LA CASA RURAL EN EL PIRINEO ARAGONES CARMEN RABANOS FACI y col.
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COLECCION DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES
INSTITUTO DE ESTUDIOS AL TOARAGONESES (e.S.Le.) (DE LA DIPUTACION DE HUESCA)
«Colección de Estudios Altoaragoneses», 32 Director: Antonio Durán Gudiol Portada: Casa con hastial achaflanado y balcón corrido debajo (Chistaín) (Foto: Angel Vicién) Redacción y Administración: Instituto de Estudios Altoaragoneses Avda. del Parque, 10 22002 HUESCA
LA CASA RURAL EN EL PIRINEO ARAGONÉS
Carmen RÁBANOS FACI yeol.*
* Carmen
GÁLLEGO RANEDO, antropóloga Julio GAVÍN MOYA, dibujante Fernando LARRAZ, arquitecto Angel VIClÉN, fotógrafo
LA CASA RURAL EN EL PIRINEO ARAGONÉS
DIPUTACIÓN DE HUESCA
I.S.B.N.: 84-86856-28-0 Depรณsito Legal: Z. 75-90
Cometa, S. A. -
Carretera de Castellรณn , Km. 3,400 -
Zaragoza
A todos los habitantes del Pirineo. sin cuya ayuda no hubiera sido posible la redacciรณn de este libro.
ÍNDICE PRESENTACIÓN, por Fernando GARdA MERCADAL (1982) ...........................
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1.
INTRODUCCIÓN........... .................................................... ........... .....
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2.
EL PIRINEO ............... ....... .................. .... ..... ..... .... ............. . .. ...... .. .. 2.1. Aspectos geográficos y arquitectónicos .......................................... 2.2. Aspectos antropológicos ............. .... ...... .. ....................................
21 21 74
3.
JACEfANIA .. .......... . ........................................................................
3.1. Valle de Ansó .............................. ............... ....... ... .................... 3.2. Valles de Echo y de Aragüés ....... ...... ..... ..... ................. .. .... ..... .... . 3.3 . Valle de Aísa-Borau ....... ........ .. ....... .. ......... .. ....... ... .... .. ...... ... .. ... 3.4. Valle de Canfranc .. ...... .... ............. ..... ... ......... ..... ..... .... .... .. ........ 3.5. Campo de Jaca ........ ......... ....................... .. ................ ...... .. .. ...... 3.6. La Canal de Berdún ....... ............................. .......... ............ .... ...... 3.7. El Serrablo. Cuenca del Gállego ..... ...... ........ ... ............. ..... ...... ..... 3.8. Tras de Oroel o Sodoroel .......................... .................. ............... .. 3.9. Valle de Tena y Campo de Biescas ....... .......... . ......... .. ........... ... .....
83 84 105 122 129 135 148 165 179 192
SOBRARBE... .. .... ............. ............ .. ..... ................. ... .... .. ... ..... .. ........ 4. 1. Cuenca del Ara ..... .. ..... .. ... .. ........... ...... ..... .... ....... ... .. .. ... .. ...... .... 4.2. Alto Cinca y valle de Bielsa ....... .. ......... .. ...... .... ...... ........ ............ 4.3. Valle de Chistau ............... ... ...... .... ..... ..... .... .... .. .. .. .. .. ...... ..... .. ... 4.4. El Viello Sobrarbe ..................................................................... 4.5. Valle de La Fueva .. ...... .. ...... ...... ............ .. ...... ......... ......... ...... ....
209 211 225 240 258 270
4.
7
5.
6.
7.
5 .1. Valle de Benás . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 5.2. Zona de Campo-valle de Bardají ............... ....... .. ..... ... ... ................. 5.3. Noguera-Ribagorzana, valle de Barrabés e interflumen .......................
281 282 297 308
CONCLUSIONES: La casa rural en el Pirineo aragonés, causas de su destrucción y posibilidades de reutilización ...................... ...... .. ................. . ......
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RIBAGORZA .. ....... ..... .. ..... .... ........ ... ............ ... .. ............... . .... .. .... . ....
BmUOGRAFíA.. . ... .... ..... .. .... .... ... ... ...... .... .. .. .......... ........... .. ..... ... .....
7.1. Bibliografía de carácter general ....... .. ................................. .. ... .... ... 7.2. Bibliografía especializada ......... ........ ..... ... ..... ..... .... ..... .. .... ......... ..
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PRESENT ACIÓN!
Los autores de este tan interesante como bien cuidado libro sobre La casa rural en el Pirineo aragonés me halagan rogándome unas líneas de su presentación, conocedores sin duda de mi interés por el tema, del que vengo ocupándome desde el año 1919, aún en la Escuela de la calle de los Estudios, próxima a la Plaza Mayor, iniciado por nuestro entonces profesor, aquel gran vasco, Teodoro de ANASAGASTI, con quien salíamos de excursión recorriendo los típicos alrededores de Madrid, con un bloc de croquis y un lápiz blando. Por aquel entonces don Vicente LAMPÉREZ, el Director de la Escuela, preparaba su gran obra sobre La Arquitectura civil española, en cuyo primer tomo varias páginas las dedicaba a la Arquitectura rural. Leopoldo TORRES BALBÁS, por su lado, se interesaba por esa arquitectura popular, ganando el concurso convocado por el «Ateneo» de Madrid. El interés por estos estudios se inició por entonces. Fuentes escritas dispersas apenas existían sobre este tema; EspasaCalpe publicó en 1930 mis primeros ordenados estudios de conjunto, que, pasados los años, el editor Gustavo Gili reeditó en 1981. Nuestra revista «Arquitectura», la editada por la «Sociedad Central de Arquitectos», inició en sus primeros números (el n.o 3) la publicación de un NOTA DE LOS AUTORES: Mantenemos esta afectuosa presentaci6n del fallecido (en 1985) arquitecto Fernando GARCfA MERCADAL como homenaje a su personalidad humana y profesional y como testimonio de nuestra relaci6n y comunidad de intereses por los estudios so- · bre Arquitectura.
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extenso estudio sobre esta misma región aragonesa, La casa altoaragonesa, de Ricardo del ARCO, con unos preciosos dibujos de Pedro MUGURUZA. La mayor aportación en estos comienzos del interés nacional por esta Arquitectura popular son sin duda las 362 páginas del estudio de TORRES BALBÁS que figura en Folklore y costumbres de España (t. lIT), publicado por el editor Antonio Martín, de Barcelona (1943), en el que aparecen modestas aportaciones de los pocos entusiastas que éramos entonces. Entre los años 30 al 43 surgieron las numerosas publicaciones sobre nuestro tema. Aquí y allí, en casi todas las regiones españolas, fueron apareciendo numerosos estudios diversos, que es imposible mencionar en su totalidad en estas notas por su extensión, muchos apoyados por las Diputaciones, Ayuntamientos, Cajas de Ahorros e importantes editores. En Aragón, al que se debe una mayor aportación es sin duda al doctor CARDÚS LLANAS, por sus ya numerosos tomos, creo que más de doce, de
su Turismo aragonés. Nadie como él se conoce la provincia de Huesca. Anteriormente, el geógrafo francés Lucien BRIET, durante sus "campañas" de trabajo de los años 1907 al 11, estudió paso a paso el terreno recogiendo sus datos técnicos, además de impresiones y bellas fotografías, con lo que se publicó un magnífico libro que tengo la suerte de verlo entre los de mi biblioteca: Bellezas del Alto Aragón, traducido y editado en Huesca en 1913. Con los «Amigos de Aragón» recorrimos en pequeños grupos parte de nuestra querida región, que los autores estudian de nuevo con distintos enfoques. La geografía, la topografía y la toponimia se completan; llegó más tarde el turismo y los deportes de la nieve, ya oficialmente patrocinados y organizados sus pistas y sus accesos a los telesillas. Recientemente tuve ocasión de contemplar los bellísimos paisajes de nuestro Pirineo al visitar Roncesvalles y su Real Colegiata, sus bosques, sus ciudades y típicas arquitecturas y sus cuidados caseríos, tan bien agrupados, de Valcarlos, Espinal y Burguete, que se conservan con todo su carácter. La creación de las autonomías en determinadas regiones, las de más carácter, como Cataluña, Galicia, País Vasco, Navarra, Cantabria, Andalucía, Aragón, País Valenciano, etc., nos hace confiar en que sus arquitecturas regionales serán nuevamente estudiadas, adaptándolas a sus medios am10
bientes y paisajes, mejor que el eclecticismo y que el modernismo, que se extendieron sin más ni más en los últimos años. Con algún retraso vemos aparecer por todo el país nuevas fisonomías de nuestras olvidadas arquitecturas o la restauración y defensa de los ejemplares aún conservados y amenazados. Nuestra gran figura, admirable en este terreno, Julio CARO BAROJA, nos mostró magistralmente, en su reciente exposición «Cuadernos de Campo» el camino a seguir a cuantos se propongan contribuir a conservar y renovar nuestros queridos pueblos típicos, llenos de carácter, y nuestros paIsaJes. Carlos FLORES y Efrén y José Luis GARCÍA FERNÁNDEZ deben aquí ser mencionados por sus extraordinarias obras, dignas de todo encomio y reconocidas por todos. Singular interés para nuestro propósito es el conocimiento de la revista «Narria. Estudios y costumbres populares», de la Universidad Autónoma de Madrid (Departamento de Prehistoria y Arqueología), con 24 números ya aparecidos, de la que es directora Guadalupe GONZÁLEZ HONrORlA. La revista está redactada por alumnos y profesores; la mayor parte de estos números están dedicados a diversas provincias y fueron patrocinados por los Municipios, Diputaciones y Cajas de Ahorros. Muchas tesis doctorales de nuestras universidades se han ocupado del mismo tema. El Consejo General de Castilla y León, ya en 1980, editó una bien informada relación de su Patrimonio Artístico. Cuanto antecede viene a confIrmar la oportunidad del libro La casa rural en el Pirineo aragonés y el acierto de sus autores. La creación, en 1977, del Ministerio de Cultura, y su propósito de «dar a la política cultural y social el instrumento adecuado para su futura expansión», que hemos visto de cerca estos últimos años, nos hace confIar en su eficacia en la defensa del Patrimonio Artístico y Cultural, si disponen de las ayudas económicas indispensables.
Fernando GARCÍA MERCADAL (octubre 1982)
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1. INTRODUCCIÓN
El presente libro aborda el estudio arquitectónico de la casa en la unidad geográfica natural del Pirineo, centrado en Aragón, puesto que en lo referente al Pirineo catalán y navarro está ya estudiada por VILA y CARO BAROJA, respectivamente. El término rural lo hemos elegido por excluir del libro lo concerniente al medio urbano y porque se estudian tanto casasfuertes como casas-populares, habida cuenta de que, por pertenecer ambas a un medio socioeconómico similar, poseen asimismo constantes similares; se alude también a otro tipo tipo de viviendas, la borda o la pardina, si bien éstas no son el objeto de esta monografía sobre la "casa". La "casa" en el Pirineo obedece a un término jurídico; puede considerarse como una unidad jurídica, y, en el Alto Aragón desempeña un papel fundamental como consecuencia de la indivisibilidad del patrimonio. El término "familia" se asimila al término "casa", mientras que "casa", "familia", "costumbres" y "vecindad" repercuten en aspectos formales (CARO BAROJA).
La "casa" unifica dos elementos: el religioso, en torno al fuego, y el civil, como refugio de la costumbre. El fuego, como elemento protector de los seres vivos, pasó a asimilarse al "llar", que a su vez debe su nombre a los dioses lares, protectores de la casa en la civilización romana; también la cadena de la olla, "ollar", acabó llamándose "llar" (CARO BAROJA), de ahí que posea decoraciones con figuras de significación protectora. La casa se
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considera como hogar o lugar donde se guarda el fuego; por eso "dar fuego" era señal de buena amistad, cuando escaseaba la leña (CARO BAROJA Y VIOLANT i SIMORRA). Penetrar en una casa supone conocer la intimidad de una familia, por lo que siempre se plantean recelos frente al viajero desconocido. Para Amando MILLÁN y Joaquín SICILIA, en la casa como lugar de agrupación familiar se produce una gradación de espacios; así, los dormitorios son ghettos de dominio personal, donde cada individuo introduce sus símbolos, frente al resto de los habitantes. Esta publicación se halla en la línea generalizada en el país que ha supuesto la aparición de textos que vayan acotando por nacionalidades todo tipo de estudio científico, sistema que tiene la ventaja de que dentro de unos años podrá realizarse una síntesis general a partir de los estudios ya abordados en cada ente autonómico. Como lo más idóneo es realizar una estructura por áreas geográficas naturales (lo que hubiera dado lugar a la publicación de cuatro volúmenes, dedicados respectivamente al Pirineo, a los Somontanos -pirenaico e ibérico-, a la Tierra Llana y a las Serranías turolenses), iniciamos así 18. labor en espera de que aquella publicación madurase. Así comenzamos este estudio, que también hemos ordenado por grandes áreas geográficas y por subcapítulos que se ocupan de cada una de las comarcas geográficas naturales. Ya situados en cada una de las grandes áreas geográficas naturales, hemos elegido la división comarcal por parec~rnos la más idónea, pues el medio geográfico condiciona la arquitectura popular, tan arraigada a la tierra y tan dependiente de los materiales que ésta le'proporciona. La adecuación al clima es otro de los factores que conforman las construcciones populares, las cuales deben protegerse en mayor o menor grado de la temperatura y de las precipitaciones; en este aspecto, las comarcas presentan también bastante unidad, aunque dentro de cada una de ellas puedan existir variantes notables. Tras la división comarcal hemos atendido a la subdivisión por valles o por subcomarcas, que poseen asimismo sus peculiaridades propias y variaciones, a veces de matiz, pero que deben ser tenidas en cuenta. Cada comarca tiene un pasado histórico común y unas costumbres peculiares que se reflejan en su arquitectura popular, del mismo modo que 14
hay que admitir las pequeñas peculiaridades en cada núcleo de población, por este mismo motivo. Sólo la arquitectura culta prescinde de estos condicionarIÚentos o de este bagaje cultural para implantar unas fonnas exógenas y unos materiales exóticos que son aceptados por las clases privilegiadas como un símbolo de prestigio social, aunque el medio para "distinguirse" sea el de implantar un chalet francés en plenos Monegros, o utilizar la pizarra como material de cubrición en un lugar donde lo usual ha sido siempre la teja árabe. Este criterio de la arquitectura "cultista" fue sin embargo duramente atacado por la arquitectura racionalista, el movimiento moderno y su órgano difusor, la revista «Actividad Contemporánea» (A.C.), donde continuamente se proponía el beber en las fuentes de la arquitectura popular a la hora de proyectar nuevos edificios; el hecho de que incurrieran en graves contradicciones sería ya capítulo aparte. Cada comarca posee no sólo un tipo de arquitectura peculiar sino también una artesanía propia; tradicionalmente, además, sus hombres y mujeres han vestido de modo distinto al usual en las demás comarcas. Por ello pensamos que todos los trabajos de antropología, etnología y etnografía deberían estructurarse siguiendo dicha división comarcal. En el conjunto de edificaciones construidas por el pueblo, en esta arquitectura sin arquitectos la que más peso específico tiene y la que refleja mejor el carácter de las gentes y la evolución de la sociedad es la vivienda. Ésta debe adaptarse a las necesidades de cada individuo y a los cambios de la sociedad; por eso precisamente es también la que más cambios ha sufrido a partir del desarrollo industrial del país, de tal fonna que este trabajo, que comenzamos en 1978, hubiera sido necesario emprenderlo al menos veinte años antes, pues fue en la década de los cincuenta y sobre todo con el desarrollismo de los sesenta cuando comenzaron a modificarse las viviendas rurales y a introducirse de modo indiscriminado los modos constructivos urbanos. Por eso las mejores muestras de arquitectura popular, con el inconveniente de su maltrecho estado de conservación, se hallan en núcleos abandonados o a punto de serlo por completo, o en pueblos con accesos difíciles que dificulten la traída de los nuevos materiales proporcionados por la industria. La población autóctona no valora su arquitectura local, porque la asocia con el aislamiento, el subdesarrollo y la incomodidad; pero también las motivaciones económicas son las causantes de este menosprecio: la madera 15
o la piedra necesitan mano de obra especializada y mucho más costosa que la que utilizan el cemento o el hormigón, materiales por otra parte fáciles de conseguir y de menor coste económico debido a su origen industrial. Lo más frecuente, si la econonúa familiar lo permite, es que la "casa del pueblo" se transforme en "pisos de ciudad", y a esto coadyuvan las divisiones de propiedad y la reducción de necesidades en el interior de la vivienda: al no precisar animales de labranza, ni guardar el grano (que ahora se almacena en los silos), ni elaborar el vino en casa (pues son las cooperativas vinícolas las que se encargan de ello), desaparecen cuadras, graneros y bodegas, y una vivienda de tres o cuatro plantas para una sola familia es excesivamente grande y costosa de mantenimiento. Como observa Luis Vicente ELÍAS respecto a La Rioja, también en Aragón se conservan mejor los edificios complementarios -si siguen necesitándose- que la vivienda, mucho más sujeta a transformaciones por las razones que hemos expuesto. Refugios, casetas, corrales, granjas, pajares, parideras, hornos de pan, molinos harineros, aceiteros o de agua, etc., se hallan en mejores condiciones para su estudio, pues conservan su estado primitivo; por esto, nos parece más urgente el estudio de la vivienda popular, en trance de desaparición salvo casos excepcionales (edificios conservados para museos o para vivienda permanente o temporal de gentes con medios económicos y afición a la cultura popular, etc., o núcleos rurales consolidados por completo o parcialmente: Aínsa, Mirambel o Sos del Rey Católico, por ejemplo). La vivienda tiene también en el contexto de la arquitectura popular más peso numérico y muchas otras construcciones populares son complementarias de aquélla; a estos edificios haremos referencia, pues entran en el ámbito de nuestro trabajo (aunque se centra monográficamente en el tema de la casa) en cuanto que existen dentro de los núcleos rurales, en los que forman parte de su conjunto urbanístico. Hemos utilizado un método de trabajo que se ha aplicado por igual a todo el estudio y que ha consistido en el empleo de un cuestionario con el que hemos entrevistado a gentes arraigadas en la tierra, con apego a sus costumbres y tradiciones, generalmente gentes de cierta edad o ancianos en buen uso de sus facultades mentales; para la vertiente técnica del trabajo, han sido fructíferas las entrevistas con albañiles que conocieron los méto16
dos de trabajo tradicionales o que todavía los aplican (estos últimos casos, aunque aislados, aún existen) . . La labor de campo ha consistido en un recorrido completo por cada comarca, centrándose exhaustivamente en varios núcleos de éstas que, a ser posible, se hallaran poco transformados. En cada uno de estos pueblos hemos analizado y descrito todos y cada uno de sus elementos arquitectónicos y hemos estudiado a fondo una o varias viviendas, además de levantar planos y obtener fotografías . El estudio se completa con dibujos tipológicos que clarifican los diferentes prototipos de viviendas, de sus aspectos complementarios, así como de los materiales constructivos empleados y los distintos detalles utilitarios o decorativos de aquéllas. No se trata, pues, de una simple recopilación de textos, aunque se ha acudido a los mismos en el caso de que completaran algunas de nuestras apreciaciones o en el caso de referirse a otras materias, para concederle al trabajo un carácter más marcadamente interdisciplinar y poder introducir al lector de modo más asequible en nuestra materia, es decir, la arquitectura popular y los modos constructivos utilizados en la casa. Pensamos que la ciencia avanza gracias a la investigación personal, pero tampoco habría ciencia sin la suma de todas las investigaciones personales. Al centrar monográficamente nuestro interés en la casa, hemos pensado publicar ahora el estudio sobre la misma y reservar una futura edición para el estudio de carácter general sobre arquitectura en Aragón en un único volumen. La estructura de este libro, a su vez, por comarcas y subcomarcas, tiene en cuenta las peculiaridades de las mismas y su interés arquitectónico y antropológico, dedicándoseles por tanto más atención si conservan mejor su cultura material o sus hábitos culturales autóctonos . Por eso hemos mantenido los topónimos enfabla con arraigo popular en su lugar de origen. Método de trabajo
El complejo contexto en que se mueve la arquitectura popular obliga a enfocar de forma interdisciplinar su estudio, así como a la formación de equipos de especialistas en distintas áreas: Historia del Arte, Historia, Geografía, Arquitectura y Urbanismo, Etnclogía y Etnografía, Antropología. 17
El trabajo debe enfocarse, no sólo por grandes áreas geográficas naturales, sino también por comarcas del mismo género, dada su unidad intrínseca y sus peculiaridades arquitectónicas. De éstas hay que analizar sus plantas usuales, materiales, sistemas constructivos, aparejos, muros y vanos, sistemas de cubrición, interiores (reflejados en la planimetría), espacios internos, volúmenes externos, proporciones y relación del edificio en el marco en que se ubica, sin olvidar sus aspectos antropológicos, usos tradicionales y empleo actual, pues éstos inciden en su estado y posibilidades de conservación. El uso y la costumbre condicionan los modos constructivos tradicionales, independientemente de la existencia de estilos históricos cultos, pero éstos no son objeto específico de este libro, pues su enfoque es antropológico y no histórico.
Cuestionario
Para abordar este tipo de metodología se utiliza sistemáticamente en cada núcleo el siguiente cuestionario: 1.- Orientación de la casa: situación en la comarca y con respecto a las casas vecinas, a
los caminos y a las tierras a las que pertenecen. 2.- Tipos de casas: individuales y colectivas; de artesanos, de comerciantes, de obreros, de jubilados y renteros, de agricultores, de pastores. Tipos dominantes. Nombres y características de cada tipo. Número de pisos.
3.- Distribución interior, nombre de cada habitación. Plano de la planta baja y de los pisos. Emplazamiento del horno, del fogón, de la fregadera, muebles, camas. Tipos de plantas. Espacio interior. 4.- Señalar la influencia de los estilos históricamente arraigados en los modos constructivos.
5.- Materiales y formas de construcción. Cimientos, forjados, paredes y techumbres. Origen de los materiales. Aparejos. Empleo. Disposición exterior. Tabiquería interior. 6.- Relación entre la estructura de la casa y la naturaleza del suelo y del clima, entre la forma de la casa y las ocupaciones y necesidades de sus habitantes. La forma de las fachadas y la situación con respecto al tejado. Volúmenes exteriores. 7.- Techo. Forma del tejado y grado de inclinación de sus vertientes. Armadura del techo. Materiales (teja, losa, tabla) de la cubierta. Su origen.
8.- Vanos, ventilación y calefacción. 9.- Seguridad de la vivienda: puertas, llaves, llamadores, cerrojos, pestillos y trancas.
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10.- Fachadas: vanos, puertas, balcones, ventanas, aleros (tipos), rejas y barandillas. Distribución de los vanos en la fachada. Formas y dimensiones de los vanos. Armazón u hoja de ventanas y puertas. 11.- Patios, atrios, corrales, graneros, solanas, etc. 12.-
Condiciones higiénicas de la vivienda. Comodidades.
13.-
La cocina: lugar que ocupa en el plano y situación del hogar. Forma del hogar y estructura interna y externa de la chimenea. Elementos que componen el hogar. Combustible utilizado. Forma de la base y el fondo del fogón y del llar.
14.-
Leyendas que, acerca del fogón o la cocina, se cuentan en la localidad.
15.- Nombre y descripción del dispositivo que se emplea para el escape de humos. 16.-
Si hay horno para fabricar el pan, describir su forma y materiales, el lugar que ocupa y los utensilios que en él se utilizan y explicar para qué se emplea.
17.- ¿Se usan prácticas o ritos tradicionales al encender el fuego del hogar, al apilar la ceniza por la noche, etc.? 18.-
¿Hay días en que se enciende fuego especial o en los que al fuego del hogar se le atribuyen virtudes especiales?
19.- Los dormitorios, salas, alcobas, etc. Su situación en el plano. 20.-
Cuartos de estar: situación y usos.
21.- Comedor: situación y usos. 22.- Despensas: situación, formas y usos. 23 .-
Bodegas: situación, formas y usos.
24 .-
Servicios higiénicos: situación, formas y usos.
25.- Clase de alumbrado en la cocina, en el establo, en los dormitorios. ¿Cómo son las lámparas o soportes de la luz? 26.-
Decoración y ornamentación en muros, techos, puertas y ventanas. Inscripciones. Carpintería interior.
27.- Supersticiones que inciden en la decoración y ornamentación de las viviendas. 28.- La pintura del interior y de las fachadas: colores, preparado, formas de pintar, época en que se realiza. 29 .-
Mobiliario de la vivienda (de todas las dependencias): forma y usos, etc.
30.-
Objetos suntuarios de la vivienda. Descripción y usos.
31.- La limpieza de la casa: diaria, temporal, anual. 32.- Construcciones anejas a la casa: corrales, graneros, pocilgdS, gallinero, conejeras, cocheras, parideras, etc. Forma, situación en el plano y utilización. 33.- Utillaje para la construcción de edificios: nombre, tipos, usos, etc. 34.- ¿Se celebra algún rito con el llar al entrar a vivir en la casa alguna persona nueva o algún animal? 19
35.- ¿En qué ocasiones la casa es objeto de prácticas religiosas? ¿En qué casos la casa es utilizada o considerada como templo o sepultura? 36.- ¿Se emplean ritos especiales al empezar la construcción de una casa? 37.- ¿Se introduce en los muros algún objeto? 38.-
Al terminar la construcción de la casa, ¿se coloca algún signo (rama de laurel) en el techo?, ¿se celebra algún banquete?
39.-
¿Se hace bendecir la nueva casa por el cura del pueblo?
40.- ¿Cómo se protege la casa de las tempestades, del fuego, de las fieras, de los insectos, de los roedores y de los malos espíritus o brujas? 41.- ¿Qué árboles o yerbas o flores cumplen el oficio de pararrayos? 42.-
Para proteger la casa o el establo, ¿se recurre a signos especiales (flor de cardo silvestre), inscripciones, símbolos solares, imágenes de santos?
43.- ¿Se suspenden animales o cráneos en las paredes o puertas de la casa para este fin? 44.- ¿Qué se hace para proteger el establo o la cuadra contra enfermedades, animales dañinos o espíritus malignos? 45.- ¿Qué evolución se ha operado en la forma y estructura de la casa, en los materiales de construcción y en las condiciones higiénicas de las habitaciones durante los últimos lustros?
46.-
Peculiaridades.
47.- Elementos constructivos desaparecidos.
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2. EL PIRINEO
2.1. Aspectos geográficos y arquitectónicos
Aragón se halla estrechamente vinculado a la cordillera pirenaica, aunque gran parte de su territorio gravite en torno al eje fluvial del Ebro. Los Pirineos fueron su cuna histórica y su papel en la historia geológica de Aragón fue también importante, tal como reconoce Salvador MENSUA. Los Pirineos se extienden a lo largo de 435 Km entre el golfo de Vizcaya y el Mediterráneo y su anchura máxima es de 150 Km; ocupan territorio navarro al Oeste, oscense y leridano en el Centro y al Este territorio mediterráneo. El Pirineo, pese a estas divisiones y a su compleja estructura, constituye una gran unidad. La orientación de la cordillera en dirección este-oeste queda surcada por los distintos valles, casi todos orientados de Norte a Sur. La Canal de Berdún y el valle del Guarga ocupan largos corredores en dirección este-oeste. Aragón incluye dentro de su territorio unos 135 Km del Pirineo (un tercio de la longitud de la cordillera) que forman parte del Pirineo central, siendo el techo la cadena del Aneto (3.408 m), su cota máxima. La estructura lito-tectónica del Pirineo aragonés configura cuatro zonas bien delimitadas: zona axial, sierras interiores, depresión media y sierras exteriores, que se ordenan en bandas paralelas. En cuanto a los materiales
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que lo fonnan, son rocas predominantemente silíceas que datan de la era primaria y se sitúan en el Pirineo axial, y rocas de naturaleza sedimentaria de composición margo-calcárea de edad secundaria y terciaria que, en bandas alargadas, envuelven a las anteriores en dirección norte-sur. Para M. ª Carmen V ALENZUELA «el hecho de que el Pirineo sea una gran cadena montañosa ha condicionado el uso del suelo con dos grandes factores de limitación: el dominio de los espacios casi verticales con escasa presencia de zonas llamadas cultivables y la existencia de unas condiciones climáticas duras para la agricultura y que favorecen sin embargo el moderno uso del suelo con fines deportivos».
El Pirineo central aragonés ha sido hábitat de un pueblo de pastores, en el que la agricultura sirvió de complemento y la explotación forestal se aplicaba a usos domésticos y de construcción. A esto hay que sumar «la explotación rudimentaria de algunos yacimientos y pequeñas industrias artesanas», cuadro económico que duró hasta el siglo XX, debido al aislamiento de los valles; según Antonio BELlRÁN una actividad peligrosa pero remuneradora era el contrabando, actividad ésta que hemos constatado con la observación de algunas piezas del mobiliario doméstico. El nombre de estos montes parece, tal como indica Guillenno FATÁS, que es de origen griego. La explicación mítica que se dio al término Pirineo, al creerlo derivado de pyr 'fuego', originó la leyenda según la cual habiéndose declarado un gigantesco incendio en la zona afloraron a la superficie grandes cantidades de plata que vinieron a buscar griegos y fenicios. Otra versión situaba en el Pirineo a la ninfa Pirene, abandonada por Hércules y despedazada por las fieras; al darle sepultura, éste gritó el nombre de aquélla, que quedó para designar a los montes. Los romanos utilizaron dos pasos para cruzar la cordillera por el centro: los actuales de Somport y puerto del Palo (Echo); en época medieval se emplearon el «puerto de Esara» (Ésera-Benasque) y el de Jaca (Somport). Durante la antigüedad no parece que hubiera ciudades,.salvo Jaca. Algunas localidades pobladas en el Alto Imperio romano (siglos I al III d.C.) crecieron en la Edad Media y otras son de fundación medieval; en esta época, los valles se aíslan y se convierten en refugio de rebeldes, con lo que aumenta aún más su aislamiento. Los distintos valles introdujeron matizaciones que, en ténninos generales, equivalen a las existentes ahora. Estos valles, como afinna Antonio 22
BELTRÁN, tienen contactos pennanentes, pese a su incomunicación transversal y su camino básico hacia el Sur, así como con territorios franceses situados al otro lado de la cadena montañosa. Los valles de Echo y Ansó han mantenido concomitancias con el Roncal. Los altos cursos del Aragón y del Gállego y la comarca de Jaca serán el núcleo histórico de la entidad política aragonesa. La llanura jaquesa se completa con los valles de Canfranc y Tena; el antiguo Sobrarbe incluía los ríos Ara y Cinca en sus cursos altos, con los valles de Broto, Puértolas, Bielsa y Chistau hasta la línea de Aínsa. En el caso de Ribagorza, ésta se halla hoy dividida administrativamente entre Aragón y Cataluña (Huesca y Lérida), pero sus costumbres son muy similares en las dos nacionalidades, si bien varían de Norte a Sur. Los factores históricos comunes no han detenninado costumbres perceptibles que incidan a nivel global y los valles siguieron cerrados en sí mismos mostrando siempre sus particularismos; ésta es la razón por la cual no se puede generalizar al hablar de Etnología o Artes Populares del Pirineo, contra lo que se ha venido haciendo hasta ahora, pues cada valle o subcomarca dispone de una entidad propia que es preciso analizar aisladamente. En las costumbres influye la vida económica, con fenómenos recientes de cambio cultural. Tradicionalmente hay más relación'entre las cabeceras de los valles que entre éstas y su zona sureña, circunstancia que también queda reflejada en la arquitectura popular. El hábitat pirenaico, salvo excepciones, aparece concentrado en pequeños núcleos de población, con un ligero poblamiento disperso en unidades pequeñas de población aisladas en la montaña, como es el caso de las pardinas, o en cabañas de pastor de utilización temporal (bordas) . En los pueblos, las casas se unen unas con otras por sus muros de medianería, con un sentido de protección mutua, o por el contrario quedan aisladas, expresando de esta forma un sentimiento de propiedad individual mediante estrechos callejones, generalmente desprovistos de salida y con una anchura de unos 60 cm, denominados callizos o gallizos. Es frecuente, aunque ya va desapareciendo, que la calle transcurra bajo pasadizos abiertos en las casas, al modo medieval (fig. 1, a, b, e, f). En torno a la vivienda pueden existir cerramientos de diferentes tipos: terminados por.piedras talladas en forma triangular (fig. 1, c); cubiertos con tejadi23
110 a doble vertiente revestido de placas pizarrosas (fig. 1, d) o de "losas" (fig. 1, j), y aquellos en los que se disponen portones asimismo protegidos por tejadillos (fig. 1, j, k, n).
En Sobrarbe, sobre los portones de acceso a los patios, puede aparecer un pajar provisto de una ventana que sirve para descargar la paja directamente desde el carro (fig. 1, m). Estos patios facilitan a la casa la comunicación directa de la misma con otras dependencias anejas (fig. 1, 1) Y tipifican un modelo de casa que Max DAUMAS ha denominado "casapatio", prototipo extensible también a Ribagorza. Otro aspecto complementario de las edificaciones de Sobrarbe son las torres, que tuvieron en origen un carácter defensivo (fig. 1, 11). Son también relativamente frecuentes, tanto en Sobrarbe como en algunos valles, los espacios abovedados en plantas bajas, que en algunos casos se utilizaban para alojar ganado (fig. 1, g) yen otros, como en Tramacastilla (valle de Tena), servían para guarecer el carro y modernamente el automóvil. En el Viello Sobrarbe, algunas casas constan de un porche (fig. 1, h, i), en cuyo interior se cobija a menudo un pozo (fig. 1, i). Estos pozos pueden estar también en un lugar próximo a la casa (fig. 1, k), como en La Fueva. Los volúmenes externos de las casas de pueblo varían según los valles, mientras que en el caso de la "borda" sólo hay ligeras variaciones, y pocas en el caso de la "pardina". Las casas de pueblo en los valles de Echo, Aragüés y Ansó, bien estudiadas por GURRI SALA Y GÓMEZ SALEGUI, presentan volúmenes mucho más rotundos cuando se hallan aisladas; tienen entonces aspecto de paralelepípedo coronado por altos tejados provistos de hastial achaflanado, sobre el que se eleva la enorme chimenea (fig. 2, c). Cuando las viviendas se construyen en hilera, o bien se unen por sus muros de medianería (fig. 2, b), en el caso de que los caballetes de sus cubiertas se hallen en sentido paralelo a la línea de fachada; o bien dejan entre sí un espacio de unos 60 cm (el llamado "callizo"), en el caso de que sus "caballetes" se hallen en sentido perpendicular a la línea de fachada (fig. 2, d). Las casas que cierran una hilera también destacan desde el punto de vista volumétrico, por la combinación del tejado a doble vertiente con doble inclinación, el rejuego de la gran chimenea y la existencia ocasional del balcón-secadero (fig. 2, a). A menudo éstas tienen el hastial achaflanado. 24
A R: .... c;.U,-, S DEL SOLAt-lO .
..... S.A.D1ZO .
AR.A. O UAS
DEL
50L .... NO. TIPO DE CERCADO .
Ltt...8UERDA
Fig. 1. Aspectos complementarios de la edificaciรณn. 25
J
i.~'PoL .
C .... SA CO"! PORCH~ '(
5A.MtlIE~.
Pozo.
C,t.'SA
LECINA.
PL""'. Poro ,
Fig. 1. (continuaciรณn).
26
VAll.l.OO CON ,EJ,e...OlllO .
m
A LUJA.N .
CA.~A.
"CASA MUR"
CON
TOR~E
01 S T .....
'N' . " CASA
PEOROSON"
Fig. 1. (continuaciรณn).
27
AN~O.
ECHO.
TIPOS OE
CA9A DE LAS CUA"~O
CAS .... S .
E~QUIN"S.
E"C~O.
t!CHO,
TIPO
O~
CAgA. .
Tlf"'O OE CA sA. .
Fig. 2. Tipos de casas. Volúmenes externos.
28
Al So A. โ ข S O R'OA.S.
CASTIELLO .
CASTIELlO.
{lOTAY'A. . TIPO
OE
CASA .
BORDA. OE MIGUEL
OTO.
BO~OA.S.
e /\II PO
VO LUMENES ErreRNOS.
Fig. 2. (continuaciรณn).
29
LAeue:ROA.
LA8UI!«OA.
C¡"¡It-1ENE'-' v
CONJUNTO
Olt CASAS.
HJAOOS.
GI~TA'W.
·· CA,SA
TIPO
06 C ..... SA.
FER~ER"
Fig. 2. (continuación).
30
P-..RDINA.
0& A.ftRASO .
Fig. 2. (continuaciรณn).
31
Generalmente el aspecto de los conjuntos de casas del Pirineo es "máclico", pues sus volúmenes se imbrican entre sí (fig. 2, j, k, 1, h, i). En Sobrarbe y Ribagorza, además del tipo de casa-patio, es frecuente la casabloque (fig. 2, 11, m, n). En aquél, desde el punto de vista plástico, hay magníficos ejemplares de este tipo en el valle de Chistau (fig. 2, i, 11); suelen tener hastial achaflanado bajo el que se dispone un gran alero que guarece un balconcillo corrido. Las bordas (fig. 2, e, f, g) o cabañas donde se alojan pastores y ganado tienen forma de paralelepípedo y techumbre a doble vertiente, particularmente volado sobre el alero en localidades como Sardas (Serrablo); bajo la cubierta se aloja el piso superior abuhardillado, que se utiliza como dormitorio temporal de las personas que la ocupan, aparte de los pastores. El hecho de que este piso sirva también para almacén de forraje se refleja en la fachada por la existencia de una ventana dispuesta en el hastial principal, por donde puede introducirse aquél mediante una polea, o, si la "borda" aprovecha el desnivel del suelo, este piso puede quedar al ras del mismo. La planta baja se utiliza como corral o cuadra. Del aspecto externo de la pardina (fig. 2, ñ) destaca la complicación de los volúmenes creada por sus múltiples construcciones anejas (fig. 2, ñ), pues no hay que olvidar que se trata de casas aisladas de economía autosuficien te y su autonomía requiere por tanto poseer todas las dependencias necesarias para alojar ganado (corrales y cuadras), guardar los aperos de labranza, con los que se cultivan los campos próximos, así como el material imprescindible para la explotación forestal, a la que también se hallan avocados muchos pardineros y para la que se precisa asimismo de locales adecuados. La mayor parte de las casas de pueblo pirenaicas tienen su planta de forma rectangular, tanto las aisladas como las dispuestas en hilera; dentro de este tipo hay alguna variante, como las de los valles de Aínsa-Borau, ordenadas en tomo a un eje de simetría bilateral muy marcado por la ubicación de la escalera, situada justo en el centro del esquema. Además del tipo de planta rectangular, en Sobrarbe y Ribagorza Max DAUMAS definió otras dos tipologías, la primera de las cuales (la que él llama casa-bloque) no diferiría de aquélla; pero sí en cambio la peculiar casa-patio, que enlaza conceptualmente con la villa rústica romana y posee 32
construcciones diferentes para hombres y animales, ordenadas en torno a un patio cerrado al que se accede por un portal. Salvo en esta última tipología, más compleja y variable según el tamaño de la explotación, lo más frecuente es que apenas haya variantes en la distribuci6n general. En la planta baja suelen hallarse, en torno al zaguán (designado con distintos términos según los valles), la cuadra, la bodega, la leñera ya veces la masadería (en algunas casas no existe esta dependencia y en una ocasión la hemos visto en la última planta, concretamente en Beleder, en la zona de Campo) . También se sitúan en esta planta la despensa y, a veces, el granero (Canal de Berdún y Tras de Oroel), así como el cenicero (Campo de Jaca y Tras de Oroel), donde se guardaba la ceniza para hacer la colada. En el primer piso suelen encontrarse la cocina y los dormitorios (o parte de éstos), que normalmente se sitúan contiguos a ésta para aprovechar el calor del hogar y que, o bien están tratados como piezas independientes, o se disponen a modo de alcobas en el interior de una sala. Junto a la cocina se ubican despensas o cuartos para fregar. En la segunda planta puede haber más dormitorios o situarse ya la falsa, que en otros casos ocupa la tercera planta. En sección, la falsa suele abarcar todo el espacio disponible bajo la techumbre, salvo en algunos casos en los que se compartimenta, dejando un rectángulo central para "sala" y dos triángulos laterales o "falsones" utilizados como trastero (Campo de Jaca). Las casas-fuertes, rurales y de apariencia tradicional, aunque con más referencias cultas, se diferencian en el exterior por su aspecto fortificado y por la adición de torres de planta cuadrada o circular; pero en planta no difieren de lo antes descrito, salvo en una mayor diversificación de sus funciones. Por eso las incluimos aquí, aunque no son objeto específico de este estudio, pues fueron ya abordadas monográficamente por Pedro SOBRADIEL. Encontraremos ejemplares abundantes en Sobrarbe y Ribagorza. Los materiales constructivos empleados dependen del medio geográfico y del potencial económico del dueño de la vivienda, siendo más o menos ricos o costosos según esta última circunstancia. Para los cerramientos exteriores la piedra es el material predominante en las edificaciones pirenaicas, mientras que el ladrillo y el adobe van apareciendo conforme nos acercamos al Somontano (por ejemplo, en La Canal de Berdún). Sin embargo, la labra 33
de la piedra y los aparejos de ésta varían según los medios económicos de quien promueve la construcción: los sillares aparecen en casas sólidas y bien construidas, aunque lo más frecuente es que se reserven para zócalo y embocaduras de vanos; muy corriente es el empleo de mampostería, rejuntada (fig. 3, d) o sin rejuntar, en construcciones más modestas (fig. 3, a); generalmente, estos cerramientos se construyen a doble cara vista y se rellena el espacio que queda entre las dos caras con mortero y cascotes, de distintos materiales según los valles. Para la tabiquería interior se utiliza frecuentemente entramado de madera como asiento de los cascotes mezclados con argamasa, revistiéndose a menudo con un revoco y pintura de color blanco, si bien en algunas ocasiones se dejaba a la vista, caso de estar situado el tabique en un lugar secundario de la casa (fig. 3, c). Otro tipo de tabiquería frecuente, además de la mampostería o la de ladrillo (éste en zonas más sureñas), es la realizada con un entretejido de ramas de boj colocado en sentido horizontal y que va enlazado a unos maderos dispuestos verticalmente, como si se tratase de la trama de un tejido (fig. 3, b). Lo resultante se rellena con barro y puede o no blanquearse según interese desde el punto de vista estético. Una variante de la tabiquería interior provista de entramado de madera la vimos en la Canal de Berdún, donde entre madero y madero se colocan unas piezas de ladrillo macizo dispuestas unas sobre otras horizontalmente y con la cara ancha a la vista. Respecto a los materiales de cubrición, aunque lo más generalizado tradicionalmente fue la losa de piedra, ésta se ha ido sustituyendo por las dificultades que plantea su extracción y acarreo, así como por la carestía de mano de obra, tanto para la realización de cubiertas nuevas, como para la conservación de las ya existentes. La pizarra, es decir, las placas pizarrosas, es otro de los materiales tradicionales con bastante arraigo, y más en algunos valles como el de Tena, con la ventaja de que actualmente es fácil de conseguir, colocar y mantener. Tanto el material como los colocadores son de origen gallego y poseen un buen engranaje comercial que proporciona este material cómoda y abundantemente, por lo que se está generalizando en muchas construcciones pirenaicas de nueva planta y en las restauraciones de las ya existentes, con la ventaja de que se adapta bien a los paisajes arquitectónicos y no desentona ni con los modos constructivos tradicionales ni desde el punto de vista cromático. . 34
a
Jro.1AJONES . A PA~EJOS.
e
LANUZA. TAf3IQUERiA
INTERIO R.
BELVEOER , APAREJO.
Fig. 3. Materiales de construcciรณn.
35
Materiales tradicionales en completa recesión son la paja de centeno y la tableta de madera, que todavía pueden verse en las cubiertas de algunas bordas de los valles de Chistau y Bielsa, respectivamente. Frecuente es el empleo de la teja plana, fundamentalmente en los valles de Echo-Aragüés y de Ansó, mientras que la teja árabe va apareciendo conforme nos acercamos al Somontano (Canal de Berdún). Modernamente se han introducido nuevos materiales de origen industrial, casi siempre por comodidad y economía, con la desventaja de que desentonan en el medio donde se ubican y que a la larga no han dado los resultados apetecidos; éste es el caso de las placas de "Uralita" y otras marcas menos conocidas que utilizan como base el fibrocemento, pues tiene poca versatilidad para adaptarse a las cubiertas, las piezas especiales son caras y difíciles de conseguir y existe, por tanto, riesgo de goteras. Los materiales más arraigados tradicionalmente en cada valle han condicionado de modo localista las distintas formas de las armazones de las cubiertas: por ejemplo, en el valle de Tena (fig. 4, 1), las placas pizarrosas se disponen clavadas sobre unas tablas que a su vez apoyan sobre los pares de la cubierta. En los valles de Echo-Aragüés y de Ansó, las tejas planas que se utilizan van provistas de un muñón que se engancha en unos listones (fig. 4, f, d). Las cubiertas de la teja árabe pueden disponer ésta directamente sobre los pares, a teja vana (fig. 4, c), sistema que suele utilizarse en lugares secundarios como pajares o algún fragmento de las cubiertas de las falsas que haya sido restaurado recientemente; pero lo más usual es que la teja se asiente sobre un lecho de tierra apoyado en listones y éstos a su vez sobre los pares que se disponen en sentido perpendicular a dichos listones. En el Pirineo ha sido siempre más usual, como ya hemos indicado, la utilización de losa de piedra asentada sobre "tasca" o cepellones de hierba, colocados con su masa terrosa hacia arriba para que sirva de aislamiento. En todo el Alto Pirineo es usual que las cubiertas posean doble pendiente, de forma que expulsen la nieve lentamente y quede retenida, acumulándose sobre la zona del alero y sirviendo de aislamiento a la vivienda. La inclinación de las cubiertas es más suave conforme disminuye la dureza del clima; por eso varía desde los 42° en el valle de Ansó a los 30° en la Canal de Berdún. 36
L,t.NUZA.
SOL TAร A..
LUCERA
TEJAOILLO
DE PROTECCION.
e
Fig. 4. Techos, armaduras, techumbres y formas de las fachadas en relaciรณn con el tejado.
37
SELVA
CODERO
ZAPATERA TRAVE ALERO
TEJA PLANA S EPARACION LATAS 9 cm .
DE
Fig. 4. (continuaciรณn) (d). Ansรณ. Cubiertas.
38
LISTONES DE MADERA PEGADOS UNOS CON
EN ORIGEN OTROS
E
EN EL SENTIDO
AN
VARAS
O VERGAS
DE LOS ROLLIZOS
FORMANDO LA BASE DE LA TIERRA
APOYADOS VERGAS
EN MEDIANILES
Fig. 4. (continuación) (e). Casa de Berdún. Cubierta.
39
AN~O.
~ORM"
oe
CONSTIItUIIt
LA
CUBIERTA..
ECHO. CU8IERTAc:., Cl-tIMENEA..
ECl<CO.
CUe!ERT'A.S
~p..LLENT,
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CUIt..1ENEA.
DE LAS CuQIERTA.S .
ECHO.
CU"'ERTA .
LA.NUZ'A,
EST R UC1URA
Fig. 4. (continuación).
40
C~HMEH€A
.
o e. LA.S CUBIERTAS.
1.2.3.4 .5.6.7.8.9.10.11.12.-
Chaza Suelo Cantilada Tirante Quebro Tableta o listรณn Boquete Presuera Clavilla Frontal Paja Berdugo
Pino Pino Pino Pino Pino Pino Pino Fresno Fresno Pino Centeno Mimbre
Fig. 4. (continuaciรณn) (11).
