LOS TOLDOS 2010
ADVIENTO Y NAVIDAD
Al encuentro del Señor
Peregrinos y misioneros permanentes
X Con una importante presencia de fieles de varias comunidades se realizó la XXXIIº Peregrinación Diocesana al Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos. VOCACIONES
Acólitos X Miguel Detzel (Tres Lomas) y Francisco Perez Cadierno (Trenque Lauquen) recibieron el ministerio del acolitado. X La celebración de la Navidad es un encuentro actual, no un mero recuerdo. Acudamos, entonces, en estos días santos, en el tiempo propicio que es el Adviento, que precede la gran solemnidad del Nacimiento y nos prepara para ella, con un corazón puro y con la diligencia de los fieles discípulos, al encuentro del Señor, y junto al Pesebre renovemos nuestra consagración. De Belén salió la luz que debía iluminar al mundo entero; busquemos al Hijo de Dios, que nos muestra al Padre y nos conduce a Él. (Del mensaje de monseñor Martín de Elizalde, obispo diocesano).
La Buena Noticia
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ACTUALIDAD DIOCESANA CARTA DEL OBISPO
Los cristiano, servidores de los pobres Queridos hermanos: Las palabras del profeta Isaías sobre el Ungido del Señor que ha venido para llevar la Buena Noticia a los pobres (Is 61, 1ss), son recogidas por Jesús, y aplicándoselas a sí mismo, señala a todos nosotros, sus fieles y discípulos, una misión, un camino y una actitud. En el comienzo del Adviento, tiempo de esperanza, aguardando la Venida del Mesías, en la conmemoración litúrgica de su nacimiento y con el deseo del encuentro con Él, en su segunda Venida, es oportuno que renovemos en nosotros la convicción que nos anima, y nos esforcemos por ponerla en práctica.
Misión El Hijo de Dios se hizo hombre para salvarnos, para reconciliarnos con el Padre, para hacernos hijos de Dios. Lo importante, lo trascendente, es su sacrificio, su entrega en la Cruz; siendo inocente, aceptó sufrir por nosotros, y no manifestó disconformidad ni esquivó su destino, obedeciendo la voluntad del Padre y haciéndola suya. Pero ¿quiénes son los pobres? Son todos aquellos que están ciegos, oprimidos, cautivos, es decir que carecen de la verdadera libertad, que no pueden alcanzarla, que están esperando la llegada de la liberación, la hora anunciada. A ellos Jesús vino a poner de pie, a ofrecerles los medios para abrirse paso, levantar sus cabezas, aspirar esperanzados por una vida nueva. Hay muchas miserias materiales, muchas necesidades, gente que sufre por esas carencias, y la caridad del Salvador se inclinó sobre ellas, para aliviarlas, remediándolas si ello convenía, quitando el mal y el dolor que causa. Y siempre señaló la necesidad de conversión, de apartarse del pecado, de purificar la intención y de buscar el bien con generosidad. Por eso, la
propuesta evangélica es integral, atiende al sufrimiento de los hermanos, pero abre perspectivas más amplias, que superan el tiempo y nos conducen a la eternidad. La verdadera caridad no es solamente material, abre a una dimensión nueva, que en nuestra cultura es desconocida. Debemos prepararnos para ello, y ser generosos para aportarlo al mundo.
Camino La misión nos indica el camino que debemos seguir. El comienzo está en nosotros mismos, en el cambio de metas y de horizontes, en los valores que apreciamos y buscamos, en las aspiraciones que alimentamos. No será ya la búsqueda de los que nos gusta y humanamente nos conviene, sino ponernos en la sintonía de la verdad divina, para ofrecerla a nuestros hermanos. Los padres con sus hijos, los maestros con sus discípulos, los dirigentes y responsables con quienes los siguen, son invitados a revisar sus criterios, a no quedarse en las apariencias y en los parámetros superficiales, que con tanta frecuencia se infiltran a través del ambiente en los hogares y hasta en los medios mejor motivados y que creíamos protegidos. Es un camino que supone convicción, esfuerzo, continuidad, y que todos reconocemos como necesario pero que nos cuesta asumir.
Actitud Pidamos a Dios que nos conceda tener siempre el coraje de la verdad. Si Jesús pudo pronunciar las palabras que señalaban el cumplimiento del anuncio profético, lo mismo hemos de hacer nosotros. Como Iglesia allí está nuestra tarea, nuestra caridad para con el mundo: decirle al mundo que la libertad, el alivio y el consuelo están en Jesucristo, anunciar a los pobres de hoy las verdades de siempre, llevarles nuestro tesoro, la fe en Jesucristo. * Para esto es preciso tener en claro donde está el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. Jesús vino anunciar a los pobres su liberación, y estos fueron los que mejor recibieron su mensaje. Abramos nuestro corazón, como saben hacerlo los pobres, y acudamos a quienes todavía permanecen en esa pobreza de la que fuimos rescatados, para llevarles la palabra de vida y de libertad. Con mucho afecto, los saluda y bendice,
+ Martín, obispo de Nueve de Julio
NOTICIAS DE LA PARROQUIA SAN MARTIN DE PORRES, EN BRAGADO
Comuniones en PParaje araje Ancon (P ehuajó). (Pehuajó).
Fiestas Patronales
Confirmaciones en Mechita
X La comunidad de San Martin de Porres, en Bragado, celebró con fe sus fiestas patronales. Además, este año se sumó la alegría de la celebración del 40º aniversario de la erección como Parroquia, en mayo de 1970. Previa a la celebración central se vivió una preparación intensa, con jornadas dedicada a los jóvenes, a los niños, a los santos, a los difuntos, a la Misión Continental, a la Patria y a sus gobernantes. Así, el 6 de noviembre se llevó a cabo la procesión tradicional por las calles del barrio. Durante el trayecto se fue reflexionando sobre textos de los últimos mensajes y homilías del obispo Martín. Acompañaron la procesión diversas agrupaciones de la comunidad. Luego se celebró la Santa Misa, presidida en esta oportunidad por monseñor Pedro Traveset junto al párroco Liborio Pérez.
