Diseño Urbano: La Escala de la Ciudad y la Urbanización del Territorio
3.5 Exploración de los procesos de centralidad en ciudades fluviales del sur de Chile: el caso de Valdivia. Antonio Zumelzu, Daniel Ostrowski, Sebastián Navarro, Matías Murua y Antonella Bernucci
Introducción
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Los rápidos procesos de urbanización están emplazando a las ciudades de los países del sur del globo en el centro de la agenda de desarrollo del siglo XXI (ONU-Habitat, 2012). Estos procesos de transformación plantean tanto retos como oportunidades para pensar y actuar sobre el futuro de las ciudades (Zumelzu, 2015). En Latinoamérica, el espacio urbano ha evolucionado desde una forma compacta hacia una forma fragmentada y expandida, en la cual sus formas de habitar han sufrido importantes cambios en las ultimas décadas. Su rápido crecimiento y la fragmentación de sus periferias, así como la proliferación de nuevas estructuras residenciales, afectan directamente el modo de vida urbano, obligando al habitante a redefinir tanto sus relaciones sociales como su propia identidad (Truffello e Hidalgo; 2015, Guevara, 2015; Atkinson, 2014; Grigonis, 2013; Rodríguez, 2012). La progresiva dispersión de la población en asentamientos suburbanos y la relación cada vez más estrecha entre las personas y los automóviles, se ha convertido en la base de un consumo voraz de recursos, cuando incluso se compara con la vida moderna en ciudades. En Chile, los resultados preliminares censales del año 2012 muestran que las ciudades se encuentran en la escala intermedia, con un rango entre 100.000 y 300.000 habitantes, siendo casi la mitad de las ciudades dentro de Latinoamérica (48,1 %) con tamaño intermedio (Inzulza, 2014). Este panorama expone los acelerados cambios socio espaciales y morfológicos que han experimentado las ciudades en Chile y sus consecuencias sobre los centros urbanos a toda escala durante el presente siglo. El aumento de la escala habitable del espacio urbano ha contribuido principalmente a la reducción de la actividad residencial en áreas centrales. Estas zonas se vuelven menos pobladas y más devaluadas, en la cual su ciclo de deterioro va empeorando progresivamente (Abramo, 2012; Smolka y Mullahy, 2007). La relación que hay entre el control de la expansión territorial y el apoyo de la densificación urbana está en el corazón de la discusión sobre la regulación del uso del suelo en América Latina (Marengo y Elorza, 2016; Lungo, 2001). El centro de una ciudad se define como el área de mayor concentración de actividades y mixtura de usos de suelo en un lugar prominente dentro de una zona urbana. Desde el punto de vista morfológico, la condición de los centros no resulta ser un estado permanente, sino más bien un proceso de constante cambio y transformación: los centros crecen, se encojen, se expanden, cambian de ubicación y se diversifican, en el que sus límites son normalmente difusos en el territorio (Hillier, 1996, 1999). El