nuestra noche cuando estamos en la oscuridad del alma y de la conciencia, para darnos esperanza. ¡Porque la Iglesia es madre! Una mamá sabe también pedir, llamar a cada puerta por los propios hijos, sin calcular, lo hace con amor. ¡Y pienso en cómo las mamás saben llamar también y sobre todo a la puerta del corazón de Dios! Las mamás ruegan mucho por sus hijos, especialmente por los más débiles, por los que lo necesitan más, por los que en la vida han tomado caminos peligrosos o equivocados.

Para compartir en grupo ¿Siento realmente que la iglesia es una madre para mí? ¿Qué estoy dispuesto hacer como hijo, para que mi madre la iglesia, crezca cada vez más? Nuestra madre la iglesia tiene defectos ¿a pesar de ellos la sigo amando? Si y ¿por qué?


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XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (16, 19-31)

PASTORAL DEL POST CONFLICTO (2) 1 NATURALEZA INTERNA DEL CONFLICTO

“En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

—«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.” Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.” El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.” El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.” Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Continúa el Evangelio de hoy con el tema del dinero, empleado en esta vida como fin y no como medio. A través de la parábola Jesús muestra el destino final del hombre que en este mundo se dedica con exclusión a los placeres ofrecidos por las riquezas mal utilizadas. Lo primero que podemos constatar es el cambio radical que se da después de la muerte: el rico pasa a ser pobre y el pobre rico, recordemos el texto bíblico que nos dice “atesorad tesoros para el cielo”.

En el texto el pobre tiene nombre, mientras que el rico no. En este mundo los nombres de los ricos-poderosos aparecen como los famosos, mientras los pobres no cuentan para esta sociedad de consumo. En la mentalidad del Reino de Dios es distinto. Ante Dios los pobres tienen un nombre, Dios los conoce y los ama a cada uno; Jesús en su vida manifestó siempre su preferencia por los pobres, en el año de la Misericordia hemos podido de cerca contemplar esta preferencia de Jesús para con todos los pequeños. ¿Qué clase de riqueza acumulamos para nuestra vida?

Las personas y comunidades de Colombia hemos tenido que vivir en medio del odio, del rencor, de los agravios, de las enemistades que se remontan a varias generaciones. La violencia se ha vuelto un mal tan cotidiano, que sus manifestaciones nos angustian de momento; pero el olvido se volvió algo común. Estoy seguro de no equivocarme al afirmar que uno de los errores en la búsqueda de la paz por mecanismos de solución de conflictos y no en PROCESOS centrados en la restauración de la PERSONA, de la compleja RED DE RELACIONES HUMANAS, de una ECOLOGÍA INTEGRAL y de la FILIACIÓN DIVINA, que mueven toda la dinámica particular y social, han sido ineficaces. Con San Juan Pablo II afirmamos que “la PAZ es un DON DE DIOS CONFIADO A LOS HOMBRES” y que “la PAZ NACE DE UN CORAZÓN NUEVO” (Mensaje para la Jornada mundial de la paz 1982 y 1984). Por eso tengo la certeza de que la tarea de la Iglesia consiste fundamentalmente en restaurar las personas y aclimatar el ambiente social para que se dé la RECONCILIACIÓN y el PERDÓN; y estos, son DON DE DIOS y por tanto hay que pedirlos con humildad, recibirlos con gratitud y ponerlos en práctica con amor. Pero aún más, nos dice el santo que “la paz no es solo un equilibrio superficial entre intereses materiales divergentes –como si se tratara de cantidad, de técnica – sino más bien, en su realidad más profunda, un bien esencialmente humano y por consiguiente, de naturaleza RACIONAL y MORAL, fruto de la verdad y de la virtud. Ella resulta del dinamismo de las VOLUNTADES LIBRES, guiados por la RAZÓN hacia el BIEN COMÚN para alcanzar en la VERDAD, LA JUSTICIA, EL AMOR. Este orden racional y moral se apoya en la decisión de la conciencia de los seres humanos de buscar la armonía en sus relaciones mutuas, respetando la justicia con todos y, por consiguiente, los derechos humanos fundamentales inherentes a toda persona humana. No se ve como este orden podría prescindir de Dios, fuente primera del ser, verdad esencial y bien supremo” (Mensaje…1982). Y con respecto al perdón nos dice: “si los sistemas actuales, engendrados por el corazón del hombre se revelan incapaces

