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150 años de Evangelización Parroquia Santa Rosa de Lima, en Bragado

PEREGRINACION DIOCESANA

Discípulos y misioneros en Luján, junto a María, Madre y modelo de la Iglesia X "Templo del Espíritu Santo, llevó en su seno al Salvador, y lo acercó a su pueblo. Así acompañó a su propio Hijo con su servicio fiel y lleno de amor, como madre expectante en la gestación, como madre solícita y previsora en su infancia, como madre discreta y cercana, pero silenciosa, en su vida pública, como madre dolorosa al pie de la Cruz" (De la homilía de monseñor Martín de Elizalde).


La Buena Noticia

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ACTUALIDAD DIOCESANA Nueve de Julio

CARTA DEL OBISPO

La Misión Continental, Iglesia, Eucaristía y FFamilia amilia

Encuentro de colegios católicos diocesanos

Queridos hermanos: Hace un año ya que iniciamos en nuestra diócesis la MISIÓN CONTINENTAL. Fue durante la Peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Luján, el 6 de septiembre de 2009, y en esa oportunidad se bendijo el tríptico que está acompañando las grandes celebraciones en las diferentes parroquias y las de carácter diocesano, y se realizó el envío de los responsables de comenzar, en cada una de las comunidades, este camino misionero. A lo largo de los meses transcurridos hemos continuado, con entusiasmo y constancia, en la formación de los misioneros, además de recordar en todas las oportunidades en que ello fue posible, el sentido evangelizador de la pastoral ordinaria, y a la vez se reiteró la llamada para que se incorporen muchos hermanos y hermanas a este esfuerzo de toda la Iglesia en América. El llamado a la misión no puede hacernos olvidar la invitación primera, la del seguimiento fiel de Cristo, convertirnos en discípulos, para vivir en su gracia, experimentar el amor de Dios, estar unidos en la fe, la esperanza y la caridad. Por eso, al convocar a la misión, nos dirigimos primeramente a quienes ya han recibido el anuncio y se aplican con tanta generosidad a difundirlo, en la catequesis, en el servicio de la caridad, en el ministerio de la comunión, en la atención a los enfermos, en la colaboración en el templo, la secretaría, las actividades apostólicas, la liturgia, la espiritualidad, la educación. Pensamos que el valioso aporte evangelizador, que ya realizan, se renovará y será más fecundo, enriquecido con un impulso más generoso de vida cristiana, de formación doctrinal, de espiritualidad, y que su condición de discípulos hará más eficaz y más diáfano su testimonio. El medio para mantenernos en la comunión con el Señor es la Eucaristía, ahí se comienza a ser discípulo y la misión tiende a acercar a todos los hombres y mujeres a esta mesa que nos presenta el Señor. La Eucaristía, por ser presencia del Salvador, es la ocasión para un profundo acto de fe; es comunión, pues establece una íntima unión con Él; es la santidad del Hijo de Dios que se ofrece por nosotros y nos incorpora a su pueblo y familia. En la Eucaristía, que es fuente, vivimos la confianza y la intimidad del discípulo, se alimenta la esperanza del peregrino, se forma y se fortalece la condición del apóstol y misionero. Y hacia la Eucaristía, como a su meta y término se encamina el fiel, quien se esfuerza también por llevar consigo a sus hermanos. El discípulo se hace en la Eucaristía y allí se establece en el amor, pues la entrega de Jesús incorpora a los suyos a este misterio tan grande. Y la Eucaristía se celebra en la Iglesia, en la comunión de la fe y del Cuerpo de Jesús Resucitado, y es a la Iglesia, manifestada en la celebración, que conduce la Misión. Un documento reciente del Episcopado italiano lo expresa bella y elocuentemente: «La Iglesia, precisamente en cuanto esposa del Cordero, es necesaria para encontrar y acoger a Cristo en el corazón y en la vida. En la comunidad que escucha y proclama su palabra, que celebra los sacramentos de la salvación, que vive y da testimonio de la caridad, es él quien se hace presente, a pesar de los pecados y de los testimonios en contra de los hijos de la Iglesia. Una comunidad con rostro humano, acogedora, viva en la fe para irradiar el gozo del Evangelio, está, verdaderamente, en relación con el Señor Jesús como la luna ante el sol: esta (la Iglesia) toma de Cristo, verdadero Sol, los rayos de la luz que ilumina al mundo y los ofrece generosamente en la noche del tiempo» (Carta a los buscadores de Dios. Madrid, Bibl. de Autores Cristianos, 2010, p. 67).

X Con la presencia de representantes legales, directivos, catequistas y docentes de las escuelas católicas de la diócesis, el 26 de agosto se llevó a cabo un Encuentro de Capacitación sobre el tema IDEARIO, en el Colegio Jesús Sacramentado de Nueve de Julio. Monseñor Martin de Elizalde abrió el encuentro marcando tres funciones básicas que el mismo debe contener: 1. La educación como servicio de evangelización. 2. El sentido de comunión eclesial. 3. La comunidad educativa: visión y misión. De los contenidos tratados se puede afirmar que: -Los valores que nos propone el Evangelio de Jesucristo son la base de los núcleos fundamentales que confieren identi-

dad a todo ideario católico y a toda acción educativa. Para ello, la Escuela Católica cuenta con una base antropológica que le es propia y un sentido de trascendencia que marca las metas a alcanzar. -El IDEARIO de una institución educativa católica, es una declaración de principios que debe impregnar todos los proyectos de la escuela. -Es el marco doctrinal sobre el que se elabora el Proyecto educativo institucional. -Es el eje transversal desde donde parten las intenciones formativas de toda la comunidad educativa y la meta final de la educación que se imparte. -Como Iglesia, la Escuela Católica, hace presente a Jesús en el mundo, uniendo la fe a la vida y a la cultura de los pueblos.

El primer paso de la Misión es pues encontrarnos con Jesús en la Iglesia, como los discípulos que lo seguían y lo escuchaban; y nosotros lo hacemos en torno a su mesa, escuchando su palabra y ofreciendo nuestra fidelidad.

