El reflejo en los ojos de Emmanuel Sandoval Pérez

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Colección Telúrica de Narrativa


El reflejo en los ojos Emmanuel Sandoval Pérez

ediciones awen VE • PE • BR



Emmanuel Sandoval Pérez [5]

15 de Abril Por seguir el consejo de mi terapeuta comenzaré a relatarte todo lo que pase por mi mente querido diario. Sé que no soy atrevida al llamarte «querido» porque en sí, yo no te compré ni te elegí. Llegaste a mí del modo más extraño posible y a quien llega de esa manera a tu vida no le llamas de forma impersonal. Se merece un lugar especial. ¿Qué puedo decirte sobre mí? Bueno, soy una chica cualquiera. Me falta un semestre para terminar la carrera en diseño gráfico. Me encanta lo armonioso, lo bello, lo combinado. Creo que en ocasiones soy bastante perfeccionista y eso me ha traído problemas. ¿Con quién? Con las parejas que he tenido. Se quejan de que mi sentido de lo estético caiga en lo obsesivo. Sí, en ocasiones soy así. Perdón que insista pero de verdad que es extraño el modo en que te encontré. Parece que me elegiste y eso no me deja de sorprenderme. Sólo por eso acepté el consejo de mi terapeuta, porque parecía que querías que yo escribiera en ti. Aunque nunca he sido muy buena para hacerlo y de hecho, lo hago muy poco. Tampoco soy de esa gente que trata a las cosas inanimadas como personas. Tú sabes, hombres que nombran a sus automóviles o mujeres que cuidan a sus muñecas de la infancia como si fueran de la familia y sufren si se dañan. Bueno, nunca lo había sido, pero ahora estoy diciéndole a un libro “querido”. ¿No será lo mismo? Tengo que dormir. Mañana voy temprano a la escuela. Espero contarte cosas interesantes y otras tristes, aunque me sea complicado. Desde que murió mi mamá nunca he podido hablar de eso con nadie. Ese fue el día más triste de mi vida, sin duda. De eso te contaré luego si me lo permites. ¿Ahora? No, después te lo contaré. La próxima vez que hablemos. Descansa. Buenas noches.


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19 de Abril Hace varios días que no escribo y sé que prometí que lo haría. Mañana veré a mi terapeuta y me preguntará si escribí. No sientas que lo hago como obligación. No quiero ofenderte. Lo siento. ¡Vaya! Me estoy disculpando con un libro y decía que yo no animaba las cosas. Bueno, te dije que te relataría cómo murió mi mamá pero en este momento no estoy de humor para ponerme triste. Mejor te cuento más sobre mí. ¿Sí? Soy hija única. ¿Qué se siente ser hija única? Llegué muchas veces a sentirme sola. Por supuesto que mis padres trataban de entretenerme, de jugar conmigo pero pienso en lo diferente que hubiese sido mi vida de haber disfrutado de la compañía de unos hermanos traviesos. Dicen que los amigos son la familia que eliges pero no sé si yo no he elegido bien o viceversa. Entonces, sólo he tenido a mis papás a mi lado. Ahora, únicamente a mi papá. ¿Cómo es él? Creo que trata de ser buen padre. En ocasiones tiene una personalidad un poco explosiva. Mi madre sufrió por esos arranques de ira que tenía. ¿Cómo murió mi mamá? No creo poder contártelo hoy y además, me tengo que ir. Que descanses. Buenas noches.


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22 de Abril Hola. Hoy sí me siento mejor para hablar. La terapeuta me dijo que podía contarte lo que yo quisiera, cuando quisiera, pero trataré de responderte algunas preguntas. ¿Cómo me fue en la escuela? Me fue muy bien. Me encanta mi carrera y el arte en general. Y…al fin me habló Hugo, el chavo que tanto me gusta. Cruzamos unas pocas palabras pero te juro que hubo química entre nosotros. ¿Qué me gusta de él? Me gusta que sea tan social y simpático. Es muy seguro de sí mismo. Sí, sí andaría con él. No, no estoy muy segura de qué cosas le gusta hacer pero creo que disfruta de salir con sus amigos. Espera, mi papá empezó de nuevo con sus pesadillas… Lo tengo que despertar. Gracias por leerme. Buenas noches.


