Los miembros de las comunidades eclesiales [...], «viviendo conforme a la vocación a la que han sido llamados, ejercitan las funciones que Dios les ha confiado, sacerdotal, profética y real. Documento de Medellín, Conclusiones 15,11
13 de junio - Domingo XI del tiempo ordinario
27 de junio - XIII del tiempo ordinario
Lucas 9,51-62
Lucas 7,36-50 36
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la 37 casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de 38 perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con 39 perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!» 40Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro!, respondió él. 41«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. 42Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos amará más?». 43Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado bien». 44Y volviéndose hacia la mujer, dijo de Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. 45Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. 46Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. 47Por eso te digo que sus pecados, son numerosos pero, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor». 48Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados». 49Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?». 50Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».
20 de junio - Domingo XII del tiempo ordinario
Lucas 9,18-24 18
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». 19 Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos 20 profetas que ha resucitado». «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la 21 palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y él les 22 ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser 23 condenado a muerte y resucitar al tercer día». Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me 24 siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
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Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén 52y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría 53 para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron 54 porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo 55 para consumirlos?». Pero él se dio vuelta y los 56 reprendió. Y se fueron a otro pueblo. 57Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré 58 adonde vayas!». Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». 59 Y dijo a otro: «Sígueme». El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». 60Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el 61 Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». 62 Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».
4 de julio - XIV del tiempo ordinario
Lucas 10,1-9
Año 6 No. 53 Junio de 2010
Noti-CER Mons. Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín, antes de finalizar su misión como pastor de esta Iglesia diocesana, inauguró cuatro nuevas Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios, estas son: CER San Antonio (Parroquia San Antonio de Pereira, Rionegro), CER Santa Mónica (Parroquia la Catedral de San Nicolás, Rionegro), CER Siervo de Dios Juan Pablo II (Parroquia Jesús Nazareno, Rionegro) y CER San Francisco de Asis (Seminario Diocesano Nuestra Señora). Unámonos a la acción de gracias de estos hermanos nuestros y acojamos con alegría este regalo de Dios.
Inauguración de nuevas CER
Unánimes en la oración - Nos unimos espiritualmente a nuestros hermanos de la Comunidad Santa María Goretti de la Parroquia “Nuestra Señora de Chiquinquirá” de El Santuario, por el fallecimiento de una de las integrantes de la CER, la señora: María Consuelo Echeverry, quien falleció el pasado 8 de Mayo. Pedimos a Dios la fortaleza para su familia y el descanso eterno para esta hermana nuestra. - Damos gracias al Señor por la recuperación de nuestro hermano Fernando Lopera, de la CER Beatos Luis y María Quattrocchi, y los invitamos a seguir orando por Él para que goce de buena salud y tenga siempre fuerzas para anunciar el Reino de Dios.
Bueno es dar gracias al Señor, y salmodiar a tu nombre, Altísimo, publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches (Salmo 92,2-3).
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Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran 2 en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que 3 envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los 4 envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a 5 saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta 6 casa!». Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. 7 Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja 8 merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo 9 que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes».
Gratitud a nuestro Padre y Pastor Las Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios, elevamos a Dios la acción de gracias por el ministerio Episcopal de Mons. Ricardo Tobón Restrepo que, con gran impulso y dedicación, fortaleció este proceso providencial para nuestra Iglesia particular. A Él le agradecemos su cercanía, su familiaridad, su formación y su total entrega para hacer posible la vivencia del Reino de Dios en una comunidad de hermanos unidos en el amor. De Él, entre tantas cosas, aprendimos a poner en el centro de nuestras reuniones la Palabra de Dios, a sentir la presencia viva de Jesús en cada reunión, a vivir la acción y la fuerza del Espíritu Santo que nos hace llamar a Dios Padre y, por eso, como Él mismo nos ha dicho: “Cada CER tiene que ser una fuente de vida de donde brote el amor de Dios”. Lo encomendamos a nuestros protectores la Santísima Virgen María, San José y San Miguel Arcángel para que le ayuden en esta nueva misión que el Señor le ha encomendado.
Cuando compartimos, lejos de empobrecernos, siempre nos enriquecemos al participar todos de los dones que, para todos, hemos recibido del Señor. (Mons. Ricardo Tobón).
Mensajes El mensaje nos invita a reflexionar, en este año sacerdotal, sobre la relación de las CER con los párrocos; las Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios nacen, crecen y se vivifican en las parroquias. La unión, en fraternidad y amistad, con cada párroco posibilita que las parroquias sean “Comunidad de comunidades”.
Evangelios
Dominicales Celebra la Iglesia la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo; nuestro Señor es el Pan de la vida y el Cáliz de la Salvación, que ha multiplicado el Pan para saciar nuestra hambre y, de este modo, seguir adelante en el camino. En estas domínicas del tiempo ordinario escucharemos al evangelista San Lucas: El Señor, en la casa de un fariseo, se encuentra con una mujer pecadora que está arrepentida y, por su gran amor, recibe el perdón de sus pecados. San Pedro, a la Pregunta de Jesús ¿Quién dicen ustedes que soy?, responde: El mesías de Dios. El Señor nos dice que, para ser sus discípulos y heredar el Reino de Dios, es necesario llevar la cruz y no mirar hacia atrás. Nos invita a orar al dueño de la mies para que envié operarios, pues, la mies es mucha y los obreros pocos.
