Fraternidad
Es inútil seguir escribiendo extensos documentos si el lenguaje utilizado no logra sintonizar con el que usan el hombre y la mujer de nuestro tiempo.
AbrilEs inútil seguir escribiendo extensos documentos si el lenguaje utilizado no logra sintonizar con el que usan el hombre y la mujer de nuestro tiempo.
AbrilEstimado Padre Rafael: Reciba mi fraternal saludo con mis mejores votos por su bienestar y éxitos en su gestión. Acuso recibo y agradezco su deferencia al compartir con la Universidad de La Salle los ejemplares remitidos de la revista “Fraternidad”, la cual será una útil herramienta de consulta y un invaluable instrumento de actualidad frente a las plausibles actividades que se adelantan en la Arquidiócesis.
Por tanto, estoy remitiendo cada ejemplar al área de pastoral de cada una de nuestras sedes.
Con sentimientos de consideración y aprecio. Atentamente,
Hno. Alberto Prada Sanmiguel Rectoría Universidad de La Salle
Padre Rafael de Brigard Merchán:
Director O cina de Comunicaciones - Arquidiócesis de Bogotá
Le expreso un amable saludo. Gracias por compartir conmigo y con la comunidad académica de la Universidad Santo Tomás el volumen 3 de la revista Fraternidad, documento que da cuenta de información relevante y pertinente para el clero de la Arquidiócesis de Bogotá.
También reciba mis más sinceras felicitaciones, la cuales le pido que comparta y difunda entre el equipo de trabajo de comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá, quienes con su trabajo han hecho posible esta publicación.
Igualmente, los invito a que le den continuidad a su trabajo editorial y a que sigan compartiéndolo con las comunidades académicas de las distintas universidades católicas de Colombia.
Cordialmente, Fr. Juan Ubaldo López Salamanca, O.P
Rector General Universidad Santo Tomás
Fraternidad Carrera 7ª No. 10 – 20
Tel.: 350 55 11 Ext.: 1419
Revista de la O cina Arquidiocesana de Comunicaciones
Año 2 No. 4
Issn: 2619-6352
Con autorización del Arzobispo de Bogotá
Director Rafael De Brigard Merchán, Pbro. Correo electrónico: comunicaciones@arquibogota.org.co
Edición y fotografía
O cina Arquidiocesana de Comunicaciones Colaboradores: Aglaya Alvarado, Doris Hernández, Nicolás Ruiz, Johan Mendoza
Diseño y Diagramación Juanita Isaza juanaisaza@gmail.com
Portada: encuentro general del clero. Auditorio de la parroquia Santa María de La Libertad
Impresión Printer Colombiana
Derechos reservados de la O cina Arquidiocesana de Comunicaciones
El Triduo Pascual 3
Parroquias misioneras, parroquias renovadas 6
Parroquia San Manuel Morales Parroquia Santa María del Prado Nuestra Señora del Rosario en Chipaque San Pedro de Usme: 300 años evangelizando entre la ciudad y el campo 20-21
Nos vamos a la Jornada Mundial de la Juventud 2019 25
Una red eclesial por el río Bogotá Diálogos en la ciudad: corrupción, fe y ciudadanía 30
Lo que signi ca ser evangelizador en el mundo de hoy 31
Columnistas Tadeo Albarracín, Pbro. Los sacramentos en clave profética 8
Martín Gil, Pbro. Entrevías 26
El señor cardenal Aníbal Muñoz Duque preside la procesión del Jueves Santo 27
Parroquia Santos Timoteo y Tito 33
Etnias e inculturación del Plan E Encuentro de Sacerdotes Asesores 7
Volver la mirada al migrante en América Latina 25
Actitud dialogante 13 Ser fermento 32
En 1988 fue erigida la parroquia y la comunidad en sus inicios se reunía en un parque del barrio La Alborada. Con mucho trabajo comunitario, luego de muchos años, se cumpliría el sueño de tener un lugar digno para ser casa del Señor y albergue de la comunidad parroquial. Ese día llegó hace ya un año, el 26 de marzo de 2017 con la consagración, por parte del señor cardenal Rubén Salazar Gómez, siendo párroco el padre Rubén Darío Hernández.
Esta parroquia sirve a los barrios Julio Flórez, La Alborada, El Edén y La Floresta y hace parte de la Vicaría Episcopal San Pedro.
Una ciudad moderna como lo es Bogotá, les pide a sus sacerdotes conocer estos medios tecnológicos, usarlos para bien de sus fieles y, al mismo tiempo, no dejar que la tarea que se hace a través de los mismos, haga olvidar el campo de la relacióncomunicación personal, que es el lado fuerte del Evangelio y de la evangelización.
Aunque en ocasiones se encuentran opiniones que controvierten el contenido del Evangelio, en general las enseñanzas de Jesús gozan de universal acogida.
En lo que sí hay una gran controversia es en la forma como los agentes de la evan gelización comunican el mensaje de Cristo. El sacerdote, la profesora de religión, el catequista, el consejero espiritual, el confesor, el predicador de retiros espirituales y otros más están continuamente en la mira de los oyentes para ver si saben hacer bien la tarea encomendada: comunicar las cosas de Dios. El balance es más bien agridulce. Que muy largo, que muy enredado, que mezcla toda clase de temas, que repite el evangelio que acaba de leer, que no dice nada para la vida real, que hace dormir, etc. Hablando de lo negativo, estas suelen ser algunas de las afirmaciones de los oyentes del predicador eclesiástico. Obvio que también hay, y no pocos, elogios y aplausos. Pero es evidente que la comunicación del Evangelio está hoy en mora de ser revisada a profundidad.
En la vida sacerdotal todo es comunicación. Lo más obvio, la predicación. Pero lo son también el modo de celebrar la liturgia, la presentación que tienen los templos, su estética. Es comunicación el modo como se atiende una oficina parroquial, la calidad profesional de la persona encargada de recibir a quienes allí acuden. Tiene que ver con la comunicación la presentación personal del levita, sus modales. Son comunicación las carteleras, los afiches, los volantes, las hojitas dominicales. Es co municación, y muy importante, el teléfono, tanto el personal como el institucional, este último, llamado a ser atendido de un modo especialmente cuidadoso. Tiene que ver con la comunicación el templo abierto o el templo cerrado, sobre todo cuando algo de esto sucede permanentemente. En fin, parece no haber aspecto de la vida sacerdotal y eclesial que no tenga un componente fuerte y decisivo de orden comunicativo. ¿El clero de Bogotá es hábil en este campo?
Y a lo anterior hay que añadir el panorama de la nueva comunicación, que hoy parece dominar toda la vida humana, y que está caracterizado por la omnipresencia de las redes sociales. Allí hay sin duda una gran oportunidad para la comunicación del Evangelio a todas las gentes. Pero es un reto de proporciones inmensas para ha cerlo como conviene a un mensaje tan trascendental, para que sea llevado a través de las redes con todo su alcance sin que pierda nada de la sustancia. Porque este es el riesgo. Las redes todo lo vuelven pasajero e intrascendente. Y, sin embargo, hoy es imprescindible contar con ellas.
Y volvemos, entonces, a lo importante de siempre. No obstante todos los medios actuales de comunicación, para el evangelizador y el evangelizado, no hay uno más potente y apetecible que el del encuentro personal. Sería un error a todas luces menguar esta tarea y dejar todo en manos de la tecnología. El papa Francisco ha sido muy insistente en que en la mente del pastor debe estar a la vista el hombre concreto, con sus alegrías y sus tristezas, con sus anhelos y esperanzas. El encuentro personal, primero con Cristo, afirma Benedicto XVI. Después, el del discípulo con sus pastores. Allí el Evangelio da forma concreta a la vida de las personas, las ilumi na, las encamina, las corrige. En este ámbito, la comunicación del sacerdote debe llevar el sello de la acogida, la amabilidad, la apertura, la palabra sabia. Con toda seguridad, un encuentro cálido entre un sacerdote y otra persona, puede producir muchos y mayores efectos que horas de predicación, lectura o películas piadosas. Instrumentos en las manos de Dios, se suele decir de los ministros sagrados. Si se crece en la conciencia de esta afirmación, con toda seguridad la comunicación del Evangelio a través de los obispos, los sacerdotes y los diáconos en la arquidiócesis de Bogotá producirá todavía mayores frutos para el Reino de Dios en esta porción de su pueblo.
Rafael de Brigard Merchán Director OAC Oficina Arquidiocesana de ComunicacionesComo es costumbre, el Señor Cardenal presidió todas las ceremonias de la Semana Santa en la Catedral Primada.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáEl pasado 26 de marzo, Lunes San to, se celebró la Misa crismal. Conce lebraron, con el cardenal Rubén y sus obispos auxiliares, más de cuatrocien tos presbíteros, quienes después de la Eucaristía se reunieron en la Curia y tomaron un refrigerio mientras se pre sentaba la Casa Papa Francisco, lugar de retiro, descanso y recuperación para los sacerdotes mayores, ubicada en el cercano municipio de Anapoima, famo so por su benéfico clima.
La construcción de esta casa, cuyo terreno fue donado por Carlos Murcia, en representación de su familia, fue posible por la generosidad de las dona ciones hechas por particulares y pres bíteros, por convocatorias al estilo de los showers matrimoniales, pero sobre todo por la persistencia y entrega de monseñor Rafael Cotrino, vicario gene ral de la Arquidiócesis.
Izquierda, el cardenal Rubén Salazar, con el vicario general de la Arquidiócesis, monseñor Rafael Cotrino, en la Casa Papa Francisco, Anapoima.El cardenal Rubén Salazar es, además de arzobispo de Bo gotá, el presidente del Con sejo Episcopal Latinoameri cano, CELAM. Como tal, sus obligaciones le llevan por los diferentes países del área y a reuniones especiales como la realizada en Tampa (Flori da), en la que estuvieron delegaciones de obispos de toda América, desde el 26 de fe brero y hasta el 1° de marzo.
Obispos directivos de las Con-ferencias Episcopales de Canadá, de Estados Uni dos y del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, en representación de las 22 Conferencias Episcopales de este Continente, se reunieron para tratar situaciones y te mas de carácter pastoral.
Realidades como las migra ciones, la eutanasia o el sui cidio fueron abordadas con gran preocupación en esta reunión. Otras, como la li bertad religiosa, el racismo o las relaciones con los pue blos indígenas también tu vieron un lugar especial en la agenda preparada para este encuentro anual.
