Paisajes indeterminados

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8 Miguel テ]gel Moreno Carretero El paisajista infinito por Juan Francisco Rueda 124 Cuaderno de campo Site- Specific Proyectos e intervenciones. 2006/2015 160 Biografテュa 168 Obra en exposiciテウn


Juego y frontera. El juego reglado: poner puertas al campo El juego de las paradojas aparece en series como Desdibujados o la última que realiza para esta exposición, usando elementos de gimnasia: Cambio de estado (banco sueco, plinto y potro). En Desdibujados el verdor de un prado se torna, merced a la inclusión de unas cercas, terreno de juego. Surge entonces una tensión entre la libertad y la ordenación que puede encerrar las seculares dialécticas naturaleza versus civilización y pasión versus razón. Marcar el terreno de juego se convierte así en una intervención en el espacio, uno de los procedimientos más queridos de Moreno Carretero. Un espacio pasa a ordenarse y a cargarse de normas en función de su constitución geométrica. No podemos obviar que late en algunas de estas imágenes, quizá muy internamente, cierto juicio acerca de la capacidad de cambio y transformación que propicia el hombre en el entorno. En este caso el motivo es esencia y origen lúdico que se opone a la utilidad y se enfrenta, en clave antropológica, al mundo del trabajo. Prácticamente desde el inicio de su carrera el campo de juego, especialmente el de fútbol, aparece como espacio de reflexión en distintos soportes, desde ejercicios plásticos hasta intervenciones registradas fotográficamente. En su última serie, dedicada al paisaje oscense y creada específicamente para esta ocasión, Moreno Carretero expande esa noción paisajística a conceptos como territorio, frontera o escenario histórico. Son nociones que generalmente poseen un claro sentido geopolítico que hace difícil no vincular el relato a algunos episodios dramáticos de la historia española del siglo XX. Siendo el escenario de reflexión el de los Pirineos y amplificándose la idea de paisaje, debemos poner en relación esta serie de trabajos de Moreno Carretero con algunos de la artista francesa, aunque afincada en España,

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Françoise Vanneraud, quien ha recuperado este lugar que separa Francia de España como escenario de migraciones y huida, esto es, como lugar para la esperanza y, según se mire, para la derrota. Ciertamente, esas distintas dimensiones en torno paisaje se solapan en las vistas de Huesca que propone el artista cordobés. La frontera natural que suponen los Pirineos concuerda con la frontera política que separa España y Francia. La cordillera nevada ocupa un banco sueco. El gesto de saltar a un lado y a otro del elemento de gimnasia acaba convirtiéndose en metáfora de pasar o cruzar los Pirineos, de estar en una u otra parte. Ahí se inscriben las fotos de los elementos de gimnasia introducidos en distintos emplazamientos naturales, como verdaderos obstáculos que han de ser franqueados. La idea de frontera ajustada al entorno oscense se percibe igualmente en los otros dos útiles: el potro y el plinto. El potro, gracias a que su cuerpo superior es un paralelepípedo, le permite al artista horadarlo y recrear el túnel de Canfranc, que une España y Francia. Nuevamente, Moreno Carretero está transformando un objeto que permanecerá, de manera que lo poetiza, lo metamorfosea. Esa transformación la realiza mediante la recreación en miniatura de elementos paisajísticos. Si en esta serie el artista había jugado con la idea de territorio y de frontera, con la transformación del plinto en marco para la maqueta de Canfranc viene a aludir a la historia de este enclave liminar. La estación, que tan prodigiosamente reproduce a escala, fue un escenario fundamental durante la Segunda Guerra Mundial, un escenario de relaciones internacionales, de tráfico de minerales, de apasionantes microhistorias de espionaje y contraespionaje. Entendemos el paisaje como algo infinito e ilimitado. Precisamente las visiones románticas son, en rigor, las que más se ajustan a esa idea, ya que procuran transmitir la magnitud inaprensible del paisaje o de las fuerzas naturales, para lo que en ocasiones introducen la figura humana como paralaje, como prueba y confrontación de lo finito de esta y de lo infinito de la naturaleza. Pero el simple hecho de atender a un pormenor, de centrar la vista sobre

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un espacio concreto, viene a limitar el propio paisaje. Moreno Carretero cuestiona los límites del paisaje. O, mejor dicho, cuestiona cómo lo limitamos o cómo, en función de esos límites, lo que es paisaje o extensión natural puede convertirse en otra cosa, como en el caso de los terrenos de juego. La idea del límite y de la frontera es sumamente enriquecedora. A veces, la propia naturaleza cuenta con accidentes que funcionan como elementos casi infranqueables, como una suerte de límites. Los límites naturales pueden coincidir o no con las fronteras políticas, los límenes que se trazan para separar una unidad administrativa y territorial de otra, desde un modesto municipio hasta un continente.

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Paisajes que veo desde la monta単a, 2012

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Cambio de estado (Pirineos), 2015



Cambio de estado (Canfranc), 2015

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Caja de las fronteras, 2012 Cambio de estado (TĂşnel de Somport), 2015

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Cambio de estado 01, 2015

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Cambio de estado 02, 2015

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Cambio de estado 03, 2015

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Desdibujados, 2009

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Un dĂ­a en el campo buscando agua me encontrĂŠ una cantimplora, 2006

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