La comunidad cristiana [...] es el primero y fundamental núcleo eclesial. Ella es, pues, célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo. Documento de Medellín, conclusiones 15, 10
Necesitamos que todo bautizado sea apóstol; todo evangelizado sea evangelizador; que todo cristiano le preste su boca y su corazón a Dios para que Él hable, ame y salve a través de su vida. Mons. Ricardo Tobón
LOS PÁRROCOS Y LAS CER Este año sacerdotal ha permitido conocer más de cerca a San Juan María Vianney, el Cura de Ars, el patrono de los párrocos. Conviene, por tanto, reflexionar sobre la relación de las CER con los párrocos. Podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Quién es un párroco? El documento de Aparecida da una definición que apunta al centro de su ministerio sacerdotal: “El párroco es un animador de una comunidad de discípulos misioneros” (DA. 201). El documento de Puebla, a su vez, ya había presentado al párroco: “como Pastor a semejanza de Cristo, promotor de comunión con Dios y con sus hermanos a cuyo servicio se entrega […]; atento a discernir los signos de los tiempos con su pueblo; animador de comunidades” (Puebla, Conclusiones 653). Vemos como los dos documentos, en la misma definición que dan de párroco, ponen al centro la dimensión comunitaria; de este modo, las parroquias: “son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial” (DA. 170). Acerca de la renovación de la parroquia el documento de Aparecida afirma que esta: “exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia” (DA. 201); pero también: “La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión” (DA. 172). Para contribuir a esta renovación nuestras Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios
Lectura orante de la Palabra
deben, en profunda unión con los párrocos, llevar a que las parroquias sean de verdad: “Comunidad de comunidades”; en este aspecto se dice en los Estatutos de las CER: “El primer guía de cada CER, para que viva auténticamente su identidad y su misión, debe ser el párroco. Sin su acogida y compañía no es posible establecer una CER en una parroquia. Cada pequeña comunidad, a su vez, rodeará al Párroco de afecto y colaboración, a fin de realizar la comunión y participación que el ejercicio de la fe, la caridad y el compromiso apostólico exigen en la Iglesia” (Est. 36). Las CER siempre deben contar con los párrocos, se les debe informar sobre la marcha de la pequeña comunidad, se les debe invitar a que los acompañe en algunas reuniones y se debe estrechar con ellos vínculos de amistad y de fraternidad (cf. Guías, encuentro n. 5). Somos, como su nombre lo indica, Eclesiales; por eso, debemos subrayar “lo mucho que para nosotros significa no ser ruedas sueltas sino miembros de una parroquia” (Guías, encuentro n. 13). El documento de Aparecida exhorta: “Si se quieren pequeñas comunidades vivas y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida, basada en la Palabra de Dios, que las mantenga en plena comunión de vida e ideales con la Iglesia local y, en particular, con la comunidad parroquial. Así la parroquia, por otra parte, como desde hace años nos lo hemos propuesto en América Latina, llegará a ser “«comunidad de comunidades»” (DA. 309). No nos hagamos ilusiones, si las Comunidades Eclesiales trabajan aisladas perderán su esencia, necesitamos continuar fortaleciendo los lazos que unen a las CER con los párrocos para que juntos podamos ver el advenimiento del Reino de Dios. P. John Jairo Rivera T. Delegado para las CER
La «lectura orante de la Palabra» es una manera de entrar en diálogo con el Dios que nos habla a través de su Palabra.
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Lectura ¿Qué dice Dios? Lectura: Leer varias veces el texto, comunitaria y personalmente, hacerlo con unción y reverencia. Eco: Cada uno repite la frase que más le llego a su vida (repetirlo y volver a hacerlo, esto es oración). Silencio: Lectura personal. Saborear la Palabra de Dios, es el encuentro cara a cara con el Señor.
Meditación Interrogar el texto, descubrir su mensaje. Seguidamente tratar de ver qué dice el texto a la Iglesia, a la diócesis, a la parroquia, a la familia, a la comunidad y a cada uno de nosotros.
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Oración ¿Qué queremos decirle a Dios?
Desde lo que Dios me ha dicho en su Palabra, ahora respondemos con nuestra alabanza, nuestra acción de gracias, nuestra petición, nuestro arrepentimiento, etc.
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Contemplación En silencio ante Dios para dar vida En silencio dialogamos con ÉL, pues nos escucha. Usar la imaginación, visualizar la escena (detenerse, mirar a los discípulos, centrarse en Jesús y en el Espíritu Santo, dialogar con ellos). Finalmente, ¿A qué me compromete esta Palabra?
Evangelios Dominicales Domingo 06 de junio Solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo
Lucas 9,11b-17 En aquel tiempo, Jesús les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. 12Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto». 13El les respondió: «Denles de comer ustedes
mismos». Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». 14Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Háganlos sentar en grupos de cincuenta». 15 Y ellos hicieron sentar a todos. 16Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. 17Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.