41
En cuanto al número de vertientes, suelen ser dos, aunque hay casas que poseen tres y cuatro por el usual achaflanamiento de uno o de los dos hastiales (fig. 4, g); esto y la inclusión de lucernas (fig. 4, a, k), elemento éste frecuente en el valle de Tena por su relación con el Béarn, complican la volumetría exterior de las casas, complicación a la que se suman los tejadillos de los vallados (fig. 4, k, h). En algún caso curioso se disponen tejadillos para otros fines, como guarecer escudos (fig. 4, b) o para la mucho más usual protección del volumen del fogaril cuando éste sobresale de la línea de fachada. La estructura de las techumbres es de par e hilera y para su armadura se utiliza la madera (fig. 4, 1, f, d, e, 11); en ocasiones puede quedar parcialmente a la vista en la propia fachada de la casa (fig. 4, j). En las bordas, los materiales utilizados y el sistema de cubrimiento varían también según las comarcas; valga como ejemplo el dibujo que aparece en el artículo de BLANCO, EXPÓSITO Y SOBRADIEL sobre "Las bordas de San Mamés en el Valle de Gistaín (Huesca)", en IU Jornadas sobre el estado actual de los estudios sobre Aragón (Tarazana, 2-4 de octubre de 1980), Zaragoza, 1981, p. 575 (fig. 4, 11). Las viviendas se protegen tradicionalmente de los posibles atentados contra la propiedad privada con distintos dispositivos de seguridad, funcionales como todos los elementos de la arquitectura popular, aunque puedan adoptar múltiples fórmulas decorativistas. Hasta los clavos de las puertas tienen como misión reforzarlas para que resistan mejor los hachazos de hipotéticos asaltantes, como indica Luis Vicente ELÍAS. Los picaportes pueden ser de hierro forjado (fig. 5, a, b, c) o de madera tallada (fig. 5, d, e, f), según el menor o mayor grado de rusticidad de las casas; de estos últimos, algunos poseen complicados resortes de seguridad, como nos explicaron en Benabarre. Respecto a los llamadores, los tipos más frecuentes son los que tienen forma de anilla aplastada con algún tipo de decoración incisa, los que presentan forma de contorno de pera, o los que adoptan formas de claro simbolismo sexual, con esquematizaciones más o menos veladas del falo, representado a veces bajo la apariencia de estilizaciones animalísticas como la serpiente (fig. 5, g, h, i, j, k) o la mucho más nítida representación de hombre itifálico esquematizado (fig. 5, i). Estos símbolos sexuales enlazan 42
ECHO.
P1C ~PO R.Tr;: .
C\..A.VOS
[e ll o. LLA.M I\ OOR. f'IC.APORn:. CLAVO .
5 Ao,~ITIER . F'ESTlLLO.
I
JASA. ' C... C; .... \..ff\NOW:O·· PICAPORTE BOCALL /W! , CL/WO~ .
1IR'1, P ICAPO~Tf'.
"CASA CA.SErA"
LtRI . .. P.... S TltlLO ..
Fig. 5. Seguridad de la vivienda: bocallaves, picaportes, pestillos, clavos y llamadores.
43
8fROUN. Ll,A. .... A.OOR .
BERDVN. LlA.MADOR.
SBJASQUE, Ll&..MADOR FAlI CO.
lIl('l. "CA.SA CASETA': LlJ\MAOOR .
-~ ~-= -------'+11-
k -(j--
SAN JUAN OE PLAN , LLfl.MAOOR ,
Fig. 5. (continuaciรณn).
44
con los que aparecen en el lenguaje fonnal de las culturas prehistóricas de la más remota antigüedad y que han sido bien estudiadas por Sigfried GIEDION.
Las fachadas de las viviendas del Pirineo poseen vanos relativamente poco numerosos y de tamaño más reducido que en otras áreas geográficas de clima más benigno. Las puertas, o son adinteladas, provistas de dintel de piedra o madera (este último caso en construcciones más modestas), o en arco de diferentes tipos. Las adinteladas frecuentemente apoyan sus dinteles sobre salmeres en voladizo (fig. 6, c), dinteles éstos que pueden ir labrados con motivos decorativos o alusiones a la fecha de construcción del edificio o, por el contrario, aparecer sin ningún tipo de decoración. La cara exterior de los dinteles puede tener forma rectangular (fig. 6, d) o curvilínea (fig. 6, f), pues de esta última fonna sirve como arco de descarga. Son peculiares algunos tipos de puerta adintelada existentes en el valle de Tena (fig. 6, g), de raigambre francesa, realizados en el siglo XIX y de inspiración culta, pues corresponden al estilo neoclásico; el dintel de la puerta queda coronado por una placa rectangular decorada con un relieve que suele representar un jarrón con flores, en el que, a veces, se sitúan a ambos lados dos roleos simétricos. Las puertas en arco suelen ser de medio punto, doveladas, en piedra tallada (fig. 6, i). En la clave de alguna de estas puertas pueden hallarse inscripciones alusivas al propietario de la casa, a su constructor o a la fecha en que se edificó; también son frecuentes las frases religiosas o la introducción de algún símbolo como el "lauburu", esquematización solar de lejano ascendente celta y que se encuentra asiduamente en muchos objetos populares europeos, pues tanto este signo como otros similares guardan relación -como indica HAUSER- con las culturas agrícolas (fig. 6, a, j, b). Ocasionalmente, grandes arcos de acceso se reducen de tamaño a base de abrir en su interior un arco más pequeño (fig. 6, h) o un vano adintelado. Es frecuente asimismo el arco carpanel, que se trasfonna en conopial al imitar el apuntamiento de éste en la labra de sus dovelas (fig. 6, e). Las ventanas son singulannente pequeñas en relación con la fachada (fig. 6, m). Las hay adinteladas (fig. 6, m, k, n, ñ, o, t), con jambas y 45
dinteles de sillar provistos o no de decoración; éstas pueden tener parteluz (fig. 6, u), de ascendencia medieval, o aspecto cruciforme (fig. 6, n), de origen renacentista francés. Ocasionalmente sus alféizares y dinteles pueden decorarse con relieves, generalmente cruces o esquematizaciones de estrellas, aunque también aparecen medias bolas, motivos curvilíneos, etc. (fig. 6, k, ñ, o). Hay asimismo ventanas en arco de medio punto, a veces geminadas (fig. 6, 1) Y de cualquier forma de aspecto románico, o en arco conopial (fig. 6, 11), Y ocasionalmente ventanas adinteladas que imitan en la labra de su dintel la forma del arco conopial (fig. 6, o), casos estos últimos por influencia del gótico tardío. El gótico ha incidido en la aparición de algunas ventanas en arco apuntado (fig. 6, 1, a la derecha). Es frecuente el recercado en blanco de los vanos, que tal corno observó Carlos FLORES no aparece en establos ni cuadras y sí en las zonas de casa-habitación. Algunos valles o determinados pueblos presentan en sus casas la peculiaridad de la existencia de balcones, que pueden utilizarse corno secadero, corno en el valle de Ansó (fig. 6, p), colocados a saliente para buscar el sol de la mañana, protegerse del viento y las precipitaciones y favorecer el secado de la ropa y de los productos agrícolas; suelen protegerse por un tejadillo y tienen antepechos y soleras tradicionalmente de madera. En los valles de Echo y Aragüés abundan los balcones con solera de sillar o losa gruesa, sobre canes en forma de paralelepípedo del mismo material y antepechos de barrotes de hierro (fig. 6, q). Pueblos corno Biescas (Campo de Biescas) tienen en sus casas buen número de balcones, que, a modo de galería, pueden recorrer toda la fachada (fig. 6, r, rr). En este caso Biescas es excepcional respecto a su valle; dichos balcones suelen protegerse por un tejadillo y tienen solera de madera; según su antigüedad, los antepechos pueden ser de madera o de forja, estos últimos más recientes y fruto muchos de ellos de las restauraciones posteriores a la guerra civil (1936-1939), durante la cual el pueblo sufrió graves destrozos. Son también peculiares, en relación esta vez con el valle de Broto, los miradores existentes en otro pueblo de este valle, Oto (fig. 6, s); están construidos en madera y protegidos por un tejadillo en cuyo extremo aparece un faldón de este mismo material, recortado formando ondas; sus flancos laterales se protegen también con unos ligeros tabiques de madera.
46
ANSO, PU ERTA .
ANsa . PUE'RT.A. .
d
AN50.
PU E R T A.
A N SO. F"U E RTA. .
f
BO TAYA. PUERTA .
orAL . C.lBECERO DE PUER TA .
Fig. 6. Vanos: puertas, ventanas, balcones y solanas.
47
h
LA6UEROA .
S AllE~T . MOTIVO DECORATIVO LA.. PORfAOA.
AlUJAN. C,",SA MUR.
TIPO OE PUERT........
OE
8E~ASqVE . CAS A" FRANCISCO S I[RR,.. .. PO RTAD" Y OECORACION.
Fig. 6. (continuaciรณn).
48
At-ISO. VE'I'JTA.NA . "C ~ S .... C .... ZO·'
JASA. VE'NTANA.. "CASA
OTO, VENT A. NA.
L EA NDRO"
C~UCIF'ORME.
ECHO. VENTANAS.
CAsneLLO. VE NTAN A S.
lE C IN A.. CASA NOS/LIARlA.
,. CASA
MOLINERO"
S,A.MITIER . "CA~ A PlAHA.. .. VENTANA,
Fig. 6. (continuación).
49
ANsa. e"lcatJ
EOla. SA.LeaN .
SECA.DERO .
BI~SCA9.
CI-IIMENEA
s
OTO . MIRA.DOR..
Fig. 6. (continuaciรณn).
50
Y SALeaN.
u
aELVEOEIt, "CASA
COSTA': VENTAN".
LASAOSA, VENTAN'"
DE L'" CASA ABAD1 ....
Fig. 6. (continuación).
En cuanto a los aleros, en el Pirineo son frecuentes los de tablas sobre canes; en éstos, a menudo, la última hilera de losas o de tejas que forman el material de cubrición puede sobresalir en voladizo (fig. 7, a), tal como sucede en los valles de Echo-Aragüés. Es frecuente asimismo que sean las mismas losas de la cubierta las que vuelen sobre la línea de fachada haciendo oficio de alero (fig. 7, f). También es usual que el alero esté constituido por la simple prolongación de los maderos de la cubierta y de las tablas de cerramiento de la misma; las losas de piedra sobresalen en voladizo por encima de dichas tablas (fig. 7 , e). Menos corriente, aunque también se da, es el hecho de que las losas vuelen sobre algún tipo de molduraje que haga el oficio de alero y que puede estar constituido por varias hileras de piedra superpuestas en altura y cada vez más voladas (fig. 7, b). Más peculiares son los realizados en 51
EC~O.
ALERO.
A,:c:A.GUAS
F Ig · .7. Aleros . 52
o EL
SOL,t.NO,
construcciones refonnadas o construidas en los siglos XIX y XX, pues denotan ya continuas referencias cultas que los separan de los modos constructivos populares y autóctonos (fig. 7, c, d). En relación con otras provincias aragonesas, como Teruel, la de Huesca no abunda en detalles de rejería de especial mérito artístico y, de toda esta provincia, en el Pirineo es donde más escasea este tipo de detalles. A pesar de todo, hemos visto alguna reja interesante en Ansó (fig. 8), de redondos horizontales, pasados por otros en sentido vertical y fonnando cuadrícula, según modelos usuales en el siglo XVI.
Fig. 8. Reja (Ansó).
En Ansó también es donde más abundan los detalles interesantes en la carpintería exterior de las casas, sobre todo en las puertas, que además de recibir elementos complementarios de cerrajería se tallan con distintos motivos. 53
Es frecuente en el Pirineo que las puertas de acceso a las viviendas sean de una sola hoja, la cual puede estar dividida por la mitad en sentido horizontal (fig. 9, j), si bien, en otras ocasiones, dispone de otra puerta en el interior de la primera, que puede estar más o menos centrada y dividida también horizontalmente. De esta forma se consigue a la vez el aislamiento de la vivienda respecto al exterior y la iluminación del zaguán, dejando entreabierta la parte superior de la misma (fig. 9, a, b, c, d, e, f, g, h, i). En ocasiones, portalones de gran tamaño pueden disponer, bajo el intradós de su arco, d~ un cerramiento fijo (fig. 9, h). También hay puertas más simples de una o doble hoja. En general, los detalles de carpintería se deterioran por las inclemencias del tiempo mucho más que otros realizados con materiales menos perecederos, motivo por el cual es frecuente que se sustituyan por otros realizados con materiales más duraderos (en muchas ocasiones de origen industrial), que debido a su tratamiento inadecuado afectan a la estética de las fachadas. A partir de los pocos ejemplares conservados podemos imaginar cómo eran primitivamente estos elementos. Fueron las ventanas las primeras en adaptarse a las nuevas demandas; así, sus hojas, inicialmente de madera (que en ocasiones eran tablas de madera simplemente ensambladas y en otras, con más lujo de medios, se labraban con motivos geométricos) (fig. 9, k), han ido sustituyéndose por otras provistas de vidrios divididos por saetinos, permitiendo de esta forma la iluminación interior sin necesidad de abrir la ventana, con la consiguiente pérdida calorífica en el interior de la vivienda. A través de relatos de viajeros, se sabe que en el siglo XVIII se había generalizado en parte este hecho. En valles como el de Tena es frecuente el uso de contraventanas exteriores de madera, que protegen la vivienda a la vez que posibilitan el oscurecimiento de su interior cuando es necesario (fig. 9, 1); este sistema es similar al utilizado en la otra vertiente del Pirineo, en el vecino Béarn. En el valle de Chistau, las ventanas situadas en los pisos altos se protegen por una tabla de madera adosada al alero, recortada en forma de escamas de pez (fig. 9, 11); este motivo se utiliza también en las puertas de los cercados que rodean los patios. Mejor suerte ha corrido la carpintería interior, aunque haya casos en que el estado de conservación sea sólo relativamente aceptable, pues muchos de 54
A.NSO, f'Ut:RTA...
ANSO, PUERTA.
"CASA CAro"
AN.SO. PUERTA.
Fig. 9. Detalles de carpintería: puertas, ventanas, carpintería interior.
55
f
ECUO . PUERT .... .
EC~O.
ECHO. PUERTA..
PUER l ....
BOTA'f".
GI;TA\K. P UERTA..
Fig. 9. (conlinuaciรณn).
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PUERTA
E' c. I-lO , Y fNTANA
'< CHIMENEA .
LA.NUZA . VA NOS Y C ONTR"V ENTI\.N AS .
GIST"I>J . DETALLE DECO~I>.TIVO DE: CN<PINl' !iRI'" EN f:'OR ..... " OE E'"OcA~A DE: P~Z.
Fig. 9. (continuaciรณn).
57
n
GEROUN, P UeR • .'"
" C A S A BOIRA"
Fig. 9. (continuación).
los elementos han sido recubiertos por gruesas capas de pintura plástica que enmascaran la textura de la madera. Además de las puertas usuales de peinazos y cuarterones, es frecuente encontrar muchas influidas por decoraciones inmersas en la tradición manierista de línea serliana (fig. 9, m), y, en algunas casas, referencias a la decoración rocalla de aspecto rococó, algo usual en pueblos como Berdún (fig. 9, n). En el interior de la vivienda, el espacio de comunicación principal, donde transcurre la vida de relación y que constituye el centro vital de la casa, es la cocina; tradicionalmente ha estado provista de grandes chimeneas de salida de humos que coronan sus hogares y que se han venido considerando como representativas del Pirineo, pero que, sin embargo, no son privativas del mismo, pues las hemos visto también en el Somontano (ej .: Somontano de Ayerbe, término de Bergosal) y en la Tierra Llana (ej.: Monegros, Robres). Por influencia del país vecino se han introducido hogares de campana común, es decir, la llamada chimenea francesa (fig. 10, c).
58
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A N 5,O .
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CAe; T IE' Ll O, l-IOG A.R , " CASA. GO N ZAL E Z"
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HOGAR . " C ¡:" SA f'EOROSON "
Fig. 10. Hogares: sus tipos y utensilios del hogar.
59
SA61ÑA NI GO. MUSEO DE A RTE S POPULARES . P IEDRA DE ~ O GAR PROCEDENTE DE ABENILLA.
SABIÑANIGO, MUSEO DE ARTES O PIEDRA. DE HOGAR .
POPULAR'ES,·CÁMltJA~'
Fig. 10. (continuación).
60
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.JASA,
CA.SA LEANORO
FUELLE (A.NVERSO)
.JAsA.
FUELLE. (REVERSO)
AISA, CASA BAUTISTA
I
C.... lDERIZO
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~tERROS .
"CASA
BOIRA"
BEROUN. CAMINAL. "CASA 801RA"
Fig. 10. (continuación).
61
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8ERDUN
HOGAR
OLlVAN.
FOGARA.L. "CASA CHOI\N"
OHV(Z.
BERDUN, UTENSILIOS
OLlVAN ,CASA CI-lOAN, "SOLETA" Y CAlOCRIZO.
Fig. 10. (continuaciรณn).
62
DEL HOGAR, "CASA CHIVEZ"
Los hogares suelen situarse en el primer piso, aunque en algún caso los hemos hallado en el segundo (Ansó) o en la planta situada bajo la falsa (Chistaín); en este último caso, en viviendas de tamaño reducido, para evitar la anulación de espacio producida por la chimenea, circunstancia ésta que impele a muchos propietarios a su eliminación, como nos comunicaron que iba a suceder con el ejemplo que aquí reproducimos: el hogar de "casa Bautista", de Aísa (fig. 10, b), del cual posiblemente sólo quedará la constancia en este libro. Otra de las causas de desaparición de estas grandes chimeneas son las corrientes de aire que producen, por lo que es muy frecuente que para paliarlas se encierren aquéllas tras un tabique en el que se practica una puerta de comunicación. Es en el Serrablo donde hemos encontrado los hogares más acogedores, pues todavía se conservan recintos rodeados de muros recubiertos por madera decorada con dibujos geométricos fonnando un zócalo que sirve como respaldo al banco-cadiera ("casa Belio", en Sardas). Las chimeneas se construyen con piedra liviana, "tosca" o cascotes de teja, según las comarcas, y cal; su interior a veces se recubre con ramas asentadas en barro, las cuales pueden prenderse con cierta facilidad, pese a la capa de protección fonnada por el hollín, y provocar incendios; su embocadura se refuerza con vigas de madera que fonnan dos ángulos rectos, y el paso de la planta cuadrada que originan las vigas a la planta circular que describe el cuerpo de la chimenea puede hacerse progresivamente o mediante el sistema de pechinas. La estructura de estas chimeneas adquiere fonnas troncocónicas, troncopiramidales, trapezoidales, prismáticas y abovedadas, o cónicas con remate cilíndrico en el caso de estas dos últimas. El fogón puede hallarse exento, situado en la zona central de la chimenea (fig. 10, e), o bien adosado al muro (fig. 10, d). El llar puede ser bajo y solado con cantos rodados (Ansó) o estar situado a unos centímetros de distancia del suelo, en alto, o ser de una sola pieza en fonna de paralelepípedo en la que puede abrirse a veces una oquedad, o tener dos partes bien delimitadas: la "tizonera" y la "plancha" o "planchuela", según las denominaciones más frecuentes, aunque se documentan numerosas variantes lingüísticas locales. En la "tizonera" o parte alta se disponen los troncos de madera en sentido perpendicular a su bordillo y en voladizo sobre la "plancha", de modo que confonne se van quemando sus extremos la ceniza y los tizones van cayendo sobre la misma. 63
En los ángulos de la "tizonera" se colocan a menudo unos barrotes de forja, empotrados en el suelo, denominados "caminales" o "morillos", según las zonas ("landrés" en Chistaín, "lendres" en Bielsa) (fig. 10, 11), que evitan que los troncos se deslicen o rueden. Su extremo superior en forma de platillo, que en origen servía corno tedero, hoy puede utilizarse corno calientaplatos (fig. 10, e). Los utensilios que en castellano se denominan morillos se usan poco y son más frecuentes en las chimeneas francesas; lo que sí es usual, en cambio, en el Pirineo, es la sustitución de éstos por fragmentos de rm1es de ferrocarril. En el Serrablo suele haber en torno a la "plancha" una piedra, en forma semicircular o formando dos semicírculos seguidos, que tiene corno misión retener en su interior las brasas para que no se desperdiguen (fig. 10, f, g). El fondo del fogón, cuando éste se encuentra junto al muro, puede hallarse ennegrecido o perfectamente blanqueado a la cal; en Berdún, la zona encalada traza una curva en el lugar donde se halla el fogarive sobre la línea que describe la zona ennegrecida del resto de la chimenea. Las chimeneas francesas suelen poseer una plancha de hierro fundido que protege el muro. Actualmente es frecuente la instalación de estufas de leña bajo su campana con el fin de aprovechar la salida de humo de aquéllas. Las cadenas que sostienen el caldero sobre la lumbre, denominadas también llares en castellano, reciben diferentes nombres según los valles: la denominación más frecuente es "calderizo" o "cremallo", aunque existen más localismos. Pueden adoptar formas caprichosas (fig. 10, k), con enganches de forja formados por representaciones animalísticas. Suelen colgar de una viga que cruza la chimenea por el centro en sentido perpendicular a la misma y que en localidades corno Ansó recibe el nombre de "viga cremallera" (fig. 10, a). Entre los utensilios del hogar destacan los fuelles, que pueden ir decorados con incisiones (fig. 10, h, i); los cubiertos de madera de boj, que se tallaban manualmente, corno los que, elaborados por Manuel Larraz, aparecen en la fig. 10, j; éstos podían colocarse en cuchareros (fig. 10, n, abajo). Los "hierros" o "sesos" para retirar o acercar los pucheros a la lumbre (fig. 10, 1) todavía se utilizan; pero, en cambio, han caído en desuso los "tederos" (fig. 10, m, al fondo), en los que se colocaban teas para iluminación y que, corno es lógico, se fl1arginaron con la introducción de la energía 64
eléctrica. Siguen utilizándose, en cambio, los trébedes, llamados "estreudes", "estrébedes", etc., cuando más o menos ocasionalmente se enciende el fuego del hogar (fig. 10, ñ). Estos utensilios podían colgarse de las vigas que rodean la chimenea, en los muros (fig. 10, n) o colocarse en repisas en esquina o "soletas", como las del Serrablo (fig. 10, o). La importancia social que el hogar tiene en el contexto de la casa se refleja, como ya hemos indicado, en los interiores, por sus valores espaciales, mientras que en el exterior es la gran chimenea, dominante en cuanto a la composición volumétrica de las viviendas, la que atestigua esta realidad; quizás sea en Echo donde la fuerza de los volúmenes se refleja con más intensidad en el exterior (fig. 11, a). La salida de humos del gran hogar tiene que realizarse necesariamente a través de una amplia chimenea, cuya desembocadura atraviesa a su paso las dependencias situadas sobre la cocina, transmitiéndoles calor (fig. 11, d), con el inconveniente de la merma de espacio en estos lugares. La forma del remate exterior de las chimeneas depende de su estructura interna y del capricho de los albañiles locales en cuanto a su acabado final, que suele presentar peculiaridades en cada comarca e incluso en cada pueblo; de nuevo nos referimos a Echo para recalcar el aspecto fálico de sus chimeneas. Son éstas troncocónicas y rematadas en una especie de cono redondeado en su cúspide (fig. 11, b); su forma y apariencia nos hacen recordar antiguas civilizaciones, como la etrusca, que tenía por costumbre colocar esculturas fálicas labradas en piedra ("cipos") sobre sus casas y sus tumbas con fines profilácticos. Es también frecuente la terminación realizada con un tejadillo de losas de piedra (fig. 11, h), que en ocasiones se hace doble (fig. 11, c). Sobre estos tejadillos puede disponerse, en ocasiones, una piedra decorada o en rústico, denominada de formas diversas según los valles pero que en el Serrablo recibe la denominación de "espantabrujas", término que explicaría su antigua misión, aunque ahora en todos los lugares ha perdido ya su simbolismo de carácter apotropaico (fig. 11, f). La salida de humos se realiza en este tipo de chimeneas a través de las oquedades dejadas bajo el cono de la cúspide, entre las hiladas de ladrillo dispuestas formando figuras triangulares o cuadradas. 65
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Fig. 11. Chimeneas: su salida exterior, su volumen en fac hada.
66
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Fig. 11. (continuaciรณn).
67
La desembocadura de la chimenea puede dar idea de cómo es la estructura interior de la misma, ya sea paralelepipédica (fig. 11, c) o abovedada (fig. 11, f); si bien, a menudo, no guarda relación con dicha estructura interna, pues muchas desembocaduras de forma cilíndrica (fig. 11, e) tienen estructuras internas abovedadas o troncocónicas. Los hogares de tipo francés poseen desembocadura generalmente paralelepipédica, sin interés especial en cuanto a su volumetría; sin embargo, en fachada, ocasionalmente sí presentan interés sus volúmenes externos, y es cuando los fogarives se reflejan en fachada y quedan protegidos por un tejadillo (fig. 11, i, j, k). En los interiores de las viviendas se han conservado muy pocos detalles de los usuales tradicionalmente, pues muchos de éstos se han ido eliminando al ir cayendo en desuso por la mejora de las condiciones higiénicas de la vivienda, por los cambios de necesidades de sus habitantes, por las mejoras técnicas o por la introducción de nuevos servicios. De los elementos complementarios de la vivienda quizás lo que más ha ido desapareciendo hayan sido las alcobas, aunque hay ocasiones en que se mantienen y no se utilizan como dormitorio, asignándoles otros usos, como el de cuarto trastero; el hecho de eliminarlas es consecuencia de la mejora de las condiciones higiénicas y de la necesidad que se ha hecho patente de ventilar bien los dormitorios, aunque en muchas ocasiones se debe al descenso del número de habitantes de las viviendas y, en consecuencia, a la innecesidad de su utilización para este uso. Hay viviendas en las que las alcobas no han llegado a derribarse, porque es la propia vivienda la que se halla deshabitada. Las alcobas más interesantes de todo el Pirineo las hemos hallado en Ansó (fig. 12, a, b), alojadas tras mamparas de madera, tallada o pintada, en las que se abren arcos. La desaparición de las explotaciones ganaderas familiares ha hecho que en muchas viviendas, en los espacios situados en planta baja y destinados a los animales, se hayan derribado pesebres y otros elementos utilizados por los mismos (fig. 12, e). Estos espacios son frecuentemente abovedados y muy abundantes en Sobrarbe y Ribagorza y posiblemente deban su forma a pervivencias del Románico, como opina Adolfo CASTÁN en relación con el Viello Sobrarbe (fig. 12, f). Este sistema constructivo a base de bóvedas es también utilizado en los accesos a las casas (fig. 12, c). 68
Las mejoras técnicas, como la introducción del alumbrado eléctrico, han hecho caer en desuso elementos como chimeneas de reducido tamaño, por las que salían al exterior los humos producidos por las teas utilizadas como iluminación en épocas pretéritas, a menudo desafortunadamente no demasiado lejanas. Estas chimeneas adosadas al muro y provistas de una campana reducida son similares a las que recoge VIOLANT i SIMORRA procedentes de Cataluña. Por otra parte, la introducción de nuevos servicios comunitarios, tales como la creación de hornos públicos y panaderías de producción semiindustrial, ha provocado que en muchas viviendas se deje de elaborar el pan de uso doméstico en los hornos privados, aunque muchas conserven todavía el horno, que ya no se enciende ni se utiliza; estos hornos suelen presentar auténticas bóvedas realizadas en piedra y provistas de clave (fig. 12, g).
AN50.
ALCOBAS. "C A.SA. OE LAS CU .A.TRO ESQ UINAS"
b
Fig. 12. Detalles de algunos de los complementos de la vivienda.
69
Sfl\lE()E"R, C ASA COSTA,
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BElVEOER,
CASA
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COSTA.
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LlRI. C~SA c,.SETA, "C~\t./I\t-IE"I\p""R¡\ " lIEOA S ,.
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9
SElvEot R , CASA COSTA, BovEOI\ DEL HORN O J
e t5~plpE.. •
Fig. 12. (continuación).
70
"&TALL!i
os.
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Sin duda alguna, lo que más ha desaparecido de las viviendas rurales ha sido el mobiliario, por muchos y diferentes motivos, algunos achacables a los propios usuarios, como son: la búsqueda de la comodidad que proporcionan los nuevos materiales (como los laminados plásticos); los cambios en las costumbres de los habitantes del medio rural, que les hacen desechar objetos antes en uso, y, por último, los cambios de apreciación en el sentido de valorar más lo exógeno que lo autóctono, que les lleva a imitar los modos y modas del medio urbano. Otros motivos son ya de origen ajeno al medio rural, como la avidez de los anticuarios y coleccionistas por traficar o poseer objetos procedentes del medio rural, que, bien por nostalgia, bien por moda, han invadido nuestros hogares urbanos actuales, muchas veces adaptándose a otros usos: yugos que se transforman en percheros, cuencos que sirven como maceteros, artesas que se utilizan como jardineras, prensas de aceituna que sirven de felpudo, cadieras que se emplean como asiento de trabajo, arcones que se convierten en soporte para el tocadiscos, bancos de carpintero que se transforman en mueble-bar; por último, algunas modalidades del mobiliario portátil, como las denominadas "jamugas" o "sillas de novia", sobre las que se trasladaban las mujeres de un lugar a otro, a lomos de mulos, muchas veces han pasado a convertirse en objetos decorativos o a servir como banqueta en los pisos urbanos (fig. 13, a). Las "cadieras" todavía se emplean allí donde las chimeneas se siguen encendiendo; en algún caso tienen uno de sus lados laterales elevados para proteger de las corrientes de aire al individuo que se sentaba en esa esquina: son las llamadas "cadiera-rinconera" (fig. 13, b). Muchas de aquellas disponen de mesa abatible que permite comer en la cocina con la mayor comodidad, difícilmente superada por nuestras actuales cocina-comedor, que rara vez consiguen ser tan acogedoras. De entre los escasos ejemplares de mobiliario interesante que aún se conserva, vimos un bargueño, hoy convertido en objeto decorativo, pero que pudo muy bien utilizarse como escritorio o secreter, realizada en madera de diferentes tonalidades y trabajada con labores de taracea (Berdún, fig . 13, c). En mayor porcentaje, en relación con los muebles antes citados, se conservan los armarios, quizás por la vigencia de su utilidad (fig. 13, d); son de madera, frecuentemente tallada con los mismos motivos que vimos al referimos a la carpintería interior, de inspiración serliana, pues el Manie71
a ABAY. A 1\..1 SO.
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Fig. 13. Mobiliario.
BEROUN. A.RQU IME SA.. "CASA CIIIVEZ"
BERI)UN. ARMAR IO."C />.SA. BO IRA"
72
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y
APARAPOI1:
Fig. 13. (continuaciรณn).
73
rismo y sus formas expresivas arraigaron con fuerza en Aragón, tal como observara Santiago SEBASTIÁN en uno de sus estudios sobre Arte turolense. Otro mueble de equipamiento de las viviendas es el aparador (denominado impropiamente "alacena"). Muchos de éstos se siguen utilizando (fig. 13, e). Se conservan también alacenas de obra, desprovistas de puerta, y aparadores en forma de simples estanterías de madera (fig. 13, h) . Los arcones, que tradicionalmente servían para guardar ajuar doméstico, siguen en uso en algunos casos y para este mismo fin, por lo que se conservan en los dormitorios; pero, en el caso de que presenten labores artísticas, pueden utilizarse como objeto decorativo en comedores o zaguanes, como éste de Sallent, labrado con motivos geométricos (fig. 13, f). Las artesas, en las que solía amasarse el pan y donde ocasionalmente se guardaba harina o los panes ya manufacturados, siguen conservándose frecuentemente en el cuarto de amasar, aunque ahora se empleen para otros fines o se hallen en desuso; sus formas no poseen ningún interés especial, salvo un ejemplar peculiar en Lanuza (valle de Tena), consistente en un tronco de árbol vaciado (fig. 13, g).
2.2. Aspectos antropológicos Sin caer en un excesivo determinismo geográfico, podemos afirmar que la casa pirenaica aragonesa es un fiel exponente de la adaptación al tipo de suelo, al clima, al paisaje, ... , en definitiva, cJ ecosistema propio de los valles altos del Pirineo aragonés. Junto a esto, la condición social y económica de sus moradores determina el número de estancias, el tamaño de las mismas y el disponer o no de campos, prados y ganados. Así, podemos hablar de "casas ricas", "señoriales" o "fuertes", casas de un nivel económico medio, y casas pobres, como escribe VIOLANT i SIMORRA: «La casa no es, en el Pirineo, un mero domicilio. Hay que tenerlo muy presente: La casa pirenaica ha de satisfacer no sólo, la necesidad de habitación, sino también todos los restantes fines de la vida familiar y de relación, hasta la espiritual. En ella el montañés, además del lecho y la comida, el almacén de subsisten cias, el horno, el establo, la cuadra y, en las casas grandes, incluso la capilla».
74
Las primeras casas encontradas en el Pirineo, que aún conservan parte de su estado inicial, pueden situarse alrededor del siglo XVI, pero debido al desarrollo económico del XVIII y sobre todo del XIX se produce un aumento de la construcción de viviendas familiares que determina que la mayoría de las que se conservan en la actualidad corresponda a estos siglos. En los núcleos de población más pequeños, y no entraremos en un análisis de la causa, es prácticamente inexistente la vivienda construida en el presente siglo, más bien encontramos un progresivo deterioro y abandono de la vivienda tradicional. Sólo en las zonas donde el turismo se ha incorporado de una forma clara, se han ido construyendo nuevas viviendas y edificios, con formas constructivas actuales, en el estudio de las cuales no entramos por no ser objeto del presente libro. Los tipos de vivienda que aparecen en estos valles son unifamiliares o más bien individuales, dispuestas de tal forma que debían albergar a diferentes miembros de una misma familia, lo que se llama familia troncal, compuesta por los abuelos, el hijo heredero con su esposa e hijos y, en muchos casos, el hermano o hermana solteros ("tiones"). El espacio culinario ha sido habitualmente el principal de la casa, orientado al sur o al oeste para aprovechar mejor el sol (José C. LrSÓN ARCAL) , pero también la sala, de grandes proporciones, se utiliza, aunque ya en ocasiones excepcionales: fiestas, bodas, bautizos, comuniones, entierros, recepción de visitas, "de cumplido", el día de esquilar el ganado y el día de matar el cerdo. Las alcobas constituían el espacio más privado y personal de cada individuo del grupo familiar. En el nivel superior, la falsa se destina a almacén de los objetos que caen en desuso; para José C. LrSÓN, posee un carácter de transitoriedad, entre el cielo y la tierra, propicio para entes entre humanos y fantásticos, como son las brujas, aunque una creencia generalizada es que éstas penetran por las chimeneas, por eso se introducen en éstas elementos protectores como cruces o espantabrujas. El espacio inferior ("abajo") suele considerarse como el lugar destinado a los animales y los productos naturales; el hombre que trabaja fuera de casa tiene aquí su dominio, mientras que el espacio superior ("arriba"), el interior privado, es predominio de la mujer (José C. LrSÓN ARCAL). 75
La transmisión de derechos y deberes es patrilineal y para evitar la división del patrimonio es preciso nombrar un heredero universal único; el "heredero" a menudo convive en la casa con algún hermano soltero o "tión". La cifra de mujeres herederas suele ser reducida. El "amo" de la casa, a modo de patriarca, decide y designa sobre los bienes e incluso sobre los miembros de la casa. Los hijos carecen de decisión, y sólo cuando éste fallece se hacen cargo de la hacienda. La mujer se ocupa de la casa, limpieza y cuidado de los animales domésticos, y del huerto familiar; a veces también del abono de las praderas, con estiércol o ceniza (valle de Bielsa). Las condiciones higiénicas de la vivienda tradicional no son del todo óptimas, vistas desde una perspectiva actual, cuando el consumo de productos de limpieza se ha convertido en un hábito a menudo obsesivo y desmedido. Debido a condicionamientos climáticos (inviernos largos y fríos y veranos cortos), las actividades fuera del hogar se desarrollan principalmente en la época estival (de abril a octubre): siembra, cultivo, segado de cereal y de hierba de los prados, cuidar los huertos y recoger los frutos ... El resto del año ("tiempo muerto") lo dedican los montañeses a actividades relacionadas con el "interior"de la vivienda. Es entonces cuando las mujeres se dedican más a las labores domésticas, no sólo a la cocina, limpieza de la casa y cuidado de los animales, sino al hilado de la lana y el cáñamo (que, en estos momentos, sólo lo realizan ya las mujeres más ancianas), a hacer la colada, a la criba de grano, etc. Hasta no hace muchos años, el proceso de la colada era largo y pesado; resulta interesante que describamos brevemente en qué consistía: en primer lugar, la ceniza del hogar era guardada diariamente como lejía para la limpieza de ropa de vestir y ropa de cama y mesa, primero la blanca y, posteriormente, la de color. La ropa debía ser depositada en una cubeta especial y tapada por un paño de cáñamo o lino; encima se colocaba la ceniza limpia, y a continuación se vertía agua hirviendo por encima de ella, agua que iba empapando la ropa y caía por un orificio inferior de la cuba, se recogía y se volvía a verter por encima. Este proceso venía a durar unas cuatro horas. El día siguiente la ropa era llevada al río para ser aclarada. Las mujeres que consultamos alababan los poderes desinfectantes y de limpieza de la ceniza, e incluso, como algo curioso, debemos apuntar que esta "lexiva" utilizada para la limpieza de la ropa era guardada para ser utilizada como champú, para el lavado del cabello. 76
La incorporación de redes de saneamiento y electrodomésticos en las viviendas, la utilización de productos de limpieza comercializados, han hecho caer en desuso estas actividades largas y costosas para las mujeres pirenaicas. Otras de las labores asignadas a las amas de casa eran el encendido del fuego del hogar, antaño costoso por no existir fósforos. Antes de la incorporación de éstos, se hacía el fuego frotando dos pedernales que prendían un pedazo de yesta. A ésta, ya encendida, se le rodeaba de hojarasca seca y después se incorporaban ramitas y luego leños más gruesos, pero la forma de encender el fuego variaba según los valles. Según relata VIOLANT i SIMORRA, de esta dificultad nacía el interés de las mujeres en apilar por la noche el rescoldo y la ceniza sobre un tizón encendido, con objeto de que al día siguiente subsistiera la brasa. Y, asimismo, se prestaban brasas entre vecinos, "favor que no se puede negar a nadie". En la actualidad, esta práctica de apilar el rescoldo por la noche, antes de irse a dormir, sigue subsistiendo. El razonamiento que suele darse es el de que, como en todas las casas hay gatos, si éstos pisan el fuego pueden transportarlo a algún lugar de la casa y producir algún incendio, como así ha ocurrido algunas veces; pero otras medidas de protección, como realizar cruces sobre la ceniza o colocar sobre éstas las tenazas en forma de cruz, podían tener connotaciones profilácticas contra los malos espíritus o las brujas. Había un día al año en que el fuego del hogar era encendido de una manera especial. Este rito, generalizado en todo el Pirineo aragonés, aún se sigue practicando en algunos hogares. Se realizaba en Nochebuena y consistía en recoger un gran tronco ("toza" o "tronca") de gran tamaño y calidad , que era depositado en el centro del fogarive; antes de la cena, ayudándose de un vaso de vino, un porrón o una botella, en unos casos el más pequeño de la casa, en otros el mayor de edad, procedían a la bendición de la "tronca", haciendo la señal de la cruz sobre la misma, a la vez que repetían las siguientes palabras (con ligeras variantes según los valles): "Buena casa, buena brasa. Buen tizón, buen varón.
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Dios conserve a todas las personas y animales de esta casa. Yo te bendigo, Tronco de Navidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén".
Ateniéndonos al significado de esta oración o plegaria, vemos que lo rogado es todo lo deseado para la "casa": que sea "buena", que nunca falte fuego ni buen varón que trabaje por ella y la perpetúe. Como parte integrante de la casa, se incluye a las personas y a los animales, pidiendo su protección. Son muchos los elementos que se han utilizado, y algunos siguen perviviendo, como protectores de la casa frente a agentes naturales: granizadas, rayos, sequías, plagas, maleficios, malos espíritus, brujas, ... Contra las tormentas y las granizadas, en muchas de las casas tienen una cruz guardada que es utilizada cuando amenaza mal tiempo. Otras veces, y según las zonas, se encendía la vela de Jueves Santo mientras duraba la tormenta. En Berdún hemos recogido una práctica que no es utilizada en otras partes y que consiste en el uso de piedras bendecidas el sábado de Resurrección para ahuyentar las tormentas y que eran lanzadas desde la ventana al exterior. Otra práctica generalizada es el repique de campanas. En algunos lugares se lanzaba sal al fuego como medida protectora frente a elementos naturales atmosféricos. En el valle de Canfranc (Castiello), colocaban un cuchillo en la ventana a modo de pararrayos. No sólo la casa era objeto de protección, sino también las cuadras y los campos. En este sentido hemos recogido información relacionada con la protección frente a elementos no naturales o malos espíritus. Por ejemplo, colgar patas o cabezas de animales en la puerta de las cuadras; también "buxetas" (pequeñas ramas de boj). El Domingo de Ramos eran bendecidos por el cura ramos de olivo, laurel, boj, ubajay o pinsapo, según las zonas, que posteriormente eran depositados en el pajar, granero, campos y vivienda para protegerlos frente a las tormentas que podían destruirlos y malograr la cosecha o el alimento. En 78
este mismo sentido, existía la práctica de rociar las distintas dependencias de la vivienda, incluso corral, falsas y cuadras, con agua bendecida por Pascua de Resurrección. La costumbre de "sacar la cuaresma" (bendición de las casas por el cura, habitualmente gratificada en especie), generalizada en Ribagorza, se va perdiendo en la actualidad; para José C. LrSÓN, suponía dejar paso a la abundancia y a la prosperidad frente a un período de penitencia y ayuno. También va desapareciendo la costumbre de hacer bendecir la casa por el cura una vez terminada la construcción de ésta, si bien a veces pervive el hábito de celebrar "la levantadera", "rematadera", "colitadera", etc. o terminación de las obras con una comida, a la que se invita a los operarios. La desaparición de estas costumbres se ve afectada por el proceso de aculturación que viven las sociedades del medio rural en los países industrializados o en vías de industrialización.
Las casas grandes podían, en su complejidad, poseer incluso capilla, como és ta de casa e hívez, en Berdún (mayo 19 82) .
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Falsa de casa González Pardo (antiguo prado Guillén), en Espierba (novie mbre 1987).
El espacio culin ario ha sido habitualmente el principal de la casa. Espierba (septiembre 1983).
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Algunas casas pirenaicas aún conservan hornos de este tipo . Museo del Serrablo (junio 1981) .
El esp acio infer io r sue le considerarse com o el lu ga r des tinado a los a nimal es. Casa González (an ti g uo prado Gui ll én ), en l sp ierba (agos to 1987).
Artesa n o lej iend o en un lelar de bajo li zo (oc lubre 1977). G uaso .
Como elemento profilĂĄctico podĂa recurrirse a amuletos como esta pata de animal. Lecina (septiembre 1987).
Diversos amHletos. PuĂŠrtolas (julio 1977).
Un amuleto utilizado frecu entemente: la herradura. Acumuer (octubre 1988).
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Las alcobas y dormitorios constituían el espacio más personal de cada individuo del grupo familiar. Museo del Serrablo (junio 1981).
La mujer suele ocuparse del huerto familiar. Chisagüés (mayo 1986).
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El dominio del espacio inferior corresponde al hombre. Museo del Serrablo (junio 1981).
Otra de las labores asignadas a las amas de casa era el encendido del fuego del hogar. Casa Suel, en San Juan de Plan (junio 1981).
3. JACET ANIA
La Jacetania, junto con Sobrarbe y Ribagorza, constituye una de las grandes comarcas geográficas en que puede dividirse el Pirineo aragonés. Su capital es Jaca, aunque Sabiñánigo constituya una cabecera de apoyo en la organización del sector oriental (según J. CALLIZO). Las sierras exteriores del Pirineo la aíslan de las tierras meridionales aragonesas, con las que ha tenido contacto a pesar de todo por la práctica de la trashumancia, si bien, tradicionalmente, la relación ha sido mayor con los valles de la vertiente francesa, relación que cristalizó en la abundancia de matrimonios mixtos y que ahora paradójicamente se está perdiendo con la mejora de las comunicaciones; las antiguas sendas y caminos favorecían unas relaciones humanas más intensas, de modo oficial u oficioso (era habitualla práctica del contrabando). En torno a los valles de los diferentes ríos se articulan las distintas subcomarcas, dispuestas como éstos en dirección norte-sur; encerradas herméticamente en sí mismas por la dificultad de las comunicaciones transversales, sólo favorecidas en la cabecera de éstas por el río Aragón, han conservado sus costumbres peculiares y sus modos constructivos habituales y diferenciados, aunque posean unos caracteres generales comunes a toda la comarca. En la Jacetania, los límites de propiedad de los campos se protegen generalmente con cercados de mampostería, terminados con sillarejos triangulares, dispuestos a soga y con el vértice hacia arriba. 83
Abundan los tipos de casa de planta rectangular, a menudo con la escalera situada en el centro, sirviendo de eje de la composición y dejando a ambos lados las distintas dependencias (valle de Aísa-Borau y Campo de Biescas). Se construye con muros de mampostería, de un grosor que llega a alcanzar los 60 cm. Los vanos suelen ser pequeños para aislar el edificio de las bajas temperaturas y de la oscilación térmica. En cuanto a los sistemas de cubrición, van desde la laja de pizarra (valle de Tena) a la losa de piedra o la teja árabe, según los valles; menos común es la teja plana (valle de Ansó y Echo-Aragüés).
