MAO TSE - TUNG: SURGIMIENTO DE LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
DOCTRINAS POLÍTICAS Y ECONÓMICAS 1
ÌNDICE INTRODUCCIÒN ................................................................................................................ 3 OBJETIVO GENERAL ....................................................................................................... 4 JUVENTUD DE MAO TSE TUNG ...................................................................................... 5 ANTECEDENTES ................................................................................................................. 6 CHINA A COMIENZOS DEL SIGLO XX ....................................................................... 6 ANTECEDENTES DE GUERRA CIVIL .......................................................................... 6 COMIENZOS DEL CONFLICTO ..................................................................................... 7 LA EXPEDICIÓN DEL NORTE ................................................................................... 7 DESARROLLO DE LA GUERRA (1928-1939) ........................................................... 8 EL SEGUNDO FRENTE UNIDO (1939-1940) ........................................................... 10 EL FINAL DE LA CONTIENDA (1940-1949) ........................................................... 10 INVASIÓN DE CHINA AL TIBET ............................................................................. 11 RUPTURA CHINO-SOVIÉTICO ....................................................................................... 14 EL GRAN SALTO ADELANTE ..................................................................................... 15 REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA ................................................................................ 21 GUERRA EN EL FRENTE CULTURAL ....................................................................... 23 COMIENZA LA REVOLUCIÓN CULTURAL .............................................................. 25 DE LA GUERRA DE LOS DAZIBAO A LA CONFRONTACIÓN VIOLENTA ......... 26 EXPANSIÓN DE LA VIOLENCIA: CHINA AL BORDE DE LA GUERRA CIVIL ... 29 FIN DE LOS GUARDIAS ROJOS Y RESTAURACIÓN DEL ORDEN ....................... 30 ANALISIS DEL CONTENIDO ........................................................................................... 33 CONCLUSIÓN .................................................................................................................... 36 BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................. 37 ANEXOS .............................................................................................................................. 39 ENTREVISTA .................................................................................................................. 40
2
INTRODUCCIÒN El presente trabajo repasa la vida del dirigente chino Mao Tse Tung desde sus orígenes humildes como hijo de campesinos hasta su conversión en el personaje más influyente de la China de su tiempo, conociendo a los hitos más importantes de ese proceso: las tensiones políticas del régimen nacionalista de Chang Kai Chek, la recepción del comunismo en China, la invasión japonesa de Manchuria, la Larga Marcha, la guerra civil, la proclamación de la República Popular de China, el movimiento de las Cien Flores, el Gran Salto Adelante, la Revolución Cultural. Es importante reconocer que el líder comunista chino Mao Tse Tung gobernó con mano de hierro la vida de millones de sus compatriotas durante buena parte del siglo XX creando un régimen cuya influencia cultural y política aún se hace presente en la China de nuestros días. De su mano, China pasó de ser un país atrasado y despedazado entre los intereses de múltiples caudillos militares locales y de las potencias imperialistas extranjeras, a una nación fuertemente cohesionada en torno a su dirigente y una de las más prometedoras economías mundiales. Sin embargo, el régimen dictatorial de Mao fue uno de los más crueles del pasado siglo, sin espacio para la disensión política ni la pluralidad cultural. Para contextualizar correctamente los contenidos del presente trabajo se sitúa en la China de las primeras décadas del siglo XX y especialmente en los períodos de los llamados Señores de la Guerra y el régimen de Chang Kai Shek. El éxito del comunismo de Mao no puede entenderse sin tener presente por una parte el contexto de la Segunda Guerra Mundial y, por otra las condiciones de miseria en que vivía la población campesina en China. Sin embargo el comunismo chino presentó importantes diferencias con el modelo de referencia que suponía la URSS. También se menciona que la guerra revolucionaria la guerra de las masas, y sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas. Finalmente compara diferentes reaccionarios, explicando que todos tienen en común un final, razonando que la culpa de ese final es que viven divorciados del pueblo. El Libro Rojo de Mao cuyo prefacio es este texto ha sido el segundo libro más publicado después de la Biblia con más de 900 millones de ejemplares impresos por todo el mundo y especialmente en China, en la que sirvió para que el pueblo chino interiorizar el mensaje y la ideología. 3
OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL Indagar a profundidad la historia de la República Popular de China en el siglo XX, a partir de la obra de su principal autor Mao Tse-Tung, sus acciones realizadas y las consecuencias de su ejecución.
OBJETIVOS ESPECÌFICOS 1. Analizar la situación política, social y económica de China durante el siglo XX. 2. Describir las consecuencias de las políticas implementadas por Mao en la República Popular China.
4
Juventud de Mao Tse Tung Mao Tse-tung era hijo de un campesino relativamente próspero de Shao Sahn, provincia de Hunan. Obligado por su padre a abandonar los estudios para trabajar en la granja familiar, el joven Mao escapó de su casa, y en 1911 ingresó en la escuela secundaria de Changsha, donde entró en contacto con la cultura occidental y con las ideas del nacionalista Sun Yat-sen. Ese mismo año estalló la revolución de Wuhan, que acabaría sustituyendo a la dinastía Manchú por un régimen republicano. El joven Mao se enroló en el ejército revolucionario durante seis meses, en los que se forjaría su admiración por los líderes militares y su nacionalismo. Vuelto a la escuela de Changsha, completó sus estudios mientras colaboraba con la revista Nueva Juventud (1915), dirigida por Chen Duxiu, que criticaba el lastre que las viejas tradiciones chinas suponían para el desarrollo del país. También por esa época Mao comenzó sus actividades políticas fundando varias asociaciones estudiantiles, como la Sociedad de Estudios del Nuevo Pueblo. En 1918 obtuvo el puesto de bibliotecario en la Universidad de Pekín, donde recibió la influencia de Chen Duxiu y de Li Dazhao —introductor de los estudios sobre el marxismo— y profundizó en sus lecturas revolucionarias. Mientras pasaba una temporada en Changsa, estalló el movimiento revolucionario del 4 de mayo (1919), opuesto a la imposición de mandatos japoneses en China por el tratado de Versalles. A lo largo de estas protestas los radicales chinos derivaron hacia el marxismo-leninismo y el abandono de la cultura tradicional china; aparecía una nueva generación en la escena política. Mao organizó actividades revolucionarias en Changsa y fundó la rama local de la Liga de Jóvenes Socialistas (1920).
5
ANTECEDENTES China a comienzos del siglo XX El gigante asiático se mantenía en un régimen feudal, caracterizado por el gobierno autócrata de terratenientes o señores de la guerra. Como consecuencia, la población campesina vivía sumida en la miseria y la ignorancia, y con muy pocos recursos para sobrevivir. El país se dedicaba básicamente a la agricultura, que seguía utilizando los métodos tradicionales, y tenía un desarrollo industrial prácticamente inexistente (sólo el 3% de la población trabajaba en la industria). El arroz, el maíz y la patata eran sus principales cultivos. A esto se sumaban el crecimiento exponencial de la población, las dificultades naturales propias de la región (sequías, inundaciones, terremotos,...), que provocaban hambrunas frecuentes y la consiguiente muerte de millones de chinos. Los campesinos debían entregar más de la mitad de la cosecha a los terratenientes, lo que limitaba enormemente su posibilidad de supervivencia. No obstante, a partir del siglo XIX, la entrada en China de potencias europeas había originado cierto desarrollo industrial en la costa, una apertura comercial hacia Occidente y una burguesía comercial minoritaria. Es destacable la influencia del confucianismo en la sociedad. CONFUCIANISMO: conjunto de doctrinas morales y religiosas predicadas por Confucio que predicaban una rígida estructura social que inculcaba al pueblo la sumisión a las jerarquías políticas, sociales o familiares.
ANTECEDENTES DE GUERRA CIVIL El partido nacionalista del Kuomintang, dirigido por Sun Yat -sen, llevó a cabo un levantamiento que acabó no sólo con la Dinastía Qing, sino también con el tradicional gobierno de los emperadores chinos desde el 30 00 a.C. En 1912, Puyi, el último emperador 6
chino-manchú, fue destituido y recluido en la Ciudad Prohibida, actualmente en el centro de Pekín. Ese mismo año se proclamó la República China con capital en Pekín, instaurándose así una democracia parlamentaria y proponiéndose liberar al país del imperialismo extranjero. El sucesor de Sun Yat-sen al frente de la República, Chiang Kai-chek, orientó el país hacia un conservadurismo nacionalista, que dio lugar a una fuerte oposición comunista. El Partido comunista, fundado en 1921 por algunos intelectuales como Mao Zedong y Zhou Enlai, tenía su fuerza entre los campesinos y defendía la necesidad de un reparto de la propiedad entre los campesinos pobres. El PCCh se enfrentó a la política del Kuomintang y proclamó REPÚBLICA CHINA
la necesidad de la revolución armada de los campesinos. No obstante, desde 1923, existía una alianza entre ambos
Pekín
(1912-28)
partidos para acabar con el poder de los señores de la guerra,
Nankín
(1928-37)
ya que el Kuomintang no lo había conseguido en solitario un
Chongqing (1938-46) Nankín
año antes.
