Compromiso y participación ciudadana La política es un instrumento privilegiado para transformar la realidad y fecundarla de los valores evangélicos; haciendo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, también de nuestro tiempo, historia de salvación.
ACTUALIDAD DIOCESANA
«Sentí la alegría de volver a la tierra que me vio nacer» u El grupo misionero del colegio Di Gerónimo de Trenque Lauquen realizó una entrevista a monseñor Ariel Torrado Mosconi, recientemente designado obispo coadjutor de la diócesis de Nueve de Julio. LA MISA DE BIENVENIDA SERÁ EL 11 DE JULIO, A LAS 16 HORAS, EN LA IGLESIA CATEDRAL.
Y ADEMAS... Carta del Obispo . Reflexiones de monseñor Martín de Elizalde sobre «¿Encarga una Misa?»
Pastoral Vocacional . Una promesa que es susurro de amor
Lo suyo, lo mio, lo nuestro .Contratapa. El padre Germán Loriente escribe sobre «La alegría del Evangelio», (Parte V)
PARA COMUNICARNOS: comunicaciones@diocesis9dejulio.org.ar
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CARTA DEL OBISPO
Para ver más mensajes del obispo Martín http://www.diocesis9dejulio.org.ar/obispo.html
¿ENCARGAR UNA MISA? Queridos hermanos: «La Eucaristía es ‘fuente y cima de toda la vida cristiana’… La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre… Finalmente, por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1324 – 1326). Así introduce el Catecismo de la Iglesia Católica su enseñanza sobre la Eucaristía, el sacramento de la comunión con Dios en Jesucristo, memorial de su Pasión y signo de su Resurrección. El Señor se hace presente bajo las especies de pan y vino, los dones ofrecidos a Dios nuestro Padre por la salvación de los hombres, que en la santa comunión recibimos como alimento espiritual, anticipo del encuentro con Él en la eternidad y vínculo de unidad en la familia que formamos los cristianos, ya desde aquí, en la tierra. El sacrificio de Cristo El Hijo de Dios, nacido de María Virgen, se ofreció por nosotros, para llevarnos al conocimiento de Dios e incorporarnos en la Iglesia a su Pueblo. La Eucaristía es la actualización por medio de la liturgia de su sacrificio, y participando en la Misa se renuevan en nosotros los frutos de la gracia divina, del perdón y de la entrada en la Iglesia, comunidad santa de los redimidos. Por eso, cada domingo, la comunidad cristiana se reúne para celebrar la Pascua con la Eucaristía, y reviviendo la salvación por la Muerte y la Resurrección de Cristo, se renueva en la fe, la esperanza y el amor. Culto ofrecido a Dios Jesús en la última Cena confió a sus apóstoles la continuidad de su misión por la predicación del Evangelio, la trasmisión de la llamada a recibirlo con la conversión de vida y la incorporación a la Iglesia por el Bautismo. Y a ellos les otorgó la potestad de ofrecer, en Su memoria, el sacrificio de la Eucaristía. El sacerdote consagra y preside la celebración, trasmite al pueblo la
enseñanza que llega por medio de la liturgia y lo santifica y bendice, invitándolo a acercarse debidamente preparado a la mesa de la comunión. La participación de los fieles En unión con el sacerdote que ofrece la Santa Misa, - que recibió en la ordenación conferida por el obispo el sacramento del Orden Sagrado -, los fieles bautizados también ofrecen los dones, por ser un pueblo sacerdotal, santo y elegido por Dios. Con sus plegarias y sus ofrendas elevan a Dios su súplica y se benefician con los frutos del sacrificio eucarístico. Los fieles llegan con su testimonio de fe, su servicio de caridad, la esperanza puesta en Dios, y el aporte de sus obras buenas, la práctica de las virtudes, los gestos solidarios con los necesitados, su contribución de iniciativas generosas y la limosna ofrecida para el culto y la obra evangelizadora de la Iglesia. Las ofrendas de nuestra fe Por la limosna ofrecida en el momento de la presentación de las dones del pan y del vino, en cada Misa, el fiel se asocia al ofrecimiento de la Eucaristía, y lo hace llevando sus intenciones personales y las necesidades de la Iglesia Universal, de la comunidad inmediata, de su familia y allegados, y de él mismo. Uniendo su oración a la Eucaristía, el fiel pone sobre el altar y confía al mismo Señor Jesucristo que implora siempre al Padre por nosotros, esas intenciones. Por eso, nuestras ofrendas presentadas a Dios en la celebración eucarística, en sí mismas humildes y pobres, si son el resultado de nuestro amor y dedicación, si expresan el deseo de acercarnos a Dios y de poner nuestra vida y conducta bajo su guía y enseñanza, si contribuyen al anuncio del Evangelio, al alivio de los necesitados y afligidos y al sostenimiento de la Iglesia, retornan a nosotros como bendición y alivio, de parte de Dios que escucha nuestra oración. Orar por los vivos y difuntos En la ordenación del sacerdote se le confía la misión de «celebrar la Eucaristía», y de hacerlo por las necesidades de los hermanos y en sufragio por las almas de los difuntos. Procede de allí la arraigada y beneficiosa práctica, tan propia de la fe católica, de rogar por los hermanos que nos han precedido en el camino de esta vida. Sabemos
