Evangelizar 038 - Octubre de 2016

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Octubre

Revista de Ayudas Pastorales Diócesis de Sonsón-Rionegro

2016 N° 38


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A LOS SACERDOTES

VICENTE ALTABA GARGALLO DELEGADO EPISCOPAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA PRACTICAR LAS OBRAS DE MISERICORDIA Y PROMOVER EL DESARROLLO INTEGRAL

LITURGIA DEL DOMINGO

Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

FORMACIÓN DOCTRINAL Pbro. Edwin Yair Hidalgo Giraldo LA UNIDAD DE LA IGLESIA LA IGLESIA ES SANTA LA IGLESIA ES “CATÓLICA”

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros Diagramación Silvia Giraldo

Pbro. Óscar Chalarca Giraldo SERA VERDAD QUE EL NEPOTISMO HA REGRESADO A LA IGLESIA?

Consejo editorial Delegados de Pastoral

NUESTRA REALIDAD

Coordinador general Vicaría de Pastoral

Mons. Gilberto Muñoz Ospina PASTORAL DEL POST-CONFLICTO (3) RECONCILIACIÓN-PERDÓN-SANACIÓN

VIDA FAMILIAR

Pbro. Nelson Patiño Villa NADA PODRÁ APAGAR EL AMOR Cantar de los Cantares 8, 5-7

CAMBIO DE ACTITUD Pbro. Carlos Mario Gómez Gómez LOS IMPEDIMENTOS DIRIMENTES SEGÚN EL DERECHO CANONICO (CANONES 1083-1094)

Impresión Periódico El Mundo Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co


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Practicar las obras de misericordia y promover el desarrollo Integral “La vida es una peregrinación y el ser humano es un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta”(MV 14 ).Con mucha frecuencia la caridad se ha identificado con dar: dar dinero, dar comida, dar ropa…. Pero la caridad no consiste en dar cosas, sino en dar amor. Caridad no es tirar una limosna mientras volvemos el rostro porque no somos capaces de dar la mano ni de mirar al otro a los ojos. La caridad pasa por correr el riesgo del encuentro con el otro y tener la valentía de acogerle y acompañarle en el camino de la vida, el camino de su propio desarrollo. Una clave que conviene recordar siempre en el ejercicio de la misericordia nos la da Benedicto XVI cuando dice que el ser humano es redimido por el amor. “El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito intramundano. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de “Redención” que da un nuevo sentido a su existencia”. Tanto es así que la actuación práctica resulta insuficiente si en ella no se puede percibir el amor. Hay que dar y ayudar al otro, pero sobre todo hay que darse, hay que dar amor. Y el amor, nos recuerda Francisco, “Nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano” (MV 9) Pero no basta socorrer al otro en sus necesidades materiales, hemos de ayudar al otro en su desarrollo intelectual, moral, social y espiritual y

religioso. Por otra parte, el amor nos hace descubrir las carencias y necesidades del otro y ofrecerle nuestra ayuda para superarlas, pero también nos hace descubrir las capacidades, las posibilidades del otro. Amar se torna, entonces, en la hermosa tarea de ayudar al otro a ser, a crecer, a desarrollarse en todas las potencialidades de su ser. Y proyectado esto a la acción caritativa y social, la misericordia nos lleva a superar el asistencialismo y hacer una tarea de acompañamiento al otro en el camino de su desarrollo. Desde ahí se entiende la llamada concreta que nos hace Francisco en este Jubileo a reflexionar y practicar las obras de misericordia: “Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta etas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos” (MV 15). “Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.


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XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (17, 5-10)

“En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: —«Auméntanos la fe.» El Señor contestó: —«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar.” Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “En seguida, ven y ponte a la mesa”?

¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Aparece hoy en el Evangelio la petición de los discípulos a Jesús -«Auméntanos la fe.» Partamos diciendo que lo que se pide es “auméntanos” pues ya se está en el camino del seguimiento se cree pero se reconoce que es una fe insipiente y además el hecho es mostrado por Jesús en su respuesta -«Si tuvierais fe como un granito de mostaza…” la fe nos es dada en el Bautismo como una semilla que se debe cultivar para poder hacerla crecer en la vida de cada persona. “En este domingo estamos llamados a mirar de qué calidad es nuestra fe, estamos llamados a evaluar las obras que reflejan la sinceridad de nuestra fe, pues la

fe es inseparable de dos virtudes importantes, el amor y la esperanza, por eso estas tres virtudes son llamadas teologales… La Palabra de Dios nos invita a cultivar la fe, a poner sinceramente nuestra confianza en Dios y a demostrar nuestra fe con acciones llenas de amor; igualmente la recepción del Cuerpo y Sangre de Cristo nos fortalecen en estas virtudes que dinamizan nuestra vida y nos dan la clave de salvación” (CEC, Departamento de Liturgia. Plan Nacional de Predicación, 2016). Con humildad pidamos al Señor que nos aumente cada día nuestra fe en él.


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LA UNIDAD DE LA IGLESIA En el «Credo» decimos «Creo en la Iglesia, una», profesamos por lo tanto que la Iglesia es única. La Iglesia está dispersa por todo el mundo y más aún, las miles de comunidades católicas constituyen una unidad. ¿Cómo puede suceder esto? 1. Una respuesta concisa la encontramos en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que afirma: la Iglesia católica extendida en todo el mundo “tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una sucesión apostólica única, una esperanza común, la misma caridad” (n. 161). Dondequiera que vayamos, incluso en la parroquia más pequeña en el último rincón de la tierra, está la única Iglesia; nosotros estamos en casa, estamos en familia, estamos entre hermanos y hermanas. Es como en una familia: se puede estar muy lejos, esparcidos por todo el mundo, pero los profundos lazos que unen a todos los miembros de la familia permanecen intactos sea la que sea la distancia. 2. Vayamos un poco más allá y preguntémonos: ¿hay heridas a esta unidad? ¿Podemos herir esta unidad? Lamentablemente, vemos que en el curso de la historia, incluso ahora, no siempre vivimos la unidad. A veces surgen malentendidos, conflictos, tensiones, divisiones, que la hieren, y entonces la Iglesia no tiene el rostro que nos gustaría, no manifiesta el amor, aquello que Dios quiere. ¡Somos nosotros los que

creamos las heridas! San Pablo decía a los cristianos de Éfeso: “Los exhorto, pues, yo, prisionero por el Señor, a que vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándose unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz” (4, 1-3 ). La riqueza de lo que nos une. Y esta es la verdadera riqueza: lo que nos une, no lo que nos divide. Ustedes no saben el mal que le hace a la Iglesia, a las parroquias, a las comunidades, el chisme! ¡Hacen daño! Los chismes hacen daño. ¡Un cristiano antes de chismear tiene que morderse la lengua. 3. Finalmente, una buena pregunta: ¿quién es el motor de esta unidad de la Iglesia? Lo es el Espíritu Santo que todos hemos recibido en el Bautismo y también en el sacramento de la Confirmación. Es el Espíritu Santo. Nuestra unidad no es principalmente el resultado de nuestro acuerdo, o de la democracia dentro de la Iglesia, o de nuestro esfuerzo para estar de acuerdo, sino que viene de Él que hace la unidad en la diversidad, porque el Espíritu Santo es armonía, siempre crea la armonía en la Iglesia. Es una unidad armoniosa en medio de tanta diversidad de culturas, lenguas y pensamiento. Y el Espíritu Santo es el motor.

Preguntémonos todos Yo como católico, ¿siento esta unidad? ¿vivo esta unidad de la Iglesia? ¿O no me importa, porque estoy encerrado en mi grupo pequeño y en mí mismo? ¿Soy de aquellos que “privatizan” la Iglesia para su propio grupo, su nación, sus amigos? ¿me dejo llevar por los comentarios y me hago Participe de los chismes y comentarios que giran en torno a la parroquia?