(1946-49)
COMIENZOS DEL CONFLICTO LA EXPEDICIÓN DEL NORTE Sirviéndose de la alianza KMT-PCCh, los nacionalistas comenzaron en julio de 1926 la Expedición del Norte. Esta campaña militar del Ejército Nacionalista Chino, en la que participaron más de 250.000 soldados nacionalistas y que estuvo dirigida por Chiang KaiChek, avanzó hacia el norte, desde Cantón hasta el río Yangzi, para acabar de una vez por todas con los poderosos caciques militares y señores feudales del norte de China. Sin embargo, los mayores problemas de Chiang Kai-chek se encontraban dentro de su propio partido, debido a la polarización del Kuomintang, dividido en facciones de derecha y de izquierda, mientras la facción comunista dentro de KMT también crecía. Esta acción se
7
consideró imprescindible porque había que librar a China del feudalismo y porque los señores de la guerra debilitaban al país frente al expansionismo nipón. La Expedición del Norte fue asistida por consejeros y armamento soviéticos, hasta que Chiang Kai-chek los despidió tras un intento de secuestro en marzo de 1926. Además, depuró a los comunistas de la alianza de 1923 por miedo a que militantes del KMT se unieran al PCCh y por considerar a este partido su único rival para establecer un poder militar fuerte en China. Antes de que acabase la campaña militar, Chiang Kai-chek inicia las patrullas de la muerte, ataques contra el Partido Comunista que acabaron con la vida de 6,000 personas en Cantón. Estas ofensivas anticomunistas se prolongarán hasta 1937 La expedición consiguió reunir a todo el país bajo un mismo gobierno, aunque solo de forma teórica: muchos de los caudillos militares simplemente se unieron al Kuomintang conservando sus territorios y sus tropas. Pese al gran poder que detentaban, eran frecuentes las guerras entre ellos, lo que contribuyó a su debilitamiento y posterior caída.
DESARROLLO DE LA GUERRA (1928-1939) Tras la ruptura de la alianza nacional-comunista, Chian Kai-chek entró en Pekín en 1928 y se convirtió en el nuevo gobernante de China. Guerra de las Planicies Centrales (1930). Sin embargo, los problemas internos florecerán en mayo de 1930 dando lugar a la Guerra de las Planicies Centrales. Este conflicto dividió al Kuomintang y enfrentó a las fuerzas de Chiang Kai-chek con las de la coalición de tres comandantes militares que se unieron al partido tras la Expedición del Norte (Yan Xishan, Feng Yuxiang y Li Zongren). La guerra, que tuvo lugar en las llanuras de centrales de China (de donde toma el nombre) acabará en noviembre del mismo año con el hundimiento de la coalición de los señores de la guerra. La República Soviética de China (1931). Mao Zedong se convirtió en líder del PCCh y condujo a su debilitado partido (por las patrullas de la muerte) a las montañas de Kiangsi, donde instituyó un soviet para reconstruir su partido e iniciar la guerra civil contra el 8
Kumintang. De este modo, el 7 de noviembre de 1931 proclamó la República Soviética de China, con Mao como presidente. Este república fue llamada Soviet de Jiangxi, cuya capital fue el pueblo de Ruijin . Chiang pondrá en marcha una serie de campañas de exterminio para derrotar a los comunistas en Jiangxi. Valiéndose de la táctica de guerrillas, el ejército del PCCh (Ejército Rojo de Liberación del Pueblo), responderá a los ataques nacionalistas. Chiang prefirió enfrentarse al Ejército Rojo antes que frenar a los japoneses. La Larga Marcha (1934-1935). En 1934, en clara inferioridad de fuerza, las tropas comunistas, formadas más de 86,000 hombres, recorrieron entre 6,000 y 10,000 km en 370 días, huyendo del ejército nacionalista para replantear su estrategia y ganar tiempo, desde las montañas de Yudu hacia el noroeste. El frío invierno, el terreno inhóspito y la falta de provisiones provocaron hambre y enfermedades, que diezmaron al Ejército Rojo. Sólo 8 000 hombres, una décima parte de los que partieron, llegaron a la provincia de Shaanxi en 1935, entre los que se encontraban los principales líderes. A esta huída, dirigida por Mao y Zho u Enlai, se la conoce como la Larga Marcha. Finalmente, los comunistas se refugiaron en Yen’an, centro del Soviet de Bao’an (en Shaanxi), un enclave comunista, donde promovieron a partir de 1935 la creación de una República Popular. En este episodio, Mao Zedong adquirió la importancia de máximo líder comunista en la Reunión de Zunyi, una de las paradas de la Larga Marcha. Durante su huida, el Ejército Rojo confiscó propiedades y armas de los señores y terratenientes locales y reclutó a campesinos y pobres, consolidando así su atractivo entre el pueblo. Las fuerzas comunistas que quedaron de retaguardia en el Soviet de Jiangxi , unos 28.000 hombres, fueron masacradas por los nacionalistas cuando entraron a Ruijin el 10 de noviembre. Poco después de la llegada del Primer Ejército Rojo a Shaanxi, llegaron otras fuerzas comunistas de otras partes de China: el Segundo Ejército Rojo, al mando del comandante He Long y de su lugarteniente Xiao Ke, y el Cuarto Ejército Rojo, al mando del comandante Zhang Guotao.
9
EL SEGUNDO FRENTE UNIDO (1939-1940) Mientras tanto, los japoneses comenzaron la ocupación de Manchuria. Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1937 y 1946, China fue invadida por las tropas niponas. Los comunistas chinos desempeñaron un papel muy importante en la lucha contra los japoneses y consiguieron ganarse el apoyo de los campesinos gracias a las medidas revolucionarias que se ponían en práctica en los territorios bajo control comunista: reparto de las tierras, aplazamiento de deudas, limitación de impuestos etcétera. Chiang se negó a aliarse con los comunistas para combatir a las fuerzas niponas, lo que provocó su secuestro en diciembre de 1936 por los generales Zhang Xueliang y Yang Hucheng, ambos del KMT, que le obligaron a firmar el acuerdo (Incidente de Xi’an). Con Chiang fuera de juego, los dos partidos acordaron suspender las hostilidades y formar un Segundo Frente Unido, que concentrase todas sus energías en combatir el expansionismo japonés. Sin embargo, la colaboración fue mínima durante todo el conflicto, incluso tuvieron lugar enfrentamientos entre comunistas y nacionalistas en plena guerra a finales de 1940 y principios de 1941.
EL FINAL DE LA CONTIENDA (1940-1949) En diciembre de 1940, Chiang Kai-chek exigío la retirada del PCCh de las provincias de Anhui y Jiangsu. Los mandos del Nuevo Cuarto Ejército, el formado por comunistas y nacionalistas, se plegaron a la retirada exigida por el KMT, pero sufrieron la emboscada de fuerzas nacionalistas, que les infligieron una catastrófica derrota en enero de 1941. Este choque, conocido como el Incidente del Nuevo Cuarto Ejército, debilitó la posición del Partido Comunista en China central y puso fin a cualquier posible cooperación entre ambas facciones, que ya se apresuraban por tomar posiciones de vuelta a una guerra civil inevitable. La rendición japonesa significó la continuación de la Guerra Civil que enfrentó a nacionalistas y comunistas. Las fuerzas comunistas controlaban una gran parte del territorio chino, que reunía a más de 100 millones de habitantes, la mayoría campesinos. El resto del territorio, es decir, las zonas costeras y la mayoría de las grandes ciudades, estaba en manos 10
del Kuomintang, que se oponía a la reforma agraria fomentada por los comunistas y que contaba con el apoyo de Estados Unidos. En 1947 las fuerzas comunistas protagonizaron una gran ofensiva que culminó con la reconquista de Manchuria y la conquista de las ciudades más importantes. Sumido en el desorden y la corrupción, el ejército nacionalista cesó la lucha y los dirigentes del Kuomintang abandonaron el continente y se refugiaron en la isla de Formosa bajo la protección de la flota americana. Tras el triunfo del ejército comunista, el 1 de octubre de 1949, Mao proclamó oficialmente en Pekín la República Popular China. El campo comunista se había ensanchado enormemente con la incorporación de un país de 9 millones de Km.² y una población de 500 millones de habitantes. Los nacionalistas, por su parte, se refugiaron en la isla de Formosa (Taiwán).
INVASIÓN DE CHINA AL TIBET El gobierno comunista recientemente establecido de China envió tropas a invadir Tíbet en 1949 – 50. El 21 de octubre de 1950 tropas del Ejército chino invadían Tíbet, una región de una extensión equivalente a dos veces la península Ibérica y escasamente poblada. Empezaba entonces para sus habitantes un calvario político-religioso. Se impuso un tratado sobre el gobierno tibetano en mayo de ese año, reconociendo soberanía sobre Tíbet, pero reconociendo la autonomía del gobierno tibetano con respecto a los asuntos internos de Tíbet. En la medida que los chinos consolidaron su control, repetidamente violaron el tratado y una abierta resistencia a su dominio creció y en 1959, una sublevación popular fue ahogada por el Ejército chino, que obligó al Dalai Lama, líder espiritual del país, a buscar el exilio. Hoy en Tíbet hay oficialmente por cada 10 tibetanos un soldado chino. La comunidad internacional reaccionó con conmoción ante los hechos en Tíbet. El asunto de Tíbet fue discutido en numerosas ocasiones por la Asamblea General de las Naciones Unidas entre 1959 y 1965. Tres resoluciones fueron aprobadas por la Asamblea General condenando las violaciones de China a los derechos humanos en Tíbet, y requiriendo a China respetar esos derechos, incluyendo el derecho de Tíbet a libre determinación.