X El obispo Martin celebró la Eucaristía y administró el sacramento de la confirmación en la Capilla de Mechita, el pasado 16 de noviembre. Luego, aprovechando la presencia del pastor diocesano, finalizada la Santa Misa fue bendecido el salón de catequesis de la capilla. El Obispo ya había bendecido la placa fundacional en su visita pastoral de octubre de 2008. Jornada del enfermo
X La Parroquia celebró los días 20 y 21 de noviembre la Jornada Nacional del Enfermo, otorgando la Unción de los Enfermos a las personas mayores de 60 años. Durante la semana previa se recibieron intenciones por los enfermos de la comunidad, y se rezaron por ellas. El equipo de Pastoral de la Salud visitó el Hospital San Luis.
INTENCIONES PARA ORAR EN EL 2010
X El viernes 12 de noviembre en el Paraje Ancón perteneciente a la localidad de Pehuajó, se celebró una sencilla y hermosa ceremonia donde ocho niños recibieron la Primera Comunión. Esta celebración estuvo presidida por el padre Adolfo Petti, y se realizó en la Escuela Rural Nº23 "Ceferino Namuncurá". La Misa al aire libre, en la Ermita que la escuelita tiene en el patio, se vio colmada de familiares y amigos de los niños. Luego de la celebración eucarística se compartió una cena a la canasta que contó con la presencia de 70 personas en un clima donde reinó la presencia de Jesús en medio de su comunidad. La Escuela Nº23 agradece al padre Adolfo.
Propuestas por el Santo Padre Benedicto XVI
General: Para que la experiencia del sufrimiento sea ocasión para comprender las situaciones de malestar y de dolor de las personas solas, enfermos y ancianos, y estimule a todos a salir a su encuentro con generosidad. Misionera:Para que los pueblos de la tierra abran las puertas a Cristo y a su Evangelio de paz, fraternidad y justicia.
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ACTUALIDAD DIOCESANA
PEREGRINACION DIOCESANA AL MONASTERIO DE LOS TOLDOS
Misioneros permanentes, misioneros de Jesús
Fin de semana de Encuentro Matrimonial
Gran cantidad de fieles acompañaron a María dejando sus intenciones, rezando y cantando, en la 32ª edición de la tradicional peregrinación
¿Qué es Encuentro Matrimonial? Es una experiencia católica para sacerdotes y matrimonios en la que se aprende un método de comunicación que nos permite retomar el entusiasmo, respeto, alegría, ilusiones y sueños de los primeros años de nuestro matrimonio, y en el caso de los sacerdotes los primeros años de su ordenación. Está diseñado para que matrimonios con problemas comunes y corrientes puedan mejorar en su diaria relación y los sacerdotes enriquecer su relación con la Iglesia. El «Fin de Semana» (FDS) les muestra el camino para profundizar en su relación y les proporciona los medios para continuar utilizándolos en su vida. En esta ocasión participaron en total ocho matrimonios, provenientes de las comunidades de Nueve de julio (cuatro), Los Toldos (tres) y Henderson (uno), viviendo por primera vez esta experiencia transformadora.
B
ajo el lema: «Misioneros permanentes, mi sioneros de Jesús», el sábado 13 y domingo 14 de noviembre se realizó la XXXII Peregrinación Diocesana al Monasterio Benedictino Santa María de los Toldos. Así, el sábado, luego de la bendición del obispo Martín se caminó en procesión desde la Iglesia Catedral rumbo al Monasterio; Al llegar a la Ermita de Nuestra Señora de Luján (intersección de la Avenida Mitre y Ruta provincial Nº 65), el padre Carlos Tibberi brindó una oración y despidió a la columna que continuó su camino acompañando a la Virgen hacia el Monasterio. Se contó con la presencia de los seminaristas de nuestra Diócesis que dieron ánimo a los peregrinos desde la casilla, compartiendo reflexiones, cantos y oraciones, junto a jóvenes de distintas comunidades. En medio de la noche, un peregrino que participó de las 32 peregri-
X Del 29 al 31 de octubre se realizó en la Quinta «Nuestra Señora de la Esperanza» de Nueve de Julio el XXIXº «Fin de semana de Encuentro Matrimonial».
Misa en el Monasterio de Los Toldos. naciones compartió su testimonio de fe y esperanza. Peregrinaron más de 200 personas que fueron acompañadas durante el camino por autos de apoyo, baliceros que organizaron el recorrido y cuidaron de cada peregrino y gente de las localidades de Trenque Lauquen y Nueve de Julio que sirvieron mate cocido y chocolate en cada parada. El domingo 14, a las 8, los peregrinos de las localidades de América, Bragado, Carlos Casa-
CARITAS DIOCESANA
Encuentros vicariales para evaluar la Pastoral Caritativa
res, General Villegas, Trenque Lauquen y Nueve de Julio arribaron al Monasterio renovados espiritualmente, rezando y alabando a Dios. Estaban esperándolos el grupo Scout de Nueve de Julio que sirvió mate cocido, feligreses que fueron a compartir la Eucaristía y monjes benedictinos para aquellos que deseaban acercarse al sacramento de la reconciliación. La misa fue presidida por el obispo Martín, acompañado por sacerdotes de nuestra diócesis.
X En el marco de las distintas actividades realizadas por Cáritas Diocesana, entre los meses de setiembre y noviembre se llevaron a cabo encuentros vicariales para compartir y conocer como se vienen implementando las Líneas Pastorales del período 2009-2011 en las Cáritas Parroquiales. Los encuentros se realizaron en Trenque Lauquen, Carlos Casares, Nueve de Julio y General Pinto (fotos). Allí se reflejó la animación de los referentes vicariales y la participación de voluntarios, favoreciendo el intercambio de experiencias y la proyección de nuevas acciones innovadoras y concretas, que permitan continuar con el trabajo de la Pastoral Caritativa en la diócesis de Nueve de Julio El testimonio de los voluntarios -que el 5 de diciembre celebran su día- nos acerca a la realidad de nuestras comunidades, nos anima y fortalece a continuar caminando siguiendo el ejemplo de Jesús.
Por este medio, queremos agradecer a muchos matrimonios de las citadas comunidades: a los que estuvieron a cargo de preparar el encuentro y a todos aquellos que les tocó asumir de modo inmediato la recepción de los participantes, cocina del evento y desarrollo de las charlas.
