RECEPCIÓN DE LOS SANTOS ÓLEOS.
Antes de la Misa de la Cena del Señor, una vez reunida la comunidad, puede hacerse la solemne recepción de los Santos Óleos bendecidos y consagrados por el Obispo en la Santa Misa Crismal. Monición. La Iglesia es heredera del amor misericordioso con el que Jesús sigue acompañando a su pueblo santo a través de la gracia de los sacramentos. Ya desde el Antiguo Testamento se habían prefigurado los signos del amor de Dios en la unción de personas que, bañadas con óleo de alegría y de esperanza fueron, como Aarón y como David, santificados por Dios para custodiar la fe y santificar al pueblo y para ejercer, cada uno a su modo, la misión de pastores y sacerdotes del pueblo santo. Hoy en nuestra comunidad parroquial acogemos los santos óleos que fueron bendecidos y santificados por el Obispo en la Misa Crismal. Servirán para ofrecer al pueblo santo la manifestación sensible del amor de Dios y también, como salen del corazón de la Iglesia, nos hacen vivir la comunión del pueblo de Dios que es congregado por los sacramentos para santificar la vida, para llenar de esperanza el mundo, para ser signo de paz y de justicia, de amor y de alegría para todos. Acojamos ahora estos signos santos del amor de Dios.
ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS: Óleo de la esperanza. Con este santo aceite son señalados los que han sido llamados a la fe y que, con la gracia bautismal, se han de incorporar a la Familia santa de la Iglesia. Antes del Bautismo, en el camino de la iniciación cristiana, este Santo Aceite significaba la fortaleza y la gracia con la que Dios reviste a los que van a ser parte viva de un pueblo santo y testigos de la fe en el mundo. OLEO DE ENFERMOS:
Óleo de la Caridad Con este santo aceite la Iglesia consuela al que sufre y le recuerda que Cristo es salud y alegría del que se sabe unir a su cruz con amor y con generosidad. La Santa Iglesia atiende con especial solicitud a los enfermos porque ve en ellos al mismo Jesús siervo doliente, y porque ve en cada enfermo la realidad del ser humano tan débil, pero al mismo tiempo tan necesitado de vida y de esperanza. SANTO CRISMA:
Óleo de la fe. Este santo aceite enriquecido con aromas, es signo de la unción del Espíritu Santo. Con él serán consagrados al Señor los Bautizados, los confirmados, los Presbíteros, los Obispos, las Iglesias, los altares. Renovemos ahora nuestra vocación de pueblo elegido y santificado por el Señor. Su nombre, Crisma, es muy elocuente porque nos recuerda que la palabra Cristo viene de palabra que
significa ungido, seĂąalado y sellado por al amor de Dios para santificar, pastorear, iluminar a todo el pueblo santo. Que estos Santos Ă“leos y el Santo Crisma nos recuerden que Dios nos sigue llamado a la fe, a la esperanza, a la caridad en la comuniĂłn de la Iglesia Universal y en la vida de nuestra parroquia.