que Dios nos espera con amor y generosa comprensión, y que habiéndonos amado tanto que envió a su Hijo Jesucristo, para redimirnos y enseñarnos, desea y espera recibirnos junto a sí en la gloria. La oración por los difuntos, y el ofrecimiento de la Eucaristía, es un gesto de caridad de parte nuestra, que los asiste para presentarse ante Dios con la compañía de Jesús, que se entregó por todos, y a cuyo sacrificio son asociados en la Santa Misa. Ofrecer - ¿o encargar? – la Misa Comúnmente decimos «pedir» o «encargar» una Misa. La formulación no es tan exacta. En realidad, le pedimos al sacerdote oficiante que lleve nuestra intención, pero también ofrecemos nosotros, no delegamos simplemente en el sacerdote, y lo hacemos con nuestra presencia y participación en la fe, con la ofrenda material con que podemos y queremos contribuir. No dejemos que falte la oración de los fieles por las almas de los hermanos difuntos. La Iglesia los recuerda y encomienda a Dios siempre en su liturgia, y a ella nos debemos unir con nuestra actitud generosa, recordándolos y aportando nuestro don. Resumiendo: 1°) es importante unirse a la celebración de la Eucaristía, aportando nuestras intenciones y ofreciendo nuestra presencia orante y una contribución material. 2°) Al rogar por los difuntos, recordemos la importancia que tiene la celebración de la Eucaristía por sus almas. 3°) Muchas veces el celebrante nombra a los difuntos por quienes se ora en la Eucaristía; pero si ello no sucede, como la Misa se ofrece por ellos y se aplica esa intención, esto es lo que importa. 4°) La limosna que se ofrece por las intenciones pedidas es una ayuda importante para la acción evangelizadora, la asistencia caritativa y el sostenimiento de la Iglesia. 5°) Los invitamos, entonces, a acercarse a la parroquia para ofrecer en la Santa Misa el recuerdo mejor que podemos dedicar a nuestros queridos difuntos. Con mucho afecto, los saluda y bendice, + Martín, obispo de Nueve de Julio
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INTENCIONES PARA ORAR A PEDIDO DEL SANTO PADRE
UNIVERSAL: La política Para que la responsabilidad política sea vivida a todos los niveles como una forma elevada de caridad. MISIONERA: Los pobres en América Latina. Para que, ante las desigualdades sociales, los cristianos de América Latina den testimonio de amor a los pobres y contribuyan a una sociedad más fraterna.
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COMPARTIENDO NUESTRO TESORO BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS
Fecundar la política de valores evangélicos Las próximas elecciones que en todos los niveles (nacional, provincial, y local) se llevarán a cabo en este año 2015, y en el contexto del Bicentenario de la Independencia que se avecina, son una ocasión justa para la reflexión sobre nuestro compromiso y participación ciudadana, que nace de nuestra fe en el Evangelio de Jesús.
Escribe: Pbro. Lisandro I. Rodríguez Lic. en Ciencias Políticas (UCALP) Diócesis de Chascomús
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stamos nuevamente en clima de eleccio nes y muchas veces sentimos un gran hastío de todo lo que esté relacionado con la política: decepción, cansancio, bronca, son los sentimientos que experimentamos cada vez que vemos a un político en campaña. Lamentablemente, también, en más de una ocasión se generan rivalidades y divisiones por causa de la política, incluso entre familiares y amigos de toda la vida. Tantas cosas que han hecho de la «política» una «mala palabra», desde hace tiempo. Nuestro malestar con respecto de lo político en general, y de los políticos en particular, en algún punto es un síntoma de que no hemos comprendido del todo las implicancias políticas del Evangelio de Jesús. Es verdad que el cristianismo fue la primera religión en la que, por principio, de distinguió entre las realidades temporales y las realidades espirituales. Entre las tantas novedades que Jesús aportó, está precisamente la distinción entre «lo político» y «lo religioso» cuando declara aquella ya famosa frase: «Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Lc. 20, 25).
Luego de una historia de contradicciones la Iglesia ha cristalizado este principio con la doctrina social del Concilio Vaticano II que habla de una justa autonomía y una mutua colaboración entre las realidades temporales (en las que destaca la actividad política) y las realidades espirituales o religiosas. Sin embargo, esto de ninguna manera quiere decir que el Evangelio esté desinfectado de lo político, porque «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño» (CELAM, Documento de Aparecida, 380). Más de una vez se escucha e incluso nosotros mismos pretendemos que el Evangelio sea una doctrina etérea, se desvirtúa así la esencia de la fe cristiana que tiene su piedra de toque en la Encarnación del Hijo de Dios. El Evangelio se encarna, «siempre genera historia» (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 180). En este sentido la política es un instrumento privilegiado para transformar la realidad y fecundarla de los valores evangélicos; haciendo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, también de nuestro tiempo, historia de salvación. Las próximas elecciones que en todos los niveles (nacional, provincial, y local) se llevarán a
Nuestros obispos nos recuerdan que la responsabilidad es de todos: «Nadie puede excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria. Convivencia que debe sustentarse en los valores de verdad y justicia, de libertad, solidaridad y reconciliación, en orden al crecimiento de la amistad social» (CEA, Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano, 18 de marzo de 2015).
cabo en este año 2015, y en el contexto del Bicentenario de la Independencia que se avecina, son una ocasión justa para reflexión, más allá del hastío y la bronca que la política nos puede causar, sobre nuestro compromiso y participación ciudadana, que nace de nuestra fe en el Evangelio de Jesús.
Nuestros obispos nos recuerdan que la responsabilidad es de todos: «Nadie puede excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria. Convivencia que debe sustentarse en los valores de verdad y justicia, de libertad,
solidaridad y reconciliación, en orden al crecimiento de la amistad social» (CEA, Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano, 18 de marzo de 2015). Como decía san Juan Bosco, estamos llamados a ser: «buenos cristianos y honrados ciudadanos».