de asegurar la paz, es preciso renovar el corazón del hombre para renovar los sistemas, las instituciones y los métodos. La fe cristiana posee una realidad para lograr ese cambio fundamental del corazón: CONVERSIÓN. En general se trata de encontrar de nuevo la CLARIVIDENCIA y la IMPARCIALIDAD junto con la LIBERTAD DE ESPÍRITU; el SENTIDO DE JUSTICIA junto con el RESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS; el SENTIDO DE EQUIDAD con la SOLIDARIDAD mundial entre ricos y pobres; la CONFIANZA MUTUA y el AMOR FRATERNO” (Mensaje 1984). Y nuestro santo padre Francisco, entrevistado en el avión en su viaje a Cracovia, sobre la paz de Colombia afirmó que la paz no es posible si no hacemos vida tres realidades: MEMORIA HISTÓRICA-CORAJE-ESPERANZA. Explicando estas tres verdades tenemos que afirmar que para alcanzar la paz la MEMORIA HISTÓRICA no es sólo recordar el pasado, sino analizarlo para reavivar los valores y virtudes del ayer de las personas y nuestro pueblo y conocer en conciencia los males y perversidades del ayer para superarlos. Sin el ayer no habrá historia. Ahora, para alcanzar la paz es necesario en el presente CORAJE, lo cual significa que tenemos que tener una voluntad decidida no sólo de las instituciones, sino de todos y cada uno, para que en la hora actual vivamos realmente los derechos naturales dados por Dios; los derechos legales trazados por las autoridades, que no contraríen la voluntad divina; y los derechos sobrenaturales. Además, para que sea posible la paz se requiere la ESPERANZA, que como nos dice la Sagrada Escritura “la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, con el Espíritu Santo que se nos ha DADO”. Y esperar es estar preparados conformes con los dones de Dios; es tener la certeza de que si vivimos la MEMORIA HISTÓRICA y un presente pleno de CORAJE, amándonos a sí mismos, a los hermanos, a la naturaleza, a Dios, con el amor con que él nos ama, el futuro lleno de ESPERANZA será una realidad, que asegure la felicidad como bien futuro. Por eso pastoralmente trabajemos por la paz como Dios y la Iglesia nos lo enseñan.


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12 | Evangelizar

Consecuencias de predicar una etica en favor de la consecución de capital: La iglesia ha tenido, en muchas ocasiones, un sostenimiento exagerado del STATU QUO. del STABLISHMENT. Muchas veces se ha resistido al cambio.

¿ Sera verdad que la Iglesia predica una moral para burgueses ?. Algunos conceptos

En muchas ocasiones ha querido mantener una sociedad armónica, en donde se piensa que todo funciona en orden: familias que han accedido al matrimonio sacramental, gente educada en los valores evangélicos, una sociedad socio económica en la que los bienes de la creación están llegando a todos los hombres. Mayúscula desinformación.

La Ética es la ciencia que estudia los actos humanos bajo la razón de la moralidad. Tiene que ver con la conducta y el comportamiento humanos.

La humanidad sufre un resquebrajamiento moral que exige pensar más allá del bienestar económico y de la opulencia de algunos cuantos. Los bienes materiales y espirituales están mal distribuidos.

Históricamente hablando hay que reconocer que la era industrial trajo como resultado el surgimiento de la clase burguesa, caracterizada por el deseo de bienestar material y confort.