La familia es el primer ámbito donde vamos a hacer el anuncio misionero. Cada hogar cristiano, iglesia doméstica, es lugar de adoración y de culto espiritual, de oración y de meditación en el Espíritu, escuela de caridad y de responsabilidad evangelizadora. A cada hogar debemos llegar, en la catequesis, en la visita a los enfermos y ancianos, en el servicio caritativo, para que sean todos ellos iluminados por la venida del Señor, y conducidos por el testimonio y por la enseñanza cristiana, se abran a la comunión eucarística y vivan sus frutos con abundancia, especialmente en el domingo, el Día del Señor. Leemos también en el texto ya citado: «Por esto, la manifestación más significativa de la Iglesia tiene lugar cada domingo, día del Señor, memoria viva de la resurrección de Cristo, cuando la comunidad se reúne para la celebración de la eucaristía. La misa dominical es el gracias semanal, compartido por cada uno, por el don de la fe, del amor y de la esperanza más fuerte que toda muerte. La eucaristía, es decir, la acción de gracias, nos hace Iglesia y manifiesta la Iglesia en la variedad y riqueza de los dones que la componen» (Ib., p. 92).

Desde cada familia y para cada familia los cristianos, discípulos y misioneros, nos disponemos con generosidad y con ardor para llevar el mensaje del Evangelio a todos nuestros hermanos.

Con mucho afecto, los saluda y bendice, + MARTÍN, obispo de Nueve de Julio

INTENCIONES PARA ORAR EN EL 2010 Propuestas por el Santo Padre Benedicto XVI OCTUBRE General: Para que las Universidades Católicas sean cada vez más lugares donde, gracias a la luz del Evangelio, sea posible experimentar la armónica unidad que hay entre fe y razón. Misionera: Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión para comprender que la tarea de anunciar a Cristo es un servicio necesario e irrenunciable que la Iglesia está llamada a desempeñar en favor de la humanidad.


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VIDA CRISTIANA CLAUSURA DEL AÑO SACERDOTAL

Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote ("LA MISIÓN Y LA UNIDAD", 3º y última parte)

Del Mensaje de monseñor MARTÍN DE ELIZALDE osb, obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio con motivo de la conclusión del Año sacerdotal.

La misión y la unidad En un marco de grandes necesidades humanas y sociales como el tiempo actual, inmersos en las crisis de la familia y de la juventud, de los valores morales, del fracaso de los sistemas económicos vigentes, la insistencia en la espiritualidad, en la unión con Cristo Cabeza, en la especificidad de la vocación de la Iglesia y de sus ministros, puede parecer algo extraño. Pero la salvación de Jesucristo, que se dirige a todos los hombres, comienza por la conversión, aceptando su llamada, y se alimenta y crece en la comunión con los misterios, que la Iglesia celebra en nombre del Señor. Es providencial que la propuesta del Año sacerdotal nos convoque a una profundización en el espíritu de la vocación presbiteral en la Iglesia, para disponernos mejor y comprometernos en las tareas propias de la evangelización. La misión, concebida en su integralidad, parte del anuncio y se manifiesta en la participación de la fe y del culto. En este momento, comprometidos como estamos las iglesias de América con la Misión continental, la vida y el testimonio de los sacerdotes es esencial para contribuir a este propósito, vivificando desde la comunión con Cristo el esfuerzo de todos los bautizados, e inspirando el deseo cada vez más ardiente de santidad. Muy adecuadamente, pues, el Año sacerdotal nos ha recordado la necesidad de la vida interior, inseparable del ministerio.

Otra nota que resalta en este contexto eclesial es la de la unidad, que el Señor encomendó a sus discípulos y por la que él siempre suplica al Padre (cf. Jn 17, 21). La comunión en la fe, la escucha eclesial de la Palabra revelada, la celebración de la Eucaristía, alimentan esa unidad y fundamentan la comunión. Los sacerdotes tienen que ser fieles a este principio, que es la garantía de la autenticidad en el ejercicio de su ministerio. Las acciones y el mensaje de la Iglesia proceden de una presencia que es única y siempre igual, la del Señor resucitado, y por ello, con admirable continuidad, a lo largo de los siglos y en las más diferentes latitudes, la descripción de la comunidad primera de Jerusalén conserva su vigencia y actualidad: es descripción y es programa, porque como Iglesia estamos centrados en Cristo y queremos ser fieles a su enseñanza y ejemplo (cf Hech 2, 42). Son los pastores de la Iglesia y los sacerdotes, sus colaboradores, los que, con su arraigo en la comunión, que es la garantía de su fidelidad y su pertenencia, hacen posible que resplandezca el rostro verdadero de la Iglesia. En la conclusión del Año dedicado a los sacerdotes, es justo y merecido expresar la profunda gratitud que debemos a Dios Nuestro Señor, por suscitar en la Iglesia tantos sacerdotes santos, abnegados, buenos, que son un ejemplo y un estímulo, y cuya vida y testimonio se alimenta de la presencia del Señor Resucitado y es comparable a la de tantos otros que los han precedido y cuya memoria es celebrada en la Iglesia, implorando su intercesión, y es recordada con afecto y admiración. En el presente de nuestras comunidades contamos con muchos sacerdotes ejemplares, y después de Dios, a ellos manifestamos nuestra gratitud y nuestro reconocimiento, que se une al de sus

"Al cerrar este Año de gracia, queremos renovar nuestro propósito sacerdotal, y esforzarnos en el compromiso de una vida dedicada a Dios y a los hermanos...", propios fieles, que aprecian su servicio generoso. Pero debemos también, los sacerdotes y los pastores, contando con la ayuda de la plegaria y de la comprensión de los fieles, pedir perdón por las faltas cometidas, en el pasado y en el presente, que han oscurecido el sentido de nuestra misión, debilitado nuestra entrega y escandalizado a los hermanos. El Santo Padre lo ha hecho en numerosas oportunidades en este último tiempo, y queremos unirnos a sus expresiones de dolor por el mal cometido y a la reprobación

que merecen esos hechos contrarios a la santidad de la vocación asumida en el ministerio. Pedimos perdón a las personas que han sido escandalizadas, a los que hayan sufrido por esos actos, y rogamos que nos acompañen en la oración para implorar la conversión y para ser afianzados en el camino del Evangelio. En la semana de Ejercicios espirituales, que realizó el clero de nuestra diócesis en el pasado mes de abril, durante un tiempo prolongado de adoración, pedimos perdón a Dios por las faltas cometidas y también rezamos por quienes fueron sus víctimas. Por eso, al cerrar este Año de gracia, queremos renovar nuestro propósito sacerdotal, y esforzarnos en el compromiso de una vida dedicada a Dios y a los hermanos, enriquecida por el don del celibato, manifestada en la pobreza y la disponibilidad, santificada en la celebración de los sagrados misterios y en la oración, como hombres abiertos a la comprensión y a la caridad,