La Acción Católica celebró a Cristo Rey X El domingo 21 de noviembre, festividad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, la Acción Católica celebró su día. En la Iglesia Catedral con la Santa Misa presidida por nuestro obispo Martín y en las distintas parroquias de la diócesis con celebraciones especiales y oficializaciones. En General Villegas: Elsa Renata Gómez, María del Luján Vicente, María Ester Machado; en Trenque Lauquen: Nilda Menéndez, Maria Angélica Cerra Larovere y Manuel Martín recibieron con júbilo los signos que identifican a la institución, como expresiones externas de aquello que se vive y a su vez nutre el accionar de cada día: la oficialización, el escudo azul, el saludo «Alabado sea Jesucristo», los pilares de oración, formación, sacrificio, y acción, con la Eucaristía siempre presente y la devoción a María Santísima. Educar para la Paz. Se realizó a nivel nacional un Certamen de Expresión Plástica para alumnos de gestión pública y privada desarrollando la temática de la Paz. Dos alumnos de Bragado fueron distinguidos con distintas menciones: Natali Aliana y Ernesto Araya Paez . Nuestras felicitaciones a las escuelas, a los profesores por trabajar, y a los alumnos por sus talentos puestos al servicio de un objetivo tan noble como es "Educar para la Paz".
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ACTUALIDAD DIOCESANA
CELEBRAR LA NAVIDAD
Recibir con Fe al Señor Jesús, para anunciarlo a los hermanos Texto completo del mensaje de monseñor Martín de Elizalde, obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio, con motivo del Adviento de 2010.
E
n la celebración de la Navidad tenemos una oportunidad de gracia que hemos de aprovechar. Consideramos el Misterio del nacimiento del Hijo de Dios, que es actualizado para nosotros en la fe por la Liturgia de la Iglesia; es el don infinitamente generoso de Dios, que envía a su propio Hijo para reconciliarnos con Él por su sacrificio, y que al entregar su vida, nos la ofrece, para transformar nuestra existencia. Dios se hace presente en ella por la Encarnación del Hijo, y nosotros participamos por la comunión de la fe y la gracia de los sacramentos.
Es cuanto más oportuno en este tiempo, en el desarrollo de la Misión en que estamos ahora comprometidos como iglesia diocesana, hacer una reflexión sobre la fe en la Encarnación del Hijo de Dios, sobre la experiencia de ella que nos es otorgada en la Liturgia y sobre el anuncio siempre renovado que debemos hacer del Evangelio, para dar a conocer la vida divina. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios En las celebraciones eucarísticas del día de Navidad, la asamblea de los fieles dobla sus rodillas a las palabras del Credo: «por obra del Espíritu Santo, se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre», dando su
asentimiento de fe al anuncio que hemos recibido, y que creemos firmemente. Este gesto sencillo da a la recordación cristiana del Nacimiento su sentido más pleno: hemos sido visitados por Dios; no ha llegado solamente hasta nosotros un hombre extraordinario, un maestro, consolador de los pobres y afligidos, sino Dios mismo. El relato de los evangelios que leemos en estos días nos ilumina por la relación con las promesas hechas a los primeros padres y que reiteraron los profetas a lo largo de los siglos, y por el sentido tan profundo con que ese anuncio es trasmitido como ya cumplido, respondiendo a los anhelos de los hombres, de todos los lugares y de todos los tiempos. No es un héroe o un titán; con mansedumbre y paciencia llega a los rincones más hondos del corazón, justamente porque renueva, enseña y sana con un poder divino a quienes lo reconocen como el Hijo de Dios. Los cristianos debemos afirmar siempre – y donde ello sea necesario, recuperarlo - el sentido auténtico de la Navidad. No es solo una ocasión grata por la tradicional celebración familiar; nuestra cultura sigue conservando, gracias a Dios, las resonancias interiores, espirituales, de tan pura alegría. Estas emociones tan arraigadas en nuestras familias y comunidades, que reviven en las reuniones domésticas y, sobre todo, en la celebración litúrgica, nos señalan su alcance trascendente, la aceptación por la fe, la irrupción de la gracia. Celebrar la Navidad es, pues, proclamar nuestra fe en
Jesucristo, el Hijo de Dios, y por consiguiente, abrirnos a su mensaje y comprometernos en su misión. Hay una pérdida innegable en nuestra sociedad de los valores religiosos y de la percepción de la presencia de Dios. Se ha producido una separación, una discontinuidad, entre lo que creemos y lo que hacemos, entre la fe y la moral, entre los principios y la práctica, entre la voluntad divina y la nuestra. Por eso hemos de ponernos a la escucha de la voz discreta, del silencio elocuente, del misterio de la Navidad. Desde este punto central, inicio de la vida y ministerio terrenal de Jesús, que muestra en los milagros su poder, se va desarrollando su enseñanza, se produce la elección de los discípulos, se les confía el encargo misionero – para que los hombres tengan vida. No nos sorprende que cueste tanto abrirse a la gracia, pues es el precio de haber nacido libres, pero hoy como entonces, en el corazón de cada uno de nosotros, se abre camino el anuncio del Salvador, doblegando los egoísmos y descubriéndonos las maravillas que nos promete. La Pasión y la Resurrección, la Ascensión a los cielos y el envío del Espíritu Santo, son la consumación de la promesa: para esto vino el Hijo de Dios, para darnos vida y con-
gregarnos en la unidad, con la esperanza de la gloria. Pero se trata de un comienzo desde la fe, no solamente como una experiencia gratificante o emotiva, y que se realiza desde cuando nos inclinamos frente el pesebre, cuando descubrimos en el Niño al Hijo de Dios, como los pastores de Belén, llamados por el ángel para adorarlo. Cada misterio de Cristo es un punto de partida, un encuentro que nos revoluciona y renueva, para disponernos a seguir su enseñanza y a profundizar en la comunión con Él. Y Él, Jesucristo glorioso, es la cabeza de la Iglesia. Participando de este altar, tengamos parte en la plenitud de tu Reino Estas palabras se encuentran en la Plegaria eucarística primera, el Canon romano, después de la consagración, y son pronunciadas por el sacerdote celebrante. Ellas relacionan el sacri-
ficio eucarístico con la participación en la gloria futura, ya que por la ofrenda del mismo Hijo de Dios nosotros podemos alcanzar la vida eterna. La participación en el misterio sagrado nos otorga esta esperanza, pues tomar parte en la Eucaristía hace posible que en nuestra vida y conducta respondamos a Dios, que nos invita a vivir según su voluntad, y llegar así a su presencia. El reino de Dios espera a los fieles discípulos del Señor; la comunión de la santidad, que se alcanza en la Eucaristía y en los demás sacramentos, conduce a la expresión de esa misma fe a través de las obras, en el servicio de Dios y de los hermanos, en el anuncio misionero, en la caridad, en la colaboración con la Iglesia. La Eucaristía consagra nuestra vida y nuestros esfuerzos, haciendo que el sacrificio del altar les otorgue el valor que la misericordia divina reconoce, y con su infinita bondad, acepta XXX
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ACTUALIDAD DIOCESANA como un culto espiritual, agradable a Dios.