Más de 300 jóvenes reunidos en el auditorio central de la Universidad de la Sabana, provenientes de dife rentes facultades y semestres, plan tearon al cardenal Rubén Salazar Gómez diversas inquietudes sobre su participación dentro de la Iglesia, su papel, su misión, sus retos y, por supuesto, sus propuestas para ser te nidas en cuenta en la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos cuyo el tema es Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Varios jóvenes, en su calidad de vo ceros, expresaron al cardenal Salazar que ellos como creyentes católicos proponían el desafío de “ponerse en los zapatos del otro”, en su realidad, para poder ser agentes activos y con espíritu de servicio dentro de la Iglesia.
De igual forma pidieron ser involu crados dentro de la vida parroquial, pues desean contar con la participa ción de más jóvenes para el trabajo de voluntariado y crecimiento espiritual dentro de las parroquias. Pidieron, además, tiempo para ser escuchados por los sacerdotes.
Hablaron también sobre la impor tancia de la comunicación en la fa milia, en el reto de la juventud para volver al encuentro y al diálogo acor de con la realidad que viven las gene raciones actuales. Otro tema relevan te fue el llamado a reducir la brecha entre la Iglesia y la sociedad, donde es importante que se evidencie una
renovación en la tarea pastoral. Así mismo, una formación para los jóve nes a través de la liturgia.
Estos y otros temas más, fueron algunos apartes de las propuestas de estos jóvenes universitarios preocu pados por su fe, por no ser indiferen tes ante la situación del país, de su en torno, de su cotidianidad. Desearon poner en práctica las enseñanzas del papa Francisco cuando les habló a ellos de manera directa en su visita a Colombia, donde los llama claramen te a pensar en grande, a “hacer lío” a no quedarse quietos, ante lo que el mundo de hoy les propone.
La preocupación pastoral por la atención a los migrantes y, en especial a los venezolanos, ha hecho que la Vicaría Episcopal para la Dimensión Social de la Evangelización y la Fun dación para la Atención al Migrante hayan abierto un comedor en las ins talaciones de la parroquia San Victo rino-La Capuchina.
El Cardenal ha apoyado la inicia tiva de invitar a almorzar a un her mano, a través de un bono de $5.000, valor estimado de cada comida. Es tán a disposición de los párrocos para respaldar esta obra arquidiocesana. F
El clero arquidiocesano y su Obispo, en el lanzamiento del bono de apoyo para el migrante venezolano.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáEl Plan E propone la renovación de las parroquias por ser el espacio más definido y de presencia visible de la Iglesia en una ciudad.
El Plan E urge a una renovación misionera dentro de las parroquias, como un espacio donde encontrar a Dios y su misericordia y como un lugar de vida para ser compartida en comunidad.
Así mismo, invita a que las parroquias sean un espacio donde se pueda compartir, a través de la solidaridad y la ayuda a quienes más lo necesiten. Actualmente, en las diferentes parroquias a lo largo y ancho de Bogotá, hay una riqueza grande relacionada con los diferentes acto res de evangelización que aquí se encuentran, como los catequistas, lectores, acólitos, grupos de oración y una serie de acciones pastorales que se desarrollan al interior de las iglesias.
Sin embargo, esta renovación también llama a que los laicos que están colaborando al interior de las parroquias puedan tener una formación integral y acompañamiento espiritual para poder enfrentar todas las situaciones y de safíos que presenta la sociedad de hoy como son los anti valores, deshonestidad, corrupción, entre otros.
El desarrollo de este cambio de vida en las parroquias demanda paciencia, acogida, fraternidad, participación y encuentro del laicado y sus parroquias, para formar una verdadera comunidad, y a futuro poder visibilizar este trabajo de la comunidad parroquial dentro de la misma ciudad.
Esta renovación se realiza a través de los diez proyectos establecidos en el Plan E, los que se están desarrollando en cada una de las 295 parroquias de la arquidiócesis de Bogotá. F
Dentro del conjunto humano que ha bita la ciudad de Bogotá se encuentran grupos étnicos pertenecientes a diversas familias indígenas, que manifiestan ser herederos de los primeros pobladores de estas tierras y habitarlas desde antes de que llegaran los conquistadores y la pri mera evangelización.
A estos grupos también se orienta la ac ción evangelizadora arquidiocesana, desde la Coordinación de Diálogo con los Gru pos étnicos.
En el año 2017 y lo que ha corrido del 2018 se han realizado varias visitas a los asentamientos y cabildos indígenas, si tuados en el centro de la ciudad, con el fin de entablar un diálogo en orden a la evangelización. Así también se recibieron en la oficina de la coordinación diversas solicitudes de estas comunidades, que dieron lugar a encuentros celebrativos, en los cuales fuimos congregados como her manos e hijos de un mismo Dios Creador.
Finalmente, se ha tenido la oportuni dad de dialogar y atender las solicitudes de las comunidades embera katía, embera chamí, inga, muiscas, quechuas otavalos, entre otras.
También, se han tenido encuentros con miembros de pueblos afrodescendientes y agentes de pastoral, que históricamente acompañan su caminar.
La arquidiócesis de Bogotá desde la Vicaría de Evangelización sigue fortaleciendo los espacios de comunión y participación que motiva el “Plan E”. El 17 de marzo se llevó a cabo el Primer Encuentro de Sacerdotes Asesores de las Asociaciones y Mo vimientos laicales, organizado por el CLAB, con la presencia de monseñor Luis Manuel Alí (obispo auxiliar de Bogotá) y de monseñor Jorge Acevedo (Vicario episcopal de Santa Isabel de Hungría y asesor espiritual de los movimientos).
El evento que se realizó en el Salón Tertulia del Hotel la Fon tana, contó con la participación de 56 líderes de los movi mientos, así como de 26 sacerdotes asesores, quienes ofrecen acompañamiento a estos laicos, que aportan desde sus dife rentes carismas.
En su intervención, monseñor Luis Manuel Alí hizo entrega de una infografía en el contexto del Nuevo Rumbo e invitó a los líderes de los movimientos y asesores presentes a trabajar por una pastoral integrada, caminando juntos como Iglesia; con el compromiso como pueblo de Dios de adherirse firme mente a la persona de Jesucristo. Conscientes de los grandes retos, como el de impulsar la evangelización de los jóvenes, se ha adquirido el compro miso de contribuir desde nuestro carisma al trabajo evan gelizador de esta Iglesia local. F
Fotografía: Alcaldía de Bogotá Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáLos signos de los sacramentos, y de la liturgia en general, no son cosas, son acciones proféticas, compuestas de un gesto y una palabra explicativa, para develar la revelación de Dios hoy en la historia de las personas.
Cuando se busca caracterizar la práctica de vida cristiana los católicos suelen destacar la asistencia a la misa dominical y la ‘recepción’ de los sacramentos; con esta señal de identidad católica se estaba respon diendo a los reformadores protestantes del siglo XVI quienes, con base en diferentes argumentos, negaron la eficacia de los siete sacramentos. La respuesta del con cilio de Trento a la incertidumbre doctrinal que trajo la Reforma en materia sacramental consistió en insistir en la eficacia que tienen los signos instituidos por Je sucristo para conferir la gracia y ello ratificado con la tesis escolástica del ex opere operato. La presentación de los sacramentos centrada en la eficacia sacramen tal estimuló a los ministros a seguir a la letra el ritual para garantizar la validez y por ende la eficacia; por su parte, los laicos al entender que la eficacia dependía de la corrección con la que el ministro hacía unos ritos, su papel se redujo casi que a ser receptores pasivos de unos ritos que tienen poder.
Ante esta situación, el Vaticano II busca un equilibrio proponiendo que los fieles no asistan a la celebración de los sacramentos “como espectadores mudos o extra ños, sino que, comprendiendo bien, mediante ritos y oraciones, participen consciente, piadosa y activamen te en la acción sagrada” (Sacrosanctum Concilium, 50). Al haber insistido tanto en la eficacia se había descui dado el aspecto de signo (o significación) que también tienen los sacramentos, esto es de comunicación, inte lección, de comunión, de horizonte de sentido; en este punto se puede comprender la propuesta del Vaticano II como un ‘rescate’ del signo sacramental. Buena parte del nuevo paradigma y del nuevo rumbo que propone el Plan E pasa por asumir y aplicar consecuentemente en la acción pastoral esta rehabilitación del signo sa cramental.
Quizá tendríamos que comenzar por dejar de consi derar los signos de los sacramentos como ‘cosas’ para entenderlos mejor como gestos o acciones humanas; esta forma de comprensión tiene una tradición bíblica que nos lleva a las ‘acciones simbólicas’ de los profetas.
A partir de una honda comunión con Dios, el profeta recibe de Él la revelación del camino de la historia de salvación que se despliega desde el presente; en algunas ocasiones el profeta transmite esta revelación a través de discursos, otras veces lo hace por medio de gestos o acciones simbólicas. Jesús mismo acudió a estas accio nes simbólicas para develar la manera como Dios salva en la historia, por ejemplo, cuando puso a un niño en medio para desmontar una relación contractual y me jor expresar que el Reino es para quienes lo reciben con la gratuidad de un niño (cf. Mc 10, 13-16). Los signos de los sacramentos (y de la liturgia en general) no son cosas, son acciones proféticas, compuestas de un gesto y una palabra explicativa, para develar la revelación de Dios hoy en la historia de las personas.
Tomemos el caso del sacramento de la penitencia o reconciliación. En el inicio está Dios que quiere abrir (o mostrar) el camino; al origen está la gracia median te la cual Dios lleva al penitente a descubrir el pecado que le está impidiendo responder con mayor libertad a la llamada de Dios y junto con este descubrimiento, conducido por la misma gracia, el penitente se siente movido a detestar el pecado y a caminar de cara a Dios. El movimiento que genera la gracia en el penitente continúa y se celebra en el diálogo con el ministro de la Iglesia que propone el ritual. Como señal de haber emprendido un camino de cara a Dios, la obra de peni tencia que confía el ministro, estimula los primeros pa sos del ahora reconciliado por el camino que despliega la misma acción profética que debe ser el sacramento.
Esta descripción del sacramento de la penitencia corresponde a lo que el Ritual llama ‘partes del sacra mento’ (Prenotandas, 6), que cuando la Escolástica de finió el signo de la penitencia expuso como ‘actos del penitente’ (contrición, confesión y satisfacción) que se perfeccionan con la absolución del ministro.
Los sacramentos son acciones proféticas que Jesu cristo realiza conjuntamente con los miembros de su cuerpo (Sacrosanctum Concilium, 7) para revelar el ca mino de la historia de salvación que Dios está realizan do aquí y ahora en la vida de los hombres. F
Tadeo Albarracín, Pbro.Monseñor Alberto Ojalvo Prieto, nacido en Jericó, tierra de santa Laura Montoya, el 6 de marzo de 1952. Estudió en el Seminario Mayor de Bogotá Filosofía y Teología y Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Fue ordenado presbítero por el señor cardenal Aníbal Muñoz Duque el 2 de diciembre de 1978. Ha sido director del Diaconado Permanente desde 1998 y Vicario en Padre Misericordioso desde su creación el 1° de julio de 2017.
Fue en el Año de la Misericordia cuando el señor cardenal Ru bén Salazar visitó la Vicaría San Pedro y encontró un territorio muy extenso. Iba desde los cerros de Suba hasta los orientales y desde la quebrada Torca hasta la Calle Cien, con más de cincuenta parroquias para la atención pastoral. Además muchísimos cole gios, universidades, cementerios, clubes sociales y uno de los te rritorios de más alta urbanización y repoblación vertical. Así que la Vicaría fue dividida por la Autopista Norte: al occidente que dó San Pedro y al oriente la nueva Vicaría Padre Misericordioso, completando la Trinidad: Padre Misericordioso, Espíritu Santo y Cristo Sacerdote.
La Vicaría ha estado muy comprometida en la atención a los barrios de los cerros nororientales, aquejados por la pobreza, des empleo, bacrim y múltiples problemas de índole social.
En Padre Misericordioso es muy clara la necesidad de hacer una Vicaría modelo, en el sentido de vivir el plan de evangelización y de que los laicos sean, para la hora presente de la Iglesia y de la ciudad, animadores con su experiencia kerigmática, pero también vivan con vocación a la santidad y actitud misionera.
En el cerro hay tres parroquias –San Juan Diego, San Calixto Caravario y Beato Miguel Rúa- con nueve capillas y, la cúspide, donde viven los padres cavanis. Los estudiantes del Diaconado Permanente tendrán un importante acercamiento a la realidad social y pastoral a través de este compartir con fieles, cristianos o no, para encontrar a Dios, que está en la ciudad. F
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis Bogotá
Casa del CEPCAM sede actual de la Vicaría Padre Misericordioso.Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, Vicario Episcopal para la Comunión y Participación tiene bajo su cuidado a las comunidades organizadas de laicos y a todas las comunidades religiosas en Bogotá; la formación del clero y el cuidado y la protección, tanto de los menores como de las personas vulnerables hacen parte de su agenda permanente.
El pasado 17 de abril visitó la ofi cina del Centro para la Protección de Menores (CCP), de la Universi dad Gregoriana de Roma (Italia), para exponer el trabajo que viene realizando en la arquidiócesis de Bogotá. El CCP y la Fundación Universitaria Monserrate, de Bo gotá, se han unido para ofrecer la formación pertinente, a un grupo pionero de 18 gestores del buen trato a menores. Después de este primer grupo se espera formar más de 108 personas, en este año.
De otro lado, monseñor Alí, a través del Consejo de Laicos de la arquidiócesis de Bogotá (CLAB)
acompaña el caminar de alrededor de 90 movimientos y asociaciones privadas de fieles que trabajan para y por la Iglesia.
Los líderes y representantes de los movimientos, asociaciones, comunidades y grupos de laicos, junto con sacerdotes directores espirituales de estos grupos, res pondieron a la convocatoria y se reunieron en el Hotel La Fontana, para trazar caminos conjuntos de formación y evangelización. En este encuentro participaron ac tivamente comunidades como la del Minuto de Dios, la Escuela de Evangelización San Andrés, Aso ciación de Fieles Casa de la Mise ricordia, Comunidad A Jesús por María, Asociación de los Hijos de la Madre de Dios, Asociación Pri vada de Fieles de Lazos de Amor Mariano, Asociación Legión de María, Los Heraldos del Evangelio y otras cuarenta más asociaciones.
En la más reciente reunión ge neral del clero, fueron presenta dos el cambio en el nombre de la Oficina para la Promoción del Buen Trato a Menores y el logoti po que la identifica.
Finalmente, se lanzó el disco con las canciones de la Misa del Papa en el Parque Simón Bolívar, Un canto Nuevo, gracias a su gestión.
Monseñor Luis Manuel, en la gran apuesta por la protección de la infancia
Dentro de sus actividades, monseñor Alí, acompaña a diversos grupos de fieles. A la izquierda, un encuentro de pastoral familiar; a la derecha, con representantes del CLAB.
Monseñor Salamanca es el nue vo director de la Escuela Parro quial de Catequistas, luego de la muerte de su fundador y princi pal animador en Bogotá, mon señor Carlos Eduardo Sánchez Torres. La Espac no desaparece rá, pero tanto su labor como su preparación se articulará con la Escuela de Animadores de Evan gelización.
Cuando empezaron a conocer se los retiros de Emaús en Bogo tá, tomaron tanto impulso que fue necesario crear una comisión para su implementación, la cual estuvo a cargo de monseñor Pe dro. Hoy es el encargado de su orientación y se reúne con los delegados de las parroquias el último sábado de cada mes en el Seminario Mayor; ha publica do un manual de apoyo para el acompañamiento de los retiros, directrices para la organización y para el manejo de los recursos financieros.
Monseñor Pedro es el conci liario de los Equipos de Nuestra Señora, movimiento católico para matrimonios, que propone que éste sea un servicio al amor, al mismo tiempo que un camino a la felicidad y a la santidad. Nacido en París, Francia, en 1938, el Mo vimiento quiere ayudar a las pare
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotájas a descubrir su sacramento del matrimonio y a vivirlo en pleni tud. Puesto bajo la protección de Nuestra Señora, anima a las pa rejas a desarrollar una espirituali dad conyugal a través de la ayuda mutua, en una vida de equipo.
La creación de la Escuela de Animadores de Evangelización es muy reciente, sin embargo, ya hay más de mil quinientos ins critos para su formación. La es cuela depende del Centro para el Anuncio, Formación en la Fe y Diálogo con la Cultura y mon señor Pedro fue el autor de la estructura de los folletos básicos
Como todo obispo es padre y pastor. Por eso realiza visitas pastorales a las Vicarías y a las parroquias. En la Semana Santa acompañó distintas comunidades durante el Triduo Pascual.
El primer dinamismo del plan de evangelización consiste en salir para descubrir a Dios en la ciudad. Este reposa sobre la convicción fundamental de que Dios siempre está actuando en los corazones y en la historia humana. Y su acción tiende siempre a conducir a los seres humanos a la verdad y a la alegría de una vida en el amor y el don generoso de sí.
El ideal, que nos une y compromete, caracteriza con tres adjetivos la actitud que deben asumir los evangelizadores: dialogante, profética y propositiva.
Reflexionemos esta vez en la actitud dialogante. No sobra primero recordar que una actitud significa una disposición habitual para actuar de una cierta manera. La actitud dia logante implica, por lo tanto, mucho más que propiciar el diálogo en algunos momentos particulares. Más que un con junto de ocasiones para dialogar es una manera de ser que se refleja luego en el estilo habitual de presencia y de interac ción con los demás.
Podríamos definir esta actitud dialogante en función de varios elementos:
La escucha, la capacidad de estar atento a lo que expresan los demás y en primer lugar a lo que Dios mismo nos dice. Esta capacidad está sostenida por la convicción profunda de que ninguno de nosotros está en posesión plena de la verdad y de que, por consiguiente, es necesario abrirse a la palabra y al pensamiento de los demás para llegar a una comprensión más plena de la realidad.
El primer dinamismo del plan de evangelización consiste en salir para descubrir a Dios en la ciudad. Este reposa so bre la convicción fundamental de que Dios siempre está ac tuando en los corazones y en la historia humana. Y su acción tiende siempre a conducir a los seres humanos a la verdad y a la alegría de una vida en el amor y el don generoso de sí.
Por otra parte, el evangelizador es consciente de que, si bien es cierto, Jesucristo es el testigo por excelencia de la verdad y que nos ha comunicado de manera única todo lo concerniente al sentido de nuestra existencia y al misterio de Dios, sin embargo, su Espíritu nos va conduciendo hacia la verdad completa.
Así pues, el evangelizador sabe que, en el contacto con otras personas con maneras diferentes de pensar, puede en contrar elementos que le ayuden a avanzar hacia una mayor comprensión de la verdad y sabe igualmente que la escucha no es simplemente una actitud estratégica, sino una media ción necesaria para avanzar en el conocimiento de la verdad. Así, por ejemplo, en el diálogo con el no creyente puedo to mar conciencia más clara de los factores que le quitan niti
dez y credibilidad al testimonio cristiano o puedo identificar adherencias no cristianas a la imagen de Dios que no corres ponden a la Buena Nueva de Jesús sobre Dios.
Obviamente, la actitud dialogante no supone poner entre paréntesis las propias convicciones ni disimularlas, pero sí estar dispuesto a avanzar hacia la verdad, dejándonos enri quecer por las percepciones de los demás. El mundo de hoy valora mucha la sencillez y la capacidad de escucha y cada vez soporta menos a quienes pretenden tener siempre la úl tima palabra y descalifican rápida o ligeramente las posturas de otros.
Pero la actitud dialogante supone también saber expre sar lo que sentimos y pensamos con claridad. Esto supone un trabajo permanente de oración y discernimiento, pues, a veces, podemos precipitarnos y expresar y defender pos turas que no son realmente evangélicas. Además, la calidad de nuestra expresión está en estrecha relación con la capaci dad de sintonizar con los anhelos y angustias de aquellos con quienes nos encontramos, de partir siempre de aquello que nos une y no de lo que nos separa.
Cuando el diálogo tiene como escenario los grandes de bates sociales relativos a cuestiones morales se impone el recurso a la razón creatural y no a argumentos de autoridad tomados de nuestra tradición (como la biblia o el magiste rio). Cuando se trata de dar solución a los problemas que debe afrontar una sociedad para instaurar la justicia y la paz, se hace necesario admitir las leyes del debate social y ser muy conscientes del carácter coyuntural de las posibles respuestas que en modo alguno pueden ser elevadas al rango de afirma ciones dogmáticas.
¿En qué comportamientos, gestos o espacios de mi ejercicio ministerial se manifiesta la actitud dialogante?
¿Soy consciente de la necesidad de formar a los discípulos misioneros de hoy en el diálogo? Si es así ¿cómo lo hago? ¿de cuáles medios me valgo?