Padre Iglesias, su fallecimiento X El miércoles 8 de setiembre se conoció la noticia del deceso de monseñor José Iglesias, Párroco emérito de la parroquia Inmaculada Concepción de Lincoln. Había nacido el 13 de enero de 1927 y ordenado el 17 de diciembre de 1950. El padre José residía en la ciudad de 25 de Mayo, atendía pastoralmente la Capilla Nuestra Señora del Carmen, era capellán del colegio San José y además colaboraba con la parroquia de Roque Pérez en la atención mensual de la capilla de Del Carril. Sus restos fueron velados en el templo parroquial, donde a lo largo del día 9 se hizo presente un numeroso grupo de gente de 25 de Mayo y de los lugares donde había estado el padre José, a las 16 se celebró la misa presidida por el vicario general Néstor Daniel Camagna y concelebrada por los pbros. Piovesan, Gradoasso, Tibberi, Cassani, Traveset, Lento, Campion, Pellegrino, Valverde, Celis, y los padres barnabitas Juan Ramón, Antonio y Jorge.

instrumentos de diálogo y dadores de consuelo, anunciando y trasmitiendo las riquezas inagotables que nos han sido confiadas en la Iglesia para distribuirlas entre los hermanos. Concluyo este mensaje, dirigido a los hermanos sacerdotes y a todos nuestros queridos fieles, con un profundo agradecimiento al Santo Padre Benito XVI, que nos concedió durante este Año la oportunidad que necesitábamos para orar y alabar a Dios por el don del sacerdocio y para reflexionar en profundidad sobre él, corrigiendo faltas y defectos y estimulando todo lo bueno. Agradecemos su caridad valiente, su claridad sabia, su estímulo incansable, y ratificamos nuestra adhesión a su persona y a su magisterio, unidos en la oración por él. Que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, interceda por nosotros e implore a Dios para que tengamos siempre sacerdotes santos, que sean la bendición que el pueblo necesita.


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ACTUALIDAD DIOCESANA

150 AÑOS DE EVANGELIZACION

Aniversario de la parroquia Santa Rosa de Lima La celebración de los ciento cincuenta años de la parroquia Santa Rosa de Lima, de Bragado, la primera que se erigió en la jurisdicción, es un hito significativo que marca el desarrollo de la evangelización y la expansión de la fe en nuestra región.

L

as fiestas patronales de Santa Rosa de Lima en Bragado tuvieron este año características especiales ya que la parroquia cumplió 150 años desde su creación, constituyéndose en la más antigua del actual territorio de la diócesis de Nueve de Julio. Así, el lunes 30 de agosto, la misa y procesión fue presidida por monseñor Martín de Elizalde OSB y concelebrada por los pbros. Néstor D. Camagna, Horacio Lento, Carlos Tibberi, Guillermo Gómez, Facundo Echaniz, Liborio Pérez, José Iglesias, Walter Laneve, Juan Pellegrino, Germán Loriente, Marcelo Siri,

Monseñor Martín de Elizalde presidió la procesión y misa, concelebrada con numerosos sacerdotes de la diócesis.

Carlos Mateos, Mariano Cortés, Adolfo Petti y Juan Carlos Maturana. En este marco, la comunidad se fue preparando desde el co-

mienzo del año y de un modo más intenso desde el 1 de agosto, fecha en que la imagen de la santa patrona visitó todos los barrios de la ciudad y, luego, a lo largo del mes, cada fin de semana, visitó a las comunidades del partido: Irala, O´Brien, Warnes, Olascoaga, Comodoro Py, Mechita y La Limpia, donde la imagen de Santa Rosa de Lima fue recibida con una gran devoción que se traducía en diversas expresiones como cantos, carteles, flores, caravana de autos, jinetes, etc. En cada uno de los lugares se celebró la Eucaristía y fue una oportunidad para que en cada comunidad se pudiese dar una catequesis adecuada sobre la importancia de la celebración. Por otra parte, en la ciudad de Bragado, las distintas instituciones (como la Municipalidad, colegios, Museo, Teatro, Bomberos, peñas, por mencionar algunas) fueron realizando diversas actividades en adhesión a tan importante celebración. Para destacar fue la participación de los jardines, colegios primarios y secundarios que con visitas al templo, confección de afiches, armado de maquetas y desfile de carrozas se sumaron para honrar a la Patrona.

Dentro de las actividades de últimos días se puede mencionar la admisión de los seminaristas Juan Bagatto y José Rossi; la muestra filatélica y exposición de medallas y pinturas en el salón parroquial; confirmaciones de un numeroso grupo de adolescentes y adultos, una conferencia a cargo de monseñor Juan Guillermo Durán sobre «Las parroquias de frontera»; encuentros de música: folclore, coros, tango. Origen misionero También resulta oportuno recordar un párrafo de lo que escribió nuestro Obispo diocesano con motivo de este evento tan importante: «Nuestra diócesis es todavía joven, - ha cumplido cincuenta años en 2007 -.Y las parroquias de su territorio lo son también, relativamente. Por eso, la celebración de los ciento cincuenta años de la parroquia Santa Rosa de Lima, de Bragado, la primera que se erigió en la jurisdicción, son un hito significativo, que marca el desarrollo de la evangelización y la expansión de la fe en nuestras Pampas. Nos unimos con alegría en la acción de gracias por los frutos de santidad y de servicio que a lo largo de siglo y medio se ofrecieron a Dios, como culto y adoración, y para bien de las almas. Pero los principios se remontan aún más allá, con la dedicación y el sacrificio de los sacerdotes y ministros que llevaron su asistencia a tantos hermanos que poblaron