3.1. Valle de Ansó Se trata del más occidental de los valles transversales del Pirineo aragonés y constituye lo que podríamos denominar la cuenca hidrográfica del río Veral, afluente del Aragón, limitada al N por el Pirineo Axial y al S por la Canal de Berdún. Considerado como unidad geográfica, el de Ansó es uno de los valles más vastos del Pirineo aragonés, con unos 23 Km de longitud y una superficie cercana a las 21.500 Has. Pese a ello, las características geomorfológicas del territorio hacen de él un valle estrecho y de contornos muy irregulares, cuyas laderas caen en fuertes pendientes sobre el Veral formando las características brechas o "achares". El valle es, en realidad, producto de la lenta erosión del río sobre un terreno de flysch, amplia zona de materiales blandos limitada, al N y al S, por fuertes estrechamientos producidos por la acción del río sobre estratos de calizas eocenas. Estos últimos constituyen los auténticos "cierres" del valle, con el imponente achar del Castillo en la parte superior y la inquietante y hermosa foz de Biniés en su tramo inferior. El fuerte abarrancamiento del valle y la profusión de torrenteras dificultan notablemente la existencia de terrazas cultivables, y, por lo tanto, lo han hecho históricamente muy poco atractivo al asentamiento humano. Sin caer en los tonos sombríos con que, a comienzos de siglo, describiera dicho valle el aragonés Lucas MALLADA, lo cierto es que el de Ansó es un valle de difícil acceso, muy mal comunicado hasta fechas recientes y con condicio-
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nes físicas de subsistencia francamente duras. A la precariedad de terrenos cultivables hay que añadir la crudeza del clima, en transición entre el de influencia oceánica y el propio del Pirineo Central, y el alejamiento de las fuentes de aprovisionamiento doméstico. Dejamos constancia de todo ello por cuanto todas estas variables, unidas a otras --como más adelante veremos-, van a influir poderosamente en el hábitat característico del valle y, en mayor medida, en el diseño y realización de la casa tradicionaL Las ya aludidas características geomorfológicas del valle han forzado el asentamiento en la parte más dilatada de su cabecera, Ansó y Fago, donde viven no más de 800 habitantes; el poblamiento de Santa Lucía se encuentra hoy deshabitado, en un progresivo proceso de despoblación y en el contexto de una rápida pérdida de la vocación económica tradicional, la ganadería. Otro núcleo interesante sería Biniés, junto a lafoz de su nombre. Sin embargo, el hecho de que su tradicional economía de montaña basada en una modesta agricultura de subsistencia pero fuertemente asentada en un notable potencial ganadero y forestal se halle hoy en proceso de profunda transformación, no obsta para que el estudio de la casa ansotana (tanto la estable como la temporal o de apoyo, "bordas") sólo pueda hacerse hoy sin perder en ningún momento de vista los modos económicos tradicionales y las especificidades culturales de dicho valle. Debemos recalar, en última instancia, en un aspecto de singular importancia cual es la situación geográfica del valle de Ansó respecto a los territorios colindantes. De la vecina Navarra el valle ha venido recibiendo (como han señalado diversos autores y, de forma destacada, VIOLANT i SIMORRA) fuertes influencias culturales, aún hoy detectables en su cultura y, singularmente, en todo lo concerniente a la vivienda. Hasta la mejora de las comunicaciones con la Tierra Llana, el valle recibió una más que notable influencia del Béarn francés, su mercado natural hasta fechas muy recientes. Más difíciles fueron tradicionalmente, sin embargo, los intercambios de todo tipo con el vecino valle de Echo y, en mayor medida, con la llanura, a la que, sin embargo, se veían obligados a desplazarse de otoño a primavera los dilatados rebaños ansotanos. Es éste un aspecto que debe tenerse muy en cuenta a la hora de abordar cualquier estudio del tipo que nos ocupa. La morfología del suelo, la climatología y la preponderancia de la gana85
dería y la agricultura de subsistencia sobre el comercio y la industria contribuyen, decisivamente, a la configuración concreta de la casa-tipo ansotana. Como casi todos los pueblos del Pirineo, Ansó se levanta sobre un leve altozano o plano inclinado y sus casas se encuentran orientadas a Oriente y a Poniente y, muy raramente, al Norte. Concebida para que en ella tengan cabida, además de sus habitantes, todos los elementos necesarios para la subsistencia (establos, pajar, horno, etc.), la ansotana responde a la tipología que BLANCHARD denominó "casa doblada", frecuente, por otro lado, en casi todas las cabeceras de los valles pirenaicos. La práctica totalidad de las viviendas ansotanas son unifamiliares y, aunque dependiendo siempre de la situación económica de sus moradores, su concepción y distribución responden a las peculiaridades derivadas de la economía de montaña en casi todas ellas. En función de un fenómeno muy peculiar de los altos valles, la mayoría de las casas carecen de paredes medianeras y se hallan separadas unas de otras por un estrecho callizo o "gallizo" de unos 60 cm de anchura. Este callizo, ciego normalmente en su parte posterior, tiene su origen en el tradicional deseo de sus moradores de eludir toda responsabilidad arquitectónica respecto a sus vecinos, comúnmente identificado con el concepto individualista de la propiedad, tan fuertemente arraigado en el Pirineo. Actualmente esta costumbre tiende a desaparecer; es normal que los callizos sean usados, tras acuerdo común entre vecinos, como leñera o almacenamiento provisional de otros materiales. No obstante, cuando las viviendas se disponen en hilera, se unen por un muro paralelo al caballete de la cubierta. La distribución de la vivienda ansotana responde fielmente a las necesidades de la economía doméstica y a los imperativos climáticos. Normalmente se trata de casas de dos y tres pisos, cuyas piezas se encuentran, invariablemente, distribuidas del siguiente modo: La planta baja o "solero", al que dan la cuadra y la bodega, así como el "cuarto de masar" y la despensa. En las casas más pudientes se encuentran en esta misma planta los dormitorios del servicio, normalmente de una sola pIeza. En el primer piso se abren las "cambras" (salas), unas con "posientos" (dormitorios) y otras con alcobas. De no existir otra planta, en este primer piso se encuentra también la cocina; si no, ésta va en el segundo piso, pro86
vista de amplia y característica "cheminera", que se sitúa en el centro de la estancia o se adosa a la pared, pero, en cualquier caso, ocupando un gran espacio acorde con la función de estancia esencial de la vivienda. El tercer piso está íntegramente ocupado por la "sabaya" o yerbero, término éste -como se verá en otros muchos casos- de fuertes resonancias semánticas vasco-navarras. Estilísticamente, en Ansó se detecta una fuerte pervivencia del románico y del gótico tardío (frecuencia del arco carpanel apuntado) en decoraciones de arcos y dinteles. Abundan, por otro lado, las referencias a la cultura vasco-navarra, sobre todo en los detalles decorativos de dinteles de puertas y ventanas: "lauburus", estrellas discoidales de variable número de puntas, símbolos solares, etc. Algunas casas, las de más solera, presentan blasones y es frecuente la aparición de fechas alusivas al momento de su construcción sobre la clave de numerosas puertas. Desde el punto de vista de los materiales constructivos, se utiliza con preferencia la piedra gris, tallada en sillares o mampuestos, dependiendo la labra parcial o total de la posición económica de sus moradores. Los sillares suelen disponerse en las embocaduras de los vanos y, en ocasiones, en zócalos de unos 2 m de altura. Para la estructura interior de la casa, incluso para sus forjados, se usa con profusión la madera, muy abundante en el valle y de excelente calidad. Los muros exteriores presentan un espesor medio de 60 a 80 cm, a doble cara vista y con relleno interior. La tabiquería interior suele hacerse con entramado de madera, cascote de teja y, en mayor medida, de "tosca", piedra muy porosa, por ello muy ligera e isotérmica, parecida a la llamada piedra pómez. Una vez secos, los tabiques se blanquean con "escalio" (barrido ocre claro, muy fluido, procedente de las cuevas próximas a la población). En la cubierta, las "tellas" (tejas) son de terracota, rectangulares, de 20/25 cm x 35/40 cm y 2/3 cm de grosor; en su parte inferior, van provistas de un "muñón" o "ñudo" para su posterior enganche en las "latas" o alfaIjías. Dichas "latas" se apoyan en los "capirones" en sentido perpendicular y dejando un espacio entre ellas de aproximadamente 9 cm. Como en pocos otros lugares de Aragón, en Ansó se observa una estrecha relación entre la estructura de la casa y la naturaleza del suelo y del clima, y, en igual medida, entre la forma de ésta y las ocupaciones y ne87
cesidades de sus habitantes. Una baja temperatura media anual-cifrada en 9,YC- y una considerable precipitación (que suele ser de nieve desde comienzo del otoño hasta finales de la primavera) obligan a la adopción de una serie de medidas arquitectónicas específicas, tales como la escasez y brevedad espacial de los vanos, y, por la misma razón, a la fuerte pendiente de la cubierta (que alcanza, en este caso, una media de 42°). Razones de tipo climático han impuesto, asimismo, que la cocina constituya el centro vital de la vida doméstica (como más adelante se verá). Es obvio, finalmente, que la disposición o distribución espacial del interior ya descrita responde a la necesidad de cobertura de las necesidades domésticas y del ganado, siempre bajo el presupuesto de una larga estancia invemallejos de las fuentes de aprovisionamiento (casa/almacén y, de modo estacional, casa/taller además). Especial relevancia posee, a este respecto, el tema de las cubiertas. En Ansó, éstas vierten a dos o cuatro aguas. Sus faldones tienen siempre doble vertiente. La segunda de ellas descarga su peso sobre los canetes del alero y se apoya en vigas llamadas en el lugar "coderos". Éstas, a su vez, enlazan con el "capirón". Los "capirones", dispuestos en ángulo agudo, sostienen el peso de la cubierta y bajo el ángulo por ellos fonnado se dispone una viga denominada "bizcarrera". Más abajo, y en sentido horizontal a ésta, va colocada la llamada "selva" y, por último, la viga "zapatera", dispuesta sobre el muro, recibe el empuje de los "capirones". En el interior, sistemas de vigas en fonna de tijeras (así, por ello, denominadas) refuerzan la parte interna de la cubierta, recibiendo el peso de la misma a través de la "selva", que apoya en éstas en sentido perpendicular y transmite el empuje de los "capirones", a los que cruza por debajo en el mismo sentido. Respecto a los vanos, son -como ya queda apuntado- breves y escasos. Las casas más primitivas sólo presentan pequeñas ventanucas de una sola hoja con un pequeño ventanillo, esencialmente diseñado para escudriñar el exterior sin ser visto. Con posterioridad, esencialmente en función de las nonnas higiénicas dictadas en el siglo XVIII, comenzaron a proliferar los balcones, los más antiguos de los cuales son en voladizo, con antepecho de madera pulcramente labrada, y abiertos nonnalmente en la fachada lateral al caballete y de un ancho a él equivalente. Más modernos, de comienzos del s. XIX, son los antepechos de hierro fundido, de los que existen en Ansó diversos ejemplares de singular belleza. Pese a la escasez 88
de los vanos, conviene destacar cómo éstos son suficientes en número y dimensiones para que se cree la necesaria corriente de aire que favorezca el tiro de las grandes chimeneas. Como en casi todas las cabeceras de valle del Pirineo aragonés, la casa ansotana presenta una sola puerta, casi siempre de dos hojas, provistas de "gatera" o "forau da puerta", y colgada sobre un sencillo sistema de "alcuazas" (goznes). El sistema de cierre metálico por cerradura (llamado aquí "zarralla") es relativamente moderno, así como los pestillos ("tranquetas"), toda vez que la casa tradicional solía ser bloqueada mediante ingeniosos sistemas de cerrojos de madera o, más comúnmente, "trancando" o "embarrando" el acceso mediante una gruesa viga alojada en sendos huecos en la cara interior de las jambas. Tanto en los cierres de vanos interiores y exteriores como en el mobiliario en general, los detalles de carpintería se cuidan con mimo. Las puertas exteriores presentan frecuentemente tallas con motivos de puntas de diamante, cuadrilóbulos o incisiones en rehundido. En la decoración de las puertas interiores priman los motivos geométricos de origen serliano. Con frecuencia, las separaciones de las alcobas recurren también a las labores de carpintería: la madera se talla o bien se pinta con dibujos policromos. En el primer caso, lo normal es que aparezca pintada de un color marrón oscuro rojizo con la técnica allí denominada "al almazarrón". Aunque sencilla, la labra aparece también muy cuidada en la baranda de las escaleras y, con especial detalle, en el denominado "pilón" o arranque de pasamanos, rematado por alguna sencilla figura, donde tradicionalmente se colgaba el zurrón al regreso del pastoreo. Desde este punto de vista ornamental, las labores de carpintería son asimismo notables en los aleros, donde normalmente se centra la atención en el molduraje de los canes. Desde el punto de vista constructivo es lógico que, en un lugar donde la figura del arquitecto era secularmente desconocida, las obras fuesen producto de un perfecto ensamblaje de las tareas de albañilería y carpintería, correspondiendo la dirección de la empresa al más avezado de los operarios. No obstante, la labor de forja y de herrería en general también tenía y tiene su importancia, toda vez que en Ansó abundan los motivos de forja aplicados a la carpintería exterior: clavos, bocallaves, llamadores (estos últimos en mayor profusión y diversidad figurativa que en muchos otros enclaves del Alto Pirineo), etc. 89
Como ocurre en los valles vecinos, en Ansó es frecuente el recercado de huecos correspondientes a la casa-habitación, si bien en este caso, además del recercado en blanco, es usual dejar las embocaduras con color oscuro de la piedra en resalte sobre el enlucido con revoco blanco de la fachada. Como elemento ornamental, la rejería, aunque primorosa, es escasa en la vivienda ansotana ya que el antepecho de los aludidos balcones-secadero es de madera recortada o tallada y, en todo caso, de excelente calidad. Condiciones climáticas y económicas han impuesto, como ya se ha indicado, una rotunda sobriedad de espacios y usos. El recoleto patio hace las funciones de atrio y recibidor eventual e, incluso, sirve de escenario para las labores domésticas de supervivencia, hoy en franca regresión (matanza del cerdo, cardado de la lana, manipulación de simientes, reparación de aperos, etc.). Son muy escasos los espacios abiertos, como corrales y corralizas, y las solanas se intentan tan sólo a través de los balcones-secadero y los bancos junto a la entrada, casi siempre orientados al Este o a Mediodía. Desde un punto de vista higiénico, sólo a partir de fechas muy recientes puede hablarse en propiedad de lavabos y retretes, ya que la obligada costumbre fijaba la cuadra como único recurso de satisfacer las necesidades fisiológicas. Sin duda es la cocina el lugar más importante y de interesante estudio del interior de la casa ansotana. Pese a las notables mejoras domésticas, propiciadas por una mayor calidad de vida, la cocina sigue siendo la pieza fundamental de la casa ansotana. Como único foco de calor -incluso de luz- antes de la llegada de la electricidad, la cocina constituye la columna vertebral de la vida doméstica durante la mayor parte del año. Dispuesta, invariablemente, en el primer o segundo piso, acostumbra a estar solada con tablas, reservándose la losa de piedra para la zona donde se sitúa el "fogaril" (hogar bajo), sobrevolada por el amplio hueco de la campana de la chimenea. Ésta se halla en el centro de la cocina o, más frecuentemente, adosada al muro. Asentada sobre un lecho de arena, la base del "fogaril" es de losa o de canto rodado rematada con sillarejos en forma de parelelepípedo. Tras el cuerpo delantero o planta se halla, en algunos a la misma altura y en otros algo más elevada, en disposición paralela o formando ángulo con el primer cuerpo, la "tizonera", que en algunos casos 90
penetra en el muro a través de la oquedad del fogarive, obligando a la construcción de un saledizo volado, característico de la zona, en la parte exterior del muro. Entre uno y otro cuerpo se levantan los "morillos", columnas de hierro macizo para sostener los tizones y que suelen ir unidas en su base por una plancha ideada para evitar el derramamiento de la ceniza. Frecuentemente, los "morillos" se rematan por "tederos", parrillas para el secado de las teas, y a menudo se adornan con enganches para apoyar o colgar los útiles de cocina. Por encima del fogaril, y atravesando el primer cuerpo de embocadura de la chimenea, se halla la "viga cremallera", de la que pende el "cremallo" como útil de suspensión de ollas y calderizos sobre el fuego. La campana es, invariablemente, cuadrada o rectangular, formada en su embocadura por vigas trabadas en ángulo. El arranque es, sin embargo, troncocónico gracias al uso de ángulos de corrección que, a guisa de pechinas, curvan progresivamente su sección. Las paredes de la chimenea son de "tosca" (piedra porosa, isoterma y liviana) y es norma obligada que ésta sobresalga por encima de la cresta de la cubierta ("aguilón "). Invariablemente van cubiertas por "sombrero" semicircular o cónico, rematado por un canto rodado o un puchero de barro con simple intención ornamental (es decir, desprovisto de la carga mágica o esotérica que a dicha pieza se le concede en otras zonas de la provincia de Huesca). Especial interés tiene, por otro lado, el mobiliario de la cocina, y de él, ante todo, la cadiera o cadieras, bancos corridos de alto respaldo con mesita abatible o fija situados a ambos lados del fogaril. Más difícil es hallar una tercera cadiera situada al fondo cuando no está el hogar adosado al muro, precisamente la más batida por los humos y por ello denominada, como señala M. AL V AR, "banco de los yernos". En algunos casos, se dispone de una amplia "caxa" o arcón, que, accidentalmente, desempeña las funciones de la cadiera. Singular importancia poseen, asimismo, la "espedera" y el "aparado", vasar o armario aparador de madera o de obra, auténtico escaparate de la economía doméstica en cuanto en él tiene su ordenado acomodo todo el menaje de cocina. Debajo o próximo a este mueble suele estar el cantarero o, más propiamente, el banco de las "herradas", tonelillos troncocónicos de madera amordazados por relucientes duelas de cobre o latón. Pieza en tran91
ce de desaparición si no prácticamente desaparecida es el "cenicero", recipiente de obra o madera anejo al fogaril en el que, tradicionalmente, se almacena la ceniza con destino a la colada. Resulta difícil hoy reconstruir los ritos o prácticas tradicionales desarrollados a la hora de encender o recoger el fuego. Sin embargo, es detectable aún una difusa relación del fuego encendido con los rayos de las tormentas (creencia en un efecto de atracción que hallaremos con más nitidez en otros lugares del Pirineo). Lo cierto es que aún hoy se suele envolver cuidadosamente el rescoldo de las cenizas, pero en ello hay que ver razones de tipo económico -el rescoldo servirá para prender el fuego de la mañana siguiente- antes que de tipo espiritual. De la rica cultura generada o desarrollada en torno al fuego poco o nada sobrevive hoy en Ansó. Tan sólo se conservan algunas tradiciones religiosas evidentemente "cristianizadas", tales como el acarreo y custodia de un grueso tronco de boj ("buxo" o "buxaco"), comúnmente conocido por "baguera", que se encendía en el atardecer del día de Nochebuena "para calentar al Niño" y al que se intentaba mantener en combustión el mayor tiempo posible. El resto de las piezas o estancias de la casa tiene una menor relevancia . Las salas ("cambras") y los dormitorios ("posientos") están situados en el primer o segundo piso -siempre en función del número de plantas- y las alcobas, cuando las hay, se disponen comúnmente tras arquerías realizadas en madera, tallada o pintada. A menudo, disponen de armarios empotrados forrados de madera y hojas con tallas de cuarterones. En las puertas de aquéllas pueden admirarse, frecuentemente, decoraciones de esvásticas o estilizaciones solares que enlazan con las que aparecen en las estelas discoidales vascas anteriormente aludidas. Son también usuales las "cajas" y alacenas, con los motivos decorativos antes citados sobre las primeras. En los dormitorios, las camas tradicionales son sencillas y exageradamente altas. Suelen ser de cuatro pilones y de jergón de cuerda de cáñamo cubierto por una especie de edredón relleno de "aguazos". La excesiva altura de los lechos, que permitía disponer de un espacio adicional de almacenaDÚento, se palía visualmente mediante el llamado "delantacama", ancho cobertor de ganchillo que camufla la notable altura de las patas. Poco más puede apuntarse sobre el resto de las estancias, toda vez que -como ya observó GARCÍA MERCADAL en 1930- no suele haber ni cuartos 92
de estar ni comedores en la casa tradicional. Ni qué decir tiene que este aspecto ha cambiado notablemente en los últimos años, al socaire tanto de una apreciable mejora de la calidad de vida como de la demanda del turismo temporal. El terrazo, el aluminio, los laminados plásticos y una larga serie de materiales extraños al lugar han hecho su aparición en el valle, transformando profundamente la casa tradicional, cuyo espacio interior ha sufrido una amplia redistribución. La sobriedad es, insistimos, la nota dominante de la casa ansotana. Se evidencian muy pocas concesiones a lo ornamental; en última instancia, la componente ornamental que aporta la geométrica disposición de los cantos rodados en el pavimento de los "soleros", entre los que, en algunos casos, se encaja una pequeña losa con las iniciales del que hizo construir el edificio (el primer amo de la casa). En paredes y muros interiores sólo se operaba una o dos veces al año (para las fiestas patronales y para Navidad) "escaliando" (blanqueando) con "escalio", especie de caolín más "sufrido" que la cal, procedente de las cercanas cuevas de Liforas y Santa Lucía. El escalio aparecía en las fachadas solamente en el caso de las casas más pudientes y, en todo caso, circunscrito a las portaladas y ventanas y casi nunca más de una vez por generación habitante. En cuanto a la limpieza doméstica, aunque suficiente, solía ser muy escueta, limitándose la insistencia a la cocina y a las escaleras, barridas con escobillas de boj y, de tanto en tanto, fregadas con "agua de aguazos" (especie de guadaña frecuente en los alrededores de la población). Esa misma sobriedad es evidencia, asimi'smo, en los hábitos domésticos de tipo ritual y protocolario. Aún hoy, las casas de nueva factura suelen ser bendecidas por el párroco local, acto a veces acompañado de un pequeño refrigerio para los más allegados. No obstante, se ha perdido ya la costumbre de los convites funerarios, permaneciendo el hábito de la "chocolatada bautismal" y, en algunos casos, el banquete nupcial en casa del heredero/heredera. En este mismo orden de cosas, sólo las personas de más edad permanecen fieles a los ritos domésticos de orden mágico, tales como el trazado de tres cruces sobre la ceniza del "fogaril" con las tenazas a la vez que se reza: "Dios nos guarde esta noche del fuego y de todo maleficio". Más común es que se encienda la "candela" para conjurar las tormentas o bien 93
que se cuelguen ramas de "changuino" en ventanas y portalones. Sea como fuere, todas estas prácticas dictadas por la necesidad de supervivencia se encuentran en franco proceso regresivo y, como tales, en decidido trance de desaparición.
Ejemplos Casa Cazo (calle de Poniente, n. 013, Ansó) Construida a finales del siglo XVIII o principios del XIX, presenta fachada entre medianerías, con el caballete de la cubierta paralelo a la misma. La puerta es de medio punto dovelada en sillares de piedra oscura, que contrasta con el enlucido blanco de la fachada (éste ha desaparecido en parte, dejando al descubierto la mampostería). Las ventanas, pequeñas, son rectangulares y están distribuidas irregularmente. La que figura sobre la puerta tiene alféizar de sillar en voladizo decorado con motivo curvilíneo y dintel labrado con estilizaciones solares. Las hojas de ventanas y puertas son de tablones, claveteadas; algunas disponen de "ventanicos"; la de la puerta se adapta al arco y en su interior se abre una hoja dividida horizontalmente. El alero, de tablas sobre canes algo moldurados, recibe el faldón de la cubierta y la última hilera de tejas planas sobresale de su borde.
Planta baja (fig. 14): "Solero" techado con "losetas" o tablones de la anchura del árbol de origen. El suelo es de cantos rodados formando dibujos geométricos. Al fondo está situada la cuadra y a la derecha la bodega. La escalera posee barandado de madera rematado en el clásico "pilón". Los peldaños del primer tramo son de piedra; los del segundo, de madera. Primer piso (fig. 1S): Enladrillado sobre las losetas con el ladrillo que se fabricaba en Ansó hasta la década de los 70. En los "posientos" hay ventanas provistas de asientos de obra parecidos a los "festejadores" catalanes (Marc Aureli VILA). De las dos "cambras", una presenta alcobas tras arcos decorados con pintura popular. Segundo piso (fig. 1S): Cocina con "cheminera" de fuego central y "cambra" provista de alcobas tras arcos decorados al estilo de los anteriormente citados: motivos del siglo XVIII en colores azul, amarillo, marrón, naranja y negro. 94
Tercer piso : Íntegramente ocupado por la "sabaya", con la estructura de la techumbre a la vista.
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Fig. 14. Planta baja. Casa Cazo. en AnsÓ.
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Casa de las Cuatro Esquinas (calle Mayor, n. 048, Ansó) Realizada en 1848 por Juan Cornat (maestro de obras), cuyo nombre figura junto a la fecha de construcción sobre la clave de la puerta, es la casa que sirvió como modelo para sede del Museo Ansotano de Zaragoza (parque Primo de Rivera) . Presenta fachada de mampostería a cara vista, puerta en arco de medio punto dovelado en sillares y ventanas rectangulares con embocadura de sillar. Posee, asimismo, el típico balcón-secadero, bajo el hastial, con tejadillo propio y antepecho de madera torneada. El alero, prominente, es de tablas sobre canes. Pese a tratarse de una casa en esquina, su hastial no se achaflana. No obstante, es notable la fuerza de sus volúmenes, posible gracias a la doble pendjente del tejado, a la prominencia del alero y del balcón secadero, además de la chimenea, alto tronco de sugerencias fálicas;
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Fig. 16. Planta baja. Casa de las Cuatro Esquinas (casa Juana), en Ansó.
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Planta baja (fig. 16): "Solero" de cantos rodados que describe dibujos similares a los de las estelas funerarias vascas. Sobre la puerta se abre la despensa, provista de respiradero. La antigua cuadra se ha habilitado para comercio (mercería) y el cuarto de masar ha sido convertido en baño. Presenta también un "posiento" con lajas y la escalera, en este caso, parece de "pilón", con una viga vertical adosada. Primer piso (fig. 17): En él se encuentra la cocina, una "cambra" y un "posiento", así como lo que, con probabilidad, fue un pajar. La cocina se halla solada con tablones ("soletas"), salvo, como es tradicional, la zona del fogaril. Éste es de lajas en su entorno, con base de canto rodado y rematado con sillarejos. En la "cambra", las alcobas se hallan tras arcos realizados en madera oscura tallada con motivos serlianos, como las hojas de las puertas. Segundo piso: Íntegramente ocupado por la "sabaya" o depósito para forraje.
Fig. 17. Planta primera. Casa de las Cuatro Esquinas (casa Juana), en Ansó.
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Viviendas en hilera. Ansó (mayo 1974)
Fachadas "escaliadas" en Ansó (mayo 1974).
Casas con caballete perpendicular a la línea de fachada. Ansó (mayo 1974).
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De lalle de un a cu bierla. Ans6 (m ayo 1986).
"Galli zo" de Fago (m ayo 1986).
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C ubierla reves ti da de "le ll as " en Fago (mayo 198 6).
Suelen utilizarse sillares en esquinazos y en embocaduras de vanos. Casa abacial de Ansรณ (mayo 1986).
Arquetipo de cubiertas en Ansรณ (mayo 1986).
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Prototipo de balcón en saledi zo en Ansó (mayo 1986).
Distribución de los 'vanos en fac hada en una casa ansotana (mayo 1986) .
Puerta ex terio r decorada con incisiones, en este caso una esquematización solar y de estrellas. Ansó (mayo 1986).
Una incisión en forma de estrell a. Fago (mayo 1986).
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Puerta pintada al "almazarrón". Ansó (mayo 1986) .
Bocallave y picaporte de Ansó (mayo 1986).
Las labores de herrería abundan en Ansó (mayo 1986) .
Balcón-secadero en Ansó (mayo 1986).
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En la puerta de una casa ansotana, Antonio Mendiara hoy ya fallecido, vistiendo el traje tradicional (agosto 1981).
Rama de changuino. Fago (mayo 1986).
Casa Cazo, en Ansรณ (mayo 1982).
Casa de las Cuatro Esquinas, en Ansรณ (mayo 1986).
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3.2. Valles de Echo y Aragüés El valle de Echo está constituido por un paisaje de alta montaña y se sitúa en la cabecera del Aragón-Subordán. Nace en las llanuras de Aguas Tuertas y Guarrinza, para doblar al Sur y formar el valle de Oza. Pasada la garganta de la Boca del Infierno, se abre en una amplia zona de cultivo donde se encuentran los pueblos de Siresa y Echo. Más tarde se estrecha nuevamente y recoge una serie de valles laterales, hasta su desembocadura en el Aragón. Conserva todo su tipismo y posee parajes sorprendentes por su belleza. Actualmente se ha incorporado a la corriente turística, pero se ha conseguido respetar el entorno. Abarca los términos municipales de Ansó y Echo. Por su parte, el valle de Aragüés está situado en la cuenca del Osia, afluente del Aragón-Subordán, por lo que ambos valles constituyen una unidad paisajística. El de Aragüés comprende el término municipal de Aragüés del Puerto y nace al pie del macizo d~l Bisaurín, en los circos de Bernera y Lízara; el valle, estrecho y boscoso, se abre a la altura de los pueblos de Aragüés y Jasa para doblar posteriormente al Oeste y, atravesando una curiosa cerrada, desembocar en el Subordán. Constituye un bello conjunto paisajístico, de hermosos bosques y altísimas paredes de roca en la parte norte. El material constructivo habitual en estos valles es la piedra, pero su aplicación en la configuración de los muros es distinta según el coste de la edificación: en las "casas ricas" se talla en sillarejos y se dispone con el sistema de "una piedra encima de dos"; en las menos pudientes, lo habitu al es la mampostería y el empleo de un doble paramento mural cuyo interior se rellena con cascotes. La tabiquería interior, mucho más liviana, se realiza con entramados de madera de boj, dispuestos en forma reticulada y luego revocados con una capa de yeso; otro sistema es el empleo de cañizo, cal y tierra del río. La piedra habitual ("fosca", "colondral" o "espuñón"), porosa y más o menos tosca, recurría al empleo de un baño de cal que la impermeabilizaba, función que en la actualidad asumiría el cemento; pero este material se reserva para los muros de carga y la pared maestra. Los forjados de entreplanta suelen realizarse con baldosa rojiza (realizada en Echo) y en algunas casas se recurre a las tablas de madera para la so-
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lera del primer piso; en el primer caso, aquélla se asienta sobre toscas bovedillas apoyadas entre viga y viga, y cuyo relleno se realiza con arena. Durante la construcción se tenía por costumbre introducir en los muros imágenes de vírgenes talladas en piedra y monedas. En estos valles, los tipos de casa son individuales y no existe ningún tipo de diferenciación ni agrupación específicas por actividades. Su distribución suele ser la siguiente: en planta baja, y en torno al patio, se hallan las cuadras, el gallinero, la leñera, la "masadería", la bodega, el lavadero, y, al fondo, bajo el primer tramo de la escalera, el "zarracucho", habilitado para algunos animales (ej.: gallinas y alguna cabra). La división de éstos por especies obligaba a la compartimentación interior y las hojas de las puertas favorecían la ventilación a través de respiraderos (Echo). En el primer piso se ubica la cocina, con campana a menudo de forma trapezoidal, a cuyos lados se distribuyen los dormitorios o "aposentos" o bien una "sala" con sus correspondientes alcobas, para aprovechar mejor el calor del hogar. En algunas casas existe tabique separador entre la cocina y el fregadero, creándose un espacio para "recocina". El segundo piso suele constituirlo ya la "solera" o falsa, que solía utilizarse como pajar. Existían también silos domésticos. En cuanto a las fachadas, se observan en ellas detalles procedentes de estilos cultos, originarios del Gótico o el Renacimiento. Los vanos se disponen de modo irregular y su tamaño suele ser pequeño, aunque a partir de los siglos XVIII Y XIX se han ido introduciendo balcones de amplias luces, con antepechos de barrotes, recortados en madera o de forja. Las embocaduras de las puertas son en arco apuntado, o de medio punto, o rebajado, o bien adinteladas, provistas de gruesos dinteles de piedra, en ocasiones labrados de modo que simulan un arco conopial; es frecuente que apoyen sobre salmeres en voladizo, tallados o sin tallar. Algunas ventanas disponen de parteluz o mainel de tradición gótica. Los armazones de las hojas de ventanas y puertas se labran con cierta atención (con más cuidado en Echo); aparecen cuarterones, motivos geométricos de tipo serliano y puntas de diamante. Las casas poseen cuatro fachadas, todas rematadas por aleros salvo las que lindan con los "gallizos" (callejones) por cuestiones de límites de propiedad; estos aleros se realizan con tablas de madera apoyadas en canetes 106
que reciben algún tipo de molduraje, pero sin duda los carpinteros se esmeraron más en el valle de Ansó. Aquí, en cambio, son más interesantes los motivos de herrería, abundantes en las puertas (picaportes, llamadores y clavos). Éstas suelen constar de una o dos grandes hojas que cierran todo el vano y en las que se abren ventanos u hojas de tamaño más reducido, las cuales a su vez se dividen horizontalmente, lo que permite dejar la contrapuerta abierta para facilitar la ventilación del patio y proteger paralelamente la entrada. Así, la contrapuerta u hoja superior suele permanecer abierta durante el día, mientras que la hoja inferior, de tamaño reducido y fácil manejo, evita la incómoda utilización de las hojas grandes y el deterioro de sus "currones" (goznes); en éstas suele situarse la "gatera", que sirve como elemento de ventilación permanente del patio (además de facilitar la libertad de movimientos del gato) . En algunas casas existe además una puerta exclusiva para la entrada de animales y el acceso al granero. Las ventanas primitivamente carecían de vidrios y la iluminación y ventilación tenían lugar a través de las contraventanas. Entre los sistemas de seguridad destacan las cerraduras provistas de llaves de hierro, además de que en cada habitación hay un cerrojo de corredera; otro sistema es el pestillo alargado y con una bola en su extremo; abunda un tipo de picaporte en forma de tijera alargada. Los balcones se asientan sobre solera, realizada con un sillar o losa gruesa y rectangular, que descansa sobre canes paralelepipédicos del mismo material y de volúmenes rotundos y macizos. El sistema de cubrición habitual es la techumbre de par e hilera, con estructura de madera. Sobre los pares se disponen las "latas" o listones que lo cruzan en sentido perpendicular y que sirven como soporte de "lo tetón" o prominencia de la teja. Los tejados vierten a dos o más lados, hacia la calle principal y hacia los laterales; en este último caso, en Echo, es usual que sobre el hastial de la fachada sobresalga en voladizo la armadura de la techumbre, con sus nudillos y tirantes. Tanto en Echo como en Jasa había tejerías que surtían de tejas a ambos lugares; aunque en Jasa quedan restos de tejados revestidos de losa, no ocurre lo mismo en Echo, donde la teja plana está generalizada. Aquí se va a revitalizar la "tellería" (tejería), que, con su instalación a principios de siglo, hizo abandonrú las tradicionales losas. 107
Desde el punto de vista de los espacios interiores, el destinado a cocina, aunque no siempre es el más amplio, es el que más peso específico tiene en la casa como lugar de encuentro y comunicación. Se sitúa en el primer piso y tradicionalmente contaba con una "chaminera" de las llamadas "romanas", es decir, las que poseen la salida de humos sobre el espacio donde se dispone el hogar; hacia el siglo pasado fue penetrando la "francesa", adosada al muro. Tanto unas como otras suelen mantenerse en casas compradas para uso temporal, pero la población autóctona las ha adaptado a formas que consideran más cómodas y actuales. Las "romanas" suelen tener campana trapezoidal que arranca a partir de una viga dispuesta en un nivel más bajo que las del forjado de entreplanta y en sentido paralelo a éstas; de la campana cuelga el "canaril" (cadena que soporta el caldero). El fuego se encendía en el llar o "fogaril" (Echo) u "hogaral" (Jasa), sobre una losa o plancha, mediante la utilización de tizones. La iluminación de la estancia se lograba mediante "tiederos" (Echo) o tederos, provistos de "tiedas" (Echo) o "tedas" (Jasa). Sobre los muros, sin elementos ornamentales, se colgaba la "espedera" (soporte para los espedos y otros utensilios culinarios), además de otros útiles del ajuar doméstico, como los "calentadós" (calentadores de cama). En torno al hogar se disponían las "sartanas" (sartenes), "tentebiens" (recogedores de pucheros), "trébedes" (estrébedes) y "culleras" (cucharas); allí se sentaban en "escamilletas" (taburetes) y cadieras. En la "recocina" se hallaba la fregadera, que tradicionalmente se surtía de agua conservada en "ferradas", además de aparadores, estanterías y vasares. La "chaminera" (chimenea) tiene su salida de humos exterior sobre el tejado en forma primero troncocónica y luego cilíndrica, y el remate bajo el que se disponen los orificios es cónico y termina con un "espantabrujas". En cuanto a las costumbres tradicionales relacionadas con el hogar, hay que destacar la habitual de todas las noches antes de acostarse: la ceniza se apilaba y se tapaba con el badil y las tenazas para protegerla de los animales domésticos (el gato) y evitar que se pudiera producir algún incendio. La ceniza fría se guardaba en el cenicero para realizar la colada. Ocasionalmente se encendía fuego especial, como en Nochebuena o durante las "matacías" (matanzas del cerdo). 108
El fuego era el sistema habitual de iluminación de las estancias (ya hemos visto cómo en la cocina se utilizaban las teas para los tederos) y en las habitaciones lo usual eran los candiles de hierro, que funcionaban con aceite. El fuego del hogar servía asimismo como sistema de iluminación de la habitación principal de la casa. Esa funcionalidad presente en cualquier detalle constructivo de la arquitectura popular se observa en la decoración. En estos valles, sobre los dinteles de las puertas se labraban escudos, imágenes religiosas (vírgenes) y símbolos con intención de espantar a las brujas o a los malos espíritus, y lo mismo sucede con el enjalbegado de dinteles de puertas y ventanas, pues también posee una función de conjura. Las "ferraduras" (herraduras) se utili zaban para dar suerte y en algunas casas se colocaban cabezas de sarrio o de jabalí, pero en este caso con fines ornamentales. También fines únicamente decorativos tenía la labra de las hojas de las puertas. A algunos detalles se les atribuía una función de conjuro, pero en la actu alidad no se sabe bien de qué: es el caso de las estrellas, con un número de puntas variable, labradas en piedra sobre los muros de los pajares. En cuanto a los muros, los exteriores a menudo se dejaban en su color, con la piedra a la vista, y los interiores se blanqueaban de modo cíclico, en primavera o antes de las fiestas más importantes. Ya hemos visto cómo a veces también podía recurrirse en los exteriores al empleo de un baño de cal para impermeabilizar la piedra. Entre la s prácticas religiosas destaca la costumbre de hacer bendecir la casa al construirse, aunque no en el momento de entrar a vivir nuevos habitantes. El día de San Pedro Mártir (29 de abril) se colocaba sobre el dintel de la puerta un ramo bendecido por el cura y solía celebrarse mediante una comida o cena. Para proteger la casa de los malos espíritus se recurría a las imágenes de la Virgen, pintadas a la calo labradas sobre los dinteles. En otras, son las imáge nes de los Santos las que cumplen esa misión, o bien se utilizan la "cardonera" (flor de cardo silve stre), ramilletes o laurel bendecido el Domingo de Ramos. Para conjurar las tormentas, se bendecía agua en Semana Santa y, mi entras "tocaban a Resurrección", se recogían tantas piedras como cam109
panadas se escuchaban, para llevarlas a continuación a los campos con el fin de protegerlos. Con el agua bendita, el Sábado de Gloria se rociaban las casas para que no penetrasen en éstas las brujas y se ponían en sus muros una rama de laurel o ramilletes. Tanto las palmas como la rama de olivo penetraron posteriormente. El establo y la cuadra se protegían del riesgo de epidemias recurriendo al blanqueo o al zotal. Era habitual, como hemos dicho, el blanqueo para las fiestas, que tienen lugar el 8 de septiembre. Generalmente se reservaba una habitación pequeña y vacía para matar la cal, que había sido comprada en mayo o en junio. El mobiliario se pintaba con aceite hervido. Habitualmente se hacía limpieza diaria de la cocina, mientras que el sábado se escobaba y se fregaba el resto de la casa. Para fregar los utensilios culinarios se utilizaba la arena y como estropajo se recurría al "bencello". Todos los años se rehacían los colchones, en turnos rotatorios (cada año uno). Entre el ajuar doméstico de los dom1itorios, además de los colchones de lana, destacan las camas, que eran generalmente de hierro, aunque también las había de armazón en madera; eran altas y con jergón de muelles en forma de caracol, disponiéndose también de grandes mesillas, "lacenas" (alacenas) y un aguamanil de madera o hierro con su correspondiente barreño y jarra de "piedra" (loza). En Echo, algunas camas conservan colchas o "manugas" tejidas en telares de la localidad, que se caracterizan por su viveza cromática. Estos dormitorios o "cuartos" van provistos de su correspondiente alcoba.
Ejemploo Casa lo Estanco (calle de Marraco, n. 025, Echo , valle de Echo) Esta casa debe su nombre a haber sido expendeduría de tabaco; tiene unos doscientos años y fue refom1ada hacia 1967. Es propiedad de Emilio Gastón. Su fachada, de mampostería, va provista de un banco de obra que se interrumpe junto a la puerta; ésta es adintelada, con jambas de sillarejos y dintel labrado imitando un arco carpanel y dispuesto sobre salmeres en vo110
ladizo. El resto de los vanos se dispone desordenadamente. La cubierta vierte hacia la calle principal y se reviste de losas, cuya última hilada se prolonga sobre la línea del alero; éste es de tablas sobre canes. Las dos hojas de la puerta principal son claveteadas; una de ellas presenta ventana alta enrejada y en la otra se halla el llamador y un picaporte de forja.
Planta baja (fig. 18): "Lo patio" tiene solera empedrada con canto rodado de río. El arranque de la escalera se halla al fendo, frente a la puerta;
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Fig. 18. Planta baja. Casa lo Estanco . de Echo.
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por el patio se accede también a lo que antes era gallinero y leñera (ahora despacho), la cuadra (transformada en bodega) y la masadería. Bajo el primer tramo de la escalera se dispone el "zarracucho"; los peldaños de ésta son de madera, con una barandilla que se remata en forma de "bicha" . Otra de las dependencias que daban al patio era el local destinado a expendeduría de tabaco, solado con baldosas de barro bizcochado.
Primer piso (fig. 19): Se halla en él la cocina, provista de campana trapezoidal y falda rematada con un rollizo; alrededor del hogar dispone de tres cadieras. El calor de la salida de humos de la chimenea lo utilizan también los dormitorios contiguos a ésta, con sus correspondientes alcobas; otra dependencia de esta planta, la recocina, alberga la fregadera. Esta casa tiene comedor.
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Fig. 19. Planta primera. Casa lo Estanco, de Echo. 112
Segundo piso (fig. 20): Se destina a "sulero" (falsa), que en este caso se trata casi de un museo etnográfico.
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Fig. 20. Planta segunda. Casa lo Estanco, de Echo.
Casa Leandro (calle de Oriente, n. °4, Jasa, valle de Aragüés)
Quizás del siglo XVII, se trata de una casa de agricultores. El nombre lo debe a sus antiguos propietarios, los Larraz de Leandro. Sus muros son de mampostería, revocada y encalada. En la fachada principal se abren tres ventanas muy pequeñas y la puerta, adintelada sobre salmeres en voladizo; en la fachada sur se observa un gran balcón, con solera de losa asentada sobre gruesos canes de piedra y antepecho de barrotes de hierro. La cubierta vierte hacia la calle de Oriente y se remata en un alero sobre el que vuela la última hilada de losas.
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En planta baja (fig. 21) destaca el empedrado del patio y las puertas, de hojas talladas con motivos de inspiración serliana; la de acceso a la casa es sencilla: una hoja dividida en sentido horizontal, provista de picaporte y llamador de forja. La escalera arranca del lado norte y tiene peldaños y barandilla de madera. Primer piso (fig. 22): La cocina, con campana en desuso y cocina económica en sustitución del hogar u "hogaral". Aún se conservan una cadiera con mesa abatible, unos cubiertos de madera de boj tallados por Manuel Larraz y un fuelle decorado con esquematizaciones solares, pero en la práctica sólo se emplea un hornillo de butano. Junto a la cocina se halla la sala, utilizada como comedor ocasional; cuenta con dos alcobas y un armario de puertas talladas con motivos serlianos; tiene vistas al valle por el balcón ya citado. Segundo piso (fig. 23): Falsa bajo la techumbre a doble vertiente y una alcoba.
Fig. 21. Planta baja. Casa Leandro. de Jasa.
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Fig. 22. Planta primera. Casa Leandro, de Jasa.
Fig. 23. Falsa. Casa Leandro, de Jasa. 115
El "zarracucho" de casa lo Es/anco (Echo), bajo el primer tramo de la escalera (agosto 1982).
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Ventana de Echo (mayo 1986).
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Distribuciรณn de vanos en fachada. Echo (julio 1976).
Chimenea troncocรณnica. Echo (agosto 1978) .
Salida de humos de una "chaminera" . Echo (julio 1976).
"Chaminera" de las ll amadas "romanas". Casa lo Estanco. en Echo (agosto 1982) .
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Cubierta de tejas (éstas apoyan en "latas") en casa lo Es/anca. Echo (agosto 1982) .
Detalle de un balcón. Echo (julio 1986).
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Balcón con canes de piedra en una casa de Echo (julio 1976).
Estructura de madera de una cubierta. Casa Leandro. en Jasa (julio 1982).
Las tejas apoyan su "tetรณn" en las latas . Casa lo Estanco. Echo (agosto 1982).
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Casa de Echo con muros de piedra Uulio 1976).
Casa de Echo con embocaduras de vanos blanqueadas (mayo 1986).
Fachada lateral de casa lo Estanco y balcรณn-secadero. Echo (mayo 1986).
"Sulero". Casa lo Estanco. Echo (agosto 1982).
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"Lo patio" de casa lo Estanco, en Echo (agosto 1982).
"Bicha" del barandado de casa lo Estanco, en Echo (agosto 1982).
Alcobas de casa Leandro. Jasa (junio 1982).
Armario de casa Leandro, en Jasa (junio 1982).
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3.3. Valle de Aísa-Borau En la cabecera del Aragón está situado el valle de Aísa-Borau, en un tipo de paisaje de alta montaña. En realidad, se trata de dos valles tan similares que el segundo puede considerarse secundario del primero. Al pie del macizo de los Aspes nace la cabecera del valle, rodeada de una vertiginosa cortada de roca que se extiende hasta el fondo de Igüer. A partir de este punto el valle se dirige de Norte a Sur, estrecho y boscoso, en torno al pueblo de Aísa; paralelamente a partir de media altura desciende el valle de Borau, con el pueblo de este nombre. La amenaza más inmediata e intensa de estos valles quizás sea la despoblación de los mismos. Comprenden los términos municipales de Aísa y Borau; destacan asimismo los núcleos de Sinués y Esposa. Habitualmente, el poblamiento se concentraba en los pueblos, pero en las afueras de éstos se con struyeron bordas para habitación temporal, que, como todas las del Pirineo, suelen constar de dos plantas (la superior se utiliza como pajar y la inferior como cuadra). En el piso superior suele dejarse una abertura longitudinal en el forjado, situada sobre el pesebre, dispuesto en planta baja, para que la paja vaya cayendo y sirva de alimento a los animales; la planta superior podía utilizarse también para la habitación humana. En Aísa, el número de bordas se eleva a varias por familia y algunas han sido vendidas y remodeladas para su utilización como segunda residencia, utilizándose en su reconstrucción o remodelación materiales de origen industrial que alteran la fisonomía del conjunto (estructuras metálicas y viguetas de hormigón, que pueden pasar inadvertidas; no sucede lo mismo con el fibrocemento de las cubiertas); en otras ocasiones, se derriban y se reedifican con criterios no siempre coherentes. La casa, que se utilizaba habitualmente como vivienda permanente, también ha sufrido cambios respecto a sus formas de uso; muchas han sido revendidas para su utilización como vivienda temporal, aunque siguen siendo viviendas de tipo individual. Como material constructivo tradicional se utiliza la piedra, labrada en mampuestos o en sillares; éstos se reservan para embocaduras de vanos o refuerzo de los esquinazos. Los muros de las casas reforzaban el aisla122
miento del exterior recurriendo a la realización de un doble paramento en cuyo interior se disponía un relleno de mortero de cal (tal como nos indicase José Martínez Ágreda); de esta forma, llegaban a adquirir de 50 a 80 cm de espesor. El paramento mural exterior se encalaba o se dejaba con la piedra a la vista, si bien en Borau el municipio revocó las casas que dan a la calle hacia 1960. La tabiquería sí que recibía habitualmente revoco de yeso para regularizar las superficies, pues ésta se construía con dos puntales o "codales" labrados a hazuela, que recibían entre sí piedra y mortero, y éste fraguaba bien gracias al desbastado previo del "cooal". En cuanto a los gruesos muros, los vanos son pequeños y se distribuyen irregularmente; abundan en éstos los dinteles de piedra o madera, algunos de los cuales se labran imitando arcos conopiales. A veces se recurre a materiales nuevos, como el hormigón. En otras ocasiones se utiliza el arco adintelado, con dovelas de sillar, apoyado sobre salmeres en voladizo. Tradicionalmente, puertas y ventanas suelen recibir encalado sobre sus embocaduras. Respecto al armazón de ambas, las hojas de las ventanas antiguas carecían de vidrios y las puertas suelen ser de doble hoja o de una sola dividida en sentido horizontal. En general, éstas carecen de decoración y disponen por el interior de traveseros que sirven de refuerzo, como los clavos. Se cierran con resbalón. Sus embocaduras suelen ser en arco de medio punto o apuntado, y doveladas. En Borau se conserva alguna ventana geminada, de tradición gótica, dispuesta sobre puerta en arco apuntado, en acertada composición; en efecto, estilísticamente, abundan las referencias medievales, al Gótico (ventanas geminadas, arcos apuntados) y al Renacimiento (arcos de medio punto). En las decoraciones destacan las esquematizaciones solares en forma de estrella. Tradicionalmente, se utiliza como material de cubrición la losa de piedra, y todavía existen albañiles expertos en su colocación, que se realiza sobre cepellones de hierba o "tasca", dispuestos en su masa terrosa hacia arriba, de manera que sirvan como material de aislamiento de la techumbre. La teja árabe se emplea a veces para protección de las limatesas en las cubiertas de losa. Las tejas árabe y plana se han ido imponiendo como material de cubrición generalizado en sustitución del anterior, aunque también se utiliza la pizarra bituminosa sintética y el fibrocemento. 123
La casa de estos valles presenta una distribución peculiar. Posee planta rectangular y puerta centrada en su eje longitudinal, a continuación de la cual se sitúa el patio y el primer tramo de la escalera; a los lados de ésta las cuadras, dispuestas simétricamente. El hueco rectangular de la escalera sirve también de eje de simetría a la primera planta, donde se hallaban a ambos lados la cocina y la sala, con varias alcobas (si bien en la actualidad éstas han sido eliminadas en muchos casos). En la segunda planta se ubican dos dormitorios a cada lado de la escalera, y en la tercera, la falsa. La cocina disponía de hogar; éstos, en su mayor parte desaparecidos, podían ser de campana abovedada y con salida de humos tenninada en cilindro, o bien de campana troncocónica o paralelepipédica. Para la construcción de las chimeneas se utilizaba la piedra en el abovedamiento, la piedra calcárea del río en la parte cilíndrica y toba volcánica en la desembocadura. Ésta se remataba con cuatro losas coronadas por una piedra (Borau) que quizás remotamente pudiera servir como "espantabrujas". Las casas suelen carecer de bodegas, pero, para paliar su falta, en Borau se utiliza el hueco de la escalera o las cuadras para almacenar allí el VIno. A lo largo de este siglo han ido introduciéndose comodidades; el alumbrado antiguamente se realizaba mediante "tederos", pero hoy existe tendido de luz eléctrica, que en Borau se introdujo hace unos 85 años. Las casas más pudientes poseían pozos negros , pero lo usual era el desagüe directo acompañado del grito "agua va"; la red de alcantarillado se realizó en el siglo XX. En las casas, la habitación para el retrete solía adosarse a la parte posterior del inmueble. En Aísa había antes tres hornos de cal, pero en cambio no existían hornos para la producción de pan y cada casa se autoabasteCÍa de este producto.
