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FULL THAILAND
UN PAÍS PLENAMENTE CONECTADO CON EL MUNDO
THAILAND FULL
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TODAS LAS COMODIDADES Y FACILIDADES QUE LOS TURISTAS TIENEN EN SUS PAÍSES DE ORIGEN, SE ENCUENTRAN DISPONIBLES EN TAILANDIA
DONDE CONVIVEN LAS TRADICIONES MÁS CARAS EN PLENA ARMONÍA CON LA MODERNIDAD
Un país ordenado y pacífico y una capital vibrante y cosmopolita. En cualquier región, todo lo que el turista espera y necesita: una sólida y variada infraestructura hotelera, gran disponibilidad de vuelos y traslados por los más variados destinos internos, una vasta gama de atractivos culturales de una riqueza histórica y artística incomparable, una naturaleza exuberante y una gastronomía única y cautivante.
El idioma no impide a nadie comunicarse con los acogedores tailandeses. Existe una expresión en el idioma tailandés –“sa-nùk”– que significa básicamente “diversión”.
Todo es mejor con un poco de sanùk; ¿Vas a comprar un souvenir?, ¿pedir información o negociar? Buen humor y una sonrisa facilitan mucho las cosas. El carácter multifacético de Bangkok se debe, en parte, a los contrastes y contradicciones.
Shoppings modernos conviven al lado de antiguos y silenciosos templos budistas. En la cima de los rascacielos, presuntuosos restaurantes se ciernen a cientos de metros por encima de los puestitos de alimentos que, en el furor de las calles allá abajo, sirven como base culinaria de toda la comida sofisticada que se sirve allá arriba. En los templos o palacios, en los frenéticos mercados, en la omnipresente comida callejera, en los restaurantes, en la caótica Chinatown, en las innumerables ruinas y monumentos históricos, en todas partes se respira historia y cultura thai. Pocas ciudades en el mundo nos recompensan tanto por su explotación como Bangkok. Termine un lindo paseo con una inesperada visita a un pintoresco mercado escondido. Deléitese con una comida callejera y, a la noche vaya a cenar con gran estilo a un avasallador rooftop. Levántese temprano, dé comida a los monjes y agregue una sesión de elongación en un arbolado parque de Bangkok. Al atardecer, siéntese a la orilla del gran Chao Phraya, desenchúfese y observe el incesante ir y venir de las embarcaciones. Entréguese a un prolongado y vigoroso masaje tailandés. Entre en un silencioso templo budista, respire profundamente y aproveche unos minutos solo para usted. Al anochecer, vaya hasta Sukhumvit y disfrute la atmósfera de una ciudad dinámica y cosmopolita.