La Liturgia, que es comunión en la alabanza y reconocimiento de la presencia divina, afirma y fundamenta la práctica de la vida cristiana, y da fecundidad a nuestros esfuerzos apostólicos.
Por eso, quiero referirme en forma particular a algunos ámbitos donde el vínculo entre la santidad de los sacramentos, en particular la Eucaristía, y el fruto de la acción apostólica, son más evidentes y necesarios. a)La familia cristiana En el seno de la familia cristiana comienza el camino de fe, que conduce al encuentro con Dios. Así como los padres son colaboradores suyos para la transmisión de la vida, ellos también, ungidos por el Espíritu Santo en su iniciación cristiana y consagrados por el vínculo sacramental del matrimonio, ofrecen el ámbito donde se conoce y ama y celebra el Misterio del Hijo, para que sus propios hijos según la carne sean también hijos de Dios y discípulos de Jesucristo. La familia es la iglesia doméstica; ella abre el camino y ofrece el espacio para que la gracia de los sacramentos, el testimonio de los padres, la participación en la comunión de la Iglesia y la oración, incorporen a los nuevos cristianos, santificándolos, y se encaminen según la fidelidad al Evangelio. Los padres son los primeros formadores, trasmisores de la fe, iniciadores en las prácticas cristianas de la oración y el culto, las buenas obras y las virtudes. b)La catequesis Los primeros catequistas de los hijos son sus padres, con la colaboración y el ejemplo de los abuelos y de los hermanos mayores; a ellos los ayuda la organización que la Iglesia pone a su disposición en cada comunidad, acompañándolos con la catequesis, las celebraciones y otras actividades. Los catequistas asisten a los padres en su función indelegable, y tienen que encontrar los caminos y el modo para hacer posible esta colaboración, integrando armónicamente a las familias; no solo ofreciéndoles los medios pedagógicos y formativos, sino ayudándolos a que se incorporen a la vida de la comunidad, que cree y celebra. Por eso, así como los padres trasmiten la fe que prac-
tican y enseñan, los catequistas, junto a ellos, con su espíritu eclesial, contribuyen a hacer de las familias semillero de cristianos y testigos de fe, esperanza y caridad. c)La misión de los cristianos Cristo envía a sus discípulos a anunciar el Evangelio a todos los hombres. No los capacita con una simple preparación intelectual o técnica, sino que por el envío del Espíritu Santo otorga la gracia para semejante misión. El alma de la Iglesia es el Espíritu, que habita en ella, y que ella distribuye por el ministerio que le ha sido confiado. La formación para esta misión consiste en identificarse con el Señor que nos llama, en atesorar su gracia, en vivir en los lazos de la comunión, escuchando la Palabra que nos envía y dejándonos modelar por ella.
El misterio de la Navidad nos ofrece, en su celebración litúrgica, señales importantes, necesarias, para ser verdaderos discípulos que se disponen a la misión, con la alabanza, que se inspira en la fe de los testigos del Nacimiento, con la alegría, por conocer la Verdad, con la disponibilidad, para acudir al llamado y disponernos a salir para trasmitir el anuncio. d)La tarea de los pastores Los obispos y sacerdotes, con los demás ministros, han recibido el encargo de sostener sacramentalmente el camino del Pueblo de Dios. A ellos toca, por la triple función de santificar, enseñar y pastorear, hacer visible en el mundo al Hijo de Dios y acercar a sus hermanos la llamada a la salvación. En cada celebración eucarística, y en cada encuentro con la gracia por los sacramentos, cuanto se realiza por el ministerio de la Iglesia aquí en la tierra, tiene su respuesta en el cielo. El ministerio ordenado alimenta y encuadra el sacerdocio bautismal, desde el sacramento que es conferido por su medio, y es el primero de los signos que acompañan la vida del cristiano, y lo guía y acompaña por los demás. No es una tarea que dependa solamente de la inteligencia, de la laboriosidad o de la simpatía del ministro, pues actúa como representante
de Cristo, para realizar su misión según su voluntad. Por eso debe estar verdaderamente atento, con fidelidad ejemplar, al significado de estos signos sacramentales, sin reinterpretarlos ni empobrecerlos, para dar respuesta genuina al reclamo, aún silencioso, de sus hermanos que desean conocer a Dios y acercarse a Él, y que tienen derecho a recibir su presencia en los sacramentos, sin alteraciones ni abusos. Esto vale sobre todo para la Eucaristía dominical, sacramento de la unidad del Pueblo de Dios, encuentro en un mismo tiempo y espacio con el Misterio que se celebra. La fidelidad a la voluntad del Señor se expresa en la adhesión cordial, en la fe, a su sentido propio, verdadero, con sus contenidos y sus signos propios, instrumentos de comunión. La Palabra de Dios, que la Iglesia lee primeramente en la celebración litúrgica, y que presenta y explica el sacerdote, ofreciéndola como alimento espiritual a los fieles, es inseparable de la celebración de los sacramentos y del anuncio que hacen los pastores. La reciente Exhortación postsinodal «Verbum Domini» del Santo Padre Benito XVI, LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA, será un valiosísimo instrumento para ahondar en esta dimensión fundamental. Mira a tu pueblo, Señor, para que difunda en todas partes los dones de tu amor Estas palabras provienen de una de las hermosas oraciones sobre el pueblo, que se encuentran en el Misal para ser pronunciadas en el momento de la bendición conclusiva en la celebración eucarística. Nos parece que resumen bellamente el Misterio celebrado: el Amor de Dios es la Eucaristía compartida, que nos ha renovado en la santidad, y con ella han venido los dones que nos enriquecen, con frutos espirituales y con actitudes y propósitos que dan testimonio ante los hombres del gran bien recibido. Es el pueblo todo el que tiene esta misión, y el resultado de nuestra participación en la Misa es la gracia de ser mejores discípulos, y por el testimonio y las buenas obras anunciar, como misioneros, la riqueza del Evangelio. A partir, entonces, de una renovada participación en la Eucaristía, podemos esperar que se rejuvenezca y dinamice toda la acción evangelizadora de la Igle-