la zona, desde los naturales, aún nómades, visitados por los misioneros, a los primeros pobladores, soldados destacados en los fortines y sus familias, a los estancieros y a su personal, a los que paulatinamente fueron dando vida a pueblos y aglomeraciones, futuras ciudades, en las que se inició la vida urbana en el oeste de la Provincia. Esta característica fue doblemente misionera. Por ellos, la Iglesia anunció la salvación a los que aún no conocían a Cristo y su Evangelio, los enriqueció espiritualmente con los sacramentos, los educó en la fe, y a los que llegaban para instalarse en ese medio tan rudo y exigente, con la fuerza y la disposición para el trabajo como su capital principal, los acompañó con las prácticas de la religión, les otorgó en ese medio difícil los valores espirituales, los instó a constituir las familias que son el núcleo de la civilización y del progreso, con las virtudes del hogar y del trabajo, de la hospitalidad y de la honestidad, los beneficios de la escuela y la instrucción en la fe. El origen de nuestras antiguas parroquias es un origen misionero que tenemos que recordar siempre, y que ahora, tantos años después, se convierte nuevamente en una invitación y una llamada». Invitación y llamada de la que la comunidad parroquial se ha hecho eco y por la cual continúa con la Misión Continental que ha comenzado desde el año pasado.


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ACTUALIDAD DIOCESANA PEREGRINACION DIOCESANA A LUJAN

DiscĂ­pulos y misioneros, junto a MarĂ­a Madre y modelo de la Iglesia Compartimos extractos de la homilĂ­a pronunciada por monseĂąor MartĂ­n de Elizalde, obispo de Nueve, con motivo de la PeregriaciĂłn diocesana al la basĂ­lica de Nuestra SeĂąora de LujĂĄn, el 5 de setiembre pasado.

X En la casa de Dios, veneramos de manera especial a la SantĂ­sima Virgen MarĂ­a, Nuestra SeĂąora de LujĂĄn, casa que es tambiĂŠn suya, y hasta donde hemos venido desde lejos con todo nuestro amor y el mĂĄs intenso deseo, nos encontramos hoy, Pueblo de Dios, para celebrar la EucaristĂ­a, participar de la mesa del SeĂąor, escuchar su Palabra, ofrecer nuestra oraciĂłn y recogernos en plegaria silenciosa. Traemos nuestras necesidades y nuestro agradecimiento, y entre tantas peticiones y anhelos, con el reconocimiento que debe acompaĂąar siempre nuestras plegarias, junto a lo que es personal, queremos incluir lo que pertenece a nuestra Iglesia diocesana: la santidad y el ministerio de nuestros sacerdotes, la vida de las comunidades, los

niùos, los ancianos y enfermos, las familias, los jóvenes, y tambiÊn las necesidades de nuestra Patria, para que ella encuentre el sendero de la paz y de la amistad social en la justicia y el amor del bien. Hemos venido hasta aquí para celebrar la Eucaristía. Es el misterio de nuestra fe, el sacrificio del Hijo de Dios y la comunión con su Pasión y Muerte, que nos libera del pecado y nos abre las puertas de la vida. El cristiano vive de la Eucaristía, la Iglesia vive de la Eucaristía, y si nuestra celebración de hoy tiene un relieve especial – el lugar, la ocasión, la asamblea -, cada celebración en nuestros templos y capillas nos alcanza las mismas gracias, nos introduce en la misma comunión, nos concede idÊntica experiencia. ¿Cómo participamos en la Eucaristía? Lo hacemos en primer lugar con fe en la presencia del Seùor Resucitado, ciertos de la verdad de su promesa, atentos a la Palabra que escuchamos y al alimento espiritual que recibimos. Lo hacemos en espíritu de comunión profunda y sincera, con Dios y con los hermanos. La vida cristiana se sostiene con la partici-

pación en este sacramento, y su efecto perdura, en nuestra oración y en nuestra acción de gracias, y nos inspira y orienta para mantenernos fieles al Evangelio. Lo hacemos con la certeza de sabernos enviados para la Misión, como nos lo dicen nuestros obispos de AmÊrica; la misión tiene su gran cita y encuentro en la celebración eucarística. Los discípulos nos encontramos en la Eucaristía, en ella nos reconocemos, formamos y fortalecemos, de ella tomamos la fuerza y la dirección. Hacia ella, tambiÊn, nos esforzamos por llevar a todos nuestros hermanos, los invitamos a participar y les alcanzamos la ocasión de hacerlo con mås fruto, con mayor frecuencia. Y la Eucaristía es el momento y el lugar donde se manifiesta la Iglesia. Lo hace por la caridad, por el testimonio, por la misión, pero sobre todo en la celebración misma del Misterio que le ha sido confiado. Es a María, Madre y modelo de la Iglesia a quien venimos a encontrar hoy en este santuario. Templo del Espíritu Santo, llevó en su seno al Salvador, y lo acercó a su pueblo. Así acompaùó a su propio Hijo con su servi-

RETIRO PROYECTO DE VIDA PARA CHICOS Lugar: Nueve de Julio. Edad: A partir de los 16 aĂąos Fecha Del 9 al 11 de octubre, en el Hogar de TrĂĄnsito de Caritas (Vedia 555). PreguntĂĄ en tu Parroquia o comunicate al tel 02317422163 o al e-mail pgjgomez@yahoo.com.ar

cio fiel y lleno de amor, como madre expectante en la gestación, como madre solícita y previsora en su infancia, como madre discreta y cercana, pero silenciosa, en su vida pública, como madre dolorosa al pie de la Cruz. De la misma manera nos acompaùa a nosotros, que tambiÊn somos hijos suyos. De ella debemos aprender nosotros, que reconocemos en ella el modelo del verdadero discípulo, y formados en su escuela, escuchemos su palabra: Hagan lo que Él les diga, cumplamos el Evangelio de su Hijo, hagamos su voluntad, continuemos la misión a la que envió a sus apóstoles y discípulos. Discípulos y misioneros, nos quiere la Iglesia. María Santísima fue la primera discípula, perfecta, generosa. A nosotros nos toca ahora prolongar la Misión, iluminados por su ejemplo, asistidos por su intercesión. Y

