3 minute read

Tras las huellas de Sancho Estiguiz y Doña Toda

Cuenta la leyenda que la iglesia de San Pedro de Tabira guarda los restos de Sancho Estiguiz y Doña Toda, Señores del Duranguesado. El templo conserva dos sarcófagos medievales bajo el coro. Según un estudio de la catedrática de antropología Conchi de la Rúa que fue publicado en 1994, contiene restos óseos de al menos cinco o seis sujetos adultos, otro en edad juvenil y de tres a cinco niños.

Sin embargo, las evidencias antropológicas no pudieron avalar que son los condes quienes permanecen allí ni tampoco el relato de quienes sostienen que él murió como consecuencia de un saetazo en la frente en la mítica batalla de Arrigorriaga, a finales del siglo IX. Son dudas que siguen sin despejarse sobre la historia de la villa, aunque un análisis arqueológico que se va a llevar a cabo en las próximas semanas podría arrojar un poco más de luz a esa época. El equipo lo liderará el doctor Luis Valdés, miembro de la Real Academia de Historia, que contará con el apoyo del arqueólogo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi Antxoka Martínez y la bióloga Isabel Arenal.

Advertisement

Valdés tomará como referencia de su investigación un párrafo del manuscrito ‘Micrología geográfica del asiento de la noble Merindad de Durango por su ámbito y circunferencia’, escrito por el hidalgo durangarra Gonzalo de Otalora y Guissasa en 1634. En él se recoge que la iglesia de San Pedro fue parte del complejo residencial de la torre donde vivía el conde. “…S. Pedro cuya Iglesia era entonces un edificio pequeño (como lo eran todas) y lo muestra la puerta que cae al lado, y con el tiempo se alargó y ensanchó más: la torre y casa frontera era el Palacio y habitaciones de los Señores, y su nombre Tavira”.

Los autores Fausto Antonio de Veitia y Ramón de Echezarreta insisten en esa idea al conectar la iglesia con una torre-palacio y con Sancho Estiguiz, que casó con Doña durangon.com 119 zbka. / 12.000 ale / Erredakzioa: Marta Aranbarri, Joseba Gorostiza / Publizitatea: Nerea Azkorbebeitia / Diseinua: Aitor Divassón / Tlfoa.: 607 034 143 / Email: redaccion@durangon.com / Imprimatzailea: Boroa Centro de Impresión / Argitaratzailea: Durangon Más S.L. / Lege gordailua: BI/2547/2010

Toda, la hija menor del Señor de Vizcaya. Lo hacen en ‘Noticias históricas de Tavira de Durango’, un libro editado por Gerediaga elkartea.

A la vista de estos indicios, el trabajo de campo en Tabira se desarrollará en el entorno de la iglesia, tanto en la zona del parque, como al otro lado del río. El equipo contará con la ayuda de un georradar 3D de la Universidad Complutense de Madrid, que detecta estructuras enterradas y no visibles en superficie. Se estima que estas labores podrían durar dos días y la previsión es que se puedan desarrollar a finales de marzo, pero la meteorología determinará la fecha exacta porque la humedad “es contraproducente”.

Idolo de Mikeldi

En cuanto a la desaparecida ermita de San Vicente, que se encontraba entre el barrio Madalena y el río Ibaizabal, la información también es escasa después de que en 1991 se llevaran a cabo excavaciones ar- queológicas

“sin ningún resultado reseñable”. Para Valdés, el área no construida que hay en la zona “puede representar la última oportunidad de examinar vestigios” del camino medieval a Bilbao.

No hay que olvidar que el Idolo de Mikeldi, una escultura de piedra arenisca que se data entre los siglos V y I antes a.C., fue localizado en esa ermita.

La pieza original custodia el claustro del Museo Vasco de Bilbao, aunque el Ayuntamiento de Durango instaló una reproducción en ese entorno.

Curiosamente, el primero en escribir sobre esta pieza arqueológica fue también Gonzalo de Otalora y Guissasa. Hablaba de que en San Vicente había “una gran piedra monstruosa tanto en la forma, como en el tamaño, cuya hechura es una abbada o rinoceronte, con un globo grandísimo entre los pies, y en él tallados caracteres notables, y no entendidos, y por remate una espiga dentro de la tierra”.

El interés por esta talla se ha reactivado con la reciente publicación de ‘Luminoso ídolo oscuro: Miqueldi, historia y significado’, la primera monografía dedicada a la icónica escultura escrita por el propio Valdés junto a Isabel Arenal, Martín Almagro-Gobera y Arturo Aldecoa Ruiz.

En la publicación, los investigadores defienden la “relevancia histórico-cultural” de lo que ellos mismos califican como “un jabalí incómodo”. Uno de los motivos es que se trata de un auténtico enigma arqueológico que hay quien vincula con las esculturas de verracos de la meseta castellana. Aun así, el Idolo de Mikeldi tiene la particularidad de sujetar entre sus patas un disco solar, un reconocido símbolo ancestral.

This article is from: