El rol de las madres es una de las creaciones de Dios más maravillosas. La influencia de una mamá se manifiesta en la formación de sus hijos y tiene un profundo impacto en el futuro de ellos.
La importancia de las madres
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DISCERNIR
La madre de toda la humanidad
Después de crear las plantas y los animales, Dios creó a Adán; pero le hizo saber que estaba incompleto y necesitaba compañía. Su compañera, quien se convertiría en la madre de todos los seres humanos (Génesis 3:20), no fue hecha del polvo como él, sino de la carne y hueso del primer hombre. Al hacer esto, Dios ilustró la importancia del papel de las mujeres, esposas y madres en el cumplimiento de su plan para la humanidad.
La madre de mis hijos me dio equilibrio
Mi esposa y yo fuimos bendecidos con cuatro hijos maravillosos, un hijo y tres hijas. Como hombre y padre, descubrí que mi esposa a menudo me ayudaba a ver las cosas desde otra perspectiva. Le debo todo el equilibrio que tengo al consejo y ejemplo de la madre de mis hijos, y la extraño profundamente. No existe amor humano que se asemeje a o supere el amor incondicional de una madre. Cuando nuestras hijas se casaron y comenzaron a tener sus propios hijos, mi
Mayo/Junio 2022
Foto: lightstock.com
E
n nuestra granja, durante la primavera, es común ver a una o dos mamás gallinas guiando a sus polluelos mientras busca insectos en el suelo y les enseña cómo encontrar su propia comida. Un día caluroso, yo estaba parado a la sombra de un viejo roble mientras observaba a una joven gallina con una docena de polluelos. La pacífica escena fue interrumpida por el ataque de un gavilán colirrojo que atrapó a uno de los esponjosos pollitos. Pero, cuando el gavilán se elevó con el polluelo entre sus talones, la mamá gallina también voló para atacarlo desde atrás y forzarlo a soltar a su hijo. Esta defensa de una mamá para salvar a uno de sus bebés me recordó la naturaleza protectora y amorosa que la mayoría de las madres siente por sus hijos. Incluso Jesucristo usó un ejemplo similar para expresar su deseo de amar y proteger a los habitantes de Jerusalén: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Lucas 13:34).