11
Cuando las tropas de Mao entraron en Lhasa (la capital de Tíbet) lo hicieron para solventar, cuando menos, tres antiguos problemas. En primer lugar, la invasión se inscribía en la línea de reconstituir el cinturón periférico exterior que tan laboriosamente había forjado la dinastía anterior, la Ching. La fragilidad del Estado chino en los siglos XIX y XX había debilitado mucho la presencia china: Pekín era incapaz de asumir las responsabilidades que se había arrogado sobre su periferia a lo largo del siglo XVIII. Pero era más que previsible que la flamante nueva China intentara hacerse de nuevo con ella. En segundo lugar, el desfile de tropas chinas al pie del Palacio de Potala tenía ya, en aquella mañana de octubre, una larga historia: los ejércitos del emperador manchú Kangxi lo habían hecho por vez primera en 1720. Los chinos, por otra parte, no habían sido los únicos: en 1904 los británicos, con sir Francis Edward Younghusband (explorador y oficial del Ejército británico) entraron desde la India. El control de Tíbet -en pugna con británicos y rusos- fue un problema intermitente durante toda la dinastía manchú: poco antes de su caída, el Ejército imperial chino entraba de nuevo en Lhasa mientras el Dalai Lama huía a la India. La China republicana dejó en paz a Tíbet simplemente porque no tenía fuerza para hacer otra cosa, pero era previsible que el nuevo Estado recuperara una línea política con una solera de dos siglos. En tercer lugar, China no sólo invadió Lhasa, sino también todos los territorios de civilización tibetana que llevaba siglos disputándose con Tíbet. El gran problema de fondo era, y sigue siendo, el de los límites territoriales de Tíbet, ya que una porción muy sustancial del territorio chino es de civilización tibetana: todo el Qinghai, partes del Xinjiang, del Sichuan y del Yunnan. Desde el siglo XVIII China había ido incorporando porciones del territorio tibetano a sus provincias, aunque las marcas tibetanas habían sido siempre un conflicto latente. Para Pekín, la invasión de Tíbet implicaba una redefinición de las fronteras de éste y cerraba un litigio que duraba siglos. La protesta tibetana por la invasión, que se alzó hasta las Naciones Unidas, tenía pocas posibilidades de prosperar: Nehru, en la vecina y recientemente independizada India, no se podía permitir disputas con China; Estados Unidos estaba enfrascado en la guerra de Corea; al Imperio Británico le había llegado la hora de replegarse sobre sí mismo. Pero aún hay más:
12
aunque China no estaba representada en las Naciones Unidas, que sólo reconocían a Formosa, Chang Kaishek era tan partidario como Mao de la incorporación de Tíbet a China. Las condiciones que Mao impuso a los tibetanos eran algo más duras, pero no sustancialmente diferentes de las que la misma China había impuesto a Lhasa en situaciones anteriores. Pero la China de Mao tenía mucha más fuerza que la anterior, y sus orientaciones eran también muy otras. A Tíbet le esperaba ahora un doble calvario: el de los avatares de la política maoísta, que compartiría con los chinos, y el añadido de tener un ejército de ocupación. La reforma agraria -que inicialmente contaba entre los tibetanos mismos con partidariosdestruyó el equilibrio de la sociedad tradicional, ya de por sí amenazada por la llegada de colonos chinos. Los intentos de suprimir el poder monástico, que se saldaron con secularizaciones de monjes, pillaje de monasterios y ocupación de sus recintos para usos militares o administrativos, resultaron simplemente sacrílegos para la mayoría del país. Por su parte, la construcción de infraestructuras generó un sufrimiento indecible. Los miles de kilómetros de carreteras que China necesitaba con urgencia se realizaron a toda prisa con mano de obra forzosa tibetana y trajeron a corto plazo un sufrimiento añadido intenso. Los chinos reconocieron un muerto por cada kilómetro: habría que multiplicar por mucho más. El Tíbet anterior a 1951 era una sociedad atávica en la que la mayoría de la población, articulada en torno a los monasterios, sobrevivía con gran austeridad: después de 1951, la miseria arrojó a unos a la mendicidad, a otros a la guerrilla de resistencia y a los más a una hostilidad hacia los chinos que oscilaba entre el nacionalismo y la xenofobia. Cuando, dentro del marco del Gran Salto hacia Adelante, los chinos decidieron dar una vuelta más a la tuerca e imponer a Tíbet las cuatro liquidaciones, la situación se hizo insostenible: los intentos conciliadores del Dalai Lama acabaron por fin en marzo de 1959, cuando, en plena sublevación de la población de Lhasa, aquél huyó a la India.
13
RUPTURA CHINO-SOVIÉTICO El triunfo de la revolución comunista en China había llevado la firma de un tratado de alianza con la URSS en 1950 y, tras la muerte de Stalin, Kruschev había viajado a Pekín en 1954, llegando incluso Moscú a comprometerse secretamente en 1957 a ayudar a China para obtener la bomba atómica. Sin embargo, las nuevas políticas que lanzó Kruschev, la desestalinización y la coexistencia pacífica, terminaron por separar a dos naciones que por largas tradiciones históricas competían en su papel de potencias. La coexistencia pacífica era opuesta a una política china que aún creía en el valor de la revolución mundial y no aceptaba que la URSS, una vez alcanzada la paridad nuclear, planteara la competencia con occidente desde una perspectiva esencialmente económica. La desestalinización era vista en Pekín como el abandono de los principios del marxismo-leninismo en una vergonzante política "revisionista". El proceso de ruptura entre los dos gigantes comunistas se fue articulando en diferentes pasos:
En 1958 la China Popular bombardeó los islotes de Quemoy y Matsu en el estrecho de Formosa. Mientras Taiwan (la China Nacionalista de Chiang Kai Chek) era apoyado por EE.UU., la URSS mantuvo una actitud distante. Mao acusó al Kremlin de haberse convertido en un aliado objetivo de EE.UU., mientras que Moscú denunció el aventurerismo chino mortalmente peligroso en la era nuclear.
La visita de Kruschev a Pekín en 1959 hizo que se visualizaran las crecientes diferencias: los expertos soviéticos fueron repatriados, los estudiantes chinos en Rusia enviados a casa, se interrumpieron las acciones de cooperación. El más pequeño y pobre de los países comunistas europeos, Albania, firmará un acuerdo con China en enero de 1962, abandonando la órbita soviética y entrando en una alianza con China.
El conflicto ideológico se convirtió pronto en un típico conflicto entre potencias:
En el choque fronterizo por la región del Tibet entre China y la India en 1962, Moscú optó por apoyar al gobierno de Nueva Delhi.
14
Mao acusó a la URSS de "capitulacionista" tras la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
En 1964, la China Popular ensayó su primera bomba atómica, lo que dio al enfrentamiento una nueva dimensión.
En 1969, estallaron incidentes fronterizos sangrientos en el rio Ussuri.
La nueva situación fue aprovechada por unos EE.UU. debilitados por la guerra del Vietnam. Kissinger en 1971 y el presidente Nixon en 1972 visitaron Pekín normalizaron las relaciones, lo que permitió que la China Popular ingresara en la ONU como miembro permanente del Consejo de Seguridad en la lugar de Taiwan. Indochina fue otro gran escenario de la pugna chino-soviética mediante aliados interpuestos. Vietnam, sólido aliado de la URSS, se enfrentó con el régimen de Khmer rojos en Camboya, apoyado por China. El conflicto degeneró en acciones armadas en 1979. La invasión vietnamita de Camboya que acabó con el cruel régimen de Pol Pot fue contestada con ataques militares chinos en el norte de Vietnam. Por primera, vez dos países que se proclamaban comunistas hacían la guerra. La llegada de Gorbachov trajo una mayor distensión que, sin embargo, no llevó a una plena normalización de las relaciones. Ambos países han seguido en adelante evoluciones bien diferentes: mientras que la URSS se derrumbaba y desaparecía, Pekín se mantenía como la única potencia comunista.
EL GRAN SALTO ADELANTE La Guerra Civil finalizó en mayo de 1950 con la victoria del Partido Comunista liderado por Mao Zedong, el cual una vez en el gobierno, inspirándose en el modelo soviético, llevo a cabo las colectivizaciones y lanzó el primer plan quinquenal, que consistía en implementar el sistema de cooperativas. El país que se encontró el Partido Comunista era eminentemente rural, escasamente industrializado, pobre y con una agricultura atrasada. Por ello la obsesión de los cuadros del partido para industrializar el país lo más rápidamente posible, imitando los pasos seguidos 15
por la Unión Soviética (URSS). El segundo plan quinquenal, más conocido como el Gran Salto Adelante, fue un plan diseñado por el Partido Comunista Chino con medidas económicas, sociales y políticas. Fue introducido en 1958 con el propósito de aprovechar el gran capital humano, ya que no disponían de capital económico, para industrializar el país y reformar la agricultura, aumentando la producción de ambos sectores e intentando acabar con el problema histórico y estructural del hambre. Además, con este plan Mao pretendía cambiar radicalmente el modelo social, terminando con el dinero y la propiedad privada mediante su modelo de comunas. El Gran Salto Adelante de Mao terminaría en 1961, antes de lo previsto, con entre 15 y 45 millones de muertos por inanición –dependiendo de la fuente–, torturas y asesinatos, convirtiéndose en el hambre más grave del siglo XX. Aunque el clima tuvo su peso en el drama, sin duda la mayor responsabilidad fue de los múltiples errores de la política maoísta. El hambre fue la consecuencia de una serie de errores en cadena: una tormenta perfecta.