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25 de Abril Hola querido diario. Estoy bien, gracias. Sí, sí estaba bien mi papá pero de verdad me preocupa que tenga esas pesadillas tan frecuentemente y que le afecten tanto. ¿Desde cuándo las tiene? Desde hace diez días. Tienes razón, ese es el tiempo llevamos hablando tú y yo. Nuestra amistad cumple 10 días. ¿Cómo son sus pesadillas? Me da miedo hasta comentarlo. Me sugestiono muy fácil y no quiero tener pesadillas yo también. De verdad son muy perturbadoras. No, yo no he tenido pesadillas desde hace mucho. Más bien he soñado frecuentemente a mi mamá. Sí, cosas bonitas, recuerdos de cuando jugábamos juntas a mil cosas. ¿Otra vez que como murió? Por favor, eso me pone muy triste. ¿Podrías por favor esperar a que yo te lo cuente cuando esté lista? Gracias. Mejor pregúntame otra cosa. Sí, volví a platicar con Hugo. Es un caballero y creo que está al pendiente de mí. Amigo, mañana hablamos porque tengo que dormir. Descansa. Besos.


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22 de Abril Amigo, hoy quiero contarte algo que me inquieta mucho. Mi papá sigue sin consumir alcohol pero parece que estuviera siempre ebrio. Dice frases sin sentido y en ocasiones se le olvidan cosas muy básicas. Y sus pesadillas… esas pesadillas… A veces me relata terribles episodios que le pasan en sueños, pero llega un punto en que se mezclan con situaciones reales que ha vivido. ¿La última pesadilla cómo fue? No quiero… Por favor… Está bien, te lo contaré... Me relató que una noche cualquiera al llegar del trabajo se encontró con todas las luces y aparatos electrónicos de la casa encendidos, situación que llamó su atención. Por la hora en que me comentó que llegó a la casa es casi seguro que yo ya estaba en mi cuarto durmiendo y que por ello no pudiera escuchar los ruidos que después lo aterrorizaron tanto. Al querer apagar el televisor que tenemos en la sala, comenzó a sentir algo raro en su cuerpo, como una fuerza que lo doblaba y que por el dolor tan insoportable que le hacía sentir, parecía estar a punto de fracturarle el cráneo. De repente, se encontró como por arte de magia en su recamara. —¿Cómo pude llegar a mi cuarto sin darme cuenta? —me dice siempre que relata ese episodio—, ¿cómo pude olvidar eso si caminar hasta allá representa varios pasos? Después, dice que se desmayó por el terror de no saber que pasaba con él. Recobró la conciencia hasta que, recostado en su cama y con la mirada fija en una de las esquinas superiores de la pared, su mano se levantaba apuntando fijamente a ese punto del espacio. Sentía duro su cuerpo y con un dolor insoportable. —¿A qué estoy apuntando involuntariamente? —se decía mi pobre padre mientras su ansiedad aumentaba al tratar inútilmente de controlar su cuerpo.