sia, haciéndose más profunda y generosa, sostenida por la presencia del Señor Resucitado, por la oración constante y fervorosa y por la obra misionera de todos los bautizados. Para la Misión continental es necesario, pues, que todos los fieles que han sido convocados y que aceptaron esta llamada de la Iglesia por la voz del Santo Padre y de los obispos de toda América, se esfuercen en la más fiel participación eucarística – donde se encuentran los dones del amor de Dios - y sepan trasmitir con su testimonio la felicidad de este encuentro. En las visitas domiciliarias, además de rezar con los hermanos y llevarles el tríptico, procuren dejarles un breve esquema de oración y de celebración (como un devocionario), para que la misma familia prolongue de ese modo la visita recibida, orientándose hacia la Eucaristía y recibiendo al mismo tiempo una catequesis sencilla que afiance en ellos el conocimiento y la práctica de la fe. Un desarrollo por temas anuales puede ser muy útil, para presentar en las visitas a los hogares, así como programas especiales para las distintas áreas pastorales, como Caritas, catequesis, pastoral de la salud, pastoral carcelaria, colegios, etc. El Año de la vida que el Papa Benito XVI ha proclamado para 2011 es una oportunidad para afianzar en las familias el sentido con que desde la fe se aprecia y protege la vida humana desde su comienzo. Ello está estrechamente vinculado con el respeto y la promoción de la familia, constituida según la misma naturaleza y elevada por la gracia del sacramento del matrimonio. En la catequesis y en los colegios católicos se procure acompañar la instrucción religiosa y la preparación sacramental con la oración y la participación en las celebraciones, insistiendo en la Santa Misa y en los actos de piedad acostumbrados que se realizan en las comunidades parroquiales y capillas, como el Santo Rosario, las novenas y procesiones y otros. Una invitación especial debe dirigirse a las familias, para que no solo asistan exteriormente con sus niños y jóvenes, sino proponiéndoles charlas formativas, actividades como retiros y jornadas. También tiene que preocuparnos ofrecer una catequesis adecuada para los niños pequeños, aún antes del comienzo de la preparación para los sacramentos, acercándoles a las familias un
material sencillo, que los mismos padres podrán emplear con sus hijos. A partir de estos encuentros litúrgicos y de oración se ha de insistir luego en la incorporación de los cristianos en las tareas de la Iglesia, tanto las apostólicas como las de apoyo a la obra evangelizadora, previendo la necesaria formación permanente, y renovándose en el espíritu de la Misión.
Propongo que hagamos en nuestra diócesis el año próximo una evaluación de la vitalidad y la orientación de nuestras instituciones pastorales con una JORNADA DIOCESANA, preparada cuidadosamente, que nos ayude a conocer dónde estamos y cómo debemos seguir caminando. En la próxima reunión del Presbiterio haremos esta propuesta, para que a través de las parroquias, colegios, instituciones y movimientos, se convoque a un mayor compromiso, más profundo y eficiente, rogando al mismo tiempo por los frutos de los esfuerzos generosos y dedicados de todos, sacerdotes, religiosos y fieles.
*** La celebración de la Navidad es un encuentro actual, no un mero recuerdo. Acudamos, entonces, en estos días santos, en el tiempo propicio que es el Adviento, que precede la gran solemnidad del Nacimiento y nos prepara para ella, con un corazón puro y con la diligencia de los fieles discípulos, al encuentro del Señor, y junto al Pesebre renovemos nuestra consagración. De Belén salió la luz que debía iluminar al mundo entero; busquemos al Hijo de Dios, que nos muestra al Padre y nos conduce a Él. Encomendemos todo esto a la Santísima Virgen, primer testigo de la Encarnación, rogando que lleguemos a ser como ella, adoradores en el silencio, discípulos en el encuentro y enviados para dar a conocer a los hermanos las maravillas de la Encarnación. La experiencia de la Navidad, con fe y con amor, es el deseo que expreso para todos ustedes, queridos hermanos y hermanas, y que pido a Dios les conceda con abundancia.
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ESTE MES CELEBRAMOS A
San Juan de la Cruz, presbítero y doctor
X Juan de Yepes nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia 1542. Perteneciente a una familia muy humilde. Tras la muerte del padre, su mamá quedó en la miseria y con tres hijos. Juan asistió a una escuela de niños pobres en Medina del Campo y empezó a aprender el oficio de tejedor, heredado de su papá; pero como no tenía aptitudes, entró más tarde a trabajar como enfermero en el hospital del pueblo. Así pasó siete años. A los 21años, tomó el hábito en el convento de los carmelitas de Medina del Campo. Tras haber hecho con éxito sus estudios de teología en Salamanca, fue ordenado sacerdote en 1567. En ese entonces conoció a Teresa de Cepeda y Ahumada quien lo convenció para que colaborase en la gran reforma que proyectaba, a fin de salvar el espíritu de la orden, el cual se había mitigado mucho. Poco después, se llevó a cabo la fundación del primer convento de Carmelitas Descalzos, en una ruinosa casa de Duruelo. San Juan entró en aquel nuevo Belén con perfecto espíritu de sacrificio. Unos dos meses después, se le unieron otros dos frailes. Los tres renovaron la profesión el domingo de Adviento de 1568, y nuestro santo tomó el nombre de Juan de la Cruz. Con su ejemplo, san Juan supo inspirar a los religiosos el espíritu de soledad, humildad y mortificación. En 1571, santa Teresa asumió el oficio de superiora en el convento no reformado de la Encarnación de Ávila y llamó a su lado a Juan de la Cruz para que fuese su director espiritual y su confesor. Tanto los religiosos como los laicos buscaban a san Juan. Entre tanto, surgían graves dificultades entre los carmelitas descalzos y los mitigados. Aunque el superior general había autorizado a santa Teresa a emprender la reforma, los frailes antiguos la consideraban como una rebelión contra la orden. Finalmente, en 1577, el provincial de Castilla mandó a San Juan que retornase al convento de Medina del Campo. El santo se negó a ello, alegando que había sido destinado a Ávila por el nuncio del Papa. Entonces el provincial envió un grupo de hombres armados, que irrumpieron en el convento de Ávila y se llevaron a san Juan por la fuerza. Como Juan se rehusaba abandonar la reforma, le encerraron en una estrecha y oscura celda, donde permaneció varios meses, y le maltrataron increíblemente. De allí pudo escapar. Durante un tiempo importante se dedicaría a la composición de sus grandes obras. Los pontífices Pio V y Gregorio XIII aprobaron los estatutos de la orden de los Carmelitas Descalzos. Luego de tantas angustias y tormentos San Juan cayó enfermo. Después de tres meses de sufrir agudamente, el santo falleció el 14 de diciembre de 1591, día en que celebramos su memoria. Su muerte trajo consigo la revalorización de su vida y tanto el clero como los fieles acudieron en masa a sus funerales. Sus restos fueron trasladados a Segovia, pues en dicho convento había sido superior por última vez. Fue canonizado en 1726. Santa Teresa había visto en Juan un alma muy pura, a la que Dios había comunicado grandes tesoros de luz. Los escritos del santo justifican plenamente este juicio de Santa Teresa, particularmente los poemas de la «Subida al Monte Carmelo», la «Noche Oscura del Alma», la «Llama Viva de Amor» y el «Cántico Espiritual». Así lo reconoció la Iglesia en 1926, al proclamar doctor a San Juan de la Cruz.