En enero de 1958, en Nanning, capital de Guangxi, Mao anunció el Gran Salto Adelante y ese mismo año se estableció la primera comuna –como unidad económica autosuficiente– en la población de Chayashan, en la provincia de Henan. Una vez testado el plan, no se tardó en 16
extender el modelo al resto del país hasta implementar alrededor de 25.000 comunas, con unas 5.000 familias en cada comuna. Los informes iniciales sobre el nuevo modelo de comunas eran favorables. La reforma en el campo estaba dando grandes resultados, gracias al inusual buen clima de ese año y al fervor revolucionario inicial. No obstante, cabe señalar que los informes no eran del todo fiables, ya que algunas responsables locales del partido falseaban datos para adjudicarse méritos y así poder ascender en la jerarquía política. Este comportamiento de las autoridades fue una constante a lo largo del periodo del Gran Salto Adelante y perjudicó gravemente la toma de decisiones del gobierno, que trabajaba con datos falsos y con la certeza que el plan funcionaba correctamente. En otoño de 1958, la gran cosecha fue recogida sólo parcialmente porque millones de agricultores fueron trasladados a otros proyectos –se calcula que unos 100 millones aproximadamente– como a la producción de acero y la construcción de presas para la irrigación masiva. En la provincia de Henan, por ejemplo, los recursos se destinaron a proyectos de riego. El volumen de tierra y pierda excavada fue equivalente a la construcción de 48 canales de Panamá. Evidentemente, los proyectos sobrepasaban la capacidad y los recursos –tanto económicos como humanos– de la provincia. De este modo numerosos campos fueron abandonados. Estos errores iniciales, fruto de la mala organización, fueron acompañados de otros tantos. Mao y otros cuadros del partido creían que la familia tradicional era la base de la propiedad privada. Un elemento central en el modelo de comunas era la introducción de cocinas colectivas, que perseguían el objetivo de transformar las tradiciones que consideraban reproductoras de valores capitalistas. Se obligaba, a menudo con el uso de la fuerza, a los agricultores a trasladarse de sus parcelas, ceder sus medios de producción para trabajar con herramientas socializadas y a cocinar y comer con otros campesinos, rompiendo así los hábitos familiares tradicionales y reduciendo su productividad. La República Popular de China, en un intento de hacer sombra a la URSS en la carrera hacia el comunismo, tomó la decisión de recortar las importaciones de grano y aumentar las exportaciones, mostrando así al mundo sus supuestos éxitos en la agricultura. Consecuentemente las existencias de granos se vieron gravemente afectadas. 17
Una causa que a menudo no se menciona fue la introducción de nuevos métodos científicos –aunque realmente eran pseudocientíficos– tomados de un ingeniero soviético llamado Trofim Lysenko. Éste adquirió notoriedad en la URSS por sus métodos, y hasta recibió varias distinciones del gobierno. Sus supuestos éxitos traspasaron las fronteras y llegaron a China. Mao quiso implementar en el campo chino las teorías y métodos de Lysenko, como la creación de nuevas especies animales y vegetales, el uso de nuevas técnicas de arado y el control de plagas. Los resultados fueron nefastos: hubo plagas de insectos como consecuencia de la eliminación de miles de pájaros; la producción se redujo enormemente en los campos que siguieron dichas técnicas y se secaron presas, entre otras consecuencias. La manipulación de datos, la introducción de técnicas pseudocientíficas, los recortes en importación de grano, el establecimiento del sistema de comunas y la movilización de millones de campesinos para trabajar en proyectos que sobrepasaban sus recursos, hizo aparecer las primeras hambrunas a principios de 1959. Con la primera ola de hambrientos y muertos, las noticias llegaron a Mao, el cual se mostró escéptico. Después de su incredulidad inicial, Mao empezó a pensar que algunos grupos sociales estaban conspirando y escondiendo grano para pedir contrapartidas. Se lanzó entonces una campaña para encontrar el grano oculto, que tuvo como resultado purgas, torturas y suicidios. Fue entonces cuando llegaron las críticas de algunos cuadros del partido que afirmaban que Mao iba errado, y que los episodios de hambre eran reales. Aún así Mao no rectificó y castigó a sus críticos. En 1959 la cosecha se había reducido unos 30 millones de toneladas respecto el año anterior, pero los responsables locales del partido no lo reportaron y confiscaron más cantidad de grano a los agricultores para cumplir con los objetivos del Gran Salto Adelante. Dichas confiscaciones iban casi siempre acompañadas de violencia por parte de las autoridades.
18
Así creció China poblacionalmente cada año entre 1960 y 2015. Fuente: Banco Mundial
La parte más dura del hambre llegó a inicios de 1960, cuando un número muy considerables de agricultores murió de inanición. Mao seguía creyendo en su plan, mientras la mayoría de cuadros del partido se negaban a contarle la realidad. Los cuadros del partido no se rebelaban porque cualquier intento de cuestionar las órdenes o contradecir a Mao era motivo suficiente para ser arrestados y/o asesinados, tanto ellos como sus familias. Además, estos y sus allegados siempre disponían de acceso a los alimentos, entre otros privilegios. Por tanto, renunciar a ello y ser perseguidos por denunciar las miserias de otros no era algo que tuvieran en mente la mayoría de cuadros. Por lo que respecta a los agricultores, no se rebelaban por miedo: el hambre y las enfermedades coexistían con las torturas y los asesinatos. Esto no quiere decir que no se dieran episodios de revuelta. En ocasiones, los agricultores se organizaban para efectuar asaltos a graneros estatales protegidos por soldados armados y alambre espinoso. También había directos enfrentamientos violentos con las autoridades locales de menor rango. Huir tampoco era sencillo. Algunos intentaron esconderse en las zonas más altas, como en el Tíbet; 19
otros probaron huir a nado hacia Hong Kong; y otros tantos travesar las montañas para llegar a la URSS u otros países fronterizos. Casi siempre se encontraban con controles fronterizos que no dudaban en disparar. La movilidad interna era otra alternativa, probablemente menos complicada. Se calcula que unos 10 millones de ciudadanos emigraron sin el permiso de las autoridades, ya que se requería el uso de pasaportes para desplazarse por el país. Las consecuencias de estos movimientos de población fueron el considerable aumento de las tasas de divorcio en algunas zonas, como en la región de Gansu, donde aumentaron hasta un 30% – 40%. Durante el Gran Salto Adelante se creó una gran red de prisiones y campos de trabajo, aún vigente hoy en día. Con los episodios de hambre, algunos de estos campos se convirtieron en campos de muerte, especialmente a partir de 1960 cuando las raciones de comida disminuyeron. La desesperación en los campos llegó hasta el punto de que los prisioneros comían gusanos, estiércol, alimentos en mal estado que tiraban los responsables de campos, y se dieron episodios de canibalismo. En estos campos, como sucedía en los kuláks de la URSS, los intelectuales y los opositores políticos eran tratados peores que los criminales comunes. En 1961 se rectificó y se puso fin al Gran Salto Adelante. Lo que sigue siendo un misterio es si Mao cedió por las críticas o por la actuación de la oposición dentro del partido, representada por Liu Shaoqi, Deng Xiaoping y ChenYun, quienes intervinieron para evitar el colapso. Se tomaron entonces medidas de urgencia para paliar el hambre, que ya había llegado a las ciudades: racionamiento, distribución de alimentos y abrigo, reducción de la jornada laboral, importación de grano, retorno al antiguo sistema privado de parcelas familiares, en otras tantas. Aun así, el hambre perduró hasta 1962, en parte por causas naturales, ya que el norte del país había sido afectado por sequías. A estas medidas le siguieron nuevas reformas, como la eliminación de las cocinas colectivas de las comunas o el retorno a pequeños mercados privados locales, para que los agricultores pudieran vender los productos que cosechaban en sus pequeñas parcelas, exceptuando el grano, que seguía siendo monopolio del Estado. Se ejecutaron a algunos responsables locales que habían cometido crímenes y se rehabilitó a antiguos cuadros del partido que habían sido acusados de derechistas, así como se rehabilitó a la comunidad intelectual y científica, 20
abandonando el pseudo-cientifismo que Mao había introducido en la academia. A pesar de todas las reformas, los estándares de 1950 no se volverían a recuperar hasta 1978. Desde el fin del Gran Salto Adelante surgieron voces dentro del partido que proponían volver a la propiedad privada en el campo para levantar la producción, como la de Chen o como la de Deng, quien propuso un nuevo rumbo al partido como su famosa frase “gato negro o gato blanco, poco importa si caza ratones”. Además, se apartó a Mao de la Jefatura de Estado – aunque mantuvo su puesto como presidente del partido y su rol de líder de la revolución– y se abrió una disputa dentro del partido que duró hasta 1966, fecha en la que se lanzó la Revolución Cultural.
REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA Tan pronto se puso fin al Gran Salto Adelante, los dirigentes del Partido Comunista habían concluido una revisión crítica de los errores cometidos, misma que Mao Zedong dejó pasar acompañada de una muy limitada autocrítica de sus propias acciones, todo ello a fin de comenzar una rectificación de la política económica que permitiría superar la crisis y retomar el crecimiento de la economía china de 1963 a 1965. El máximo dirigente del Partido fue preparando el terreno para desatar una tormenta política e ideológica cuyos alcances él mismo no preveía. De hecho, desde el pleno de Lushan de 1959, que condujo a la caída del ministro de defensa Peng Dehuai y a la toma de ese cargo por parte del mariscal Lin Biao, se fueron sentando las bases para el adoctrinamiento de las fuerzas armadas. En 1965 Lin Biao introdujo el que luego sería el famoso librito rojo con aforismos de Mao y con el cual se reeducó a los militares en una concepción guerrillera en la que lo importante no era la modernización del sector castrense sino su total inmersión en un maoísmo que parecía obsoleto. La teoría de la guerra popular prolongada que Mao había divulgado en los años veinte para respaldar la lucha guerrillera de entonces, se reimplantó como doctrina militar en los años sesentas, y cuando los antiguos guerrilleros llevaban casi dos décadas de tener el poder en la “nueva China”. Ese adoctrinamiento de los militares se acompañó con la eliminación de los 21
rangos castrenses y sus correspondientes insignias: a partir de entonces (1965) la única manera de identificar a soldados y comandantes de cualquier nivel era por el número de bolsillos que llevaban en sus chaquetas militares: dos bolsas para soldados y cuatro para jefes. A lo anterior se sumó la intensificación del culto a la personalidad de Mao y de un nuevo tipo de modelos o héroes comunistas, como el personificado por Lei Feng, un joven y modesto soldado que siempre estaba al servicio de sus compañeros y de la gente común, quien murió antes de cumplir los 22 años en un accidente de trabajo, pero del que se ha hecho una leyenda oficial para destacar a un comunista puro. Esta iconografía revolucionaria servía a Mao para librar una lucha ideológica interna y externa. Esta segunda era contra la URSS y del PCUS al que se acusaba, por conducto de su dirigente Nikita S. Jruschov, de haber cambiado su naturaleza revolucionaria para instalar un revisionismo total del comunismo so-viético, y de tratar de imponer tal revisionismo –un verdadero camino al capitalismo– al movimiento comunista mundial. Cuando Jruschov fue derrocado en un golpe no violento en octubre de 1964, Mao y sus camaradas chinos no tardaron en acusar a Leonid Brézhnev y a los demás golpistas de ser igualmente revisionistas (“jruscherismo sin Jruschov”) y la disputa ideológica y política con los soviéticos continuó. En cuanto a lo interno, Mao parecía convencido de que muchos de sus compañeros, miembros del politburó y de su Comité Permanente, al rectificar las banderas del colectivismo chino estaban siguiendo el ejemplo del PCUS, e incluso sospechaba que él mismo podría también ser derrocado por un golpe palaciego, como el que había recibido su odiado Jruschov. En el terreno retórico, con barniz teórico, Mao reiteraba su concepción acerca de las contradicciones en el seno del pueblo (no antagónicas) y las antagónicas que subsistían aún en sociedades como la china, que habían alcanzado un alto grado de colectivización y socialización económica. La lucha de clases persiste en el socialismo chino, y la única manera de darle salida –insistía Mao– es mediante purgas continúas del PCC, que purifiquen las filas de militantes comunistas de todos los niveles. Es evidente que Mao se sentía traicionado por sus colegas que repudiaban la política del Gran Salto, la rápida colectivización de las comunas y reinstalaban incentivos materiales, privilegios en las ciudades y formas limitadas de propiedad privada. Por tales motivos Mao fue creando una red de lealtades personales que estuvieran por encima de las 22
lealtades al Partido (disciplina burocrática), entre los que estaban Lin Biao y su esposa Ye Qun, Jiang Qing, esposa de Mao, y algunos intelectuales radicales de Shanghai, amigos de ella, como Zhang Chunqiao y Yao Wenyuan. También se puede reconocer entre la gente de su confianza a Chen Boda, quien había sido secretario de Mao y su asesor intelectual; a Kang Sheng y, desde luego, a Zhou Enlai, quien sin necesariamente coincidir con la visión de Mao era su más leal colaborador, desde por lo menos la era de Yan’an. Con este núcleo Mao se aprestó a abrir la caja de Pandora.
GUERRA EN EL FRENTE CULTURAL La rectificación del Gran Salto también significó una liberalización de los medios de información y de la producción literaria y artística. Fue una especie de reactivación de la campaña de las Cien flores de 1956-1957, pero sin que fuese movida desde arriba sino resultado de acciones autónomas de intelectuales que eran parte del sistema: escritores que a la vez ocupaban cargos de cierta relevancia en el gobierno y en el Partido. Además, coexistían con esos personajes de la cultura tendencias que pueden considerarse como liberales, pero dentro del sistema socialista chino, junto con otros intelectuales defensores de posiciones radicales dentro del Partido Comunista en varios de sus comités provinciales. En 1965 contendían, pues, corrientes de pensamiento que sin ser de oposición al sistema establecido defendían tesis contrapuestas: unos criticaban elípticamente el personalismo de Mao y los errores que habían conducido a la crisis de 1958-1962, y otros defendían con estridencia el pensamiento de Mao Zedong. Dentro del primer grupo destacan Sun Yefang, economista pionero en proponer incentivos materiales en vez de la rigidez de la planeación centralizada; Liao Mosha, periodista y propagandista; Deng Tuo, poeta, intelectual, periodista y jefe de Cultura de Beijing, y el historiador y dramaturgo Wu Han, uno de varios vicealcaldes de Beijing. A principios de los años sesentas estos hombres habían escrito en grupo y de manera individual, pero con pseudónimo, piezas periodísticas muy populares y críticas a los excesos de la colectivización. El último de los nombrados, especialista en la dinastía Ming (1368-1644), había publicado una obra basada en un hecho histórico real de esa época, que con el nombre de La destitución de Hai Rui (Hai Rui baguan) había sido llevada al teatro. Mao conocía la obra porque su 23
autor se la había obsequiado y a cambio el líder le regaló a Wu Han uno de los tomos de sus obras escogidas autografiado, de manera que difícilmente Mao no se hubiera dado cuenta antes de 1965 que la trama de la obra, un emperador Ming autoritario que corre a un funcionario que se atreve a decirle la verdad de lo que ocurría en el reino, tenía alguna analogía con lo ocurrido con Peng Dehuai en 1959. Lo cierto es que Jiang Qing, siguiendo instrucciones de su marido, buscó en Shanghai a un intelectual radical de cierto renombre para que escribiera una amplia crítica al trabajo de Wu Han. Ella encontró al periodista Yao Wenyuan, quien en diciembre de 1965 publicaría en el Wenhuibao (cuya traducción estricta debería ser “Reporte Cultural”) un demoledor artículo contra el dramaturgo citado, acusándolo de reaccionario, enemigo de Mao y seguidor del camino capitalista. El artículo de Yao fue revisado hasta tres veces por el propio Mao antes de su publicación. La intención de esa crítica literaria era la cacería de una pieza gorda: Peng Zhen, secretario del Comité del Partido y alcalde de Beijing, miembro del politburó y uno de los pocos altos dirigentes que había responsabilizado abiertamente a Mao del fiasco del gSA. Esta primera salva de un ataque que pronto lanzaría Mao contra su propio partido fue disparada en un contexto de correlación de fuerzas, que no parecía favorable para tan extremo experimento. De no haber ocurrido la prematura muerte del secretario del Partido en Shanghai, Ke Qingshi, el 9 de abril de 1965, la disciplina hubiera prevalecido y difícilmente el vitriólico escrito de Yao hubiera encontrado acomodo en la prensa local. En todo caso, ante presiones de Mao rápidamente otros periódicos de alcance nacional, como el Diario del Pueblo y el Diario del Ejército Popular de Liberación (Jiefangjunbao) reprodujeron el texto de Yao. La reacción de Peng Zhen fue la de tratar de mantener el debate sobre la obra de teatro dentro de los límites de lo estrictamente literario, pero presiones en otros frentes habrían de obligarlo a tomar medidas más drásticas. Dichas presiones fueron las siguientes: el 10 de noviembre de 1965, poco antes de la publicación de la crítica a Wu Han, el director general de la poderosa Oficina General del Comité Central del Partido, el veterano Yang Shangkun, fue removido de su cargo por haber puesto micrófonos en el entorno de Mao. Su lugar lo ocupó Wang Dongxing, director del Buró Central de Guardias y ex guarda espaldas personal de Mao; del 4 de marzo al 8 de abril de 1966, el jefe del Estado mayor del EPL, general Luo 24
Ruiqing, subalterno y rival de Lin Biao, fue sometido a feroces críticas de sus colegas, acusado de castrar las directivas del ministro de Defensa, a consecuencia de las cuales el general Luo intentó suicidarse el 18 de marzo, con lo que se remató el veredicto final de su culpabilidad (“los revolucionarios no se suicidan”). Finalmente, por esas fechas, el jefe de propagan- da del Partido Comunista, Lu Dingyi, cayó en desgracia política acusado de elemento contrarrevolucionario y fue arrestado por ese motivo.
