Licenciatura en Artes Visuales Técnicas Múltiples Mayo 22, 2008. DULCE MARIA RIVAS GODOY
Comentario sobre “El gran vidrio” de Marcel Duchamp.
“La maquinaria de Duchamp solo funciona cuando se aceita con el humor.”.
JEAN SUQUET (Crítico de arte).
La Mariée mise à nu par ses célibataires, même…, una frase tan rara, ambigua, desconcertante y provocadora como la pieza que lleva su nombre: La Novia puesta al desnudo por sus solteros…aún.
No hablaré de todos los elementos de la pieza, pero sí de los que más me han intrigado. La primera vez que ví esta obra, y cuando supe su nombre, me intrigó la palabra aún, even o même. Hasta antes de ese adverbio, no hubiera habido demasiado problema, pero…..esa pequeña partícula impide hacer cualquier lectura literal.
Otra cosa que me intriga es el pronombre posesivo sus. Sugiere que los solteros son de ella. En un inicio, el título me hizo pensar en algo así como un acoso sexual de varios machos hacia una hembra, pero ese pronombre me sugiere también un harem masculino, de unos machos serviles e inferiores (hasta por su ubicación en el espacio) a su amante. Me parece que todos los demás elementos, están supeditados a este idea central: la pieza se trata de la maquinaria del deseo sexual. La Novia está ahí como una apoteosis de virginidad…aún, pero aunque parezca ingenua a inocente, tiene un toque de malicia. Esta novia claramente sabe de qué va la vida, y en vez de ser un blanco y frío témpano de hielo, gentil y cálidamente rechaza los bruscos ofrecimientos de los solteros.
De
hecho, no los rechaza del todo, sino que más bien utiliza su lujuria para su futuro e intenso deseo por el orgasmo.
Todo esto ni siquiera se sospecha solo con mirar el vidrio, pero hay unas notas contenidas en una Caja verde, gracias a las cuales podemos seguir las etapas del encuentro erótico, que no se parece a nada ni en la literatura ni en el arte. El Gran vidrio es como un aparato, y la Caja verde es como el manual de operación. Estas notas constituyen una dimensión verbal de una obra que es tan verbal como visual, realizada por un artista que desdeña las palabras como forma de comunicación pero que estaba fascinado por su función en otro ámbito: la poesía.
El Gran Vidrio permanece aislado e inimitable. Ha sido llamado de todo, desde obra maestra hasta broma maliciosa pero hasta la fecha, no hay estándares bajo los cuales pueda ser juzgado. Duchamp inventó una nueva física para explicar sus “leyes”, y unas nuevas matemáticas para acomodar las unidades de sus medidas. Algunas de las notas de la Caja verde son sencillamente imposibles de entender. Muchas ideas expresadas en ellas nunca fueron plasmadas en el Vidrio; ya sea por los problemas técnicos que presentaban o simplemente porque como alguna vez dijo Duchamp, después de ocho años de trabajar en el proyecto, simpemente se aburrió y perdió el interés. Dejó de trabajar en el Vidrio en 1923, dejándolo, en sus porpias palabras, “definitivamente terminado”.
Se ha argumentado mucho acerca de que la influencia de Duchamp es casi destructiva, porque al abrir la caja de Pandora se han roto las barreras entre el arte y la vida, dicen sus adversarios. Duchamp soltó los demonios que han barrido con la calidad estética y abierto la puerta a la auto-indulgencia sin límite, el cinismo y la charlatanería en las artes visuales. Hay algo de verdad en eso. Sin embargo, llamar a Duchamp destructivo es erróneo. Lo que a él le interesaba por encima de todo era la libertad; completa libertad personal, intelectual y artística; y la manera en que él logró estas tres fue, en la opinión de sus amigos cercanos, su más impresionante y perdurable obra de arte. Aproximarse a la obra de Duchamp libera a la mente para que ésta pueda actuar por sí misma.
DULCE MARIA RIVAS