Guía para la celebración Eucarística - Jornada Mundial del Enfermo

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Guía de la celebración Eucarística de la Jornada Mundial del Enfermo Martes 11 de febrero de 2020 Delegación Arquidiocesana de la Pastoral de la Salud 5a Sem. Del TO. Feria o Memoria libre, bienaventurada Virgen María de Lourdes. Verde o Blanco. Se puede usar para este día la fórmula de la misa por los enfermos (EN LAS DIVERSAS NECESIDADES del misal Romano), y si se considera pertinente se puede hacer unción de los enfermos en la eucaristía. Se recomienda hacer una ambientación en un lugar visible del templo, con unas muletas, silla de ruedas, vendas u otros elementos que representen la enfermedad.

MONICION DE ENTRADA Queridos hermanos: En este día en que conmemoramos a Nuestra Señora la Virgen de Lourdes, en 1992, el Papa Juan Pablo II instituyó el 11 de febrero la Jornada Mundial del Enfermo, hoy celebramos la XXVIII Jornada, son ya 28 años de oración por nuestros hermanos, que se configuran con cristo en el dolor de su enfermedad. Este año la Jornada lleva como titulo «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré»; el Papa Francisco lanza un mensaje de aliento para todas las personas que padecen enfermedades y para las familias que los sostienen, en Jesús encontramos la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en nuestro corazón. El objetivo de esta Jornada no es solo unirnos como Iglesia en oración, sino también, generar conciencia por esta realidad, la realidad de la enfermedad, como opuesta al bienestar de la salud, pero como oportunidad para asumir y vivir nuestra fragilidad humana. Asumamos con fe esta Jornada y dispongámonos para celebrar unidos y con alegría esta fiesta eucarística a la que nos invita el Señor, que María, nuestra Madre, nos ayude e impulse en esta preciosa misión. Se prosigue con la procesión de entrada del sacerdote con sus ministros. La Eucaristía continúa como de costumbre con los Ritos iniciales, el saludo del sacerdote, el acto penitencial y la Oración Colecta.

ORACIÓN COLECTA Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. MONICIÓN DE LAS LECTURAS Dios se comunica a los hombres por medio de las sagradas escrituras, que sea esta la oportunidad de escucharlo y permitirle actuar en nuestras vidas, abramos nuestro oído y nuestro corazón a la acción vivificante y sanadora de la palabra del Señor, así seremos instrumentos de acogida, escucha, oración y bendición para los demás. TEXTOS DE AYUDA PARA LA HOMILÍA


1. Los cristianos tenemos la posibilidad de mirar con los ojos de Cristo y descubrir el sufrimiento que provoca la soledad de tantos hombres para hacer como el Buen Samaritano y “dejando nuestras cosas” hacernos prójimos de quienes están abandonados y aliviar su soledad. Las relaciones de verdadera fraternidad son el cauce para aliviar tanta soledad y sentido de estar abandonados. 2. Podemos estar rodeados de personas y, sin embargo, sentirnos solos. Y, al contrario, hay quienes están solos, pero no tienen experiencia de soledad. La soledad, por tanto, no se “alivia” estando simplemente rodeados de personas, sino con unas relaciones humanas de cercanía. Es sobre todo una cuestión de relaciones auténticamente humanas. No se resuelve teniendo al lado a alguien a quien simplemente le cuento las cosas que me pueden preocupar o entristecer, sin que mi interlocutor se sienta involucrado. No necesito únicamente ser oído, sino escuchado, acogido. En este sentido solo podremos aliviar la soledad en una relación que implique el don de uno mismo y la acogida del otro como un don. En una palabra, solo el amor dado y recibido puede aliviar el sentimiento de soledad. Quien hace esta experiencia, quien acompaña así a quienes se sienten solos, descubre enseguida que quien acompaña es a su vez acompañado, enriquecido en humanidad. 3. Es necesario confiarse a la Madre, nos recordaba el papa Francisco, que es «el remedio a la soledad y a la disgregación. Es la Madre de la consolación, que consuela porque permanece con quien está solo». Pero además la Virgen sabe que para consolar no son suficientes las palabras, se necesita la presencia, y ella está presente como madre. Permitámosle abrazar nuestra vida. ORACIÓN DE LOS FIELES Celebrante: El gozo de la fe nos impulsa a orar confiadamente al Padre, pidiendo por las necesidades de la Iglesia y del mundo que busca la salud y la santidad, por eso digamos con viva fe: R. Cúranos y escúchanos Señor. 1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos, para que sigan anunciando con valentía y alegría el evangelio, y vean en los enfermos el rostro amoroso de Cristo que comparte nuestra humanidad. R/. 2. Por los gobernantes de las naciones y los servidores públicos, para que, impulsados por el recto deseo del bien común, consagren sus esfuerzos a iniciativas que promuevan la dignidad, la libertad y la justicia, reivindicando a los enfermos y sus derechos. R/. 3. Por los que sufren, están tristes o viven en soledad, para que la encarnación del Señor los llene de esperanza y el testimonio coherente de nuestra fe les manifieste el amor de Dios. R/. 4. Por quienes sufren enfermedad, ya sea física o espiritual, para que encuentren el consuelo en la mano extendida del prójimo, que a ejemplo de Jesús los mira con amor, empatía y caridad. R/.


5. Por nuestra comunidad parroquial (N) ______________ que sufre la enfermedad del pecado, para que seas tú Señor sanando nuestros corazones con tu presencia santa y guiándonos por el camino del bien. R/. Celebrante: Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo como el de María, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Señor, escucha las plegarias y recibe las ofrendas que te presentan los fieles en honor de santa María, siempre Virgen; que sean agradables a tus ojos y atraigan sobre el pueblo tu protección y tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Hemos recibido gozosos, Señor, el sacramento que nos salva, el Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito, en la celebración de su Madre, la bienaventurada Virgen María; que él nos conceda los dones de la vida temporal y de la eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. BENDICIÓN FINAL El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. El Dios, que en su Providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes, los colme de sus bendiciones. R/. Amén. Que los acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien habéis recibido al Autor de la vida. R/. Amén. Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María, Nuestra Señora de Lourdes, el Señor les conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su Reino. R/. Amén. Y la bendición de Dios todopoderoso, + Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. R/. Amén.


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