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XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (17, 11-19)

“Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: —«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» Al verlos, les dijo: —«Id a presentaros a los sacerdotes.» Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió

alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: —“¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?” Y le dijo: —«Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Recordemos que la lepra era una enfermedad de la piel terrible para la que no había remedio en época de Jesús y era una enfermedad de mucho contagio; al mal físico había que añadir lo que religiosa y comunitariamente llevaba. El leproso era expulsado de la vida social, familiar y religiosa del pueblo. Era considerado un “impuro”, es decir no podía hacer parte de la vida comunitaria y de las celebraciones del culto. Un leproso era considerado por los “sanos”como alguien que ya estaba muerto. Al leproso se le condenaba a vivir fuera de las aldeas y pueblos viéndose obligado a vivir en los cementerios o desiertos condenado a la soledad absoluta y a la muerte misma. El leproso se sentía rechazado por sus hermanos y por Dios mismo. Dice el Evangelio que salieron diez leprosos gritado: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»,

en ellos podemos contemplar a quienes están perdidos y se han quedado solos y nadie les socorre. Jesús, dice el evangelio, los envía a los sacerdotes y de camino quedan curados. Uno sólo regresa donde Jesús, los otros han quedado curados y parece que eso les basta, no tienen tiempo para regresar y perder con Jesús, seguro que van presurosos a lo que habían tenido que dejar. Un extranjero regresa a dar las gracias, reconoce no sólo la curación física sino la salvación total de su vida. No sólo se vio con la piel sana sino que su corazón se llenó de fe en Jesús. Sintámonos hoy todos necesitados de la gracia de Dios, busquémosle con ansia e insistencia y dejemos que él nos purifique y desde ahí comencemos una vida nueva definitiva en él.


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Catequesis 2

LA IGLESIA ES SANTA En el ´Credo´, después de haber profesado: ´Creo en la Iglesia una´, añadimos el adjetivo ´santa´; afirmamos por tanto la santidad de la Iglesia, y esta es una característica que ha estado presente desde el inicio en la conciencia de los primeros cristianos, los cuales se llamaban simplemente ´los santos´ (cfr At 9,13.32.41; Rm 8,27; 1 Cor 6,1), porque tenían la certeza que es la acción de Dios, el Espíritu Santo que santifica la Iglesia. Pero ¿en qué sentido la Iglesia es santa si vemos que la Iglesia histórica, en su camino a lo largo de los siglos, ha tenido tantas dificultades, problemas, momentos oscuros? ¿Cómo puede ser santa una Iglesia hecha de seres humanos, de pecadores? ¿Cómo puede ser santa una Iglesia así? 1. El Apóstol, tomando como ejemplo las relaciones familiares, afirma que “Cristo ha amado la Iglesia y se ha dado a sí mismo por ella, para hacerla santa” (5,25-26). Cristo ha amado la Iglesia, donando todo sí mismo sobre la cruz. Y esto significa que la Iglesia es santa porque procede de Dios que es santo, le es fiel y no la abandona en poder de la muerte y del mal (cfr Mt 16,18), está unido de forma indisoluble con ella (cfr Mt 28,20); es santa porque está guiada por el Espíritu Santo que purifica, transforma, renueva. No es santa por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa, es fruto del Espíritu Santo y de sus dones. No somos nosotros que la hacemos santa. Es Dios, el Espíritu Santo, que en su amor hace santa a la Iglesia.

2. Somos una Iglesia de pecadores; y nosotros pecadores estamos llamados a dejarnos transformar, renovar, santificar por Dios. Ha habido en la historia la tentación de algunos que afirmaba: la Iglesia es solo la Iglesia de los puros, de los que son totalmente coherentes, y los otros están lejos. ¡Esto no es verdad! ¡Esto es una herejía! La Iglesia, que es santa, no rechaza a los pecadores; no nos rechaza a todos nosotros; no nos rechaza porque llama a todos, los acoge, es abierta también a los más lejanos, llama a todos a dejarse envolver por la misericordia, por la ternura y del perdón del Padre, que ofrece a todos la posibilidad de encontrarlo, de caminar hacia la santidad. 3. Una última pregunta: ¿Qué puedo hacer yo que me siento débil, frágil, pecador? Dios te dice: no tener miedo de la santidad, no tener miedo de apuntar alto, de dejarse amar y purificar por Dios, no tener miedo de dejarse guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar de la santidad de Dios. Todo cristiano está llamado a la santidad (cfr Cost. dogm. Lumen gentium, 39-42); y la santidad no consiste primero en el hacer cosas extraordinarias, sino en el dejar actuar a Dios. Hay una célebre frase del escritor francés Léon Bloy; en los últimos momentos de su vida decía: “Hay una sola tristeza en la vida, la de no ser santos.

Preguntémonos todos ¿Queremos ser santos? ¿Pedimos este don a Dios en la oración? ¿Qué medios nos ofrece la Iglesia para alcanzar esa santidad? A nivel personal, qué elementos debemos incrementar a fin de alcanzar la santidad?