FIESTAS PATRONALES DE OCTUBRE en la Parroquias y Capillas de nuestra DiĂłcesis de Nueve de Julio. 1. Santa Teresita del NiĂąo JesĂşs, Virgen y Doctora de la Iglesia

7. Nuestra SeĂąora del Rosario

-Parroquia Santa Teresita,

rio, J. J. PASO

HENDERSON

-Parroquia N. Sra. del Rosa-

-Capilla Santa Teresita, SAN-

rio, VEINTICINCO DE MAYO

TA ELEODORA (E. V. Bunge)

-Capilla N. Sra. del Rosario

-Capilla

(Hospital), CARLOS CASA-

Santa

Teresita,

-Parroquia N. Sra. del Rosa-

IRIARTE (General Pinto)

RES

-Capilla Santa Teresita,

-Capilla N. Sra. del Rosario,

EL TRIUNFO (Lincoln)

COLONIA SERÉ (Carlos Teje-

-Capilla

dor)

Santa

Teresita,

PEHUAJĂ“

4. San Francisco de AsĂ­s

Quien participe debe costearse el pasaje para el viaje, el resto es totalmente gratuito.

me parece que en este hermoso camino que ya comenzamos, el itinerario y programa de la MisiĂłn, tiene que ser muy sencillo, siempre, pero esforzado y comprometido. Es asĂ­ que podrĂ­amos esbozar la tarea que nos espera, situĂĄndola en tres ĂĄmbitos muy simples, muy cercanos, muy accesibles, sin los cuales no habrĂĄ progreso ni resultados. Ellos son la observancia y celebraciĂłn del DĂ­a del SeĂąor; un renovado impulso catequĂ­stico, que alcance tambiĂŠn a las familias de los que son instruĂ­dos en la fe y se preparan para los sacramentos; y la oraciĂłn por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada, y su promociĂłn.

-Capilla N. Sra. del Rosario, TRENQUE LAUQUEN

-Parroquia San Francisco de

12. Nuestra SeĂąora del Pilar

AsĂ­s, BANDERALĂ“

-Parroquia N. Sra. del Pilar,

-Capilla San Francisco de

L LOS TOLDOS

Asís, AMÉRICA -Capilla San Francisco de

Llevar: Biblia, cuaderno, lapicera, sĂĄbanas o bolsa de dormir, toallas, ropa y elementos personales de higiene, mate y cena a la canasta para el viernes a la noche.

AsĂ­s, LA PORTEĂ‘A (Treinta de Agosto) -Capilla San Francisco de AsĂ­s, SAN FRANCISCO (Monasterio Benedic. Los Toldos)

15. Aniversario de la DedicaciĂłn del templo parroquial San Juan Nepomuceno, E. V. Bunge (15.10.2005)


Pehuajó

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ACTUALIDAD DIOCESANA

ESTE MES CELEBRAMOS A

"Construyamos juntos una patria sin excluidos

Colecta de Cáritas: agradecimiento TOTAL DIÓCESIS POR AÑO

300.000,00 250.000,00 200.000,00 PESOS

X El pasado mes de junio se llevó a cabo la Colecta Anual de Caritas bajo el lema « Construyamos juntos una Patria sin excluidos», que nos invitó a participar y a comprometernos con las necesidades de tanto hermanos que aún no pueden sentarse a la mesa de una Vida Digna. Como agentes de la pastoral caritativa no podemos ni debemos acostumbrarnos a situaciones de marginación y pobreza. Solo en la medida que podamos fortalecer los vínculos sociales y asumir como propios los sufrimientos de los demás, podremos trabajar juntos a nuestras familias para dar respuestas a sus necesidades.Una vez mas, la solidaridad de nuestra diócesis se puso de manifiesto en ésta ocasión, como también en otras situacio-

150.000,00 100.000,00 50.000,00 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 AÑO

nes de emergencia y de crisis. Desde Caritas Diocesana agradecemos la animación de la colecta a las Caritas Parroquiales, a otras pastorales, a los colegios católicos, a las familias, a las co-

munidades y a los medios de comunicación que han hecho posible la realización de la misma y que nos permite seguir soñando juntos por una patria sin excluidos.

Pehuajó: Encuentro Anual de Schoenstatt y 20º aniversario del Jardín de María X Dos acontecimientos fueron motivo de reunión el 4 de setiembre para la familia de Schoenstatt: el Encuentro Anual Diocesano y el 20º aniversario del Jardín de María, de Pehuajó. Estuvieron presente las comunidades de Bragado, Hender-son y Trenque Lauquen. Nos acompañaron el padre Guillermo Cassone, en este momento vicario parroquial en Roma, el padre Carlos Mateo, que estuvo en los inicios de la Campaña del Rosario y la construcción del Jardín de María, el padre Adolfo y el padre Alcides, colaboradores de nuestra tarea pastoral. Debido al mal tiempo, los festejos a realizar, por la mañana, se trasladaron a la Parroquia, como así también el cuadro de la imagen de María, quien fue coronada como gesto de gratitud por los 20 años del Jardín. Los primeros misioneros regalaron la bandera de la Campaña del Rosario y se compartieron testimonios muy emotivos de aquellos comienzos. Al mediodía se compartió un almuerzo en el salón parroquial, culminando con una misa en el templo San Anselmo. Agradecemos a los padres Adolfo y Alcides por brindarse y acompañarnos en nuestro apostolado.