¿Cómo percibo la realidad del diálogo entre la Iglesia y la sociedad en nuestro país? ¿Qué aspectos lo entorpecen? F
Su vida fue un rico recorrido por las más diversas actividades pastorales como sacerdote Germán Isaza Vélez
Fue un sacerdote de una sola pieza que enalteció el nombre del sacerdocio de Cristo y que llevó a la altura la pertenencia al clero de la arquidiócesis de Bogotá, luego de formarse en el Seminario Conciliar de San José, allí donde se prepararon también los sacerdotes que en sentido homenaje lo acompañaron en su pascua definitiva.
En la madrugada del día 13 de marzo de 2018 falleció en Bogotá monseñor Carlos Sánchez Torres, sacerdote de la arquidiócesis de Bogotá. Tenía 89 años de edad y casi 64 de ministerio sacerdotal, pues se había ordenado el 30 de noviembre de 1954, después de formarse en el Seminario Mayor de Bogotá. Había nacido el 4 de noviembre de 1928 en la población de Gachancipá, Cundinamarca, en el hogar conformado por Fidel Sánchez y María de Jesús Torres. Murió a causa de un infarto.
La vida de monseñor Carlos Sánchez fue un rico recorrido por las más diversas actividades pasto rales como sacerdote. Fue párroco de aquellos que construyeron igle sias en medio de situaciones de mucha pobreza, pero también de mucho vigor pastoral y comuni tario Se desempeñó como vicario episcopal por 25 años y el fruto
más preciado de ese servicio fue la creación de numerosas parroquias en Bogotá, trabajando de la mano de las juntas de acción comunal, las cuales le ofrecían los terrenos comunales de los barrios para dar lugar a sus templos parroquiales.
En el campo de la evangeliza ción, monseñor Sánchez creó la Escuela Parroquial de Catequesis, ESPAC, la cual formó infinidad de personas para desempeñar el ministerio de evangelización a ni vel parroquial, no solo en Bogotá, sino también en diversas jurisdic ciones eclesiásticas del país. En algún momento, esta escuela llegó a tener 20.000 personas en forma ción. De alguna manera esta obra extraordinaria sembró la semilla de la Escuela de animadores de la evangelización que ahora se quie re impulsar en la arquidiócesis de Bogotá.
Monseñor Sánchez tuvo un her mano sacerdote, el padre Jaime, quien era el párroco en el barrio
Venecia cuando el papa Pablo VI visitó Bogotá en el año 1968. Mon señor fue un activo colaborador en la organización de esta primera visita pontificia a nuestra nación. De la familia de Monseñor vive aún su hermano Guillermo. Por lo demás, monseñor Carlos Sánchez fue un hombre muy cercano a los Cardenales Arzobispos de Bogotá, con quienes colaboró de manera irrestricta en todas las tareas de la arquidiócesis de Bogotá.
Carlos Sánchez Torres fue un sa cerdote totalmente entregado a su ministerio y vivió de lleno su ser vicio a Dios y a la Iglesia. Hombre extraordinariamente activo en to dos los campos, siempre presente en la vida de su iglesia particular, hermano sacerdote generoso y alegre, hombre culto y sencillo. Las huellas pastorales de monseñor Sánchez están marcadas en parro quias como la de Funza, Fontibón, San José de Fontibón, Nuestra Señora del Carmen en Gutiérrez,
San Pablo, Nuestra Señora de La Paz y Dei Verbum. También co laboró en la curia de Bogotá y en el Secretariado del episcopado co lombiano. No pocas instituciones se beneficiaron de su servicio a través de la dirección o en sus jun tas directivas: el colegio Cardenal Pacelli, la Beneficencia de Cun dinamarca, la Aldea de Niños de Colombia, el ICBF, el Refugio de la Joven, entre otras. También fue nombrado Prelado de Honor de su Santidad Juan Pablo II.
Los fieles colmaron el templo parroquial en las exequias del padre Germán Isaza
El padre Germán Isaza Vélez falleció el 3 de febrero de 2018 en Bogotá, luego de padecer una larga y penosa enfermedad. Había nacido en el año 1948 y ordenado sacerdote en 1976. Casi 70 años de vida, de los cuales dedicó más de 40 al servicio de Dios y de la Iglesia.
Sus exequias se celebraron en la parroquia Nuestra Señora de Torco roma, en la cual había servido una época como párroco. Fue una cele bración presidida por el cardenal arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar Gómez, y concelebrada por ocho obispos y más de setenta sacerdotes. Los fieles colmaron el templo parroquial y así hicieron reconocimiento agradecido a este hombre de Dios, que ciertamente dejó profunda hue lla en la arquidiócesis de Bogotá.
El padre Germán Isaza, miembro de una prestante familia caldense, reunió en su existencia varias características que le dieron un perfil sacerdotal muy completo. Se trataba de un hombre supremamente culto, lector infatigable y poseedor de una muy importante biblioteca que hoy reposa en un seminario. Fue asociado por tres arzobispos de Bogotá como Canciller de la Curia y allí se desempeñó con lujo de detalles. Demostró que era un hombre de total entrega a la Iglesia y de una fidelidad a toda prueba con los prelados que lo tuvieron cerca. Allí, en la Cancillería de la arquidiócesis de Bogotá, servicio complejo desde todo punto de vista, demostró todo su amor a la Iglesia y en forma muy especial hacia los sacerdotes. Actuó siempre con una discreción que no siempre se da en esos cargos pues fue un hombre alejado de toda pretensión de honores y exaltaciones. Como pocos, tenía casi que una obsesión por no aparecer en nada ni nunca. Su forma de presencia fue el servicio sacerdotal.
El padre Isaza Vélez sirvió en diversos campos de la pastoral, como las parroquias, los colegios, juntas directivas en obras de la Iglesia y en la Curia arquidiocesana. En todo brilló su inteligencia, su buen sentido del humor y una fina ironía contra lo insustancial, pero siempre en la caridad. Descanse en paz. F
En una entrevista concedida a El Catolicismo el día en que ce lebró sus 60 años de sacerdocio, monseñor Carlos quiso resumir el espíritu de todo su ministerio en la palabra latina adsum, es de cir “presente”. Con ella sintetizó lo que quiso ser siempre en su vida: un sacerdote presente para Dios, para la Iglesia, para las personas. La repetía todos los días al iniciar su jornada sacerdotal. Y realmen te la iglesia de Bogotá puede decir hoy con alegría y serenidad que este hijo suyo, sacerdote, siempre estuvo presente. Ahora goza de la presencia de Dios. Bogotá - 17
Carlos Julio López Ramírez es un presbítero arquidiocesano, orde nado en 1977 por el cardenal Aní bal Muñoz Duque. Ha tenido una larga y fructífera trayectoria pas toral. Desde muy joven ha sido miembro del Consejo Presbiteral, del Colegio de Consultores, de la Comisión de retiros para el Cle ro, miembro de la Junta Directiva de la Casa de Ejercicios Emaús, representante del Señor Arzo bispo en la Junta Directiva de la Protección de la Joven - Amparo de Niñas, miembro para la Cau sa de canonización de monseñor Ismael Perdomo, de la Comisión de Formación Permanente para el Clero, del Consejo Superior de la Fundación Casa del Sacerdote Mayor, de la Junta Directiva de la Fundación obra de Nuestra Seño ra de Fátima y arcipreste.
En 1992 fue nombrado Vicario Episcopal de la Sagrada Eucaris tía hasta 1994; en 2008 fue Vica rio Episcopal de la Zona Pastoral de San José. En el 2011 fue tam bién Vicario Episcopal adtempus de la Zona Pastoral del Espíritu Santo. En el año 2011 fue nombra do Vicario Episcopal Territorial en Cristo Sacerdote.
Fraternidad (F): Monseñor Car los López Ramírez ha recibido muy amablemente a Fraternidad en la vicaría episcopal territorial de Cristo Sacerdote.
Monseñor Carlos López (MCL): Para mí es un gusto el poderlos reci bir y sentir cómo la Iglesia arquidio cesana presta todos estos espacios y servicios para el bien y el crecimiento de la Iglesia.
F: Quiero empezar hablando un poquito de Usted. Cuéntenos un poco sobre su vocación, cómo llega a ser esta persona cálida y amable.
MCL: La vida lo va haciendo a uno, lo va como ayudando a arreglar y a conformar; tuve la oportunidad de vivir buscando, de cambiar a veces; había momentos de indisciplina; como todo lo de un muchacho. Pero la vida, como decía, lo va arreglando, lo va componiendo a uno. También las responsabilidades van haciendo de uno una persona cada vez más preocupada por los demás, más preo cupada por las necesidades, por vivir más cerca de los demás, sobre todo lo he ido entendiendo a través de mi vida: que uno está hecho para servir a los demás, para dar la vida también por los demás.
F: Esa afirmación de dar la vida por los demás es una máxima en tre los cristianos, pero no creo que sea muy fácil, de verdad, llegar a tener esa convicción. Es el proceso de toda una vida. ¿Usted cree que esa verdad tan importante se dé en nuestra sociedad fácilmente?
MCL: Se da en la sociedad. Lo que sucede es que muchas veces se da en el silencio, porque hoy estamos en un mundo en donde el protagonismo es muy importante; todo el mundo quiere ser protagonista; todo el mun do quiere estar en primer plano; todo el mundo quiere estar en la primera fila. Pero yo creo que uno descubre
mucha gente aún, en el silencio, que está al servicio de los demás.
En este trabajo, en este oficio, en este ministerio encuentra personas realmente con la capacidad de servir a los demás; a los más pobres; a los que están en mayor dificultad; en la atención al enfermo. También a nivel de espacios, como la cárcel, encuen tra uno, realmente y en el silencio, esos servicios, y a mucha gente que se entrega y da la vida por los demás, ciertamente.
F: Desde muy jovencito ha per tenecido al Consejo Presbiteral, ha sido Vicario Episcopal. Su primera vicaría fue la Sagrada Eucaristía, que ya como tal no existe. ¿En dón de quedaba, qué territorio era?
MCL: La Sagrada Eucaristía es el te rritorio de lo que hoy es la diócesis de Engativá. Creo que la ciudad ha ido creciendo, el Distrito Capital es enor me y ha ido extendiéndose; su terri torio cada vez es más grande y por eso la organización que se ha venido dando en la arquidiócesis. También están las diócesis urbanas, que eran vicarías de esta arquidiócesis, Engati vá, Fontibón y Soacha, que pertene cen al Distrito, pero ya no son de la arquidiócesis de Bogotá.
F: ¿Pero, se mantienen unas bue nas relaciones pastorales? ¿hay al gunas coordinaciones o hay mucha diferencia?
MCL: Creo que en ese momento cada diócesis tiene su proyecto Pasto ral y cada Obispo lo va direccionan do y lo va pastoreando. De manera particular en la dimensión social del Evangelio hay acciones que van sien do comunes. Está el cuidado de la naturaleza, está todo este camino de servicio a los más necesitados, a los pobres, que van trayendo una serie de exigencias. Se pueden hacer cosas que van siendo comunes.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis BogotáF: Habla Usted, precisamente, so bre un tema que es muy importan te: sobre la atención a las personas y no sólo una atención espiritual sino una atención desde lo físico. ¿Cómo se hacía antes, cómo se hace ahora, hay ahora más facilidades para llegar a la gente?
MCL: La Iglesia, desde el Evangelio, siempre ha tenido una respuesta a las distintas necesidades, aunque sean muchas, y cada vez que el tiempo va pasando, que se va haciendo la his toria, que van creciendo las ciudades y las necesidades los problemas son más grandes y más delicados.
Recuerdo cuando siendo joven sacerdote había problemáticas y la Iglesia salía al encuentro de esas pro blemáticas, pero también la ciudad ha crecido y por lo tanto las situaciones son a veces cada vez más grandes, más imperiosas y, por lo tanto, con unas urgencias de respuesta muy fuertes y muy exigentes. La Iglesia se ha ido organizando cada vez mejor, ciertamente, para dar respuesta a esas necesidades, entonces encontramos la atención que hay en distintos luga res, en distintas circunstancias. Para con los presos, para con los ancianos, para las personas que son excluidas, para los niños, los jóvenes… de ma nera que la Iglesia va respondiendo con las posibilidades que va teniendo en cada momento de la historia, en cada circunstancia.
F: Siempre en una coyuntura di ferente.
F: La Iglesia, como lo ha dicho, se ha tenido que ir adaptando sin per der su esencia, sin perder su identi dad, pero adaptándose a diferentes momentos sociales, culturales y políticos. ¿Cómo ve usted a la Igle sia en Bogotá en este momento? ¿Cómo describiría la Iglesia en Bo gotá?
MCL: Yo siento que hay una pre sencia muy bella de la Iglesia en la ciudad y es precisamente el número de parroquias en toda la Arquidióce sis. Muchas parroquias con necesida des muy grandes, pero son respuestas -todas ellas en distintos puntos de la ciudad- a todas esas circunstancias de quienes habitan aquí, esa necesidad profunda de la gente que necesita ser evangelizada, y no sólo con predica ciones de la palabra sino con acciones propias; yo creo que los párrocos van adquiriendo unos compromisos muy fuertes, muy interesantes, que van mostrando la entrega del pastor.
Uno va descubriendo esa presencia de la Iglesia a través de las parroquias como fundamental y muy propia en la Arquidiócesis, realmente el núme ro de parroquias es grande.
F: Ya casi tenemos 300. MCL: Exactamente, y muchas ve ces -como digo- con dificultades. A veces se preguntan por qué se siguen creando parroquias en esos lugares tan inhóspitos, pero es la presencia, a través de un sacerdote, ahí donde está entregando su vida y es presencia de una Iglesia que se preocupa por los hermanos a través de una persona, de un pastor que está allí acompañando, que está organizando, que está cre
MCL: Pues sí, porque va crecien do la ciudad y la sociedad, hay más problemas, más dificultades; hay co sas que se pueden ir superando; yo recuerdo cuando era un joven sacer dote y existían los gamines, que eran los niños de la calle, que uno los veía esculcando las basuras, pidiendo de comer; hoy en día uno diría que está casi erradicado, hoy uno ve personas adultas, son las que están en esas cir cunstancias. Siempre se ha prestado atención a todas esas problemáticas que va sufriendo la sociedad, muchas veces por injusticia, por mala distri bución de los bienes, por acapara miento, pero la Iglesia nunca deja de prestar atención.
ciendo también con la comunidad. Igualmente se da su presencia en pa rroquias pudientes; también es la pre sencia de la Iglesia en esas circunstan cias, en esas situaciones de gente con un estilo de vida distinto, pero tam bién con una necesidad muy grande y muy profunda del Evangelio, de la Buena Noticia de Jesucristo.
F: ¿Para usted hay alguna dife rencia entre los sacerdotes de su ge neración, formados de una mane ra muy particular en el Seminario Mayor y los muchachos actuales? ¿Cómo percibe la evolución gene racional?
MCL: Sin duda alguna hay diferen cia, porque las épocas de formación son distintas. Pero hay un referente que me parece que es fundamental y es el Seminario. El Seminario nos da identidad, uno siempre tiene como referencia el Seminario donde se for mó, donde camino, donde vivió una historia de lágrimas, de alegrías, de contactos, de cercanías, de ausen cias, de compañeros que pasaron que no llegaron a ser sacerdotes… Estos muchachos, es decir, los nuevos sa cerdotes tienen también el referente que nos identifica. Son épocas distin tas, pero hay una identidad que es el Seminario como el lugar propio de la formación de un joven hacia la vida sacerdotal.
F: La Iglesia en Bogotá siempre está atendiendo casos muy difíci les, no sé si es algo universal, pero la Iglesia siempre se enfrenta a situa ciones complejas. ¿Usted cómo ve el futuro de la iglesia particular de Bo gotá? ¿Qué le espera a esta iglesia, qué retos va a tener que afrontar?
MCL: Yo siento que a la iglesia de Bogotá le espera ser fiel a su misión que es anunciar a Jesucristo. Los re tos serán los de cada momento de la historia. El mensaje de Jesucristo no cambia, es la esencia de nuestra
misión, de nuestra vocación; la esen cia misma de la Iglesia es Jesucristo, entonces la Iglesia tiene el deber y la obligación de predicar y de vivir siempre a Jesucristo en todas las di mensiones de su historia, de las cir cunstancias con las personas con las cuales le toca trabajar, con las cuales tiene que ir caminando, tiene que ir haciendo camino hacia el reino de los cielos. Los retos vendrán con cada momento de la historia. Uno puede decir que tenemos retos de indiferen cia, de credibilidad, alegría, de inte rrogantes, de testimonios.
Muchos son los retos de pobreza, hambre, cárcel, circunstancias de in justicia; pero ahí está la Iglesia con su mensaje que es el mensaje mis mo de Jesucristo. Es el mismo Jesu cristo, como buena noticia para toda esta cantidad de circunstancias que se presentan hoy, pero que se van a presentar también mañana, porque la Iglesia va en ese camino de historia y va en ese camino hacia el reino de los cielos.
F: Monseñor, hace unos años no se hablaba de “comunicación”, había apenas periódicos, una te levisión con 2 canales, algunas emisoras… hoy en día ese reto co municacional es amplísimo, hay un abanico inmenso de posibilida des. Usted cómo ve nuestra iglesia particular de Bogotá metida en ese reto impresionante de comunicar, a través de todos esos nuevos for matos, esas nuevas formas y cana les comunicativos.
MCL: Empezaría diciendo esto: la obra creadora de Dios es una obra que invita y es comunicación. Cuan do uno en el libro del Génesis, ve los primeros capítulos, ve a un Dios creando y comunicando. Es un Dios que se comunica porque cuando se nos habla de la interioridad de Dios, de la Trinidad del Padre, Hijo y Espí ritu Santo es una comunicación.
¡Dios es amor! esa comunicación entre las tres personas divinas es la comunicación del amor, es una co municación de Dios. Y, ¿qué hace la comunicación? Da vida. Cuando uno ve a Dios creando, Dios comunica su ser a una criatura, da la vida. Cuando crea al hombre sopla en él, sopla lo que Él es, su vida, su amor y lo hace un ser comunicativo. De tal manera, que diría yo, que la esencia del hom bre es la comunicación, porque lleva Dios, a un Dios que se comunica.
Se comunica para salvar, se comu nica para rescatar, se comunica para dar, para entregar. El hijo amado de Dios, que es Jesucristo, ¿qué es lo que hace? es comunicar la vida de Dios. Uno lee el Evangelio y nos muestra todos los actos de Jesús comunican do vida: crea la Iglesia y la crea para comunicar vida, por eso cuando ha blamos de evangelizar hablamos de comunicar la vida de Dios, que se lla ma Jesucristo.
En la arquidiócesis de Bogotá, sin duda alguna vuelvo a repetir, hay una conciencia muy clara de lo que es la Iglesia; de la misión de la Iglesia, que es evangelizar. Esa es la comunica ción.
Ahora, por naturaleza, el hom bre está llamado a la comunicación. Cuando un niño nace se espera siem pre que se comunique. Entonces el niño se comunica con gestos, con risas, con una mano que toca, que aprieta.
En el ser humano es natural; en no sotros como ministros, como sacer dotes, es natural comunicar la Pala bra; por eso predicamos y preparamos la palabra de Dios, preparamos qué decir a los hermanos y comunicamos. Pero hemos entrado en un mundo de la ciencia de la comunicación que nos trae toda esta evolución de medios de comunicación y, entonces, se habla de Twitter, WhatsApp, celular, el compu
tador… ¡cantidad de cosas! que son medios y formas de realizar lo que yo, por vocación de parte de Dios, tengo que comunicar. Entonces ese uso de los medios debe traernos el cuidado para saberlos utilizar como todo lo que el hombre va creando, entonces, frente a su pregunta me parece que es la manera de tener cuidado, de saber tratar todos estos medios para poder dar el mensaje. No desvirtuarlo. Y, a través de los medios, nosotros vamos a poder cumplir la misión de la Igle sia que es Evangelizar. F
Yo siento que hay una presencia muy bella de la Iglesia en la ciudad y es precisamente el número de parroquias a nivel de toda la Arquidiócesis; parroquias con necesidades muy grandes, pero son respuestas a todas esas circunstancias de quienes habitan en Bogotá, es una respuesta a esa necesidad profunda que tiene la gente de ser evangelizada
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáLa parroquia San Manuel Morales, “hija” de San Tarsicio, nació en medio de un sector de altísimo desarrollo urba nístico y densidad poblacional. Abarca los barrios Acacias, Alameda, Belmira, Santa Mónica y Contador Norte. Fue erigida por el señor cardenal Pedro Rubiano Sáenz el 7 de diciembre de 2001. Su primer párroco fue monseñor Jorge Acevedo, si bien la comunidad había sido formada por el padre Jorge Marín.
Es parte de la Vicaría Padre Misericordioso. En palabras de su actual párroco, padre Manuel Mora Laguado, la comu nidad quedó marcada por la presencia del padre Jorge Ace vedo y a imagen de su patrono, Manuel Morales, un laico comprometido hasta el martirio, sus miembros han enten dido su responsabilidad en la construcción de su comuni dad y de la Iglesia peregrina, en salida y evangelizadora. La parroquia cuenta con tres espacios de formación y de culto: el templo parroquial, terminado en el año 2013; la capilla Señor de la Misericordia y la capilla de la Virgen Milagrosa.