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LA IGLESIA HOY ACTU ALID AD DIOCESAN A CTUALID ALIDAD DIOCESANA EN LA ARGENTINA Un paso más hacia la beatificación de Mama Antula æLa Junta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos consideró que es inexplicable desde la perspectiva de la ciencia el supuesto milagro atribuido a la intercesión de la venerable María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula. El obispo Santiago Olivera, vicepostulador de la causa de canonización, consideró que el año próximo podría ser declarada beata Un llamado fuer te fuerte a globalizar la solidaridad æEl obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, aseguró en el marco de la Semana Social que se busca hacer un «llamado a globalizar la solidaridad como nos pide insistentemente el papa Francisco». «El Papa denunció en reiteradas oportunidades, entre ellas en su viaje a la isla de Lampedusa (Italia), la globalización de la indiferencia en la sociedad, por eso queremos trabajar sobre el eje de la solidaridad». Los puntos de «Laudato si’» que inter pelan a los interpelan argentinos æEl rector de la UCA, monseñor Víctor Manuel Fernández, detalló los puntos en que la encíclica Laudato si’ interpela de manera más directa a los argentinos y permite reflexionar sobre «nuestros propios dramas y sobre nuestra relación con el mundo». El prelado se refirió al cultivo de granos transgénicos, los riesgos para las poblaciones de las técnicas extractivas, la falta de una clara atención sobre la energía nuclear, el derroche del agua, la deuda con el reciclado de residuos y el derroche de comida y de papel. Fuente: Aica
MONSEÑOR ARIEL TORRADO MOSCONI
«Me gustaría acompañarlos en sus sueños de esperanza» Entrevista realizada por el grupo de jóvenes misioneros del Colegio Parroquial Di Gerónimo de Trenque Lauquen a monseñor Ariel Torrado Mosconi, luego del anuncio de su designación como obispo coadjutor de la diócesis de Nueve Julio. æ¿Cuál es la prioridad en su mi-
æEste anuncio nos llena de sorpresa, alegría y expectativas, pero ¿qué es un Obispo Coadjutor? -El obispo coadjutor es designado por el Papa para ayudar al obispo diocesano en todo lo que éste le encomiende respecto al cuidado pastoral de su diócesis. Tiene la particularidad, respecto de los demás obispos auxiliares, que una vez que el Papa acepta la renuncia por edad del obispo diocesano lo sucede inmediatamente en su misión. En mi caso, ya estaré en estas funciones a partir del mes de julio, colaborando en todo con monseñor Martín de Elizalde.
æ ¿Qué sintió cuando el papa Francisco lo convocó a este servicio en nuestra diócesis? -Cuando el Nuncio Apostólico me dijo que el Papa me había designado como obispo coadjutor de Nueve de Julio sentí una gran alegría. El papa Francisco me conoce bien. Estoy seguro que lo que me pedía era la voluntad de Dios; y yo no quiero hacer mi deseo sino cumplir con la entrega total a Dios de mi vida. El cardenal Bergoglio siempre nos decía a los sacerdotes «dejen que Dios les arme su vida» y yo siempre he tratado de vivirlo así. Pero además me alegró, porque como ya saben, yo soy nacido por el
æEl domingo 24 de mayo en la celebración de la festividad de Pentecostés en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores en Trenque Lauquen se realizó la ceremonia de oficialización de Marta Brust y Jorge Villare, presidida por el padre Carlos Mateos, en donde asumieron la vocación de laicos sirviendo a Dios y a la Iglesia como miembros de Acción Católica, con bendición e imposición del distintivo azul que son el signo del compromiso asumido. Fueron acompañados por los grupos parroquiales y comisión Diocesana de Adultos.
nisterio? -Mi prioridad en el ministerio es hacer presente a Jesús en cada uno de mis gestos y palabras. Por eso tengo un especial afecto por los niños y los jóvenes, porque son los predilectos de Jesús. También los pobres, los enfermos y los que sufren.
æ¿Qué le gustaría hacer con los
pago de Nueve de Julio, por lo que sentí la alegría de volver a la tierra que me vio nacer y donde pasé los primeros años de mi infancia.
æ¿En qué momento de su vida descubre su vocación sacerdotal y de qué modo? -El primer llamado a ser sacerdote lo experimenté de niño, cuando me estaba preparando para la primera comunión. Sentí como una invitación que Jesús me hacía a través de una voz interior, en la conciencia. Ese llamado me daba mucha alegría y paz. Comencé a participar diariamente de la misa después de mi primera comunión y tenía muchos deseos de ser cada vez más amigo de Jesús. Por esa época recibí la invitación a ingresar al seminario
menor, pero mi familia me aconsejó que espere a ser más grande. Luego durante la adolescencia no pensaba mucho en la vocación, y al terminar los estudios secundarios decidí ingresar a la universidad para estudiar agronomía. Pero, muchas veces venía a mi pensamiento el recuerdo de la paz y la alegría que tenía cuando me estaba planteando la vocación en la niñez. Es así que comencé a participar en un grupo de jóvenes en la parroquia, y después de algún tiempo de discernimiento con un sacerdote, decidí ingresar al seminario. Desde ese día jamás he dudado de mi vocación. Ha sido una gracia muy grande. Y si volviera a nacer, volvería a ser sacerdote. Soy muy feliz en la vocación y misión que Dios me ha confiado.
Compromiso de Acción Católica
Pasión por Jesús Pasada la solemnidad de Pentecostés con la alegría de la veni-
da del Espíritu Santo que nos invita a salir de las paredes de la parroquia para encontrarnos, con
jóvenes? -Me gustaría poder acompañarlos en sus sueños de esperanza. Quiero mostrarles el amor grande que Dios tiene por ustedes y lo mucho que espera de cada uno. Quisiera alentarlos a estudiar y trabajar, a crecer en la amistad y en el amor, a responder al llamado de Dios a su vocación. Quisiera también ayudarlos a crecer en la amistad verdadera, que consiste en buscar siempre el bien del amigo. Quisiera que fuéramos a misionar a los lugares más necesitados de la diócesis para manifestar el amor de Dios por todos los pobres y los que sufren. Por último quiero expresarles mi cariño y mi deseo de muy pronto conocerlos personalmente. Espero que me inviten a participar del grupo para poder conversar tranquilos y compartir unos mates. Les pido que recen por mí y les envío la bendición.