Hoy se cuestiona el manejo de las finanzas de la iglesia, su alejamiento de las grandes multitudes, marginadas del mundo de las oportunidades, su posición frente a las comunidades LGTBI y los divorciados-

Los poderosos del mundo no eran ya los nobles y aristócratas, sino los que se habían enriquecido al conseguir grandes capitales y eran mirados como los “grandes señores”. Los grandes capitales se amasaron a costa del sudor de los proletarios, hombres y mujeres, que trabajaban hasta 18 horas diarias. El capital se volvió más importante que el obrero. Las teorías liberales manchesterianas y del capitalismo salvaje fueron las que atizaron la llama de la explotación inmisericorde. Las iglesias de la Reforma, especialmente la luterana y la calvinista, sin darse cuenta, -inclusive la católica-, se pusieron del lado de los poderosos, al fomentar, en los obreros, la conciencia de sumisión y de cumplimiento del deber, en beneficio de los grandes emporios económicos.

“La iglesia existe para evangelizar” (E N No. 14). La moral de una iglesia evangelizadora no es otra que la del amor y la misericordia porque Cristo es el rostro de la misericordia (Misericordiae vultus). El mundo al que debemos predicar la moral cristiana es el de los excluidos, el de las periferias, el de los alejados, el de los pobres y marginados y el de los que sufren las consecuencias por culpa de un sistema económico que no respeta el planeta. Jesús quiere para todos sus discípulos una moral de vida (Jn 14,64), una moral de penitencia y de cruz (Lc 9, 23), una moral de amor, para ser capaces, por la fuerza del Evangelio, de dar la vida por los que amamos (Jn 13, 34).

LAS CAUSALES DE NULIDAD DEL MATRIMONIO CANONICO Una de las preguntas que con frecuencia hacen los cónyuges que se han separado, es desear saber cuáles son las causales que establece la iglesia católica para poder iniciar un proceso de declaración de nulidad de un matrimonio canónico. En el derecho matrimonial canónico se considera que todo matrimonio celebrado es válido, a no ser que se pruebe lo contrario. (Canon 1060) Es por esto que para que un matrimonio se declare nulo, se debe alegar una o varias causales, las cuales recaen en uno solo de los contrayentes o en los dos y que deben probarse ante un tribunal eclesiástico competente. ¿Y cuáles son esas causales para declarar la nulidad de un matrimonio? son aquellas que están contenidas en el código de derecho canónico sobre el tema matrimonial, que rige en la iglesia; con que se pruebe judicialmente la nulidad matrimonial.

Las causales de nulidad matrimonial son las siguientes: 1. Las que provienen por lo impedimentos dirimentes (inhabilitantes) que no se hayan dispensado por la autoridad eclesiástica competente (C 1083-1094) 2. Los incapaces para contraer matrimonio, es decir, cuanto están afectados en su inteligencia, voluntad, libertad, o sufren trastornos de personalidad (C 1095) 3. Cuando hay vicios en el consentimiento del matrimonio (CC 1096 -1103) 4. Cuando se presenta vicio o defecto de la forma canónica (Celebración del sacramento) (CC 1105 y 1108), con algunas excepciones que admite el código de derecho canónico). En los próximos artículos explicaré estas causales para que sean más claras a la gente y no sea exclusivamente de conocimiento de los especialistas en esta materia.