Ejemplo Casa Brijeda (calle Baja, n. 013, Aísa, valle de Aísa) (fig. 24) Esta casa debió de construirse hace unos cien años y con pocos medios económicos. Su exterior es de mampostería y se provee de vanos adintelados. 124
Fig. 24. Plantas baja, primera y segunda de casa Brijeda. de AĂsa.
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En planta baja, la escalera aparece centrada entre lo que antes era la cuadra y el establo, ahora convertidos en sala de estar. Tras una puerta de acceso desde la calle, en esta misma planta se conserva una antigua cuadra con pesebre provisto de gran viga soportada por arquillos apuntados. Primer piso: Cocina, cuya chimenea quedaba encajada entre el "viguerío" del techo; alacena y armario ("vasar") empotrado completaban el conjunto, con la fregadera, que estaba situada junto a una ventana. Desde la cocina se accede al comedor "de respeto", solado con tarima y provisto de un armario vajillero. En el espacio simétrico situado al otro lado de la escalera se hallaban las antiguas alcobas, ahora convertidas en baño y cocina. Segundo piso: Dormitorios con camas de hierro procedentes del balneario de Segura. El tiro de la chimenea atraviesa uno de los dormitorios y calentaba en tiempos la estancia; primitivamente sólo había ventanas a la calle e iban provistas de hojas de tablones sin vidrios. Tercer piso: Falsa, con alguna ventana-palomar con hoja agujereada en la zona inferior que sirve de acceso a las palomas.
Pasadizo, en Sinués (mayo 1976) .
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Como material constructivo, tradicio nalmente se usa la piedra. Casa de Jo sé Martínez Agreda . Aísa (junio 1982).
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Refuerzo de esquinazos con sillares . Sinués (mayo 1976).
En los vanos abundan los dinteles de piedra o madera. Casa en calle Mayor n: 5. Aísa (junio 1982).
Los vanos son pequeños y se distribuyen irregularmente. Sinués (mayo 1976).
Abundan las embocaduras de puertas doveladas. Aísa (junio 1982).
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Hogar de casa Bautista , con su magnífico "caldcrizo". Aísa (abril 1983).
Chimenea de Borau Uunio 1982).
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En Borau se conserva alguna ventana geminada de tradición gótica Uunio 1982).
Fachada de casa Brijeda, calle B aja n .' 13 . Aísa Uunio 1982).
3.4. Valle de Canfranc
Otro de estos valles de alta montaña es el de Canfranc, también en la cabecera del Aragón; comprende los términos municipales del pueblo homónimo, Canfranc, más los de Villanúa, Castiello y Aratorés. En su boca se halla un vallecito transversal despoblado, La Garcipollera. El valle nace en el puerto de Somport y, después de captar una serie de valles laterales, desemboca en el llano de Jaca. Es el más deteriorado de todos en cuanto a paisaje y arquitectura se refiere. El entorno paisajístico ha sido alterado por la adición de un ferrocarril, la carretera, saltos de energía eléctrica, estaciones de esquí, etc., y constituye un ejemplo claro de a dónde puede llevar la actuación incontrolada de las diversas iniciativas. Al abandono y deterioro de su arquitectura se sumó la destrucción por el fuego del pueblo de Canfranc, en el que sus construcciones populares fueron sustituidas por unas moles frías y deshumanizadas que en nada se adaptan al entorno natural. El incendio tuvo lugar el 25-IV -1944, lo que forzó a sus habitantes a abandonar Canfranc-Pueblo y a emigrar a Los Arañones, llamado Canfranc-Estación a partir de 1951; éste es el nombre del nuevo y artificioso pueblo de Canfranc, que aparece como implantado convencionalmente en el paisaje. Para las construcciones de este valle, el material preferido es la piedra, labrada en mampuestos que se disponen en el muro de forma irregular; la piedra solía recogerse en los barrancos, donde se depositaba y acumulaba procedente del arrastre de las torrenteras. La madera se reserva para la estructura, forjados de entreplanta, techumbres y labores de carpintería exterior e interior; solía traerse de los bosques próximos, provistos de abundante vegetación, entre la que predomina el pino silvestre, el abeto y el haya. Las viviendas de este valle suelen ser individuales y con simple trazado de planta rectangular; su distribución habitual se realiza del modo siguiente: en planta baja y con acceso desde el patio se sitúa la despensa y el primer tramo de la escalera que conduce al primer piso, en el que se hallan la cocina y los dormitorios, mientras que en el segundo piso se dispone la falsa. Su aspecto externo es muy homogéneo y por su carácter popular no responde a ningún estilo peculiar, si bien se conserva algún elemento pro129
cedente de estilos artísticos determinados y más propios de la arquitectura culta, como dinteles labrados en forma de arco conopial, que, procedentes del gótico tardío, perviven en construcciones a menudo posteriores; pero lo habitual es la simplicidad de los vanos y la existencia de ventanas de tamaño pequeño, estructura adintelada y forma rectangular, frecuentemente provistas de dintel, jambas y alféizar de sillar (este último es de losa de piedra en otras ocasiones). Las embocaduras de las puertas recurren a dinteles de piedra o madera, esta última en las casas más modestas; en ocasiones se encuentran otras con arco de medio punto doveladas con bloques pequeños de piedra. En cuanto a las hojas de puertas y ventanas, tradicionalmente estaban realizadas a base de tablones ensamblados, si bien en estas últimas se han ido introduciendo vidrios enmarcados por saetinos. En las puertas, abundan las de doble hoja, con una de éstas dividida en sentido horizontal; también las hay de una sola en la que se abre otra de menor tamaño. Los tejados se realizan a dos o más vertientes. Los de doble vertiente disponen sus caballetes en sentido perpendicular o paralelo a la línea de fachada, desaguando bien hacia la calle principal o hacia callejones de delimitación de propiedad. Tradicionalmente se construyen con la característica doble inclinación de unos 30 y 40·, con estructura de par e hilera realizada con armazón de madera; su revestimiento exterior solía recurrir a las losas de piedra, que actualmente han ido sustituyéndose por fibrocemento en color gris y, en casos más aislados, por teja árabe de tonalidades rojizas. El material de cubrición suele prolongarse sobre la línea de las fachadas a modo de alero. En algunos núcleos, como Castiello, no disponen de redes de saneamiento ni de servicios sanitarios, por lo que sigue recurriéndose al corral, que suele hallarse en la parte posterior a la vivienda. Si puede constatarse la existencia de corrales, no sucede lo mismo con las bodegas, pues el vino suele traerse de zonas más cálidas, como Cariñena. La cocina, situada en el primer piso, disponía tradicionalmente de hogares con grandes campanas de forma troncocónica, de los que quedan escasas muestras, mientras que aún abundan los de tipo francés, que comenzarían a penetrar durante el siglo pasado; es usual que éstos se adosen a alguna de las fachadas, de forma que sus volúmenes se aprecien desde el exterior de la casa. En ocasiones, en el hogar se dispone una estufa de leña, llamada "monja", cuyo tubo de salida de humos aprovecha la chimenea de 130
aquél. Puede constatarse que los hogares, o "fogariles ", han ido sustituyéndose por cocinas "económicas", por sus ventajas de índole práctica y por voluntad de ganar espacio en las cocinas. Motivos de índole práctica y estética condicionan asimismo la decoración interior de las casas, que suele recurrir a la pintura blanca a la cal; cada propietario pinta su casa una vez al año en primavera, para desinfectar y porque consideran estético el blanqueado de los muros. Tradicionalmente el pavimento del patio y de la cocina se realizaba con losas de piedra, y el de los pisos superiores, con tarima, pero en la actualidad unas y otras han ido sustituyéndose por el pavimento de terrazo, que resulta de más fácil limpieza. Respecto a las fachadas, o bien se dejaban con la piedra a la vista o, en algunos casos, se encalaban por completo, mientras que ahora muchas se enlucen, con lo que llegan a ocultarse las texturas de la piedra. El encalado era usual para las embocaduras de puertas y ventanas y los que en origen podía responder a una intencionalidad profiláctica ahora ha perdido ese sentido inicial. Tampoco se bendicen ahora las casas por el cura párroco para protegerlas, pero para conjurar las tormentas sigue recurriéndose a una costumbre todavía arraigada, al ramo de olivo, bendecido previamente el Domingo de Ramos. En la actualidad ese ramo se deja en la vivienda y ya no se lleva a los campos, como sucedía anteriormente. Durante las tormentas colocaban un cuchillo dispuesto de punta en la ventana de la cocina para hacer el oficio de pararrayos. Algunos elementos aparentemente decorativos que se observan en los vanos podrían aludir a otras cuestiones: en algunas casas se observa una estrella tallada sobre el dintel de la puerta; Domingo Ara nos sugirió que podría ser síntoma de poderío económico, pues sólo se da en las casas pudientes (ej. casa Molinero, en Castiello).
Ejemplo
Casa de Celestino Paúles (calle del Barrio Alto, n. 04, Castiello de Jaca)
Se trata de una casa individual construida hace unos trescientos años. Su fachada principal, encalada, se recuerda siempre así; orientada hacia el Sur, en ella se disponen: la puerta adintelada, con armazón de doble hoja; la de la derecha, dividida horizontalmente, y tres ventanas pequeñas. Se cubre 131
con tejado a doble vertiente con el caballete paralelo a la línea de la fachada principal. Su interior, apenas sin modificar, conserva el patio enlosado, la despensa y el arranque del primer tramo de la escalera; en el primer piso, la cocina, cuya campana y chimenea se derribaron en 1980 y en la que se dispuso un hogar cuyo volumen se refleja en el exterior y en el que se colocó una cocina "económica"; las losas de su solado se cambiaron por terrazo. Hay también en este piso dos dormitorios.
Barandado de casa El Tapi. en Casti ello (junio 1982) .
Sa lvo en deta ll es, el car¡;'eler pop u la r de la a rqu itcclu ra de estc va lle posee u n a ire inl e mpo ra l. Castie ll o (rebrero 1977 ).
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Dintel labrado en forma de arco conopial. Casa Molinero . en CastieJlo Uulio 1982). Las embocaduras de las puertas recurren a dinteles de piedra o madera. Bescรณs de GarcipoJlera (febrero 1977) .
Puerta de tablones ensamblados decorada con esquematizaciรณn solar. Casa de El Tapi. CastieJlo Uulio 1982).
Puerta decorada con motivos serlianos . CastieJlo Uulio 1982).
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Chimenea troncoc6nica. Castiello (febrero 1977).
Casa con chimenea troncoc6nica. AratorĂŠs (junio 1982).
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Chimenea en prisma rectangular correspondiente a un hogar de tipo francĂŠs. Castiello (febrero 1977).
3.5. Campo de Jaca En las grandes depresiones longitudinales intermedias se sitúa el Campo de Jaca, cuya cabecera, la ciudad de Jaca, lo es también de toda la Jacetania, a la que da nombre. Se trata del único gran valle paralelo al eje de la cadena pirenaica y al que vierten todos los valles transversales del occidente pirenaico aragonés, lo cual sitúa a Jaca en un estratégico nudo de comunicaciones, que se ve potenciado por el hecho de encontrarse en el contacto de dos economías diferenciadas: la silvopastoril de los valles transversales y la agrícola de las tierras margosas de la depresión; esto la convertiría pronto en una ciudadmercado, y fue también núcleo de servicios de su comarca, el Campo de Jaca. El ambiente de estos pueblos del Campo de Jaca es eminentemente rural, excluida su cabecera, y, de hecho, en las construcciones de este valle es donde menos referencias a estilos artísticos de carácter culto hemos hallado; quizás el Románico sea el que más incida en algunos detalles estructurales. En algún núcleo (Atarés) se conservan referencias cronológicas al siglo XVIII. Son interesantes Asieso, Banaguás, Caniás, Guasillo y, sobre todo, Santa Cruz de la Serós. Las construcciones se realizaban en piedra tallada en mampuestos. Algunas casas disponen de cercados de mampostería, rematados por sillarejos tallados en forma triangular, colocados en sentido paralelo y en punta, como en el campo de Biescas. El acceso al espacio cercado tiene lugar a través de un portalón adintelado recubierto de un tejadillo protegido por losas. El cerramiento exterior de las casas se realiza con doble paramento mural y sin rejuntar los mampuestos; éstos pueden dejarse a la vista, y a veces se revocan; el grosor de estos muros exteriores llega a alcanzar los 60 cm. Las esquinas se refuerzan a menudo de sillarejo y el sillar se reserva para las embocaduras de los vanos. Para la tabiquería interior se utilizan entramados de madera y relleno de mampostería revocada o adobe. En cuanto a los pavimentos, los patios y cocinas recurren a las losas de piedra, o bien en el caso de aquéllos al empedrado, mientras que el resto de las dependencias van soladas con tarima. Las escaleras se realizan con estructuras de madera y peldaños de este mismo material; o bien de obra de 135
albañilería con peldaños de piedra y descansillos enlosados. Para las cubiertas tradicionales se emplea, como material de cubrición, losas de piedra o bien teja árabe, estas últimas menos frecuentes; los forjados de cubierta se realizan con vigas formando "tijera", y sobre ésta se sujetan las tablas, la "tasca" como aislamiento y las losas o las tejas; los forjados de entreplanta se realizan también con rollizos de madera, sobre los que apoyan las tablas o las losas que constituyen los pavimentos. Las cubiertas suelen ser en general a doble vertiente, y a triple en las casas situadas en los chaflanes; se rematan en aleros que suelen tener poco vuelo y que se soportan por canes exentos de decoración y tablas de madera, en las que se superponen las losas de la cubierta dispuestas en voladizo; en algunas casas estas mismas losas de la cubierta son las que hacen oficio de alero y simplemente vuelan sobre la línea de fachada sin necesidad de recurrir a otros elementos más complejos. Sobre los gruesos muros, los vanos, escasos y de pequeña superficie, se distribuyen irregularmente. Las ventanas suelen carecer de vierteaguas, aunque en algunas ocasiones van provistas de un alféizar tallado en un único sillar de piedra, que se disponen en voladizo sobre la línea de fachada. Respecto a las puertas, abundan las realizadas con arco de medio punto formado por dovelas; las hay también adinteladas mediante un simple sillar, o con un dintel dispuesto sobre salmeres en voladizo. La carpintería exterior es muy sencilla y recurre al sistema habitual de ensamblaje de tablas; las ventanas, habitualmente de doble hoja, en origen no disponían de vidrios y para iluminar y ventilar era preciso entreabrirlas. La carpintería interior suele trabajarse con más cuidado. En el Campo de Jaca existen casas unifamiliares aisladas, o bien en hilera, unidas por los muros de medianería. Generalmente constan de dos pisos a los que se suma la falsa. En la planta baja suele ubicarse la bcxlega, el cuarto para amasar o "masadería" y, al fondo, cuadras y cochineras. A veces, bajo la escalera existe un "cenicero" donde se almacena la ceniza procedente del hogar, que se destinará a la elaboración de lejía para la colada. La primera planta queda seccionada en dos mitades por la escalera, que sirve a modo de eje de simetría del conjunto, de manera que a un lado de la misma se coloca la cocina y al otro la sala. La última planta la ocupa la falsa, con una peculiar distribución en sección. El triángulo que la confor-
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ma se divide a veces por una hilera de columnas, por tabiques dispuestos en sentido longitudinal y por un forjado de entreplanta que delimita su cúspide; de este modo se compartimenta su espacio y, en sección, el resultado es el siguiente: un rectángulo central llamado "sala", dos triángulos laterales simétricos o "falsones" y un triángulo en la cúspide, denominado "falsa". Habitualmente los "falsones" se utilizaban como trasteros (Araguás del Solano). En las cocinas, algunas casas aún conservan su "chiminera" o "achaminera", es decir, los antiguos hogares de campana cónica con desembocaduras cilíndricas; de estas últimas existen también paralelepipédicas. La zona de salida de humos se corona por un "sombrero" de forma cónica que se remata por un casquete esférico en la cúspide (Araguás del Solano) o un tejadillo de losas de piedra (Abay, Atarés), solución que recuerda a las existentes en Echo. El "hogaral" (hogar) tiene su llar dispuesto a doble altura; la zona alta se 'denomina "tizonera" y allí se coloca la leña dispuesta en sentido perpendicular a su línea divisoria con la zona baja o "planchuela"; el fuego se realiza en esa misma línea divisoria, de modo que la ceniza va cayendo a la planchuela conforme va avanzando la combustión; los "murillos" o morillos evitan que se desparrame la leña hacia los lados. Toda la base del llar se realiza a base de losas de piedra y allí se colocan los "estraudes" o "trébedes" (estrébedes) y los "tentebiens". Sobre el punto donde se enciende la lumbre, cuelga desde la chimenea el "canderizo" (cadena de hierro), del que penden la "ollica" o el "caldero", que también podían colocarse sobre los "estraudes" . Junto a la cocina se ubicaba el "cuarto de la fregadera" , donde se hallaba el vajillero. Sin embargo, todos estos interesantes elementos de la casa popular, o han desaparecido, o se hallan en trance de desaparición inmediata; cuando se conservan, pueden considerarse como una reliquia del pasado y en la mayor parte de las ocasiones se encuentran en desuso. Del mismo modo que desaparecen estos elementos de la cultura material también lo hacen las costumbres que tradicionalmente se desarrollaban en torno suyo. Sólo se conservan algunas también de modo residual: la cocina sigue siendo testigo de las fiestas familiares de la Navidad y la Nochebuena sigue celebrándose con una cena a base de ensalada de escarola y besugo al 137
horno con salsa, y, de postre, turrones. A la vuelta de la iglesia, a donde se acudía a las doce de la noche para asistir a un rosario cantado (no había misa pues no estaba el cura), se realizaba, de nuevo en casa, la colación, que consistía en un,chocolate acompañado con tarta de azúcar, que se había elaborado en la cocina. En el hogar se ponía una "zola" de fresno o "fragin" que debía durar hasta el día de Reyes sin apagarse (la "tronca de Navidad"); este día se repartían regalos solamente a los niños. Entre las fiestas más directamente relacionadas con la "casa", destaca la de la víspera de San Sebastián (19 de enero): por la noche, se encendía una gran hoguera en el centro del pueblo y en la iglesia, frente al altar del santo, se cantaban unas salves por espontáneos. La hoguera se alimentaba con leña traída desde las casas y en su rescoldo se asaban patatas. La víspera del Domingo de Ramos era costumbre salir a "enramar las chicas", lo que consistía en poner un ramo de "salzamorrera" en el balcón de las casas donde hubiera jóvenes solteras, o en algún lugar de aquéllas con difícil acceso. En el resto se colocaba una docena de naranjas, que se consumían como postre el día de Pascua. Estos ramos no eran bendecidos por el cura. A cambio, las chicas tenían que dar una docena de huevos por ramo a los mozos que las pasaban a recoger. Para prevenir los efectos nocivos de las tormentas, se utilizaba un ramo bendecido el Domingo de Ramos; era el llamado "sanguiño", al que se le añadía flor de almendro y se adornaba con caramelos y peladillas para los niños. Una vez bendecido, se colocaba en el centro de cada campo mientras se rezaba un padrenuestro. En Abay, cuando amenazaba tormenta, se sacaba a una ventana de las casas la vela del Jueves Santo. Paralelamente, las campanas de la ermita solían tañer tres toques; si se observaban las nubes muy densas, se sincronizaba el tañido de las dos iglesias. También como conjuro de las tormentas era habitual la utilización del ramo de olivo, que se colocaba el día de San Pedro Mártir (29 de abril) en las casas y en los campos; en éstos, cuando se segaba, al llegar a la altura del ramo, se decía "alto, a echar un trago". El entorpecimiento del ritmo de trabajo puede ser una de las razones de que haya desaparecido esta costumbre. El núcleo vital de la casa era tradicionalmente la cocina, donde transcurrían las largas veladas del invierno; es también núcleo arquitectónico de la 138
misma, pues en tomo a ella se distribuían los donnitorios o "cuartos" para aprovechar el calor del hogar. Si los hay en la segunda, se colocan de forma que puedan recoger el calor de la salida de humos de la chimenea. En las salas podían disponerse también alcobas utilizables como dormitorio. Para el almacenaje de ropa o utensilios, contaban con "almarios" y alacenas. Ya hemos visto cómo el hogar dela cocina proporcionaba ceniza, que se transformaba en lejía para blanquear la colada, medida higiénica a la que se recurría de dos a cuatro veces a lo largo del año. La ceniza también se utilizaba para abonar los campos. Entre otros hábitos de limpieza, es corriente escobar todos los días y, en profundidad, es costumbre limpiar una vez al año. También se blanquea la vivienda con esta misma periodicidad, en la primavera o en otoño.
Ejemplus Casa Bernardo (Abay)
Esta casa tendrá unos doscientos años de antigüedad, se halla muy modificada y su exterior ha sido transformado. En planta baja (fig. 25), y con acceso desde el patio, se hallan la bodega y el antiguo cobertizo para la leña. Al fondo se sitúan las cochineras y el acceso al huerto. Primer piso (fig. 26): A los lados de la escalera se disponen simétricamente la sala y la cocina "de hogar bajo". Los suelos eran de tablas, salvo en la zona de la cocina, solada con lajas de piedra. Segundo piso: Ocupado exclusivamente por la falsa.
CasaPortaña (Araguás del Solano)
Se trata de una modestísima construcción, quizás del siglo XIX. Su fachada, de mampostería, conserva revoco en algunas zonas, está situada entre medianerías y se accede a ella a través de un achaflanamiento. Sus vanos son adintelados y posee aleros de tablas sobre canes y, en otras zonas, de varias hiladas de losas superpuestas.
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Fig. 25. Planta baja. Casa Bernardo, en Abay.
Fig. 26. Planta primera. Casa Bernardo, en Abay. 140
Planta baja (fig. 27): En ella se hallan el zaguán, el horno y la "masadería"; un patio descubierto y una cuadra completan el conjunto. Plantas primera y segunda (fig. 28): Presentan ambas la misma distribución, la cual está constituida por dormitorios, salvo una sala con alcobas idénticas en ambas plantas. La planta primera cuenta con la peculiaridad de que en ella se sitúa la cocina de la vivienda. Tercer piso: Se sitúa la falsa.
Casa BernarCÚJ (Atarés)
Podría tratarse de una construcción del siglo XVIII, aunque no tiene referencias cronológicas concretas. Su rotundo volumen paralelepipédico se corona por una cubierta a doble vertiente, provista, a su vez, de doble inclinación, con su caballete dispuesto en sentido perpendicular a la línea de fachada. Sus muros son de mampostería sin rejuntar y las embocaduras de sus vanos se realizan con sillares encalados, como las dovelas de la puerta, conformada en arco de medio punto; la ventana del primer piso presenta alféizar en voladizo realizado en sillar modulado. Planta baja: Patio con solera empedrada y formado de rollizos sobre los que apoyan losas de piedra; al fondo del mismo se halla la escalera, realizada con pisas de sillar y carente de barandao; detrás si sitúa la dependencia para el horno y la cuadra. Primer piso: Cocina, con hogar de campana troncocónica, provista de una alacena; dos "cuartos" o dormitorios, uno solado con losas y otro con baldosas de terracota. Segundo piso: Falsa.
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Fig. 27. Planta baja. Casa Portaña. en Araguás del Solano.
Fig. 28. Plantas primera y segunda. Casa Portaña. en Araguás del Solano.
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Conjunto de construcciones rurales en Abay (julio 1982).
Casa con muros de mampostería en Atarés (julio 1982).
Casa con esquinazos de sillar en Atarés (julio 1982).
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Casa en Araguás del Solano con embocaduras de vanos en picdra (julio 1982).
Obsérvense la estructura del forjado de techumbre y el rcvestimiento de losas. Araguás del Solano (julio 1982).
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Caseta de campo en Araguás del Solano (julio 1982).
Borda con cubierta revestida de losa. Araguás del Solano (julio 1982).
Obsérvese la disposición irregular de los vanos. Araguás del Solano (julio 1982).
A veces los balcones se protegen por un tejadillo. Araguás del Solano (abril 1982).
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Chimenea Lron cocรณ ni ca en Araguรกs del Solano (julio 1982).
, Chimenea con "sombrero" y tejadillo de losas en Araguรกs del Solano (abril 1979).
"Chaminera" de Majones (julio 19 82) .
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Pozo, en Araguás del Solano (julio 1982).
Casa Bernardo, en Atarés (mayo 1982).
Exterior de casa Porlaña, en Araguás del Solano (julio 1982).
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3.6. La Canal de Berdún
La Canal de Berdún es la depresión recorrida por el río Aragón, dispuesta en sentido longitudinal y situada entre la cabecera del Pirineo y las sierras exteriores. Su dirección este-oeste la ha constituido tradicionalmente en la única vía de comunicación transversal entre los valles pirenaicos. Sigue las directrices alpinas de las sierras, entre las que destacan, al Norte, las de Leyre y Orba y, al Sur, las de Peña Oroe! y San Juan de la Peña. Se halla modelada en extensos glacis que dan a la depresión un aspecto de gran plenitud y que se encuentran muy entallados por el río Aragón y los cursos afluentes, como el Aragón Subordán y el Veral. Su tramo más occidental lo ocupa el embalse de Yesa. El retroceso de su repoblación hace peligrar los modos de explotación tradicionales, y Berdún, subcabecera occidental, pierde su influencia en beneficio de Jaca. Con todo, sigue siendo éste el núcleo de apariencia más urbana y ello explicaría las referencias cultas que conserva su arquitectura, en la que se observan pervivencias de todos los estilos (Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco, Rococó, etc.), que aportan pautas y referencias cronológicas a sus construcciones populares, intemporales en relación con otros elementos. Como material constructivo sigue predominando la piedra, aunque comienzan a aparecer en los muros el ladrillo y la "adoba". Cuando los muros exteriores se construyen en piedra, ésta se labra generalmente en mampuestos y se reserva el sillar para los esquinazos de los edificios y para la s embocaduras de los vanos; se trata de muros dispuestos a doble faz y el vacío interior rellenado de cascotes de cerámica, cantos rodados y piedras troceadas. Para el acabado final , el revoco se halla bastante generalizado tradicionalmente, aunque no dejan de hallarse excepciones (Majones). En cuanto a la tabiquería interior la hemos visto de mampostería, pero también de ladrillo o de ramas de boj revocadas con barro; en estos últimos casos se recurre al entramado de madera. En el caso de los ladrillos, se utilizan piezas de 18 x 37 cm de anchura que se disponen una sobre otra en sentido horizontal y con su cara ancha a la vista, sentadas con argamasa de cal mezclada con cascotes de cerámica, adquiriendo el conjunto un grosor de 5 cm; entre cada hilera vertical de ladrillos se coloca un pie derecho de madera de 8 cm de anchura (Berdún). En lugares secundarios de las cons148
trucciones, como las falsas de las viviendas, se utiliza el tabique realizado con ramas de boj, mucho más tosco y que se erige del siguiente modo: unos pies derechos de madera se disponen de suelo a techo en sentido vertical y reciben el entrecruzado en sentido perpendicular de las ramas de boj, dispuestas horizontalmente, como si se tratara de la trama de un tejido, que toma urdimbre en los citados pies derechos. El conjunto resultante se rellena con barro, que hace a su vez de revoco y que, por tanto, queda a la vista (Villarreal de la Canal). Para la realización de los forjados de entreplanta se emplean vigas de madera y bovedillas ensambladas con argamasa de cal mezclada con "cascos de teja"; esta última mezcla se utiliza también para la estructura de las chimeneas, de modo que resulte liviana. Los pavimentos de los zaguanes suelen ser de canto rodado, y los de las habitaciones, de piezas cerámicas de formato cuadrado. Las cubiertas utilizan usualmente la teja árabe, a veces mezclada con losa de piedra (Majones), que posiblemente fuera el sistema de cubrición más antiguo, conservado ahora de modo residual; este último material se reserva en ocasiones para la última hilera próxima al alero (Berdún). En núcleos como Villarreal de la Canal hay constancia de que las "losas" eran traídas con caballerías desde Arbués, Patemoy y Alastruey. Como el índice de innivación es menor, los tejados necesitan menor inclinación que en el Alto Pirineo, así que la pendiente suele ser de 30°. El armazón de las cubiertas se realiza con vigas dispuestas en sentido perpendicular al caballete, sobre las que apoyan los rollizos, colocados de modo paralelo unos a otros y tangentes a las vigas perpendicularmente; éstos descargan su peso también en los medianiles. Sobre los rollizos y en sentido paralelo a las vigas apoyan listones de madera muy próximos los unos de los otros (en vez de éstos, en origen, se colocaban varas o "vergas", dispuestas en el mismo sentido que los rollizos); por último, sobre los listones se coloca una capa de tierra que sirve de asiento a la teja árabe. Las casas presentan la estructura característica consecuente de su función agrícola y ganadera; esta última actividad se halla en retroceso y las dependencias domésticas destinadas a esta finalidad han quedado en desuso. No obstante, en algunos núcleos todavía se conservan formas de vida rural que mantienen en uso estos recintos, como en Santa Engracia. El ga149
nado, o bien ocupa corrales situados en el exterior de la casa (Berdún), o, como en el alto Pirineo, se ubica en la parte inferior de la vivienda (Villarreal de la Canal). Las cubiertas vierten hacia la calle, pues sus caballetes se disponen en sentido paralelo a la línea de fachada, aunque hay pueblos más norteños, como Majones, en que las cubiertas vierten ocasionalmente hacia los lados también, como en el alto Pirineo. Lo usual es la generalización de las paredes medianeras y la consiguiente desaparición de los "callizos", porque, como dicen en Berdún, "se ha sido de buen avenir", pero sobre todo porque conforme nos alejamos del alto Pirineo va desapareciendo ese concepto tan individualista de la propiedad, fuente habitual de conflictos sobre los límites de la misma. En los gruesos muros se abren vanos relativamente pequeños, aunque algo mayores que los de zonas más norteñas; en la temporada estival suelen permanecer abiertos y ello origina fuertes corrientes de aire, que aumentan habida cuenta de la gran amplitud de las chimeneas; para paliarlas, es frecuente que los hogares se cierren tras un tabique provisto de puerta. Ésta sería una de las causas de la desaparición progresiva de las chimeneas, que se acaban derribando. Las puertas suelen estar descentradas en las fachadas, salvo en raras ocasiones, y las ventanas, rectangulares, con alféizar tallado en un bloque de piedra y en voladizo, se sitúan en las plantas bajas, primera y segunda. En Berdún es usual el balcón en la tercera planta, producto generalmente de una reforma; acostumbra a tener solera de piedra sobre canes del mismo material, pero los hay también recientes y con solera de hormigón. Desde el punto de vista formal, se distinguen puertas con apertura en arco de medio punto, doveladas; también las hay adinteladas, con dintel en piedra o en madera, que, o descansa directamente sobre las jambas, o lo hace sobre salmeres de sillar labrado, dispuesto en voladizo. En Berdún es usual que en la clave de las embocaduras de las puertas aparezcan inscripciones alusivas a la fecha de construcción, acompañadas del signo JHS (Jesús) o de la inscripción AVE MARÍA PURÍSIMA, que en origen pudieron tener carácter apotropaico. En cuanto a la carpintería, el armazón de las puertas exteriores, de tablones, consta de una o dos hojas, casi siempre con partición horizontal (en
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las de dos hojas sólo se divide una de éstas). Las hojas de las puertas interiores se tallan a veces con motivos que fusionan elementos cultos con otros de raigambre popular (como la estrella). En las hojas de las ventanas antiguas no había vidrios y sí en cambio un ventanuco practicable. Los aleros suelen ser de tablas sobre canes moldurados y, a veces, constan de canaleras de cinc modernas. En relación con los detalles aplicados a la carpintería exterior, hay que destacar la abundancia de llamadores de forja, a modo de símbolos fálicos, existentes en Berdún. La representación del órgano masculino aparece más o menos disimulada con formas de serpiente de cuerpo rígido u ondulante, como ha venido siendo frecuente desde la Prehistoria. Probablemente en origen tendrían una función profiláctica relacionada con la idea de fertilidad, como en buena parte de las culturas antiguas. En la Canal de Berdún, las casas son de carácter individual y constan de dos o tres plantas más la falsa. Se distribuyen del modo siguiente: en planta baja se halla la "entrada", patio o zaguán, del que surgen la bodega, el granero, el "laco" (lagar), la "masadería" y la cuadra (provista de "zolles" , "pesebreras" y "pajeras"). En algunos lugares (Villarreal de la Canal), la parte posterior de la casa dispone de "pajucera", que es el lugar donde se arrojan los desperdicios y detritus, que revierten al ciclo biológico como alimento para determinados animales. En ocasiones, la bodega se excava en el subsuelo y presenta interesantes estructuras abovedadas. Primer piso: En algunos lugares (Villarreal de la Canal) hay un "recibidor" o distribuidor en el que desemboca la escalera; en cualquier caso, de este rellano surgen los "cuartos", con o sin alcobas; cuando existen éstas, se separan del resto de la habitación mediante una mampara de madera que delimita al lecho en sentido longitudinal. En alguna ocasión, en el punto de separación de una alcoba con la siguiente se dispone de un armario. La cocina conserva en ocasiones los primitivos hogares con campana de embocadura cuadrada y cúspide en tronco de cono o abovedada, con remate cónico. Cuando el emplazamiento del núcleo rural lo permite, en esta planta se observan grandes balcones orientados a mediodía. El segundo piso lo ocupa la falsa.
La pieza fundamental de la casa sigue siendo la cocina, que, como hemos dicho, suele encontrarse en el primer piso; si conserva la campana de
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la "chiminea", ésta suele ocupar un compartimento espacial tras un tabique provisto de puerta, que aísla el "hogar bajo" del resto de la estancia. Los hogares de tipo francés siguen incorporados espacialmente a la cocina. Las chimeneas constan a menudo de una desembocadura exterior provista de dos hileras de bocanas triangulares o cuadradas realizadas con ladrillos, sobre las que se dispone el remate cónico. Una de estas chimeneas se conserva en la pardina del Cascallo, en el término municipal de Santa Cilia de Jaca.
El "hogaril" u hogar, en las cocinas de hogar bajo, tiene base de llar realizada a base de cantos rodados o losas de piedra y dispuesta a dos niveles; en las esquinas de su zona alta se sitúan los "caminales" de hierro forjado y rematados a veces con bolas de latón. En la zona baja se coloca la "planchuela" de hierro, sobre la que va depositándose la ceniza de la combustión; el frente y los laterales del llar, de forma rectangular, se protegen en ocasiones con baldosines cerámicos y suelen rematarse con atoques de madera. El "calderizo" cuelga de una viga que atraviesa la chimenea a media altura, y, entre otros utensilios culinarios, destacan los "hierros" (para acercar los pucheros a la lumbre), los "estrébedes" o "criadas" (trébedes) y los espedos. El muro al que se adosa el llar va encalado hasta la altura de la llama, yen la zona superior se deja el color negro provocado por el humo; justo bajo la línea que describe el fuego, el trazado de color negro realiza una curva que se introduce en la superficie de color blanco (Berdún). Antiguamente por las noches, antes de acostarse, se acostumbraba a envolver entre las cenizas el "rescoldo" (la brasa). Cuando el fuego se apagaba, se colocaban encima las tenazas en forma de cruz. La ceniza se iba almacenando en el cenicero y se utilizaba para producir lejía, que tenía múltiples aplicaciones: limpieza de vajilla, objetos de adorno o útiles de cobre y, sobre todo, para hacer la colada, que realizaban una vez al año como máximo. Solamente hay un día al año, en Nochebuena, en que se enciende, no dentro del hogar, sino en la plaza, una hoguera que dura hasta las siete de la mañana, alimentada con leña que previamente ha sido traída y amontonada por todos los habitantes del pueblo. En algunos núcleos (Majones), las "moradas" o casas poseen horno para fabricar pan de autoconsumo doméstico, que se coloca en el zaguán 152
junto a la puerta aprovechando el ángulo que describe la fachada; sus muros se construyen con mampostería revocada y en su parte alta dispone de una bocana pequeña de forma cuadrada. Las casas suelen pintarse con el tradicional encalado, tanto los interiores como los exteriores; éstos pueden dejarse con la piedra a la vista y, en este caso, es la embocadura la que se blanquea o viceversa. En cuanto a los interiores, aunque lo habitual es la utilización del color blanco, no siempre ha sido así; en Berdún, bajo las actuales capas de pintura aparecen otras en tonos pastel, posiblemente procedentes de la moda rococó del siglo XVIII. Actualmente, a veces, se introducen los antiestéticos papeles pintados de dibujos abigarrados, que desdicen en un ambiente rural. En Berdún el blanqueado se hacía en verano antes de las fiestas. La cal la compraban a vendedores itinerantes que la traían en carros y posteriormente la "mataban" en cada casa. La cal se utilizaba como desinfectante, pero para higienizar los corrales recurrían al zotal, que era utilizado ya por los antiguos egipcios. La limpieza de la casa se realizaba los sábados, pero en vísperas de las fiestas mayores se hacía una profunda limpieza general. Para la limpieza superficial de los fines de semana se utilizaban escobas confeccionadas manualmente por cada usuario, a base de "hierba de artina" (cambronera), con la que barrían los suelos de la casa, pues para los de los corrales las empleaban de brezo. En Berdún no había instalaciones sanitarias, y lo habitual, como en todos los pueblos, era recurrir al subterfugio del corral. Hacia. los años 19601970, Y paralelamente al movimiento migratorio, surgió la tendencia generalizada a acondicionar las viviendas; entre las mejoras higiénicas que se introdujeron , las más notables fueron: la incorporación de retretes, a menudo dispuestos en un cuarto de baño instalado en el antiguo zaguán, y la sustitución del primitivo "fogaril" por la moderna cocina doméstica. En Villarreal de la Canal, el alcantarillado existe desde hace una década. Como elemento de carácter apotropaico se emplea el ramo de olivo bendecido para conjurar las tormentas. En Berdún existe la peculiaridad de que en vez de ir los feligreses a la parroquia a que el cura bendiga todos los ramos a la vez es el propio párroco quien va recorriendo las casas bendiciendo uno a uno cada ramo y la propia casa para ahuyentar los malos espíritus 153
Ca cambio de las dádivas espirituales, el cura recibe por parte de los vecinos bienes materiales: dinero o alimentos); estos ramos se colocarán en las hojas de las puertas y ventanas. Hace unos años, el día de San Pedro, los feligreses iban a la iglesia con ramos de sanguiño para que fueran bendecidos por el cura y cuando iban a labrar los campos dejaban en éstos una o dos ramitas clavadas en el terruño, con la intención de que ahuyentaran las tormentas y de que San Pedro los salvara de "piedra y niebla". Durante las tormentas con aparato eléctrico, se ponía en la ventana de la casa una maceta con un cuchillo que no tuviera mango de madera, clavado en la tierra con la punta visible, de modo que hiciera oficio de pararrayos. Un hábito popular bastante arraigado era el de echar piedras a la calle cuando comenzaba la tormenta; éstas habían sido recogidas el sábado de Resurrección y guardadas en casa para este fin. Como elemento de protección de carácter religioso y aplicable también a las tormentas, utilizaban el resto de la vela encendida el Jueves Santo. En cada cuadra se colgaba un crucifijo y un ramo de olivo para salvaguardar a los animales de malos espíritus y enfermedades. Otra creencia supersticiosa consistía en pensar que si un gato negro pasaba por encima de un rastrillo del establo era señal de mal agüero. La creencia generalizada en las brujas les movía a conjurarlas con sal, que depositaban en el interior de un trapito anudado; una mujer del pueblo las "conjuraba" con agua bendita, pero quizás el primer remedio resultara más eficaz, ya que la sal tiene un fuerte poder desinfectante .. . Entre las ceremonias religiosas encaminadas a la protección de la casa, posiblemente derivadas de costumbres paganas más antiguas, sometidas a cristianización, destaca la bendición de ésta por el cura, una vez terminada su construcción. Posteriormente se realizaba una gran comida o merienda denominada "colitadera", a la que se invitaba a los peones que habían intervenido en la obra y a la familia de los dueños de la casa. Éste es un hábito que todavía se conserva. Otras fiestas y reuniones familiares habituales tenían lugar durante el "matacochino", entre diciembre y enero, y el "sacavino", en noviembre, momento del trasiego del vino desde el lagar a las cubas dispuestas bajo el hueco de la escalera. El volumen total trasegado era correspondiente a 100 cántaros. 154
Ejemplos Casa M.lJ. Rosa (calle de la Santa Cruz, n. 07, Berdún) (fig. 29)
Se trata de un edificio modesto situado entre medianerías y sin datos aparentes para su fechación. En planta baja dispone de zaguán con pavimento primitivo de cantos rodados y parcialmente solado con cemento. Donde antiguamente se hallaba la bodega y el granero, se ha instalado el aseo actual. Primera planta: Se halla aquí la chimenea, abovedada con salida de humos cilíndrica; su hogar dispone de "caminales" y "estrébedes", así como de llar de base enlosada. Consta también de dos "cuartos", uno de suelos enlosados y provisto de alcobas y otro sin alcobas, solado con baldosas de terracota. El acceso a la falsa tiene lugar a través de la cocina, y aquélla queda atravesada por la desembocadura de la chimenea, que puede observarse está realizada con cascotes de teja mezclados con argamasa de cal. Casa Boira (calle de la Santa Cruz, n. 030, Berdún)
Quizás fundada en el siglo XVI. Su fachada, restaurada, ha sido revocada y enlucida. Posee puerta con arco de medio punto dovelada en sillar y ventanas cuadradas dispuestas regularmente; varias van provistas de alféizar consistente en un sillar de piedra tallado, en voladizo sobre la línea de fachada. Se protege con un alero de tablas sobre canes algo moldurados. Planta baja: Desde el zaguán se accede a la bodega, excavada en el subsuelo y techada con bóveda de cañón rebajado, construida a base de cantos rodados y cascotes de teja con argamasa de cal.
El resto de su distribución se halla muy modificada, si bien aún conserva dormitorios, provistos de alcobas, cuyo acceso se enmarca con labores de carpintería decorada con tallas en forma de puntas de clavo. La antigua cocina se conserva también, compartimentando la zona de la chimenea tras un tabique de separación. Entre el mobiliario destaca un armario con decoraciones manieristas de tradición serliana en sus tallas. También son interesantes algunas puertas que mezclan motivos cultos como la rocalla (rococó) con otros de raíz popular como la estrella. 155
Fig. 29. Plantas baja, primera y segunda. Casa M.ÂŞ Rosa, c. Santa Cruz n: 7. BerdĂşn. 156
Casa Tabernero (Majones) (fig. 30) Situada en las afueras del pueblo, se halla abandonada y en estado semirruinoso; su cubierta se ha hundido ya en parte. En su fachada, de mampostería, se reparten los escasos vanos adintelados, dispuestos de modo irregular. En planta baja se halla el zaguán, donde todavía se conserva el horno y el suelo empedrado; desde aquél se accede al granero y a la cuadra. En el primer piso, la sala conserva aún en pie su chimenea francesa, y a los dos lados de la escalera se mantienen todavía dos habitaciones que se destinarían a dormitorio. El segundo piso lo ocupa la falsa.
Casa Chaca (cal/e de la Fuente, Vil/arreal de la Canal) (fig. 31) Se trata de una construcción gótica en sus inicios, del siglo XV o quizás ya del siglo XVI, que fue reformada en el siglo XIX. Su fachada, de piedra tallada en mampuestos, posee puerta en arco apuntado dovelada en sillares y una sola ventana cuadrada y pequeña, con jambas, dinteles y alféizar de sillar.
Planta baja: La "entrada" o zaguán, de suelo empedrado, deja paso, al fondo, al granero, con pavimento de "losas"; a la derecha se accede al "laco" o lagar y, tras una puerta de tablones, a la izquierda, a la pocilga. La escalera se adosa al muro zaguero y va provista de barandilla de barrotes de hierro y pasamanos de madera; de este último material son también los peldaños. Primer piso: Cocina con chimenea de tipo francés, recocina y fregadera, así como dos dormitorios. Segundo piso: Falsa. Casa [aplaza (calle de la Fuente, Vil/arreal de la Canal) Quizás proceda del siglo XVIII, pero fue reformada en 1833 (fecha en la escalera) y algo modificada en el siglo XX . Es interesante tanto por su distribución como por el utillaje doméstico que alberga.
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Fig. 30. Plantas baja y primera. Casa Tabernero . Majones.
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Fig. 31. Plantas baja y primera. Casa Chaca. Villarreal de la Canal.
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Su fachada, revocada y pintada en un desafortunado color azul, es el único aspecto que desdice de todo el conjunto arquitectónico. Los esquinazos y las embocaduras de puerta y ventanas se han conservado, con '11ás acierto, con sus sillares a cara vista. Del aspecto externo, destaca el ritmo ordenado de sus vanos, distribuidos de forma simétrica respecto a la puerta, en arco de medio punto y dovelada. Las ventanas del primer piso poseen alféizares de sillar en voladizo sobre la línea de fachada. La puerta original tenía una hoja dividida en sentido horizontal, pero sólo se han conservado sus clavos, picaporte y llamador. Un alero ancho, de tablas sobre canes, remata el conjunto.
Planta baja: Se halla aquí el "laco" o lagar con su "pisadera", realizada con losas de piedra dispuestas en hiladas y cerrada por "comportas" de tablas de roble; en el nivel inferior se halla la bodega, donde vierte el depósito de la "pisadera", cuyo orificio de salida se tapona con la "canilla" y el "zurrete". Entre los utensilios que se almacenan en este recinto, hay algún "cuévano", medio cántaro, "envasador", "olla", "dental" y "zoqueta"; del techo cuelgan algunas "garranchas". Otra dependencia a la que se accede también a través del patio es la "masadería", solada con canto rodado y provista de "bancal" de obra; entre su utillaje destaca la "masadera", la "panera" de "enfomar" y el "tomo" (éste sirvió eventualmente como escondite de material de contrabando). A la derecha se halla la cuadra, con sus "zolles", "pesebreras" y "pajera", y donde se conserva alguna "onganeta", "baste", "restrillo" y cántaros. En la parte posterior se hallan los "zolles", "conejares" y gallineros; en la "pajucera" se recogen los desperdicios de la casa que sirven de alimento a las gallinas. La escalera, adosada al muro zaguero, tiene ahora una barandilla metálica, pero, primitivamente, fue de madera, con barrotes de sección cuadrada. Primer piso: Distribuidor o "recibidor", junto a la escalera, solado con
baldosín cerámico (como el resto de la planta); desde aquí se llega hasta el "balcón", que en realidad se trata de una amplia solana, orientado al mediodía; en un extremo de éste, S~ instaló un retrete con vertido directo al corral. Al "recibidor" desembocan los "cuartos", uno de los cuales está provisto de 160
alcobas dispuestas tras arcos de madera con recortes y decoradas con pintura popular del siglo XVIII, en tonos azules, naranjas, rojos y verdes; las dos alcobas se dividen mediante un armario en forma de caja, de madera de nogal y de 45 cm de fondo; hay también otro armario pintado con motivos neoclásicos. En el otro cuarto, otras dos alcobas, dos arcones con pintura popular del siglo XVIII y un armario de nogal. La cocina dispone de "chimenea", de base cuadrada y cúspide troncocónica rematada en cilindro, y actualmente se conserva separada tras tabique y puerta, pero salvo esta modificación de índole práctica mantiene todos sus componentes tradicionales: "hogaril" solado con cantos rodados, "planchuela" de hierro, baldosines cerámicos y atoque de madera; va provisto de "caminales" de forja, "calderizo" con su olla, "hierros", "estrébedes" o "criadas" y espedos, que aquí se usaban eventualmente con unos a modo de potros de forja corno soporte. Segundo piso: Lo odlpa la falsa, cuyo forjado de entreplanta queda a la vista: está realizado con "cascos" de teja y argamasa formando bovedillas que apoyan en los rodillos de madera. El forjado de la cubierta es de tabla, teja y rollizos. La desembocadura de la "chimenea" atraviesa el espacio de la falsa y también recurre a los "cascos" de teja y argamasa; se remata en el exterior con un "tejón".
Se
utili ~a •o'.
sillar para las embocaduras de los vanos . Bcrdún Uulio 1982).