Jesús presente en las personas que viven en nuestros barrios o comparten nuestros ambientes de vida, nos disponemos asumir el mandato misionero de Jesús en las palabras del papa Francisco: ustedes laicos de la Acción Católica están llamados a renovar la opción misionera, abierta a los horizontes que el Espíritu indica a la Iglesia y expresión de una nueva juventud del apostolado laical. Es el paradigma de la Acción Católica: el paradigma misionero. Se trata de asumir el dinamismo misionero para llegar a todos, privilegiando a quien se siente alejado .
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LA IGLESIA HOY ACTU ALID AD DIOCESAN A CTUALID ALIDAD DIOCESANA
EN LA ARGENTINA
«MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE»
La participación en Cáritas es expresión de la Misericordia Parte final del Mensaje del obispo durante el Encuentro Diocesano de Cáritas 2015 (primera parte publicada en la edición anterior).
visión y la guer La di división guerrra «Dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades, ¡cuántas guerras!». Da pena decirlo, y nos deberíamos avergonzar y arrepentirnos por tantas rivalidades, celos, envidias, divisiones, soberbia. Nunca podremos construir nada como comunidad, y la Iglesia es comunidad, sin animarnos a la reconciliación, a la apertura de corazón, al reconocimiento de los demás y de los dones que Dios ha puesto en ellos. (...) Otros desafíos Y finalmente el papa Francisco nos habla de la mirada que debemos tener los pastores, por supuesto, pero también cada uno de los fieles, y en especial nuestros apreciadísimos colaboradores, que son responsables como bautizados, de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y señala tres ámbitos que merecen nuestra atención especial: los laicos, las mujeres, los jóvenes. *** (....) Y todo esto supone entonces una intensidad de vida cristiana, en la Eucaristía, la Reconciliación, la oración, la comunión con los pastores, la adhesión a la doctrina de la Iglesia, la práctica generosa de las virtudes, y para renovarnos en este sentido el papa Francisco nos invita a celebrar a partir de este año, el próximo 8 de diciembre, el Año Jubilar de la Misericordia. El Año Jubilar de la Misericordia El pasado 11 de abril dio a conocer el Papa Francisco la Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
Recordemos que ordinariamente cada veinticinco años la Iglesia ofrece a los fieles una ocasión de renovación espiritual con los llamados Años Santos o Jubileos. En ellos, se proponen prácticas y celebraciones litúrgicas para reconciliarse con Dios, profundizar la conversión, obtener el perdón de los pecados y la remisión de la pena, por medio de las indulgencias. Es el momento de retornar a Dios, de repasar las condiciones de nuestra vida, de orientarla en adelante hacia aquellas metas que agradan a Dios. También la Iglesia acostumbra a promulgar Jubileo Extraordinarios, con algún motivo especial. El Papa Francisco ha querido hacerlo para el próximo año, con la contemplación del misterio de la Misericordia divina, «para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre» (Bula Misericordiae vultus = MV, 3). La Misericordia es «fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une a Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado» (MV, 2). Con relación a la misión de CARITAS hago notar el énfasis del papa Francisco en la irradiación de la Misericordia frente a la situación que viven los pobres. Así escribe: «Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada
ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (MV, 15). Estas palabras nos ayudan a comprender que la participación en CARITAS es expresión de la misericordia que hemos recibido y que deseamos trasmitir a los hermanos, y por eso el Año Jubilar representa un momento importante, una instancia de renovación, de nueva y más profunda fundamentación de nuestra tarea. Compasión La Misericordia se despliega en los gestos y palabras de Jesús, y el Santo Padre lo presenta en tres actitudes. La primera, la compasión: «Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales» (MV, 8). Esta actitud es fundamental, pues sin sentir el dolor del que sufre, sin padecer-con-él, nuestras acciones no serían como las de Jesús, ni estarían plenamente inspiradas en la Misericordia que debemos trasparentar. Perdón La Misericordia se expresa en el perdón ofrecido a los pecadores, para que regresen a la casa paterna: «En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia (MV, 9). Con el perdón llega la capacidad de tolerar, de esperar pacientemente la hora oportuna, el toque de la gracia, para no imponer nuestros ritmos sino acoger con generosidad y comprensión las necesidades y carencias del otro. En el Padre nuestro pedimos: «Perdónanos, como nosotros perdonamos».
Escuchemos la invitación del papa Francisco de abrazar decididamente la gracia de la Misericordia que nos es ofrecida, y hacernos trasmisores de ella en el servicio de la Iglesia que llega a los hermanos.
Caridad En el ejercicio de la caridad debe estar siempre presente la Misericordia, que como dice el Papa «es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia» (MV, 10). Estas palabras nos marcan fuertemente cuál debe ser el estilo de nuestro accionar: cómo recibir, cómo salir al encuentro de los hermanos, cómo reconocer sus necesidades, cómo aplicar el bálsamo del consuelo con nuestra ayuda fraterna y desinteresada. *** Escuchemos la invitación del papa Francisco de abrazar decididamente la gracia de la Misericordia que nos es ofrecida, y hacernos trasmisores de ella en el servicio de la Iglesia que llega a los hermanos. Para esto debemos primero conocer la inmensidad del amor que Dios nos tiene y saber las profundidades del abismo del pecado, que es rechazo de Dios. «Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo» (MV, 15). Pero la Misericordia alimenta la esperanza, y da fecundidad a la obra de la Iglesia y trae luz y calor de redención a los corazones de los fieles. Concluimos con la invitación que el Santo Padre nos dirige: «María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve, Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús» (MV, 24).