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Toda acción provoca una reacción y las preguntas incitan siempre alguna respuesta. ¿Ante qué acción reaccionaba el brazo de mi padre? ¿Cuál pregunta contestaba cuando apuntaba hacia la esquina? Si tú me respondes y eres un libro, ¿por qué el cuerpo de mi padre no lo haría? ¿Quién preguntó? Tienes razón, eso habría que responderlo. ¿Qué pasó después? Me contó que de un punto negro de la esquina salió gritando con mucha fuerza una figura que parecía humana con una piel como en estado de putrefacción y un cabello grasoso y largo como si no se hubiera cortado en mucho tiempo. Los ruidos que emitía no eran lamentos sino amenazas y sus manos, aunque atrofiadas y con los dedos volteados hacia atrás, buscaban golpear y rasgar. Su mandíbula se movía con mucha velocidad y su cuello, aún inclinado hacia atrás, no evitaba que su mirada penetrante buscara de forma desafiante a la de su víctima. Mi padre no podía moverse y lloraba por lo que le estaba pasando. Ese ente siniestro parecía querer asesinarlo y él no podía hacer nada al respecto. De repente, de forma intempestiva, la luz se apagó y los ruidos de la tenebrosa criatura incrementaron su intensidad. Ahora hablaban y decían “vengo por ti”. Mi padre sollozaba sin remedio hasta que por suerte entré al cuarto y encendí la luz. No, yo no escuché nada ni vi nada, ¡afortunadamente! No, tampoco he tenido pesadillas. ¡Te lo juro! Pero espero no tenerlas por haber pensado en las horribles cosas que ha soñado mi papá… ¿Otra vez que como murió mi mamá? ¿Qué tiene que ver eso con lo que te cuento? ¿Por qué me preguntas tanto por eso? Discúlpame, pero ya no me gustó este juego. Seguiré hablando contigo pero ya no dejaré que me preguntes cosas. Te contaré únicamente lo que yo quiera. Discúlpame, pero ya me iré a dormir. Descansa. Buenas noches.


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28 de Abril Hola. He decidido relatar únicamente lo que me plazca y por eso comenzaré con lo que hice el día de hoy. En la mañana fui a un museo y pude disfrutar de varias pinturas. Las que más me gustaron podrían categorizarse como surrealistas. Una más que gustarme me intrigó. ¿Cómo era? Te la describiré: En un cuarto vacío y casi completamente oscuro yacía sobre el piso un espejo de grandes dimensiones. En él, aparecían unos ojos flotantes a los que perfectamente se les notaban sus tejidos y componentes. Los globos oculares que se divisaban en el espejo reflejaban a una persona afligida mirando fijamente. Por lo tanto, había doble reflejo y dos miradas. ¿Tres miradas? ¿Cómo? ¡Ah!, ¿yo incluida? Tienes razón. En el espejo, detrás de los ojos, había una lámpara que alumbraba la escena aunque el cuarto en donde se posaba estaba oscuro. Esa obra hizo preguntarme quién es el que observa. También me recordó las pesadillas que tiene mi padre, ¿o alucinaciones? En la escuela me ha ido muy bien aunque ya no he tenido oportunidad de platicar con Hugo como antes lo hacía. No, no te responderé sobre mi madre, lo siento. Ya decidí que no quiero hablar sobre eso. ¿Quieres hacer un trato? ¿Cuál? ¿Algo impresionante? No, aunque hicieras algo impresionante no lo haría. ¿Quién estaba en la galería? ¿A qué te refieres? No, él no estaba ahí. Te lo puedo asegurar. Le llamaré y comprobaré que no dices la verdad… Es una apuesta y si pierdo te contestaré lo que quieras. Llamaré…


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30 de Abril ¿Cómo demonios supiste? Dímelo ya. Bueno, ¿qué estoy haciendo si yo sé que sólo es un juego? Seguramente yo escuché que Hugo iba a ir y no lo recuerdo. Lo bloqueé de mi mente y ahora uso esa situación para justificar que tú existas porque extraño tu amistad. Pero ya no me gustó este juego y probaré que no existes. Creo que aunque suene loco necesito hacerlo de una vez por todas para entender que este inofensivo juego no es más que eso, un juego. Sé que hay información que conozco y que si te pregunto sobre eso sabrás la respuesta porque soy yo misma la que pregunta y responde. Al menos eso sería lo lógico. Sé también que hay información que poseo pero que no la recuerdo porque la reprimí. En tal caso, yo ya sabría que Hugo fue al museo, pero por alguna razón lo olvidé o quise inconscientemente hacerlo. Muy distinto sería hablar sobre información que de ningún modo puedo poseer. Cosas que están completamente alejadas de mi saber. Situaciones que si yo desconozco, tú también lo haces, unas que no pudieran ser reprimidas o negadas. Lo tenebroso, lo que me haría aventar este libro lejos de aquí, sería que tú supieras realmente algo que yo no sé. Entonces, ¿puedes decirme algo que sólo tú sabes y que yo, por ninguna razón, podría saber? ¿Sabes algo que desconozco que desconozco? ¿Sí? ¿Cómo lo demostrarías? No, no conozco a nadie que se llame Alexander. ¿Que vaya al museo? No lo sé… Sólo iría para probarte que no eres real. Probarme más bien.


