UNÁNIMES
Domingo 20 de septiembre de 2009 XXV del tiempo ordinario Marcos 9, 30-37 30
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, 31 porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará». 32 Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. 33 Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: « ¿De qué hablaban en el camino?». 34 Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. 35 Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de 36 todos». Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: 37 «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado».
córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al 45 fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies 47 a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con 48 tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
Domingo 4 de octubre de 2009 XXVII del tiempo ordinario Marcos 10, 2-16 2
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». 39 Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego 40 hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros».
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: « ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». 3 El les respondió: « ¿Qué es lo que Moisés les ha 4 ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de 5 ella». Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. 6 Pero desde el principio de la 7 creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el 8 hombre dejará a su padre y a su madre. y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son 9 dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». 10 Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre 11 esto. El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; 12 y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
41
13
Domingo 27 de septiembre de 2009 XXVI del tiempo ordinario Marcos 9, 38-43. 45. 47-48 38
«Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho 42 de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al 43 mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado,
Le trajeron entonces a unos niños para que los 14 tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino 15 de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como 16 un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGRO AÑO 5 - No. 46 / Septiembre de 2009
COMUNIDADES ECLESIALES POR EL REINO DE DIOS
LA RECITACIÓN DEL PADRENUESTRO Las reuniones de la CER se terminan, cada semana, con la oración del Padrenuestro y con una invocación a la Santísima Virgen y al Santo Patrono. La recitación fervorosa del Padrenuestro, en el seno de una pequeña comunidad que comparte la vida, es como la expresión espontánea y plena de todas las experiencias personales: las alegrías, las penas, los éxitos, las debilidades, las satisfacciones, los trabajos, las búsquedas y las esperanzas, que cada uno vive delante de Dios. No hay nada que no se pueda decir con el Padrenuestro. Por tanto, si a lo largo de la reunión no hemos logrado expresar y vivir todo lo que queríamos, al final lo decimos todo orando el Padrenuestro. Cuando aquel discípulo, después de ver a Jesús dedicado a la oración, le pidió que le enseñara a orar (cf Lc 11,1), le quito de la boca y del corazón las palabras con que acababa de dirigirse a Dios. Le robó el secreto de la comunicación que mantenía con Dios en las noches y en las madrugadas (cf Lc 6,12; Mt 14,23; Mc 1,35). Jesús nos reveló, entonces, la intimidad de su relación con Dios: lo llama Abbá. Él habla con Dios como un hijo con su padre; con la misma sencillez, con el mismo cariño, con la misma confianza. Esta forma tan familiar de dirigirse a Dios resulta algo nuevo e inconcebible para la sensibilidad judía. Sin embargo, la comunidad cristiana, adoctrinada por Cristo y consciente de que en Él recibió el Espíritu de filiación adoptiva (Rm 8,15; Gal 1,5; 4,4-7; Jn 1,12), encontró con gratitud y asombro su oración en la plegaria de Jesús. En el fondo, no tenemos derecho ni provecho en orar de otra manera. Rezar a Dios diciendo “Padre nuestro” es, a la vez, reconocernos miembros de una misma familia; establecer una comunidad nueva, formada por todos los que creen en Cristo y se abren a la acción salvadora de Dios que se manifiesta como Padre; entrar en comunión con todos los que saben que el Reino ha llegado y suplican la total revelación de lo que ya han recibido. Decir Padre, con el corazón de Cristo, por la fuerza del Espíritu Santo, es tener la experiencia de la confianza; sin confianza no se puede vivir; es la seguridad esencial para permanecer en la existencia. Decir Padre es