Presentaron en el Vaticano la encíc liencíclica Laudato si’ æAl presentar la nueva encíclica del papa Francisco, Laudato si´, el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, afirmó que el concepto de «ecología integral», está en el centro del texto, porque el pontífice invita a interactuar con Dios, con los otros seres humanos y con lo creado. «No hay dos crisis separadas, la ambiental y la social, sino una misma crisis socioambiental y la solución pide abordar el problema de manera integral, incorporando a los excluidos. La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta y que todo está profundamente interconectado», sostuvo. El Papa pidió a los jóvenes que vayan contr acor riente contracor acorriente æEl papa Francisco, en el marco de su visita apostólica a Turín, mantuvo un encuentro con los jóvenes. Francisco respondió a las preguntas de tres jóvenes dedicadas al significado del amor, de la confianza en la vida y de la importancia de compartir ideales, dejando de lado el discurso que había preparado, el Pontífice respondió a los jóvenes señalando que «amor, vida, amigos, estas tres palabras son importantes para la vida y las tres tienen una raíz común: las ganas de vivir. Cristianos y musulmanes contra la violencia æ«Cristianos y musulmanes, juntos para oponerse a la violencia perpetrada en nombre de la religión», es el título del mensaje que el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso envió a los fieles musulmanes por el inicio del Ramadán. «Hay una gran necesidad de nuestra oración: por la justicia, por la paz y la seguridad en el mundo; por aquellos que se han desviado del camino correcto de la vida y cometen actos de violencia en nombre de la religiónl». Fuente: Aica
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EN EL CAMINO DE EMAUS La Biblia y nosotros
Car ta a la Iglesia de Tiatira Carta Apoc. 2,18-29 Como siempre, hacemos una lectura atenta y, si conviene, repetida. Teniendo siempre presente que es Palabra de Dios, por medio de la palabra del hombre. Algo nos está diciendo. Algunas aclaraciones 1. Tiatira: ciudad cerca de Pérgamo y, como las otras seis, en la misma zona. Hoy es Turquía. 2. Prostitución, fornicación, adulterio: Son términos de pecados en el ámbito de la sexualidad. Pero en la Biblia, se usan casi siempre en sentido figurado, para condenar el culto a los dioses paganos, a la idolatría. El que abandona al Dios de Israel por los dioses paganos, se prostituye, fornica, comete adulterio. Más condenable que en la moral sexual. 3. Jezabel: esposa del Rey Acab, en el antiguo Testamento. Muy cruel y, además, muy activa para llevar al pueblo de
Israel al culto de los ídolos. Por eso persiguió a muerte al profeta Elías que se mantenía fiel a Dios y así lo predicaba y practicaba. En esta carta se la nombra, para referirse a una falsa profetisa, infiltrada en la comunidad, y que promovía el culto a los ídolos. 4. vs. 20-23: nicolaítas y alimentos sacrificados a los ídolos. Estos temas ya aparecieron en cartas que comentamos en números anteriores de la Buena Noticia. 5. Los vs. 23, 26 y 27: son citas de los salmos 7, 62 y 2. Este último se refiere al triunfo de Cristo, Rey de todas las naciones. 6. v. 38b: Estrella de la mañana. Símbolo del poder triunfante de Cristo, del que participan también los que creen en Él y lo siguen. Primer paso ¡Qué bueno escuchar, de parte de Jesús, semejante elogio! Obras, servicios, hechos con amor y sin aflojar. Podemos repasar, tanto en lo personal como en lo comunitario,
Escribe: Pbro. Carlos Mateos
Se podría ir haciendo una lista de lo que se hace en la comunidad, analizando si están inspiradas por amor, fe, sentido del servicio y constancia, como dice la carta. Hacer por hacer se pueden hacer muchas cosas; incluso con entusiasmo y esfuerzo; pero si no hay esa generosidad, «humildad», entrega, quedan sin alma, sin valor para el Reino.
das por amor, fe, sentido del servicio y constancia, como dice la carta. Hacer por hacer se pueden hacer muchas cosas; incluso con entusiasmo y esfuerzo; pero si no hay esa generosidad, «humildad», entrega, quedan sin alma, sin valor para el Reino. También las cosas que todavía se deberían emprender para bien de la misión, la evangelización y que no están en marcha. Qué dificultades, de donde provienen (nuestro interior, falta de visión, apatía o pocas ganas…).
que algo de eso hemos hecho; y reconocer el amor y la gracia de Dios que lo han hecho posible. Como la Virgen: el Señor hizo en mí maravillas. Siempre es bueno tener presente aquel dicho a la esposa de Abraham: Para Dios nada hay imposible, y que se fue repitiendo a lo largo de toda la historia de salvación y repetido a María por el ángel Gabriel. Se podría ir haciendo una lista de lo que se hace en la comunidad, analizando si están inspira-
Segundo paso No creo que entre nosotros se dé algo tan fuerte como lo de esa Jezabel en Tiatira. Pero, como hemos reflexionado en alguna de las cartas anteriores, si pueden darse algunos atractivos de los ídolos modernos: poder, bienestar, tener, comodidad y confort, inquietud por cosas no muy necesarias o superfluas. O sea, la tentación, muy disimulada a veces, de practicar más el tener que el «ser», de justificar fácilmente esa tendencia. Vivi-
mos a veces un ambiente casi agobiante de ofrecimientos, publicidades que nos presentan todo como indispensable para estar al día…o distinguirse de los demás. Además de la avalancha de presentaciones en los medios, hasta en los celulares nos acosan con esas ofertas tentadoras. En el fondo, son los ídolos modernos (los de siempre, pero actualizados). Otras maneras de salirse del servicio a Dios y su Reino, con amor y fe: el autoritarismo, no escuchar con atención otras opiniones, grupos que se cierran sobre sí mismos y otras actitudes que a veces se dan entre nosotros. Muchas de estas advertencias se encuentran en la carta del papa Francisco: «La alegría del Evangelio», bastante desconocida y poco tenida en cuenta en nuestras comunidades todavía. Nos quedamos con lo que él hace o dice, sin reconocer que también nuestras iglesias deben ir por ahí.