COMIENZA LA REVOLUCIÓN CULTURAL Mao se había ausentado de Beijing poco después de que se publicara el artículo contra Wu Han. Estuvo primero en Shanghai y durante los siguientes ocho meses viajó en el tren de lujo construido en la República Democrática Alemana y puesto a su servicio, por las ciudades de la parte baja del río Yangze: desde allí el viejo líder (tenía entonces 73 años de edad) fue tejiendo la conspiración. Por su parte, Peng Zhen continuaba con sus esfuerzos de evitar que el asunto de la obra de teatro pasase a mayores, y decidió ir a ver a Mao junto con cuatro intelectuales miembros del área cultural de Beijing, para explicarle que no había intenciones negativas en el trabajo literario de ese grupo. Kang Sheng estaba presente en la la reunión que sostuvieron con Mao, y escuchó cuando éste dijo que la obra de teatro era una “yerba ponzoñosa”. Cuando Peng trató de demostrar lo contrario, Mao fingió ignorar el tema y dijo a los presentes que ellos aclararan la situación (Dikötter, 2016: 49). Peng regresó a Beijing creyéndose seguro, pero un mes después el presidente del Partido ordenó a Kang Sheng que fuera a reorganizar el comité del Partido de Beijing, porque estaba siendo manejado como “un reino independiente”. En una re- unión de veteranos de alto nivel del Partido, Zhou Enlai y Deng Xiaoping respaldaron a Mao y le dieron el golpe de gracia a Peng Zhen. El 16 de mayo el Diario del Pueblo denunció a Deng Tuo, otro del grupo de los cinco, de ser un traidor y dos días más tarde este exquisito coleccionista de antigüedades chinas se envenenó en su casa. Ese mismo día, entre las filas del Partido, corrió una circular en la que se denunció que Peng Zhen había convertido la capital de la República Popular en la “ciudadela del revisionismo” (Dikötter, 2016: 55).
25
Según dos estudiosos de la revolución cultural, este movimiento popular puede dividirse en dos grandes etapas: la de la insurrección política, empujada por rebeldes que tomaron el nombre genérico de guardias rojos, que se valieron de periódicos murales de “grandes caracteres” y de su participación en varios mítines de masas para divulgar su rebeldía, la cual se prolongó de 1966 a 1968, y una segunda etapa que se caracterizó por un movimiento demográfico que significó el reasentamiento de millones de estudiantes y de otros jóvenes de áreas urbanas al campo, la cual se prolongó hasta mediados y finales de los años setenta (Jiang y Ashley, 2000). Hay otras maneras más desagregadas de dividir en etapas a la revolución cultural, se tomará una parte de esa división en las páginas siguientes, pero el marco referencial básico es el citado: rebelión desde abajo, seguida de manipulación desde arriba hasta llegar a la desmovilización de los rebeldes y a la restauración del orden interno.
DE LA GUERRA DE LOS DAZIBAO A LA CONFRONTACIÓN VIOLENTA La primera organización que adoptó en nombre de guardias rojos fue una que surgió de la secundaria de la Universidad de Qinghua en Beijing, a fines de mayo de 1966 (Walden, 2015: posición 4276). No obstante, quien le dio carta de presentación a este tipo de rebeldes fue el Departamento de Filosofía de la Universidad de Beijing (Beida por su abreviatura en chino), cuando la profesora de entonces 45 años y mencionada en párrafos anteriores, Nie Yuanzi, publicó un cartel el 29 de mayo en el que llamaba a los estudiantes a rebelarse contra profesores y autoridades universitarias que siguieran el camino capitalista. Mao ordenó que ese mensaje fuera reproducido y divulgado a nivel nacional por la radio y los medios impresos. El 18 de agosto, el “gran timonel”, que para entonces era objeto de un culto popular muy extendido, convocó a la primera gigantesca manifestación de guardias rojos en la icónica plaza de Tiananmen, y en ella una joven de la escuela secundaria de la normal de mujeres, Song Binbin,10 le colocó a Mao el brazalete de “guardia rojo”. Trece días antes el propio Mao había garabateado en una hoja de papel, durante una sesión ampliada del Comité Permanente del politburó (CPP), la siguiente lapidaria frase: “Bombardead los cuarteles generales de la reacción”. Que luego sería amplia- mente divulgada como el dazibao del “gran timonel”, y que junto con la frase del poster de la señora Nie de Beida, de que “rebelarse 26
está justificado” serían los lemas básicos para incitar a la juventud a levantarse contra la autoridad. Toda esa teatralidad había sido confeccionada para preparar el ánimo popular a que recibiera con entusiasmo los primeros golpes que desde el centro del poder lanzarían los aliados de Mao contra camaradas que ocupaban altos niveles de mando. El 16 de mayo el Comité Central del Partido aprobó la “notificación” (zhangfa) número 267, acusando de pandilla anti-partido a Luo Ruiqing, Lu Dingyi, Yang Shangkun y Peng Zhen, con lo que se completaba su defenestración (destierro y encarcelamiento). Al mismo tiempo, se formó el Grupo Central Revolución Cultural, encabezado inicialmente por Chen Boda y que habría se suplantar al politburó y a su Comité Permanente en el manejo de los asuntos diarios del partido comunista. El 18 de agosto día de la manifestación en la que Mao fue investido como guardia rojo– se efectuó el Xi pleno del viii Comité Central, que aprobó los llamados 16 puntos que formalizarían el lanzamiento de la Gran Revolución Cultural Proletaria, y por primera vez se criticó en forma abierta a Liu Shaoqi y a Deng Xiaoping. Entre esa fecha y fines de noviembre de 1966 se dieron varias grandes manifestaciones en las que participaron alrededor de doce millones de estudiantes, muchos de ellos adolescentes, y otras personas procedentes de todas partes de China, quienes se movilizaban gratuitamente en trenes y otros medios de transporte para ir a la capital a ver, aunque fuera de lejos, al “sol rojo que calienta nuestros corazones”. Las fuerzas armadas y los aparatos de seguridad dieron las facilidades necesarias para la transportación de personas
en lo que la propaganda denominaba “gran intercambio
revolucionario” (dachuanlian) y que sardónicamente sería calificado de “turismo revolucionario”. Esta marea roja de jóvenes tenía como uno de sus lemas principales el de destruir cuatro vejestorios: viejo pensamiento, vieja cultura, viejas costumbres y viejos hábitos. Muy pronto el lema se convirtió en acción destructiva a gran escala: monumentos, templos budistas, templos de Confucio y otros lugares históricos fueron objeto de saqueo y destrozos inauditos. Llegó un momento en el que el primer ministro Zhou Enlai envió tropas para proteger el Palacio Imperial o “ciudad prohibida” de Beijing para evitar que cayera en manos de los guardias rojos.
27
Junto a esa permisividad iconoclasta las turbas de manifestantes tuvieron otra más destructiva en cuanto al aspecto institucional y humano: autorización e incitación para criticar, perseguir y arrastrar a funcionarios y dirigentes de todos los niveles del Partido y del gobierno a someterse a críticas de las masas. “Sesiones de lucha de clases” eran llamados esos infamantes tratos a mujeres y hombres de todas las edades y condiciones de autoridad, hasta llegar al propio jefe de Estado y al secretario general del Partido Comunista. La intromisión de las organizaciones rebeldes para buscar pruebas de que sus moradores eran adictos a los cuatro vejes- torios y, por tanto, seguidores de tendencias revisionistas se generalizó en muchas ciudades. En Beijing, en la última semana de agosto, se vivió el ápice de esa primera oleada de “terror rojo”, cuando más de 77 000 personas fueron expulsadas de sus casas y destruidos, decomisados o abiertamente robados sus bienes. Alrededor de 200 personas murieron por día (Walder, 2015: posiciones 4323 y 4331). En medio de esa violencia y caos, dos entidades públicas trataban de dirigir de alguna forma a los rebeldes y de man- tener cierto orden: la parte del gobierno central sobreviviente, encabezada por Zhou Enlai, y el Grupo Central Revolución Cultural (gCRC) encargado de los asuntos cotidianos del partido. Ambas organizaciones eran leales a Mao y a sus anárquicas directivas, pero la primera de ellas, el gobierno, trataba de limitar en lo posible los daños de la sublevación y en lo personal Zhou formó grupos de choque para frenar a las agrupaciones rebeldes, que muy pronto también se dividieron entre ellas, con nombres variados. Estas divisiones tomaron un carácter más violento particularmente en la Universidad de Qinghua, donde una facción minoritaria, liderada por Kuai Dafu, estudiante de 21 años que había ganado fama por la violencia ejercida con- tra dirigentes nacionales como Bo Yibo y Wang Guangmei, esposa del presidente de la República, se enfrentó en princi- pio con palos y piedras y luego con armas, a la facción rebelde mayoritaria que recibía apoyos del gobierno. Por su parte, el gCRC respaldaba a la facción minoritaria, siguiendo señales de Mao o interpretándolas, ya que era él quien en general echaba su peso de opinión en favor de los grupos minoritarios de muchas partes de China. Algo similar ocurría en Beida, de manera que de octubre a noviembre la guerra entre facciones estudiantiles se volvió un peligro extremo y marcó la muer- te del movimiento rebelde como fuerza política espontánea y autónoma.
28
La grosera manipulación que desde un principio ejercía el gCRC, al repartir de modo discrecional castigos y premios, provocó reacciones de los rebeles en contra de dicho grupo. Por ejemplo, en el Instituto de Geología de Beijing, donde había brotado una facción rebelde autodenominada como “el Este es rojo”, que en principio obtuvo apoyo del gCRC y luego le fue retirado en beneficio de su adversaria, la facción “bandera roja”, el líder de la primera, Zhu Chongzhao, denunció en un mitin al gCRC y usó una expresión lapidaria: “la revolución cultural no es un movimiento de masas, sino una manipu- lación de las masas”; a principios de
1967
Zhu
sería
aprehendido,
acusado
de
pertenecer
a
una
“pandilla
contrarrevolucionaria”, y enviado por más de una década a un campo de trabajo forzado (Walder y Hu, 2009: 201-202).