OCTUBRE DE 2010

Santa María Margarita Alacoque , virgen X Nació en el año 1647, en el núcleo de una familia humilde de Lauthecourt, Francia. En su infancia se caracterizo por ser dulce y amable, de extrema pureza y corazón bondadoso. Su padre murió muy joven y la madre tuvo que trabajar duramente para llevar adelante el hogar. Para iniciar su formación, fue enviada al colegio de las Clarisas, donde, teniendo nueve años de edad, recibiría su Primera Comunión. Transcurrido un breve tiempo, comenzó a padecer una enfermedad que la inmovilizó durante cuatro años. La tradición dice que, compadeci-da, nuestra Señora curó a Margarita cuando ésta hizo promesa de ingresar a un convento y consagrarse al servicio de Dios. Durante su juventud, su espíritu luchara entre una vida mundana y su impulso a vivir un voto de perpetua castidad. Por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos pasatiempos le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad. Habiendo vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla casada, ingresa, en 1671, en el monasterio de las Hermanas Salesas de la Visitación de Paray le Monial. En esa oportunidad añadió a su nombre el de María. En 1673, sor Margarita María, que tenía 25 años, estando en adoración ante el Santísimo Sacramento, tendría el privilegio particular de experimentar la primera de las manifestaciones visibles de Jesús, la cuales se repetirían durante dos años más. En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le mostró con el corazón abierto, y señalando con la mano su corazón, exclamó: «He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud.» En las siguientes apariciones, el Señor, le continuo diciendo que en este mundo tan frío quería suscitar una nueva primavera de entrega a él, por medio de la devoción a su corazón, símbolo y sede de su amor redentor, y que ella, sería la encargada de darla a conocer a los pueblos. Las extraordinarias visiones con que fue favorecida, además de su fama de santidad, le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos. Numerosos sufrimientos físicos la acompañaron, y vivió el dolor con inmenso deseo de reparación, luchando para que sea aceptada esta nueva devoción. En el último período de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Toda su vida será una síntesis de búsqueda constante de perfección espiritual. Murió a los 43 años, el 17 de octubre de 1690. Fue canonizada por Benedicto XV el 13 de mayo de 1920. Sus restos reposan bajo el altar de la capilla de Paray le Monial donde numerosas gracias han sido obtenidas. Su festividad es celebrada en la Iglesia el día 16 de octubre.

El movimiento de Schoenstatt tuvo su encuentro anual, y celebró los 20 años del Jardín de María.

Jesús, tu corazón manso y humilde, encendido de amor por nosotros, tus hermanos, sea el espejo donde busque su inspiración toda la vida cristiana. Amén.


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PASTORAL VOCACIONAL DIOCESANA

Por qué me hice sacerdote

"Subiré al altar del Señor, cantando mi alegría"

"¡Qué pregunta! y cuánto tiempo para encontrar la respuesta o mejor dicho para descubrir la llamada de Dios en lo profundo del corazón y en la vida cotidiana..." Testimonio del padre Juan Carlos Maturana. Oriundo de la localidad de Beruti, ordenado sacerdote el 7 de mayo de 1988.

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o puedo hablar de la vocación sin hacer referencia a mis raíces. Con más de 20 años de sacerdote, la mirada hacia los años jóvenes se hace más clara, y voy descubriendo como Dios fue acompañando con amor y misericordia los acontecimientos de mi vida: «me fue llevando en la palma de su mano». Ciertamente la vida en un pueblo chico, Beruti, rural pero a la vez industrial, estaba en ese tiempo organizada en torno a los horarios de la fábrica textil que con la sirena anunciaba los comienzos y finales de los turnos. Allí era el lugar donde, después de la escuela, nos encontrábamos muchos de los niños y adolescentes cumpliendo horas de trabajo para ayudar al sustento de nuestras familias. Por eso mi vida no fue ajena a la de tantos otros. Antes de terminar la escuela primaria, comenzamos a trabajar y a estudiar. Lo mismo en el tiempo del colegio secundario, que ya había comenzado a funcionar en el pueblo, con la orientación en Bachiller Agrario. Allí realice los estudios secundarios. Hijo mayor de 5 hermanos, mi padre trabajador rural, mi madre ama de casa dedicada a nuestro cuidado, ciertamente la vida no les había sido fácil como a tantos otros. Beruti, calles polvorientas en tiempo de sequías, y llenas de agua en tiempos de lluvia donde las lagunas se convertían para nosotros en el lugar de juegos, chapuzones, y caza de ranas; en invierno, pistas de hielo por las escarchas que se juntaban de un día para el otro. Pueblo testigo de tantos hombres y mujeres, chicos y grandes, fue la cuna donde se gestó mi vocación y creció hasta madurar y ver un día de fiesta y alegría a uno de sus hijos ordenado sacerdote. (Sería el tercero del pueblo: el padre Roberto Iturrate S. J; el p. Daniel Balditarra) Mi vida estuvo marcada por la idiosincrasia del pueblo, era uno más, era de Beruti; identificado con el pueblo, también me marcó la vida de los sacerdotes

que fueron y son para mí hasta el momento, la inspiración y el coraje de seguir en el ministerio sacerdotal. Vienen a la memoria las palabras de Pablo: «Acuérdense de aquellos superiores que los dirigían, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios: consideren como terminó su vida e imiten su fe.» El padre José Castellaro, hombre humilde y piadoso, trabajador del evangelio, y cuidadoso de la formación humana de sus feligreses, venido de Italia para atender esta pequeña porción del pueblo de Dios. Muy querido y recordado, a quien no conocí personalmente. Las anécdotas contadas, sus obras, y su sencillez siempre me llamaron la atención y lo siento presente en cada momento de mi vida sacerdotal. Falleció al poco tiempo de haberme bautizado. También el padre José Ciucarelli, quien fue realmente un padre, pastor, hermano y amigo. A su lado fui creciendo, en la adolescencia y juventud. Pude acompañarlo gran parte de su vida, en el ministerio sacerdotal como en su vida personal. Compartí sus alegrías y también sus lágrimas. Me enseñó a meditar, a orar con la Palabra de Dios, a gustar de la Eucaristía, a vivir la espiritualidad bautismal y a iniciarme en la tarea catequística; me acompañó en el discernimiento vocacional, con respeto; me invitaba cada año a preguntarme y preguntarle a Jesús en la Eucaristía: «que querés de mi Señor». Así año tras año. Y el tiempo iba pasando. Seguía yo colaborando en la catequesis de comunión y de confirmación, trabajando en el municipio, en el campo o de changas, en el colegio y en el pensionado de varones. Y la pregunta me iba quemando por dentro: «que querés de mi Señor». A lo que intuía mi corazón, le iba sacando el cuerpo. Le disparaba a la idea de ser sacerdote. Pero algo si, tenía claro: quería consagrarme a Dios. De chico tenía la ilusión de ser maestro en pueblos de frontera o también medico, tarea que admiraba, quizás también por los ejemplos de