ESPACIO JOVEN
Porque tu corazón habló, el nuestro, cantará æ«Pues aquel que canta alaban-
zas, no solo alaba, sino que también alaba con alegría; aquel que canta alabanzas, no solo canta, sino que también ama a quien le canta. En la alabanza hay una proclamación de reconocimiento, en la canción del amante hay amor...» San Agustín. Creo que esta frase de San Agustín, resume en pocas palabras lo que es, cantarle a Dios, cantar para Dios y cantarle a los hombres de Dios. Esto mismo, es la música. Es alabarlo; es agradecerle, escucharlo, sentir su presencia. Es cerrar los ojos y hablar directamente con El. Es llorar de emoción, es necesidad. El servicio de la música, es a la vez un regalo, el regalo de poder ayudar a otros a sentir la presencia de Jesús aún más cerca. Este regalo abarca un
El servicio de la música, es a la vez un regalo, el regalo de poder ayudar a otros a sentir la presencia de Jesús aún más cerca.
montón de otras cosas, tales como las amistades en Cristo. Donde hay una guitarra, un charango, cualquier instrumento, o simplemente una canción; se genera un ambiente especial. Hay reunión, compartida, encuentro y también alegría. Este encuentro, es real, transparente, sencillo, de corazón a corazón… Y como si esto fuera poco, es con Jesús! Yo personalmente, así, conocí a muchas personas que hoy son realmente importantes en mi vida. A pesar de la distancia, se-
guimos en contacto, y en cualquier momento donde nos cruzamos, hay reencuentro, no se olvida lo vivido y compartido a través de la música. La música es simple y sencilla. En esta simpleza y con pocas palabras, Dios nos habla. Para cada momento, Él tiene la palabra justa para decirnos. Y ahí es donde nosotros tenemos que aprender a escucharlo. Muchas veces me pasa de estar en algún lugar cantando, y de repente, sentir la necesi-
dad de cantar una canción en especial. Definitivamente, es el Espíritu Santo que me impulsa a hacerlo, sea por mí, o por alguien que está conmigo. Creo que Dios nos da este regalo para transmitirlo, para contagiarlo, para que todo el mundo pueda sentir esto que yo siento. No importa si cantas bien, cantas mal, con instrumento o sin. Es una oportunidad para rezar dos veces, para conectarse de lleno con Jesús y sentir su presencia real y verdadera. «Hay que ser como hoja seca, y dejarse llevar…»
Chelu Carrique Pehuajó.
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PASTORAL ENCADI VOCACIONAL 2012
Una promesa que es un susurro de amor
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oy en día, y más en época de elecciones, nos encontramos casi diariamente con promesas de todo tipo. Pero desgraciadamente ya no creemos en las promesas de las personas que son más influyentes en la sociedad. Creemos que todo lo hacen para poder conseguir un voto, para caer bien. Lo que nos prometen son realidades a corto plazo y que pocas veces se llegan a cumplir. ¿Cómo podemos entonces creer en las promesas de Dios? ¿Cuál es la diferencia? Las promesas del Señor tienen algo que las hace distinas a las promesas que podemos escuchar o que nosotros mismos podemos hacer: son promesas hechas por amor, y sólo por amor. No hay nada que mueva el corazón de Dios a prometernos algo, más que su amor y su especial deseo de cuidarnos a todos y a cada uno. Promesas que implican abajamiento, humildad, entrega, paciencia, regalo, palabras, paciencia. Promesas en las cuales el mismo Dios nada gana, porque suyo es todo, pero a la misma vez siente como pérdida que los hombres no aceptemos su amor y su regalo de una Vida Eterna y feliz junto a Él. Es por eso que podemos confiar en las promesas de Dios: son promesas hechas por amor, en las cuales nada quiere ganar y todo se quiere entregar. Dice el Señor en la profecía de Jeremías: «Yo suscitaré para
Trabajar a favor de las vocaciones sacerdotales es, primero de todo, un acto de fe, con el que creemos Dios mantendrá la promesa de llamar pastores para sus ovejas. Nuestra fe debe llevar a creer que Dios «tiene poder de hacer mucho más de lo que podemos pedir o pensar» (Ef. 3,20). las ovejas pastores que las apacienten» (23, 4). Así una vez más encontramos una promesa cargada de esperanza. Una promesa que es un susurro de amor en el que encontramos que el Señor no nos va a dejar solos sino que nos va a guiar en todo momento y lugar, por medio de pastores que Él va a elegir para que cuiden a su rebaño. Todos estamos encargados de este cuidado del rebaño: los padres deben cuidar el rebaño de la familia, los jefes en el trabajo deben cuidar que el rebaño no se desvíe del Camino que lleva a la felicidad; pero especialmente los sacerdotes deben ser guías para toda la comunidad. La llamada al sacerdocio es un don gratuito y personal de Dios. Como una semilla, la vocación, ordinariamente puede madurar
solo en el terreno favorable de una comunidad cristiana que vive con fervor y alegría la vida de servicio entregado al Señor y al prójimo, sin hacer ninguna distinción. Es en la Iglesia y mediante la Iglesia que esa semilla, cuidadosa y tiernamente plantada por la mano del Sembrador puede crecer y germinar, dar flor y fruto. Sabemos por experiencia que la Iglesia encuentra hoy barreras y obstáculos que pueden fácilmente desanimar a muchos cristianos: la crisis de la familia, la idea de que «los jóvenes están perdidos», la poca cantidad de vocaciones sacerdotales, la indiferencia frente a la vida e, incluso, la muerte. Como ya hemos dicho anteriormente: «No es, este, el momento de ceder a la resigna-