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PASTORAL VOCACIONAL DIOCESANA EXTRACTO DE LA CATEQUESIS DE JUAN PABLO II SOBRE EL PRESBITERADO
La misión evangelizadora de los presbíteros
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n la Iglesia todos estamos llamados o que se limitase a plantear problemas sin resolanunciar la Buena Nueva de Jesucristo, verlos o a suscitar dudas sin señalar la fuente de a comunicarla de una manera cada vez la luz evangélica que puede iluminar el camino de más plena a los creyentes (cf. Col 3, 16) y darla a los individuos y las sociedades, no lograría el obconocer a los no creyentes (cf. I P 3, 15). Ningún jetivo esencial querido por el Salvador (...). cristiano puede quedar exento de esta tarea, que El Concilio ha mostrado también la amplitud y deriva de los mismos sacramentos del bautismo y la variedad de formas que asume el auténtico la confirmación, y actúa bajo el impulso del Espírianuncio del Evangelio, según la enseñanza y el tu Santo. Así pues, es preciso decir en seguida mandato de la Iglesia a los predicadores: los sacerque la evangelización no está reservada a una sola dotes deben comunicar la verdad del Evangelio, clase de miembros de la Iglesia. Con todo, los con su buena conducta, predicando públicamente obispos son sus protagonistas y sus guías para el misterio de Cristo a los que no creen, en la ensetoda la comunidad crisñanza de la catequesis tiana. En esta misión cristiana, explicando la cuentan con la colabo- "La misión de difundir, fortalecer doctrina de la Iglesia, ración de los sacerdo- y hacer crecer la fe debe seguir esforzándose en estusiendo fundamental en todo pre- diar las cuestiones de tes. dicador del Evangelio". Con respecto a los su tiempo a la luz de presbíteros, se puede Cristo, y recordando afirmar que el anuncio que su misión es siemde la palabra de Dios es la primera función que han pre no enseñar su propia sabiduría, sino la palabra de desempeñar, porque la base de la vida cristiana, de Dios, e invitar a todos constantemente a la conpersonal y comunitaria, es la fe, que es suscitada versión y santidad. por la palabra de Dios y se alimenta de ella. Según las directrices del Concilio, el anuncio El Concilio Vaticano II subraya esta misión de la palabra divina ha de hacerse en todos los evangelizadora, poniéndola en relación con la forambientes y en todos los estratos sociales, tenienmación del pueblo de Dios y con el derecho de do en cuenta también a los no creyentes, ya se todos a recibir de los sacerdotes el anuncio evantrate de verdaderos ateos, ya, como sucede con gélico. San Pablo pone de relieve la necesidad de mayor frecuencia, de agnósticos, o de indiferentes esta predicación, añadiendo al mandato de Cristo o distraídos. su experiencia de Apóstol. En su actividad Para despertar el interés de éstos, es preciso evangelizadora realizada en muchas regiones y en descubrir los caminos más adecuados. Baste aquí muchos ambientes, se había dado cuenta de que haber señalado una vez más el problema, que es los hombres no creían porque nadie les había grave y que conviene afrontar con celo, acompaanunciado todavía la buena nueva. Aun estando ñado de inteligencia, y con espíritu sereno. Al abierto a todos el camino de la salvación, había presbítero le podrá ser útil recordar la sabia recomprobado que no todos habían tenido acceso a flexión del Sínodo de los Obispos de 1971, que él. Por ello, daba también esta explicación de la decía: «El ministro de la Palabra, con la evangelizanecesidad de la predicación por mandato de Crisción, prepara los caminos del Señor con gran pato: «¿Cómo invocarán a aquel en quien no han ciencia y fe, adaptándose a las diversas condiciocreído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han nes de la vida de los individuos y de los pueblos» oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y (Ench. Vat. 4, 1184). ¿cómo predicarán si no son enviados?» (Rm 10, Recurrir a la gracia del Señor y al Espíritu San14.15). to, que distribuye los dones divinos, siempre es La misión de predicar ha sido confiada por la necesario. Ahora bien, esa necesidad se debe senIglesia a los sacerdotes como participación en la tir mucho más vivamente en todos los casos de mediación de Cristo, y se ha de ejercer en virtud y ateísmo -al menos práctico-, agnosticismo, ignosegún las exigencias de su mandato: los presbíterancia e indiferencia religiosa, y en ocasiones hosros, anuncian a todos la palabra divina. Esta extilidad por prejuicios o incluso rabia, que hacen presión no puede por menos de hacernos meditar: constatar al presbítero la insuficiencia de todos se trata de una palabra divina que, por consiguienlos medios humanos para abrir en las almas un te, no es nuestra, no puede ser manipulada, transresquicio para Dios. Entonces, más que nunca, exformada o adaptada según el gusto personal, sino perimentará el misterio de las manos vacías, como que debe ser anunciada íntegramente. se ha dicho; pero, precisamente por esto, recordaEl anuncio de la Palabra se realiza en íntima corá que san Pablo, casi crucificado por experiencias nexión con los sacramentos. No cabe duda de que parecidas, encontraba siempre nuevo valor en «la la predicación debe preceder, acompañar y coronar fuerza y la sabiduría de Dios» (cf. I Co 1, 18. 29), y la administración de los sacramentos (...). recordaba a los Corintios: «Y me presenté ante voConviene tener siempre en cuenta este princisotros débil, tímido y tembloroso. Y mi palabra y pio: la misión de difundir, fortalecer y hacer crecer mi predicación no tuvieron nada de los persuasila fe debe seguir siendo fundamental en todo prevos discursos de la sabiduría, sino que fueron una dicador del Evangelio y, por tanto, en el presbítero demostración del Espíritu y del poder, para que que, de modo muy especial y con mucha frecuenvuestra fe se fundase, no en sabiduría de homcia, está llamado a ejercer el ministerio de la Palabres, sino en el poder de Dios» (1 Co 2, 3.5). Tal bra. Una predicación que fuese sólo un entramado vez éste es el viático más importante para el predide motivos psicológicos vinculados a la persona, cador de hoy.