El padre Juan Carlos Maturana, junto a los sacerdotes Adolfo Petti y Guillermo Denda (fallecido). Compañeros de Seminario. los médicos y maestros que conocí en mi pueblo, verdadera vocación de servidores. Y así fui pasando desde una experiencia con los hermanos de San Juan de Dios en Lujan, como con los jesuitas en los retiros espirituales de una semana. El padre Tito Iturrate S. J. nacido también en Beruti, fue para mí también un ejemplo, de sacerdote sufrido y entregado. Lo veía caminar por las calles de mi pueblo, con su bastón, las piernas dobladas por la enfermedad, pero con paso rápido, visitando las familias y sobre todo consolando a los enfermos. La vida del colegio también era parte de nuestra vida de jóvenes y adolescentes. Teníamos Formación juvenil como momento de estudio, pero también la participación con jóvenes de otras comunidades, como los encuentros mensuales de los focolarinos, que venían en tren desde Buenos Aires, para compartir con nosotros un fin de semana; los encuentros de acción católica; las cenas a la canasta en el colegio los fines de semana para acompañar a los pupilos que se iban una vez al mes a sus casas, y el baile animado por el p. Ciucarelli, con su acordeón y alguno de los jóvenes que les gustaba la música. Los Sacerdotes de la diócesis que venían a darnos charlas o a confesar. Las misiones de verano con los pa-

Pág. 7 dres Pasionistas, la comunión diaria en los recreos largos, los viajes de estudio con Misa de por medio en alguna Iglesia, Basílica o lugar por donde íbamos. Todo eso fue haciendo en mi corazón un espacio para poder acoger la palabra. Pero ¡me resistía interiormente a dar un paso más! En 1979 el p. José me invitó a una ordenación sacerdotal en Tucumán. Se ordenaba el hijo de una familia amiga, el que sería después el p. Eduardo Arnau. Puse muchas excusas para no ir, pero al final cedí a la invitación. Me impactó la ordenación y la primera Misa del nuevo sacerdote, quien se mostró agradecido a Dios y se entregaba en sus manos como humilde servidor. ¿Vos no tenés vocación? De regreso, no dejaba de acompañarme el sentimiento que se había despertado en mí, y así por largo tiempo. Preparando a los niños para la primera comunión, les hablaba de la vocación consagrada. Una niña, Silvina me sale al cruce y me dice: «Juan Carlos, ¿vos no tenes vocación?» y yo trataba de hacerle ver que la vocación consagrada es un llamado muy hermoso de parte de Dios, y si había entendido bien vería que yo no tenía vocación. Sigue insistiendo ¿vos, no querés ser sacerdote?; y de ahí en más ya no podía dormir. Llega la fecha de la primera comunión, el 8 de diciembre de 1979. El día anterior, ya con un nudo en el pecho, me fui al templo y arrodillado ante la imagen de la Virgen de la Iglesia parroquial, le pedí que me concediera la gracia de ver ¡QUE QUIERE DIOS DE MI! estuve largo rato orando, como nunca lo había hecho, aprovechando el silencio. El día 8, fiesta de la Inmaculada, hago lo mismo: «En este día tan especial, ayúdame Madre, a ver claro en mi interior». Estuve largo rato a los pies de la virgen, pero nada… Terminadas las comuniones, las fotos y la fiesta en la parroquia ya cansado, prometo volver al templo al día siguiente. El día 9 de diciembre de 1979, orando largo rato a los pies de María, siento un impulso interior que me lleva a levantarme y me «empuja» hacia el Sagrario. Allí de rodillas permanecí un buen rato y al final, abriendo los brazos lo más largo que pude, dije en voz alta: ¡SEÑOR, SI QUERES QUE SEA CURA, ACA ME TENES! Mi corazón se conmovió, lloré intensamente y sentía que un peso salía de mis espaldas y de mi corazón…me sentía libre, alegre, gozoso y con una paz que me es muy difícil describir. Tenía 26 años.

En los momentos de desaliento, soledad, desasosiego, tristeza, infidelidad y pecados, es ese instante de gozo que me hace volver el corazón a Dios y seguir confiando en su Fidelidad y Misericordia. Llegaba el momento de decirlo. El primero fue mi Párroco, después a mi familia, luego mis amigos, pero no lo podía creer. El padre José se alegró y me dijo «subiré al altar del Señor, cantando mi alegría... y ojalá vos puedas hacer lo mismo un día». El Obispo decide enviarme al Seminario de La Plata. En enero viajo a conocerlo, llevar los papeles de admisión y charlar con los formadores. En Marzo de 1980, emprendo el viaje hacia la Plata; con un corazón inquieto y curioso, pero lleno de ilusiones y esperanza, ingreso en el Seminario Nuestra Señora de Luján, de los Hornos en La Plata , donde me encontré con jóvenes, de distintas diócesis; luego continúo los estudios de filosofía en el Seminario Mayor San José. Después ingreso en el seminario Santo Cura de Ars en Mercedes para estudiar teología, y así ser ordenado sacerdote, un 7 de mayo de 1988, en mi pueblo. El tiempo del seminario fue abriendo mi corazón y mi mente a la Iglesia. El contacto con sacerdotes, seminaristas y laicos, me ayudó a conocer otros carismas, modos de ser, vivir realidades distintas, tener otras experiencias pastorales que fueron enriqueciéndome. En día de la ordenación no estaban los sacerdotes que me habían acompañado en todo el proceso vocacional, ya que habían partido hacia la Casa del Padre, tiempo antes. Me siento protegido, así como la intercesión de María, que me sigue diciendo, «hagan todo lo que El les diga» y así transcurriendo los años, una y otra vez tengo que volver a los pies de Jesús para llenarme de su gozo, y es El, Jesús, el que me impulsa a poner la mirada en su Madre. No es fácil, pero es hermoso vivir en la entrega de todos los días sabiendo que el corazón le pertenece a Jesús. Hoy no dejo de agradecer a Dios por mi familia y mi pueblo, a los sacerdotes que pasaron por mi vida, tanto de la diócesis como de otros lugares, los Obispos, las comunidades parroquiales y tantos amigos gracias al anuncio del Evangelio. Ruego a Dios me ayude a ser fiel a la tarea encomendada, y pueda vivir siempre al estilo de San Juan Bautista: «es necesario que El crezca y que yo disminuya» (texto que elegí al ingreso del seminario para mi ordenación sacerdotal), entonces resuenan en mi mente las palabras de Jesús a Pablo «Te basta mi gracia».