tener la experiencia de la misericordia; Dios no está lejos; su amor y su ternura están volcados sobre nosotros, por eso nos perdona y espera. Decir Padre es tener la experiencia de la fraternidad; es Padre de todos; por eso, con un mismo movimiento siento la comunión con Él y con todos mis hermanos. Decir Padre es llegar a la experiencia de la alegría; no somos obra del azar, no estamos perdidos en el vacío, no vivimos para el absurdo, no gemimos en la esclavitud del mal; Editorial la vida se ilumina y se vuelve fiesta desde la certeza de la paternidad divina. Decir Padre Pág. 1 es tener la experiencia de la esperanza; no vamos sin rumbo ni futuro por la vida; al Reflexión contrario, vivimos dentro del proyecto del Padre, que nos une a todos en la suerte feliz y Pág. 2 eterna de su Primogénito resucitado. En medio de nuestro mundo tan agitado, la recitación consciente y confiada del Noti Padrenuestro nos vuelve contemplativos y nos llena de la paz y el vigor que da el CER contacto directo con Dios; porque cuando lo llamamos, unidos a Cristo y con sus Pág. 3 mismos sentimientos, Dios se hace presente. El Padrenuestro reserva sorpresas; es Lectura orante siempre nuevo; produce lo que en él se pide; nunca nos deja iguales. Para orar basta de la Palabra decir “Padre”. Por eso, al final de la reunión, unidos como hermanos, compartimos la Pág. 3 experiencia de que Dios nos ve, nos ama, nos cuida y actúa en nosotros; entonces, confiadamente nos abandonamos en sus manos orando el Padrenuestro. Evangelios
VITRINA
«[Las Comunidades]… nacidas «no del deseo de la carne o de la sangre» ni de simpatías personales o de motivos humanos, sino «de Dios» (Jn 1,13), […] son un signo vivo de la primacía del Amor de Dios que obra maravillas y del amor a Dios y a los hermanos, como lo manifestó y vivió Jesucristo». (Vida fraterna en comunidad, no. 1 b. Congregación para los IVC y SVA)
Dominicales Pág. 3-4
+ Ricardo Tobón Restrepo Obispo de Sonsón-Rionegro
«El amor de Cristo ha reunido a un gran número de discípulos para llegar a ser un sola cosa, a fin de que en el Espíritu, como Él y gracias a Él, pudieran responder al amor del Padre a lo largo de los siglos […]». (Vida fraterna en comunidad no. 1 a, congregación para los IVC y SVA)
«Es tarea indispensable para todo Católico, esforzarse por conocer la doctrina cristiana, hacerse más discípulo de Jesús, llegar a la madurez en su relación con el Señor y con la Iglesia, para tener vida en abundancia».
(Mons. Ricardo Tobón Restrepo)
Reflexión La primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses 1. LA IGLESIA DE DIOS EN TESALÓNICA Durante su segundo viaje misionero — atestiguado por el libro de los Hechos de los Apóstoles (17, 1- 10) — Pablo, acompañado de Silas y Timoteo, llegó a Tesalónica; durante tres semanas seguidas enseñó en la sinagoga de los judíos las Escrituras que anunciaban la necesidad de que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos, proclamando a su vez que Jesús, a quien él predicaba, era el Cristo (Hechos 17,2 – 3). La evangelización de Pablo desató la persecución por parte de los judíos que le hicieron salir de la ciudad (Hechos 17, 5 – 10). Después de pasar por Berea, Pablo llegó a Atenas desde donde envía a Timoteo a la Iglesia de Tesalónica; este permanece un buen tiempo allí y a su regreso al lado del Apóstol, le trae buenas nuevas del progreso de esta comunidad (1 Ts 3, 6 – 8). La carta es escrita por San Pablo desde Corinto, en un ambiente de gozo y gratitud, que aprovecha para desahogar su corazón. Aunque el kerigma, o primer anuncio de Cristo como Señor, se realizó en la sinagoga, esta Iglesia estaba compuesta también por gentiles, de quienes dice en la carta, fueron convertidos de los ídolos al Dios verdadero (1, 9; 2, 14). 2. PABLO LES ESCRIBE PARA CALMAR, CONSOLAR, CORREGIR Y CONTESTAR Las buenas noticias traídas por Timoteo sobre la situación de la Iglesia de Tesalónica, alienta a Pablo a escribir su primera carta (hacia el año 50 DC). En ella expresar su gratitud y gozo por la fidelidad de la Iglesia, como también por su lealtad a Pablo; defiende el ministerio de él y sus compañeros en Tesalónica y anima a los hermanos a seguir fieles y con calma en medio de sus pruebas y persecuciones (1, 6; 2, 2. 14; 3, 3 – 5). Aprovecha el momento para dar instrucciones sobre cómo deben seguir manifestando la fe con obras, el amor con las fatigas y la esperanza en el Señor Jesucristo con una firme constancia (Cf. 1,3), porque “la voluntad de Dios es su santificación” (4, 3); por esta razón han de mantener la tranquilidad, trabajar diligentemente, estar siempre alegre, no devolver mal por mal y orar sin desfallecer, corrigiendo su vida a la luz de la parusía o segunda venida (4, 1 – 2. 