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XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (18, 1-8)

“En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: —«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario.” Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.”» Y el Señor añadió: —«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Recordemos que la comunidad a la que escribe San Lucas “vivía en un mundo hostil. Se habrán hecho la pregunta de por qué no intervenía Dios para salvar a su Iglesia. Parecía que no escuchaba sus súplicas. Dios aparentemente quedó en silencio. Por eso, San Lucas anima a los cristianos a permanecer fieles al Señor, manteniendo la fe, incluso cuando la fe vaya perdiendo importancia en el mundo. Los primeros cristianos pensaban que eso ocurriría al final de los tiempos. A más tardar, cuando venga el Hijo del hombre, Dios defenderá al pobre inocente, injustamente oprimido, y hará justicia a sus elegidos. A más tardar entonces, los que ahora tienen hambre, serán saciados, y los que lloran, serán consolados.

La enseñanza de Jesús es clara, es necesario “orar siempre”, “clamar a Dios día y noche”, con insistencia; pero siempre teniendo presente que Dios sabe mucho mejor que nosotros mismos lo que nos conviene. Dios como buen Padre siempre nos dará lo mejor. Por eso escucha y cumple nuestras oraciones muchas veces de un modo muy distinto del que nos hemos imaginado.” (Encuentros bíblicos, Ciclo C). Orar sin desanimarnos debe ser la convicción que nos acompañe a lo largo de esta semana, orar esperando ser escuchados por Dios pero sin imponer nuestra voluntad sino esperando siempre el querer de Dios. Dios nos escucha y atiende cuando nos conviene para nuestro bienestar pero sobre todo para nuestra salvación.


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Catequesis 3

LA IGLESIA ES “CATÓLICA” Detengámonos para reflexionar sobre esta nota de la Iglesia, decimos “católica”. En primer lugar: ¿qué significa católico? Viene del griego “kath´olòn” que significa “de acuerdo con el todo”, la totalidad. En ese sentido, esta totalidad se aplica a toda la Iglesia. En ese sentido decimos que la Iglesia es católica. En tres significados fundamentales. 1. El primero. La Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en la que se anuncia toda la fe, en la que la salvación que Cristo nos ha traído se ofrece a todos. La Iglesia nos hace encontrar la misericordia de Dios que nos transforma, porque en ella está presente Jesucristo, que le da la verdadera confesión de fe, la plenitud de la vida sacramental, la autenticidad del ministerio ordenado. En la Iglesia, cada uno de nosotros encuentra lo que es necesario para creer, para vivir como cristianos, para ser santos, para caminar en todos los lugares y en todas las épocas. En la Iglesia podemos escuchar la Palabra de Dios, seguros que es el mensaje que el Señor nos ha dado; en la Iglesia podemos encontrar al Señor en los sacramentos que son ventanas abiertas por donde se nos da la luz de Dios, arroyos de los cuales tomamos la misma vida de Dios; en la Iglesia aprendemos a vivir en comunión el amor que viene de Dios. 2. Un segundo significado: la Iglesia es católica porque es universal, se extiende por todo el mundo y

anuncia el Evangelio a todos los hombres y todas las mujeres. La Iglesia no es un grupo de élite, sólo para unos pocos. La Iglesia no tiene cierres, es enviada a todo el mundo, a toda la humanidad. Y la única Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de la misma. Sentirnos que todos estamos en misión, pequeñas o grandes comunidades, todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir para anunciar el Evangelio. 3. Una tercera y última reflexión: la Iglesia es católica, porque es la “Casa de la armonía”, donde la unidad y la diversidad hábilmente se combinan entre sí para ser riqueza”. Pensemos en la imagen de la sinfonía, que significa acuerdo y armonía, diferentes instrumentos tocan juntos, cada uno conserva su timbre inconfundible y las características de sonido se funden y acuerdan en algo común. Luego está el que guía, el director, y en la sinfonía que se ejecuta todos tocan juntos en “armonía”, pero no se borra el timbre de cada instrumento, la peculiaridad propia, ¡sino que se valoriza al máximo! No todos somos iguales, y no debemos ser iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los miembros hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se contrapone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero “Maestro”, y Él mismo es la armonía.