EXPANSIÓN DE LA VIOLENCIA: CHINA AL BORDE DE LA GUERRA CIVIL Hasta noviembre de 1966 el movimiento de rebeldía se había concentrado en la capital de China, principalmente con
la participación de estudiantes. Se calcula que entonces la
población universitaria de China era un poco menor de 675 000 personas, que representaban 0.09 % de la población total. Frente a eso había 52 millones de obreros industriales, un número 76 veces mayor que el de el de estudiantes. Todavía el día 10 del mes citado, el Diario del Pueblo advertía a los trabajadores que no abandonaran sus puestos de producción para engancharse en el “intercambio de experiencias revolucionarias”. Sin embargo, desde el gCRC se había comenzado a alentar la creación de enlaces entre estudiantes rebeldes de Beijing que andaban agitando en Shanghai con trabajadores políticamente activos de diecisiete factorías de esta ciudad. Así surgió un grupo llamado Cuartel General de Trabajadores Rebeldes de Shanghai (CgTRS), cuyo líder era un jefe de seguridad de 32 años de una hilandería de algodón llamado Wang Hongwen. A pesar de la oposición de Zhou Enlai a la movilización obrera y de dirigentes adictos a la RC, como Tao Zhu (1908-1969), quien había sustituido a Lu Dingyi como jefe de propaganda del Partido, los aliados de la señora Jiang Qing, como Zhang Qunqiao, quien era subalterno de
29
Tao, ganaron pronto el apoyo de Mao y la batalla por involucrar a obreros y campesinos en el proceso revolucionario. Fue así como el politburó aprobó el 9 de diciembre la “Zhongfa [1966] número 603,” conocida como los “diez puntos sobre la industria”, y seis días después la “Zhongfa [1966] número 612”, o los “diez puntos sobre las aldeas rurales”. Ambos mandatos llevaban la aprobación previa de Mao: ¡la caja de Pandora se abrió!, cualquiera de los millones de chinos tenía desde entonces el “derecho, en realidad la obligación, de hacer la revolución” (MacFarquhar y Schoenhals, 2006: 144).
FIN DE LOS GUARDIAS ROJOS Y RESTAURACIÓN DEL ORDEN Después de que a principios del verano de 1968 estallara en la Universidad de Qinghua en Beijing una nueva ola de violencia entre facciones de guardias rojos, cada una ostentándose como la verdadera maoísta, los principales dirigentes de las facciones en pugna fueron citados en el gran salón del Palacio del Pueblo y recibidos por el mismo Mao, cuyo culto a su personalidad lo colocaba entonces como algo parecido a un dios rojo, al que acompañaban las máximas autoridades del Grupo Central Revolución Cultural, del gobierno central, del parchado Comité Central del PCC y de las fuerzas armadas. Para sorpresa de los rebeldes, en esa reunión nocturna que se prolongó por cinco horas, Mao los sometió a una burlo- na crítica que fue acompañada de indicaciones tajantes de que se pusiera fin a las actividades desbordadas de los grupos rebeldes. Por ejemplo, Mao se dirigió a la lideresa de Beida, Nie Yuanzi, por el apodo que le habían puesto los estudiantes de lao foye “viejo Buda”, que era como los eunucos llamaban a la emperatriz regente Ci Xi; a otra dirigente de la Universidad Normal de Beijing, Tan Houlan, le endilgó el título de emperatriz de los guardias rojos; en fin, se burló también de Kuai Dafu, que había sido instrumento de la señora Jiang Qing, y de Wang Dabin joven presidente del Comité Revolucionario del Instituto de Geología, que había sido el favorito de Mao en la época en que azuzaba a los guardias rojos a tomar el poder. Hay abundantes testimonios y relatos de ex guardias rojos y otros rebeldes sobre este desconcertante encuentro con el “sol rojo”, que marcó el inicio de la desmovilización de los rebeldes y la restauración del orden mediante el uso de los soldados,
30
pero una buena síntesis de esos acontecimientos se encuentra en MacFarquhar y Shoenhals (2006: 239-263), basada en documentos chinos. El nombre de “guardia rojo” habría de sobrevivir hasta 1976 y lo portarían los contingentes de la Liga de la Juventud Comunista, en tanto que los “pequeños guardias rojos” de las escuelas primarias, serían los antiguos “pioneros,” concepto tomado de la URSS, pero restaurados en actividades ordinarias y ordenadas. Por otro lado, en todas partes de China se intensificó una campaña que había comenzado tibiamente en 1967, con el eslogan de “bajar a los valles, subir a las montañas”, que hace referencia a que los jóvenes se fueran a vivir al campo para “aprender de las masas”. Enarbolando banderas rojas y tocando instrumentos musicales millones de jóvenes chinos se trasladaron de las ciudades al campo, muchos de ellos para nunca más volver a sus residencias de origen. En cuanto a los órganos administrativos y de poder, desde fines de 1967 se fue generalizando en China el establecimiento de los comités revolucionarios, bajo la fórmula de 3 en 1: “masas revolucionarias, vanguardia del partido y soldados”. En la práctica, fue el Ejército Popular de Liberación el que ocupó la dirección de los comités revolucionarios, desde el nivel de condados hasta el centro del poder. De manera gradual las escuelas reabrieron sus puertas, aunque las universidades lo hicieron hasta principios de 1970 y aún con lemas “revolucionarios”, como uno que se manifestaba en contra de la cultura libresca y en favor del aprendizaje con las masas. Los altos burócratas, diplomáticos y cuadros del PCC, que sobrevivieron el vendaval revolucionario, fueron también restituidos de manera gradual en sus cargos anteriores, después de pasar tempo- radas de estudio, autocrítica y reeducación en las llamadas “escuelas 7 de Mayo”. Del 1 al 24 de abril de 1969 se efectuó el IX Congreso del PCC, trece años después del VIII Congreso, no obstante que los estatutos de entonces establecían que cada cuatro años se efectuarían esas reuniones. El evento se llevó a cabo en total se- crecía y sin la presencia de representantes de partidos hermanos, que le quedaban pocos a China (Corea del Norte y Albania) o de invitados extranjeros especiales. Fue el Congreso de la “victoriosa revolución cultural”, y se renovaron los órganos principales, comenzando con un Comité Central de 107 titulares y 109 suplentes. Fueron reelectos apenas 31 % de los integrantes del Comité anterior, lo cual refleja la magnitud de la purga habida en el periodo 1966-1968. El CC nombró un 31
comité permanente del Buró Político de cinco personas: Mao (que casi no asistió al Congreso) quedó como presidente del partido; Lin Biao como único vicepresidente y denominado “íntimo compañero de armas y el sucesor del camarada Mao Zedong”; Chen Boda, Zhou Enlai y Kang Sheng como otros titulares en los lugares tercero a quinto de la jerarquía del partido. Se nombraron otros diecinueve miembros titulares y cuatro suplentes del buró político, doce de ellos de nuevo ascenso. Como titulares del politburó quedaron dos mujeres, las esposas de Mao y de Lin Biao –y trece militares y miembros del sistema de seguridad, lo cual indica el grado de militarización del partido. Fue un Congreso lleno de irregularidades (Anguiano, 2001: 131-136) que demostraría ser de corta duración en cuanto a arreglos del liderazgo y doctrina.
