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ELECTRÓNICA & ROLL – PLOMO
from DJ Mag ES #132
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ELECTRÓNICA & ROLL
Autor: SERGIO BIFEIS
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Tenemos que hablar de Burial. El esquivo productor londinense volvió a “aparecer” como lo suele hacer él: por sorpresa con un nuevo EP llamado Antidawn. Se editó a principios de enero en Hyperdub, el sello en el que prácticamente ha publicado todo su material previo, incluyendo sus dos excelsos álbumes: Burial (2006) y el icónico Untrue (2007). Este último es su obra maestra en la que deconstruyó de forma brillante el concepto de música de rave y de club llevándola por unos derroteros imprevisiblemente lánguidos, oscuros, tristes y muy melancólicos donde cualquier elemento que pudiera incitar a la euforia brillaba por su ausencia. Un trabajo que 15 años después continúa levantando pasiones y admiración en base a un sonido original que es marca de la casa y que ya es historia de la música electrónica.
Desde entonces Burial se ha dedicado a publicar EP’s y alguna que otra colaboración con Four Tet o Zomby. Porque sí, William Bevan no actúa en directo; solo edita música cuando le apetece. Está alejado de los focos y jamás ha trascendido a qué se dedica realmente. Un anonimato que le hace una figura misteriosa y, por ende, tremendamente interesante con seguidores y medios siempre esperando su nuevo trabajo por la inquietud que despierta. Con Antidawn ha ocurrido lo habitual. Todo el mundo ha querido hacerse eco de lo nuevo de Burial. Pero en esta ocasión el runrún que lleva acompañándole durante varios años, donde no acaba de romper en algo que vuelva a maravillar a propios y extraños, ha sido más unánime al tener una recepción muy fría. Incluso entre algunos de sus fans más acérrimos.
Desde Hyperdub ya se explicaba que es un EP que reduce la música de Burial a vapores. En ese sentido parece que es una obra en la que el británico explora su lado más ambient y minimalista llevándolo más al extremo. Y aún despojado de todo beat (o reduciéndolo a un aspecto secundario o terciario) sigues encontrando el sonido puramente Burial con voces y samples de videojuegos con un tratamiento lacónico, grabaciones de campo, un omnipresente ruido que emula la aguja en el surco de un vinilo. Si a eso le sumas nuevos elementos como órganos o aportes tan litúrgicos y celestiales que casan a la perfección con un estilo tan melancólico y triste, te percatas de que el espíritu apocado de Bevan continúa ahí. Lo que no se aprecia tan bien es si quiere evolucionar o está en un punto creativo en claro descenso, aunque le dé lo mismo, porque en realidad nunca ha rendido cuentas a nadie y su música va a seguir en el disparadero por su aura tan especial.
El problema de los cinco cortes que componen Antidawn es el de una sensación de que todo está dispuesto de forma totalmente aleatoria, sin patrón, orden ni concierto. Esto, que al principio puede resultar estimulante, hace que se quede en tierra de nadie con unos tracks que se alargan hasta la extenuación y no dejan ningún tipo de poso. Hay que puntualizar que es un EP muy denso que dura un total de 45 minutos, más que muchos discos. Si Burial pretende crear desconcierto a través de este tétrico y depresivo cuento sonoro, desde luego que lo ha conseguido. A pesar de querer dotar a un trabajo de una supuesta narrativa, la concentración puede perderse con facilidad haciendo que la experiencia de escucharlo resulte verdaderamente plomiza. A unos pocos les volará la cabeza, pero a la inmensa mayoría le pondrá a prueba su paciencia. Tanto si logras disfrutarlo como si no, lo que es digno de alabar es una portada a lo Hayao Miyazaki que gana a cualquiera.
PLOMO
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