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En casas de mampostería el sillar se reserva para los esquinazos y las embocaduras de los vanos . Majones (julio 1982).
Para la realización de forjados de entreplanta se emplean vigas de madera. Casa Boira. Berdún (julio 1982) .
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Pervivencias de estilos: el gótico en una ventana geminada (transformada en balcón) . Majones (julio 1982).
Casas en Berdún con relieves en la clave del arco de la puerta principal, ésta habitualmente descentrada en fachada (julio 1982).
Horno situado en el zaguรกn de casa Tabernero, en Majones (mayo 1982).
Fachada de casa Laplaza, en Villarreal de la Canal (julio 1982).
Espacio interior creado por el balcรณn de casa Laplaza, en Villarreal de la Canal (julio 1982).
Solana de casa Laplaza, en Villarreal de la Canal (julio 1982).
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Armario con decoraciones manieristas de tradición serliana. Berdún (julio 1982).
Armario de casa Laplaza, en Villarreal de la Canal (julio 1982).
Bargueño de casa Boira , en Berdún (julio 1982).
Cuarto con alcobas. Casa Laplaza, en Villarreal de la Canal (julio 1982).
3.7. El Serrablo. Cuenca del Gállego El alto valle del Gállego se divide en dos zonas: la subcomarca del valle de Tena y, más al Sur, el Serrablo, valle cuya cabecera, Sabiñánigo, es el segundo núcleo en importancia después de Jaca, de forma que ha llegado a plantearse una bicefalia similar a la de Barbastro-Monzón. Según J. CALLIZO, hoy el Serrablo se identifica con el sector oriental de la J acetania, que comprende el alto valle del río Gállego y sus afluentes, desde el río Aurín, al Oeste, a los puertos de Cotefablo y Serrablo, al Este. Dentro de esta subcomarca se halla asimismo el valle de Acumuer. Su paisaje es de media montaña y de carácter torrencial, y sus laderas están pobladas de robles y pinos. El valle culmina en una divisoria amplia donde se encuentran enclavados algunos pueblos abandonados (ej . Berbusa). Su patrimonio arquitectónico es riquísimo, fundamentalmente en lo concerniente a arquitectura religiosa del primer románico de tradición lombarda, que se construiría entre el 1050 y el 1070 (según ESTEBAN, GALTIER Y GARCÍA GUATAS); en algunos núcleos (ej. Lárrede), este tipo de arquitectura se funde con las abundantes muestras de arquitectura popular que todavía se conservan en relativo buen estado. Ya se ha apuntado con anterioridad la importancia del medio físico como determinante, no sólo de la ubicación de las pequeñas poblaciones, como las serrablesas, sino de la forma peculiar de la cultura, en el sentido más amplio, de la sociedad pirenaica. Es fácilmente observable y demostrable que una sociedad avanzada técnicamente hace frente al medio físico, pero es evidente que el Serrablo no ha evolucionado de acuerdo con los tiempos históricos como otras zonas. Aquí, la incidencia del despoblamiento ha sido mayor (existe un gran número de núcleos de población con menos de 10 habitantes); no se ha llegado a una autonomía del medio, cobrando éste gran importancia social y económica. Sabiñánigo, auténtica cabecera de comarca, ha hecho revitalizar la zona debido a su fuerte industrialización y desarrollo urbano. Salvo en este núcleo, cuya arquitectura ha ido adquiriendo consecuentemente apariencia urbana, el resto de poblaciones (como Oliván, Lárrede, Sardas, Ipiés, Osán, Lasaosa, Susín, Lacort, Espierre, etc.) conserva en buena parte su arquitectura popular, adaptada al medio rural tradicional; ésta utiliza como material constructivo la piedra caliza o arenisca tallada en mampuestos, aunque 165
se reservan sillares para los esquinazos. Los forjados de entreplanta utilizan las vigas de madera como soporte, mientras que las bovedillas se realizan con "tosca" revocada. Los forjados de techumbre se realzan también con rollizos de madera, pero éstos se cubren con tablas, sobre las que se apoyan cepellones de hierba o "tasca" con su superficie terrosa dispuesta hacia arriba; por último, sobre la "tasca" se colocan las "losas" de piedra como material de cubrición, todo con una disposición similar a la utilizada en los valles de Aísa-Borau. El grado de inclinación de las cubiertas oscilará en torno a los 35" y los tejados aparecen maclados unos con otros, del mismo modo que los edificios, adosados entre sí, se imbrican obteniendo volúmenes de gran fuerza expresiva. Las cubiertas tienen dos o más vertientes y los edificios situados en los extremos de las hileras de viviendas ostentan sus hastiales achaflanados. Los vanos se distribuyen de forma quizás más regular que en otras zonas del Pirineo y su tamaño sigue siendo pequeño. Las embocaduras de las puertas son preferentemente en arco de medio punto dovelado, y las de las ventanas, con j[tmbas y dintel de sillar y alféizar labrado en un único bloque de piedra; alguna ventana tiene su dintel tallado simulando un arco carpanel apuntado. También existe alguna puerta en arco apuntado de tradición gótica, y otras adinteladas sobre salmeres en voladizo (Yebra de Basa). En los aleros aparecen a veces las mismas lajas de piedra de la cubierta, que, en ocasiones, apoyan sobre canes de madera o de piedra; también los hay de tablas de madera sobre canes del mismo material o de piedra. Bajo algún alero hemos visto palomares de volumen paralelepipédico, con orificios rectangulares para entrada y salida de las palomas. En Yebra de Basa se observan algunos balcones orientados a poniente. Los tipos de casa más usuales pertenecen a agricultores en régimen de explotación familiar. Constan de dos o tres pisos y la falsa. En el semisótano disponen ocasionalmente de cuadras. En planta baja se halla el "recibidor" o patio, que suele tener un banco de piedra o "pedriño" adosado a la pared; el patio da paso al arranque de la escalera, la cuadra, la bodega, la despensa, la "masadría" y el horno, situado éste bajo la chimenea del hogar para aprovechar la misma salida de humos. La bodega servía para almacenar el trigo en los "truexos" o arcas de madera de pino sin decoración; las
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cubas descansan en bancos de piedra, mientras que en las "garranchas" se colgaban los embutidos; a menudo constaban de lagares o "lacos". Bajo el hueco de la escalera se halla el depósito para la ceniza o "cenicero". La cocina se sitúa en la primera planta, con "fogaril" o "fogaral" centrado o adosado al muro, según convenga al tiro de la chimenea; estas "chamineras" tienen a menudo estructura cupulada y desembocadura cilíndrica. Junto a la cocina se hallan el "cuarto de la fregadera" y el "reposte", despensa para salazones y embutidos. En esta misma planta hay en ocasiones salas provistas de alcobas. En la segunda planta se hallan los cuartos sin alcobas o salas con sus correspondientes alcobas. La tercera planta la ocupa la falsa, que suele emplearse como trastero y que, ocasionalmente, se halla compartimentada. La cocina constituye el espacio vital con más peso específico en la casa, y la cocina serrablesa es de las más interesantes del Pirineo, pues al calor físico del hogar se suma el calor ambiental, producido por el alto respaldo de las cadieras, en madera oscura tallada con una curiosa y rica decoración geométrica, a base de rombos, triángulos y rectángulos lisos o atravesados por sus diagonales. A todo ello se suma el interés espacial de la campana cupulada, que aumenta la armonía del ambiente, el cual resulta enormemente acogedor. En el centro de ese amplio espacio se dispone el "fogaral", que consta de tizonera, con "caminales" a los lados y morillos en sus ángulos, y plancha, provista de una gran piedra tallada en forma de herradura que evita que se desparrame la ceniza. En el interior de la "chaminera" se ubican las "soletas" o repisas triangulares acopladas a cada uno de los ángulos de su falda; en la viga de ésta se sitúan las "garranchas" para colgar otros utensilios culinarios, entre los que destacan los "sesos", las "estreudes", las parrillas (simples o giratorias) y el "calderizo", donde se suspende el caldero. En torno al hogar, además de las "cadieras", se hallaban las sillas, a menudo fabricadas a mano en la propia casa. La cocina se solaba con losas de piedra, material empleado también para la base del llar, que frecuentemente se remataba con atoques de madera. La iluminación de la estancia se conseguía, aparte de con fuego del hogar, mediante "tederos" de forja que sostenían teas encendidas. Los utensilios culinarios podían depositarse en las "lacenas" (armaritos empotrados en el muro), la "cucharera" y el "espedero" o el "parador". 167
Junto a la cocina, se halla el cuarto de la fregadera, la cual suele estar tallada en una única losa de piedra, y sobre la misma se dispone una alacena para depositar los pucheros. También suele haber en la cocina una despensa o "reposte" para guardar embutidos y salazones. Si la casa dispone de horno, éste se halla en la "masadería", situada en planta baja, con acceso desde el patio, aunque a veces podía ubicarse en un edificio anexo; esta dependencia se cubría con bóveda de medio cañón, mientras que el "forno" era también abovedado. Entre su ajuar destaca el "torno" para "cerner" la harina, los palos de "enfornar", el "foricón" para barrer el horno y el "retabillo" para manejar la brasa o "calibo" de aquél. Los hornos, en el caso de que se conserven actualmente, no se utilizan, salvo en casos excepcionales como en la comuna de Aineto. Los dormitorios, denominados "cuartos" cuando carecen de alcobas, se sitúan en primera o segunda planta, más frecuentemente en esta última. Es corriente que las "salas" dispongan de "alcobas", que se ubican tras muretes de obra y con acceso bajo arco, con la vuelta de ést~ decorada a veces con labores en madera o con decoración pictórica. En las alcobas se hallan las "arcas", donde se guardaba el ajuar que aportaba la novia (vestimentas y ropa de mesa y cama); éstas se decoraban con "fenefas" de rectángulos, lisos o atravesados por sus diagonales, o triángulos, esvásticas (esquematización solar), símbolos vegetales relacionados con la fertilidad y corazones. Las camas eran de maderas costosas en las casas pudientes y de pino en las humildes. En la sala, se hallaba el consabido "reló" de origen francés. Bajo la cubierta se sitúa la "falsa", en cuyo espacio se almacenaban todos los objetos que en alguna ocasión podrían seguir sirviendo de utilidad. Entre otros utensilios domésticos destacan el "arca de salar" jamones y la pila de aceite 2 . En las casas de fuerte potencial económico, buen número de anejos rodean la vivienda, como bordas y pajares, los cuales se protegen con cerraduras de madera.
2 GARCÉS, J.; GA VfN, J. y SATUÉ, E., Artesanía de Serrablo. Amigos de Serrablo, Sabiñánigo, 1984. Entregado ya nuestro libro para su publicación, vio la luz el de GARCÉS ROMEO, 1.; GAvfN Moy A, J. y SATUÉ ÜLIV ÁN, E., Arquitectura popular de Serrablo. Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1988.
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Las tradiciones populares se han perdido en gran parte, aunque algunas aún permanecen en núcleos apartados como Oliván, Lárrede y Sardas; aun así, muchos elementos de la arquitectura popular, que poseían un carácter apotropaico, aunque se conserven, los habitantes no conocen ya su finalidad o el sentido de su origen. Esto sucede con los "bichelos", "pilones" y "espantabrujas" que coronan las chimeneas, cuya misión consistía en ahuyentar a las brujas, que según la creencia popular penetraban por el espacio abierto de las chimeneas. Sus formas habituales van desde el busto hasta la esfera, pasando por formas piramidales y cruciformes (DURÁN GUDIOL). Estos remates proporcionan un aire todavía más pintoresco a las chimeneas serrablesas, según Julio GAVÍN el elemento más significativo de la arquitectura popular de esta comarca. Su forma suele ser cilíndrica o troncocónica, terminando en uno o dos tejadillos de losa sustentados por piloncillos de "tosca" u otros tipos de piedra. U na misión protectora similar originaría la costumbre habitual de envolver por la noche, antes de irse a dormir, el rescoldo con cenizas y dejar las tenazas en forma de cruz en el hogar. Otro elemento de protección de la casa es la rama de "olivera" bendecida, que aún se utiliza, del mismo modo que aún se sigue rezando hasta que termina una fuerte tormenta. Para defenderse de animales dañinos, como los roedores, se utilizan "rateras". Otra costumbre que aún pervive es la de la "tronca de Navidad", habitual en muchos otros valles; el día señalado se encendía un tronco grueso que se había guardado durante el año en el corral con este fin. También se sigue manteniendo el hábito de celebrar una comida o merienda al terminar la construcción de la casa, invitando a los familiares y a los trabajadores que han intervenido en las obras. Se celebran asimismo banquetes especiales con ocasión de algún acontecimiento familiar (bautizos, comuniones, bodas). Muchas casas han sido adaptadas a los modos de vida actuales y reúnen comodidades que favorecen las medidas de higiene; en la actualidad, las exigencias de limpieza son mayores y la casa se limpia diariamente. Antes . era la cocina la que se escobaba todos los días, ayudándose de escobas hechas a mano, mientras que la colada de la ropa blanca se realizaba una vez al año, utilizando para producir lejía las cenizas recogidas en el hogar, práctica usual en todos estos valles. 169
Ejempla.; Casa Isábal (úírrede)
Casa nobiliaria de fundación muy antigua; debió de servir como abacial, ya que se halla frente a la iglesia románica del siglo XI. Perteneció a los Isábal en el siglo XVII, pero en el XVIII cambió de dueño para pasar a los López. En 1659 recibió el pavimento empedrado del patio (figura en él la fecha), y la casa fue restaurada en 1822 por María Ara y Juan Pablo López (según reza una inscripción bajo la campana de la cocina). Con respecto a las casas más humildes, ésta posee mayores dimensiones y mayor lujo en los acabados, pero la estructura de la vivienda apenas varía; la diferencia estriba en que cuenta con un buen número de anejos, bordas y pajares. Su fachada es de mampostería, con vanos pequeños, y se cubre con techumbre revestida de losas de piedra. En planta baja (fig. 32) se halla el patio con suelos "empedregados", desde el que se accede a la despensa, la bodega y la masadería, ésta de techumbre abovedada, como el "fomo"; de aquí arranca también el primer tramo de la escalera. Primera planta (fig. 33): Cocina con "fogaral" ahora adosado al muro y gran "chaminera", además de despensa, "cuarto de la fregadera" y sala, provista ésta de dos alcobas simétricas en sus extremos. Todos los suelos van "empedregados". Segunda planta: Falsa compartimentada y galería. Casa Choan (Oliván)
Económicamente se trata de una casa de tipo medio, quizás del siglo XVIII, y se conserva sin apenas modificaciones. Sus muros son de mampostería y terminan en aleros sobre canes de piedra. El semisótano lo ocupan las cuadras. En planta baja se hallan el "recibidor" y la cocina, en la que se han instalado electrodomésticos, pero que aún conserva su "chaminera" abovedada, la "fregadera" y el "reposte". Primera planta: "Cuartos" desprovistos de alcobas. Segunda planta: Falsa. 170
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Fig. 32. i:>lanta baja. Casa 1sรกbal, en Lรกrrede.
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Fig. 33. Planta primera. Casa ¡sábalo en Lárrede.
Las abundantes muestras de arquitectura popular se conservan todavía en buen estado. Osán (octubre 1976).
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En las embocaduras de las puertas de acceso, a veces se observan relieves de este tipo. Acumuer (octubre 1988).
Uno de los habituales palomares . Olivรกn (mayo 1986).
La salida de humos de la chimenea calienta las habitaciones que atraviesa. Sardas (m ayo 1986).
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En Sardas abundan bordas cuyo forjado de cubierta hace también oficio de alero (mayo 1986).
En balcones y puertas aún se observan labores de carpintería en madera recortada de este tipo . Sardas (mayo 1986).
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Las salas disponen de "alcohobas". Casa BeUo, en Sardas (mayo 1986).
Chimenea de «casa Isábab). Larrede.
Cocina rodeada de cadieras. Casa Belío, en Sardas (mayo 1986).
l75
"Fogaral", tizonera y plancha. Museo del Serrablo (mayo 1982).
El mobiliario suele recurrir a la decoración geométrica. Museo del Serrablo (mayo 1982).
Entre el mobiliario destacan la "cadiera" y las sillas . Al fondo, un cucharero. Museo del Serrablo (mayo 1982).
La vajilla se guarda en "lacenas", ésta
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en esquinera. Museo del Serrablo (mayo 1982).
"Parador" para depositar la vajilla. Musco del Serrablo (mayo 1982).
Una "jamuga" o silla de novia. Museo del Serrablo (mayo 1982).
"Arca" para el ajuar de la novia. Musco del Serrablo (mayo 1982).
Retrete. Museo del Serrablo (mayo 1982).
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Exterior del edificio destinado a vivienda de casa ¡sábal, en Lárrede (julio 1982).
Cocina de casa ¡sábal, en Lárrede (mayo 1980).
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Puerta de acceso al patio de casa ¡sábal, en Lárrede (mayo 1980).
Cuarto de la [regadera. Casa ¡sábal, en Lárrede (mayo 1980).
3.8. Tras de Oroel o Sodoroel Siguiendo el curso del río Gállego, yen la superficie comprendida entre éste y la Peña Oroe!, al Norte, se halla la subcomarca llamada Tras de Oroe!, en la que se funde lo monumental y lo paisajístico. Pueblos como Bemués, Botaya, Osia y Ena aún conservan magníficos ejemplares de arquitectura popular, que se suman a los interesantísimos del Románico pleno, como en el pintoresco Botaya. Un paisaje espléndido se divisa desde el llamado "balcón de los Pirineos", desde donde puede contemplarse una panorámica del Campo de Jaca. Su orografía accidentada proporciona a pueblos como Botaya y Bernués unos accesos difíciles. En su arquitectura popular se conservan pervivencias de todos los estilos artísticos, pero el más arraigado quizás sea el Románico por las razones antes expuestas (Botaya). El material constructivo usual es la piedra, que o bien se deja a la vista o bien recibe revoco de cal, que no llega a eliminar las texturas de la misma. Habitualmente se emplea mampostería para las superficies murales, sillarejo para los esquinazos y sillar para las embocaduras de los vanos; el armazón de las hojas de éstos es de madera, material que aparece también en los forjados de cubierta y en los aleros. Dichos forjados se componen de tablas y losas de piedra, estas últimas como material de cubrición al que se tenía acceso fácilmente en las "loseras" próximas (ej. la de la pardina de Osán, cerca de Bemués). Las cubiertas no necesitan ser tan inclinadas como en el alto Pirineo, pues en esta zona los índices de pluviosidad y de innivación son menos elevados, de modo que poseen una inclinación menos pronunciada, que oscila en tomo a los 30°, aunque persiste la doble inclinación en cada vertiente, necesaria para la acumulación de la nieve. Hay núcleos en los que predominan las casas aisladas (Botaya) y otros en los que las viviendas permanecen unidas por muros de medianería (Bemués). En el primer caso sus volúmenes poseen mayor fuerza expresiva intrínsecamente, pero el resultado plástico es todavía más sorpresivo si se observa la distribución de esos volúmenes en el espacio, en equilibrio armónico con la naturaleza que los rodea. En Botaya, a la riqueza plástica del conjunto urbanístico se suma la sobria combinación cromática de los
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paramentos murales: si los muros se encalan, las embocaduras de los vanos conservan el color natural de la piedra y viceversa. En general, las labores de encalado solían hacerse una vez al año: en Bernués, con ocasión de las fiestas locales; en Botaya, coincidiendo con la terminación de las faenas del campo, en los meses de verano. Estas labores se centraban fundamentalmente en la cocina y las habitaciones, y para ellas se proveían de cal en Anzánigo. Sobre los muros, y con ese efecto "positivo-negativo" al que antes aludíamos, destacan los vanos, que, pese a sus reducidas dimensiones, no consiguen evitar las corrientes de aire producidas por los amplios tiros de las chimeneas, por lo que se ha recurrido habitualmente a la compartimentación espacial de las mismas; además de por su formato reducido, llaman la atención por su distribución irregular sobre la fachada. Las ventanas son cuadradas o rectangulares; a menudo, tienen jambas, dintel y alféizar de sillar; el cual sobresale en algún caso en voladizo respecto a la línea de fachada. Apenas hay balcones y los existentes son relativamente recientes (de los últimos siglos). En cuanto a las labores de carpintería exterior, son muy simples: aleros los hay de tablas sobre canes, apenas sin decoración, pero también son muy frecuentes los que cuentan con las lajas de piedra de la cubierta dispuestas en voladizo sobre la línea de fachada. El armazón de las ventanas era de tablas, con una o dos hojas y a veces con contraventanas. Las puertas son de tamaño relativamente amplio, y su armazón recurre a una sola hoja que ocupa todo el vano y en la que se abren, o bien un ventano alto, o bien una hoja simple o dividida en sentido horizontal, aunque las hay también de doble hoja. El gancho con que se sujeta la hoja de las puertas al suelo se denomina "gorrunera", "corrunera" o "gurronera"; a los goznes se les llama "arguazas" y al dintel "cabezal". Estos dinteles pueden ser de madera o de piedra tallada en sillar, y en alguna ocasión se disponen sobre salmeres en voladizo; otras veces las embocaduras de las puertas recurren al arco de medio punto o al rebajado. Hay algún caso en el que dinteles o claves se tallan imitando el apuntamiento del arco conopia!. Las puertas en arco se construyen con dovelas de piedra y en algún caso con ladrillos dispuestos en sentido radia!. Ocasionalmente las puertas se protegen con un tejadillo revestido de losas. 180
Sobre las hojas de las puertas se conservan llamadores de distintos tipos: los hay de aspecto fálico, que tendrían un carácter apotropaico, pero es más frecuente el de forma de anilla plana con decoración geométrica de carácter inciso. En la parte posterior de las casas o en anejos próximos a las mismas se ubican los corrales, que suelen ser individuales y volcados a una actividad agropecuaria; generalmente constan de dos piezas y no siempre disponen de falsa. En planta baja se halla el patio, al que dan la bcx:lega, la "masadría" y el granero; el "cenicero" suele estar tras la puerta de entrada o bajo el hueco de la escalera. Las cuadras se sitúan también en planta baja, adosadas a la vivienda o junto al muro zaguero de ésta. En Botaya se encuentran hornos para la cocción del pan en el patio de entrada, junto al acceso, como en Majones (de la Canal de Berdún), o en un anejo contiguo a la casa. En el primer piso se halla la cocina, con el hogar generalmente adosado a uno de los muros y, en algún caso, separado tras un tabique. Los "cuartos" se sitúan en esta misma planta y algunos disponen de alcobas, que habitualmente se separan de la zona de la "sala" mediante cortinas o tabiques, recurso este último más reciente. En el segundo piso se encuentra la falsa, cuando la hay. El lugar preferido de la casa sigue siendo la cocina, situada junto a los dormitorios, de manera que éstos aprovechen en parte su rendimiento calórico. En muchos casos se conservan todavía los hogares, que se coronan con campana de forma troncocónica o bien con un primer cuerpo abovedado y un remate cilíndrico; la salida de humos tiene lugar bajo un tejadillo cónico recubierto de lajas que apoyan en sillarejos en forma de paralelepípedo. La base del llar consta de dos partes: la más alta es la "tizonera" y la zona inferior la "plancha" o "planchuela". Los ángulos de la "tizonera" se rematan por "caminales" de forja, y como morillos suelen usarse fragmentos de raíles de ferrocarril; entre el utillaje destacan los "sesos" y el "calderizo", del que cuelgan la olla y las tenazas. El hogar se adosa a un muro que se denomina "frontera" y que suele mantenerse encalado; la campana, en cambio, permanece ahumada y ennegrecida. Ésta se construye por su cara interna con ramos de "griñolera" asentados con "buro" y por la externa con piedra "tosca" asentada también 181
con "buro" como argamasa. La base del llar se constituye con losas de piedra y, a veces, se remata lateralmente con gruesos sillares de piedra labrada en fonna redondeada y frontalmente por atoques de madera. Todos los días se encendía el fuego en el hogar y, por la noche, antes de irse a acostar, cubrían el rescoldo con ceniza para prevenir los posibles incendios. Al apagar el fuego se hacía una cruz en las cenizas con las tenazas, a modo de conjuro. A la mañana siguiente, las cenizas eran guardadas en el "cenicero" para ser utilizadas posterionnente en la elaboración de lejía para la colada, el lavado de la ropa (de cáñamo y lino), el cual se realizaba aproximadamente cuatro veces al año. Los "ceniceros", que solían ser de piedra, almacenaban ceniza sobrante, que podría utilizarse también con motivo del carnaval. En relación con los ritos del fuego, en la casa, aún existe la costumbre, a la que ya hemos hecho referencia, de la "troncada" en Nochebuena, para la que se guardaba la leña más gruesa de "zoca" o "zocarrón". Al amor de la lumbre se guisaba la cena, que consistía generalmente en la elaboración de "pata de cordero" en. salsa. También existe la tradición de encender una hoguera el día de San Sebastián (20 de enero) en el centro del pueblo. A estos ritos colectivos de purificación, que aún se mantienen, se suman los de "conjuro", de carácter más individualista; en este mismo pueblo vive un "conjurador" que actúa recitando lo siguiente: "si es buena acércate, si es mala desapártate", mientras se halla postrado de rodillas. Es importante reseñar la presión psicológica que por referencias mágicas ejerce la chimenea sobre los miembros de la familia, lo cual es más explicable si se constata que, como en el caso de Botaya, cuando se hablaba de temas de brujería siempre se hacía fuera del hogar ("estas cosas no se dicen debajo de la chimenea"), o, cuando encontraban un nido, comentaban: "no lo digas debajo de la "chaminera", porque las culebras se comen los huevos". Estas frases constituyen referencias a la creencia de que las brujas utilizaban la chimenea como vía de acceso al interior de la casa. Como medida de protección de las casas, era costumbre que el cura bendijera las de obra nueva (Bernués). Aquí se conjuraban las tonnentas encendiendo la vela del Jueves Santo o poniendo un cuchillo en la ventana ("porque así se cortan las tonnentas"). También se recurría al ramo de olivo bendecido el Domingo de Ramos, pero no sólo en las casas sino también en
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las cuadras y los campos. La costumbre de la vela y el cuchillo aún se mantiene en las casas. Para prevenir el aparato eléctrico (las "centellas"); en Botaya se depositaba la rama de olivo bendecida el Domingo de Ramos en las puertas y ventanas de las casas; también se quemaba un ramo de las flores recogidas en la noche de San Juan, que se guardaban para estas ocasiones en el trastero; otro recurso consistía en encender la candela y el resto de la vela que se había utilizado en Semana Santa (candelas y velas de producían manualmente en el pueblo con cera virgen). En cuanto había riesgo de tormenta, se apagaba el fuego del hogar y se alejaba a los niños de la chimenea. Se recomendaba no asomarse a las ventanas y, mientras duraba la tormenta, se permanecía en el interior de las habitaciones.
Ejemplos Casa Bisús (calle de don José Fatás, n. °9, Bernués)
Casa de infanzones, de aspecto rural, pero inusual por sus grandes proporciones y su elevado número de anexos. Los Bisús, procedentes de Salinas de Jaca, obtuvieron privilegio de infanzonía en 1634. Su sobrio aspecto exterior apenas sugiere la espaciosidad de sus interiores. En sus muros, de mampostería revocada y pintada a la cal, se abre la puerta de acceso, en arco de medio punto dovelada con piedra en su color natural. Los vanos se reparten irregularmente: un reducido número de ventanas, de formato pequeño y rectangular, y un balcón, éste del siglo XIX. Planta baja: Desde el zaguán, solado con cantos rodados, se accede a la bodega, con la pila de aceite, la "palanga" para colgar el embutido y el "guardacame" o fresquera. Al fondo arranca la escalera, con barandado de madera y peldaños de sillar. Primer piso: Cocina de grandes dimensiones, con el mayor hogar que hemos visto (5 x 5 m), el cual dispone de tres asientos alrededor: dos cadieras a los lados y un banco al fondo, adosado al muro, tras el hogar. Este último era el asiento destinado a los sirvientes, que, de este modo, po-
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dían ser vigilados desde el dormitorio a través de una ventana. La base del llar está realizada con losas de piedra y se remata frontalmente con atoques de madera y, por los lados de su zona más alta, por dos gruesos sillares labrados. Dos dormitorios, con alcobas dispuestas tras arcos de medio punto, están situados justo enfrente del hogar. Segundo piso: Lo ocupa la falsa. Casa Gairín (calle de don José Fatás, n. lO, Bernués) o
Es ésta una casa modesta de agricultores, posiblemente construida en el siglo XVIII. Su fachada, de mampostería, se halla revocada y pintada en blanco; en ella se abren la puerta, en arco de medio punto, primitivamente con dovelas de piedra en su color y ahora blanqueadas, y dos ventanas de pequeñas dimensiones en el primer piso, una de ellas con alféizar de sillar en voladizo. Como material de cubrición utiliza la losa de piedra, cuyas últimas hiladas descansan sobre un alero de tablas apoyadas sobre canes. Planta baja (fig. 34): Zaguán al que desemooca la escalera, la cual tiene peldaños de piedra y barandado de madera provisto de barrotes de tabla recortada formando ondas. Tras la escalera se halla el "cenicero" y enfrente la "masadría" y la bodega; a la izquierda, el granero. Al fondo, las cuadras y la salida al corral, al que vierte directamente el desagüe de un retrete. Primer piso (fig. 35): Se halla aquí la cocina con el hogar compartimentado espacialmente tras un tabique; la campana de aquél consta de un primer cuerpo abovedado y un segundo cilíndrico. La base del llar incluye una zona alta, o tizonera, y una baja donde se halla la "plancha" de hierro; los ángulos de la tizonera se rematan con los "caminales" enhiestos verticalmente y aún conserva los usuales fragmentos de raíles de ferrocarril utilizados como morillos, así como los "sesos" ("recogedores" o "hierros"), las tenazas y el "calderizo". Al fondo se halla el antiguo "cuarto de la fregadera", que guarda el "cuenco" de la colada, la "espedera" para las "coberteras", los "calderos", "terrizos" y ollas. Los cuartos, en esta misma planta, tienen alcobas separadas por tabiques con puertas modernas; algunos aún conservan las primitivas cortinas. Los suelos se revisten todos de "losa" procedente de las pardinas próximas. Segundo piso: Falsa.
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Fig. 34. Planta baja. Casa Gairin. de Bemués.
Fig. 35. Planta primera. Casa Gairín. de Bemués. 185
Casa Juan Lorén (calle Baja, n. o 2, Botaya)
Casa de tipo medio destinada a acoger una doble actividad agrícola-ganadera. Quizás construida a partir del siglo XVIII, sufrió algunas modificaciones en 1927. Se dispone a los dos lados de la calle y ésta transcurre bajo un pasadizo, que horada la edificación al modo medieval; dicho pasadizo tiene estructura arquitrabada, con forjado de losas soportadas por vigas de madera, y se abre al exterior a través de dos arcos rebajados. Sus muros, de mampostería, conservan el revoco en algunas zonas; junto a la puerta, adintelada, con dintel de sillar y jambas de sillarejo irregular, se alza un banco de obra. En algunas zonas las mismas lajas de la cubierta sirven de alero, pero, en otras, hay aleros de tablas sobre canes. P ¡anta baja (fig. 36): Patio solado con lajas de piedra; esta solera se rebaja para salvar el ángulo de giro de la puerta, a cuyos lados se disponen unos bancos de obra. A la derecha se accede al granero y, al fondo, arranca la escalera; en el rincón de la puerta se halla el "cenicero" y, en la pared situada frente a la escalera, una "alcantarera" de obra cubierta con una cortina que aprovecha la zona más fresca para almacenar el agua. La escalera tiene peldaños de piedra y barandado rústico, de madera; el muro contiguo al hueco de aquélla se aísla mediante planchas de madera. Primer piso (fig. 37): Cocina, solada con lajas, sustituidas por baldosas de terracota roja en algunos lugares. El hogar se reformó en 1927 (según reza una inscripción); éste tiene llar, cuya base es de losas de piedra en la zona de la tizonera y de chapa de hierro en la zona baja o "planchuela". La campana está construida con ramas de "griñolera" revocadas con "buro" por el interior y con "tosca" y "buro" por el exterior; el conjunto adquiere forma troncocónica y apoya sobre vigas de madera. La pared del fondo del hogar ("frontera") se suele encalar. Ante el muro contiguo se halla la "cadiera", desde la que se vigila la olla, pendiente del "calderizo".
Los "cuartos" se disponen a los dos lados del hogar; uno de éstos consta de "sala" y "alcoba", ésta separada del resto de la estancia mediante una cortina. En esta sala, que hacía también las funciones de comedor, se conserva mobiliario adecuado a este fin: una mesa, un arca y un vajillero. Esta casa, aunque carece de fal sa, cuenta con anejos que pueden servirle como desahogo: en planta baja y al otro lado del arco, se halla la cuadra y, junto a ésta, con entrada independiente desde la calle, el horno. 186
Fig. 36. Planta baja. Casa Juan Lorén. de Botaya.
Fig. 37. Planta primera. Casa Juan Lorén. de Botaya.
un
Forjados de tablas y losas en la entreplanta del zaguán de casa del Herrero, en Botaya Uulio 1982).
Fachada de casa Bis ús, de Bemués Uulio 1982).
Volúmenes exteriores de casa del Herrero, en Botaya Uulio 1982).
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Hogar de casa Bisús, en Bemués (julio 1982).
Abovedamiento de la chimenea de casa Bisús, en Bemués (julio 1982).
V cntana para vigilar a los criados . Casa Bisús, en Bcmués (julio 1982).
Zaguán y escalera de casa Bisús, en Bemués (julio 1982).
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Calle Baja de BOlaya, al fondo casa Juan Lorén (mayo 1982).
Desagüe del retrete de casa Cairín. Bemués (mayo 1982).
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Escalera interior de casa de Juan Lorén, en Botaya Uulio 1982).
Fachada y acceso a casa de Juan Lorén, en Botaya (mayo 1982).
Cocina de casa de Juan Lorén. Bo/aya Uulio 1982).
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3.9. Valle de Tena y Campo de Biescas3 El valle de Tena se sitúa en la cabecera del río Gállego y está formado por éste y sus afluentes. El curso fluvial lo divide en dos sectores: el occidental, formado por relieves suaves modelados sobre materiales pizarrosos, y el oriental, más elevado, escarpado y abrupto, modelado sobre granitos o sobre calizas paleozoicas. De aspecto bastante abierto, posee un carácter peculiar favorecido por los cultivos de prado de siega entre masas de chopo y abedul. En sus bosques domina el pino silvestre, aunque también aparecen hayas, robles y otras especies, además de arbustos como boj y enebro. A pesar de que el valle del Gállego supone una unidad geográfica que englobaría el valle de Tena, el Campo de Biescas y el Serrablo, desde el punto de vista arquitectónico y en relación con los hábitos culturales, podríamos establecer dos divisiones: por un lado el valle de Tena y el Campo de Biescas y, por otro, el Serrablo. Aunque habitualmente se ha venido admitiendo que el valle de Tena comenzaba a partir de la ermita de Santa Elena, con lo que Biescas no era tensino, y ahora se considere a esta población como parte integrante del Serrablo, la realidad es que Biescas siempre ha sido una unidad sub-comarcal autosuficiente, aunque más relacionada con el valle de Tena (pues en ella se comercializaba la producción ganadera de este valle, el lanar de "raza tensina") y con los valles pirenaicos franceses que con el Serrablo. Actualmente, el Campo de Biescas engloba los municipios de Barbenuta, Espierre, Gavín, Aso, Yosa y Betés, pero los dos primeros enlazan más con el Serrablo desde el punto de vista arquitectónico. Por su parte, el valle de Tena ha contado tradicionalmente con once municipios, de los cuales dos le fueron expropiados (Búbal y Lanuza), quedando ahora Sallent (la cabecera), Tramacastilla de Tena, Panticosa, Hoz de Jaca, El Pueyo de Jaca, Piedrafita, Sandiniés, Saqués y Polituara. Búbal y Lanuza fueron expropiados por la Confederación Hidrográfica del Ebro para la construcción de embalses de aprovechamiento hidroeléctrico y su posterior abandono hizo temer por magníficos ejemplares de 3
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Los datos referentes a Biescas nos fu eron facilitados por Fernando BARATECH.
nuestra arquitectura popular (por ejemplo, casa Fanlo, en Búbal). Cuando tomamos datos en la labor de campo realizada en 1981, comparábamos nuestro trabajo con la disección de un cadáver, pues aquellos edificios, en otro tiempo llenos de vida y actividad, ahora, deshabitados, semejaban patéticos esqueletos descarnados . Lanuza sigue del mismo modo que en 1976, pero Búbal fue cedido de uso en 1984 por el MOPU al MEC y se viene utilizando como campo de verano para alumnos de BUP y FP, que paralelamente intervienen en las obras de rehabilitación de los edificios. Buen número de casas del barrio alto del pueblo han sido ya restauradas y el conjunto de volúmenes más interesante se halla ya a salvo. En 1989, también el MOPU ha cedido Saqués, para su rehabilitación, a la Cruz Roja Española. Tanto en Biescas como en el valle de Tena, las formas de vida eran similares y costumbres como la "matacía" o "matacochín" se realizaban del mismo modo. La relación comercial con Francia se observa también en las formas arquitectónicas; a ella hay que atribuir la abundancia de detalles ornamentales realizados en piedra grisácea marmórea, que se importaban ya tallados del país vecino. La relación más directa se observa con el valle de Irati, el siguiente al del Roncal en la vertiente francesa: se trata de decoraciones que cronológicamente coinciden con el período de vigencia del Neoclasicismo (algunos están fechados) y el hecho de que fueran realizados por tallistas franceses puede constatarse (concretamente, por un ejemplo, el del dintel de la puerta de casa Socotor, de Sallent). Lo habitual es que el balcón o la ventana del primer piso se unifique compositivamente con la puerta principal mediante un relieve que representa un jarrón o que alude a la fecha de construcción o de remodelación de la casa. Las casas son aquí de tipo individual y tradicionalmente volcadas hacia un tipo de actividad que ha dejado sus huellas en general en toda la arquitectura popular, pese a que ahora sus habitantes hayan abandonado las actividades tradicionales en beneficio de los servicios y el turismo. Tanto en Biescas como en el valle de Tena abundan los pajares, situados en el interior del casco urbanístico y próximos a la casa-habitación, necesarios para el almacenaje del alimento del ganado; estos pajares o "hierberos" suelen contar con una "portera" o puerta elevada, por la que se echaba la paja di193
rectamente a su interior desde los carros. En las afueras de los núcleos de población abundan las "bordas", que podían utilizarse como habitación temporal. Unos y otras contaban con dos plantas: en la inferior se disponía la cuadra y en la superior el pajar. La paja caía del piso superior al inferior, directamente al pesebre de la cuadra, a través de un hueco dispuesto en el forjado de entreplanta, junto a la pared del fondo. En general, las casas constan de dos o tres pisos distribuidos del siguiente modo: en planta baja, el patio, con la bodega y la despensa; en algunos núcleos (Tramacastilla), se dispone también de un espacio abovedado que servía para alojar en su interior el carro (y ahora el automóvil). El acceso a la primera planta se realiza por una escalera de peldaños de madera y barandado de hierro, bajo cuyo hueco se coloca un armario; en esta planta se hallan los dormitorios y la cocina, en la que aún suelen conservarse hogares de tipo francés (la proximidad con Francia hace que se produzcan continuos paralelismos). En la última planta se halla la falsa, en la que suelen abrirse "luceras" similares a las francesas. El material utilizado para los muros es de piedra gris del Paleozoico, tallada en mampuestos para la superficie mural y en sillarejos para los esquinazos. En núcleos como Biescas y Gavín es frecuente la utilización del canto rodado como material constructivo, previo escuadrado de sus superficies. El sillarejo o el sillar se utiliza para las embocaduras de los vanos, aunque algunas ventanas se sirven también de la madera para este fin. La madera se emplea para la estructura de las techumbres; los forjados de cubierta ser realizan con vigas sobre las que apoyan tablas dispuestas en sentido perpendicular, que forman un lecho sobre el que se clavan las placas de pizarra de forma rectangular. Si la pizarra es el material habitual de cubrición, en todo el valle de Tena, fácilmente localizable en canteras próximas (aunque ahora se trae de Galicia), al abrirse el valle del Gállego comienza a aparecer ya masivamente la teja (como en Biescas y Gavín), a menudo combinada con la losa, ésta en los límites de la cubierta, además de las cubiertas techadas por completo con "losas". En toda la zona, como material más moderno y económico, se utiliza el fibrocemento en su color natural (Yésero). La madera también se utiliza en forma de tablas para los forjados de entreplanta y para la tabiquería interior; aquéllos dejan las tablas ensambladas como solera y ésta 194
utiliza en ocasiones entrepaños de madera, dispuestos verticalmente, con relleno de mampostería de "tosca" y argamasa de cal. Las cubiertas llegan a alcanzar 4Y de pendiente y presentan en ocasiones la característica doble inclinación. Es bastante frecuente encontrar hastiales achaflanados lisos, en los que se abren "luceras"; en los pajares, éstas se disponen a menudo en el centro de una de las cubiertas y van provistas de un tejadillo a doble vertiente que sirve para proteger la "portera" o puerta, hecha con armazón de tablas. También los cercados se protegen por piedras talladas en forma triangular, con el vértice hacia arriba y dispuestas a tizón, y sus puertas, con tejadillos a doble vertiente, de modo que todos los volúmenes que conforman se imbrican con sabias ordenaciones geométricas. En el valle de Tena,los cercados van protegidos por tejadillos. Las embocaduras de las puertas son frecuentemente adinteladas, con jambas y dintel de piedra labrada en sillares o sillarejo, aunque también las hay de arco rebajado y de medio punto, este último en casos aislados. Un tipo muy usual de raigambre y de estilo neoclásico es la ya citada puerta, de estructura adintelada o en arco rebajado, coronada por un relieve jalonado por dos roleos simétricos; la ventana que suele disponerse sobre éste acostumbra a ser de proporciones reducidas acordes con el mismo (Lanuza, Sallent y Tramacastilla, junto con algún ejemplar aislado en Biescas). En algún caso las puertas recurren a las embocaduras de madera, pero esto es más usual en ventanas secundarias de los últimos pisos. Las de los primeros se enmarcan con jambas y alféizar de sillar y muy frecuentemente disponen de postigos, tanto unas como otras, sistema de cerramiento exterior que queda enrasado a la línea de fachada. En Biescas se conserva alguna ventana cruciforme, de raigambre francesa renacentista. No son muy corrientes los balcones (aunque hemos visto restos de alguno en Lanuza), salvo en Biescas, donde hay algún tipo de balcón-galería protegido por un tejadillo y con solera sobre canes de madera. Los canes de madera se dan también en los aleros, pero no de modo imprescindible, porque, a menudo, son las mismas tablas de las cubiertas las que constituyen el alero; en este caso, las tejas de pizarra sobresalen en voladizo sobre aquéllas. El espacio creado en torno al hogar sigue siendo el que más peso específico tiene en la vida cotidiana; este espacio culinario se dispone en primera 195
planta y suele ser una cocina-comedor, donde se halla la mesa para los comensales. En la actualidad es aquí donde se han instalado los nuevos electrodomésticos, o bien en la recocina contigua. Eventualmente conserva su hogar de tipo francés, con salida exterior parelelepipédica y con morillos empotrados en la base del llar. En muy contadas ocasiones se ha conservado algún hogar con chimenea troncocónica y desembocadura cilíndrica (Biescas), pero la mayoría se han derribado, quedando sólo la desembocadura exterior, cobijada bajo un tejadillo. Del interior de la campana, que ocupaba una buena parte del espacio culinario, colgaban los tederos para la iluminación. Contaban con cadieras de respaldo alto, situadas alrededor, similares a las del Serrablo (Biescas). El encendido del fuego se llevaba a cabo con "tiedas" o teas de leña dura, de madera de "pino macho" (el procedente de las zonas de solano). Por la noche se guardaba protegido por las tenazas y la pala cruzadas "para evitar que pasaran los gatos" (Biescas). El día de Nochebuena se enciende la "toza" de Navidad, para lo que se utiliza un tronco grueso reservado especialmente y que se guarda en el corral hasta el momento indicado; cuando llega la ocasión, se bendice con vino mientras se rezan las "preces de a toza de Noche Güena": "Güena toza, güena moza, que seiga cabal o yerno, u s'en irá tal infierno. Güen tizón, güen varón, si no trai sumisa a nuera, por a puerta ta fuera. Pa Navidá a os animales, fartalos en os corrales; pa I'agüelo y pa I'agüela, o rinco de a cadiera; güena morcilla grasa pa la dueña d'esta casa; cuanto maten o cochín que le den un güen rocín y p'al amo de la casa, treu calidau, sopas y fideu, y al que no le paizca bien, con agarrote le den en o cogote. Por nuestros fieles difuntos recemos todos juntos Padre Nuestro ( . ..)".
La cena de Nochebuena es especial; consiste en cabrito asado, cardo y besugo en salsa. El asado se realiza sujeto en los "burros" o caballetes de forja y se adereza con tocino derretido a la brasa. También se cocinaban comidas especiales el Jueves anterior a la Cuaresma, día en que se elabora-
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ba la "chulla" o panceta; el Viernes, la comida era a base de guisos de huevo (rellenos, etc.) y el "sábado de crespillero" recibía su nombre de los "crespillos", una especie de buñuelos (Biescas). Las casas que no han sido reformadas aún conservan sus salas con alcoba independizadas entre sí por un tabiquillo y el resto de la estancia por una cortina que se sujeta en una barra de hierro (casa Paula, en Biescas), pero lo usual es que ahora los dormitorios se hallen en espacios independientes y con ventilación directa. Aunque en el mobiliario se han introducido las novedades propias de la sociedad de consumo, aún se guardan antiguas camas de hierro fundido. Entre otros bienes muebles de la casa destacan las "artesas", realizadas mediante el vaciado de un tronco de árbol (Lanuza), así como algunos arcones, tallados con abigarrados motivos geométricos (Sallent). A los armarios se les denomina "lacenas" y suelen ser empotrados en el muro, con estantes de madera y a menudo revestidos por su interior de este mismo material, como sus puertas, también de madera y de doble hoja; se cierran con pestillo giratorio. Para conservar el trigo, se utilizan los "truejos" (trujales). Algunas casas contaban con hornos y con espacios adecuados para "masar" pan; la "hornería" solía ubicarse en la falsa (Biescas). La limpieza de la casa solía hacerse de modo leve diariamente y el sábado, a fondo (es lo que en Biescas se denomina "hacer de sábado"). En la actualidad la casa se limpia a diario. Generalmente se escoba y una vez por semana aproximadamente se friega (Sallent). También como medida de higiene se recurría al blanqueado interior de la casa una vez al año, generalmente para las fiestas patronales (en Biescas en agosto). Para proteger la casa de potencias hostiles se recurre a la costumbre de coger agua bendita de la iglesia el día de Pascua en un recipiente; ese mismo día, la "dueña" de la casa la esparce por las distintas estancias y también por las cuadras, aunque antiguamente era el sacerdote el encargado de esta operación, a cambio de la cual se le daban limosnas en dinero o casi siempre en especie (huevos, patatas, etc.), sistema este último mucho más habitual puesto que el trueque era la norma generalizada en esta economía de autosubsistencia. 197
El Domingo de Ramos, cada familia llevaba un pino a la iglesia (compitiendo a causa de su tamaño), en cuyas ramas se les colgaban a los niños caramelos y chocolate; una vez bendecidas, las ramas se ataban a los balcones de las casas y se dejaban allí todo el año como elemento apotropaico. Hace unos cuarenta años se sustituyó esta costumbre por la de utilizar palmas naturales (Biescas). En el valle de Tena suelen protegerse de las tormentas mediante una hierba parecida al muérdago que aquí llaman "cardonera" y que, una vez bendecida por el cura el día de la Santa Cruz (3 de mayo), se coloca tanto en la casa como en los campos como medida profiláctica. En Biescas, mientras duraba la tormenta se rezaba a Santa Bárbara; se le ofrecía encendida la vela del Jueves Santo o la candela de la Candelaria (aún hoy reparten candelas en la iglesia con motivo de esta festividad, que se celebra el2 de febrero) . La oración rezaba así: "Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás inscrita con papel yagua bendita. en el árbol de la Cruz Pater Noster Amén Jesús" .
Al cubrir aguas, era una costumbre generalizada poner sobre la cubierta una bandera y celebrar una merienda, la "levantadera", a la que se invitaba y se invita aún hoya todos los obreros que habían intervenido en la obra, pero no a la familia, pues ésta era requerida cuando la casa estaba ya amueblada y dispuesta para ser habitada, momento en que se ofrecía un aperitivo, después de que la hubiera bendecido el cura del pueblo.