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PASTORAL VOCACIONAL DIOCESANA
Nuevos acólitos diocesanos
Seguidores de Jesús
ENCUENTRO
DE
Amigo tuyo quiero ser
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Los seminaristas, Miguel y Francisco, durante la misa en la que recibieron el acolitado.
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n la misa del 13 de noviembre, presidida por nuestro obispo diocesano en la catedral de Nueve de Julio, los seminaristas Miguel Detzel y Francisco Pérez Cadierno recibieron el ministerio del acolitado. Ambos jóvenes, oriundos de Tres Lomas y Trenque Lauquen respectivamente, están finalizando sus estudios en el seminario de Mercedes y se preparan a transitar la última etapa en el camino al sacerdocio.
Acólito significa seguidor. En este ministerio se manifiesta de un modo especial el deseo de seguir a quien nos llama a vivir con El de un modo más íntimo, para llevar después a todo el mundo la alegría de la salvación. A ellos se les encomienda la función de ayudar al Obispo, presbíteros y diáconos en el altar y se les confía, como ministros extraordinarios, distribuir la sagrada Comunión a los fieles y llevarla también a aquellos que están enfermos.
Para hacerlo les ayudará recordar que así como participan de un mismo Pan con sus hermanos, también deben formar un solo cuerpo; por tanto, deben amar a la Iglesia, Pueblo de Dios, especialmente a los débiles y enfermos, recordando el mandato que el Señor dio a sus Apóstoles: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado». Recemos para que habiendo oído el llamado del Señor, puedan seguirlo cada día con mayor alegría y entrega.
MONAGUILLOS
a ciudad de Carlos Ca sares fue sede del 7° Encuentro Diocesano de Monaguillos que se el domingo 7 de noviembre bajo el lema: «Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando». Participaron las comunidades de Nueve de Julio, Treinta de Agosto, General Villegas, Piedritas, Bragado, América, Pellegrini, Mones Cazón, Tres Algarrobos, Emilio V. Bunge y Carlos Casares. Alrededor de 60 chicos acompañados por veinte adultos que quisieron hacerse presentes desde las distintas localidades. El encuentro comenzó a las 9 con la recepción de las distintas comunidades en la casa de Cáritas, donde se compartió el desayuno y a continuación se realizó un momento de animación con canciones y juegos para entrar en clima de fraternidad. Aproximadamente a las 10:30 se dispusieron para ir al templo parroquial a compartir juntos la celebración de la misa. Todos los monaguillos acompañados
por el padre Germán Loriente armaron la procesión que se realizó por las calles de la ciudad hasta la Parroquia donde tuvo lugar la celebración de la Eucaristía con toda la comunidad. Finalizada la misa se dirigieron hacia el Parque Municipal San Esteban donde compartieron el almuerzo y un grato momento de recreación con juegos: futbol, carrera de embolsados, etc. No faltó el momento espiritual: la exposición del Santísimo y una charla formativa a cargo del padre Walter Laneve. Concluida la charla y para cerrar el encuentro se realizo un pingpong de preguntas y respuestas sobre saber litúrgico. Finalmente se distribuyeron los premios. La distinción al Saber Litúrgico fue para Nueve de Julio, al Servicio a Carlos Casares y al Compromiso a Emilio V. Bunge. También se hizo entrega a otras comunidades de diferentes premios; y este año la bandera que preside estos encuentros quedó en custodia de los chicos de Mones Cazón.
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MISIONEROS ACTUALIDAD DIOCESANA
FIESTAS PATRONALES DE
ENCUENTO DIOCESANO DE LA IAM
DICIEMBRE
De los niños y adolescentes del mundo, ¡siempre amigos! ¡
en la Parroquias y Capillas de nuestra Diócesis de Nueve de Julio. 8. Inmaculada Concepción de la Virgen María -Parroquia Inmaculada Concepción, AMEGHINO -Parroquia Inmaculada Concepción, LINCOLN
N
ueve de Julio ha sido sede del Encuentro Diocesano de la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM). El mismo tuvo lugar en Ciudad Nueva, en el Centro Misional «Juan Pablo II» el 20 de noviembre y participaron grupos de Lincoln, Bragado, Comodoro Py, General Villegas y Nueve de Julio. Los niños y adolescentes acompañados por sus animadores reflexionaron sobre el Adviento y la Navidad, con el obje-
tivo de redescubrir el verdadero sentido de esta fiesta y desterrar el consumismo creciente que se percibe cada vez más en la sociedad. Ha sido un encuentro enriquecedor desde la integración, el diálogo y el intercambio. Luego de trabajar en grupos integrados por los niños y adolescentes de diferentes comunidades, compartir momentos de animación, música y juegos, se celebró la Eucaristía y se elevó un Rosario al cielo, como signo de unidad en la oración.
-Capilla Inmaculada Concepción, BELLOCQ (Carlos Casares) -Capilla Inmaculada Concepción, PATRICIOS (Catedral, Nueve de Julio)
12. Nuestra Señora de Guadalupe -Capilla Nuestra Señora de Guadalupe, TRENQUE LAUQUEN
Antes de finalizar el encuentro, cada comunidad pensó un modo de anunciar la Navidad en su ciudad de origen como compromiso para comunicar la Buena Noticia: Jesús, el Hijo de Dios, se hizo Hombre para salvarnos.