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01 de Mayo Fui al museo. No lo puedo creer. Tú ya sabes lo que me ocurrió, ¿cierto? Que por escuchar y ver cosas extrañas, cosas en los techos, corrí como loca por la galería y que al llegar a la pintura de la que te conté, la tiré, se rompió y de ella salió una nota escrita supuestamente por el autor que se llamaba Alexander y murió en 1773. Sí, es imposible que yo lo supiera. ¿Cómo? ¿Por qué quieres que me remonte al día en que mi madre murió? ¿Es tu intención hacerme llorar sacando siempre a flote ese tema? Yo ahogué ese sufrimiento muy en lo profundo de mi mente por una buena razón: tratar de continuar con mi vida, ¿lo entiendes? ¿Lo entiendes? ¿Estás ahí?


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07 de Mayo Los delirios de mi padre han aumentado y su sufrimiento también. Ahora relata que hay un libro con ojos penetrantes que lo observan. Que le dicen que me obligue a hablar, que si no él morirá. No sabes cuánto tiemblan mis manos pero… ¿Fuiste tú? ¿Estás ahí? ¿Por qué no respondes?


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08 de Mayo A veces no puedo ni sostenerte entre mis manos y cuando lo hago muero de terror y te suelto ¿Ya lo sabías? A veces me siento observada desde el techo pero no me atrevo a voltear. ¿Eres tú? Tengo que saberlo, responde por favor.


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10 de Mayo ¡Hola! Hola. ¿Por qué no querías hablar conmigo? Discúlpame por favor. No me ignores. Sí, te responderé lo que quieras, sólo dime, ¿Eres tú quien nos persigue? Está bien, te juro que te lo contaré con detalles. Pero por favor, si tú eres quien nos observa, deja de hacerlo por favor… Te contaré… Fue hace mucho, era una noche lluviosa de hace como 7 años. Recuerdo que salimos ya tarde de un restaurante. Mi madre llevaba un hermoso vestido verde y yo, uno color violeta, mi favorito. No recuerdo que ropa llevaba mi padre pero sé que él siempre se vestía muy formal en ese tiempo. Ahora no lo hace. Estábamos esperando a que el servicio de valet parking nos trajera nuestro vehículo. Un amigo de mi padre le insistía en que no se llevara el coche por lo alcoholizado que estaba pero él, muy necio, se negó, tal como lo había hecho otras mil veces antes. Leí por ahí que la omnipotencia es un mecanismo de defensa muy normal en la adolescencia. Mi padre ese día se dio cuenta, a la mala, de que ya no era un adolescente y de que no lo podía todo. Íbamos circulando por una calle bastante encharcada a gran velocidad cuando mi padre perdió el control del automóvil. Mi madre le había pedido varias veces que condujera más lento, que comprendiera el peligro de la situación pero fue ignorada sin remedio. El coche se impactó contra un poste y eso provocó que mi madre saliera despedida por el parabrisas. Ella falleció inmediatamente mientras que mi padre y yo salimos casi ilesos. Mi madre, por la angustia de ver que mi padre iba a conducir en ese estado y por tratar de convencerlo de que se detuviera o la dejara manejar, se olvidó de ponerse el cinturón de seguridad. Yo sí lo traía porque ella siempre me hizo consciente de su importancia y mi padre, supongo que se lo puso por reflejo y eso salvó su vida.


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¿Injusto? No puedes decir así de fácil que es injusto o que debió ser al revés. Mi padre se arrepintió y juró nunca volver a probar una gota de alcohol. Creo que la culpa por la muerte de mi madre no lo deja en paz. Antes soñaba la muerte de mi madre y despertaba llorando, ahora, desde casi un mes, alucina que lo persiguen y lo amenazan. ¿Por qué nos haces esto? No, no ha tomado ni una gota, yo lo sabría. ¿En este momento? No lo creo. Está bien, iré.