Ejemplos
Casa Pabla (Biescas) Casa de funciones agrícola-ganaderas, quizás del siglo XVI o algo posterior, pues se halla adosada a casa Los moros, fechada en ese siglo. Se conserva escritura de capitulación matrimonial del año 1904, en la que figura como propiedad heredada por Pabla Ramón. En los últimos años se venía utilizando como pajar y cuadra, pero, adquirida en 1986, se reutiliza como segunda residencia, tras su rehabilitación por F. Larraz. 198
En su fachada se conserva la puerta coronada por una ventana, cuyos vanos describen arcos conopiales de los que arraigan en la arquitectura popular pirenaica a partir del reinado de los Reyes Católicos. Construida en piedra tallada en mampuestos, consta de dos plantas y originariamente sus espacios giraban en tomo a un patio descubierto al modo de la arquitectura doméstica renacentista; también contaba, en origen, con el balcón-galería. El acceso a la primera planta tenía lugar a través de una escalera de piedra situada en el zaguán que daba acceso directo al espacio culinario, en el que originariamente había una gran campana de salida de humos que se derribó en este siglo. Desde aquí se pasaba a una sala con dos alcobas relativamente amplias. En la actualidad su fisonomía se halla alterada por los cambios de utilización, pero su estructura denota una armónica distribución de sus usos, con una clara separación por plantas de sus funciones económicas (planta baja) y de habitabilidad (primer piso). Casa Arruebo (Lanuza) (fig. 38)
Posiblemente ya desde el siglo XIX es ésta una casa muy modesta y, por lo tanto, sus dimensiones son muy reducidas. Se halla deshabitada. Su fachada, de mampostería, cuenta con esquinazos de sillar y se halla encalada, salvo en las embocaduras de sus vanos, que exhiben el color natural de la piedra. La puerta conserva todavía algunos sillares de sus jambas, aunque muchos han sido ya arrancados. La ventana superior también se enmarca con piedra, en un solo bloque para cada jamba, dintelo alféizar; las demás llevan marco de madera. El alero es de tablas sin canes y soporta lajas de pizarra que sobresalen en voladizo. P [anta baja: Zaguán con bodega, retrete actual y despensa. Al fondo se sitúa el primer tramo de la escalera, cuyos peldaños son de madera, salvo los dos primeros, de sillar; debajo se dispone un armario. Primer piso: Cocina con chimenea francesa de campana pequeña, paralelepipédica y provista de repisas de madera en el remate de su falda; junto al hogar, la fregadera. Contigua a la cocina se dispone una habitación, con techos y suelos de tabla; podría tratarse de una sala. Segundo piso: Habitación que aprovecha el calor de la desembocadura de la chimenea y acceso a la falsa (ésta en dos niveles). Los tabiques de separación están hechos con tablas. 199
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Fig. 38. Plantas baja, primera y segunda. Casa Arruebo. Lanuza.
Casa Benito (Lanuza)
Quizás sea también del siglo XIX. Se trata de una casa claramente adecuada a la doble actividad agrícola-ganadera; hoy se halla deshabitada. Fachada de mampostería con embocaduras de vanos en sillar (jambas y dinteles). La ventana principal va provista de postigos. Planta baja (fig. 39): Zaguán con acceso al pajar, situado tras la escalera; patio descubierto provisto de pesebres. A la izquierda del zaguán y atravesando una amplia habitación se pasa a un espacio abovedado provisto de un depósito y al "zolle". Primera planta (fig. 40): Cocina con chimenea francesa y lavadero en un espacio compartimentado. Sala con alcoba y dormitorio.
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Fig. 39. Planta baja. Casa Benito. en Lanuza. 201
Fig. 40. Planta primera. Casa Benito, en Lanuza.
Conjunto de BĂşbal a la orilla del pantano Uulio 1982).
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BĂşbal en su etapa de abandono (julio 1982).
Plano general de Lanuza (abril 1976).
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Quizás la volumetría exterior de la arquitectura de El Pueyo de Jaca sea de las más espectaculares (mayo 1986).
Esta casa de El Pueyo de Jaca conserva en sus ventanas unos característicos postigos (mayo 1986).
Una habitual decoración del dintel de acceso con la peculiaridad de presentar escudo de armas. Casa La Gaya. Tramacastilla (julio 1982) .
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Cercado protegido por sillarejos triangulares. Casa José M.~ Sebaslián, en Biescas (julio 1982).
Dintel, representando un jarrón, en puerta de acceso de casa Socolor, en Sallent (julio 1982).
Cubierta con "luceras" y atractiva volumetría exterior. Lanuza (julio 1982).
Se conservan ventanas cruciformes enraizables en el Renacimiento francés. Casa Los Moros . Biescas (mayo 1986).
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Bóveda para el carro en casa La Gaya. Tramacastilla (julio 1982).
Prototipo de balcón-galería de Biescas. Casa José M.q Sebastián (julio 1982).
La antigua fonda de Biescas también posee balcón-galería (julio 1982).
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Zaguán de casa La Gaya. en Tramacastilla: obsérvese el armario dispuesto bajo la escalera Gulio 1982).
Casa con balcón-galería y "lucera". Biescas Gulio 1982).
El volumen del hogar sobresale en el exterior de la casa: es el "hogaral" . Biescas (mayo 1986).
Mobiliario con ornamentación geométrica. Arca de casa Socolor. Sallent Gulio 1982).
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Reloj francĂŠs de casa Socotor, en Sallent Uulio 1982). Portada de casa Pabla antes de su remodelaci6n. Biescas (mayo 1986) .
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Exterior de casa Benito, en Lanuza Uulio 1982).
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Fachada de casa Arruebo, en Lanuza Uulio 1982).
4. SOBRARBE
Sobrarbe y Ribagorza constituyen el Alto Aragón oriental y son, como afirma Max DAUMAS, viejas regiones históricas cuyos nombres no aparecieron en los textos más que a partir del siglo IX. Ambas sirvieron de punto de partida a la reconquista de los prepirineos, desde sus altos valles, a salvo de la invasión musulmana. A partir del siglo XIX se corresponden de modo imperfecto con los partidos judiciales de Boltaña (Sobrarbe) y Benabarre (Ribagorza). Su personalidad geográfica nace de la presencia de 'grandes valles convergentes, ejes de la vida de relación; en Sobrarbe, los valles de los ríos Ara y Cinca, cuya confluencia ha hecho de Aínsa la capital tradicional del país. Sobrarbe limita con Ribagorza por terreno interfluvial situado entre los ríos Ésera y Cinca. Aunque sus tipos constructivos siguen una tónica general, las peculiaridades propias de cada una de sus comarcas son muy marcadas, pues vienen condicionadas por hallarse, bien en valles cerrados en parajes abruptos o, por el contrario, en valles abiertos provistos de comunicaciones fáciles: en el primer caso se encontraría el valle de Chistau y en el segundo los valles de Ara y de Bielsa. Consecuentemente, el grado de desaparición de la estructura interior de la vivienda popular ha sido mayor en estos últimos, mucho más abiertos a las influencias exteriores, pero en contrapartida el
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auge turístico ha contribuido, al menos, a conservar el "tipismo" de los pueblos y el aspecto exterior de sus edificios. En algunos valles, como el de Chistau, peor comunicados, se mantienen las actividades tradicionales y en consecuencia no ha sido preciso introducir apenas modificaciones en la estructura de las construcciones; en cambio, se ha alterado su aspecto externo, fundamentalmente en las cubiertas, donde se han introducido materiales tan dispares que dan a los pueblos un aspecto desordenado. Otros valles, como el de Ordesa-Broto, tienen núcleos de población de ambos tipos: los afectados por el turismo (Broto) y los que conservan su aspecto tradicional casi íntegro (Oto) pero que están condenados a desaparecer por abandono. Los tipos de vivienda tanto de Sobrarbe como de Ribagorza han sido codificados por Max DAUMAS en dos tipologías distintas: la casa-bloque y la casa-patio. La casa-bloque alberga bajo el mismo techo y en distintos locales a la familia, los animales, las cosechas y el utillaje. Los animales se sitúan en el patio en cuadras separadas según las especies, el utillaje se coloca en el vestíbulo y una despensa guarda las provisiones de vino y de la cosecha. El alojamiento de las personas y el yerbero se hallan al lado de esta última o encima, en la falsa. Estas casas pertenecen a campesinos modestos que poseen poco ganado, medio jornaleros, medio explotadores. El hecho de que aumente el cultivo del cereal y disminuya el papel de la ganadería hace reducir en la casa el papel de los establos, con lo que queda más sitio para la habitación humana. Otro tipo de casa, que conceptualmente enlaza con la villa rústica romana, es la casa-patio, en la que hombres y animales ocupan construcciones diferentes. Alrededor de un patio cerrado al que se accede por un portal, generalmente protegido por un tejadillo, se disponen las habitaciones (reservadas a la familia y siempre instaladas en el piso, mientras que en el patio se guardan las cosechas de grano, patatas y utensilios, toneles de vino y, a veces, animales de labranza) y distintas construcciones (bordas, cuadras, etc.). También hay un patio cubierto (denominado precisamente "cubierto") abierto a un lado y con funciones múltiples (alojar madera, útiles, etc.). En cuanto al número y amplitud de las construcciones, varía según el 210
tamaño de la explotación; en las más importantes se encuentran numerosas construcciones con una función particular cada una, a menudo una torre o una capilla, todo rodeado por uno o varios patios. Respecto a las torres, aunque ya sin carácter defensivo, confieren un aspecto peculiar a las casas de Sobrarbe y denotan, como opina Adolfo CASTÁN, pervivencias del Románico, período en el que sí desempeñaron dicha función; buen ejemplo es la ribagorzana torre de Fantova aludida y estudiada por Fernando GALTIER en sucesivas publicaciones. La casa-patio necesita más espacio, más materiales y más trabajo para su construcción que la casa-bloque y, en relación con ésta, posee importantes ventajas, pues asegura al hombre una morada más agradable y cómoda. Las construcciones en Sobrarbe son de piedra tallada en mampuestos, dejada a la vista o revocada, pero en los núcleos situados más al sur aparece ya el adobe. Como materiales de cubrición se utilizan la "losa" de piedra (lo más frecuente), la pizarra o la teja árabe y, ya en retroceso, la paja de centeno sobre tablas (valle de Chistau). Es corriente la introducción de nuevos materiales de origen industrial, como el fibrocemento o la teja de cemento coloreada en negro, los cuales destrozan la estética de los conjuntos urbanísticos por su caótica utilización. En los interiores y desde el punto de vista espacial interesan las chimeneas que coronan los hogares de las cocinas, con el "fogaril", "hogaril" u hogar a menudo central y compuesto de dos partes, una más elevada que la otra, que se conocen con distintos nombres según los valles. Estas enormes chimeneas, que tantos problemas plantean a los moradores de las casas donde aún se conservan, van desapareciendo y en ocasiones han sido sustituidas ya por las de tipo francés. En algunos valles, es frecuente que el volumen de los "fogarives" de éstas se vea reflejado en fachada.
4.1. Cuenca del Ara
La cuenca del río Ara transcurre entre montañas esencialmente calizas, con grandes gargantas. Su sorprendente paisaje, de los más bellos del Pirineo, lo es aún más en el Parque Nacional de Ordesa. Los valles que conforma resultan muy abiertos y de amplio panorama, como el de Broto. Esta 211
cuenca ha sido magníficamente estudiada, bajo la coordinación de J. Luis ACÍN, en el transcurso de la edición de este libro. Los pueblos de esta amplia comarca se fueron despoblando y sus casas, abandonadas, se han hundido o amenazan ruina, como en Asín de Broto, uno de los más interesantes arquitectónicamente, donde de veinticuatro hogares habitados ya sólo quedan tres. El panorama es similar en Javierre, Arresa y Borrastre, y desolador en Lavelilla, Lacort y Santa Olaria, aunque mejora algo en torno a Fiscal, pues es en las cabeceras de las subcomarcas donde se concentra la población (Fiscal, en la cuenca de su nombre, y Broto, en el valle homónimo). En su mayor parte, la emigración se produjo hacia Huesca y Barcelona. Pedro Miguel BERNAD cita en el valle de la Solana buen número de pueblos abandonados (como Cajol, Campol, Ginuabel, Muro, Puyuelo, Sasé y Villamana); es sin duda este valle el más castigado de la zona por el proceso migratorio. En la ribera de Fiscal, se está construyendo un embalse por la empresa Iberduero, que consiguió expropiar la última casa habitada de Jánovas, y cuyas obras, ya avanzadas, no sólo han comenzado a deteriorar el ambiente, sino que, tras su terminación, el pueblo acabará engullido bajo sus aguas y quedará para siempre borrada su memoria. Linás de Broto, Torla, Oto, Viu y Broto, este último en menor medida, por las transformaciones que ha sufrido, poseen, en ese orden, interesantísimas muestras de arquitectura popular. En el vallecito transversal de Vio, destacan también Buisán, Buerba, Fanlo, Nerín, Vio y Yeba. Las casas de este valle se adecúan al tipo de producción agrícola y ganadera de sus habitantes; se hallaban bastante difundidos el cultivo de trigo en bancales, la cría de ganado vacuno y la recría de terneros (Oto) . Actualmente los núcleos mejor comunicados y con afluencia turística (Broto) cuentan con muy pocos ejemplares de su arquitectura popular, y los que más conservan (Fanlo, Oto) son los más aislados, lógicamente, con la contrapartida de su progresivo abandono y su consiguiente deterioro en un futuro próximo: en Oto sólo quedaban en 1981 veinticinco casas habitadas, mientras que pueblos como Fanlo se ocupan habitualmente en la temporada estival. 212
Boltaña, que conserva un barrio de interés, comparte con Aínsa la capitalidad de su comarca de Sobrarbe. Quizás debido a su orografía irregular y abrupta y a la escasez de terreno llano edificable, las construcciones se elevan más en altura que en otras subcomarcas; así, las casas constan de tres y, muy a menudo, cuatro plantas. Las tipologías habituales son las establecidas por Max DAUMAS: de casas-patio se conservan ejemplares magníficos como casa Viu, de Torla, o casa Ruba, de Fanlo, casa-fuerte de estructura defensiva y provista de un torreón con matacanes. Estas torres de defensa habituales en Sobrarbe se erigirían, tal como indica Pedro Miguel BERNAD, en el siglo XVI durante las revueltas antiseñoriales. El otro tipo, muy extendido, y de dimensiones y pretensiones más modestas, es la casa-bloque. Si aquélla cuenta con buen número de anejos, ésta reúne todas sus funciones en un único edificio: en planta baja se hallan las cuadras, la bodega y la "masadería"; en primera planta, la cocina, el comedor y algunos dormitorios, y en la tercera, la falsa. En sus fachadas no se conservan demasiadas referencias a estilos históricos determinados, salvo al gótico tardío, pues sí que existen ventanas geminadas lobuladas e imitaciones del arco carpanel apuntado; también se mantienen algunas referencias cronológicas a las fechas de construcción y remodelación de las casas. En Fanlo y Fiscal, algunas casas conservan embocaduras de puertas que recuerdan las del valle de Tena. El material constructivo habitual es la piedra, que ocasionalmente podían recoger en los barrancos próximos (los de la Glera y Yesa, en Oto) y que posteriormente se tallaba en mampuestos; una vez construidos los muros exteriores, se revocaban con una mezcla de arena y cal que impermeabilizaba las superficies. En la actualidad, dicha operación se lleva a cabo con cemento, con lo que se pierde de este modo la textura rugosa de la piedra. El material tradicional de cubrición era la losa de piedra, que hasta 1981 se mantenía en núcleos como Oto; en la actualidad, se va cambiando por otros más ligeros y de menor coste intrínseco y de mantenimiento, como el fibrocemento, con el inconveniente del deterioro del medio y de su escasa calidad plástica. Materiales diversos utilizan Broto, Torla o Fiscal; en este 213
último aparecen desde la teja árabe o plana, a la negra, de cemento, o al fibrocemento en su tono gris o en negro. Este deterioro plástico de los conjuntos rurales podría detenerse con medidas realistas, drásticas y de obligado cumplimiento. Los aleros suelen ser tradicionalmente de laja, pero en algunas localidades, como Arresa, también los hay de tablas sobre canes sin decoración. Los forjados de entreplanta se realizan con rollizos, sobre los que se clavan los tablones que sirven de entarimado. Rollizos y tablas se utilizan también en los forjados de techumbre de las cubiertas; éstas no son ya apuntadas (unos 25"), aunque mantienen la doble inclinación generalizada en todo el Pirineo, si bien más ligera. Como en toda esta gran área geográfica, sigue siendo impactante la fuerza y rotundidad de los volúmenes exteriores de la arquitectura, debido en parte a las distintas direcciones tomadas por las cubiertas: según su caballete se halle en sentido perpendicular o paralelo a la línea de fachada, vierten hacia los lados o hacia la calle. En algunas casas aún se conservan pasadizos bajo los que transcurre la calle, que favorecen los contrastes lleno-vacío de las masas arquitectónicas, a cuyos efectos volumétricos hay que añadir los de las masas constructivas de las chimeneas. Si bien apenas se conservan ejemplares troncocónicos, pues fueron derribados para sustituirlos por los de tipo francés, aún quedan algunos interesantes, como la chimenea de casa Lorro, en Broto, con salida de humos al exterior troncocónica, o la de casa Ruba, en Fanlo. Otras veces se mantiene la desembocadura exterior y se habilita su espacio interno para la cocina actual, como en casa Floreto, de Oto, o en Arresa. En general, las salidas exteriores de humo de las chimeneas suelen ser actualmente de forma troncopiramidal, paralelepipédica o prismática y sus volúmenes contribuyen a añadir impacto al conjunto máclico de las construcciones en estos pueblos. A la fuerza exterior de estos volúmenes se suman los "fogariles" de los hogares de tipo francés, que sobresalen, en las casas, de la línea de sus fachadas. Al conjunto de líneas y planos se añaden las "corralizas" de que disponen algunas casas; sus muros de mampostería se coronan por sillarejos de sección triangular que se disponen alineados en sentido paralelo y con el vértice hacia arriba. Al recinto tapiado de las casaspatio se accede por un portalón protegido por un tejadillo que añade además gracia al conjunto. 214
Respecto a las condiciones de vida de estas casas, han mejorado ostensiblemente, pues en la actualidad poseen servicios sanitarios, acometida de agua y tendido eléctrico, y las cocinas se han modernizado. Frente a estos aportes del progreso se han perdido tradiciones, como las de Oto, en buena parte de cuyas casas poseían horno para cocer pan; en caso contrario, se pasaba a hornear a casa de un vecino, en una prestación mutua de servicios lejana de nuestro actual individualismo. Otros momentos de reunión de los vecinos, más multitudinarios, tenían lugar en los banquetes con ocasión de bautizos, bodas, etc. Los vecinos acudían también a velar a los difuntos y hasta hace años existían cofradías que se encargaban de cuidar a los enfermos hasta el último momento. Asimismo, al terminar la construcción de la casa se celebraba un banquete. Las viandas se preparaban en el hogar, en el que habitualmente se encendía el fuego con teas. El día de Navidad se mantenía el fuego del hogar encendido de modo especial. Cuando iba a celebrarse una boda, se iba a rondar a casa de los novios y en ésta se ofrecía una cena a los mozos de la rondalla. Si no se daba aviso sobre la futura boda se hablaba de una "esquilada". En cuanto a los hábitos higiénicos relacionados con la casa, hoy se la somete a una limpieza diaria. Es interesante también la forma tradicional de proteger la casa de las tormentas: cuando existía amenaza de aparato eléctrico, se batía una de las dos campanas del campanario, la "abogada de Santa Bárbara", con el fIn de evitar la caída de "piedra" (granizo). Otro recurso consistía en cubrir el fuego que hubiera encendido en el hogar, quizás como un reflejo inconsciente de magia simpática. Como elemento profiláctico de la casa se utilizan a lo largo del año las "buxetas", ramitas de boj que se colocan sobre puertas o ventanas, previamente bendecidas el Domingo de Ramos . También sirven de protección en los campos. En algunas casas de Fiscal y Nerín, existen símbolos protectores sobre fachadas y puertas.
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Ejemplo Casa Floreto (Oto) Corresponde al tipo de casa-bloque, generalizado en Sobrarbe y Ribagorza, perteneciente a medianos propietarios. No posee datos precisos para su fechación. Su fachada da a un estrecho callejón, es de mampostería y cuenta con escasos y estrechos vanos rectangulares; también la puerta es adintelada y de formato reducido. El zaguán (fig. 41), de solera enlosada, tiene bancos de sillarejo y paredes de mampostería a cara vista y sus fOIjados de entreplanta recurren a la losa soportada por los rollizos de madera. A la izquierda de la puerta aparecen dos recintos sucesivos, antes destinados a cuadras y que ahora se utilizan como leñeros, y al fondo se halla la actual bodega, con bóveda de medio cañón rebajado de fábrica de piedra y con suelos enlosados. Este espacio se destinaba antes a "masadería", desde la que se pasaba la masa a hornear a la casa contigua, que estaba provista de horno; tras la bodega se accede al corral. Por una escalera de peldaños enlosados se asciende a la primera planta (fig. 42), donde se halla la cocina, con su primitiva campana de trazado rectangular y desembocadura trapezoidal, cuyo vuelo soportan gruesos maderos; su embocadura se ha cerrado para habilitar en el espacio resultante la actual cocina, que está techada con un fOIjado de entreplanta de troncos y tablones. La base del llar ha desaparecido, pero consta que era solamente de un cuerpo. La "recocina" se utiliza ahora como cuarto trastero, conserva su suelo enlosado y su techado de maderos y tablas. A través de un acceso solado con tablas y una escalera de peldaños de madera se llega a una entreplanta que antes servía de comedor y ahora hace las veces de dormitorio; alIado hay otro dormitorio más. Estas dos habitaciones tienen recubiertos sus primitivos fOIjados de rollizos por unos cielorrasos actuales de cañizo revestido de yeso. Un pequeño ventano de 18 cm ilumina la escalera y el antiguo comedor.
Segunda planta (fig. 43) : Dos dormitorios, solados con tablas de madera y techados con rollizos y tablones. En uno de ellos se conserva una cama de madera torneada del siglo XIX. Tercera planta: Falsa.
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C OR.QAL
Fig. 41. Planta baja. Casa Floreto. en Oto.
Fig. 42. Planta primera. Casa Floreto. en Oto.
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Fig. 43. Planta segunda. Casa Floreto. en Oto.
Panorรกmica de Oto Uulio 1982).
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En BoltaĂąa quedan pocas construcciones sin remodelar, como ĂŠstas (mayo 1982) .
Entrada a una casa-patio de Fanlo (julio 1974).
Una casa-patio con su cercado exterior en Buesa (octubre 1976).
Torre defensiva en Oto (julio 1982).
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Una casa-fuerte de estructura defensiva es la casa Ruba, en Fanlo (octubre 1978).
Refere n cia cron o lóg ica sobre '" d int e l de u na casa d e l a ii o 1771 en Fi sca l (a bril 1986).
Entre los terrenos abancaJados aún se conservan muestras de arquitectura popular como este lavadero. Asín de Broto (abril 1936).
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Ventana fechada: aĂąo 1627. Fanlo (octubre 1978).
Ventana adintelada con embocaduras molduradas . Fanlo (octubre 1978).
Ventana con embocaduras decoradas y alfĂŠizar con esquematizaciones vegetales . Fanlo (octubre 1978).
Reja de redondos verticales pasados por otros horizontales Fanlo (octubre 1978).
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Los aleros suelen ser tradicionalmente de lajas de piedra . Fanlo (julio 1974).
Una casa con aJero de tablas sobre canes sin decoración. Oto (julio 1982).
Obsérvese la imbricación de los diferentes volúmenes de este conjunto arquitectónico de Asín de Broto (abril 1986).
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Las chimeneas contribuyen a añadir impacto al conjunto máclico de los volúmenes constructivos . Vió (octubre 1978).
Chimenea en forma de prisma rectangular. Fanlo (octubre 1978).
Magnífico ejemplo de carpintería exterior decorada. Asín de Broto (abril 1986).
La esquematización solar o esvástica es un motivo que aparece con relativa frecuencia . Nerín (octubre 1978).
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Este motivo ornamental de difícil interpretaci6n recuerda los símbolos masculinos y femeninos de las tumbas musulmanas. Nerín (octubre 1978).
Relieve representando un ave: podría ser, por magia simpática, un sustituto de los primitivos amuletos animalísticos . Asín de Broto (abril 1986).
Ventana con referencia cronol6gica. En este caso a 1697. Asín de Broto (abril 1986).
La mampostería se revocaba con una mezcla de arena y cal que con el tiempo va des apareciendo. Fanlo Uulio 1974).
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4.2. Alto Cinca y valle de Bielsa
El valle de Bielsa ocupa la cabecera del río Cinca e incluye dentro de su área cultural y geográfica valles como el de Pineta y el de Barrosa, que agrupan a su vez numerosos circos glaciares, y el de Puértolas, con núcleos rurales de interés. Posee bosques frondosos, circos, gargantas y glaciares que le confieren un magnífico panorama. Su proceso de urbanización se inició hace ya algunos años debido a su belleza y a su relativamente reciente comunicación por carretera con Francia, a través del túnel de Bielsa. La garganta de Añisclo separa el valle de Vio del de Puértolas y, consecuentemente, las subcomarcas de los valles de Broto y Bielsa. Estos últimos se han relacionado tradicionalmente más de modo individual con Francia que entre sí; su única relación surgió como consecuencia del pastoreo y en núcleos como Buerba, Fanlo y Nerín, pero su comunicación comercial fue siempre más constante con Francia, a donde se exportaba el mineral de plata y plomo de las minas de Parzán y a donde pasaban a trabajar las jóvenes empleadas del servicio doméstico, desde Bielsa a "Bañeras de Bigorra". Siempre ha habido pasos fronterizos naturales, hasta la construcción del túnel de Bielsa; como sigue habiendo mayor facilidad de comunicaciones con el país vecino que con el resto de la península, las relaciones se han mantenido, así como los lazos familiares, y en los terrenos cultural, económico y recreativo siguen vigentes los contactos. El valle de Bielsa fue muy castigado durante la última guerra civil, de modo que muchas familias tuvieron que emigrar a Francia, las casas se hundieron y muchas se han reconstruido con criterios actuales. De todo el valle sólo conserva su fisonomía primitiva Chisagüés, con construcciones del siglo XVII, donde se mantienen vigentes los modos de vida tradicionales con una rudimentaria economía de base ganadera y una agricultura sumaria de autoconsumo. Bielsa y Parzán fueron destruidas durante la guerra civil, y Espierba, que en la posguerra fue abandonado, ahora se ocupa durante el período estival, con lo que su fisonomía también ha variado. Badaín apenas conserva tampoco nada. Núcleos como Labuerda, en el valle del Cinca, se han convertido en centros turísticos de veraneo y muchas de sus casas se utilizan como segunda residencia. Quizás haya sido esta población temporal de origen urbano la que ha incidido en la conservación del aspecto rural de estos nú225
cleos y en la restauración de la envoltura externa de sus edificaciones, como ha sucedido en Labuerda, donde muchas fachadas han sido repicadas recientemente para devolverles una pretendida rusticidad, con ese sentimiento romántico y nostálgico que mueve a los ciudadanos a recuperar los ambientes rurales como si con ello pudieran acceder a una Arcadia perdida. En las calles, estrechas y tortuosas, se alinean las casas-bloque (de dos o cuatro plantas) unidas por sus muros de medianería, pero también existen núcleos con casas aisladas, de una sola planta, muchas de éstas correspondientes a la tipología de casa-patio, como en Chisagüés. En el primer caso, las viviendas se comunican de un lado al otro de la calle a través de pasadizos, sostenidos por arcos de medio punto o ligeramente apuntados (queda algún ejemplo ruinoso en Labuerda); en alguna ocasión disponen, en planta baja o junto al corral, de espacios abovedados para entrada y alojamiento del ganado (Labuerda). Atendiendo al orden económico, hay casas fuertes, acomodadas y modestas; estas últimas son las que conservan un aspecto más popular. Pervive el modelo de casa menos evolucionado, de planta rectangular, y que constituye la simple evolución de la borda. En su eje de simetría cuenta con un estrecho patio central, al final del cual se dispone el "aguacer" o hueco para la fregadera; de modo simétrico y en torno al eje del patio se sitúa la cocina, "de hogar bajo", coronada por una gran campana, y los dormitorios, éstos en la mitad simétrica; en el semi sótano puede contar con bodega, y la planta superior la ocupa la falsa, que sirve como desahogo y trastero (Chisagüés). Los edificios se construyen con piedra tallada en sillarejos o en mampuestos, trabados con piedras de mayor tamaño que atraviesan el muro llamadas "llaves" (como en el campo de Biescas) y asentados con argamasa de calo barro. El paramento mural, que llegaba a adquirir un grosor de unos 50 cm, podía revocarse o no en el exterior. Los muros de la vivienda se recubrían con enlucido de yeso por su parte exterior, mientras que la tabiquería interior se realizaba con madera y yeso, en los denominados tabiques de "postilla", para cuya construcción se colocaba verticalmente una serie de tablas de madera de sección 3 x 7 a 10 cm, separadas entre sí unos 30 cm, sobre las que, horizontalmente, a ambos lados, iban las "postillas" (antiguamente árboles jóvenes desbrozados y 226
más modernamente listoncillos de serrería), separadas entre sí 1,5 cm aproximadamente. A través de esta separación penetraba el yeso para trabar y enlucir el tabique (G. ALLANEGUI). Respecto a los materiales de cubrición, van desde la laja de piedra a la teja árabe o la tableta de madera, que se van sustituyendo, sobre todo en el caso de esta última, por el fibrocemento en su color. La tableta de madera pervive todavía en numerosas bordas, pero va desapareciendo por su compleja elaboración y las dificultades que comporta su mantenimiento. Hemos visto cubiertas protegidas por este material en Europa y más concretamente en Rumanía, donde se conservan en buen número en la zona de Maramures; también allí se asiste a su progresiva desaparición, quedando relegada a los edificios conservados en los museos etnográficos. Estas "tabletas" de madera de abeto hay que cortarlas a cuchilla y en un sentido determinado; de esta forma, duran cinco veces más que si se cortan con sierra mecánica, pues es necesario practicar el corte cuidadosamente en el sentido de la veta de la madera que sirve de cauce o canal. Con este procedimiento artesanal las cubiertas pueden durar hasta cincuenta años, pero es tan laborioso que ha caído en desuso (José M.ª MARTÍNEZ ROSILLO). Son frecuentes los tejados achaflanados en uno de sus extremos formando un peto ("pabellón"). Los forjados de las cubiertas se construyen con hileras ("bizquera" y "tripera"), sobre las que se colocaban tableros de madera a tabla junta, en el caso de las lajas de pizarra (que se clavaban directamente), o de tablas separadas, en el caso de utilizar "tableta" como material de cubrición (G . ALLANEGUI, 1984). Para los forjados de entreplanta se utilizan vigas o rollizos de madera procedentes de troncos de árbol apenas desbrozados, sobre los que apoya la solera, de lajas de piedra (en la cocina, para evitar posibles incendios), de tablas de madera (en las habitaciones, pues es más cálida) o de mortero de yeso (en la solera de la falsa), vertido, tal como indica ALLANEGUI, en unas a modo de bovedillas realizadas con tablas encajadas en unas entalladuras hechas en dos vigas consecutivas. Este tipo de forjado serviría como barrera contra el fuego en caso de incendio de la techumbre. Los patios podían enlosarse o empedrarse con canto de río, formando algún dibujo sencillo, empedrado que recibe el nombre de "rullata". Desde aquí arranca la escalera, que se realizaba con peldaños formados por pisas 227
continuas de piedra, en cuya contrahuella se excava una oquedad para que quepa el pie; también hay peldaños de tabla de madera ensamblada a dos zancas laterales que transmiten la carga a las vigas de meseta (COLECTIVO "PIRINEOS").
En la volumetria exterior de las edificaciones destacan, además de la línea quebrada de sus tejados, las rotundas macIas de paramentos pétreos, las enhiestas desembocaduras de las chimeneas y los volúmenes correspondientes al espacio interior del hogar o "fogaril", que sobresale de la línea de fachada y se protege por un tejadillo de losas. Estos "fogariles" de tipo francés fueron sustituyendo a las primitivas campanas, que, pese a su gran fuerza expresiva, resultaban incómodas para el usuario. Los vanos son aquí más numerosos y proporcionan más luz que en otras subcomarcas pirenaicas; abundan los balcones abiertos en los últimos siglos y que cuentan con soleras de sillar o de losa sobre canes de piedra. Existen también terrazas orientadas a mediodía. Respecto a las ventanas, las hay adinteladas simplemente o con el dintel apoyado sobre salmeres en voladizo, y en arco dovelado, ya sea de medio punto, rebajado o arco adintelado. Los dinteles pueden ser de piedra o de madera. Las puertas son, o bien adinteladas, con dinteles también de piedra o madera o con dintel sobre salmeres en voladizo, o bien en arco de medio punto, rebajado o apuntado o en arco adintelado. En Badaín se conserva algún balcón protegido por tejadillo, y en Bestué, ventanas con troneras y un ventanal cruciforme de tipo francés. En cuanto a los aleros, abundan los formados por el simple vuelo de las lajas, pero los hay de múltiples formas: de lajas sobre canes (de piedra) independientes ("boquetes") de gran tamaño (en este caso suele tratarse de modillones escalonados); de tablas sobre canes y con las lajas en voladizo, y de labores de ladrillo, éstos generalmente para cubiertas revestidas de teja árabe. También se da la solución de prolongar al exterior parte de los pares de la cubierta ("caballas"), dando lugar al alero denuminado "caballa directa". En otras ocasiones constan de una pieza ("durmiente") que se dispone en sentido longitudinal descargando su peso sobre los canetes. Todavía se conservan chimeneas o "chimineas" de forma troncocónica y troncopiramidal, coronando el hogar de la cocina, que sigue siendo la pieza principal de la casa, pero van desapareciendo por las incomodidades 228
que reportan a los usuarios; en Labuerda sólo queda una en casa Botiguero, de forma troncopiramidal, como la de casa Montaner de Chisagüés. Se ubican en planta baja o en el primer piso. Su salida de humos al exterior es de forma troncocónica (no llega a ser completamente cilíndrica) y se remata en un tejadillo cónico de lajas, bajo el que se sitúa la retícula de huecos de salida de humos; en Bestué se conservan varias diferentes. El llar, en el centro de la cocina, presenta la característica división en dos pisos. A la parte alta de la base del llar se le llama "caminal" y a la baja "fogaril"; en las esquinas del "camina!" se disponen enhiestos los "lendrés", de hierro forjado , que pueden estar clavados verticalmente en el suelo o tratarse de piezas móviles y disponer o no en su terminación de un soporte para colocar los pucheros. Desde una viga que recorre la luz de la falsa de la chimenea llamada "barré" cuelga la cadena o "cremallo", que puede decorarse con animales de carácter apotropaico ("fieras"), como culebras de lengua bífida, explicables dada la tradición brujeril de estos valles. También de la campana cuelga el "candelet" o candil para teas, en forma de bandeja cuadrada, y los productos de la "matacía", que de este modo adquieren un sabor ahumado (longaniza, morcillas, "chiretas", etc.), así como otros utensilios culinarios, como el "caballet" (estrébede). Alrededor del hogar se hallan las "cadieras" y en uno de sus muros se dispone de una mesa abatible de madera. En otros lugares se sitúan los "paradores" (estanterías para los platos); "almarios", con puertas de madera; el "rastiller", soporte para colocar las "coberteras" (tapas de los pucheros) , y el arca para guardar los alimentos y el pan. En las esquinas de la falda de la campana había "rinconeras" o pequeños aparadores de rincón. Para evitar incendios, las soleras de las cocinas se enlosaban o se revestían de baldosas de cerámica o de mortero de cal ("calso"). Esta última solución es la que resultaba más económica, pues la cal se obtenía de los "calsinares" (hornos de cal) a cambio de los jornales que les correspondían por su trabajo (Museo de Bielsa, casa Montaner de Chisagüés y casa Boti'guero de Labuerda). Las habitaciones privadas suelen contar con un espacio común, la "sala", y unos compartimientos o alcobas. Todavía persiste el hábito cultural de que hermanos del mismo sexo compartan la misma cama hasta eda229
des avanzadas, costumbre que, arraigada desde la antigüedad, es una consecuencia de la carencia de espacio y de la estructura ancestral de algunas casas, y, aunque lógica y natural, no se asume sin un cierto pudor; así, cuando preguntamos por los donnitorios se nos contestó: "¿donnir? .. , en o que se puede". Tal como indica G. ALLANEGUI, «al comenzar la casa, y si la dureza del terreno lo pennitía, se solía hacer un "pozo" subterráneo, donde se guardaban patatas, algún tonel de vino subido del Somontano (a menudo de Barbastro) para uso propio u otros productos». Era habitual que las viviendas contasen con bodegas. Junto a la casa, en un pequeño edificio aislado, se hallaba su horno particular, que funcionaba con rama de "buixo" (boj), la misma que servía para escobar y para encender el fuego del hogar, operación esta última para la que se ayudaban soplando ("bufando") con un tubo ("soplador") de hierro. En Labuerda, aún se conservaba en 1982 un molino de aceite comunal, aunque abandonado. Confonne van desapareciendo los hogares, lo hace también el ritual de las reuniones familiares en torno al fuego, pero aún persisten algunas de estas costumbres, como hemos pcxiido comprobar en Boltaña y Labuerda. El día de Nochebuena, llegada la noche, se encendía una gran hoguera en la plaza del pueblo, costumbre que aún pervive. Un mes antes los niños iban a recoger zarzales, "tozas" (troncos gruesos), ramas y leña en general. El día indicado, por la tarde, se dejaba la leña recogida en el centro del pueblo y, después de cenar, a partir de las diez de la noche, se iba acudiendo allí y se procedía al encendido de la gran hoguera. Ese mismo día, en algunas casas, se bendecía la "tronca de Navidad": una vez puesta la "tronca" en el "fogaril" y antes de empezar a cenar se procedía a la bendición, que solía correr a cargo del niño más pequeño, el cual se situaba con una pierna a cada lado del mismo (a "escarramanchas") y pronunciaba las siguientes palabras: «Buen varón, buena brasa, Dios conserve a todas las personas y animales de esta casa».
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A continuación tomaba la botella de vino en la mano y dejaba caer un chorrito con el que hacía la señal de la cruz mientras decía: «Tronca de Navidad, yo te bendigo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén»4.
Al terminar una casa, se celebraba un banquete Ca rematadura"), al que acudían sus miembros y los operarios que habían intervenido en su construcción. La nueva vivienda era bendecida por el cura. El lunes de Pascua, el cura pasaba por las casas a bendecirlas acompañado de los monaguillos, por lo que se le gratificaba en especie. Esta costumbre era denominada "sacar la cuaresma". El Domingo de Ramos se siguen bendiciendo ramas de "olivera" (olivo), que posteriormente se colocaban en las ventanas y campos. El día de La Candela el cura bendecía las velas, que, guardadas en las casas, eran encendidas cuando amenazaba tormenta con fines defensivos. En Labuerda todavía quedan colgadas patas de gallo sobre la puerta de dos casas, aunque desconocen el motivo de su colocación; en origen se les atribuirían propiedades profilácticas, quizás frente a brujas y "brujones". En esta misma línea deben entenderse los símbolos a base de cruces y espirales situados en puertas de casas y corrales. En Puértolas, vimos un amuleto mágico sobre una puerta.
Ejemplo Casa Montañer (Chisagüés, valle de Bielsa)
Se trata de una explotación familiar agrícola-ganadera compuesta por una casa rodeada de bordas, destinadas éstas a pajar y albergue de ganado lanar y vacuno. Al conjunto se accede por un arco protegido por un tejadillo, a modo de porche, fechado en 1670 y provisto de canes trabajados con entalladuras; a continuación, un patio descubierto da paso al complejo constructivo. La casa, de planta rectangular, constituye el modelo más ar4
Según la información facilitada por Mariano Coronas, de Labuerda.
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caizante de cuantas se conservan en el Pirineo y obedece a la simple evolución tipológica de la borda. Adaptada a la orografía, se construye en dos niveles, de los cuales el inferior lo ocupa la bodega, mientras que la única planta cobija la cocina, con campana troncopiramidal y salida de humos troncocónica. Tiene "cadieras" alrededor y una mesa abatible; del "barré" cuelga el "cremallo", sobre el llar, y, en una esquina, los productos de la "matacía". El llar es de doble altura y, delimitando las esquinas de su parte más alta, se clavan verticalmente en el suelo los "lendrés", de hierro, rematados en dos esferas irregulares. Entre otros utensilios destacan las tenazas de fOIja y el "caballet" (estrébede de tres pies); del mobiliario, deben mencionarse el "almario", con puertas de madera, y el parador. Frente a la cocina y de modo simétrico se sitúan los dormitorios y en el eje de simetría de ambos espacios hay un patio estrecho y alargado en cuyo fondo, frente a la puerta, se halla el "aguacer", hueco para la fregadera, que originariamente era de piedra tallada y en la actualidad de mármol. Bajo la cubierta se sitúa la falsa. Se trata pues de un complejo de los que hemos denominado casa-patio, de estructura arcaizante, quizás el más rudimentario y popular que hemos encontrado.
Primitiva cabaña de pastor en el valle del río Real, cerca de Chisagüés (diciembre 1987).
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Espacio interior del molino aceitero de Labuerda (septiembre 1982).
Chisagüés todavía conserva su primitiva fisonomía (agosto 1987).
Núcleos como Puértolas también conservan espléndidos ejemplares de arquitectura popular (mayo 1982).
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Pasadizo sostenido por arco (de aquĂŠl s6lo se conserva el forjado) (mayo 1982).
Espacio abovedado en planta baja. Labuerda (enero 1977).
V iv iendas rurales de Labuerda (julio 1982).
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"Aguacer" o fregadera con la cubeta de losa de piedra tallada. Museo de Bielsa (marzo 1986).
Modo tradicional de cortar «a cuchilla» la «ta bleta>} de madera para cubri ción. Museo de Bielsa (marzo 1986).
Cubierta revestida con "tabletas" de madera. Borda en las proximidades de Bielsa (mayo 1987).
Ventana adintelada de Bestué (junio 1982).
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Las lajas de pizarra se clavan en una base de tableros de madera. Chisagüés (agosto 1987).
Picaporte de chapa recortada . Sin (agosto 1987).
Casa solariega con el característico ventanal cruciforme de origen francés . Bestué (junio 1982).
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"Chiminea" troncocónica de Chisagüés (agosto 1987).
Acceso al conjunto de construcciones de casa Montaner, en Chisagüés (abril 1986).
Visla genera l de un conjunlo de conslru cciones en Chi sagüés (agosLO 1987).
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Casa Montaner , en Chisagüés. Exterior de la construcción destinada a la viviendas (mayo 1986).
\ --;1f
Horno de casa Montaner, en Chisagüés (mayo 1986) .
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"Lendrés" de hierro forjado. Museo de Bielsa (marzo 1986).
Hogar de casa Montaner . Chisagüés (mayo 1986).
"Parador" o estantería para los platos . Museo de Bielsa (marzo 1986).