13. Santa Lucía, Virgen y Mártir -Cuasi Parroquia Santa Lucía, DEL VALLE
26. (Fecha móvil) Sagrada Familia -Capilla Sagrada Familia, NUEVE DE JULIO (Catedral)
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MISION CONTINENTAL (VI)
Para que tengan vida en El En esta edición, el padre MARIANO CORTÉS nos propone considerar que como discípulos y misioneros debemos optar por la vida y estar al servicio de la vida plena para nuestros pueblos. Ver Los Obispos, en el número 13 del Documento de Aparecida nos dicen que: «Hoy se plantea elegir entre caminos que conducen a la vida o caminos que conducen a la muerte (cf. Dt 30, 15)». También nos señalan cual es la diferencia entre esos dos caminos: «Caminos de muerte son los que llevan a dilapidar los bienes recibidos de Dios a través de quienes nos precedieron en la fe. Son caminos que trazan una cultura sin Dios y sin sus mandamientos o incluso contra Dios, animada por los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero, la cual termina siendo una cultura contra el ser humano y contra el bien de los pueblos latinoamericanos. Caminos de vida verdadera y plena para todos, caminos de vida eterna, son aquellos abiertos por la fe que conducen a «la plenitud de vida que Cristo nos ha traído: con esta vida divina se desarrolla también en plenitud la existencia humana, en su
dimensión personal, familiar, social y cultural». Esa es la vida que Dios nos participa por su amor gratuito, porque «es el amor que da la vida».». Más adelante, entre los números 109 – 113, enumeran cuales son los signos que nos hacen descubrir ese camino de muerte en nuestra realidad: desesperanza; materialismo; subjetivismo; hedonismo; individualismo; despersonalización; exclusión; naturaleza amenazada. ¿Vemos estos elementos presentes en nuestra cultura? ¿Podemos agregar algún otro que no está en la lista? ¿Proponemos como Iglesia un camino distinto, el camino de la vida? ¿Qué actitudes concretas deberíamos desarrollar como discípulos misioneros para anunciar y proponer el camino de la vida? Juzgar Del Evangelio de Juan (14,6): 'Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí' «Ante las estructuras de muerte, Jesús hace presente la vida plena. «Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud» (Jn 10, 10). Por ello, sana a los enfermos, expulsa los demonios y compromete a los discípulos en la promoción de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia.» (DA 112).
P. Luis Diehl
PENSAMIENTOS BREVES REZAR COMO LA VIRGEN ? La Virgen María nos enseña a rezar con el alma abierta a Dios. ? Toda Ella vivía lo que rezaba, porque rezaba con fe lo que vivía con fidelidad. ? Si vivimos y rezamos como nuestra Madre, estaremos seguros de agradar a Dios.
Es una publicación de la Diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio
Para ver que respuestas nos da Jesús ante los signos de muerte que enunciamos, les proponemos leer en grupo los números 109 al 113 del Documento de Aparecida y completar lo siguiente: `Ante una vida sin sentido, Jesús: `Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que sólo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús: `Ante la idolatría de los bienes terrenales, Jesús: `Ante el subjetivismo hedonista, Jesús: `Ante el individualismo, Jesús: ` Ante la despersonalización, Jesús: `Ante la exclusión, Jesús: `Ante la naturaleza amenazada, Jesús: «Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10, 4652), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn 4, 7- 26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5, 1-20). En su Reino de vida, Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2, 16), sin importarle que lo traten de comilón y borracho (cf. Mt 11, 19); toca leprosos (cf. Lc 5, 13), deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7, 36-50) y, de noche, recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo (cf. Jn 3, 1-15). Igualmente, invita a sus discípulos a la reconciliación (cf. Mt 5, 24), al amor a los enemigos (cf. Mt 5, 44), a optar por los más pobres (cf. Lc 14, 15-24).» (DA 353)
Año XI - Nº 114 DICIEMBRE 2010
«En su Palabra y en todos los sacramentos, Jesús nos ofrece un alimento para el camino. La Eucaristía es el centro vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad: «El que me coma vivirá por mí» (Jn 6, 57). En ese banquete, feliz participamos de la vida eterna y, así, nuestra existencia cotidiana se convierte en una Misa prolongada. Pero, todos los dones de Dios requieren una disposición adecuada para que puedan producir frutos de cambio. Especialmente, nos exigen un espíritu comunitario, abrir los ojos para reconocerlo y servirlo en los más pobres» (DA. 354) El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a sus discípulos: «¡Proclamen que está llegando el Reino de los cielos!» (Mt 10, 7). Se trata del Reino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna, en Cristo, para cada hombre y para cada mujer de América Latina y de El Caribe. (DA 360) Otros párrafos del Documento de Aparecida para leer y comentar. | La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra y la Vida, vino al mundo a hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4), a participarnos de su propia vida. (DA 348). | Nuestros pueblos no quieren andar por sombras de muerte; tienen sed de vida y felicidad en Cristo. Lo buscan como fuente de vida. Anhelan esa vida nueva en Dios, a la cual el discípulo del Señor nace por el bautismo y renace por el sacramento de la reconciliación. Buscan esa vida que se fortalece, cuando es confirmada por el Espíritu de Jesús y
cuando el discípulo renueva en cada celebración eucarística su alianza de amor en Cristo, con el Padre y con los hermanos. Acogiendo la Palabra de vida eterna y alimentados por el Pan bajado del cielo, quiere vivir la plenitud del amor y conducir a todos al encuentro con Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. (DA 350). | Sin embargo, en el ejercicio de nuestra libertad, a veces rechazamos esa vida nueva (cf. Jn 5, 40) o no perseveramos en el camino (cf. Hb 3, 12-14). Con el pecado, optamos por un camino de muerte. Por eso, el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación. (DA 351). | Jesucristo es plenitud de vida que eleva la condición humana a condición divina para su gloria. «Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud» (Jn 10, 10). (DA 355) | La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana «en su dimensión personal, familiar, social y cultural». Para ello, hace falta entrar en un proceso de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vida. Sólo así, se hará posible percibir que Jesucristo es nuestro salvador en todos los sentidos de la palabra. Sólo así, manifestaremos que la vida en Cristo sana, fortalece y humaniza. (DA 356). También DA 357 a 359. Actuar Ahora, llegó el momento de nuestro compromiso!. Los Obispos dicen que «Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el continente… para eso necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un centro de irradiación de la vida en Cristo». ¿Qué nos comprometemos a hacer en concreto para que nuestra comunidad irradie la vida en Cristo y se transforme así en comunidad misionera?
DIRECTOR: Pbro. Germán Loriente
EDICION INTEGRAL: Fabricio O'Dwyer.
Iglesia Catedral de Nueve de Julio. Teléfono: (02317) 422163
Ugarte 590 - (6223) Coronel Charlone. Tel. (03388) 490303 - labuenanoticia@servicoopsa.com.ar