11 – 12). También contesta y aclara algunas dudas sobre la Venida Gloriosa del Señor y la suerte de aquellos que mueran antes de que ésta suceda (4, 13. 18; 5, 11). 3. LO QUE PABLO LES DIJO Y NOS DICE § Toda comunidad cristiana tiene que brillar por ser activa y tener miembros que se ayuden a edificar mutuamente: “Les rogamos que reprendan a los que no hacen nada, animen a los que estén desanimados, sostengan a los débiles, tengan un corazón grande hacia todos” (5, 14). § El Evangelio anunciado por Pablo y sus compañeros no es enseñanza de hombres, sino realmente la Palabra de Dios, que sigue actuando entre los que creen (Cf. 2, 13). Mientras sea acogido como tal, serán dignos del don del Espíritu Santo que otorga Dios; de la misma manera, quien no acoja a los enviados, no desprecia a un hombre, sino a Dios (Cf. 4, 8). § Quien ha recibido el Espíritu Santo de parte de Dios, ha recibido la vocación a ser santo: “La voluntad de Dios es que ustedes sean santos” (4, 3); Dios nos llamó a la santidad (Cf. 4, 7); ésta exige un esfuerzo constante; nunca podrá darse por terminada la tarea de la santificación, aún cuando se lleve un gran trecho recorrido: Pero los exhortamos, hermanos, a que sigan progresando más y más (Cf. 4, 10). § La mejor forma de dar a conocer el evangelio es llevar una vida santa, conforme al Espíritu recibido: “Pues a ustedes les llevamos el Evangelio, no solamente con palabras, sino también con manifestaciones del poder de Dios y abundantes comunicaciones del Espíritu Santo” (1, 5). El testimonio de la vida cristiana hace parte de la vocación cristiana: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y en toda ocasión den gracias a Dios: ésta es, por voluntad de Dios, la vocación cristiana de ustedes” (5, 16-18). § La venida del Señor ha de alentar la fe y configurar la vida presente; la tarea del cristiano no es saber cuándo vendrá el Señor, sino cómo nos encontrará: El día del Señor vendrá como ladrón en la noche (5, 2); por eso, es necesario vivir en actitud permanente de vigilancia y serena espera. § “Los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Y para siempre estaremos con el Señor” (4, 16 – 17). Ésta es la esperanza de nuestra fe, la que nos anima a continuar en nuestras fatigas diarias y la que nos conforta cuando uno de nuestros seres queridos parten hacia la casa del Padre.
Noti CER - “ESTA ES LA FE DE LA IGLESIA”: EL TEMA DEL CURSO DE FORMACIÓN DE LAS CER: Como está estipulado en los estatutos de las CER, todos los miembros deben participar en un curso anual destinado a fortalecer su formación integral en la fe. Durante este año estudiaremos las verdades de la fe de la Iglesia, ausentes o negadas por otras denominaciones cristianas, no con el ánimo de causar enfrentamientos con nuestros hermanos no católicos, sino para fortalecer nuestra identidad eclesial. Lugar: Casa de encuentros “El Rodeo” (La Ceja). Fecha: Septiembre 19 al 20. Valor: 50000 pesos (Incluye hospedaje, alimentación y materiales). Confirmar asistencia en el tel. 5 31 52 52, ext. 106. - OREMOS UNOS POR OTROS: Como nos enseña la Palabra de Dios (Cf. 1Co. 12,5; St. 5,16), hagamos de
nuestra Comunidad una voz que clama al Padre, segura que será escuchada. Por eso: Agradezcamos al Señor por la salud de Matilde Palacio (CER Santa Teresita, Parroquia San Juan Bosco) y de Rosalba Hoyos (CER San Francisco de Asís, Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá - El Santuario). Imploremos la salud para los niños Jesús Esteban Aristizábal Jiménez, de 4 años, y Michael Jiménez, de un 1, hijos de dos parejas que forman un Grupo en camino a las CER de la Parroquia San Judas Tadeo, El Santuario. También oremos pidiendo el consuelo de la familia de Blanca Cenelia Zuluaga Zuluaga, quien ahora descansa en la paz de Cristo, ella es la mamá de Jesús Daniel y Juan Pablo Aristizábal, quienes están comprometidos con el proceso de las CER en la parroquia San Judas Tadeo, El Santuario.
Lectura Orante de la Palabra
Domingo 13 de septiembre de 2009 XXIV del tiempo ordinario Marcos 8,27-35 27
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: « ¿Quién 28 dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas». 29 «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo: « ¡Tú eres 30 el Mesías!». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. 31
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; 32 y les 33 hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus 34 pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará».