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Corsica, the Island of Beauties | Córcega Isla de Bellezas
Text & Images by | Texto y Fotos por MARIE BONNET
Corsica, the Island of Beauties
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Corsica, the Island of Beauties Córcega, Isla de Bellezas
Nestled in the middle of the Mediterranean Sea lies a hidden gem, an island coveted by many different countries since the Middle Ages, a place its inhabitants call “Island of Beauties” for its magnificent landscape and unique coastline. Corsica has nothing to envy from its Spanish or Italian neighboring islands. As its nickname indicates, it seems that all beauty has converged into Corsica: sandy beaches and little coves with turquoise water, high rocky-mountains and dense forests, olive groves, charming little villages, red rocks, black rocks, white rock cliffs, wineries and, of course, delicious food, especially when it comes to charcuterie. Corsican pigs, raised mostly in the wild, are fed chestnuts which makes their meat very tasty. Wild boar meat, abundant too, is served in stews and casseroles. Other staples of Corsican cuisine are olive oil and cheese, especially the famous Broccius cheese, often served with chestnuts and figs or as yogurt with honey. Corsica’s history has shaped its culture and architecture into the rich heritage it now offers. It goes as far back as to prehistory. Around 9,000 BC, Mesolithic peoples from Sardinia crossed the Strait of Bonifacio to explore Corsica and exploit the island’s potential for hunting. Once here, they built rudimentary stone structures for shelter, some of which can still be seen today. In the 1st century BC, the island was colonized by the ancient Greeks, and later became a province of the Roman Anidada en medio del mar Mediterráneo se encuentra una joya escondida, una isla que, a lo largo de la historia, ha sido codiciada por muchos países desde la Edad Media. Una isla a la que sus habitantes llaman “Isla de Bellezas” por su espectacular paisaje y la variedad de su belleza natural. Córcega no tiene nada que envidiar a sus islas vecinas españolas o italianas. Como su apodo indica, parece que todo lo bello ha confluido en Córcega: playas de arena fina y pequeñas calas de aguas turquesa, altas montañas rocosas y densos bosques, pueblecitos de ensueño, montes de olivos, rocas rojizas y negras, acantilados de rocas blancas y viñedos. A su vez cuenta con una gastronomía de primera, especialmente cuando de embutidos se trata. Al igual que en otros países mediterráneos, los cerdos en Córcega se crían en el campo y se alimentan de castañas, lo que aporta a su carne un sabor especial. Abunda también el jabalí que se sirve en todo tipo de estofados. A su vez el aceite de oliva y el queso también destacan como parte importante de la dieta córcega, especialmente el famoso queso fresco Broccius que se sirve con higos y castañas o como yogur con miel. Por otra parte, el fascinante pasado de Córcega ha transformado a la isla en un verdadero tesoro cultural y arquitectónico que se remonta a la prehistoria. Alrededor del 9.000 a.C., los pueblos mesolíticos de Cerdeña
Empire up until the 5th century AD. The roman language became the foundation of the current Corsican dialect. During the middle age, the state of Pisa took control of Corsica following a long period of invasions from the Moors, who travelled from North Africa to acquire minerals and enslave local people. Legend says that Corsica’s folk would behead invaders and exhibit their heads to scare the attackers, which inspired the black Moor’s head on the Corsican flag still in use today. In the early 14th century, the Genoese invaded the island and ruled until the 18th century. During this period, the famous Genoese towers were built along the coast of Corsica to protect the island from invaders. Eighty-six of them are still standing today all around Corsica. In 1755 a Corsican government was established by nationalist leader Pasquale Paoli who ruled for fourteen years while part of the island remained under Genoese control. Eleven years later the Genoese sold their land rights to France which led to a French takeover of the island. Later that year, the island’s most famous son, Napoleon Bonaparte, was born in the town of Ajaccio. His birth home, located on the Rue Saint Charles, is known as Maison Bonaparte, a three-story structure that remained part of the emperor’s family for over two hundred years, until it was donated to the French government in the 1920’s and later became a national museum. cruzaron el Estrecho de Bonifacio para explorar Córcega y explotar el potencial de caza de la isla. Una vez aquí, construyeron estructuras de piedra rudimentarias para refugiarse que aún siguen en pie. En el siglo I a.C., la isla fue colonizada por los antiguos griegos y más tarde se convirtió en una provincia del Imperio Romano hasta el siglo V d.C. La lengua romana se convirtió en la base del dialecto corso actual. Durante la edad media, el estado de Pisa tomó el control de Córcega y la isla sufrió un largo período de invasiones por parte de los moros, que llegaron desde el norte de África para adquirir minerales y esclavizar a la población local. La leyenda cuenta que la gente de Córcega decapitaba a sus invasores y exhibía sus cabezas para asustar a los atacantes, lo que inspiró la imagen de la cabeza del moro negro en la bandera de Córcega que sigue ondeando hoy. A principios del siglo XIV, los genoveses invadieron la isla y la gobernaron hasta el siglo XVIII. Durante este período, las famosas torres genovesas se construyeron a lo largo de la costa de Córcega para proteger a la isla de invasores. Hoy en día, ochenta y seis de ellas siguen en pie en toda Córcega. Después de cuatro siglos de gobierno y destrucción por parte de muchas invasiones, los genoveses entregaron la isla de Córcega a Francia en 1769, después de un breve período de independencia. Más tarde ese mismo año, su hijo más célebre, Napoleón
Fast forwarding to more recent history, Corsica, occupied by Germany during World War II, played an important role in the conclusion of the war. Led by strong groups of resistance, the island managed to regain its freedom before the end of the conflict, and served as the landing point for the allies that would later embark to France on D-day. Despite heavy destruction during the war, Corsica managed to rebuild its heritage to offer a spectacular experience to its visitors. Breathtaking sites like the city of Bonifacio, a World Heritage lime stone village hanging from the top of a white cliff is a stunning combination of natural beauty, history and architectural delight. The Unesco listed Calanques of Piana is a delight at sunset or sunrise with its bright red cliffs (calanques) that will leave you speechless. The needles of Bavella is a 1,800-metre-high range of rocky peaks blessed with numerous hiking trails that are part of the GR20 footpath which crosses the entire island and is considered as one of the best and most challenging hiking trails in the world. History and splendorous scenery, what else could you wish for? Corsica— The Island of Beauties— has it all. Bonaparte, nació en la calle Rue Saint Charles de Ajaccio. Hoy su casa se conoce como Maison Bonaparte, un edificio de tres pisos que siguió siendo propiedad de la familia durante doscientos años hasta que fue donada al gobierno francés en 1923 y más tarde se convirtió en un museo. A mediados del siglo XX, Córcega jugó un papel importante en la conclusión de la segunda guerra mundial. Liderada por fuertes grupos de resistencia, la isla logró recuperar su libertad antes del final del conflicto y sirvió como punto de aterrizaje para los grupos aliados que luego embarcarían hacia Francia el Día D. A pesar de la fuerte destrucción durante la guerra, Córcega logró reconstruir su patrimonio para ofrecer hoy en día una experiencia espectacular a sus visitantes. Entre algunos de los sitios más fascinantes se encuentran la ciudad de Bonifacio, un pueblo de piedra caliza declarado Patrimonio de la Humanidad que cuelga sobre un acantilado blanco donde se funden la belleza natural, la historia y el deleite arquitectónico; las Calanques de Piana, también catalogadas por la UNESCO, con su espectacular atardecer y amanecer o el rojo intenso de sus acantilados (calanques) que te dejan sin aliento. No hay que olvidar Las Agujas de Bavella, una cadena de picos rocosos de 1.800 metros de altura con maravillosos senderos que forman parte del famoso GR20 que atraviesa toda la isla y que está considerado como una de las mejores y más duras rutas de senderismo del mundo. Una historia fascinante y un paisaje espectacular. ¿Qué más se puede pedir? Córcega, la Isla de Bellezas, lo tiene todo.