Preguntémonos todos ¿En nuestras comunidades vivimos en armonía, o discutimos entre nosotros? ¿Cómo vivo en la Iglesia? Cuando voy a la Iglesia, ¿es como si fuera al estadio, a un partido de fútbol? ¿Es como si fuera al cine? ¿Cómo voy a la iglesia? ¿Cómo acepto los dones que me ofrece, para crecer, madurar como cristiano? ¿Qué estoy haciendo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia?


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XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (18, 9-14)

“En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: —«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.”

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión La clave del Evangelio de hoy nos la da la expresión inicial “a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás”, es decir el mal que nos sigue acompañando hasta ahora, los que se creen santos y desprecian a los que llaman pecadores. En el año de la Misericordia se nos ha insistido en el amor de predilección de Jesús por los pecadores, la Misericordia es el abrazo de amor de Dios para quien lo quiere, se siente necesitado y se deja abrazar; el Papa Francisco nos ha recordado que Dios no se cansa de perdonar sino que somos nosotros los que nos cansamos de pedir su perdón.

Podemos mirar en los personajes del evangelio dos actitudes, una para rechazar y otra para imitar; el fariseo, ora con soberbia, se justifica, se considera perfecto, juzga y rechaza a los demás, es engreído ante Dios y ante los demás. El publicano se acerca con humildad, no se atreve ni a levantar la mirada, reconoce sus equivocaciones, clama a Dios su compasión, y dice el Evangelio, fue justificado, es decir, recibió la Misericordia de Dios. Ante Dios nadie está justificado, por el contrario todos estamos ante él como necesitados; como el publicano digamos con insistencia: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.” Humildad para recibir la Misericordia de Dios debe ser el empeño de esta semana.


Octubre | 11

PASTORAL DEL POST CONFLICTO (3)

RECONCILIACIÓN-PERDÓN-SANACIÓN

Abordemos en este número la realidad de la reconciliación. EN EL NUEVO TESTAMENTO el Evangelio según San Juan trasunta una preocupación particular por la verdad y la paz; en el Evangelio según San Lucas, la salvación está estrechamente vinculada con el ministerio de sanación de Jesús. El Libro de Hechos nos dice cómo judíos y gentiles fueron reconciliados en una nueva comunidad. En sus cartas del Apóstol Pablo (2 Cor. 5, 1720; Rom. 5, 10-11; 11-15; 1 Cor. 7-11, y luego en Ef 2, 16 y Col 1, 20-22) la plantea con tanta vehemencia, que el tema emerge como una noción clave de la identidad cristiana en su conjunto. San Pablo usa el término reconciliación para explorar la naturaleza de Dios, iluminar el contenido del evangelio como buena nueva, y explicar el ministerio y la misión del apóstol y la iglesia en el mundo. De ahí que el término «reconciliación» sea un término casi global para articular aquello que está en el núcleo de la fe cristiana. Existen varios aspectos de la reconciliación, utilizados por San Pablo, que conviene reseñar: (1) La reconciliación presupone la experiencia de una COMUNIÓN QUEBRANTADA, ya sea por distanciamiento, separación, enemistad, odio, fragmentación o relaciones distorsionadas. Habitualmente, conlleva un cierto grado de injusticia, daño y sufrimiento. (2) HAY CUATRO REINOS DE QUEBRANTAMIENTO y hostilidad que, se superponen, y en los cuales se da la sanación de la relación: reconciliación de sí mismo con Dios; reconciliación entre Dios y los seres humanos; reconciliación entre diferentes grupos de seres humanos, y reconciliación con el cosmos. La reconciliación implica mucho más que una corrección superficial de las distorsiones, pues su objetivo entraña la transformación del presente, una renovación de raíces profundas. Ciertamente, la «paz» de la que habla San Pablo es la paz con Dios (véase Rom. 5, 1-11), pero también es la transformación de las relaciones humanas y la construcción de la comunidad. Se trata de la nueva paz radical entre judíos y gentiles que se instauró porque Cristo había derribado el muro de la hostilidad (Ef. 2,14). También es la transformación de toda la creación en aras de la paz, tal como expresada en Colosenses 1, 20

