Reseñas Literarias Crítica Literaria Luis García Jambrina construye una excelente y rigurosa novela histórica que tiene como protagonista al autor de La Celestina, en su papel de pesquisidor real. Demuestra un gran conocimiento de la vida, la obra y el período en que vivió el autor de La Celestina. Por otro lado, los continuos sucesos, las intrigas, las dudas en torno a la figura y asesinato de Francés de Zúñiga. Muchos son los nobles de la corte y catedráticos de la Universidad de Salamanca que sufrieron las burlas y chistes del bufón y, por tanto, tienen motivos para acabar con la vida del bufón, lo que dificulta la resolución del asesinato y dota de suspense a la novela, atrapando al lector, que acompaña a Fernando de Rojas y su discípulo Alonso en su investigación. Fundamental es el misterio que gira en torno a El manuscrito de fuego, clave para resolver el caso, pero como su autor, Francés de Zúñiga está lleno de doble sentido, ambigüedades, ironía, lo que complica la resolución del caso. En definitiva, novela que atraerá la atención y gustará a los lectores aficionados a la literatura , la historia y el arte general, todo ello aderezado con unas grandes dosis de suspense y emociones que mantienen la tensión durante todo el relato.
EL CARTÓGRAFO JUAN MAYORGA Argumento Blanca se ha mudado a Varsovia con su marido, ya que este ha sido trasladado a la embajada española de Polonia. En un paseo por la ciudad, Blanca ve una exposición de fotografías sobre la vida en el gueto de Varsovia y le cuentan la historia de El cartógrafo y la niña, para muchos una leyenda, según la cual una niña recorrió todos los rincones del gueto para que el cartógrafo dibujase un mapa exacto del mismo.
A partir de este momento corren paralelas las historia de Blanca y la del cartógrafo y la niña. Blanca quiere elaborar un mapa sobre el gueto y su marido no está muy de acuerdo, ya que piensa que es inmiscuirse en los asuntos de otro país, al igual que si un extranjero intentase elaborar un mapa del Madrid sitiado durante la Guerra Civil. Pero Blanca tiene clara su idea. Además, la historia del cartógrafo y la niña considera que es real, y quiere encontrar a esa niña que ayudó a la elaboración de ese mapa. A la vez se nos va contando, a través del diálogo entre el cartógrafo y la niña, la situación cada vez más angustiosa y el peligro que viven los habitantes del gueto. La niña intenta esconder la dura realidad al viejo cartógrafo, pero nos vamos enterando de como todos los días seis mil personas son enviadas en tren a los campos de concentración, los alimentos cada vez escasean más, se asesinan sin motivos a numerosos judíos cada día dentro del gueto, los alimentos y productos escasean cada día más, la gente por desesperación decide suicidarse o se envenena a los niños para evitarles el sufrimiento de los campos de concentración y, finalmente, como los límites del gueto van disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Finalmente se nos habla de la resistencia contra los nazis de los judíos, alentados por una próxima liberación por las tropas aliadas. Pero las desgracias no acaban con la liberación y final de la Segunda Guerra Mundial, Deborah también será víctima del comunismo y pasará algunos años de su vida en su cárcel. Mientras tanto, Blanca comprende que los mapas pueden ofrecer una radiografía de la vida de una persona. Y a partir del dibujo de su silueta reconstruye su vida y un hecho doloroso relacionado con su hija. Su marido nota a Blanca cada vez más distante y piensa que va a perder a su mujer, por lo que le plantea mudarse a otro país. Pero Blanca le dice que no piensa moverse de Varsovia, que se encuentra muy bien en la ciudad. Al final, Raúl, el marido de Blanca, parece comprender los motivos de su mujer y le pide que le ayude a dibujar su silueta en el suelo, como previamente hizo Blanca.
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