Santa María del Prado es la parroquia del barrio Villa del Prado, al norte de Bogotá. Su primera capilla, luego de ser erigida el 1° de abril de1986, fue demolida en el año 2007, para construir un centro cultural.
Entonces la comunidad y sus párrocos empezaron la conse cución de casas dentro de la urbanización para levantar su templo, sueño realizado durante el pastoreo del padre Jairo Salazar Gómez, y fue como él lo dijo en la consagración del templo en diciembre del 2015, “la comunidad ha trabajado por veinte años para poder levantar su templo parroquial y ha debido sortear muchos obstáculos, también ha debido superar episodios tristes como la demolición del templo an terior (en cual celebraron por más de 15 años) para dar paso a un gran complejo cultural”.
El padre Manuel Mora Laguado nació en Cúcuta el 20 de julio de 1969. Fue ordenado por su excelencia Enrique Sarmiento Angulo, el 6 de diciembre de 1997. Es capellán en el Colegio Marymount y animador del Equipo Arquidiocesano para la Formación Permanente de la Fe.
El padre Jairo Salazar Gómez nació en Manizales, el 21 de septiembre de 1958. El cardenal José de Jesús Pimiento lo ordenó presbítero el 26 de noviembre de 1988, sin embargo, hace catorce años vino a Bogotá. Se incardinó en julio de 2013 y ha sido párroco en Jesucristo Nuestra Pascua y Santa María del Prado, desde 2012.
Por seis años, el padre Justiniano Sanabria es tuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora del Rosario – Chipaque, todo su pastoreo estuvo encaminado a llevar a cada vereda y a la comu nidad parroquial el Nuevo Rumbo.
Bajo esta premisa, sus catequesis se desarro llaron a la luz del Plan de Evangelización. Su ministerio ha sido multiplicador del mensaje y de las acciones del Plan E y, por eso se asegura que los chipaquenses “Salgan testigos de la Mi sericordia”. La comunidad lo tiene muy claro, hablan de manera apropiada del Plan de Evan gelización y, lo más importante, lo ponen en práctica en su cotidianidad.
Chipaque es un municipio de Cundinamarca que está ubicado en la provincia de oriente. Se encuentra a 42 km de Bogotá. Como fuente de ingresos para sus 8.500 habitantes, en las 25 ve redas que lo conforman, está la agricultura con cultivos de cebolla, tomate, papa y, también la ganadería.
El padre Justiniano Sanabria Torres nació en Machetá hace 58 años. Se formó con los Salesianos, cuya misión se caracteriza por la ayuda a la juventud más necesitada. Se incardinó en la arquidiócesis de Bogotá en el año de 1999, luego de su ordenación sacerdotal con los salesianos el 28 de agosto de 1993. Actualmente es párroco en Santa Francisca Romana.
Es la parroquia más extensa de la arquidiócesis bogotana y con el paisaje más bello: el Páramo de Sumapaz.
Usme fue fundado en 1650 como San Pedro de Usme, convirtién dose en el centro de una zona rural dedicada a la agricultura, la cual provee parte importante de los alimentos a Bogotá. Su nom bre, de origen muisca, era Usminia, el cual estaba ligado senti mentalmente a los Caciques en la antigua Bacatá (Bogotá).
La parroquia San Pedro-Usme fue creada el 2 de marzo de 1718, por el arzobispo fray Francisco del Rincón, mínimo. Al cumplir sus 300 años de servicio pastoral celebró el pasado domingo 18 de marzo una solemne eucaristía, presidida por el señor cardenal Rubén Salazar Gómez.
La historia registra que la primera iglesia de la región fue construi da en 1590 y la torre del templo parroquial, en 1887.
El territorio parroquial está dividido en 17 veredas de Usme y 28 de Sumapaz, la acción pastoral se coordina a través de los maes tros, los catequistas y presidentes de la Acción Comunal. F
El padre Álvaro Moreno nació en Gutiérrez, Cundinamarca, el 8 de junio de 1965. El 1° de diciembre de 1990 fue ordenado presbítero por el señor cardenal Mario Revollo Bravo. Ha sido párroco en San Cristóbal, Fómeque, San Martín de Tours, arcipreste y miembro del Consejo Presbiteral. Hace casi dos años es el párroco en San Pedro, Usme.
San Pedro de Usme, 300 años evangelizando entre la ciudad y el campoFraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
El Seminario nació bajo el auspicio del arzobispo Fray Luis Zapata de Cárdenas, quien tomó la iniciativa de fundar la institución para la formación del clero en Santa Fe de Bo gotá y lo hace con el nombre de Seminario de San Luis, en el año 1581.
Muchos avatares debieron ser sobrepasados hasta llegar a la hermosa sede actual del barrio El Chicó, construida por el arquitecto José María Montoya Valenzuela entre 1943 y 1946, en tiempos del arzobispo Ismael Perdomo, donado por Enrique Pérez Hoyos y Mercedes Sierra de Pérez, en los ce rros orientales de la ciudad.
El edificio es de estilo románico, la más genuina creación del arte cristiano de Occidente que, hacia fines del siglo IX, tomó de sus predecesores clásicos, antiguas formas y dis posiciones de construcción, transformándolas con el alien to de la piedad cristiana. F
Óleo de monseñor Ismael Perdomo, en el Seminario. Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáMonseñor Vargas fue ordenado presbítero el 6 de diciembre de 1952, por el futuro cardenal Crisanto Luque Sánchez, para el servicio de esta Arquidiócesis. Han sido 66 años de entrega al servicio pastoral en Bogotá. El 27 de abril ha cumplido 90 años, y su voz, como su fe, sigue firme y profunda.
Ama a la Iglesia arquidiocesana; se siente agradecido con sus superiores, con sus formadores y con los cardenales que ha conocido y con los que ha compartido. Siempre fue obediente ante las labores asignadas y lugares en donde fue nombrado. Hablando con Fraternidad, recuerda claramente y de memoria las parroquias en las que ha servido en estos cortos 66 años: Las Cruces, Las Nieves, La Estrada, San Fernando, San Vicente de Paúl, donde duró 20 años de párroco y de donde tiene inmensos y gratos recuerdos.
En la Inmaculada monseñor
Concepción del Chicó estuvo16 años, fue rector de la Iglesia San Juan de Dios, también pasó por Santa Bibiana. En los últimos 12 años ha acompañado las eucaristías de las 7:30 de la mañana en la parroquia de Cristo Rey. Tiene una mirada tranquila, habla de manera pausada y con humor fino, se siente feliz y con el deber cumplido, “Aunque siempre uno queda debiendo, el Señor ha sido especialmente generoso y bueno conmigo, sin embargo, uno nunca está a paz y salvo”.
Monseñor Andrés es parte de una familia creyente y muy unida, sus padres lo ayudaron a discernir su vocación, a cuidarla, lo apoyaron en esta decisión y por supuesto en su formación. Fueron cuatro hermanas y él. Una de ellas es religiosa de la comunidad del Sagrado Corazón y vive en compañía de su hermana Isabel. F
Puente J nace, como lo explica el padre Jorge Páez, líder de la inicia tiva, después de una serie de reflexiones: “tuve tres reflexiones claras: la sed que tienen los jóvenes de compartir con otros adolescentes, sed de Dios y sed de servir, por eso el proyecto busca acercarlos de nuevo a las parroquias”.
El proyecto Puente J pretende iniciar con un fortalecimiento impor tante de la presencia de jóvenes en las parroquias. Partiendo de la Jor nada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realizará en enero del 2019 en Panamá en la que se espera que participen como mínimo dos jóvenes por cada parroquia de las ocho Vicarías Territoriales. Ellos serán los en cargados de darle vida a toda esta iniciativa, gestionando acciones y es pacios que motiven e involucren a otros adolescentes de la arquidiócesis de Bogotá.
La arquidiócesis de Bogotá, por medio de Puente J, ha pedido a to dos sus párrocos que elijan dos jóvenes para que participen de la JMJ. Uno de los criterios más importantes para la selección de las personas es que estén vinculadas a la parroquia y trabajen continuamente por su comunidad. De tal manera, cuando regresen de Panamá, los jóvenes se encuentren motivados, con nuevas ideas y empiecen a implementar los ejes de Puente J con los demás jóvenes de su comunidad.
Por eso, el padre Páez extiende una invitación a todos los jóvenes para que abran el corazón y escuchen la voz de Jesucristo: “espero que pue dan acompañar a la Arquidiócesis no solo en la JMJ, sino a la propuesta Puente J, estrechando lazos para caminar juntos, la sociedad y el país requieren de su espíritu joven, haciendo presencia de Iglesia a través del Evangelio”. F
El Observatorio de la Arquidiócesis se sumó a la elaboración de un informe sobre la migración en Latinoamérica, escribiendo el capítulo de Colombia, el cual se hizo por iniciativa del En cuentro de Observatorios y Centros de Investigación de América Latina y El Caribe, realizado en abril de 2017 por el CELAM.
El capítulo de Colombia da cuenta del incremento sostenido de entradas y salidas de personas del país, entre 2001 al 2016, llegando a un 245%. También aborda tres de los fenómenos migrato rios del país: el desplazamiento forza do interno, la inmigración de personas provenientes de Venezuela y el uso creciente de Colombia como país de tránsito para llegar a USA por parte de migrantes en condición irregular.
Por último, se destacan las acciones que la Iglesia Católica ha desarrollado para la acogida de los migrantes, espe cialmente de la Fundación de Atención al Migrante –FAMIG- y la Corporación Scalabrini, principalmente en Cúcuta.
Un apartado de este informe se publi cará en el segundo número de la Re vista Faro, medio de comunicación del Observatorio. F
Mayores informes en: http://observatorio.arquibo gota.org.co/es/
El proyecto cuenta con tres ejes principales que tienen como base la participación de los jóvenes:
Eje1: Acoger. Comunidades juveniles; movimientos ju veniles; colegios; iniciación cristiana para jóvenes; APP jóvenes A (aplicación).
Eje 2: Festejar. Retiro espi ritual; eucaristía de jóvenes; conversatorio con el Carde nal; pascua juvenil; concier tos; jornada mundial de la ju ventud; encuentros de vida; semana de la juventud.
Eje 3: Involucrar. Servicio a mi ciudad; presencia en es cenarios juveniles.