OCTUBRE DE 2010

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MISION CONTINENTAL (IV)

Misioneros: ver, juzgar, actuar En esta edición, el padre Justo Juan Cáriz (Yoni), en el marco de la Misión Continental, reflexiona sobre la misión del discipulo cristiano desde la metodología de: Ver, Juzgar y Actuar.

VER Nuestros pueblos viven hoy una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente sus vidas. Como discípulos de Jesucristo nos sentimos interpelados a discernir los «signos de los tiempos», a la luz del Espíritu Santo, para ponernos al servicio del Reino anunciado por Jesús, que vino para que todos tengan vida y «para que la tengan en plenitud» (Jn 10, 10). (DA 33). La historia de la humanidad, a la que Dios nunca abandona, transcurre bajo su mirada compasiva. Dios ha amado tanto nuestro mundo que nos ha dado a su Hijo. El anuncia la buena noticia del Reino a los pobres y a los pecadores. Por esto nosotros, como discípulos de Jesús y misioneros, queremos y debemos proclamar el Evangelio, que

También propone un cambio de liderazgo y necesidad de proyectos.

ORACIÓN

ACTUAR La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes (cf. Mt 9, 35-36). Él, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cf. Fil 2, 8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cf. 2 Cor 8, 9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros. En el Evangelio aprendemos la sublime lección de ser pobres siguiendo a Jesús pobre (cf. Lc 6, 20; 9, 58), y la de anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja, sin poner nuestra confianza en el dinero ni en el poder de este mundo (cf. Lc 10, 4 ss ). En la generosidad de los misioneros se manifiesta la generosidad de Dios, en la gratuidad de los apóstoles aparece la gratuidad del Evangelio. (DA 31)

Señor, tu me llamaste para ser instrumento de tu gracia, para anunciar la Buena Nueva, para sanar las almas. Instrumento de paz y de justicia, pregonero de todas tus palabras, agua para calmar la sed hiriente, mano que bendice y que ama. Señor, tú me llamaste para curar los corazones heridos, para gritar, en medio de las plazas, que el Amor está vivo. Señor, tú me llamaste para amar los hombres que tú, Padre, me diste como hermanos, para sacar del sueño a los que duermen y liberar al cautivo. Señor, me quieres para abolir la violencia y aliviar la miseria; hacer temblar las piedras y ahuyentar a los lobos del rebaño. Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo. Amén. es Cristo mismo. Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que

P. Luis Diehl

PENSAMIENTOS BREVES ACEQUIAS DE DIOS ? La vida cristiana se resuelve entre la gracia que Dios nos regala y la libertad que el hombre aporta con responsabilidad. ? Dios no obra mágicamente, ni las solas fuerzas del hombre pueden construir el Reino. ? La clave es querer ser ACEQUIAS DE DIOS por donde pasa su gracia transformante.

Es una publicación de la Diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio

alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas. Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras. (DA 30). JUZGAR Como nos dijo el Papa en su discurso inaugural: «Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano». La persona busca siempre la verdad de su ser, puesto que es esta verdad la que ilumina la realidad de tal modo que pueda desenvolverse en ella con libertad y alegría, con gozo y esperanza. (DA 42) Aspectos claves para la misión: El misionero debe tener pasión por Cristo y compasión por los demás. Ama a Jesús, es lo principal en su vida. Trata de ser alter Christi. Busca la voluntad de Dios.

Año XI - Nº 112 OCTUBRE 2010

El misionero se compadece, busca tener hacia los demás las mismas actitudes que tuvo Jesús. Debe revestirse de los sentimientos de Jesús.

• Discipulado y misión van siempre juntos. El discípulo debe dar razón de su fe. • Discipulado y misión suponen una comunidad. Debemos ser iglesia. La misión en si misma impulsa a la comunión. Jesús la mayoría de las veces habla a un conjunto de personas, a una comunidad. Los envía de 2 en 2. La comunidad resucita con Jesús. Una formación pastoral necesita una conversión personal y comunitaria permanente bajo el Espíritu. Se debe ver también en la transformación de las estructuras. En Aparecida se invita a escuchar que es lo que pide el Espíritu. Hay que pasar de una pastoral de sola conservación a una puramente misionera.

En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado, maltratado por nuestros pecados y glorificado por el Padre, en ese rostro doliente y glorioso, podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y al mismo tiempo su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos. La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios. (DA 32) CONCLUSIÓN «Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes son la luz del mundo.» (Mt. 5, 13-14) Los discípulos y misioneros de Cristo deben iluminar con la luz del Evangelio todos los ámbitos de la vida social. La opción preferencial por los pobres, de raíz evangélica, exige una atención pastoral atenta a los constructores de la sociedad. Si muchas de las estructuras actuales generan pobreza, en parte se ha debido a la falta de fidelidad a sus compromisos evangélicos de muchos cristianos.

DIRECTOR: Pbro. Germán Loriente

EDICION INTEGRAL: Fabricio O'Dwyer.

Iglesia Catedral de Nueve de Julio. Teléfono: (02317) 422163

Ugarte 590 - (6223) Coronel Charlone. Tel. (03388) 490303 - labuenanoticia@servicoopsa.com.ar


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