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11 de Mayo Sí tenía la botella pero no tomó nada, lo juro. Te lo juro. Por favor. ¿Por qué quieres que le pregunte eso? ¿Y por qué tiene que ser la próxima vez que quiera tomar alcohol? ¿Me estoy volviendo loca? Me parece de lo más injusto que únicamente respondas cuando quieres. Es más, ¿qué es lo que quieres? ¡Responde!


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13 de Mayo Mi padre habló conmigo y te prometo que no volverá a tomar una gota más de alcohol mientras viva. Está deshecho por lo que le pasó a mi mamá… Sí, yo sé que no tiene perdón ni justificación pero fue un error. No, no lo ha hecho… ¿Eres tú quien me mira? ¿Eres tú la presencia perturbadora que siento a mi alrededor? Por favor no nos hagas daño. Está bien. Sí tomó, pero fue muy poco, lo hizo porque no pudo aguantar más, es su adicción, ni siquiera es él, por favor, no le hagas daño… ¡Por favor! ¿Estás ahí?


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14 de Mayo Ya no volverá a tomar, me lo juró y yo le creo. ¿Tú le crees? Responde.


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15 de Mayo Mi padre dice que ayer vio salir del piso a una cabeza con lesiones en la cara que gritaba con coraje que lo iba a destruir. ¿Eras tú? Mi padre también tenía heridas ¿Tú se las hiciste? ¿Quién eres? ¡Dime quién eres por favor! ¿El reflejo en los ojos de quien observa? No lo entiendo ¡explícame! ¡No, no te vayas por favor!


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20 de Mayo Hablé con mi padre, me dijo que ayer le respondiste y que te juró que no tomaría de nuevo. ¿No basta con eso para que lo dejes en paz? ¿Quién eres realmente? ¿Tú estabas esa noche? ¿Cómo? ¿El reflejo en los ojos? ¿De quién? ¿Había alguien más esa noche…? No sabía… Vida por vida no… No, por favor… El reflejo en los ojos…


Dr. Emmanuel Sandoval Pérez (Guanajuato, México, 1986) Licenciado en psicología, maestro en psicología clínica y en educación, doctor y postdoctor en pedagogía. Realizó una especialidad en psicoanálisis lacaniano y varios diplomados relacionados con la pedagogía y la gestión educativa. Se dedica a la psicoterapia, a la docencia y a la investigación en las Ciencias Sociales (con artículos publicados en revistas nacionales e internacionales), además de participar como miembro y dictaminador en la revista electrónica de la COEPES, Guanajuato. Amante incansable de los libros y de escribir, es autor de los cuentos: «El bibliotecario multiversal» (presentado en el XII Encuentro Nacional de Semilleros de Investigación desde el Psicoanálisis, en la Universidad Surcolombia Neiva, Huila); «La importancia de asimilarse Ernesto» (Revista Ícaro), «El viaje del perdón» (Revista Géneros) y «La lápida y la flor» (Revista Kundra). Actualmente es director del Colegio de Estudios de Postgrado del Bajío.


CRÉDITOS El reflejo en los ojos ©2021, Emmanuel Sandoval Pérez © De esta edición: Ediciones Awen (Un sello de Ediciones Palíndromus) Cualquier parte de este libro puede ser reproducida, almacenada o transmitida con permiso del autor o editor mientras se esté citando la fuente. edición

Jorge Morales Corona | Verónica Vidal diseño de colección

Jorge Morales Corona diagramación

Ediciones Palíndromus collage de portada

Diego Abreu corrector

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El reflejo en los ojos de Emmanuel Sandoval Pérez se terminó de editar en el mes de abril de 2021 en las instalaciones de Ediciones Palíndromus ubicadas en Maracaibo, Venezuela, bajo la licencia del sello Awen y la autora. Para la colección se utilizaron las tipografías Lato de Lukasz Dziedzic para el cuerpo y Manrope de Michael Sharanda para los títulos. todos los derechos reservados



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