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
«Porque creemos, nuestra vida se transforma» æEn su homilía con motivo del día de Eucaristía, en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de
Cristo, el obispo Martín se refirió a cuatro aspectos fundamentales: la fe eucarística, porque «el milagro eucarístico, que desafía a la razón, nos introduce en un ámbito privilegiado: y porque creemos, nuestra vida se transforma»; los frutos de la Eucaristía en el alma, que «nos transforma, y nos lleva a identificarnos con Cristo, a amar como Él al Padre del Cielo, a entregarnos con generosidad a la misión recibida, a sacrificarnos por los lhermanos»; la irradiación evangelizadora, porque «sin la Eucaristía no seríamos fuertes ni convencidos, no llegaríamos a dar a nuestras iniciativas y acciones el valor de lo divino, ni resistiríamos nosotros, con perseverancia e inteligencia, ni seríamos elocuentes para trasmitir la verdad; y el vínculo de la caridad, «con la presencia de Cristo en medio de su Iglesia. No es solo un encuentro o una asamblea de convidados, es el reconocimiento de una llamada, una elección que nos hace más dignos, una participación en la santidad de Dios». «Recordar en la fe, agradecer con amor profundo, comprometernos en la caridad y la evangelización con nuestros hermanos, es lo que queremos expresar hoy, con nuestra presencia devota y creyente en la celebración, nuestro testimonio orante en la procesión, el propósito prolongado en la fidelidad de la práctica dominical y la frecuencia sacramental», sostuvo monseñor Martín de Elizalde a los fieles congregados en la Iglesia Catedral.
ción, es más bien tiempo de `llamar´ sin cansarnos invocando `operarios a la mies´ (cf. Mt. 9, 38) que siempre es mucha». Trabajar a favor de las vocaciones sacerdotales es, primero de todo, un acto de fe, con el que creemos Dios mantendrá la promesa de llamar pastores para sus ovejas. Nuestra fe debe llevar a creer que Dios «tiene poder de hacer mucho más de lo que podemos pedir o pensar» (Ef. 3,20). Sólo es posible que haya cristianos que hagan un trabajo sincero, conciente y fuerte a favor de las vocaciones sacerdotales, si se tienen en cuenta los siguientes puntos que plantean los Obispos de Italia en la carta escrita en el Año Sacerdotal: ayudar a descubrir la vocación es un gran acto de amor; sin sacerdotes la Iglesia
no puede vivir. Quisiera que terminemos reflexionando sobre la primera. Ayudar a los hijos a descubrir la propia vocación es un grande acto de amor. Cada hijo es amado y pensado por Dios desde la eternidad, es un sueño de Dios que se hizo realidad. Y ese sueño quiere el Señor que sea toda la vida sueño y no pesadilla. Sueño de amor y esperanza; sueño de encuentro y felicidad ¡Cuánto cambiaría si dejáramos nuestros sueños para seguir el sueño de Dios! Todos tenemos Camino por el que debemos transitar, una vocación para la cual Dios nos ha creado y la cual nos hará plenamente feliz ¿No quiere eso un padre para su hijo? ¿No sea verlo plenamente feliz por sobre cualquier otra cosa? Dice el Señor llamando: «Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado» (Jr. 1, 5). Que nuestra vida sea un testimonio de amor ferviente y alegre, para que pueda así suscitarse en el corazón de muchos jóvenes, ayudados por nuestra oración y ejemplo, el deseo de entregarse plenamente a Dios ¡Trabajemos por la vida de la Iglesia, una vida de esperanza, basada en la promesa de Dios! ¡Joven, no tengas miedo a ser feliz! Bendiciones de la mano del Resucitado, Pastoral Vocacional
FIEST AS P ATR ON ALES DE JULIO FIESTAS PA TRON ONALES En las Parroquias y Capillas de nuestra Diócesis 6. Sta Ma. Goretti, Vir gen y Már tir irg Mártir Capilla, IRALA (O’Brien) 9. Nuestra Señora de Itatí Capilla, PELLEGRINI Capilla, TRENQUE LAUQUEN 13. San Enrique, Emperador Capilla, SAN ENRIQUE (Veinticinco de Mayo) 16. Nuestra Señora del Car men Carmen Parroquia,CARLOS CASARES Parroquia, F. QUIROGA Parroquia, GENERAL VILLEGAS Parroquia, PELLEGRINI
Capilla, CURARÚ (Carlos Tejedor) Capilla, VILLA SABOYA (E. V. Bunge) Capilla, LOS TOLDOS Capilla, DENNEHY (Catedral, Nueve de Julio) Capilla, PASTEUR (Roberts) Capilla, VEINTICINCO DE MAYO Capilla, VALDÉS (Veinticinco de Mayo) 26. Santa Ana, Madre de la Santísima Virgen Capilla, Trongé (Treinta de Agosto) 29. Santa Mar ta Marta Capilla Santa Marta, DE BARY (Pellegrini)
JULIO 2015
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LO SUYO, LO MIO, LO NUESTRO
La alegría del Evangelio PARTE V
Q
uerido lectores: desde el comienzo del año nos hemos acercado al magisterio del Santo Padre, abordando las ideas fuerzas que aparecen en su exhortación Apostólica «Evangelium Gaudium». Luego de haber presentado los criterios que deben guiar a la Iglesia en su renovación para cumplir con el mandato misionero de Jesús, en dos apartados en el capítulo II el Papa realiza un agudo diagnóstico tanto de la cultura que condiciona la actividad evangelizadora, como de las tentaciones propias de los agentes evangelizadores. La mirada que ofrece el Santo Padre es la del «discípulo misionero» en la línea del discernimiento evangélico (EG 50). Acercándonos a la realidad nos invita a descubrir todo aquello que puede entorpecer o frenar el dinamismo misionero en nuestras comunidades. Ya en los primeros números de la exhortación el Papa había planteado el gran riesgo del mundo actual: «una tristeza individualista» con su múltiple y abrumadora oferta de consumo. Este mismo concepto se desarrolla y abre el primer apartado del siguiente capítulo, invitándonos a ver la realidad de tantos hombres y mujeres que viven precariamente donde «la alegría de vivir frecuentemente se apaga». El miedo, la desesperación o inseguridad