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4.3. Valle de Chistau
El valle de Chistau se extiende por la ribera alta del río Cinqueta, afluente del Cinca. Su paisaje vegetal está constituido por prados naturales y artificiales en la parte baja de los valles. Abundan los bosques de pino silvestre, aunque los hay también de pino negro, haya y abedul. Plan, San Juan de Plan y Chistaín forman los núcleos principales del valle, junto con Sin, Saravillo y Serveto, de menor importancia. Casi toda la población se ocupa en actividades primarias: agricultura (patatas, cereales y prados de siega) y ganadería (vacuno y lanar). El valle está escasamente poblado, pues se halla en regresión desde la segunda mitad del siglo pasado; en total, cuenta aproximadamente con un millar de habitantes. La despoblación ha inducido incluso a los solteros de Plan a buscar nuevas formas de repoblación, solicitando la llegada de mujeres. En efecto, la mujer ha preferido en los últimos lustros la emigración a tener que afrontar las cargas sociales consiguientes a un sistema de vida basado secularmente en el patriarcado, en el que la "dueña" de la casa debe atender a todas las necesidades de ésta (criar a sus hijos, cuidar a todos los miembros de la familia tradicional -ampliada- y colaborar en las tareas agrícolas y en la explotación ganadera). Si la solicitud de los solteros de Plan ha tenido algún éxito, podría explicarse porque la mujer en nuestra sociedad industrial avanzada tiene ya las mismas cargas o más que en el medio rural y cuenta con una mayor competitividad e incomunicación, aunque con mayor libertad y un menor control social que en los núcleos rurales; es explicable que a algunas mujeres les haya compensado el cambio. Las condiciones geográficas peculiares del valle han condicionado sobremanera la forma peculiar de sus gentes y el hecho de que, aún hoy, se conserven tradiciones que de otro modo se hubieran perdido. Es un valle cerrado, de difícil acceso y escasas vías de comunicación (sólo una carretera, la HU-640, en malas condiciones, nos adentra en él). Como consecuencia, secularmente han sido más fáciles las relaciones humanas con la población francesa de la otra vertiente pirenaica que con la del Somontano o la Tierra Llana aragonesa, lo que ha hecho posible que, antropológicamente, existan puntos de contacto con el Pirineo francés. 240
En general, se trata de un tipo de poblamiento concentrado en núcleos de alta montaña, cuyo trazado tiene que salvar grandes desniveles, por lo que las calles describen diversos grados de pendiente y, debido a las irregularidades del terreno, poseen un diseño tortuoso. La pavimentación primitiva era a base de cantos rodados; debido a su deterioro, ha ido sustituyéndose por soleras mixtas que utilizan el hormigón en bandas laterales y dejan en el centro una franja similar a la del primitivo pavimento (Chistaín). Las casas, individuales, aparecen aisladas o bien se adhieren unas a otras formando pequeños conjuntos. Las hay de los dos tipos usuales en Sobrarbe y Ribagorza, si bien el más característico aquí es el de "casa-patio", con patio descubierto al que se accede por un portalón protegido por un tejadillo dispuesto a doble vertiente y que se abre en un murete de protección de unos 60 cm de grosor. A través del patio se llega a la casa, rodeada por los pajares. A la "casa-bloque" se accede directamente desde la calle y no cuenta con peculiaridades dignas de mención. Constan de dos o tres plantas y algunas de cuatro; en este último caso, la última planta se destina a buhardilla para secar el heno, la cual cuenta con una apertura exterior en el hastial. La distribución de los diferentes espacios se realiza del siguiente modo: en planta baja y en el zaguán se dispone el arranque de la escalera, ésta con peldaños de piedra. La cocina se halla en el primer piso o en el piso situado bajo la falsa, separada de una sala contigua mediante un gru'eso tabique; si la casa es grande ocupa el primer piso, pero si es pequeña se opta por colocarla en el piso situado bajo la falsa para que la desembocadura de la chimenea no elimine un espacio necesario para la vivienda. Las casas suelen disponer de "fumo" (horno), que se coloca en el interior de las mismas, en el primero o el segundo piso. Los dormitorios se hallan también en el primero o en el segundo piso, y puede darse la modalidad de sala con alcobas. En la última planta se ubica la falsa, que se utiliza como secadero. Sus muros exteriores adquieren un grosor de unos 60 cm y poseen un COIOlido peculiar, de apariencia cálida por el empleo de piedra rojiza, ferruginosa, y piedra gris, pizarrosa; ambas se labran en mampuestos que se disponen de forma tosca e irregular. En cuanto a los tejados, es ésta la parte de la vivienda que ha sufrido más modificaciones, de modo que los mate241
riales de cubrición son muy variados en la actualidad: los hay de pizarra, de tejas similares a las procedentes de Echo (Saravillo) y de teja árabe, teja plana o fibrocemento en su color (los más modernos). Antes los había de tabla de pino o de abeto y de paja de centeno; de los dos primeros tipos aún quedan en las casas algunas muestras, pero del último ya no, salvo en algunas bordas, pues el centeno ni siquiera se siembra. Las partes constructivas más altas de algunos muros de las casas utilizan tabiques de piedra "tosca" mezclada con yeso y entrepaños de tablas de madera dispuestas en sentido vertical; asimismo, y generalmente en los hastiales, aparece con frecuencia la madera formando muros enteros a base de grandes tablones ensamblados. En los forjados de entreplanta los materiales empleados son fragmentos de piedra "tosca" mezclados con yeso a modo de argamasa; la masa resultante se dispone entre el viguerío. La "tosca" se extraía de cuevas próximas, mientras la piedra y la pizarra procedían de canteras (tanto en San Juan de Plan como en Chistaín había canteras de pizarra). Sin embargo, los hábitos constructivos van variando y si en 1981 asistimos a una labra de "tosca" fue de modo completamente ocasional, pues iba a utilizarse para modificar un hogar. Es frecuente encontrar casas con los hastiales achaflanados; el triángulo que éstos forman es de grandes dimensiones, de modo que los volúmenes resultantes en los exteriores de estos conjuntos rurales son más expresivos y rotundos que en otros valles pirenaicos, incluso más que en el valle de Tena, donde también se registra esa constante arquitectónica que en realidad supone un elemento más de continuidad con el vecino Béarn. Frecuentemente se dispone bajo el hastial un gran alero, protegido de la intemperie por un balconcillo corrido situado debajo. Hemos constatado que existen pervivencias del estilo gótico tardío: por ejemplo, en cuanto a dinteles que imitan en su labra un arco carpanel, hemos visto un caso fechado en 1569 (en el edificio destinado a escuelas en Chistaín) que serviría como exponente de la pervivencia de estilos periclitados como constante en el arte popular. Los huecos en fachada son pequeños y distribuidos irregularmente; con frecuencia aparecen las estructuras adinteladas en ventanas y puertas, con dinteles de madera o de piedra. Alguna puerta se abre también en arco de medio punto dovelado. En cuanto a su armazón, abundan las de hoja divi242
dida en sentido horizontal, cuya parte superior es más pequeña que en otros valles. Las "alguazas" (goznes) enganchan en unos pivotes llamados "gafones", mientras los hierros del eje de la puerta reciben el nombre de "cornillera" o "gurrunera"; las hojas de las puertas se clavetean con "tachas" o clavos trabajados manualmente a golpes de martillo; asimismo, ostentan frecuentemente llamadores en forma del contorno de una pera y, consecuentemente, de aspecto antropomórfico y femenino, como uno de los tipos habituales en Benás. Todas estas manifestaciones artesanales de herrería tan abundantes se deben a la tradicional existencia de talleres autóctonos, de los que aún queda alguno, pero volcado ya a tareas más provechosas económicamente. Los balcones corridos dispuestos en la última planta, que quedan protegidos por el vuelo de la cubierta, tienen un antepecho provisto de barrotes lisos de madera y una solera de tablas sobre canes de madera sin decoración. En el hastial achaflanado se dispone a menudo una ventana abuhardilIada, en la línea tradicional de las lucernas que iluminan las mansardas de las casas fuertes. Sobre algunas ventanas y portones aparecen detalles de carpintería interesantes, que tienen como misión proteger las hojas de madera de los vanos que cobijan; consisten en una tabla adosada al tejado, con el borde exterior recortado formando ondas o escamas de pez. La actividad de todos estos pueblos sigue siendo agropecuaria, por lo que la estructura primitiva de las casas se mantiene sin modificaciones, pues no se han considerado necesarias; sin embargo, sí se han introducido mejoras que proporcionan a sus moradores mayores comodidades, siempre que sus medios económicos lo han permitido. Así, en buena parte de los casos las condiciones higiénicas son óptimas y se han incorporado servicios sanitarios y cocinas "económicas", aunque en algunas casas se conserve todavía la cocina tradicional. El espacio destinado a la cocina, como ya hemos indicado, varía según el tamaño de las casas: en las grandes se dispone en el primer piso y en las pequeñas en el situado bajo la falsa, por cuestiones de amplitud espacial. Todavía quedan hogares cobijados bajo grandes campanas, aunque éstas son uno de los primeros elementos que se eliminan cuando se transforman las casas, dadas las incomodidades que reportan. Las tres que hemos visto 243
en Chistaín (los únicos ejemplares conservados) son de fonna troncopiramidal (en casa Ferrer, casa Mondalvira y casa Pedrosón); de éstas, dos descansan sobre pechinas (casa Ferrer y casa Pedrosón). Estas "chubineras de campana" tienen "fogaril" central, compuesto de dos partes, una alta llamada "caminal" y una baja llamada "plancha"; en los ángulos del "caminal" se disponen los "landrés", de forja, verticales y enhiestos, cuya altura llega a alcanzar los 60 cm y cuya gran anchura permite en ocasiones disponer en su parte superior de un soporte circular que ahora puede utilizarse como calienta-platos, aunque en origen sirviera como tedero. Alrededor del hogar se hallan las "cadieras" (sin respaldo) o los "bangos" (con respaldo); en el centro del mismo queda suspendido el "cremallo" o cadena del llar, de la que cuelga un caldero de cobre. En esta estancia se conserva mobiliario de nogal magníficamente trabajado y tenninado, como en el "parador" de "casa Mondalvira", en Chistaín. Entre el ajuar doméstico perviven aún piezas de ollena que se compraban en Chistaín procedentes de Naval, desde donde se traían en cuévanos a lomos de mulos. A su vez, los porrones procedían de Peñalba. La molienda del trigo se realizaba en molinos como el que aún se conserva en San Juan de Plan, pero el pan se amasaba y se cocía en las casas, que tenían horno o "fumo", generalmente situado próximo a la cocina. Como suele ser habitual en todos los pueblos de los valles pirenaicos, en Chistaín se realizan una serie de ritos relacionados en su mayor parte con los elementos del entorno, (el fuego, el agua., la madera, etc.). De esta manera, las principales representaciones relacionadas con las creencias y supersticiones que tienen lugar a lo largo del año incluyen como principal componente a alguno de estos elementos, haciendo alusión, según los casos, a la vida familiar, al hogar, a las labores agrícolas o ganaderas, etc. Así, con motivo de la festividad de la Santa Cruz, los habitantes del valle iban en procesión a bendecir los campos para protegerlos contra las posibles inclemencias climáticas y, fundamentalmente, contra el granizo. Para ello llevaban a los campos de labor ramas de olivo, que plantaban en el terruño como símbolo de protección; algunas se colocaban también en las casas. 244
En relación con lo expuesto se halla el tema de los brujos y "brujones" (extendido por toda el área pirenaica con referencias antropológicas, como se demuestra en el caso del brujo de Serveto, el cual protegía los campos del granizo y de los embrujamientos con un líquido). Además de esta creencia, existía la convicción de que eran precisamente las brujas las culpables, entre muchos maleficios, de traer las grandes tormentas con aparato eléctrico y granizo a la zona, destrozando los cultivos. El método utilizado para ahuyentar a las brujas era el repique continuo de campanas, que servía además para dispersar las tormentas. Con la primera misión citada se erigieron en algunas localidades (en algunos casos aún se conservan) "esconjuraderos", edificios exentos y situados en las proximidades de la iglesia. De esta forma, mosén Bruno Fierro, cura de Saravillo, "esconjuraba" las tormentas en las afueras del pueblo enviándolas sobre el vecino Plan. Tampoco podía faltar el culto a los muertos, extendido por muchas áreas y que cristaliza en esta zona en la ofrenda del "pan de almas", celebrada los domingos en la misa mayor; con este rito se pretendía el culto a los antepasados de la familia. Asimismo, existía una serie de creencias en torno a las rocas. Generalmente en cada zona había un lugar donde se erigían rocas con formas extrañas, que se convertía en paraje de cultos y ritos iniciáticos. En el valle de Chistau, pueden citarse la peña de las Brujas de Plan, el pontón de las Brujas de Cotiella o la conocida como Sobre La Pila, la cual posee un agujero muy profundo y, según la creencia popular, produce encantamientos a quienes la visitan, por los demonios que la habitan. No existen supersticiones específicas que repercutan en la decoración de las casas, salvo la costumbre de colocar una ramita de abeto bendecido el día de Domingo de Ramos sobre las puertas y ventanas. Persiste todavía la tradición de hacer una cruz en la puerta con la llave a la hora de salir de casa. El día de Navidad se encendía el fuego con un carácter más especial y se colocaba en el hogar la "tronca" o "tizón", según costumbre también habitual en otros valles.
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Ejemplos Casa Ferrer o La Caseta (Chistaín)
Casa muy modesta, quizás del siglo XVIII, abandonada y en estado de ruina incipiente. Corresponde al tipo de casa-bloque y posee planta rectangular. Tiene fachada de mampostería, con vanos escasos y pequeños, de estructura adintelada, y un balconcillo de madera bajo el hastial achaflanado. Sobre la superficie de éste se abre una "lucera". Planta baja: Zaguán oscuro del que arranca una escalera con peldaños de
piedra. Primer piso: Habitación transformada en "fumo". Segundo piso: Habitación en la que se hallaba el primitivo "fumo",
contigua a la cocina, con hogar provisto de "chubinera de campana". Esta es troncopiramidal, con pechinas en sus cuatro ángulos; tiene "fogaril" con "landrés" y dos "cadieras" a ambos lados. Tercer piso: Falsa. Casa Pedrosón (Chistaín)
Esta casa sigue cumpliendo una doble función agrícola y ganadera, y su envergadura presupone un cierto potencial económico. Se construyó en 1769. Su planta corresponde al tipo, más generalizado en Sobrarbe y Ribagorza, de casa-patio (fig. 44). La entrada al patio descubierto se realiza a través de un portalón situado bajo la cubierta del pajar y en ésta se dispone una "lucera" a través de la cual se descarga la paja directamente desde el carro. En el patio hay una zona porticada y en la fachada de la casa se erige un banco de obra. La construcción es de mampuesto, y el material de cubrición actual, el fibrocemento o teja plana de arcilla roja. Los vanos en general son pequeños y adintelados, aunque respecto al tamaño la excepción son los balcones, grandes y de este siglo, y, respecto a la estructura, hay sólo una puerta bajo arco de medio punto. En planta baja se halla el zaguán, con el arranque de la escalera, ésta a base de peldaños de piedra y con un hueco en la contrahuella planificado ergonómicamente. 246
Primer piso (fig. 45): Cocina, separada tras un grueso tabique, provista de "chubinera de campana" troncocónica y con pechinas angulares y "fogaril" con "landrés" de 60 cm de altura. Hay también en esta planta una gran habitación vacía. Segundo piso (fig. 46): Sala con alcobas y espacio abuhardillado atravesado por la desembocadura de la chimenea. Tercer piso: Falsa.
DATI O
OES C.U BIE.Q.\,O
CUBIEQ.7 0
Fig. 44. Planta baja. Casa Pedrosón. Chistaín.
247
Fig. 45. Planta primera. Casa Pedrosón. Chistaín.
Fig. 46. Planta segunda. Casa Pedrosón. Chistaín.
248
Casi toda la población se dedica a actividades primarias como la ganadería. Chistaín Uunio 1973).
El valle se halla escasamente poblado y cuenta con una media de edad avanzada. Chistaín Uunio 1973).
Obsérvese el contraste en los materiales constructivos de esta casa de Chistaín Uulio 1987).
249
Uno de los rincones más pintorescos y acogedores de Chistaín Uulio 1987).
Casa Patio con patio descubierto al que se accede por un portalón protegido por un tejadillo a doble vertiente. Chistaín (agosto 1976) . \'
Abundan las cubiertas revestidas de lajas de pizarra. Chistaín (mayo 1976).
250
La última planta se emplea como secadero en esta casa de San Juan de Plan Uunio 1976).
Todavía quedan en algunas "bordas" cubiertas revestidas con paja de centeno. Chistaín (julio 1982) .
Casa de Chistaín (agosto 1981).
Forjados de techumbre de rollizos y tablas. San Juan de Plan (junio 1986).
251
Mampuesto de "tosca" ya terminado, se destinará a una "chubinera". Chistaín (agosto 1981).
Los volúmenes exteriores de estos conjuntos arquitectónicos son de los más espectaculares de todo el Pirineo. Chistaín (mayo 1976).
252
La volurnelrÍa exterior de las casas de este valle destaca por sus hastiales achaflanados . Señés (agosto 1976).
Estos conjuntos rurales consiguen expresivos volúmenes en parte gracias a los hastiales achaflanados. Chistaín Uulio 1977).
Distintas tipoh.,zías de balcones en Chistaín Uulio 1982).
Ventana de inspiración románica. Plan (mayo 1984).
253
Los vanos son pequeños y de estructura adintelada. Serveto Uunio 1987).
Ventana con dintel imitando un arco conopial. Chistaín Uulio 1977) .
Puerta adintelada con inscripción en su dintel. Chistaín Uulio 1977).
Ventana con dintel de madera y entrepaños del mismo material. Chistaín (agosto 1977).
254
Labores de carpintería exterior en un balc6n de Serveto (agosto 1987).
Obsérvense los motivos de herrería de esta puerta de Chistaín (agosto 1987) .
Llamador de forma circular. Chistaín (agosto 1987).
Los balcones corridos dispuestos en la última planta quedan protegidos bajo la cubierta. Chistaín (agosto 1987).
255
En las cubiertas de los pajares suelen disponerse luceras para poder descargar fácilmente . Chistaín (agosto 1976).
Chimenea de casa M onda/vira, en Chistaín (julio 1982).
256
Balcón protegido por tejadillo. Serveto (junio 1987).
Cercado exterior de casa Pedrosón. Chistaín (julio 1982).
Exterior de casa P edrosón , en Chistaín Uulio 1982).
H oga r con sus «la ndrés» y sus «ban gos» . Casa Casas novas. Pla n (julio 1981 ).
257
4.4. El Viello Sobrarbe
El Viello Sobrarbe ha sido estudiado con absoluto rigor y correcto método por Adolfo CASTÁN, quien ha divulgado sus trabajos a través de sucesivas publicaciones en prensa y conferencias a las que debe mucho la síntesis que aportamos aquí. Se ubica geográficamente entre el Prepirineo y las sierras exteriores (su límite norte llega hasta Aínsa y el sur hasta la sierra de Arba y el Cinca), de ahí su arquitectura híbrida de elementos del Pirineo y del Somontano. Comprende núcleos como Abizanda, Clamosa, Ligüerre de Cinca, Samitier, Coscojuela de Sobrarbe, Aínsa (la cabecera comarcal), Almazorre, Erípol, Arcusa, Coscollar, Lecina, Rodellar, etc. Algunos de ellos han sido abandonados al ser expropiadas sus tierras por el Estado para la realización de aprovechamientos hidroeléctricos (Clamosa y Ligüerre de Cinca); otros (como Erípol y Lecina) se utilizan como residencia temporal. En términos generales, puede afirmarse que es una subcomarca cuya arquitectura está sufriendo un acelerado deterioro. Sus casas suelen ser de carácter individual y adaptadas a las necesidades agropecuarias; pueden enmarcarse dentro de los prototipos establecidos por Max DAUMAS, de casa-bloque y casa-patio, habituales en Sobrarbe y Ribagorza. En algunas localidades, como Aínsa, que cuentan con una gran afluencia turística, las casas han sufrido múltiples y variadas transformaciones; sin embargo, en núcleos aislados, como Samitier, apenas se han modificado y no reúnen buenas condiciones de habitabilidad ni las actuales comodidades. Aunque pueblos como Aínsa cuentan con buen número de viviendas alineadas, en la mayor parte de éstos el aislamiento de las casas, la carencia de muros de medianería y muchos de los materiales utilizados entroncan con las tipologías arquitectónicas del Pirineo. En múltiples aspectos podría hablarse de una subcomarca de transición entre el Pirineo y el Somontano, pues se van introduciendo variantes más propias ya de esta última zona. Las casas suelen contar con interesantes patios, abovedados en unas ocasiones y arquitrabados en otras, que comunican con las bodegas, el horno y las cuadras. En algunos pueblos, como Erípol, las viviendas van precedidas de un porche donde se sitúa el pozo. En Lecina, los pozos se 258
hallan aislados, aunque situados frente a la casa. En el primer piso suele disponerse la cocina, salvo en casos muy aislados (en Coscojuela, Adolfo CASTÁN ha visto tres situadas en planta baja); también en este piso se ubican las habitaciones, mientras el segundo se destina a falsa. Desde el punto de vista espacial, son los patios abovedados los que mayor interés poseen; sus bóvedas de medio cañón pueden derivar de sistemas constructivos arraigados a partir del Románico, así como otras zonas bajas de la casa, también abovedadas, tal como indica Adolfo CASTÁN. Según este mismo autor, también las torres defensivas de este estilo inciden en determinados tipos de casa, así como otros detalles arquitectónicos, como los vanos con parteluz, los dinteles sobre salmeres en voladizo, impostas y ménsulas, portadas doveladas y relieves en forma de crismón. Las casas, edificadas en el siglo XVI, época que coincide con el auge económico del sur de Sobrarbe, reiterarán la utilización de "loggias" en sus zonas altas por influencia renacentista. Del neoclasicismo abundan las decoraciones de portadas realizadas en este estilo y algunas fechadas (en 1781, Sasé, y en 1778, Serresa). En Arcusa se conserva una casa con unos peculiares óculos de iluminación. En pleno siglo XX hay cuadrillas de "arquitectos" como los existentes en los siglos X y XI. El material preferido continúa siendo la piedra, tallada en mampuestos y dispuesta en fachada irregularmente, pero en los núcleos situados más al sur aparece ya con frecuencia el adobe; la madera y la arcilla se utilizan en las techumbres. Los exteriores suelen dejarse con la piedra a la vista, aunque ocasionalmente aparece el enfoscado y, en cambio, apenas el enlucido. En Aínsa, algunas casas de la plaza Mayor, que exhiben ahora la piedra repicada, se hallaban encaladas a principio de siglo. La tabiquería interior suele hacerse con ramas de boj trenzadas y recubiertas por una capa de yeso. La ausencia de medianiles (salvo en núcleos como Aínsa y en ocasiones no demasiado generalizadas) y el tratamiento aislado de las casas resalta sus volúmenes máclicos y sus valores escultóricos; quizás sea en Erípol y Lecina donde éstos adquieren más fuerza, posiblemente gracias al buen estado de conservación de sus conjuntos urbanísticos. A ello contribuye la diferente dirección que toma según los casos el vertido de las cubiertas, aunque no posean ya la inclinación que alcanzan en el alto Pirineo. 259
Los materiales de cubrición suelen ser la losa y la teja de modo indiferenciado, lo que indica la proximidad del Somontano. Teja y losa apoyan sobre un lecho de arcilla que se asienta sobre cañizos o latas de madera o "estillas" de este material, o bien ramas de boj. La estructura de las techumbres es de par e hilera y los pares reciben el nombre de "tijeras". En algún caso, las tejas se colocan a teja vana, es decir, apoyando directamente sobre los pares de la techumbre, en sentido paralelo a los mismos. Algunos pueblos, donde antes había tejerías, como Samitier, hoy tienen dificultades para conseguir teja. En Arcusa se conserva un lavadero de estructura interesante. Los aleros, normalmente de tablas sobre canes desprovistos de decoración cuando las cubiertas son de teja, se constituyen a veces con la prolongación de las losas en voladizo sobre la línea de la fachada. En cuanto a los vanos, hay puertas que se abren en arco de medio punto, apuntado o rebajado; pueden ser doveladas en piedra, pero también las hay adinteladas, con dintel de piedra o madera (en este primer caso, puede haber alguna con dintel sobre salmeres en voladizo). Las ventanas, generalmente de pequeñas dimensiones, rectangulares o casi cuadradas, se disponen con cierto orden y a menudo alineadas sobre la puerta; tienen dinteles de madera o piedra y jambas, en el primer caso de mampuestos y en el segundo de sillar y con alféizar de piedra a menudo moldurada o decorada y en voladizo. Las hojas de las puertas, bastante rústicas, se hacen a base de tablones ensamblados y carentes de decoración; en las casas más ricas aparecen claveteadas con clavos de cabeza simple. Las hojas de las primitivas ventanas son también tablones, pero hemos visto algunas decoradas con motivos geométricos (Lecina). Algunas ventanas se protegen mediante rejas y las puertas disponen con frecuencia en el exterior de pestillos de madera cruciformes. En cuanto a los espacios interiores, sigue destacando la cocina. Todavía se conserva buen número de hogares de campana troncocónica, en los que la base del llar consta de dos partes: la alta o tizonera (con morillos de hierro empotrados en el suelo y situados en sus ángulos) y la baja o planchuela, esta última rodeada a veces de piedras talladas en forma de parale260
lepípedo que dejan entre sí espacios vacíos para poder colocar en ellos los pucheros. Los bancos o cadieras, con o sin respaldo, rodean el hogar por sus tres lados. La cocina suele tener pavimentos enlosados, tipo de solera usado frecuentemente también para el resto de la vivienda. En los exteriores, además de los pozos que surten de agua a la vivienda, aparece otro tipo de construcciones no directamente relacionado con ésta pero digno de reseñar por su gran interés. Es el caso de las aventaderas de Abizanda y de Samitier, ésta ahora a punto de derrumbarse por completo (pero que Max DAUMAS fotografió íntegra), o el cobertizo de Lecina, que servía para albergar a los munícipes en sus reuniones de trabajo. Uno similar hay en Guaso, con techumbre de laja a dos aguas y un banco de obra alrededor de tres de sus muros, mientras el cuarto queda abierto como acceso al recinto, que tiene cubierta a una sola vertiente. Como signos de carácter apotropaico se utilizaban sobre las puertas marcas en forma de cruz o herraduras (Erípol y Lecina) y patas de jabalí (Lecina). El día de la Candela se bendice una vela y ramos de olivo, que después se colocan en casas, cuadras y campos como elemento de protección (Aínsa); en otros núcleos (Samitier) se cuelga un "ramín" de olivo en la cabecera de la cama y el resto se esparce en los campos. Para protegerse de las tormentas se recurre a la "tronca" de Navidad y a la rama de olivo (Samitier). Cuando se termina la construcción del tejado se coloca una bandera (Aínsa); en otros casos, si al terminar la obra no habían ocurrido percances se disponían unas losas de sujeción en el tejado (Samitier). Otras costumbres, habituales en otro tiempo, han degenerado en la actualidad: en Aínsa, el cura ya no bendice las casas tras su terminación, sino medios de locomoción como automóviles y tractores o locales de esparcimiento (un "pub"). Sí que se mantiene en cambio algún hábito relacionado con el encendido de la "tronca": en Samitier, se bendice la "tronca" con vino, la cual se guarda todo el año, y se ingiere una torta elaborada para tal ocasión. También este hábito va desapareciendo y no existe ya en la mayoría de los pueblos.
261
Ejemplo Casa Cambra (Samitier)
Casa de agricultores bien conservada, aunque con modificaciones. Sus muros son de piedra tallada en mampuestos. Tiene vanos pequeños y adintelados y su alero es de tablas sobre canes sin decoración. Sobre la cubierta, de teja y de losa, se yergue la desembocadura troncocónica de la chimenea y su tejadillo. P [anta baja: Zaguán cubierto con bóveda de medio cañón, del que arranca la escalera, de piedra, con huellas de losa en el primer tramo, y de terracota con atoques de madera en los siguientes.
En el primer piso se conserva la primitiva cocina de campana troncocónica, provista de trompas para pasar de la planta cuadrada a la circular, y chimenea cilíndrica. De ésta cuelga el "cremallo", del que se suspendía el caldero. La base del llar consta de dos partes, tizonera y planchuela, rodeada ésta de piedras de forma paralelepipédica que dejan entre sí huecos para disponer los pucheros. Los bancos o cadieras rodean el hogar por tres de sus lados y carecen de respaldo. Los antiguos morillos empotrados en la solera del llar han desaparecido. Al otro lado del rellano se halla la sala, donde se conserva un reloj de carrillón, de los usuales en el Pirineo importados de Francia. Segundo piso: En él se ubica la falsa, cuyo espacio queda atravesado por el cuerpo volumétrico de la chimenea.
En Lecina se conservan estos curiosos pajares distribuidos en dos plantas (julio 1987).
262
Plaza Mayor de AĂnsa (abril 1974).
Interior del porche de la plaza Mayor de AĂnsa (abril 1974).
Viviendas alineadas en AĂnsa (agosto 1974).
263
Morillo de Tou está siendo rehabilitado integralmente por CC.OO. (enero 1977).
Esquematización solar en forma de esvástica en una clave de puerta fechada en 1778. Lecina (septiembre 1987).
264
Pervivencias del románico (ventanas geminadas) y del gótico (arco apuntado de la puerta) en esta casa de Aínsa (mayo 1986).
Bodega con bóveda de medio cañón. Guaso (agosto 1977) .
En el tratamiento aislado de las casas destacan sus volúmenes escultoricistas. Erípol (abril 1986).
Algunas cubiertas combinan la teja y la losa, como en este pajar de Aínsa (abril 1974).
265
Cubiertas de Erípol (agosto 1987).
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Forjado de techumbre en Rodellar (noviembre 1976).
Volúmenes máclicos en construcciones de Erípol (agosto 1987).
266
Cubiertas revestidas de losa. Coscojuela de Sobrarbe (abril 1986).
Esta casa posee unos peculiares vanos circulares. Arcusa (agosto 1987).
267
Una llave perteneciente a un arquetĂpico pestillo de madera. Rodellar (abril 1976).
Otro tipo de desembocadura de chimenea en Rodellar (abril 1976).
268
Desembocadura de chimenea en Rodellar (abril 1976).
"Aventadera" de Abizanda en buen estado de conservaciĂłn (abril 1986).
Cobertizo para reuniones del municipio. Lecina (abril 1986).
Hojas de ventana con motivos geomĂŠtricos y esquematizaciones vegetales. Guaso (agosto 1977).
269
4.5. Valle de La Fueva
Al suroeste del Viello Sobrarbe se halla La Fueva, subcomarca situada junto al barranco de la Usía, al este del embalse de Mediano, que recoge las aguas del río Cinca. Su capital es Tierrantona y comprende entidades de población como Aluján, Fumanal, Latorre y Solanilla, por citar algunas. Varias localidades del Viello Sobrarbe se hallan ligadas culturalmente a La Fueva, por lo que se observan relaciones morfológicas entre la arquitectura de estas dos subcomarcas. La configuración de su orografía, un valle protegido por cadenas montañosas (las sierras Ferrera, de Campanué y de Gerbe), le proporciona un microclima más benigno que el del Pirineo, proclive para el laboreo agrícola, y unas formas de vida y peculiaridades arquitectónicas que enlazan con las del Somontano. Por otra parte, la rentabilidad de los terrenos agrícolas ha favorecido la introducción de maquinaria agrícola y esa progresiva mecanización ha impulsado los cambios en los hábitos culturales, en la estructura tradicional de las viviendas y, en general, en la fisonomía de los núcleos rurales. Aun así se conservan, más o menos modificadas, buen número de casas rurales, desde las de aspecto más popular a las de carácter más culto, como las casas fuertes, cuyo carácter defensivo se ve reforzado por un torreón de planta circular o cuadrada; destacan en este sentido las dos de Arro y las de Elumo (El humo), Formigales y Aluján. En Fosado Alto, hay dos grupos de casas de gran interés, uno de éstos bien restaurado. Fosado Bajo, Molinos y Banastón son también de Fueva Alta. Si se atiende a sus tipologías formales, en general corresponden al tipo de casa-patio o al de casa-bloque, habituales en Sobrarbe y Ribagorza (Max DAUMAS). Pero, exceptuando el torreón de las casas fortificadas y el patio de la casa-patio (derivación de la villa romana), la casa-habitación tiene una estructura siempre similar y que admite muy pocas variaciones: en planta baja se halla el zaguán, que da paso a la bcxiega, dispuesta en el sótano, y a las cuadras y "corraletas" (zolles), aunque estas últimas dependencias están desapareciendo ya del interior de las viviendas, con las nuevas mejoras sanitarias; también en esta planta podía haber despensas y graneros. En el primer piso se ubica la cocina, con hogar de campana troncopiramidal o bien de tipo francés, y, a menudo, salas con alcobas. En la segunda planta podía haber una sala, un comedor y dormitorios o bien salas provistas de 270
alcobas (estas últimas también han ido desapareciendo con las reestructuraciones de las viviendas). La tercera planta la ocupa la falsa, que se utiliza como trastero, almacén de hierba o secadero de fruta. La falsa disponía a veces de un amplio vano o "solanero" (Rañín) donde se tendía la ropa o se dejaban a secar panochas de maíz y cebollas. Una costumbre generalizada consistía en colgar en el alféizar del "solanero" unos palos dispuestos en sentido perpendicular a la línea de la fachada, donde se apoyaban horizontalmente unos cañizos sobre los que se colocaba fruta a secar, la cual se consumía directamente o servía para elaborar "la liebrada de La Fueva" (se cocía la fruta seca y se le añadía vino). Esta costumbre está también desapareciendo porque el cultivo del frutal ha decrecido debido a la escasez de mano de obra para su recolección. Las construcciones tienen sus paramentos murales exteriores realizados con labores de mampostería de piedra de color ocre, trabada con argamasa de barro ("bardo") que se mezclaba previamente en un "vación"; el sillar se reservaba para los esquinazos. La tabiquería interior se construía con "adoba" confeccionada con "bardo" y paja, o bien cañizos revocados de argamasa de yeso (en Rañín nos explicaron que este último material lo traían de Trillo). En cuanto a los materiales de cubrición pervive todavía la losa de piedra, si bien en limatesas y limahoyas aparece la teja árabe; también hay tejados revestidos por completo de teja árabe (como en el Somontano), y, en muchos casos, ésta se utiliza para retejar, dispuestas sobre cañizos y situadas previamente sobre un lecho de barro. También abundan los tejados de teja completos con este sistema o simplemente a teja vana; el conjunto descarga su peso en la estructura de madera del forjado de techumbre. En la actualidad, el fibrocemento se utiliza ya masivamente para techar granjas y cobertizos. El sistema de construcción de los aleros recuerda también el del Somontano. Pueden ser de tablas sobre canes o de ladrillos formando dientes de sierra o de doble hilera de ladrillos macizos, haciendo volar más la hilera superior. Los forjados de entreplanta emplean lajas de piedra dispuestas sobre los rollizos de madera. Los suelos son de losa en los patios y en las cocinas y de baldosa roja en los dormitorios; las tejas y estas baldosas se realizaban en tejerías locales existentes en cada pueblo, a cargo de "tejeros" venidos de Alicante, que 271
trabajaban por encargo expreso. La solera del zaguán solía ser empedrada, y la de la bodega, de tierra. Por último, las escaleras solían ser de losas de piedra y de "peldaños" de maderaS. También en la apertura de vanos se observa relación con la arquitectura del Somontano, pues son más amplios y numerosos que en el resto del Pirineo. Los hay adintelados o en arco de medio punto, dovelado, pero lo peculiar es la abundancia de balcones, "terraos" o terrazas, orientadas a mediodía (como la de casa Mur, de Aluján), y "solaneros", similares a las solanas generalizadas en zonas de clima benigno. La carpintería exterior ha sido ya muy modificada con la introducción de materiales de origen industrial, aunque todavía quedan vanos cerrados con gruesas hojas de tablazón de madera protegidas por clavos y, en algún caso, puertas provistas de llamadores-tirador, de forja, como el de Tierrantona, consistente en la esquematización de un hombre itifálico, cuyos contornos recuerdan a los usuales relieves en piedra de época romana. En ambos casos puede pensarse en su intención profiláctica y su antecedente remoto podría hallarse en los "cipos" de la arquitectura etrusca. En la distribución interior el núcleo principal de la casa sigue siendo la cocina, actualizada con la introducción de electrodomésticos, de modo que han ido desapareciendo los hogares de campana, aunque aún quedan ejemplares, a veces aislados tras tabique y puerta (casa M'lr, de Aluján) o como pieza museística (conocemos una caso en Rañín). La falda de la chimenea tiene forma de pirámide truncada, cuenta con hogar central y bancos alrededor de tres de sus lados. Es más frecuente encontrar todavía hoy hogares de tipo francés, cuya emoocadura se refuerza con un bloque de piedra arenisca tallada en arco rebajado. A cada lado del "fogaril" (hogar) se ubicaba un bloque de piedra también arenisca y una cadiera; junto a la base del llar, una plancha de hierro servía para recoger la ceniza. Entre los utensilios del hogar se hallaba la "cremalleta", cadena rematada en un gancho donde se colgaba el caldero para preparar la pastura de los animales del corral; el "tedero", en forma de bandeja, que pendía de la
S
272
Según la información facilitada por José M." Sillés, de Rañín.
falda de la campana, y, en el interior de ésta, el "hierro travesero", del que se colgaba el cremallo y al que se atribuía la misión protectora de "no dejar entrar a nadie". El fuego se encendía con astillas procedentes de una "toza de tieda" (tronco de tea) que se guardaba con este fin hasta que se gastaba; las "tiedas" se colocaban en el tedero, que era el sistema de alumbrado, y de éste se cogían para encender el fuego, que también podía hacerse recurriendo a ramas de aliaga. Por la noche se envolvía el rescoldo con las cenizas, y cuando se apagaba el fuego se hacía una señal sobre las mismas con el badil. En Navidades se encendía la "tronca de Navidad", que se bendecía con vino; el resto de tizón que quedaba se guardaba, pues se le atribuían virtudes protectoras contra enfermedades o desgracias. La ceniza se conservaba en un "roscadero" (cesto de mimbre) y servía para hacer la colada, ayudándose de un "picarret" (recipiente de madera) con el que recogían el agua para volverla a calentar en el hogar. El agua lejiada se utilizaba a lo largo del año a modo de champú. La colada se hacía tres o cuatro veces al año, y para ello se reunían las mujeres del pueblo, de modo que, pese a ser un trabajo duro, llegaba a convertirse en una fiesta colectiva, alegrada con vino. La ropa se golpeaba con la paleta para obtener mejores resultados 6 . La cocina se escobaba diariamente, pero el fregado de suelos se espaciaba más. Los muros se blanqueaban todos los años para San Pedro Mártir (Aluján). Como motivos ornamentales en apariencia, pues suelen poseer carácter apotropaico, abundan las esquematizaciones solares en forma de lauburu (ej. arquerías y celosías de casa Mur, de Aluján, y en el techo de la cocina de casa Perico, en Rañín). Este motivo se ha considerado de remota ascendencia celta, propagado por Europa durante las invasiones bárbaras y arraigado en el País Vasco, pero la realidad es que puede observarse en ornamentaciones de la cultura material de muchas civilizaciones agrícolas (Alemania, Rumanía, etc.). Entre los ajuares de las viviendas destacan los relojes de carrillón de
6
Según la infonnaci6n facilitada por José M.I Sillés, de Rañín.
273
origen francés (el de casa Perico, de Rañín, se trajo al hombro por el "Portillón" de Benás). Para proteger la vivienda y la cuadra se colocaba en las ventanas una rama de "olivera" bendecida el Domingo de Ramos, y para defender la casa de las tormentas se recurría a la vela de Jueves Santo (Aluján) o a la de la Candelaria (Rañín). En Rañín, el cura salía a la puerta de la iglesia y bendecía la atmósfera en varias direcciones, mientras el sacristán sostenía una vela encendida y tañían las campanas. Antes de implantarse la mecanización del campo, se plantaba un ramo bendecido en los sembrados y se rezaba a Santa Bárbara un Padrenuestro y un A ve María, así como la oración siguiente: «Santa Bárbara bendita, que nos guarde de piedra y niebla como nos ha guardado hasta ahora».
Cuando se cosechaba, el que encontraba el ramo debía rezar un Padrenuestro y un A ve María a San Pedro Mártir; a continuación se bebía un rato. La introducción de las cosechadoras ha eliminado este hábito cultural, o al menos la segunda parte del mismo, pues el plantado del ramo y la oración previa son tradiciones aún parcialmente vivas. Otra costumbre era la denominada "quitar la cuaresma": el cura pasaba por las casas, echaba un responso y con agua bendita bendecía la "corraleta" (antes situada en la planta baja), por lo que se le gratificaba en especie (con huevos). Existía la creencia popular de que las brujas entraban por la chimenea; por eso, algunas se coronan con una piedra denominada "espantabrujas" que puede adoptar distintas formas (circulares, de cabeza de animal, antropomorfas, etc.). Todas las desgracias domésticas se atribuían a las brujas. En el interior del "fogaril" de casa Mur de Aluján hay una representación del disco solar que podría tener carácter defensivo en este sentido y quizás suceda lo mismo con las esquematizaciones solares antes citadas. U na costumbre generalizada consistía en colocar una bandera cuando se terminaba la construcción de la casa; entonces se procedía a la inauguración, a la que se invitaba a los operarios que habían intervenido en las obras. 274
En el sótano de las casas solía haber bodegas, abovedadas y con solera de tierra, como en Rañín; ahora es uno de los espacios domésticos más revitalizados por la costumbre de realizar reuniones y meriendas en su intenor. En las proximidades de las casas se conservan buen número de pajares en buen estado, con aleros peculiares a base de volar la cubierta sobre la línea de fachada en un amplio voladizo (ej. Solipueyo, Buetas, Formigales). También abundan los pozos para extracción de agua; en efecto, cada pueblo tenía uno o más de uso conjunto, e incluso alguna casa contaba con un pozo particular situado en la bodega (ej. Buetas, Elumo, Humo de Muro). Suelen ser de planta circular, paramentos murales de mampostería y cubierta cónica revestida de losas de piedra.
Ejemplo Casa Mur (Aluján)
Casa fuerte con organización defensiva en el exterior. Sus propietarios, los Mur, tenían relación con Aínsa (Viello Sobrarbe). Consta de una torre de planta cuadrada, como otras muchas conservadas en Sobrarbe, adosada a la casa, que, por su estructura, parece medieval, aunque se elevara en el siglo XVI. Tal como observara GARCÍA GUATAS, todavía se conservan restos de otras dos torres cuadradas que defienden diferentes flancos de la casa. Este tipo de torres es frecuente en Sobrarbe desde el período románico y su aspecto externo y detalles constructivos han pasado a la casa rural, según ha observado A. t: AST ÁN. Torres de este tipo se conservan en lugares como Oto y Fanlo (valle de Broto), Arcusa y Bergua (Viello Sobrarbe). Casa Mur, pese a ser una casa solariega, no difiere en cuanto a su estructura interna de otras muchas viviendas de Sobrarbe o Ribagorza, pues pertenece al prototipo de casa-patio, según la terminología apuntada por Max DAUMAS. Sus muros exteriores son de piedra tallada en mampuestos, con esquinazos de sillar. La torre se halla en uno de los flancos contiguo al patio, que queda en el centro del conjunto de construcciones. Está solado con lajas y tiene un banco de obra junto a la puerta de acceso a la casa-habitación, la cual se dispone del siguiente modo: 275
Planta baja: Zaguán, donde se conserva una pila de aceite; a la izquierda, la bodega, con grandes cubas de 200 litros de capacidad. Primer piso: Gran sala con alcobas separadas por cerramientos adintelados. Una cocina moderna se ha situado junto a la gran chimenea, aislándola tras un tabique y una puerta; tiene campana en forma troncopiramidal, hogar central, bancos en tres de sus lados y suelos enlosados. El "hogaril" todavía conserva el "cremallo". A continuación de la antigua cocina se halla una despensa. Entre el mobiliario conservado destaca un armario de puertas talladas, situado en la sala, por la cual se sale a una terraza o "terrao" orientado a mediodía, de suelos revestidos de lajas. El resto de la casa no nos fue mostrado.
El microclima benigno de La Fueva se presta al laboreo agrícola. Campos de Troncedo (abril 1981).
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Pajar de casa Buí/, en Buetas, con cubierta de teja árabe (abril 1986) .
Por la planta baja se accede a los "zolles" o pocilgas, ¡abor que realiza esta mujer de casa fluí/, en Buetas (junio 1986).
Prototipo de casa-patio en Fosado Alto (mayo 1986).
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Los vanos son amplios y numerosos. Casa Buil, en Buetas Uulio 1986).
Una caracterĂstica "casafuerte" con torreĂłn defensivo. Elumo (abril 1986) .
Pervive la losa de piedra en las cubiertas. Fosado Uunio 1986) .
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La solera de la bodega suele ser de tierra, como en ésta de estructura abovedada de casa Perico, en Rañín (abril 1986).
Este vano de 1669 todavía sigue imitando en su dintel la talla del arco carpanal apuntado tan generalizada en todo el Pirineo . Fosado (mayo 1986).
Llamador "itifálico" de Tierrantona (mayo 1986) .
Uno de los característicos pozos de planta circular y cubiertos por fal sas cúpulas de losas. Elumo (abril 1986) .
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S.RmAGORZA
Los ejes geográficos que centran la vida de relación en Ribagorza son los valles del río Ésera y su afluente, el Isábena, que ha sido desde hace tiempo la arteria principal, de ahí la existencia sobre sus orillas del antiguo obispado de Roda. Desde el punto de vista arquitectónico, en Ribagorza pueden definirse dos zonas: la primera, más norteña, es la que abordamos en este volumen dedicado al Pirineo; la segunda, situada al sur, estaría más emparentada con el Somontano. Tipológicamente, la vivienda en Ribagorza no difiere, en planta, de los prototipos a los que hemos aludido en el capítulo dedicado a Sobrarbe y que fueron codificados por Max DAUMAS: la casa-patio y la casa-bloque; sin embargo, sí surgen diferencias de matiz que analizaremos a continuación. Desde el punto de vista funcional (pese a su apariencia decorativa) , es peculiar la serie de resortes defensivos que posee la vivienda ribagorzana: gran número de rejas dispuestas incluso en lugares elevados y a simple vista inaccesibles; "pastiellos" o picaportes de madera o de forja; clavos que refuerzan la protección de las puertas, y curiosos llamadores. También peculiar resulta la existencia en las casas de Ribagorza de salas-comedor rectangulares, en cuyo centro solía ubicarse una gran mesa de unos 3 x 1,50 m provista de dos bancos de madera situados a cada uno de sus lados mayores. En esta estancia podía haber un reloj de carrillón de 281
origen francés, que, como sucede también en Sobrarbe, era de los traídos de "estraperlo" a través de la frontera con el país vecino. Los diferentes elementos que componen la vivienda reciben términos específicos en fabla ribagorzana, los cuales hemos recogido con la mayor minuciosidad posible.
5.1. Valle de Benás En la alta Ribagorza se halla el valle de Benás, entre el nacimiento del río Ésera y el congosto de Ventamillo. Es una zona de alta montaña dominada por el pico del Aneto (3.404 m) al Este y la sierra de Chía (2.365 m) al Oeste y surcada por profundos valles y circos glaciares. El 24-VII-1970 fue declarada «paraje pintoresco» por Bellas Artes, lo que le asegura cierta protección. En sus montes, de utilidad pública, abundan las hayas, abetos y pinos, en las zonas altas, y en las bajas, robles y quejigos. El fondo del valle se divide entre las praderas para pasto, enclaves agrícolas y trazados urbanísticos de núcleos como Ansils, Benás y Sahún; otros eligen enclaves escarpados, como Liri o Cerler (éste, situado a 1.540 m de altitud, es el pueblo dispuesto a más altura de Aragón). Otros núcleos como Castejón de Sos, Eriste, Sesué y Villanova poseen relativo interés. Ansils es especialmente interesante desde el punto de vista arquitectónico. Fundado en el siglo XIII, es de origen infanzón y cuenta cón un buen número de casas nobiliarias del siglo XVI y otras de época anterior pero con ampliaciones importantes realizadas en los siglos XVI y XVII, con motivo del esplendor económico que caracteriza a esta etapa. Estas casas nobiliarias presentan una estructura similar a las populares, aunque con una mayor separación de funciones para diversificar sus distribuciones, y cuentan además con buen número de elementos cultos de influencia en sus detalles ornamentales yen su ajuar. En Benás sucede algo parecido, pues también abundan las mansiones señoriales góticas y renacentistas. En cualquier caso, tanto éstas, de carácter culto en buena medida, como la casa rural autóctona, se adaptan a unas necesidades agro-pecuarias y consecuentemente no difieren demasiado desde el punto de vista estructural, aunque sí en cuanto a la calidad de los materiales, acabado y decoración. 282
En síntesis, estas viviendas con funciones agrícolas y ganaderas pueden dividirse en casas ricas, casas de nivel económico medio y casas pobres, ateniéndose al tamaño de las mismas, al número de empleados y cantidad de tierras y ganado de que disponían. Las primeras, "solariegas" o "fuertes", añaden a su estructura tradicional una torre en esquina, generalmente cuadrada en este valle, que les confiere un aspecto militar-defensivo, tal como analizara GARCÍA GUATAS. Una tercera clasificación correspondería a un nivel medio-acomodado, con un carácter más marcadamente popular. En general, todas éstas constan de tres o cuatro plantas y, tal como escribe DAUMAS, se pueden ordenar en dos tipologías: la casa-patio o casa abierta y la casa-bloque. El primer tipo, la casa-patio, tiene en planta baja la "entrada" protegida por un pórtico, a continuación de la cual se halla el patio descubierto que da acceso a los pajares. Tras la "entrada", encontramos a menudo un espacio porticado junto a la casa-habitación y, a veces, la masadería. Próxima a aquélla suelen ubicarse la bodega, las caballerizas y la pocilga. En el zaguán de la casa se halla una escalera (con peldaños de piedra o de madera) que aísla la zona de la vivienda del resto de las construcciones, pues se trata de un espacio compartimentado y cerrado en su parte más elevada por una puerta provista de un fuerte "pastiello". En el primer piso, o bien hay un "recibidó", o se accede directamente a través de la cocina, la cual suele contar con "fogaril", en general ya con campana de tipo francés, pues las "cocinas de hogar bajo" han ido desapareciendo en el transcurso del siglo XX, si bien aún hemos visto alguna de campana troncopiramidal. Lo más característico de esta planta es la "sala-comedor", que se utiliza para recepción de visitas "de cumplido" y para acontecimientos sociales (bodas, bautizos, comuniones y velatorios). Es de trazado rectangular yen torno suyo se disponen las alcobas o los cuartos, compartimentados y separados de la sala por puertas; entre éstos suele haber una pequeña sala de estar para reuniones más íntimas y, al fondo, en uno de los lados cortos, el llamado "cuarto del suelo" (o cuarto final), que constituye la habitación principal, la de los dueños de la casa, con sus alcobas. En los últimos pisos suele hallarse el "resbost" o despensa, utilizada también como secadero de jamones; la falsa, que se empleaba como trastero o lugar para guardar los aperos de labranza y para almacenaje de grano, y el 283
granero, donde se depositaba el pienso de las caballerías. Un espacio denominado "fort", situado en distintos lugares de la casa, en planta baja o en los últimos pisos, debe su nombre al horno que albergaba. Estos hornos, en los que se elaboraba pan o cal, ya no se utilizan, pero todavía se conservan, lo mismo que sus chimeneas, que se aprecian en el exterior. La casa-bloque es menos peculiar: el zaguán se halla en planta baja y al fondo se sitúan las cuadras; la escalera da paso a la zona destinada a vivienda en el primer y segundo piso, y el último cobija la falsa. Las casas se han ido remodelando interiormente poco a poco para adaptarse a las necesidades actuales. Se les han ido incorporando instalaciones sanitarias y cocinas "económicas"; con lo que puede afirmarse que, en general, el grado de confort es óptimo. En Benás, muchas viviendas han sido rehabilitadas para su utilización en épocas de afluencia turística: la estival y la de innivación. Los estilos góticos y renacentistas son los más arraigados en los modos constructivos, pero generalmente la casa rural es difícilmente clasificable por su intemporalidad desde el punto de vista estilístico, si bien estructuralmente la tipología de la casa-patio presenta reminiscencias de la villa rústica romana. Como en el valle de Tena, aparece algún relieve de la corriente neoclásica francesa; otro tipo de relieves enlaza con la tradición cultural vasco-navarra (Benás) y es frecuente encontrar lauburus sobre la clave de las portadas (casa Francisco Sierra, en Benás). En ese mismo lugar o sobre el dintel de la puerta de acceso a la casa se halla la inscripción alusiva a la fecha de construcción o de remodelación de la misma. El material empleado para los paramentos murales exteriores es la piedra pizarrosa grisácea del Paleozoico, mientras que como material de cubrición se utilizan las láminas de pizarra, en ocasiones mezcladas en una misma superficie con lajas de piedra. También hallamos cubiertas enteras de este mismo material. Actualmente se utiliza el fibrocemento en su color original. Los aparejos más frecuentes en las fachadas son la mampostería y el sillarejo o sillar, éstos usados ocasionalmente en los esquinazos o en las embocaduras de los vanos. Para los forjados de entreplanta se emplean vigas de madera y "revoltons" de piedrecitas o de losas asentadas con yeso o "tosca" dispuesta de canto y ensambladas asimismo con yeso. Los forjados de techumbre se 284
realizaban con tablas apoyadas sobre los rollizos, sobre las cuales se clavaban las lajas de pizarra con clavos manuales de herrería. La pizarra se extraía de canteras próximas (en Ansils, de la "partida del tosquero") o la piedra (de los montes próximos). Las cubiertas no presentan demasiada pendiente, aunque persiste una ligerísima doble inclinación. Como en el valle de Tena, y también por relación con el país vecino, Francia, aparecen aquí asimismo lucernas, aunque en una proporción menor que en dicho valle. En las casas aisladas o separadas mediante "callizos", las cubiertas vierten hacia los lados, y en las viviendas entre medianerías, hacia la calle. Las casas-patio, de volúmenes más complejos, adquieren una mayor diversificación en las direcciones que adoptan sus cubiertas. Los aleros descansan sobre tablas y canes o sobre los mismos rollizos de la cubierta; en las casas de mayor potencia económica, decoradas con más detalle, los canes se molduran. En cuanto a los vanos, abundan las puertas en arco de medio punto doveladas o adinteladas, con sillares; pero en las zonas más rurales se prefieren los dinteles fabricados con madera de fresno o "freixa", la cual, si se recoge verde, puede moldearse en forma de arco. Hay ventanas cuya embocadura se realiza con sillarejos, y en algún caso el dintel imita en su labra un arco carpanel apuntado. Para proteger las ventanas son usuales las rejas, que llegan a colocarse incluso en las de los pisos más altos; también abundan las contraventanas (como en el valle de Tena) de doble hoja realizadas en madera. Los armazones de las ventanas más antiguas carecen de vidrios; se constituyen por tablas reforzadas por travesaños y van provistas de un ventano de dimensiones reducidas. La puertas recurren frecuentemente a un tipo de hoja que ocupa todo el vano y en cuyo centro se abre otra más pequeña y rectangular. La vivienda se protege del exterior, además de con las rejas ya citadas, cerrando sus puertas con dispositivos de seguridad, como "pastiellos" o picaportes. Elaborados en madera en las casas más populares, en las más ricas destacan los trabajos de forja, tanto en los pestillos como en los goznes o "alguases", clavos y llamadores. De éstos, los hay en forma de anilla plana con decoraciones incisas (similares a los de Botaya, en Tras de 285
Oroel), en fonna de contorno de "pera" (parecidos a los de San Juan de Plan, del valle de Chistau), de esquemas animalísticos (casa Caseta, en Liri) y, por último, uno muy peculiar en Benás que recurre a la esquematización de hombre itifálico (al parecer, los ejemplares conservados fueron hechos por un herrero de Barbastro a principios de siglo). En cuanto a otros detalles de acabado de las viviendas, los patios van solados con cantos rodados o lajas de piedra; también las cocinas acostumbran a solarse con lajas, pero en el resto de la casa se recurre a las tablas de madera ensambladas. Entre el ajuar doméstico, sobresale la ollería procedente de Benabarre y Naval; las calderas, calderos y "calderets" (distinguiéndolos así según su tamaño); las arcas y "saladeras", éstas para la salazón de jamones. Entre la ropa de cama, destacan las mantas procedentes de Pont de Suert. Los barriles de vino quedaban cerrados hennéticamente con barro y, cuando éste se hallaba todavía blando, se trazaba en su superficie una cruz como medida profiláctica. Las fonnas más habituales de protección de la casa, así como otros aspectos etnográficos, han sido estudiados por José LISÓN HUGUET, a cuyo trabajo recurrimos a continuación: Cuando se iba a construir una casa se llamaba al sacerdote para que, previamente, bendijera el terreno; una vez finalizada la obra, éste acudía de nuevo para bendecir la construcción. El amo de la casa invitaba a éste y a los obreros que habían intervenido en las obras a una merienda. En la puerta de la casa, y como medio de protección contra las brujas, se colocaba un cardo dorado recogido la noche de San Juan. En este mismo lugar se disponían también una cabeza y unas garras de halcón, aunque hoy no se tenga constancia de si lo utilizaban como adorno o como amuleto; todavía se recuerda este refrán: "El que sabe dónde hay un nido de "falcón" y coneja a una casera pasa buena primavera" .