Alejandra Martínez (Izq.) del Observatorio de la Arquidiócesis y monseñor Germán Pinilla, en el lanzamiento del primer número de Faro.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
Arquidiócesis de Bogotá EVANGELIZACIÓN DE LA JUVENTUDEn tiempos marcados por el fundamentalismo y la tiranía de la opinión de los medios, nos conviene formarnos cada vez mejor en la mesura del entendimiento y el rigor científicos.
Martín Gil, Pbro.
La Academia Pontificia de las Ciencias fue creada como Accademia dei Lincei en 1603 bajo el patrocinio del erudito príncipe romano Federico Cesi y del papa Clemente VIII y tuvo como primer presidente a Gali leo Galilei. Después de su extinción pocos años des pués, fue recreada por Pío IX en 1847 y luego por Pío XI en 1936, que le dio su actual nombre.
Tiene como fin “la promoción del progreso de las ciencias matemáticas, físicas y naturales y el estudio de las correspondientes cuestiones epistemológicas” (Es tatutos de 1976) y cuenta con una sede propia en los jardines vaticanos. La financiación de sus actividades y publicaciones está dentro del presupuesto corriente de la Santa Sede. Sin embargo, no hay ningún requisito confesional para pertenecer a ella ni limitación algu na en los temas de investigación. Su trabajo es siempre independiente y no está bajo la tutela de ninguna Con gregación. Muchos premios Nobel han hecho parte de ella y eminentes sacerdotes científicos participan de las sesiones, publican y realizan estudios del más alto nivel y reconocimiento internacional.
Con la muerte de Stephen Hawking (1942-2018), tuvimos la oportunidad de ver sus fotos junto a los recientes pontífices, pero poco se mencionó de su per tenencia a aquella Academia. Sus afirmaciones sobre la mente de Dios en los años ochenta pasaron luego a su argumento de no necesidad en la creación, pero nunca postuló su inexistencia. Los artículos perio dísticos giraron en torno a algunas declaraciones sin contexto y a las limitaciones de su condición física. Sin embargo, cuando sabemos de su participación en esta entidad pontificia, comprendemos mejor su carácter como hombre universal y la tarea siempre pendiente de apertura y diálogo de lenguajes entre la fe y la cien cia. Como él, muchos científicos se han preguntado por esas fronteras del conocimiento humano que nos
enseñan la modestia y el respeto frente a los innumera bles campos de investigación, experimentación y her menéutica de la tradición. La vida de algunos de ellos parece ser las de bienaventurados laicos que han dado todo por el esplendor de la Verdad. Semina Verbi.
Entre nosotros presbíteros, este diálogo ha sido más breve y limitado, pero no ha dejado nunca de existir. Cabe mencionar al eminente José Celestino Mutis (1732-1808), al fundador del Jardín botánico, Enrique Pérez (1886-1972), a Pedro Ortiz Valdivieso s.j. (19262012), orquideólogo y biblista y al también jesuita René van Hissenhoven, geofísico, cuyos trabajos continúan en la actualidad. Muchos otros, sin poder aquí nom brarlos, ejercen su sacerdocio con humildad y celo en diversas disciplinas naturales y humanistas, cruzando fronteras en el mundo de la investigación y la docencia. A ellos la gratitud y el reconocimiento.
En tiempos marcados por el fundamentalismo y la tiranía de la opinión de los medios, nos conviene for marnos cada vez mejor en la mesura del entendimiento y el rigor científicos, según nuestros particulares dones para el bien de la Iglesia. Todos nosotros tenemos cua lidades que explorar y desarrollar por amor al Señor y a su Iglesia. Entre las ciencias, las artes, la literatura y la teología se cruzan incesantes búsquedas que con forman la belleza policroma del saber humano ante lo insondable del misterio de la vida y de la historia.
Recordemos finalmente las palabras de Benedicto XVI en el discurso de Ratisbona: “Occidente, desde hace mucho, está amenazado por esta aversión con tra los interrogantes fundamentales de su razón, y así sólo puede sufrir una gran pérdida. La valentía para abrirse a la amplitud de la razón, y no la negación de su grandeza, es el programa con el que una teología com prometida en la reflexión sobre la fe bíblica entra en el debate de nuestro tiempo” F
El señor cardenal Aníbal Muñoz Duque* preside la procesión del Jueves Santo, con el Santísimo, hacia el monumento en la iglesia de la Veracruz. A la derecha se ve al entonces muy joven semina rista Pedro Luis Arias Durán.
El cardenal Muñoz Duque participó como padre conciliar en las cuatro sesiones del Concilio Vati cano II y fue uno de los cuarenta obispos firmantes del Pacto de las Catacumbas de Domitila, por el que se comprometieron a caminar con los pobres asumiendo un estilo de vida sencillo y renun ciando a todo símbolo de poder.
En 1970 promovió la creación de las vicarías episcopales dentro de la Arquidiócesis, quería que es tas zonas pastorales se convirtieran en diócesis independientes, lo cual se logró con la creación de las Diócesis de Fontibón, Engativá y Soacha en 2003.
En 1978 participó de los dos cónclaves que llevaron a la elección de Juan Pablo I y Juan Pablo II. F *Santa Rosa de Osos, Antioquia, 3 de octubre de 1908. +Bogotá, 15 de enero de 1987.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de BogotáLa Fundación Universitaria Monse rrate – Unimonserrate– es una Institu ción de Educación Superior regentada por la Arquidiócesis de Bogotá.
La Fundación Universitaria Monse rrate tiene su origen en los Institutos Familiares y Sociales, dirigidos por la congregación religiosa Hijas del Co razón de María, en varios países de Europa y América. En el año de 1948 se fundó el Instituto Familiar y Social (IFS) en Bogotá, vinculado especial mente con los Institutos de París y México. Tenía por objeto preparar a las jóvenes para su vida matrimonial, y para ejercer influencia en el entorno social, con dos años de estudios teóri cos, teórico-prácticos y prácticos.
En el año 1963 se cambia la razón social por la de Instituto de Educa ción Superior Familiar y Social, simi lar a los ya existentes en varios países de Europa y América Latina. Se crea el programa de Educación Familiar y Social cuya necesidad se hizo eviden te ante el imperativo de preparar para la vida familiar, no sólo a un grupo de jóvenes de estratos altos, sino a las mujeres de todas las clases sociales.
Posteriormente en 1981, comienza el programa de Licenciatura en Edu cación Preescolar.
Para dar cumplimiento al Decreto 80 de 1980, por el cual se reformó la Educación Post-secundaria, fue ne cesario en el año 1983, que la Fun dación Asociación Social y Familiar –FASF–, a la cual se habían integrado sacerdotes y laicos comprometidos, junto con tres reconocidos profesio nales del Derecho, diera origen a un nuevo ente jurídico que se denominó Fundación Universitaria Monserra te –con la sigla FUM-, en reemplazo del Instituto de Educación Superior Familiar y Social.
La Fundación Universitaria Mon serrate – Unimonserrate fue recono cida legalmente por el Ministerio de Educación Nacional, mediante per sonería jurídica por resolución 1381 del 3 de febrero de 1983.
El ICFES, mediante acuerdo 120 del 27 de junio de 1985, autorizó el cambio de denominación del pro grama de Licenciatura en Educación Familiar y Social por el de “Trabajo Social”.
En 1988 se crea el programa de Li cenciatura en Educación Básica Pri maria, para la formación de maestras y maestros. La educación postgra duada se inicia en 1991. El primer
programa es el de Especialización en Educación Sexual. Y en 1992 se abre la Especialización en Educación y Orientación Familiar (actualmente con un buen grupo de estudiantes, y con alto número de graduados).
Posteriormente, en 1998, por acuerdo 322 del Consejo Superior, se amplió la Facultad de Ciencias Socia les al campo de lo económico, deno minándose Facultad de Ciencias So ciales y Económicas. En 1999 se pone en funcionamiento el programa de Finanzas y Negocios Internacionales. Más adelante en 2002 se crea el pro grama de Administración de Empre sas y Gestión Ambiental.
En enero de 2000 se inicia el programa de Educación Básica con Énfasis en Lengua Castellana. Y en 2009 nacen los programas de Licenciatura en Educación Bilingüe y Tecnología en Logística Integral.
En el mes de febrero de 2014 se establece la alianza entre la Arquidiócesis de Bogotá, Fundación Acción Social y Familiar, Sociedad Hijas del Corazón de María y La Fundación Universitaria Monserrate.
El propósito de esta alianza es aunar recursos y experiencia orientados a la formación integral de los estudiantes de la Fundación Universitaria Monserrate, de acuerdo con su misión. Así la Unimonserrate se convierte en una Institución de Educación Superior, articulada con el Sistema Educativo de la Arquidiócesis de Bogotá –SEAB– . F
Desde que los hermanos de la Salle dejaron en manos de la Arquidiócesis esta obra y su colegio, los niños be neficiados no han dejado de recibir bendiciones traducidas en becas para sus estudios primarios.
En este momento ya son 350 estu diantes del SEAB los que reciben esta ayuda, la cual es un apoyo para el de sarrollo familiar.
La Fundación Obra Nuestra Seño ra de Fátima, es una entidad jurídica, canónica, sin ánimo de lucro avalada por la Iglesia católica y que pertene ce a la arquidiócesis de Bogotá. Su objetivo social es velar por la edu cación cristiana integral de niños de bajos recursos económicos y en edad escolar y apoyar a sus familias; pro piciar un ambiente que favorezca un excelente rendimiento académico y la convivencia de los estudiantes de primaria de los colegios parroquiales.
Fátima trabaja en varios frentes y ofrece diversos proyectos como el Taller de Cuento y Pintura, que bus ca brindar un espacio de lúdica, pe dagogía y espiritualidad; el proyecto del Coro Navideño, que anualmente se prepara para celebrar el aconteci miento más grande de los creyentes católicos: El nacimiento de Jesús. Además, se realizan charlas con pa dres de familia, las cuales ofrecen oportunidades para participar en el conocimiento crítico de la realidad y para provocar cambios de actitud frente a los problemas familiares y so ciales existentes.
La Fundación Obra Nuestra Señora de Fátima es dirigida por monseñor Alberto Ojalvo; la psicóloga Catali na Bello es la encargada del proceso de estudio, adjudicación de ayudas y acompañamiento familiar. F
Los niños, que por la singular situación económica de su familia no cuentan con suficientes recursos para su ingreso a la educación primaria, son apoyados con el programa de becas que les concede la Fundación y constituyen los destinatarios directos de los proyectos de la obra Nuestra Señora de Fátima.