Septiembre | 15

14 | Evangelizar

¡QUÉ BELLO ES EL AMOR! «Mi amado es mío y yo suya [...] Yo soy para mi amado y mi amado es para mí» (2,16; 6,3). (Cf. La Alegría del Amor 12) El tema del amor es uno de los más recurrentes en nuestra sociedad. Son muchísimas las canciones, de ayer y de hoy, que hablan de amores perdidos, encuentros logrados, anhelos hacia la persona amada. Lo mismo ocurre en otras artes, como el cine, el teatro o la literatura. ¡Quién no ha visto o leído alguna versión de Romeo y Julieta, la célebre obra de Shakespeare! En todas ellas, el amor se describe de diferentes formas, que no siempre coinciden con la realidad de la vida, ya sea porque ensalzan un elemento pasajero que no constituye lo fundamental del amor, o bien porque ocultan aspectos primordiales. Vamos a la Palabra de Dios, que es historia de salvación escrita durante muchos siglos, y que también habla del amor. No podría ser menos, porque guarda la historia del amor de Dios hacia la humanidad. En esta biblioteca, existe un libro especial que habla del amor humano, del deseo y la pasión, de lo hermoso que es unirse en el placer, de cómo se mueve el cuerpo de la amada... Nos referimos a El Cantar de los Cantares, una obra que, aunque no habla directamente de Dios, fue incluida en la colección de libros inspirados y guardada como tal por la Iglesia. Sin duda, para que nunca se

olvide que en el amor humano puede descubrirse el centro de la revelación cristiana, que es esta: Dios es amor. Para algunos, el Cantar de los Cantares solo simboliza el amor de Dios por su pueblo; otros lo consideran una exaltación del amor humano. El Cantar de los Cantares es un libro casi desconocido. Comencemos buscándolo en la Biblia. Paseemos por sus hojas: ¿Tiene aspecto de prosa o de poema? ¿En boca de quiénes se ponen los diálogos? El Cantar de los Cantares es un conjunto de poemas amorosos, divididos en cinco cánticos, que tuvieron su origen en las bodas hebreas, y qué fueron recopilados finalmente hada el siglo IV a.C. Tal y como ha llegado a nosotros, tiene la forma de un diálogo entre el amado y la amada: ambos ensalzan su amor apasionado y anhelan llegar a la unión definitiva. En ocasiones, se introduce un coro, que anuncia aspectos que se desarrollarán más tarde. Evidentemente, todo ello aparece expresado con el estilo propio de la época, a través de imágenes y expresiones que, a veces, pueden resultarnos extrañas. Eso sí, solo en la forma, porque el amor es la experiencia universal en la que conectamos todos.

Para compartir en familia o en grupo Recordemos alguna canción que hable de amor, y luego compartamos con el grupo o la familia. ¿Estoy de acuerdo con esa forma de describir el amor? ¿Por qué? ¿Cómo se valora el amor humano en nuestra sociedad? Esta es una oportunidad maravillosa para empezar a leer El Cantar de los Cantares. Animo!

Son una comunidad de Hermanos Consagrados, que siguen el ejemplo de Jesús Buen Samaritano y el de su Fundador San Juan de Dios, quien transformado interiormente por el amor misericordioso del Padre, vivió en perfecta unidad el amor a Dios y al prójimo, se dedicó por entero a la salvación de sus hermanos e imitó fielmente al Salvador en sus actitudes y gestos de Misericordia. La Orden Hospitalaria nació en Granada, España en 1539 con la actividad de Juan de Dios, pero fue aprobada por el Papa Pío V el 1 de enero de 1572 y es conocida en la Iglesia con el nombre de orden hospitalaria de san Juan de Dios.

Su carisma está enfocado al servicio de quienes los necesitan, vivenciando a plenitud el mensaje evangélico del Buen Samaritano... “Le llevó en su propia cabalgadura y curó sus heridas... sintió compasión, en su corazón vivenció el amor de Dios por los más pobres y abandonados” Lc. 10.25-97. Su misión como hermanos hospitalarios de san Juan de Dios es consagrarse a él y a la Iglesia en la asistencia a los enfermos y necesitados con particularidad hacia los más pobres. De este modo manifiestan que el Cristo compasivo y misericordioso del evangelio sigue vivo, entre los hombres y colaboran con él en la salvación. Están presentes en el territorio diocesano en el municipio de La Ceja, Antioquia, en la Clínica San Juan de Dios.


16 | Evangelizar

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,

y si entregase mi cuerpo para ser quemado,

y no tengo amor, de nada me sirve.


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