donde San Pablo dice que Cristo reconcilia «todas las cosas que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz». (3) LA RECONCILIACIÓN PRESAGIA UNA NUEVA CREACIÓN, tal como dice San Pablo con tanto brío también en 2 Cor. 5,17. El concepto de «nueva creación» muestra que hay mucho más en vista que la mera cura del quebrantamiento. La reconciliación es una manera de ser totalmente nueva. (4) ES DIOS QUIEN TOMA LA INICIATIVA DE LA RECONCILIACIÓN. Además, Dios ya ha reconciliado al mundo: «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo» (2 Cor. 5,19). Los seres humanos podemos proponernos la reconciliación y contribuir a ella, pero la iniciativa y la eficacia de la misma provienen de Dios. Los seres humanos no hacemos más que recibir el don de la reconciliación. Por lo tanto, es esencial que la vida y la actitud cristianas se arraiguen en la experiencia de la reconciliación a través del ser de Dios. Los cristianos descubren lo que Dios ha obrado en Cristo. (5) La narrativa cristiana sobre la reconciliación, tal como la encontramos en las cartas de San Pablo, SE FUNDA Y SE CENTRA EN LA HISTORIA DE LA PASIÓN, MUERTE, RESURRECCIÓN Y ASCENSIÓN DE JESUCRISTO. LA ENCARNACIÓN DE JESÚS DE NAZARET VINCULA EL SUFRIMIENTO DE JESÚS, HIJO DE DIOS, CON EL SUFRIMIENTO DE TODA LA HUMANIDAD. En Jesucristo, que resucitó y ascendió a los cielos, NO SÓLO GOZAMOS DEL DON DE LA RECONCILIACIÓN, TAMBIÉN SOMOS ENVIADOS A PRESTAR SERVICIO Y EJERCER EL MINISTERIO EN EL MUNDO. (6) A TRAVÉS DEL ESPÍRITU SANTO, LOS SERES HUMANOS SOMOS DOTADOS DEL PODER DE PARTICIPAR EN EL RELATO DE DIOS RECONCILIANDO AL MUNDO EN JESUCRISTO. En Romanos 5, San Pablo explora la manera en que Dios reconcilia a los pecadores con el ser de Dios, incluidos sus enemigos y los no creyentes, y dice que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”.


12 | Evangelizar

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Evangelio según San Lucas (19, 1-10)

“En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: —«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» É1 bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

—«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.» Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: —«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.» Jesús le contestó: —«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.” Palabra del Señor.

Pautas de reflexión Nos decía el Papa Benedicto XVI que se empieza a ser cristiano con un “encuentro personal”, en el año de la Misericordia se nos ha insistido en la conversión como camino para estar con el Señor, es decir, la conversión abre al encuentro con el Señor. El texto de hoy nos dice que Zaqueo siente curiosidad de conocer a Jesús, de poderlo ver y por eso coloca los medios para ello, se adelanta, se sube a un árbol y espera. Pero notemos un giro bien importante cuando Jesús llega, dice el Evangelio, mira a Zaqueo y lo invita a bajar del árbol, se va con él a la casa donde lo recibe muy contento.

El misterio de nuestro Dios es que Él nos busca, él se hace el encontradizo, él sale a nuestro encuentro, se hace el invitado; a nosotros nos corresponde colocar todos los medios para percibir el paso de Dios, la disposición para dejar que él llegue a la vida y la cambie completamente. El encuentro auténtico con Jesús lleva al cambio de vida, pasar a vivir desde los valores del Evangelio, optar por tener en la vida los mismos sentimientos de Cristo. Dejemos que la Salvación de Dios llegue a nuestra vida en cada circunstancia y ayudemos para que nuestros hermanos sientan el deseo de salir de sí para dejarse encontrar por el Señor. Lo único que de verdad cambia la vida del hombre es cuando siente de verdad en su existencia el amor misericordioso de Dios.