32
ANALISIS DEL CONTENIDO El siglo anterior fue un siglo de profundos cambios en China. Al inicio las motivaciones más fuertes para el cambio vinieron al final de la Primera Guerra Mundial, con la adquisición de Japón de un mandato en China de la provincia de Shantung. Dada la fortaleza de Japón, había poco que los poderes Europeos podían hacer para quitársela. El gobierno Chino estaba tan enojado con el mandato Japonés que el gobierno se rehusó a firmar el tratado. La oposición pública a Versalles hizo estallar un movimiento nacional que llegó a ser conocido como el “Movimiento del 4 de Mayo.” Comenzando con estudiantes en Pekín, este movimiento se extendió a través de China y se transformó en una serie de huelgas y boicots en contra de los bienes Japoneses. Todo tipo de urbanitas, desde intelectuales, políticos, a obreros, se unieron al movimiento. El movimiento falló en desplazar a los japoneses, pero mostró que nuevas corrientes intelectuales se estaban formando. Es en este contexto que debemos considerar el surgimiento del Comunismo en China. En 1918, un grupo de estudio Marxista apareció en la Universidad de Pekín en respuesta a la Revolución Rusa. Muchos miembros del Movimiento del 4 de mayo se unieron a este grupo, y un nombre importante, aunque no era importante en el momento, fue Mao Zedong. Para Julio de 1921, un grupo de intelectuales en Pekín fundó el Partido Comunista Chino en Shanghai. Este partido activamente luchó con la inercia China, y se volvió un arma importante en contra de occidente, porque que oficialmente estaba en contra del capitalismo, una importación según ellos occidental. Para 1927, los comunistas habían organizado a más de 10 millones de campesinos. Se habían ganado la lealtad de los campesinos a través de cosas prácticas como forzando a los terratenientes a bajar las rentas y perdonar deudas excesivas. Chiang el gobernante de la época decidió atacar a sus adversarios comunistas pero el ataque de Chiang meramente desembocó en una Guerra Civil, ya que los comunistas se retiraron al campo. Esto tuvo dos consecuencias importantes. Primero, la guerra les permitió a los caudillos Chinos restantes florecer, ya que Chiang no tenía las suficientes fuerzas para
33
enfrentar a todos sus enemigos al mismo tiempo. Segundo, la guerra debilitó a China justo cuando Japón se embarcaba en una política de agresión. Para 1930, los comunistas habían organizado un gran ejército campesino en la provincia de Kiansi y declarando la fundación de la República Soviética China. El Kuomintang respondió en 1934 atacando a los comunistas en su santuario de Kiansi y forzándolos a irse al sur. Esta fue la famosa “Marcha Larga”, durante la cual Mao Zedong lideró a unos cuantos miles de seguidores en una difícil retirada a Shengsi. Los Comunistas Chinos parecían estar terminados como fuerza, pero la marcha hizo a Mao un héroe para este movimiento y cimentó su autoridad. Después de la derroca de Japón en 1945, China se hundió de nuevo en otra guerra civil. Sin embargo esta vez los Comunistas llevaban la mejor parte de ella, inflingiendo una serie de derrotas en las fuerzas Nacionalistas. Para el final de 1948, Chiang fue forzado a huir del interior a la isla de Formosa. Se llevó consigo la mayoría de las reservas de oro de China y artefactos del Museo Nacional del Palacio, prometiendo continuar la lucha en contra de los comunistas desde la isla. Al final, Chiang tan sólo fue capaz de fundar un Estado pequeño autoritario con una economía increíblemente productiva que ahora es llamado Taiwan. Ha tenido el apoyo militar de los Estados Unidos desde 1955. La historia moderna del interior de China comenzó con la declaración de Mao Zedong en Octubre de 1949 de la República Popular de China. Esto marcó el fin de múltiples épocas históricas. Primero, representaba el final de la tradición burocrática Confucionista. Los Comunistas, tomando prestado de Europa, desarrollaron una nueva visión del individuo y de su relación con el estado totalmente nueva. El programa radical del Partido Comunista para el cambio político y social requería que éste monopolizara el poder. Un Comité Central controlaba el Congreso Popular y el Politburo controlaba el Comité Central. El hombre que controlaba el partido era, claro está, el Jefe Mao. Un ejemplo de que tan importante era su posición es que Mao fue el Jefe de la República Popular de China solamente hasta 1959, pero controló el Partido hasta su muerte en 1976. Su influencia en la política será aparente en esta sesión. Mao creó un sistema de arriba hacia abajo, de dirección, en el cual la disensión y los derechos individuales no eran respetados. 34
Entre 1948 y 1951, él y los Comunistas instituyeron una purga viciosa de todos los elementos Nacionalistas, mandando millares de sus enemigos a campos de trabajo, donde normalmente morían. En términos económicos y sociales, el gobierno insistió en una colectivización rápida de la tierra e industrialización. En 1955, siguiendo modelos soviéticos, los chinos instituyeron el primer Plan Quinquenal, que establecía las prioridades para toda la economía China.
35
CONCLUSIÓN El gigante asiático a inicios del siglo XX China entró en el siglo XX en total decadencia de su sistema dinástico para ser luego desgarrada por guerras intestinas y casi cincuenta años de dominación por parte de Europa, Estados Unidos, Rusia y Japón. En los primeros años de la República de Sun Yat-sen se produjo el desmembramiento casi total del territorio en zonas de influencia dominadas por caciques y a lo largo de la primera mitad del siglo XX hubo brotes nacionalistas, guerras internacionales y una guerra civil. No obstante, en el umbral del nuevo milenio, la República Popular China ha sabido aprovechar su gran peso específico para jugar un papel preponderante en la arena política internacional; internamente, la introducción de la estrategia económica reformista de finales de los setenta, ha permitido un crecimiento sostenido por veinte años.
36
BIBLIOGRAFÍA BBC.
(21
de
octubre
de
2012).
BBC
UK.
Obtenido
de
http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/mao_zedong.shtml Bianco, L. (1999). Los orígenes de la revolución china. Barcelona: Bellaterra. Canal History. (02 de agosto de 2010). History. Obtenido de http://canalhistoria.es/aula/maotse-tung/mao-tse-tung.pdf CINU. (3 de febrero de 2017). CINU, Centro de Informacion de las Naciones Unidas. Recuperado el 28 de abril de 2017, de http://www.cinu.mx/temas/medioambiente/medio-ambiente-y-desarrollo-so/ El
País.
(06
de
octubre
de
1982).
Obtenido
de
https://elpais.com/diario/1982/10/06/internacional/402706813_850215.html Enrique Rodriguez, U. A. (25 de agosto de 2016). El Orden Mundial. Obtenido de http://elordenmundial.com/2016/08/25/gran-salto-adelante-la-hambruna-secretamao/ FAIRBANK, J. K. (1996). “Las reformas de Deng Xiaoping (1978-1988) en china, una nueva historia. Chile: editorial andrés Bello. Folch, D. (22 de octubre de 2000). Periodico El País España. Obtenido de https://elpais.com/diario/2000/10/22/internacional/972165614_850215.html García, J. M. (1332). China contemporánea : 1916. Madrid: istmo. Historia
Siglo
20.
(s.f.).
Historia
Siglo
XX.
Obtenido
de
http://www.historiasiglo20.org/GLOS/cismachinaURSS.htm Ibáñez, J. J. (07 de diciembre de 2012). OpenCourseWare Universidad de Murcia. Obtenido de
http://ocw.um.es/humanidades/la-historia-contemporanea-y-del-pensamiento-
mas/otros-recursos-1/11-la-revolucion-china-de-mao.pdf
37
Instituto Histórico BACHILLER SABUCO -Ángel Martínez Sánchez. (17 de agosto de 2009). Instituto Histórico de Castilla La-Mancha, Bachiller Sabuco. Obtenido de http://perseo.sabuco.com/historia/guerracivilchina2012.pdf Rodriguez, M. G. (2009). Biologia y Geologia. cenoposiciones. Tsang, T. F. (2000). China en transición: sociedad, cultura, política y economía. Barcelona: Bellaterra. Xue, X. (2007). Nacer Mujer en China; las voces silenciadas. Barcelona: Planeta.
38
ANEXOS
39
ENTREVISTA Realizada a el licenciado Manuel Enrique Araujo, economista. 1- ¿Es Mao Zedong uno de los políticos más relevantes del siglo pasado? ¿Por qué? Por supuesto que sí, yo lo considero como el revolucionario más grande (fuera de América) del siglo anterior por todas las luchas que llev a cabo contra fuerzas externas a su país China e incluso contra su aliado la URSS. 2- ¿Qué representó el triunfo del maoísmo en China? Significó además de una forma de hacer revolución, la puesta en marcha de ideales socialistas y cambios significativos económicos y sociales. 3- ¿Para usted la llegada de Mao al poder fue algo positivo o no para China? Depende desde que punto de vista se vea. Para los grandes terratenientes de la época fue algo fatal, pero para las personas más pobres el triunfo del movimiento de Mao fue positivo y se ilusionaron mucho. 4- ¿Entonces para usted fue algo positivo el triunfo de Mao? Mao no era perfecto. A pesar de todos sus logros, hay que admitir que cometió graves errores que lo llevaron a la perdida de la ilusión de sus seguidores por los desastres ocasionados a raíz de sus decisiones económicas. 5- ¿Cuáles fueron los principales errores económicos de Mao? Los planes quinquenales Maoístas que consistieron en el aumento de la producción industrial a costa de la agricultura. Millones de campesinos se trasladaron a las ciudades y China esperaba pagar los préstamos soviéticos con granos, lo cual no pudieron realizar evidentemente. Mao también propuso una reorganización drástica del trabajo rural. Los campesinos, manteniendo las granjas a nivel de subsistencia, desarrollarían el campo, cavando canales de regadío y construyendo carreteras. Además, se unirían a la batalla por el acero, construyendo hornos en sus casas para aumentar la producción industrial del país. Poco después todo fue desastroso para la agricultura a causa del mal tiempo y de la diversificación del trabajo en las granjas, pero los requisitos del gobierno (es decir las 40
cuotas que les exigían de granos a los agricultores) no disminuyeron, de modo que los campesinos, sin comida, empezaron a morir de hambre. 6- ¿Fue la revolución cultural un error para Mao? Sí porque en realidad se trató de una depuración sádica y sangrienta desatada por Mao con Los Guardias Rojos que lincharon y asesinaron a millones de sus compatriotas, fue algo con demencia bestial. 7- ¿Por qué el gran Salto Adelante provocó una gran hambruna? Por la llevada a la práctica de las ideas de un seudo economista llamado Lyssenko, ese charlatán acabó con la biología en su país, mandó a paseo a toda la ciencia moderna, de Mendel a Morgan, acusándola de “desviación fascista de la genética” o incluso de desviación “trotskista-bujarinista de la genética”. Según él, la biología contemporánea cometía el pecado de contradecir al materialismo dialéctico, de ser incompatible con la dialéctica de la naturaleza según Engels, este científicoy economista fabricado por los dirigentes soviéticos, llegó a ser presidente de la Academia de Ciencias de la URSS. Excluyó a los biólogos auténticos cuando no los deportó o fusiló. Todos los manuales escolares, todas las enciclopedias, todos los cursos universitarios fueron expurgados a favor del lyssenkismo. la “agrobiología” lyssenkista prohibía los abonos, y utilizaba el “trigo fourchu ahorquillado” de los… faraones, que hizo que la producción descendiera a la mitad. Se prohibieron las hibridaciones, porque, como peroraba Lyssenko, era notorio que una especie se transformaba espontáneamente en otra y no había necesidad de cruzarlas.
41
AUTORES: Gonzalez Dueñas, Luis Alonso López García, Jonathan David Pineda Repreza, Rafael Edgardo
42
GD16008 LG13004 PR16025