Hoy, en la puerta de la casa se coloca un ramo de olivo bendecido el Domingo de Ramos "para evitar todo mal". En general, la casa como edificio se protege contra cualquier calamidad encendiendo velas utilizadas el día de la Candelera o rociando sus estancias con agua bendita. 286
Para preservar la vivienda cuando se acercaba una tonnenta se encendía una mata de "espígol" (espliego) y se tiraba por la ventana, junto con un puñado de sal, y se hacía la señal de la cruz de cara hacia donde se aproximaba la tonnenta; si se preveía una granizada, se volteaban las campanas de la iglesia. La puerta principal de la vivienda se escobaba tooos los días para alejar los malos espíritus. Al entrar y salir de la cocina, los niños principalmente debían pronunciar la frase: "Ave María Purísima"; si a éstos se les olvidaba, se les increpaba: "i Sal a la puerta y vuelve a entrar! En la cocina, cuando no se encontraba algo o se hallaba desordenado, era a causa de que "algún alma de la casa lo hacía, ya que faltaban misas y oraciones". En el cajón de la mesa, se procuraba que al irse a donnir siempre hubiera pan "para las almas del purgatorio"; al echar sopa al puchero, se vertía una medida más: "esta última para las almas del purgatorio". tI.
Se consideraba que no era bueno escupir al fuego, pues se decía "trae mala suerte"; al apagarlo, se marcaba la ceniza con una cruz para "alejar los malos espíritus", y, una vez apagado, colocaban sobre aquélla el badil y la tenaza fonnando una cruz, mientras decían "Padre, Hijo y Espíritu Santo". Cuando algún animal pequeño se escapaba de la casa, si volvía o se recuperaba se le daban tres vueltas alrededor del "cremallo". Lo mismo se hacía cuando llegaba a casa por primera vez. No se consentía que aquel utensilio estuviera en movimiento: "el cremallo hay que pararlo enseguida, ya que si no trae mala suerte". En cuanto a los hábitos higiénicos de la casa, la habitual colada de la ropa blanca solía hacerse una vez al año, generalmente para las vísperas de las fiestas mayores. Era común que cada casa poseyera un "bugadero" (cubo grande), que podía ser de madera de encina o de cinc, en el que se colocaba la ropa sucia previamente remojada en jabón producido en casa a base de grasas animales. Cuando el "bugadero" estaba lleno de ropa, se cubría con una sábana de cáñamo para depositar sobre ésta ceniza fría que se convertiría en lejía cuando se vertiera encima el agua hirviendo, la cual, una vez traspasada toda la ropa, salía por un agujero del cubo ("forau del bugadero"). Esta operación se repetía continuamente en una jornada de unas diez a doce horas de duración. 287
Otro procedimiento consistía en llenar el "bugadero" de ropa, pero sin cubrirlo con la sábana; se limpiaba la ceniza y se vertía en una caldera llena de agua, haciéndola hervir, tras lo cual se la dejaba reposar durante la noche y, al día siguiente, esta misma agua hirviendo se vertía sobre la ropa. Con tres o cuatro horas de continuo vertido, la colada ya estaba terminada. También en este caso era imprescindible echar el agua siempre hirviendo. Con estos procedimientos citados se lavaba solamente la ropa blanca, pues la de color se hacía a mano y siempre con el agua sobrante de cualquiera de ambas operaciones. Para limpiar los suelos y los muebles de madera, en Ansils nos dijeron que se recurría al procedimiento de utilizar "tosca" desmenuzada.
Ejemplas Casa Suprián (Ansils)
Casa de infanzones fundada en el siglo XIII cuyo nombre deriva de Ciprián; pertenece a la familia de los Azcón. Se trata de una arquetípica casapatio, de las habituales en Sobrarbe y Ribagorza, y consta de tres alas que aluden a su separación de funciones, jerarquización y estratificación social. Estas alas, que se disponen alrededor del patio descubierto, tienen misiones específicas: la primera alberga el pajar y la cuadra; la segunda, a continuación, era la dependencia para los criados, y la tercera, la principal, constituye la casa-habitación de los dueños. Su fachada, de mampostería, estaba revocada antes, pero hoy, implantada la estética de los materiales desnudos, ha sido repicada y la piedra queda a la vista. Posee vanos adintelados o en arco rebajado y una puerta en arco de medio punto dovelado; el dintel de una de sus ventanas se decora con una paloma tallada en bajo relieve (quizás posea carácter apotropaico) . Sus cubiertas se revisten de pizarra, y la torre cuadrada que hay entre las alas de habitación se cubre con chapitel apiramidado provisto de doble inclinación en la zona del alero. En planta baja, 12. casa-habitación de los dueños cuenta con una caballeriza con entrada independiente pero contigua al "patio" o zaguán, y de éste arranca el primer tramo de la escalera. 288
En el primer piso pervive la antigua cocina, aunque su hogar de chimenea francesa se haya transfonnado en un armario. Lo más interesante es la sala-comedor, en cuyos largos muros se abren las puertas que daban paso a las alcobas y a una pequeña sala de estar, y, al fondo, se conserva el llamado "cuarto del suelo", habitación principal, de los dueños de la casa, con sus correspondientes alcobas. En uno de los lados largos, donde antes había una serie de habitaciones en hilera o "enfilade", aparece ahora un pasillo que conduce a las instalaciones sanitarias actuales de la casa. Esta transfonnación tuvo lugar en el siglo pasado; de hecho, los pasillos se introdujeron en las distribuciones de las viviendas en época napoleónica. En el último piso se halla el "rebost", que se utiliza como secadero de jamones. Otro elemento interesante es la "solana" situada en la parte posterior del torreón y con acceso directo a la era a través de una escalera que salva las diferencias de nivel. Sobre la "solana", el "andadó", un balcón situado en el piso superior y protegido por un tejadillo.
Casa Caseta (Liri)
Casa de agricultores muy rústica y sin claves para su fechación. Se trata de una construcción popular de las de tipo casa-patio. Aparece cercada en el exterior con un muro de mampostería que se prolonga en la fachada de la misma casa. Los vanos son escasos y pequeños, salvo los balcones, mayores pero de apertura reciente. En una ventana, el dintel aparece labrado imitando un arco conopial del gótico tardío. En planta baja (fig. 47), a la izquierda de la "entrada", se halla el "fort" , un patio porticado que da acceso a la casa y que va solado con cantos rodados, pero que debe su nombre al que da paso. Tras éste se sitúan la pocilga y la bodega; también desde el "fort" se accede a la masadería. Frente a la puerta de entrada a la casa se halla la escalera de losas de piedra, al final de la cual una puerta provista de "pastiello" cierra el paso al primer piso (fig. 48) . En él se sitúan la cocina, con chimenea francesa, y la sala, los "cuartos", el "rebost" o despensa y varias salas con alcobas. Segundo piso : Falsa.
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Fig. 47. Planta baja. Casa Caseta . en Liri.
Fig. 48. Planta primera. Casa Caseta. en Liri.
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Casa Retrán (Villano va)
Se trata de una casa-patio que albergaba espacios destinados a su doble función agrícola-ganadera más la vivienda, que aún se halla en buen estado. Correspondería a un nivel económico de tipo medio-acomodado. Aunque está fechada en 1671 (según consta sobre el dintel de la puerta de la casa), su fundación sería anterior, pues se conservan capitulaciones de hacia 1500. El volumen que se destina a casa-habitación da al patio central. En planta baja, el zaguán deja paso a la bodega y al arranque de la escalera. En el primer piso se halla el "recibidó" y la actual cocina, separada por una mampara de la "cocina del hogar bajo", de campana troncopiramidal y "fogaril" de doble altura, con tizonera y plancha. Del "recibidó" se accede a la "sala" por un pasillo, ésta de planta rectangular y con alcobas dispuestas en los lados largos y cerradas por puertas. Segundo piso: Dormitorio de matrimonio segundón, que heredaba una pequeña parte de la casa, llamado "cabalero" en algunos lugares. También aquí se halla el "fort" , en este caso una habitación con horno de pan. Tercer piso: Granero y falsa.
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Placeta Diamó en Castejón de Sos (abril 1986).
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Modelo de casa-fuerte, la de Francisco Sierra, en Benรกs (junio 1982).
Espacio porticado junto a la "casahabitaciรณn". Casa Francisco Sierra. Benรกs (julio 1982).
En algunos zaguanes se conservan arcos de este tipo. Les Arlwdes. Benรกs (julio 1982).
Escalera con barandado de madera de barrotes torneados. Casa Francisco Sierra. Benรกs (julio 1982).
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Escalera con peldaĂąos de piedra. Les Arkades. BenĂĄs (julio 1982).
Cubierta revestida de lajas de pizarra. Liri (julio 1982).
Exterior de casa Caseta , en Liri (agosto 1982) .
Puerta del recinto exterior de casa Caseta, en Liri (agosto 1982).
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Sala-comedor de casa Supriรกn, en Ansils (septiembre 1985).
Vista posterior del exterior de casa Supriรกn, en Ansils (septiembre 1989).
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Llamador de casa Caseta, en Liri (agosto 1982).
Pestillos del exterior de casa Caseta , en Liri (agosto 1982).
Interior del patio de casa Caseta, en Liri Uulio 1982).
Patio de la casa-habitaciรณn de casa Caseta. Liri Uulio 1982).
Horno de casa Caseta, en Liri Uulio 1982).
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Escalera de la casa-habitaciรณn de casa Caseta. Liri (agosto 1982).
Pestillos del interior de casa Caseta . Liri Uulio 1982).
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5.2. Zona de Campo-valle de Bardají También en la cuenca del Ésera, al sur del valle de Benás, se halla la zona de Campo en torno a la villa homónima. En muchos aspectos puede considerarse ya prepirenaica o limítrofe con el Pirineo, también desde el punto de vista arquitectónico. En este valle amplio y horizontal se enclavan, entre otros, Abi, Beleder o el mismo Campo. En el valle de Bardají, núcleos como Llert conservan su carácter rural. Esta zona se comunica con el valle de Benás por el estrecho congosto de Ventamillo, que parece yugular dos paisajes geográficos y arquitectónicos diferentes. Aquí, en los núcleos con un carácter más rural las viviendas se construyen aisladas unas de otras, pero en los de carácter urbano (el caso de Campo) se alinean formando calles unidas por su muro de medianería y con el caballete dispuesto en sentido paralelo a la línea de fachada. En este caso se cubren con tejado a doble vertiente, y en el anterior cabe alguna variante; lo que ha desaparecido ya es la doble inclinación de las cubiertas que se observaba en el alto Pirineo. Se trata de casas generalmente individuales y propias de una actividad agrícola, ganadera o mezcla de ambas, salvo en Campo, que tiene un carácter más urbano por su calidad de cabecera comarcal. La zona de Campo, muy abierta al exterior, recibe influencias exógenas, con lo que sus modos de vida tradicionales han ido cambiando; es por ello por lo que la estructura de las casas se halla ya bastante modificada, salvo en los pueblos más apartados, donde aún se conserva alguna sin remodelar, como en Beleder (núcleo de donde surgió el primitivo poblamiento de Campo) yen Abi. En estos poblados cuya economía es de mera subsistencia las condiciones higiénicas de las viviendas son escasas; en efecto, las reformas en las cocinas y la incorporación de aparatos sanitarios se han ido realizando muy lentamente. Las casas cuentan predominantemente con dos pisos (a veces tres) y se distribuyen del modo siguiente: en planta baja, la "entrada" da paso a la bodega y las cuadras, en algún caso constituidas por espacios abovedados. A estos recintos se les denomina "vueltas" o "vueltetas", según su tamaño, y reciben su nombre del tipo de cubrimiento. En el primer piso se halla la cocina con hogar, que en muchos casos tuvieron chimenea de tipo troncocónico, pero que han ido sustituyéndose por los de tipo francés. La sala con297
tigua se utilizaba como comedor y disponía de alcobas; en esta planta había también "cuartos". En el último piso se encontraban la falsa y la masadería, provista ésta de horno abovedado. En los sistemas constructivos hay pervivencias del Románico, fundamentalmente en la utilización de bóvedas de medio cañón a las que aludimos antes. Del mismo modo que no se hallan algunas constantes propias del Pirineo, también en las cubiertas va desapareciendo progresivamente la laja de piedra, que todavía se da, en beneficio de la teja árabe. Ésta se dispone a teja vana, es decir, directamente sobre los rollizos de la techumbre, en sentido longitudinal y paralelo a los mismos, y se deja la concavidad de las tejas canales en el espacio existente entre éstos. Materiales modernos como el fibrocemento en su color natural se emplean en remodelaciones y ampliaciones. El material preferido para los muros exteriores es la piedra tallada en mampuestos, muy a menudo revocada y enlucida, y para los forjados es frecuente la realización de bovedillas de cañizo revocado de yeso, que se sitúan entre los maderos que conforman la estructura de la entreplanta. La madera, por tanto, se reserva para los forjados de techumbre y entreplanta, así como para los muros de las zonas altas, en que aparecen entrepaños de madera y relleno de adobe. La presencia de este último material y de la teja indica que hay ya influencia por proximidad y relación geográfica con el Somontano. Asimismo, se utiliza la madera de "chinebro" para los dinteles de los vanos. Éstos son frecuentemente adintelados y se enmarcan en alguna ocasión con jambas; alféizares y dinteles de sillar labrados en un solo bloque. Las hojas de las puertas exteriores llevan "alguazons" o goznes de forja y giran sobre pivotes o "comilleros"; las del interior de la casa eran de poca altura y talladas. Desde el punto de vista de la creación de espacios, destaca el destinado a sala-comedor por su amplitud; aquí solía haber una gran mesa de unos 3 x 1,50 m en torno a la cual se desarrollaban las reuniones familiares y, a menudo, un reloj de carrillón de origen francés. En un lugar próximo se halla la cocina; aún perviven las "chimineras" u hogares, de tipo francés, con sus "picoyos" o morillos. 298
El mobiliario destaca por su sobriedad; así, en los "cuartos" y alcobas podía haber camas o camastros. En el cuarto de la masadería, que podía estar situado junto a la falsa y donde se hallaba el "forno", se guardaba el "arca de masar", el "torno" y el "reparador". El "reposte" o despensa servía para almacenar y curar jamones durante todo el año, salvo los días de Semana Santa, desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, en que se trasladaban a otro lugar "para que no se malmetieran". Algunas casas producían vino, pero no era muy frecuente debido a la escasez de uva; aún se conservan "pisaderas" y "prensaderas". La bodega solía situarse en la planta baja. Como medida de higiene, sin descartar su valor ornamental, las casas se blanqueaban con ocasión de las fiestas del pueblo. La limpieza de la vivienda se hacía diariamente, barriendo con escobas manufacturadas con ramas de "buitxo". Durante la Navidad, hay un día en que se enciende el fuego de modo especial, el de Nochebuena; en el hogar se deposita un leño grueso de carrasca ("caixigo" o "caxín") que va quemándose lentamente y que aquí recibe el nombre de "cantón" (en otros lugares es la "tronca" de Navidad) y se deja turrón al alcance de los niños. Se encendía también una gran fogata de Navidad, desde Nochebuena a Año Nuevo y Reyes. Al entrar alguna persona nueva a la vivienda no se celebraba ningún rito, pero sí en cambio era habitual que la Semana de Pascua pasara el cura bendiciendo las casas, a cambio de lo cual recibía comida y dinero. Constituía éste un rito de protección benéfico para la casa, sus moradores y los animales que se encontraban en el establo. Cuando era inaugurado uno de estos establos, se hacía bendecir asimismo por el cura del pueblo para proteger a las bestias de enfermedades y de otros animales dañinos. Como medida profiláctica contra las tormentas se procedía del siguiente modo: se arrojaba al fuego del hogar un poco de sal diciendo: "Santa Bárbara bendita". Otro sistema consistía en encender dos velas: la de Semana.. Santa y la de San BIas. El ramo de olivo que había sido bendecido el Domingo de Ramos, así como el "alegreu" (acebo), eran colocados en las casas y los campos para protegerlos de las tormentas. También se cogía agua bendita la víspera de Pascua y se bendecían la casa y el ganado antes de salir al monte. 299
Cuando hay un animal enfermo se reza de rodillas, con la cabeza descubierta y cogiendo a éste por la pata, la oración de "esconchurar" (conjurar): "Dios es muerto . Dios es nacido. Dios ha resucitado. Dios al cielo subió . Virgen de la Santísima Trinidad nos cure este animal".
A continuación puede rezarse un Credo. "Por la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo en la Cruz" .
Como remedio curativo contra la peste y otras enfermedades se utilizaban culebras blancas y amarillas (la negra no sirve); una vez muertas, despellejadas y secas, se daban a comer con sal a los animales y guisadas en caldo a las personas. Cuando los mozos iban al servicio militar se llevaban "la bolseta de la culebra", en cuyo interior se conservaba culebra machacada junto a una bolsa de alcanfor. En alguna ocasión la casa era objeto de prácticas religiosas: cuando moría alguno de sus habitantes, al amortajarlo se ponía un plato de sal y unas llaves "para que no se hinchara". Se consideraba de mal agüero calzar al difunto y la razón que esgrimían era: "llama a la muerte de otro". También hay un pájaro considerado de mal agüero, que es el cuervo (relacionado con la muerte). Cuando hay un difunto en la comunidad "hasta los perros lloran" (barruntan la muerte de los seres queridos). Todos estos datos reconstruyen la imagen de un tipo de sociedad que vivía en íntima armonía con la naturaleza. El día que muere alguien en la casa se cocina una comida especial que consiste en judías de aceite, carne de cordero guisada y ensalada; se toma vino, pero se excluyen el café y la copa. Durante el duelo, en la casa se reza el rosario. El luto de las mujeres consiste en llevar un pañuelo y medias de color negro. Había plañideras, pero lo habitual es que no estuvieran en el velatorio y sólo acudieran al entierro. En la actualidad sólo aparecen en el entierro de la sardina, para Carnaval.
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Ejemplo Casa Costa (Beleder)
Se trata de una casa muy rústica, de agricultores, sin claves para su fechación. Su exterior va provisto de buen número de anejos y su fachada, de mampostería, cuenta con numerosas ventanas de tamaño no muy grande y provistas, las más antiguas, de jambas y alféizar de sillar. Las modernas no llevan trabajo de cantería sino de albañilería. Los aleros son de tablas sobre canes sin decoración o simplemente de lajas de piedra; las cubiertas, de este último material o bien de teja árabe. Planta baja (fig. 49): Zaguán o "entrada", de estructura abovedada y que se utiliza ahora como almacén; a su derecha se conserva la "moledera" de sal; a la izquierda se halla la escalera y al fondo la bodega o la "vuelta", porque es abovedada. En los espacios contiguos hay varias "vueltas" o "vueltetas" (según el tamaño) dedicadas a cuadras, algunas de las primeras de mampostería. Primer piso (fig. 50): Cocina, que antes dispuso de hogar de chimenea troncocónica y ahora conserva una de tipo francés; junto a aquélla, la sala, reformada, que antes tuvo una alcoba y varios "cuartos" y estuvo solada con cantos rodados. Un amplio balcón muy soleado sirve como lugar para estar en épocas de temperaturas benignas. Segundo piso: Falsa y masadería, provista esta última de horno abovedado .
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Fig. 49. Planta baja. Casa Costa. Beleder.
Fig. 50. Planta primera. Casa Costa. Beleder.
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Un nĂşcleo con numerosas construcciones de aspecto popular es Llert (mayo 1986).
Prototipo de casa de Llert (mayo 1986).
"
"
Abundan los espacios abovedados. Pajar de Aguascaldas (mayo 1986).
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Aquí desaparece la doble inclinación de las cubiertas habitual en el Alto Pirineo. Pajar de Campo .
Lo habitual es encontrar numerosas cubiertas revestidas de teja árabe. Abi (mayo 1986) .
En alguna cubierta convive la losa con la teja árabe. Abi (mayo 1986).
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Arcos de medio punto dovelados. Obsérvese el balcón con barrotes de madera recortada. L1ert (mayo 1986).
El material preferido para los muros exteriores es la piedra tallada en mampuestos. Pajar de Aguascaldas (mayo 1986).
También de mampostería es este cobertizo con arcos de medio punto en L1ert (mayo 1986).
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Abunda el adintelamiento en los vanos. Casa ArmisĂŠn. Campo (mayo 1986).
Puerta de acceso a casa Costa, en Beleder (mayo 1986).
Ventana con embocaduras de sillar. Casa Costa. Beleder (mayo 1986).
Hogar de casa Costa, en Bc1edcr (mayo 1986).
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En el zaguĂĄn de casa Costa ya hay espacios abovedados o "vueltas ". Beleder (mayo 1986).
"Vuelta" dedicada a cuadra. Casa Costa , en Beleder (mayo 1986).
"Vuelta" con pesebres de mamposterĂa. Casa Costa. Beleder (mayo 1986).
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5.3. Noguera-Ribagorzana, valle de Barrabés e interflumen La vertiente aragonesa del Noguera-Ribagorzana queda separada de la leridana por la frontera natural del río, que históricamente ha servido como linde, aunque ahora se observan en esa divisoria pequeños quiebros. El valle de Barrabés está situado en su zona norte y cuenta con un alto índice de innivación. En él se hallan núcleos de gran interés en relación con la arquitectura popular, como Aneto y, sobre todo, Ginast, y otros como Bono, Estet, Forcat y Viñal. Su área de influencia cultural se observa hasta otra frontera orográfica, situada en este caso al Oeste, el congosto de Ventamillo, que da paso al valle de Benás. De Este a Oeste destacan núcleos como Montanuy, cuya arquitectura utiliza una característica piedra rojiza adaptada al tono del paisaje; Castarnés; Noals, o el interesantísimo Castanesa, distribuido en dos barrios, y Laspaúles. Debido a la existencia de espacios llanos hay mayor extensión de terreno cultivable, fundamentalmente en el interfluvio del Ésera al NogueraRibagorzana, donde se mantiene un sistema peculiar de propiedad particular de bosque y pastos, estos últimos para la cría de ganado vacuno. Sus modos constructivos tradicionales difieren poco de los del resto de Ribagorza, en términos generales, y enlazan con los de la zona de Campo y el valle de Bardají, con ligerísimas variantes que vamos a analizar. Se construía habitualmente con piedra tallada en mampuestos, con cubiertas de teja o losa, si bien en el valle de Barrabés abunda también la pizarra como material de cubrición (ej. Aneto y Ginast). Para la tabiquería interior se utilizaban "llatas" o maderos verticales entre los que se ubicaba una mezcla de yeso con cascote de piedra y teja; en Castanesa hacían un trenzado de palos de avellano que luego "rebozaban" con estiércol de las vacas, como sistema económico de ahorro de yeso. Los forjados de entreplanta empleaban viguerío de madera y "revoltons" realizados con una mezcla de yeso y cascotes. Los forjados de techumbre utilizan la teja dispuesta a teja vana. En cuanto a los vanos, hemos visto alguna galería de arcos similar a las de las masías catalanas (Castanesa). En toda esta zona predomina la casa-bloque, de planta rectangular, con
una estructura algo más compleja que la simple evolución de la borda; hay también casas-patio y alguna casa-fuerte como la de Noals, con torre circular en este caso. Estas casas-bloque suelen tener el tejado a doble vertiente, con el caballete dispuesto en sentido perpendicular a la línea de fachada, con la peculiaridad de que en el valle de Barrabés abunda un prototipo con el hastial protegido por la cubierta, que sobresale en voladizo llegando a crear ante la fachada un espacio porticado de acogedora y envolvente armonía. Así, en Ginast, la impresionante casa Nebot o casa Cambres, más reducida. Su distribución en planta suele ser la siguiente: en planta baja se dispone la bodega y el "forn" (el horno), cuyo recinto contiguo servía de "masadería", pues en cada casa se "masaban" su propio pan. Algunos edificios contaban en esta planta con una "cuadreta", aunque era más frecuente que el pajar y la cuadra se hallaran en un edificio anejo. También aquí se ubicaba a veces una despensa independiente, aunque para almacenar leña o los productos del huerto (patatas, etc.) podía utilizarse simplemente la bodega. En el primer piso estaba la cocina, que antiguamente poseía "hogares de campana", los cuales han ido desapareciendo, y con ellos buen número de costumbres tradicionales. El llar se disponía a doble altura y contaba con "forrols" o hierros de forja empotrados en él verticalmente. Sí, en cambio, suelen conservarse hogares de tipo francés, dispuestos en el recinto de la cocina, con una cadiera colocada simétricamente a cada lado ante una ventana de iluminación que da al exterior de la casa. A la cocina se accedía desde la sala, que comunicaba también con alcobas o dormitorios. En el segundo piso podía haber más dormitorios o situarse la "golfa" o buhardilla, que podía contar con una galería que serviría como tendedor de ropa, secadero de frutos secos (nueces) o cuarto de costura para las mujeres (Noals). La decoración interior de las casas es muy sencilla, a base de un sobrio encalado; como motivo ornamental se recurre a los habituales calendarios. Las soleras se realizan con "lloses" (losas) en planta baja y en la cocina; en el resto de la casa pueden ser de yeso o de tabla; las escaleras, de tabla de madera o de baldo:;a de terracota y atoques de madera. Algunos detalles aparentemente ornamentales dispuestos en el exterior de las casas pueden cumplir una misión profiláctica, como la rama de "uba309
jay" (ubaga) que vimos en Forcat o la de pinsapo de Montanuy, en ambos casos sobre la puerta principal. Algunas herraduras que observamos clavadas en los muros, en Forcat o en Noals, nos aseguraron que servían como enganche para atar en ellas con una soga a algún animal doméstico. Suele haber sobre las fachadas inscripciones alusivas a los dueños de las casas. En cuanto al mobiliario, no hay nada destacable, salvo las mesas de comedor alargadas habituales en toda Ribagorza, y en cuanto a los tejidos populares, las ya citadas mantas de Pont de Suert.
Ejemplo Cá de Joaquineto (Castanesa)
Se trata de una casa-bloque, donde se conservan los modos de vida tradicionales, en función del pastoreo en las tierras altas. De planta rectangular, mantiene su esquema primitivo sin ninguna modificación y puede considerarse una casa-bloque, surgida de la evolución de la borda pero con una estructura algo más compleja. En planta baja (fig. 51) se halla el patio, de proporciones reducidas, por el que se accede a lo que hoy se utiliza como despensa, pero que en origen debió de ser una cuadra. El acceso a la escalera se halla compartimentado por una puerta. El primer piso (fig. 52) está presidido por la sala, desde la que se accede a la cocina, separada por un tabique, a un dormitorio y a un pasillo donde se disponen dos alcobas. La sala cuenta con la característica mesa de comedor, alargada, con un banco y un armario rinconero, de madera; como novedad se han introducido un frigorífico y una cocina de butano. En la cocina se conserva el hogar, de tipo francés, con dos cadieras a ambos lados y una ventana al exterior en cada uno de sus flancos. El hogar, aunque conserva el "cremall", cuenta con la instalación de una estufa de leña. A la segunda planta, ocupada por la "golfa", se accede a través del dormitorio, en cuya cama sirve como cubierta una manta de Pont de Suert. Todas las soleras son de tabla de madera, salvo la del patio y la de la cocina, que son enlosadas.
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Fig. 51. Planta baja. Casa Joaquineto. Castanesa.
Fig. 52. Planta primera. Casa Joaquineto. Castanesa. 311
La casa se protege por un cercado de mampostería, material usado también para la construcción de aquélla. Por el huerto contiguo, cultivado por la "dueña" de la casa, corretean unas gallinas utilizadas para la producción de huevos y para consumo doméstico, criadas también por la "dueña" y que se encierran en una dependencia exterior de la planta baja.
Montanuy (mayo 1982).
Castamés (abril 1986).
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Ginast (abril 1986).
Rincรณn de A net o (abril 1986).
Una construcciรณn que originalmente debiรณ servir para albergar ganado . Aneto (abril 1986).
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En ocasiones aún se conservan pasadizos como éste de Aneto (abril 1986).
Cubiertas de teja en Montanuy (abril 1986) .
Cobertizo con techumbre a teja vana. Ginast (abril 1986).
En el valle de Barrabés abunda también la pizarra como material de cubrición. Aneto (abril 1986).
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Aneto (abril 1986).
Conjunto arquitectĂłnico de Castanesa con galerĂa de arquillos a modo de "loggia" (abril 1986).
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Detalle del conjunto anterior. Castanesa (abril 1986).
Detalle del conjunto anterior y pasadizo. Castanesa (abril 1986).
Interior del pasadizo del conjunto arquitectรณnico anterior. Castanesa (abril 1986).
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L os fo rj ados de techumbre utiliza n la teja d ispu es ta a teja va n a (zo na derecha del pa ti o). Cรก de Nebot. G in as t (a bril 1986).
En esta zona predomina la casa-bloque de planta rectangular con una estructura algo mรกs compleja que la simple evoluciรณn de la borda. Ginast (abril 1986).
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CĂĄ de Nebot. Ginast (abril 1986).
Sobre algunas puertas destacan llamadores de forma ovoide. Ginast (abril 1986).
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Casa Cambras. Ginast (abril 1986).
GalerĂa de Aneto (abril 1986).
Sobre alguna fachada se alude a los c1icntes que encargaron la casa y a la fecha de construcciĂłn. Noals (abril 1986).
Inscripciones en la misma lĂnea que las anteriores . Castanesa (abril 1986).
Otras inscripciones fundac ionalcs . Castancs a (abril 1986).
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Cรก de Joaq uinelo. Castanesa (abril 1986).
"
Rama de "ubajay". Forcat (abril 1986).
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-
'-'.
Espac io po rti ca do d e c<i de Ne bol (zo na izd a . de l pati o). Ginas t (a bril 1986 ).
6. CONCLUSIONES:
La casa rural en el Pirineo aragonés, causas de su destrucción y posibilidades de reutilización El progresivo deterioro a causa del abandono y el desconocimiento del valor de la cultura material popular son las causas principales que han incidido en la destrucción de la casa rural. Para detener este proceso y conseguir su reutilización existen diferentes caminos y alternativas. El grado de conservación de las casas populares en el Pirineo aragonés puede considerarse bastante irregular, según las comarcas y valles de que se trate. Generalmente puede afirmarse que los pueblos que más conservan su arquitectura popular son los peor comunicados, con la contrapartida en muchos casos de su progresivo abandono; es este último factor el que ha generado mayor número de destrucciones. El abandono de la casa rural fue consecuencia en muchos casos de la emigración de familias enteras o de sus miembros más jóvenes provocada por el desarrollo industrial, que ha despoblado el campo en beneficio (o mejor, en perjuicio) de las ciudades, ese desarrollismo ciego que no ha tenido en cuenta la posible creación de industrias locales derivadas del sector primario. A menudo, la disminución del censo poblacional debida al generalizado descenso del índice de natalidad provoca también la necesidad de utilizar espacios más reducidos que los que aporta la casa traclicional habitualmente; 321
lo mismo sucede al desaparecer en ésta la explotación ganadera familiar, ya que muchos de los espacios antes destinados al ganado no reportan ahora más que gastos innecesarios y es más rentable económicamente trasladarse a un edificio de viviendas que mantener habitada la vieja casona. Ésta se degrada con gran rapidez en el momento en que deja de habitarse y la degradación aumenta si falla la techumbre. A estos factores naturales se suma la codicia humana y las casas se someten al expolio de anticuarios y coleccionistas. En algún caso pueblos enteros se han abandonado por cambios en las condiciones socioeconómicas en que se desenvolvían; en este aspecto influye la búsqueda de una mejora en la ubicación y el abandono en algún caso de los primitivos emplazamientos defensivos fruto de épocas conflictivas. Las sucesivas divisiones producidas por los legados testamentarios suelen constituir también en Aragón una de las causas del deterioro de la vivienda popular. En este sentido la provincia de Huesca cuenta con una situación excepcional en el Pirineo, donde la herencia pasa íntegramente al hijo mayor de la familia (el denominado "hereu" en Cataluña), una tradición ciertamente injusta pero que beneficia a la conservación de la casa, generalmente en mejor estado que en otras áreas geográficas. Las destrucciones producidas durante la guerra civil (1936-1939) fueron la causa de la transformación de otros núcleos (Benás, en el valle de su mismo nombre), en cuyas reconstrucciones se introdujeron elementos o bien "populistas" o exógenos, a base de materiales nuevos de origen industrial. Muchas casas, sin llegar a derrumbarse por completo, se deterioran o se van arruinando progresivamente por desidia o por falta de medios económicos de sus propietarios. En esto ha influido la tradicional falta de ayuda por parte de la Administración, pero quizás el principal problema en este aspecto sea la falta de valoración de los habitantes de los núcleos rurales de su propia cultura autóctona y de su cultura material. En efecto, en muchas ocasiones la población rural considera la remodelación de sus casas según el modelo urbano un síntoma de prestigio social. Así, las casas que conservan su estructura primitiva lo hacen gracias a la falta de medios económicos de sus propietarios, que en absoluto aprecian su antigüedad y estética por 322
las incomodidades que aquéllas les reportan. Esta falta de aprecio por lo autóctono en los medios rurales no puede achacarse a las gentes del pueblo, sino a las del medio urbano educadas en el ambiente de la cultura oficial, donde se ha venido menospreciando lo popular en aras del modelo culto y ciudadano; es este modelo o el aspecto superficial del mismo el que se intenta imitar en los medios rurales, esa imagen deforme de la cultura del "plesiglás" que simboliza para muchos una mejora del "status" económico. Otra de las causas de la degradación o desaparición de la casa rural es la afluencia turística, que, al menospreciar la cultura material autóctona, ha destrozado la arquitectura de los núcleos rurales para imponer los modos constructivos urbanos (valle de Broto), si bien en algún caso el turismo ha permitido la conservación, al menos, del entorno urbanístico (Bajo Ara y valle de Bielsa) y, en casos más excepcionales, todo el conjunto constructivo (Echo), cuando la ocupación temporal de las viviendas se realiza por conocedores de la cultura popular. Es indudable que para que una cultura se valore es fundamental que sea conocida y por eso son necesarios minuciosos estudios de investigación, que tengan paralelamente una divulgación masiva y no se reduzcan a su disfrute por los círculos cerrados de los especialistas de las desafortunadamente generalizadas "élites" intelectuales. En el terreno de la cultura material popular, la vivienda, en sus distintas acepciones, no se halla lo suficientemente estudiada en España (sí en Francia, donde se ha editado un corpus arquitectónico) y por lo tanto no se la ha valorado lo necesario (mientras que en Francia se la aprecia e incluso existe una legislación que obliga a proteger el entorno y los caracteres peculiares de cada comarca, a la que deben adaptarse todas las construcciones). Estas mismas premisas se cumplen en todo lo referente a la arquitectura y al arte popular (quizás con excepción del área de la cerámica) y, en general, en los estudios antropológicos y etnológicos; ambos, salvo a fines del siglo pasado y comienzos de éste, en que adquieren gran auge, han estado marginados por la cultura oficial y sólo han resurgido en fechas recientes, posiblemente de modo paralelo al nacimiento de una contracultura (fenómeno estudiado por Teodoro ROWSTAK), de modo paralelo al cambio de mentalidad producido en los años posteriores a 1968. De hecho, en España, hasta el momento sólo pueden cursarse estudios de Antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona y dentro 323
de una subsección o especialidad denominada Antropología cultural dependiente de la Sección de Historia. Este hecho demuestra el que la Antropología se ha venido considerando (con un criterio ya periclitado) ligada, o mejor, supeditada a la Historia, para poder así entrar en los cauces de la "Kultur" oficial, con lo que se ha producido el fenómeno observado por Luis Vicente ELÍAS de que muchos antropólogos y etnólogos se hayan convertido en eruditos. No hay que olvidar que el principal documento utilizado por la Antropología es el proporcionado por el hombre, cuyo testimonio puede o no cotejarse históricamente; es preferible hacerlo pero no imprescindible, pues esta ciencia se basa en el mejor de los documentos, el humano. La falta de especialistas ha generado que los estudios antropológicos se realicen desde otras áreas que utilizan métodos interdisciplinares, como la Arqueología y la Historia del Arte, pero al ser aquéllos considerados al margen del oficialismo y a menudo y consecuentemente no pasar a engrosar el "curriculum" de los investigadores son pocos los que les prestan atención y los trabajos escasean, con lo que pervive el desconocimiento. El desconocimiento de la cultura material popular es pues también la causa de la falta de aprecio por la cultura popular y de su degradación. En el terreno de la arquitectura a ese desdén se suma el afán por imitar los modelos urbanos como exponentes de la cultura oficial además de como sinónimo de un mayor "status" social, así como por las aparentes mayores comodidades que éstos poseen (en realidad, sólo en aspectos muy determinados y fácilmente asumibles por la casa popular sin que ésta pierda su identidad). Todos los factores sumados provocan la desaparición de las viviendas rurales y su sustitución por edificios verticalistas de aspecto urbano que modifican y rompen el entorno de los núcleos rurales y su armónica escala humana. En otras ocasiones, las viviendas se remodelan parcialmente para introducir mejoras higiénicas acordes con el aumento del nivel y la calidad de vida; de este modo tienden a desaparecer detalles peculiares de nuestra vivienda rural, como las grandes chimeneas de campana troncocónica o troncopiramidal, que hasta hace poco abundaban en la práctica totalidad de la provincia de Huesca (aunque no son patrimonio exclusivo de ésta, puesto que las hay similares hasta en el término municipal de Zuera, en Zaragoza). 324
Estas chimeneas, según las encuestas que hemos realizado, se derriban para evitar corrientes de aire, frío, humedad y suciedad; la fuerza expresiva de sus volúmenes y los acogedores espacios que generan no parecen argumentos sólidos en favor de su conservación frente a estos comprensibles motivos de índole práctica que afectan a los moradores de la casa los trescientos sesenta y cinco días del año. Generalmente, las chimeneas que se mantienen lo hacen gracias, bien a una valoración vivencial de las tradiciones autóctonas por parte de los moradores habituales, bien por la nostalgia del medio rural cuando se trata de moradores temporales de esta segunda residencia, procedentes del medio urbano. En buen número de comarcas se han sustituido los hogares de estas chimeneas por los de tipo francés, que generan menos incomodidades al usuario, o se han eliminado por completo reemplazadas por estufas de leña; en algún caso se ha instalado en su primitivo espacio un cuarto de baño. La ubicación de los cuartos de baño plantea problemas de adecuación a la estructura tradicional de las plantas y en general se adopta la solución de colocarlos en el zaguán. Los más ancestrales y rudimentarios que hemos encontrado se reducían a un simple inodoro de vertido directo, bien al corral, bien, en los pueblos de emplazamiento defensivo, al precipicio que lo rodea. Junto a los antiguos hogares se han instalado electrodomésticos que testimonian la implantación de nuestra actual sociedad de consumo en una economía de tipo tradicional; cocinas y lavadoras eléctricas contrastan, como elementos exógenos, con el autóctono fogaril o la primitiva fregadera de la recocina, pero no se puede valorar la cuestión desde un simple punto de vista esteticista. Estos hechos constituyen un aspecto complementario del acceso al progreso del medio rural y un elemento más de liberación de la mujer respecto a las rutinarias tareas domésticas, a las que sigue relegada en este medio, mucho más sexista que el urbano, pues los "roles" tradicionales asignados a ambos sexos lógicamente perviven con más fuerza (juega papel la fuerza física). Otras novedades de la sociedad de consumo han contribuido a revitalizar piezas de la vivienda infrautilizadas hasta su introducción, como sucede con los televisores, instalados en la mayoría de los casos en la cocina, pero también a menudo en comedores o salas que apenas se empleaban, puesto que la pieza clave tradicionalmente en la casa ha sido siempre la cocina y la 325
zona del hogar el principal espacio de comunicación. Algo similar ha analizado en sus estudios respecto al País Vasco Miren ETXEZARRETA. Una constante que hemos observado es la desaparición en las salas de las antiguas alcobas, que si se conservan es de modo residual en casas que mantienen su estructura tradicional primitiva; muy a menudo, aunque se mantengan no se utilizan y la cama se instala en la sala contigua o en otra habitación, de forma que el dormitorio se ventile más fácilmente. Para evitar la destrucción o degradación de la vivienda rural pueden ofrecerse distintas ideas, muchas de éstas basadas en ejemplos concretos de realización práctica: • En algún caso las viviendas se han conservado y se las ha adecuado a las necesidades actuales sin deteriorar su aspecto primitivo, bien por su propietario habitual (raras veces), bien por uno nuevo procedente del medio urbano (más frecuentemente), quien a menudo las emplea como segunda residencia de utilización temporal. • Un buen ejemplo de restauración y mantenimiento de la casa popular, con fines culturales tras su reconversión, es el de Sabiñánigo, en el término de El Puente, donde un edificio completo se ha reutilizado como Museo de Artes Populares del Serrablo y Museo Ángel Orensanz (donante del edificio a la asociación "Amigos de Serrablo", artífice de la transformación). • Otra posible y ya real forma de reutilización es la llevada a cabo con una frecuencia ejemplar en Cataluña, donde casas y masías prestan servicios al turismo convertidas en paradores, hostales, bares o casas de comidas; en el caso de estas últimas se sirven además platos de auténtica cocina popular conservada sin mistificaciones (la recopilación de recetas de cocina popular es otra labor que debe realizarse en Aragón, ya iniciada por Librería General y Ediciones Oroel, y una de las pocas labores encomiables que hiciera en España la Sección Femenina del Movimiento). • Pueblos completos pueden habilitarse como ciudades de vacaciones en las que el descanso alterne con el ocio creativo y la creación y recepción de cultura. Un magnífico ejemplo lo tuvimos ya en vigor en Sieso de Jaca, llevado a cabo por Compañeros Constructores, aunque la idea primitiva en la actualidad se ha desvirtuado. Ligüerre de Cinca y Morillo de Tou han sido restaurados para ese fin por los sindicatos U.G.T. y CC.oO. respectivamente. 326
• Muchos pueblos abandonados, si el grado de deterioro al que se hallan sometidos no llega a hacerse irreversible, podrían utilizarse con esta última finalidad: es el caso de Lanuza y Búbal, en el valle de Tena, expropiados por el Estado para crear un embalse de aprovechamiento hidroeléctrico. Junto al magnífico conjunto de Búbal se ha llegado a construir una nueva ciudad de vacaciones, desintegrada respecto al entorno y arquitectánicamente anodina, con una miopía que a muchos nos resulta incomprensible. Búbal hoy se está recuperando, por fin, gracias a un convenio del M.O.P.U. con el M.E.C. Con Saqués puede ocurrir lo mismo, en este caso por parte del M.O.P.U. Los pantanos se prestan a la práctica de deportes náuticos en verano, pero además los pueblos citados del valle de Tena tienen próximas las estaciones de esquí, en las que se han edificado nuevas viviendas en altura que destrozan los parajes en los que se sitúan, con sus inadecuados materiales, volúmenes, formas y proporciones (Formigal, Candanchú, Benás, Panticosa). • Algunos pueblos, cuyas tierras de cultivo, de pasto o forestales fueron expropiadas en su día por el Estado con distintas finalidades, se van repoblando cuando los vecinos consiguen la reconversión de dichas tierras. Muchos vuelven de la ciudad con una nostalgia que les obliga a respetar al menos las formas y volúmenes exteriores de las viviendas que en otro tiempo abandonaron, lo que se constata en el valle de Broto, donde iba a construirse el embalse de Jánovas; al prescribir la fecha prevista para su construcción, se produjo un retorno de sus gentes, las cuales se han visto de nuevo amenazadas ante el comienzo de las obras del mismo. • Otra opción sería la de emplear pueblos completos infrautilizados o deshabitados como residencias para la tercera edad. La Seguridad Social podría ahorrarse de este modo sus macrobloques multimillonarios y facilitar en cambio a los ancianos un mayor contacto con la naturaleza y una terapia ocupacional: el cuidado de la tierra. Ya existen casos similares de rehabilitación de edificios antiguos, en los que se practica este tipo de terapia ocupacional, en distintos puntos del país para curación de drogadictos. También en Ribagorza se utiliza una casa-fuerte restaurada ex profeso como residencia temporal para minusválidos. • Por último, la solución óptima para la recuperación de núcleos rurales 327
taurada ex profeso como residencia temporal para minusválidos. • Por último, la solución óptima para la recuperación de núcleos rurales completos, la denominada "rehabilitación integrada", que consiste en ofrecer a éstos varias alternativas simultáneas, de forma que si fallara alguna quedara la apoyatura de las demás. Estos planes deben ser estudiados por equipos interdisciplinares que tengan en cuenta todos los factores que han empujado al deterioro del núcleo, para así ofrecer soluciones más ricas y variadas.
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7. BmLIOGRAFÍA
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DIPUTACIÃ&#x201C;N DE HUESCA