Octubre | 13

La palabra NEPOTISMO es un sustantivo derivado del latín NEPOS NEPOTIS, que traduce: sobrino, familiar, allegado, persona de confianza y dueña de nuestros afectos. El Nepotismo tuvo mucha influencia en las decisiones de los soberanos y superiores especialmente en el período del Feudalismo. El Feudalismo trajo al mundo una nueva clase social: los grandes señores feudales, que eran dueños de grandes extensiones territoriales y, para su administración, nombraban a sus familiares, amigos, sus predilectos. La iglesia no se vio exenta de estos males y, entre ellos, no se puede olvidar el siglo de hierro y la influencia de los Borgia en el papado de Alejandro VI y la de los Médicis en el de León X, y en el de Julio II, de quien no se sabía si era un militar o un Papa. “El Feudalismo estuvo confinado a las minorías privilegiadas en donde el orden burgués encontró su rica representación en el arte y en la literatura” (H, Marcuse) En la Iglesia actual se ve muy claramente el número de los privilegiados. Están en las mejores parroquias, son interlocutores directos de los Obispos. En el lenguaje vernáculo se dice que están en la “rosca”, pertenecen al grupo de los “mamíferos”. Son los consultores, hombres de confianza del superior, y siempre están en la “jugada”. Están prestos a aplaudir todo lo que diga el superior, al cual no se le expresan opiniones sino que se le muestra sumisión. En Colombia, en el campo político, se está dando este fenómeno que es la causa de la corrupción. Cada quien escoge a sus colaboradores para que les ayuden en el propósito de adueñarse de los dineros de la comunidad. Miremos lo de La Guajira con las etnias wayuús.

Lo que dice la Biblia “El que de entre ustedes sea el mayor, hágase el menor” ( Mt 18, 4). “Cuando te inviten a un banquete, no busques los primeros puestos, no sea que hayan invitado a alguien más importante que tú, y llegue el que te invitó y te haga pasar más atrás y te sientas avergonzado” (Lc 14, 8-9).

“Porque vendrá gente del norte y del sur, del este y del oeste, para sentarse a comer en el reino de Dios” (Lc 11, 29). “No todos son maestros, ni pueden hacer milagros, ni todos tienen poder para curar enfermos” (1 Co 12, 30-31 “Cuando des un banquete, no invites a tus amigos ricos porque ellos pueden pagarte. Invita a los pobres y lisiados” (Lc 14, 13-14). “Huid del apego al dinero que es como una idolatría”. “En cuanto a mí, de nada quiero presumir, sino de la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por medio de la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gal 6, 14). “La religión es fuente de riqueza, pero sólo para el que se contenta con lo que tiene…, en cambio, los que quieren hacerse ricos, no resisten la prueba” (2 Ti 6, 6.9).

Hay que admitir que, mientras en la Iglesia se maneje el poder y haya posesiones en abundancia, muchos desearán estar en los puestos que pueden ofrecer los que detentan el poder y manejan los recursos financieros. No hay que escandalizarse porque muchos digan “a boca llena” que quieren ser obispos, que aspiran a que los obispos los asignen como párrocos de: la Catedral de Rionegro o la Basílica de La Ceja; a la parroquia de El Santuario, la de San Antonio de Pereira, la UCO y la Asunción. No hay duda de que para ascender en el escalafón burocrático de la iglesia se necesita estar en el corazón del gobernante de turno. Esto se llama caminar por el sendero del nepotismo y el clientelismo. Los presbíteros que nunca han tenido ascenso en la “carrera eclesiástica”, (que son las mayorías), deben pedirle al Señor que no los deje caer en la tentación de vivir un ministerio eclesiástico pensando en agradar al superior para obtener prebendas burocráticas de poder y dinero.


14 | Evangelizar

NADA PODRÁ APAGAR EL AMOR Cantar de los Cantares 8, 5-7 Con este título queremos motivar la lectura del Cantar de los Cantares, especialmente de la cita bíblica 8, 5-7, y degustar la palabra. Lo primero que observamos es la intervención del coro para situarnos en la escena donde llegan los enamorados. Ella aparece apoyada y abrigada por su amado. Enseguida, él toma la palabra para proclamar la dicha de la posesión mutua, el gozo de la entrega amorosa consumada. El amor del Cantar no es el de dos personas que se purifican desprendiéndose del cuerpo. Al contrario, el amor que proclama es un sentimiento intenso y profundo que arrebata cuerpo y espíritu hasta hacer de ambos amantes una sola carne, como pide el libro del Génesis (2, 23-24). Este amor encarnado defiende que el erotismo, la sexualidad, la pasión, el lenguaje del cuerpo, son valores que no pueden ser vaciados de su sentido, ni devaluados, ni menospreciados. Si así fuera, quedaría deshumanizado el don de Dios que, en la creación, “vio que todo era muy bueno” (Gén 1, 31). La mujer, amada por el varón, desea que él permanezca siempre con ella, que no la deje nunca, que jamás la olvide. Pide: “grábame como un sello”. En la antigüedad, el sello se usaba a modo de firma personal, y era un