frente a las economías actuales, la falta de respeto y la violencia aparecen como factores que alimentan esta realidad. Desde esta mirada comienza a desarrollar un actualizado diagnóstico cultural de cara a la tarea evangelizadora de la Iglesia. Estos pasajes serán una fuerte denuncia al mundo de hoy que estructura su economía negando la primacía del ser humano (EG 55) con un rechazo de la ética y de Dios (EG 57). El primer apartado del capítulo se desarrolla bajo el título de: «Algunos desafíos del mundo actual (52-75)». Comienza con una fuerte interpelación: ·«No a una economía de la exclusión (53-54)», ·«No a la nueva idolatría del dinero (55-56)», ·«No a un dinero que gobierna en lugar de servir (57-58)», ·«No a la inequidad que genera violencia (59-60)». La agudeza con la cual desarrolla estos puntos donde se involucra la economía y los estados frente al bien común, no nos deja ajenos al análisis: «Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mer-
Escribe: Pbro Germán Loriente cado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera (54)». «El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Los exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano (58)». «Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensi-
vos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países —en sus gobiernos, empresarios e instituciones— cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes» (60). La invitación misionera de llegar a todos, sin acomodar el anuncio a los amigos, sino SALIR a los que no pueden recompensarte (48) nos confronta con una realidad que no siempre es la más dispuesta al anuncio del evangelio. Y realmente debemos tenerlo presente como misioneros, catequistas, educadores y padres/abuelos en cada hogar: En los «desafíos culturales» (61-67), el Papa Francisco enumera el relativismo, la persecución religiosa que se desarrolla en el amplio espectro que va de la indiferencia a la violenta y cruel masacre de los cristianos, una cultura predominante donde «lo real cede el lugar a la apariencia», una globalización que se impone sin respetar la fisonomía cultural de los pueblos, unos nuevos movimientos religiosos que, por un lado tienden al fundamen-talismo y por el otro a una espiritualidad individualista sin Dios (EG 63). Refiere también las consecuencias del proceso de secularización que lleva a «una creciente deformación ética, un debilitamiento
La mirada que ofrece el Santo Padre es la del «discípulo misionero» en la línea del discernimiento evangélico (EG 50). Acercándonos a la realidad nos invita a descubrir todo aquello que puede entorpecer o frenar el dinamismo misionero en nuestras comunidades.
P. Luis Diehl
PENSAMIENTOS BREVES XEl Señor nos acompaña y nos defiende. ¿Qué mal nos podrán hacer los hombres? XOfrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, fruto de nuestros labios que confiesan su Nombre y de nuestras buenas obras. XJesús es nuestro Salvador. Acerquémonos a Él con fe y sigámoslo con esperanza.
Es una publicación de la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio
Año XVI - N° 159 JULIO de 2015
DIRECTOR Pbro. Germán Loriente
del sentido del pecado personal y social y un progresivo aumento del relativismo, que ocasionan una desorientación generalizada» (EG 64), a la «crisis cultural profunda» que atraviesa la familia y al estilo de vida individualista que debilita los vínculos. En ese contexto, señala los «desafíos de la inculturación de la fe» (68-70) y la importancia de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio. También analiza los «desafíos de las culturas urbanas» (71-75), en un novedoso enfoque que señala cómo en la ciudad lo religioso está mediado por diferentes estilos de vida y la necesidad de «imaginar espacios de oración y de comunión con características novedosas, más atractivas y significativas para los habitantes urbanos (EG 73). Pide a la Iglesia llegar «allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas, alcanzar con la Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma de las ciudades» (EG 74). Finalmente presenta los «males urbanos»: «el tráfico de drogas y de personas, el abuso y la explotación de menores, el abandono de ancianos y enfermos, varias formas de corrupción y de crimen. Al mismo tiempo, lo que podría ser un precioso espacio de encuentro y solidaridad, frecuentemente se convierte en el lugar de la huida y de la desconfianza mutua. Las casas y los barrios se construyen más para aislar y proteger que para conectar e integrar». Es allí donde la Iglesia debe vivir a fondo lo humano e introducirse en el corazón de los desafíos. La Iglesia «en salida» que piensa el Papa, no es una Iglesia que escapa; sino que sale al encuentro del hombre en estas realidades para llenar con la alegría del evangelio al hombre que apaleado quedo tendido al borde de la existencia. «Vivir a fondo lo humano e introducirse en el corazón de los desafíos como fermento testimonial, en cualquier cultura, en cualquier ciudad, mejora al cristiano y fecunda la ciudad» Papa Francisco. Hasta la próxima.
EDICION INTEGRAL Fabricio O’Dwyer
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