En el Centro Camiliano de Humaniza ción y Pastoral de la Salud de la arqui diócesis de Bogotá, se realizó el Segun do Encuentro Eclesial por el Cuidado del Agua, con la participación de dele gados de las ocho diócesis que confor man la Provincia eclesiástica: Bogotá, Engativá, Soacha, Fontibón, Zipaqui rá, Girardot, Facatativá y el obispado Castrense.
El principal objetivo del encuentro fue sensibilizar a los párrocos sobre empe zar a incorporar, en las acciones diarias de las parroquias, el cuidado del agua y el medio ambiente. Los delegados de las ocho diócesis que conforman la Provin cia eclesiástica pertenecen a parroquias que están vinculadas con el tema agua, debido a que están cerca al río Bogotá, a sus afluentes o humedales y páramos.
Una de las principales propuestas del encuentro es crear una red eclesial al rededor del río Bogotá y su recupera ción, partiendo de la encíclica del papa Francisco LaudatoSi’.
Se espera que el próximo encuentro no sea únicamente con los párrocos, sino con organizaciones de laicos y funda ciones en torno al cuidado del agua, generando un mayor compromiso con el cuidado de la casa común, así como lo manifiestó monseñor Jaime Man cera, vicario del Centro de Dimensión Social Arquidiocesano, “estamos ca minando con esperanza en este gran proyecto de la Provincia eclesiástica, de promover una conversión ecológica como el Papa nos ha invitado a hacer desde LaudatoSi’”.
El pasado martes 6 de marzo se realizó la primera edición del año de Diálogos en la Ciudad. En esta ocasión, el tema central fue corrupción, fe y ciudadanía y cuál es el papel que deben tener los ciudadanos y creyentes.
Claire Launay Gama, directora del área “Movilización e Incidencia” de la corporación Transparencia por Colombia e Investigadora en el Observatorio Político sobre América Latina y el Caribe (OPALC) de Sciences Po, fue la en cargada de abrir la jornada. Claire, contextualizó a los presentes sobre el pano rama de la corrupción a nivel mundial, en todos sus niveles.
Día a día, somos espectadores de un nuevo escándalo de corrupción, en to dos los niveles y en todos los estamentos. No es un fenómeno nuevo y, sin embargo, pareciera que hasta ahora lo estamos descubriendo. La corrupción afecta la confiabilidad en todas las instituciones y procesos, socava la democra cia y aumenta la brecha entre ricos y pobres.
No solo atañe al ámbito público, sino que ya hace parte de nuestra vida pri vada, de nuestra ética. ¿A qué estamos llamados como creyentes y como ciu dadanos? ¿Por qué la corrupción es “la raíz de la esclavitud, del desempleo, del abandono de los bienes comunes y la naturaleza?”, como lo afirma el Papa en su video de febrero.
Participó también Francesco Vincenti, presidente de la Corporación Mille ni@, indicó como desde la corrosión y deterioro de las bases de la sociedad y las personas, puede desencadenar en todo tipo de actos de corrupción.
Por último, Valeria Contreras Rodríguez, miembro del Observatorio Arqui diocesano de Evangelización, presentó una mirada de cómo el corazón es la fuente de nuestras acciones, y cómo desde él emerge la corrupción, oscure ciendo y opacando todo lo que toca. F
La parroquia Cristo Rey dispone de una bella cripta con cenizarios para la venta.
Parroquia Cristo Rey Calle 98 No. 17A- 23 Teléfonos: 2579144 - 8951043.
El padre Juan Álvaro Zapata, director de la Escuela de Animadores de la Evangelización expone la creación, desarrollo e implementación de esta respuesta a las necesidades de formación pedidas por los fieles al inicio del Plan E.
Fraternidad visitó al padre Juan Álvaro Zapata para hablar sobre la nueva Escuela de Animadores de la Evangelización y cuenta que no es algo nacido al azar sino que responde a una de las grandes peticiones que los fieles hicieron en la consulta al inicio del Plan E, “la Vicaría de Evangelización quiere ofrecer esta escuela para que se integre a la vida de los bautizados y para que aprendamos a estar con Jesús, para salir a dar testimonio de Él”.
La formación de los miembros de la arquidiócesis, en orden a la rea lización de la misión evangelizadora, fue uno de los clamores más sen tidos durante la consulta al inicio de la elaboración de nuestro Plan de evangelización (Plan E).
Al hacer discernimiento de ese clamor, se identificaron dos aspectos que eran objeto del anhelo expresado; por una parte, la formación en la mística misionera y en los criterios básicos de la evangelización y, por otra, la adquisición de las competencias necesarias para desarrollar los diferentes servicios que los animadores de la evangelización asumen en orden a la edificación de la Iglesia y al compromiso cristiano en la cons trucción de la sociedad.
Para responder a este clamor, se estableció que uno de los diez proyec tos del “nuevo rumbo” sería la creación de la Escuela de Animadores de Evangelización.
El proyecto ya está en marcha. La Escuela diseñada tendrá tres tipos de programas: uno básico, otro de especialización y, finalmente, cursos libres.
Son destinatarios de esta propuesta quienes ya están vinculados a ser vicios evangelizadores; así mismo, quienes quieran incorporarse a algún servicio parroquial y todo bautizado que desee ahondar en su compromi so evangelizador y vivirlo de manera más consciente, sea en el ámbito de la vida de la comunidad eclesial, sea en el ámbito de las realidades tem porales.
Con el paso del tiempo, quienes vivan el “itinerario de iniciación cris tiana para adultos” que se está construyendo, pasarán de manera natural a este programa básico para así capacitarse de manera muy sólida en su servicio evangelizador y continuar madurando en su fe.
Se ha querido que esta formación básica para la misión evangeliza dora en la Arquidiócesis tenga como escenario las parroquias y otros espacios eclesiales como las capellanías, las comunidades religiosas y las asociaciones de fieles.
El programa lo puede liderar cualquier miembro del grupo, ya que lo importante es la participación en los talleres y la experiencia de vida. Lo importante es ser fiel al texto, que refleja el pensamiento y las necesida des arquidiocesanas. F
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis
El tercer dinamismo de nuestro plan de evangelización dice ser fermento. Jesús mismo empleó la figura del fermento en la parábola de la levadura.
Cuando Jesús habla del Reinado del amor de Dios, hace referencia a la experiencia que él mismo vive del amor de Dios Padre que impregna cada uno de sus gestos, palabras y actitudes.
En la antigüedad, la levadura no era el producto que hoy conocemos, sino que era un pedacito de pan viejo que se ponía en la masa nueva para fermentarla y así darle volumen y un cierto sabor al pan.
La enseñanza de esta parábola es muy hermosa: Dios trasforma nuestro mundo, haciéndose pequeño como un pedacito de pan viejo en la masa nueva. Y, además, es necesario que nos hagamos porosos, característica fundamental de la masa, para que la levadura pueda actuar en ella. Hacerse poroso a la levadura del Reino significa estar disponibles para que el Espíritu de Dios nos hable y oriente permanentemente nuestra vida.
El tercer dinamismo de nuestro paradigma de evan gelización nos señala que la Arquidiócesis y en ella cada una de nuestras comunidades eclesiales, debe ser fermento en medio del mundo. Para que ello sea posi ble es necesario en primer que los miembros de nuestra Arquidiócesis estemos fermentados, es decir, estemos impregnados por la presencia del Espíritu de Dios que nos da la posibilidad de asumir el proyecto del Reino.
Esta condición nos remite al primado de la espiri tualidad en la praxis eclesial, entendida como discer nimiento permanente y docilidad a las llamadas que nos hace el Espíritu Santo, para vivir según el Espíri tu, es decir, no replegados sobre nosotros mismos, en función de nuestros intereses egoístas, sino al modo de Dios que es amor, donación total e incondicional y so lidaridad miserciordiosa.
Ahora bien, por la dinámica misma de esta fermen tación evangélica de la vida, los creyentes no podemos encerrarnos en lo que el Papa Francisco ha llamado la auto referencialidad. El creyente fermentado por el Es píritu de Jesús y las comunidades que acogen el reinado del amor de Dios, deben hacerse presentes en medio del mundo y fermentarlo con la vida que nos viene de Dios.
Esto significa en primer lugar ser simplemente lo que somos, vivir con naturalidad y sin rigideces nues tra condición de creyentes, con un tipo de presencia
marcada por la sencillez, por una actitud dialogante y propositiva, de tal manera que cada creyente y nues tras comunidades muestren que una humanidad nueva puede surgir en otro mundo que es posible. Se trata de un modo alternativo de vida que, en la medida en que viene de Dios, no puede sino encontrar en los corazo nes humanos, resonancia y atracción y, por lo tanto, eventual disposición a asumirlo.
Ser fermento implica no sólo hacernos presentes en los diversos escenarios de la vida social y cultural, sino fascinar con una forma de vida auténtica. Esa es en el fondo la misión del testigo, transparentar la vida de Cristo resucitado. Para que así suceda es necesario también que los creyentes estemos dispuestos a reco nocer la presencia y la acción de Dios que siempre nos antecede en los corazones humanos y en la marcha de la historia. Por lo tanto, la fermentación evangélica de la sociedad está en estrecha relación con los otros dos dinamismos del paradigma: salir para descubrir a Dios en la ciudad y hacernos compañeros de camino.
Quiera Dios que la Pascua que estamos viviendo y la próxima celebración de Pentecostés nos fermenten con la vida nueva del resucitado.
¿Qué actitudes considero debe tener un pres bítero que anime y guíe comunidades fermento del reino en medio de la ciudad región?
¿Qué actitudes en los creyentes pueden afec tar negativamente el impacto social de su fe?
¿Qué elementos formativos deberíamos brin dar a nuestras comunidades para que asuman este tercer dinamismo de nuestro paradigma de evangelización?
¿Qué obstáculos podemos encontrar en la fermentación de la sociedad y que estrategias nos pueden ayudar a vencerlos? F
Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliarEn 1988 fue erigida la parroquia y la comunidad en sus inicios se reunía en un parque del barrio La Alborada. Con mucho trabajo comunitario, luego de muchos años, se cumpliría el sueño de tener un lugar digno para ser casa del Señor y albergue de la comunidad parroquial. Ese día llegó hace ya un año, el 26 de marzo de 2017 con la consagración, por parte del señor cardenal Rubén Salazar Gómez, siendo párroco el padre Rubén Darío Hernández.
Esta parroquia sirve a los barrios Julio Flórez, La Alborada, El Edén y La Floresta y hace parte de la Vicaría Episcopal San Pedro.
Santos Timoteo y Tito