objeto de gran valor que representaba al dueño. Se utilizaba, entre otras cosas, para transacciones comerciales, y se llevaba siempre consigo, a modo de medalla, como anillo o como pulsera. Con esta petición, la amada expresa el deseo de ser siempre el uno para el otro, de pertenecerse mutuamente, de profesarse amor eterno. Un amor que supere toda dificultad, que persista en toda situación negativa y que ni siquiera pueda vencer algo tan decisivo como la muerte. El Cantar de los Cantares propone un tipo de amor marcado por ciertos rasgos contrarios al mundo semita: 1. Unicidad de la persona amada en contra de la práctica permanente de la poligamia. 2. Amor de igualdad en contra de la nula autonomía femenina en decisiones matrimoniales. 3. Permanencia del amor en contra de la práctica del divorcio. 4. Profanidad de un amor natural en contra de las religiones sexistas de la prostitución sagrada. 5. Amor de elección en contra de los matrimonios decididos por los jefes de los clanes. 6. Privilegio del carácter amatorio y unitivo de la sexualidad, en contra de una preocupación primordial por la descendencia.

Para compartir en familia o en grupo El amor viene simbolizado con una nueva imagen. ¿Cuál es esta imagen?; ¿Qué subraya con ella? Qué significado tiene los anillos para los esposos? ¿De qué sirve a los esposos portar los anillos?


Octubre | 15

LOS IMPEDIMENTOS DIRIMENTES SEGÚN EL DERECHO CANONICO (CANONES 1083-1094) 1. LA EDAD (c1083): no puede contraer matrimonio válido el varón antes de los 16 años cumplidos ni la mujer antes de los 14 años.

8. CRIMEN (c1090): no pueden contraer matrimonio válido con una determinada persona que cause la muerte del cónyuge o coopere con este.

2. LA IMPOTENCIA (c1084): no puede contraer matrimonio válido quien no pueda realizar el acto conyugal de modo humano, la impotencia debe ser antecedente, absoluta o relativa.

9. CONSAGUINIDAD (c1091): no pueden contraer matrimonio válido los consanguíneos entre sí (padres, hijos, nietos, hermanos, tíos, sobrinos, o primos hermanos).

3. VÍNCULO MATRIMONIAL (c1085): no puede contraer matrimonio valido quien esté vinculado a un matrimonio anterior, aunque no haya sido consumado.

10. AFINIDAD (c1092): no pueden contraer matrimonio válido las personas afines dentro del matrimonio válido (suegro. nuera; suegra –yerno).

4. DISPARIDAD DE CULTOS (C1086): no pueden contraer matrimonio válido el bautizado en la iglesia católica y un no bautizado. 5. ORDEN SAGRADO (c1087): no pueden contraer matrimonio válido quienes han recibido órdenes sagradas (episcopado, presbiterado y diaconado). 6. VOTO O PROFESION RELIGIOSA (c1088): no pueden contraer matrimonio válido quienes están vinculados por voto público de castidad en un instituto religioso de derecho diocesano pontificio7. RAPTO (c1089): no pueden contraer matrimonio válido entre un hombre y una mujer raptada o al menos retenida con miras a contraer matrimonio.

11. PUBLICA HONESTIDAD(c1093): no pueden contraer matrimonio válido las personas que nacen de un matrimonio inválido instaurada vida en común, o del concubinato notorio o público (matrimonio civil) – (suegro – nuera; suegra yerno) 12. PARETENTESCO LEGAL (c1094): no pueden contraer matrimonio válido entre quienes están unidos por parentesco legal de adopción (c110) (padres adoptantes e hijos adoptados o entre hermanos adoptados). Los impedimentos dirimentes pueden ser dispensandos por la autoridad eclesiástica competente a no ser que se diga lo contrario.


16 | Evangelizar

LA MADRE TERESA es una SANTA para todos, para los POBRES y los RICOS, y para nuestro TIEMPO, DEVASTADO por tanta VIOLENCIA

Y ARIDEZ DE CORAZÓN.


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